Lectura 7. Guillermo - Nunez - Que - Es - La - Diversidad - Sexual

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¿QUÉ ES LA
DIVERSIDAD SEXUAL?

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CIAD
CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN ALIMENTACIÓN Y DESARROLLO, A.C.
Pablo Wong González ¿QUÉ ES LA
Director General

Sergio A. Sandoval Godoy DIVERSIDAD SEXUAL?


Presidente del Comité Interno Científico Editorial de Publicaciones

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


Dr. Enrique Luis Graue Wiechers
Rector

Dr. Leonardo Lomelí Vanegas


Secretario General

Dr. Alberto Vital Díaz


Coordinador de Humanidades

GIIII
Guillermo Núñez Noriega

PROGRAMA UNIVERSITARIO DE ESTUDIOS DE GÉNERO


Dra. Ana Buquet Corleto
Directora

Dra. Helena López González de Orduña


Secretaria Académica
HQ75
.15
N85
ni 12987
I I 111 II II
2016
PUEG
Lic. Marta Ferreyra Beltrán U NAM
Secretaria de Equidad

Lic. Claudia Itzel Figueroa Vite


Secretaria de Planeación MEI
Cecilia Olivares Mansuy
C D Ariel o
1.2631041.,../MUMO iStarn, .52,1P0
Jefa del Departamento de Publicaciones

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A mis amigas y amigos de la Asociación Sonorense por


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Primera edición, 2011, Ediciones Abya-Yala/CIAD


Segunda edición, abril de 2016

ISBN UNAM: 978-607-027630-9


ISBN CIAD: 978-607-7900-23-8
ISBN PLANETA: 978-607-747-161-5

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Indice

Presentación y agradecimientos 11

1. Introducción 15
2. Las palabras y el poder 31
3. Diversidad sexual: tres usos comunes
del término 39
1.Como eufemismo 40
2.Su uso como término sombrilla 44
3. Su uso para referirse a la otredad
de la heterosexualidad 46
4. Los discursos dominantes del campo
sexual: su visión integrista 51
1.El binarismo sexual 53
2.El binarismo de género 61
3.El binarismo erótico y el heterosexismo 71
a. El heterosexismo y el amor 73
b. Homofobia y heterosexismo:
el silencio sobre el amor entre
personas del mismo sexo 78

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CONTENIDO

c. Homofobia y heterosexismo:
el binarismo erótico 84
5. El concepto de diversidad sexual: Presentación
sus implicaciones transgresoras 93
1. Diversidad sexual y de género y disidencia
y agradecimientos
sexual y de género 97
6. La diversidad de violencias o
"una homofobia que no es una" 101
1. ¿Quiénes son los homo objeto
de la fobia? 102
a. El uso restrictivo del término 106
b. Identidad masculina y homofobia 110 Los libros tienen historia, una historia per-
sonal y social de la cual proceden y la que les
c. Hacia una definición incluyente da sentido. La idea inicial de escribir este tex-
de homofobia 116 to surgió en 2001, en una de las reuniones na-
7. La diversidad sexual y amorosa y las otras cionales de la Red Democracia y Sexualidad,
diversidades sociales 119 Demysex México, a la que acudieron cientos
8. La diversidad sexual y de género en los de compañeras y compañeros de más de tres-
pueblos indígenas y afrodescendientes 133 cientos organizadores de todo el país que lu-
chan por hacer valer los derechos sexuales y
9. Discursos finales: ética y diversidad
reproductivos en tanto que derechos huma-
sexual 151
nos de la población. Lo escribí, debo decirlo,
pensando en ellas y en ellos, y en la labor que
Bibliografía 155 realizan, así como en la necesidad de construir
un texto que pudiera sintetizar el estado del
arte de un concepto cada vez más utilizado en
la lucha por esos derechos; un texto que incor-
porara las discusiones teóricas de vanguardia
en ciencias sociales, pero que al mismo tiempo
pudiera vincularse con el quehacer cotidiano
de quienes luchan con entusiasmo en el terre-
no de la organización social y el activismo. Un

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? PRESENTACIÓN

texto que ayudara a comprender los conceptos y los pirarme con su trabajo. Este ensayo también se enri-
debates académicos, pero también que contribuyera queció con los comentarios y las sugerencias de las y
a orientar nuevas formas de entender los problemas los asistentes al curso de teoría queer que impartí en la
y la acción en la vida diaria. Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH),
En el camino, otras personas que no participan ni en la Ciudad de México, y en la Semana Cultural de la
en el campo académico ni en el activismo social me Diversidad Sexual del Instituto Nacional de Antropo-
han externado su deseo de contar con un texto que pu- logía e Historia (INAH), en Colima, ambos creados e
diera también ayudarlas a comprender en qué consis- impulsados por la doctora Yesenia Peña. Gracias por
te la diversidad sexual y de género, ese concepto cada vez sus invitaciones. Los comentarios de los participan-
más usado en los medios de comunicación. También tes en ambos eventos fueron un reto intelectual muy
escribí el texto pensando en ellas. valioso. En especial, deseo agradecer las observacio-
De un primer borrador surgieron varias versiones, nes puntuales y las correcciones que me hizo Óscar
las que he venido utilizando y ampliando a través de Chávez Lanz, de GISS. También destaco aquí las apor-
mi experiencia como docente en distintas universi- taciones de los y las asistentes al Congreso Internacio-
dades del país y de América Latina, en las que he im- nal de Familias, celebrado en el Congreso de la Unión
partido ya sea la teoría queer o algún curso sobre di- en México, y al realizado sobre el mismo tema en la
versidad sexual. El índice se fue construyendo tanto Universidad de Caldas, en Manizales, Colombia, al
ante la necesidad de abordar el núcleo teórico de es- que fui invitado generosamente por Gabriel Gallegos.
tos cursos como ante el deseo de tocar temas de de- Mi gratitud para Ricardo Pureada, de la Comisión Na-
bate que siempre surgen en el aula. Agradezco a las y cional de Derechos Humanos (CNDH), por leer una
los estudiantes de todas las generaciones del Diplo- versión anterior del texto hace algunos años y hacerle
mado en Diversidad Sexual de la Universidad Nacio- sugerencias muy valiosas. Deseo expresar mi recono-
nal Autónoma de México (UNAM), a quienes expuse cimiento a Patricia Porree por sus invitaciones a pre-
versiones anteriores de este texto y con quienes de- sentar y discutir versiones anteriores de este ensayo
batí sus sugerencias y comentarios. Esto no hubiera en el Centro de Investigaciones y Estudios Superio-
sido posible sin la visión académica y el generoso apo- res en Antropología Social/Golfo (CIESAS) y con sus
yo de Gloria Careaga y Patria Jiménez, creadoras del alumnos de la Universidad Veracruzana, pero, sobre
diplomado, y de sus colaboradores / as en el Progra- todo, dejar constancia de que su cariño, interlocución
ma Universitario de Estudios de Género de la UNAM. académica y hospitalidad durante mi estancia en el
En La Paz, Bolivia, conté con la valiosa interlocución puerto de Veracruz y en Xalapa me permitieron ter-
de las compañeras y compañeros del curso de teoría minar de escribir este documento.
queer que impartí en la Universidad de la Cordillera. Deseo agradecer al Centro de Investigación en Ali-
Gracias a Jimmy Tellería, del CISTAC Bolivia, por ins- mentación y Desarrollo, A.C., mi centro de trabajo

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en Hermosillo, y particularmente a mis compañeros


de la Coordinación de Desarrollo Regional, porque
han hecho posible mi demostración de que los de- Introducción
rechos sexuales y reproductivos son fundamentales
para construir la democracia, la igualdad y la justi-
cia social, y de que sin ellos no puede hablarse de de-
sarrollo en una región o en un país. A Sergio Sando-
val y al comité de publicaciones del CIAD, A.C., por
su apoyo decidido, y a Pascual Mora por su trabajo
en la corrección de estilo. A Andrea Zatarain Olivas,
por su apoyo técnico en la preparación del manuscri- Al final,
to para la segunda edición. A Cecilia Olivares Mansuy la mejor manera de viajar es sentir.
y al PUEG, por su entusiasmo y por apoyarme a pre- Sentir de todas las maneras.
Sentir todo excesivamente [...]
parar el original de esta segunda edición de mi libro, Cuanto más sienta, cuanto más sienta como varias personas,
el cual incluye algunas precisiones y ampliaciones. cuanto más personalidades tenga,
cuanto más intensamente, estridentemente las tenga [...]
unificadamente diverso, dispersamente atento,
esté, sienta, viva, sea,
más poseeré la existencia total del universo.

Fernando Pessoa
Poemas de Álvaro de Campos III
No, no es cansancio y otros poemas sin fecha

En el cambiante escenario político y cultu-


ral de la última década en México y América
Latina, ha hecho su aparición desde finales de
los años noventa un nuevo concepto: la diver-
sidad sexual. En desplegados en revistas polí-
ticas, en notas periodísticas, en programas de
televisión, en folletos entregados en las calles,
en declaraciones de funcionarios y líderes de

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organizaciones civiles, así como en conversaciones literatura, desfiles y marchas de la diversidad sexual
de café, las nociones de respeto a la diversidad sexual y de que se realizan a lo largo del año en muchas ciudades
grupos de la diversidad sexual se enuncian cada vez más de México expresan, por su aparición misma y en su
a menudo. A veces, aunque el concepto diversidad se- agenda, estas nuevas demandas sociales y políticas.
xual no está presente, sí lo está su significado central: Las organizaciones civiles y las visiones y luchas
la idea de que existe una pluralidad de sexualidades políticas que impulsan (resumidas a menudo en con-
que deben ser respetadas. Se trata de un concepto que ceptualizaciones como "los derechos sexuales y re-
se abre camino poco a poco, si no en el corazón, sí en productivos son derechos humanos") bien pueden
la mente y en las actitudes cívicas y democráticas de ser consideradas como un ejemplo de lo que la socio-
cada vez más personas. logía llama "los nuevos movimientos sociales". Entre
La emergencia y la circulación creciente del concep- estos nuevos movimientos sociales se suele ubicar a
to en la sociedad mexicana en particular se debe fun- una diversidad de organizaciones y luchas ciudada-
damentalmente al trabajo de cientos de organizaciones nas: las que procuran una relación diferente entre so-
no gubernamentales' (así como de instituciones oficia- ciedad y medio ambiente; las que se oponen a las ar-
les como la Comisión Nacional de los Derechos Huma- mas nucleares y a las guerras; las que denuncian el
nos, el Centro Nacional para la Prevención y Control autoritarismo y la violación de los derechos humanos
del Sida y el Consejo Nacional para Prevenir y Elimi- en los espacios médicos, psiquiátricos o penitencia-
nar la Discriminación) y de miles de individuos que lu- rios; las que apoyan a las poblaciones migrantes; las
chan por hacer efectivos los derechos sexuales y repro- que reclaman una mayor autonomía de las socieda-
ductivos de la población: el derecho a la educación y a des indígenas u otras minorías étnicas subordinadas
la información sexual, a los servicios de salud sexual y en los Estados nacionales, o las feministas, que hacen
reproductiva, a la libre expresión pública de los afectos visible y luchan contra las diferentes formas de explo-
y las identidades de género, a la no discriminación por tación, discriminación, segregación y subordinación
preferencia sexual o por vivir con VIH-sida y al reco- de las mujeres en las distintas sociedades patriarcales.
nocimiento de los diferentes tipos de familias y unio- La novedad de estos nuevos movimientos sociales se
nes, por mencionar algunos. Marchas, plantones, fes- debe entender en dos sentidos: uno, sus preocupacio-
tivales, homenajes, declaraciones, ciclos de cine o de nes son novedosas en comparación con las luchas tra-
dicionales de tipo laboral que el marxismo consideró
como el motor mismo del cambio social e histórico:
1 La gran mayoría de estas organizaciones surgieron en la dé-
primero, la lucha de clases y, segundo, la "nueva" for-
cada de los noventa y forman parte de redes nacionales que tra-
bajan de manera concertada a favor de la defensa de los derechos taleza que han adquirido y demostrado, al punto de
sexuales. Una de estas redes, la Red Nacional Democracia y Sexua- incidir de manera decisiva en las políticas públicas
lidad, agrupa a más de trescientas organizaciones de todo el país. nacionales y mundiales.

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En realidad, desde la perspectiva histórica, la orga- contra esta medida trajo consigo la aparición misma
nización ciudadana y la lucha por lo que actualmen- del término homosexual en la pluma del médico ale-
te se llaman los derechos sexuales y reproductivos (entre mán Karol Benkert, quien utilizó el término en su fa-
los que se encuentra el respeto a la diversidad sexual, mosa defensa (Courouve, 1985). Como lo señala en su
tema que nos ocupa) no son tan novedosas en el tiem- ya clásico primer volumen de La historia de la sexuali-
po. De hecho, son el resultado de la acción reflexiva y dad el teórico francés Michel Foucault (1988), la apari-
política de dos movimientos que tienen más de un si- ción del término homosexual es el preludio de un dis-
glo de haber aparecido: el movimiento feminista y el positivo de poder moderno sobre el cuerpo y el deseo
movimiento por los derechos de los y las homosexua- homoerótico.3 La medicina del siglo XIX, contamina-
les o movimiento homófilo, antecedente fundamental da con los prejuicios homofóbicos de su época, dejará
del movimiento gay' o, como se le llama desde fina- de entender la experiencia homoerótica anterior, lla-
les de la década de los noventa, movimiento LGBTTI, mada sodomía o pecado nefando, como un pecado más
esto es, lésbico, gay, bisexual, transgénero, transexual o menos grave (como lo hacía la moral religiosa), y la
e intersexual. asumirá como manifestación de un cuerpo diferente
El movimiento homófilo surge inicialmente en Ale- con una naturaleza misteriosa (Foucault, 1988). A par-
mania a fines del siglo XIx en oposición a la propues- tir de entonces, los asilos, las terapias hormonales, las
ta de penalizar con cárcel lo que entonces se llama- terapias de electroshocks y hasta los campos de con-
ba sencillamente sodomía (entre hombres). La reacción centración serán las técnicas sufridas por miles de per-
sonas en el marco de ese dispositivo de poder moder-
2 La fecha que simboliza el surgimiento del movimiento gay
no de características médicas.
contemporáneo es el 27 de junio de 1969, cuando los clientes del Cabe mencionar que el esfuerzo por construir un
bar de "ambiente homosexual" Stonewall de la ciudad de Nueva espacio simbólico, esto es, una representación públi-
York resisten una de las acostumbradas redadas y se enfrentan a la ca, a las diferentes formas de amar y vivir la sexua-
policía en un motín que duró varios días. Este evento, que fue am-
pliamente cubierto por la televisión y la prensa mundial, va a in- lidad, no solo se ha expresado mediante la organiza-
centivar el desarrollo de "frentes" o "movimientos" de liberación
homosexual en casi todos los países de Europa Occidental y en va-
rios países de América Latina, como México, Argentina y Brasil. El 3 Utilizo el término homoerótico para referirme al deseo y a la

movimiento lésbico-gay se diferencia del anterior movimiento ho- experiencia erótica entre personas del mismo sexo, que puede ad-
mófilo, que se inicia desde finales del siglo XIX en Alemania con quirir diferentes modalidades de identidad en una misma socie-
el fin de combatir la penalización de la sodomía, entre otras cosas, dad y a lo largo de la historia. La identidad homosexual, así como
porque, lejos de pedir la "tolerancia" de la sociedad hacia homo- las identidades gay o lesbiana, son solo tres de esas modalidades.
sexuales y lesbianas, plantea la necesidad de liberar la sexualidad El término no designa, pues, una identidad (los homoeróticos).
de todas las personas, así como cuestiona lo que hasta entonces se Para una discusión más amplia sobre la importancia de atender
había entendido como "normal" o "sano". Para más detalles sobre estos términos de identidad frente al uso genérico y etnocéntrico
esta diferencia, véase el trabajo de Jagose, 1996. de homosexual o gay en México, véase Núñez, 2001b.

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ción social y el activismo explícito de los movimientos das" (un vínculo impulsor, según el poeta norteame-
sociales nuevos o antiguos. La lucha por nombrar ricano, del progreso y la democracia). Whitman y su
ese deseo, que la religión cristiana manda al mun- obra inspiran e incentivan la labor académica de re-
do de los pecados y quiere confinar en el confesio- cuperación de la experiencia homoerótica de la Gre-
nario, y que la modernidad del siglo XIX y de buena cia clásica llevada a cabo por los profesores británicos
parte del siglo XX asoció a la enfermedad o al vicio Walter Peter y Jhon Symond, quienes, a su vez, tienen
y trató de recluir en la clínica o la prisión, se ha ve- una decisiva influencia en toda una generación de jó-
nido articulando históricamente en una diversidad venes creadores, entre ellos Oscar Wilde y su obra. A
de expresiones de manera más o menos consciente y decir de Didier Eribon, la obra, la fama y el escándalo
explícita: obras literarias, científicas, cinematográfi- periodístico suscitado por los procesos judiciales de
cas, pictóricas, escultóricas, etc. Historiadoras, como Wilde traen consigo una exposición pública funda-
Marie-Jo Bonnet (2001), señalan que es posible ubicar mental del deseo homosexual y una decidida rebel-
en la sociedad francesa a una tradición de pintoras y día que va a encontrar su expresión más perdurable
escritoras que plasman el amor entre las mujeres4 en en ensayistas y novelistas como André Gide y Mar-
sus obras desde el siglo XIX. Otro investigador fran- cel Proust en Francia.' Esta tradición francesa conti-
cés, Didier Eribon (1999), plantea que existe un hilo núa memorablemente en autores de fama mundial,
conductor o, mejor dicho, un vínculo productivo que como el polifacético artista Jean Cocteau o el escritor
desde el siglo XIX alimenta una resistencia duradera Jean Genet, y a través de ellos en el ambiente cultural
del deseo homosexual' y que disputa de diversas ma- francés de la posguerra, con Michel Foucault como fi-
neras su derecho a la representación en el Occidente gura imprescindible para entender los actuales movi-
moderno. En palabras del autor, este vínculo de resis- mientos sociales en relación con la sexualidad (Halpe-
tencia se inicia con la decidida obra poética de Walt rin, 1995). Valga mencionar que, con otro ritmo y bajo
Whitman, autor que nombra el "amor de los camara- otras circunstancias, en la literatura yen las artes plás-
ticas de diferentes países se fundan muchas tradicio-
nes de rebeldía con relación al deseo homosexual y a
4 Como señala la autora, se trata de una tradición pictórica
la disidencia de género.
que resiste la ideología dominante de la época, que circunscribe las
relaciones entre las tribades (como se les llamaba a las mujeres con En México es posible trazar esa misma historia cul-
experiencias homosexuales) al "frotamiento" genital o las imagina tural de resistencia a un modelo patriarcal de habitar
como poseedoras de clítoris "monstruosos". Reivindicar el amor
significaba para estas mujeres legitimar el vínculo y la experien-
cia lesbiana. 6 Vale mencionar que Gide, autor de Corydon (1924), no solo
5 Del deseo homosexual de los varones, habría que precisar, está inspirado en la obra de Wilde; Gide fue un amigo cercano
pues el autor no aborda este vínculo productivo en la literatura del escritor irlandés en los últimos días de exilio de este en Fran-
de mujeres. cia y África.

