MENEDEZ
MENEDEZ
MENEDEZ
EDUARDO MENÉNDEZ*
Desde la década de los cincuenta observamos una constante expansión de teorías, representaciones y prácticas
biologicistas sobre diversos aspectos de la subjetividad, la sociedad y la cultura, que en parte aparecen relaciona-
dos con propuestas y actividades racistas. Si bien en algunos campos se generaron investigaciones y reflexiones
sobre la significación de lo biológico y de lo racial en la vida cotidiana, lo dominante ha sido la escasez de investiga-
ciones antropológicas sobre estos aspectos, inclusive en las corrientes preocupadas por el estudio de la “diferencia”,
y especialmente por la etnicidad. Esta escasez contrasta con el continuo incremento de conflictos étnicos y de los
“deslizamientos” étnico-racistas, así como con el creciente interés por problemáticas que incluyen lo biológico, espe-
cialmente las referidas al cuerpo y al proceso salud-enfermedad-atención. Respecto de ambas problemáticas, los
antropólogos analizaron en particular las concepciones dualistas (cultural-biológico; cuerpo-mente), que hallan en
la biomedicina una de sus principales expresiones, a partir de desarrollar una concepción unificada del cuerpo y
del padecimiento. Desde nuestra perspectiva todo racismo es siempre sociocultural, más allá de que se exprese
a través de criterios religiosos, étnicos o biológicos; de allí la importancia de reconocer que la creciente biologización
de la vida cotidiana evidencia que toda una variedad de representaciones y prácticas derivadas de la biomedicina se
convierten en parte normalizada de los saberes culturales de diferentes conjuntos sociales, y que dicha biologi-
zación puede favorecer el desarrollo de racismos cotidianos.
Durante las décadas de los setenta y ochenta la antro- cana, produjo respecto de la dimensión biológica y de
pología social tomó escasamente en cuenta las conse- la cuestión racial un modelo explicativo según el cual la
cuencias ideológicas, epistemológicas, sociales y polí- cultura y sus individuos eran explicables básicamen-
ticas generadas por la constante expansión de teorías, te por la cultura, por la dimensión simbólica, de tal
interpretaciones y sobre todo intervenciones biológicas manera que las dimensiones biológica y racial emergían
sobre la subjetividad, la sociedad y la cultura, lo cual como secundarias e irrelevantes para explicar la cultura
contrasta con la importancia dada a algunos de estos y sus sujetos. Esta concepción se convirtió en domi-
procesos entre los años treinta y cincuenta. nante no sólo en antropología sino en el conjunto de
Durante este último lapso en función de su propia di- las ciencias sociohistóricas.
námica académica, pero estrechamente relacionada No obstante, a partir de los cincuenta, toda una se-
con la situación sociopolítica europea, la antropolo- rie de investigaciones y propuestas explicativas fueron
gía, y en particular la antropología cultural norteameri- poniendo cada vez más en duda dicha interpretación.
El notorio silencio de la mayoría de la producción de causas biosociales, tienden cada vez más a ser reduci-
nuestra disciplina sobre dichos trabajos, salvo respecto das a explicaciones biológicas. El proyecto genoma hu-
de la sociobiología, expresa a nuestro juicio no sólo el mano y su vertiginoso desciframiento a mediados del
peso de las orientaciones dominantes, sino las limitacio- año 2,000 constituye la expresión científica, económico-
nes o tal vez el desinterés para enfrentar este problema. productiva y simbólica más notoria de este proceso.2
Tanto las corrientes teóricas interpretativas como las Pero además en este lapso se impulsa el papel de las
autodenominadas críticas siguen desarrollándose como tecnologías biológicas como decisivas no sólo para la
si la ingeniería genética no existiera, como si el SIDA curación y prevención de enfermedades y comporta-
fuera exclusivamente un problema cultural, como si el mientos “desviados”, sino para intervenir y modifi-
cólera fuera solamente una metáfora. Más aún, las car aspectos decisivos de la producción y reproducción
tendencias multiculturalistas y las llamadas poscolo- humana. Las propuestas y técnicas biológicas pasan a
nialistas han tenido la capacidad inusitada de cues- ser determinantes respecto del control o planificación
tionar reiteradamente el racismo en los Estados Unidos de la natalidad; la reproducción “artificial” (fecundidad in
(EEUU) sin considerar los avances constantes de las vitro); la posibilidad de escoger el sexo del hijo antes de
orientaciones y prácticas biologicistas en la vida cotidia- que nazca; la clonación aprobada para la producción
na, pese al resurgimiento de interpretaciones racistas de embriones humanos con fines terapéuticos; la posibili-
sobre la incidencia del alcoholismo en indios america- dad del cambio de sexo a través de varias tecnologías
nos o sobre la causalidad del SIDA en nativos africanos. biomédicas complementarias o de modificar el cuerpo
La polémica desatada a fines de la década de los ochenta con la intención de demorar la vejez y prolongar la juven-
en torno a la interpretación bioracial del SIDA en socie- tud o de recuperar la apariencia de sujeto-objeto sexual.
dades africanas1 se redujo a unos escasos antropólogos Las investigaciones biológicas, más allá de generar
sin interesar demasiado a la producción general de explicaciones causales, producen en forma creciente
nuestra disciplina. tecnologías que actúan sobre los comportamientos
individuales y colectivos, ya sea como medio de control
de sujetos considerados enfermos mentales o, sobre
El retorno de lo biológico todo, de los comportamientos “normales” ejercidos en
y la omisión de lo racial la vida cotidiana. Se incrementa continuamente la
producción y consumo de medicamentos contra el do-
Durante los cincuenta, y a través de varios campos, se lor, el sufrimiento y el insomnio así como de fármacos
desarrollaron en forma sostenida investigaciones y ex- consumidos para funcionar cotidianamente en el tra-
plicaciones que hallan en lo biológico la causa básica bajo, en el ocio, en la desocupación así como en espa-
del comportamiento humano. La investigación etológi- cios públicos de relaciones sociales o en espacios privados
ca dedicada a estudiar la conducta animal generó un de relaciones sexuales. Cada vez más sujetos necesitan
conjunto de investigaciones respecto de las conductas consumir drogas generadas por la biomedicina para
del ser humano y especialmente sobre su naturaleza transitar conflictos como duelos, separaciones o enfer-
agresiva y competitiva. Desde los sesenta asistimos a medades.
un incremento constante de indagaciones biológicas, Las causas biológicas vuelven a ser utilizadas desde
bioquímicas y genéticas sobre las causas y desarrollos finales de los sesenta para explicar la persistencia
de una amplia variedad de procesos y comportamien- de la pobreza, el fracaso educativo y los comportamien-
tos humanos. Así, la esquizofrenia, las adicciones en tos violentos. Entre la década de los cincuenta y la
general y el alcoholismo en particular o la hiperkinesis actualidad se ha buscado reiteradamente la causali-
infantil pasan a ser explicadas, por lo menos parcial- dad biológica de la violencia, fenómeno que se expre-
mente, por causas de este tipo. Enfermedades, como sa en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana desde
pueden ser determinadas formas cancerígenas o ciertas las agresiones intrafamiliares hasta el desarrollo que
enfermedades ocupacionales, a las que se les atribuían observamos en los estadios de futbol, pasando por la
1
La polémica se originó a partir de una interpretación biologicista que remite explícitamente la causalidad y desarrollo del SIDA
a factores biológicos con claras implicaciones racistas. Ver Rushton y Bogaert, 1989; Rushton, 1990; Leslie, 1990; McEwan,
1990; Owen, 1990. Recordemos que durante esos mismos años surgieron explicaciones racistas sobre la incidencia del SIDA
en población negra norteamericana y haitiana.
2
Mientras la mayoría de la reflexión antropológica no incluye la dimensión económico-política, los usos posibles del genoma
humano la colocan en el centro de la problemática, dado que se están llevando a cabo intensas discusiones respecto de
quiénes controlarán los usos industriales y comerciales de dichos descubrimientos, polémica que desgraciadamente sólo
incorpora a un escaso número de investigadores, pues la mayoría actúa como funcionarios y profesionales.
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Eduardo Menéndez
altísima incidencia de homicidios en América Latina Ahora bien, respecto de estos y otros procesos no se
(especialmente en Brasil, Colombia y México). La investi- generó, desde la década de los cincuenta hasta la ac-
gación biomédica genera intermitentemente explicacio- tualidad, una actividad significativa de investigación
nes depositadas en alguna parte del cerebro humano y reflexión socioantropológica. Ya a fines de los sesen-
o en determinados aspectos genéticos que coinciden en ta, y en un simposio organizado por la asociación esta-
detectar los sujetos violentos con especial énfasis en las dounidense para el desarrollo de la ciencia, Mead
clases subalternas: (1969) concluía que los antropólogos sociales no pare-
cen demasiado informados ni preocupados por la cues-
En la última década hemos podido comprobar la creciente tión racial, señalando además que la información
insistencia en los argumentos deterministas biológicos; científica manejada por sus colegas en los sesenta era
en atribuir a disfunciones cerebrales de los individuos mucho menor y de inferior calidad que la utilizada en
todos los problemas sociales desde las violencias en las las décadas de los treinta y cuarenta. Hoy día podríamos
calles, pasando por la pobre educación en las escuelas has- concluir lo mismo, lo cual no significa asumir que no
ta los sentimientos de falta de sentido de la vida que pa- existan críticas, investigaciones y reflexiones, relativas
dece la mayoría de las amas de casa de mediana edad a los avances de las explicaciones y acciones biologi-
(Lewontin et al., 1991: 203). cistas pero la mayoría de ellas no proceden del campo
antropológico, sino de los biólogos, de los genetistas,
El biologicismo supone la explicación del comporta- de los psicólogos, de los investigadores interesados en la
miento humano, incluyendo sus padeceres, por estruc- educación. En los últimos años algunos autores lati-
turas biológicas innatas; consecuentemente, para el noamericanos han subrayado el escaso interés desarro-
sociobiólogo Wilson (1974) la religión, la competencia, llado sobre la problemática racista en la antropología
la cooperación, la dominación masculina, y la agresión regional (Castellanos, 2000).
son genéticas. Esta trayectoria contrasta sin embargo con un de-
Una gran cantidad de biólogos en los años sesenta sarrollo disciplinario que incluye cada vez más la en-
y setenta recuperaron la idea de la existencia de una fermedad y su atención como objetivos de estudio, y
“naturaleza humana” que fuera cuestionada entre las que daría lugar en los sesenta a la constitución de la an-
décadas de los treinta y cincuenta especialmente por tropología médica en tanto rama especializada de nuestra
los antropólogos, misma que fue retomada por algunos disciplina y que a partir de mediados de los ochen-
etólogos; así Eibl-Eiberfeldt (1977) sostiene en la dé- ta se convertiría en la especialidad más dinámica de la
cada de los setenta que el comportamiento humano antropología norteamericana. No obstante, persiste y
está, por lo menos en parte, preprogramado biológica- se acentúa en las principales corrientes teóricas el limi-
mente. Y si bien éste y otros autores incluyen el papel tado interés por el papel de la dimensión biológica, por
de los factores sociales, los mismos aparecen como epi- la articulación entre lo cultural y lo biológico y por la sig-
fenoménicos y/o no decisivos. La recurrente discusión nificación de la constante expansión de las explicacio-
entre medio ambiente y herencia que en los cincuenta nes biologicistas y de las reacciones de los conjuntos
parecía zanjada a favor de los procesos socioculturales sociales respecto de las mismas. Esta situación se obser-
o de una articulación entre lo cultural y lo biológico, va en la falta de cuidado de los antropólogos sobre di-
surge una vez más a partir de propuestas biologicistas. versos procesos sociales vinculados a esta problemática,
En los ochenta reaparecen en la producción antropo- como son los casos del desarrollo del movimiento reli-
lógica teorías biológicas previamente descartadas, gioso creacionista y el incremento del rechazo a las
que vuelven a explicar instituciones humanas como el concepciones evolucionistas por sectores de la sociedad
incesto a través de la dimensión biológica (Cromk, norteamericana, que consiguieron inclusive modificar
1991; Wolf, 1993).3 el contenido de los textos de enseñanza secundaria res-
Pero además de lo señalado, el incremento constante pecto de la evolución humana, lo cual dio lugar a una
y sostenido de explicaciones centradas en lo biológico reacción e intensa labor de difusión en favor del evolucio-
nos preocupa porque el biologicismo constituye el nú- nismo, que fue impulsada casi exclusivamente por cien-
cleo manifiesto en torno al cual se legitima por lo me- tíficos y profesionales dedicados a las ciencias naturales,
nos una parte de las concepciones y acciones racistas, con muy escasa participación de antropólogos socia-
que sigue estando presente, reaparece o comienza a les, quienes no se preocuparon por estos procesos ni
desarrollarse durante los setenta en numerosos con- siquiera en términos de su avance como movimientos
textos tanto de países centrales como periféricos. sociales antievolucionistas y creacionistas (Scott, 1997).
3
La rehabilitación de la teoría de Westermack sobre la aversión innata sexual que existiría entre personas que viven con-
tinuamente juntas, simboliza para mí el retorno de las explicaciones biologicistas dentro de la antropología (ver Wolf, 1993).
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Biologización y racismo en la vida cotidiana
Ilustración (1) 9x9 se hace evidente que las medidas aplicadas no resuel-
ven el problema de la pobreza, de la violencia, ni de las
adicciones ni en el mediano ni en el largo plazo: “La
expansión del pensamiento y del argumento determi-
nista biológico en los tempranos setenta fue precisa-
mente una respuesta a las demandas militantes cada
vez más difíciles de atender... Para cada militancia hay
una explicación biológica apropiadamente confecciona-
da que la priva de su legitimidad (Lewontin et al.,
1991: 36; también Rose, 1979).
Pero es necesario subrayar que la recuperación de
explicaciones e intervenciones biológicas no obedece
sólo a estas instancias, sino que deben ser articuladas
con otras que responden a objetivos diferentes aun-
que complementarios, dado que el desarrollo de deter-
minadas formas de vida incide en el uso y consumo de
tecnologías biomédicas, favoreciendo el surgimiento
de explicaciones y “soluciones” biológicas.
Los nuevos usos del tiempo personal por la pare-
ja (hombre o mujer) o por alguno de sus miembros,
estrechamente vinculados a determinados estilos de
vida, favorece cada vez más la intolerancia a la hiperac-
Pero esto no sólo se da en los EEUU, sino también en tividad o a otros comportamientos de los hijos; en la
países del Tercer Mundo donde predominan determina- misma medida en que las limitaciones económicas y
das tendencias musulmanas, pero también cristianas, sociales provocan una creciente exclusión de los ancia-
que se oponen a la evolución en nombre de la religión. nos del medio doméstico. Paralelamente la necesidad
Dicho desinterés no sólo se expresa en el plano de de las instituciones hospitalarias, en especial geriátri-
las investigaciones, sino a nivel docente, dado que la cas y de salud mental, de reducir costos y organizar
información y discusión sobre el evolucionismo bio- mejor los controles burocráticos sobre los pacientes
lógico y cultural han disminuido o desaparecido del impulsan funcionalmente la formulación de explicacio-
curriculo formativo de los antropólogos sociales. nes biologicistas y, sobre todo, el uso de prácticas far-
Este silencio antropológico es, por lo menos inte- macológicas de control, basadas en la aplicación de
resante, pues la instrumentación ideológica y social tranquilizantes tanto a niños, como a ancianos y a en-
de las explicaciones biológicas, y particularmente su fermos mentales. Más aun, según algunos autores,
contínua aplicación práctica, obedece en gran medida una de las consecuencias paradójicas de la despsiquia-
a nuevas situaciones sociales como el fenomenal in- trización hospitalaria en varios países, ha sido el ma-
cremento de la migración “clandestina” a los países yor consumo de fármacos como mecanismo de “control”
capitalistas centrales, pero también a circunstancias del paciente en la vida cotidiana. Es decir que toda una
que evidencian la persistencia y la no solución de vie- serie de procesos disímiles y aparentemente no rela-
jos problemas sociales. cionados y puestos en práctica tanto a nivel de insti-
Una serie de movimientos y procesos impulsados tuciones como de grupos domésticos se potencian
en este lapso potencian la recuperación del biologicismo para favorecer el uso de tecnologías biológicas.
