Bruxismo en Niños y Adolescentes

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ESPECIALIZACIÓN EN ODONTOLOGÍA PARA NIÑOS Y

ADOLESCENTES

FACULTAD DE ODONTOLOGÍA

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO

TRABAJO FINAL PARA OPTAR AL TÍTULO DE ESPECIALISTA


EN ODONTOLOGÍA PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES

BRUXISMO en NIÑOS Y ADOLESCENTES:


controversias y consensos

ALUMNA: Od. CARINA SOLOA

DIRECTORA: DRA. ELENA VUOTO

ABRIL DE 2020

I
ÍNDICE GENERAL
Página

ÍNDICE GENERAL…………………………………………………………………………….……………I

ÍNDICE DE TABLAS………………………………………………………………………….……………II

ÍNDICE DE FIGURAS………………………………………………………………………….…………..II

SIGLAS………………………………………………………………………………………….…………..III

RESUMEN…………………………………………………………………………………….………….….1

ABSTRACT…………………………………………………………………………………….……………2

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………….……………..3

CAPÍTULO 1: EL BRUXISMO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES……………………….…………….5

1.1 CONCEPTO DE BRUXISMO………………………………………………………………………...5

1.2 CLASIFICACIONES DE BRUXISMO……………………………………………………………….10

1.3 PREVALENCIA Y EPIDEMIOLOGÍA DEL BRUXISMO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES...….11

1.4 ETIOLOGÍA DEL BRUXISMO: ASPECTOS GENERALES Y ENFOQUE

ESPECÍFICO EN NIÑOS Y ADOLESCENTE……………………………………………………...…..12

CAPÍTULO 2: CARACTERÍSTICAS DEL BRUXISMO EN NIÑOS Y

ADOLESCENTES……………………………………………………………………………..……...…..15

2.1 BRUXISMO DEL SUEÑO…………………………………………………………………………….15


2.1.1 RELACIÓN ENTRE BRUXISMO Y TRASTORNOS RESPIRATORIOS
DURANTE EL SUEÑO………………………………………………………………..………..…..19
2.1.2 RELACIÓN ENTRE BRUXISMO Y CANTIDAD Y CALIDAD DE SUEÑO…………......23
2.2 BRUXISMO Y DISCAPACIDAD……………………………………………………………..……….24

2.3 BRUXISMO EN RELACIÓN A LA ESFERA PSICOSOCIAL……………………………..….…...25

2.4 BRUXISMO EN RELACIÓN A LA POSTURA…………………………………………….……....26

CAPÍTULO 3: ABORDAJE DEL BRUXISMO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES………………….27

3.1 SIGNOS Y SÍNTOMAS DEL BRUXISMO……………………………………………………..…..27

3.2 TRATAMIENTO DEL BRUXISMO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES……………………………28

3.3 GUARDAS OCLUSALES EN NIÑOS Y ADOLESCENTES CON DISCAPACIDAD…………..33

CONCLUSIÓN………………………………………………………………………………………….....36

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………………………37

I
ÍNDICE DE TABLAS

Tabla N°1: Clasificación de Parasomnias según la American Academy of Sleep


Medicine. (2014)……………………………………………………………………pag.18

ÍNDICE DE FIGURAS

Fig. N° 1 Secuencia de eventos fisiológicos presentes en un episodio


AMMR. ………………………………………………………………pag. 16

Fig. N° 2 Esquema del patrón del sueño……………………………………pag. 20

Fig.N°3 Posición mandibular influenciada por músc. suprahioideos,

infrahioideos, agonistas masticatorios, paravertebrales,

de nuca y espalda…………………………………………………..pag. 26

II
SIGLAS

SE: Sistema Estomatognático.

BS: Bruxismo de Sueño.

BV: Bruxismo de Vigilia.

SAHOS: Sindrome de Apneas e Hipoapneas Obstructivas del Sueño.

AMMR: Actividad Muscular Masticatoria Rítmica.

REM: por sus siglas en inglés, rapid eyes movements.

NO REM: por sus siglas en inglés, no rapid eyes movements.

AAPD: Academia Americana de Odontología Pediátrica.

ALOP: Asociación Latinoamericana de Odontopediatría.

ICSD: Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño.

TEA: Trastornos del Espectro Autista.

ATM: Articulación Témporo- Mandibular.

TENS: Estimulación Neuromuscular Transcutánea.

MENS: Estimulación Neuromuscular Eléctrica.

III
RESUMEN

El bruxismo es una actividad muscular masticatoria de etiología multifactorial


ya que, si bien el origen es central, se encuentra influida o perpetuada por
diversos factores y puede estar asociado a comorbilidades como los
trastornos del sueño y las alteraciones respiratorias durante el mismo.

Actualmente se considera que el bruxismo per se no es una patología sino


un comportamiento en personas sanas pudiendo ser potencialmente un
factor de riesgo y/o progresar a un trastorno.

Según su manifestación circadiana se clasifica en bruxismo de sueño (BS) o


bruxismo de vigilia (BV) y tienen mecanismos etiopatogénicos diferentes.
También se lo puede dividir en bruxismo primario o bruxismo secundario
según se asocie o no a otras patologías.

Las opciones terapéuticas para el abordaje del bruxismo en niños y


adolescentes son variables pero existe consenso en hacer foco en la
detección temprana de los factores de riesgo, la educación del paciente y la
elección del tratamiento evaluando, en cada caso particular, indicaciones,
contraindicaciones y efectos secundarios.

1
ABSTRACT

Bruxism is a chewing muscle activity of multifactorial etiology since, although


the origin is central, it is influenced or perpetuated by various factors and
may present associated comorbidities such as sleep disorders and
respiratory disturbances during sleep.
Bruxism per se is currently not considered to be a pathology but rather a
behavior in healthy people, potentially being a risk factor and / or progressing
to a disorder.
According to its circadian manifestation, it is classified as sleep bruxism (BS)
or wakeful bruxism (BV) and they have different etiopathogenic mechanisms.
It can also be divided into primary bruxism or secondary bruxism depending
on whether or not it is associated with other pathologies.
The therapeutic options for the approach to bruxism in children and
adolescents are variable, but there is consensus to focus on the early
detection of risk factors, patient education and treatment choice, evaluating,
in each particular case, indications, contraindications and side effects.

2
INTRODUCCIÓN

El Bruxismo es la manifestación de una actividad muscular masticatoria que


puede ser perjudicial para el sistema estomatognático y está presente en la
práctica odontológica diaria. Por ser la niñez y la adolescencia un período
clave para el crecimiento y desarrollo humano, el bruxismo en niños y
adolescentes es un tema de salud pública (Huaqui Guo; 2019).

Actualmente el estudio de la fisiología del sueño ha ampliado la mirada del


odontólogo ya que, los trastornos del sueño y las alteraciones respiratorias
durante el mismo, tienen relación con el SAHOS (Síndrome de Apneas e
Hipoapneas Obstructivas del Sueño) y el BS (Bruxismo del Sueño).

Este trabajo pretende realizar una revisión bibliográfica con base científica
actualizada y lo más cercana posible al consenso. El objetivo es conocer y
reflexionar sobre la etiología, prevalencia, comorbilidades asociadas y
opciones de abordaje para el bruxismo en niños y adolescentes entre 3 y 17
años.

El Bruxismo incumbe tanto al odontólogo generalista como al odontopediatra


y al ortodoncista.

Como el bruxismo es motivo de consulta o un hallazgo cada vez más


frecuente, es necesario que el profesional esté actualizado en sus
conocimientos y alerta en la observación clínica ya que, por su etiología
compleja y multifactorial, el manejo o tratamiento, el pronóstico y los
controles que se realicen serán muy importantes para el desarrollo y la
calidad de vida de ese niño.

Como el título lo indica, la controversia y el intento de mirar al bruxismo


integralmente, serán los ejes transversales de este abordaje ya que es una
problemática en permanente revisión.

Para tal fin este trabajo presentará el concepto de bruxismo bajo la


perspectiva anteriormente mencionada. Se destacarán aspectos de la
epidemiologia del bruxismo en niños y adolescentes, como así también las

3
particularidades de la etiología, presentación clínica y tratamiento en esta
franja etaria, sin dejar de considerar las manifestaciones y abordaje de este
problema en el paciente con discapacidad niño o adolescente.