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el cuerpo y construir las relaciones de amor y placer tantes vínculos con la literatura, como lo demuestran
sexual en la obra y en la vida de escritores como Xavier las obras de Sor Juana Inés de la Cruz y, en el si-
Villaurrutia y Salvador Novo, y en general en la pre- glo xx, de la escritora y filósofa Rosario Castellanos.
sencia social del grupo de escritores y artistas conoci- En el caso del deseo lésbico con una clara concep-
dos como Los Contemporáneos. La huella dejada por ción feminista, la novela pionera en México, Amora,
los atrevimientos de Whitman, Wilde, Gide, Proust o de Rosa María Roffiel, es emblemática. El teatro, el
por García Lorca o el colombiano Porfirio Barba Jacob canto y el performance han sido cultivados de manera
en este grupo de artistas mexicanos es de gran impor- decidida por activistas lesbianas destacadas, como
tancia. Ya Carlos Monsiváis nos ha mostrado en su li- Liliana Felipe, Jesusa Rodríguez y muchas más. Tres
bro Salvador Novo. Lo marginal en el centro (2004) el pa- revistas sobresalen desde el feminismo por su pro-
pel fundamental de la obra de este intelectual y de su ducción teórica sobre la experiencia lésbica vincu-
decidida y atrevida presencia en la construcción de lada al análisis y crítica del sistema patriarcal: Fem,
una cultura de tolerancia a la disidencia sexual y de gé- Debate feminista y Les Vos. Antonio Marquet (2005),
nero en el segundo tercio del siglo XX mexicano. estudioso de la literatura y la cultura gay en México,
En México, por ejemplo, ese vínculo productivo, nos ha mostrado cómo la narrativa gay mexicana es
ese hilo conductor de resistencia que reivindica el un espacio de defensa del deseo homosexual que se
respeto a existir con una sexualidad y una forma de expresa de múltiples maneras. La narrativa y la pro-
amar diferentes a la normativa continúa desde Salva- ducción cultural gay y lésbica han tenido una gran
dor Novo hasta nuestros días, no solo a través de la di- influencia en las nuevas generaciones de creadores,
vulgación reciente que de su obra y de su autobiogra- periodistas y activistas que luchan por la democrati-
fía, La estatua de sal, ha hecho Carlos Monsiváis, sino zación del país y por los derechos sexuales. La litera-
a través de la creación artística y la promoción cultu- tura, el cine, el teatro, el performance y el periodismo
ral de muchas personas, entre las que cabe destacar a (cito por ejemplo el caso del importante suplemento
Nancy Cárdenas, pionera feminista lesbiana y funda- cultural Letra S: Salud, Sexualidad y Sida, del periódi-
dora del Frente de Liberación Homosexual en México co La Jornada y de la agencia Notiese) han sido centra-
en 1971, y al propio Monsiváis. Muchas organizacio- les para construir, mano a mano con el activismo y la
nes sociales, así como activistas, académicos, escrito- organización social, esa vanguardia intelectual y po-
res y periodistas de México, hemos sido influenciados lítica que en las últimas tres décadas ha venido exi-
de manera decidida por los caminos abiertos en una giendo nuevas libertades y nuevas formas de convi-
historia intelectual en la que Monsiváis ha desempe- vencia en oposición al cerco homofóbico y misógino
ñado un papel tan fundamental. (el memorable machismo personalizado e institucio-
En México, como en otros países de América Lati- nalizado) que puebla de autoritarismo y violencia la
na y el mundo, el pensamiento feminista tiene impor- vida cotidiana. Esas demandas han corrido parejas

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? INTRODUCCIÓN

con la exigencia de democratización de la sociedad y posteriormente el de Tijuana. Max Mejía fue inclu-
mexicana.' so el primer candidato a una diputación abiertamen-
Es cierto que en los países latinoamericanos mu- te homosexual en la historia de México emanado de
chos de estos esfuerzos se han concentrado en sus dicho movimiento. Por su parte, la obra literaria de
grandes metrópolis, como Sao Paulo, Buenos Ai- Salvador Márquez sigue inspirando a los jóvenes ac-
res o la Ciudad de México, o en las distintas capita- tivistas de esa entidad.
les; sin embargo, hay una importante producción en En un estado fronterizo, Sonora, en el noroeste de
los estados o regiones de nuestros países que poco a México, por ejemplo, la poesía de Abigael Bohórquez,
poco muestra su importancia para el conjunto nacio- de un fuerte contenido cívico y contestatario en los
nal. En México, no toda esta lucha cultural ha parti- años cincuenta y sesenta, se puebla en las décadas pos-
do y se ha centrado en la Ciudad de México. Desde teriores de un deseo amoroso y homoerótico que sí
otros ámbitos regionales hay también esfuerzos y lu- dice su nombre, que lo canta y lo llora, que se expone
chas, muchas de las cuales se realizan desde la simple y se proclama, que denuncia y se lamenta, recreando al
afirmación de la vida personal y desde la creación, la mismo tiempo una propuesta estética que explora y ex-
promoción, la educación, la investigación, la organi- plota de manera decisiva la veta humorística del camp,
zación o el activismo. Por ejemplo, en un pequeño es- tan asociada, y tan vindicada por autores como Susan
tado como Colima, un grupo de jóvenes, entre los que Sontag, a la comunidad gay (Núñez, 1999 y 2001a). La
se encontraban Salvador Márquez y Max Mejía, Án- presencia de Abigael y su obra constituye una expe-
geles Márquez y Carmen Nava, desde los años ochen- riencia literaria y social fundamental que ha ampliado
ta abrieron caminos contra la homofobia y el sexismo los márgenes de lo conocible y lo legítimo, en términos
a través de la organización, la reflexión y la literatura; sexuales y afectivos, en sus lectores y en su audiencia.
un trabajo que por mediación de Max Mejía impactó Asimismo, Abigael Bohórquez y su obra vinieron a
el movimiento homosexual de la Ciudad de México nutrir nuevas y perdurables rebeldías en estudiantes,
escritores, promotores culturales e investigadores, y
sobre todo en una nueva generación de activistas so-
7 Algunos ejemplos en este sentido: el dirigente estudiantil
norenses, como lo constata el IV Festival Cultural de
de 1968, Luis González de Alba, se convierte en las décadas pos-
teriores en un escritor que recrea la temática homosexual en sus la Diversidad Sexual y Amorosa, celebrado en 2005 en
obras y que cuestiona los prejuicios de la ciencia homofóbica; la Hermosillo, Sonora, en homenaje al poeta, ensayista y
primera marcha pública de homosexuales y lesbianas se realiza dramaturgo. Este festival y este homenaje son la prue-
en 1978 durante la marcha conmemorativa de la masacre de Tla- ba fehaciente de la compleja interconexión de diferen-
telolco, y Rosario Ibarra de Piedra, quien encabeza la lucha de las
madres de los desaparecidos y los presos políticos, es la candida- tes tradiciones políticas y culturales que proponen el
ta de las organizaciones homosexuales mexicanas a la Presiden- reconocimiento y la legitimación de expresiones se-
cia de la República en 1982. xuales y de género disidentes del modelo dominante.

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? INTRODUCCIÓN

Otros ejemplos de esos vínculos productivos entre biana, trans o queer), tanto para articular un sentido de
literatura, arte o ciencia y movimientos democráti- identidad y construir un agente político, como para
cos los podemos encontrar en otras regiones del país, plantear una manera de entender la realidad y dar le-
como Nuevo León, con la presencia social y la obra li- gitimidad a sus demandas. Por decirlo en términos de
teraria del escritor y luchador social Joaquín Hurta- la teoría social de Pierre Bourdieu (véanse Bourdieu,
do. Caminos y confluencias similares es posible en- 1990, y Núñez, 1999 [1994]): frente a la doxa, esto es,
contrarlas en Veracruz, Jalisco y otros estados. Queda el discurso dominante que se pretende el "recto", el
mucho por investigar sobre estas luchas y tradiciones "normal", el "único" para representar la sexualidad o
literarias, artísticas y académicas que desde las dife- algún otro aspecto de la vida humana, encontramos la
rentes regiones de México han venido a transformar "heterodoxia", los discursos diferentes, alternativos,
la cultura y las políticas sexuales en el país. Esto es que cuestionan la pretensión de unicidad de la doxa,
cierto para otros países latinoamericanos, y una tarea y con ellos su pretensión de nombrar al mundo y des-
pendiente es documentar las historias y procesos de de allí fijarlo. El concepto de diversidad sexual forma
resistencia a las ideologías sexuales y de género do- parte de esos discursos heterodoxos que abren cami-
minantes que están presentes fuera de los centros po- no a otras formas de entender y nombrar la realidad,
líticos y económicos. y con ello, a otras formas de construir las relaciones
La aparición y circulación actual del término diver- sociales bajo parámetros de mayor libertad y equidad.
sidad sexual se inserta, pues, en esta historia social, cul- Debido a esta rica y compleja historia social, po-
tural y política que ha hecho del lenguaje el medio y el lítica y cultural de disputa contra las ideologías do-
espacio de lucha, ya que es, al mismo tiempo, el me- minantes que establecen una noción de normalidad
dio y el espacio en el que se construyen las posibilida- sexual y de género, es comprensible que un concep-
des y las formas para pensar la realidad, incluyendo to nuevo como el de diversidad sexual haya apareci-
la compleja realidad de los afectos, los placeres y los do en un marco de ambigüedades en sus usos y sig-
deseos eróticos en su diversidad. No es casual que la nificados, como lo demuestran expresiones comunes
literatura o las artes plásticas y escénicas hayan sido y como "grupos de la diversidad sexual", "los sexodi-
sean un medio privilegiado para articular en el nivel versos", "es una persona de la diversidad sexual",
de la representación lo que el orden simbólico quie- etc. Su ambigüedad, inconsistencia y hasta sus usos
re condenar, a veces solo con un gesto, al silencio o al más conservadores dan cuenta, sin lugar a dudas, de
ámbito de lo feo, lo sucio, lo denigrante, lo antinatu- su presencia novedosa y aun incómoda en la socie-
ral. No es casual tampoco que los movimientos socia- dad mexicana y latinoamericana. Esto es compren-
les creen, se apropien o doten de nuevos significados a sible en la medida en que los procesos de resistencia
viejos términos y que estos desempeñen un papel tan siempre son complejos en su articulación y requieren
importante (como es el caso de términos como gay, les- un gran esfuerzo de innovación conceptual, intelec-

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tual y de organización social que constantemente se puesta articulada desde parámetros teóricos y desde
corrige y se renueva. el análisis político. A final de cuentas, debemos enten-
En virtud de la importancia de la lucha social en la der que la ambigüedad y a veces la poca precisión con
que se inserta el término diversidad sexual, me parece que se emplean los términos relativos a la diversidad
necesaria una exploración sistemática del concepto, sexual son de alguna manera estratégicas en las con-
de sus usos y significados actuales, así como de sus versaciones personales y familiares y en el debate pú-
usos y significados potenciales a la luz de los plantea- blico de las personas, activistas o no.
mientos teóricos existentes en el pensamiento social En este ensayo, pues, no se aborda la historia del
sobre el poder y la sexualidad. Considero que el tér- término, ni tampoco la historia misma de la actual
mino puede servirnos para articular un enfoque com- movilización por los derechos sexuales en América
prensivo de la diversidad sexual y de género en su Latina, y en México en particular, que está por conso-
relación con las ideologías dominantes patriarcales,' lidarse y escribirse y que, en esta breve introducción,
así como uno alternativo frente a las mismas; enfo- solo se ha querido apuntar. En este ensayo se explo-
ques que los usos y significados inconsistentes e im- ra el concepto diversidad sexual teórica y políticamen-
precisos actuales no permiten del todo. Vale la pena te para precisar y potenciar sus usos y significados en
una aclaración: no se trata de asumir una nueva ver- las luchas que actualmente se libran en ese campo de
dad de lo que es la diversidad sexual y deslegitimar fuerzas ideológicas que se tienden sobre el cuerpo y
muchos de los usos actuales, sino de simplemente el erotismo. Un campo de fuerzas ideológicas que, pa-
explorar cómo esos significados y usos nos permiten rafraseando al teórico Pierre Bourdieu (1990), podría-
ciertas posibilidades de comprensión y de disputa mos llamar campo sexual' (Núñez, 1999). Para tal fin, se
sociocultural. Más que una nueva verdad, es una pro- echa mano en este ensayo de planteamientos teóricos

8 Los términos género y patriarcado serán abordados más ade- 9 El concepto de campo sexual nos permite entender que la se-
lante en sus diferentes aspectos. Por ahora, y para facilitar la com- xualidad individual es un asunto plenamente social y político,
prensión, podemos decir que el concepto género se refiere a que tanto porque el sujeto usa categorías y valores sociales para en-
las formas que conocemos de ser hombre y mujer en las relaciones tenderla, vivirla y representarla, como porque su sexualidad le
entre hombres y mujeres no se derivan de la naturaleza, sino que permite configurar relaciones de distinción y poder con otros su-
son formas sociales, aprendidas y heredadas, y que, por lo tanto, jetos sociales. Existe un campo sexual constituido por los discur-
pueden ser transformadas. Patriarcado es un término para caracte- sos conservadores u ortodoxos de corte religioso o pseudomédico
rizar las relaciones entre hombres y mujeres en nuestra sociedad y por los discursos heterodoxos procedentes de las vanguardias
como un sistema de relaciones de dominación basado en la jerar- artísticas o de organizaciones sociales que enarbolan una noción
quía, en el que los hombres y lo masculino ocupan el lugar domi- de derechos sexuales. En este campo de fuerzas se disputa la re-
nante y de privilegio frente a las mujeres y lo que se considera fe- presentación legítima de la existencia sexual de los sujetos, lo que
menino. A las ideas y discursos que justifican esas relaciones se se considera lo bueno o lo malo, lo sano o lo enfermo, lo correcto
les llama ideologías patriarcales. o lo incorrecto, lo normal o lo anormal, lo legítimo o lo ilegítimo.

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

feministas, así como de los llamados estudios queer"


y de las propuestas sociológicas sobre el poder y la
representación elaboradas por Pierre Bourdieu y Mi- Las palabras y el poder
chel Foucault.
El objetivo práctico de este ensayo es ofrecer re-
flexiones para que lectoras y lectores, creadores de
política pública, educadores, estudiantes, activistas
y organizadores sociales, o simplemente individuos
interesados en construir una sociedad más equitati-
va y solidaria, puedan sistematizar y perfeccionar sus
conocimientos y percepciones sobre ese dispositivo La discusión sobre los significados y usos de
de poder dominante que se ejerce en la vida sexual de los conceptos no es inútil o secundaria; por el
las personas, en su diversidad de cuerpos, expresio- contrario, es una discusión de fondo, pues lo
nes de género y preferencias sexuales. Reconocer la que se encuentra en entredicho es la manera
diversidad sexual que nos habita, como personas y en que conceptualizamos la realidad, las dis-
como sociedad, es el primer paso para construir una tinciones y valoraciones que trazamos en ella,
sociedad en la cual las personas, con su diversidad de los poderes que se ejercen apoyados en esas
necesidades y situaciones de segregación y opresión, distinciones y valoraciones, y, por lo tanto, las
sean reconocidas y aliviadas; es el paso imprescindi- resistencias o subversiones que construimos
ble para construir una sociedad más justa y una me- y las que queremos construir ante esos po-
jor democracia. deres. Las ciencias sociales han demostrado
ya suficientemente la importancia de atender
los conceptos que utilizamos y sus significa-
10 Los estudios queer (término del inglés que significa "rarito"
cuando se usa para referirse a alguien que es disidente en su ex-
dos, pues construyen maneras de concebir el
presión sexual o genérica) se desprenden de los estudios socioan- mundo y, con ello, delimitan nuestro lugar y
tropológicos sobre la situación de homosexuales y lesbianas en las nuestras formas de actuar en él.' Asimismo,
diferentes sociedades, su opresión, su resistencia, sus formas de los movimientos sociales han mostrado mu-
vida y expresiones culturales, económicas y políticas, así como
sus redes de convivencia o sociabilidad. Los estudios queer son
estudios que surgen bajo la influencia del feminismo postestruc-
turalista, de la crítica a los movimientos lésbico-gay de los años 1 La tradición filosófica de la cual parto es el llama-
setenta y ochenta y de la reflexión en el proceso de organización do construccionismo social. Las reflexiones aquí vertidas
y lucha contra el sistema médico dominante al inicio de la epide- en relación con el lenguaje, la realidad y el poder deben
mia del sida (véase Jagose, 1996). El presente ensayo está escrito mucho a Berger y Luckmann (1995), Bourdieu (1990) y
desde la perspectiva teórica queer. Foucault (1970).

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chas veces que todas las formas de lucha involucran ciones y regulaciones, al punto de que se puede de-
la creación y difusión de un nuevo vocabulario para cir que no solo las palabras construidas en el campo
designar las injusticias o las realidades que el lengua- sexual, como sodomita, hombre, mujer, normal, hetero-
je cotidiano no permite ver. sexual, homosexual, perverso, han sido construcciones
El término diversidad sexual no es un término neu- de determinadas sociedades en particulares momen-
tro, dos simples palabras para referir una realidad; tos históricos, sino que la definición misma de lo que
por el contrario, encierra en sí mismo una manera entendemos por sexual es el producto de una conven-
de concebir la realidad y, por lo tanto, tengamos o no ción social heredada. La decisión sobre qué es sexual
conciencia de ello, define el carácter de nuestra lu- y qué no lo es ha diferido de una sociedad a otra y
cha política en el ámbito de la existencia sexual.2 Se de época en época, como señalan historiadores como
trata de un término político, como los términos gay, Thomas Laqueur (1992). Estas distintas maneras de
lesbiana, bisexual, heterosexual, sexualidad normal, per- concebir (y, por lo tanto, construir) lo que entende-
versión, transgénero, joto, marimacha, buga, o como los mos por sexual han dado lugar, por su parte, a distin-
términos indio, indígena, negro, etnias, etc., y, al igual tas maneras de regular y controlar justamente lo se-
que estos, tiene implicaciones en la manera en que xual en el comportamiento, las relaciones, el cuerpo y
se nombran y, en consecuencia, en la manera en que se el producto de las acciones de las personas.
construyen diferencias sociales más o menos signifi- En una sociedad determinada, no todas las repre-
cativas y en que se configuran relaciones de poder y sentaciones y regulaciones de la existencia sexual que
posibilidades de resistencia. Desde el punto de vista coexisten adquieren el mismo estatus de legitimidad
teórico del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1990), entre la población y en las instituciones sociales. De
podemos decir que el término diversidad sexual parti- hecho, el estatus mismo de legitimidad e ilegitimidad
cipa en las luchas en el nivel de la representación de popular o jurídica es el producto de una historia de lu-
la existencia sexual de las personas y por el poder chas culturales y sociales. Actualmente, la visión do-
de tener la representación socialmente considerada minante que se presenta como concepción legítima y
legítima, única, válida. de mayor valía es la heterosexualidad reproductiva
Es importante recordar que la existencia sexual de entre hombre masculino y mujer femenina, genitali-
las personas ha estado sujeta a múltiples representa- zada, falocéntrica, orgásmica y en la posición llama-
da del misionero, en el marco de la institución matri-
2 Utilizo el concepto de existencia sexual para referirme a una monial civil y religiosa. La sexualidad que no adopta
dimensión humana abierta al cambio y en permanente definición estas características en los distintos ámbitos sociales
y transformación. Lo prefiero al de identidad sexual, porque este es considerada, en mayor o menor grado, pecamino-
término implica una supuesta esencia o una estabilización en de-
terminadas fronteras simbólicas de lo que es heterogéneo y cam- sa, mala, inmoral, antinatural, perversa, rara, sucia,
biante, la sexualidad (Núñez, 1999:32). maniaca, enferma, etc. Pero esa forma dominante de

