Habeas Corpus Correctivo Cordoba

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SENTENCIA NUMERO: CIENTO TREINTA Y DOS

En la Ciudad de Córdoba, a los treinta días del mes de mayo de dos mil

ocho, siendo las diez horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal

del Tribunal Superior de Justicia, presidida por la doctora Aída Tarditti, con

asistencia de las señoras Vocales doctoras María Esther Cafure de Battistelli y

María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de dictar sentencia en los

autos "Hábeas Corpus correctivo presentado por María Angélica O. de

Moller -RECURSO DE CASACIÓN-" (Expte. "H", 6/06), con motivo del

recurso de casación interpuesto por el Dr. Claudio Martín Viale, en su carácter de

Procurador de la Provincia de Córdoba en contra del auto número ciento cuarenta

y siete, del veinte de abril de dos mil siete, por la Cámara de Acusación de esta

ciudad.

Abierto el acto por la Presidente, se informa que las cuestiones a resolver

son las siguientes:

I) ¿Es procedente el recurso en contra de una resolución que habilita la

acción de habeas corpus colectivo?.

II) ¿Qué resolución corresponde dictar?.

Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dras. Aída

Tarditti, María Esther Cafure de Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de

Arabel.

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A LA PRIMERA CUESTION

La señora vocal doctora Aída Tarditti, dijo:

I. Por auto n° 147, del 20 de abril de 2007, la Cámara de Acusación de la

ciudad de Córdoba, dispuso –en lo que aquí interesa-: “I) Hacer lugar al recurso

de apelación interpuesto y, en consecuencia, revocar la resolución de la Jueza de

Control n° 1, debiendo imprimirse el trámite de ley a la acción intentada, en

virtud de los dispuesto en los arts. 47 de la Constitución de la Provincia de

Córdoba, y arts. 18 y 43 de la Constitución Nacional, sin costas”.

II. Contra dicha resolución recurre en casación el Dr. Claudio Martín

Viale, en su carácter de Procurador de la Provincia de Córdoba, por ambos

motivos de casación (fs. 273/281).

Luego de reseñar los antecedentes de la causa, pasa a fundar la

impugnabilidad objetiva de su pretensión. En ese contexto destaca que, no habrá

ninguna otra oportunidad para que la Provincia, en resguardo de las instituciones

y del orden constitucional, pueda ejercer la defensa pertinente, oportuna y eficaz

frente a un pronunciamiento judicial que las vulnera.

Resulta entonces de aplicación, al sub examine, la doctrina de este Alto

Cuerpo en relación a lo que debe considerarse como un agravio irreparable o de

imposible, insuficiente, dificultosa o tardía reparación ulterior.

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Considera que la resolución que se impugna ha resuelto sobre el fondo de

la cuestión de la admisibilidad de una acción cuya resolución necesariamente

será erga omnes, general y en abstracto, apartándose así la dogmática tradicional

que indica que las decisiones judiciales nunca pueden exceder las situaciones

jurídicas subjetivas que emergen del caso concreto.

1) Tal resolución agravia a esta parte por cuanto se impone un mandato

que contradice la Constitución, pues su cumplimiento importaría una

inconstitucional injerencia del Poder Judicial en los Poderes legislativo y

Ejecutivo de la Provincia. Es que, en la acción impetrada subyace el reproche que

los actos de la administración provincial resultan violatorios a lo preceptuado por

el articulo 18 de la Constitución Nacional.

En el capítulo titulado “argumentos que fundamentan el recurso de

casación” y previo desarrollo de cuestiones generales y de lo que el quejoso

denomina “el problema de los derechos fundamentales”, considera que los

confines del ejercicio de los derechos aludidos deben ser definidos por estrategias

sociales, que son desplegadas por el ejercicio del poder político.

Al respecto –señala- que el ejercicio del poder político está sometido a tres

grandes principios generales: el de la legitimidad, el de legalidad y el de eficacia.

Repara que si bien los objetivos sociales preordenados son de

cumplimiento obligatorio, dicho mandato prevé que para la gestión respectiva la

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administración encargada de efectivizarlo pueda elegir entre diversas alternativas

igualmente válidas. De tal manera que la gestión administrativa debe cumplir con

los fines establecidos en la ley, merituando la conveniencia y la oportunidad para

el mejor uso de los medios previstos por el propio ordenamiento y con la

aspiración de conseguir el resultado -cada vez- con un mayor grado de

optimización.

