Buscar El Plan de Dios

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BUSCAR EL PLAN DE DIOS

Base bíblica. Lucas 1:67-80

Texto Hechos 22:6-16.

Objetivo: Escoger ejemplos que demuestren cómo buscar el plan de Dios.

Usted ya sabe que Dios es el dueño de su vida y que su única responsabilidad


es administrarla. También sabe que es el dueño quien hace los planes para determinar
cómo sus bienes serán usados y que el administrador es quien los lleva a cabo. Dado
que Dios tiene un plan para su vida, es muy importante que usted lo descubra. De esta
manera, usted podrá administrar su vida en la forma que El desee. Para esto, es
necesario que haga lo siguiente.

1. Examine su situación.

Es posible que hasta ahora haya pensado que Dios le llamó sólo para ser un
miembro pasivo de su iglesia. Usted comprende que otros pueden cumplir una variedad
de funciones para Dios, pero piense que eso no se aplica a su propia persona. Usted
piensa que concurrir a la iglesia es la actividad principal de su vida cristiana. De hecho,
usted no es muy diferente de aquella persona que acude a la iglesia como visitante.
Usted se ha adaptado a esta situación, pero, a medida que ha pasado el tiempo, la
rutina lo ha cansado, ¡tanto que algunas veces ha descubierto que se dormitaba
durante las reuniones! ¡Eso no es lo que Dios desea para usted! ¡Él tiene algo mejor!
Quizá piense que Dios no tiene algo importante para usted porque usted le ha
fallado. Usted ha malgastado su vida y se siente como una vasija quebrada. Pero Dios
es un experto en componer vasijas quebradas (Jeremías 18:2-6) 1. Palabra de Jehová
que vino a Jeremías, diciendo: 2. Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré
oír mis palabras. 3. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba
sobre la rueda. 4. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y
volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 5. Entonces vino a mí
palabra de Jehová, diciendo: 6. ¿No podré yo hacer de vosotros como este
alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que, como el barro en la mano
del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
El aún tiene un plan para quienes le han fallado. Piense en Jacob, quien engañó
a su padre casi ciego (Génesis 27:1-35); en Moisés, quien mató al egipcio (Éxodo 2:11-
15); en David, quien cayó en adulterio (2 Samuel 11:1-27); y en Pedro, quien negó a su
Señor (Mateo 26:69-75). Cada uno de ellos fracasó, pero Dios los perdonó; y, lo que, es
más, ¡Él les usó nuevamente! A usted también Dios le puede usar de nuevo.

2. Renuncie a sus propios planes.

Usted, antes de su conversión, se consideraba a sí mismo el dueño de su vida;


hacia lo que le daba gana. Pero a partir de entonces usted comenzó a hacer lo que
Dios quería, o por lo menos así pensaba. Sin embargo, es posible que una persona
piense que sus propios planes son los planes de Dios. Moisés creyó que el plan de Dios
era que él debía liberar a los israelitas por medio de violencia (Hechos 7:23-25) 23.
1
Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a
sus hermanos, los hijos de Israel. 24. Y al ver a uno que era maltratado, lo
defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. 25. Pero él pensaba que sus
hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; más ellos no
lo habían entendido así.; Saulo creyó que defendía la causa de Dios al perseguir a los
creyentes (Hechos 8:3; 9:1-2; Filipenses 3:6). Ambos estaban equivocados. Por lo
tanto, usted no podrá conocer cuáles son los planes de Dios para su vida a menos que
primero rinda sus propios planes.

3. Reconozca el señorío de Cristo.

Mientras Saulo permanecía caído en tierra, él respondió “Señor” a la voz que le


había hablado (Hechos 9:5-6) Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús,
a quien tú persigues. El comprendió que la voz y el poder que lo había arrojado en
tierra pertenecían a la misma persona. El perseguidor había cedido. El había
renunciado a sus planes de arrestar a los creyentes en Damasco y había decidido
obedecer al Señor. Toda persona que desee conocer el plan de Dios para su vida
deberá hacer lo mismo. Usted no podrá conocer el plan de Dios si no reconoce el
señorío de Cristo y se entrega completamente a Él.

4. Pregúntele al Señor qué debe hacer.

Saulo preguntó: “Qué haré, Señor?” (Hechos 22:10) El, temblando y temeroso,
dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la
ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. ¡Qué pregunta tan importante! Si usted ha
dado los tres primeros pasos, también estará listo para hacerle a Dios la misma
pregunta. Bien le puede pedir en oración que Él le muestre el plan que tiene para su
vida.

5. Esté preparado a aceptar el plan de Dios.

Mientras ora, esté preparado a aceptar lo que Dios desea para su vida. Dios no
tiene un mismo plan para cada persona. De la misma manera en que nos hizo distintos
al uno del otro, así El tiene también un plan diferente para cada persona. Quizá El
quiere transformarle en un buen pastor o evangelista; pero El también podría desear
hacerle un buen obrero, empleado de oficina o profesionista. Quizá usted puede llegar a
ser famoso; pero también podría permanecer en el anonimato. Dios permitió que Saulo
fuese un gran apóstol y escritor; pero Ananías no pasó de ser un discípulo desconocido
en la iglesia de Damasco. Simón Pedro llegó a ser famoso; pero no ocurrió lo mismo
con su hermano Andrés. Pero fue Andrés quien trajo a Simón a Jesús (Juan 1:40-42) y
Ananías quien guió a Saulo en los primeros pasos de la vida cristiana (Hechos 9:10-17).