y también del racismo. Así, en los EEUU una serie de Dichos procesos refuerzan el papel de las interpre-
hechos como el fracaso de la lucha contra la pobreza taciones biológicas de la enfermedad y también de la
y la continua producción de pobres (y de pobres que en biomedicina, incluyendo el descubrimiento por antro-
su mayoría son negros, hispanos o amerindios); el pólogos, sociólogos y literatos de que en torno a las en-
incremento de las “patologías y desviaciones sociales” fermedades se constituyen algunas de las principales
(homicidios, adicciones); el fracaso de la escolarización metáforas de la sociedad, por lo menos de la occiden-
que opera en particular en pobres y grupos étnicos; la tal, lo cual fue analizado para un amplio espectro de
emergencia combativa de grupos hasta entonces padecimientos que van desde el alcoholismo hasta el
caracterizados por la pasividad social (específicamente SIDA, pasando por la tuberculosis y el dolor crónico.
negros y mujeres), etcétera, favorece la recuperación La enfermedad y la biomedicina son constantemente
de explicaciones y acciones racistas, máxime cuando utilizadas para resignificar procesos económico-políticos
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Eduardo Menéndez
en términos de enfermedad, de tal manera que desde que aplica inicialmente la esterilización a la población
la desnutrición dominante en varias regiones de Brasil subalterna de los países de mayor desarrollo capitalis-
y especialmente en el noreste (Sheper-Hughes, 1997) ta. En el caso norteamericano, la primera ley eugené-
hasta la masa creciente de personas que no tienen sica data de 1907 y la esterilización eugenésica fue
vivienda en los EEUU, tienden a ser analizados y a en- permitida hasta 1994, año en el cual la esterilización
contrar “soluciones” no en términos socioeconómicos, forzada era todavía legal en dieciocho estados respec-
sino en términos de problemas de salud, inclusive de to de locos, débiles mentales, violadores. Debemos re-
salud mental, que en el caso de los sujetos ‘sin vivien- cordar que el “descubrimiento” de estas intervenciones
da’ es relacionado con el proceso de deshospitalización eugenésicas se dio previamente en las décadas de los
psiquiátrica (Mathieu, 1993). cuarenta y cincuenta, para ser olvidado y volver a rea-
Uno de los procesos intersticiales más opacados, a parecer durante los ochenta.
través del cual podemos observar la expansión de la
biomedicalización, es el que refiere al continuo in-
cremento de la esperanza de vida en prácticamente De etnicidades y deslizamientos racistas
todas las sociedades, pero especialmente en las capita-
listas desarrolladas, así como al aumento incesante El reconocimiento de la expansión biologicista, así
de sujetos que padecen enfermedades, invalidez o como la crítica a la misma y al proceso de medicalización
adicciones crónicas o cronificadas. De sujetos cuyos se desarrollaron en campos acotados sin incidir en el
padecimientos son detectados a edades cada vez más análisis de situaciones donde emergían conflictos en
tempranas, de tal manera que se amplía constante- torno a lo étnico o que evidenciaban el avance del de-
mente una población caracterizada por vivir la mayor nominado racismo cultural.4 Esta omisión es más no-
parte de su vida con determinado padecimiento. Así, toria porque durante los sesenta y setenta, junto con
un sujeto a quien a los quince años se le detecta dia- la emergencia y movilizaciones de los grupos étnicos
betes desarrollará su vida a través de su enfermedad, subalternos, surgen sectores sociales que se asumen
lo cual significa no sólo que un número importante de como racistas o etnorracistas, que generalmente no
sus actividades deberán reorganizarse en torno a la suelen ser reconocidos ni incluidos por quienes reflexio-
misma, sino que su padecer es un elemento de su for- nan sobre las etnicidades o sobre las “diferencias”,
ma normal de “estar en el mundo”, como dirían los cuyas elaboraciones se centran en la identidad étnica
fenomenólogos. Pero este estar en el mundo no sólo o nacional, escindidas de las propuestas o de los desli-
normaliza lo patológico en tanto parte de la vida —hasta zamientos étnico-raciales. Si bien ulteriormente un
posiblemente despatologizarlo— sino que normaliza el conjunto de los denominados estudios culturales recu-
uso de medicamentos y tratamientos que en su mayoría perará la discusión sobre el racismo, la referirá casi
proceden del saber biomédico y de la industria químico- exclusivamente al racismo “blanco” y escindido de las
farmacéutica (por lo menos para algunos sectores socia- relaciones organizadas en torno a la etnicidad y mucho
les), que en determinados países tanto centrales como más de los avances del biologicismo.
periféricos son los mayoritarios. Este tipo de proce- Contrastan estas ausencias con los procesos organi-
sos que es parte sustantiva de la vida de los sujetos y zados en torno a las relaciones interétnicas y entre
grupos, normaliza la biomedicalización como integrante nacionalidades que dieron, y siguen dando, lugar a si-
de los saberes cotidianos. tuaciones caracterizadas en numerosos casos por la
Ahora bien, durante el mismo lapso asistimos a extrema violencia, traducida en masacres e inclusi-
una crítica sostenida respecto del saber biomédico y ve en etnocidios —en varios casos silenciados—, en las
especialmente del proceso de medicalización. Se “des- cuales el cuerpo del Otro fue y es cosificado política,
cubre” que el saber biomédico genera, desde mediados racial, étnica o religiosamente. Si bien algunos de es-
del siglo XIX, explicaciones y técnicas que normalizan tos conflictos se expresan básicamente a través de las
científicamente la discriminación de sujetos y grupos dimensiones ideológico-política y económico-política
sociales en términos biológicos, justificando la interven- (El Salvador, Cambodia), la mayoría de los conflictos
ción biomédica sobre los mismos. Las concepciones y y masacres se expresan mediante problemáticas étni-
técnicas eugenésicas y las esterilizaciones son desde cas, religiosas o nacionales (Palestina, Ruanda, Bu-
fines del siglo XIX, elementos de un saber biomédico rundi, Uganda, Sudáfrica, Kurdistán, Indonesia,
4
Debe subrayarse que la discusión sobre lo cultural y lo biológico tuvo un fuerte impulso especialmente durante los sesenta
dentro de los estudios sobre la mujer realizados en los EEUU, particularmente dentro de la producción antropológica.
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Biologización y racismo en la vida cotidiana
Bosnia, Kosovo, Chechenia, Afganistán, Irlanda). Más Estos episodios demuestran la continuidad de prác-
aun, ciertos conflictos cuyas características a nivel ticas racistas o, si se prefiere, de etnocentrismo técnico,
manifiesto aparecen como políticos, evidencian sin que aparecen normalizadas en un caso por institu-
embargo que la mayoría de la población asesinada, ciones militares y en otro por instituciones médicas.
torturada y vejada es la de origen indígena, como es el Numerosos autores sostienen que dichos grupos
caso de Guatemala. Respecto de, por lo menos, determi- no sólo pertenecen a minorías étnicas, sino también a
nados conflictos se ha pretendido que no constituyen los estratos marginales y pauperizados de la sociedad
fenómenos de tipo racista, pese a que una parte de los y, si bien gran parte de estas situaciones operan feno-
mismos establece en la práctica una diferencia radical ménicamente en términos étnico-racistas, las mismas
e incompatible con el Otro, traducida en las políticas no son comprensibles si no se las articula con las con-
de “limpieza étnica” propiciadas por algunos de estos diciones de desigualdad y subalternidad socioeconó-
movimientos. mica. Por ello, considero necesario retomar el análisis
Pero además, durante este periodo se han llevado de las diferencias en términos de articulación clase-
a cabo recurrentes episodios de violencia racial en va- raza-etnia, pues a pesar de que es una articulación
rios países europeos y en los EEUU contra población reconocida, no contamos con explicaciones satisfac-
migrante de América Latina, Asia y África, que se ob- torias en cuanto a los procesos de exclusión-inclusión
servan no sólo en actos más o menos aislados, sino en que operan entre condiciones étnicas y de clase en los
políticas estatales (por ejemplo en EEUU donde los diversos contextos latinoamericanos.
más altos porcentajes de detenidos en prisiones, y en A principios del 2000 el Instituto de Investigaciones
particular los sujetos condenados a muerte por la jus- Aplicadas (IPEA) de Brasil informó que los trabajado-
ticia civil, pertenecen a “minorías étnicas”, es decir res negros ganaban la mitad del salario percibido por
negros, hispanos y amerindios). Actualmente los negros los blancos, ya que mientras estos obtienen una media
y los hispanos constituyen el 56% de los condenados a mensual de 403 dólares, los negros sólo reciben 187
muerte y el 42% de los ejecutados; estos porcentajes dólares. La continuidad de esta situación se patentiza
se están incrementando pues durante 1998 y 1999 el desde la década de los sesenta hasta la actualidad gra-
75% de las peticiones de pena de muerte han sido para cias a los resultados de las investigaciones sobre la po-
miembros de estas minorías, especialmente para los breza, marginalidad y deprivación económica y cultural
negros. Tal situación debe correlacionarse con el in- realizadas en los sesenta y los setenta, así como a los
cremento de la denominada “brutalidad policiaca” que trabajos referidos a la infraclase (underclass) conclui-
durante los ochenta y noventa se ha orientado hacia dos especialmente en los ochenta y noventa, según
las minorías étnicas y, tal vez, con que el 98% de los los cuales son las minorías étnicas, y específicamente
jueces en los EEUU sean blancos. la población negra, la que está en peores condiciones
Paralelamente surgen grupos, movimientos o parti- socioeconómicas, y la que desarrolla la menor partici-
dos políticos centrados en lo étnico, en lo nacional o en pación política (Fassin, 1996).
lo racial; en varios de ellos observamos una síntesis de La información epidemiológica, particularmente la
elementos culturales, políticos y racistas, que se mani- producida por la Salud Pública de los EEUU, se distin-
fiestan en organizaciones políticas con alta expresión gue por utilizar la categoría raza para describir y codi-
en el electorado de Austria, Bélgica, Suiza o la actual ficar las enfermedades y la mortalidad, apuntando que
Rusia.5 son los grupos raciales negro, hispano y, sobre todo,
Varios procesos evidencian el desarrollo o manteni- el amerindio los que tienen las más altas tasas de mor-
miento de prácticas racistas; en las últimas guerras de talidad y morbilidad, y las menores esperanzas de vida.
“baja intensidad” llevadas a cabo por los EEUU, el ma- Esto opera prácticamente en todos los campos, desde
yor porcentaje de soldados norteamericanos muertos las investigaciones sobre alcoholismo, donde se ob-
corresponde a minorías étnicas, observándose una serva que en la población amerindia las tasas de mor-
especial mortalidad de “hispanos”; en el Tercer Mundo talidad de los principales padecimientos relacionados
y especialmente en América Latina ciertas prácticas con el consumo de alcohol duplican y hasta cuadru-
de control de la natalidad se ejercen preferentemente en plican las tasas de la población blanca en términos de
mujeres amerindias y negras, en ocasiones con este- mortalidad (Menéndez, 1990b); hasta los trabajos so-
rilizaciones aplicadas sin consentimiento. bre contaminación ambiental que desde fines de los
5
Esto no supone reducir dicha situación a los países capitalistas centrales. Asumimos que una parte de las tendencias etni-
cistas que tienen lugar en el Tercer Mundo, de manera explícita o a través de sus prácticas, estimulan actitudes y repre-
sentaciones de tipo racista
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Eduardo Menéndez
setenta ponen sobre la mesa que las minorías racia- de aplicaciones cutáneas o de la ingestión de ciertas
les son las más expuestas a la polución, llegando a la sustancias “aclarar tu piel más allá del tono genético
conclusión de que la raza constituye el criterio más de origen”, es decir disminuir el tono oscuro de la piel,
significativo para predecir la relación entre condicio- utilizando productos que fundamentan su eficacia en
nes de vida, morbimortalidad y toxicidad del medio la tecnología científica con que son elaborados).
ambiente, lo cual conduce a algunos autores a hablar Sin embargo, los antropólogos dedicados a las etni-
de racismo ambiental (Grossman, 1993). cidades en términos de diferencia siguen sin embargo
Esta información de los EEUU, se ha obtenido debi- anclados en el estudio de determinados aspectos sim-
do a que la Salud Pública ha utilizado el indicador raza bólicos, inclusive cuando tratan fenómenos vincula-
para describir y analizar los padecimientos, pero proce- dos al poder, ya que aunque en los EEUU algunos de
sos similares operan en otros contextos, aun cuando ellos incluyan el papel que, manifiesta o larvadamente,
permanecen “ocultos” por falta de información. No obs- cumplen las representaciones y prácticas de tipo ra-
tante, una creciente masa de investigación antropo- cista o étnico-racista, las analizan en forma unilateral
lógica ha ido dando cuenta de esta situación en las ignorando los procesos de deslizamientos étnicos hacia
comunidades indígenas y rurales en diversos ámbitos el racismo. Un segmento de estos estudios opera como
latinoamericanos y especialmente en México (Mendoza, si la descripción de ciertas prácticas utilizadas por los
1994; Menéndez, 1984; Nervi, 1999; Ortega, 1999). propios grupos subalternos, y que ponen sobre la mesa
El racismo cotidiano ha sido un fenómeno normali- el peso de las relaciones de hegemonía-subalternidad
zado en América Latina, y puede observarse en los re- en la reproducción del racismo, cuestionaran la identi-
cientes episodios de violencia racial hacia bolivianos dad étnica; mientras que otros autores indagan lo ét-
en la provincia de Buenos Aires, así como en los cán- nico o ciertas identidades nacionales como si se dieran
ticos antisemitas y en la exhibición de símbolos nazis en un vacío de posibilidades de ser encausadas hacia
por ciertas hinchadas de futbol en Argentina. Pero posturas expresamente racistas, hacia actividades no
el racismo no sólo adquiere características físicas y sólo de masacres y etnocidios sino de prejuicios dis-
simbólicas como las señaladas, sino que se expresa en criminatorios, odios, agresiones étnico-raciales en la
ciertos comportamientos registrados sobre todo en vida cotidiana.
sociedades de América Latina cuya población mayorita- Lo importante a recuperar es que no sólo la discusión
ria es de origen amerindio. En países como México los sobre la relación entre lo cultural y lo biológico o la in-
medios de comunicación masiva, especialmente la te- formación actualizada sobre la dimensión biológica no
levisión, proponen como ideal de la figura humana a son incluidas en sus reflexiones por los multicultura-
sujetos singularizados por su blancura. En estos me-
dios las actrices y los actores, sobre todo los prota-
gónicos, o las y los modelos que venden publicidad a
través de sus cuerpos son inevitablemente blancas y
blancos. Esto ocurre inclusive cuando los actores cen-
trales representan personajes de clase baja, incluidas
empleadas domésticas, cuyos rasgos rubios o güeros
contrastan con los de la masa del personal doméstico
de ese país.
Estos procesos expresan valores colectivos coloca-
dos en la blancura de la piel y que se manifiestan me-
diante una variedad de comportamientos históricamente
detectados pero escasamente analizados en su signifi-
cación racista en términos de hegemonía-subalternidad,
como por ejemplo la tendencia de las madres a blanquear
la piel de sus hijos, práctica también desarrollada
por los adolescentes (especialmente mujeres), para lo
cual no sólo contamos con técnicas populares y tra-
dicionales de “blanqueamiento” que pueden adquirir-
se en los mercados sino que en los últimos años se han
incrementado en los medios de comunicación masi-
va (de nueva cuenta con la televisión a la cabeza,
donde los programas de publicidad prometen a través
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Biologización y racismo en la vida cotidiana
listas o los etnicistas, sino que los procesos de racismo Adicionalmente, tenemos una segunda tendencia
intersticial construidos en las relaciones de hegemonía- desarrollada desde los sesenta, que frecuentemente
subalternidad no parecen interesar a la mayoría de las ha legitimado el etnicismo radical considerando que el
tendencias antropológicas. Dentro de nuestra discipli- racismo es una creación unilateral de la sociedad oc-
na las preocupaciones específicas se han reorientado cidental (“blanca”), contra la cual valdrían todos los
hacia la etnicidad y el multiculturalismo en términos medios de enfrentamiento, incluidos los “raciales”, de
de fundamentar la diferencia, identidad o hibridez de tal manera que determinadas acciones que van desde el
los sujetos sociales, lo cual nos parece relevante, pero asesinato individual o masivo de “extranjeros” hasta
la mayoría de los especialistas en estas problemáticas la violación de mujeres —recordemos los escritos y ac-
no reparan demasiado en el tránsito potencial que ciones de E. Cleaver durante los sesenta— aparecen
opera entre lo étnico y lo racial, y que puede convertir validados por ideologías que, por lo menos en parte,
en odio racial lo que durante un tiempo fue únicamente constituyen reacciones contra la sociedad blanca domi-
identidad o pertenencia étnica. nante. Estas propuestas, que legitimaron la violencia
Lo que más subrayan algunos autores desde los antioccidental como respuesta y “superación” de la si-
ochenta y sobre todo durante los noventa es el “nuevo” tuación colonial, fueron desarrolladas por el fanonismo,
papel que cumple la cultura como mecanismo racista, algunas tendencias del movimiento negro norteame-
y destaco lo de nuevo por la revisión que haremos más ricano de los cincuenta y sesenta, y ulteriormente por
adelante. algunos fundamentalismos culturalistas de los setenta
En esta actitud pesan fundamentalmente dos ten- y ochenta, y se expresan actualmente a través de algu-
dencias; la primera organizada en la producción an- nas corrientes de los estudios sobre cuestiones étnicas
tropológica durante 1920-50 y que desarrolló una y, paradójicamente, de una parte de los interesados en
concepción del ser humano como constituido exclusi- procesos multiculturales donde el racismo es reducido
vamente a través de la cultura, lo cual fue asumido por a racismo caucásico. Así, para autores como McLaren,
el racismo blanco es parte nuclear de la ideología do-
el conjunto de los sectores socialistas y/o marxistas:
minante en los EEUU, operando en forma consciente
pero sobre todo “inconsciente”, ya que aparece como
...la nueva izquierda británica y estadounidense posterior
un comportamiento normalizado tanto para los “blan-
a 1968 ha mostrado una tendencia a considerar la natu-
cos” como para los grupos restantes, por lo cual: “En
raleza humana como casi infinitamente plástica, a negar
vez de acentuar la importancia de la diversidad y de la
la biología y a reconocer únicamente la construcción so-
inclusión, como hace la mayoría de los multicultu-
cial. El desamparo de la infancia, el dolor existencial de la
ralistas, debería hacerse más énfasis en el papel que
locura, las debilidades de la vejez, todo fue trasmutado
ha tenido la construcción social y política de la suprema-
a meras etiquetas que reflejaban las desigualdades en el
cía blanca” (1998: 8). Para autores como McLaren,
poder. Pero esta negación de lo biológico es tan contraria
una vez erradicada la supremacía blanca desapare-
a la verdadera experiencia vivida que ha hecho a la gente
cería todo racismo, confundiendo el color de la piel con
más vulnerable ideológicamente al llamamiento al “sentido
la dominación capitalista y también con otros tipos de
común” del determinismo biológico reemergente (Lewontin
dominaciones.
et al., 1991: 22-23).