El recurrente considera que la función jurisdiccional define en cada caso

concreto si la conducta desplegada ha sido de acuerdo al orden jurídico. Cuando

se habla de caso concreto, se incluye las acciones colectivas, con la aclaración de

que estas solamente son procedentes cuando se tratan de colectivos jurídicos

transindividuales y se tiende a proteger bienes jurídicos indivisibles. Mas, si por

tal vía, se pretende resolver situaciones relacionadas a sujetos individuales y

bienes divisibles, se afecta el orden constituido que es una garantía de la libertad,

de la igualdad y de la dignidad personal.

De tal manera que, al juez le cabe definir, en cada caso particular, de

conformidad al orden legal, pero de ninguna manera es posible que –a través de

sus resoluciones- se lleguen a definir cuestiones de estrategia política y social, y

soluciones vinculadas con la gestión administrativa, sin tener en cuenta las

condiciones fácticas (de tiempo, modo y lugar) y las jurídicas correspondientes.

Ello es así, pues la determinación de las condiciones en las que cada cual debe

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ejercer su libertad es una ponderación que corresponde al proceso político y no al

jurídico, porque la ponderación –aunque se trata de una actividad racional- no se

corresponde con el método jurídico y, por tanto, no es posible controlarla desde

este ámbito.

Así, el haber ordenado darle trámite a la acción incoada vulnera el reparto

funcional para el ejercicio del poder político, en la medida que aquella va a

concluir, en todo caso, disponiendo lo que le corresponde definir al poder

legislativo (la estrategia) por una parte y al administrador (la gestión) por la otra.

2) Asimismo, entiende que se viola el principio de igualdad ante la ley, en

la medida que se estaría definiendo, en una resolución judicial, relaciones

concretas de prioridad que necesariamente deben definirse según el peso relativo

que los principios fundamentales tienen en cada caso o grupo de casos. Como se

ha explicado antes, es el cuerpo político –a través del poder legislativo- quien

define el peso relativo aludido.

Para la demostración de los referidos vicios el quejoso expone, por un

lado, que al plantarse la pretensión la propia accionante reconoce que la solución

de esta problemática excede la competencia del poder judicial, dado que la

obligación estatal está compuesta por múltiples y variadas cargas que

necesariamente requieren un planeamiento y despliegue a lo largo del tiempo.

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En efecto, más allá de reclamar que el Juez de Primera Instancia se

pronuncie expresamente acerca de la ilegitimidad del encierro de los

beneficiarios en las condiciones que se encuentran, la peticionante requiere que

ordene el cese de esa situación, para lo cual considera necesario el

establecimiento de una instancia de diálogo entre todos los actores involucrados

y pueda determinarse el modo en que la administración podrá hacerlo efectivo.

Resulta evidente, entonces, que no se trata de un hábeas corpus correctivo,

ya que la magistrada actuante no podrá ordenar “...la inmediata cesación del acto

lesivo...”, ya que dependerá de la gestión administrativa correspondiente

enmarcada dentro de las factibilidades presupuestarias.

Es que -agrega-, a fuer de ser sinceros, la accionante procura un espacio de

participación en el diseño de la política penitenciaria de la Provincia de Córdoba,

para fijar los objetivos generales que se deben alcanzar y determinar si los

recursos presupuestarios son suficientes.

3) El impetrante destaca que los cuestionamientos aludidos no sufren

mella alguna por la genérica invocación del fallo de la Corte Suprema de Justicia

de la Nación, in re: “Verbitsky”, tal como lo señaló la Jueza de Control.

Para demostrar la verdad del referido aserto basta con advertir que,

respecto del colectivo por el que aquí se acciona la Corte Suprema de Justicia de

la Nación nada resolvió, admitiendo expresamente que ello es una cuestión

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indefectiblemente de competencia de los jueces propios de las causas a cuya

disposición se encuentran las personas detenidas.

En efecto, el fallo aludido sólo decide sobre la situación de un “colectivo”

acotado, distinto del requerido: se trata de menores de edad y de enfermos que

están alojados en comisaría de la provincia de Buenos Aires. Unicamente

respecto de ellos decide “hacer cesar” esa situación, delegando su ejecución a la

Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.