6. Escuche la voz de Dios.

Una vez que le ha pedido al Señor que le revele el plan para su vida, usted necesitará
recibir la respuesta. Dios puede proporcionársela de diversas maneras, como, por
ejemplo, por medio de:
a. La voz audible de Dios (Hechos 22:10)
2
b. Un ángel (Hechos 8:26)
c. Una visión o aparición (Éxodo 3:1-10; Hechos 16:9-10)
d. Un sueño (Mateo 1:20-2 1)
e. Una profecía (Hechos 13:1-2; 22:15-16)
f. La voz del Espíritu Santo en su corazón (Hechos 8:29; 10:19)

El Señor usó las formas descritas para proporcionar direcciones específicas.


Dios también usa otras maneras, pero únicamente para darnos algunas sugerencias en
nuestra búsqueda de su plan para nuestras vidas. Estos medios pueden ser la Biblia,
un sermón, algo que ha sido escrito por otro creyente, o el consejo de un creyente
maduro en su andar con Dios. La Biblia, por ejemplo, proporciona direcciones generales
aptas para todos los creyentes: pero no señala específicamente que usted deba ser un
diácono o líder en su iglesia.
No se impaciente si usted no recibe una contestación inmediata, una vez que ha
puesto la pregunta ante el Señor. Espere. Recuerde que Dios es su dueño y que usted
es solamente su mayordomo. Cuando reciba una respuesta, asegúrese que no está en
contraposición a la enseñanza de la Biblia o al sentido común (Gálatas 1:8-9) 8. Mas si
aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que
os hemos anunciado, sea anatema. 9. Como antes hemos dicho, también ahora lo
repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea
anatema. Si pareciera que el Señor sólo le ha proporcionado algunas indicaciones
acerca de cuáles son sus planes, obedezca esas indicaciones que más tarde Él le
habrá de revelar otras (Hechos 9:6) … se te dirá lo que debes hacer…
Es posible que haya escuchado una profecía que entrega direcciones para su
vida. Espere hasta que el Espíritu Santo se la confirme personalmente. Si ha tenido un
sueño que pareciera ser una revelación de Dios, no asuma para usted mismo el papel
de intérprete. Pídale consejo a su pastor o a otros creyentes más maduros.

 Vivir de acuerdo con el plan de Dios

Objetivo: Tener la actitud correcta en relación con el cumplimiento del plan de Dios.

Debemos vivir para el Señor, no para nosotros mismos, porque pertenecemos a El


(Romanos 14:7-8) Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para
sí. 8. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor
morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. En eso
consiste la mayordomía de la vida de una persona.
Vivir para el Señor produce buenas ganancias. Cuando vivimos para Él, le
honramos como el dueño de nuestras vidas. Como resultado, El también nos honrará.
Así lo hace con sus fieles mayordomos (1 Samuel 2:30) Por tanto, Jehová el Dios de
Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de
mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo
honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. El
trabajo es una parte importante de la vida cristiana. Cuando Dios hizo al ser humano, lo
puso en el huerto del Edén para que lo cultivara (Génesis 2:15) Tomó, pues, Jehová
Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
El huerto produciría los alimentos necesarios si lo cultivaba y cuidaba (Génesis 2:16) Y
mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer.
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El apóstol Pablo repitió este principio miles de años más tarde, cuando dijo: “Si alguno
no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10). Pero Dios también desea
que trabajemos para que, de esta manera, ayudemos a quienes padecen necesidades
(Efesios 4:28) El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos
lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Si usted participa de actividades seculares, no olvide que está trabajando para el
Señor. El es en realidad su patrón. Por lo tanto, usted debería trabajar honestamente,
con todo su corazón (Efesios 6:5-7, Colosenses 3:23), como para el Señor. A la vez, no
debería olvidar que usted es un obrero de Dios si participa en el ministerio cristiano.
Honre su ministerio de tal manera que todos sepan que usted también es un trabajador.
Algunos creyentes aún piensan que el pastor no trabaja. Cuando el pastor les visita,
inocentemente le preguntan: “Qué está haciendo por aquí, pastor? ¿Está paseando?”
Otras veces ocurre que ni los hijos del pastor comprenden que el ministerio cristiano es
un trabajo. Un maestro le preguntó al hijo de un pastor: “¿Qué clase de trabajo hace tu
padre?” El respondió: “Mi padre no trabaja”.
Algunas personas se sienten frustradas si participan en trabajo que no les gusta
y no tienen posibilidades de encontrar otro. Si ésta es su situación, le ayudará si toma la
misma actitud de Jesús. El les dijo a sus discípulos que su comida consistía en
obedecer la voluntad de Aquél que le había enviado a terminar la tarea que le había
dado para hacer (Juan 4:34).

Conclusión.
Para Jesucristo habrá sido difícil estar en un mundo perverso, pero a Él le agradó
hacer la voluntad de su Padre (Salmo 40:8) El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha
agradado. También nosotros estamos en este mundo para hacer la obra que Dios nos
ha dado. Sin duda que hay algunos trabajos que van en contra de nuestros principios
como mayordomos de Dios. En tales casos no titubee, ore a Dios para que le provea un
trabajo justo y digno, que le proporcione satisfacción y paz en el corazón.

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