Salud Mental, Semana de La Flia-1

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SALUD MENTAL, PERSONAL Y FAMILIAR DESDE UNA PERSPECTIVA

BIBLICA

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones


delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros


corazones y vuestros pensamientos (mente) en Cristo Jesús”

Filipenses4:6-7

La salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psíquico y social.


Afecta la forma en como pensamos, sentimos y actuamos cuando
lidiamos con la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el
estrés, nos relacionamos con otras personas y tomamos decisiones.

LO QUE ES LA SALUD MENTAL

ES LA CAPACIDAD DE CONVIVIR ADECUADAMENTE CONSIGO


MISMO Y CON LOS DEMÁS, DISFRUTANDO LOS ASPECTOS
AGRADABLES DE LA VIDA, ENFRENTÁNDOSE A LAS DIFICULTADES
Y SALIENTO FORTALECIDO DE ELLAS.

La salud mental es, en términos generales, el estado de equilibrio entre


una persona y su entorno socio-cultural que garantiza su participación
laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar un bienestar y calidad de
vida. Comúnmente, se utiliza el término “salud mental” de manera análoga
al de “salud o estado físico”, definiendo a la salud mental de la siguiente
manera: "la salud mental abarca una amplia gama de actividades directa
o indirectamente relacionadas con el componente de bienestar mental
incluido en la definición de salud que da la OMS: «un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones
o enfermedades.

Sin embargo, lo mental alcanza dimensiones más complejas que el


funcionamiento meramente orgánico del individuo. La salud mental ha
sido definida de múltiples formas por autores de diferentes culturas. Los
conceptos de salud mental incluyen el bienestar subjetivo, la autonomía y
potencial emocional, entre otros. Sin embargo, las precisiones de la
Organización Mundial de la Salud establecen que no existe una definición
oficial sobre lo que es salud mental y que cualquier definición estará
siempre influenciada por diferencias culturales, suposiciones, disputas
entre teorías profesionales, la forma en que las personas relacionan su
entorno con la realidad, entre otras cuestiones. En cambio, un punto en
común en el cual coinciden los teóricos es que “salud mental” y
“enfermedad mental” no son dos conceptos simplemente opuestos, es
decir, la ausencia de un desorden mental reconocido no indica
necesariamente que se goce de salud mental y, al revés, sufrir un
determinado trastorno mental no constituye siempre y necesariamente un
impedimento para disfrutar de una salud mental razonablemente buena.
Dado que es la observación del comportamiento de una persona en su
vida diaria, el principal modo de conocer el estado de su salud mental en
aspectos como el manejo de sus conflictos, temores y capacidades, sus
competencias y responsabilidades, la manutención de sus propias
necesidades, la forma en que afronta sus propias tensiones, sus
relaciones interpersonales y la manera en que dirige una vida
independiente, el concepto es necesariamente subjetivo y culturalmente
determinado

Aspectos que configuran la salud mental

Por cuanto acabamos de ver, el estado mental también forma parte de la


evaluación del estado de salud de cualquier sujeto. Porque, sin duda, no
se puede ostentar un nivel óptimo de salud y un deficitario estado mental.
Por tanto, el concepto de “salud mental” va implícito en el concepto
de salud y además como algo indisociable.

En cualquier caso, la salud y, por tanto, la salud mental, desde una


perspectiva actual, se contempla como un proceso dinámico, por el cual
todas las personas a lo largo de la vida atravesamos por diferentes
períodos en los que el grado de salud varía dentro de ese proceso
continuo: salud? enfermedad.

Mucha gente piensa en la “enfermedad” mental cuando escuchan la


expresión “salud mental”. No obstante, salud mental es mucho más que la
ausencia de trastorno mental. La salud mental es un don que todos
queremos poseer, independientemente de si lo designamos o no con ese
nombre. Cuando hablamos de felicidad, tranquilidad, goce o satisfacción,
casi siempre nos estamos refiriendo a la salud mental.

