Tristitia

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TRISTITIA TRISTITIA

Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola, Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,
se deslizó en la paz de una aldea lejana, se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana. y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía; Dábame el mar la nota de su melancolía;


el cielo, la serena quietud de su belleza; el cielo, la serena quietud de su belleza;
los besos de mi madre, una dulce alegría, los besos de mi madre, una dulce alegría,
y la muerte del sol, una vaga tristeza. y la muerte del sol, una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía En la mañana azul, al despertar, sentía


el canto de las olas como una melodía el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado, del mar, y luego el soplo denso, perfumado, del mar,
y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste; y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste;

mi padre era callado y mi madre era triste mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar. y la alegría nadie me la supo enseñar.

(Abraham Valdelomar, 1916) (Abraham Valdelomar, 1916)

TRISTITIA TRISTITIA

Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola, Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,
se deslizó en la paz de una aldea lejana, se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana. y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía; Dábame el mar la nota de su melancolía;


el cielo, la serena quietud de su belleza; el cielo, la serena quietud de su belleza;
los besos de mi madre, una dulce alegría, los besos de mi madre, una dulce alegría,
y la muerte del sol, una vaga tristeza. y la muerte del sol, una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía En la mañana azul, al despertar, sentía


el canto de las olas como una melodía el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado, del mar, y luego el soplo denso, perfumado, del mar,
y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste; y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste;

mi padre era callado y mi madre era triste mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar. y la alegría nadie me la supo enseñar.

(Abraham Valdelomar, 1916) (Abraham Valdelomar, 1916)

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