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?
LAS PALABRAS Y EL PODER

entender la sexualidad no es dominante porque sea realidad, poder para representarla. El poder de repre-
superior en sí misma, sino porque es la concepción sentación o nominación es enorme porque estructura
vencedora que logró establecerse como dominante en las posibilidades de acción de las personas. Las insti-
un momento de la historia.' tuciones o grupos sociales que tienen el poder de re-
La preeminencia de una concepción de lo que en- presentar la realidad logran así tener un gran control
tendemos por sexual y de la diversidad de prácticas sobre las poblaciones, que no consiste tanto en una vi-
eróticas está determinada por su poder para definir lo gilancia constante sobre lo que hacen o dejan de hacer
legítimo y lo ilegítimo, lo moral y lo inmoral, lo ade- (que, por supuesto, también existe), como en que cada
cuado o lo inadecuado, lo sano y lo enfermo, incluso cual actúe de acuerdo con las definiciones de lo bue-
lo natural y lo antinatural. Este poder de definición es no y lo malo, lo sucio y lo limpio, lo normal y lo anor-
lo que llamamos poder de nominación o poder de repre- mal, lo valioso y lo sin valor, etc., que previamente
sentación; esto es, poder para nombrar y clasificar la se han definido. Al controlar nuestra manera de con-
cebir la realidad, de representarla, controlan desde
nuestra manera de actuar (incluso, a veces, de mane-
3 Sin lugar a dudas, la Iglesia católica, con su triunfo político
y cultural en el Imperio romano a partir del siglo iv, y su expan-
ra indirecta) hasta nuestras capacidades emocionales
sión política por Europa (y su posterior papel como arma ideo- para cambiar esa realidad.
lógica durante la conquista española de América), logró estable- En el marco de esta concepción de las palabras, la re-
cerse como una institución poderosa en Occidente, con enorme presentación y el poder, nos parece importante inda-
influencia en la definición de la existencia sexual de las personas
y el control de la población, tanto sobre sus cuerpos como sobre gar sobre los usos y significados del término diversi-
sus conciencias. La generación de la culpa, al lado de la adminis- dad sexual, tema del presente ensayo. Varias preguntas
tración del arrepentimiento y el perdón a través de la confesión, nos parecen pertinentes: ¿Cuáles son los usos actuales
ha sido un dispositivo político fundamental para la Iglesia, para del término diversidad sexual? ¿Qué significados actua-
el mantenimiento de su poder como organización y para el man-
tenimiento y sostén de un orden social las más de las veces injus- les y potenciales tiene? ¿Cuál es su historia política?
to. A reserva de referir a este tema posteriormente, valga decir que ¿Cómo se inserta en la lucha ideológica y política del
la regulación de la existencia sexual de las personas con la domi- campo sexual en específico y del campo social en gene-
nación en el nivel de la representación es muy importante porque
ral? Y finalmente, una pregunta de mayor alcance teóri-
tiene que ver con el control y la regulación de una necesidad bá-
sica de los seres humanos: la necesidad de la proximidad afectiva co y político: ¿Cómo funciona este término en la lucha
y corporal, y de la descarga erótica. El contacto corporal y la vi- contra el patriarcado, su sistema de identidades, sus
vencia afectiva, pese a lo que se nos quiera hacer pensar, no solo ideologías androcéntricas y heterosexistas y sus con-
no son "malos": son parte de una necesidad intrínseca de nuestra
condición humana y, por lo tanto, son fundamentales para nues-
cepciones de normalidad, legitimidad y derechos?"
tro bienestar psíquico. Sobre el tema de las representaciones reli-
giosas, véase Ariés, 1987, y acerca de la confesión como dispositi- 4 El término patriarcado involucra una organización de las
vo de poder, véase Foucault, 1984 y 1980. distinciones de género (en el doble sentido bourdieuano del tér-

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El término diversidad sexual ha sido impulsado des- y sus implicaciones teóricas y políticas; 2. La mane-
de los movimientos de resistencia a esa concepción ra en que el concepto se relaciona teórica y política-
dominante de la sexualidad y el género que hemos mente con las ideologías dominantes que permean el
mencionado. Es un término nuevo con el cual pode- campo sexual; 3. La importancia teórica y política de
mos construir una lucha social, cultural y política en incluir en nuestra noción de diversidad la diversidad
este campo de relaciones sociales que ha mantenido de formas de amar, superando con ello uno de los ele-
en la opresión, segregación, violencia, marginación, mentos centrales del poder simbólico ejercido desde
dominación y desprecio a mujeres que aman a otras el patriarcado sobre las uniones entre personas del
mujeres, a hombres que transgreden los estrechos lí- mismo sexo y en general sobre las relaciones que no
mites de lo que se considera masculino o femenino en se adscriben al modelo de "normalidad sexual", su se-
su comportamiento, a seres humanos que nacen con xualización, y finalmente, se presentan dos reflexio-
una variedad de configuraciones cromosómicas, go- nes para incitar a la discusión: la diversidad sexual
nadales o genitales, por mencionar algunas de esas en el contexto de la sociodiversidad, particularmente
diferencias sexuales contenidas en el término. la diversidad sexual que a veces no visualizamos en
Por tratarse de un término novedoso en el campo un ambiente gay cada vez más comercializado: la di-
de las luchas ideológicas, es pertinente, sin embar- versidad sexual en los pueblos indígenas y en clases
go, estudiarlo y conocerlo a fondo, así como descu- sociales pobres, además de una reflexión final para
brir los múltiples significados que ha ido adquirien- invitar a la discusión sobre la relación entre ética y di-
do y tratar de explorar sus usos más pertinentes para versidad sexual.
una transformación social desde la raíz del sistema
patriarcal. En los siguientes apartados se abordarán
estas preguntas desde tres diferentes ejes de análisis:
1. La revisión de los usos más frecuentes del término

mino distinción: que diferencia y que otorga estatus diferenciados)


y de las relaciones de poder. Esas distinciones establecen una di-
ferencia supuestamente natural entre lo femenino y lo masculino
y entre los hombres y las mujeres. El androcentrismo es la ideolo-
gía y práctica que naturaliza y establece socialmente el predomi-
nio de los hombres y lo masculino sobre las mujeres y lo femenino;
el heterosexismo es la ideología y práctica que naturaliza y esta-
blece socialmente el predominio de la orientación heterosexual y
de la pareja reproductiva sobre las otras posibilidades sexuales
y arreglos de convivencia.

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Diversidad sexual:
tres usos comunes
del término

A menudo me encuentro con activistas


que dicen frases como: "La gente de la di-
versidad sexual", "Los grupos de la diver-
sidad sexual", "Es una persona de la diversi-
dad sexual", "Las sexualidades diversas"
o, más problemático aún: "Es sexodiverso".
¿Qué se quiere decir realmente? Tres son los
usos más comunes (y cuestionables) del tér-
mino diversidad sexual que alcanzo a distin-
guir: 1. Como eufemismo o forma "decen-
te" para referirse públicamente a individuos
o grupos estigmatizados con palabras consi-
deradas vulgares; 2. Como término sombri-
lla para agrupar a esos individuos o grupos
estigmatizados por sus prácticas sexuales o
por su identidad sexo-genérica; 3. Como for-
ma para referirse a la otredad de la trilogía
de prestigio "macho-masculino-heterosexual"
(Núñez, 1999: 57).

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DIVERSIDAD SEXUAL: TRES USOS COMUNES DEL TÉRMINO

1. Como eufemismo
vocablo gay dista mucho de significar un cambio de
Como podemos apreciar en los ejemplos anteriores, concepción en la experiencia homoerótica o un avan-
el término diversidad sexual se está utilizando como ce en la legitimación social de las diferentes orienta-
eufemismo, como una expresión menos altisonante ciones sexoafectivas, como lo pretendía el término en
para decir gay, lesbiana, bisexual, transgénero o, de pla- su origen. Valga recordar que el término gay surge
no, puto, joto, marimacha, bicicleta, vestida o loca. Como en Estados Unidos como categoría de identidad polí-
estos términos son considerados por muchos como tica para contestar al discurso médico y policíaco de la
vulgares y, por lo tanto, no adecuados para un discur- homosexualidad y para reivindicar una actitud vital y
so público-político, entonces se recurre a la menos al- positiva hacia la sexualidad (gay significa alegre) frente
tisonante locución diversidad sexual. Este uso del tér- a los valores estoicos y mortificantes del ideal sexual
mino me recuerda cómo al principio, y todavía para y, en general, de la sensibilidad ideal del patriarcado,
muchas personas, gay no es otra cosa que una mane- más común tal vez en los años sesenta y setenta, cuan-
ra decente de decir joto, maricón, cuando hay damas o do el término gay adquirió su uso claramente políti-
niños. Otra forma de asepsia de la palabra gay, que de co. En México, el término fue retomado por varones
alguna manera refleja lo que está sucediendo con di- urbanos de clase media (aunque también por muje-
versidad sexual es su utilización para designar a hom- res) para evitar el estigma de las expresiones popula-
bres de clase media o alta, con un alto nivel de con- res homofóbicas y del vocablo homosexual por su carga
sumo (y sus concomitantes símbolos de poder), pero médica (Laguarda, 2009). Paulatinamente, la distin-
que ante las miradas del discurso heteronormativo ción política otrora importante entre las palabras ho-
aparecen como "raritos" en sus maneras corporales mosexual y gay en la práctica ha ido perdiendo peso
o en su vestimenta. En mi trabajo de campo como an- entre los propios colectivos LGBTTI (Lozano, 2014).
tropólogo de la sexualidad en México he podido re- Ciertamente, el contexto político en el que hace su
gistrar comentarios que revelan esos usos clasistas aparición el término diversidad sexual le confiere una
de los términos (de nuevo vemos que las palabras no legitimidad importante que puede ser aprovechada
son neutras). Así, un señor que cuida autos por fuera para el avance de nuevas representaciones sociales y
de un bar dijo: "Aquí vienen gays; o sea, no crea que políticas de la existencia sexual de las personas, so-
son jotos, maricones. Son gente decente, profesionis- bre todo de aquellas tradicionalmente estigmatizadas
tas; no crea que son así, escandalosos, o así, que se
vistan de mujer". Este uso clasista y transfóbicol del
referirse al prejuicio y a la práctica discriminatoria en el propio
colectivo de hombres gays y bisexuales hacia los gays "obvios", a
1 La transfobia es el miedo irracional que se expresa en vio- los "que se les nota"; esto es, aquellos con expresiones de género
lencia, desprecio o rechazo de las personas transgénero o tran- disidentes de los modelos de masculinidad dominante, sin nece-
sexuales. Un término que a veces se usa es el de plumafobia, para sariamente ser transgéneros.

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y oprimidas; pero esa legitimidad no se deriva ni re- los ochenta y particularmente los noventa. Ese discur-
quiere su uso como eufemismo. La legitimidad pro- so, que proviene de las luchas ciudadanas, pasó a for-
viene de su asociación simbólica con la creciente le- mar parte del lenguaje novedoso de las instituciones
gitimidad en el lenguaje político mundial del respeto que se construían en la llamada transición democráti-
a la biodiversidad y a la sociodiversidad, impulsado ca, tales como el Instituto Federal Electoral (con sus
el primero por el movimiento ambientalista y el últi- spots de radio y televisión) y particularmente el Con-
mo por los movimientos de las minorías étnicas en los sejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discrimi-
llamados países desarrollados. En México, el recono- nación (Conapred). En el corazón de esta nueva ética
cimiento de la diversidad en el lenguaje político sur- cívica aparece un valor central: el "respeto a las dife-
ge primero en relación con los pueblos indios y con la rencias". Es en este escenario cultural y político donde
construcción de un discurso académico-político so- la noción de diversidad sexual se nutre de una savia
bre el carácter pluricultural y multinacional del país,' fuerte que le otorga un enorme potencial. De hecho,
con el que el movimiento indígena, y en particular el en la medida en que este discurso de reconocimiento
zapatista, le dio un impulso importante a esta visión y respeto a las diferencias logra mayor consenso, más
inclusiva y vino a consolidar su legitimidad entre la se avanza en visibilizar y proscribir la discriminación,
izquierda cultural. En algún momento, incluso, tuvo al menos sus formas más evidentes y groseras.
el mérito de articular una perspectiva política nove- Resta alertar, sin embargo, que el respeto a las dife-
dosa de la sociodiversidad mexicana al incluir entre rencias, con todo y su importancia como valor de las
los oprimidos a gays, lesbianas, bisexuales, transgé- sociedades democráticas, no es un terreno indispu-
neros (o, en palabras del subcomandante Marcos, "los table en la arena política; por el contrario, puede ser
que no son ni ellos ni ellas"), al lado de las mujeres, retomado por los grupos interesados en mantener la
los marginados económicos y los indígenas. Sin em- ortodoxia, esto es, el discurso y las posiciones domi-
bargo, más allá de ese personaje o de ese suceso po- nantes, en el campo sexual. La "diferencia" fue pre-
lítico, la legitimidad de la noción de diversidad para cisamente lo que la derecha francesa reivindicó con-
pensar la realidad social y política en amplios sectores tra la iniciativa de reconocimiento de las uniones del
de la sociedad mexicana se ha ido construyendo en el mismo sexo (Barrillo, 2000): "En la medida en que son
llamado proceso de democratización que se gesta desde diferentes, no pueden reivindicar una igualdad jurí-
dica", fue el razonamiento. Esta experiencia tomada
de otras latitudes debe servirnos para evitar que en
2 Este reconocimiento se concreta en los años ochenta, duran- las luchas en el campo sexual en México y en Améri-
te el régimen de Miguel de la Madrid (1982-1988), con la reforma ca Latina el concepto de diversidad sexual pueda ser
a la Constitución que reconoce el carácter pluricultural de Méxi-
co, y posteriormente, en 1999, con la reforma constitucional que apropiado por los grupos conservadores con efectos
prohíbe la discriminación en el país. contrarios a sus intenciones originales, como de he-

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? DIVERSIDAD SEXUAL: TRES USOS COMUNES DEL TÉRMINO

cho ya está sucediendo.' Emplear la expresión diver- ticas sexuales bajo este término; el más importante de
sidad sexual como eufemismo o como parte de una ac- ellos es su posición heterodoxa en el campo sexual,
titud "decente", e incluso, como veremos en seguida, esto es, su disidencia frente a las ideologías sexua-
como término sombrilla, para designar la otredad de les y de género dominantes, algo que corresponde
la norma heterosexual incrementa la posibilidad de más apropiadamente al concepto de disidencia sexual
que los grupos de derecha se apropien de un térmi- y de género, que se analiza en el capítulo 5. Sin embar-
no con un potencial más radical. En líneas posterio- go, tanto por el uso como eufemismo como por la no
res abordaremos lo que podemos llamar con Barrillo visualización de las particularidades, la agrupación
(2000) homofobia diferencialista, aquella que utiliza la puede convertirse en un espacio normalizado donde
"tolerancia de las diferencias" para garantizar la ine- sea imposible reconocerse en la diversidad de posi-
quidad jurídica. ciones frente a los dispositivos de poder. En un esce-
nario así, podría suceder lo que ya se ha denunciado
bajo el nombre de clon gay, esto es, la imposición de
2. Su uso como término sombrilla
un "modelo de ser gay", y sus consiguientes criterios
Estrechamente ligado a su uso como eufemismo, se de discriminación internos, en las sociedades donde
encuentra el uso de diversidad sexual como término el discurso gay ha entrado en una fase de normali-
sombrilla para una diversidad de identidades socia- zación por el impulso decidido del mercado. Dicho
les, históricas y políticas, portadoras de sus propias de otra manera, el término diversidad sexual así usado
limitaciones y posibilidades liberadoras, no comple- puede servir para subordinar u ocultar precisamente
tamente exploradas en sí mismas. El problema con a quienes resultan más inquietantes para la moral pú-
esta utilización de la locución diversidad sexual como blica: los (y las) llamados transgéneros, intersexuales
sombrilla es que engloba en una misma percepción y transexuales,4 al punto de no reconocerse a sí mis-
ideológica y política, homogeneizándolos, a perso- mos / as.
nas y grupos con intereses, experiencias de vida, ne-
cesidades y posiciones sociales, simbólicas y políti-
cas diversas. Ciertamente, hay elementos comunes
que pueden servir para agrupar a individuos o prác-
4 Transgénero es, para decirlo de manera sencilla, la perso-
na transgresora del género (masculino o femenino) que la socie-
3 Este uso conservador del concepto respeto a las diferencias dad espera y trata de imponer a partir del sexo biológico. Un tér-
ya se está dando en México. En el norte de México, un grupo de mino preferido por algunas personas es el de disforia de género. El
mujeres de agrupaciones conservadoras organizaron un evento transexual es una persona que, en primera instancia, no se siente
en octubre de 2001, bajo el lema "Por el respeto a las diferencias", a gusto con su propio sexo biológico y desea un cambio de sexo.
reivindicando las diferencias "naturales" y "de origen divino" en- Como se verá más adelante, hay estudiosas que opinan que los lí-
tre hombres y mujeres en el hogar y en el ámbito público. mites entre ambas condiciones son más bien porosos.

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DIVERSIDAD SEXUAL: TRES USOS COMUNES DEL TÉRMINO

3. Su uso para referirse a la


otredad de la heterosexualidad sexismo configura un sistema de identidad: "el hete-
rosexual vs. los otros" (algo que ha atrapado el habla
La locución diversidad sexual, tal y como está siendo em- popular cuando se dice "es de los otros" para referir-
pleada para agrupar a personas y grupos con identi- se precisamente a los homosexuales), que coloca en
dades no heterosexuales, es un absoluto equívoco tan- el plano simbólico la heterosexualidad como la iden-
to lingüístico como ideológico. El concepto diversidad tidad central, única, normal, natural, completa, ab-
solo puede ser usado para caracterizar a una totalidad soluta del ser, al grado de que ni siquiera tienen que
de unidades de una especie: de canicas, de vestidos, de decir su nombre (¿cuántos varones o mujeres van por
sombreros, de personas o de cualquier otra categoría, la vida diciendo "soy heterosexual"?). Al utilizar la
no a una parte del todo. Cuando decimos, por ejemplo, expresión diversidad sexual para referirnos solo a unos
"la diversidad de canicas" nos referimos a la totalidad grupos particulares, los "no heterosexuales", estamos
de canicas, a que estas son diversas entre sí, unas rojas, actualizando en un lenguaje eufemizado y sanizado
otras verdes, otras amarillas con rojo, etcétera, pero se- las dicotomías adentro-afuera, centro-periferia, uno-
ría absurdo decir "es una canica del grupo de la diver- otro, completo-carente, del heterosexismo.6 Existe un
sidad de canicas". Todas son canicas y todas son diver- afuera, una periferia: "los diversos", pero que por re-
sas entre sí. No existen grupos de la diversidad, existen flejo simbólico da vida a un todo que, ese sí, no es
miembros de una totalidad diversa. Lo mismo sucede diverso, sino homogéneo, unificado. Por eso cabe pre-
con las personas y la sexualidad. Todas son personas y guntarse, si unos grupos son "de la diversidad se-
todas tienen una sexualidad diferente; son integrantes xual", entonces los otros, los no gay, las no lesbianas,
de una totalidad que es diversa: las personas. los no bisexuales, los no transgéneros, etc., esto es, los
Este equívoco lingüístico refleja una posición ideo- "no diversos", ¿qué son?, ¿los de la homogeneidad se-
lógica heterosexista, patriarcal, no del todo conscien- xual?, ¿los de la unicidad sexual? Detrás de este uso
te, incluso para los y las activistas de los derechos de las categorías se reproduce de nuevo el viejo corre-
sexuales. El uso del término diversidad sexual para re- lato heterosexista del normal y los raritos, los norma-
ferirse solo a ciertos grupos mantiene incólume un les y los perversos. Los diversos de ahora son las locas
elemento central del sistema de sexo-género, también de antes, pero en un lenguaje políticamente correcto.
llamado sexista: el heterosexismo, esto es, la ideología Se trata de una concepción que difícilmente puede
y práctica que jerarquiza las sexualidades y coloca la
práctica y la identidad heterosexual como superior a
las otras prácticas e identidades sexuales.' El hetero- beración homosexual han producido numerosas reflexiones al
respecto.
6 Un texto que explora esta relación adentro-afuera en el mar-
5 Sobre el concepto heterosexismo el texto clásico es el de
co de las políticas heterosexistas es el de Diane Fuss: Inside/Out.
Adrienne Rich, 1980. El feminismo lesbiano y el movimiento de li- Lesbian Theories, Gay Theories.

