Displacia de Cadera

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA AGRARIA

“ANTONIO NARRO”
UNIDAD LAGUNA
DIVISIÓN REGIONAL DE CIENCIA ANIMAL

“DISPLASIA DE CADERA EN PERROS”


POR:

RAMIRO RAMOS MARÍN

MONOGRAFÍA:

PRESENTADA COMO REQUISITO PARCIAL PARA

OBTENER EL TÍTULO DE:

MÉDICO VETERINARIO ZOOTECNISTA

TORREÓN, COAHUILA, MÉXICO MAYO, 2013

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INDICE DE CONTENIDO.

INDICE………………………………………………………………………I

DEDICATORIA……………………………………………………….........IV

AGRADECIMIENTOS……………………………………………………...V

RESUMEN…………………………………………………………............................VI

I. INTRODUCCIÓN……………………………………………………......1
II. ETIOLOGIA
2.1. Razas afectadas y prevalencia……………………………………..4
III. ANATOMÍA DE LA ARTICULACIÓN DE LA CADERA…....5
3.1. Músculos que actúan sobre la articulación de la cadera…..............6
3.1.1 Músculos flexores……………………………………………………...6
3.1.2 Músculos extensores..………………………………………………..6
3.1.3Músculos rotadores……..……………………………………………..8
3.1.4 Músculos abductores………………………………..………………...9
3.1.5 Músculos aductores………..…………………………………….......10
3.1.5 Vasos y nervios de la articulación de la cadera….……................11
3.2. BIOMECANICA…………………………………………………….13-15
3.2.1Biomecánica en estática………………………………………..16-18
3.2.2 Biomecánica en dinámica……………………………………..18-22
IV. SIGNOS CLÍNICOS ………………………………………..22-25
V. EXAMEN FISICO……………………………………………….25
5.1 laxitud articular como indicadora de displasia de
cadera………………………………………………………...26-28
5.2 Técnica de Bardens……………………………….............29
5.3 Técnica de Ortolani………………………………..............30

I
VI. ESTUDIOS RADIOGRAFICOS ………………………………32
6.1 Proyección ventrodorsal…………………………………...33
6.2 Posición en rana……………………………………………35
6.3 incidencias con compresión-distracción………………….36
6.4 incidencia de borde acetabular dorsal……………………37
6.5 Cambios Radiográficos…………………………………….38
VII. CAMBIOS DEGENERATIVOS……………………………41-44
VIII. ALTERACIONES ESTRUCTURALES ……………………..44
8.1 Inclinación del cuello femoral ………………………........44
8.2 Anteversión-Retroversión …………………………………45
8.3 Trocánter mayor ……………………………………………46
8.4 Conformación pélvica…………………………………..46-49
IX. DIAGNOSTICO RADIOGRAFICO………………………..49-53
X. VALORACION DEL METODO COMPRESION-
DISTRACCIÓN……………………………………………...53-58
XI. MEDIDAS PREVENTIVAS………………………………...58-62
XII. TRATAMIENTO………………………………………………...62
12.1 Tratamiento Conservador ……………………………….63
12.1.1 En el perro en crecimiento……………………………..63
12.1.2 En el perro adulto……………………………………….63
12.2 Tratamiento médico……...……………………………….64
12.3 Tratamiento Quirúrgico …………………………………..66
12.3.1 En el perro en crecimiento……………………………..66
12.3.2 Técnicas que liberan la tensión de los músculos
abductores…………………………………………………...67-74
12.3.3 Triple osteotomía pélvica……………………………....74

II
12.3.4 Osteotomía intretrocantéricadesrotacional en
varus……………………………………………………………...74
12.3.5 Alargamiento del cuello o
lateralizaciónintertrocantérica de la porción proximal del
fémur…………..76
12.3.6 Reposicionamiento del trocánter mayor……………...76
12.3.7 Acetabuloplastia………………………………………...77
12.3.8 Sinfisiodesis juvenil púbica………………………...77-80
12.3.9 Aparato de distracción ilíaca…………………………..80
12.4 En el perro adulto…………………………………………81
12.4 Excisiónartroplástica de la cabeza y el cuello
femoral………………………………………………………..81-84
12.4.1 Acetabulectomía………………………………………...84
12.4.2 Reemplazo total de cadera……………………….84-90

XIII. CONCLUSIÓN…………………………………………….…92

XIV. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………..93-94

III
DEDICATORIA

A Dios por darme la oportunidad de vivir y darme fortaleza, paciencia y sabiduría


en los momentos más difíciles. Así como permitirme llegar a esta etapa de mi vida
y poner a personas maravillosas en mi camino.

A mis padres: Ramiro Ramos Ramírez y Ma. Eugenia Marín Rivera. Que gracias
a ustedes he llegado a esta etapa de mi vida. Poniendo en práctica los valores
inculcados y reconociendo su infinito esfuerzo por educarme y formarme. Esta
tesis se las dedico con mucho cariño a ustedes que son lo mejor que tengo en mi
vida, agradeciendo el amor incondicional que siempre me han demostrado. Los
quiero mucho.

IV
AGRADECIMIENTOS.
Agradezco a los profesores quienes durante los cinco años se esmeraron por dar
lo mejor para mi formación profesional, por los conocimientos teóricos y las
experiencias vividas.

A mis amigos de generación y a los amigos que hice durante esos cinco años de
formación académica compartiendo conocimientos, así como experiencias.
Gracias por su nobleza y cariño brindado desde el principio hasta el final. Los
quiero mucho.

V
RESUMEN

La displasia de cadera en el perro es una patología que se presenta con relativa


frecuencia en la clínica de pequeños animales. Si bien su diagnóstico es sencillo
cuando la lesión ya se encuentra en una fase avanzada, en ocasiones no lo es
tanto cuando aquélla se encuentra en una fase inicial en la que tanto los signos
clínicos como los radiológicos no son demasiado evidentes. La importancia de
realizar un diagnóstico precoz, así como la elección de la técnicaquirúrgica más
adecuada en cada caso, son aspectos fundamentales para poder asegurar el
mejor pronóstico. En el presente trabajo se repasan los distintos aspectos de la
enfermedad.

Palabras clave: Displasia, Cadera, Perro, luxación y articulación.

VI
INTRODUCCIÓN

La displasia de cadera (DC) es una enfermedad ósea hereditaria del desarrollo,


cuyo término significa literalmente falla del desarrollo de la cadera ya que se
deriva del griego dyi, que significa anormal, plasseinque se refiere a formar.

Henricson, Norberg y Olssen introdujeron en 1966 una definición más descriptiva;


así, según estos autores: Displasia de cadera es “Un grado variable de laxitud de
la articulación coxofemoral que permite una subluxación durante la vida temprana,
la cual da lugar a grados variables de profundidad acetabular y aplanamiento de la
cabeza femoral, todo lo cual, conduce de manera inevitable a la osteoartrosis”. Se
reconoció temprano la relación entre laxitud articular y subluxación radiológica en
perros jóvenes y el desarrollo subsiguiente de osteoartrosis en año posteriores de
la vida.

ETIOLOGIA

Se pensó al principio que la displasia de cadera afectaba solo a las razas de gran
talla; sin embargo, ahora se sabe que se presenta en razas de todos los tamaños.
Esta no es una enfermedad congénita. De hecho, las caderas son normales al
momento del nacimiento pero un desarrollo asincrónico entre el esqueleto y la
musculatura hace que la cabeza femoral sea forzada fuera del acetábulo lo cual se
debe a que el esqueleto tiene un crecimiento más rápido que la masa muscular.
La temprana malformación de los componentes articulares todavía cartilaginosos
conduce a la deformación y perdida de la profundidad del acetábulo, así como la
remodelación de la cabeza femoral, lo que lleva a un proceso articular
degenerativo.

En sus inicios, la enfermedad obtiene manifestaciones subclínicas y se caracteriza


por una sinovitis no supurativa que se acompaña de un aumento de volumen de
líquido sinovial, así como de un engrosamiento de ligamento redondo, un
engrosamiento de la capsula articular y la membrana sinovial, la prominencia del
labio acetabular y lesiones degenerativas focal en el cartílago articular.

1
Existe, por otra parte gran cantidad de evidencia que la principal característica de
la displasia de cadera es la laxitud articular.

El asentamiento inapropiado de la cabeza femoral dentro del acetábulo, por


cualquier causa o con otros factores como el rápido crecimiento, causara una
artrosis.

Es importante saber que la articulación de la cadera del perro soporta cargas


mucho mayores que la del peso corporal. A si, durante la estación en tres de las
extremidades sin acción de avance, la cadera está sujeta a una fuerza de 1.5
veces el peso corporal. De ese modo la cabeza femoral soporta el peso corporal
que la empuja hacia abajo, mientras que las fuerzas musculares la empujan hacia
el acetábulo ocasionando la acción de fuerzas sobre las superficies articulares.

Si un cachorro es colocado en una jaula de confinamiento durante el periodo de


desarrollo de la cadera esta se ve forzada a sentarse sobre la grupa. En esta
posición, la cabeza femoral es forzada hacia el acetábulo favoreciendo el
desarrollo de una cavidad articular profunda.

Es interesante conocer que el tratamiento en niños con sospecha de displasia de


cadera incorpora la colocación de dos o tres pañales que fuerzan a los miembros
a la posición de abducción, haciendo que las cabezas femorales sean empujadas
dentro del acetábulo. Los niños tratados en forma temprana desarrollan una
cadera normal sin estabilidad articular ni artrosis secundaria.

En los niños no ambulatorios, no hay fuerzas de apoyo soportadas por la cadera,


mientras que el perro presenta características ambulatorias casi desde el
momento del nacimiento, a partir del cual las fuerzas que actúan sobre la
articulación aumentan de manera progresiva. Por desgracia este tipo de
tratamiento conservador utilizado en niños no es practico en perros y, en el
momento que se reconocen la enfermad el desarrollo anormal del acetábulo está
bien avanzado.

2
La tasa de crecimiento en las razas de talla grande influye en el desarrollo de la
cadera. Una taza de crecimiento lenta parece proporcionar la oportunidad para el
desarrollo más normal de la cadera, mientras que el crecimiento más rápido, como
resultado de una dieta con mayor nivel energético, dará lugar a una mayor
frecuencia de presentación de displasia. También se ha informado que, con una
rápida ganancia de peso causada por incremento en la ingesta calórica, la
enfermedad ocurrirá antes y con mayor gravedad.

El nivel de energía en la dieta es lo que influye en el crecimiento de desarrollo de


cadera, en las razas con predisposición genética, y no un aspecto particular de la
formulación. A si, está demostrado que no hay alteraciones estadísticas
significativas con la inclusión o exclusión de carbohidratos o el aumento en dos
veces del nivel de contenido proteico en la dieta.

Se piensa que la displasia de la cadera en perros tiene una base genética,


poligenica y multifactorial. Es un carácter cuantitativo o métrico, con estimaciones
sobre los factores hereditarios que varían de 0.2 a 0.6. Con claridad, en la
expresión de la DC también tiene un sitio factores no genéticos. Algunos de lso
que se han estudiado incluyen:

Tamaño del perro


Índice de crecimiento
Hipernutrición
Grado de falta de aniones en la dieta
Influencias endocrinas en útero
Masa muscular.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de investigación hasta la fecha, aún se


desconoce la causa precisa de la displasia de cadera en perros.

Se ha propuesto que la displasia de cadera es una enfermedad biomecánica,


como resultado de una disparidad entre la masa muscular primaria y un rápido
crecimiento esquelético. Una demora o falla para lograr el desarrollo muscular, y
para que este tejido alcance la madurez al mismo tiempo que el esqueleto, permite
3
que los componentes de la cadera (Que dependen de las fuerzas musculares para
la estabilidad) se separen, iniciando una serie de sucesos que terminan en la
displasia de cadera y la artrosis. El musculo iliopsoas, uno de los más poderosos
de todo el cuerpo y el único que se inserta en la columna vertebral lumbar, la
pelvis y el fémur, cuando su longitud es insuficiente debido a la falla de
acompañamiento con el desarrollo esquelético causa una presión deletérea sobre
la articulación de la cadera, provocando su luxación.

El musculo pectíneo que se origina en la pelvis y se inserta en la cara medial de la


porción distal del fémur, si no puede seguir el desarrollo del hueso y sufre un
acortamiento por este motivo, al empujar el fémur junto con el musculo iliopsoas,
causa la subluxación de la cabeza femoral.

Si la longitud del fémur aumenta con mayor rapidez que el crecimiento de los
músculos, en particular del pectíneo y del iliopsoas se crea una anormal tensión
sobre la cadera, causando la subluxación de la cabeza femoral.

También se ha propuesto que la alteración de la osificación endocondral podría


participar en la patogenia de la DC, y las lesiones macroscópicas más tempranas
presuntiva de DC fueron halladas en el ligamento redondo de un perro de 30 días,
lo cual es indicativo de que el mal es un proceso de los caninos en crecimiento.

El signo radiológico más primitivo asociado con la DC fue el retardo en la


osificación de la zona craneodorsal del borde acetabular. El mal desarrollado
acetabular también fue incriminado como una causa de patogenia de la DC.

A pesar de los indicios de que la DC se expresa durante el crecimiento, y que tal


expresión puede ser modificada alternado el ritmo de aquel, no se sabe cómo la
laxitud y la osificación endocondral anormal redundan en la afección y en
enfermedad articular degenerativa (EAD). Se postula que la incongruencia se
inicia por un desorden de la osificación endocondral que redunda en el cierre
discordante de las placas de crecimiento femorales y acetabulares. Se realizó un
estudio con 36 cachorros de labrador retriever, obteniendo como resultado 26
ejemplares normales y 16 displasicos. El comienzo de la desmineralización de las

4
epífisis femorales proximales y epífisis tibiales proximales derechas mostro un
retardo significativo en los displasicos comparados con los normales. Las placas
de crecimiento capitales femorales izquierdas cerraron tardíamente en los
displasicos. El comienzo tardío de la mineralización es la evidencia mas primitiva
de que la progresión de la osificación endocondrial esta interrumpida en las
caderas displasicas. Esto podría explicarse desde el punto de vista anatómico,
considerando por un lado la cantidad de elementos articulares y, por el otro la
carencia de un soporte horizontal completo que predisponía a la cadera a la
malformación de origen mecanico. El retardo de la mineralización epifisiaria puede
ser el resltado de diferencias estructurales o de composición, con un origen
genético o como secuela de un ambiente mecanico anormal. Los datos
radiológicos sugirieron que puede existir una exageración asincrónica en el
desarrollo de las placas de crecimiento en los perros displasicos.

Los galgos, una raza con reducido riesgo de DC, comienza la mineralización
epifisiaria mucho antes que los pastores alsacianos, pero alcanzan la madurez
esquelética más tarde. Cuando se compararon las necropsias con los
diagnósticos radiológicos en 15 casos, se encontró un importante tendencia a
favor de los resultados negativos falsos (clasificar una cadera displásica como
radiológicamente normal). En consecuencia, es probable que exista una
subestimación del número total de caderas displásica en función de los patrones
radiográficos.

Razas afectadas y prevalencia.

La displasia de cadera ha sido diagnosticada en la mayoría de las razas de perros.


Sin embargo, tiende a ocurrir con mayor frecuencia en razas de talla grande y con
crecimiento rápido. Se presenta, aunque rara vez produciendo un problema
clínico, en peros cuyo peso adulto está por debajo de los 12 kg, en especial en
aquellos con miembros cortos.

El San Bernardo tiene un mayor riesgo de displasia, mientras que el Collie parece
ser el único perro grande sin riesgo significativo. La frecuencia de displasia en el

5
San Bernardo fue, según la OrthopedicFundationforAnimals(OFA), de 47.4% en
EUA. La OFA ha informado de otras 24 razas con una incidencia de displasia
superior a 20%. En un informe suizo sobre el control de la enfermedad en el
mundo en los últimos 24 años, se menciona que 42% de todos los perros de razas
puras permanecen afectados a pesar de los programas de control en los últimos
30 años. Se sugiere que el apareamiento de los perros displásicos y la falla para
estudiar el estado de la progenie en la selección de los pies de cría, son los
responsables de la falta de progreso. En Suecia, durante el periodo de 1976 a
1988, con la aplicación de programas con control radiográfico, la frecuencia de
displasia de cadera disminuyó en Pastores alemanes de 35 a 21%; en el
Rottweiler, de 36 a 18%; en el Labrador retriever, de 25 a 15%; sin embargo, el
San Bernardo permaneció cerca de 60% a través de todo este periodo.

La prevalencia también depende del sexo, siendo la displasia de cadera más


frecuente en la hembra que en el macho en el Pastor alemán, el Retriever dorado
y el San Bernardo.

ANATOMÍA DE LA ARTICULACIÓN DE LA CADERA.

La cadera es una articulación diartrodial que permite un rango de movimiento en


flexión y extensión, combinado con la abducción. La articulación esta estabiizada
por el ligamento redondo intraarticular y una consistente cápsula articular que se
dirige desde el cuello del fémur a una línea periférica al reborde del acetábulo. La
cabeza y cuello femorales están inclinados con respecto al cuerpo en un ángulo
de 135°.

Los huesos que conforman la pelvis son cuatro: el ilion, el isquion, el pubis y el
huso acetabular. Éstos se fusionan en el perro durante la doceava semana
después del nacimiento, creando la cavidad que aloja a la cabeza del fémur y
forman la articulación de la cadera. Ésta es una cavidad profunda cotiloidea
llamada acetábulo. El acetábulo en un perro de talla mediana es de 1 x 2 cm de
diámetro. La porción articular (facies lunata) es una suave circunferencia articular
que tiene la apariencia de media luna. Se encuentra situada en la porción craneal

6
del acetábulo y está recubierta por un cartílago llamado lamrumacetabulare, el
cual sirve para aumentar la altura de la superficie articular. Esta superficie articular
está hendida internamente por una depresión no articular rugosa denominada fosa
acetabular. La porción ventral del anillo de la superficie articular está interrumpida
y constituye la escotadura acetabular, la cual permite el paso de los distintos
ligamentos.

El labrumacetabulareva a todo lo largo del borde del acetábulo y, cuando cruza la


escotadura acetabular lo hace en forma de un ligamento libre que se llama
ligamento acetabular transverso. El ligamento de la cabeza del fémur y se inserta
en la fosa acetabular, pasando por arriba del ligamento acetabular transverso; este
ligamento es una banda fibrocartilaginosa aplanada y muy corta.

Músculos que actúan sobre la articulación de la cadera.

Muchos músculos actúan en y sobre la articulación de la cadera para efectuar las


funciones de flexión, extensión, abducción, aducción y rotación interna y externa.
Los músculos flexores y extensores de la cadera son los más numerosos y los que
están mejor desarrollados, y los esenciales para la deambulación y el apoyo del
peso.

Músculos flexores.

El músculo iliopsoas es una fusión del músculo psoas mayor y el ilíaco. El psoas
mayor nace en los cuerpos y apófisis transversas de las vértebras lumbares y
pasa por la cara craneoventral del ilion, donde se une a ilíaco, el cual tiene su
origen en la superficie ventral del ilion y se inserta en el trocánter menor. Este
músculo es el principal flexor de la cadera. Tiene inervación proveniente de las
ramas ventrales de nervios lumbares y del nervio femoral.

El músculo tensor de la fascia lata es un músculo triangular que tiene su origen


en la tuberosidad coxal, la porción subyacente del ilion y la aponeurosis del
músculo glúteo medio. Puede dividirse en dos porciones: 1) una craneal, más
superficial, que se inserta en la aponeurosis femoral y que irradia sobre el

7
cuadríceps, confundiéndose con la inserción aponeurótica del bíceps crural; 2) la
porción caudal, más profunda, se inserta sobre una capa de aponeurosis femoral
lateral que corre por debajo del bíceps hacia la rodilla sobre la superficie lateral del
vasto lateral. Produce tensión de la aponeurosis femoral lateral, flexión de la
cadera y extensión de la rodilla. Está inervado por el nervio glúteo craneal.

El músculo coxal articular es un pequeño músculo fusiforme que cruza la


superficie flexor de la articulación de la cadera. Está cubierto por el músculo glúteo
profundo y nace de la cara lateral del ilion junto con el recto femoral, insertándose
en el cuello del fémur. Este músculo flexiona la articulación de la cadera y se
encuentra inervado por el nervio femoral. Aunque su relevancia funcional es poca,
se utiliza como punto de referencia para entrar a la cápsula articular.

El músculo cuadríceps femoral es un músculo fuerte y largo que se asienta


cranea, medial y lateral al fémur. Está formado por cuatro cabezas que terminan
en un tendón común en la patela el recto femoral es el componente más craneal
del cuadríceps y el único que nace del ilion, craneal al acetábulo. El vasto lateral
se encuentra lateral y caudal al recto femoral, con el cual se fusiona en dirección
distal, y descansa en la parte proximal del borde lateral de la superficie rugosa del
fémur. El vasto intermedio descansa directo sobre la cara craneal lisa del fémur y
se halla fusionado con los otros dos vastos; nace con el vasto lateral, el cual lo
cubre, y se inserta en la tuberosidad tibial con los otros miembros del grupo. El
vasto medial tiene su origen en el lado medial del extremo proximal del fémur. El
recto femoral es flexor directo de la cadera y, junto con los tres vastos, es extensor
de la articulación femorotibiopatelar. Esta inervado por el nervio femoral.

El músculo sartorio consta de dos porciones en forma de banda en la parte


craneal y cranneomedial del musculo que se extienden desde el ilion a la tibia. La
porción craneal forma el contorno craneal del muslo y tiene casi un centímetro de
espesor a este nivel; la porción caudal se halla sobre el lado medil de la
extremidad y es más delgada, larga y ancha que la anterior. Ambas porciones
musculares descansan sobre el lado medial del cadriceps femoral. La porción
craneal tiene su origen en la cresta del ilion y la aponeurosis toracolumbar,

8
mientras que la porción caudal lo tiene en la espina ilíaca ventral craneal y el
borde ventral vecino del ilion. La inserción de la porción craneal se localiza en la
patela, en común con el recto anterior de los cuádriceps, y la inserción de la
porción caudal está en el borde craneal de la tibia, junto con el gracilis. El sartorio
es flexor de la cadera y está inervado por el nervio femoral.

Músculos extensores

El músculo bíceps femoral es el más largo y ancho de los músculos del muslo y
la mayor parte de sus fibras discurren en dirección craneal y distal, aunque en la
parte caudal existen fibras que se dirigen directo hacia atrás. En sentido craneal,
se inserta por medio de la fascia lata y de la aponeurosis crural en la patela, el
ligamento patelar y el borde craneal de la tibia y, por medio de la aponeurosis
crural, en la porción subcutánea del cuerpo tibial y la tuberosidad del calcáneo.
Este músculo es extensor de la cafera, la patela y el corvejón. Está inervado por el
ciático.

El músculo semimebranosose origina en la tuberosidad isquiática y es mayor en


sección transversal que el semitendinoso, pero no tan largo. Se halla localizado en
forma de cuña entre el semitendinoso y el bíceps, lateralmente, y el gracilisy el
aductor, en la dirección medial. Posee dos vientres casi de igual tamaño y se
inserta en el borde medial de la tibia. Este músculo es extensor de la cadera, y la
parte que se inserta en el fémur extiende la patela, mientras que la que se inserta
en la tibia flexiona o extiende la articulación de la patela según la posición del
miembro. Está inervado por el ciático.

