1.31 Dignidad
1.31 Dignidad
1.31 Dignidad
L A PERSONA
NATURALEZA HUMANA
Y DIGNIDAD
• De la comprensión que se tenga de la
naturaleza humana deriva el trato que
debe dársele a todo ser que posea dicha
naturaleza, a lo que denominamos
"dignidad". Vocablo que deriva del
latín dignitas, que a su vez deriva
de dignus, cuyo sentido implica una
posición de prestigio o decoro, "que
merece" y que corresponde en su
sentido griego a axios o digno, valioso,
apreciado, precioso, merecedor.
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• La dignidad es ser tratado como lo que se es. La
pregunta entonces, ya no solamente para poder
comprender lo que somos en un sentido metafísico,
sino para poder dar un trato digno al ser humano, en
un sentido ético, es ¿cuál es la naturaleza
o physis ontológica del hombre? ¿Qué es el
hombre? Así, sabiendo lo que el
hombre es podremos tratarle como tal, como
merece, es decir tratarlo dignamente. La respuesta a
esta interrogante puede ser muy variada, dependiendo
de la concepción desde la que se formule, del ámbito
cultural e incluso de las creencias personales de cada
individuo.
• El hombre tiene una naturaleza
distinta de la de los demás seres:
capaz de autogobernarse y
además posee la cualidad de
poder comprenderse a sí
mismo como un ser individual
y, a la vez, como parte de una
sociedad en la que interactúa con
sus semejantes. Aunque se identifica
con sus iguales no se comporta de
manera idéntica a ellos, puesto que
no solamente tiene un ser sino que
puede tener modos de ser.
En su desarrollo histórico la idea de
dignidad humana ha hecho referencia a
distintos aspectos de la condición
humana o ha sido entendida desde
distintas perspectivas o dimensiones.
Podemos identificar cuatro
dimensiones de la dignidad:
• a) político-social;
• b) religiosa o teológica;
• c) ontológica y
• d) ética, personal y social en el sentido
de la autonomía, que corresponde de
alguna manera a su evolución o
desarrollo a lo largo de la historia
LA DIGNIDAD EN LA ANTIGÜEDAD
En una primera etapa, en la Antigüedad
griega y posteriormente en Roma, la
concepción de la dignidad se basó
originariamente en el aprecio y el
reconocimiento social hacia el individuo, en
la posición social que se ocupaba:
• "En efecto, tanto en la Antigüedad, la Edad-
Media, el Renacimiento, etcétera el valor del
individuo derivaba de su filiación, origen,
posición social, u otros cargos políticos. En
resumen, los individuos nacían con dignidades
distintas y desiguales. El individuo podía sentir
e identificar su valor y excelencia por la
pertenencia a una élite con la cual compartía
los rasgos sociales, políticos y económicos"
• Esa idea de dignidad no tenía
más fundamento que la
pertenencia a un
determinado grupo social,
o el desempeño de
determinadas funciones en la
vida pública. Sin embargo, es
importante señalar que en
este caso la dignidad exigía al
individuo una forma de
comportamiento acorde
con ese aprecio y
reconocimiento social.
• Esta concepción de la dignidad no
fundada en la condición humana, sino en
la condición social, tiene como
supuesta la idea de superioridad y
rechaza por principio la igualdad, que
sólo mucho después vendrá a unirse a la
idea de dignidad. Por eso era justificable
la esclavitud, o la convicción del
ciudadano griego o romano como ser
superior, pero como señalamos esa
superioridad y dignidad exigía un
comportamiento acorde con esa dignidad,
como expresaba Plauto: "Las personas
dignas caminan de manera distinta a
como lo hacen los esclavos".
DIGNIDAD CON FUNDAMENTO RELIGIOSO
Ya desde las filosofías griega y romana la dignidad hace
referencia también a un reconocimiento de lo divino en los
individuos, por eso la exigencia de un comportamiento
virtuoso, que busca la perfección propia de lo divino.
Sin embargo, aunque la idea de la creación del hombre por
Dios es un rasgo común a todas las religiones monoteístas,
fue con la aparición del cristianismo que la dignidad cobró
una nueva dimensión, fundada en el vínculo con la divinidad.
La dignidad para el cristiano se fundamenta en que es creado
por Dios: "Y creó Dios al hombre a su imagen y semejanza"
• Para los cristianos, la dignidad tiene su
fundamento en su filiación divina, a la que se
suma la redención de todo el género humano por
Cristo, el mismo Dios hecho hombre, y con esto la
dignidad se une con el principio de igualdad, pues
la creación y la redención alcanzan a todos. Pero
de nuevo se trata de una dignidad que le viene al
hombre de fuera, que no tiene su fundamento en
la propia condición humana.