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Si os fijáis, la palabra que mas se repite en este punto es la palabra “envió”; para que sea

comprendido tiene que ser en referencia con el Padre –Jesucristo es el enviado del
Padre-.
El acercamiento que hace el catecismo es partiendo de la revelación, partiendo de la
iniciativa de Dios –Dios envió a su Hijo Jesucristo-.
Existen dos tipos de Cristologías (que no tienen por qué ser excluyentes):
• -Cristología descendente
• -Cristología ascendente.
La Cristología Ascendente es la que comienza parendo de Dios envió a su Hijo al mundo.
Hay una iniciava de Dios. Antes de que el hombre buscara a Dios, Dios buscaba al
hombre. Parte de la encarnación “El Verbo se hizo carne y habito entre nosotros”.

Atentos a la expresión “plenitud de los empo”; no ha habido otra cosa mas importante en
la historia de la humanidad que la encarnación. Hemos tenido el gran don de Dios de
haber venido a este mundo, cuando el acontecimiento principal de la historia esta, ante
nuestros ojos, realizado. “Dichosos vosotros porque muchos desearon ver lo que vosotros
estáis viendo y no lo vieron…”; quienes suspiraron por la llegada de la salvación del cielo,
todo el anguo Testamento, prepararon su llegada, pero no llegaron a verla culminada.
Tenemos que senrnos unos privilegiados, -la plenitud de los empos-; yo no espero que
ocurra algo mas para ser feliz, ¡no!, ya ha acontecido lo principal.
No terminamos de ver que lo principal para ser feliz ya ha acontecido; y esperamos no sé
que…

Punto 423:

Nosotros creemos y confesamos que Jesús de Nazaret, nacido judío de una hija de
Israel, en Belén en el tiempo del rey Herodes el Grande y del emperador César
Augusto I; de oficio carpintero, muerto crucificado en Jerusalén, bajo el procurador
Poncio Pilato, durante el reinado del emperador Tiberio, es el Hijo eterno de Dios
hecho hombre, que ha "salido de Dios" (Jn 13, 3), "bajó del cielo" (Jn 3, 13; 6, 33),
"ha venido en carne" (1 Jn 4, 2), porque "la Palabra se hizo carne, y puso su morada
entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo
único, lleno de gracia y de verdad [...] Pues de su plenitud hemos recibido todos, y
gracia por gracia" ( Jn 1, 14. 16).

la fe eterna en Dios de todos los crisanos, que aparezca el nombre propio de Poncio
Pilatos, es recordarnos que la historia de la salvación no es abstracta: “Ha acontecido en
la historia”.
Precisamente si yo puedo tener espiritualidad es por el acontecimiento de salvación
donde Dios tomo la iniciava. No hay espiritualidad sin religión. De Dios parte el Don de la
Gracia, no nace de mi mismo.
Recuerdo haber escuchado una reflexión a este respecto donde se decía que la
espiritualidad es el agua y la religión el vaso que la conene, por tanto lo importante,
según esto, es el agua. El agua la puede contener cualquier vaso; incluso no hace falta ni
vaso pues se puede beber directamente de la fuente. Este ejemplo es el pico del
subjevismo y de relavismo, que hoy en dia se esta introduciendo entre nosotros.

Dios ha elegido un camino concreto para revelarse, luego no es verdad que todos los
caminos sean iguales, no es verdad que todas las religiones valgan lo mismo. Por eso nos
atrevemos a predicar a Jesucristo como la plenitud de la revelación. Dios envió a su Hijo
hace 2000 años, en medio de un pueblo Israel. ¿Y por qué lo hizo así, y no nació en mi
pueblo…? “pregúntaselo a Dios”. ¿A ver si le vamos a acusar a Dios de ser poco
democráco…? Seria el colmo.