Una parte del multiculturalismo y del poscolonialis-
mo centran su discurso en la eliminación de la suprema-
Esta concepción, como lo he analizado recurren- cía blanca como expresión básica del colonialismo y de
temente, se expresa en una antropología que hasta la hegemonía occidental, por ello para algunos autores
fechas recientes ha podido describir y analizar la enfer- sería secundaria la orientación esencialista o hibridista
medad y la muerte casi exclusivamente en términos que adquieren los diferentes tipos de cuestionamientos,
simbólicos y prácticamente sin referencias a la morta- dado que el objetivo es la eliminación de la hegemonía
lidad, el dolor o las consecuencias de la enfermedad de la sociedad occidental, de la cual el racismo blanco
en el sujeto y en su sociedad (Menéndez, 1981, 1990a, aparece como su componente más significativo, articu-
1997). Pero lo que me interesa subrayar es que tanto lado con el sexismo, la homofobia y todo un conjunto
el multiculturalismo como el construccionismo actua- de exclusiones a diferentes sectores sociales.
les manejan estas problemáticas sin incluir los refe- Sin negar el papel decisivo de la expansión colo-
rentes racistas y biologicistas que eran centrales para nial en la construcción del racismo (Menéndez, 1968,
los culturalistas que construyeron el paradigma an- 1969, 1972; Rivas, 1973) y sin desconocer el papel de
tropológico respecto de la relación biológico-cultural las concepciones y prácticas étnicas violentas como me-
entre los veinte y los cuarenta. canismo para legitimar la propia identidad deteriorada
12
Eduardo Menéndez
13
Biologización y racismo en la vida cotidiana
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Eduardo Menéndez
visión escindida del sujeto, fundamentada por ciencias Las tendencias interpretativas (fenomenológicas o
específicas que normalizan académicamente esta con- marxistas) recuperaron los planteos de Alland (1970),
cepción. Así sucede con la biología o la biomedicina pero cuestionaron la tendencia dominante de los es-
que se encargan del cuerpo biológico, con la psico- tudios ecológico-culturales que colocaban el eje en
logía que se ocupa de la mente y con las ciencias so- la adaptación y ponían en segundo lugar los aspectos
ciales e históricas que se apropian de la cultura, y esto simbólicos y económico-políticos, impulsando una pers-
no tanto pensado en términos de niveles de análisis, pectiva muy similar a la biomédica, según la cual lo
sino en términos de partes diferenciadas y excluyentes. biológico y lo bioecológico eran considerados como los
Clasificaciones que no obedecen sólo a una división procesos determinantes (Good, 1994; Singer, 1989).
del trabajo científico, sino a una noción sobre la rea- Las corrientes interpretativas, que en su mayoría pro-
lidad del cuerpo. ponen la unicidad biocultural a través de concep-
La biomedicina es tomada como expresión paradig- ciones construccionistas, se caracterizan sin embargo
mática de la escisión cuerpo-alma en términos científicos, porque en forma radical o más o menos ambigua vuel-
pero además por el papel que cumple en la instituciona- ven a colocar el eje de la relación entre lo cultural y lo
lización de esta concepción en el saber de los conjuntos biológico en lo sociocultural. Inclusive esto sigue ope-
sociales. Para los antropólogos, el dualismo cartesiano rando en quienes critican reducir la explicación de las
articulado con concepciones mecanicistas constituye emociones o de los padeceres a las dimensiones sim-
parte de la base epistemológica e ideológica de la bio- bólica o social, como en el caso de Sheper-Hughes,
medicina, de tal manera que ésta radica la enfermedad concluyen “No soy tan radical como para afirmar que
exclusivamente en el cuerpo (al cual considera indepen- no existen impulsos humanos para el sexo, el cariño,
dientemente de las características psicológicas y socia- etc... Sin duda tenemos necesidades instintivas, pero
les del paciente) (Hepburn, 1986: 60-61). Más aún, si son la experiencia y la cultura las que moldean los ‘ob-
jetos’ de nuestros impulsos y el ritmo de nuestros
bien los médicos clínicos asumen que el sujeto no es
deseos” (1997: 530). Es decir retoma la línea dominan-
únicamente un ser biológico, su base formativa e insti-
te del culturalismo norteamericano desarrollada entre
tucional conduce a que consideren lo biológico como
1920 y 1950, sin agregar teóricamente mucho más,
lo determinante, por lo menos respecto de la enferme-
aunque en determinados casos hizo excelentes aportes
dad de los sujetos (Menéndez, 1978, 1990b; Menéndez
etnográficos.
y Di Pardo, 1996). Este dualismo fue puesto de mani-
Ahora bien, varias de las propuestas antropoló-
fiesto en el enfoque biomédico dominante aplicado a la
gicas actuales que tratan de superar el dualismo se
salud mental y al cuerpo femenino, enfoque que recu-
basan en el concepto de cuerpo entendido como expe-
rriendo a criterios científicos construyó no sólo repre-
riencia en el mundo, no acotado a las representaciones
sentaciones técnicas y sociales de las enfermedades
colectivas sino referido a las prácticas de un cuerpo
mentales y de los cuerpos y padecimientos femeninos,
que no sólo experimenta sino que produce la realidad.
sino que produjo diagnósticos y tratamientos que re-
El cuerpo no es observado en términos de biología o de
forzaron la concepción dualista y sustentaron la sub- cultura, sino de una unidad que algunos remiten a la
alternidad de estos sujetos. experiencia, otros a la acción y varios a las prácticas.
Hasta la década de los setenta la antropología so- Para un segmento de estas propuestas el mundo se
cial estuvo poco preocupada por la problemática del experimenta a través del cuerpo, en particular a través
cuerpo, respecto del cual desarrolló dos líneas básicas. del padecimiento; el cuerpo expresaría la sociedad y
Por un lado el culturalismo norteamericano, la escuela la cultura mediante la acción de cada sujeto y de su
durkheimiana, el cognitivismo y una parte de las es- situación. Por otra parte colocar el eje en el cuerpo
cuelas interpretativas que se concentran exclusivamen- cuestionaría limitar la realidad a representaciones y
te en los aspectos simbólicos, ya sea en términos de conocimientos, para situar el interés en la experiencia
cognición o de significación respecto del proceso S-E-A que permite al sujeto unificar lo “corporal”con lo psi-
y, por otro las tendencias materialistas culturales, es- cológico y con lo cultural. Las prácticas del cuerpo
pecialmente las propuestas ecológicas que reaccio- posibilitan la intersubjetividad en gran medida gra-
naron primero contra el cognitivismo (Alland, 1970) cias a instancias prerreflexivas incluidas en el cuerpo
y luego contra las tendencias interpretativas (Browner (Bourdieu, 1971; Crapanzano, 1996; Csordas, 1988,
et al., 1988) proponiendo un enfoque unificado que 1990, 1994a, 1994b; Lock, 1993; Nguyen, 1996), y
partiera de las condiciones biológicas del ser humano desde estas perspectivas la antropología actual trata de
y de los factores ambientales dentro de los cuales vive, no ser identificada con las concepciones no sólo bio-
en función de una adaptación que considera a la cul- médicas sino antropológicas que dominaron el estu-
tura como el principal factor adaptativo. dio del cuerpo o de la enfermedad.
15
Biologización y racismo en la vida cotidiana
Más aún, según Good (1994) y Del Vecchio Good tes teóricos, cuya propuesta justamente se caracteriza
(1992) la antropología culturalista norteamericana al por reconocer el continuo proceso de biologización de
igual que la ecologista divergen en múltiples aspectos, la psiquiatría desde los sesenta. Su análisis se concen-
pero ambas asumen la existencia de una base biológica tra en demostrar que no sólo dicha psiquiatría es una
y biopsicológica universal en el ser humano por lo construcción social, sino que su acción se singulariza
cual, si bien consideran que los padecimientos se ex- por producir conceptos y prácticas que “construyen”
presan como formas culturalizadas, no piensan que nuevos padecimientos y nuevos sujetos (Young, 1997).
dichos padecimientos sean culturales en sí, lo cual Para ello describe el síndrome de estrés postraumáti-
las diferencia de las nuevas tendencias interpreta- co, analizando las diferentes propuestas desarrolladas
tivas que afirman que el sujeto culturalizado es quien por la psiquiatría y la biomedicina desde finales del
da sentido y significado a su padecimiento y, además, siglo XIX hasta la actualidad. Parte de reconocer que,
que el self (sí mismo) está culturalmente constituido a través de toda su trayectoria, dicho síndrome codifica
(Csordas, 1990, 1994a, 1994b). lo que realmente sufren-viven determinadas personas,
Las escuelas interpretativas en antropología médica y explicita que su trabajo como etnógrafo no es ne-
han desarrollado esta noción de unicidad en torno a la gar ese sufrimiento y esos síntomas sino explicar cómo
investigación del padecer y de los sistemas médicos, y este síndrome, definido y aplicado por los psiquiatras,
en particular de la biomedicina como ya lo señalamos, ha pasado a ser parte de la manera de enfermar, des-
y es justamente en sus propios trabajos que observa- cribiendo los mecanismos a partir de los cuales las
mos más que la superación de la dualidad, la confirma- concepciones sobre esa enfermedad penetran en la vida
ción de la manera antropológica de pensar y “superar” de las personas, adquieren facticidad y pasan a ser
el dualismo cuerpo-mente y las relaciones sujeto y elementos del autorreconocimiento de los pacientes
cultura, y lo hacen colocando el eje descriptivo e inter- y del saber tanto de los clínicos como de los investi-
gadores: “No dudo sobre la realidad de este síndrome;
pretativo en lo sociocultural. Así, encontramos que la
mi divergencia con los psiquiatras se refiere a los orí-
definición de la biomedicina (Hahn y Kleinman, 1983)
genes de su realidad y universalidad” (1997: 6). Es
y en particular de la psiquiatría (Gaines, 1992), como
decir, el estrés postraumático tal como lo manejan los
etnociencias producidas por la denominada cultura
enfermos, los terapeutas y los investigadores es pro-
occidental, se basa en que las mismas trabajan con el
ducido por las prácticas, tecnologías y narraciones a
sujeto enfermo a partir de la dualidad cuerpo-mente
partir de las cuales se diagnostican y tratan los sínto-
expresando una determinada concepción del mundo.
mas del paciente. Young subraya que dichas prácticas,
Congruentemente, una vez cuestionada ésta y otras
tecnologías y narraciones tienen relación con diferentes
características de la biomedicina, los antropólogos
intereses institucionales y grupales.
pasan a explicar tanto la actividad médica como la en-
Así como la psiquiatría construye el estrés postrau-
fermedad en términos simbólicos, sociales, psicosocia-
mático y la pediatría la hiperkinesis (Conrad, 1976;
les o económico-políticos. Incluso, autores como Gaines
Conrad y Schneider, 1980), los diferentes sistemas
(1979, 1992), cuestionan la posibilidad de establecer
médicos (etnomedicinas) construyen también nosolo-
síndromes universales y, más específicamente, ponen
gías que producen “enfermedades” y pacientes, lo cual
en duda a los sistemas médicos universales, pues con- conduce a concluir que en la práctica no sólo tenemos
cluyen que cada cultura produce su propio sistema etnociencias, y síndromes culturalmente delimitados,
médico. sino que tenemos cuerpos y biológicas locales (Lock,
Para estos y otros autores las categorías que maneja 1993). Y nosotros no negamos que lo propuesto por
la psiquiatría biomédica son categorías sociales (inclui- Csordas, Young, Lock o Conrad ocurra en las formas
das sus técnicas diagnósticas y terapéuticas), que in- narradas por ellos o en otras formas, lo que subrayo es
fluyen en la manera de pensar y vivir la enfermedad que estas propuestas no superan el dualismo cuerpo-
por los pacientes. Así por ejemplo, la concepción del mente, sino que siguen colocando el eje de su análisis
padecimiento como somatización es considerada una en lo simbólico, en lo sociocultural, en la construcción
construcción social biomédica que deriva de la pro- social. Además, éstas no son propuestas originales, han
puesta cartesiana sobre la dualidad cuerpo-mente y sido las maneras de interpretar o analizar estos pro-
únicamente tiene sentido dentro de una psiquiatría cesos por la antropología y por una parte de la sociolo-
que asume dicha dualidad en el diagnóstico y trata- gía y de la psiquiatría entre los veinte y los cincuenta.
miento de la enfermedad mental (Fabrega, 1990). La principal diferencia radica en que algunas de las re-
Este modo de pensar la biomedicina se ha convertido cientes propuestas pretenden ser una superación de
en dominante en el interior de estas corrientes antro- la dualidad cuerpo-mente a través de un determinado
pológicas y Young es uno de sus principales exponen- manejo de las categorías cuerpo y experiencia.
16
Eduardo Menéndez
Es como si el cuerpo hubiera pasado de ser “bueno mosexualismo supone referir dichos problemas a la
para pensar” como lo definía la antropología cognitiva cultura global y se opone tajantemente a toda pers-
o “bueno para socializar” desde el punto de vista de la pectiva factorial. El culturalismo antropológico es he-
antropología neoanalítica a ser “bueno para estar ahí- redero de Durkheim, del historicismo alemán y en
actuar en el mundo” como lo conciben las antropolo- menor medida de Freud y se distancia notoriamente
gías interpretativas, y que se identifica con la forma de del enfoque biomédico hegemónico al considerar que
pensar el cuerpo por una parte significativa del pensa- es la cultura la que unifica la realidad, y por ello genera
miento europeo entre los veinte y los cincuenta. Fanon, una visión que cuestiona la división cuerpo-mente-
como psiquiatra y como negro de origen latinoamerica- cultura, pero para reunificarlos a través de la cultura.
no, analizando (su) “piel negra” escribía en 1952: “Mi Así, por ejemplo, Margaret Mead (1957) al analizar en
yo corporal va reuniendo experiencias en un mundo la década de los cuarenta la “fatiga” expresada en el
espacio-temporal. Éste me parece el esquema funda- cuerpo de los habitantes de Bali, considera que por más
mental del ser” (1966: 114). que el análisis psicológico determine de manera muy
Dichas tendencias antropológicas produjeron críti- precisa el grado de fatiga de los balineses en relación
cas, que en gran medida compartimos, hacia los dua- a distintas clases de actividades no permite entender
lismos, especialmente hacia el dualismo impulsado el problema de la fatiga, lo cual sólo es posible si re-
por la biomedicina (Menéndez, 1978, 1990b). Me pa- fiere que los usos del cuerpo se relacionan con las di-
rece que la mayoría de tales críticas y propuestas de ferentes situaciones culturales en que emerge y tiene
superación de los dualismos si bien retoman elabora- sentido la fatiga. Solamente la descripción integral
ciones anteriores —como señalan estos autores invo- de los usos culturales del cuerpo a través del tra-
cando a Merleau Ponty, Sartre, Heidegger o Cassirer— bajo, del baile, de la embriaguez, de la enfermedad o
niegan o reconocen escasamente su continuidad con del manejo del cuerpo del hijo posibilita observar y
las escuelas antropológicas previas y, sobre todo, comprender qué es la fatiga para este grupo étnico.
dejan de lado una serie de propuestas cuya inclusión Esta autora apunta que la fatiga sólo puede compren-
posibilitaría observar no sólo dicha continuidad y el derse a través del sentido y significado cultural, y es la
hecho de que la mayoría de las propuestas actuales cultura la que unifica dichos significados; la fatiga
evidencian una suerte de eterno retorno antropológico puede o no ser un hecho universal, pero la fatiga en de-
a las perspectivas desarrolladas, especialmente entre terminado grupo son las prácticas y significados ela-
los treinta y los cincuenta, respecto de la relación borados y usados por dicho grupo. La antropología
entre lo cultural y lo biológico y más aún respecto de interpretativa actual constituye una continuidad de
la unicidad biocultural. Las interpretaciones antro- estas propuestas, que frecuentemente parecen olvi-
pológicas actuales del cuerpo remiten simultáneamen- dar (pese a ser la forma en que una parte de la antro-
te al culturalismo norteamericano y al pensamiento y pología estudió el proceso S-E-A, la anormalidad o los
ciencia alemanas del periodo. usos del cuerpo.
