Godino Burgos&Gea Teorias Significado 2021
Godino Burgos&Gea Teorias Significado 2021
Godino Burgos&Gea Teorias Significado 2021
Resumen
Las nociones de significado y sentido, estrechamente relacionadas con la comprensión, desempeñan un
papel esencial en los procesos educativos en general y, por tanto, en la enseñanza y el aprendizaje de las
matemáticas. Sin embargo, los términos "significado" y "sentido" se utilizan de forma desigual en la teoría
del lenguaje, la semiótica, la filosofía y la psicología. Tras describir las principales características de las
teorías referencial y pragmática del significado, en este artículo detallamos diversas aproximaciones a la
noción de significado, y presentamos la perspectiva que sugiere el Enfoque ontosemiótico (EOS) del
conocimiento y la instrucción matemáticos. Esta propuesta incorpora parcialmente los supuestos
semióticos, ontológicos y epistemológicos de tres teorías semióticas generales (de Hjelmslev, Peirce y
Wittgenstein), con un enfoque holístico de la noción de objeto, signo y significado, y tiene en cuenta algunas
teorías referenciales y operacionales, así como otras teorías cognitivas y socioculturales, sobre el
significado. También analizamos cómo se aborda el significado de los objetos matemáticos en tres modelos
que tienen impacto en la educación matemática: La posición lógico-realista de Frege, la tripleta conceptual
de Vergnaud y el triángulo epistemológico de Steinbring. Al comparar el EOS con estas teorías semióticas
específicas, identificamos concordancias y complementariedades entre ellas. Por último, sugerimos algunas
implicaciones del enfoque holístico del EOS sobre el significado para el diseño instruccional y la formación
del profesorado.
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Versión en español del artículo, Godino, J. D., Burgos, M. y Gea, M. M. (2019). Analyzing theories of
meaning in mathematics education from the onto-semiotic approach. International Journal of
Mathematical Education in Science and Technology. The Version of Record of this manuscript has been
published and is available in https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/0020739X.2021.1896042
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1. INTRODUCCIÓN
Desde un punto de vista más general, el objetivo principal de la psicología cultural, según
Bruner (1990), es el estudio de las reglas a las que los seres humanos recurren cuando
crean significados en contextos culturales. "Abogué por una renovación y actualización
de la revolución original, una revolución inspirada en la convicción de que el concepto
central de una psicología humana es el significado y los procesos y transacciones
implicados en la construcción de significados". (Bruner, 1990, p. 33). Dummett (1996)
también relaciona el significado y la comprensión desde una perspectiva más general:
"Una teoría del significado es una teoría de la comprensión; es decir, lo que una
teoría del significado tiene que dar cuenta es qué es lo que alguien sabe cuando
conoce el lenguaje, es decir, cuando conoce los significados de las expresiones y
oraciones del lenguaje" (Dummett, 1996, p. 3).
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Otra autora que considera la idea de significado fundamental para la educación
matemática es Sierpinska (1990), quien, a su vez, la relaciona íntimamente con la
comprensión:
Sin embargo, el "significado" "es uno de los términos más ambiguos y controvertidos en
la teoría del lenguaje" (Ullmann, 1962, p. 62). Por ejemplo, Speaks (2014, p. 1) sugiere
que: "El término "teoría del significado" ha figurado, de un modo u otro, en un gran
número de disputas filosóficas durante el último siglo. Por desgracia, este término
también se ha utilizado para significar un gran número de cosas diferentes". En el texto
clásico The meaning of meaning, Ogden y Richards (1923) recogieron nada menos que
diecisiete definiciones de significado, a las que se han añadido desde entonces nuevos
usos, implícitos o explícitos, aumentando así su ambigüedad. En el caso de la educación
matemática, Pimm (1995) también señala la falta de claridad en el uso de los términos
comprensión y significado: "Lo que entendemos por 'comprensión' y lo que queremos
decir por 'significado' dista mucho de ser obvio o claro, a pesar de ser dos términos
centrales en cualquier discusión sobre el aprendizaje y la enseñanza de las matemáticas a
cualquier nivel" (Pimm, 1995, p. 3).
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ofrecemos una primera respuesta al problema de la clarificación y comparación de las
teorías semióticas utilizadas en la educación matemática.
Una teoría holística sobre el significado de los objetos matemáticos, como la que propone
la EOS, permitiría un análisis detallado de la actividad matemática, al tener en cuenta la
pluralidad de objetos implicados en dicha actividad, así como articular las dimensiones
epistemológica, semiótica, cognitiva y sociocultural implicadas en la investigación en
educación matemática.
En la sección 2, presentamos una síntesis de las teorías generales sobre el significado, con
énfasis en tres autores: Hjelmslev, Peirce y Wittgenstein, seleccionados porque la
perspectiva ontosemiótica del significado, presentada en la sección 3, toma nociones y
supuestos básicos de estos autores. En particular, el EOS interpreta y asume la noción de
función semiótica de Hjelmslev, la tríada semiótica de Peirce, la máxima pragmática, y
las nociones de significado como uso, juego de lenguaje y forma de vida de Wittgenstein.
En la sección 3 presentamos la teoría ontosemiótica, como una aproximación holística a
las cuestiones de significado y sentido, así como a las de objeto y signo. Basándonos en
una concepción antropológica (Wittgenstein) y pragmatista (Peirce) de las matemáticas,
y adoptando el constructo lingüístico de función semiótica (Hjelmslev), elaboramos una
ontología y una semiótica que tienen en cuenta las teorías referenciales, operacionales,
cognitiva y epistémica/cultural del significado. En la sección 4 describimos tres teorías
con un fuerte impacto en la educación matemática: Frege introduce una distinción clave
entre sentido y referencia; Vergnaud propone una interpretación cognitiva del significado,
y Steinbring enfatiza una interpretación epistemológica del mismo. El objetivo de la
sección 5 es iniciar el estudio de las concordancias y complementariedades entre las
teorías semióticas consideradas, mostrando el carácter integrador de la perspectiva
elaborada en el EOS. Finalmente, en la sección 6 se incluye una síntesis del artículo y
algunas implicaciones para la formación de profesores de matemáticas.
En términos generales hay dos escuelas de pensamiento que abordan la cuestión del
significado desde puntos de vista diferentes: la tendencia analítica o referencial, que
intenta apresar la esencia del significado, identificando sus componentes principales, y la
tendencia operacional o pragmática, que estudia las palabras en acción y se interesa
menos por qué es el significado que por cómo opera, cómo se usan los medios de
expresión y comunicación.
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La forma más simple de la semántica realista se presenta en los autores que atribuyen a
las expresiones lingüísticas solo una función semántica, consistente en designar (en virtud
de unas convenciones) ciertas entidades, por ejemplo:
El significado de un nombre propio consiste en el objeto o persona que se designa
por dicho nombre (por ejemplo, Granada).
Los predicados (por ejemplo, esto es rojo; A es más grande que B) designan
propiedades, relaciones o, en general, atributos.
Las oraciones simples (sujeto - predicado - objeto) designan hechos (por ejemplo,
Madrid es una ciudad).
Por tanto, en las teorías realistas (como las defendidas por Frege, Carnap, o que aparece
en los escritos de Wittgenstein del Tractatus) las expresiones lingüísticas tienen una
relación de atribución con ciertas entidades (objetos, atributos, hechos). La función
semántica de las expresiones consiste simplemente en esa relación convencional,
designada como relación nominal.
2.2. Teorías operacionales o pragmáticas del significado
Las dos ideas básicas de la categoría operacional o pragmática de las teorías del
significado son las siguientes:
El significado de las expresiones lingüísticas depende del contexto en que se usan.