4
CAPÍTULO 1

EL BRUXISMO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

1.1 CONCEPTO DE BRUXISMO

Se entiende por bruxismo el acto compulsivo de apretar y/o rechinar los


dientes de forma consciente o inconsciente cuya etiología es multifactorial.
(Echeverri-Guzmán; 1990). Este es uno de los conceptos clásicos que con el
tiempo ha sido revisado, ampliado y sujeto a controversias en base a
evidencia científica aportada por la neurociencia, la medicina del sueño,
estudios odontológicos, fonoaudiológicos etc.

Es una afección tan antigua que ya, desde el Antiguo Testamento se hacía
referencia a ella: “…habrá llanto y rechinar de dientes…” (Mateo 24:42, 50,
51). Para Díaz Rebolledo y col. (2011), el término Bruxomanía data de una
publicación francesa de Marie y Ptiekievicz en 1907 y después es reafirmado
por Frohmann en 1931, para identificar un problema dentario
desencadenado por el movimiento mandibular anormal que afecta a todas
las estructuras del Sistema Estomatognático (SE).

El funcionamiento del Sistema Estomatognático es muy complejo y el


mecanismo neuromuscular cumple un papel fundamental para que este
sistema pueda cumplir con las funciones orgánicas innatas como succión,
respiración, deglución y las funciones adquiridas como la masticación y el
lenguaje (Echeverri – Guzmán; 1990).

Una conducta se convierte en hábito cuando se da la repetición, al principio


consciente y luego inconsciente, para obtener cierta satisfacción (Chamorro
y col., 2016).

Toda actividad que cumpla una de las funciones orgánicas del SE, se
denomina hábito funcional (Echeverri Guzmán; 1990).

5
Se considera parafuncional toda aquella actividad sin un objetivo funcional y
que produce fuerzas traumáticas por su dirección anormal, gran intensidad,
su duración en el tiempo y su frecuencia. En otras palabras, cualquier tipo de
hiperactividad que no tenga motivo o función, se considera una parafunción
(Castillo Hernández y col.; 2001). También son hábitos orales deletéreos
aquellas conductas parafuncionales que se prolongan más allá de la edad en
que son normales (Abdala; 2006).

En la succión puede observarse con claridad cómo podría progresar un


hábito funcional hacia una parafunción. La succión es un reflejo que se
desarrolla en la vida intrauterina y que es fundamental para que el bebé
pueda satisfacer sus necesidades nutricionales y psicológicas. La presencia
de este reflejo en el neonato es un signo de normalidad, como también lo es
el hecho de que vaya desapareciendo progresivamente con el tiempo (Varas
y col.; 2012). Esta succión es una actividad motriz que está íntimamente
relacionada con la respiración y con la deglución (Abdala; 2006). Pero
cuando la succión se prolonga más allá del tiempo en la que tiene función
nutritiva, se convierte en parafunción. Los hábitos deletéreos orales de
succión no nutritiva más perjudiciales son el uso prolongado del chupete y la
succión digital (Varas y col.; 2012).

La deglución se desarrolla alrededor del tercer mes de vida intrauterina y


junto con la succión son reflejos que están presentes en el recién nacido.
Según Blanco y colaboradores (2007), la lactancia materna por al menos
seis meses, previene hábitos parafuncionales de succión y deglución.

La persistencia en la para-función puede ocasionar trastornos morfológicos,


fisiológicos y del desarrollo por la íntima sinergia que existe entre “forma” y
“función”. Por eso es muy importante que el odontopediatra detecte estos
hábitos parafuncionales lo más temprano posible (Chamorro y col.; 2016).
Los hábitos orales deletéreos tales como la onicofagia, la succión digital y la
queilofagia, se relacionan con el estrés, la frustración, dificultades en el
entorno escolar y familiar (Chamorro y col.; 2016 y Daltón Moreno; 2018).

6
Muchos autores consideran al bruxismo en este contexto de hábitos orales y
parafunción (Zimöes-Zenari, 2010; Serra-Negra, 2012; Vieira-Andrade, 2014;
Chamorro, 2016).

Numerosos estudios muestran que los hábitos de succión no nutritiva se


presentaron con mayor frecuencia en los pacientes del grupo de niñez
temprana, mientras que los hábitos de morder (bruxismo y onicofagia) se
manifestaron predominantemente en preadolescentes y adolescentes
(Bayardo Casillas; 1995).

El bruxismo equivale a una descarga psicomotriz que responde, como se


explicará más adelante, a una compleja etiología multifactorial. Los centros
motores relacionados con músculos masticadores son los ganglios basales
(núcleo caudado, putamen y glóbulo pálido), tálamo y la corteza. Es por ello
que el estrés puede afectar la función muscular masticatoria y la generación
de patrones a nivel central, de manera consciente o inconsciente pudiendo
influir en la manifestación del bruxismo (Nieto Mena y col; 2018).

Otras parafunciones son factores que predisponen al bruxismo:

 morderse las uñas, labios o mejillas (Carlsson y col., 2003). Debe


tenerse en cuenta que la onicofagia es la parafunción más frecuente
(Farsi, 2003).
 morder objetos o lápices (Serra-Negra y col., 2012) (Vieira-Andrade y
col., 2014).
 hábito de masticar chicle (Cortese y col., 2013).

Chamorro y colaboradores en 2016, observaron la frecuencia de los hábitos


orales en niños entre 5 y 12 años y analizaron su distribución en relación al
tipo de hábito y a la edad. Estos autores concluyeron que, en este rango
etario, los hábitos hallados con más frecuencia y en orden decreciente
fueron: respiración oral, onicofagia, succión digital, rechinar los dientes y
apretar los dientes. Encontraron también que la frecuencia de todos estos
hábitos, en el grupo de niños estudiados en este trabajo, disminuyó
significativamente hacia los 11 y 12 años.

7
Una vez más, teniendo en cuenta estas observaciones, cobra una
importancia fundamental que la historia clínica incluya un minucioso análisis
de función y parafunción para poder realizar diagnóstico precoz e
intervención oportuna (Dantón Moreno y col.; 2018).

Las clasificaciones del bruxismo son numerosas y han ido variando con el
tiempo. En 2013 hubo consenso en definir al bruxismo como una actividad
muscular masticatoria que se caracteriza por apretar o rechinar los dientes
y/o arriostramiento o empuje de la mandíbula. Esta actividad muscular puede
producirse mientras se duerme o en estado de vigilia, denominándose
respectivamente: Bruxismo del Sueño (BS), o Bruxismo de Vigilia (BV)
(Lobbezoo y col.; 2013).

Lobbezoo y colaboradores (2013), no concuerdan en cuanto al uso del


término parafunción para definir el bruxismo, pues afirman que “parafunción
es una función sin sentido”, lo que implicaría que el bruxismo es una
condición con efectos negativos en el sistema estomatognático (Hernandez
Reyes y col.; 2017).

Actualmente el bruxismo no se considera una parasomnia ni tampoco un


hábito oral teniendo en cuenta que el bruxismo del sueño se da de manera
involuntaria (Lobbezoo, 2018).

En el 2018, Lobbezoo y colaboradores buscaron actualizar el concepto del


2013 y elaboraron las siguientes conclusiones:

 Tanto en el bruxismo del sueño como en el bruxismo de vigilia, hay


actividad muscular masticatoria; en el sueño puede ser rítmica o no y
en la vigilia hay contactos dentarios y/o el refuerzo o empuje
mandibular.
 En individuos sanos, el bruxismo se considera un comportamiento y
no un trastorno. Ese comportamiento puede ser un factor protector o
un factor de riesgo (como se analizará más adelante).
 Para la evaluación del bruxismo pueden utilizarse técnicas no
instrumentales como el autoinforme o instrumentales como la
electromiografía y la polisomnografía.