La salud mental tiene que ver con la vida diaria de todos. Se refiere a la
manera como cada uno de nosotros nos relacionamos con otros en el
seno de la familia, en la escuela, en el trabajo, en las actividades
recreativas, en el contacto diario con nuestros iguales y, en general, en la
comunidad. Comprende la manera en que cada uno armoniza sus
deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales con
los requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida.

Según la Federación Mundial para la Salud Mental, la salud mental tiene


que ver con:

• Cómo nos sentimos con nosotros mismos.


• Cómo nos sentimos con los demás.
• En qué forma respondemos a las demandas de la vida.
No existe una línea divisoria que separe con precisión a la persona
mentalmente sana de la que no lo está. En verdad, existe toda una gama
de grados de salud mental y no hay una característica singular que pueda
tomarse aisladamente como evidencia de que se la posee. Por otra parte,
tampoco la ausencia de uno de esos atributos puede admitirse como
prueba de “enfermedad” mental. Más aún, nadie mantiene durante toda
su vida las condiciones de una “buena” salud mental.

Entre las características de las personas mentalmente sanas se


encuentran las siguientes:

1. Están satisfechas consigo mismo.

• No están abrumadas por sus propias emociones (rabia, temores,


amor, celos, sentimientos de culpa o preocupaciones).
• Pueden aceptar sin alterarse las decepciones de la vida.
• Tienen una actitud tolerante, despreocupada, respecto a la propia
persona y a los demás y son capaces de reírse de sí mismas.
• Ni subestiman ni sobrevaloran sus habilidades.
• Se respetan a sí mismas.
• Se sienten capaces de enfrentar la mayoría de las situaciones.
• Consiguen placer de las cosas simples de la vida cotidiana.

2. Se sienten bien con los demás.

• Son capaces de amar y tener en consideración los intereses de los


demás.
• Sus relaciones personales son satisfactorias y duraderas.
• Les gusta confiar en los demás y sentir que los otros confían en
ellos.
• Respetan las múltiples diferencias que encuentran en la gente.
• No se aprovechan de los demás ni dejan que se les utilice.
• Se sienten parte de un grupo.
• Se consideran implicados en los avatares que afectan a la
sociedad.

3. Son capaces de satisfacer las demandas que la vida les presenta.

• Enfrentan sus problemas a medida que se van presentando.


• Aceptan sus responsabilidades.
• Modifican su ambiente cuando esto es posible y se ajustan a él
cuando es necesario.
• Planifican para el futuro, al que enfrentan sin temor.
• Tienen la mente abierta a nuevas experiencias e ideas.
• Hacen uso de sus dotes y aptitudes.
• Se fijan sus metas ajustándose a la realidad.
• Son capaces de tomar sus propias decisiones.
• Consiguen satisfacción en poner su mejor esfuerzo en lo que
hacen.

Qué dice la Biblia sobre la salud mental?

La Biblia no habla explícitamente sobre el tema de la salud mental; sin


embargo, tiene mucho que decir sobre el corazón y la mente, el
quebrantamiento espiritual y la condición del alma. La salud mental es
importante, ya que afecta a todo el ser: “Por encima de todo, guarda tu
corazón, porque todo lo que haces proviene de él” (Proverbios 4:23).

El mundo está en un estado caído (Génesis 3). El pecado nos separa de


Dios (Isaías 59: 2), corrompiendo la creación mientras gime por la libertad
de su estado de decadencia (Romanos 8: 21-22). La caída de la
humanidad ha tenido ramificaciones físicas para el cuerpo y efectos
espirituales sobre el alma. La salud mental no está garantizada más que
la salud física y, como el cuerpo, la mente puede enfermarse o lesionarse.