Pero en lo que concierne al “colectivo” individual, compuesto por mujeres

y varones mayores alojados en comisarías, presos preventivos y condenados en

cárceles, todos los que –al igual que aquéllos- sufren las consecuencias de la

superpoblación, el Alto Cuerpo nada resuelve, afirmando expresamente que las

situaciones de todos ellos, indefectiblemente, son de competencia de los jueces

propios de las causas a cuya disposición se encuentran las personas detenidas.

4) Bajo el título “Errónea interpretación de los artículos 5 y 9 de la

Ley 23098”, luego de transcribir la norma citada el recurrente señala que el fallo

recurrido revoca la decisión de la juez de control interpretando equivocadamente

esta disposición, bajo el argumento de que no es un requisito para la procedencia

de la acción de habeas corpus, la individualización del beneficiado.

Para refutar esta argumentación del auto bajo recurso es útil reproducir

aquí el argumento de la Juez de Control actuante, quien precisó que el afectado

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“...podrá ser individual o colectivo, pero en todo caso debe ser determinado. Esto

porque el colectivo no significa indeterminado, de lo contrario se tornaría

imposible para el órgano judicial evaluar en el caso concreto –único sobre el que

puede resolver la justicia, según nuestro sistema de gobierno- si se ha afectado o

no el derecho que se pretende proteger. Cita jurisprudencia en abono de su

posición.

Se comparte –continúa- los argumentos expuestos por la Jueza de Primera

Instancia, quien señaló que es el presentante quien debe individualizar al

afectado como tal, pues de otra forma se exigiría al Juez una actuación más allá

del caso concreto, invadiendo esferas de otros poderes del Estado, lo que es, a

todas luces, inconstitucional.

De la acción interpuesta no es posible determinar a priori dentro del

universo de personas detenidas en los establecimientos penitenciarios de la

Provincia de Córdoba, quiénes estarían afectados por los hechos denunciados.

Tampoco resulta determinable con la prueba propuesta, pues es claro que

entrevistar a unos pocos reclusos o visitar algún pabellón no clarificará la

situación de todos.

Señala que tal situación no puede ser válidamente suplida por el

magistrado interviniente, tal como lo sostiene la resolución del Sentenciante. Al

respecto considera el suscripto que, dadas las particularidades de este proceso en

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cuanto a quiénes serían sus beneficiarios y teniendo en cuenta que las

condiciones que se denuncian como violatorias de la manda constitucional

obedecen a plurales factores que pueden concurrir en forma alternativa o

acumulativa, fácil es colegir que tal tarea no puede ser suplida por la Sra. Jueza,

por cuanto ello sería incompatible con la celeridad propia del hábeas corpus.

En autos -prosigue-, se ha ordenado dar trámite a todo un proceso judicial

de conocimiento y comprobación inconmensurable, lo que se evidencia de la

colosal prueba informativa ya requerida y de las pericias que luego deberán

practicarse, médicas, sicológicas y siquiátricas a cada uno de los detenidos y de

arquitectura sobre cada uno de los lugares de alojamiento.

5) En otro orden el quejoso denuncia “la nulidad absoluta de la

resolución recurrida por falta de competencia de la Cámara de Acusación”,

argumentando acerca de la extemporaneidad del recurso de apelación.

III. Para una mejor comprensión se realizará una breve referencia a las

resoluciones pronunciadas en las instancias anteriores.

1. Por AI nº 127 de fecha 9 de setiembre de 2005, la Juez de Control de

turno al momento de la interposición de habeas corpus por la representante legal

de la Asociación Civil Familiares y Detenidos por Razones Políticas resolvió

rechazarla por ser “la misma inadmisible”.

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Para así decidir le reconoció legitimación para deducir la acción de habeas

corpus colectivo pero destacó que en el caso no se había delimitado un colectivo

homogéneo de afectados, remarcando que no se trataba de exigir “nombre y

apellido” sino individualizar un grupo que se encuentre en la misma situación (fs.

79 y vta.). En tal sentido, se argumentó que no era posible “dentro del universo

de personas detenidas en establecimientos penitenciarios de la Provincia de

Córdoba, quienes estarían afectados por los hechos denunciados”, ni ésta

determinación resultaría posible con las pruebas propuestas (fs. 80).

Tampoco podría un solo Tribunal abocarse a la totalidad de detenidos, ya

que ello implicaría desvirtuar el sentido del habeas corpus como una “vía pronta

y eficaz” y se desplazaría a todos los Tribunales competentes para la ejecución de

las penas (fs. 80 vta.) quienes de oficio o a pedido de parte deben controlar las

condiciones en que se encuentran las personas detenidas (fs. 83 y vta.).