8
 Se afirma que tanto el bruxismo del sueño como el de vigilia son
actividades musculares masticatorias, es decir, se pone énfasis en la
actividad muscular. Además, se estableció un cambio de paradigma
en la conceptualización del bruxismo ya que actualmente se
considera que esta actividad muscular puede observarse en
individuos sanos, es decir, que el bruxismo puede ser un
comportamiento, un signo de trastorno o un factor de riesgo en un
individuo sano (Lobbezoo y col.; 2018).
 También se establece que el Bruxismo del Sueño y el Bruxismo de la
vigilia son comportamientos diferentes y, por lo tanto, sus
definiciones deben separarse (Lobbezoo y col; 2018):

 El bruxismo del sueño es una actividad muscular


masticatoria rítmica o no rítmica que ocurre durante el
sueño. En personas sanas no se considera un trastorno
(Lobbezoo; 2018).
 El bruxismo de vigilia es una actividad muscular
masticatoria mientras se está despierto que se caracteriza
por el contacto repetitivo o sostenido con los dientes y/o por
el refuerzo o empuje de la mandíbula. Tampoco se
considera un trastorno en personas sanas (Lobbezoo;
2018).

Otro concepto tratado por los mismos autores fue que el bruxismo podría ser
incluso beneficioso en ciertos casos, como, por ejemplo: marcando un límite
final a trastornos respiratorios durante el sueño, evitando un colapso o
reduciendo el desgaste químico de los dientes en pacientes con reflujo
gastroesofágico mediante el aumento de la salivación. En otras palabras,
según Lobbezoo y colaboradores (2018), el bruxismo podría considerarse
como:

1. Bruxismo como un comportamiento inofensivo: aquí no se


considera un factor de riesgo ni de protección.

9
2. Bruxismo como factor de riesgo: cuando se asocia a otros factores
negativos para la salud (ej. posibilidad de dolor en ATM).
3. Bruxismo como factor protector: cuando se asocia a un efecto
beneficioso para la salud. (ej. en el caso de las apneas respiratorias,
al aparecer el bruxismo al final de los microdespertares, restaura la
permeabilidad de las vías aéreas superiores).

En algunas situaciones como en el Síndrome de Apneas o Hipoapneas


Obstructivas del Sueño (SAHOS), el bruxismo puede ser a la vez factor de
riesgo por el desgaste dentario, y un factor protector por su papel en los
eventos de dificultad respiratoria. Queda así planteado este cambio de
paradigma al dejar de considerar al bruxismo como un trastorno per se para
tomarlo como un comportamiento inofensivo, un factor de riesgo o un factor
protector (Lobbezoo y col.; 2018).

1.2 CLASIFICACIONES DE BRUXISMO

Existen distintas clasificaciones de Bruxismo: desde la fisiología


oromandibular, la etiopatogenia o según su comportamiento circadiano.

Según la fisiología oromandibular, autores como Carlssong y colaboradores


(1999) lo han clasificado en:

 Bruxismo céntrico o de apretamiento: cuando se ejerce en


posición de intercuspidación y está relacionado a la función
anormal de los músculos masetero y temporal.
 Bruxismo excéntrico: cuando existe presión fuera del área de
oclusión habitual. Está relacionado a la función anormal de los
músculos masetero, temporal y pterigoideos.

Según el momento en que se producen estos episodios de actividad


muscular, se distinguen dos manifestaciones circadianas que responden a

10
mecanismos fisiopatológicos diferentes (Manfredini y col.; 2009), (Hermida y
col; 2020)

 Bruxismo de sueño. (inconsciente)


 Bruxismo durante la vigilia. (consciente)

El bruxismo diurno está asociado a estímulos externos psicosociales y


ambientales, mientras que al nocturno con una disfunción central
neuromotora.

Desde el punto de vista etiopatogénico se reconocen dos tipos de bruxismo


(Lobbezoo y col.; 2013):

 Bruxismo Primario o Idiopático cuando no hay comorbilidades


asociadas o causas identificables.
 Bruxismo Secundario o Iatrogénico cuando se relaciona a
condiciones psicosociales o médicas como los trastornos
respiratorios del sueño, problemas neurológicos, condiciones
psiquiátricas y el consumo de drogas o medicamentos.

1.3 PREVALENCIA Y EPIDEMIOLOGÍA DEL BRUXISMO EN NIÑOS Y


ADOLESCENTES

Se encuentran datos sumamente variables en cuanto a la prevalencia del


bruxismo debido a los diferentes criterios y métodos de diagnóstico
(autorreporte, reporte de los padres, observación clínica, polisomnografía) y
a la poca definición en cuanto a la selección de la muestra de estudio
(Manfredini y col.; 2013).

Los trabajos de prevalencia de bruxismo en la literatura, se reportan en


varias ocasiones sin discriminar grupos etarios.

Según Barboza Hernandez (2012), el bruxismo es una de las alteraciones


más prevalentes a nivel mundial tanto en niños como en adultos afectando al
10% de la población general.

11
En Cuba, Silva Contreras y col (2013), reportan una incidencia del 75 al
79%.

Para Montero Parrilla y col (2011), el bruxismo afecta del 15 al 23% de la


población adulta.

Algunos estudios de prevalencia específicos en la niñez son los siguientes:

Según Díaz Lantada y col (2012), se da en el 14% de los niños, 8% de los


adultos y 3% en los mayores de 60 años.

En un estudio realizado en población infantil (Manfredini; Restrepo y col;


2013), la prevalencia informada se basó sólo en el informe de los padres y
fue muy variable: entre el 3,5 y el 40,6%. En otro estudio de Hermida y
Restrepo (2026), la prevalencia fue similar: del 3 al 40ª%.

En todas las investigaciones consultadas se ha observado que la


prevalencia del Bruxismo del Sueño (BS) disminuye con la edad. En cuanto
a la prevalencia del BS según el sexo, no se observa diferencia entre niños y
niñas. (Restrepo y col; 2013)

Un estudio de Serra-Negra y colaboradores (2009), explica que no se ha


demostrado asociación entre bruxismo y estrés, género, edad o
vulnerabilidad social; sin embargo, se vio que una personalidad con ciertos
rasgos de neuroticismo y alto grado de responsabilidad aparece como un
factor predisponente.

1.4 ETIOLOGÍA DEL BRUXISMO Y SU APLICACIÓN EN NIÑOS Y


ADOLESCENTES

La etiología del bruxismo es muy compleja ya que es multifactorial y esos


factores se relacionan en una maraña tan intrincada que dificulta ver
claramente la relación causal interna entre dichos factores.

12
Si bien esta etiología es común en niños y adultos, se pondrá énfasis en
aquellos aspectos que tienen que ver con el bruxismo en niños y
adolescentes.

Los factores etiológicos con los que más se relaciona son los psicológicos,
de salud general, odontológicos, alteraciones respiratorias y del sueño. En
los estudios clásicos de Ranfjord y Ash de 1961, se habla de que la etiología
del bruxismo es un binomio formado por las interferencias dentarias y el
estrés.

Actualmente se considera que la etiología del BS es central y para el BV lo


son las alteraciones psicosociales o de adaptación al estrés (Garrigos y col.;
2015).

La relación entre bruxismo y estrés se apoya en el efecto directo de este


sobre los centros emocionales del cerebro como hipotálamo, sistema
reticular y límbico que, a través de la activación de las vías gamma
eferentes, favorecen la hiperactividad muscular (Okenson; 2010).

Respecto a la reunión de consenso de San Francisco, Estados Unidos


(marzo de 2017), Lobbezoo y colaboradores (2018) destacan que se
reafirmó la opinión actual de que la etiología del bruxismo es central.

En ensayos clínicos donde se usó L dopa en pacientes sanos con bruxismo,


se comprobó la reducción del mismo; demostrándose así que la etiología es
central (Lobbezoo y col.; 2018). Sobre este punto, Frugone y Rodriguez,
(2003) señalan que, si bien el bruxismo puede suprimirse con una aplicación
corta de agonistas de la dopamina como la L dopa, otras veces se da el
efecto contrario y puede estimularse el bruxismo con sustancias como la
nicotina (fumadores), neurolépticos y la misma L dopa.