No es posible la observación científica, empírica e intersubjetiva de las entidades
abstractas - como conceptos o proposiciones-, que es admitida implícitamente en
las teorías realistas. Lo único accesible a la observación en estos casos en una
investigación científica del lenguaje es el uso lingüístico. A partir de tal uso es
como se debe inferir el significado de los objetos abstractos.
El enfoque operacional tiene el mérito de definir el significado en términos contextuales,
es decir, puramente empíricos, sin necesidad de recurrir a estados o procesos mentales
vagos, intangibles y subjetivos.
Una concepción pragmática u operacional del significado es abiertamente defendida por
Wittgenstein (1953) en su obra Investigaciones filosóficas. En su formulación, una
palabra se hace significativa por el hecho de desempeñar una determinada función en un
juego lingüístico, por el hecho de ser usada en este juego de una manera determinada y
para un fin concreto. Para que una palabra resulte significativa no es preciso, pues, que
haya algo que sea el significado de esa palabra, en el sentido de las teorías realistas.
Para algunos autores, las visiones realista y operacional del significado son
irreconciliables. Sin embargo, Ullman (1962) sugiere que las teorías pragmáticas (que
denomina operacionales o contextuales) son un complemento válido y necesario de las
teorías realistas (que denomina referenciales):
“El investigador debe comenzar por reunir una muestra adecuada de contextos y
luego tratarlos con un espíritu abierto, permitiendo que el significado o los
significados surjan de los propios contextos. Una vez completada esta fase, puede
pasar con seguridad a la fase "referencial" e intentar formular el significado o los
significados así identificados” (Ullmann, 1962, pp. 76-77).
Esta observación de Ullmann es fundamental y sirve de apoyo al modelo de significado
propuesto por la EOS (descrito en la sección 3), donde el significado se concibe de forma
pragmática, al relacionarse con las prácticas de resolución de problemas y los contextos
de uso. Sin embargo, además, dichas prácticas implican palabras, símbolos y diversos
5
tipos de representaciones que se refieren a otros objetos y sistemas; es decir, se pone en
juego un significado de tipo referencial.
2.3. Semiótica y filosofía del lenguaje
Debido a que los objetos matemáticos no se pueden aprehender directamente mediante
los sentidos, su estatus ontológico requiere el uso de signos, tales como símbolos y
diagramas. En consecuencia, la semiótica, entendida como el estudio sistemático de la
naturaleza, propiedades y tipos de signos, está recibiendo gran atención en la
investigación en educación matemática. “La semiótica ha sido una lente teórica fructífera
usada por los investigadores interesados por diversas cuestiones de educación matemática
en las décadas recientes” (Presmeg, 2014, p. 539).
En nuestro caso, nos hemos interesado particularmente por la teoría del lenguaje del
lingüista danés Hjelmslev (1943), al considerar que puede ser de utilidad para describir
la actividad matemática y los procesos cognitivos implicados, tanto en la producción,
como en la comunicación de los conocimientos matemáticos.
La descripción y análisis de los procesos de instrucción matemática requiere transcribir
en forma textual las manifestaciones lingüísticas de los sujetos participantes y los
acontecimientos que tienen lugar en la interacción didáctica. Para realizar su trabajo, el
investigador en didáctica dispone de los textos de planificación del proceso instruccional,
transcripciones del desarrollo de las clases, entrevistas y respuestas escritas a pruebas de
evaluación, etc. En definitiva, el análisis se aplicará fundamentalmente a textos que
registran la actividad matemática desarrollada por los sujetos participantes.
Partiendo del texto como dato, la teoría lingüística de Hjelmslev intenta mostrar el camino
que lleva a una descripción auto-consecuente y exhaustiva del mismo, por medio de su
análisis, cuyo principio básico es que
“tanto el objeto sometido a examen como sus partes tienen existencia sólo en
virtud de las dependencias mutuas; la totalidad del objeto sometido a examen sólo
puede definirse por la suma total de dichas dependencias. Así mismo, cada una de
las partes puede sólo definirse por las dependencias que le unen a otras
coordinadas, al conjunto, y a sus partes del grado próximo, y por la suma de las
dependencias que estas partes del grado próximo contraen entre sí” (Hjelmslev
1943, p. 23).
Una noción clave en la teoría del lenguaje de Hjelmslev es la de función, que se concibe
como la dependencia entre el texto y sus componentes y entre estos componentes entre
sí. A los terminales de una función los llama funtivos, esto es, cualquier objeto que tiene
función con otros. Esta noción de función está a medio camino entre el lógico-matemático
y el etimológico, más próximo en lo formal al primero, pero no idéntico a él.
“Así podemos decir que una entidad del texto tiene ciertas funciones, y con ello
pensar: primero, aproximándonos al significado lógico-matemático, que la
entidad tiene dependencias con otras entidades, de tal suerte que ciertas entidades
presuponen a otras; y segundo, aproximándonos al significado etimológico, que
la entidad funciona de un modo definido, cumple un papel definido, toma una
“posición” definida en la cadena” (Hjelmslev, 1943, p. 34).
La función de signo
Para Hjelmslev la lengua es un sistema de signos, y un signo (o expresión de signo) se
caracteriza primero y principalmente por ser signo de alguna otra cosa, por lo que se le
atribuye un carácter de función. “Un signo funciona, designa, denota; un signo, en
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contraposición a un no-signo, es el portador de una significación” (Hjelmslev, 1943, p.
43). “Toda entidad, y por tanto todo signo, se define con carácter relativo, no absoluto, y
sólo por el lugar que ocupa en el contexto” (Hjelmslev, 1943, p. 45).
Entre los posibles tipos de dependencias que se pueden identificar entre partes de un texto
destacan aquellas en que una parte designa o denota alguna otra; la primera (plano de
expresión) funciona o se pone en representación de la segunda (plano del contenido), esto
es, señala hacia un contenido que hay fuera de la expresión. Esta función es la que designa
Hjelmslev como función de signo y que Eco (1991, p. 83) presenta como función
semiótica2.
2.4. El pragmatismo y la semiótica de Peirce
Charles Sanders Peirce (1839-1914) escribió una gran cantidad de trabajos sobre temas
diversos relacionados con la filosofía, la matemática y la semiótica, entre otras
disciplinas, los cuales están recibiendo una atención especial en los últimos años en
diversos campos. En este apartado incluimos algunas ideas que consideramos de especial
interés, por ser empleadas como marco teórico en varias investigaciones en educación
matemática (Campos, 2010; Otte, 2006; Sáen-Ludlow y Kadunz, 2016).
Pragmatismo
El pragmatismo es una corriente filosófica que surgió a finales del siglo XIX en los
Estados Unidos. William James y Charles S. Peirce fueron los principales impulsores de
la doctrina, que se caracteriza por la búsqueda de las consecuencias prácticas del
pensamiento. El pragmatismo sitúa el criterio de verdad en la eficacia y valor del
pensamiento para la vida. Para esta corriente, la comprensión del uso práctico del
concepto resulta más importante que su definición conceptual. Para los pragmatistas, la
relevancia de los datos surge de la interacción entre los organismos inteligentes y el
ambiente, lo que lleva al rechazo de los significados invariables y de las verdades
absolutas: las ideas, para el pragmatismo, son sólo provisionales y pueden cambiar a partir
de investigaciones futuras. Al establecer el significado de las cosas a partir de sus
consecuencias, el pragmatismo suele ser asociado a la practicidad y a la utilidad según el
contexto.