Si bien Good (1994) ha reconocido recientemente La antropología generó una noción del cuerpo se-
que Ruth Benedict propone ya en los treinta que las gún la cual éste era algo dado y universal, que cada
representaciones que maneja una cultura respecto de cultura modificaba a través de técnicas del cuerpo que
la enfermedad o la anormalidad-normalidad son ex- establecían formas específicas de comer, caminar o re-
plicaciones intrínsecas a la cultura, y algo similar le lacionarse sexualmente, y lo que estudiaba dicha
reconoce Csordas (1990, 1994) a Hallowell para los antropología era el cuerpo culturalizado. Una parte de
cuarenta, lo que debe asumirse es que esta perspectiva esta producción se planteó explícitamente articular lo
no debe reducirse a dichos autores sino que es la ma- biológico, lo psicológico y lo cultural integrando concep-
nera de pensar las relaciones padecer-cultura desarro- ciones psicoanalíticas y culturalistas y recurriendo a
lladas por un sector de las antropologías norteamericana autores como Sapir, Dubois, Linton y, en general, a los
y alemana del periodo. Incluso las referencias a Hei- antropólogos organizados en torno a las relaciones
degger o Merleau Ponty podrían complementarse con entre cultura y personalidad. Las críticas a estas pro-
la inclusión de autores como Gehlen o Mülhmann, puestas no debieran confundirse con ignorar que tan-
quienes desde la antropología alemana proponían to la articulación como la superación de los dualismos
concepciones unificadas del hombre de muy diverso estaba en el centro de sus preocupaciones, aun cuando
tipo, pero similares a las impulsadas por los interpre- sus tesis centraran sus explicaciones en lo cultural o en
tativos norteamericanos entre los setenta y los noventa. lo psicocultural.
La ciencia antropológica organizada en este periodo Una parte de estos antropólogos desarrollaron sus
y referida a problemas de salud mental, suicidio u ho- proposiciones utilizando el análisis de lo normal-
17
Biologización y racismo en la vida cotidiana
anormal, especialmente referido a las enfermedades nes a sociedades “desarrolladas” y al sistema médico
mentales, ofreciendo una interpretación fuerte en el occidental o a los sistemas de otras sociedades comple-
sentido de que tanto las neurosis como las psicosis jas como la japonesa o la hindú.
(Hallowell, 1941; Henry, 1967) expresaban los procesos Pero la concepción de que la realidad, incluido el
socioculturales dentro de los cuales se construían y a proceso salud-enfermedad-atención, se define a partir
partir de los cuales eran manejados dichos trastornos de los significados dados por cada cultura, y que en
mentales por los sujetos y sus comunidades, incluidos consecuencia toda enfermedad se expresa localmente,
por supuesto sus curadores. En una gran variedad de era claramente manejada por una vasta serie de au-
notorias variantes, esta aproximación, se aplicó a muy tores que, como Hallowell, sostenían a principios de
diferentes problemas de salud mental, específicamen- los cuarenta que:
te al “alcoholismo”, respecto del cual la antropología
generará desde fines de los treinta una producción Los fenómenos celestes y meteorológicos o las plantas y
sostenida caracterizada por impulsar una crítica con- animales del habitat del hombre nunca están separadas
sistente respecto de las explicaciones biofisiológicas de los conceptos y creencias que sobre ellos tiene una
del mismo, cuestionando criterios centrales de la bio- cultura particular. La actitud del hombre hacia los mismos
medicina como desinhibición o dependencia, y propo- es función de la realidad definida culturalmente y no en
niendo —tal como lo hacen los interpretacionistas términos de su mera existencia física... Los objetos físicos
actuales— que es la cultura y no la sustancia química del medio sólo penetran en el orden de la realidad del
la que establece los usos y desusos del alcohol, así hombre como función y normas específicas de una cultura
como sus principales consecuencias. Esta concepción (citado por Kluckhohn y Mowrer, 1944: 13).
alcanza una notable síntesis teórica a fines de los se-
senta en el trabajo de Mac Andrew y Edgerton (1969), Es la cultura la que construye los significados a
pero la base de la misma venía elaborándose desde través de los cuales los sujetos se manejan con los ob-
fines de los treinta a partir del trabajo de Bunzell (1940), jetos “naturales”, que en esa medida pasan a ser pro-
y había sido reforzada continuamente con los aportes ductos culturales.
de Heath (1958), Gusfield (1963) o Lemert (1967). Si Desde nuestra perspectiva las propuestas fenome-
bien trabajos antropológicos de los setenta y ochenta nológicas actuales reiteran algunas de estas maneras
incluyen nuevas descripciones, análisis y aportes so- de pensar, especialmente las desarrolladas por Be-
bre problemas particulares, lo sustantivo sigue siendo nedict, Hallowell o Mead. Considero que la diferencia
la interpretación establecida entre fines de los treinta más importante entre los antiguos y los nuevos cultu-
y la década de los sesenta de considerar el alcoholis- ralistas no radica en la manera de pensar la unidad
mo y sus tratamientos como construcciones sociocul- biocultural, sino en el papel dado al sujeto en el desa-
turales (Room y Collins, 1984), subordinando o exclu- rrollo de esta unicidad, ya que mientras para autores
yendo la dimensión biológica y en menor medida la como Csordas, del Vecchio Good o Kleinman el indi-
psicológica en la mayoría de los casos, pero proponiendo viduo es el agente de la unicidad biocultural en su tra-
que el alcoholismo, incluidas la mayoría de sus ma- yectoria de vida, para Benedict o Mead lo decisivo es
nifestaciones biológicas, es expresión de una cultura el patrón cultural de comportamiento. Pero a partir de
determinada (Stein, 1985, 1990) o, como he señalado recordar, como lo hemos señalado reiteradamente,
reiteradamente, es lo que los sujetos de una sociedad que algunas tendencias del culturalismo norteameri-
determinada hacen con el alcohol (Menéndez, 1990b). cano recuperaban el papel del sujeto como ninguna
Las descripciones, en términos cognitivistas o no, otra corriente antropológica del periodo lo hiciera, el
de las representaciones y prácticas que los grupos ét- nuevo culturalismo fenomenológico constituye, tam-
nicos tenían de su fisiología y anatomía; las continuas bién en este aspecto, una continuidad respecto de Be-
etnografías sobre medicina tradicional y sobre enfer- nedict, Hallowell o Mead, más allá de su propio registro
medad mental que propondrían términos como psi- genealógico.
cosis étnicas, síndromes culturalmente delimitados No es la concepción de unicidad biocultural lo que
o síndromes estilizados tienden a señalar como idea los distingue sino el papel diferencial dado al sujeto, de
dominante la existencia de anatomías, fisiologías y tal manera que aunque para autores como Csordas
padecimientos locales, lo cual está ya elaborado en (1994 a y b) la noción de estar en el mundo es la de-
los trabajos de Benedict de mediados de los treinta. Los cisiva para explicar la unidad biocultural, en sus na-
aportes más recientes centrados en el cuerpo, además rraciones dicha noción se refiere a la dinámica de un
de sus descripciones etnográficas de problemas par- individuo más que a la de una cultura; de un individuo
ticulares, lo que hacen es extender estas concepcio- que puede inclusive modificar la cultura en sus procesos
18
Eduardo Menéndez
y estructuras más sagradas. Desde esta perspectiva es de sus partes sólo pueden ser entendidas desde el punto de
importante reconocer que este tipo de propuestas po- vista del sistema en su conjunto (Alexander, 1962: 32).
sibilita el tránsito hacia una antropología de las prác-
ticas, pero reducida al papel del individuo y donde se Y agregaba que el psicoanálisis justamente evidenció
pierde u opacan las dinámicas culturales colectivas. en su práctica la unidad cuerpo-mente:
Ahora bien, gran cantidad de estas concepciones
eran también dominantes en el pensamiento alemán, El estudio psicoanalítico de pacientes reveló que bajo la
que además tempranamente remite esta interpretación influencia de trastornos emocionales permanentes, pueden
no sólo a los grupos étnicos no occidentales sino a to- producirse trastornos orgánicos crónicos... Freud demos-
das las culturas incluida la occidental. La expresión tró además que cuando una emoción no puede ser expre-
más difundida fue La decadencia de Occidente de sada y canalizada a través de cursos normales puede
Spengler (1993) para quien la música, la religión y llegar a ser el origen de trastornos crónicos psíquicos y
la plástica son productos culturales como también lo físicos (Alexander, 1962: 37).
son los productos científicos. Se centró en un análisis
de la matemática y de la física para demostrarlo, que Es justamente a partir del encuentro entre psicoa-
influyó notablemente a un grupo de físicos teóricos nálisis y determinadas corrientes de investigación bio-
alemanes, como lo han demostrado Forman y otros his- lógica que surgirá en los veinte la denominada medicina
toriadores de la ciencia y tecnología contemporáneas psicosomática tanto en Alemania como en los EEUU y
(ver también Herf, 1990). Para Spengler, igual que para el Reino Unido, y que en el campo específicamente psi-
muchos antropólogos del cuerpo actuales, no existe quiátrico tendrá como principal influencia las propues-
una física o una biología sino muchas y diferentes, co- tas freudianas.
rrespondientes a culturas particulares. Toda concep- En el desarrollo de la perspectiva psicosomática
intervinieron también sociólogos y antropólogos a par-
ción sobre la naturaleza, por científica que sea, no existe
tir del manejo de marcos referenciales comunes de
en términos de una ciencia única común a todos los
orientación psicoanalítica, que posibilitaba tanto a los
hombres, pues expresa el saber de una cultura espe-
científicos sociales como a los médicos superar el dua-
cífica sobre la naturaleza (Forman, 1984), y no olvi-
lismo cuerpo-mente, aun cuando, como señala Mead,
demos que Spengler, junto con Nietzche, articulados
la medicina psicosomática sólo trataba de integrar
a Boas y a la teoría de la gestalt, son las principales in-
cuerpo-mente mientras que la perspectiva antropoló-
fluencias teóricas de Benedict.
gica incluiría la dimensión sociocultural:
Los postulados de Spengler expresaban algunas de
las tendencias del pensamiento alemán que se oponían
El presupuesto de que todo cuerpo humano está moldeado
a determinadas concepciones dominantes de la ciencia
por la cultura en la que el individuo se ha socializado no
occidental, especialmente de la biomedicina. Debemos
sólo a través de la dieta, de la exposición a enfermedades
recordar que dentro del campo biomédico, en países
infectocontagiosas, de enfermedades ocupacionales, catás-
de Europa Central entre otros, se desarrollaron y
trofes y experiencias traumáticas, sino también socializado
mantuvieron concepciones médicas que hasta la ac-
a través de las normas y disciplinas de una cultura espe-
tualidad se diferencian en aspectos técnicos y episte- cífica debe ser vinculado al enfoque psicosomático de no-
mológicos de la biomedicina hegemónica. La medicina torias variantes, esta aproximación, [agregando] en los
naturista, la balneoterapia, la homeopatía o el sistema últimos quince años la investigación médica ha demostrado
krull constituyen algunos de estos desarrollos. Pero que los trastornos cardiacos, las fracturas, el asma, la hi-
además el psicoanálisis, las denominadas psiquiatrías pertensión arterial, la anorexia, la migraña, etc. no pueden
dinámicas y la psiquiatría fenomenológica que surgie- ser explicadas sólo por procesos biológicos sino que de-
ron por lo menos parcialmente desde la biomedicina ben ser relacionados con la conducta y personalidad en
cuestionan una gran variedad de aspectos centrales sentido global (1947: 63-64).
de la misma. A fines de los treinta concluía F. Alexander:
Pero la medicina psicosomática se reduce a articu-
Vista históricamente la aparición del psicoanálisis puede lar cuerpo-mente, dejando de lado la cultura “...cuya
ser considerada como uno de los primeros signos de reac- comprensión es decisiva para el conocimiento del cua-
ción en contra del desarrollo tan paralizante que caracterizó dro psicosomático individual” (Mead, 1947: 74).
a la medicina de la segunda mitad del siglo XIX; una Subrayo estas conclusiones de Mead porque se
reacción contra la negación del hecho biológico fundamen- correlacionan con algunas de las tendencias desarro-
tal de que el organismo es una unidad y que las funciones lladas por la antropología alemana entre 1920-1940,
19
Biologización y racismo en la vida cotidiana
así como con los trabajos interpretativos sobre el cuer- intuición frente al análisis, y por cuestionar el meca-
po gestados por la antropología norteamericana du- nicismo y especialmente el principio de causalidad, al
rante los ochenta y noventa. cual oponen categorías como propósito, meta y valor.
Ahora bien fue dentro del pensamiento centroeu- Con diversos matices y diferencias esta orientación se
ropeo, y especialmente en Alemania, donde se desa- expresa en física (Schrödinger), en biología (Goldstein),
rrollaron desde fines del siglo XIX el psicoanálisis, la en filosofía (Heidegger), en biomedicina (von Weiz-
psiquiatría dinámica, la psiquiatría fenomenológica, sacker), en psicología (Kholler), en educación (Spranger)
la medicina psicosomática y toda una serie de corrientes y en prácticamente todas las disciplinas.
teóricas y metodológicas en psicología, biología y an- En el caso de la antropología, tenemos una varie-
tropología que propusieron una visión holística, que dad de autores que va desde quienes plantean la unidad
tuvo notoria significación teórica y aplicada a partir de cuerpo-espíritu (biológico-cultural) a través de concep-
los veinte y treinta. Estas tendencias no sólo cuestio- ciones biorraciales (Gunther) hasta quienes cuestionan
naron el mecanicismo y elementalismo de la ciencia esta mirada biologista y colocan la unidad en la acción
dominante, sino que produjeron conceptos que trataron humana, y cuya principal expresión son los traba-
de incluir o por lo menos pensar la vida tanto animal jos de Gehlen. A mediados de los treinta este autor
como humana en términos de totalidad. Uno de esos considera que el dualismo cuerpo-alma o cuerpo-alma-
conceptos fue el de ‘mundo’ que desde Uexkull hasta espíritu sigue sin solucionarse, por lo que propone con-
Lorenz constituirá una de las categorías centrales de siderar al hombre en términos de acción, entendida
la biología alemana, según la cual todo animal consti- como la actividad destinada a modificar la naturale-
tuye una unidad no sólo en sí sino con su medio, ya za con fines útiles para el hombre. Parte de la noción del
que el medio aparece como parte intrínseca del ‘mundo’ hombre como ser carenciado biológicamente y “abierto
animal; no incluirlo limitaría o directamente imposibili- al mundo”, cuya naturaleza es por definición cultural,
taría comprender el comportamiento animal, que sólo ya que para Gehlen el hombre tiene una predisposición
puede ser entendido a través de su medio particular: natural y hereditaria que requiere de la cultura para
funcionar, y a su vez la cultura se construye a partir
Uno de los errores fundamentales de las antiguas teorías de esas predisposiciones. Como él señala:
biológicas, psicológicas y antropológicas consiste en haber
considerado al mundo siempre en forma identica para En todo caso, se puede decir que el hombre, expuesto
todas las formas de vida... Uexkull (1921) fue quizás el como el animal a la naturaleza agreste, con su físico y su
primero que trató de demostrar que cada animal tiene su deficiencia instintiva congénitos, sería en todas las circuns-
propio mundo, cualitativamente específico, concebido de tancias inepto para la vida. Pero esas deficiencias están
tal manera que forma con el animal una unidad completa, compensadas por su capacidad de transformar la natu-
una entidad de un orden superior. Una de las tareas más raleza inculta y cualquier ambiente natural de manera
importantes de la biología moderna consiste en determi- que se torne útil para su vida. Su postura erecta, su mano,
nar la estructura del mundo específico para cada grupo su capacidad única de aprender, la flexibilidad de sus mo-
de animales (Werner, 1965: 299).6 vimientos, su inteligencia, su objetividad, la “apertura” de
sus sentidos poco potentes, pero no limitados solamente
En consecuencia los alemanes iban a desarrollar la a lo importante por los instintos; todo eso, que puede con-
idea de que el medio “natural” del hombre es la cul- siderarse un sistema, una conexión, capacita al hombre
tura, y que la misma es parte intrínseca de su estar en para elaborar racionalmente las condiciones naturales
el mundo, pero una cultura ligada inexorablemente a existentes en cada caso [y agrega] (...) cuando se habla de
la “sangre y el suelo”, de allí la propuesta de “regreso la acción, excluimos todo dualismo. La división del proceso
a la tierra” y de colocar en el campesino los valores en corporal y anímico no aportaría nada, y describirlo sólo
centrales de la nacionalidad. serviría de obstáculo... La acción es de por sí un movimiento
El pensamiento y la ciencia alemana se caracte- cíclico complejo que se conecta a través de las cosas del
rizaron durante este lapso por desarrollar la idea de mundo exterior, la conducta se modifica según los resul-
totalidad y unidad frente al dualismo cartesiano, o la tados que avisan la vuelta. Como todo trabajo humano...