Hoy se sabe que el bruxismo no es causado por factores periféricos como


las alteraciones oclusales y la articulación dental (Hermida y col.; 2020). El
Sistema Nervioso Central y el Autónomo son los que intervienen en la
génesis del bruxismo influyendo en la permeabilidad de las vías aéreas y la
actividad muscular.

13
Sin embargo, en la controversial y compleja etiología multicausal del
bruxismo, existen estudios que lo relacionan con trastornos respiratorios del
sueño, postura, hábitos que alteran la musculatura peri-oral (como la
onicofagia y la queilofagia), estrés, y otros trastornos psicosociales, factor
genético, calidad y cantidad de sueño, el uso de tecnologías antes de dormir
(videos, celular, TV, redes sociales etc.), discapacidad, nutrición, etc.
(Garrigos Portales y col.; 2015).

Si bien la etiología multifactorial incluye agentes genéticos,


comportamentales, genéticos fisiológicos y ambientales que modulan el
bruxismo en cuanto a actividad muscular, el factor iniciador y perpetuante es
el estrés en sus diversas formas: ansiedad, frustración, depresión, fatiga,
miedo, incertidumbre etc. (Ramirez Aristeguieta; 2008).

Al realizar la Historia Clínica se debe indagar sobre ciertos factores que,


aunque no se consideren directamente causa de Bruxismo, actúan
exacerbando o perpetuando el mismo.

Ellos son: déficit de atención o hiperactividad, epilepsia, reflujo


gastroesofágico y otros que pueden presentarse en el paciente adulto como:
tabaquismo, alcohol, cafeína, drogas o medicamentos.También existen
ciertas parasomnias como enuresis, hablar o caminar dormido etc., que
pueden asociarse al bruxismo (Garrigós Portales y col.; 2015).

En una revisión sistemática realizada por Huaqui Guo y colaboradores


(2017) se observan los siguientes factores de riesgo relacionados con el
bruxismo: predisposición genética, mucho movimiento y cambio de
posiciones al dormir, personalidad ansiosa, nerviosismo, exceso de
responsabilidad, ronquido, sueño inquieto (con luz encendida, ambiente
ruidoso), sueño por menos de ocho horas al día, cefaleas, hábito de morder
objetos, problemas en la conducta social y salud mental.

14
CAPÍTULO 2

CARACTERÍSTICAS DEL BRUXISMO EN EL NIÑO Y


ADOLESCENTE

A continuación, se intentará reflexionar sobre los aspectos del complejo


entramado etiológico con la intención de clarificar, en lo posible, las premisas
que el odontopediatra u odontólogo general deben tomar en cuenta al
momento de establecer un diagnóstico, definir un tratamiento y dar un
pronóstico ante la presencia de bruxismo en niños y adolescentes.

2.1 BRUXISMO DEL SUEÑO

Si bien el bruxismo se clasifica en BS (bruxismo de sueño) y BV (bruxismo


de vigilia) según su ritmo circadiano, la literatura pone mayor énfasis en el
estudio del bruxismo del sueño por su imposibilidad de control a nivel
consciente y por sus comorbilidades asociadas.

Durante el sueño pueden existir episodios de AMMR (Actividad Muscular


Masticatoria Rítmica). Esta actividad muscular se presenta no sólo como
bruxismo sino que también incluyen actividades como toser, deglutir, sonreír,

15
succionar y mioclonos (espasmos musculares involuntarios y repentinos)
(Firmani y col.; 2015) y (Garrrigós Portales y col.; 2015).

Este tipo de actividad involuntaria durante el sueño está asociada a los


llamados “microdespertares” que son episodios de no más de tres segundos
donde, como su nombre lo indica, el sueño se ve interrumpido. En esos
segundos aumenta la actividad electroencefalográfica, cardíaca y muscular
sin llegar al completo despertar o estado consciente (Fig. 1). Estos
microdespertares asociados a AMMR normalmente ocurren de 6 a 14 veces
por hora. Se dan como respuesta cerebral a estímulos internos, que pueden
ser fisiológicos o patológicos, por ejemplo las apneas o hipoapneas; o
externos (ansiedad o estrés). Garrigós Portales y col.; 2015.

Los episodios de bruxismo se asocian a microdespertares. Guevara Gómez


y col. (2015), describen que ese apretamiento o rechinamiento es precedido
por ciertos eventos fisiológicos como el aumento de la actividad simpática
(cuatro minutos antes), seguido por la activación cortical (un minuto antes) y
el aumento de ritmo cardiaco y tono muscular de los elevadores de la
mandíbula (un segundo antes).

Fig. 1. Secuencia de eventos fisiológicos presentes en un episodio AMMR (Garrigós y col.;


2015).

Un alto porcentaje de la población infantil padece alguna alteración crónica


del sueño. Esto es muy preocupante porque el sueño es un estado
fisiológico muy necesario y, cuando se encuentra afectado o disminuido,
produce trastornos físicos, disminución del rendimiento escolar y

16
alteraciones del carácter y comportamiento social (Sánchez Carpintero;
2008).

Durante el sueño, el niño puede realizar ciertas acciones que muchos


autores discuten si son patológicas o normales. Estas acciones son: sonrisa
o llanto mientras duerme, automatismos gestuales, automatismos verbales
(somniloquios) o bruxismo (Ajuriaguerra; 1977).

Se ha observado coexistencia entre el bruxismo y el somniloquio (Abe y


Shimakawa, 1966). Se producen antes de los tres años y pueden extenderse
hasta la edad escolar. Estudiando a niños con estas perturbaciones y a sus
padres se ha encontrado que existe una relación es decir que, tanto el
bruxismo como el somniloquio presentan en su etiología cierta influencia
genética (Abe y Shimakawa; 1966).

La prevalencia del Bruxismo del Sueño es de un 3,5 – 40,6 % en niños,


atribuyéndose esta gran variabilidad a las distintas metodologías de
investigación y a los diferentes criterios para diagnosticarlo (Manfredini y
col.; 2013).

Autores como Serra-Negra y colaboradores (2017) distinguen los siguientes


niveles de diagnóstico actuales para el Bruxismo del Sueño (BS):

 BS posible: basado en el reporte de familiares o en el autorreporte.


 BS probable: además del autorreporte de rechinamiento tiene en
cuenta características clínicas compatibles con BS como facetas de
desgaste dentario, dolor, fatiga muscular e hipertrofia de los
maseteros.
 BS con diagnóstico definitivo: dado por el autorreporte, las
características clínicas y un estudio de polisomnografía que mide la
actividad electromiográfica de los músculos masticadores asociada al
rechinamiento confirmado con registros de audio y video durante el
sueño (Lobbezoo y col.; 2013).

En los niños, el método de diagnóstico más común es el reporte de los


padres (Restrepo; 2011).

17
En clasificaciones anteriores de Trastornos del Sueño, el bruxismo aparecía
dentro de la categoría de “Parasomnias asociadas al sueño REM”
(movimientos rápidos oculares). (American Academy of Sleep Medicine;
2001)

Hoy se considera la Clasificación International de los Trastornos del Sueño,


tercera revisión de la ICSD (Clasificación Internacional de Trastornos del
Sueño) del año 2014, como referencia autorizada. (Hermida; 2020)

Esta clasificación actualizada considera siete categorías: (ICSD; 2014)

 Insomnio.
 Trastornos respiratorios relacionados con el sueño.
 Trastornos centrales de la Hipersomnolencia.
 Trastornos del ritmo circadiano del sueño – vigilia.
 Parasomnias.
 Trastornos del movimiento relacionado con el sueño.

Dentro de la categoría de “Parasomnias”, ya no se incluye al bruxismo


debido a que su etiología se basa en factores neurofisiológicos. En la tabla
N°1 se observa que en la categoría “Parasomnias” según la Academia de
Medicina del Sueño, el bruxismo no se encuentra considerado dentro de ella.
(American Academy of Sleep Medicine. (2014).

Tabla N°1 Clasificación de Parasomnias según la American Academy of Sleep Medicine. (2014).