Músculos rotadores

El músculo obturador interno se origina en la sínfisis pelviana y la cara dorsal


del isquion y el pubis. Es un músculo en forma de abanico cuas fibras convergen
hacia la escotadura ciática menor. El origen del tendón del músculo se inserta en
la fosa trocantérea del fémur, y su acción es la rotación lateral de la extremidad
pélvica a nivel de la cadera. Está inervado por el ciático.

9
Los músculos gemelos se originan en la cara lateral del isquion, la caudal del
acetábulo y la ventral a la escotadura isquiática menor. Son dos pequeños
músculos fusionados que se encuentran debajo del tendón del obturador interno,
entre el cuadrado crural y obturador externo, en dirección distal, y el glúteo
profundo, proximalmente. Se aprecia en estos músculos un surco profundo
producido por el tendón del obturador interno de forma que los bordes musculares
se superponen sobre este tendón. Se insertan en la fosa trocantérea y su acción
es la rotación lateral del miembro pelviano a nivel de la cadera. Están inervados
por el ciático.

El músculo cuadrado femoral se origina en la superficie ventral de la porción


caudal del isquion. Es un músculo corto y grueso, situado debajo del bíceps, entre
el aductor en dirección distal y el obturador externo y los gemelos proximalmente.
Sus fibras forman ángulo recto con el eje longitudinal del muslo. El borde dorsal
del cuadro femoral se halla aplicado de manera firme al borde craneal de los
gemelos. Se inserta de forma inmediata distal a la fosa trocantérea. Su acción es
rotar lateralmente y extender la cadera. Está inervado por el ciático.

El músculo obturador externo es un músculo en forma de abanico que nace en


la superficie ventral del pubis e isquion y que cubre el agujero obturador. Su borde
caudal se halla cubierto por el cuadrado femoral, mientras que el craneal queda
oculto por el aductor mediano. Su lugar de inserción es la fosa trocantérea y
produce rotación lateral de la cadera. Está inervado por el nervio obturador.

Músculos abductores

El músculo glúteo superficial es un musculo pequeño situado caudal al glúteo


medio. Sus fibras corren en forma distal, desde la aponeurosis glútea que cubre al
glúteo mediano, el sacro y la primera vértebra caudal hasta el trocánter mayor,
donde convergen ligeramente, formando una aponeurosis que discurre por debajo
del bíceps hasta el tercer trocánter. Se inserta en el tercer trocánter y su acción es
de abducir la extremidad y extender la cadera. Su inervación proviene del nervio
glúteo caudal.

10
El músculo glúteo medio tiene su origen en la cresta y superficie glútea del ilion.
Es un gran músculo ovoide situado entre el tensor de la fascia lata y el glúteo
superficial. Su borde caudodorsal en su totalidad se halla cubierto por el músculo
glúteo superficial. Se inserta en el trocánter mayor, y su acción es abducir y
extender la cadera; también produce rotación medial de la extremidad. Está
inervado por el nervio glúteo craneal.

El músculo glúteo profundo se origina en el cuerpo del ilion y la espina ciática.


Es un músculo en forma de abanico cubierto por completo por el glúteo medio. De
manera superficial lo cubre una aponeurosis cuyas fibras convergen en la
inserción a nivel de la cara craneal del trocánter mayor. Su acción es la abducción
y extensión de la cadera; también produce rotación medial de la extremidad
pélvica y está inervado por el nervio glúteo craneal.

El músculo piriforme se halla caudal y medial al músculo glúteo medio y está


cubierto por el músculo glúteo medio y está cubierto por el músculo glúteo
superficial se origina en la cara lateral de las tres primeras vértebras caudales y se
inserta en el trocánter mayor, junto con el músculo glúteo medio; está inervado por
el nervio ciático y su función es de abductor y extensor de la cadera.

Músculos aductores

El músculo aductor se origina en la totalidad de la sínfisis de la pelvis por medio


del tendón sinfisial, la parte vecina del arco isquiático y la superficie ventral del
pubis e isquion. Consta de dos músculos, aductor corto (mayor y menor) y aductor
largo. Se trata de un músculo grande, piramidal, comprimido entre el
semimembranoso y el pectíneo, que se extiende desde la sínfisis de la pelvis
hasta la superficie caudal del fémur. Se halla cubierto en parte por el bíceps
femoral lateralmente y por el gracilis en dirección medial. Se inserta en la totalidad
del borde lateral de la superficie caudal rugosa del fémur, y su acción es de
aducción del miembro pélvico y extensión de la cadera. Esta inervado por el nervio
obturador.

11
El músculo pectíneo tiene su origen en el ligamento púbico craneal y la
eminencia iliopúbica. Es un pequeño músculo fusiforme que, con el aductor,
pertenece a los músculos profundos mediales del muslo. Se encuentra en gran
parte entre el aductor caudalmente y craneal al vasto medial. El tendón de
inserción del pectíneo se encuentra entre el aductor y el vasto medial, y se inserta
en el extremo distal del borde medial de la superficie rugosa del fémur. Su acción
produce aducción del miembro, y está inervado por el nervio obturador.

El músculo gracilisse origina en la sínfisis de la pelvis por medio del tendón


sinfisial, que es una estructura tendinosa gruesa y plana; la aponeurosis del
graciliscubre el músculo aductor. Se inserta en el borde craneal de la tibia y, con el
semitendinoso, en la tuberosidad calcánea.

Su acción es producir la abducción de la extremidad, la flexión de la rodilla y la


extensión de la cadera y el corvejón. Esta inervado por el nervio obturador.

Vasos y nervios de la articulación de la cadera

El aporte vascular de la articulación de la cadera de los perros es muy amplio y


anastomótico. El suministro, desde el más al menos importante, comprende las
arterias femoral circunfleja lateral, la femoral circunfleja medial, la glútea caudal,
glútea craneal y la ililumbar. La arteria femoral circunfleja lateral se origina de la
arteria femoral. Entra en contacto con la articulación de la cadera desde su cara
craneoventral y se ramifica en forma de arterias capsulares en las caras dorsal y
craneal de la articulación de la cadera. La arteria femoral circunfleja medial se
origina de la arteria femoral profunda. Entra en contacto con la articulación de la
cadera en su cara ventral y se ramifica en las arterias capsulares que nutren las
caras caudal y ventral de la articulación de la cadera. Estas arterias capsulares se
unen con ramas menores de la arteria glútea caudal, en la porción caudodorsal,
para formar un anillo arterial alrededor del cuello femoral. Este anillo arteria
permite la anastomosis entre los vasos antes mencionados. El anillo arterial da
origen a las arterias epifisiarias superior (dorsal) e inferior (ventral), que entran en
la cabeza femoral en el borde del cartílago articular y se anastomosan con las

12
ramas terminales de la arteria nutricia de la diáfisis femoral. El lado acetabular de
la articulación de la cadera recibe su riego sanguíneo de la arteria iliolumbar,
glútea craneal y glútea caudal. La arteria glútea craneal nutre las caras
craneodorsales del acetábulo y se anastomosa con la arteria femoral circunfleja
lateral. La arteria glútea caudal nutre el acetábulo caudodorsal y continúa para
completar el anillo arterial alrededor del cuello femoral.

En el perro inmaduro desde el punto de vista esquelético, la cabeza femoral está


nutrida sólo por los vasos epifisiarios. Éstos derivan de un anillo extracapsular de
vasos formados a partir de las arterias femorales circunflejas medial y lateral y de
la alteria glútea caudal. Unos pequeños vasos procedentes de dicho anillo
penetran en la capsula articular y la membrana sinovial. Entonces forman un
segundo anillo anastomotizado, del cual unas ramas acendentes cruzan la fisis de
la cabeza y entran en la cabeza femoral en el borde del cartílago articular. El
cuello femoral de un perro esqueléticamente inmaduro esta nutrido por los vasos
metafisiarios y, en menor grado, por las ramas del segundo anillo de anastomosis.
A medida que el perro alcanza la madurez esquelética, se cierra la fisis, y la
barrera cartilaginosa entre los vasos epifisiarios y metafisiarios desaparece. La
arteria ubicada en el interior del ligamento redondo parece contribuir al aporte
vascular de la cabeza femoral en el gato muy joven, pero no tiene significación
clínica en el perro.

Los principales nervios relacionados con las estructuras de la articulación de la


cadera:

Nervio obturador interno nace del cuarto, quinto y sexto nervios lumbares
y se halla incluido en la porción posterointerna del musculo iliopsoas. Inerva
los músculos abductores de la extremidad: el abductor, el pectíne, el recto
interno y el obturador externo.
Nervio femoral nace del cuarto, quinto y sexto nervios lumbares. Emite
ramas para el musculo iliopsoas, penetra en los músculos cuádriceps entre
el recto craneal y el vasto medial e inerva las cuatro porciones de los
cuádriceps.

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Nervio glúteo craneal sale por la escotadura ciática mayor, cruza la cara
externa del ilion en el nivel del origen del músculo glúteo profundo e inerva
los músculos glúteos medio y profundo y el tensor de la fascia lata. Nace a
partir del sexto y séptimo nervios lumbares y el primer sacro.
Nervio glúteo caudal pasa por la escotadura ciática mayor, cruza el
musculo glúteo medio y entra en la cara medial del glúteo superficial;
representa la única inervación de este músculo. Su origen es variable
desde el séptimo nervio lumbar a los dos primeros sacros.
El nervio ciático nace de los dos últimos nervios lumbares y los dos
primeros sacros. Este tronco nervioso permite emite pequeñas ramas
intrapelvicas destinadas a los músculos cuadrado clural, gemelos y
obturador interno. Pasa caudal sobre la cadera medialmente al trocánter
mayor y luego distal, caudalmente al femur del lado lateral del aductor. En
el nivel de la cadera una rama abandona el ciático e inerva los musculos
bíceps crural, semitendinoso y semimembranoso.

BIOMECÁNICA

La articulación de la cadera consiste en una esfera (cabeza femoral) contenida


dentro de una cavidad o casquete esférico, dentro del cual la primera se coloca de
manera concéntrica (centro de la cabeza coincidiendo con centro del acetábulo)
este sistema queda sujeto a fuerzas que derivan de la gravedad de la acción
muscular y de fuerzas externas.

La forma esférica de los componentes (enartrosis) permite la articulación una


gran variedad de movimiento en cualquiera de los tres planos considerado en el
cuerpo: craneal, sagital y transverso u horizontal. Si se sitúa en el centro de la
articulación la intersección de estos tres planos perpendiculares forma un sistema
de coordenada que permite la exacta localización de cualquier arco de movilidad.

La anatomía del extremo proximal del fémur y del acetábulo está ligada a los
cambios filogénicos del desarrollo del embrión, con el propósito final de poder
asumir la posición de cuadripedestación. Estos cambios consisten en la

14
angulación característica del cuello femoral en los planos craneal (inclinación) y
transversal (declinación) y de su longitud.

Por lo común, el angulo de inclinación hace que la línea que une el centro de
ambas cabezas femorales pase, en el plano frontal a la altura del vértice del
trocante mayor.

Su modificación en anteversion por varus o valgus modifica la longitud y dirección


de la acción de los músculos, en especial los abductores, disminuyendo o
aumentando su potencia.

El fémur tiene, además, una configuración biomecánica importante. El ángulo


diáfisis-cuello femoral tiene dos componentes. El ángulo de inclinación es el
angulo que se observa en el plano frontal (dorsal). El ángulo normal es de 135°.
Se relaciona con la técnica de medición, la posición y el ángulo de anteversión; no
se relaciona con la edad, el sexo o la raza. El ángulo de anteversion es el que se
observa en el plano transverso. El ángulo normal, medido por radiografia, es de
27°. Se puede medir mediante la observación inferior de la diáfisis femoral o
mediante la utilización de la trigonometría y de dos proyecciones radiográficas. La
longitud del cuello femoral y la posición del trocante mayor, en relación a la cabeza
femoral, es también importante. El extremo proximal del trocante mayor tiene que
estar a nivel, o solo muy poco distal, a la parte proximal de la cabeza femoral. Esta
distancia se denomina la distancia articulo-trocan-térica. Deben mencionarse que
el acetábulo también puede tener variación en su posición en el plano transversal,
siendo anteverso o retroverso, y puede establecerse una relación inversa con las
modificaciones en el mismo plano en el cuello femoral (anteversion) que mejoran
la estabilidad si se mantiene dentro de ciertos límites. El acetábulo canino tiene un
ángulo de retroversión de 5 a 10°.

Es interesante mencionar que la arquitectura del extremo superior del fémur y del
acetábulo están estructuradas para soportar esfuerzos por una serie trabéculas
óseas orientadas según la ley de Wolf, de acuerdo con las fuerzas de compresión
y tensión que se ejercen de manera mecánica durante el desarrollo derivadas de

15
las acciones dinámicas o estática impuestas sobre la estructura ósea (carga), en
especial durante la estación de pie y movimiento, de manera que su intensidad
depende de su fuerza gravitacional, más la acción muscular y su dirección, y está
en función de las relaciones anatómicas entre el fémur y el acetábulo. La forma
perfectamente congruente de una esfera hueca y otra maciza es lo que le da
cohesión a la articulación. Esta cohesión es tan importante que provoca entre las
superficies articulares de los cartílagos una presión negativa, junto al resto de
estructuras que rodea la articulación, mantienen varias superficies en contacto.

Si consideramos el cuerpo del perro como una cadena poliarticular (policinética),


representada por segmentos óseos y articulaciones dispuesta en cadena, que
están estabilizados por los ligamentos y se ven motorizados por los distintos
grupos musicales inter relacionados, se da lugar a dos tipos de equilibrio: 1) el
pasivo o estático y 2) el equilibrio activo o dinámico.

El eje del centro de gravedad en el perro es medial a la articulación de la cadera.


En consecuencia, la carga de peso sustentado en la cadera tiene una fuerza de
torsión con un brazo de palanca igual a la distancia del centro de gravedad al
centro de la cabeza del fémur. Esta fuerza de torsión debe ser contrarestada por
una fuerza de torsión igual generada por los músculos abductores (glúteos), con
un brazo de palanca que es perpendicular al vector de la musculatura glútea que
se extiende al centro de la cabeza del fémur. La sumatoria del peso (fuerza de
torsión) y la fuerza de la musculatura abductora resulta en una carga intraarticular
que excede el peso del cuerpo. El vector de la carga intraarticular se orienta a lo
largo de las líneas trabeculares de tensión del fémur proximal.

Existen factores que influyen de forma crítica en la fuerza de la musculatura


abductora y de la carga intraarticular, en el perro, en posición estática. Estos
factores son el ángulo de inclinación del cuello femoral, el largo del cuello femoral,
la posición del trocánter mayor y la distancia de la cabeza femoral al centro de
gravedad. En el cuadrúpedo en movimiento, la mayoría de las fuerzas
intraarticulares están orientadas cranealmente en un plano horizontal en oposición
con las fuerzas orientadas en forma vertical con el animal en estática.

16
Biomecánica en estática

La biomecánica en estática es aquella en que las fuerzas se aplican en forma


balanceada, no estando la articulación sujeta a cambios en su estado de
movimiento.

Para hacer una consideración integral de la estabilidad estática o dinámica de la


cadera, se debe tomar en cuenta los tres planos preconcebidos. En posición de
pie, la articulación de la cadera se encuentra con sus componentes coaptados, en
virtud de varios factores de los cuales la principal es la gravedad. Esta actúa sobre
el cuerpo y su punto de aplicación puede considerarse concentrado en un punto
llamado centro de gravedad y que se dirige al centro de la tierra en dirección a lo
que se conoce como línea de gravedad.

En el plano frontal y el peso del cuerpo, actuando a través de la línea de gravedad


reparte en cuatro componentes iguales, que en la parte posterior forman un arco
en la pelvis y se dirigen a cada una de las caderas, transmitiéndose a través de la
articulación al fémur y al piso.

Es importante analizar la función de balanza realizada por la pelvis para poder


valorar la potencia desarrollada según el concepto expresado por Pauwels en
1935. El termino de balanza utilizado por Pauwels para describir la palanca como
base de función de la cabeza consta de un punto de apoyo que es la articulación
coxofemoral, de un brazo de palanca interno con una fuerza que es el peso del
cuerpo que constituye el momento interno y, el otro lado del punto de apoyo, un
brazo de palanca externo con una fuerza que son los músculos abductores de la
cabeza.

El eje del centro de gravedad se encuentra medial a la articulación de la cadera, a


nivel de la sínfisis del pubis; por consiguiente, el apoyo del centro de la carga que
se apoya en la cadera tiene una torsión con un brazo de apoyo igual a la distancia
que va desde el centro de gravedad al centro de la cabeza femoral. Esta torsión se
compensa mediante una torsión opuesta, pero igual, que se genera en los
músculos glúteos con un brazo de apoyo que es perpendicular al vector del

17
musculo glúteo y que se extiende al centro de la cabeza femoral. Las cargas se
orientan en forma craneal en un plano horizontal cuando el animal se mueve y se
encuentra en situación de cuadripedestación.

Las tensiones intraarticulares aumentan si la distancia entre el eje del centro de


gravedad y la cabeza femoral aumentan, como es en el caso en las
subluxaciones, luxaciones y la displasia de cadera (DC). También aumentan las
cargas intraarticulares si aumenta el ángulo de inclinación de la cabeza y el cuello
femoral, y lo mismo si existe un aumento en el ángulo de retroversión o en ángulo
de ante versión.

Usando el peso del cuerpo (fuerza gravitacional) aplicado con punto de apoyo en
el centro de la cabeza femoral y equilibrado por el glúteo medio y por los demás
abductores (fuerza de contracción), se constituye un sistema de palancas de
primer grado.

En la estación de cuadripedestación, el equilibrio estático se hace a la perfección,


ya que la fuerza gravitacional (línea de gravedad) que pasa por el centro de
gravedad cae dentro de la amplia base de sustentación que representa el área
entre las cuatro patas estando estabilizada y neutralizada por la fuerza de
resistencia del piso (tercera ley de Newton), de la cual resulta una simetría
estática, y ninguna fuerza muscular es necesaria para mantenerlo en equilibrio.
Este equilibrio se modifica cuando varia la carga en alguna de las patas. Al
levantar una pata trasera, el peso del cuerpo ahí ejercido se vera afectado con el
producto de este peso multiplicado por el brazo de palanca (distancia entre la línea
de gravedad y el centro de rotación de la cabeza femoral). Las fuerzas se
incrementan cuanto más se aleje la línea de gravedad del eje articular (pelvis
inclinada), porque se imprime un mayor efecto rotatorio al segmento, y que se
conoce como momento rotatorio interno.

La diferencia en longitud de los brazos de palanca entre los momentos interno y


externo es por lo general en una proporción de 2.5 a 3, medidas en la pelvis, lo
que ocasiona que la citada posición, con una pata trasera elevada, una carga

18
articular de 1kg se multiplique por 2.5 a 3 y, a la inversa, la reducción de un 1 kg
obliga a reducir la carga en la misma proporción.

Debe quedar claro que, en la balanza de Pauwels, los momentos interno y externo
están interrelacionados de tal modo que el centro de movimiento (punto de
apoyo) del brazo de palanca del momento interno corresponde también al eje de
movimiento del momento externo. Por ello, para mantener el equilibrio, al modificar
uno, de forma automática y en sentido inverso, se modifica el otro. La fuerza de
gravedad se ejerce a través de la línea de gravedad, aumentando o disminuyendo
el momento interno según la inclinación de la pelvis.

La acción de la gravedad, así como la reacción del piso (tercera ley de Newton),
se hace en determinada dirección, en la que desempeña un papel importante la
dirección de cuello y cabeza femorales (valgus, varus y anteversión), y que son los
modeladores del acetábulo y, por lo tanto, factores decisivos en la posición del
acetábulo en la pelvis.

En la acción muscular, no solo intervienen los músculos abductores de la cadera,


sino los 19 músculos abductores de la cadera, sino los 19 músculos que controlan
la movilidad de la misma, lo que no actúan en su totalidad cuando se trata de
cargas estáticas, sino alternas según las posturas, esfuerzos y de acuerdo con el
brazo de palanca externo representados por longitud y dirección del cuello
femoral.

Biomecánica en dinámica

Se da el estado de biomecánica en dinámica cuando las fuerzas que actúan sobre


la articulación, no se neutralizan, sino que entran en interrelación en un
movimiento balanceado, sujeto a la aceleración y a la desaceleración, con el fin de
propiciar el movimiento, ósea, la locomoción.

La marcha (forma de locomoción) es el trabajo derivado de la alternancia de la


carga en cada miembro, por el miembro y variable gasto de energía, y en cada
cadera con el peso proporcional del cuerpo, de forma alternativa, con el balanceo

19
que se deriva de la ligera caída de la pelvis (basculación de 2°) en el lado no
apoyado, y su levantamiento sucesivo por su acción muscular que la elevan otra
vez, haciendo que la línea de gravedad oscile como péndulo en cada paso,
alargando y acortando el brazo del momento interno que es neutralizado por la
acción muscular del momento externo.

Las fuerzas ejercidas sobre los cartílagos articulares (carga) durante la marcha en
la fase de apoyo son la suma de peso, la acción muscular, la aceleración y la
reacción del piso. Se manifiestan aumentando la carga al pasar a la marcha
acelerada, donde se multiplica el peso del cuerpo en tres veces, y hasta 4 o 5
veces durante la carrera.

Es además importante mencionar que la acción dinámica de las fuerzas que se


ejercen se realiza en tres ejes en el ámbito del espacio, de ahí que se deba
analizarse la balanza de Pauwels, no solo en el plano frontal, si no debe
imaginarse en el plano sagital o lateral (según la dimensión) donde la fuerza de la
gravedad se sitúa en el mismo plano del eje las cabezas femorales, coincidiendo
con la línea de gravedad; por lo tanto, no hay momento rotatorio si no estabilizante
y, teóricamente, poca fuerza muscular se necesita para tener el equilibrio pasivo
de la pelvis, sin embargo, si se requiere un aumento de las acciones musculares
en cuanto la pelvis se balancea en el punto de apoyo, ya sea de frente o hacia
atrás, durante la marcha o la carrera, requiriendo el equilibrio de fuerzas
musculares opuestas, de extensores y flexores respectivamente, para controlar
este movimiento y neutralizar los momentos resultantes.

En la superficie de contacto entre el acetábulo y la cabeza, en el área superior, se


constituye el área de carga que puede ser variable en extensión, dependiendo de
la magnitud de fuerza y la carga por unidad de superficie (presión), que varía con
el área de contacto en los distintos planos: a menor área de carga, mayor presión;
de aquí la importancia de que los recubrimientos sean adecuados.

Es interesante hacer hincapié en la posibilidad de que el área de recubrimiento se


aumente de manera funcional con la basculación pélvica lateral, lo que se produce

20
al aumentar en forma virtual la longitud del miembro contrario. En el plano frontal,
esta basculación lateral mejora el índice acetabular, al que llamamos funcional, de
una cadera y disminuye proporcionalmente en el lado contrario.

En la balanza de Pauwels intervienen dos momentos, el interno y el externo


interrelacionados en tal forma que el centro de movimiento, que es el punto de
apoyo del brazo de palanca del momento interno, corresponde también al centro o
eje de movimiento del momento externo, por lo que al modificarse la posición del
centro de rotación, de forma automática se modifican los momentos en sentido
contrario.