6
Werner utilizará la noción de mundo para describir y analizar los ‘mundos del hombre primitivo’ que “... es sobre todo un
mundo de conducta, un mundo en el cual todo es visto como un gesto, por así decirlo fisonómicamente, y donde todo, ya sea
referente a las personas o a los objetos, existe en acción. No es un mundo de conocimientos, sino de hechos; no es estático
sino dinámico; no es teórico, sino pragmático” (1965: 315). Debe subrayarse que los primeros trabajos de este autor fueron
desarrollados en Alemania a partir de 1920.
20
Eduardo Menéndez
tenemos allí una base que nos permite meditar sobre el Pese a que la propuesta holística y el cuestionamien-
hombre sin caer en formas dualistas... (1993: 33 y 34). to de las explicaciones dualistas se dieron en todas las
ramas del saber en los países de Europa Central, fue
Gehlen desarrolla una crítica radical a las concep- en el campo médico donde se generaron más señala-
ciones dominantes sobre la unidad cuerpo-espíritu en mientos críticos y alternativos. En general trataron de
Alemania, así como a la teoría de los instintos y de los recuperar la unicidad del sujeto enfermo incluyendo
impulsos básicos, a través de un marco teórico que la situación y la biografía del mismo para explicar la
apunta que los impulsos se constituyen en las acciones constitución del padecimiento y para proponer vías de
humanas específicas. Cuestiona la existencia de una solución.
naturaleza humana previa y parte de las condiciones Durante el periodo 1920-1940 diversas autores
de existencia de los seres humanos, encontrando en el referirán la unidad del sujeto a la articulación psiquis-
praxis el rasgo diferencial de los mismos (Gehlen) cuerpo, incluyendo algunos quienes a través de la bio-
1987: 36). grafía, de la situación, del mundo del sujeto manejarán
Estas y otras propuestas tan cercanas al concepto determinados aspectos socioculturales, especialmente
marxista de praxis, pero también al culturalismo an- los referidos a la dimensión religiosa. No es casual que
tropológico norteamericano fue publicada por primera varios psiquiatras (Muller-Eckhard, Hafner, Gebsattell,
vez en 1940 en la Alemania nazi, y expresa justamente Machel, Maeder, etc.) que trabajaron durante ese lap-
el desarrollo de una serie de tendencias centradas en so y durante la década de 1950 concedieran un papel
la unidad biocultural que intentaron, desde diferen- decisivo a los aspectos religiosos (Köberle, 1965), que
tes disciplinas, superar el dualismo.7 Esta diversidad unos manejan en términos de religiosidad en sí (Muller-
puede observarse respecto de una concepción bastante Eckhardt) y otros en términos culturales referidos espe-
difundida en Europa, según la cual el proceso civiliza- cialmente a la relación médico-paciente (Maeder 1965).
torio incidía sobre las condiciones bioculturales de los En países europeos de lengua alemana se desarrolló
grupos, de tal manera que para autores como Elias una biomedicina que incluía, de diferente manera, ele-
(1987) dicho proceso tendía positivamente a reducir mentos culturales, inclusive a través de aspectos étnico-
las acciones de violencia; pero para investigadores raciales, que intentaba articular lo demandado por
como Gehlen o Lorenz la civilización generaba un pro- Mead (la relación cuerpo-psiquis-cultura), pero que
ceso de domesticación que reducía el papel de deter- posteriormente fueron eliminándose o marginándo-
minadas tendencias humanas consideradas valiosas, se por razones de tipo científico y, sobre todo, para
especialmente las conductas agresivas, lo cual podía diferenciarse ideológicamente de las consecuencias
tener consecuencias negativas. Así mientras Gehlen generadas por algunas de estas propuestas durante el
reconoce en 1940 el papel de las instituciones para su- periodo nazi.
perar las consecuencias negativas de la domesticación,
en el mismo año Lorenz llega a conclusiones diferen-
tes, dado que considera que Relativismo cultural y biologías locales
...la domesticación reduce la tendencia natural a rechazar La ciencia alemana en casi todas sus ramas, y en par-
los tipos degenerados de la especie, por lo cual es necesario ticular en biomedicina, se caracterizará por cuestionar
intervenir sobre esta tendencia. Lorenz en plena campa- varios de los principios centrales de la epistemología
ña de exterminio nazi propone que la selección de carac- científica dominante, a partir no sólo de reflexiones
terísticas como el heroísmo o la utilidad social pueden sino de investigaciones. En el caso de la biomedicina8
ser desarrolladas por instituciones humanas al haber se hace evidente la influencia de la “filosofía de la vida”,
disminuido los procesos naturales de selección. El ideal del vitalismo y de la fenomenología, y es dentro de
racial como base del Estado alemán puede hacer mucho estas orientaciones que, por ejemplo, von Weizsaker
al respecto (Lewontin, 1980: 350). construye durante los treinta una corriente que deno-
7
Es interesante señalar que en revisiones ulteriores Gehlen (1987 y 1993) recupera los aportes de la antropología cultural
norteamericana, especialmente los de Benedict y de Mead, así como recordar la recuperación que Lukács (1983) hizo de
la obra de Gehlen vinculándola con propuestas marxistas.
8
Debe subrayarse que durante los siglos XVIII y XIX se desarrollaron propuestas holísticas dentro de la medicina académica
elaborada en varios países europeos y que la medicina romántica alemana propuso y aplicó profesionalmente una concep-
ción del hombre como unidad biocultural, cuyo núcleo integrador estaba colocado en el “espíritu”. Ver Gode von Aesch,
1947.
21
Biologización y racismo en la vida cotidiana
minó antropología médica de notable influencia en experimentaciones que concluyeron con la muerte de
Alemania pero también en España entre fines de 1930 la mayoría de los sujetos seleccionados ideológica y
y la década de 1960, la cual considera al sujeto huma- científicamente para realizar sobre sus cuerpos este
no como una unidad, colocando el núcleo del trabajo tipo de investigación (Menéndez, 1972) .
médico “...en la experiencia que el paciente tiene de La mayoría de los temas-problemas sobre el cuerpo,
su enfermedad, y entendiendo al paciente a través de la el dualismo, la ciencia como etnociencia o sobre las
comprensión del significado simbólico y práctico de biologías locales que maneja una parte de la antropo-
la enfermedad, es decir lo que la antropología actual logía actual fueron promovidos radicalmente en el in-
llama illness narrative” (Harrington, 1996: 195-96). terior de la ciencia alemana entre 1920 y 1940 y, en
Estos y la mayoría de los puntos de partida de la menor medida, por una parte de la antropología norte-
ciencia alemana, tan similares a los actualmente pro- americana del mismo periodo. Como ya lo señalamos,
puestos por las antropologías interpretativas norteame- el pensamiento antropológico intentó superar la dua-
ricanas y por los estudiosos del cuerpo y la enfermedad lidad biológico-cultural a través de dos orientaciones
(ver Csordas, 1994; Csordas y Kleinman, 1990; Good, básicas, una que colocó el peso explicativo en los ele-
1994; Lock, 1993) serían aplicados en términos étnico-
mentos simbólicos, de tal manera que lo biológico
racistas por la biomedicina en la Alemania nazi y no
constituye una suerte de punto de referencia a partir
únicamente por los médicos de los campos de concen-
del cual cada cultura establece una realidad particu-
tración. En dicha biomedicina lo holístico, la prioridad
lar (como fue la que propuso el culturalismo norteame-
de la práctica, la unidad cuerpo-alma-cultura, el hom-
ricano y la mayoría de las antropologías actuales del
bre abierto al mundo, la experiencia del cuerpo como
cuerpo); y otra que parte de la existencia de una uni-
síntesis tanto del sujeto enfermo como sano, etcétera,
dad biocultural que también se lleva a cabo en entidades
iban a ser manejados ideológica, profesional y técni-
locales y que fue impulsada con gran decisión bajo el
camente a través de categorías étnico-racistas. Esta
nazismo y ha sido retomada ambiguamente y, posible-
biomedicina asumió que la concepción holística y uni-
mente sin saberlo, por algunas posturas de la antropo-
ficada de la realidad era característica de la forma de
logía actual.
ser aria, mientras que el mecanicismo y el principio
Una parte significativa del pensamiento alemán y
de causalidad eran propios del ser judío, lo cual se tra-
los historicismos en particular, impulsaron la concep-
dujo en una legislación que establecía que los médicos
arios, sólo debían atender a los arios y los judíos sólo ción de que toda producción humana, incluida la cien-
a los judíos, basados en la existencia, como diríamos tífica, es una creación cultural, y que inclusive la di-
hoy, de biologías y sistemas médicos locales y étnicos mensión biológica podía ser constituida culturalmente
diferenciales, posición que fue asumida y aplicada por (tal como la manipulación genética actual lo evidencia),
la profesión médica. Académica y jurídicamente esta en la medida en que la asumamos como una técnica
concepción del mundo posibilitó (dentro y fuera de los cultural y no sólo como saber científico. Esta idea que
campos de concentración) realizar investigaciones cien- antropólogos como Rabinow (1992) consideran de re-
tíficas in vivo con sujetos de origen judío, gitano o es- ciente aparición fue desarrollada por el pensamiento
lavo, generando notorios avances científicos respecto centroeuropeo entre los veinte y los cuarenta y forma
de determinados tipos de tifus, gangrenas o problemas parte de eso que llaman concepción del mundo fáustica,
hepáticos, así como el desarrollo de las más sofistica- a través de la cual algunos autores caracterizaron a
das técnicas de esterilización conocidas hasta entonces, casi todo el pensamiento occidental. La posibilidad
22
Eduardo Menéndez
de la constitución o reconstitución de sujetos a partir de sostenida por un elevado número de la población eu-
la producción científica entendida como producción ropea, incluida una parte significativa de sus intelectua-
cultural, está en la base de esta manera de pensar. les y profesionales. Hay en la recuperación antropológica
Pero lo que me interesa subrayar es que estas con- actual del cuerpo una despolitización y desideologi-
cepciones, que originalmente no fueron impulsadas zación que ignora la trayectoria, la experiencia y la ge-
como concepciones racistas, que se desarrollaron a nealogía de muchos de los autores y teorías que utiliza
partir de un cuestionamiento a determinadas nociones y aún más de los que olvida, y sobre todo respecto de
biologicistas, y en las que participaron inclusive cientí- la relación de las “narrativas” de esos autores con el
ficos y pensadores de origen judío, fueron sin embargo contexto cultural y económico-político dentro del cual
orientadas hacia usos étnico-racistas, lo cual no parece se produjeron y aplicaron.
haber sido reflexionado por los antropólogos de hoy En consecuencia, llama la atención, máxime por el
que, en su recuperación de teorías y autores que tra- desarrollo de procesos vigentes ya señalados y cuya
bajaron estas problemáticas entre los veinte y los cua- evidencia última es hasta ahora Kosovo, la carencia de
renta, generan una apropiación descontextualizada. reflexión sobre el potencial deslizamiento de las concep-
La casi totalidad de los científicos alemanes que tra- ciones etnocientíficas, etnicistas, étnicas hacia repre-
bajaban problemáticas organizadas en torno a lo bio- sentaciones y prácticas racistas; la no reflexión sobre
lógico, incluidos algunos de sus principales teóricos la rápida resignificación y reorientación de conceptos
como von Uexkü en ecología, Lorenz en etología o von no sólo por los antropólogos del cuerpo, sino por fuer-
Weiszacker en medicina desarrollaron y aplicaron ex- zas sociales e ideológicas que se apropian de los mis-
plicaciones y prácticas racistas, pese a ser de los más mos (como ocurrió por ejemplo con el concepto de
prestigiados científicos alemanes en el ámbito interna- mundo, que fue orientado en numerosas direcciones
cional y personas sin pasados racistas.9 Aquí la cues- inclusive en términos políticos de “espacio vital” para
tión radica en reconocer cómo la mayoría de la ciencia justificar la expansión alemana durante las décadas
alemana cayó en el racismo, a partir de varios procesos, de 1930 y 1940).
entre los cuales subrayamos la construcción de un Considero que algunos antropólogos, en su mayoría
pensamiento centrado en la discusión y “superación” norteamericanos, que plantearon entre los treinta y
de la relación cuerpo-espíritu dominante en la ciencia cuarenta la unidad mente-cuerpo-cultura, pero que
y especialmente en la medicina occidental y cómo se colocaron el peso en lo simbólico o en lo psicocultural
desarrollaron tendencias historicistas que focalizaban y en el relativismo cultural, lo hicieron en gran medi-
la particularidad, la diferencia, la especificidad cultural da por convivir con propuestas antropológicas y polí-
(no sólo de la cultura, sino de los cuerpos), estableciendo ticas que, partiendo de premisas como las ya señaladas,
las bases teórico-ideológicas para convertir la diferencia derivaron hacia el racismo y el etnorracismo. Desde
histórica en diferencia racial. esta perspectiva la cuestión no radica tanto en desco-
Desde esta perspectiva no puede entenderse el én- nocer ciertas historias antropológicas más o menos
fasis que durante los años de 1940 y 1990 Sartre y olvidadas, sino en saber cómo y para qué fueron usa-
una serie de autores colocan en el papel del sujeto, en das científica, ideológica y políticamente. No negamos
la situación del mismo, en la responsabilidad, en la que toda cultura por definición es etnocéntrica, pero
acción y en la falsa conciencia, si no se las refiere más ello no equivale a negar el papel que puede cumplir el
que a su mandarinismo intelectual, como sostiene relativismo crítico como “control” de los usos del etno-
Bourdieu, a la experiencia vivida bajo el fascismo, a centrismo, tal como fue utilizado por una parte de los
la experiencia de control total estatal, y en particular culturalistas durante este periodo, así como también
a la experiencia de la actitud racista y colaboracionista con sus usos neoliberales basados en la “diferencia”.
9
Ya citamos el respaldo de Lorenz a las políticas racistas de Estado; a su vez von Uexküll, en la segunda edición de su libro
Staatbiologia (1933) agregará un capítulo sobre el peligro de las razas extranjeras y la legitimidad del Estado para elimi-
narlas. Pero además uno de los más respetados médicos de la posguerra y considerado un símbolo de la medicina antifas-
cista, como von Weiszacker, siendo profesor en Heidelberg, sostuvo en 1933 en apoyo del nazismo que “Sólo una política
popular de destrucción, no sólo es preventiva sino creativa” (Muller-Hill, 1989: 102). Más aún, según Harrington, en 1986
se presentó documentación según la cual cuando von Weizacker fue director de la clínica neurológica de la Universidad
de Breslau (Polonia), entre 1941 y 1945, aplicó una política de eutanasia a niños de razas “indeseables” (1996: 198-99).
Debe asumirse en toda su significación que éstas no sólo fueron conductas individuales, sino la manera de actuar del cuerpo
científico alemán. Cuando la Sociedad Científica del Emperador Guillermo (actualmente Instituto Max-Planck) recibió en
abril de 1933 una circular para que los directores de Institutos dejaran cesantes a sus colaborados de origen judío, sólo
un Director de Instituto, el profesor Haber, rechazó dicha orden y renunció a su cargo. Todos los demás, incluidos los direc-
tores judíos, acataron estas decisiones racistas (Muller-Hill, 1989).