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? DIVERSIDAD SEXUAL: TRES USOS COMUNES DEL TÉRMINO

conseguir en la arena política algo más que la toleran- ción de que la existencia sexual de las personas es
cia del poderoso. Me parece que tenemos que cambiar "diversa"? ¿Qué implicaciones tiene para la mane-
los conceptos o su uso si queremos cambiar los efec- ra de pensar las identidades sexuales? ¿Qué implica-
tos políticos.' Desde esta perspectiva, "los grupos de ciones políticas tiene el concepto de diversidad sexual
la diversidad sexual" simplemente no existen, al me- para referirse, no solo a la diversidad entre la totali-
nos que incluyamos entre esos grupos de la diversi- dad de las personas de una sociedad, sino a la sexua-
dad sexual al grupo heterosexual y al grupo de los lidad de cada persona?
que no asumen ninguna identidad. Eso lo podemos
hacer suponiendo que es apropiado y políticamente
estratégico referirse a la totalidad de personas de una
sociedad, que de hecho tienen una sexualidad diversa
entre sí, como organizada en grupos: los heterosexua-
les, los gays, las lesbianas, los bisexuales, los trans-
géneros, los que no asumen identidad, y otros que se
le agreguen según las políticas de agrupación diver-
sas o los criterios de distinción social y sexual. Si este
uso del concepto de diversidad sexual es lingüísti-
camente correcto, no obstante, queda por discutir su
sustento en la teoría y en la investigación y sus conse-
cuencias políticas.
Este es un terna que merece particular atención y
que nos lleva a tres asuntos de fondo: ¿Cuál es la po-
sición teórica que hace posible y deseable la afirma-

7 Hay un concepto que puede usarse de manera restrictiva


para referirse solamente a la existencia sexual y de género no acor-
de con el modelo patriarcal, pero con un contenido político más
subversivo, el de disidencia sexual o de género. Este concepto tiene
la virtud de señalar la dimensión política y social de la diferencia
y pone en cuestión el "centro" del cual se disiente. Otro autor que
utiliza este término es Oscar Guasch en su libro La crisis de la hete-
rosexualidad. En octubre de 2005, la Universidad Autónoma de la
Ciudad de México organizó el II Encuentro Nacional de Escrito-
res de la Disidencia Sexual y las Identidades de Género, muestra
de una creciente sensibilidad al uso de este término.

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Los discursos dominantes
del campo sexual: su visión
integrista'

El concepto de diversidad sexual surge en el cam-


po sexual para cuestionar las reglas mismas de
organización del campo, esto es, las ideologías
dominantes que construyen las distinciones
"pertinentes" alrededor de la existencia sexual
de las personas, de las cuales se derivan pode-
res y beneficios para quienes cumplen con los
criterios "distinguidos". Por ello es importan-
te la claridad teórica con relación a la compren-
sión de las ideologías que organizan el sistema
de distinción sexual; con ello me refiero al siste-
ma de representaciones dominantes de la exis-
tencia sexual de las personas.

1 El concepto integrismo para referirnos a la sexuali-


dad es retomado de Dorais (1999). Por integrismo sexual
nos queremos referir aquí a la actitud rígida en relación
con los binarismos sexuales, de género y eróticos que con-
forman las ideologías más conservadoras o tradiciona-
les, los que a su vez, como vemos, tienen su arraigo en
planteamientos religiosos.

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

Para la teoría queer que sustenta este ensayo, este 1. El binarismo sexual
sistema dominante contiene tres formas de entender A menudo, cuando se define el concepto género se le
y reducir la existencia sexual: 1. el binarismo sexual, distingue del concepto sexo; se dice entonces que el
2. el binarismo de género y 3. el binarismo erótico. sexo se refiere a la dimensión biológica y el género
En cada uno de estos tres enfoques se instauran par- a las expectativas de comportamiento socialmente
ticulares dispositivos de poder/saber sobre diferen- asignadas a los sexos. El género aparece así como una
tes aspectos de la vida sexual de las personas (y, por construcción social, mientras que el sexo constituye el
lo tanto, sobre las personas mismas) que son silen- dato duro, lo biológico. Sin embargo, el concepto sexo
ciadas, reprimidas, limitadas, oprimidas. La organi- es también una construcción social, es decir, una ca-
zación de estos tres aspectos en una serie de dispo- tegoría que nos permite ordenar la realidad de cierta
sitivos de poder2 es lo que el feminismo ha llamado manera, y eso tiene particulares efectos de distinción
sistema de organización sexogenérica o sistema patriar- social y políticos.' Tal vez se entienda mejor este asun-
cal (Rubín, 1975). Este sistema, como veremos más to si analizamos una frase de uso común (incluso en-
adelante, se apoya fundamentalmente en dos ideo- tre los activistas): "Son una pareja del sexo opuesto".
logías poderosas: el androcentrismo y el heterose- ¿Por qué pensamos que los sexos se oponen? ¿Cómo
xismo. Por su importancia para entender este siste- hemos llegado a pensar que un sexo se opone a otro?
ma de opresión sobre la existencia sexual, así como Esta concepción de los sexos opuestos, además
por la radicalidad que introduce el concepto de di- de contener una concepción machista de ver al otro
versidad sexual, nos extenderemos en el análisis de como opuesto, contiene una concepción heterosexista
ese sistema de binarios del patriarcado. Su análisis que considera a los varones y a las mujeres como se-
nos servirá para despejar muchas de las creencias, xos opuestos que se complementan. Que existen solo
valores, supuestos y concepciones que persisten in- dos sexos y que además se oponen y complementan es
cluso en personas que en otros aspectos se conside- una idea esencial del sistema sexista. Es la parte dura
ran progresistas o luchadoras contra toda forma de del sistema de representaciones, pues parte de una su-
opresión. puesta evidencia biológica, corporal, material: el pene
y la vagina. Un entrevistado, ingeniero agrónomo, en
mi trabajo de campo lo dijo así en su defensa homofó-
2 Por el concepto dispositivo de poder entendemos aquellos bica de la antinaturalidad de la práctica homosexual:
artefactos materiales, regulaciones institucionales y discursos
que estructuran las relaciones de poder (esto es, de influencia,
subordinación, control, determinación o manipulación) sobre las 3 Sobre esta aproximación desde la perspectiva de la cons-
personas, sus pensamientos y sentimientos, sus acciones, sus re- trucción social al concepto de sexo existen algunas autoras/es im-
laciones o sus cuerpos. Para una revisión del concepto, véase portantes: Butler, 1990 y 1991; Fausto-Sterling, 1992 y 1993, y Do-
Foucault, 1980. rais, 1999.

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? LOS DISCURSOS DOMINANTES DEL CAMPO SEXUAL

"Por eso el hombre tiene un pene y la mujer una va- Estas variantes sexuales al nivel biológico han sido
gina, uno entra en la otra, para eso están, es como el clasificadas por la ciencia de varias maneras. El lla-
tornillo y la tuerca". Pero si observamos los cuerpos mado síndrome de Turner consiste en que el par cro-
no encontramos nada que nos indique ni oposición ni mosómico 23, esto es, el relacionado directamente con
complementariedad en sí mismos. En realidad, la con- lo que en Occidente se entiende como sexo biológico,
cepción de la oposición y complementariedad se deri- no es un par sino una x. En este caso, la persona tie-
va de una concepción sexual patriarcal que supone que ne un desarrollo gonadal diferente: presenta genitales
los sexos se definen por los genitales y anuncian que el externos de hembra, pero no existe un desarrollo de
fin de la práctica sexual es la reproducción y, por lo tan- ovarios. Ciertas características sexuales secundarias
to, debe ser entre hombre y mujer. Esto es, la ideología no aparecen, a menos que se sigan tratamientos hor-
reproductivista y la ideología heterosexista. monales. El llamado síndrome de Klinefelter, por su
El binarismo sexual es la ideología y práctica de parte, se caracteriza por tener, en lugar del par cromo-
construir dos sexos de los cuerpos humanos. Esta sómico, un trío cromosómico: XXY. Los genitales ex-
ideología y práctica, como ya vimos, se encuentra li- ternos son de macho, pero generalmente diferentes al
gada a la ideología esencial del patriarcado: su visión ideal, y durante mucho tiempo muchos textos se refi-
reproductivista de la sexualidad y su heterosexismo. rieron a esos genitales como atrofiados. En la literatu-
Pero el binarismo sexual tiene que enfrentarse a una ra científica se han señalado algunos otros rasgos rela-
serie de evidencias corporales que nos muestran que cionados con una musculatura menos desarrollada y
la tarea de formar dos sexos perfectamente distintos una gran talla longuilinia. También existen humanos
(además de opuestos y complementarios) es más un con cromosomas XYY y Xxx, llamados superhombres
trabajo conceptual y quirúrgico que una constata- y supermujeres en la bibliografía científica. Asimismo
ción de la naturaleza (Wilchins, 2004). Esto es lo que existen otras variantes cromosómicas que se han des-
nos muestra esa variedad sexual que durante mucho cubierto más por casualidad que por una búsqueda
tiempo se llamó hermafroditismo y que hoy se recono- intencionada en la población. Esto, en lo que respecta
ce como parte de esa realidad más amplia denomina- a los sexos cromosómicos. Hay, sin embargo, varian-
da intersexualidad: "personas que nacen con caracte- tes que involucran otros aspectos que contribuyen a
rísticas sexuales cromosómicas, gonadales, genitales construir lo que llamamos sexo: "el sexo gonadal, el
u hormonales que no coinciden con las categorías se- sexo genital y el sexo hormonal".
xuales binarias de macho y hembra humanos".4 En este sentido, en la bibliografía sobre el tema se se-
ñalan dos variantes (la ciencia sexista suele llamarlas
4 Es necesario aclarar que, a diferencia de esta postura pre-
valeciente en el activismo intersexual (véase Wilchins, 2004:72), para los casos de presencia de ambas gónadas y el de intersexua-
hay quienes prefieren seguir reservando el término hermafrodita lidad para otras variantes.

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fenómenos). Una de ellas consiste en personas que los que no descienden.' En general a estas personas
siendo embriones cromosómicamente hembras ex- se les considera hombres, pero otras son consideradas
perimentaron una sobreproducción de hormonas mujeres. A la edad de la pubertad, con la activación
machos.5 A esto se le llama hiperplasia suprarrenal. del sistema hormonal, experimentan el descenso de
La/el recién nacido/a tiene genitales internos de hem- los testículos y la aparición de rasgos sexuales secun-
bra y órganos genitales externos de macho. Otra va- darios de macho, el pene crece, ocurren erecciones y
riante relacionada con la producción hormonal se la penetración puede ocurrir, pero sin inseminación
llama el testículo feminizante. En este caso, en el ám- debido a la condición de la uretra (Dorais, 1999).
bito cromosómico se trata de un individuo XY, macho, Está claro que las variantes cromosómicas y la pre-
pero con órganos genitales externos de hembra; no sencia de genitales hembras y machos, externos e in-
obstante, no tiene ovarios. Esta variante es atribuida a ternos, así como de rasgos sexuales secundarios di-
la trayectoria hormonal durante la etapa embrionaria versos nos remiten a una realidad sexual que lejos está
(menos hormonas macho). En la bibliografía científi- de ser atrapada por nuestros estrechos conceptos bi-
ca se llama deficiencia del esteroide 5-alfa reductasa a narios. La realidad de la intersexualidad, una realidad
una variante sexual que consiste en nacer con un par en la que se encuentra entre 1 y 3% de la población, se-
XY pero con genitales externos ambiguos, con un es- gún autores como Fausto-Sterling y Dorais,' evidencia
croto similar a los labios mayores y la ausencia de pene que, en lo que concierne al sexo biológico en la especie
o presencia de un pene que parece clítoris y con testícu- humana, lo que existe es un continuo, no una duali-
dad. Hay mucho más que macho y hembra, hay dua-
lidad en una sola persona, hay ambigüedad en otras.
5 Los términos hormonas masculinas y femeninas y hormonas La naturaleza biológica del ser humano no es binaria,
machos u hembras son absolutamente engañosos. Primero, por- el binarismo sexual es una construcción cultural. Una
que nos hacen pensar que estos compuestos químicos son cons- estudiosa del tema señala (no sin controversia) que al
titutivos de la "masculinidad" y la "feminidad", lo cual es falso,
pues, como veremos en el siguiente apartado, lo que se entiende menos existen cinco sexos en la especie humana: hem-
por "masculino" y por "femenino" es algo que depende de cada bra, macho, hermafrodita verdadero (quien posee un
cultura y de sus propias convenciones de sentido. Por otra parte, testículo y un ovario), pseudohermafrodita macho
nos sugiere la idea de que son propios de un cuerpo o del otro,
y que por eso constituyen a los sujetos como hembras o machos,
algo también falso. De hecho, los diferentes compuestos quími- 6 Un debate clásico sobre sexo y género en el caso de este tipo
cos llamados hormonas están presentes en todos los cuerpos hu- de intersexualidad es el que se presenta en un artículo de Herdt
manos en diferentes grados. Una prueba más del carácter flui- (1990).
do y no binario de la condición humana. Un texto científico que 7 Según estas estimaciones, en México, un país con cien mi-
pone al descubierto el sexismo en la endocrinología y su consti- llones de habitantes aproximadamente en 2005, existen entre uno
tución como dispositivo de poder es el de Anne Fausto-Sterling, y tres millones de intersexuales, muchos de los cuales ni siquiera
1992. saben que lo son.

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(que tiene testículos y algunos aspectos de la genita- rí o el cuchillo para conformar a las niñas de ciertas
lidad de las hembras, pero no ovarios) y pseudoher- sociedades al ideal cultural de mujer mediante la re-
mafrodita hembras (quien tiene ovarios y algunos moción del clítoris o para convertir a los bebés en va-
aspectos de los genitales machos, pero no testículos). rones a través de la circuncisión ritual, así nuestra so-
Menciona, además, que las características de macho ciedad utiliza el bisturí para hacer hombres o mujeres.
o hembra pueden variar en cada una de las categorías En años recientes, muchas personas que sufrieron
(Fausto-Sterling, 1993).8 en la infancia y sin su consentimiento este tipo de ope-
Para lidiar con esta realidad de la naturaleza, los raciones comenzaron a organizarse para denunciar la
dispositivos de poder médico han tratado, sin embar- violación de sus derechos humanos y cuestionar los
go, de ajustar la naturaleza al binarismo occidental y criterios binarios de la sociedad que los hace o los hizo
su concepción de que deben existir solo dos sexos. A pasar por monstruos; es el caso en Estados Unidos de
una operación conceptual que arranca en un funda- la Sociedad Intersexual de Norteamérica (ISNA, por
mentalismo o integrismo sexual y con una lectura me- sus siglas en inglés). Un interesante movimiento po-
tafísica de la naturaleza ("se equivocó la naturaleza", lítico en este sentido, crítico del binarismo sexual, se
"es un error de la naturaleza"), sigue una operación avizora a futuro en nuestro país y en el mundo. Algu-
quirúrgica. La cirugía pediátrica interviene para ha- nos intersexuales, sin embargo, en la medida en que
cer realidad nuestros dogmas sexuales y calmar las viven a disgusto con su condición sexual y sienten
ansiedades inducidas de los padres, las instituciones pertenecer a una identidad sexogenérica diferente a
médicas y la sociedad.' Así como se utiliza el bistu- la asignada desde la infancia, prefieren considerarse
en la categoría de la transexualidad.
8 Este planteamiento de la autora ha sido cuestionado recien-
La transexualidad hace referencia a aquellos varo-
temente por activistas intersexuales canadienses que argumentan nes y mujeres en el ámbito cromosómico, genital y
que tomar un solo criterio (las gónadas) para clasificar los sexos gonadal que, sufriendo una disonancia entre su cuer-
y, más aún, hablar de "pseudohermafroditas" es de nuevo cons-
truir un discurso sexual normativo que atenta contra la riqueza po y su sentido de identidad sexual (a qué sexo sien-
de la intersexualidad humana. ten pertenecer), se someten a una operación quirúr-
9 La activista por los derechos intersexuales Cheryl Chase de- gica en su edad adulta con el fin de transformar sus
fine la intersexualidad, no sin ironía, como "una emergencia psi- órganos genitales externos y realizar otras modifica-
quiátrica que sufren los doctores y los padres, los cuales la tratan
haciendo cortes en el cuerpo de un infante, aun cuando son adul- ciones corporales. Existe lo que se conoce como un
tos, los mismos que sufren el estrés, los verdaderos pacientes" proceso de reasignación sexual que involucra funda-
(Wilchins, 2004: 72). Algunas personas, incluso médicos, vale de- mentalmente los genitales. A pesar de que las opera-
cir, justifican las intervenciones quirúrgicas para aliviar proble-
mas médicos, fisiológicos, que a veces se presentan. Aunque esto
es cierto, también se debe mencionar que los problemas médicos en todo caso, no justifican necesariamente la reasignación sexual
o fisiológicos no son exclusivos de las intersexualidades y que, como tal.

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2. El binarismo de género
ciones se realizan con el aval de instituciones médicas,
los y las transexuales se enfrentan a múltiples dificul- El sexismo hace derivar del dualismo sexual antes
tades tanto en su proceso de transformación corporal mencionado otro dualismo, el dualismo de género:
como en su proceso posterior de integración social. El la noción de que de los cuerpos machos y los cuer-
costo de las operaciones y tratamientos que las acom- pos hembras se derivan naturalmente disposiciones
pañan no puede ser solventado por la mayoría de las diferenciadas de sentir, percibir, pensar y actuar. Se
personas transexuales en nuestros países y los inten- supone que los machos biológicos están predispues-
tos de legislar para que corran a cuenta del sistema de tos naturalmente a desplegar una serie de disposi-
salud pública encuentran las resistencias propias de la ciones llamadas masculinas y las hembras biológicas
incomprensión, como considerar que se trata de ci- otras denominadas femeninas. Las distintas trayecto-
rugías estéticas superfluas. La realidad es que muchos rias subjetivas y sociales de varones y mujeres, con sus
individuos transexuales presentan comúnmente tras- consecuencias de desniveles de poder económico, po-
tornos emocionales que tienen que ver con las dificul- lítico, social, son justificadas por las ideologías sexis-
tades jurídicas y médicas para cambiar su identidad tas al considerarlas expresiones de esa supuesta natu-
social, empezando por su nombre, así como por la raleza corporal distinta (hormonal, cerebral, genital,
violencia del entorno. Estas dificultades se traducen gonadal). La gran paradoja consiste, sin embargo, en
en obstáculos para conseguir empleo, en inseguridad que la sociedad configura una diversidad de disposi-
económica y en acoso policíaco y vecinal que, a menu- tivos de poder para construir en cada individuo y so-
do, repercuten en su capacidad para solventar los gas- cialmente estas características que, siendo consecuen-
tos médicos involucrados en su transformación. Esta tes, habrían de expresarse naturalmente y sin ningún
incapacidad impacta, por su parte, en sus condiciones condicionamiento social. Esta paradoja y muchas evi-
de pobreza, marginalidad y mala salud. Aunque en dencias más de tipo antropológico han mostrado que
nuestros países latinoamericanos no hemos desarro- los conceptos masculino y femenino y su uso para cla-
llado una conciencia política extendida y amplia al- sificar de tal o cual manera conductas, objetos, seres,
rededor de la discriminación que sufren las personas cualidades y relaciones son completamente arbitra-
transexuales, y menos aún una reforma legal y médica rios, construcciones sociales heredadas. No hay nada
al respecto, en diversos países del mundo ya se ofrece intrínsecamente masculino en el color azul, en unas
gratuitamente el servicio de cambio de sexo y los co- botas vaqueras o en una forma de caminar, por decir-
rrespondientes servicios médicos, sociales y legales a lo llanamente, como nada femenino en el color rosa,
esta población. En América Latina la organización de en unas zapatillas o en una forma de tomar la taza del
la población transexual tiene poco tiempo, aunque ya café. Los significados de género atribuidos a los colo-
empieza a hacer escuchar su voz con creciente fuerza res y a lo que sea son siempre convenciones sociales y,
en el espacio legislativo y cultural. como tales, están sujetas a disputa y a cambio.