La orientación del pragmatismo de Peirce (quien prefería denominar su posición como
‘pragmaticismo’ para evitar ciertas interpretaciones del pragmatismo) no fue la
investigación de qué significan los signos en el seno de la vida social, sino la manera en
que un individuo genérico utiliza los signos para formar nuevas ideas y nuevos conceptos
y para alcanzar la verdad. “Su teoría del pragmaticismo (es decir, la lógica de la
abducción) es la base de su semiótica. Por esta razón, la semiótica Peirceana se mueve
cerca de las esferas de la lógica, sin reducirse solamente a ésta” (Radford, 2006, p. 9).
En el trabajo titulado, How to make your ideas clear? defendió su idea pragmaticista de
cómo comprender los conceptos con claridad. La máxima pragmática es un enunciado de
lógica que propuso como recomendación normativa o principio regulativo sobre la
manera óptima de ‘lograr claridad en la aprehensión’. Peirce enunció la máxima
pragmática de diversas maneras a lo largo de los años. Una que nos parece más
comprensible es la siguiente:
2
Un signo está constituido siempre por uno (o más) elementos de un PLANO DE LA EXPRESIÓN
colocados convencionalmente en correlación con uno (o más) elementos de un PLANO DEL CONTENIDO
[…]. Una función semiótica se realiza cuando dos funtivos (expresión y contenido) entran en correlación
mutua. (Eco, 1991, pp. 83-84).
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“402. Parece, por lo tanto, que la regla para alcanzar el tercer grado de claridad en
la comprensión es la siguiente: considerar qué efectos, que naturalmente pueden
tener una motivación práctica, concebimos que tiene el objeto de nuestra
concepción. Entonces, nuestra concepción de dichos efectos es la totalidad de
nuestra concepción del objeto”. (Peirce, 1931-58, CP 5.402)
Según Burch (2014, p. 8) cuando Peirce sugiere que el significado completo de una clara
concepción consiste en el conjunto completo de sus efectos prácticos, tiene en mente que
una concepción significativa debe tener algún tipo de ‘valor experiencial efectivo’, debe,
de alguna manera, estar relacionado con algún tipo de colección de observaciones
empíricas posibles bajo condiciones especificables.
La noción de signo
El desarrollo de la teoría de los signos, o semiótica, fue fundamental en la vida intelectual
de Peirce pudiéndose distinguir, según Atkin (2010,) tres etapas desde 1860 a 1910, en
las que progresivamente la noción de signo y sus diferentes tipos se van enriqueciendo,
aunque la estructura básica de los signos y el proceso de significación se mantienen en
gran medida.
Para Peirce, el mundo de las apariencias está constituido enteramente de signos, que se
refieren a cualidades, relaciones, sucesos, estados, regularidades, hábitos, leyes, etc., que
tienen significados o interpretaciones. Un signo es uno de los términos de una tripleta de
términos que están indisolublemente conectados uno con otro por una relación triádica
esencial que Peirce llama la relación de signo. En la definición que dio Peirce de signo
en 1897: “algo que está en lugar de algo para alguien en algún sentido o capacidad” (CP
2.228) están explícitos los tres elementos básicos: signo, objeto, interpretante.
El signo, en sí mismo, (también llamado representamen) es el término que usualmente se
dice que representa o significa algo. El objeto es lo que ordinariamente se entiende como
la cosa significada o representada por el signo, aquello para lo que el signo es signo de.
El interpretante3 viene a ser la comprensión que alcanzamos de alguna relación entre el
signo y el objeto, como la traducción o desarrollo del signo original (Atkin, 2010, p. 4).
En virtud de la definición de Peirce de la relación de signo, el interpretante debe ser él
mismo un signo, y un signo además del mismo objeto que es (o fue) representado por el
signo (original). Es decir, el interpretante es un segundo significante del objeto, solo que
uno que ahora tiene abiertamente un estatus mental. Pero este segundo signo debe él
mismo tener un interpretante, que a su vez es un nuevo, tercer signo del objeto original,
y de nuevo es uno con un estatus abiertamente mental. Y así sucesivamente. De esta
manera, si hay un signo de cualquier objeto, entonces hay una secuencia de signos del
mismo objeto. Por tanto, para cualquier cosa del mundo de las apariencias, puesto que es
un signo, comienza una secuencia infinita de interpretantes mentales de un objeto.
La máxima pragmática de Peirce es interpretada y adoptada por la EOS (Sección 3)
cuando este marco propone concebir el significado de un concepto matemático en
términos de los sistemas de prácticas operativas y discursivas realizadas por una persona
(o institución) para responder a un tipo de situaciones-problema. El EOS también
3
Sáenz-Ludlow y Kadunz (2016, p. 3) representan el signo triádico con la palabra SIGNO (en mayúscula),
para distinguirla del componente representamen o signo-vehículo. Indican que comprender el proceso de
construcción de significado supone comprender el papel activo de la Persona interpretante en la
reconstrucción del Objeto real de un SIGNO a partir de las claves e indicaciones aportadas por los signo-
vehículos los cuales solo indican ciertos aspectos del Objeto real.
8
interpreta la noción de función semiótica tomada de Hjelmslev, y articula esta idea con la
tríada semiótica de Peirce y el proceso de semiosis ilimitada.
2.5. Juegos de lenguaje y formas de vida. El lenguaje como herramienta
La concepción realista del significado de las palabras se basa en tratar cada palabra
significante como un nombre, idea que informa de la mayor parte de la reflexión sobre la
filosofía de las matemáticas y de la psicología. Las expresiones matemáticas tales como
'0', '-2'; √−1; 'alef subcero', o incluso '+', 'x4', 'ex', se toman como nombres de entidades,
y la cuestión, ¿qué significan?, se reduce a, ¿en lugar de qué están? (Baker y Hacker,
1985).
Por otra parte, Wittgenstein (1953; 1976) argumentó que deberíamos considerar las
palabras como herramientas y clarificar sus usos en nuestros juegos de lenguaje. Por
ejemplo, las palabras numéricas son instrumentos para contar, ordenar y medir, y los
fundamentos de la aritmética elemental, esto es, el dominio de la serie de números
naturales, se basa en el entrenamiento en el conteo.
Las nociones de “juego de lenguaje” y “formas de vida” son conceptos principales en la
filosofía de Wittgenstein. Dado que el significado de las palabras se concibe como el uso
que se hace de ellas en diversos contextos el sentido de “juego de lenguaje” hay que
buscarlo mediante el uso que hace Wittgenstein de dicha expresión. Así, por ejemplo, la
interacción comunicativa que se establece entre un maestro albañil A que pide materiales
a su ayudante B se considera como un juego de lenguaje. Los procesos comunicativos
mediante los que los niños aprenden su lengua materna son otro ejemplo. En el epígrafe
23 de las Investigaciones Filosóficas, Wittgenstein desarrolla esta idea con nuevos
ejemplos:
23. … La expresión «juego de lenguaje» debe poner de relieve aquí que hablar el
lenguaje forma parte de una actividad o de una forma de vida. Ten a la vista la
multiplicidad de juegos de lenguaje en estos ejemplos y en otros:
Dar órdenes y actuar siguiendo órdenes — Describir un objeto por su apariencia
o por sus medidas— Fabricar un objeto de acuerdo con una descripción (dibujo)—
Relatar un suceso — Hacer conjeturas sobre el suceso — Formar y comprobar
una hipótesis — Presentar los resultados de un experimento mediante tablas y
diagramas— Inventar una historia; y leerla— Actuar en teatro— Cantar a coro—
Adivinar acertijos— Hacer un chiste; contarlo— Resolver un problema de
aritmética aplicada— Traducir de un lenguaje a otro— Suplicar, agradecer,
maldecir, saludar, rezar.
