Jorge de Montemayor - Obras de Burlas
Jorge de Montemayor - Obras de Burlas
Jorge de Montemayor - Obras de Burlas
Jorge de Montemayor
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A una que sacó una saya recatada de confites de plata
Fin
Diálogo entre un paje y una mula maliciosa que le
emprestó una dama
Fin
A una fea que mandó glosar «la bella malmaridada»
Fin
A unos galanes que se sentaron en una arca delante de las
damas
Fin
Un cavallero alto de cuerpo y seco emprestó a un hombre
pequeño un sayo para poner un cartel de un torneo que él
avía de mantener; el qual hombre lo cortó y lo hizo a su
medida. Venido el sayo ante su amo, y viéndole tan otro de
lo que solía, passaron entre los dos este razonamiento.
Fin
A dos damas que cayeron ambas de una mula
Fin
Dos moças de cámara de la sereníssima reyna de Bohemia
hizieron dos ropones de dos sayas frisadas y, topándose los
dos ropones en la calle, passó entre ellos el presente
diálogo.
Fin
Soneto
Fin
A un hombre que hazía muchas coplas y sonetos muy
malos, y matava al autor que se las alabasse
EPÍSTOLA
El que hablar en ti ya no querría
y á mucho tiempo que huyr dessea
por ver si tu parlar se acabaría,
A tu merced suplica aprenda y lea
porque no está para escrevir ni es parte
sin que de algún aviso se provea.
Y pues verás que en tu escrevir no ay arte,
sino dolor, comiença ya a dolerte
de quien a su pesar ha de alabarte.
¡Triste de mí, que no pudiendo verte
ya no ay para huyirte medio alguno
e estarte oyendo siempre es más que muerte!
Oýrte tus sonetos de uno en uno
no puedo ya ni quiero, aunque pudiesse
porque aun callando m'eres importuno.
Yo sé muy bien si alguno te dixesse
que trovas bien que tú lo escucharías,
puesto que más perdido y loco fuesse.
Ya mí que escucho las tus coplas frías,
no sé por qué no quieres ya dexarme
pues para hablar te son cortos los días.
Si piensas que á de ser honrra enfadarme,
yo moriré enfadado, pues lo mandas,
mas tú no lo querrás por más cansarme.
Yo sé que tú tras ser poeta andas
e no sé ingenio yo que no rehúya
de tu sonetear si te desmandas.
No plega a Dios que yo vea copla tuya
o que a ti parezca qu'es bien hecha,
antes mi alma e cuerpo se concluya.
Porque, Señor, de ti lo que despecha
es que una copla si es por ti leýda,
aunque de burlas es, paresce endecha.
¡Qué cosa avrá en el mundo más perdida
después de ti que essa tu triste vena,
que a tanta gente enfada en esta vida!
Recibes en trovar tan grave pena,
sacas la copla tan pesada e dura,
que al acabar mereces bien la cena.
¡O, quién pintar pudiesse la amargura
con que mides tus versos e renglones,
sacando el consonante a fuerça pura!
¿No bastarán para esto mis razones,
ni alguno bastará para hazerte
que no saques a plaça tus coplones?
Ni bastaría yo para moverte
a que tus coplas calles, pues yo callo,
siendo cada una dellas otra muerte.
En cada pie que hazes ay un callo
o quarto o esparaván, por do se siente
la copla coxear como cavallo.
Dado es trovar al hombre que algo siente
e al otro de gritalle dan licencia,
mas el que trova mal no se arripiente.
Dízenme todos casi en mi presencia
el mal que en alabar tus coplas hago,
e a la verdad me acusa la conciencia.
Pues yo por ti tan malas coplas trago,
consiénteme el quexarme por remedio;
pequeño es, mas yo me satisfago,
pues para que t'enmiendes ya no ay medio.
Fin
Embiaron al autor diez sonetos hechos a la muerte de
Feliciano de Silva, y él los bolvió a embiar, poniéndoles al
cabo este soneto