PARASOMNIAS

NO REM  Confusional arousals. (despertar confuso)


related parasomnia  Sleep walking (sonambulismo)
(parasomnias relacionadas  Sleep – related eating disorder (trastornos
al sueño NO REM) alimenticios relacionados al sueño)
 Sleepterrors.(terrores nocturnos)

 REM sleep behavior disorder.(trastornos del


REM comportamiento del sueño)
related parasomnia  Recurrent isolated sleep paralysis (parálisis aislada
(parasomnias relacionadas recurrente del sueño)
al sueño REM)  Nightmare disorder.(pesadillas)

18
 Explonding head syndrome.(“cabeza explotante”)
OTHER Parasomnias  Sleep – related hallucinations.(alucinaciones)
(otras parasomnias)  Parasomnia dueto a medical disorder. (debido a
trastorno médico)
 Parasomnia due to a medication or substance.
(debido a una medicación)
 Parasomnia, unspecified. (trastorno no
especificado)

Si bien actualmente se acepta que la etiología del Bruxismo nocturno o


Bruxismo del sueño es central, sigue siendo discutida la influencia de otros
factores periféricos como las interferencias oclusales o discrepancias
morfológicas, etc. (Okenson y col.; 2010).

Al realizar la historia clínica, existen síntomas asociados al ronquido que


pueden hacer sospechar bruxismo del sueño (Sánchez Carpintero; 2008):

• Dificultad para despertarse por la mañana.


• Somnolencia diurna.
• Malhumor.
• Cefalea.
• Sequedad de boca.
• Problemas de concentración, memoria, bajo rendimiento escolar.
• Irritabilidad y otros problemas emocionales o de conducta.

Es fundamental incluir en la Historia Clínica algunas preguntas básicas para


detectar tempranamente alguna patología del sueño: (Protocolo Asociación
Española de Pediatría; 2008)

 ¿Su niño tiene dificultad para conciliar el sueño o mantenerlo?


 ¿Está excesivamente activo o somnoliento durante el día?
 ¿Su sueño es tranquilo o inquieto?
 ¿Ronca?

Si existiera ronquido deberá evaluarse en la anamnesis si hay síntomas


asociados sugestivos de SAHOS (Síndrome de Apnea o Hipoapnea
Obstructiva del Sueño) y en ese caso el niño debe ser derivado a un
otorrinolaringólogo. Cuando hay ronquido, pero no se evidencian signos

19
clínicos de obstrucción de la vía aérea, puede ser necesaria la indicación de
una polisomnografía para descartar ronquido primario (Sánchez Carpintero;
2008).

2.1.1 RELACIÓN ENTRE BRUXISMO Y TRASTORNOS RESPIRATORIOS


DURANTE EL SUEÑO.

Se ha estudiado la relación entre el Bruxismo y los trastornos respiratorios


durante el sueño. A través de estudios polisomnográficos, clínicos, de
autorreporte o entrevistas a los padres, se ha encontrado una relación
positiva entre Bruxismo de Sueño (BS) y trastornos respiratorios durante el
sueño (SAHOS) (Gregorio y col.; 2008 y Ferreira y col.; 2014).

Eventos de SAHOS (hipoxigenación) inducen a microdespertares como


mecanismo fisiológico de defensa que de manera secundaria produce
alteraciones musculares en corazón, músculos respiratorios (como el
diafragma) y músculos masticadores, estableciéndose así la relación con el
bruxismo (Gutiérrez del Río y col.; 2018).

Un 52% de los episodios de Bruxismo Nocturno se ha visto asociado a


microdespertares. Los microdespertares del BS se parecen a los asociados
a SAHOS; sin embargo, no se encuentra bien dilucidado el hecho de si los
microdespertares en SAHOS comparten procesos fisiopatológicos con el
Bruxismo del Sueño o son procesos independientes que pudieran también
ser sinérgicos bidireccionalmente (Gutiérrez del Río; 2018).

El sueño tiene un patrón secuenciado que en total dura entre 90 y 110


minutos (Frugone Zambra; 2003). (Fig. 2)

20
Fig. 2. Esquema del patrón del sueño (Frugone Zambra; 2003)

El sueño NO REM (por sus siglas en inglés, no rapid eye movements)


presenta distintas etapas que van desde sueño superficial (entre sueño y
vigilia) hasta el sueño profundo (de ondas lentas). En el sueño profundo, que
es el sueño verdaderamente reparador, el individuo realiza muy pocos
movimientos posturales de brazos y piernas (Schlain S; 2018).

El sueño REM (por sus siglas en inglés, rapid eye movements) es la fase del
sueño que tiene más actividad y metabolismo cerebral. La polisomnografía
da la apariencia de que el paciente estuviera en vigilia. Es aquí donde se
producen los sueños. Se le da el nombre de REM porque en esta fase se
produce un movimiento rápido de los ojos (rapid eye movements) y se
aumenta el umbral para los microdespertares. Ocupa el 20 al 25% del sueño
total (Gutiérrez del Río y col.; 2018).

El Bruxismo del Sueño se asocia más a la fase REM y a la fase I y II NO


REM. Allí se puede observar aumento de la frecuencia cardíaca,
movimientos corporales y los microdespertares (Gutiérrez del Río y col.;
2018).

Los eventos de SAHOS se dan en el sueño REM cuando, por inhibición de


las neuronas motoras, la hipotonía de la vía aérea superior lleva al ronquido
y a la hipoxia. Esta induce a los microdespertares con el consiguiente
aumento de la frecuencia cardíaca, etc. (Gutiérrez del Río y col.; 2018).

El bruxismo nocturno o del sueño puede ser afectado por el SAHOS ya que
en ambos se producen incrementos de microdespertares con actividad
muscular masticatoria (Gutiérrez del Río y col.; 2018).

En esta relación se han descripto manifestaciones comunes como:


ronquidos, respiración bucal, respiración dificultosa, sueño inquieto,
posiciones extrañas para dormir etc. Como manifestaciones diurnas se
observa: somnolencia, hiperactividad, menor rendimiento escolar,
alteraciones en el comportamiento, cefaleas, trastornos de crecimiento y
desarrollo, etc. (Gregorio PB y col.; 2008).

21
En los antecedentes generales de la Historia Clínica de un paciente con
Bruxismo y Trastornos Respiratorios durante el Sueño (SAHOS) se puede
encontrar: rinitis alérgica, adenoides hipertróficos e hipertrofia tonsilar
(Gregorio PB y col.; 2008).

Existe una relación entre el bruxismo probable del sueño y el hábito de


respiración oral; de ahí la importancia del odontopediatra en el diagnóstico
oportuno (Lamenha y col.; 2020).

En la anamnesis y en la observación clínica y funcional se pueden encontrar


(Ferreira y col.; 2014):

 Ronquidos.
 Respiración bucal.
 Dificultad para respirar.
 Sueño inquieto.
 Somnolencia diurna.
 Hiperactividad.
 Problemas en el rendimiento escolar.
 Problemas de comportamiento.
 Cefaleas matutinas.
 Falta de concentración.
 Enuresis.
 Sudoración al dormir.
 Trastornos del crecimiento y desarrollo corporal.

Los trastornos del sueño relacionados con la respiración en los niños no sólo
representan una posible causa de alteración del crecimiento craneofacial,
sino que también pueden afectar la salud y el desarrollo general del niño y

22
del adolescente en lo neurocognitivo, lo conductual y lo metabólico. La
apnea obstructiva del sueño se considera hoy en día un síndrome
neuroconductual (Paglia; 2019).

En las personas que sufren SAHOS el sueño es poco reparador y, por lo


tanto, se produce un estrés consciente o inconsciente que se evidencia por
el aumento de cortisol en sangre. Esto hace que una persona con
oxigenación deficiente durante el sueño (SAHOS) y Bruxismo Nocturno, sea
candidato a desarrollar Bruxismo Diurno (Gutiérrez del Río S y col.; 2018).

2.1.2 RELACIÓN ENTRE BRUXISMO Y CANTIDAD Y CALIDAD DE


SUEÑO

Existe una estrecha relación entre bruxismo y calidad del sueño. Esto se
observa en la alta incidencia de microdespertares en estudios de
polisomnografías en la etapa 2 del sueño NO REM y REM (Herrera y col.;
2006).

