Sanchez, L. Burset, S. Imagen
Sanchez, L. Burset, S. Imagen
Sanchez, L. Burset, S. Imagen
Hans Belting dice que una imagen es más que un producto de la percepción. Se
manifiesta como resultado de una simbolización personal o colectiva. Muchos de los hechos
del pasado, del presente y del futuro los conocemos a través de imágenes que nos dan, a
la vez, una imagen, es decir una idea, un concepto, un sentido…
Por otra parte, más que la presencia de una ausencia, la imagen se define como
una síntesis, un énfasis en una intención de significar algo. Se trata de hablar de “una”
síntesis y no de “la” síntesis, porque una misma imagen dependiendo del contexto, de la
intención del emisor o de la percepción del receptor puede ofrecer muchos sentidos. Por
tanto, el sentido que puede tener una imagen no es hermético sino que depende de la
interacción de diversos factores. Régis Debray en Vida y muerte de la imagen comenta que
interiorizamos las imágenes-cosas y exteriorizamos las imágenes mentales, de manera que
imaginería e imaginario se inducen una a otro .
La clasificación de las imágenes ha sido, y es, un camino elegido por varios autores
para intentar, en definitiva, aproximarse a una definición del concepto de imagen. Podemos
detenernos en las argumentaciones de algunos.
Martine Joly señala que son tres los factores que entran en la transmisión de
información a través de imágenes: los signos plásticos (colores, formas, texturas y espacio),
los icónicos (figuras y motivos) y los lingüísticos. Joly parte del concepto de analogía y
señala que una imagen es algo que se asemeja a otra cosa. Así, en el estudio de la imagen
fotográfica establece dos niveles diferenciados: “la observación” y “la interpretación”, y cree
que en la lectura de una imagen existe una interacción entre ésta y el lector en el que se
provocan una serie de expectativas, como son la memorización y la anticipación.
Para Donis A. Dondis existen tres niveles de expresión visual: la representación que
significa particularidad, la abstracción que significa universalidad y el simbolismo que es
convencional. Hay que decir que estos tres niveles de información están interconectados.
Además de esta clasificación general expone que el contenido y la forma de una imagen
son indisolubles; en la comunicación visual esta dicotomía no tiene lugar. Cualquier
mensaje se compone con una finalidad (decir, expresar, explicar, dirigir, instigar, aceptar) y
para que esta sea significativa se hace necesaria una optimización de las expresiones
formales.
Por su parte Rudolf Arnheim distingue tres funciones, que no clases, acuñando los
términos de representación, símbolo y signo. No obstante, lo más interesante de su
aportación teórica es su formulación del “pensamiento visual”. Arnheim dice que la
percepción visual es pensamiento visual; considerando a la primera no como un registro
pasivo del material observado sino un interés activo de la mente. Asimismo, las imágenes
que la memoria tiene almacenadas sirven para identificar, interpretar y contribuir a la
percepción de nuevas imágenes. Este punto sirve para conectar los dos tipos de imágenes
a las que nos referíamos al principio de este escrito: las imágenes visuales y las imágenes
mentales.
Desde los estudios visuales y la cultura visual, el primero como campo de estudio y
el segundo como objetivo del mismo, se analiza la información contenida en las imágenes,
donde las tecnologías, los media y las prácticas sociales de representación y recepción se
hallan profundamente imbricados con las sociedades humanas, con las éticas y políticas,
con las estéticas y epistemologías del ver y del ser visto.
W.J.T Mitchell piensa que las imágenes tienen “vidas” generadas por quienes las
crearon; en este caso, no se centra sólo en el campo del arte sino que argumenta que la
cultura visual se nutre de las más variadas expresiones desde todos los ámbitos.
Alejándose de una visión semiótica, afirma que las imágenes se presentan ante nosotros y
que no podemos describirlas o interpretarlas lingüísticamente. Aunque estén relacionadas,
las palabras o las imágenes son órdenes de conocimiento que no se pueden comparar uno
con otro.
Referencias