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Un uso equivocado en muchos activistas, que refle- conceptuación binaria e integrista, al grado de que
ja esta concepción dominante que naturaliza las cons- su identificación como hombres y mujeres se pone en
trucciones de género al remitirlas a las propiedades entredicho.
corporales, es precisamente la referencia a los genita- En la medida en que estos sujetos cuestionan la su-
les con conceptos de género, esto es, llamar genitales puesta naturalidad de las construcciones de género,
masculinos y femeninos a los genitales de hombres y la sociedad patriarcal construye sus dispositivos de
mujeres, respectivamente. No existen genitales mas- saber/poder para conformarlos a sus conceptos y re-
culinos o femeninos, pues lo masculino y lo femeni- gímenes de identidad. Como la ideología dominan-
no no son propiedades intrínsecas a las cosas o seres, te no puede admitir que está equivocada, entonces
sino un significado atribuido y que se pretende natu- plantea que quienes están equivocados son los cuer-
ralizar desde la lectura patriarcal, que es la lectura do- pos y las mentes; así, se dice: "faltan o sobran hormo-
minante. Cambiar el lenguaje es empezar a cambiar nas", "sus genes son diferentes", "tienen un hipotá-
las concepciones. En ese mismo equívoco se encuen- lamo del sexo opuesto", "padecieron problemas de
tran las frases "sexo femenino" y "sexo masculino", identificación con sus padres o madres", etc. De nue-
o, peor aún, "personal femenino" y "personal mascu- vo subsiste en este planteamiento la idea de que la
lino", para decir machos y hembras biológicos, o de naturaleza se equivoca. La patologización de la disi-
plano hombres y mujeres. Ciertamente, estos equívo- dencia de género desde la medicina o desde la psico-
cos reflejan cuestiones ideológicas de fondo que tie- logía, a través de ese invento homofóbico y misógi-
nen que ver con la naturalización de las diferencias no llamado "desorden de identidad de género" (con
de género, pero también con el integrismo de géne- el que se diagnostica a la niña a la que no le atraen
ro que se deriva de esa ideología que remite al cuer- las muñecas o al niño que prefiere el teatro al futbol),
po lo que son conductas aprendidas: la noción de que es el correlato de la violencia de padres y familiares,
las personas con genitales machos están destinadas de compañeros de escuela, de compañeros de traba-
por la naturaleza y al mismo tiempo deben (la para- jo, de vecinos, de cualquiera que considere su tarea
doja) volverse masculinos, esto es, hacerse hombres, u obligación hacer valer y forzar la adscripción a las
mientras que las personas con genitales hembras es- concepciones dominantes de género.
tán destinadas y deben volverse femeninas, esto es, Ciertamente, el binarismo de género involucra, ade-
mujeres. En este sentido, el hombre femenino o la mu- más de esa concepción dual e integrista de los géneros
jer masculina o los hombres y mujeres que integran masculino y femenino, otro elemento, el androcen-
comportamientos y cualidades consideradas mascu- trismo: la ideología y práctica cotidiana de jerarqui-
linas y femeninas en sus propias personas y en dife- zar a las personas, los objetos y los seres del mundo
rentes grados y circunstancias (andróginas, travestis según sus connotaciones de género, y de colocar como
o transgéneros) no pueden ser aprehendidas con esta superior a lo masculino y a los varones. La otra cara

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del androcentrismo, hemos dicho, es la misoginia, el ran poder y diferentes beneficios en quienes la ejer-
desprecio a lo considerado culturalmente femenino cen (como sentirse que se está bien, que se es normal
y a las mujeres. Pero también a los hombres que no o superior, así como otras ventajas sociales, econó-
cumplen el ideal social de masculinidad. El despre- micas y políticas), me parece que no debemos perder
cio homofóbico hacia los varones afeminados, que de vista que en muchos casos la sensación íntima de
llega a actos inimaginables de brutalidad (como su muchas personas homofóbicas es sentirse violenta-
encierro en hospitales psiquiátricos o su muerte) o a das por la presencia del otro diferente. El otro le re-
actos menos visibles pero no menos brutales, como cuerda su propia potencialidad reprimida, su propia
la burla cotidiana en las escuelas públicas y privadas experiencia de represión como parte del proceso so-
(el bullying por expresión de género), que conduce al cial sufrido de masculinización o feminización. Un
suicidio (Dorais, 2000), a trastornos emocionales du- proceso que, hay que decirlo, implicó una violencia
raderos o al fracaso escolar, es producto del andro- sobre sus capacidades humanas. La violencia con-
centrismo incorporado por los sujetos, así como del tra los otros diferentes es una violencia para acallar
desprecio en general hacia lo femenino. El hombre las voces internas que les hablan desde lo más ínti-
afeminado pareciera renunciar al poder derivado de mo, así como una proyección de una envidia profun-
su potencial masculinidad en la sociedad y recordar- da hacia quien se decide a hacer lo que ellos cance-
nos que esta, la identidad masculina, es aprendida laron para sí."
socialmente, lo cual resulta inaceptable desde el sis- Por otra parte, el binarismo y el integrismo de gé-
tema patriarcal. Por su parte, la mujer masculina es nero que acompañan al binarismo y al integrismo se-
vista como alguien que ambiciona un poder que la xual mencionado en el apartado anterior involucran
sociedad sexista ha reservado a los sujetos que tie- una concepción adicional: la supuesta complemen-
nen pene y se portan de manera masculina. Ambos tariedad en el plano psicológico, doméstico y social
resultan amenazantes; es por eso que algunas per- que garantiza la reproducción social ordenada. Las
sonas consideran que hay que someterlos, violen-
tarlos, castigarlos, darles una lección ejemplar. Por 10 La homofobia tiene dos dimensiones no excluyentes en el
si fuera poco, tanto el hombre femenino o "afemina- sujeto, pero que sí tienen una mayor o menor relevancia: una di-
do" (como se suele decir) como la mujer masculina mensión emocional-corporal y una dimensión cognitiva. La di-
mensión emocional puede ser más o menos intensa y arraigada
ponen en entredicho el carácter supuestamente na-
en la psique y corporeizada en la rigidez y en las tensiones mus-
tural de los géneros, algo que para muchas perso- culares, o puede existir más bien como prejuicios y falsas percep-
nas resulta insoportable e intolerable desde el punto ciones anidadas en la conciencia con poca resonancia emocional.
de vista social y personal. Sin menoscabo de enten- Aquí se describe lo que diversos estudios han mostrado sobre la
personalidad homofóbica en su dimensión principalmente emo-
der que la homofobia es ante todo un discurso y una cional. Para un tratado bastante amplio sobre la homofobia y sus
práctica supremacistas (como el racismo) que gene- diferentes dimensiones, véase el texto de Borrillo, 2000.

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concepciones sobre la naturaleza masculina y feme- diluyéndose en la crítica general a la homofobia, sin
nina estructuran y legitiman así los roles domésticos entender que la especificidad de la experiencia de vio-
y extradomésticos de hombres y mujeres y las iden- lencia por género no siempre está relacionada direc-
tidades sociales básicas: madre, padre, esposa, espo- tamente con la violencia por preferencia sexual." En
so, hija, hijo, trabajador, ama de casa, entre muchas muchas regiones de nuestro país y de América Lati-
otras. Las supuestas características afectivas de ella e na lo que se castiga, fundamentalmente, es la trans-
instrumentales de él se complementan naturalmente gresión pública de los géneros, no tanto la experien-
para, de nuevo, formar la unidad reproductiva tanto cia secreta de tipo homoerótico. Lo que angustia y lo
biológica como social: la familia, que no es más que que tratan de acallar los compañeros de trabajo, de es-
una forma histórica de unidad doméstica: la familia cuela, los vecinos, en el hombre afeminado y la mujer
patriarcal, aunque existen y pueden existir otras for- masculina, o en el atrevimiento del travesti, no es, en
mas de convivencia social. la mayoría de los casos, su supuesta práctica privada
El feminismo y los estudios de género sobre los va- homosexual, sino su transgresión de un orden de gé-
rones han puesto al descubierto desde hace tiempo nero considerado sagrado, para algunos, o vital para
la historia de poder y violencia que posibilitan estas construir su identidad, sus privilegios sociales y su
configuraciones subjetivas y sociales, pero también noción de seguridad, para otros. La comprensión de
las desigualdades que involucran. No obstante, tan- esta especificidad de la violencia de género es lo que
to las concepciones sobre la familia como las concep- ha llevado a la creación en Estados Unidos de una or-
ciones dominantes sobre el amor y el erotismo sirven ganización específica en relación con el derecho de gé-
en estos casos como apoyos ideológicos para cimen- nero (Wilchins, 2004). Este derecho de género signifi-
tar este orden de género de la sociedad. ca el derecho a la libre expresión de género que más
Cabe mencionar que la disidencia de género de hu- nos acomode y el derecho a cambiar las veces que así
manos machos o hembras que tienen un comporta- se desee." Cabe mencionar también que, a menudo,
miento andrógino o transgénero," aunque fue reivin-
dicada en sus inicios por el movimiento gay, ha ido 12 Un ejemplo en este sentido es la violencia contra niños
"afeminados" y niñas "masculinas", esto es, disidentes de género.
Una violencia que difícilmente puede ser planteada en términos de
11 La realidad transgénero es amplia y sin fronteras estables, violencia contra los homosexuales, pero que tiene su fundamen-
pues de alguna manera todas las personas realizamos algún tipo to en el androcentrismo y en la misoginia de nuestra sociedad.
de acción que transgrede los estrechos límites del género social- Desgraciadamente, el uso restrictivo y superficial del término
mente esperado. Las fronteras entre travestismo (una de las mo- para referirse a la diferencia entre hombres y mujeres ha oscure-
dalidades de lo transgénero) y transexualidad se borran en mu- cido esta violencia cuando se habla de discriminación por género.
chos casos. Un texto que aborda el tema con amplitud y que 13 GenderPAC (Coalición para el Activismo Público en Géne-
expresa el punto de vista de que el hecho transgénero no es ho- ro) es una asociación norteamericana fundada en los años noventa
mogéneo es el de Josefina Fernández, 2004. que ha comprendido y emprendido la especificidad de esta lucha.

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las personas que dicen aceptar la diversidad sexual, ellas mismas o hacia sus propias compañeras o com-
incluso hombres y mujeres gays, lesbianas o bisexua- pañeros que no se visten bien y no pasan verdadera-
les, se muestran intolerantes y hasta justifican la dis- mente por hombres o mujeres, en una espiral de vio-
criminación hacia las personas que transgreden la lencia y automarginación que fomenta la falta de
identidad de género esperada por las ideologías do- solidaridad en el propio colectivo social.
minantes. Esas formas de discriminación adquieren En la llamada genéricamente experiencia trans vale
modalidades y justificaciones diversas: "Yo soy hom- mencionar que suele visualizarse más a las mujeres
bre, y aunque sea gay me tengo que portar como va- trans, esto es, a aquellas personas biológicamente va-
rón, no como mujer, por eso no acepto a las vestidas", rones que se sienten o viven desde la identidad mu-
o "Las vestidas se pueden vestir como jirafas si quie- jer y/o desde la feminidad. Sin embargo, la experien-
ren, pero yo tengo el derecho a reírme de ellas", en lo cia de los hombres trans es menos conocida, aunque
que constituye una argumentación que va acompa- cada vez más sale a la luz pública y reivindica un es-
ñada tanto de un desconocimiento de que la transge- pacio en los ámbitos familiares, sociales y políticos. Se
neridad y el afeminamiento de algunos varones o la debe mencionar que la experiencia tanto de las mu-
masculinización de algunas mujeres no son un mero jeres como de los hombres trans, muy seguido (en el
disfraz o una simple elección, sino que responden a mejor de los casos) se ve inmersa también en discu-
sensibilidades con raigambres profundas como cual- siones personales y socioculturales sobre qué tipo de
quier sensibilidad, lo mismo que de una incompren- mujer o de hombre se quiere ser, si se desea reproducir
sión del valor del respeto y su importancia para la los estereotipos machistas para mujeres u hombres, o
plena vigencia de los derechos humanos en la vida si se desea construir formas de ser hombre y ser mu-
diaria. En todo caso, se olvida que todas las formas jer críticas del patriarcado.
de expresión de género son construcciones sociales En relación con el travestismo, podemos decir que
y que lo que ahora nos parece normal es un asunto con el término se designa una manifestación de trans-
de convención heredada históricamente y, en última gresión social —en la vestimenta y en los complemen-
instancia, un asunto ideológico y político. La norma- tos de la misma— del género esperado socialmente en
lidad, cuando no es un simple asunto estadístico, es virtud del sexo biológico. La diferencia con la transge-
una pretensión ideológica de los poderosos, pero, en neridad es que este término se suele utilizar para re-
cualquier caso, no debe servir de principio para ne- ferirse a formas de transgresión del género que, ade-
gar el derecho a vivir en la diferencia con respeto y más de involucrar la imagen a través de la vestimenta,
equidad. implica rasgos sexuales secundarios: la modificación
Cabe mencionar que con frecuencia la violencia su- del vello facial o en el pecho, la modificación de los se-
frida por muchas personas transgénero las lleva, a su nos, por mencionar dos, así como una mayor tempo-
vez, a incorporar una transfobia que se expresa hacia ralidad de la transgresión. El deseo de modificar ras-

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gos sexuales primarios suele asociarse más bien con do heterosexuales. También existen hombres que han
la transexualidad. realizado modificaciones mediante tratamientos hor-
Ahora bien, existe algo que también suele llamarse monales de rasgos sexuales secundarios y que gustan
travestismo fetichista, que se refiere fundamentalmen- de las prendas femeninas, pero que tienen preferencia
te a la expresión comportamental de la sexualidad erótica por las mujeres.
que involucra la excitación por usar ropas o comple- Es importante aclarar que la exposición de esta va-
mentos considerados propios del otro sexo en nues- riedad de términos para referirse ala diversidad sexual,
tra sociedad: los varones que se excitan con prendas de género o erótica (que analizaremos más adelante)
íntimas de sus esposas o las mujeres que gustan usar no debería servir como nuevas "verdades" que las y
calzado masculino por motivaciones eróticas. La lite- los lectores usen para "corregir" a las propias perso-
ratura sexológica sobre el tema suele coincidir en el nas que las usan para referirse a sí mismas, pues eso
señalamiento de que esta forma de travestismo feti- los convierte en una nueva policía de la identidad. La
chista es más común en los varones heterosexuales de exposición tiene la función de guiar a las y los lectores
lo que se piensa, e incluso se dice que son la mayoría. en la comprensión de la diversidad sexogenérica con
Otra variante del travestismo es aquella que suele el empleo de las propias categorías de identidad utili-
acontecer por razones artísticas; esto es, el travestis- zadas para darle visibilidad y promover su inclusión.
mo que se realiza para representar a algún personaje Finalmente, lo que aquí se propone es que entenda-
de otro sexo: "los varones que imitan, por ejemplo, a mos que el binarismo de género es arbitrario y una im-
una cantante famosa o las mujeres que realizan fono- posición sobre los cuerpos y las subjetividades y que,
mimia de un cantante varón". A esa variante del tra- por lo tanto, la experiencia trans no es ajena a ningún
vestismo se le suele llamar con otro término: transfor- ser humano. Esto es, todos y todas hemos sido trans
mismo. Existe también algo que podríamos llamar el en algún momento o aspecto de nuestras vidas, ten-
travestismo ritual en diversas ceremonias tradiciona- gamos o no conciencia de ello. Aunque, ciertamente,
les de muchos pueblos, en las cuales algunos varo- en algunas personas esta condición trans tiene una
nes, sobre todo, pero también mujeres, pueden vestir- intensidad y una permanencia que marca profunda-
se con ropas consideradas propias del otro sexo para mente su experiencia de vida.
representar papeles de género diferentes.
Cabe mencionar que estas formas de transgresión 3. El binarismo erótico y el heterosexismo
del género socialmente esperado nada nos dicen en sí
mismas de la preferencia sexual de los sujetos. Así, es Los binarismos sexuales y de género adquieren un
común que existan varones que practican el travestis- cierre ideológico (que genera una sensación de co-
mo fetichista, poniéndose la ropa de la esposa cuan- herencia y unicidad) en la heterosexualidad patriar-
do ella no está, o estando ella, pero que siguen sien- cal, ese producto ideológico y social del heterosexis-

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mo. La heterosexualidad patriarcal, en la medida en eróticas y amorosas y de relaciones de género es con-


que implica la sexualidad de los diferentes, esto es, de denado, prohibido, desvalorado, patologizado, bur-
los que han sido definidos como opuestos y comple- lado, reprimido, censurado e, incluso, criminalizado.
mentarios, se constituye en el espacio ideológico que Es importante entender cómo se sustenta y legitima
provee de sentido a los anteriores binarismos proyec- esta ideología heterosexista. En este sentido, cabe re-
tándolos en una finalidad biológica y social: la repro- cordar lo dicho sobre las ideologías binarias sexuales
ducción de la especie y la reproducción social de un y de género, así como lo que se dijo acerca del discur-
modelo de pareja y familia en el que el macho-mascu- so sexual reproductivista: en la medida en que el úni-
lino-heterosexual vuelto padre-esposo tiene preemi- co fin válido de la sexualidad, según la moral cristiana
nencia de autoridad y privilegios. Al mismo tiempo, dominante, es la reproducción, solo la heterosexua-
los anteriores binarismos que las ideologías sexistas lidad vivida de cierta manera (orgásmica y genital)
naturalizan transfieren esa naturalidad a un deseo y es válida. No obstante, existen otros recursos ideo-
a una práctica sexual institucionalizada: la hetero- lógicos poderosos que sirven para apuntalar el hete-
sexualidad patriarcal. La ideología reproductivista rosexismo. Estos recursos adquieren cada vez mayor
de la sexualidad, aquella que considera que el único importancia en la medida en que las ideologías de gé-
fin válido y natural de las relaciones sexuales es la re- nero dominantes y la ideología sexual reproductivista
producción, se convierte en el pilar fundamental del pierden legitimidad bajo el embate de nuevas prácti-
heterosexismo y del binarismo sexual y de género. cas relacionadas con la sexualidad y el placer, proce-
La heterosexualidad patriarcal es el producto del dentes tanto de ciertos movimientos sociales (como el
encumbramiento de la heterosexualidad como la úni- feminismo y los movimientos de liberación LGBTTI)
ca identidad sexual válida (por ser la única natural o como de la inversión capitalista en bienes y servicios
acorde con un "plan divino"). Involucra la jerarquiza- relacionados con el erotismo o que utilizan el erotis-
ción de las identidades eróticas diferentes: la identidad mo para estimular el consumo de otros bienes.
homosexual, bisexual, lesbiana y, en general, la de las En este marco, me interesa enfatizar y explorar aquí
relaciones entre otras personas que no sean entre varón la manera en que tres recursos ideológicos trabajan
masculino y mujer femenina (como mujer masculina para apuntalar el heterosexismo: a. la ideología he-
y hombre femenino, hombre femenino y mujer feme- terosexista del amor, la pareja y la familia; b. la ideo-
nina, hombre masculino y hombre masculino, mujer logía que reduce el hecho homosexual al acto genital
femenina y mujer femenina, etcétera). Asimismo, in- y desconoce el amor entre personas del mismo sexo, y
volucra la marginación y el desprecio de otras expe- c. la ideología heterosexista respecto a las "otras" se-
riencias eróticas, incluso entre varón masculino y mu- xualidades, principalmente la homosexualidad; esto
jer femenina: sexo anal,fellatio, cunnilingus, fetichismo, es, la ideología de las concepciones homofóbicas, tam-
etc. Todo un mundo de posibilidades de experiencias bién llamada homofobia cognitiva.