Como explica Marrades (2014), la expresión forma de vida aparece siempre en conexión
con el lenguaje y, más concretamente, con juegos de lenguaje particulares; además, en la
mayoría de los ejemplos, la noción de forma de vida se caracteriza como un modo de
actuar que está en la base del uso del lenguaje. Según este autor, el recurso a dicha noción
se produce en un ámbito de problemas que conciernen a las condiciones conceptuales de
la comprensión del lenguaje. Comprender el sentido de una expresión exige, no sólo
apelar a las reglas que rigen su uso, sino también ver dicho uso por referencia a una
estructura existencial más amplia, de la cual forma parte el juego de lenguaje:
9
Las formas de vida son siempre formas sociales de vida, prácticas sociales”
(Marrades, 2014, p.146).
En el marco del EOS (Godino y Batanero, 1994; Godino, et al., 2007; Godino, et al.,
2019) la noción de significado y su relación con las nociones de práctica y objeto
desempeña un papel central. Una práctica es "cualquier acción o manifestación
(lingüística o de otro tipo) realizada por alguien para resolver problemas matemáticos,
para comunicar la solución a otras personas, con el fin de validar y generalizar esa
solución a otros contextos y problemas" (Godino y Batanero, 1998, p. 182).
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en prácticas operativas. Con las palabras y símbolos se opera, calcula, de manera que se
producen nuevos objetos. Por ejemplo, con los símbolos numéricos 2, 3 y la palabra
"suma", siguiendo ciertas reglas acordadas, se produce el resultado 5, así como un nuevo
objeto matemático, la proposición de que 2 + 3 es igual a 5, que se acepta como verdadera
cuando se deduce de las reglas acordadas.
Surge, por tanto, la cuestión ¿qué papel, además del representacional, desempeña esta
palabra, símbolo o expresión en esta práctica operativa? Este es un problema central que
tiene que ser abordado por una teoría holística sobre el significado, que tenga en cuenta
tanto el uso referencial como el operacional, dar respuesta al significado de expresiones
que refieren a conceptos (objetos ideales, abstractos), a cualquier otro tipo de objeto, o no
refieren a ningún objeto.
En esta sección trataremos de explicar el uso del significado en el EOS, y su relación con
las nociones de práctica y objeto matemático. Contextualizamos la explicación con el
ejemplo de una posible demostración de la proposición aritmética elemental 2+3=5
incluida en la Figura 1. Aceptamos que las prácticas 1) a 7) son realizadas por un sujeto
epistémico que comparte el juego de lenguaje y la forma de vida de las personas que
conocen y son competentes en la axiomática de Peano.
Proposición: 2+3=5
Demostración:
1) Los símbolos, 2, 3 y 5 representan números naturales.
2) Los números naturales son un conjunto de símbolos que satisface los axiomas de
Peano, en particular, hay un primer elemento, 1, y está definida una función
siguiente (sucesor), 𝑠: ℕ → ℕ, inyectiva. En dicho conjunto se define la suma, +,
de manera recursiva como: 𝑛 + 1 = 𝑠(𝑛) ; 𝑛 + 𝑠(𝑚) = 𝑠(𝑛 + 𝑚).
3) En la secuencia, 2 es el sucesor de 1, 2 = 𝑠(1) = 1 + 1, 3 es el sucesor de 2, 3 =
𝑠(2) = 2 + 1, y 5 es el sucesor de 4 que es el siguiente de 3, 5 = 𝑠(4) = 𝑠(𝑠(3)).
4) El signo = indica la equivalencia de dos expresiones.
5) La expresión 2+3 representa la suma de los números naturales 2 y 3.
6) Teniendo en cuenta la definición de la suma de números naturales y de sucesor
2 + 3 = 2 + 𝑠(2) = 𝑠(2 + 2) = 𝑠(2 + 𝑠(1)) = 𝑠(𝑠(2 + 1)) = 𝑠(𝑠(3)) =
𝑠(4) = 5.
7) Por tanto, las expresiones 2+3 y 5 son equivalentes.
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es necesario explicitar qué se entiende por número natural, en particular qué son los
conceptos de 2, 3, 5, suma e igualdad, o lo que es equivalente qué significado se debe
atribuir a estos conceptos.
Para no caer en la trampa idealista del platonismo de la que advierte Wittgenstein, en el
EOS, al hablar de conceptos y significado de conceptos se asume una interpretación
pragmatista de tales entidades. Con dicha finalidad, Godino y Batanero (1994, p. 341)
introdujeron las siguientes definiciones de significado:
DEFINICION 8: Significado de un objeto institucional OI:
Es el sistema de prácticas institucionales asociadas al campo de problemas de las que
emerge OI en un momento dado.
DEFINICION 9: Significado de un objeto personal Op:
Es el sistema de prácticas personales de una persona p para resolver el campo de
problemas del que emerge el objeto Op en un momento dado.
El ejemplo de la proposición 2 + 3 = 5 ayuda a aclarar el alcance de las definiciones 8 y
9 y, por tanto, de los supuestos pragmáticos del EOS. El enunciado O: 2 + 3 = 5 es un
objeto matemático proposicional que requiere una justificación dentro del juego del
lenguaje específico de la axiomática de Peano. Ante la situación-problema consistente en
demostrar O, el sujeto epistémico/institucional que resuelve el problema responde ¿qué
significa O? En el EOS, el significado pragmático de O es el sistema de prácticas 1) a 7).
El problema puede plantearse a un estudiante, que seguramente dará una respuesta
diferente. En cualquier caso, el significado pragmático de O para el estudiante será el
sistema de prácticas operativas y discursivas que realiza para probar la veracidad de la
proposición.
Las prácticas 1) a 7) (Figura 1) constituyen conjuntamente la argumentación que justifica
la proposición 2+3=5, en la cual además de entidades lingüísticas y conceptuales
interviene una entidad procedimental: la técnica de aplicar recursivamente la definición
de suma de números naturales. Mediante las prácticas discursivas y operativas se evocan
las reglas que fijan el significado de los conceptos y procedimientos, concluyendo con la
práctica discursiva – normativa 7): Por tanto, las expresiones 2+3 y 5 son equivalentes.
En la actividad matemática los conceptos, proposiciones y procedimientos pueden
participar como entidades unitarias, que son descritas mediante una definición o un
enunciado que fija la regla de uso de tal objeto: por ejemplo, la definición de número
natural dada en la práctica 2) de la demostración (Figura 1). Pero sabemos que es posible
encontrar otras definiciones de número natural usando diferentes sistemas axiomáticos, o
dependiendo de diferentes contextos o marcos institucionales en que se usan los números.
Cada una de tales definiciones pone en juego diferentes prácticas operativas y discursivas
involucrando además otros objetos, y por tanto implican un significado pragmático
diferente.
En la ontología del EOS, el término "objeto" se utiliza en un sentido amplio para referirse
a cualquier entidad que intervenga de algún modo en la práctica matemática y que pueda
identificarse como una unidad. El uso de objeto es metafórico, ya que un concepto
matemático, suele concebirse como una entidad ideal o abstracta, y no como algo
tangible, como una piedra, un dibujo o un manipulativo. Esta idea general de objeto,
coherente con la propuesta del interaccionismo simbólico (Blumer, 1969; Cobb y
Bauersfeld, 1995), resulta útil a la hora de considerar una tipología de objetos
matemáticos, al tener en cuenta sus diferentes roles y naturaleza en la actividad
matemática.