Punto 424:

Movidos por la gracia del Espíritu Santo y atraídos por el Padre nosotros creemos y
confesamos a propósito de Jesús: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16,
16).
Sobre la roca de esta fe, confesada por San Pedro, Cristo ha construido su Iglesia
(cf. Mt 16, 18; san León Magno, Sermones, 4, 3: PL 54, 151; 51, 1: PL 54, 309B; 62, 2:
PL 54, 350C-351A; 83, 3: PL 54, 432A).
El catecismo, a la hora de hablar de que Cristo ha sido enviado al mundo, de inmediato,
une con el misterio de la Iglesia. Nosotros reconocemos a ese enviado de Dios como
“Cristo”. No lo reconocemos “por libre”, sino que Dios eligió a Pedro para que fuera el que
dijera: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Dios viene a nosotros, pero tenemos
que reconocerle, y Dios ha querido que reconocimiento pleno de quien es Él tenga
lugar en el seno de la Iglesia.

En el camino personal, individualista, de llegar a conocer a Dios no se ene la garana


plena del Espiritu Santo.

Dios ha querido que la plenitud de la luz del Espiritu Santo actu é en la comunión del a
Iglesia.
No hay Cristo sin Iglesia igual que no hay Iglesia sin Cristo.

Punto 425:

La transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de Jesucristo para


conducir a la fe en Él. Desde el principio, los primeros discípulos ardieron en
deseos de anunciar a Cristo: "No podemos nosotros dejar de hablar de lo que
hemos visto y oído" ( Hch 4, 20). Y ellos mismos invitan a los hombres de todos los
tiempos a entrar en la alegría de su comunión con Cristo:
Puede parecer que la afirmación de este punto es, como se suele decir de “Perogrullo”,
que es algo óvido. Incluso, quienes han conocido a Jesucristo en una verdadera
experiencia; cada vez que se acercan a El, descubren mil maces; El Señor es tan rico en
su misterio que siempre que nos acercamos a El salimos enriquecidos.

La frase primera es: La transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de


Jesucristo para conducir a la fe en Él”.
Se trata de anunciar a la PERSONA DE JESUCRISTO. La predicación de Jesucristo no
se trata tanto de predicar los “valores” del evangelio, sino de la “persona” de Jesucristo.
Hay un peligro en cambiar el acento al decir que “el crisanismos son los valores del
evangelio”.

VOY A CONVERSAR CON UNA PERSONA: JESUCRISTO.


Con frecuencia se ha hecho un reduccionismo y se habla de la solidaridad, trabajadores
por la paz, ser compasivo, ser perdonador. Todas estas cosas están obviamente ligadas
al mensaje de Jesucristo; pero sin darnos cuenta hemos desplazado lo que ene que ser
el centro del crisanismo que es la persona de Jesucristo.

Estamos anunciando a una PERSONA, no una teoría bonita. Estamos anunciando la


amistad, la relación personal, la filiación divina.
En el evangelio de San Juan dice: “Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida”.
Cada uno de estos tres sustanvos marcan un maz importante en la presentación del
crisanismo. La palabra CAMINO se refiere al eslo de vida de los seguidores de
Jesucristo. Pero seria un error presentar el crisanismo exclusivamente como camino.

Cuando dice “Yo soy el Camino, la Verdad, “; este segundo maz nos recuerda que el
mensaje del crisanismo supone una doctrina, supone un credo, supone un catecismo que
aprendemos; pero aunque eso es verdad, la esencia del crisanismo no es un
“doctrinario”, no es un conjunto de preguntas y respuestas, no es tener toda la teoría
clara. No podemos reducir el crisanismo a una doctrina sobre el mas allá, sobre la
trinidad, sobre muchas cuesones. El crisanismo es una PERSONA, es Jesucristo.

