Cuando Entendemos Quién Es Jesús
Cuando Entendemos Quién Es Jesús
Cuando Entendemos Quién Es Jesús
Moldea nuestro carácter. Cada día somos transformados más a la imagen de Cristo.
Impacta nuestras creencias. Jesús obra en nuestra mente para darnos la seguridad que
necesitamos y para cambiar nuestras perspectivas, convicciones y juicios, de acuerdo a
la suya.
Influye en nuestro estilo de vida. De acuerdo a 2 Corintios 5.17: “De modo que, si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron”. Nuestro antiguo
estilo de vida no va de acuerdo con la nueva identidad que hemos recibido en Cristo.
Nuestra vida debe reflejar la justicia divina.
Determina nuestro destino eterno. Esta es la razón principal por la que debemos
conocer a Jesús. Nuestro destino eterno está determinado por la relación que tenemos
con nuestro Salvador.
Sus comienzos. El nacimiento de Jesús fue profetizado setecientos años antes de ser
concebido por el Espíritu Santo y de nacer de una virgen en Belén. Pero Jesús existía
desde mucho antes de su nacimiento. Cuando Dios dice “Hagamos al hombre a nuestra
imagen” (Gn 1.26), se refiere a la obra de la Trinidad en la creación. El ser humano fue
hecho a la imagen de Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Ciertamente,
los comienzos de Cristo lo hacen ser completamente diferente de todas las personas que
han nacido en este mundo.
Sus nombres. Jesús es llamado por diferentes nombres en la Biblia. Como, por ejemplo,
Rey de reyes, Señor de señores, Príncipe de paz, Salvador, Emanuel, Maravilloso
Consejero, Dios Fuerte, entre otros. Como todos sus nombres nos ayudan a conocerle
mejor, no debemos dejar de estudiarlos, pues nos revelan más acerca de su persona.
Sus atributos.
Él es la deidad. El Hijo de Dios vino a este mundo en forma humana, pero nunca
dejó de ser Dios. Aunque limitó el uso de sus atributos divinos, siguió siendo
omnipotente, omnisciente y omnipresente.
Él fue humano. Aunque siguió siendo Dios, Jesús también era un hombre sin
pecado alguno. El Señor vino a revelarnos al Padre y a morir por nuestros pecados
en la cruz.
Él fue un hombre de amor. Nos enseñó acerca del amor, pero mucho más
importante, lo demostró por medio de su vida y con su muerte.
Él es el Pan de Vida (Jn 6.35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí
viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás). Jesús nos
alimenta espiritualmente para que podamos crecer y ser más semejantes a Él.
Él es la Vid (Jn 15.5. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en
mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer).
Nosotros somos las ramas y Jesús es la vid. Así como la savia llega a las ramas por
medio de la vid, la vida de Cristo llega a nosotros por medio de su Espíritu que
mora en nuestro corazón.