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Los símbolos, las representaciones materiales externas y los manipulativos, intervienen
en la actividad matemática escolar y profesional y, en consecuencia, se consideran objetos
matemáticos, porque intervienen en las prácticas matemáticas. Los conceptos de número,
fracción, derivada, etc., son objetos matemáticos de naturaleza y función diferentes a las
representaciones ostensivas; son objetos no ostensivos, mentales (cuando intervienen en
las prácticas personales, o individuales), o institucionales (cuando intervienen en las
prácticas socioculturales compartidas). En ambos casos, son objetos que regulan la
actividad matemática, mientras que sus representaciones ostensivas apoyan o facilitan la
realización de dicha actividad.
Cada tipo de objeto puede ser considerado desde diferentes puntos de vista duales, como
se indica en la Figura 2. En particular, un objeto puede ser considerado desde un punto
de vista personal (sujeto individual) o institucional (social, compartido), teniendo así, una
doble naturaleza, mental/cognitiva, y cultural/epistémica. La dualidad personal-
institucional se aplica a las prácticas, los objetos y los significados, lo que nos permite
describir los procesos de semiosis (dualidad expresión-contenido) desde el punto de vista
cognitivo y cultural.
4
En Godino, Font, Wilhelmi y Lurduy (2011) se describen diversos significados de los números naturales
desde el punto de vista institucional. Batanero (2005) identifica diversos significados de la probabilidad.
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sobre las prácticas que realizan sujetos individuales ante problemas que involucran un
determinado objeto (números, probabilidad, etc.) se pueden identificar diversos
significados personales sobre el mismo.
3.2. Uso e intencionalidad de las prácticas
En las teorías operacionales del significado las palabras, símbolos o expresiones no tienen
por qué referir o estar en lugar de otras cosas sino que se usan para hacer algo con ellas.
Por ejemplo, los numerales son instrumentos para contar, ordenar y medir, y los
enunciados sobre números tienen el papel de reglas para el uso de tales palabras. Según
esto, 2+3=5 no es una propiedad que establece una relación entre entidades conceptuales,
como podría ocurrir con la expresión “los leones son carnívoros”, sino que es una regla
sobre cómo se deben usar los símbolos 2, 3, 5, +, =, esto es, siempre que se tenga la
expresión 2+3 se puede sustituir por 5, y viceversa.
La justificación de las proposiciones matemáticas se hace mediante una secuencia de
prácticas operativas y discursivas (como las mostradas en la Figura 4) que tienen una
intencionalidad determinada. Cada práctica elemental que se realiza para resolver un
problema, que puede ser intramatemático, como la demostración de que 2+3=5, o
involucrar un contexto extra matemático, desempeña un papel en el proceso resolutivo.
La Tabla 1 resume el uso o significado operacional/ pragmatista de las prácticas
requeridas en la demostración de la proposición 2+3=5 (Figura 1).
Tabla 1. Uso e intencionalidad de las prácticas para demostrar 2+3=5
Secuencia de prácticas elementales Uso / intencionalidad
1) Los símbolos, 2, 3 y 5 representan números Atribuir significado a los símbolos 2, 3, 5
naturales. como números naturales
2) Los números naturales son un conjunto de símbolos Evocar las reglas que definen los números
que satisface los axiomas de Peano, en particular, naturales y su suma en el marco de una teoría
hay un primer elemento, 1, y está definida una axiomática específica.
función siguiente (sucesor), 𝑠: ℕ → ℕ, inyectiva.
En dicho conjunto se define la suma, +, de manera
recursiva como: 𝑛 + 1 = 𝑠(𝑛) ; 𝑛 + 𝑠(𝑚) =
𝑠(𝑛 + 𝑚).
3) En la secuencia, 2 es el sucesor de 1, 2 = 𝑠(1) = Interpretar el significado de los símbolos
1 + 1, 3 es el sucesor de 2, 3 = 𝑠(2) = 2 + 1, y 5 2,3,5 en la teoría axiomática de Peano de los
es el sucesor de 4 que es el siguiente de 3, 5 = números naturales.
𝑠(4) = 𝑠(𝑠(3)).
4) El signo = se usa para indicar la equivalencia de dos Evocar el significado de la igualdad de
expresiones. números naturales como equivalencia de dos
expresiones.
5) La expresión 2+3 representa la suma de los Interpretar el significado de + como suma de
números naturales 2 y 3. números naturales.
6) Teniendo en cuenta la definición de suma de Aplicar las reglas que definen la función
números naturales y de sucesor 2 + 3 = 2 + siguiente (sucesor) y suma de números
𝑠(2) = 𝑠(2 + 2) = 𝑠(2 + 𝑠(1)) = 𝑠(𝑠(2 + 1)) = naturales.
𝑠(𝑠(3)) = 𝑠(4) = 5
7) Por tanto, las expresiones 2+3 y 5 son equivalentes. Fijar la nueva regla de uso de los símbolos
numéricos (declarar la verdad de la
proposición).
14
(tomándolo de Hjelmslev, 1943 y Eco, 1991). La función semiótica se entiende como la
correspondencia entre un objeto antecedente (expresión/ significante) y otro consecuente
(contenido/ significado) establecida por un sujeto (persona o institución) según un criterio
o regla de correspondencia. Con esta noción se pretende incluir cualquier uso que se dé
al significado: el significado es el contenido de una función semiótica.
Cada una de las prácticas elementales que componen el texto de la demostración de la
proposición 2+3=5 (Figura 4) tiene una función o rol en el proceso argumentativo por lo
que se puede asignar dicho papel como el significado operacional de las prácticas (Tabla
1). Pero en la realización de cada práctica, y en la conjunción de todas o una parte de
ellas, interviene una trama de objetos (Tabla 2) cuya identificación es necesaria para
comprender y gestionar los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Tabla 2. Objetos que intervienen en las prácticas para demostrar 2+3=5
Secuencia de prácticas elementales Objetos intervinientes
1) Los símbolos, 2, 3 y 5 representan números Lenguajes: simbólico; natural.
naturales. Conceptos: números naturales.
2) Los números naturales son un conjunto de Lenguaje: natural, simbólico.
símbolos que satisface los axiomas de Conceptos: número natural; conjunto de símbolos;
Peano, en particular, hay un primer función siguiente inyectiva, primer elemento;
elemento, 1, y está definida una función sucesor, suma.
siguiente (sucesor), 𝑠: ℕ → ℕ, inyectiva. En Proposiciones: axiomas de Peano.
dicho conjunto se define la suma, +, de
manera recursiva como: 𝑛 + 1 = 𝑠(𝑛) ; 𝑛 +
𝑠(𝑚) = 𝑠(𝑛 + 𝑚).
3) En la secuencia, 2 es el sucesor de 1, 2 = Lenguajes: natural; simbólico.
𝑠(1) = 1 + 1, 3 es el sucesor de 2, 3 = Conceptos: secuencia; sucesor, suma.
𝑠(2) = 2 + 1, y 5 es el sucesor de 4 que es Proposición: 2 es el sucesor de 1, 3 es el sucesor de
el siguiente de 3, 5 = 𝑠(4) = 𝑠(𝑠(3)). 2 y 5 es el sucesor del sucesor de 3.
Argumentos: convención basada en las propiedades
de la función siguiente.
4) El signo = se usa para indicar la equivalencia Lenguajes: simbólico; natural.
de dos expresiones. Conceptos: equivalencia de expresiones; igualdad.
5) La expresión 2+3 significa avanzar tres Lenguajes: natural y simbólico.
posiciones desde la posición 2. Conceptos: suma de números naturales.
6) Teniendo en cuenta la definición de suma Lenguajes: natural y simbólico.
de números naturales y de sucesor 2 + 3 = Proposición: 2+3= 5.