2. El Tribunal de Apelaciones (Cámara de Acusación de la Primera

Circunscripción) por AI nº 147 de fecha 20 de abril de 2006 dispuso revocar la

anterior resolución y disponer su tramitación.

Para así resolver, se consideró que a contrario de lo sostenido por la Jueza

de Control “no es un requisito para la procedencia de la acción la

individualización del beneficiario” (fs. 240). Se señaló que se encuentra “dentro

de las responsabilidades del Juez de Garantías la individualización de las

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personas que se encuentran detenidas, sufriendo una mayor restricción a sus

derechos por el hecho de encontrarse en condiciones de hacinamiento”,

mencionando a “modo de ilustración” la situación en el EP2 (fs. 240 vta.).

Asimismo se dijo que todo ello sin perjuicio “de respetar las reglas que rigen la

competencia de la Juzgadora y de cursar la debida comunicación a los Tribunales

encargados de la ejecución de pena” (fs. 241).

IV. En cuanto a la recurribilidad de las resoluciones que deniegan o

habilitan las acciones de habeas corpus, corresponde efectuar un distingo según

se trate de impugnaciones a través del recurso de casación deducido por el

accionante o el Estado demandado.

Desde antiguo este Tribunal Superior ha habilitado la competencia por los

recursos a favor de personas por vía del habeas corpus ya que debe considerarse

definitiva (Cfr. T.S.J., 23/3/44, "Fajardo", 17/5/44, "Salazar", recordados en el

precedente “Auce”, AI, nº 100, 29/4/1998 ). Y precisamente lo hizo también en

este caso, con motivo del recurso de casación deducido por la accionante a raíz

de una resolución del Tribunal de Apelaciones que había anulado la

anteriormente dictada a su favor ( s. nº 120, 14/6/2007). En razón que esta Sala

admitió ese recurso que retomó vigencia la resolución favorable a la apertura

formal de la acción que ahora es motivo de embate por la parte contraria.

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A diferencia de los recursos de los accionantes, no hay precedentes

relacionados con recursos del Estado demandado. En principio, la resolución

que se limita a admitir formalmente la acción de habeas corpus correctivo no es

una sentencia definitiva, salvo que por una ya consolidada vía pretoriana, se

procure demostrar que acarrea un gravamen de difícil, tardía o imposible

reparación ulterior (C.S.J.N, Fallos 310:1486, 311:252, 319:585, 322:2080,

328:3644, entre muchos otros), extremo que debe invocar al menos con

plausibilidad suficiente el impugnante (T.S.J., Sala Penal, A. n° 365, 20/9/01,

"Delsorci"; A. n° 27, 01/03/02, "Cáceres"; A. n° 73, 26/04/06, “Jofré”).

En el caso el impugnante procura invocar un gravamen de esas

características, en base a que por las particularidades de indeterminación de la

acción -todos los detenidos en todos los establecimientos penitenciarios de la

Provincia-, las extraordinarias dificultades en la tramitación y el objeto que se

procura (abrir un espacio de participación, soltura de los detenidos), la queja

desborda la competencia del Poder Judicial y se habilita su intromisión en la

esfera propia de los otros Poderes.

Estas características engastan, al menos prima facie en el concepto de

gravedad institucional en tanto se invoca el quebrantamiento de la división de

poderes base del sistema republicano, y torna a la resolución recurrida en un

decisorio que ocasionaría un agravio de las características de las decisiones

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equiparables a las sentencias definitivas. A seguido se examinará entonces si

estos agravios tienen o no existencia real en la resolución impugnada.

V. La intervención del Poder Judicial para proveer tutela judicial efectiva

a los derechos fundamentales de las personas que se encuentran cumpliendo pena

es una cuestión justiciable por vía de un amparo colectivo en la medida que la

materia que se pretenda introducir no desborde el objeto de este procedimiento

de origen constitucional y sumario.

En tal sentido, la Constitución de la Provincia establece como objeto del

llamado habeas corpus correctivo o reparador como una vía apta a favor de

“quien sufra una agravación ilegítima de la forma y condiciones en que se

cumple la privación de la libertad, sin detrimento de las facultades propias del

juez del proceso” (C. Pvicial. Prov., 47). En similar sentido, la Constitución de la

Nación establece que puede ser interpuesto “en caso de agravamiento ilegítimo

en la forma o condiciones de detención” (CN, 43).