Y en tercer lugar dice: “Soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Este aspecto supone la
experiencia mía de mi relación con el crisanismo. También existe el riesgo de poner el
acento en esto de una manera desequilibrada. Parece que lo importante de la religión es
“!tu experiencia interior”, el experiencialismo. Uno recurre a la religión para tener una
especie de técnica de relajación; o para tener una búsqueda para senrse bien conmigo
mismo: “me siento en paz, no me anguso”. Claro! Que también la vivienda del
crisanismo nos da paz interior, pero no es un experiencialismo, el fin primero no es el
senrte bien congo mismo.
El crisanismo ene como centro, como esencia presentar una persona DIVINA, que es
verdadero hombre y verdadero Dios, y que ene esa relación con nosotros, que es
Jesucristo.
Punto 426:

"En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una persona, la de Jesús


de Nazaret, Unigénito del Padre [...]; que ha sufrido y ha muerto por nosotros y que
ahora, resucitado, vive para siempre con nosotros [...] Catequizar es [...] descubrir
en la Persona de Cristo el designio eterno de Dios [...]. Se trata de procurar
comprender el significado de los gestos y de las palabras de Cristo, los signos
realizados por Él mismo" (CT 5). El fin de la catequesis: "conducir a la comunión
con Jesucristo [...]; sólo Él puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y
hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad". (ibíd.).

Se insiste de nuevo que el centro de la catequesis es la persona de Cristo que antes de


haber nacido de las entrañas de la Virgen, la apersona de Jesucristo prexisa por toda la
eternidad junto con el Padre y con el Espiritu Santo. Que es la segunda persona de la
Sansima Trinidad que se ha hecho hombre con todas las consecuencias.

Cuando catequizamos es lo que queremos presentar: QUE CRISTO VIVE, que no


estamos únicamente hablando de una historia pasada.
El fin de la catequesis: "conducir a la comunión con Jesucristo –dice este punto- El
cual esta en plena comunión con el Padre en el Espiritu Santo.
Punto 427:

• «En la catequesis lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de


Dios y todo lo demás en referencia a Él; el único que enseña es Cristo, y
cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que
Cristo enseñe por su boca [...]. Todo catequista debería poder aplicarse a sí
mismo estas misteriosas palabras de Jesús: "Mi doctrina no es mía, sino del
que me ha enviado" (Jn 7, 16)» (ibid., 6).
El único que enseña es Cristo y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz
suyo, permiendo que Cristo enseñe por su boca. Es decir que no solo enseñamos a
Cristo, no solo es el objeto de la catequesis, Él es el sujeto, Él es el catequista.

En los sacramentos es mas fácil que el sacerdote tenga conciencia que lo que celebra “in
persona Cris”: “Yo te perdono tus pecados”. Es obvio que el que perdona es Cristo. “Esto
es mi cuerpo que se entrega por vosotros”: es el cuerpo de Cristo el que se entrega en la
eucarisa, no el del sacerdote que celebra evidentemente. Es como si Cristo se
adueñara de las manos y del cuerpo del sacerdote que celebra cogiendo el pan y
pronunciando esas palabras. Eso mismo se puede decir también de la predicación, de la
catequesis.
La condición necesaria del catequista es transparentar a Cristo; que el catequista estorbe
lo menos posible. Lo que decía San Francisco de Asís: Predicar el evangelio sin glosa”.
No metas muchas palabras tuyas, el evangelio es muy clarito.
El ministerio de la catequesis es el ministerio proféco, que todos los crisanos enen por
el bausmo; y algunos – por el sacramento del orden- hemos recibido una llamada
especial para ejercer ese ministerio de la palabra,

Nosotros transmimos a Jesucristo, pero no reinventamos las cosas.


Este es el punto de parda en el que el catecismo se basa para decir que el catequista
ene que ser el altavoz de Jesucristo, y no intentar interponerse entre Jesucristo y
aquellos a los que catequiza.
El profeta, al ponerse entre Dios y los hombres hace la menor sombra posible Que se
transparente.
El muy importante la sandad: A mayor sandad mejor catequista. Esa es la caracterísca
más valiosa del predicador.