La Biblia tiene muchos pasajes que hablan indirectamente de la salud


mental. El Señor es Aquel que renueva la mente (Romanos 12: 2) y
restaura el alma (Salmo 23: 3). Dios les ha dado a sus hijos “un espíritu
no de temor, sino de poder, amor y dominio propio” (2 Timoteo 1: 7, ESV).
Tenemos la promesa de paz de Jesús (Juan 14:27) y descanso (Mateo
11:28). Y, por supuesto, hay muchos mandatos bíblicos de “no temer”
y llevar nuestras ansiedades a Dios (Isaías 41:10; Mateo 6:34;
Filipenses 4: 6; 1 Pedro 5: 7).

La salud mental está ligada a la salud tanto del cuerpo como del espíritu.
Tenemos un ejemplo bíblico en Elías, cuya salud mental sufrió durante su
conflicto con la reina Jezabel. Elías huyó del país a un lugar solo donde
deseaba morir (1 Reyes 19: 4). Dios se ocupó primero de las necesidades
físicas de Elías, alimentándolo y dándole tiempo para dormir (versículos
5-6). Dios sabía que su viaje era «demasiado» para él en su estado actual
(versículo 7). Después de que Elías descansó y se recargó físicamente,
Dios le dio ánimo, un nuevo propósito y un asistente (versículos 15-18).

Jonás es un ejemplo de alguien cuya salud mental estaba ligada a las


malas decisiones que tomó. Jonás deseó la muerte después de que Dios
perdonó a Nínive (Jonás 4: 3), un deseo bastante indicativo de un estado
depresivo. Lo que condujo a eso fue la rebelión de Jonás contra Dios. Él
había desobedecido directamente el mandato del Señor (Jonás 1: 1-3),
pero, incluso después de que Dios lo volvió a alinear, su corazón no
estaba en sintonía con los deseos de Dios. En lugar de maravillarse por la
misericordia de Dios y alabarlo por su gracia, Jonás deseaba morir. Volver
a alinearse con Dios era la única forma en que la depresión de Jonás
podría terminar.
En algunos casos, las fuerzas espirituales externas tienen un efecto
directo sobre la salud mental. El rey Saúl sufrió angustia como resultado
de un espíritu maligno que lo atormentaba (1 Samuel 16:14). Sólo
encontró alivio cuando David tocó la lira para él y “el espíritu de Dios vino
sobre Saúl” (versículo 23). Otro ejemplo de enfermedad mental
relacionada con demonios es el hombre gadareno que vivía desnudo
entre las tumbas y constantemente gritaba y se cortaba (Marcos 5: 1–5).
Después de que Jesús expulsó a los demonios de él, el hombre estaba
«en su sano juicio» (versículo 15). Se ganó la batalla espiritual y se
restauró la salud mental del hombre.

La Biblia da algunas pautas para lograr y conservar una buena salud


mental. Tenemos una descripción de la vida de pensamiento saludable en
Filipenses 4: 8. Tenemos el ejemplo de Jesús de tomar descansos del
ajetreo de la vida para enfocarse en asuntos espirituales (Lucas 5:16), y
llamó a sus discípulos a hacer lo mismo (Marcos 6:31). Tenemos el
reconocimiento de Pablo de que el ejercicio físico es poco provechoso en
cuanto a la piedad, pero sin embargo es bueno y útil para mantener
nuestro cuerpo saludable (1 Timoteo 4: 8). El cuidado personal, tanto
físico como espiritual, es una necesidad.

Dios está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los


quebrantados de espíritu (Salmo 34:18). Él obra todas las cosas para el
bien de sus hijos (Romanos 8:28). La prueba de la fe produce paciencia y
madurez (Santiago 1: 2-4). Las luchas por la salud mental, si bien son
difíciles, no carecen de sentido. La Biblia muestra claramente cómo Dios
puede usarlos y los usa para Su gloria.
Material elaborado por la Directora: E.O Yildred de Zapata

Sub Directora: M.O Débora Ruiz

Secretaria: M.O Yanelis Araujo

Vocal I M.O Alejandro Carrasco

Vocal II M.O Nérida de Alcalá

Año 2022

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