Su objeto restaurativo es muy claro, de modo que en la medida que se

invoquen estas situaciones de gravedad indebida se habilita la acción que dentro

de sus cauces constitucionales no confronta con la división de poderes.

Ello porque no es objeto de esta acción que el Juez sustituya a los otros

Poderes constitucionales en las políticas gubernamentales, ni les imponga con la

coactividad de la jurisdicción una determinada modalidad en el ejercicio de

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atribuciones que le son propias dentro de la distribución de competencias

diseñada por la propia Constitución.

En la acción deducida, entre las peticiones, se requiere a la Jueza que

“habilite una instancia de diálogo permanente a fin de poder discutir todos los

interesados las mejores condiciones a fin de arribar a una solución efectiva,

consensuada y sustentable, en materia de condiciones de detención” (fs. 16).

Desde luego que esta petición, por más plausible que se considere la

participación de las organizaciones no gubernamentales y de la misma sociedad

civil en el diseño y articulación de cualquiera de las políticas públicas, no puede

ser el objeto de la acción de habeas corpus. De allí que en el precedente "Recurso

de hecho deducido por el Centro de Estudios Legales y Sociales en la causa

Verbitsky, Horacio s/ habeas corpus" (CSJ, Fallos: 328:1146) la Corte

distinguiera solicitudes similares limitándose a encomendar a la Provincia de

Buenos Aires “para que a través de su Ministerio de Justicia organice la

convocatoria de una Mesa de Diálogo a la que invitará a la accionante y restantes

organizaciones presentadas como amicus curiae, sin perjuicio de integrarla con

otros sectores de la sociedad civil que puedan aportar ideas y soluciones y que en

un ámbito de discusión facilitada permita arribar a soluciones consensuadas y

sustentables”.

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En cambio, sí son materia justiciable las consecuencias vulneratorias de

los derechos fundamentales de los internos, así ellas provengan o no de una

determinada política penitenciaria. La propia Corte en el precedente citado ha

señalado que incluso en tales situaciones se pueden superponer la función propia

del Poder Judicial con las de los Poderes que intervienen en las políticas

carcelarias, pero que la intervención del Poder Judicial no implica “una

injerencia indebida del Poder Judicial en la política” sino que precisamente “lo

único que hace el Poder Judicial, en su respectivo ámbito de competencia y con

la prudencia debida en cada caso, es tutelar los derechos e invalidar esa política

sólo en la medida en que los lesiona”.

VI. Sin embargo que exista materia justiciable no implica necesariamente

que todas las cuestiones que conciernen a la vulneración de los derechos

fundamentales de los internos pueda tramitar a través de la acción de habeas

corpus.

Así como la pretensión relativa a hacer cesar o evitar la vulneración de

cualquier derecho, aún con base constitucional y todos los tienen atendiendo a la

cláusula abierta (C.N., 33), no tramita a través de la acción de amparo, ya que

ello significaría abrogar todas las vías legalmente previstas y derogar las

competencias de los otros Jueces, tampoco la acción de habeas corpus puede

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tener como objeto todas las cuestiones de la ejecución de la pena privativa de la

libertad que se aluden como incumplidas por el Estado.

Es que si para el amparo que es una acción expedita y rápida (y el habeas

corpus participa al punto que se la incluye como una modalidad en la

Constitución de la Nación, 43) se requiere que “no exista otro medio judicial más

idóneo” y que el acto u omisión lesiva muestre “arbitrariedad o ilegalidad

manifiesta” pues lo contrario sería incompatible con un proceso urgente, tales

exigencias son desde luego trasladables a la acción de habeas corpus.

En tal sentido, el agravio del impugnante implica por parte del Tribunal de

Apelaciones un ensanche incorrecto del objeto de la acción de habeas corpus. Así

las menciones de los accionantes entre los hechos que dan motivo a la acción

acerca de las dificultades en la progresividad de la ejecución de la pena, del

acceso a la educación y al trabajo, son cuestiones que pueden y deben incluso

con mayor eficacia tramitar ante los Jueces de Ejecución, cuya implementación

ya se ha producido y de las Cámaras en lo Criminal respecto de la competencia

cuya transferencia gradual hacia la magistratura especializada aún no se hubiera

producido.