Estudios de Serra-Negra y colaboradores (2014) evaluaron la asociación


entre factores ambientales, la duración del sueño y el bruxismo del sueño en
escolares tomados al azar en escuelas públicas y privadas. Concluyeron que
los niños que duermen menos de ocho horas están más predispuestos al
bruxismo. Se aconseja realizar ciertos cambios de hábitos para lograr una
rutina de sueño favorable; respetando horarios y cuidando la cantidad de luz,
el ruido ambiental, el uso de tecnologías antes de dormir etc. (Serra-Negra y
col.; 2014 y Arora; 2014)

En el estudio transversal de Arora y colaboradores (2014) se trabajó con un


grupo de adolescentes entre 11 y 13 años del Reino Unido. Se utilizó una
encuesta de hábitos de sueño y un cuestionario de uso de tecnologías

23
(música, videojuegos, TV, celular y redes sociales). Los autores concluyeron
que el uso de tecnologías al acostarse produjo efectos adversos en muchos
parámetros del sueño, por ejemplo, pesadillas, retraso en el inicio del sueño,
sonambulismo.

Se ha descripto también la relación entre calidad de sueño y bruxismo


asociada a cefalea (Miller y col.; 2003). Esta calidad de sueño y
microdespertares están a su vez asociados a SAHOS (Sánchez Carpintero;
2008).

2.2 BRUXISMO Y DISCAPACIDAD.

El bruxismo está presente en todas las discapacidades, tanto en los


trastornos motores, como genéticos, sensoriales y del espectro autista.

En la Parálisis Cerebral Espástica, la hipertonía muscular (especialmente de


los músculos maseteros), se asocia a una incoordinación muscular; esta
situación puede llevar muchas veces a lesiones ulcerosas muy dolorosas y
de difícil resolución en lengua, labios y mucosas. La lengua es la que con
mayor frecuencia se lesiona y mutila, seguida por los labios y mucosa bucal
(Teja-Ángeles y col., 2012).

Asimismo, en muchas discapacidades se observa automutilación y es


necesario intervenir para mejorar la calidad de vida de ese paciente. Es el
caso de síndromes neurológicos, insensibilidad congénita, neuropatía
sensorial, enfermedad de Leigh, Trastornos del Espectro Autista, encefalitis,
esquizofrenia (Teja-Ángeles y col.; 2012).

Se han realizado estudios comparativos entre niños con Trastornos del


Espectro Autista y niños sin dicho trastorno, y se ha observado que existe

24
mayor incidencia de desgastes y facetas dentarias en los niños con autismo
(Khatib y col.; 2014).

En el Síndrome de Down, patología genética discapacitante más prevalente,


Carneiro y colaboradores (2018) mostraron, como factores de riesgo
relacionados al bruxismo, a la edad (más propensos entre los 5 y 7 años) y
al hábito de respiración oral (tan frecuente en este síndrome debido a su
hipotonía de base).

En todos estos diagnósticos que causan discapacidad en el niño pueden


necesitarse dispositivos que protejan, no sólo los elementos dentarios sino
también los tejidos blandos y, eventualmente morder y romper cánulas
orotraqueales u oroesofágicas (Teja-Ángeles y col., 2012).

Las consideraciones terapéuticas específicas para estos casos de bruxismo


en personas con discapacidad serán desarrolladas en el capítulo de
tratamiento.

2.3 BRUXISMO EN RELACIÓN A LA ESFERA PSICOSOCIAL

El aspecto psicosocial es muy importante en niños y adolescentes ya que


influye siempre, en mayor o en menor medida, en su desarrollo físico-
emocional y en la posibilidad de relacionarse con su entorno de manera
saludable.

Los aspectos relacionados al nivel de estrés y al tipo y/o conflictos de


personalidad pueden considerarse factores de riesgo y, por lo tanto, incluirse
en la etiología del bruxismo. Esto se sustenta en estudios que, desde
distintos enfoques, han buscado la relación entre el bruxismo y el estrés. Así,
Vanderas y colaboradores (1999), encontraron catecolaminas en la orina de
niños bruxómanos de entre 6 y 8 años. Restrepo y colaboradores (2008)
utilizaron la Escala de Conners para Padres y el Cuestionario de
Personalidad para Niños y observaron que los niños con BS presentaban
altos niveles de ansiedad, tendencia al neuroticismo y desórdenes
temporomandibulares.

25
En el 2014, Gómez y colaboradores compararon un grupo control y otro de
niños de 5 a 13 años con trastorno hiperkinético, encontrando en este último
mayor frecuencia de alteraciones de sueño como somniloquia, bruxismo,
enuresis, dificultades para conciliar el sueño y pesadillas. En numerosos
estudios sobre el estrés en los niños se observa como protagonista el
bullying o maltrato social (Danton Moreno y Aparra; 2018 y Serra-Negra;
2017)

Otras manifestaciones de alteración de la conducta como depresión,


ansiedad, hostilidad, fobias, angustia e ideación paranoide pueden
manifestar interconexiones nerviosas como en estrés, iniciando o
perpetuando manifestaciones de bruxismo diurno o nocturno (Nieto Mena S
y col.; 2018).

Es importante incorporar como criterio de diagnóstico el aspecto psicológico


de los pacientes (emociones), y no sólo el estado físico, para mejorar el
diagnóstico, terapia y pronóstico por el impacto de los desórdenes de
ansiedad en los síntomas músculo-esqueléticos. Los factores físicos y psico-
emocionales interactúan permanentemente influyendo uno sobre otro en
forma dinámica (Ramirez Aristeguieta; 2018).

2.4 BRUXISMO EN RELACIÓN A LA POSTURA

La estructura cráneo-cervical está muy relacionada neurológicamente con la


postura de la mandíbula y los desórdenes músculoesqueléticos, no sólo
están asociados a esta relación entre cráneo y mandíbula, sino también a las
estructuras supra e infrahioideas, la columna cervical y torácica y hasta la
columna lumbo-sacra (Fig 3). La columna cervical, además de modular la
postura del cráneo y la mandíbula, alberga estructuras para la fonación,
respiración, ingestión, masticación y sostiene elementos nerviosos,
vasculares y glandulares. El hioides y la mandíbula se complementan
muscular y tendinosamente para poder cumplir estas funciones (Ramirez
Aristeguieta; 2008).

26
Fig 3 Posición mandibular influenciada por músculos suprahioideos, infrahioideos, agonistas
masticatorios, paravertebrales, de la nuca y espalda. Modificado de: Manns A., Díaz G.
Sistema Estomatognático. Sociedad Gráfica Almagro Ltda. Universidad de Chile 1988

Evaluando la postura craneocervical de niños con Bruxismo se observó una


anteposición de la cabeza que estaría asociada con la hipertonía de los
músculos de la región cervical. En esta relación entre Bruxismo y
anteposición de la cabeza, no queda claro cuál es causa, cuál es efecto y si
existe una cierta retroalimentación positiva entre ambas. Algunos estudios
señalan a la cifosis cervical como factor que predispone al desarrollo del
Bruxismo (Motta y col.; 2011)

CAPÍTULO 3

ABORDAJE DEL BRUXISMO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

3.1 SIGNOS Y SÍNTOMAS DEL BRUXISMO

El Bruxismo incide y repercute directa o indirectamente en todas las


estructuras del sistema estomatognático (elementos dentarios, músculos,
Articulación Temporomandibular, ligamento periodontal). Esto es aplicable a

27
niños y adolescentes. La gravedad de estos signos y síntomas depende de
la intensidad, la frecuencia y el tiempo o data del hábito (Pangrazio; 2011).