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a. El heterosexismo y el amor el sistema patriarcal y su régimen de intercambio de


mujeres y con ello de acumulación de propiedades y
Las concepciones dominantes sobre el amor se susten- alianzas durante muchos siglos (Rubin, 1975), apare-
tan en —y nutren— la ideología heterosexista al apo- ce en la historia de Occidente en un momento deter-
yarse y nutrirse de las ideologías de género dominantes minado como un espacio de libertad y autonomía re-
y de su concomitante binarismo. Esto es, en la medida clamado por los jóvenes respecto de los padres, pero
en que, según estas ideologías de género dominantes, que en poco tiempo fue reinsertado de nuevo en la
los hombres y las mujeres tienen naturalezas corpora- lógica de género y poder dominantes. El discurso del
les y psíquicas diferentes (destinadas a cumplir roles amor hegemónico enfatiza las dicotomías de género
sociales diferentes) que se oponen y complementan y anuncia una y otra vez (con todo y sus ejemplos de
(los hombres son de Marte y las mujeres de Venus), rebeldía, que fungen en el sistema como moralejas)
están destinados naturalmente a atraerse y unirse. La el triunfo de la familia patriarcal, que ya no es lo que
metáfora de la media naranja se sustenta en estas con- fue: unidad de producción (en el capitalismo se con-
cepciones sexuales y de género. Asimismo, provee el vierte en unidad de consumo), pero que pretende ser
fin último de los anteriores binarismos: la pareja re- otro tipo de unidad mediante el discurso amoroso:
productiva como unidad corporal, psíquica y social unidad psíquica y unidad deseante, complementaria
por la que se reproduce el orden biológico y social: la y plegada en sí misma.
familia y la sociedad patriarcal. La rebelión feminista La trascendencia de esta apropiación heterosexista
y el cuestionamiento de la naturalidad de los roles de del discurso amoroso es evidente cuando se intentan
género resultan tan amenazantes para el patriarcado legitimar uniones no heterosexuales en el plano de los
precisamente por esta razón: porque desestabilizan derechos civiles. Aunque el discurso reproductivista
supuestos fundamentales (como la noción de ser mi- del matrimonio sigue usándose como argumento: "el
tades) y destinos sociales obligados e idealizados: so- fin del matrimonio es tener hijos; por eso es definido y
bre todo, cuestionan el papel de madre-esposa tradi- protegido legalmente", para rechazar cualquier exten-
cional sometida a los designios del padre-esposo que sión de los mismos derechos a uniones del mismo sexo
detenta privilegios solo por ser varón. (un discurso que seguirá perdiendo peso conforme
La apropiación del discurso amoroso se debe enten- avance el control de la fecundidad y otro modelo de pa-
der como la operación más importante de la organiza- reja), las disonancias de género y amorosa que provo-
ción patriarcal. La noción del amor como complemen- can las uniones del mismo sexo en el imaginario domi-
tariedad natural de sexos y de géneros es fundamental nante (aunque cada vez pierda más terreno frente a las
para el heterosexismo. La historia de esta apropiación luchas del movimiento LGBTTI) desempeñan un papel
está por escribirse, pero resulta por demás evidente. fundamental. En este imaginario, el amor es un asunto
El amor, un vínculo inexistente o despreciable para no solo de hombre y mujer; también es un asunto de un

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ente masculino y uno femenino que se complementan, género. Se trata, pues, de un discurso no solo homo-
que se distribuyen papeles emocionales y laborales en fóbico sino profundamente sexista. Es por eso que los
el ámbito doméstico: en fin, que se distribuyen tam- movimientos que luchan por el reconocimiento de las
bién de manera inequitativa la autoridad y el poder. uniones del mismo sexo han emprendido, como par-
El discurso heterosexista del amor incluye todo esto. te de su lucha, el reconocimiento de los distintos tipos
La disonancia de las uniones del mismo sexo frente de familia en condiciones de equidad, lo que incluye
al discurso del amor heterosexista estriba en concebir tanto a las familias homoparentales (constituidas por
a dos hombres destinados socialmente a tener autori- parejas del mismo sexo) como a las familias monopa-
dad o a dos mujeres destinadas a servir, a establecer rentales, unipersonales, etc. A su vez, este intrinca-
un vínculo de unión, de complementariedad, de pa- do nexo entre el sexismo y la homofobia nos muestra
reja; a acompañarse en una unidad de solidaridad y la razón de fondo de la alianza social, cultural y po-
cuidados mutuos, incluso en una unidad reproducti- lítica necesaria entre los movimientos feministas y
va con hijos e hijas biológicas de alguno de los miem- los movimientos de la disidencia sexual y de género.
bros de la pareja o adoptados. La disonancia amoro- Las nuevas nociones de pareja y de amor, como el
sa de las parejas del mismo sexo frente al patriarcado amor confluyente, que la sociología considera como
tiene que ver con el subtexto de género del discurso una forma de amor que promueve valores de equi-
del amor y de la pareja matrimonial en el patriarcado, dad y comunicación frente a las formas de amor ro-
el cual concibe a hombres y mujeres en papeles distin- mántico basadas en la idealización y el binarismo de
tos y en relaciones desiguales de poder. género, tienen la virtud de fungir como alternativas
En la noción de familia del discurso heterosexis- a modelos que son incapaces de incorporar las aspi-
ta dominante este aspecto de la división de papeles raciones de equidad de las mujeres y de un número
de género y de poder entre hombres y mujeres es de creciente de varones, así como los nuevos valores de-
suprema importancia. La defensa del modelo de fami- mocráticos (Giddens, 1992). El amor confluyente, con
lia heterosexual y el afán de deslegitimar a las familias su énfasis en la unión de proyectos personales, so-
homosexuales, además de reclamar la supuesta supe- lidaridad y acompañamiento, en detrimento de las
rioridad de la heterosexualidad como la única sexuali- identidades de género diferenciadas, se convierte en
dad natural, también suele recurrir a la idea del mejor un poderoso discurso sobre el amor y la pareja que
interés de los menores, bajo el argumento de que solo ya está, imperceptiblemente si se quiere, minando el
en la familia heterosexual podrán aprender los roles de prestigio simbólico de los modelos de pareja patriar-
género naturales según su sexo con la imitación de los cal, al mismo tiempo que está abriendo la posibilidad
papeles diferenciados entre mamá y papá. Esto es, el de pensar en parejas de sexos y géneros distintas a la
discurso heterosexista de la familia se presenta como pareja heterosexista, lo mismo que en otras formas de
la mejor garantía de reproducción del integrismo de construir las unidades domésticas.

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El activismo que podamos llevar a cabo desde el fe- silencio social, cultural (simbólico) y político en Occi-
minismo, desde el trabajo con varones con una pers- dente del fenómeno amoroso entre personas del mis-
pectiva de género o desde la postura de la democrati- mo sexo biológico (ni qué decir de la posibilidad de
zación de la familia (reivindicando la no-violencia, la amar indistintamente a hombres y mujeres). Esta falta
equidad y los derechos de niños y niñas) en relación de visualización no es inocua: es parte de una tecnolo-
con las formas de amor confluyente, abre las puertas gía de poder homofóbica que corre pareja con la cons-
simbólicas, al mismo tiempo, a otras formas de amor no trucción misma de la homosexualidad como identi-
heterosexistas ni androcentristas. Dicho de otra ma- dad radicada en el sexo.
nera, las historias de amor tradicional, en la medida en Desde las tecnologías de poder modernas, la homo-
que naturalizan el amor como un fenómeno de com- sexualidad se configura con relación a su sexo, no en
plementariedad sexual, de género y erótico, contri- relación con su dimensión amorosa. Esta reducción de
buyen a cimentar el heterosexismo y el androcentris- la homosexualidad a la práctica sexual ha sido una
mo, y obstaculizan el avance de la legitimación de las de las tenazas centrales de las ideologías patriarca-
relaciones amorosas entre personas del mismo sexo. les, una tenaza invisible. El poder moderno sobre la
experiencia homoerótica se construye, dice Foucault
b. Homofobia y heterosexismo: el silencio sobre (1988), al construir un personaje en relación con una
el amor entre personas del mismo sexo/génerol 4 práctica sexual, un personaje que se define por su se-
xualidad, que es metonimizado por un eje diacrítico:
El nexo naturalizado del discurso amoroso con el he- "con quien tiene coito", y con base en eso se le obli-
terosexismo va de la mano con la invisibilización y el ga a construir una identidad, un estilo de vida e in-
cluso una política. Su compleja humanidad se esfuma
y aparece en el imaginario colectivo, inclusive en el
14 El tema de clasificar un deseo como homosexual o hetero-
sexual se complejiza cuando ponemos en la ecuación la experien- imaginario de muchos que se identifican a sí mismos
cia de mujeres y hombres trans con deseos y relaciones eróticas como homosexuales, como un ser definido por un de-
y / o afectivas con personas de otro sexo genital pero con la misma seo sexual específico, tal vez con una sexualidad insa-
identidad sexogenérica como hombres o como mujeres. Solo un ciable, "un hambriento de sexo".
ejemplo: ¿un hombre trans en una relación erótica / afectiva con un
hombre cisgénero está en una relación homosexual? En estos ca- Cabe mencionar que esta sexualización ocurre his-
sos la respuesta es que sí, si así lo vive y lo siente. También es po- tóricamente en la homosexualidad tanto entre varo-
sible que su pareja pueda vivirla desde deseos múltiples o alter- nes como entre mujeres. La lesbiandad se convierte
nados como deseo homosexual y heterosexual. El deseo y el placer en el imaginario patriarcal en un asunto de frotamien-
no son fijos y en eso está su riqueza y su promesa. En todo caso, lo
que revela este ejemplo es que el binarismo erótico es incapaz de to de genitales, de clítoris monstruosos y deseos in-
dar cuenta de la complejidad y riqueza del deseo dentro y entre controlables; de esta manera, la homofobia imperan-
las personas más allá de las categorías de identidad asignadas. te pretende convertir el vínculo amoroso entre dos

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mujeres en una pretensión imposible ("pues el falo La reducción de los sujetos a su sexualidad no es
no está presente y por lo tanto no hay sexo"), en una inocua sino parte de un ejercicio de poder heterosexis-
experiencia ridícula o en un hecho socialmente irre- ta. Ciertamente, este efecto de poder tiene que ver con
levante. Pero el nexo de dos mujeres vinculadas amo- las ideologías dominantes restrictivas y mortificantes
rosamente en solidaridad y en economía doméstica alrededor de la sexualidad que construyen el concep-
no solo recuerda lo prescindible del pene para el pla- to de normalidad sexual, que prescriben los usos de
cer erótico, sino que amenaza el privilegio y el poder los cuerpos y la disposición de la energía libidinal (in-
masculino por antonomasia, esto es, el falo, basado cluyendo la libido-anal). Es por eso que no solo los va-
en el control de los cuerpos sexuales, reproductivos rones y mujeres homosexuales así metonimizados se
y laborales de las mujeres en el marco de una uni- vuelven sospechosos, sino también las mujeres que
dad doméstica tradicional, eso que el feminismo lla- se apropian de y expresan su deseo en prácticas he-
mó memorablemente "el tráfico de mujeres entre los terosexuales, llamadas por la medicina decimonóni-
hombres" (Rubin, 1975). El vínculo amoroso entre dos ca ninfómanas. Lo mismo sucede con varones y mu-
mujeres nos avisa de la posibilidad de una comuni- jeres que tienen conductas que no suscriben el sexo
dad de mujeres, y por lo tanto, de una rebeldía ante genital, orgásmico y reproductivo. Sin embargo, nin-
el orden patriarcal. Asimismo, el vínculo amoroso de guno de los personajes producidos en este horizonte
dos varones recuerda el potencial solidario de los va- de saber-poder, como lo llamara Michel Foucault, fue
rones, un potencial que no tiene que pasar por la com- tan perdurable como "el o la homosexual": la persona
petencia que tanto fomenta la sociedad capitalista, ni que tiene relaciones sexuales con alguien de su mis-
por la homosocialidad de los privilegiados;" un po- mo sexo, cuya transgresión está determinada no solo
tencial que no teme al contacto corporal y emocional por su interés por alguien de su mismo sexo sino por
y que se interesa en el otro y en sus necesidades. la búsqueda de placer.
Es por esta posición paradigmática de la homose-
xualidad con relación a la sexualidad no reproducti-
15 Una imagen que evoca perfectamente la homosocialidad va y por su concomitante sexualización y patologiza-
privilegiada es la que se reproduce en muchos anuncios de cer- ción que la lucha contra el estigma homosexual ha ido
veza. Una actualización de los viejos valores machistas en una
versión moderna, deportiva, aventurera, "extrema". Una socie-
de la mano con la lucha contra el estigma asociado con
dad donde los hombres nos vinculáramos sin las excusas homo- la sexualidad en general y el estigma vinculado con la
fóbicas o las complicidades androcéntricas, donde pudiéramos sexualidad no reproductiva y no genitalizada en par-
vivir nuestra sensibilidad y nuestra empatía sin angustias auto- ticular (de allí el vínculo central con el feminismo y las
ritarias, de poder, y sin afanes competitivos y protagónicos, pro-
posiciones a favor de las tecnologías de control de la
duciría tal solidaridad que probablemente pondría en entredi-
cho, al menos, las formas más "salvajes" que adquiere el sistema fecundidad), así como contra los discursos médicos
Uil tiq
capitalista mismo. homofóbicos. Luego pues, la reducción de la homose-

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

xualidad a la sexualidad (en el sentido más limitado no y hombre andrógino, mujer femenina y mu-
del término: genitalidad) trajo consigo la lucha contra jer masculina, mujer andrógina y mujer femenina,
el estigma sexual y contra el placer como valor, y con- mujer masculina y mujer andrógina, intersexual
tra eso que se llamó represión sexual. Una vez que esta masculino e intersexual femenino, intersexual an-
lucha se ha ido ganando, se empiezan a poner en evi- drógino e intersexual masculino, intersexual
dencia los otros dispositivos de poder que surgieron a andrógino e intersexual femenino.
la par de la construcción de la identidad homosexual,
la ya mencionada no visualización del fenómeno amo- 3. Personas de sexos diferentes y del mismo géne-
roso y el más oculto y duradero binarismo erótico. ro: hombre masculino y mujer masculina, mujer
Antes de exponer lo que entendemos por binaris- andrógina y hombre andrógino, hombre femeni-
mo erótico y su relación con el dispositivo homofóbi- no y mujer femenina, hombre masculino e inter-
co, me interesa enfatizar finalmente el asunto de la ri- sexual masculino, mujer masculina e intersexual
queza de posibilidades de las vinculaciones amorosas masculino, mujer femenina e intersexual feme-
y sexuales de pareja (por supuesto, las combinaciones nina, hombre femenino e intersexual femenino,
se disparan si incluimos más de dos sujetos). A manera hombre andrógino e intersexual andrógino, mu-
de ejercicio de reconocimiento de esta diversidad de jer andrógina e intersexual andrógino.
posibilidades de construcción de parejas, y siguien- 4.Personas de sexos y géneros diferentes: mujer fe-
do las variantes propuestas por Michel Dorais (1999: menina y hombre masculino, mujer femenina y
114), aunque en este caso aumentadas con el recono- hombre andrógino, mujer femenina e intersexual
cimiento de la intersexualidad (construida artificial- masculino, mujer femenina e intersexual femeni-
mente como unidad, pues solo trato de ejemplificar), na, mujer andrógina y hombre masculino, mujer
podemos encontrar las siguientes variantes de pareja: andrógina y hombre femenino, mujer andrógina
e intersexual masculino, mujer andrógina e inter-
1.Personas del mismo sexo y del mismo género: dos sexual femenina, mujer masculina y hombre fe-
hombres masculinos, dos hombres andróginos, menino, mujer masculina y hombre andrógino,
dos hombres femeninos, dos mujeres femeni- mujer masculina e intersexual femenino, mujer
nas, dos mujeres andróginas, dos mujeres mascu- masculina e intersexual andrógino.
linas, dos intersexuales masculinos, dos interse-
xuales femeninos, dos intersexuales andróginos.
Este ejercicio nos muestra qué tan estrechos y exclu-
2. Personas del mismo sexo y de género diferente: yentes han sido los criterios patriarcales que han es-
hombre masculino y hombre femenino, hombre tructurado las distinciones en el campo sexual. Asi-
andrógino y hombre masculino, hombre femeni- mismo, nos abre la puerta para reconocer la diversidad

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de variantes de la existencia sexual, de género y eróti- muestra que esas tecnologías de poder consisten, más
ca de las personas. Por supuesto que se trata incluso que en el acto represivo (el decir no) o en la prohibi-
de variantes que utilizan como criterios de organiza- ción, en el hablar de cierta manera: en el caso de la
ción aquellos que han sido privilegiados por el siste- práctica homoerótica, en el hablar de ella como una
ma sexista. Ciertamente, muchos otros criterios po- patología, un desorden del cuerpo, un problema psí-
drían utilizarse. quico o mental, un problema social, una naturaleza
Se trata asimismo de un ejercicio que no incluye de un personaje, el homosexual, para al mismo tiem-
otro cúmulo de posibilidades que existen y que re- po obrar sobre él de cierta manera: psicoterapia, tra-
claman también su visualización y su reconocimien- tamientos hormonales, confinamientos psiquiátri-
to: las bisexualidades y diversas formas de poliamor; cos, electroshock, programas de reeducación, clases
esto es, relaciones erótico-afectivas que involucran de deporte o trabajos forzados. Esta manera de ha-
tanto a parejas en las que uno o ambos de los cónyu- blar de la homosexualidad implica un cambio radical
ges (independientemente de su sexo o identidad de en la manera de concebir una práctica sexual. De un
género) son bisexuales, o relaciones que involucran a acto pecaminoso de una persona cualquiera, se con-
varias personas vinculadas amorosamente de mane- vierte en una expresión de un personaje especial. El
ra clara, consciente y comprometida. sodomita de los discursos religiosos, dice Foucault,
era alguien que cometía un acto; en cambio, el homo-
c. Homofobia y heterosexismo: el binarismo erótico sexual del discurso médico moderno (y para el caso
de las lesbianas podemos decir lo mismo, según Ma-
Los discursos homofóbicos y heterosexistas, corno bue- rie-Jo Bonnet) es una especie, un ser diferente.
na parte de las políticas de identidad construidas a Diferentes estudios nos demuestran (Katz, 1996;
raíz de los movimientos LGBTTI, han tenido la desa- Chauncey, 1994; Fuss, 1991; Butler, 1990) que la crea-
fortunada (¿inevitable?) coincidencia en una visión ción de la homosexualidad como identidad sirvió, en
binaria, dicotómica e integrista del deseo erótico: la la economía simbólica del patriarcado, para estabili-
polarización de los deseos e identidades heterosexual zar a la heterosexualidad, identidad novedosa en el
y homosexual. Se trata de un enfoque que, no obstan- régimen sexual y de género moderno. La homosexua-
te, es cuestionado desde su aparición en el campo de lidad como identidad funge un papel de otredad que
las identidades sexuales en Occidente. en el ámbito simbólico y psíquico ayuda a construir
Foucault (1988) señala que la aparición del perso- las fronteras simbólicas y psíquicas de la heterosexua-
naje homosexual como identidad que refiere a una lidad, y ciertamente también de la hombría o identi-
supuesta naturaleza es básica en la construcción de dad masculina (Kimmel y Messner, 1995). La dico-
las modernas tecnologías de poder alrededor de la tomía heterosexualidad-homosexualidad (como las
sexualidad y el cuerpo en general. Asimismo, nos dicotomías macho-hembra y masculino-femenina) se