En similar sentido se expidió la Corte Suprema de Justicia en el

precedente ya citado, pues entendió que las situaciones vinculadas con el espacio,

la aireación, la alimentación, la iluminación, las instalaciones sanitarias, la

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recreación y la asistencia médica, entre otras, aún cuando importantes pero no

esenciales, “seguramente varían en cada lugar de detención y para cada caso

individual, por lo que requieren un tratamiento específico” reservado a los jueces

competentes.

VII. En cuanto al agravio del impugnante relacionado con la

indeterminación de los beneficiarios, pues entiende que de la acción interpuesta

“no es posible determinar a priori dentro del universo de personas detenidas en

los establecimientos penitenciarios de la Provincia de Córdoba, quiénes estarían

afectados por los hechos denunciados”, especificación que por otra parte no sería

factible a través de las entrevistas “a unos pocos reclusos”, ni por inspeccionar

algún pabellón que “no clarificará la situación de todos”. Considera a su vez que

el Tribunal de Apelaciones al revocar la decisión de la Juez ha “ordenado dar

trámite a todo un proceso judicial de conocimiento y comprobación

inconmensurable, lo que se evidencia en la colosal prueba informativa ya

requerida y de las pericias que luego deberán practicarse...”.

En otras palabras el impugnante procura que se deje sin efecto la

resolución que admite la acción de habeas corpus pese a una indeterminación

contraria de grado tal que incluye a todos los establecimientos penitenciarios de

la Provincia de Córdoba a favor de todas las personas.

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Este punto es el que ha tenido diferentes interpretaciones en las

resoluciones precedentes, como se ha visto en la breve reseña efectuada (supra

III. 1. y 2.), pues mientras la Juez de Control consideró que en el caso no se había

delimitado un colectivo homogéneo de afectados, el Tribunal de Apelaciones

consideró que con ello requería sin base normativa “la individualización del

beneficiario”.

Se aprecia un yerro de percepción del Tribunal de apelaciones acerca de la

indeterminación a la que alude la Juez de Control, en tanto ha equiparado la

delimitación de un colectivo dentro de la población carcelaria con la exigencia de

individualización.

Sin embargo se advierte también un error en la percepción de las

constancias de la causa por la Juez de Control. Es que si bien en la acción de

habeas corpus se alude a la superpoblación carcelaria en los establecimientos

dependientes del Servicio Penitenciario de Córdoba que “afecta gravemente el

derecho a la dignidad de todas las personas alojadas en ellos” (fs. 3) y se ofrece

prueba que se relaciona con todos los establecimientos (fs. 14 vta. a 16), como

situaciones de gravedad compatibles con una vía de trámite sumario se

mencionan específicamente dos establecimientos (EP2 –San Martín- y EP 6 –Río

Cuarto-, fs. 3 vta., 4 y vta.) que alojan a personas condenadas describiéndose

situaciones que, a más de la superpoblación, habrían alcanzado una entidad

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lesiva en las condiciones del encierro cuya existencia y gravedad será

susceptible de tramitar por la vía intentada.

De tal modo, se concluye en que el impugnante tiene razón en que la

acción no debía ser admitida en la amplia indeterminación pretendida, ni puede

alcanzar en su objeto todas las vulneraciones que se alegan de los derechos de los

internos ya que ello implicaría abrogar las competencias materiales y territoriales

de los Jueces competentes para ello, a la par de ensanchar su objeto que, por

encima de su cauce constitucional y legal, resulta incompatible con un vía rápida

y expedita para el resguardo de las personas afectadas en la desmejora grave en

la situación de encierro carcelario que se invoca.

No lleva razón empero, en cuanto a que por lo menos debe habilitarse

formalmente su trámite en relación a los establecimientos carcelarios delimitados

(EP2 –San Martín- y EP 6 –Río Cuarto-).

Por último, debe señalarse que la crítica expuesta en orden a la

extemporaneidad del recurso de apelación se ha tornado abstracta atento a la

resolución de esta Sala Penal en relación al referido tópico, en la S. n° 120, del

14/6/2007, la cual ha quedado firme al no haberse planteado recurso

extraordinario federal en su contra.

Por todo ello se vota por la procedencia parcial del recurso deducido.

La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:

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Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por

lo que, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia de igual forma.