A) En elementos dentarios (Coelho Alves y col.; 2012 y Alcolea Rodriguez


y col.; 2014):
 Facetas de desgaste (patrones no funcionales de desgaste oclusal).
 Sensibilidad dentaria.
 Ruidos oclusales.
 Fracturas de dientes y/o restauraciones.
 Movilidad dentaria.
 Trastornos pulpares sin antecedentes de caries.
 Lesiones cervicales: erosión, abrasión y abfracción (en elementos
permanentes).
B) A nivel muscular (Okenson; 2010):
 Hipertonía muscular uni o bilateral.
 Mialgias, puntos gatillo.
 Disminución en la coordinación muscular.
C) A nivel de Articulación Témporo Mandibular (Blanco Aguilera y col.;
2014):
 Dolor.
 Chasquido.
 Crepitaciones.
 Luxaciones.
 Limitación de la apertura.
 Procesos degenerativos.
D) A nivel periodontal (Ardizone García y col.; 2010):
 Recesiones gingivales.
 Movilidad.
 Ensanchamiento del espacio periodontal (estudio radiográfico).
 Reforzamiento de la cortical.
 Puede haber proliferaciones óseas localizadas en forma de torus
palatinos, mandibulares y a nivel de caninos y premolares superiores.
E) Otros:

28
 Pérdida de Dimensión vertical.
 Cefaleas.
 Indentaciones en los bordes laterales de la lengua.
 Erosiones y ulceraciones en la mucosa.
 Dolores cervicales.

3.2 TRATAMIENTO DEL BRUXISMO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Son muchas las opciones de tratamiento disponibles para inhibir o reducir el


bruxismo en niños y adolescentes. Teniendo en cuenta que la etiología es
central y que actualmente el bruxismo no se considera un trastorno en
personas sanas, la elección del tipo de intervención o tratamiento dependerá
del análisis de cada caso en particular. Para eso deberá evaluarse
indicaciones, contraindicaciones y efectos secundarios (Chisini y col.; 2019).

Actualmente el tratamiento del BS en niños se centra en el manejo de los


síntomas, en la identificación de los factores predisponentes y en la
prevención de las complicaciones (Guitelman y col.; 2016).

Si se diagnostica una comorbilidad asociada al bruxismo, el tratamiento debe


enfocarse a la resolución de ese trastorno médico en primer lugar, mientras
se maneja las repercusiones del bruxismo simultáneamente (Saulue; 2015).

Hermida y colaboradores (2020) hacen referencia a la Academia Americana


de Odontología Pediátrica (AAPD) y hablan de un Bruxismo Infantil
autolimitante cuyo tratamiento incluye:

 Educación del paciente y su familia: es importante establecer rutinas


de sueño teniendo en cuenta los factores ambientales (luz, ruidos) y
el control de otros hábitos orales diurnos como la onicofagia, el
morder objetos, etc.
 La terapia miofuncional para patrones neuromusculares nocivos
concientizando y automatizando patrones de masticación, deglución y
reposo sin contacto dentario.
29
 Terapia psicológica para el manejo de la ansiedad y el estrés teniendo
en cuenta factores emocionales como la auto-exigencia, el bullying
etc. Es interesante, como contrapartida, trabajar para la adquisición
de hábitos y conductas saludables. Se ha visto que hay una estrecha
relación con rasgos específicos de la personalidad del niño como así
también con actitudes de padres y docentes.

Antes de proponer un tratamiento, se debe establecer un buen diagnóstico


para saber si se trata de un Bruxismo Primario o un Bruxismo Secundario.
Autores como Firmani y colaboradores (2015), hablan de “manejo” en el
caso del Bruxismo primario y de “tratamiento” en el Bruxismo secundario ya
que, atendiendo la/s causa/s, el problema podría estar resuelto.

Firmani y colaboradores (2015) plantean que un nuevo punto de controversia


surge en cuanto al manejo del Bruxismo Primario en niños ya que en esta
etapa existen desgastes que son fisiológicos y, muchas veces, es difícil
definir si el tratamiento a indicar debe ser observacional o de intervención.

Existe un desgaste o atrición fisiológica en la dentición temporaria entre los 3


y 5 años para permitir el crecimiento y desarrollo de los maxilares (Álvarez y
col.; 2019).

Durante la dentición mixta, el niño pierde la oclusión mutuamente protegida.


La falta de desoclusión anterior predispone al bruxismo que favorece el
desarrollo de los maxilares. Al bruxar, las cúspides agudas se redondean; en
esta etapa no existe armonía entre los elementos temporarios desgastados y
los permanentes jóvenes con sus cúspides agudas (entre los 8 y 10 años).
Estas piezas permanentes actúan como interferencias que potencian el
bruxismo en los niños (Alonso y Albertini; 2005).

Si existe desgaste dentario pero ausencia de otra sintomatología como


dolor, no implica necesariamente bruxismo tanto en niños como en
adolescentes (Álvarez y col.; 2019).

Por otro lado, si se considera que todas las investigaciones muestran que la
prevalencia del bruxismo disminuye con la edad (9 a 10 años), se podría

30
optar por una conducta observacional y no intervencionista en los niños
(Firmani y col.; 2015), (Manfredini y col.; 2013) y (Saulue y col.; 2015).

Sin embargo, frente a la aparición de signos y síntomas de trastornos


temporomandibulares como dolor y limitación de la apertura, se actúa para
manejar la sintomatología. Además, si los desgastes se mantienen más allá
de la edad en que se consideran fisiológicos, apareciendo facetas en la
dentición permanente, necesitan de tratamiento intervencionista. (Firmani y
col.; 2015) y (Restrepo y col.; 2009).

El tratamiento a elegir debe ser el menos invasivo posible (ajustes oclusales,


rehabilitaciones, ortodoncia), optando por una estrategia más conservadora
como la psicoconductual. (Álvarez y col.; 2019). Por estrategias
psicoconductuales se entiende: cambios en el estilo de vida, creación de
hábitos beneficiosos (ej. para mejorar la calidad del sueño); técnicas de
relajación física y mental, detectores de actividad muscular (biofeedback)
etc. (Guevara Gómez.; 2015).

En el caso del bruxismo de vigilia que se caracteriza por apretar los dientes,
el tratamiento se basa fundamentalmente en alentar a esos pacientes
bruxistas a controlar ese comportamiento deletéreo. Es en estos casos
donde es aconsejable aplicar una estrategia cognitivo-conductual y/o una
técnica de biorretroalimentación (como se desarrollará más adelante)
(Saulue; 2015).

En mayo del 2015, en San Pablo, se realizó un Simposio sobre Bruxismo en


Niños y, en el 2016, tuvo lugar en Colombia una Mesa Latinoamericana
sobre Bruxismo Infantil dentro del XVIII Congreso de la Asociación
Latinoamericana de Odontopediatría. En ambos eventos se resaltó el
importante papel del odontopediatra en el equipo interdisciplinario que se
necesita para tratar el bruxismo (Hermida y col.; 2020).

Algunas de las recomendaciones de la Asociación Latinoamericana de


Odontología Pediátrica (ALOP) (2018) destacadas por Hermida y
colaboradores (2020) son:

31
 Cada paciente debe ser evaluado y tratado particularmente ya que, si
bien el Bruxismo de sueño tiene una regulación central, son muy variados
los factores concomitantes (etiología multifactorial) y muy florida la
manifestación clínica.
 Actualmente el tratamiento hace foco en el manejo de los síntomas y la
prevención de las complicaciones.
 Es fundamental, mediante una buena anamnesis y observación clínica,
identificar los factores etiológicos asociados al Bruxismo de cada
paciente.
 En cuanto al ajuste oclusal, actualmente no está indicado dado que la
etiología es central y no periférica. En el caso de decidir un ajuste
oclusal, sólo se realiza a partir de los 13 años ya que antes el paciente no
se encuentra muscularmente maduro.
 La Rehabilitación oclusal se utiliza cuando el desgaste es severo y es
necesario rehabilitar la función masticatoria. En el caso de los niños con
TEA (Trastornos del Espectro Autista) y bruxismo con gran desgaste se
puede hacer la rehabilitación usando coronas de acero inoxidable.
 Aparatos intraorales: no hay evidencia de su efectividad, pero pueden
proteger las superficies dentarias del desgaste y relajar los músculos
masticadores. Sin embargo, dispositivos intraorales para avance
mandibular cuando el paciente presenta SAHOS, sí se considera una
buena opción. Los aparatos de ortopedia funcional bimaxilares tienen una
buena acción indirectamente ya que, al expandir el maxilar superior y
descomprimir el complejo nasomaxilar, se ha visto mejora en la
respiración y disminución del bruxismo.
 Fisioterapia: se está hablando de distintas técnicas que pueden ser
beneficiosas como crioterapia, ultrasonido, masoterapia, estimulación
neuromuscular transcutánea (TENS), estimulación neural eléctrica
(MENS), etc.