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convierte así en una dicotomía estabilizadora del sis- lidad de las capacidades eróticas humanas y de la di-
tema sexo-género. La reivindicación de la homose- versidad de la vivencia erótica nos muestra que las
xualidad como identidad y no como práctica tiene el categorías de identidad son inadecuadas. Los plantea-
paradójico efecto de estabilizar e incluso consolidar mientos teóricos del psicoanálisis freudiano y las evi-
los bordes de la heterosexualidad como identidad se- dencias que aporta nos permiten señalar que, más allá
xual, presumiblemente homogénea, coherente, cerra- del intento de encasillar el erotismo, la energía erótica
da. La heterosexualidad se define así por lo que no es: se expresa de manera polimorfa y perversa en todas
la homosexualidad, la cual, por su parte, es definida las personas; es decir, puede asumir como objeto de
por los discursos homofóbicos dominantes." deseo cualquier ser y objeto e impulsa la búsqueda del
Esta misma dicotomía es la que subyace al uso del placer, no un instinto reproductivo, aunque la repro-
término diversidad sexual para referirse a la otredad de ducción sea una posibilidad o un resultado buscado o
la heterosexualidad. Es una dicotomía heterosexista, involuntario. Todos somos bisexuales, señala Freud,
pues la homosexualidad sirve como elemento de con- al menos en nuestro potencial humano. El deseo ho-
traste para cimentar la noción de la superioridad de mosexual existe, dice, porque es una posibilidad hu-
la heterosexualidad en la jerarquía de las sexualida- mana, porque todas las personas hemos hecho algu-
des, pero también porque produce un efecto simbóli- na vez una elección del objeto de deseo homosexual,
co de homogeneidad, coherencia y unicidad que no aunque sea en nuestro inconsciente (Freud, 1962: 11).
tiene en sí misma. Por esta razón, para combatir el he- La homosexualidad y la heterosexualidad, como
terosexismo no basta con representar de otra manera identidades eróticas homogéneas, coherentes, estables,
la homosexualidad, aunque es necesario; hay que ir al son ficciones culturales producto de una labor social
fondo del dispositivo de poder y disputar la construc- de construcción de identidades. Lo que se quiere de-
ción misma del binarismo erótico como dos realida- cir con esto no es que no existan los deseos y las prác-
des excluyentes, opuestas, homogéneas en sí mismas. ticas homoeróticas o heteroeróticas, o que no existan
El binarismo heterosexual-homosexual es una cons- incluso como preferencias, sino más bien que estos
trucción social; es una manera de querer ordenar la deseos y prácticas, e incluso preferencias, no existen
compleja realidad del deseo erótico y de ajustarla a con la unidad, coherencia, homogeneidad y estabili-
particulares ideologías sexuales y de género. La rea- dad que se pretende. Asimismo, lo que se quiere decir
es que tal pretensión, con sus efectos sobre los cuerpos
y los deseos (y sus concomitantes represiones, inca-
16 Para una revisión más detallada de los discursos homofó-
pacidades, miedos y sospechosos olvidos), tiene una
bicos que pretenden caracterizar a la práctica homoerótica, ratifi-
cados incluso por la academia, véase mi artículo "Reconociendo historia personal ligada a las tecnologías sociales del
los placeres, desconstruyendo las identidades. Antropología, pa- poder. En fin, lo que esto implica es que todos, aun-
triarcado y homoerotismos en México" (2001b). que sea en nuestros sueños (o pesadillas, según sea el

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caso), lapsus, chistes, aficiones e idolatrías (a mode- xico los términos que llenan el vacío de la no-homo-
los, artistas, deportistas, políticos, etcétera), expresa- sexualidad son los de hombre y mujer. En el caso del
mos la compleja realidad de nuestro deseo, pero, so- primero, la identidad que indica no excluye la prác-
bre todo, revelamos que, al menos potencialmente, tica homoerótica; por lo tanto, es cuestionable usar-
somos más diversos eróticamente de lo que pretende- la para asimilarla a la heterosexual, pues no contiene
mos al adscribimos a determinada identidad erótica. la misma homogeneidad y estabilidad que pretende
Estudios posteriores en diferentes sociedades han este último vocablo (Núñez, 200lb y 2007). El térmi-
confirmado esta diversidad erótica en cada ser hu- no hombre en México involucra posibilidades de ero-
mano, incluso en sociedades altamente homofóbicas tismo que no pueden circunscribirse a las identidades
como la norteamericana. En un estudio realizado en heterosexual y homosexual (ni siquiera a la identi-
los años cuarenta del siglo XX, el doctor Kinsey (1948) dad bisexual, aunque se le aproxime).17 El efecto pa-
mostró que los comportamientos sexuales de las per- radójico de las ideologías sexuales modernas, enar-
sonas adultas estadounidenses no se ajustaban fácil- boladas incluso por los movimientos LGBTTI, ha sido
mente a la dicotomía heterosexual-homosexual, sino adscribir la práctica y el deseo a ciertos sujetos so-
que estos comportamientos coexistían en muchas per- ciales, para quienes adquieren una gran relevancia
sonas de manera diversa en diferentes momentos de y, con ello, deslegitiman su presencia en la inmensa
su vida. La heterosexualidad y la homosexualidad son mayoría, en la que la experiencia homoerótica, aun-
más bien extremos de un continuo erótico entre las per- que se encuentra presente, no desempeña un papel
sonas y dentro de las personas como dos unidades dis- importante como estructurador de una preferencia o
cretas que definen a dos tipos diferentes de personas. una personalidad. El riesgo inevitable, si nos atene-
Cabe mencionar que si la identidad homosexual y mos a lo que sucedió en la historia de la cultura se-
la identidad gay han adquirido cierto estatus de uso xual estadounidense (Chauncey, 1994), es que en este
común entre la población en México y otros países movimiento de reivindicación de identidades gays
de América Latina, la identidad heterosexual todavía y heterosexuales como identidades homogéneas y
se encuentra circunscrita a pequeños sectores urba-
nos ilustrados. La ausencia de identificación a partir
17 Aunque la bibliografía sobre la experiencia homoerótica en
del término refleja no solo el privilegio heterosexis-
América Latina insiste en revelar la existencia de la dicotomía ac-
ta no visualizado que ya comentamos (el privilegio tivo-pasivo y que el personaje (se usan diferentes nombres en los
consiste en hablar desde la no-identidad, el absolu- distintos países: mayates, bujarrones, etcétera) que desempeña el
to, la norma); también refleja la menor penetración papel activo no es estigmatizado, desconozco si también se ha es-
de los discursos modernos de la sexualidad (de ori- tablecido el papel de la categoría hombre como identidad que per-
mite estas variantes homoeróticas, tal y como se ha hecho para
gen anglosajón) en una sociedad con otra tradición México (véase Núñez, 2007). Mi sospecha es que esto no difiere
sexual. En lugar del concepto heterosexual, en Mé- mucho en otras partes de América Latina.

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coherentes construidas en torno a un deseo erótico- nada los que hayan fungido como vocablos de resis-
amoroso se produzca un efecto de censura (represión) tencia y lucha. Podría pensarse que tarde o tempra-
sobre las prácticas y los deseos homoeróticos vividos no, en la medida en que el estigma desaparezca, se
al margen de tales identidades y que hasta ahora han podría iniciar otro momento de la lucha contra el sis-
gozado de cierta permisividad social. Este movimien- tema sexista vigente: acabar con las identidades que
to de polarización de las identidades eróticas se está esencializan y vivir el erotismo en su diversidad más
viviendo ya en México entre los jóvenes urbanos, so- allá de etiquetas y estereotipos. Me parece que no te-
bre todo de clase media, de acuerdo con diferentes in- nemos que esperar ese momento. Es posible ir cons-
formantes y según mis propias observaciones." No truyendo los espacios simbólicos para pensar en esta
obstante, también es posible identificar en otros ám- diversidad desde ahora. El término diversidad sexual
bitos minoritarios (todavía) de jóvenes urbanos, algo tiene este potencial. Otros términos, como homoflexi-
más críticos de la sociedad y la cultura, una reivindi- ble, heteroflexible o heterodisidente, pueden desempe-
cación creciente de lo queer, tanto en el sexo como en ñar también un papel mediador." Las identidades
el género, al atreverse a explorar otras posibilidades gay, lesbiana, transexual, transgénero o bisexual, por
eróticas, al grado de que algunos de ellos se hacen lla- su parte, pueden seguir siendo utilizadas estratégi-
mar queer o gender queer.
El asunto de la construcción de las identidades eró-
ticas es complejo y tiene que ver con la manera en 19 En Hermosillo, una ciudad del noroeste de México, un gru-
po de jóvenes activistas inició a finales de la década de 1990 el uso
que se construyen los agentes políticos. El uso de tér- y la divulgación de los términos heteroflexible y homoflexible: per-
minos como gay o lesbiana han posibilitado la forma- sonas que se definen como heterosexuales u homosexuales pero
ción de grupos y movimientos, algo que difícilmente que son lo suficientemente flexibles para permitirse la vivencia
podría haberse realizado con los términos que ha- erótica con alguien del mismo sexo o de otro sexo. La diferencia
con la persona bisexual es que esta última, en teoría, no tiene pre-
cen referencia a las personas con prácticas homoeró- ferencia por ningún sexo en especial, aunque ya se sabe que no
ticas. Parece inevitable que hayan sido precisamente existe una bisexualidad, sino muchas maneras de vivir esta atrac-
los términos de identificación de la diferencia asig- ción doble (sea de manera coincidente en el tiempo, sea de mane-
ra sucesiva, sea con resonancias eróticas o afectivas distintas para
cada sexo). Estos términos seguramente surgen para entender lo
18 El efecto de censura en parte es producido por exigencias
que los binarios no incluyen. Un término novedoso que escuché
como 'salir del clóset' e 'identificarse' con algunas de las dos iden- recientemente en boca de una activista, luego de haber tomado un
tidades, con el efecto de querer constreñir con ello la fluctuación curso conmigo sobre el tema, fue el de heterodisidente. Me explica:
y la experimentación sexual de las personas. En la visión moder- "No soy heteroflexible, pero sí soy disidente del heterosexismo,
na de la identidad gay se cuelan nociones culturales anglosajonas pues aunque soy heterosexual no comparto la idea ni la práctica
que tendríamos que analizar tanto en las posibilidades que abren de que mi preferencia sexual es superior a las demás, ni conside-
para el empoderamiento como por las puertas que cierran en las ro que deba tener privilegios, además de que soy solidaria con las
culturas existentes. luchas de las personas LGBTTI".

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camente, en la medida en que sirven para construir


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agentes políticos, pero sin perder de vista que el hori-
zonte cultural al cual aspiramos es que estas catego- El concepto
rías lleguen a ser innecesarias cuando precisamente
reconozcamos la diversidad afectiva y sexual entre y de diversidad sexual:
dentro de las personas.
Finalmente, estoy convencido de que un análisis de sus implicaciones transgresoras
la bisexualidad y su inserción social nos puede con-
ducir a pensar que poco a poco se posiciona como una
"de las últimas fronteras" que se deben hacer visi-
bles y aceptar. Conforme las identidades lésbica y gay
se estabilizan culturalmente y adquieren legitimidad
social y legal (como el reconocimiento de las uniones
del mismo sexo), y en la medida en que la experiencia El recorrido teórico que hemos hecho sobre
trans avance y conquiste ese mismo reconocimiento los diferentes binarismos que componen el sis-
social y legal (algo que aún es una tarea urgente y tema sexista, así como algunas reflexiones po-
por hacer), la bisexualidad se irá revelando como una líticas introducidas, nos permiten plantear el
experiencia / identidad transgresora, según vaya po- tema principal de este ensayo: los usos y signi-
niendo en entredicho no solo la "norma sexual", sino ficados del término diversidad sexual bajo una
de igual forma las concepciones normativas de amor, nueva mirada. Esta nueva mirada parte de la
monogamia, fidelidad, exclusividad, parentesco y fa- comprensión teórica y práctica de los apoyos
milia, y no solo entre los heterosexuales, sino también ideológicos y de las tecnologías de poder del
entre las nuevas instituciones homosexuales, que en sistema sexo-género. El binarismo sexual, el bi-
su momento también cuestionaron distintos aspectos narismo de género y el binarismo erótico cons-
de las ideologías reproductivistas de la familia y el gé- tituyen una visión integrista de la existencia
nero (Serrato, 2014). sexual de las personas que se convierte en un
perdurable dispositivo de poder. Este disposi-
tivo de poder contiene un número limitado de
identidades de prestigio. En la cumbre de este
sistema de identidades se encuentra la trilogía
de prestigio macho-masculino-heterosexual.
La revisión crítica de este sistema sexista
nos ha permitido, a su vez, visualizar y legi-

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timar una diversidad de formas de existencia sexual, heterosexual; asimismo, es una hechura cultu-
de género y eróticas que tradicionalmente son invisi- ral que pretende negar no solo la legitimidad de
bilizadas, censuradas, deslegitimadas como patoló- las diferentes orientaciones sexoafectivas, sino
gicas o, en definitiva, discriminadas. Estas diversas también la diversidad erótica en cada individuo,
formas de existencia sexual involucran varios reco- como una realidad y como un potencial humano.
nocimientos: 4. La sexualización de los otros no-heterosexuales
y la negación del fenómeno amoroso más allá de
1. Más allá de la dicotomía macho y hembra, existe
la pareja heterosexual actúan como dispositivos
una diversidad de sexos, así como los diferentes
homofóbicos de poder para encumbrar la hetero-
tipos de intersexualidad y la transexualidad. Es-
sexualidad y el modelo de familia patriarcal, lo
tas diversas existencias sexuales son expresiones
mismo que para negar legitimidad a otras varian-
de la sexualidad humana, y cualquier intento de
tes de vínculos de amor. Las variantes de pareja
jerarquizarlas, privilegiando algunas y deslegiti-
(qué decir de las otras opciones) por sexo y géne-
mando otras, es arbitrario. El uso de la ideología
ro son múltiples, como ya lo hemos mostrado.
reproductivista para hacerlo es un criterio subje-
tivo y de poder.
2. Las identidades de género son construcciones so- En este escenario, es posible visualizar cómo el con-
ciales que limitan las potencialidades humanas y cepto de diversidad sexual puede desempeñar un im-
que generan inequidades. La dicotomía mascu- portante papel desestabilizador del sistema sexista y
lino-femenino es una hechura cultural que pre- promotor de la democracia sexual, si se le otorgan
tende desconocer y deslegitimar otras formas de cuatro significados básicos:
simbolizar la acción humana y sus productos, así
como la coexistencia de ambos rasgos de identi- 1. La idea de que las personas tienen existencias se-
dad en una misma persona, en grados diversos xuales, de género y eróticas diversas, y de que eso
y cambiantes a lo largo de su vida (andróginos o es parte de una realidad humana que es necesa-
transgéneros). El integrismo de género y el an- rio respetar.
drocentrismo son formas arbitrarias de limitar la 2. La idea de que en una sociedad democrática es-
existencia de las personas y de jerarquizarlas.
tas realidades sexuales de género y eróticas di-
3. El binarismo erótico heterosexual-homosexual versas no deben ser objeto de jerarquías y distin-
forma parte de un dispositivo heterosexista que ciones sociales de poder y privilegio (el valor no
jerarquiza los deseos y las vivencias eróticas, co- solo es el respeto a la diversidad, sino el respeto
locando en la cúspide la práctica y la identidad y la equidad en la diversidad).

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3. La idea de que la diversidad no solo es algo que Asimismo, el concepto de diversidad sexual y afec-
existe entre las personas, sino algo que nos ha- tiva nos plantea posibilidades radicales y liberado-
bita, que existe en cada persona como realidad ras cuando lo utilizamos para referirnos a la riqueza
o potencialidad humana (esto es, los valores no sexual, de género y erótica entre las personas y a las
solo son el respeto, la equidad; también lo es la múltiples posibilidades en cada uno de nosotros, al
lucha contra el integrismo identitario, la valora- menos a su existencia en potencia dentro de cada ser
ción de la diversidad interna). humano. En este sentido, al reivindicar la diversidad
sexual y afectiva reivindicamos el derecho de cada
4. La idea de que la diversidad no solo es sexual sujeto a vivir de manera diversa su existencia sexual,
en el sentido tradicional y limitado de la palabra, de género y erótica, a reconocer sus múltiples capa-
sino también afectiva, de enamoramiento y amor. cidades placenteras y de goce en la sexualidad, el de-
recho a la experimentación y al cambio, el derecho a
Estamos hablando así de un concepto de diversidad cuestionarse la sexualidad socialmente sancionada y
sexual y afectiva que puede ser utilizado para reco- adoctrinada y forzada en su persona desde las institu-
nocer, legitimar y promover la coexistencia en con- ciones sociales. Es el derecho del individuo a replan-
diciones de equidad de las diversas dimensiones se- tearse sus ideas, sus relaciones, sus prácticas eróticas.
xuales, de género y eróticas entre las personas y entre Es el derecho de cada uno a vivir su sexualidad libre
las uniones amorosas existentes; esto incluye, por su- de coerciones, incluida la coerción misma de la iden-
puesto, la igualdad de derechos entre los diferentes tidad sexual construida desde las particulares tecno-
tipos de parejas y familias. logías de poder patriarcal.
Esta concepción del término diversidad sexual y afec-
tiva involucra, pues, la crítica tanto del binarismo se-
xual como de las ideologías y prácticas androcentris- 1. Diversidad sexual y de género
tas y heterosexistas. Es una concepción que socava y disidencia sexual y de género
directamente los principios estructurales del sistema
patriarcal, pues no solo reconoce la "diversidad se- Es importante incluir aquí otro concepto útil: el de di-
xual", algo que los grupos de derecha han mostrado sidencia sexual y de género. Si el concepto de diversi-
que pueden hacer para mantener las cosas como es- dad sexual y de género involucra un cambio paradig-
tán, sino que además proclama la desaparición de las mático para entender la sexualidad y los géneros, en
jerarquías a favor de una noción de coexistencia res- la medida en que coloca en el plano de la igualdad la
petuosa pero equitativa, muy lejana del valor de la to- diversidad sexual y de género que hasta ahora existe
lerancia, el privilegio del poderoso, que deberíamos en términos legales y consuetudinarios en el plano de
rechazar. la jerarquía heterosexista y androcéntrica, el concepto

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? EL CONCEPTO DE DIVERSIDAD SEXUAL

de disidencia sexual y de género nos recuerda preci- mo, de sus premios, recompensas o privilegios. Es por
samente ese momento de lucha, de oposición, de con- eso que los hombres-masculinos-heterosexuales o las
testación cultural, social y política en el campo sexual. mujeres-femeninas-heterosexuales que reproducen
La diferencia entre ambos conceptos es la siguiente: prácticas e ideologías heterosexistas y androcéntri-
el concepto de diversidad sexual y de género inclu- cas, misóginas y homofóbicas, no pueden ser conside-
ye la heterosexualidad y las identidades sexogenéri- radas disidentes sino, por el contrario, reproductores
cas, como la de hombre-masculino y mujer-femenina, (y privilegiados) de ese sistema de distinción y po-
aunque también incluye la diversidad sexual y de gé- der. Por supuesto que este término y esta conceptua-
nero que rompe con los binarismos dominantes, por ción novedosa nos conducen por un camino comple-
considerarlas en un plano de igualdad, porque todas jo que nos señala que también existen personas que,
simplemente son diversas entre sí. En cambio, el tér- aunque sean disidentes en la práctica privada u ocul-
mino de disidencia sexual y de género se refiere más ta, no lo son en el nivel del discurso público, y otras
bien a aquellas realidades sexuales y de género (iden- que, aunque sean hombres-masculinos-heterosexua-
tidades y prácticas) que disienten del modelo sexual les y mujeres-femeninas-heterosexuales, son disiden-
y de género dominante, que, como ya vimos, es he- tes en su discurso y en su práctica cotidiana y políti-
terosexista y androcéntrico. El concepto de diversi- ca del heterosexismo y del androcentrismo. Esto es lo
dad sexual y de género es un paradigma que propone que llevó a una compañera siempre solidaria del mo-
una nueva manera de entender la sexualidad huma- vimiento LGBTTI a considerarse heterodisidente, esto
na; por su parte, el de disidencia sexual y de género es, una mujer heterosexual pero disidente del hetero-
concierne a una dinámica de poder, lucha y resisten- sexismo.'
cia frente a las ideologías conservadoras. Me parece que diversidad sexual y de género y disi-
Por no hacer alusión a la totalidad de la población, dencia sexual y de género son términos necesarios en
el concepto de disidencia sexual sí puede usarse para términos teóricos y políticos para referirse a diferen-
referirse a personas, grupos y prácticas que disien- tes aspectos de un proceso que tiene como su centro
ten del modelo sexual y de género dominante. Así, la lucha por el reconocimiento pleno de los derechos
es posible, y muchas veces conveniente, precisar que sexuales y reproductivos como derechos humanos.
un colectivo, una asociación civil, una práctica, una
persona promueve, reivindica, ejerce una disidencia
o simplemente es disidente en su sexualidad o en su
expresión o identidad sexogenérica, para decir que se
disiente (se resiste, se difiere, se combate) social, po-
1 En México existe una expresión popular en el ambiente gay
lítica o culturalmente de los modelos dominantes del y lésbico para referirse a estas personas: buga solidario. La palabra
patriarcado, del heterosexismo y del androcentris- buga significa heterosexual.