23
Biologización y racismo en la vida cotidiana
Cuando Geertz analiza el creciente antirrelativis- instituciones universales. Las principales críticas seña-
mo desarrollado desde fines de los ochenta en nuestra laban que el relativismo podía justificar casi todo tipo
disciplina, subrayando que se expresa sobre todo a de comportamiento, incluidos crímenes masivos, a
través de la recuperación de antiguos conceptos como partir de considerarlos comportamientos culturales y
naturaleza humana y concluyendo que actualmente en función de la neutralidad valorativa que dicha posi-
en cualquier rama de la antropología “...encontramos ción supone. Congruentemente con ello el relativismo
algún ejemplo del retorno a una concepción donde todo posibilita circunscribir los compromisos normativos y
se reduce a los genes, a la naturaleza de la especie, morales exclusivamente a la propia sociedad.
a la arquitectura del cerebro, a la constitución psico- Nuestro análisis del relativismo se relaciona con la
sexual” (1996: 111), y todo ello en nombre de una producción antropológica, que puede dar lugar frecuen-
universalidad que reduce o niega la alteridad, está re- temente a juegos profesionales interesantes e incluso
conociendo el retorno de explicaciones centradas en lo fascinantes, pero juegos al fin; pero también se vincu-
biológico, que pretenden operar desde principios su- la con la apropiación y a veces expropiación de las teo-
puestamente objetivos y que, según el propio Geertz, rías por parte de determinados grupos sociales. Desde
tratan de “colocar la moral más allá de la cultura”. Pero esta perspectiva los juegos conceptuales sobre las bio-
el lamento de este autor no resuelve ni evita el desarro- logías locales, sobre las ciencias como etnociencias, o
llo de este tipo de explicaciones como parte del avance sobre los etnicismos exclusivistas, más allá de la correc-
del biologicismo a que ya hicimos referencia, dado que ción o no corrección científica con que están elaborados
su propia propuesta teórica contribuyó a su legitima- pueden ser derivados hacia posiciones y acciones ra-
ción al reducir la moral a la cultura considerada como cistas o antirracistas que, por lo menos parcialmente,
verdad o si, se prefiere, considerada como realidad se fundamentan y son avaladas por estos juegos. Lla-
(facticidad). Se necesitaría recobrar nuevamente la di- ma la atención que la mayoría de los juegos antropoló-
mensión ideológica en tanto ideología, y no sólo como gicos sobre el cuerpo no incluyan la problemática del
sistema cultural —como propuso y difundió Geertz racismo, del etnorracismo y sobre todo del papel y peso
(1964; 1987)—, articulada con una discusión sobre del biologicismo como dimensión práctico-ideológica de
las relaciones verdad-ideología que no remita la verdad la vida cotidiana.
exclusivamente a la cultura como intencional o fun- Lo señalado no supone negar la validez, realidad y
cionalmente sostienen algunos de los interpretativos, significación de lo étnico ni la existencia normal del
o solamente a la ciencia como propone un segmento etnocentrismo, ni confundir etnocentrismo y racismo,
de los antropólogos antirrelativistas, porque cuando de sino asumir que lo étnico nos remite a procesos di-
raza, de etnias o de biología se habla debe pensarse en námicos y no a etiquetas simbólicas transhistóricas,
las fuerzas sociales de muy diferente tipo que pueden cuya orientación ideológica y práctica dependerá de
hacerse cargo de las mismas a partir de sus propios las condiciones que operan en los contextos específicos
objetivos, necesidades y transacciones. incluidas las fuerzas sociales que orienten la situación
En consecuencia debe asumirse que el relativismo en términos de etnicidades subordinadas, de propues-
o el etnocentrismo más allá de ser categorías acadé- tas contrahegemónicas o de usos racistas de subordina-
micas se refieren a sus usos sociales y políticos, lo cual ción y hegemonía.
suele ser excluido por la despolitización y profesiona- No debe olvidarse que el racismo, al igual que el
lización actual del pensamiento académico, o por la etnicismo, basa su acción en la identidad, en una co-
reducción de lo político a juegos simbólicos y exclusiva- munidad o grupo de pertenencia, en la oposición y/o
mente a los micropoderes. Afirmar la diferencia y el de- diferenciación con un Otro; más aún el racismo es la
recho a ella supone instancias políticas para obtener tendencia que más radicaliza y necesita la existencia
además de la legitimación su inclusión en el campo so- de un Otro. En consecuencia, no es la búsqueda o afir-
cial específico, y ello implica no sólo “negociaciones” mación de la identidad lo que distingue al racismo del
sino luchas. etnicismo, sino que la diferencia debe buscarse en lo
En los cuarenta y cincuenta se dio una amplia y que los grupos hacen con la afirmación de su identidad.
profunda discusión dentro de las ciencias sociales y es- Es obvio, por lo tanto, que no todo etnicismo o particula-
pecialmente dentro de la antropología norteamericana rismo concluye en racismo, ni equivale a que lo étnico
en torno al relativismo cultural y a la existencia o no corresponda a una base biológica unívoca y constante;
de valores (hoy diríamos derechos) universales. Es du- lo que me interesa subrayar es la apelación al racis-
rante este lapso que antropólogos relativistas como mo o a la diferencia étnico-racista, que potencialmente
Kluckhohn, Murdock o Linton pasaron de afirmar la implica el deslizamiento hacia la afirmación radical de
relatividad a conciliarla o subalternizarla a los valores- determinadas diferencias culturales.
24
Eduardo Menéndez
Al respecto debemos reconocer que la mayoría de nar sobre las implicaciones teóricas y no académicas
los etnicismos y etnonacionalismos actuales asumi- de estas elaboraciones antropológicas. La despoliti-
dos culturalmente y sobre todo ideológicamente tienen zación y desideologización de los análisis antropológicos
como objetivo reivindicar, en términos de acción la contemporáneos ha conducido a impulsar conceptos e
identidad amenazada, subordinada o excluida, hecho interpretaciones desconectados de los usos que estos
que debe ser reconocido como necesario sobre todo en tuvieron y de la significación dada a los mismos en un
el caso de las identidades oprimidas, pero asumiendo pasado no tan lejano.
que en los procesos concretos pueden generarse pro- Considero que las ausencias y olvidos de teorías y
puestas y acciones racistas o por lo menos de cosifica- prácticas como las reseñadas para el lapso de 1930
ción del Otro. y 1940, así como la utilización de los marcos teóricos
En función de lo que venimos señalando puede ar- desarrollados por una variedad de filósofos alemanes
gumentarse que el racismo no tiene mucho que ver como Dilthey, Heidegger o Cassirer, ignorando la in-
con análisis académicos, con demostrar científicamente vestigación, teorización y aplicación biomédica, psi-
que existen o no razas, sino con la función ideológica, quiátrica y por supuesto antropológica realizada en
cultural o económico-política que el racismo cumple. esos años, permite a los antropólogos, sobre todo a
Es más, reiteradamente se demuestra científicamente los interpretativos, discutir y emplear conceptos en un
que no hay razas superiores ni inferiores, que los seres alto nivel de abstracción filosófica, al “desconocer” no
humanos tenemos una identidad genética casi total, sólo el uso profesional y técnico de los mismos sino el
que la raza como entidad biológica no constituye un proceso de politización del conocimiento y las impli-
elemento de diferenciación a nivel de los sujetos y de los caciones sociales e ideológico-políticas que tuvieron
grupos y que es su uso simbólico el que establece varias de las categorías e interpretaciones que están
las diferencias, por lo que la cuestión central no radica usando, una porción de las cuales —como dice Haus-
en seguir haciendo investigaciones que repetidamente child (1997)— no puede ser separada de las consecuen-
llegan a las mismas conclusiones. Esto en parte es cias genocidas generadas por las políticas del Estado
correcto, pero supone una lectura unilateral y esencia- alemán en las décadas mencionadas.
lista del racismo que, como lo señalamos, ignora el Las recurrentes críticas que las ciencias sociales
continuo retorno y construcción de biologismos o ra- han desarrollado desde los sesenta a una biomedicina
cismos intersticiales en la vida cotidiana, la rápida caracterizada por la objetividad, el mecanicismo o el
conversión en diversos contextos de lo étnico en racis- manejo de la dualidad cuerpo-alma, se hicieron casi
mo, así como el uso de explicaciones biologicistas como en su totalidad a partir de desconocer, o por lo menos
legitimadoras de identidades y de prácticas sociales,10 de no recordar, que no sólo el pensamiento social y
por ello es menester asumir que existen constantes filosófico alemán sino algunas de las principales co-
riesgos de deslizamiento ideológico que pueden, en rrientes de la biomedicina de ese país cuestionaron ex-
determinados momentos, legitimar diferencias pero presamente esas características que articularon, pasiva
también exclusiones, así como el sentido de subalter- o activamente, con las propuestas ideológico-científicas
nidad o hegemonía de las mismas. Máxime cuando impulsadas por el nazismo. Tiende a olvidarse que la
dichos saberes biologizados forman potencialmente concepción de la unidad cuerpo-mente o cuerpo-
parte del conjunto de representaciones y prácticas espíritu o bilógico-cultural era —a través de muy dife-
que, entre otras cosas, se expresan mediante el racismo rentes propuestas— uno de los núcleos distintivos del
cultural. pensamiento alemán durante este lapso.
Estos deslizamientos han sido constantes y en de- Pero además, los nacionalsocialistas trataron de
terminadas épocas y países no sólo fueron parte de la fundamentar una tradición médica específicamente
vida cotidiana, sino de políticas de Estado y de toda germana, tomando como prototipo a Paracelso, de
una gama de propuestas teórico-ideológicas sobre as- quien solían citar su frase: “Cada país desarrolla su
pectos que trata la actual antropología del cuerpo, propia enfermedad, sus propias medicinas y sus pro-
misma que habla de biologías locales, de etnociencias pios curadores”. Es decir que, por lo menos un segmento
o del cuerpo como unidad biocultural, pero sin reflexio- de la biomedicina no tuvo que esperar a los antropólogos
10
En la lucha por la propia identidad algunos sectores de los movimientos feminista y gay, encuentran en lo biológico una
justificación de su diferencia “natural”, fundamentándola en investigaciones genéticas y biomédicas. Esto puede favorecer
la legitimidad de su identidad pero, no obstante, posibilita en determinados contextos y momentos una articulación con
propuestas de tipo racista, que justamente fundamentan su diferencia en la dimensión biológica.
25
Biologización y racismo en la vida cotidiana
para cuestionar el dualismo dominante en la concep- asumen la importancia de afirmar cada diferencia
ción y trato del paciente o en proponer una visión ho- particular, pero como base de posibles transacciones
lística respecto del proceso de enfermar, pero estos entre los diferentes sujetos sociales y no como meca-
descubrimientos se dieron parcialmente a través de nismo de imposición de una forma cultural determinada.
concepciones técnico-científicas, de profesionales y Nos referimos a los autores que hablan de hibridación,
de sujetos que asumieron consciente o funcionalmente de nuevo mestizaje; que cuestionan los esencialismos
el nazismo. Esto no supone concluir que no debe estu- étnicos, de género o religiosos, y que basan la posibilidad
diarse la relación entre lo cultural y lo biológico o tra- de una sociedad igualitaria en el desarrollo y permisi-
tar de superar la dualidad cuerpo-mente, ni mucho vidad de las diferencias (García Canclini, 1989).
menos pensar que hay una relación mecánica entre Por otra parte están los que impulsan la diferencia
producción de conocimiento y usos políticos e ideoló- en términos esencialistas y que pueden adquirir formas
gicos, pero sí implica asumir que el saber, prácticamen- culturales, racistas o etnorracistas, y que también
te todo saber, tiende a ser utilizado por fuerzas sociales parten de asumir la importancia de la diferencia, pero
que se hacen cargo del mismo, y que ello muy frecuen- entendida como diferencia radical, irreductible e incom-
temente cuenta con la aceptación intencional o funcio- patible. Cada grupo afirma su diferencia a partir de
nal de los propios investigadores, sobre todo cuando rasgos distintivos que son parte de la identidad de este
adoptan su quehacer en términos profesionales. grupo y que limita o imposibilita todo proceso de in-
En síntesis la antropología ha investigado la en- tegración más o menos unificado. Estas propuestas
fermedad, el dolor y el cuerpo en forma intensa desde tienden a fundamentar la existencia de “el” blanco, de
1970 y ha propuesto enfoques que tratan de generar “el” indio, de “el” negro, y también de la cultura africa-
nuevas interpretaciones sobre dichas temáticas así na o de la cultura occidental como identidades más o
como superar la escisión entre lo cultural y lo biológico menos cerradas en sí mismas.
o entre cuerpo-mente característicos del enfoque bio- Si bien estas posiciones polares y las expresiones
médico hegemónico (Menéndez, 1978, 1990b). Estos intermedias presentan elementos diferenciales, se sin-
lineamientos antropológicos se desarrollaron dentro gularizan por determinadas coincidencias de las cuales
de un incremento constante no sólo de explicaciones las más relevantes son la escasez de análisis sobre los
biológicas sino sobre todo de prácticas derivadas de la deslizamientos hacia el racismo y el papel de las di-
investigación biológica, que inciden cada vez más en ferencias étnicas, religiosas, sexuales, etcétera en la
la vida cotidiana. constitución de Otros estigmatizados dentro de los dis-
Las propuestas de superación de la escisión entre tintos sistemas sociales, incluida la sociedad capitalista.
lo cultural y lo biológico han retomado la concepción La escasez de este tipo de razonamientos adquiere
dominante elaborada por nuestra disciplina entre 1930 dimensiones preocupantes porque no sólo opera en
y 1950, que coloca el peso de la unificación del cuerpo tendencias que se adhieren a posiciones esencialistas.
o de la enfermedad en los aspectos simbólicos, cultura- El énfasis en procesos sociales y simbólicos despren-
lizando lo biológico y reflexionando escasamente sobre didos de la significación de procesos económico-políticos
la creciente influencia de las concepciones y productos e ideológicos conduce a descartar o secundarizar en
de la investigación biológica sobre la vida cotidiana. sus interpretaciones el desarrollo de las explicaciones
biológicas y de las prácticas racistas. Autores como
Baudrillard, Savater o Touraine, más allá de sus va-
Los usos sociales riantes personales, coinciden en proponer que la raza
y científicos de las diferencias en términos biológicos no es ya un argumento im-
portante en el establecimiento y análisis de las dife-
Los procesos señalados evidencian tanto la escasa re- rencias sociales dominantes, por lo menos en las
flexión respecto de la relación entre lo cultural-biológico sociedades desarrolladas: “Ha terminado la alteridad
como su vinculación con una de las problemáticas bruta, la alteridad dura, la de la raza, la de la locura,
más desarrolladas dentro de las ciencias sociales a la de la miseria, la de la muerte. La alteridad como
partir de 1970: la de la diferencia. todo lo demás ha caído bajo la ley del mercado, de la
La recuperación de la diferencia constituye un oferta y la demanda. Se ha convertido en un producto
tema de estudio académico y un objetivo de determi- escaso” (Baudrillard, 1991: 134).