2 + 𝑠(2) = 𝑠(2 + 2) = 𝑠(2 + 𝑠(1)) = Procedimiento: operaciones de suma y sucesor.
𝑠(𝑠(2 + 1)) = 𝑠(𝑠(3)) = 𝑠(4) = 5 Argumento: deductivo, basado en la definición de
suma de números naturales y de la función siguiente.
7) Por tanto, las expresiones 2+3 y 5 son Lenguajes: natural y simbólico
equivalentes. Proposición: enunciado de la práctica 7).
Argumento: secuencia deductiva de prácticas 1) a 6)
La función semiótica se puede ver como una interpretación del signo Peirceano.
“Una representación es aquel carácter de una cosa en virtud de la cual, para la
producción de un cierto efecto mental, se puede poner en lugar de otra cosa. La
cosa que tiene ese carácter la llamo un representamen, el efecto mental, o
pensamiento, su interpretante, la cosa en cuyo lugar se pone, su objeto” (Peirce,
1931-58, CP 1.564).
En el EOS, el interpretante Peirceano se concibe como la regla (hábito, norma) de
correspondencia entre el representamen y el objeto, establecida por una persona, o en el
seno de una institución, en el correspondiente acto interpretativo (significados personales
o institucionales). Cuando, por ejemplo, en la práctica 1) se afirma que 2 refiere al
“concepto de número natural dos” (Figura 4), estamos siguiendo un convenio (hábito,
15
regla) que se aprende en la comunidad de prácticas matemáticas escolares. Esto es, entre
el signo 2 y el concepto dos hay un interpretante que no es otra cosa que un convenio
cultural seguido por el sujeto que hace la interpretación.
Además, en el EOS se asume que toda entidad que participa en un proceso de semiosis,
interpretación, o juego de lenguaje, es objeto, pudiendo desempeñar el papel de expresión
(significante), contenido (significado) o interpretante (regla que relaciona expresión y
contenido). Los propios sistemas de prácticas operativas y discursivas son objetos y
pueden ser componentes de la función semiótica. De este modo se modeliza cualquier uso
que se pueda dar a la palabra significado.
Es decir, la semiótica pragmatista/antropológica asumida por el EOS asume que los
objetos que se ponen en correspondencia en las funciones semióticas (funtivos) no son
solamente objetos lingüísticos ostensivos (palabras, símbolos, expresiones, diagramas
etc.), sino que los conceptos, proposiciones, procedimientos, argumentos, incluso las
situaciones-problemas, pueden ser también antecedentes de las funciones semióticas.
Tiene sentido y es necesario, preguntarse tanto por el significado del concepto de número,
como por el significado de las proposiciones, procedimientos, argumentos, situaciones y
representaciones que intervienen en las prácticas numéricas. Los funtivos en la función
semiótica también pueden ser entidades unitarias o sistémicas, particulares o generales,
materiales o inmateriales, personales o institucionales. Se genera de este modo una
variedad de tipos de significados que orienta y apoya la realización de análisis
ontosemióticos de la actividad matemática a nivel macro y micro, tanto desde el punto de
vista epistémico (institucional) como cognitivo (personal) (Font, Godino y Gallardo,
2013).
3.4. Relatividad de las prácticas, objetos y significados
En el EOS se asume que las prácticas matemáticas se realizan en un trasfondo ecológico
(material, biológico y social), lo que determina una relatividad institucional, personal y
contextual de las prácticas, objetos y significados, esto es, se asume una relatividad
respecto de los juegos de lenguaje y formas de vida (Wittgenstein, 1953). Se asume, por
tanto una perspectiva sociocultural sobre la semiosis en la que se enfatiza la dimensión
social, cultural, e histórica de los signos. “En estas perspectivas los signos son entendidos
no como artefactos a los cuales recurren los individuos para representar o presentar el
conocimiento, sino como artefactos de comunicación y significación” (Presmeg, et al,
2018, p. 4)
En el ejemplo descrito anteriormente (Figura 1), el contexto de la aritmética modular
cambia el significado de 2+3, como también es diferente el significado del concepto de
número natural si se cambia la axiomática, o se adopta la construcción conjuntista de los
números. El significado de los números es diferente en las distintas comunidades de
prácticas formadas por grupos culturales diversos o en distintos momentos históricos.
En consecuencia, un objetivo del análisis didáctico-matemático debe ser caracterizar los
diversos significados de los objetos y sus interrelaciones, construyendo de esa manera un
significado global que sirva de referencia para el análisis de los procesos de instrucción
matemática. Este sería un primer nivel de análisis ontosemiótico de la actividad
matemática mediante el cual se toma conciencia de la pluralidad y relatividad de los
significados de los objetos matemáticos. En este primer nivel se trata de identificar,
clasificar y describir los tipos de situaciones-problemas en los que el objeto en cuestión
interviene, así como las prácticas matemáticas (operativas y discursivas) mediante las
cuales se da respuesta a dichos problemas.
16
El contexto social, material y biológico (trasfondo ecológico), que sustenta y condiciona
la actividad matemática, implica la relatividad de las prácticas, los objetos y significados.
Tanto las prácticas como los objetos se pueden contemplar desde distintas polaridades
(operativas-discursivas; unitarios-sistémicos, etc.). Además, tales prácticas son relativas
a los diferentes marcos institucionales y contextos de uso del objeto.
Para la educación en general y para la educación matemática en particular, es necesaria
una teoría holística del significado que incluya la dualidad personal-institucional para los
significados. Se requiere tanto una semiótica cognitiva como una semiótica
epistémica/cultural: los significados se establecen entre personas individuales, en
prácticas discursivas y operativas; pero también entre una persona y el conocimiento
cultural cuyo aprendizaje se pretende. En la cultura matemática los términos, símbolos,
conceptos, etc., tienen un significado cristalizado, socialmente compartido, formado en
un proceso histórico-cultural, que es el resultado de múltiples prácticas discursivas y
operativas entre sujetos individuales, mediadas por el uso de diferentes lenguajes y
artefactos. Este enfoque es coherente con la semiótica cultural propuesta por Radford
(2006) para el significado de los conceptos matemáticos: "los objetos matemáticos son
formas conceptuales de actividad histórica, social y culturalmente encarnada, reflexiva y
mediada" (Radford, 2006, p. 59).
Desde el punto de vista de la educación, los significados no deben reducirse a objetos
mentales, ni a objetos culturales; es necesario atribuirles una doble naturaleza personal e
institucional, para dar cuenta de la relación dialéctica que se establece entre ellos en los
procesos de enseñanza y aprendizaje.
4.5. Algunos ejemplos
17
Figura 3. Pluralidad de significados del número natural (Godino et al., 2011, p. 252)
La identificación de los distintos significados parciales de un objeto matemático y su
articulación debe ser, por tanto, una fase del análisis ontosemiótico de la actividad
matemática. Este análisis ayuda a formular hipótesis sobre los puntos críticos de la
interacción entre los distintos agentes en los que puede haber vacíos de significado o
disparidad de interpretaciones que requieren procesos de negociación de significados y
cambios en el proceso de instrucción.
Batanero y Díaz (2007) aplican las nociones teóricas del EOS para analizar el surgimiento
histórico de la probabilidad y sus diferentes significados actuales (intuitivo, clásico,
frecuencial, de propensión, lógico, subjetivo y axiomático). Además, describen la
actividad matemática como una cadena de funciones semióticas y utilizan la idea de
conflicto semiótico para dar una explicación alternativa a algunos errores probabilísticos
generalizados.
