Sanchez, L. Burset, S. Imagen

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IMAGEN

Sanchez, Lidia; Burset, Silvia

"La imagen es siempre modelada por estructuras profundas, ligadas al ejercicio de un


lenguaje, así como a la pertenencia a una organización simbólica (a una cultura, a una
sociedad); pero la imagen es también un medio de comunicación y de representación del
mundo que tiene su lugar en todas las sociedades humanas" (JACQUES AUMONT)

Hans Belting dice que una imagen es más que un producto de la percepción. Se
manifiesta como resultado de una simbolización personal o colectiva. Muchos de los hechos
del pasado, del presente y del futuro los conocemos a través de imágenes que nos dan, a
la vez, una imagen, es decir una idea, un concepto, un sentido…

Así, tenemos imágenes que se ven e imágenes mentales o conceptuales que


pueden actuar como referentes, modelos o esquemas para interpretar el mundo y nuestra
relación con él. Actualmente, más que nunca, la información que procesamos, analizamos
y sintetizamos a diferentes niveles, la recibimos a través de imágenes visuales que actúan
en el receptor de modo distinto según el contexto y circunstancias donde se manifiesten.
Lógicamente, a la vez, nuestras imágenes mentales se nutren de los contenidos visuales
que circulan en las Tecnologías de la Información y la Comunicación; esto proporciona un
nuevo paradigma en la descodificación de mensajes, en la interpretación de contenidos y
en las relaciones comunicativas mediadas en las que la imagen se erige como absoluta
protagonista, desplegada en sus más variadas acepciones y presentada en diferentes
medios y formatos.

Pero, ¿qué es una imagen visual?

La imagen visual es aquella que percibimos a través de la vista representada en un


soporte, materia o medio. Imagen visual es una fotografía, una escultura, una pintura, una
ilustración, un grabado o la propia interfaz de la pantalla del ordenador. La imagen nunca
se presenta, sino que siempre se re-presenta porque se visualiza en una nueva dimensión
matérica o medial. Esto significa que el referente adquiere un significado concreto, nuevo,
sintético o enfático cuando se muestra en una imagen que completa todo su sentido al ser
interpretada por el receptor.

Como dice Vilches la imagen es una forma vacía y necesita de la competencia


interpretativa de un observador que la llene de contenidos para poder transmitir información.
Una imagen es una proposición de la que el receptor desgrana los contenidos y el
significado para que se produzca el fenómeno de la comunicación en el tiempo y el espacio.
Lo material y lo inmaterial se unifican en la imagen que siempre necesita de un contexto y
un tiempo concretos para interpretarse en su más precisa exactitud.

Por otra parte, más que la presencia de una ausencia, la imagen se define como
una síntesis, un énfasis en una intención de significar algo. Se trata de hablar de “una”
síntesis y no de “la” síntesis, porque una misma imagen dependiendo del contexto, de la
intención del emisor o de la percepción del receptor puede ofrecer muchos sentidos. Por
tanto, el sentido que puede tener una imagen no es hermético sino que depende de la
interacción de diversos factores. Régis Debray en Vida y muerte de la imagen comenta que
interiorizamos las imágenes-cosas y exteriorizamos las imágenes mentales, de manera que
imaginería e imaginario se inducen una a otro .

La clasificación de las imágenes ha sido, y es, un camino elegido por varios autores
para intentar, en definitiva, aproximarse a una definición del concepto de imagen. Podemos
detenernos en las argumentaciones de algunos.

Abraham Moles establece cuatro características en la imagen: el grado de figuración


(la representación de objetos o seres conocidos), el grado de iconicidad (la abstracción
respecto al elemento representado), el grado de complejidad (los diversos elementos
plásticos) y el grado de normalización (que tiene relación con la difusión o copiado). Para
Moles a través de los mensajes visuales se representa un fragmento del mundo, ya sea
real o imaginario, donde el proceso de comunicación visual se establece en un intercambio
de signos entre el emisor y receptor ya sea en un marco puramente convencional o bien,
en la exploración de un mundo imaginario en el que se establecen y esquematizan
diferentes niveles de abstracción. Estos diferentes niveles es lo que él llama escala de
iconicidad.