La causa fundamental por la que se rompe el equilibrio de la balanza de Pauwels,


en este padecimiento, es la disminución del momento externo y el aumento
consiguiente y simultaneo del momento interno, como consecuencia del
desplazamiento externo de la cabeza (punto de apoyo), dando por resultado
inestabilidad con disminución del momento externo por disminución de su brazo
de palanca y de la fuerza de los abductores. Además, hay modificación del efecto
rotatorio, agravándose de manera progresiva la deformación del ilíaco (displasia) y
del fémur (anteversión y valgus).

La magnitud del desequilibrio varía en distintos grados, dependiendo de la


magnitud de la rotura; en la luxación, ésta es máxima, con pérdida significativa del
apoyo.

En la subluxación, los fenómenos son similares, pero de menor magnitud; la rotura


del equilibrio es variable, dependiendo del grado de desplazamiento de la cabeza.
Cuando este es pequeño y con mejor apoyo, puede ser compensado por la fuerza
muscular de reserva (margen de tolerancia). A demás, se agrega disminución del
área de carga con equilibrio entre carga y resistencia tisular y, es consecuencia,
compresión excesiva por unidad de superficie.

La dirección del cuello femoral desempeña un papel importante en la


patomecánica de la cadera tanto en el pre tratamiento como el post tratamiento,
principalmente en la cadera subluxada. Cuando esta deformado

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(anteversión,valgus, varus y acortamiento) disminuye aúnmás el valor de brazo de
palanca (potencia) y se canaliza más la fuerza gravitacional modeladora (tercera
ley de Newton) al distinguirla fuera del centro del acetábulo a zonas marginales,
generalmente al área anterior y superior, propiciando, además de la mala
distribución de la carga, el modelo inadecuado con aumento de la displasia
existente y la subluxación, y creando durante el desarrollo un círculo vicioso
progresivo en el que a mayor displasia mayor subluxación y mayor deformación
del fémur, y viceversa. A demás, la anteversión del cuello con acortamiento de los
rotadores externos sumada al valgus disminuye más la capacidad del momento
externo por disminución del efecto rotatorio debido a la disminución del brazo de
palanca al rotar hacia atrás del trocánter y, además, con gran efecto subluxante
craneal al dirigir al frente la fuerza gravitacional.

Por otra parte, el varus y el acortamiento del cuello, y más aún si se suma
anteversión, debilitan el momento externo: el primero por aproximar los puntos de
inserción de los abductores; y el segundo, por disminuir la longitud del cuello, o
sea el brazo de la palanca externo potencia, y la tercera, por modificar la dirección
y el efecto rotatorio. Sin embargo, el primero favorece la dirección de la fuerza de
gravitación sobre el fondo del acetábulo.

A demás, la vascularización contraria de la pelvis puede agravar la situación del


momento externo por alejarse la línea de gravedad el punto de apoyo durante la
marcha.

Equilibrar el peso del cuerpo sobre la pata apoyada, repartiendo simétricamente la


carga, es decir, el intento de acercar la línea de gravedad al centro de la
articulación buscando un equilibrio pasivo (estático) a base de la inclinación de la
columna para ayudar a elevar la pelvis en el lado contrario, es lo que se manifiesta
en la marcha como balanceo que es por una caída de la pelvis más la inclinación
contraria a la columna.

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Estos signos se corrigen en el punto de apoyo se logra un suficiente centraje
(disminución del momento interno) y estabilidad (contención) así como una buena
acción de los músculos abductores, con un momento rotatorio adecuado.

Es además importante considerar, cuando la cabeza está dentro del acetábulo la


amplitud del área de carga en el punto de apoyo, es decir, la cantidad de
superficie en contacto entre la cabeza y techo, o sea, el recubrimiento (inclinación
y espesor del techo), porque lo de ello depende en parte la distribución de la
presión por unidad de superficie, es decir, que, a menor superficie, hay mayor
presión y viceversa.

La rotura biomecánica del equilibrio entre carga y resistencia (defectos en el área


de carga) está además ligada a la dirección de la acción de la gravedad, a la
cantidad de peso corporal y a la aceleración (cantidad de actividad física que se
haya desarrollado), y también se le asocia una disminución de la resistencia tisular
por padecimientos agregados, como defectos posoperatorios, senilidad,
enfermedades metabólicas, infecciosas o postraumáticas.

SIGNOS CLÍNICOS

En la presentación clínica de la displasia de cadera (DC) pueden distinguirse dos


formas: una grave que aparece de manera característica entre los cinco y 12
meses de edad y que produce claudicación notable debilitante en el perro, y una
forma crónica más leve con signos más sutiles, a menudo variables, que se
presentan a cualquier edad, pero que suelen aparecer tarde en la vida. La forma
grave se acompaña de una marcha anormal, dolor, poca tolerancia al ejercicio,
resistencia a subir una escalera, atrofia muscular de la extremidad, en ocasiones
un chasquido audible al caminar y, a veces, si es muy grave, un ensanchamiento
intertrocantérico mayor (ancas). Por otra parte, la forma crónica comprende la gran
mayoría de los casos de DC. Los perros afectados con esta caridad no tienen
signos funcionales o sólo dolor ligero, en particular después de periodos de
reposos consecutivos a un ejercicio excesivo. En su forma más leve, la DC crónica
sólo puede detectarse mediante un examen ortopédico cuidadoso o una

23
radiografía de la pelvis. De manera característica, el trastorno crónico se torna
obvio en los años geriátricos y se caracteriza por dolor leve, rigidez y lentitud o
rechazo a levantarse.

Los signos clínicos varían mucho entre los perros y pueden incluso estar ausentes
por completo durante la vida de numerosos animales. Estos signos varían mucho
según la edad del animal. El diagnostico radiográfico es de menor valor en el
cachorro debido a la osificación incompleta de los huesos. De esta manera, a esta
edad el examen físico tiene mayor importancia diagnóstica. Más adelante, en el
perro joven (mayor de seis meses de edad), la radiografía gana importancia
diagnóstica. En los cachorros, el dolor a la palpación de las caderas, o cuando
camina, pocas veces se observa; es más frecuente encontrar una marcha
alterada, de manera que el animal muestra debilidad en los miembros posteriores,
camina despacio, parece cansado y se sienta y mira jugar al resto de la camada,
pero no se une a ellos en las actividades físicas.

A los tres o cuatro meses de edad, el cachorro afectado, cuando se le observa


desde atrás, puede parecer ancho de cadera, pero muestra hundimiento en el
muslo y la rodilla debido a la falta de desarrollo muscular cuando se incorpora
sobre sus cuatro patas, los miembros posteriores pueden estar juntos o hasta
cruzados.

Los cachorros con edad más avanzada presentan dolor y claudicación que se
observan cuando los cachorros se agachan, saltan a un auto o suben escaleras.
El perro con dolor por displasia de cadera continúa parándose con los miembros
posteriores uno junto al otro y metidos debajo del cuerpo. El cachorro con el
movimiento doloroso trata de limitar el movimiento de la cadera; esto lo lleva a
cabo con frecuencia al utilizar un movimiento exagerado de la pelvis para efectuar
un paso. Llevando la pelvis de un lado a otro cuando el perro corre, el miembro
posterior no necesita ser extendido hacia adelante. En marcha algo más rápida
que el paso, el animal tiene tendencia a avanzar a saltos, utilizando ambos
miembros posteriores hacia delate en forma simultánea, lo cual se conoce como
“marcha de conejo” y permite un paso más largo. Este tipo de movimiento

24
produceun mayor estrés sobre el disco articular lumbosacro. Algunas razas
gigantes como el San Bernardo pueden extender la longitud del paso por una
hiperextensión adicional del tarso con el fin de limitar el margen de movimiento
requerido por la cadera en estadio doloroso, pareciendo que el perro está débil de
talones.

Los perros afectados muestran una falta de desarrollo muscular de los miembros
pélvicos, mientras que la musculatura de los miembros torácicos está bien
desarrollada debido al mayor estrés por la desviación del peso hacia delante. A
causa de la naturaleza bilateral de la enfermedad, esta atrofia muscular no se
aprecia con facilidad, siendo necesario compararla con el desarrollo muscular de
los miembros torácicos por medio de la palpación.

Muchos cachorros tienen un rápido pico de crecimiento entre los cuatro y los seis
meses de edad, con un aumento de peso; además, si la actividad física está muy
aumentada, el dolor puede ser evidente al levantarse, al subir o al saltar, y el perro
puede rechazar la palpación en los miembros posteriores. El animal puede estar
tan dolorido que tenga dificultades para levantarse y, al querer echarse, se deja
caer hacia abajo en lugar de ir agachándose de forma gradual.

El dolor, manifestado por gemidos o aullidos ante el movimiento del miembro


durante la palpación, es probable que se deba al daño precoz dentro del borde
acetabular. Esto es consecuencia de un estrés repetido por una cabeza femoral
asentada con tal laxitud que excede los límites elásticos del hueso y el cartílago.
En este momento pueden ocurrir microfracturas productoras de dolor dentro del
borde acetabular, haciendo que el cachorro manifieste un dolor de presentación
súbita.

Se ha determinado un índice de distracción en Pastores alemanes de dos a cuatro


meses, en un esfuerzo por efectuar un diagnostico precoz. La laxitud articular
pasiva de la cadera a los cuatro meses de edad presentó una correlación positiva
en el índice de distracción a los 24 meses de edad, y el índice de distracción
precoz fue el principal factor asociado con el desarrollo de la artrosis. En los

25
perros que tienen entre seis y 12 meses de edad, la laxitud articular puede
reconocerse por radiografías o palpación. Las radiografías pueden incluir técnicas
en posición estándar neutra y en estrés para determinar mejor la extensión del
movimiento de la cabeza femoral dentro del acetábulo. Si se utiliza sólo la técnica
radiográfica con posición neutra, la laxitud articular puede no ser detectada, siendo
necesaria la palpación de las articulaciones para lograr un examen completo de
las caderas. El grado de dolor puede variar desde grave a casi inexistente. La
marcha permanece, tal como se la ve en el cachorro joven, con el salto de conejo,
el bamboleo pélvico y la disminución de la extensión del movimiento de la cadera.

En el perro adulto, los signos clínicos son resultado de una artrosis dolorosa en la
cadera y de naturaleza crónica. Pueden aparecer de forma súbita luego de correr
o de un ejercicio prolongado y probablemente se deben a traumas sobre los
tejidos blandos con exacerbación aguda de la sinovitis existente no evidenciada en
el perro con reposo. La tendencia a la marcha en salto de conejo persistirá.
Debido a la molestia y el dolor, el perro adulto se encuentra sentado más que
parado cuando no hace ejercicio. Con el tiempo, los músculos de los muslos
pueden atrofiarse debido a que el dolor provoca restricción de uso.

EXAMEN FÍSICO

La posición en decúbito lateral es la más adecuada para la revisión de la


articulación coxofemoral. Esto se puede realizar con el paciente despierto, sedado
o anestesiado. Si el perro está despierto, la tensión muscular puede ser fuerte,
impidiendo de este modo la detección del dolo o el movimiento anormal de la
articulación. Con el perro sedado o anestesiado, se obtiene una mayor relajación
muscular y el examen puede efectuarse con mayor seguridad. El dolor será aun
evidente con el perro bajo sedación, pero se perderá bajo anestesia. Quizás el
mejor método para llevar a cabo el examen sea con el perro despierto lo más que
pueda, ya sea en estación o en decúbito lateral, y luego terminar el examen con el
perro anestesiado para efectuar la radiografía pélvica.

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La articulación debe ser examinada forzando el miembro a los movimientos de
extensión y flexión, abducción y aducción, rotación interna y externa. En este
examen se puede percibir la crepitación.

El examen de la cadera se realiza en forma selectiva y el examinador debe saber


que, dependiendo de la edad, se pueden presentar otras enfermedades
productoras de dolor, por ello, es necesario evitar movimientos de la rodilla que
podría afectar a una enfermedad del ligamento cruzado craneal. El fémur podría
ser doloroso debido a la presencia de panosteítis. Hay que evitar los movimientos
excesivos de la articulación lumbosacras debido al dolor de la enfermedad del
disco lumbosacro.

Laxitud articular como indicadora de displasia de cadera

La laxitud articular se puede detectar por medio de la palpación o por estudio


radiográfico. Por medio de radiografía, se pueden tener problemas para la
detección de la laxitud articular si se ejerce alguna forma de distracción sobre los
miembros; en algunos perros puede incluso colocar los miembros del perro en
posición y realizar la rotación externa del miembro, de forma tal que la cabeza
femoral se ubique dentro del acetábulo.

La palpación de la cadera para detectar laxitud tiene algunos inconvenientes,


como el depender de la habilidad del examinador; en las hembras durante el celo,
se presenta por efecto hormonal una mayorlaxitud articular y, como el resultado no
es registrado, al igual que sucede en el caso de las radiografías, se le ha restado
importancia en el diagnóstico. Sin embargo, la palpación no debe ser ignorada, ya
que, en manos de un examinador hábil, la laxitud articular verdadera es indicativa
de una cadera anormal.

Los estudios iniciales realizados por Norberg (1961) no demostraron ninguna


laxitud en las articulaciones hasta después de dos semanas de edad. En ese
momento de la vida del animal, la laxitud articular fue la primera anormalidad
encontrada en las caderas displásicos y se pensó que cualquier técnica que
identificara de forma positiva una laxitud anormal sería de gran valor. Cuanto más

27
viejo es el perro, más fácil es reconocer los hallazgos de laxitud articular como
anormales e indicativos de displasia de cadera.

El problema para determinar el grado de laxitud parece haber sido salvado, al


menos en parte, por medio de un estudio realizado sobre Retrievers labradores,
utilizando una técnica de compresión-distracción. Este estudio determino el
margen de movimiento de la cabeza femoral dentro del acetábulo entre las
radiografías realizadas bajo compresión y las realizadas bajo distracción.

En general, se mantiene un consenso en cuanto a que la laxitud de la cadera en


cachorros, determinada por medio de la palpación, la técnica de la cuña o los
estudios por compresión-distracción, presenta una correlación positiva con la
evidencia radiográfica del desarrollo de artrosis en los adultos.

La causa de la laxitud es desconocida, pero la resistencia mecánica a la presión


atmosférica, que depende de la permeabilidad capsular, puede asociarse con la
estabilidad articular. Cuando la cadera está en posición “neutra”, es estabilizada
por la presión atmosférica (fenómeno aspirante), pero cuando está en flexión o
en extensión, adquiere importancia la resistencia mecánica de la cápsula. En
condiciones normales, la capsula opera como una barrera para la colecta del
líquido sinovial.

Cualquier incremento en la permeabilidad capsular puede crear una fuga en la


barrera, que altera el efecto aspirante, facilita la acumulación de líquido sinovial y
permite la luxación articular. La resistencia mecánica capsular está relacionada
con su contenido y composición de colágeno. Una hipótesis razonable sería que la
laxitud guarda relación con la composición de colágeno de la capsula. Fue así
como se evaluaron las proporciones de colágeno de tipo I y III capsular en 19
perros maduros (14 con evidencia radiológica de DC) y en 10 galgos. La
proporción media fue más alta en los ejemplares de razas con elevada incidencia
de DC que en los Galgos.

Este parámetro indica debilidad capsular, porque la resistencia requiere un


colágeno de tipo I. En consecuencia, los resultados obtenidos apoyan la hipótesis

28
de que un cambio en la composición del colágeno puede contribuir a la laxitud. Sin
embargo, esto puede representar una alteración primaria o secundaria en el
metabolismo del colágeno. Los estudios descartaron una metabolopatía primaria
generalizada del colágeno. No obstante, la variación en la composición todavía
puede ser un cambio primario localizado en las razas predispuestas. Como
alternativa, los cambios pueden ser secundarios a la fibrosis capsular en presencia
de una DC establecida.

El metabolismo y la composición del colágeno capsular pueden cariar como


resultado de la EAD. En la DC y la EAD, los cambios capsulares evolucionan
hacia la fibrosis. Los estudios sobre el procolágeno de tipo III aminoterminal (con
niveles elevados en suero y líquido articular de personas artríticas) no aportaron
particularidades llamativas, excepto que sus niveles séricos son altos en los perros
inmaduros de crecimiento y enmascaran cualquier cambio resultante de la DC.

Los cambios inflamatorios asociados con la sinovitis (derrame sinovial y edema


capsular) y la fuga proteica desde la vasculatura sinovial alteran la dinámica del
líquido articular, de modo que se produce la colecta con la resultante distensión
capsular y el incremento de la presión intraarticular. Los signos tempranos de la
DC incluyen la sinovitis efusiva y la colecta del líquido sinovial. Se ha demostrado
una asociación cercana entre el volumen del líquido sinovial y el grado de la
laxitud. Por lo tanto, la hiperlaxitud puede ser secundaria a la sinovitis. Los
cambios inflamatorios, por derrame y degenerativos pueden ocultar la naturaleza
displásica del mal, imposibilitando la discriminación entre alteraciones primarias y
secundarias. La hipoxia y acidificación de las estructuras subcondrales y
capsulares pueden reducir la perfusión, y este estado puede ser agravado por los
movimientos articulares. La alteración ambiental local puede generar disturbios
metabólicos en la epífisis y cambios degenerativos. Además, con la subluxación,
se concentra la carga mecánica sobre el borde acetabular, retardando el
crecimiento cartilaginoso. Estas modificaciones podrían explicar los cambios en el
borde acetabular y la osificación demorada de la cabeza femoral en los perros
displásicos.

29
Técnica de Bardens

Se coloca el paciente en decúbito lateral con la pelvis en ángulo recto a la camilla.


Con el acetábulo superpuesto, el fémur que se va a estudiar queda hacia arriba y
en ángulo recto a la columna y paralelo a la camilla. El pulgar es colocado sobre la
tuberosidad isquiática y el dedo medio en el ala del ilion para mantener con
firmeza la pelvis en posición. El índice es colocado sobre la cara lateral del
trocánter mayor para detectar el movimiento hacia arriba se toma el tercio medio
del fémur con la otra mano y se le fuerza hacia arriba. En la articulación normal, el
dedo índice sobre el trocánter mayor debe permanecer estable, mientras que la
elevación del índice indica un desplazamiento lateral de la cabeza femoral y de
esta manera, se confirma una laxitud articular anormal.

Una segunda técnica para estudiar las características de la cadera evalua el


margen de abducción del miembro posterior. Este método requiere que el perro
sea colocado en decúbito dorsal con ambos fémures posicionados en forma
perpendicular a la columna vertebral. Luego, se permite que ambos fémures
caigan hacia lateral (en abducción). En el cachorro normal, el extremo distal del
fémur cae hasta un punto aproximado a un ancho de dedo de la camilla. Se pensó
que el no poder alcanzar este grado de movimiento lateral se debía a la rigidez del
musculo pectíneo y se registraba como anormal. Esta descripción es cierta en el
caso de razas predispuestas. Sin embargo, no se puede aplicar a las razas
gigantes en especial al Gran Danés. En esta raza, la abducción de los miembros
posteriores en el perro normal es mucho más limitada en ciertas razas de talla
pequeña, tales como el perro salchicha, la abducción es extrema en individuos de
caderas normales.

Giardina y MacCarthy, mencionaron una seguridad de detección de caderas


anormales de 87% utilizando la palpación en cachorros de 7 a 9 meses de edad y
comparando estos hallazgos con la evaluación radiográfica echa al año de edad.
En otro estudio, solo 65% de los perros diagnosticados como anormales por
palpación fueron encontrados como anormales, desde el punto de vista

30
radiográfico, al año de edad, utilizando signo de artrosis como un indicador de la
enfermedad.

El primer problema es apreciar la habilidad del examinador necesaria para


detectar con seguridad una laxitud mínima. El segundo problema es apreciar la
correcta posición y evaluación requerida para el diagnóstico radiográfico utilizando
para confirmar este estudio. El uso de los métodos de distracción (técnica de la
cuña) mostro ser de gran valor para confirmar la seguridad de la palpación, y esto
fue de especial ayuda para el examinador inexperto. A pesar de una variación en
la correlación entre el hallazgo de laxitud articular y el posterior diagnóstico de
displasia de cadera, la palpación no debe ser ignorada y la detección de la laxitud
articular por palpación puede ser utilizada como un motivo para una posterior
reexaminación del perro. Se ha demostrado que el uso del índice de distracción
como una medida de laxitud articular es el método más seguro para la selección
de un plantel reproductivo no afectado.

Técnica de Ortolani

En la palpación de una cadera normal, la cabeza femoral permanece dentro del


acetábulo y no hay un signo externo que indique laxitud articular. El signo de
Ortolani positivo es generado en la articulación displásica en la medida en que la
cabeza femoral es formada a una subluxación dorsal y luego retorna dentro del
acetábulo. La presencia del signo de Ortolani es un indicador de luxación de la
cabeza femoral y es aceptado como un signo de displasia. Es una técnica segura
para usarse en perros después de la osificación del anillo acetabular.

Esta maniobra es fácil de realizar con el perro en decúbito dorsal, con el fémur
perpendicular a la camilla. Con una mano colocada alrededor de la rodilla
flexionada, el fémur es aducido y se aplica presión contra la rodilla, en dirección a
la camilla. Esto produce que la cabeza femoral salga del acetábulo en una
articulación con laxitud anormal. En algunas caderas se puede
percibir“deslizamiento” de la cabeza femoral. Luego, se abduce el fémur y se

31
percibe la sensación de un “clic” en el momento que la cabeza femoral retorna
hacia el acetábulo en el perro afectado.

En algunos perros displásicos, este signo puede no ser provocado, ya sea por el
dolor o por el volumen de la masa muscular. El examinador puede no llevar al
miembro a la aducción para forzar la salida de la cabeza femoral y, en
consecuencia, el “clic” puede no ser detectado. Por lo tanto, la anestesia o la
sedación deben ser utilizadas en aquellos perros con mucho volumen muscular.

Esta técnica de palpación también se puede efectuar con el perro en decúbito


lateral. Se necesita un ayudante para mantener al perro en posición durante el
examen.

El miembro que queda hacia abajo se lleva hacia caudal y el que queda hacia
arriba (el que va a ser evaluado) se lo aduce forzando la cabeza femoral hacia la
parte lateral del acetábulo. Se ejerce presión sobre la rodilla y se la dirige junto al
fémur en un esfuerzo por conducir la cabeza femoral hacia la parte dorsal. Luego,
se abduce el miembro permitiendo que la cabeza femoral caiga dentro del
acetábulo, generando el “clic” de reentrada.

Con una cápsula de mayor espesor desaparecerá tanto el signo de Ortolani como
la sensación de deslizamiento, ya que el labio acetabular (sobre el que la cabeza
femoral puede desplazarse) no estará estructuralmente presente y el espesor de
los tejidos blandos aumenta a tal grado que se limitan los movimientos de la
cabeza femoral. De esta manera, todos los signos de inestabilidad articular
desaparecen y la acción de la cabeza femoral se describe mejor como de
movimientos restringidos.

En algunos perros de seis o más años de edad o con radiografías casi normales,
es factible detectar el signo de Ortolani estando el animal bajo anestesia. Desde
un punto de vista clínico, se informa que estos perros tienen una cadera estable
mientras están despiertos y caminando. Sin embargo, la articulación normal,
desde el punto de vista fisiológico, puede volverse inestable cuando los músculos
están relajados por los efectos de la anestesia.