 En lo referente a la farmacoterapia, no hay por el momento un enfoque


farmacológico aceptado para el tratamiento de Bruxismo en niños. Dentro
de la medicina homeopática se ha comenzado a estudiar la posibilidad de

32
la terapia natural para Bruxismo de Sueño en niños utilizando Melissa
Officinalis L por sus propiedades sedativas, ansiolíticas, antiinflamatorias
y espasmódicas. Por el momento la evidencia es muy limitada por lo que
se necesitan más estudios.

Al considerar la indicación de placas oclusales durante el sueño para evitar


el desgaste dentario y romper el engrama neuromuscular de apretamiento
en el paciente con dentición permanente, se propone el uso de placas
rígidas para aumentar la dimensión vertical, disminuir la presión
intraarticular, evitar el desgaste de las superficies dentarias y disminuir la
actividad muscular (Hermida; 2020).

Autores como Dubé y colaboradores (2004) y Landry y colaboradores (2006)


han observado con el uso de placas rígidas a corto plazo, una disminución
en la actividad muscular y una disminución en el número de episodios de
bruxismo por hora.

Otros como Van der Zaag y colaboradores (2005), no han observado


beneficios y opinan que la indicación de estas placas debe ser analizada en
cada caso en particular.

Sin embargo, en estudios como el de Restreppo y colaboradores (2011) se


concluye que el uso de placas rígidas no fue eficaz para reducir los signos
del bruxismo en su conjunto y los signos y síntomas de trastornos
mandibulares no se redujeron excepto por la desviación de la apertura de la
boca.

En el caso de la dentición temporaria y mixta, el uso de estos dispositivos


rígidos es muy controvertido ya que se discute su interferencia en el normal
desarrollo de los maxilares (Firmani y col.; 2015 y Restrepo y col.; 2009).

En dentición temporaria la placa se usa sólo cuando el desgaste es excesivo


y existe sintomatología por períodos cortos y siempre bajo control. (Hermida;
2020)

33
Con respecto a las placas blandas, no están indicadas en ninguna dentición
ya que pueden estimular el apretamiento dentario (como lo hace el chicle)
(Hermida; 2020).

Una de las novedades que actualmente está en estudio es el Manejo


Conductual (Biofeedback) que consiste en un dispositivo inalámbrico de
biorretroalimentación muy pequeño que tiene una parte intraoral (sensor) y
una parte extraoral (tipo brazalete o reloj). El sentido es que cada vez que
comienza un episodio de bruxismo durante el sueño, es detectado por el
sensor y se desencadena una vibración de alerta para el paciente. Con este
entrenamiento a base de concientización del hábito se espera, con el tiempo,
aliviar los episodios de bruxismo en pacientes bruxistas leves. No se ha
estudiado en niños (Wei Ping Gu y col.; 2014).

3.3 GUARDAS OCLUSALES EN NIÑOS Y ADOLESCENTES CON


DISCAPACIDAD

Al momento de decidir si colocar o no una guarda oclusal en pacientes con


discapacidad, se debe hacer un cuidadoso diagnóstico ya que las
consecuencias de una mala indicación, su uso incorrecto o sin control,
pueden ser graves produciendo lesiones mucosas, caries, reinfecciones por
cándidas albicans, trastornos en la ATM, broncoaspiraciones por poco
control de las secreciones etc. (Teja-Ángeles y col, 2012)

Las indicaciones y contraindicaciones de las guardas oclusales en estos


pacientes críticos son: (De la Teja; 2005)

Indicaciones
 Presencia de lesiones ulcerosas auto-provocadas de difícil resolución.
 Ausencia de caries.
 Superficies que permitan la retención del dispositivo.
 Necesidad de alimentación o ventilación a través de cánulas.

Contraindicaciones

34
 Presencia de caries.
 Cuando existen otras lesiones cuyo origen se desconoce.
 Cuando el paciente no tiene buen manejo de sus secreciones.
 Cuando no es seguro que vayan a realizarse los controles que
corresponden.
 Cuando presenta elementos dentarios en erupción (a menos que
exista el compromiso de asistir periódicamente a los controles para
realizar los alivios necesarios para que la placa no interfiera en la
erupción dentaria).

En el diseño de estas placas oclusales se les podrá agregar pantallas


vestibulares frontales o laterales y deberán cumplir con algunos requisitos
generales como (De la Teja; 2005):

 Ser retentivas.
 Ser fáciles de colocar.
 Ser fáciles de retirar en caso de urgencia.
 Ser fáciles de limpiar.
 Tener bordes redondeados y bien pulidos para no lesionar tejidos
blandos al ser colocada o retirada.
 Tener color contrastante para no confundirse con mucosa, sangre,
etc.
 Tener buena resistencia y resiliencia.
 Estar confeccionada con un material que no produzca reacciones
alérgicas.

El diseño de esta aparatología, como en cualquier paciente debe ajustarse a


la anatomía y oclusión del paciente, pero, además, necesitará que el
profesional ponga en juego no sólo sus conocimientos, sino también su
criterio, experiencia y creatividad para que esa guarda oclusal se ajuste a las
particularísimas necesidades de ese niño con discapacidad (Teja-Ángeles y
col.; 2012).

Una de las consecuencias que preocupan al profesional cuando decide


instalar una guarda oclusal de uso prolongado en estos pacientes es sin

35
duda, la higiene ya que es retentivo de restos alimenticios y
microorganismos (Fardi y col.; 2003).

Otro de los temas a tener en cuenta es la repercusión que pueda tener a


nivel de la ATM, debiendo obviamente controlar permanentemente y
replantear en cada control la ecuación costo/beneficio (Teja-Ángeles y col.,
2012).

Para decidir si el dispositivo se confecciona para el maxilar superior o para el


inferior, el criterio determinante es la facilidad para la toma de impresiones,
que es muy variable según las características del paciente. En cuanto al
material con el que se confecciona la placa, puede ser de acrílico teniendo
en cuenta tiene mejores propiedades físicas, térmicas y tiene más
estabilidad dentro de la boca (Teja-Ángeles y col.; 2012).

CONCLUSIÓN

36
Sin lugar a dudas el bruxismo es un tema complejo y controversial en cuanto
a su conceptualización, etiología, manejo, tratamiento y pronóstico.

Esta condición ha afectado a adultos y a niños desde tiempos remotos y, si


bien se ha avanzado y llegado a un consenso en cuanto a la etiopatogenia
diferente del BS y el BV, en la actualidad se continúa trabajando e
investigando sobre las opciones terapéuticas para reducir o inhibir el
bruxismo.

A la fecha, el tratamiento del Bruxismo en niños y adolescentes hace foco en


el diagnóstico temprano y en la identificación y control de las comorbilidades
asociadas como el SAHOS y los trastornos del sueño. Una vez más, la
historia clínica es soberana e imprescindible, incluso para detectar
tempranamente hábitos orales deletéreos que pudieran ser predictores del
bruxismo.

Queda claro que, como en todos los problemas de salud, el diagnóstico es


integral y el abordaje debe ser transdisciplinario. En estos equipos de salud
que deben trabajar en transidisciplina, es fundamental la actuación del
odontopediatra que muchas veces es el primero en detectar el problema, ya
sea por su observación clínica, por el interrogatorio al momento de realizar la
anamnesis, o porque tal vez sea el motivo de la consulta etc.

El rol del odontopediatra es diagnosticar oportunamente, educar a los


padres, prevenir sus posibles consecuencias en la salud bucal e identificar
las comorbilidades asociadas, trabajar interdisciplinariamente haciendo las
interconsultas que crea convenientes, definir el tipo de manejo o tratamiento
y controlar periódicamente.

A los investigadores les queda por delante la ardua tarea de trabajar en los
aspectos del bruxismo en niños y adolescentes que aún son controversiales
para lograr consenso con base científica.

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