nados sujetos sociales, y se expresa a través de un Para Balibar (1988), Stolke (1995) o Touraine (1997)
amplio espectro de nociones ideológico-teóricas que re- las acciones y movimientos xenófobos que se dan en
ducimos esquemáticamente a dos: aquellas que impul- Europa ya no apelan a la raza sino a la identidad cul-
san una concepción multicultural de la diferencia, que tural, se basan en las diferencias e incompatibilidades
26
Eduardo Menéndez
y no en la inferioridad de los Otros. En la misma línea, El racismo en el futbol expresa el desarrollo de pro-
Savater, a través de una serie de artículos publicados cesos más generales que operan en diferentes aspec-
recientemente, concluye que la xenofobia actual no tos de la vida cotidiana en forma normalizada y que se
tiene nada que ver con las concepciones nazifascistas. evidencian más en ese caso pues adquiere calidad de
Sin embargo estas afirmaciones contrastan con “espectáculo”. Pero más allá de estas y otras ocasiones
dos hechos, en primer lugar, como inclusive reconocen en las cuales se expresan no sólo la diferencia cultural
algunos de estos autores, porque las diferencias cul- sino prácticas e ideologías racistas, considero que las
turales proponen los mismos criterios que las diferen- interpretaciones de los autores señalados es parte de
cias racistas, es decir, una cultura (raza) pura, no una manera reiterada de centrar el análisis de la dife-
mezclada, que excluye o estigmatiza al Otro cultural, rencia exclusivamente en lo simbólico, de excluir lo
que establece la incompatibilidad de formas de vida y económico-político, de reducir la realidad social a las
de cultura. Y, en segundo lugar, con el continuo incre- representaciones e ignorar el papel de las prácticas,
mento de episodios xenófobos caracterizados por su así como de retomar una lectura trivializada del nazis-
agresividad física o simbólica en contextos europeos, mo que caracterizó en su momento a gran número de
de los EEUU y de países periféricos durante los últi- los intelectuales europeos y norteamericanos, trivializa-
mos 20 años del siglo XX. ción que reaparece una vez más al concluir que la raza
Estos incidentes pueden asociarse a actividades ya no es un indicador, y que lo relevante es la diferen-
antijudías, que van desde atentados que generaron cia cultural, olvidando que lo racial fue usado por los
decenas de muertos en Argentina hasta la violación de nazis como elemento de sus concepciones ideológico-
sepulcros en Suecia, pasando por las reiteradas ne- políticas e ideológico-culturales y no al revés. Más aún,
gaciones de la existencia del holocausto; a episodios considero que por lo menos algunas de las conclusiones
racistas contra gitanos en Hungría y la República Checa; dominantes sobre el racismo cultural actual se están
a las agresiones de diverso tipo a migrantes latinoa- generando a partir del análisis de los discursos de los
mericanos en los EEUU, que incluyen la cacería (hasta partidos políticos y de los teóricos e ideólogos del cul-
herir o matar a migrantes mexicanos por grupos ‘blan- turalismo racista, pero no de las prácticas de los con-
cos’ del sur de los EEUU), o a la creación por la prensa juntos sociales, dado que una porción de las mismas
internacional y especialmente por la norteamerica- funcionan como prácticas racistas.
na de estereotipos racistas contra determinados gru- El examen de la trayectoria académica y política de
pos musulmanes, en particular contra los palestinos. las teorías y de las ideas racistas en Alemania evidencia
Los actos xenófobos agresivos se van constituyendo un constante uso ideológico de las mismas y una con-
en hechos cotidianos, observando además un notorio tinua adecuación a los objetivos políticos o a las nece-
incremento de los mismos en países como Alemania sidades económicas, sociales o demográficas del Estado
donde durante el año 2000 el gobierno registró 15,951 alemán, por lo menos en las décadas de los treinta y
eventos xenófobos, lo cual supone un aumento del de los cuarenta. Esto se pone de manifiesto en diver-
60% respecto de los ocurridos en 1999. Esto condujo sos aspectos y en particular en las disputas teórico-
al canciller alemán a reconocer que no sólo el gobierno, ideológicas sobre la raza “superior” dada en el interior
los políticos, los intelectuales, sino el conjunto de la del movimiento nazi, donde un sector la refiere exclu-
sociedad no habían dado la importancia correspon- sivamente a la raza nórdica, mientras otros incluyen
diente a esta problemática. a las razas alpina y mediterránea, disputa que abor-
Considero que toda una serie de actos xenófobos si da varios factores (incluidos intereses políticos pero
bien funcionaban en la vida cotidiana, es decir estaban también de identidad cultural en los planos local y re-
normalizados, no adquirían los niveles de agresividad gional), puesto que la validez racial de cada una de
y de visibilidad pública que comienzan a tener hoy día. estas razas está dada por valoraciones culturales y po-
De allí que el racismo desarrollado en los estadios de líticas, tal como puede ser observado en la controver-
futbol, alcanza un nivel distinto de significación en ca- sia generada entre los antropólogos físicos y etnólogos
sos como el del presidente del club italiano Verona, de este periodo. Pero este carácter ideológico-político
quien informa públicamente que no puede contratar adquiere un carácter más transparente a partir de la
jugadores negros porque una parte de los aficiona- denominada Segunda Guerra Mundial, cuando la ne-
dos del club se oponen, lo que junto con otros episodios cesidad de combatientes por una parte y de mano de
condujo a la Federación Internacional de las Asociacio- obra productiva por otra disminuyen cada vez más las
nes de Futbol (FIFA) a convocar una reunión interna- investigaciones sobre la herencia biológica, los exá-
cional en el 2000 para analizar y encontrar soluciones menes genealógicos y físicos, así como las exigencias
al incremento del racismo en ese deporte. sobre la pureza racial de los alemanes y no alemanes,
27
Biologización y racismo en la vida cotidiana
creándose instituciones que posibilitan la “infiltración los logros o la permanencia o caída en la pobreza serán
racial y el mestizaje”.11 remitidas a las diferencias individuales, a las “negli-
Es en función de estos procesos, que el aspecto que gencias” personales respecto de las cuales los desli-
más me interesa subrayar tiene que ver con el avance zamientos racistas constituyen un proceso potencial,
de las representaciones y prácticas biologicistas y con en sociedades donde no sólo el racismo está instalado
los deslizamientos racistas y étnico-racistas posibles intersticialmente sino donde el biologicismo va inte-
por la presencia normalizada en la vida cotidiana de lo grándose a los saberes culturales.
que denomino biologismo y racismo intersticiales. La Como sabemos, el concepto estilo de vida fue uti-
expansión, uso y utilidad de explicaciones y productos lizado, especialmente referido al proceso S-E-A, en tér-
derivados de la investigación biológica no deben ser minos similares a los propuestos por el culturalismo
negados, y no es lo que proponemos, sino que consi- racista, es decir, como mecanismo no sólo de diferencia-
dero necesario describir y analizar la constitución de ción sino de estigmatización y de subalternidad. En la
maneras de pensar y actuar por los conjuntos sociales misma línea Martin analizó las concepciones, carac-
que no sólo usan saberes elaborados en la investigación terísticas y usos del sistema inmunológico respecto
biológica, sino para quienes lo biológico se constituye del SIDA y de otros padecimientos desarrollados espe-
en normalizador cultural de una variedad de represen- cialmente en la sociedad norteamericana, para concluir
taciones y prácticas sociales que pueden, en determina- que: “Los mecanismos por los cuales el sistema inmu-
dos momentos y procesos, legitimar comportamientos ne ha sido explicado remite invariablemente a alguna
racistas basándose en la normalización y legitimidad versión del darwinismo social, es decir de la superviven-
alcanzadas. cia de los más aptos” (1994: 235). Al igual que en el
Es desde esta perspectiva que hemos enumerado caso del estilo de vida, el sistema inmune se centra en
algunos elementos donde las explicaciones (represen- las condiciones de competitividad individual, en las
taciones) y sobre todo los productos y técnicas biológi- capacidades personales, expresadas sobre todo en
cos son parte de la vida cotidiana en aspectos decisivos la salud y el trabajo, y donde la supervivencia del más
y recurrentes de la misma (como el amor, la tristeza, apto ya no tiene que ver con criterios biológicos sino
el trabajo, el cansancio, la enfermedad o la ira). Desde con el desarrollo, adiestramiento y autocuidado indi-
esta perspectiva debe asumirse que, si bien a nivel viduales.
reflexivo, el racismo puede aparecer cuestionado y Desde esta posibilidad es importante reflexionar
considerado como una ideología negativa, las represen- sobre las prácticas socioculturales, incluidas las acadé-
taciones y prácticas biologicistas pueden formar parte micas y profesionales, constituidas desde 1920-30
del sistema cultural e ideológico, legitimando y nor- hasta la actualidad en torno a las dimensiones bioló-
malizando determinadas actividades racistas en forma gicas, racistas y culturales, y no pensadas como enti-
no consciente. Como en tantas otras situaciones, ob- dades separadas, sino como parte de los juegos sociales
servamos que dentro del mundo académico se discute y académicos que las articulan de diferente manera a
ampliamente sobre (multi) culturalismo y etnicismo, partir de las relaciones que establecen entre las dimen-
mientras que los saberes biológicos se constituyen más siones enumeradas y las actividades sociales impulsa-
o menos silenciosamente en parte de nuestras repre- das por los diferentes sectores sociales.
sentaciones y prácticas sociales cotidianas. Vale la pena subrayar que en la institucionalización
Este saber biologizado debe ser articulado con la del racismo inciden múltiples procesos en cada con-
producción y reproducción de relaciones desiguales, texto, pero que hay un proceso que ha sido constante
selectivas o discriminatorias en la vida cotidiana; así desde por lo menos la segunda mitad del siglo XIX, y
como con el avance de una ideología que ve en la efi- que se relaciona con lo que denomino biologización de
ciencia, en la competencia, en determinados símbolos la vida cotidiana, es decir con la producción e inclusión
de status o en los niveles de ingreso, los indicadores en las representaciones y prácticas de vida de los con-
básicos de la calidad de los sujetos, de tal manera que juntos sociales de saberes elaborados en la producción
11
En 1944, 1’900,000 alemanes mueren en combate y 1’700,000 son tomados prisioneros o considerados desaparecidos; al
final de la guerra se estima que 16’000,000 de varones germanos están fuera de sus hogares. Correlativamente, millones
de trabajadores extranjeros son llevados a Alemania para sostener la industria y la producción agrícola. Esto conduce a una
permisividad racial cada vez mayor, expresada en la búsqueda de “sangre alemana oculta” en los países ocupados, que con-
duce a que millones de polacos sean redefinidos como alemanes o a la institucionalización de la “esposa del cadáver”, que
oficializa desde principios de la guerra el casamiento de una mujer alemana con su novio muerto en la guerra (ver Con-
te y Essner, 1995).
28
Eduardo Menéndez
y acción biomédica. Esto debe articularse con el papel zas están influenciadas por consideraciones sociopo-
central que la ciencia ha tenido en la construcción y líticas” (Idem: 118).
uso de la categoría raza y de otros conceptos relacio- Esta autora sostiene que durante el lapso analizado
nados con el racismo. (1850/1960) se observa un constante proceso de in-
La noción raza no sólo se desarrolló a partir de va- tercambio entre las concepciones populares y científi-
rias disciplinas, especialmente de la biología, la antro- cas sobre la raza y las razas, que la elaboración científica
pología y la biomedicina, sino que algunos de los más legitima. Pero a partir de un amplio espectro de inves-
relevantes científicos entre fines del siglo XIX y la ac- tigaciones, incluidos nuestros propios trabajos, obser-
tualidad fueron los principales responsables de definir, vamos que esto no sólo se da respecto de la categoría
utilizar y difundir conceptos y explicaciones de carácter raza, sino respecto de otras que se refieren a la crimi-
racista (Harding, 1993). Más aún, durante el lapso nalidad, a la locura, al alcoholismo o a la enfermedad
1870-1920, la caracterización de los negros y judíos en general, lo cual no significa que exista una total
como diferentes e inclusive como inferiores fue sosteni- identidad de definiciones, conceptos, explicaciones y
da por algunas de las principales figuras de la comu- prácticas, sino que la producción científica y profesio-
nidad científica norteamericana (Stepan y Gilman, 1993). nal se relaciona con los saberes populares en procesos
La producción científica, en particular la biome- que los incluye a ambos, y es dentro de estos pro-
dicina, fue constituyendo durante los siglos XIX y XX cesos que debemos incluir la biologización de la vida
un marco de definiciones de los sujetos considerados cotidiana (Menéndez, 1985, 1996). Una de las caracte-
diferentes, según el cual simultáneamente unifica y rísticas del saber biomédico, pero también de otros
estigmatiza a una variedad de sujetos sociales en tér- saberes científicos y profesionales, es que ha definido
minos de raza, locura, alcoholismo, criminalidad y, en en términos de neutralidad científica a una variada
algunos contextos, en función de su condición de in- gama de sujetos a los cuales califica no sólo como en-
fermos o diferentes y además, explícita o implícitamente,
migrante o de género o de orientación sexual, y donde
como inferiores o por lo menos subalternos.
los criterios de diferenciación y estigmatización están
En este sentido, determinadas categorías con con-
colocados en la dimensión biológica.
tenidos racistas fueron normalizadas científica y profe-
Estas concepciones científicas y profesionales sobre
sionalmente en la biomedicina particularmente entre
la raza y los sujetos definidos a partir de lo biológico,
1880 y 1920 y, si bien dicho proceso operó más en
evidencian notables coincidencias por lo menos con
ciertas ramas de la biomedicina que en otras, debe
algunas de las clasificaciones sociales dominantes en
asumirse que impregnó al conjunto del saber biomé-
cada sociedad, de tal manera que, en diferentes con-
dico. La biomedicina convalidó el uso de la categoría
textos, los criterios científicos refuerzan el etnocentris-
raza a partir del primer año de formación universitaria,
mo cultural previo. Según Marshall existiría un cons-
como puede claramente observarse en las propuestas
tante proceso de intercambio entre las concepciones
de racismo explícito de los textos de anatomía normal
populares y científicas sobre las razas, de modo tal que
y patológica de Testut y Latarjet con los cuales se for-
las concepciones populares remiten a las propuestas
maron durante el siglo XX decenas de generaciones de
científicas y además expresan las ideas que sobre las médicos en Francia y en varios países de América La-
razas dominan en los conjuntos sociales. Revisando tina (Menéndez, 1978); también convalida el uso de la
información para Japón y los EEUU, encuentra que no categoría raza gracias a la epidemiología descriptiva y
hay demasiadas diferencias entre las ideas manejadas analítica norteamericana e impulsa el racismo a través
por la población y las propuestas científicas sobre la de las concepciones eugenésicas aplicadas en los paí-
raza y las razas; según Marshall esto ocurre porque ses de más alto desarrollo socioeconómico y biomédico;
asimismo lo convalida normalizadamente en sus inves-
Por una parte los científicos suelen basar sus estudios tigaciones clínicas realizadas en su mayoría con sujetos
sobre las diferencias raciales en clasificaciones previamen- caracterizados por su subalternidad y marginalidad (in-
te definidas popular y/o políticamente. Tienden a usar las digentes, niños de orfelinatos, delincuentes, soldados
clasificaciones raciales populares como punto de partida conscriptos, etcétera), los cuales coinciden en varios
para la elaboración de sus propias tipologías raciales, que países con sectores clasificados científica o popularmen-
al analizarlas resultan tan ideológicas como las utilizadas te a través de categorías raciales.
por la población (1993: 121-22). La biomedicina desarrollada bajo el nacionalsocia-
lismo debe ser analizada a partir de este contexto de
Por lo cual: “...debe asumirse que tanto las con- producción de conocimiento; la biologización racista
cepciones populares como las científicas sobre las ra- impulsada por ésta constituía una posibilidad dentro
29
Biologización y racismo en la vida cotidiana
de la trayectoria de la profesión y saber biomédicos. Al intersticiales en los diferentes contextos donde se de-
respecto no constituye una anécdota reconocer que sarrolló, dado que se colocó a la biomedicina nazi
Alemania fue durante este lapso el país donde se ge- como si fuera una desviación psicótica de médicos
neró el mayor desarrollo de la investigación genética, perversos, y no como una posibilidad intrínseca del
bioquímica y biomédica de todo el orbe, así como asu- propio saber biomédico. Así, la biomedicina como pro-
mir que el nazismo impulsó a la profesión médica al fesión y como saber quedó excluida de este proceso de
estatus social más alto reconocido hasta entonces en cuestionamiento; más aún, la posguerra implicó tanto
Alemania y en comparación con cualquier otra socie- el incremento constante de la biomedicina en términos
dad (Proctor, 1993: 348). Pero además, este proceso de medicina privada o de medicina socializada de “ma-
ocurre durante el lapso (1930-1950) en que la biomedi- sas” a partir de decisiones tomadas por diferentes regí-
cina alcanza su hegemonía en la denominada sociedad menes políticos, como un constante crecimiento de la
occidental. industria químico-farmacéutica, donde se potenciarán
Debemos señalar que el nazismo impulsó su política Estado-empresa-conjuntos sociales para impulsar a
racista en términos de programas de salud pública, lo la biomedicina como la forma de atención excluyente en
cual fue asumido no sólo por la profesión médica sino términos institucionales y científicos. La hegemonía del
por los conjuntos sociales. Las campañas de esterili- saber biomédico se establecerá durante este periodo,
zación o de exterminio de esquizofrénicos, alcohólicos, de tal manera que el cúmulo de estos procesos favore-
ciegos y judíos se hicieron en términos de campañas cerá la expansión de la biomedicalización y biologización
preventivas para la salud de toda la población alemana de la vida cotidiana (Menéndez 1978, 1979, 1981).
