Cortisol Constanzo
Cortisol Constanzo
La corteza suprarrenal secreta tres clases de hormonas esteroideas: los glucocorticoides, los
mineralocorticoides y los andrógenos. La figura 9-20 muestra las 3 capas de la corteza suprarrenal en
relación con la médula suprarrenal. La zona más interna de la corteza, denominada zona reticular, y la
zona media (y más amplia), denominada zona fasciculada, sintetizan glucocorticoides y andrógenos
suprarrenales. La zona más externa, denominada zona glomerular, secreta mineralocorticoides.
Las estructuras de los principales esteroides de las suprarrenales se muestran en la figura 9-21, que
debe utilizarse como referencia en todo este apartado. Todos los esteroides de la corteza suprarrenal
son modificaciones químicas de un núcleo esteroide básico, que se ilustra en la estructura del colesterol.
El núcleo básico es un esqueleto carbonado, con carbonos numerados del 1 al 21 y con 4 anillos
etiquetados: A, B, C y D. (Por consiguiente, el colesterol es un esteroide de 21 átomos de carbono.) Los
glucocorticoides (representados por el cortisol) tienen un grupo cetona en el carbono 3 (C3) y grupos
hidroxilo en las posiciones C11 y C21. Los mineralocorticoides (representados por la aldosterona) tienen
un oxígeno de doble enlace en C18. Los andrógenos (representados en la corteza suprarrenal por la
deshidroepiandrosterona [DHEA] y la androstenediona) tienen un oxígeno de doble enlace en C17; los
andrógenos no tienen la cadena lateral C20,21, que está presente en los glucocorticoides y
mineralocorticoides. Otro andrógeno, la testosterona (no se muestra en la fig. 9-21), se produce
principalmente en los testículos. Los estrógenos (no se muestran), que presentan el anillo A aromatizado
y carecen de C19, se producen principalmente en los ovarios.
Como se ha señalado antes, cada una de las capas de la corteza suprarrenal sintetiza y secreta de modo
predominante un tipo de esteroide: glucocorticoides, mineralocorticoides o andrógenos. La base de esta
especialización es la presencia o la ausencia de las enzimas que catalizan las distintas modificaciones del
núcleo esteroide. Por ejemplo, la zona reticular y la zona fasciculada producen esteroides androgénicos
porque contienen 17,20-liasa; por otra parte, la zona glomerular produce aldosterona porque contiene
aldosterona sintasa.
El precursor de todos los esteroides suprarrenocorticales es el colesterol. La mayor parte del colesterol
que llega a la corteza suprarrenal procede de la circulación sanguínea, y pequeñas cantidades son
sintetizadas de novo en el interior de las células corticales suprarrenales. El colesterol circula unido a las
lipoproteínas de baja densidad. Hay receptores para estas lipoproteínas en las membranas de las células
suprarrenocorticales; el complejo lipoproteína-colesterol se une y es transferido al interior de la célula
por endocitosis. En el interior de las células, el colesterol es esterificado y almacenado en vesículas
citoplásmicas hasta que se necesita para la síntesis de hormonas esteroides.
Las enzimas que catalizan la conversión del colesterol a hormonas esteroideas activas requieren
citocromo P-450, oxígeno molecular y NADPH, que sirve como donante de hidrógeno para las etapas de
reducción. Una enzima flavoproteínica denominada adrenodoxina reductasa y una proteína que
contiene hierro denominada adrenodoxina son intermedios en la transferencia de hidrógeno desde el
NADPH a las enzimas del citocromo P-450. Con fines ilustrativos, se muestran en la figura 9-22 todas las
vías biosintéticas de la corteza suprarrenal.
Recuérdese, no obstante, que no todas las capas de la corteza suprarrenal contienen todas las etapas de
la vía: cada capa tiene la porción de la vía necesaria para producir sus hormonas principales (es decir,
glucocorticoide, mineralocorticoide o andrógeno).
La primera etapa de cada vía es la conversión del colesterol a pregnenolona, catalizada por la colesterol
desmolasa. Así, todas las capas de la corteza suprarrenal contienen colesterol desmolasa. Ésta es la
enzima limitante de la velocidad sintética en la vía y es estimulada por la ACTH (v. comentarios más
amplios sobre la regulación de la secreción del cortisol). A continuación se detallan las vías para la
síntesis del cortisol, la aldosterona y la DHEA y la androstenediona:
Los esteroides suprarrenocorticales tienen diversas acciones; éstas se clasifican como glucocorticoide
(cortisol), mineralocorticoide (aldosterona) o androgénica (DHEA y androstenediona). Como hormonas
esteroideas, estas acciones requieren primero la transcripción del ADN, la síntesis de ARNm específicos y
la inducción de la síntesis de nuevas proteínas. Estas nuevas proteínas confieren especificidad a las
acciones hormonales esteroides en los tejidos diana (tabla 9-11).
Además, aumenta la lipólisis, que proporciona glicerol adicional al hígado para la gluconeogénesis. Por
último, el cortisol disminuye la utilización de glucosa por los tejidos y disminuye la sensibilidad a la
insulina del tejido adiposo. Los glucocorticoides son esenciales para la supervivencia durante el ayuno
porque estimulan estas rutas neoglucogénicas. En el hipocortisolismo (p. ej., insuficiencia suprarrenal
primaria, enfermedad de Addison), hay hipoglucemia. En el hipercortisolismo (p. ej., síndrome de
Cushing), hay hiperglucemia.
♦ Efectos antiinflamatorios. El cortisol tiene tres acciones que interfieren en la respuesta inflamatoria
del organismo al traumatismo y a los irritantes. (1) El cortisol induce la síntesis de lipocortina, un
inhibidor de la enzima fosfolipasa A2. La fosfolipasa A2 libera ácido araquidónico de los fosfolípidos de la
membrana y proporciona el precursor para las prostaglandinas y los leucotrienos que median en la
respuesta inflamatoria. Por consiguiente, este componente del efecto antiinflamatorio del cortisol se
basa en la inhibición de la síntesis del precursor de las prostaglandinas y leucotrienos. (2) El cortisol
inhibe la producción de interleuquina-2 (IL-2) y la proliferación de linfocitos T. (3) El cortisol inhibe la
liberación de histamina y serotonina de las células cebadas y plaquetas.
♦ Inhibición de la formación ósea. El cortisol inhibe la formación ósea al disminuir la síntesis del
colágeno de tipo I, el principal componente de la matriz ósea, disminuye la producción de osteoblastos y
la absorción intestinal de Ca2+.