La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:

La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones necesarias que

deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,

expidiéndome en igual sentido.

A LA SEGUNDA CUESTION:

La señora vocal doctora Aída Tarditti, dijo:

El impugnante ha deducido el recurso de casación por el motivo formal y

se ha precisado en la anterior Cuestión que el Tribunal de Apelaciones ha

inobservado las normas de raigambre constitucional y legal que delimitan el

objeto de la acción de habeas corpus, como también que ha desatendido las

constancias de la causa para revocar totalmente la resolución de la Juez de

Grado, viciando su motivación parcialmente como también se ha examinado.

La importancia de los intereses en juego hace innecesario el reenvío en

tanto éste se presenta con un único contenido posible, tal como lo es modificar

sólo el punto I. haciendo lugar parcialmente al recurso de la apelante en los

límites analizados, esto es para las situaciones de gravedad generadas por la

acusada superpoblación y que no se relacionen con la conflictiva de la ejecución

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de las penas para cuyo abordaje seguirán interviniendo los Tribunales

competentes.

Ahora bien, al momento de la interposición existía una regla de

competencia territorial en la Constitución Provincial que confería competencia

territorial para el habeas corpus al Juez más próximo (C. Pvicial., 47) regla que

permite una más pronta actuación judicial. Asimismo, con posterioridad se

produjeron modificaciones muy importantes en el ámbito de la Administración

de Justicia consistentes en el funcionamiento de la Justicia Especializada. Hacia

este ámbito de competencia material se derivaron las visitas a los

establecimientos penitenciarios y los habeas corpus correctivos de personas

condenadas (Acuerdo Reglamentario nº 896, Serie A, 25/6/2007), en virtud de la

implementación gradual de esta judicatura dispuesta por el art. 14 de la ley N°

9239 y las atribuciones allí conferidas al Tribunal Superior de Justicia en tal

sentido para dictar normas prácticas que se encuentra, además, contempladas en

el art. 4 del C.P.P., como también en el art. 12, 32°, de la L.O.P.J. que lo habilita

a dictar los acuerdos necesarios para el funcionamiento interno del Poder Judicial

en virtud de las atribuciones constitucionales de superintendencia (C.Pcial., 166,

2°).

Entonces corresponderá por razones legales dividir la acción de habeas

corpus en el Juez de Ejecución que por turno corresponda de la Primera

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Circunscripción Judicial en relación a que se aboque a su conocimiento respecto

de los internos que se encuentran en el Establecimiento Penitenciario nº 2 de San

Martín y en el Juez de Ejecución de la Segunda Circunscripción, respecto de

aquéllos que se encuentren en el Establecimiento Penitenciario Nº 6.

Costas por su orden, atento al éxito parcial obtenido (arts. 550 y 551,

C.P.P.).

Así se Vota.

La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:

Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por

lo que, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia de igual forma.

La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:

La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones necesarias que

deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,

expidiéndome en igual sentido.

En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala

Penal;

RESUELVE: I. Hacer lugar –parcialmente- al recurso de casación interpuesto

por el Dr. Claudio Martín Viale, en su carácter de Procurador de la Provincia de

Córdoba, en los límites analizados, esto es, para las situaciones de gravedad

generadas por la acusada superpoblación y que no se relacionen con la

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conflictiva de la ejecución de las penas para cuyo abordaje seguirán

interviniendo los Tribunales competentes.

II. Dividir la acción de habeas corpus en el Juez de Ejecución que

por turno corresponda de la Primera Circunscripción Judicial en relación a que se

aboque a su conocimiento respecto de los internos que se encuentran en el

Establecimiento Penitenciario nº 2 de San Martín y en el Juez de Ejecución de la

Segunda Circunscripción, respecto de aquellos que se encuentren en el

Establecimiento Penitenciario Nº 6.

III. Con costas, atento al éxito parcial obtenido (arts. 550 y 551,

C.P.P.).

Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se

dio por la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y las señoras

Vocales todo por ante mí, el Secretario, de lo que doy fe.

Dra. Aída TARDITTI


Presidenta de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia

Dra. María Esther CAFURE DE BATTISTELLI Dra. María de las Mercedes BLANC G. de ARABEL
Vocal del Tribunal Superior de Justicia Vocal del Tribunal Superior de Justicia

Dr. Luis María SOSA LANZA CASTELLI


Secretario Penal del Tribunal Superior de Justicia

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