32
Estos perros deben ser considerados displásicos desde un punto de vista
genético.

Las radiografías de rutina rara vez pueden detectar laxitud articular y los estudios
deben ser combinados con palpación para obtener una determinación más segura
del estado de la cadera.

La palpación se vuelve menos importante si la técnica radiográfica incluye una


forma de radiografía de esfuerzo, ya que el uso de radiografías que emplean la
técnica de la cuña o de tracción puede revelar con mayor precisión el grado de
laxitud articular. Aunque es difícil para algunos pensar que estos perros son
displásicos, solo por la presencia de laxitud articular, estos animales deben ser
considerados genéticamente displásicos aun cuando el fenotipo sea normal.

ESTUDIOS RADIOGRAFICOS

Por convención, el diagnóstico definitivo sólo se establece si la pelvis muestra


signos radiológicos característicos de DC. Por tradición, las radiografías se hacen
con el perro, de preferencia sedado, en posición supina, con las extremidades
extendidas por completo y las rodillas giradas hacia adentro. Esta es la posición
que recomendó en 1961 el grupo AVMA sobre displasia de la cadera, adaptada
por el OrthopedicfundationforAnimals(OFA) en 1966 y de uso común por más de
30 años. El diagnostico radiológico se basa en la aparición de subluxación de la
articulación coxofemoral (un término radiológico para laxitud articular), prueba de
enfermedad articular degenerativo (EAD) o ambas.

Los criterios subjetivos por el diagnóstico de DC como se aplican a imágenes


radiológicas de la pelvis con las extremidades extendidas han logrado aceptación
internacional y, aunque difieren en detalles, todos los métodos tienen en común
dos criterios diagnósticos básicos: el grado relativo de laxitud articular
(subluxación), la magnitud de la EAD o ambos.

Los pacientes pueden ser examinados despiertos, sedados o anestesiados, según


la conducta del perro. Hay un infundado miedo acerca de que se pueda detectar

33
una excesiva laxitud articular en el perro anestesiado. Sin embargo, se ha
sugerido que la anestesia no crea laxitud articular, sino que relaja los músculos de
forma tal que la laxitud existente puede ser detectada con mayor facilidad en la
radiografía ventrodorsal realizada con los miembros extendidos.

La correcta posición radiográfica es más importante cuando el diagnóstico se basa


en su totalidad n la presencia de laxitud articular. En el perro con cambios óseos
secundarios, la posición apropiada no es tan requerida porque el diagnóstico se
basa en los cambios óseos obvios cuya detección no depende del
posicionamiento perfecto del animal. Sin embargo, que el estado de la cadera no
se conoce previo al examen, en todos los estudios se buscará lograr el mejor
posicionamiento posible.

Proyección ventrodorsal

El perro se coloca sobre su dorso con la pelvis en posición simétrica. Los fémures
se encuentran extendidos por completo hacia la parte caudal, quedando paralelos
uno con otro y tan cerca de la camilla como sea posible (casi 30°), con las rodillas
en rotación medial, de forma tal que las rótulas son posicionadas en el centro de la
línea media del miembro. Con esta posición, el canal pélvico parece redondo u
oval simétrico, las alas del ilion con igual ancho, los orificios obturadores de igual
tamaño y las articulaciones sacroilíacas con aspecto similar.

Una mínima oblicuidad del cuerpo del perro causa una diferencia en el aspecto de
todas estas estructuras. El orificio obturador correspondiente al lado del perro que
queda más cerca de la camilla aparece más pequeño, con una disminución
aparente de profundidad del acetábulo del mismo lado. El orificio obturador del
lado elevado aparece más grande con un aparente incremento de la profundidad
del acetábulo homolateral. De esta manera, la oblicuidad pélvica altera la
profundidad del acetábulo tal como se lo percibe en la radiografía. Con la
oblicuidad, el canal pélvico aparece como un óvalo asimétrico, y una articulación
sacroilíaca parece más abierta que la otra. El ancho de las alas ilíacas varía,
siendo una más angosta que la otra.

34
Otra forma de malposición pélvica que influye en la aparente profundidad del
acetábulo es el resultado del intento de poner los fémures paralelos a la camilla en
perros pesados. Ejerciendo más presión hacia abajo sobre los fémures, la pelvis
se inclina hacia la parte caudal alrededor de su eje transverso. Como resultado, el
punto proyectado de intersección entre el borde acetabular dorsal y el craneal es
desplazado hacia la parte medial provocando la proyección de un acetábulo más
superficial. En el posicionamiento del perro para el examen radiográfico, la
localización de los fémures es tan importante como la de la pelvis. El correcto
grado de rotación interna de los miembros, la aducción de los fémures y la
extensión de los miembros son importantes para la obtención de una incidencia
diagnóstica de la cabeza y el cuello femoral. El no poder alcanzar esta correcta
posición se caracteriza por el grado de rotación externa o abducción de los
miembros. La colocación del miembro con rotación externa haca que el trocánter
mayor se superponga por completo con el cuello femoral, el que aparece
artificialmente más corto. De esta manera el cuello femoral se proyecta más sobre
el extremo y el ángulo de inserción del cuello con la diáfisis (ángulo de inclinación)
no puede ser tomado en forma correcta. Los cambios precoces de artrosis, tales
como la formación de estenofitos en el cuello femoral o el engrosamiento de éste,
no son observados, como así tampoco se podrá identificar la deformación en
varus o valgus. La abducción de los miembros fuerza a las cabezas femorales
hacia dentro del acetábulo y la radiografía no expresara las verdaderas
características de la cadera.

Aun con los miembros colocados en la forma correcta en los perros bien
musculosos, los fémures no son paralelos a la camilla sino que están en un ángulo
aproximado de 30 a 45°. La inclusión de la extremidad distal de cada fémur en las
radiografías permite la evaluación de la localización de la rótula en relación con los
surcos trocleares, que sirven como un indicador seguro del correcto
posicionamiento de los miembros para un novato.

La cadera tiene tres grados rotacionales de libertad a saber:

Flexión/ extensión,

35
Aducción/abducción y
Rotación interna/ externa.

La contención pasiva alrededor de la cadera se debe al ligamento redondo de la


cabeza femoral y la cápsula articular, las cuales están en una posición tal que
permiten la máxima laxitud cuando la cadera está en posición neutral. Se encontró
el margen óptimo de posición de la cadera para determinar la laxitud está entre los
10° de flexión y los 30° de extensión, entre los 10 y 30° de abducción y entre los 0
y 10° de rotación interna.

Cualquier grado de extensión, aducción o rotación interna más allá de esta


posición “neutral” afirma la cadera por medio de la tensión de los elementos
fibrosos que rodean la articulación, previniendo el desplazamiento lateral de la
cabeza femoral. Esto sugiere que ciertas posiciones impiden la laxitud articular y
deben ser tomadas en cuenta cuando se evalúan las radiografías en estas
posiciones.

La proyección ventrodorsal con cuña es otra técnica utilizada en la evaluación de


la cadera y está indicada para detectar laxitud articular mínima. El dispositivo que
se ha de utilizar como cuña puede ser cualquier objeto sólido que sea posible
colocar en las extremidades posteriores, entre los fémures. Es ideal un objeto
cilíndrico de unos 10 cm de diámetro. Se ejerce una fuerza sobre las extremidades
hacia la parte medial, de tal forma que la cuña se vuelve un punto de palanca,
creando una fuerza distractor que intenta desplazar las cabezas femorales hacia la
parte lateral.

“posición en rana”

Esta posición fue descrita al inicio en Suecia y se ha utilizado en muchos países


en forma regular. La correcta posición de la pelvis se logra con facilidad,
colocando al perro en decúbito dorsal con los miembros posteriores flexionados al
máximo y abducidos de forma tal que las rodillas queden a 30 o 40 cm de la
camilla. Los tarsos son separados. La igual posición de los pies evita la rotación
de la pelvis y asegura que las dos mitades de la pelvis aparezcan simétricas. Esta

36
posición permite una excelente evaluación de la cabeza y el cuello femoral y la
detección precoz de la formación de entesofitos sobre la cara caudal del cuello
femoral, el ángulo craneodorsal del acetábulo y el borde acetabular dorsal. Éstas
son regiones anatómicas difíciles de evaluar en las radiografías ventrodorsales
convencionales con los miembros extendidos, en especial cuando los miembros
presentan rotación externa.

La posición en rana se utiliza principalmente para la detección de cambios óseos


precoces y a menudo es usada en forma conjunta con la incidencia centrodorsal
convencional.

Incidencias con compresión-distracción

En la universidad de Pennsylvania se ha desarrollado y probado un método de


diagnóstico para la detección precoz (cuatro meses) de susceptibilidad a la
displasia de cadera. El método requiere que el cachorro esté bajo sedación
profunda o anestesia general y usa dos incidencias realizadas con el perro en
decúbito dorsal y las caderas en un ángulo de extensión/flexión neutral. Una
incidencia se realiza utilizando un dispositivo de compresión que empuja las
cabezas femorales hacia la profundidad del acetábulo; en la segunda incidencia,
se utiliza un dispositivo de distracción que tracciona a las cabezas femorales
sacándolas del acetábulo. El dispositivo distractor se coloca entre las piernas a un
nivel ventral a la pelvis y crea un máximo desplazamiento lateral de las cabezas
femorales.

El nuevo método de medición utiliza un índice de distracción que varía de 0 a 1,


siendo 0 un equivalente a una congruencia completa, tal como se ve en la
compresión, y 1 representa la laxitud articular más extrema, tal como podría ser
vista ante la distracción de la cabeza femoral. El índice de distracción es una
escala de lacion, significado que una cadera con un índice de 0.6 tiene el doble de
laxitud que una cadera con un índice 0.3. Ésta técnica ha mostrado en un estudio
longitudinal de tres años con más de 140 perros controlados desde los cuatro

37
meses de edad, que es repetible con un alto coeficiente de correlación intraclase
entre los índices obtenidos en los estudios realizados a los 4, 12 y 24 meses.

En un perro joven con mínima laxitud articular, la mayoría de los estudios que
utilizan algún tipo de cuña o dispositivo de distracción demuestran una laxitud que
de otra manera, no sería detectada por la incidencia ventrodorsal convencional.

Incidencia del borde acetabular dorsal

La incidencia radiológica del borde acetabular dorsal (BAD) evalúa la pendiente e


integridad de la porción primaria del acetábulo que sostiene el peso corporal.

Esta proyección es de utilidad para detectar signos de EAD, laxitud y lleno


acetabular (tejido fibroso) que puede ocurrir en las caderas displásica. Ésta es de
ayuda para el cirujano para darle información adicional acerca de la realización
correcta de una triple osteotomía pélvica y del ángulo apropiado de rotación del
acetábulo que se debe lograr.

Con el perro anestesiado y colocado en decúbito esternal, se vuelcan los fémures


hacia la parte craneal hasta quedar paralelos con el eje longitudinal del cuerpo.

Esto deja a la pelvis basculando sobre la camilla, buscando que la primera quede
perpendicular a la segunda. El haz de rayos es dirigido en forma vertical
apuntando, de esta manera, al borde dorsal del acetábulo, pudiendo determinar el
ángulo de este borde con radiografía resultante. En el perro normal, el borde
acetabular dorsal es agudo y con un ángulo de inclinación promedio de 13.5° (+/-
3°) mientras que el grupo de los perros displásicos el ángulo de inclinación del
mismo fue de un promedio de 26.3° (+/- 13.4°). Con la frecuente subluxación, el
borde acetabular dorsal se vuelve redondeado, se produce el llenado acetabular y
se observa la formación de osteofitos dorsales. En el caso en que el perro tenga
cambios secundarios que hayan alterado de manera significativa el ángulo de
inclinación, no es necesario realizar una incidencia radiográfica especial para el
diagnóstico.

38
En la actualidad se están utilizando otras técnicas de imagenología para el
diagnóstico de la DC, así como para evaluar los distintos cambios degenerativos o
resultados posoperatorios de la articulación de la cadera; tales son el uso de
medicaciones ultrasonográfica de la laxitud articular o las imágenes obtenidas por
tomografía computarizada (TC) o de imagen por resonancia magnética (IRM) que
permiten un detalle excepcional con las diferentes estructuras de dicha
articulación. Con estas técnicas, en la medida en que su costo pueda ser más
accesible, se verá, para satisfacción del gremio veterinario y beneficios de los
pacientes, una mayor precisión diagnóstica y de control y monitoreo de la DC.

Cambios radiográficos

El patrón más precoz de los cambios es la laxitud articular, y el segundo patrón de


cambios incluye artrosis secundaria a displasia de la cadera. La laxitud articular ya
se observa durante la séptima semana. Los resultados son aquellos
correspondientes al estiramiento y engrosamiento de la cápsula articular, y una
inflamación y desgaste del ligamento redondo.

La capsula puede alcanzar un espesor de 5 a 7 mm, en un esfuerzo por restringir


el desplazamiento lateral de la cabeza femoral. Muchos de estos cambios
involucran tejidos blandos y no son identificados en las radiografías.

Con la precoz subluxación de la cabeza femoral, Lust y Summers describieron un


aumento del líquido sinovial y del volumen del ligamento redondo de la cabeza
femoral. Se pensó que esto creaba un incremento de la presión intraarticular, lo
que podría causar la subluxación. Sin embargo, los autores creen que es más
probable que estos cambios no sean causales sino secundarios a la laxitud
articular precoz. La detección de un aumento del espesor del espacio articular
entre el contorno de la cabeza femoral y la profundidad del acetábulo indica laxitud
articular.

El redondeo del borde acetabular, se debe a las fuerzas de apoyo que desvían la
cabeza femoral en contacto con la porción dorsal del borde acetabular y puede
servir como un indicador más positivo de laxitud articular.

39
A pesar de subjetivo, el indicador utilizado con mayor frecuencia para detectar el
aumento del espesor del espacio articular en la detección de incongruencia entre
la cabeza femoral y la porción craneodorsal del borde acetabular, como resultado
del desplazamiento lateral de la cabeza femoral.

El método más popular para la determinación de la localización de la cabeza


femoral como indicador de subluxación ha sido la medición del ángulo de Norberg.

Este ángulo está formado por la intersección de una línea que conecta el centro de
ambas cabezas femorales y una línea trazada desde el centro de cada cabeza
femoral hacia el ángulo craneodorsal del acetábulo. El ángulo se mide desde el
lado pélvico. Éste puede ser medido en una radiografía de un perro bien
posicionado en una incidencia ventrodorsal, con los miembros extendidos o
flexionados. El ángulo que surge entre el centro de la cabeza femoral y el ángulo
craneodorsal acetabular en el perro normal es igual o mayor a 105°. En la medida
que la cabeza femoral se desvía hacia la parte lateral, el ángulo de Norberg se
hace más pequeño, indicando laxitud articular.

El redondeo del borde acetabular enfermo puede afectar la medición y hacer que
el ángulo sea más pequeño. La medición del ángulo también puede estar influida
por los cambios secundarios del ángulo craneodorsal del acetábulo. En los perros
viejos, el depósito de hueso produce un falso aumento del ángulo de Norberg,
aparentando una falsa profundidad acetabular, y existe la posibilidad de una
evaluación falsa negativa. Por lo tanto, esta medición es de mayor valor en el
perro joven, antes de que ocurran los cambios óseos secundarios y, de hecho, la
determinación del ángulo de Norberg se vuelve superflua ante el inicio de los
cambios secundarios.

No se encontró que el ángulo de Norberg sea un factor de riesgo significativo para


el desarrollo de artrosis, tanto en análisis longitudinales como transversales.

El diagnóstico delaxitud articular está muy influidos, en todos los casos, por la
posición de los miembros posteriores durante la evaluación radiográfica. El error

40
más frecuente es la colocación de los miembros posteriores en rotación externa
con abducción, lo cual se contrapone a la laxitud articular.

Al usar las técnicas de compresión/distracción, es posible intentar determinar un


número índice más allá del cual sea posible predecir si es posible que el perro
desarrolle artrosis indicativa de displasia. Estas técnicas miden el margen de
movimiento de la cabeza femoral dentro del acetábulo según lo determinado por la
comparación entre una hecha bajo compresión y otra bajo distracción. El índice se
determina comparando el desplazamiento del centro de la cabeza femoral.

Los osteófitos y los estesofitos reflejan los cambios óseos secuandarios que
ocurren dentro de una articulación displásica. Son un importante indicador de
artrosis.

Con frecuencia, la neoformación ósea se desarrolla en la forma de collar o anillo


alrededor del cuello femoral. La formación de osteofitos sobre la cara caudal del
cuello femoral en perros jóvenes asume un patrón lineal en el sitio de inserción de
la cápsula articular, y ha sido denominada línea de Morgan. Estos osteófitos son
visibles en la radiografía y son los signos óseos más precoces del efecto de la
laxitud articular. Su presencia sugiere tensión sobre la inserción capsular, el
resultado de inestabilidad de la articulación.

La evaluación del borde acetabular brinda una indicación de la relación entre la


cabeza femoral y el acetábulo. En los cachorros, las lesiones en el cartílago del
borde acetabular se ven por primera vez entre los dos a cuatro meses de edad,
dependiendo de la gravedad de la enfermedad. De forma habitual, el borde
cartilaginosos del acetábulo no se convierte por completo en hueso hasta los ocho
o nueve meses. Esto provee un periodo de varios meses, durante el cual el borde
acetabular es en particular vulnerable a las fuerzas biomecánicas que resultan en
disparidad entre el desarrollo muscular y el desarrollo esquelético. Debido a las
sobrecargas soportadas por el borde acetabular, se afectan tanto los procesos de
condrogénesis como de osteogénesis, con demora en la conversión de
fibrocartílago a cartílago hialino y luego a hueso. Esta modelación anormal

41
produce aplanamiento del borde acetabular y refleja el contacto anormal entre la
cabeza femoral y el acetábulo.

Con la falta de la congruencia consecuente de la laxitud articular y el


desplazamiento lateral de la cabeza femoral, las presiones de carga son
concentradas sobre un área más pequeña de la superficie articular opuesta. Esto
produce un aumento en el depósito de hueso subcondral, suceso que puede
denominarse esclerosis ósea, debido al aumento en el número y el espesor de las
trabéculas óseas.

Si la laxitud articular es importante y se produce durante una etapa precoz de la


vida, el efecto sobre el borde cartilaginoso es una deformación grave
caracterizada por el redondeo del borde acetabular. Si se presenta un menor
grado de lacitud articular y se produce a una edad más avanzada, la osificación
del borde ya ha ocurrido y los osteofitos secundarios se extienden desde el borde
del acetábulo en un intento por estabilizar la articulación.

De esta manera, la porción craneal del borde acetabular cambia desde un arco
liso a uno con un nuevo borde, caracterizado por una doble línea denominada
bilabiación. La persistencia de la forma del acetábulo depende del apropiado
asentamiento de la cabeza femoral dentro del femoral. Por lo tanto, en la medida
en que la cabeza acetabular se desvía hacia la parte lateral, la fosa acetabular se
rellena con nuevo hueso depositado en las partes medial y ventral.

CAMBIOS DEGENERATIVOS

Una de las primeras manifestaciones de la DC es un ligero deslutre focal a


multifocal; en las regiones afectadas también puede haber irregularidades de la
superficie que varían desde fisuras hasta rugosidad. Las lesiones son más
pronunciadas sobre las regiones que sostienen el peso. A medida que progresa la
DC, se presentan cambios de color e irregularidades de superficie más distintivas.
El cartílago se vuelve amarillo gris y, luego, rojo o pardo rojizo, lo cual es indicativo
de una extensa pérdida del mismo y una exposición del hueso subcondral. En el

42
estadio avanzado hay esclerosis del hueso subcondral y también puede
observarse la neoproliferacionperióstica.

Los cambios capsulares pueden incluir engrosamiento, proliferación de tejido


conectivo fibroso intracapsular con extensión sobre la superficie del cartílago
(pannus) o ambos. La hipertrofia vellosa es un cambio infrecuente que puede
reconocerse en la DC avanzada.

Las posibles reacciones del estrato fibroso de la cápsula articular a la lesión se


restringen a la proliferación fibroblástica, hiperproduccion de colágeno, o ambos.
Si bien estos cambios podrían estabilizar la articulación y originar analgesia, son
más probables los efectos nocivos como la reducción del movimiento articular o el
incremento del dolor por aumento de la presión sinovial o sobre las partes blandas
circundantes. Las reacciones del estrato profundo de la membrana sinovial a la
lesión en general residen en el estroma fibrovascular, el cual prolifera y forma un
retículo (pannus) que puede extenderse sobre los defectos del cartílago articular.
Otra manifestación estromal es la sinovitis vellosa. La proliferación excesiva de los
vellos sinoviales o el incremento de la presión del líquido sinovial se expresara con
un dolor intenso. Las posibles reacciones de los sinoviocitos a las noxas incluyen
hipertrofia, hiperplasia y en algunos casos, necrosis. La hipertrofia/hiperplasia de
los sinoviocitos de tipo B (retículo endoplasmico rugoso bien desarrollado) se
asocia con hiperproduccion de hidrolasas lisosomales y, por ello, con la
exacerbación de daño cartilaginoso. Los tipos de daño cartilaginoso que pueden
ser detectados y cuantificados con microscopia en la DC comprenden la depleción
de condrocitos, la reducción del contenido de proteoglicanos (por procesos
mecánicos y enzimáticos) y otras manifestaciones más obvias como
adelgazamiento, fibrilación y fisuras del cartílago.

En algunos animales se puede observar la presencia de un pequeño fragmento


óseo no unido en el ángulo craneodorsal del acetábulo. No se piensa que el
fragmento óseo tenga valor en la predicción de la subluxación de la cabeza
femoral ni que conduzca a una artrosis. Los primeros cambios en la cabeza

43
femoral consisten en el desgaste del cartílago articular y en un engrosamiento de
la inserción del ligamento redondo. La progresión de los cambios depende de:

a) El grado de laxitud articular,


b) La edad a la que comienza la laxitud,
c) La actividad atlética del perro,
d) El peso del perro, y
e) La edad del perro al momento del examen radiográfico.

Los cambios en el perro con esqueleto inmaduro siempre ocurren con mayor
rapidez, ya que la remodelación involucra el desarrollo activo del hueso. En la
cabeza femoral inmadura se pueden llegar a gastar hasta 5mm debido a la
incongruencia entre la cabeza y el acetábulo.

Ante una progresión más lenta de la enfermedad, la cabeza femoral parece


cambiar desde su forma esférica hacia una aplanada, con un grado variable de
deformación en varus.

Si la cabeza femoral se luxa por completo, no existe contacto con el acetábulo, la


cabeza sufre una menor remodelación y en su lugar aparece algo atrófica, con
mínima pérdida de esfericidad. El borde liso persiste, ya que ninguna parte del
acetábulo está en contacto con la cabeza como para causar una alteración debido
a la acción abrasiva del hueso contra hueso.

La existencia de perros adultos con laxitud articular persistente, pero sólo con
mínimos cambios óseos de artrosis,sugiere el concepto de una articulación casi
normal, desde el punto de vista fisiológico, en un perro con displasia genética, en
contraste con una displasia clínica. Estos perros, a pesar de que aparentan estar
sin cambios radiográficos de artrosis, tienen caderas que pueden ser fácilmente
luxadas utilizando técnicas de distracción. La laxitud articular indica debilidad de la
cápsula como así también del ligamento redondo.