Font y Contreras (2008) aplican la noción de función semiótica y la ontología matemática
del EOS para analizar los procesos de generalización y particularización en la enseñanza
y aprendizaje de las matemáticas. Utilizando el análisis de la definición de derivada de
una función en un libro de texto de secundaria como contexto de reflexión estos autores
abordan los siguientes problemas:
La delimitación de los procesos de particularización y generalización con respecto
a los procesos de materialización e idealización;
La elaboración de una tipología de procesos de generalización;
El papel que juega el elemento genérico en la relación particular-general;
La relación de los procesos de generalización con otros procesos matemáticos.
Montiel, Wilhelmi, Vidakovic y Elstak (2009) aplican el EOS para analizar la noción
matemática de diferentes sistemas de coordenadas, así como algunas situaciones y
acciones de estudiantes universitarios relacionadas con estos sistemas de coordenadas en
el contexto del cálculo multivariante. Los autores identifican los objetos que emergen de
18
la actividad matemática y hacen un primer intento de describir una red epistémica para
esta actividad. En otro trabajo, Montiel, Wilhelmi, Vidakovic y Elstak (2012) abordan
diferentes sistemas de coordenadas a través del proceso de cambio de base, tal y como se
desarrolla en el contexto del álgebra lineal, así como la relación de semejanza entre las
matrices que representan una misma transformación lineal respecto a diferentes bases.
19
sabe que no tiene referente, ya que para cada serie convergente, se puede encontrar otra
serie que converge pero más lentamente. Al captar un sentido, no se está seguro de que
haya un referente” (Frege, 1892 p. 87).
Frege considera que hay que distinguir entre la referencia y el sentido de un signo respecto
de la representación que se asocia a los mismos; la representación es algo interno a cada
sujeto. Si la referencia de un signo es un objeto perceptible, entonces la representación
que alguien tiene de él es una imagen originada a partir de recuerdos de impresiones
sensoriales que ha tenido y de actividades, tanto internas como externas, que ha
ejercitado. No siempre, ni siquiera en la misma persona, la misma representación está
ligada con el mismo sentido. La representación es subjetiva: la representación de uno no
es la del otro.
“El sentido de una expresión se supone que consiste en la manera en que
determinamos su referencia: pero ocurre que, con frecuencia, no hay una única
manera de determinar la referencia de una expresión, sino que diferentes personas
pueden determinarla de diferentes modos, e incluso que lo que se toma en una
ocasión como un modo aceptable de determinarlo puede después ser abandonado
al no coincidir con los otros. Si es así, entonces lo que es objetivo sobre el empleo
de una expresión, lo que es compartido por todos los hablantes de la lengua, es
después de todo su referencia” (Dummett, 1973, p. 102).
Inicialmente, la teoría del sentido y la referencia fue desarrollada para el caso de los
nombres propios: “La referencia de un nombre propio es el objeto mismo que designamos
por medio de él; la representación que tenemos en este caso es completamente subjetiva;
entre ambos está el sentido, que ciertamente ya no es subjetivo como la representación,
pero que tampoco es el objeto mismo” (Frege, 1892, p. 213).
Seguidamente Frege amplía la teoría del sentido y referencia para las oraciones
asertóricas, enunciados que afirman como verdadero o falso un juicio, y para los nombres
comunes o conceptos. “Toda oración asertórica, en la que importe la referencia de sus
palabras, ha de concebirse por lo tanto como un nombre propio, y su referencia, en el caso
de que la tenga, es lo verdadero o lo falso” (Frege, 1892, p. 216).
Frege distingue entre objeto y concepto. La noción de concepto en lógica, que es el punto
de vista que interesa a Frege, está estrechamente relacionado con la de función, para la
que propone la definición, “por función de x se ha de entender una expresión de cálculo
que contenga x, una fórmula que encierra la letra x” (Frege, 1891, p. 138). Y para la
noción de concepto afirma: “un concepto es una función cuyo valor es siempre un valor
de verdad” (Frege, 1891, p. 146); los valores que se dan al argumento de la función son
los objetos que caen bajo el concepto. En lógica, “podemos designar como extensión de
un concepto al recorrido de una función cuyo valor para todo argumento es un valor de
verdad” (Frege, 1891, p. 146).
Sobre la noción de objeto Frege afirma: “objeto es todo lo que no es función, cuya
expresión no conlleva, por lo tanto, un lugar vacío” (Frege, 1891, p. 147). Los recorridos
de funciones son objetos, mientras que las funciones mismas no lo son. Así mismo, las
extensiones de conceptos son también objetos, aunque los conceptos mismos no lo son.
El modelo lógico-semántico de Frege distingue si un signo se refiere a un objeto o a un
concepto, bajo una determinada modalidad o significado (signo, sentido, referencia). Se
trata de un primer paso para aceptar que un concepto admite una pluralidad de posibles
interpretaciones, usos o significados parciales. Sólo hay un objeto/concepto, pero este
20
objeto puede ser visto desde diferentes perspectivas: por ejemplo, el baricentro puede
estar vinculado a las medianas a, b de un triángulo o a b y c.
Aunque la filosofía de las matemáticas de Frege es indudablemente realista -platonista-
al asumir que un objeto matemático tiene una existencia propia e independiente, su teoría
del sentido y la referencia de los signos, palabras y expresiones, abre una ventana al
relativismo de las posiciones psicológicas y antropológicas. Una palabra designa o se
refiere a un objeto o a un concepto, pero siempre va acompañada de un pensamiento, de
un sentido o de una forma específica de ver el objeto o el concepto en el contexto en el
que se produce la comunicación. Estos sentidos se consideran de forma intersubjetiva y,
en consecuencia, se puede plantear el problema de identificar y caracterizar el posible
universo de sentidos atribuibles al objeto.
4.2. La tripleta conceptual de Vergnaud
Vergnaud (1982) considera que es un desafío científico promover el estudio del
aprendizaje y la enseñanza de las matemáticas como un campo propio bien definido, no
reducible a las matemáticas, psicología, lingüística, sociología u otras ciencias. Esto
requiere el análisis de los diferentes contenidos matemáticos, en su especificidad, y el
estudio empírico de su enseñanza y aprendizaje, de manera que se tenga en cuenta tanto
el crecimiento del conocimiento a largo plazo en los niños y adolescentes, como el cambio
de concepciones a corto plazo ante las nuevas situaciones que se encuentren. Con dicho
fin ha elaborado la teoría de los campos conceptuales en la que propone una definición
de concepto útil para abordar el estudio del desarrollo evolutivo del conocimiento
matemático. "Por lo tanto, desde el punto de vista del desarrollo, un concepto es en
conjunto: un conjunto de situaciones, un conjunto de invariantes operatorios (contenidos
en esquemas), y un conjunto de representaciones lingüísticas y simbólicas" (Vergnaud,
2009, p.94).
Considera que un concepto no puede ser reducido a su definición, al menos si se está
interesado en su aprendizaje y enseñanza (Vergnaud, 1990, p.133). A través de las
situaciones y de los problemas que se resuelven es como un concepto adquiere sentido
para el niño. El estudio que hace Vergnaud del desarrollo y el funcionamiento de un
concepto, en el curso del aprendizaje o durante su utilización, le lleva a considerar
necesario distinguir tres planos o componentes, la tripleta (S, I, G), como constituyentes
de un concepto C, donde,
S: conjunto de situaciones que dan sentido al concepto (la referencia).
I: conjunto de invariantes sobre los cuales reposa la operacionalidad de los
esquemas (el significado)
G: conjunto de las formas lingüísticas y no lingüísticas que permiten representar
simbólicamente el concepto, sus propiedades, las situaciones y los procedimientos
de tratamiento (el significante).