Punto 428:

El que está llamado a "enseñar a Cristo" debe por tanto, ante todo, buscar esta
"ganancia sublime que es el conocimiento de Cristo"; es necesario "aceptar perder
todas las cosas para ganar a Cristo, y ser hallado en Él" y "conocerle a Él, el poder
de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a
Él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos" (Flp 3, 8-
11).
Si un catequista ano ene esto, vamos mal. Lo importante es conjugar ser maestro y
alumno. Nadie deja de ser alumno para pasar a ser maestro. Es maestro sin dejar de ser
alumno. El que ene que ser pastor no deja de ser oveja. Los pastores tenemos que
connuar con nuestra condición de ser oveja.
Si la gente vea que el sacerdote se confiesa, se pone de rodillas y reza; lo que decimos
del sacerdote se puede decir del padre que del dice a su hijo: “vete a misa, vete a
catequesis”, y el padre va por delante y se confiesa…
Si resulta que porque he tenido un disgusto, yo dejo de ser catequista, o dejo de predicar
a Cristo… entonces: ¿tu a quien serbias?, ¿Serbias a Jesucristo o pretendías auto
realizarte ahí?.
Yo soy tesgo de Cristo y en las humillaciones y en los reveses de “este predicar a Cristo”,
habrá que ver que esos reveses son ocasiones que Dios nos da para purificar nuestra
rectud de intención.

Punto 429: que es el ulmo punto sobre “En el centro de la catequesis: CRISTO”
De este conocimiento amoroso de Cristo es de donde brota el deseo de anunciarlo,
de "evangelizar", y de llevar a otros al "sí" de la fe en Jesucristo. Y al mismo tiempo
se hace sentir la necesidad de conocer siempre mejor esta fe. Con este fin,
siguiendo el orden del Símbolo de la fe, presentaremos en primer lugar los
principales títulos de Jesús: Cristo, Hijo de Dios, Señor (artículo 2). El Símbolo
confiesa a continuación los principales misterios de la vida de Cristo: los de su
Encarnación (artículo 3), los de su Pascua (artículos 4 y 5), y, por último, los de su
glorificación (artículos 6 y 7).

El deseo de evangelizar nace de la experiencia interior de Cristo. La prueba de que Cristo


te ha alcanzado es que tú enes deseos de llevarles a todos.

Dice este punto: “se hace sentir la necesidad de conocer siempre mejor esta fe”. La
necesidad de formación. Muchas veces te formas al mismo empo que predicas. Esto es
así en todo. Cuando nos ordenamos de sacerdotes se nos insisa mucho en esto: que
no porque hayamos terminado en el seminario, nos olvidáramos del estudio: La formación
permanente. Lo mismo para un catequista, para un padre…que Cristo siempre es una
novedad permanente

Punto 441:

Hijo de Dios, en el Antiguo Testamento, es un título dado a Los Ángeles

Significa entonces una filiación adoptiva que establece entre Dios y su criatura unas
relaciones de una intimidad particular. Cuando el Rey-Mes ías prometido es llamado "hijo
de Dios" (cf. 1 Cro 17, 13;), no implica necesariamente, seg ún el sentido literal de esos
textos, que sea más que humano. Los que designaron así a Jesús en cuanto Mesías de
Israel, quizá no quisieron decir nada más.

No, en el Anguo testamento todavía no había una conciencia tan clara de la divinidad del
Mesías que estaba por llegar. Cuando llego Jesucristo era algo más grande de lo que
esperaban. Esperaban un profeta, esperaban…. Pero en todo el Anguo Testamento
asbaban a ese Mesías, pero no llegan a entender que Mesías era el que Dios iba a
enviar. El Don supero a la expectava.

Sal 2, 7: Él me ha dicho: “Tu eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy, pídemelo, te


daré en herencia a las naciones”.

Punto 442:

No ocurre así con Pedro cuando confiesa a Jesús como "el Cristo, el Hijo de Dios
vivo" (Mt 16, 16) porque Jesús le responde con solemnidad "no te ha revelado esto
ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mt 16, 17).
Eso de que tú hayas sido capaz de comprender “Quien soy Yo”, ha sido un don del
Espiritu Santo. Esto ya ene otro nivel disnto, que lo que decía en el anguo
testamento.

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