44
ALTERACIONES ESTRUCTURALES

Inclinación del cuello femoral

Varios estudios han sugerido que no hay una correlación positiva entre el ángulo
de inclinación y la presencia de displasia de cadera. El ángulo de inclinación es
una medida que refleja la forma de fijación del cuello femoral a la diáfisis femoral
dentro del plano sagital a lo largo de la superficie medial de la porción proximal del
43
fémur. Se ha descrito que el ángulo de inclinación en perros normales es de 146°
(+/- 4.8°), utilizando un método de medición, mientras que con otro fue de 129° (+/-
4.9). Este margen de medidas es el resultado de intentos inapropiados de
determinar el centro de un cuello femoral corto y grueso. El posicionamiento de los
miembros en la radiografía también afecta la imagen del cuello y a menudo es
difícil obtener una posición repetible para la obtención del ángulo de inclinación de
135° es normal. Una deformación caracterizada por un ángulo mayor que el
normal se denomina “coxa valga”, mientras que cuando es inferior se denomina
“coxa vara”.

Con una mínima subluxación, el desgaste de la superficie articular de la cabeza


femoral y el importante engrosamiento del cuello, en especial en la zona ventral,
dan lugar a una deformación en varus. Esto puede ser descrito como un cúmulo
óseo en el cuello. Si la remodelación de la cabeza y el cuello femoral crea una
deformación en varus, puede provocar un mejor asentamiento entre la cabeza
femoral y el acetábulo. Se ha descrito una técnica quirúrgica, denominada
osteotomía de varus, que intenta producir un tipo similar de corrección.

En contraste a la deformación en varus, también se ha identificado la deformación


en valgus. Con una luxación precoz y total de la cadera, y debida a un accidente o
anomalías congénitas, el contacto entre la cabeza femoral y el acetábulo está
ausente y se desarrolla una deformación en valgus, permaneciendo el cuello
relativamente liso y sin cambios en su espesor. De esta manera, es factible
observar una deformación en valgus verdadera con luxación de la cabeza femoral
debido a:

45
1. Luxación congénita.
2. Luxación precoz con displasia de cadera grave.
3. Luxación traumática.
4. Fractura femoral vieja con reparación en rotación externa del fragmento
proximal.
5. Una anormalidad del desarrollo del fémur asociada con luxación rotuliana
lateral.

Otro error en el diagnóstico de una deformación en valgus puede ser el resultado


de una importante inclinación del cuello femoral y una posición acetabular casi
sagital, los que produce una deformación verdadera que puede resultar en una
evaluación incorrecta del ángulo de Norberg, en una cadera que, por otro lado,
sería normal.

La determinación del ángulo de inclinación tiene poca importancia en el


diagnóstico de displasia de cadera, ya que los cambios secuandarios son
importantes en los casos de deformación en varus o en valgus debidas a displasia
de cadera, porque es fácil de detectar debido a la luxación de la cabeza femoral y
porque es muy probable que no esté relacionada con la displasia de cadera. La
deformación en valgus puede ser creada por un mal posicionamiento, y una
deformación en varus puede estar oculta por una mala posición. La determinación
del ángulo de inclinación puede tener mayor importancia si se contempla una
corrección quirúrgica.

Anteversión/retroversión

Éstos son términos que se refieren al ángulo de fijación de la cabeza y el cuello


femorales sobre la diáfisis del fémur y su ocurrencia está determinada por el grado
de divergencia sobre el plano transverso a través de la región trocantérica.

Desde el punto de vista biomecánico, estos ángulos son importantes para la forma
en que las fuerzas son transmitidas desde el fémur hacia el acetábulo. La
determinación apropiada de los ángulos es difícil y, por lo tanto, no desempeña un
papel importante en el diagnóstico de displasia.

46
El ángulo normal se ve cuando el cuello es posicionado ligeramente craneal al
plano transverso, con el ángulo de anteversión de 27° (+/- 6.5) según las
mediciones por radiografías. En la radiografía lateral, este ángulo se ve cuando la
corical craneal del fémur, al ser proyectada hacia la parte proximal, pasa cerca del
centro de la cabeza femoral.

La retroversión es una medida negativa que indica que el cuello femoral está
dirigido hacia la parte caudo-medial y aparece en las radiografías laterales con
una porción de la cabeza femoral proyectada caudal a la extensión proximal de la
cortical caudal del fémur.

Se ha descrito que una anteversión excesiva es poco frecuente y es probable que


tenga poca importancia como una causa de displasia de cadera.

Trocánter mayor

En el perro displásico, la punta proximal del trocánter se desvía hacia la parte


medial, sugiriendo un aumento en la tensión muscular debido a la demora en el
desarrollo. Estos hallazgos pueden reflejar un esfuerzo para compensar la
discrepancia entre el desarrollo óseo y el muscular.

El sobredesarrollo del trocánter mayor da lugar al acortamiento del brazo de


palanca de los músculos abductores, incluyendo el músculo glúteo profundo,
causado que su trabajo se realice en una longitud menos efectiva con disminución
de la fuerza muscular. Se ha desarrollado una técnica de alargamiento del cuello
femoral para el hombre y el perro, para contrarrestar el efecto del acotamiento del
brazo de palanca.

Conformación pélvica

La medición del ancho en la parte más amplia de la entrada pélvica, la entrada


pélvica a nivel del acetábulo y el nivel del orificio obturador forman un patrón que
fue indicativo de los planos de las paredes pélvicas que determinaban la posición
del acetábulo. Cuando los huesos que constituyen las paredes laterales de la
pelvis se inclinaban hacia adentro, ésta originaba una inclinación del techo

47
acetabular que daba la posibilidad de que la cabeza femoral se subluxara hacia
las partes lateral y dorsal. La inclinación hacia fuera de la pared pélvica provee
una mayor cobertura de la cabeza femoral por parte del acetábulo, permitiendo
una mejor congruencia articular.

Se encontró que las mediciones realizadas a las 12 a 16 semanas eran buenas


predictoras del estado final de la cadera. Cuanto mayor es la diferencia entre la
medición de la entrada de la pelvis y el nivel del acetábulo, mayor será la
posibilidad de que el perro tenga caderas normales.

En un estudio posterior, se examinaron las radiografías de cuatro cruzas de


perros, utilizando el procedimiento arriba descrito como modelo, en un esfuerzo
por dar apoyo al concepto de que la medición pélvica podría ser de valor en la
predicción de la posición del acetábulo y, de esa manera, del desarrollo de
displasia de cadera. Las diferencias entre las mediciones pélvicas en los perros
adultos realizadas en la parte más ancha de la entrada pélvica y el nivel del
acetábulo, se encontraron muy significativas cuando se compararon perros
normales y displásicos de razas San Bernardo, Retriever labrador y Pastor
Alemán; sin embargo, es interesante notar que las diferencias no fueron
significativas en el pastor de los Pirineos. De esta manera, en las tres razas, las
diferencias entre las dos mediciones en individuos normales fueron mayores que
las diferencias entre las dos mediciones de los perros displásicos. No se encontró
importancia en el estado de la cadera en cada raza, en relación con diferentes
edades. Este estudio fue realizado en perros adultos, pero de cualquier forma
sigue sugiriendo que la medición en cachorros podría ser un método de selección
para reproducción. Ello resultaría en el mejoramiento de la forma pélvica,
permitiendo un mejor asentamiento de la cabeza femoral dentro del profundo
acetábulo y asi se disminuiría la frecuencia de presentación de displasia de cadera
en esa raza.

En un estudio se reconocio que la posición del acetábulo variaba en relación con


el planno transverso u horizontal de la pelvis. Este cambio se posición del
acetábulo produjo una rotación interna de la espina isquiática, una disminución en

48
el diámetro pélvico y una proyección aplanada del acetábulo. De esta manera, la
determinación de la posición acetabular dentro de las paredes pélvicas podría
basarse en el aspecto radiográfico de otros parámetros y provee una sugerencia
acerca de la laxitud articular.

La placa de crecimiento de la sínfisis púbica contribuye de manera importante al


desarrollo de la pelvis y, de esta manera, a la posición del acetábulo. La
sinfisiodesis púbica quirúrgica en cobayos dio lugar a un estrechamiento y
acortamiento del hueso púbico, rotación externa de techo del acetábulo y
estrechamiendo de la porción caudal de la pelvis. Debido a la fijación del
acetábulo a la pelvis, la cirugía logró que la cavidad acetabular rotara de tal
manera que la cobertura acetabular hacia la cabeza femoral mejorara,
aumentando la estabilidad de la cadera. Esto ha sido observado en otras especies
y es de esperar un resultado similar en el perro.

La naturaleza de la articulación pélvica del sacro se puede detectar en las


radiografías, siendo capaz de influir en la profundidad acetabular y de este modo
en el desarrollo de la cadera. Si en la incidencia radiográfica ventrodorsal se
observa que las alas del ilion son más angostas y se encuentran asociadas con
crestas ilíacas delgadas, el techo acetabular cubrirá una mayor porción de la
cabeza femoral. Si las alas del ilion son anchas con crestas ilíacas anchas,
observadas en una radiografía ventrodorsal, el techo acetabular se verá rotado
hacia la parte medial y la cobertura de la cabeza femoral será menor. Es probable
que estos cambios no tan importantes en el diagnóstico de laxitud articular. Sin
embargo, estos hallazgos podrían tener valor en el pronóstico. El aspecto de las
alas del ilion en la radiografía también parece estar relacionado con el aspecto de
las articulaciones sacroilíacas. Si las alas ilíacas parecen anchas, estas
articulaciones parecen abiertas, mientras que, si las alas parecen angostas, las
articulaciones mencionadas parecen cerradas.

Mientras que la mayoría de las articulaciones sacroiliacas son simétricas, algunas


son asimétricas con una articulación posicionada craneal a la otra, causando que
la pelvis quede angulada en sentido oblicuo. Esto se puede encontrar en los

49
perros con un número y gorma normales de vértebras lumbares y sacras. En otros
perros, la fijación pélvica está más afectada por las anomalías congénitas
denominadas segmentos lumbosacros de transición, lo que provoca una marcada
asimetría en las articulaciones sacroíliacas. Las deformaciones de esta naturaleza
dan lugar a una pelvis posicionada en sentido oblicuo, causando que un acetábulo
se ubique más hacia la parte craneal con menor cobertura de la cabeza femoral
por parte del acetábulo. El acetábulo posicionado hacia la parte caudal provee una
mayor cobertura de la cabeza femoral.

DIAGNÓSTICO RADIOGRÁFICO

Después de una completa visión de la radiografia, se registra una evalucacion


subjetiva que puede estar limitada a los conceptos de normal o displásica, o que
puede incluir otras modificaciones que indican el grado de normalidad o de
anormalidad. Esta evaluación subjetiva está muy influida por la experiencia del
observador y por las reglas promulgadas por el registro de certificación. A pesar
de que pareciera que la evaluación subjetiva carece de objetividad y por lo tanto
podría ser cuestionable, es necesario recordar que la mayoría de las evaluaciones
radiográficas, no sólo aquellas correspondientes al estado de la cadera sino a
todas las enfermedades, se realizan de esta manera.

Un segundo método de evaluación de la película sigue los pasos de un examen


más dirigido de la radiografía, en el cual se estudian una serie de parámetros en
una secuencia estandarizada y a cada parámetro se le asigna un número. Se ha
sugerido que las formas estandarizadas deben ser utilizadas en el registro de
cambios o medidas específicas. El informe puede incluir una evaluación del estado
de cada cadera y se puede agregar su clasificación, si es asignada, para obtener
una clasificación total del perro. Otro protocolo podría usar el estado de la cadera
más afectada como un indicador de la gravedad de la displasia. En la mayoría de
los sistemas, si una cadera es displásica y la otra normal, el perro es juzgado
como displásicos.

50
En algunos métodos de evaluación, se revisa el contorno y la profundidad
acetabular, la forma de la cabeza y el cuello femoral. Toda la estructura y la
conformación articular en si son consideradas en forma individual y el total de los
cambios será reconocido como un patrón. El total de los cambios será reconocido
como un patrón. El control británico de displasia de cadera utiliza este sistema y
asigna un valor entre 0 y 6 a 9 parámetros seleccionados en cada cadera; el
cambio más grave tiene mayor valor. El puntaje total es tabulado y utilizado para
comparar el estado de la cadera con otros miembros en particular dentro de la
raza y con el promedio de la raza.

Otra manera de evaluar, toma en cuenta el ángulo de Norberg, el espeesor del


espacio articular, el ángulo acetabularcraneolateral, el hueso acetabularsubcondral
craneal, la cabeza y el cuello femoral y la presencia de la línea de Morgan. Ha
demostrado ser simple, confiable reproducible y un protocolo eficiente. En cada
estructura se asigna un valor de 0 a 5, dependiendo del grado de la gravedad del
cambio. Una calificación total de 0 a 2 por cada articulación recibe una evaluación
equivalente a normal, mientras que una clasificación por puntos, superior a 18 por
cada cadera recibe el equivalente a displasia grave.

Más allá del método de evaluación radiográfica, el informe puede, por último,
ofrecer una evaluación del estado de las caderas, utilizando términos tales como:
excelente, normal, casi normal, levemente displásico, con displasia moderada o
displásico grave. Otros esquemas asignan el grado de displasia como grados 1, 2,
3 y 4.

Estos términos tienen un significado distinto para diferentes observadores de las


radiografías. Otros registros requieren que el valor numérico obtenido por medio
de ciertos parámetros sea sumado y lograr asi un valor numérico total para el
perro sin usar los términos en la comparación del estado de las caderas entre dos
o más perros y puede emplearse para determinar un nivel numero por encima del
cual los peros no sean recomendados para la reproducción.

51
La clasificación por grados de la DC elaborada en 1954 por Schnelle se describía
como:

Grado 1: la cabeza del fémur aparece demasiado pequeña en comparación


con el acetábulo y, por lo tanto, demasiado amplio el intersticio entre dicha
cabeza y el acetábulo.
Grado 2: el acetábulo coxofemoral está sensiblemente aplanado y la
cabeza del fémur muestra a veces diferencias con respecto a la
configuración esférica.
Grado 3: la cabeza del fémur esta subluxada.
Grado 4: la cabeza del fémur está luxada.

En muchas asociaciones dedicadas a la cría y en centrales de valoración, se sigue


utilizando todavía esta clasificación en cuatro grados, sin que parezca aún claro si
la misma es aún idéntica a las definiciones originales.

Otra clasificación fue propuesta en 1967 por Piehler, donde determinaba la


profundidad del acetábulo y proponía una clasificación por grados de la DC. La
profundidad del acetábulo la determinaba sacando la diferencia de dos trayectos.
Para ello, se resta la longitud del trayecto desde el punto más profundo de un
acetábulo al punto más profundo de otro acetábulo; de la longitud del trayecto
desde el punto más profundo del acetábulo de un costado hasta el centro del
techo del acetábulo del otro costado. Con base en estas medidas, propuso la
clasificación en tres grados de la DC. Cuando la calidad de las radiografías no es
óptima, las trayectorias medidas por Piehler no pueden medirse con exactitud y
varios investigadores comunicaron diversos inconvenientes con el método que le
hicieron perder aceptación.

El comité científico de la FédérationCynologiqueInternationale(FCI) propuso un


protocolo de clasificación en 1978 que fue finalizado en 1983, a los efectos de
alcanzar una evaluación uniforme de las radiografías y ofrecer un esquema para
un certificado internacional. Se describieron criterios para hacer posible colocar al
animal dentro de cuadros correspondientes a seis grados de displasia (excelente,

52
buena, regular, displásico ligero, displásico moderado y displásico grave). El grado
asignado se basa en la cadera más afectada de las dos articulaciones. Esta
graduación fue modificada en 1991, adaptándose a las teorías más actuales en
relación con la fisiopatología de la displasia.

No existe un único sistema (con el que todos los clínicos concuerden y utilicen)
para la clasificación de los cambios radiográficos. Mientras que algunos utilizan la
subluxación como la característica clave, otros emplean los cambios óseos
secundarios de remodelación. Algunos más, por otra parte, hacen que un perro
joven con cambios graves reciba un grado más alto de displasia que un perro más
viejo con el mismo nivel de cambios secundarios, asignando importancia a la
edad. Esta práctica se basa en el hecho de asumir que la artrosis es progresiva.

La actividad física, el peso corporal, el tamaño de la raza y la edad influyen en la


clasificación radiográfica de la enfermedad. De esta manera, cualquier grado de
displasia asignado a un perro tiene mayor valor comparativo cuando se le
compara con los grados de los miembros de la misma raza a la misma edad, con
preferencia entre la edad de uno y dos años.

En perros con displasia de cadera excepcionalmente grave, la luxación de la


cabeza femoral, el engrosamiento del cuello y el aplanamiento del acetábulo se
pueden presentar a las 12 a 18 semanas de edad, pudiéndose realizar el
diagnostico en base a cambios óseos a una edad temprana. La mayoría de los
examinadores observaron que, en la población general, el diagnostico precoz
basado solo en los cambios radiográficos es algo difícil y poco confiable antes de
los seis meses de edad. Esto se debe a la influencia del cartílago presente en los
huesos pélvicos sobre la imagen radiográfica, así como también a la naturaleza
mínima de los cambios óseos tempranos.

Otro método de diagnóstico precoz se centra en el concepto de la osificación


demorada de la cabeza femoral. Todos los cachorros, en los cuales la cabeza
femoral no fue visible por medio de radiografías a las dos semanas de edad,
desarrollaron displasia de cadera a los 12 meses de edad. La mayoría de los

53
animales que evidenciaron la cabeza femoral en la radiografía a las dos semanas
de edad desarrollaron caderas normales. Pareciera que la osificación tardia de la
cabeza femoral provee tiempo adicional para el desarrollo de la displasia de
cadera.

En la evaluación radiográfica de perros de mayor edad, existe un posible problema


debido a la posibilidad de interpretar erróneamente la etiología de la artrosis
observada en las radiografías. Se ha sugerido que la edad de seis años es el
límite superior para la evaluación radiográfica para displasia de cadera debido a
que los cambios degenerativos causados por el paso de la edad (enfermedad
articular primaria) pueden ser mal interpretados asociándolos con los cambios
secundarios resultantes de una displasia de cadera.

VALORACIÓN DEL MÉTODO DE COMPRESIÓN- DISTRACCIÓN

En un estudio de la Universidad de Pennsylvania, tres radiólogos y la OFA


valoraron las radiografías de la pelvis de una muestra de 65 perros de raza grande
y gigante. Con base en el esquema de calificación de siete puntos de la OFA
(excelente, bueno, regular, limítrofe, DC leve, DC moderada y DC grave), los
radiólogos que no eran de la OFA concordaron con esta organización en menos
de 50% de los casos. Un radiólogo que interpreta con regularidad para la OFA fue
en comparación un poco más favorable con la calificación oficial de la OFA, para
un acuerdo total de la clasificación de 61%. Cuando cada radiólogo se comparó
consigo mismo en cuanto a la repetición de la clasificación de la pelvis utilizando el
mismo fondo común de perros en dos ocasiones diferentes (variabilidad dentro del
examinador), la concordancia varió entre los radiólogos sino en el mismo radiólogo
en dos ocasiones diferentes.

Un hecho que preocupó fue que de los 65 perros que construyeron la muestra del
estudio, en 10 de ellos la OFA determinó que eran displásicos, en tanto que, los
radiólogos no afiliados de la OFA diagnosticaron que 25 y 29 perros eran
displásicos, respectivamente. Este estudio pequeño indico que un grado
inquietante de variabilidad entre los radiólogos certificados. Debido a los

54
problemas inherentes con la calificación subjetiva, se ha propuesto o practicado
técnicas físicas y radiológicas como un intento para proporcionar un diagnóstico
más seguro de DC, sin embargo, pocas de ellas se han aceptado o han
encontrado un apoyo científico firme. Los métodos diagnósticos, como los de
Ortolani, Bardens y Barlow, utilizan la palpación de la articulación coxofemoral
para obtener información semicuantitativa sobre la laxitud articular y la
susceptibilidad consiguiente de displasia de la cadera en perros.

De los métodos radiológicos para cuantificar la laxitud de la articulación


coxofemoral (subluxación), el del ángulo de Norberg (AN) se ha utilizado de
manera primordial en Europa y de manera esporádica en algunos años en EUA,
pero por lo general como un medio de investigación más bien que clínico. El
ángulo de Norberg cuantifica la laxitud articular a partir de la proyección
radiológica estándar de la pelvis con las extremidades extendidads y una
representación numérica de la laxitud articular subjetiva (subluxación) que se
observa en la radiografía. De manera característica, el ángulo de Norberg califica
los límites entre el bajo de 55 hasta el alto de 115 grados. Las cifras menores de la
escala del AN indican una mayor laxitud de la articulación. No se han llevado a
cabo estudios para comprobar los límites del AN relacionados con la laxitud de la
articulación coxofemoral normal; sin embargo, un informe sugiere que es mayor de
105 grados.

La calificación media del AN de 99 perros que la OFA juzgó como “normales” fue
de 104.2° y, en los 14 que consideró “displásicos”, el AN medio fue de 96 grados,
como hecho interesante, la pelvis que la OFA juzgo como normales tuvieron
ángulos de Norberg muy bajos, de 89° mientras que 46 de los 99 perros normales
según la OFA, tuvieron una laxitud de las articulaciones coxofemorales de menos
de 105° del AN. Si bien la OFA no mide el AN como parte de su valoración, según
este estudio es obvio que muchos perros con AN menor de 105° se aprueban para
reproducción. Es probable que el criterio de 105° sea muy estricto para que sea
práctico, en particular porque no se ha demostrado de manera definitiva su utilidad

55
diagnóstica. Tal vez ello explique la poca aceptación del método del AN como un
medio diagnóstico de displasia de la cadera en perros.

El requerimiento de una edad de dos años para determinar el estado definitivo de


la pelvis por el método de la OFA tenía un valor marginal para los criadores que
deseaban seleccionar cachorros a la menor edad posible a fin de conservarlos
como candidatos potenciales para reproducción. Ante esta incertidumbre, se
obligó a los criadores a seguir su intuición en la selección de cachorros, o se les
forzó a invertir tiempo y dinero sustanciales en la alimentación y mantenimiento de
muchos animales con buen potencial de reproductores hasta los dos años de
edad.

A partir de estudios en pelvis de cadáveres, se observó que la imagen radiológica


estándar de la pelvis con las extremidades extendidas ocultaban su laxitud al
eliminar los elementos tensiles de la cápsula articular. Asimismo se descubrió un
mecanismo hidrostático (parecido al vacío) que influía de manera crítica en la
estabilidad de la articulación coxofemoral. Los autores supusieron, apoyados en la
literatura, que el incremento del volumen del líquido sinovial contrarresta la función
de mecanismo hidrostático que estabiliza de manera pasiva la articulación
coxofemoral.

En 1990, se introdujo en la literatura veterinaria un nuevo método diagnostico


radiológico de esfuerzo, que culminó siete años de desarrollo y valoración en la
Universidad de Penssylvania. El nuevo método radiológico con esfuerzo requeria
sedación profunda o anestesia general del perro e incorporó dos imágenes con el
animal en posición supina y las articulaciones coxofemorales en ángulo de flexión
y extensión neutro (fase de pie o de postura), una de compresión con las cabezas
femorales asentadas en los acetábulos, y otra imagen de distracción obtenida
ejerciendo una acción de palanca por medio de un dispositivo diseñado a la
medida entre las piernas al nivel de la pelvis ventral, para producir asi el
desplazamiento lateral máximo de las cabezas femorales.