Martine Joly señala que son tres los factores que entran en la transmisión de
información a través de imágenes: los signos plásticos (colores, formas, texturas y espacio),
los icónicos (figuras y motivos) y los lingüísticos. Joly parte del concepto de analogía y
señala que una imagen es algo que se asemeja a otra cosa. Así, en el estudio de la imagen
fotográfica establece dos niveles diferenciados: “la observación” y “la interpretación”, y cree
que en la lectura de una imagen existe una interacción entre ésta y el lector en el que se
provocan una serie de expectativas, como son la memorización y la anticipación.

Para Donis A. Dondis existen tres niveles de expresión visual: la representación que
significa particularidad, la abstracción que significa universalidad y el simbolismo que es
convencional. Hay que decir que estos tres niveles de información están interconectados.
Además de esta clasificación general expone que el contenido y la forma de una imagen
son indisolubles; en la comunicación visual esta dicotomía no tiene lugar. Cualquier
mensaje se compone con una finalidad (decir, expresar, explicar, dirigir, instigar, aceptar) y
para que esta sea significativa se hace necesaria una optimización de las expresiones
formales.
Por su parte Rudolf Arnheim distingue tres funciones, que no clases, acuñando los
términos de representación, símbolo y signo. No obstante, lo más interesante de su
aportación teórica es su formulación del “pensamiento visual”. Arnheim dice que la
percepción visual es pensamiento visual; considerando a la primera no como un registro
pasivo del material observado sino un interés activo de la mente. Asimismo, las imágenes
que la memoria tiene almacenadas sirven para identificar, interpretar y contribuir a la
percepción de nuevas imágenes. Este punto sirve para conectar los dos tipos de imágenes
a las que nos referíamos al principio de este escrito: las imágenes visuales y las imágenes
mentales.

Jacques Aumont también designa tres modos, a saber: el simbólico, donde la


presencia de lo divino se manifestaba en los ídolos producidos y venerados como
manifestaciones sensibles, aunque hay que decir que la imagen en su modo simbólico
también ha sido utilizada en la laicización de las sociedades occidentales para transmitir los
nuevos valores; el modo epistémico donde la imagen aporta información y conocimiento
sobre el mundo y el modo estético en el que la imagen complace al espectador y le
proporciona sensaciones específicas.

Desde los estudios visuales y la cultura visual, el primero como campo de estudio y
el segundo como objetivo del mismo, se analiza la información contenida en las imágenes,
donde las tecnologías, los media y las prácticas sociales de representación y recepción se
hallan profundamente imbricados con las sociedades humanas, con las éticas y políticas,
con las estéticas y epistemologías del ver y del ser visto.

W.J.T Mitchell piensa que las imágenes tienen “vidas” generadas por quienes las
crearon; en este caso, no se centra sólo en el campo del arte sino que argumenta que la
cultura visual se nutre de las más variadas expresiones desde todos los ámbitos.
Alejándose de una visión semiótica, afirma que las imágenes se presentan ante nosotros y
que no podemos describirlas o interpretarlas lingüísticamente. Aunque estén relacionadas,
las palabras o las imágenes son órdenes de conocimiento que no se pueden comparar uno
con otro.

Los múltiples entornos visuales de nuestro tiempo nos inducen a procesar la


información de manera no lineal, inmediata y fugaz. A partir de la imagen vemos reflejados
los entornos donde nos movemos, pero también a través de ella se manifiesta lo existente,
que también puede ser intangible o, paradójicamente, no visual. El hecho de “poner en
imágenes” las emociones, los deseos, los argumentos o variadas intenciones nos descubre
nuevos modos de construir la realidad.

Referencias

• ARNHEIM, R. (1986). El pensamiento visual. Barcelona: Paidós.


• AUMONT, J. (1992). La imagen. Barcelona: Paidós.
• BELTING, H. (2007). Antropología de la imagen. Madrid: Karz Editores.
• CATALÀ, J. (2005). La imagen compleja. La fenomenología de las imágenes en la
era de la cultura visual. Barcelona: UAB.
• DEBRAY, R. (1994). Vida y muerte de la imagen. Barcelona: Paidós.
• DONDIS, D.A. (2006). La sintaxis de la imagen. Introducción al alfabeto visual.
Barcelona: G.G.
• JOLY, M. (1999). Introducción al análisis de la imagen. Buenos Aires: La Marca.
• MITCHELL, W. (2003). “Mostrando el ver”, en revista Estudios visuales. Murcia:
CendeaC.
• VILCHES, L. (1983). La lectura de la imagen. Barcelona: Paidós.
• ZUNZUNEGUI, S. (1998). Pensar la imagen. Madrid: Cátedra: Universidad del
País Vasco.

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