No hay en general biyección entre significante y significado, ni entre invariante y
situación. No se puede por tanto reducir el significado ni al significante, ni a la situación.
La noción de sentido es entendida como una relación del sujeto a las situaciones y al
significante. “Más precisamente, son los esquemas evocados en el sujeto individual por
una situación o por un significante lo que constituye el sentido de esta situación o de este
significante para este sujeto” (Vergnaud, 1990, p. 158). Por ejemplo, el sentido de la
adición para un sujeto es el conjunto de esquemas que puede poner en obra para tratar las
situaciones a las cuales el sujeto llega a estar confrontado, y que implican la idea de
21
adición; es también el conjunto de esquemas que puede poner en juego para operar sobre
los símbolos (numéricos, algebraicos, gráficos o lingüísticos) que representa la adición.
Vergnaud (1982; 1990) va un paso más allá que Frege en la problematización del
concepto matemático al abordar el problema del aprendizaje y la enseñanza: el concepto
mismo es una entidad compleja y sistémica formada por la interacción entre tres tipos de
objetos: los sistemas de representación, las situaciones problemáticas y las invariantes
operatorios.
4.3. El triángulo epistemológico
Steinbring (1997; 2006) hace una interpretación del triángulo de Frege y del propuesto
por Ogden y Richards (1923), adoptando una perspectiva epistemológica que ayude a
comprender los procesos de interpretación, comunicación y construcción de significados
que tienen lugar en la clase de matemáticas.
El triángulo epistemológico que propone incluye los tres elementos (Figura 4): el signo o
símbolo, el objeto o contexto de referencia, el concepto, entendido este último como
concepto matemático ideal o abstracto.
22
Figura 5. Triángulo epistemológico aplicado al concepto de probabilidad (Steinbring,
1997, p. 53)
Se puede observar que dentro de la categoría de signo/símbolo se incluyen expresiones
diversas (número fraccionario, frecuencia relativa, axiomas). Dentro de la categoría de
objetos/contexto de referencia se incluyen situaciones problemáticas donde se aplica la
probabilidad, como la determinación de si un dado es o no sesgado (ideal), la recopilación
de colecciones de datos estadísticos para determinar la probabilidad, y el cálculo de
probabilidades en configuraciones de sucesos independientes. Dentro de la categoría
concepto, incluye diversos significados o sentidos del concepto de probabilidad:
probabilidad clásica, probabilidad en sentido frecuencial y probabilidad axiomática.
Es decir, aunque no se menciona de manera explícita se está asumiendo que el concepto
de probabilidad tiene diferentes significados, dependiendo de los tipos de contextos o
situaciones-problemas donde interviene y que tales situaciones y significados involucran
diferentes sistemas de representación, aunque la referencia a los axiomas es muy vaga.
Posiblemente quiera decir, la expresión simbólica de los axiomas, puesto que los axiomas
en sí mismos no son representaciones sino propiedades de la probabilidad que la ligan
con otros objetos matemáticos, como la unión o intersección de sucesos.
23
5. CONCORDANCIAS Y COMPLEMENTARIEDADES ENTRE TEORÍAS
SEMIÓTICAS
La cuestión del uso de los términos significado y sentido por parte de los distintos autores
y disciplinas está ligada a la noción de objeto y, en el caso de las matemáticas, a la
naturaleza de los objetos abstractos. Por lo tanto, la semiótica está esencialmente ligada
a la ontología, a los distintos tipos de objetos a los que se refieren los signos y a las
diversas modalidades en las que los objetos pueden participar en la comunicación y la
interpretación. Las respuestas a la cuestión del significado de Frege, Vergnaud y
Steinbring difieren sustancialmente en la naturaleza de los objetos referidos o
representados por los signos, aunque los tres modelos son triádicos. En Frege se asume
una posición platónica, trascendentalista, sobre la referencia (el objeto referido). El
baricentro, por ejemplo, es único aunque puede representarse de diferentes maneras y
cada una de ellas proporciona un significado distinto. En cierto modo, los modelos de
Vergnaud y Steinbring responden de forma similar a la pregunta de qué representa, por
ejemplo, la palabra "número": representa el concepto (ideal, abstracto) de número; pero
para la pregunta de qué significa el número, o qué es el número la respuesta es diferente:
un sistema heterogéneo formado por tres componentes (triplete): situaciones, invariantes,
representaciones (Vergnaud); el triplete signo, objeto, concepto (Steinbring).
En el EOS encontramos diferencias relevantes en la respuesta que se da a la cuestión
sobre el significado de un concepto matemático, al considerar que estos objetos no se
pueden desligar de las prácticas matemáticas, al asumir la perspectiva antropológica para
las matemáticas, esto es, concebir la matemática como actividad humana. Además, sobre
los objetos y las prácticas se puede adoptar una perspectiva institucional (prácticas
sociales o compartidas), o personal (prácticas idiosincrásicas de un sujeto) y también una
perspectiva sistémica y unitaria.
Cuando un objeto interviene de manera unitaria, la respuesta sobre qué es su significado
sería una de sus posibles definiciones (reglas que definen de manera intensional el
concepto). Cuando interviene el objeto de manera sistémica, la respuesta a dicha pregunta
sería el sistema de prácticas operativas y discursivas en que dicho objeto interviene de
manera crítica, incluyendo por tanto una de las posibles definiciones, junto con las
situaciones, lenguajes, propiedades y argumentaciones implicadas (significado parcial).
También es necesario en el análisis epistemológico y didáctico de un objeto matemático
tener en cuenta la diversidad de significados parciales que puede tener un objeto y la
articulación de los mismos en un significado global, como se puede ver en Batanero y
Díaz (2007) para la probabilidad o en Wilhelmi, Godino y Lacasta (2007) para la igualdad
de números reales.
En la posición ontosemiótica se avanza en la progresiva complejificación del concepto
matemático al conectarlo primeramente con la actividad de las personas, mediada por los
artefactos lingüísticos y materiales puestos en juego en la resolución de situaciones -
problemas específicos. Seguidamente se constata que cada sentido, o significado parcial,
está ligado a una regla específica (concepto-definición) de uso de los elementos
lingüísticos ante una clase de situaciones (contextos, fenómenos) y a otros objetos
procedimentales, proposicionales y argumentativos. Finalmente, los diversos sentidos-
significados parciales se organizan en un significado holístico formado por la trama de
sentidos y los objetos que les acompañan (Figura 6).
24
por ejemplo, los símbolos numéricos no sólo refieren a los conceptos correspondientes,
son también instrumentos para contar, numerar, ordenar, etc.
6. SÍNTESIS E IMPLICACIONES
El objetivo de este trabajo ha sido presentar una síntesis de la teoría del significado que
se ha elaborado desde la perspectiva del EOS, la cual está permitiendo abrir un nuevo
25
campo de reflexión sobre lo que podría llamarse perspectiva ontosemiótica, en la que el
estudio de los signos debe hacerse conjuntamente con el análisis de los objetos referidos
por los signos, su naturaleza y función. Se han mostrado las fuentes sobre las que se apoya
la ontosemiótica y su intento de compaginar teorías realistas y operacionales sobre el
significado, cuando el problema se aborda desde el contexto de construcción y difusión
del conocimiento matemático, esto es, el contexto de la educación.
RECONOCIMIENTOS
Investigación realizada como parte del proyecto de investigación, PID2019-105601GB-
I00 / AEI / 10.13039/5011000110), con apoyo del Grupo de Investigación FQM-126
(Junta de Andalucía, España).
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