56
Además, se desarrolló un nuevo método de medición para cuantificar el grado
relativo de desplazamiento de la cabeza femoral del acetábulo visible en la imagen
de compresión o en las de distracción.

En el nuevo método de medición se utilizó un índice de 0 a 1, con 0 para la


articulación congruente, como se observa en la imagen radiográfica de
compresión, y 1 para representar la laxitud articular más extrema, como se
observaría en la imagen de distracción de articulaciones que están virtualmente
luxadas. El índice de distracción (ID) es una escala de proporción, que significa
que una pelvis con un ID de 0.6 muestra el doble de laxitud que otra con ID de 0.3.
la cabeza femoral de una articulación coxofemoral con un índice de 0.6 puede
considerarse subluxada en 60% del acetábulo. El método de calificación de la
OFA es una escala ordinal y el ángulo de Norberg (AN) una escala de intervalo,
ninguna de las cuales es proporcional. Asimismo, el ID es más fácil representarse
de forma mental una articulación coxofemoral luxada en 60% que una con un AN
de 85.

Se comparó en una población de perros de raza pura la laxitud de la articulación


coxofemoral (subluxación) en la imagen radiológica estándar de la OFA con la
laxitud de la articulación en la imagen de distracción. Se encontró que, en
promedio, la radiografía de distracción revelo 2.5 veces más laxitud de la
articulación que la estándar de la pelvis con la extremidades en extensión.

Para una pelvis específica, la imagen de distracción siempre reveló una mayor
laxitud que la de la pelvis con extremidades extendidas, y con frecuencia mostró
una laxitud obvia mensurable cuando la imagen de la pelvis con extremidades
extendidas no indicaba ninguna.

El índice de distracción se determina midiendo la distancia de separación entre el


centro de la cabeza femoral y el centro acetabular, y dividiendo por el radio de la
cabeza femoral. Un análisis de la laxitud de la articulación coxofemoral y la
coexistencia de EAD en perros de raza grande y gigante mostró que la laxitud de
articulación obtenida de la imagen radiológica de distracción se correlacionaba

57
más con el aspecto radiológico de EAD que la laxitud (subluxación) de la imagen
de la pelvis con extremidades extendidas. Una observación en particular notable
consistio en que era muy poco probable que las articulaciones que mostraban una
laxitud muy baja, llamadas articulaciones coxofemorales apretadas, tuvieran
pruebas de EAD. A medida que aumentaba la laxitud, había un incremento
concurrente de la probabilidad de EAD con la pelvis. Como hecho interesante, en
ninguna articulación con índice de separación menor de 0.3 hubo pruebas
radiológicas de EAD.

Los perros que tenían un índice de distracción de la articulación coxofemoral


menor de 0.3 fueron negativos verdaderos para EAD dentro del periodo del
estudio. Se consideró que los animales con un ID mayor de 0.3 tenían hiperlaxitud
de la articulación y eran susceptibles de EAD, aunque con frecuencia parecían
normales desde el punto de vista fenotípico, en la radiografía estándar con la
pelvis con las extremidades extendidas.

En una valoración longitudinal de tres años de más de 140 perros en los que se
les dio seguimiento desde los cuatro meses de edad, se demostró que el índice de
distracción era claramente más repetible con el tiempo que el ángulo de Norberg o
la calificación de la OFA. El ID a los cuatro meses se correlacionó con el de los
seis, 12 y 24 meses. Los límites de los coeficientes de correlación para el AN y la
calificación de la OFA durante el mismo intervalo fueron muchos más bajos. Se
demostró que el índice de distracción temprano se correlacionaba mejor con el
desarrollo de EAD que el de Norberg y la calificación de la OFA. Un análisis
subsiguiente confirmo que, de las variables medidas, el ID a una edad tan joven
como los cuatro meses era el mejor indicador de la probabilidad de EAD, y que el
vigor de la predicción aumentaba cuando se llevaba a cabo el análisis a los seis
meses o un año. Se encontró que los Pastores alemanes tenían una probabilidad
6.3 veces más alta de mostrar EAD que los otros perros en la muestra. Más aun,
cada incremento de 0.1 del ID se acompañaba de un aumento de 4.1 de riesgo de
EAD.

58
Se llevo a cabo un estudio en 39 cachorros de Pastor alemán de ocho semanas
de edad para saber si la laxitud de la articulación coxofemoral a una edad menor
de 16 semanas también podía predecir la susceptibilidad a la enfermedad. Los
resultados en esta muestra de cachorros revelaron que la laxitud de la articulación
coxofemoral a las ocho semanas de edad no es lo bastante segura como para
utilizarse en un sentido de predicción. Sin embargo, pruebas preliminares de otros
centros colaboradores sugieren que ciertas razas de perros pueden mostrar
laxitud articular y susceptibilidad a la enfermedad a una edad menor de 16
semanas. No obstante, por el momento se recomienda no valorar perros antes de
las 16 semanas de edad y hacer una radiografía de seguimiento para confirmar la
laxitud obtenida a las 16 semanas, a los seis meses o al año de edad.

Se valoraron la pelvis de una población de 65 perros de raza grande mediante


procedimientos radiológicos oficiales de la OFA y por el método radiológico de
esfuerzo con compresión/distracción. Un porcentaje alto de perros (71%)
certificados oficialmente para reproducción de la OFA tenía laxitudes de la
articulación coxofemoral que correspondían a la susceptibilidad de EAD según los
datos de distracción.

MEDIDAS PREVENTIVAS

Por parte de muchos clubs de perros de razas puras se han promulgado, ya


desde el decenio de 1960-69, normas de reproducción más o menos estrictas para
la lucha contra la DC. Se utilizó para ellos la selección de masa, excluyendo como
reproductores a los animales sintomáticos y a los perros radiológicamente
positivos de padecer displasia de cadera. Tuvieron que pasar luego algunos años
para que repercutieran en la práctica las medidas y disminuyera la frecuencia de
aparición de la enfermedad en las correspondientes poblaciones.

En muchas razas, como por ejemplo de Pastor león y San Bernardo, la


proliferación de la displasia de cadera es tan grande que la exclusión de la
reproducción de todos los portadores sintomáticos conduciría a una gran
disminución de la base de la población canina apta para la reproducción. De ahí

59
que muchos clubs de razas puras, con una frecuencia de 40% o más de casos de
DC, tengan displasia y aplicar sólo de un modo paulatino las normas.

Otras posibilidades de selección más eficaz es la prueba de los descendientes.


Frente a la selección de masas, este método tiene la ventaja de que se detecten,
además de los portadores sintomáticos, también aquellos animales que, si bien
están radiográficamente libres de displasia de cadera, muestran una tendencia
congénita desfavorable en cuanto a la DC.

En la acentuación de un cuadro poligenético determinante como la DC, participan,


además de los factores genéticos, también factores del medio ambiente. Éstos
pueden influir positivay negativamente en el desarrollo de la articulación
coxofemoral. Por factores del medio ambiente, en relación con la DC, se entienden
todas las influencias externas que actúan desde la fusión de las células
embrionarias hasta la maduración completa de las articulaciones coxofemorales
de un individuo.

En lo referente a las medidas profilácticas contra la DC, ofrece interés aquellos


factores medioambientales que pueden ser creados por el criador a los futuros
propietarios, en especial la posibilidad de poder influir a través de la alimentación.

Algunas investigaciones llevadas a cabo en Suecia y en EUA han demostrado que


un aumento considerable de peso en los animales que tengan una propensión
genética a la DC, está correlacionado con la aparición de la enfermedad. La
importancia que puede tener la alimentación en la acentuación de la DC queda
evidenciada en el siguiente ensayo con indiviuduos de camadas descendientes de
padres afectados de displasia. Las camadas fueron divididas, estableciéndose dos
grupos de cachorros. Un grupo fue destetado de la madre al cabo de unas
semanas y fueron alimentados en forma muy restrictiva con una dieta equilibrada.
Después del tercer mes de vida, estos cachorros podían comer sin restricciones
(ad libitum). El segundo grupo de cachorros continúo junto a una de las madres y
recibio desde el principio una comida ad libitu. El 75% del grupo 1 estaba libre de

60
DC, a la edad de 10 meses, mientras que en el grupo 2,90% de los animales ya
presentaban a los seis meses un dictamen positivo de DC.

Estos datos apuntan al hecho de que una alimentación correcta no es en absoluto


equivalente a una alimentación que tenga por objeto un crecimiento corporal
máximo. Por ello, varios autores previenen acerca de abstenerse de utilizar dietas
altas en energía, sobre todo en las razas grandes y de rápido crecimiento. Muchos
criadores son de la opinión de que solo con una ingestión máxima de comida y de
nutrientes se puede alcanzar un crecimiento óptimo. Mediante una alimentación,
equilibrada se llega al mismo resultado, pero sólo algo más tarde, si bien la masa
muscular y la maduración del esqueleto se hallan en una mejor sintonía.

Otro factor, a tener muy en cuenta durante el periodo de crecimiento, es e


contenido en sustancia mineral de los alimentos, en especial la proporción entre
calcio y fósforo, que ha de ser de 1:0:8. En las raciones alimentarias, compuestas
por el propio criador con gran contenido en carne, esta relación se desplaza a
menudo a favor del fosforo y, sin una administración correspondiente de calcio, se
llegaría a una degradación del calcio contenido en la reserva ósea para
compensar la relación calcio-fosforo en la sangre. Esto actúa en contra de una
maduración óptima del esqueleto y conduce en los estadios adelantados a una
malformación de los huesos (osteodistrofia fibrosa).

Ahora bien, una oferta excesiva de calcio puede tener consecuencias igualmente
gravesque las de un aporte deficiente de calcio. Debido al elevado índice de
resorción de calcio desde el intestino (40% como mínimo), se produce con
facilidad una elevación del nivel de calcio sérico (hipercalcemia). A través de este,
aumenta la formación de sustancia ósea, pero se resta el metabolismo óseo
necesario para la maduración del esqueleto. Esta circunstancia puede conducir a
un ángulo obtuso entre el cuello del fémur y la diáfisis de mismo con asiento
insuficiente (subluxación) de la cabeza femoral dentro del acetábulo de la
articulación coxofemoral. El mismo efecto es de temer en caso de administración
excesiva de vitamina D, puesto que la vitamina D o sus metabolitos aumentan la
resorción de calcio desde el intestino.

61
Además de la alimentación, otros factores medioambientales que también influyen
son los movimientos corporales y el alojamiento de los perros. En efecto, mediante
la imposición de una extrema restricción de los movimientos a los cachorros que
en pequeñas jaulas se veían forzados a estar sentados con frecuencia, se ha
podido evitar la aparición de la DC. La postura sentada que tienen que adoptar
con frecuencia, parece garantizar en este caso, un profundo asentamiento de la
cabeza femoral dentro del acetábulo y provocar así un estímulo plástico para la
formación de una articulación de cadera correcta. Sin embargo, por razones de
protección de los animales, debe rechazarse este tipo de alojamiento contra
natura. En cambio, las limitaciones de movimiento en un tiempo posterior no
influyen de un modo notable en el desarrollo de la articulación coxofemoral. Debe
prevenirse contra grandes esfuerzos de larga duración, como por ejemplo largas
excursiones en bicicleta o entrenamientos intensivos y demasiado prematuros
para la formación de perros guardianes, en el caso de los perros jóvenes, puesto
que estas actividades llevan a un sobreesfuerzo de las articulaciones, inmaduras
aún de la cadera y pueden favorecer la aparición de DC. La solución óptima es la
actividad juguetona diaria de acuerdo con las necesidades del perro joven, de
manera análoga a lo que sucede en la vida natural con sus semejantes.

En cuanto al alojamiento de los animales de los animales jóvenes, hay que


resaltar la necesidad de que las perreras estén secas, el suelo sea antideslizante y
seguro a la pisada. Los suelos lisos y resbaladizos favorecen el deslizamiento de
los perros aun no desarrollados, provocando patas traseras muy abiertas. De este
modo se producen notables influencias de fuerzas no naturales que pueden incidir
de forma desfavorable en un desarrollo sano de las articulaciones coxofemorales.
Es posible, mediante una configuración óptima de los factores del medio ambiente,
influir de un modo favorable en un animal afecto de una displasia de origen
genético y ayudarle de esta manera. Sin embargo, no se puede evitar de esta
forma la aparición de la enfermedad. Más bien, el éxito del control en la
reproducción se ve dificultado por influencias del medio ambiente óptimas, puesto
que muchos animales con rara genética destacan en menor grado radiológica y
clínicamente que en condiciones ambientales menos favorables. En cambio, un

62
animal sano desde el punto de vista genético en cuanto a DC, tampoco
desarrollará ninguna DC, aun en condiciones desfavorables del medio ambiente.
Con esto queda claro que todas las medidas preventivas contra la DC,
exceptuando la reproducción, favorece al individuo, pero no a la raza. Esto no
quiere decir; sin embargo, que todos los perros tengan que ser criados en las
condiciones más desfavorables posibles sino que se quiere atraer la atención de
los criadores y de los representantes de los clubs de razas puras sobre el desafío
propiamente dicho, que es la lucha contra la DC a través del control en la
reproducción.

Los actuales avances de la biología molecular en los desciframientos del genoma


están proporcionando los conocimientos de la identificación exacta de las
alteraciones de los genes que determinan la DC. Se han localizado en el estudio
del DNA de perros con DC microsatélites marcadores de la enfermedad, lo cual es
de gran valor para poder determinar en los perros desde muy temprana edad si
están afectados por la DC. En el futuro, con lo que se comienza a conocer como
terapia génica, podrán también establecerse tratamientos que puedan enfrentar el
fondo del problema.

TRATAMIENTO

El tratamiento se divide en tres grupos principales: conservador, médico y


quirúrgico.

El tratamiento conservador se concentra en el mantenimiento del perro por


medio de un cuidadoso control de las actividades del animal, el ambiente y
la dieta.
El tratamiento médico emplea ciertos medicamentos para controlar el dolor.
Los procedimientos quirúrgicos tienen varios objetivos y sus usos dependen
de la edad. No importa qué fármaco o tipo de cirugía se emplee, estos
deben estar combinados con el tratamiento conservador, que consiste en el
control del peso y el ejercicio. Ciertos procedimientos quirúrgicos se
realizan mejor en perros jóvenes previos al desarrollo de artrosis

63
secundaria, en un esfuerzo por disminuir al máximo este proceso, mientras
que otros se pueden emplear como procedimientos de recuperación en
perros adultos.

Tratamiento conservador

En el perro en crecimiento

La progresión de la artrosis secundaria en los perros en crecimiento con displasia


de cadera se puede controlar por medio del manejo conservador. El ejercicio en el
perro joven puede ser regulado, comprendiendo que el exceso de actividad
atlética puede causar un mayor daño en la cadera. Es ideal que el tratamiento en
el perro joven consista en el persistente abducción de los miembros posteriores,
dando como resultado que la cabeza femoral asistente con mayor profundidad en
el acetábulo. Este procedimiento se lleva a cabo con regularidad en los cachorros
con displasia colocando pañales dobles. La única acción disponible para disminuir
al máximo los efectos de la laxitud articular en los cachorros es el control del peso
corporal y la demora en la velocidad del crecimiento por medio de un estricto
control de la dieta. Esto hace que el aparato musculoesquelético se desarrolle con
mayor lentitud.

En el perro adulto

Es mucho lo que se puede realizar para disminuir el dolor en el perro adulto con
artrosis secundaria a una displasia de cadera, aunado al tratamiento médico o
quirúrgico. Es importante evitar el exceso de ejercicio en la cadera displásica por
medio de juegos bruscos o ejercicios prolongados. El ejercicio controlado es
importante para el mantenimiento del tono muscular y demora la contractura de los

64
tejidos blandos periarticulares, hecho que limita el movimiento de las
articulaciones. La natación está recomendada.

El control del peso es importante, ya que el aumento del peso corporal produce un
estrés importante sobre las articulaciones vulnerables. Del mismo modo, hay que
evitar las superficies resbaladizas, ya que las caídas pueden causar dolor por el
trauma a la cadera, y conviene asegurarse de que el perro duerma en un ambiente
cálido y seco. Cuando el tratamiento conservador no es suficiente para mantener
cómodo al perro, se puede utilizar el tratamiento médico.

Tratamiento médico

Se recomienda una variedad de analgésicos y antiinflamatorios no esteoideos


(AINE) para su uso en el control del dolor y la claudicación en perros con displasia
de cadera. Los fármacos sólo son administrados con el objetivo de aliviar el dolor y
no con el fin de revertir la enfermedad articular. De hecho, el perro con menos
dolor después de la medicación puede tender a desarrollar un uso excesivo de las
caderas y causar una progresión más rápida de la artrosis.

Ciertos medicamentos pueden causar problemas luego de la administración.


Algunos de los AINE utilizados con frecuencia, como el ácido acetilsalicílico (AAS),
la fenilbutazona y el ácido mefenámico, pueden causar vómitos y úlceras en el
estómago y el duodeno. El ácido acetilsalicílico es el agente más utilizado en el
mundo, tanto en humanos como en perros. La dosis recomendada es de 10 a
40mg/kg, por vía oral, cada 8 a 12 h. Los efectos no deseados son frecuentes e
incluyen úlceras gástricas. Es dudoso si el ácido acetilsalicílico adicionado con una
sustancia “buffer” o con cubierta entérica disminuye el riesgo de hemorragias y
úlceras gastrointestinales. Además del AAS, hay muchos otros fármacos que son
más costosos, tienen efectos no deseados propios y no son siempre más eficaces.
Deben ser utilizados sólo si el AAS ha demostrado ser ineficaz. La fenilbutazona
puede ser eficaz en ciertos perros que no responden al ácido acetilsalicílico. Sin
embargo, además de los efectos no deseados sobre el intestino, puede causar
mielosupresión.

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Un nuevo agente es el carprofeno, y se ha demostrado que es bien tolerado y muy
efectivo en la mayoría de los perros. Es un antiinflamatorio no esteroideo que
inhibe la ciclooxigenasa, bloqueando la producción de prostaglandinas y dando un
efecto analgésico y antiinflamatorio. Se administra en dosis de 2mg/kg cada 12
horas.

El ácido mefenámico, un AINE de la clase de los fenamatos, tiene posibles efectos


no deseados sobre el aparato gastrointestinal y su uso se puede tener en cuenta
cuando otros fármacos con menos riesgo han sido utilizados sin éxito. Se
administra por la vía oral en una dosis que no exceda de 1.2 mg/kg, dividida en
dos o tres tomas diarias, durante 7 a 10 días, y luego se disminuye la dosis.

La prednisolona o la prednisona son agentes más fuertes y eficaces que también


pueden ser utilizados para aliviar el dolor asociado con la displasia de cadera. Se
administran en una dosis inicial, por vía oral, de 2 mg/kg/día durante varios días,
seguidos por una dosis de mantenimiento crónico de 1mg/kg/día en promedio. Sin
embargo, los corticosteroides pueden acelerar la degeneración del cartílago,
demorando la reparación cartilaginosa normal y provocando la tendencia del perro
a sobreejercitarse debido a la falta de dolor. Por esta razón, los corticosteroides
deben ser restringidos a los casos avanzados que no muestran una respuesta
total al tratamiento convencional.

Otro grupo de fármacos que pueden tener aplicación en el tratamiento médico de


la displasia de cadera son los glucosaminoglicanosspolisulfatados, constituidos
principalmente por sulfato de condroitín, que protegen al cartílago articular
haciendo lento el proceso degenerativo. Es una sustancia natural encontrada en el
cartílago articular e inhibe las enzimas lisosomales, la síntesis de prostaglandinas
y de interleucinas y la liberación de radicales libres. El tratamiento sistémico da
lugar a concentraciones del fármaco en el cartílago articular; su uso está asociado
con efectos terapéuticos positivos. A pesar de que pueda proveer algún grado de
protección al cartílago articular, es necesario comprender que, en la enfermedad
articular avanzada asociada con displasia de cadera, es poco, si lo hay, el

66
cartílago articular que permanece para ser protegido y, por lo tanto, el valor del
fármaco es cuestionable.

A pesar de que la farmacoterapia se utiliza en los pacientes de todas las edades,


es de especial valor en los perros más viejos, en los que se puede considerar el
tratamiento quirúrgico, como inapropiado debido a la edad, el costo o el dolor y la
molestia asociados con la cirugía.

Tratamiento quirúrgico

En el perro en crecimiento

El cachorro siente dolor debido a la temprana subluxación de la cabeza femoral y


al estiramiento o a la rotura de la cápsula articular y el ligamento redondo de la
cabeza femoral, junto con el desarrollo de microfracturas en el borde acetabular
debido al traumatismo causado por la cabeza femoral que se desliza sobre este
borde. Debido a que en apariencia la contractura del músculo pectíneo causa, en
parte, desplazamiento de la cabeza femoral hacia la parte dorsal del borde
acetabular, se describieron técnicas quirúrgicas sobre este músculo o su tendón.

Una cirugía que intenta corregir la inestabilidad articular es la triple osteotomía


pélvica y puede ser considerada tanto como correctiva en relación con la
instabilidad articular. En las razas gigantes, en las que la anormalidad principal es
la anteversión y la deformación en valgus de la cabeza y el cuello femorales, se
puede emplear una cirugía preventiva diferente, como es la osteotoíadesrotacional
en varus. También se ha comunicado una cirugía de acetabuloplastia y la de
lateralización intertrocantérica de la porción proximal del fémur.

Otras técnicas más recientes y que todavía permanecen en fase experimental es


la sinfisiodesis juvenil púbica, la utilización del aparato de distracción ilíaca, para
dar rotación lateral y angulación ventral al acetábulo y lograr así una mejor

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congruencia articular, y también la técnica quirúrgica de la banda elástica.
También se ha sugerido la realización de la neurectomía de la cápsula articular,
junto con la miectomía del pectíneo y la tenectomía del iliopsoas, como un
tratamiento sintomático.

Técnicas que liberan la tensión de los músculos aductores

La cirugía de los músculos pectíneos se desarrolló a partir de las primeras


observaciones de Bardens y Hardwick.

Estos autores pusieron de manifiesto, en los animales con displasia coxofemoral,


una abducción limitada y dolorosa de los miembros posteriores, asociada a una
fuerte tensión de los pectíneos. Por ello, propusieron la sección de los pectíneos
como tratamiento de la displasia de la cadera y propusieron como hipótesis que
esta cirugía permitiría detener la evolución de la enfermedad. En la actualidad, se
sabe que esto no sucede y los trabajos experimentales de Lust y Bowen han
demostrado que la miectomía de los pectíneos, no tiene ningún efecto sobre la
evolución de la displasia coxofemoral.

Mediante estudios histológicos y electromiográficos, han puesto de manifiesto una


lesión de los pectíneos,además de una importante actividad miotática de este
músculo, pero no han conseguido demostrar que esta lesión (hipotrofia de tipo I)
pueda ser el origen de la displasia. Los trabajos de Ihemelandu señalan una
disminución de las fibras de tipo I (fibras rápidas) en los perros displásicos y un
menor desarrollo de estos músculos que en los animales sin displasia
coxofemoral. Su efecto es antiálgico y, en este sentido, aunque sus indicaciones
sean limitadas, puede constituir una solución satisfactoria en ciertos casos.