de origen ario. Desde esta perspectiva el nazismo im- Por lo anterior debemos asumir que la biomedicina,
pulsó campañas de salud preventiva con una intensi- en términos de modelo médico hegemónico, es posible-
dad y eficacia hasta entonces no alcanzada en ningún mente la primordial productora de representaciones
otro país, como fueron sus campañas para la detección sociales colectivas respecto de los principales padeci-
de la tuberculosis o para la eliminación de los gitanos. mientos de los cuales se enferma y muere la mayo-
Estas acciones tenían como referente las investi- ría de la población en países como los EEUU, España
gaciones científicas de punta y eran normalizadas en o México. Asimismo, debe asumirse que la noción de
las revistas científicas y profesionales biomédicas, de enfermedad manejada por los grupos de Alcohólicos
tal manera que las mismas daban cuenta del confina- Anónimos, o la categoría de dependencia aplicada a los
miento de los alcohólicos en campos de concentración “adictos” (Menéndez, 1990b), pasando por la reducción
y entre 1939 y 1945, dichas revistas incluían una sec- cada vez mayor de las diferencias en términos de clase
ción permanente sobre “la solución de la cuestión y de etnicidad respecto del dolor, así como el desarrollo
judía”. Como concluye Proctor: de una representación social homogénea especialmente
para el dolor crónico (Cathebras, 1994) se refieren a
...las teorías y política racial nazi no fue producto de una transacciones constantes entre saberes biomédicos
banda de psicóticos o marginales, sino de profesionales y y saberes de los conjuntos sociales, por lo menos en
científicos. La teoría racista nazi no se apoyó en charlata- ciertos contextos de países centrales o periféricos.
nes sino en biomédicos y biólogos de alto nivel científico; Aunque a partir de 1960 se desarrollará una intensa
la ciencia racista constituyó una “ciencia normal” en el crítica a la biomedicina, y en los setenta emergerá una
sentido desarrollado por Kuhn (1993: 346). continua producción de medicinas paralelas, alterna-
tivas o new age, en la actualidad sigue predominando
El nazismo impulsó el racismo y el biologicismo por la incidencia de la biomedicalización en la vida
como política de Estado, pero ambos formaban par- cotidiana dadas las diferentes necesidades de los con-
te del saber biomédico dominante en las sociedades juntos sociales, así como la incesante producción de
occidentales, de tal manera que la derrota del nazismo medicamentos o de técnicas quirúrgicas que evidencian
cuestionó públicamente los usos racistas de la biome- eficacia respecto de problemas que afectan no sólo
dicina,12 pero no impidió la continuidad de las concep- la mortalidad, sino la calidad y los proyectos de vida a
ciones y usos biologicistas en términos académico- través de su incidencia sobre los padeceres; en conse-
profesionales ni el mantenimiento de los racismos cuencia, se producen prótesis para sordos o dispositivos
12
Los médicos en términos profesionales, fue el grupo que tuvo más condenados en los juicios a criminales de guerra apli-
cados por los “aliados” a la sociedad alemana, y ello comparado con cualquier otro grupo profesional salvo obviamente los
militares.
30
Eduardo Menéndez
para ciegos que instalan la posibilidad de oír y de ver; se convirtió no sólo en una cuestión de Estado sino en
se desarrollan técnicas quirúrgicas para actuar sobre un asunto social. Estas transacciones, en las cuales
la incontinencia urinaria o recuperar el funcionamiento intervinieron los gobiernos, las empresas productoras
de dedos y manos. multinacionales, las empresas productoras locales,
Esta producción biológica se articula con las necesi- organizaciones no gubernamentales y los usuarios es-
dades no sólo de los conjuntos sociales en general sino tán expresando la centralidad de la biomedicina para
de los diversos sectores de la población; por ello, de- el proceso S-E-A de los países periféricos.
terminadas sustancias son demandadas por los atletas Dado su papel sobre los más diversos aspectos de la
de “alta competitividad” o se convierten en la posibi- vida cotidiana, el proceso de expansión diferencial de
lidad de vida o muerte para la población que padece los saberes y productos biomédicos se desarrolla dentro
SIDA dada la creación de los cocteles de medicamentos de una continuidad que parece no tener fin. El incre-
que reducen notablemente el riesgo de muerte. mento o simplemente una mayor detección de la im-
Que el gasto en salud, sobre todo en términos bio- potencia sexual, de la incapacidad de erección o de la
médicos, sea drásticamente diferencial (para el año imposibilidad de tener orgasmos ha conducido al de-
2000 en los EEUU es de 3,724 dólares anuales per cá- sarrollo de técnicas quirúrgicas que interviene en todos
pita, mientras que en Senegal es de 44 dólares) y que estos aspectos, de tal manera que recientemente se ha
el 80% de los fármacos sean comprados por el 20% de diseñado un dispositivo electrónico que produciría or-
la población mundial, y en consecuencia los saberes gasmos en la mujer, pero además sin necesidad del
biomedicalizados se desarrollen fundamentalmente acto sexual.
en la sociedad occidental y en los sectores medios y al- Los productos de la investigación biológica y su im-
tos de los países periféricos, son hechos que no niegan pulso empresarial se desarrollan a través de demandas-
el proceso de permanente expansión de la biomedicina necesidades reales e imaginarias de los conjuntos so-
y de los fármacos, como lo hemos demostrado para el ciales, y es en este proceso que dichos productos junto
caso mexicano (Menéndez, 1981). con los saberes que los incluyen se socializan y cul-
La expresión más reciente de este proceso la po- turalizan para integrarse, por lo menos en parte, en los
demos observar en las transacciones generadas entre saberes culturales de los grupos sociales. Aunque la
las empresas químico-farmacéuticas productoras de los dimensión biológica de estos productos puede estar
cocteles antisida, y las autoridades y grupos de presión negada o excluida en términos reflexivos, ella se va in-
de ciertos países como Brasil o Sudáfrica respecto de cluyendo en las prácticas y representaciones sociales.
la producción y venta de dichos medicamentos, lo cual Pero, subrayo una vez más, que la expansión del biolo-
gicismo en términos de productos y saberes culturales
se relaciona con las necesidades reales o imaginarias de
muy diferentes grupos sociales a partir de la eficacia
comparativa de los mismos respecto de toda una serie
de procesos de S-E-A personales y colectivos, tal como lo
hemos desarrollado en nuestras descripciones y aná-
lisis del modelo médico hegemónico y del modelo de
autoatención, lo cual, por supuesto, no niega que para
una amplia gama de problemáticas, especialmente las
incluidas dentro del campo de las denominadas en-
fermedades mentales y de los padeceres de la vida, la
biomedicina evidencie una recurrente limitación, inca-
pacidad e ineficacia (Menéndez 1978, 1979, 1981, 1982,
1982/83, 1984, 1985, 1990a, 1990b).
Las representaciones y prácticas biomédicas, así
como los productos de la industria químico-farmacéutica
entre otros, operan dentro de sociedades donde exis-
ten etnocentrismos y multiculturalismos de muy di-
ferente tipo y donde latente o manifiestamente se
observan procesos de racismo intersticial, que pueden
articularse y potenciarse con los saberes biologizados.
Dependerá de determinadas coyunturas económicas,
ideológicas o políticas que estos saberes se expresen a
31
Biologización y racismo en la vida cotidiana
32
Eduardo Menéndez
étnicas— se han modificado constantemente a lo largo vas diferencias. Este proceso se observa en las prácticas
de los siglos XIX y XX. Así, mientras una parte del sociales y en el decurso de los ‘principios’ teóricos e
liberalismo legitimó a las minorías durante el siglo XIX ideológicos. Fue el iluminismo durante el siglo XVIII
y hasta la conclusión de la segunda guerra mundial, el que propuso la existencia de una naturaleza humana
a partir de la década de 1940 las principales corrientes universal y fue el historicismo durante el XIX el que
liberales cuestionaron la legitimación de la mayoría de cuestionó esta propuesta a partir de afirmar las identi-
las minorías autónomas. dades culturales (nacionales). Mientras las primeras
A nivel manifiesto el punto de partida de este cam- propuestas fueron impulsadas por fuerzas “progre-
bio fue el uso que el nazismo hizo de las reivindicaciones sistas”, por lo menos una parte del historicismo fue
de minorías étnicas para justificar su expansión, como adoptado por sectores conservadores y hasta reacciona-
ocurrió en los casos de Checoeslovaquia (Sudetes) o rios en términos políticos, pero “En nuestros días —y
Polonia (Gands), de allí que el liberalismo pasara el autor se refiere a las décadas de los cincuenta y se-
a concentrar la legitimidad exclusivamente en los de- senta— los que rechazan la doctrina del derecho natu-
rechos individuales. Sin embargo, el liberalismo había ral no son los reaccionarios sino más bien los liberales,
convivido sin demasiados problemas tanto con las mi- y en cambio ciertos grupos reaccionarios hacen es-
norías nacionales europeas como con los denominados fuerzos por revivirla” (Stern, A. 1965: 174). Proceso de
“gobiernos indirectos” impulsados por el colonialismo continuidad-discontinuidad que en las últimas décadas
británico, especialmente en África, y que utilizaba la se ha diversificado aún más, en función del surgimiento
legitimidad tribal de las “minorías” étnicas para ase- de muy diferentes tipos de diferencias y de las transac-
gurar el dominio colonial a través del reconocimiento ciones entre las mismas, incluso en términos de las
y legalización de los usos y costumbres locales (Menén- relaciones generadas en torno a lo cultural y lo racial.
dez, 1969). Cuando actualmente se observa que el estilo de
Más allá de la discusión sobre la legitimidad de los de- vida reemplaza al criterio de raza para explicar deter-
rechos universales como garantía de la legitimidad minados procesos de S-E-A, o que criterios culturales
de los derechos individuales, lo que me interesa desta- son utilizados para la exclusión de los Otros en lugar
car es que el debate sobre las diferencias hasta ahora de apelar al racismo biologicista concluyendo, sobre
se ha resuelto en las prácticas sociales desarrolladas todo autores europeos, que esto supone un cambio
entre las diferentes fuerzas sociales y no en los discur- respecto de los procesos desarrollados entre 1920 y
sos y principios sobre las diferencias. Inclusive lo que 1940, considero que se confunde la apelación a criterios
observamos es que, en el desarrollo de los procesos, biológicos o raciales con el uso social e ideológico de
las fuerzas sociales no mantienen los mismos discursos éstos, ya que dicho uso en los dos casos tiene objeti-
sino que se modifican sustantivamente, emergiendo vos de exclusión, estigmatización o subalternización y
inclusive diferentes posiciones dentro de una tendencia, pueden generar asesinatos o etnocidios en nombre de
lo cual no sólo sucede dentro de las corrientes libe- la raza o de la cultura.
rales (Gurr, 1993; Kukhatas, 1992; Kymlicka, 1996). Y Cuando se señala que los racistas y los nacionalistas
es justamente en esta continuidad-discontinuidad que y etnicistas radicales justifican sus actividades de ex-
las legalidades pueden aludir a diferentes instancias, clusión a través de propuestas que en las décadas de
incluidas las de tipo racial o de etnicidad radical, como 1930 y 1940 eran defendidas por sectores progresistas,
las propuestas que concluyen que todo grupo cultural al utilizar como mecanismos de exclusión criterios de
puede expulsar a miembros de los mismos que disienten pertenencia e identidad cultural, se “olvidan” que las
con aspectos que dicho grupo cultural considera sus- categorías centrales del nazismo y del pensamiento
tantivos para la identidad del grupo, siempre que los alemán durante dicho periodo no fue sólo la de raza,
“disidentes” tengan posibilidades de emigrar hacia sino también las de ethnos y volk, a través de las cuales
otros contextos, tal como ha ocurrido en el caso de va- los criterios raciales fueron utilizados en términos de
rios grupos étnicos latinoamericanos, asiáticos, africa- unicidad biocultural y de pertenencia e identidad
nos y europeos; propuesta que, como sabemos, también cultural.
fue elaborada y aplicada por el nazismo especialmente Los particularismos racista e historicista se desarro-
respecto de los judíos y de los eslavos. llan paralelamente y, según las coyunturas, las fuerzas
Es posible referirla “principios” la legitimación de sociales, los conflictos, las tendencias ideológicas do-
las diferencias, pero hasta ahora no es a través de ellos minantes, las representaciones y las prácticas dis-
que se resuelve el reconocimiento real (práctico) de las criminatorias, se harán en nombre de los racismos o
mismas, y menos los conflictos que se suscitan entre de los culturalismos, por lo cual las variantes vigen-
sectores que etnocéntricamente impulsan sus respecti- tes no constituyen nuevas invenciones, sino que son
33
Biologización y racismo en la vida cotidiana
34
Eduardo Menéndez
nazismo como Heidegger o Baeumler y por dirigentes ductivo o académico de esas teorías y explicaciones
políticos nazis como Goebels o Franck. sino las formas en que son usadas, mismas que pue-
Las tendencias que durante la década de 1980 nos den inclusive orientarlas hacia un sentido no sólo dife-
hablan del desarrollo de un racismo cultural o de un rente sino opuesto al que fueron pensadas y elaboradas.
racismo sin raza como si fuera un hecho nuevo, pare-
cieran asumir que los criterios biológicos fueron utiliza-
dos sólo como biológicos, cuando éstos fueron usados Bibliografía
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social, pero también del creacionismo religioso fun- APTER, D., COMP.
damentado por lo menos en parte en la Biblia, de tal 1964 Ideology and Discontent, The Free Press of Glen-
coe.
manera que el primero emerge como “científico” y bio- BALIBAR, E.
logicista y el segundo como religioso y cultural. 1988 “Y a-t-il un ‘neoracisme’?, en E. Balibar e I.
Lo que debemos aceptar es que en función de situa- Wallerstein, Race, nation, classes: los identites
ambigües, Editions La Decouverte, París, pp.
ciones coyunturales, de las fuerzas sociales en juego,
27-41.
del saber científico y/o de las corrientes ideológicas, el BASAGLIA, F. ET AL.
racismo puede ser promovido mediante muy diferentes 1978 La salud de los trabajadores. Aportes para una
referentes ideológicos y científicos. Desde esta perspec- política de la salud, Nueva Imagen, México
[1974].
tiva es relevante observar los objetivos, aplicaciones y BAUDRILLARD, J.
funciones que cumplen estas ideologías y saberes 1991 La transparencia del mal. Ensayo sobre los fe-
culturales, más allá de que cobren una representación nómenos extremos, Anagrama, Barcelona.
religiosa, étnica o biológica, y de que apelen para su le- BENEDICT, R.
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gitimación a la cultura o a la ciencia. 1941 Raza, ciencia y política, Fondo de Cultura Eco-
No es sólo en la impugnación reflexiva que hallaremos nómica, México.
el cuestionamiento o el uso “real” (práctico) de las con- BOURDIEU, P.
1971 La distinction, Minuit, París.
cepciones racistas independientemente de que se den BROWNER, C. ET AL.
en términos biológicos o culturales, sino en las formas 1988 “Methodology for cross cultural ethnomedical
socioculturales que adquieren y en su capacidad para research”, en Current Anthropology núm. 29,
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formar parte de los saberes culturales cotidianos. Es en
BUNZELL, R.
este proceso que la biologización y biomedicalización 1940 “The role of alcoholism in two Central Ameri-
de una amplia variedad de aspectos de la vida cotidiana can Cultures”, en Psychiatry núm. 3: pp. 361-
articulan lo biológico y lo cultural a través de los saberes 87 (también en Menéndez, ed., 1991, pp. 201-
246).
y experiencias de los sujetos y de los grupos sociales. CARMICHAEL, L., DIR.
Estas conclusiones por supuesto no niegan ni des- 1957 Manual de psicología infantil, El Ateneo, Bue-
conocen el valor y el papel de las teorías, explicaciones nos Aires [1949].
CASTELLANOS, A.
o productos generados por la investigación o por la re- 2000 “Racismo, multietnicidad y democracia en Amé-
flexión respecto de la relación entre lo cultural y lo rica Latina”, en Nueva Antropología vol. XVII,
biológico, el racismo o la diferencia; sino que los refiere núm. 58, pp. 9-26.
al juego de fuerzas sociales y académicas dentro del CATHEBRAS, P.
1994 “Douleur et cultures: au delá des stereotypes”,
cual operan. Y es en razón de ello que proponemos que en Santé/Culture/Health vol. X, núm. 1-2, pp.
las teorías, ideologías o saberes sobre las razas, so- 229-243.
bre las etnicidades y en general sobre las “diferencias” CONRAD, P.
1976 Identifyng Hyperactive Children, Lexington
sean observadas en las prácticas sociales a través de Books, Lexinton.
las cuales se realizan, inmersas en las relaciones de he- CONRAD, P. Y J. SCHNEIDER
gemonía-subalternidad dominantes en cada contexto. 1980 Deviance and Medicalization, From badness to
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Al margen de cómo son apropiadas, una teoría o una CONTE, E.Y C. ESSNER
explicación científica, pueden tener validez en sí, pero 1995 La quete de la race, Une anthropologie du
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