1 Aristoteles y Dante Se Sumergen en Las Aguas Del Mundo Cap1
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Jamás creí que algún día me sentiría tan cansado. Me dejé caer
sobre la cama… pero el sueño no tuvo ganas de visitarme.
Patas saltó junto a mí y me lamió la cara. Se acercó aún más
cuando escuchó la tormenta afuera. Me pregunté qué se inventa-
ría en la cabeza sobre los truenos o si los perros alguna vez pen-
sarían en cosas así. Yo, en cambio, estaba contento de que hubiera
truenos. Este año, tormentas tan maravillosas, las tormentas más
maravillosas que hubiera conocido jamás. Seguramente me que-
dé dormido porque, cuando desperté, afuera llovía a cántaros.
Decidí tomar una taza de café. Mi mamá estaba sentada fren-
te a la mesa de la cocina, con una taza de café en una mano y una
carta en la otra.
—Hola —susurré.
—Hola —dijo ella, con esa misma sonrisa en la cara—. Vol-
viste tarde.
—O temprano… si lo piensas.
—Para una madre, temprano es tarde.
—¿Estabas preocupada?
—Preocuparme es parte de mi naturaleza.
—Así que eres como la señora Quintana.
—Te sorprendería saber que tenemos muchas cosas en co-
mún.
—Sí, las dos creen que sus hijos son los chicos más hermosos
del mundo. Como que no sales mucho, ¿verdad, mamá?
Se estiró hacia mí y me pasó los dedos por el pelo. Y luego
puso esa cara de que esperaba una explicación.
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