El músculo pectíneo es un aductor del fémur y la idea original fue que su sección
permitiría la abducción del fémur y, de esta manera, mejoraría el asentamiento de
la cabeza femoral dentro del acetábulo. La sección del músculo o el tendón
pectíneo es bastante efectiva en la disminución del dolor en el curso agudo de la
displasia de cadera, hecho que ocurre alrededor de los seis meses de edad. En un
inicio, se informaron buenos resultados.

68
El tratamiento es algo similar al buscado en los niños con la colocación de
múltiples pañales después del nacimiento. Por lo general, este tratamiento en los
niños conduce al desarrollo normal de la cadera debido a que las fuerzas de
apoyo no desempeñan un papel en la enfermedad y el desarrollo de la cadera
lleva años en completarse. Sin embargo, en los perros, en el momento en que la
displasia se hace notable, las fuerzas de apoyo ya han trabajado durante muchas
semanas y la cadera ya lleva más de la mitad de su proceso de osificación. Estos
procedimientos quirúrgicos en el perro, aunque alivian el dolor, tienen poco efecto
en el curso de la enfermedad, y la artrosis y la deformación acetabular continúan
su progreso.

Las técnicas liberadoras de tensión pueden variar en forma técnica e incluyen la


transacción del músculo o el tendón pectíneo (miectomía, tenectomía), con o sin la
extracción de una porción del músculo o tendón (miotomía, tenotomía) desde el
extremo distal. La extracción de una porción del tendón o músculo evita la reunión
de ambos extremos seccionados. Se pueden operar ambos miembros al mismo
tiempo. Es necesario tener cuidado de evitar seccionar quirúrgicamente la arteria y
la vena femorales. Si se realiza una miectomía o una miotomía parcial o total del
pectíneo, la hemorragia y la consiguiente formación de seroma pueden constituir
una complicación.

Se recomienda este procedimiento para los animales cuyo problema funcional


esté más relacionado con una tensión permanente e importante del sistema
aductor que con una degeneración artróstica de la articulación. La edad del animal
en el momento de la intervención no es un factor limitante. Wallace ha publicado
una serie de casos operados a los doce años. El estadio de la displasia en el
momento de la decisión operatoria ha sido objeto de controversia; las opiniones
actuales recogen las conclusiones de Vaughan, quien demuestra que, cuanto más
evolucionada esté la enfermedad, peores serán los resultados con esta
intervención.

Se coloca a animal en decúbito dorsal, con los miembros posteriores en abducción


completa y los fémures perpendiculares a la línea media; esta posición pone de

69
relieve los pectíneos y facilita de este modo su localización y su disección. Se
realiza una incisión cutánea a lo largo del cuerpo muscular y, luego, por medio de
disección roma del tejido graso subcutáneo, se localizan los vasos femorales
situados cranealmente al cuerpo muscular y el tendón de origen que se desinserta
al ras de la eminencia pectínea del pubis. Se presiona con una pinza hemostática
el cuerpo muscular y, por disección roma, se prosigue hasta el límite del tendón
distal, el cual se secciona en su unión con el cuerpo carnoso, a unos 2 cm
distantes de los vasos circunflejos distales, y por último se realiza el cierre de la
herida en dos planos.

El posoperatorio es simple y consiste en un ejercicio limitado a la salida con correa


durante diez días, plazo a partir del cual se retiran los puntos y con esto se finaliza
el tratamiento del paciente.

La mejoría funcional es, en general, rápida y el efecto analgésico debido a la


disminución de las presiones sobre la articulación es casi inmediato. Si bien los
resultados inmediatos y a medio plazo son muy alentadores, no ocurre lo mismo
con los resultados a largo plazo, ya que no tienen ninguna incidencia sobre la
evolución de la displasia.

Se ha descrito una alta tasa de éxito (90%) utilizando estas técnicas liberadoras
de tensión, observándose el alivio del dolor dentro de las 24 a 72 h posquirúrgicas
y perdurando hasta seis meses. Después de cierto tiempo, una banda fibrosa
reemplazó el músculo, y todos los perros de un estudio mostraron un
empeoramiento radiográfico progresivo, lo que indicaba la permanencia de la
incongruencia articular. Algunos investigadores mencionan que la sección
simultánea del músculo aductor mayor provee más alivio que la sección única del
músculo pectíneo.

Las técnicas liberadoras de tensión le permiten al perro con displasia grave


alcanzar un estadio relativamente confortable hasta tener la edad suficiente como
para transformarse en un candidato para el reemplazo total de la cadera.

Triple osteotomía pélvica

70
Esta técnica quirúrgica libera la porción acetabular de la pelvis y la hace bascular
ventrolateralmente a fin de recubrir la cabeza femoral subluxada y corregir así la
inestabilidad articular. La congruencia articular lograda provoca un reparto más
homogéneo de las fuerzas de presión que se ejercen sobre la cadera y detiene el
ciclo de la evolución artrósica.

Se han propuesto numerosas técnicas para realizar el basculamientoacetabular y


para fijarlo. Honh describió en 1969 una técnica de osteotomía en Z de ilion,
asociada a otra de la tabla isquiática que se fijaba mediante un tornillo.

En 1981, Schrader propuso una técnica en la que asociaba osteotomías en Z del


ilion, yuxtaarticular del isquion y una transposición del trocánter mayor a fin de
aumentar la estabilidad en los casos más avanzados.

Slocum desarrolló una técnica que asocia la osteotomía rectilínea del ilion, de la
tabla isquiática y de la rama craneal del pubis a la osteotomía iliaca fijada
mediante una placa con tornillos. Esta técnica es la más extendida en la actualidad
y en las modificaciones introducidas en ella tienen por objeto, sobre todo, definir el
mejor medio de fijación de la osteotomía del ilion. Se trata de una técnica que
debe reservare para los animales que presentan un trastorno funcional posterior,
asociado a una subluxación coxofemoral y sin anomalía del fémur proximal.

Se explora en cada caso el signo de Ortolani. Se realizan dos radiografías en


proyecciones ventrodorsal y lateral para detectar una posible anteversión del
cuello, con o sin coxa valga, lo que constituiría más bien una indicación de
osteotomía intertrocantérea.

Las radiografías permiten, asimismo, medir las lesiones artrósicas y la profundidad


del acetábulo; si el desarrollo de osteofitos es tal que el espacio entre el trocánter
mayor y la cabeza femoral esta relleno, o si se constata un relleno del acetábulo
demasiado evolucionado como para poder asegurar una buena cobertura
posoperatoria, no se recomienda esta técnica. Cuando mayores sean las
posibilidades de remdoelado, mejor será el resultado esperado. La ausencia de
modificaciones artrósicas permite esperar una buena congruencia posoperatoria

71
inmediata y, por tanto, una evolución a largo plazo más favorable. La presencia de
una artrosis moderada (reborde craneodorsal modificado, ribete de osteofitos en la
base del cuello) no constituye; sin embargo, una contraindicación de la técnica.

La técnica quirúrgica comprende tres tiempos sucesivos: una osteotomía rectilínea


del ilion, una caudal del isquion y otra de la rama craneal del pubis. Para la
osteotomía de la rama craneal del pubis se coloca al animal en decúbito lateral. Se
realiza una incisión cutánea de 3 a 4 cm a lo largo del músculo pectíneo, se
colocan retractores de Hohmann a ambos lados de la rama craneal del pubis para
facilitar la exposición y se realiza la osteotomía de 1.5 cm, con minisierra oscilante
o una Rounger, y luego se sutura por planos.

La osteotomía del isquion se realiza iniciando con la incisión cutánea a lo largo del
reborde caudal de la tabla isquiática, se localiza el borde caudal de la inserción
del semitendinoso, se realiza una elevación subperióstatica del obturador interno y
del semimembranoso, se colocan dos separadores de Hohmann desde la incisión
cutánea hasta el borde caudal del agujero obturador, se realiza la osteotomía con
una sierra de Gigli y al final se sutura en dos planos.

Para la osteotomía del ilion, el abordaje es por la vía anterior clásica; los músculos
glúteos se reclinan dorsalmente y la osteotomía se realiza con sierra oscilante,
perpendicular a la gran escotadura ciática y por detrás de la articulación
sacroilíaca. El segmento acetabular así liberado se manipula utilizando unas
pinzas de Kern que se colocan en el cuello del ilion y se sitúa en su nueva
posición para tratar de obtener un afrontamiento óptimo entre las dos partes del
ilion.

La fijación de esta osteotomía se puede realizar de diferentes maneras: placas


clásicas curveadas por el cirujano, placa AO con muesca en el lugar de torsión,
placas preformadas del tipo de las propuestas por Legeard. En la actualidad, las
más utilizadas son placas en forma de V de la parte destinada a ser fijada sobre la
porción acetabular, lo que permite la colocación de tres tornillos en una zona
estrecha. La lateralización de 5mm de la porción acetabular de la placa con

72
respecto a su porción iliaca permite, por una parte, obtener una mejor cobertura de
la cabeza femoral para un mismo ángulo de rotación (casi siempre 30°) y, por otra,
evitar el estrechamiento del canal pélvico. Se dispone de placas con 45° para los
casos más graves. Es preciso reconocer aquí que el ángulo ideal de basculación
del acetábulo rara vez se calcula con precisión, y que la corrección aportada
queda a la apreciación del cirujano, siendo importante obtener una buena
cobertura posoperatoria.

El objetivo de la triple osteotomía pélvica no sólo es restaurar una función


inmediata correcta del paciente, sino también asegurar una evolución favorable a
largo plazo de la articulación coxofemoral.

La reanudación del apoyo después de esta cirugía es, en general, muy rápida y de
manera franca desde el decimoquinto día, fecha en la que se puede considerar
una intervención sobre el otro lado si se trata de un animal joven. El resultado
funcional definitivo se obtiene hacia el tercer mes.

Las complicaciones más frecuentes son, por una parte, transtornos neurológicos
debidos a una afectación perioperatoria del ciático o del nervio pudendo. En
ocasiones se puede observar, en el posoperatorio tardío (dos a tres meses), un
aplastamiento de la cabeza y un acortamiento del diámetro del cuello; estas
modificaciones son consecuencia de las nuevas tensiones que aplican sobre esta
articulación en pleno desarrollo. Los resultados funcionales son los mejores si se
interviene a animales jóvenes, sin lesión artrósica y sin deformación del fémur
proximal.

Slocum, afirma haber observado una estabilización de la degeneración artrósica


un año después de la intervención en los 113 perros (de 119 operados),
observaciones reforzadas por las cifras de seguimiento a largo plazo de la misma
serie: 87 perros a los dos años, 68 a los tres años, 57 a los cuatro años, 36 a los
cinco años, 10 a los seis años y 7 a los siete años. Este seguimiento confirma que
la triple osteotomía pélvica ha estabilizado la articulación, permitiendo una función
normal, al mismo tiempo que evita la evolución artróstica de la cadera.

73
La triple osteotomía pélvica permite la recuperación de la congruencia articular y
determina una mejoría funcional, a la vez que detiene la evolución de la
degeneración articular. Presenta, además, la ventaja de no comprometer las
posibilidades de intervención sobre la cadera enferma; siempre será posible, en
caso de fracaso, practicar de forma ulterior una escisión artroplastica o colocar
una prótesis total de cadera. Es preciso señala que esta técnica quirúrgica
presenta indicaciones limitadas. Un análisis riguroso de las placas preoperatorias
inducirá al cirujano a inclinarse, en la mayoría de los casos, más hacia una
osteotomía pélvica. En este sentido, sorprende descubrir en la literatura veterinaria
el elevado número de perros de raza gigante (sobre todo los Terranovas) que han
sido sometidos a una triple osteotomía pélvica, cuando estas razas tienen más
bien problemas por hiperanteversion del cuello asociada con coxa valga.

Estas razones han conducido a Chancrin a limitar las indicaciones de esta


intervención a casos bien seleccionados (sin deformación del fémur proximal,
acetábulo no relleno) en los que resulta satisfactoria.

La decisión de realizar una triple osteotomía pélvica se realiza, con frecuencia,


cuando el perro tiene seis o siete meses de edad. A menudo, el perro de esta
edad presenta signos clínicos de displasia, pero éstos pueden no ser graves y el
pero puede mantener la capacidad de deambulación en el momento del examen.

Se piensa que, cuanto mayor es la laxitud articular con la cabeza femoral apoyada
contra el borde dorsal del acetábulo, mayor será la indicación de cirugía. En
fechas recientes, se ha descrito que la edad a la que se realiza la cirugía es
importante en relación con el grado de artrosis, tal como se ve en el seguimiento
radiográfico, siendo e desarrollo de la artrosis mucho mayor si la cirugía se realiza
a los seis meses, en comparación con la realización de ésta a los 12 meses de
edad.

Debido a que la mayoría de los pacientes son jóvenes, esto puede imponer la
necesidad de tener a los perros en jaulas o caniles durante este periodo. El
confinamiento de los perros impide la principal complicación de la cirugía, e

74
aflojamiento de la placa ilial; esta complicación es muy probable en los perros muy
jóvenes, los que presentan un hueso con estructura blanda. Sin embargo, la
cicatrización de los sitios de osteotomía es más rápida en estos perros más
jóvenes.

Osteotomía intertrocantéricadesrotacional en varus

Esta cirugía tiene por objetivo corregir la deformación en valgus y la anteversión


asociada en ocasiones con la displasia de cadera. La cirugía mejora la
biomecánica de la cadera y disminuye la molestia por medio del restablecimiento o
el mejoramiento de la congruencia de las superficies acetabular y femoral y, de
esta manera, mejoran la estabilidad y la calidad del movimiento articular.

La corrección quirúrgica intenta colocar la cabeza y el cuello femorales en una


posición más normal en relación con el acetábulo e intenta forzar la cabeza
femoral subluxada hacia el sector profundo de la cavidad acetabular.

Esto provoca una desviación medial de las áreas de contacto de las superficies
articulares e induce una remodelación funcional de la cabeza femoral y el
acetábulo. La estabilidad puede mejorar al cambiar el ángulo del cuello femoral a
una posición en varus y por la disminución del ángulo de anteversión. De esta
manera, los resultados de la cirugía pueden mejorar si se realiza en el momento
en que hay un máximo recambio óseo, lo que ocurre durante el desarrollo óseo,
de forma tal que la remodelación puede crear la mejor cadera posible.

En la radiografia, las caderas afectadas muestran subluxación, con una mínima


anomalía o sin ella, de las cabezas femorales o de los acetábulos. Si existe una
anomalía grave (EAD, acetábulo superficial, cabeza femoral aplastada), la
osteotomía femoral desrotacional no está indicada, ya que los resultados son
pobres en esta situación. En la radiografía ventrodorsal, la cabeza y el cuello
femoral tienen una deformación en valgus. Esta conformación no es un aumento
real del ángulo de inclinación, sino que se debe a un aumento del ángulo de

75
anteversión. Si se observa una deformación en valgus de la cabeza y el cuello
femoral en la radiografía ventrodorsal, se tiene que valorar siempre los ángulos de
anteversión. Esta valoración se puede realizar mediante la medición directa del
ángulo en un plano radiológico dirigido por debajo de la diáfisis femoral o mediante
la valoración del ángulo en una proyección lateral del fémur. El grado del ángulo
en una proyección lateral del fémur. El grado del ángulo de la cabeza y del cuello
femoral se pueden valorar utilizando la trigonometría en las mediciones hechas en
las radiografías lateral y ventrodorsal.

La osteotomía femoral desrotacional es igual que la osteotomía con varización. La


principal diferencia es que no se elimina una cuña de hueso de la osteotomía
intertrocantérica a no ser que se desee la posición en varus.

Los grados de corrección se pueden valorar mediante la colocación de agujas de


Kirschner en los fragmentos proximal y distal o mediante la estriación del hueso en
la zona de la osteotomía, proximal y distal, antes de la osteotomía. El excesivo
ángulo de anteversión se corrige a un ángulo de 0 a 5°. Este grado de desrotación
se valora de acuerdo con la orientación de las agujas de Kirschner o de la
estriación en el hueso y la estabilidad de la cadera resultante. La fijación de la
osteotomía se realiza mediante una placa diseñada para esta cirugía, que tiene
ganchos en uno de sus extremos. Después de efectuada la intervención, se
obtienen radiografías para valorar el ángulo de anteversión y la reducción de la
cabeza femoral.

Alargamiento del cuello o lateralización intertrocantérica de la porción


proximal del fémur

Esta cirugía se ha diseñado para aumentar las fuerzas por las cuales los músculos
adyacentes empujan a la cabeza femoral hacia la parte medial, hacia el centro del
acetábulo. La cirugía consiste en una división incompleta o laminación de la
porción proximal del fémur en una mitad lateral y otra medial. La osteotomía
vertical realizada en la porción proximal del fémur se extiende de 6 a 8 cm. La

76
mitad lateral presenta el trocánter mayor, el tercer trocánter y el sitio de las
inserciones para los músculos glúteos medio y profundo (craneal al trocánter
mayor), y los sitios de inserción de los músculos obturadores externo e interno,
gemelos y cuadrado femoral (en la fosa trocantérica). La mitad medial presenta el
trocánter menor y la cabeza y el cuello femorales. Se crea un espacio entre las
mitades medial y lateral de la porción proximal del fémur que es mantenido por
medio de: a) injertos plásticos, b) tornillos espaciadores o c) injerto óseo cortical y
esponjoso.

La cirugía también puede ser realizada comenzando el corte en sentido vertical y


separando la porción proximal del fémur. Luego, se lleva la osteotomía hacia la
parte lateral y termina en la corteza lateral distal al trocánter mayor. Se coloca un
tornillo a través del cuello femoral, haciendo que la cabeza protruya. Distal al
punto de reposición de los fragmentos óseos, se coloca un tornillo de compresión
interfragmentaria; sin embargo, el fragmento que contiene el trocánter mayor
permanece separado porque el tornillo de la cabeza produce la lateralización del
segmento trocantérico.

Reposicionamiento del trocánter mayor

Esta es una cirugía ortopédica diseñada para corregir las consecuencias


biomecánicas de la laxitud articular de la cadera y se lleva a cabo por medio del
desplazamiento del trocánter mayor y los músculos en el insertado, hacia las
partes distal y lateral. Esta técnica funciona bien biomecánicamente si los
músculos glúteos y los pequeños músculos asociados con la pelvis permanecen
insertados en el trocánter después de la separación de este último.

Acetabuloplastia

La acetabuloplastia intenta sobrellevar o mejorar la relación del acetábulo con


referencia a la cabeza femoral, por medio de la rotación lateral o externa del borde
acetabular dorsal, colocando un injerto óseo para aumentar el ángulo del techo
acetabular. Esto le da al acetábulo una mayor profundidad para acomodar la

77
cabeza femoral y evitar la luxación. Los mejores resultados obtenidos son en
aquellos casos en los que queda cierto reborde en el techo acetabular.

Esta técnica implica la implantación de unas fibras de un polímero


osteoconductivobiocompatible(POB) es una ventana creada en la superficie
externa del ilión por encima del borde craneodorsal del acetábulo.

Entonces se une un segundo bloque de POB al hueso, encima de la capa de


fibras para impedir un posible desplazamiento dorsal. El hueso esponjoso
eliminado de la ventana del ilion se compacta alrededor de las fibras. Se ha
sugerido que el POB estimula la neoformación ósea cerca del borde del acetábulo
y reduce la subluxación y el estiramiento capsular. Este procedimiento todavía ha
de comprobarse, y existe cierta preocupación acerca del afecto inhibitorio del
material sobre la formación del hueso, habiéndose sugerido que el POB no es
osteoconductivo y que la respuesta inflamatoria asociada con el material indica
que quizá no sea biocompatible. Las técnicas quirúrgicas que han sido utilizadas
no han dado buenos resultados para considerar en la actualidad este
procedimiento como de valor terapéutico para la displasia de cadera.

Sinfisiodesis juvenil púbica

La sinfisiodesis juvenil púbica (SJP) es un procedimiento profiláctico que se


realiza en perros inmaduros que corren el riesgo de desarrollar displasia de cadera
(DC).

Es preciso apuntar que aún está en proceso de experimentación y no se ha


realizado estudios donde se evalúen los beneficios a largo plazo. El objetivo de la
SJP es incrementar la ventroversionacetabular, en un esfuerzo por disminuir la
laxitud de la cadera en cachorros, de perros potencialmente displásicos. La meta o
el objetivo se logra al inducir el cierre prematuro de la sínfisis púbica mediante la
escisión quirúrgica y estabilización, o por destrucción térmica del núcleo de
crecimiento de la sínfisis antes de los cuatro a cinco meses de edad, este simple
procedimiento aumenta de manera efectiva la ventroversión, quedando así libre de
complicaciones clínicas. Debido a estos beneficio, la SJP puede volverse una

78
alternativa rentable a otras técnicas profilácticas, como la triple osteotomía pélvica,
en el tratamiento de perros displásicos inmaduros.

El procedimiento quirúrgico se inicia con el procedimiento anestésico y


preparación del abdomen bajo. Con el perro en recumbencia dorsal se realiza un
abordaje estándar a la sínfisis púbica. En machos, la incisión de la piel se hace
paralela al prepucio y se extiende hasta 3 cm craneal al pubis. Después de incidir
la fascia subcutánea y ligar las ramas colaterales de la arteria y vena pudendas, el
pene se desplaza más allá de la línea media. En la hembra, se realiza un abordaje
similar directamente sobre la línea media. La sínfisis profunda, seguida de la
elevación subperiodistial del músculo gracilis y el aductor.

De manera experimental, la cauterización de la sínfisis púbica se realiza utilizando


una unidad de electrocauterio estándar (poder de 40 W) con una aguja de
electrodo unipolar, aplicado por más de 30 seg en puntos de cauterización. De
manera alternativa y efectiva, la SJP se ha logrado con un electrodo de espátula,
para obtener puntos de ablación térmica de 2 a 3 mm en todo lo largo de la sínfisis
púbica. Para prevenir la contaminación accidental del campo quirúrgico, se coloca
un retractor maleable o de cinta dentro del canal pélvico, en vez de realizar
palpación transrectal para proteger el recto y la uretra de daño térmico. Se realiza
un cierre rutinario en capas comenzando con la reposicion del aductor y el
músculo gracilis.

Desde que se realizó el trabajo original en los cerdos de Guinea, se ha reducido


varios estudios experimentales para evaluar el efecto del cierre prematuro de la
sínfisis púbica en el desarrollo de la pelvis y el acetábulo, tanto en perros normales
como en aquellos inmaduros con tendencia potencial a la displasia. En estos
estudios se ha utilizado estudios radiográficos y tomografía computarizada para
determinar el ángulo de Norberg, los ángulos de ventroversionacetabular, asi
como las dimensiones de la entrada pélvica. Otros parámetros utilizados para
evaluar la SJP incluyen las mediciones de los índices de distracción y la prueba de
Ortolani para evaluar la laxitud de la cadera, así como el análisis de movimiento en
la banda de esfuerzo cuyo objeto es evaluar las alteraciones del paso.

79
Sin importar cuál sea la técnica utilizada para realizar la SJP, el procedimiento
conduce de manera consistente a un incremento significativo de los ángulos de
ventroversiónacetabular, mejorando la cobertura acetabular de la cabeza femoral.
El aumento de la ventroversiónacetabular resulta o provoca un incremento
concomitante en la estabilidad de la articulación coxofemoral como se refleja en la
disminución posoperatoria de la magnitud de los índices de distracción conforme
para el tiempo. El índice de distracción de la cadera, como se mide con el método
de PennHip es un método confiable de la laxitud pasiva de la cadera y un buen
método para predecir el desarrollo de la DC cyando se determina a los cuatro
meses de edad. La magnitud de los cambios en todos los parámetros pélvicos se
incrementa cuando la SJP se realiza a edades tempranas. A pesar de la
disminución significativa y consistente en las dimensiones de la entrada pélvica
con el tiempo (incluyendo anchura, arco y circunferencia), no se ha comunicado la
morbilidad posoperatoria en ningún estudio. El efecto de la estrechez del canal
pélvico en el parto está por ser determinado. Debido al riesgo de distocia y a que
la DC es hereditaria, se aconseja realizar de manera rutinaria la castración.

En base a estos estudios experimentales, parece que la SJP, al igual que la triple
osteotomía pélvica, son capaces de inducir cambios significativos y benéficos en
la orientación del acetábulo de perros inmaduros. Al igual que la triple osteotomía
pélvica, este procedimiento no se ha asociado a morbilidad posoperatoria.
Trabajos recientes indican que el procedimiento es ineficaz si se realiza después
de los cinco meses de edad, por lo que la detección temprana es muy importante.

Aparato de distracción ilíaca

El aparato de distracción ilíaca (ADI) tiene como finalidad distraer hacia las
partes lateral y angular ventrolateralmente al Ilion en el perro joven, con la
finalidad de rotar también hacia las partes lateral y ventral al acetábulo y asi lograr
una mejor cobertura acetabular y congruencia de la articulación coxofemoral.

Esta técnica utiliza dos fijadores esqueléticos externos, cada uno colocado sobre
cada uno de los huesos ilíacos. Cada fijador esquelético consta de tres clavos de

80
Steinmann que atraviesan el hueso ilion de dorsal a ventral, el primero en la
espina ilíaca craneal dorsal, el segundo sobre la espina ilíaca caudal dorsal y el
último sobre el cuerpo del ilion cerca del acetábulo. Atraviesan ambas cortezas
óseas y se usa acrílico dental para construir la barra conectora, la que tiene
incluida la barra distractora. La barra distractora une a las barras conectoras de los
fijadores esqueléticos en su porción más distal.

Ésta se coloca en posición al momento de moldear el acrílico dental. Dicha barra


distractora es metálica y tiene rosca en toda su longitud y está angulada a 110° en
su parte central.

La distracción se logra por medio de tuercas que están a ambos lados de la barra
distractora y que, al roscarlas, presionan hacia el lado al acrilico del aparato de
fijación esquelética externa, obligando a los huesos íliacos a abrirse hacia la parte
lateral y, por la angulación de la barra distractora, también hacia la parte ventral.
Luego de distraer, se coloca un seguro antirretroceso junto a las tuercas
distractoras para evitar su retroceso por la presión que a través de los clavos del
fijador esquelético ejercen los huesos iliacos. La distracción se realiza haciendo
rotar media vuelta a cada una de las tuercas distractoras cada cinco días y
realizando controles radiográficos cada 15 días en la proyección radiográfica
dorsoventral y la del borde acetabular dorsal (BAD), en la cual se aprecia con
claridad el borde acetabular dorsal al colocar la pelvis a 90° de la placa
radiográfica, por donde se dirige el haz de rayos X y se realizan las mediciones
para llevar el control numérico de la cantidad en millimetros de la abertura del
canal pélvico y los ángulos de rotación del acetábulo.

Esta técnica está diseñada para ser utilizada en perros jóvenes, entre cuatro a
cinco meses de edad, que no presenten cambios degenerativos y en los que el
grado de displasia, según el método de la OFA, no sea del grado grave. Con el
aparato de distracción ilíaca, los fémures son forzados hacia el interior del
acetábulo por la distracción que se ejerce sobre los huesos ilíacos.

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Dicha técnica hace el moldeado del acetábulo cuando éste todavía no ha
terminado de osificarse, por lo que la estructura en gran parte cartilaginosa del
mismo favorece la remodelación por las fuerzas distractoras. No se han tenido
problemas por alteraciones de la articulación sacroilíaca, ni alteraciones
neurológicas. Si se ha manifestado por una renuencia transitoria al movimiento y
que, por otra parte, se ha controlado con analgésicos orales.

En el perro adulto

El los perros adultos, en los que la reducción de peso y el uso de analgésicos no


son más satisfactorios para el control del dolor, el animal puede ser un candidato
para procedimientos de recuperación tales como escisión de la cabeza y el cuello
femorales, acetabulectomía o el reemplazo total de cadera.

Excisiónartroplástica de la cabeza y el cuello femoral

Los perros con dolor intratable originado en la cadera debido a displasia, cuyo
peso corporal es bastante liviano y con atrofia muscular limitada en los miembros
posteriores, son los mejores candidatos a la escisión de la cabeza y cuello
femorales (EAC). La cirugía conduce a la formación de una seudoarticulación
(seudoartrosis) con los tejidos blandos localizados lateral y dorsalmente al
acetábulo, con restauración de la función a pesar del acotamiento del miembro
operado. Por lo general, no se obtienen resultados funcionales aceptables en
perros de mayoro tamaño que el Retriever labrador y en todos aquellos perros con
importante restricción del movimiento debido al engrosamiento de la cápsula
articular, la atrofia muscular y la fibrosis muscular. Sin embargo, otros cirujanos
han indormado que muchos perros de gran tamaño se ven beneficiados por la
cirugía. Se aconseja que, antes de la cirugía, se intente la disminución del peso en
los perros obesos. La natación es un buen ejercicio, tanto para disminuir el peso
como para aumentar la masa muscular.

Informes acerca de las osteoctomías de la cabeza femoral indican que estas


cirugías son efectivas para aliviar el dolor en muchos perros.

82
El objetico de la escisión es crear una “falsa articulación” con la formación de
una cobertura cartilaginosa del muñón del cuello femoral y un margen confortable
de movimientos en consideración con la flexión y la extensión del miembro
posterior.

Desde su introducción en cirugía veterinaria por Stader, en 1956, y por Spreull en


1961, esta técnica ha sido objeto de numerosas publicaciones con variados
resultados y diferentes técnicas operatorias. La mayoría de las modificaciones han
tenido por objeto suprimir el contacto de hueso con hueso, por cuyo roce se
producen la mayoría de las complicaciones posoperatorias. Las variantes más
utilizadas son todas aquellas técnicas de interposición muscular que se realizan
con un colgajo de bíceps femoral o de glúteo profundo.

En 1981, Lippincott propuso una técnica de interposición de un colgajo de bíceps


femoral que pareció dar mejores resultados que la técnica clásica, sobre todo en
animales de más de 20 kg de peso. Se han descrito complicaciones neurológicas
en los animales con variaciones anatómicas de la distribución de las ramas del
ciático.

En un estudio experimental, se ha comparado los resultados obtenidos con la


técnica clásica con los obtenidos en la transposición del colgajo del bíceps; no se
ha podido demostrar la superioridad de esta última.

Además, el colgajo transpuesto es objeto rápido de infarto muscular y de necrosis,


lo que favorece el desarrollo de microorganismos anaerobios.

La técnica recomendada es la clásica. Se ha descrito varias vías de abordaje:


transtrocantéreas, por tenotomía de los glúteos, ventral y craneolateral. La vía que
se ha de elegir en la inmensa mayoría de los casos, es la craneolateral.

La escisión de la cabeza y cuello femorales, da lugar a la formación de una


seudoartrosis formada por un tejido fibroso denso. Fibras de colágeno, unidas a la
superficie de la osteotomía, limitan el desplazamiento dorsal del fémur.

83
Un estudio experimental de Duff ha permitido observar la cronología siguiente: se
observa una seudoartrosis en el día 30; se comienzan a observar estructuras
histológicas de sinovia en el día 30 (son secretantes en el día 60); el acetábulo
esta relleno por completo hacia el sexto mes del posoperatorio.

Desde el punto de vista clínico, la mayoría de los autores concuerdan en observar


resultados menos buenos en los animales pesados (más de 30 kg), así como en
los operados de manera tardía desde la aparición de los primeros signos clínicos.
La edad a la que se practica la intervención no posee incidencia alguna sobre la
recuperación funcional. Se puede decir que, después de una escisión de la cabeza
y cuello femorales, la recuperación de una actividad normal requiere entre dos y
seis meses.

El 66.6% de recuperación funcional total se alcanza a los tres meses.

Después de una escisión de la cabeza y cuello femorales, se constata siempre


atrofia de los músculos del muslo y de la masa glútea; una gran parte de esta
atrofia aparece en los diez días siguientes a la cirugía y corre el riesgo de
comprometer una buena recuperación funcional, por lo que es importante instaurar
rápido (en las primeras 24 horas) un programa de fisioterapia: masaje del muslo
dos veces al día durante 10 minutos; extensión-flexión pasiva de la cadera, la
rodilla y la corva. Se aconseja, siempre que sea posible, sesiones de natación
diarias luego del retiro de las suturas y cicatrización de la herida quirúrgica. A
pesar de todas estas precauciones y aunque la indicación esté bien asentada, se
observará siempre un acotamiento del miembro operado, una ligera atrofia del
muslo y una limitación de la extensión de la cadera.

El perro compensa el acortamiento del miembro inclinando la pelvis y extendiendo


la rodilla del miembro operado. A menudo se recomienda la realización de dos
procedimientos quirúrgicos separados en lugar de hacer ambas ostectomías al
mismo tiempo, sugiriéndose un lapso de 6 a 10 semanas entre la cirugía de un
miembro y el otro. Otros investigadores sugieren que la cirugía debe constar de
ambas ostectomías al mismo tiempo.

84
Acetabulectomía

En fechas recientes, se han determinado trabajos de investigación y que están


listos para ser publicados con aparentes buenos resultados acerca de esta técnica
quirúrgica, en la cual se retira el techo acetabular con su faceta lunata, con lo que
se evita el dolor que ocasiona el roce de las superficies óseas incongruentes de la
articulación coxofemoral.

La técnica fue diseñada por el Doctor José Gorostiza y se hace mediante un


abordaje con osteotomía del trocánter mayor y replegado hacia la parte dorsal los
glúteos, para después proceder a cortar con sierra reciprocante, o en su defecto
se hacen perforaciones con broca sobre la cabeza femoral para estimular la
formación de fibrocartílago. Se reposiciona el trocánter mayor con banda de
tensión y se sutura los tejidos blandos de manera rutinaria.

Reemplazo total de cadera

Debido a que tanto el acetábulo como la cabeza femoral contribuyen con la


artrosis causante del dolor, el tratamiento actual más atractivo es la artroplastia
total de cadera, con la remoción de ambas partes enfermas. La primera
artroplastia unipolar fue denominada prótesis de Brown y fue descrita en 1953.
Luego, la prótesis de Gorman fue la primera prótesis total de cadera y se la
describió en 1957. Más tarde, en 1974, vino la prótesis Richard Canine II, muy
utilizada en la actualidad.

Está indicada para perros de gran tamaño, con displasia coxofemoral invalidante,
en los que los tratamientos clásicos a base de AINE y condroprotectores no logran
ningún efecto. También se practica en aquellos perros con luxaciones
coxofemorales antiguas de origen traumático, con fracturas conminutas de la
cabeza y cuello femoral y con seudoartrosis del cuello del fémur y del acetábulo.
Es necesario realizar un examen cuidadoso del candidato quirúrgico para
asegurarse de que no existe ninguna otra enfermedad que pudiese comprometer
el reemplazo total de cadera.

85
Las contraindicaciones de la prótesis total de cadera son: la mielopatía
degenerativa, síndrome de la cola de caballo, tumores, infecciones localizadas y
generalizadas, artritis séptica de la cadera y los casos en que se presenta una
displasia de cadera con coxoartrosis grave, pero con la que el animal no
manifiesta cojera. No existe correlación entre los signos radiográficos de artrosis y
el dolor de ausencia del mismo.

Los implantes que componen la prótesis se dividen en tres partes: un vástago de


titanio, una cabeza desmontable y una copa acetabular. El vástago femoral se
fabrica en cinco tamaños: 4.0, 6.0, 7.5, 9.0, y 11.0 mm. Tiene un contorno
anatómico, su superficie es estriada y su sección, oval. Presenta una cavidad,
alineada con su eje mayor, que permite la impactacion cuando se coloca la
prótesis. El vástago tiene un cono con una entalladura, donde pueden ajustarse
cabezas femorales se comercializan con tres diámetros diferentes. Las cabezas
femorales se comercializan en tres diámetros, tres longitudes para cada diámetro
y tres materiales posibles. Los tres diámetros son de 12, 16 y 18 mm.Las cabezas
de 12 mm sólo tienen dos longitudes de cuello. Las de 16 mm se presentan en
tres longitudes de cuello, mediana, larga y extralarga, y las de 19 mm en tres
longitudes: corta, mediana y larga. El material de las cabezas es variable: acero,
cerámica o titanio diamante. Las de acero son las que se utilizan más. Se
prefieren a las de titanio, que soportan peor los roces con la copa acetabular de
polietileno. Sin embargo, el coeficiente de fricción entre el acero y el polietileno es
también importante, por ello, se ha desarrollado cabezas de cerámica. La
cerámica disminuye el coeficiente de fricción y, por tanto, el desgaste de la copa,
alargándose asi el tiempo de vida de la prótesis. Con el tiempo, la cerámica puede
fragmentarse; por ello, se han desarrollado protesis de titanio recubiertas de una
película de monocristal de diamante sintético. De esta manera, se obtiene una
mínima fricción y una máxima resistencia. El sistema modular del vástago femoral
permite la adaptación de todo tipo de cabezas incluidos el de 16 y 19 mm.

Se toman radiografías dorsoventrales y laterales para calcular el tamaño del


vástago femoral y la copa acetabular. Las placas de crecimiento deben estar

86
cerradas y no está indicado intervenir a un animal displásico por debajo de los 10
a 12 meses. No existe límite superior de edad. Son candidatos los perros viejos en
buenas condiciones generales. El límite inferior de su tamaño se sitúa en torno a
los 10 kg.

Para la prótesis de cadera, debe utilizarse una técnica de asepsia escrita.


Cualquier contaminación durante el acto quirúrgico conduce a un fracaso de la
protesis y a la escisión de esta. Es indispensable la utilización del sistema de
colocación de campos para pacientes ortopédicos. Además, es recomendable
utilizar campos esterilez plastificados e impregnados de iodoforos.

La articulación coxofemoral se aborda por víacraneolateral. El musculo glúteo


medio se retrae dorsalmente y se efectúa una tenotomía de la inserción del glúteo
profundo cerca del fémur. La capsula articular se incide en T o en L. se luxa la
cabeza del fémur. Tras la sección del ligamento de la cabeza del fémur, este se
gira a 90° y el cuello del fémur se prepara hasta el tercer trocánter mediante la
utilización de un elevador de periostio. Un separador de la cadera Charnley
modificado permite la retracción craneal de la capsula articular, mediante una hoja
de ángulo recto, así como la separación caudal del bicep femoral.

El fémur se mantiene en rotación externa de 90° y la prótesis de prueba se alinea


con el eje longitudinal del cuerpo femoral. Se aplica la sierra ocilante en forma
perpendicular al plano sagital. La osteotomía del cuello femoral se efectua paralela
al cuello de la protesis de prueba. Se dispone una broca alineada con el eje
longitudinal del femur y se perfura la cavidad medular femoral. La utilización de un
escariador del tamaño adecuado permite la preparación final del fémur. Luego, se
utiliza una lima del tamaño del escariador correspondiente. La lima se inserta con
ayuda de un martillo hasta que se persiva resistencia. Esta lima femoral tiene el
mismo tamaño y la misma forma que la protesis final del miembro
correspondiente.

A continuación se procede a la preparación del acetábulo con una fresa acetabular


de titanio recubierto de diamante en función del tamaño del acetábulo evaluado

87
sobre las radiografías preoperatorias y se verifica durante la intervención. Se
considera el fresado terminado cuando el tejido esponjoso aparece en la porción
profunda.

Se perforan puntos de anclaje alrededor del acetábulo con una broca de 4.5 mm
de diámetro. Los agujeros se dirigen hacia el ilion, el borde dorsal del acetábulo y
el isquion. Dichos agujeros son un poco profundos de (3 y 4 mm) y se agrandan
con una pequeña uretra de Voulkmann. La colocación de la copa es uno de los
factores escenciales para el éxito de una artroplastia de cadera. La copa se situa
de forma previa con la ayuda de un posiscionadoracetabular. La copa y su
posicionador se incertan en un primer tiempo sin cemento, para orientar y
memorizar el momento completo de inserccion. Una vez relleno el acetábulo del
metilmetacrilato, se inserta la copa, que se posiciona en función de 4 puntos de
referencia:

1. La barra de alineamiento se inserta paralela a una línea iliacoisquiatica.


2. El eje longitudinal del posicionadoracetabular se coloca de manera paralela
en relación al eje interisquiatico.
3. El posicionador se inclina de 10 a 20° caudalmente, a fin de colocar la copa
en ligera retroversión.
4. Cuando el posisionador se encuentra orientado según los 3 puntos de
referencia presidentes, es importante verificar los rebordes del acetábulo y
del posicionador, de forma que la copa quede recubierta en toda su
circunferencia.

Después de la inserción del polimetilmetacrilato en el fémur proximal, se inserta el


vástago, se orienta en posición neutra y se impacta.

Cuando el vástago femoral se encuentra segmentado se fija una cabeza de


prueba y se reduce la prótesis. La elección de la longitud de la cabeza femoral se
ajusta para conseguir una estabilidad perfecta de la prótesis y prevenir una
luxación de la misma.

88
Una vez elegida de manera definitiva la longitud del cuello, se inserta la
cabeza(cobalto- cromo, cerámica o titanio recubierto de diamante) y a
continuación se impacta.

La cabeza de la prótesis se reduce en la copa acetabular. Se efectua en


movimientos del fémur correspondiente hasta posiciones extremas, para verificar
que el cuello del fémur no interfiera con los bordes de la copa y no provoque una
luxación.

Al final, se sutura la capsula articular, así como el glúteo profundo. El musculo


tensor de la fascia lata, los tejidos subcutáneos y la piel se sutura de forma
rutinaria.

Se administra tratamiento antimicrobiano con cefalexina, se mantiene el perro


dentro de una jaula durante 4 semanas y se saca a caminar con correa. Se
recomienda controles posoperatorios a las 10 semanas, 6 meses y 2 años.

La utilización de la prótesis total de cadera en el perro, permite esperar una buena


recuperación funcional de buena calidad en 90% de los casos. Los animales
operados viven normal y muchos casan o cumplen las funciones que se les
enconmienda. Por lo tanto, se recomienda la prótesis en todas las afecciones
coxofemorales invalidantes no infecciosas en perros de más de 10 kg de peso. El
80% de los perros afectados de displasia coxofemoral bilateral, operado de lado
más doloroso no tendrán necesidad de una segunda prótesis, a pesar de la
coxoartrosis contralateral más o menos grave. Es posible que el animal utilice de
forma preferente el miembro operado inodoro y descargue el lado no operado. Los
perros utilizados en deporte o para realizar diferentes funciones y aquellos que
padecen una luxación crónica de origen displásico son candidatos a una
artoplastia bilateral.

La infección de una prótesis total de la cadera es una complicación devastadora y


temible. Conduce a la exceresis de la prótesis. La incidencia de las infecciones
aumenta en caso de intervenciones después de una complicación de artroplastia
total de cadera.

89
El número de infecciones puede disminuirse mediante la utilización de una asepsia
rigurosa y una antibioterapia profiláctica, así como la adición de antibiótico al
cemento. El diagnóstico de infección se basa en aumento de fiebre, dolor y cojera,
en el estudio bacteriológico del aspirado sinovial y en la radiología. El diagnostico
radiográfico del sepsis de una prótesis es con frecuencia tardía y se caracteriza
por una reacción del periosquio, un adelgazamiento cortical, una banda exagerada
en la interfas hueso-cemento y, en los casos más avanzados, por los signos de
desprendimiento de la protesis.

Las luxaciones de la protesis están ligadas a una mala orientación del acetábulo, a
un cuello de la protesis demasiado corto lo que conlleva una laxitud posoperatoria
de la prótesis, o a un defecto de anteversión del cuello y, en la mayoría de los
casos, a una combinación de tres causas. La copa puede colocarse con una
anteversión demasiado grande y un angulo lateral demasiado abierto lo que
favorece a la luxación craneodorsal. Cuando el angulo lateral es demasiado
cerrado la luxación es ventral. El tratamiento requiere de la reducción abierta, con
situación de la copa acetabular o de la protesis femoral. En ciertos casos, pueden
utilizarse una osteotomía femoral o una osteotomía pelviana.

El decenio de 1981-1989 se caracterizó, en el hombre, por el desarrollo de


prótesis no segmentadas reabilitables. La evaluación a largo plazo muestra una
resorción progresiva de las corticales femorales proximales en un periodo de 5 a 7
años, hasta en un 55% de los casos. Por otra parte, la pervivencia de las prótesis
femorales a quince años con los métodos modernos de persuasión del cemento es
de 97%. Por ello, la prótesis segmentada femoral sigue siendo el estándar de
medicina humana. Los estudios a largo plazo muestran que la interfas hueso-
cemento acetabular sigue siendo el elemento débil de las prótesis totales
segmentadas.

Laprótesis total de la cadera como una solución de calidad a las afecciones graves
de la cadera de naturaleza no infecciosa el dolor desaparece, la masa muscular
adquiere un volumen normal y el animal recupera actividad optima como animal de
compañía o de deporte. El número de complicaciones a disminuido y la mitad de

90
las misma pueden tratarse. Se trata de una técnica idónea para perros de tamaño
medio y grande, sobre todo en casos de coxoartrosis invalidante.

Las principales complicaciones comunicadas incluyen:

a) Mal posición del implante,


b) Aflojamiento del implante,
c) Luxación,
d) Migración de la prótesis,
e) Rotura mecánica de la prótesis,
f) Fractura femoral en el extremo de la prótesis, y
g) Infección secundaria en la forma de osteomielitis o de artritis infecciosa.

La aceptación de la prótesis por el perro es excelente, con un movimiento libre de


dolor. Se han descrito resultados satisfactorios en más de 90% de los remplazos
totales de cadera.

CONCLUSION

El papel del veterinario frente al problema de la displasia de cadera en el perro se


centra fundamentalmente en dos aspectos:

En primer lugar, y más importante en el asesoramiento de los criadores y de los


propietarios de animales enfermos o bien sospechosos de ser portadores
asintomáticos de la enfermedad, en que no utilicen estos animales como
reproductores debido a las nefastas consecuencias que ello puede acarrear.

En segundo lugar, en el correcto conocimiento de la enfermedad para poder


realizar diagnósticos precoces, es decir, en la detección de aquellos animales que
sufren la enfermedad y que todavía no han desarrollado lesiones degenerativas.

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Con ello puede optarse por practicar osteotomías correctivas, evitando de esta
forma la aparición de artrosis en estas articulaciones. Si por contra el animal ya ha
desarrollado lesiones degenerativas o bien, el grado de laxitud articular es muy
grande, hay que proponer al propietario la opción de la artroplastia bien de
excisión o bien de sustitución, en función del peso del animal.

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