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La diversidad de violencias
o "una homofobia
que no es una"

Una vez hecho este recorrido por las diversi-


dades a las que alude el término diversidad se-
xual y afectiva, cabe precisar que no todas las
personas que muestran algún nivel de disi-
dencia sexual respecto a su sexo biológico, ex-
presión de género o preferencia sexual, o por
el arreglo en su persona de las múltiples com-
binaciones posibles, sufren o están expuestas
al mismo grado de violencia, rechazo, margi-
nación, opresión, condicionamiento o control.
Esto es, no todas participan de las mismas re-
laciones de poder y, por lo tanto, no todas vi-
ven las mismas consecuencias en sus subjeti-
vidades, en sus cuerpos y en sus posibilidades
de vida en general.
Las relaciones de poder (como sus conteni-
dos y sus formas) que atraviesan el campo se-
xual no son las mismas en diferentes socieda-
des, ni lo son a lo largo del tiempo. La razón es
simple y compleja a la vez, pues si bien es posi-

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LA DIVERSIDAD DE VIOLENCIAS
¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

ble encontrar una regularidad en el ejercicio del poder (1973). El autor define la homofobia como: "el miedo
sexista (heterosexista y androcéntrico) hacia las disi- de estar con un homosexual en un espacio cerrado y,
dencias sexuales y afectivas en muchas sociedades y en relación con los propios homosexuales, el odio de
por largos periodos (particularmente las sociedades sí mismos".
de tradición abrahámicas, esto es, cristianas, judías y El término homofobia, tanto por su raíz horno como
musulmanas), también es cierto que la manera en que por su raíz fobia, ha sido objeto de numerosos comen-
estas disidencias se definen conceptualmente, se vi- tarios y discusiones, que marcan no solo diferencias
sualizan públicamente, se cargan de emociones, se le- teóricas sino diferencias de acción política.
gislan, se regulan por la moral dominante y entran en
juego con otros valores e instituciones sociales cambia 1. En relación con el prefijo horno, las discusiones
en cada contexto y en cada tiempo. giran alrededor de si debemos entenderlo como
Las formas y contenidos de las resistencias a esas apócope de "homosexual" o si rescatamos su sig-
relaciones de poder tampoco son las mismas. Una de nificado etimológico para designar a quien es "si-
las formas contemporáneas de esas resistencias ha milar". En el primer caso tenemos una definición
sido la invención de conceptos que señalen, definan, semejante a la de Weinberg; en el segundo, una
denuncien y combatan las relaciones de poder. En este concepción más bien psicoanalítica, según la cual
terreno de la resistencia conceptual, el término más el otro es objeto de la fobia porque es similar a
conocido y útil para nombrar una forma particular uno: el otro que pasa por homosexual me recuer-
de violencia ha sido el de homofobia, acuñado científi- da mi propia homosexualidad reprimida. Cierta-
camente en un momento en que el movimiento lésbi- mente, la definición de Weinberg no descarta la
co-gay luchaba contra el estigma y la discriminación. interpretación psicoanalítica.
2. En relación con el término fobia, la discusión gira
1. ¿Quiénes son los homo objeto de la fobia? alrededor de su uso restrictivo o ampliado. Esto
es, si nos limitamos a designar con él un miedo
El término homofobia fue inventado en Estados Unidos
irracional, una patología fundamentalmente in-
por el investigador K.T. Smith y aparece por prime-
dividual, o si lo utilizamos para dar cuenta del
ra vez en un artículo publicado en la revista científica
conjunto de comportamientos, actitudes, con-
Psychological Reports en 1971. Un término similar, ho-
cepciones, estigmas y violencias que el término
moerotofobia, había sido creado anteriormente por el
ha pretendido designar en los hechos.
activista e intelectual W. Churchill en su libro sobre
el comportamiento homosexual entre machos de di-
ferentes especies (1967). Weinberg populariza homo- En este campo de discusiones ha surgido una diver-
fobia en su libro Society and the Healthy Homosexual sidad de términos que tienen como finalidad nom-

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? LA DIVERSIDAD DE VIOLENCIAS

brar diferentes aspectos del fenómeno: homofobia significar 'lo similar', 'lo que se parece', es más bien
general, homofobia particular, homofobia colectiva, un apócope de homosexual, de tal suerte que horno-
homofobia institucional, homofobia individual, ho- fobia ha venido a significar propiamente "la violen-
mofobia cognitiva, homofobia emocional, homofo- cia física y verbal explícita contra los homosexuales"
bia psíquica, homo-negatividad, entre los principa- y, en el mejor de los casos, un conjunto de creencias,
les (véanse Barrillo, 2000, y Welzer-Lang, 1994). Se prejuicios, actitudes y comportamientos discrimina-
trata de términos que intentan cubrir la dimensión lo torios en relación con los homosexuales.
mismo social que individual, emocional que cogniti- Bajo esta definición, el término homofobia se ha
va, del rechazo y la violencia hacia la homosexualidad integrado a las políticas sexuales en México y gana
y los homosexuales. cada vez más espacios en los medios de comunica-
Con todo y la creciente especificidad, es necesario ción y en las conciencias. El concepto de homofobia
reconocer que el término homofobia y su aceptación es ya importante en la resistencia contra la opresión,
en ámbitos académicos y políticos significó un mo- la segregación y la discriminación que se ejerce en el
mento decisivo en la manera de comprender la ex- campo sexual en hombres y mujeres que manifies-
periencia homoerótica. En términos académicos, se tan una preferencia homosexual. La prensa, la tele-
trata de un cambio en la manera de estudiar y com- visión y cada vez más miembros de la población que
prender el hecho homoerótico (un cambio epistemo- se identifica como gay se hacen eco de este término,
lógico) y de un cambio en la concepción misma del ser marcando con ello una lucha social por la transfor-
homosexual, que deja de ser una naturaleza patológi- mación de los poderes que atraviesan el campo se-
ca y se convierte en una identidad socialmente cons- xual y social. El surgimiento mismo en los años no-
truida (un cambio ontológico). En términos políticos, venta en México de la Comisión Ciudadana Contra
la palabra homofobia vino a revertir las reglas del jue- los Crímenes de Odio por Homofobia y el importan-
go del poder simbólico ejercido en el campo sexual: te papel que desempeñó en la elaboración de la Ley
"no es el homosexual el enfermo: la persona que cree Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación
que el homosexual es un enfermo es quien está enfer- (LFPED), que incluye la no discriminación por prefe-
mo". O como señaló el movimiento homosexual fran- rencia sexual, aprobada en 2003, atestiguan la efica-
cés, el término homofobia apunta a que "es necesario cia del término en las políticas sexuales en este país.
curar a quienes creen que es necesario curar a los ho- Lo mismo puede decirse de las campañas contra la
mosexuales" (Dutey, 1994: 117). homofobia como parte de la lucha contra el sida, im-
En México y en otros países de América Latina, el plementadas por el Conapred, el Censida y la Secre-
vocablo homofobia, fuera del ámbito académico, pare- taría de Salud, con el aval de numerosas organizacio-
ce haber tomado una definición restringida del térmi- nes civiles, y llevadas a cabo en muchas ciudades de
no fobia y una lectura del término horno que, lejos de México durante 2005.

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

Sin menoscabo de su importancia en la lucha políti- Las connotaciones restrictivas que, en ciertos ám-
ca, por el contrario, intentando potenciar sus capaci- bitos, asume el término homofobia han sido ya co-
dades comprensivas y políticas, me interesa abrir una mentadas por diferentes grupos sociales que no se
discusión en este texto en relación con a) los usos res- sienten representados. El uso restrictivo de homo-
trictivos que a veces se le da al concepto homofobia, fobia para referirse a la fobia hacia los homosexua-
les, se dice, tiene dificultades para representar la es-
b) la necesidad de incluir una discusión más amplia
sobre el género a la luz de este concepto que nos lleve pecificidad de la violencia que sufren las lesbianas y
a entender el papel de la violencia homofóbica en la los y las transgéneros, transexuales e intersexuales.
construcción de las identidades sexuales y de género Es por ello que se han propuesto otros términos des-
dominantes y, finalmente, c) la necesidad de ampliar de diferentes grupos y movimientos sociales: lesbo-
la definición del término homofobia a fin de ubicar fobia, transfobia, generofobia (o genderphobia, como
conceptualmente la diversidad de violencias contra dicen las activistas estadounidenses), para referirse
quienes disienten de los modelos dominantes en su al espectro de prejuicios, violencias, marginaciones y
sexo, género o presencia sexual. discriminaciones que sufren lesbianas, transexuales
y transgéneros, respectivamente. Esta elaboración con-
ceptual es un esfuerzo de visualización y especifica-
a. El uso restrictivo del término ción necesario, precisamente porque se trata de rea-
El uso restrictivo del término homofobia para referir- lidades que suelen quedar subsumidas, silenciadas o
se exclusivamente a las violencias que sufren los ho- subordinadas en el marco de la población e identidad
mosexuales se está mostrando insuficiente para dar gay más visible y fuerte políticamente. Una subordi-
cuenta de la diversidad de las violencias con relación nación y silencio en los que participan en buena parte
a la disidencia sexual y de género, más allá de la propia las prácticas, las actitudes y los valores androcéntri-
identidad homosexual o gay. Al enfatizar la dimen- cos, misóginos y homofóbicos que muchas personas
sión sexual de la fobia en detrimento de la dimensión (gays o no, así como lesbianas y transgéneros) repro-
de género, el uso restrictivo del término homofobia ducen. Por poner solo dos ejemplos:
está dejando de lado el corazón del sistema patriar-
cal que debería ser objeto de cambio: la violencia que 1. Hay muchas personas que consideran que las
acompaña al proceso de socialización de todas las lesbianas son menos discriminadas en México o
personas en nuestra sociedad para que se adscriban en otros países latinoamericanos porque pueden
a identidades de genero rígidas (masculina o femeni- expresar el cariño públicamente o pueden tomar-
na) según su sexo biológico; esto es, se está dejando se de la mano en la calle y estos comportamien-
de lado la homofobia con que nos educan y nos vuel- tos pasan por normales. Lo que se ignora es pre-
ven precisamente personas homofóbicas. cisamente que el silencio o la no visibilidad son

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una forma particular de la experiencia homofó- cación de la situación de violencia que padecen
bica que sufren las lesbianas. Cuando la sociedad bajo el argumento de que "a eso se exponen".
no nombra su deseo, está haciendo como que no
existe, como que no tiene importancia. Detrás de Otro ejemplo de los problemas a los que induce este
esta actitud se esconde un valor androcéntrico uso restrictivo del término homofobia, que deja de
patriarcal fundamental: el falocentrismo: "Solo lado la dimensión de género de la lógica homofóbica,
hay sexo cuando hay pene; luego, entre mujeres es la no visualización de la violencia ejercida contra los
no puede haber nada". Es por la especificidad de niños femeninos o las niñas masculinas (según nues-
ser mujer en una sociedad androcéntrica que la tros estrechos márgenes simbólicos: que a ella le guste
experiencia homoerótica entre ellas adquiere ca- el futbol y a él el teatro, por ejemplo) que son objeto de
racterísticas, necesidades y demandas (como la agresión verbal y física en las escuelas (el bullying) y en
demanda de la reproducción asistida, por ejem- las calles de muchas ciudades o pueblos de diferentes
plo) específicas y padece sus propias violencias, países. Estas violencias están casi ausentes en la agen-
prejuicios, marginaciones, muchas de las cuales da de los movimientos de lesbianas y gays de México y
comparten con el resto de las mujeres (como el de muchos países latinoamericanos. Bajo el argumen-
temor a la violencia sexual, a la discriminación to de que difícilmente se puede hablar de preferencia
económica o a la prevalencia de menores oportu- homosexual u heterosexual en la infancia, estas perso-
nidades). nas tampoco son contempladas como víctimas de ho-
mofobia por las instituciones. De hecho, las más de las
2. Existen personas que pueden aceptar el deseo veces existe cierto aval de maestros y padres para ejer-
homosexual propio o ajeno, pero no el compor- cer lo que se entiende como un "correctivo pedagógi-
tamiento afeminado, obvio, andrógino o la pa- co" a una "mala conducta".
sividad sexual. En muchos casos se desprecia o Hay cierta razón si se dice que, al haber limitado el
se vuelve risible la experiencia travesti o transe- alcance del término homofobia a la fobia hacia la pre-
xual, porque se dice erróneamente que "quieren ferencia homosexual (algo que parece retomado de
parecer lo que no son", en una argumentación las políticas sexuales de Estados Unidos) y dejado de
que invoca tácitamente el discurso dominante que lado (u oscurecido) en esta definición a la transgre-
naturaliza los sexos y los géneros: "Los machos sión de género, el concepto de homofobia ha repro-
biológicos tienen que ser masculinos; las hem- ducido el silencio dominante hacia estas formas de
bras biológicas tienen que ser femeninas". La violencia de género. Sin embargo, en México los tér-
desvalorización da lugar al (auto)desprecio, a la minos de abuso y estigma: joto, maricón, puto, mari-
discriminación entre la propia población de les- macha, puñal, machorra, choto, mampo, de manera am-
bianas y gays y fuera de ella, y a cierta justifi- bigua, contradictoria y oportunista aluden tanto a la

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disidencia sexual como a la transgresión de género de real identidad genérica o de su preferencia sexual.
los varones y mujeres. Todos los hombres alguna vez han sido acusados (o
Esta última reflexión nos lleva a un segundo punto, han tenido miedo de ser acusados) de ser o pare-
que me parece de suma importancia rescatar en nues- cer jotos, maricones, putos, culones, etc., por no ser
tra comprensión y en la lucha ciudadana e institucio- atrevidos, por no demostrar valor, por no ser com-
nal contra la homofobia: el hecho de que los insultos petitivos, por no ganar, por dudar en la toma de una
homofóbicos no solo sirven para violentar a quienes decisión, por no haber mostrado temeridad, por no
se supone que tienen una preferencia homosexual o a mostrarse ventajoso o abusivo, por no mostrar arro-
quienes son claramente transgéneros, sino que tam- jo, o por haber mostrado compasión, capacidad de
bién son insultos que desempeñan un papel central en apreciar la belleza, ternura, amor, sensibilidad, con-
la socialización de todos los varones y mujeres en las sideración hacia los otros, dolor, miedo o una acti-
identidades masculina y femenina que la sociedad les tud pacifista.
asigna y espera que asuman. Se trata de una violencia dirigida a todos los ni-
ños, los púberes y los adolescentes, esto es, a todos los
varones durante los periodos más importantes de la
b. Identidad masculina y homofobia l
socialización masculina. Esta violencia contra los va-
En mi propia experiencia de investigación (Núñez, rones se ejerce frecuentemente, como estrategia peda-
2007) y en la de muchos otros investigadores de otros gógica y como producto mismo de la lógica cultural
países (Kimmel y Messner, 1995; McBride, 1995; Ba- homofóbica, física y emocionalmente contra los ni-
dinter, 1995), ser tratado o ser sospechoso de falta ños, los púberes y los adolescentes considerados dé-
de hombría y de ser objeto del estigma de ser joto, biles, afeminados o que no son suficientemente mas-
como se dice en México, maricón o algún otro térmi- culinos, según los particulares parámetros de género.
no regional parecido, es una práctica que han pade- La violencia contra los afeminados o menos hombres,
cido todos los hombres, independientemente de su o contra aquellos que en algún momento específico
fallaron en el cumplimiento del ideal masculino, se
convierte así en un ejemplo elocuente para los otros
1 He escogido limitarme a la relación entre homofobia e iden-
tidad masculina, no solo porque es el campo que más he estu-
niños, hermanos o conocidos; en un ejercicio público
diado y conocido, sino también porque la mayoría de quienes de violencia socialmente tolerado que envía un men-
cometen crímenes homofóbicos contra hombres, mujeres, trans saje de amenaza para quienes se atrevan a transgredir
e intersexuales son varones. Debe quedar claro que la socializa- el orden de las identidades de género: "el cuerpo vio-
ción de las mujeres en la feminidad también involucra la violencia
homofóbica y la posibilidad constante de ser acusada de parecer
lentado del otro es la expresión viva de lo que se debe
machorra y, por lo tanto, de ser considerada una persona risible o despreciar en uno mismo". De esa manera, la violen-
despreciable. cia emocional alcanza también a los otros niños, los

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

no afeminados. Aunque los niños afeminados o me- disidencia de su ideal de hombría genera ansiedad,
nos hombres sean el objeto directo de la agresión fí- no solo en la víctima, claro está, sino en los victima-
sica y emocional, la violencia emocional la sufren en rios, niños o adultos, hombres o mujeres. Esta ansie-
realidad todos los niños y niñas. dad subyace a todas las violencias.
Como consecuencia de esta pedagogía de sociali- La acusación de "parecer joto, maricón, pato" (o
zación masculina, la inmensa mayoría de los niños y choto, mampo, muxhe, banchú, nahuilón, o cualquier
niñas aprenden a increpar a los otros, a entender que otro término regional o indígena de nuestros países
la violencia y el estigma del joto es un mecanismo de latinoamericanos)2 es moneda corriente en la sociali-
ejercicio de poder y de distinción entre los propios zación masculina de los niños, y es lo suficientemente
hombres. También aprenden que puede acarrearles poderosa para causar temor y para acicatear el apego
castigos o premios. Se les enseña, además, que los cul- al proyecto de hacerse hombre durante la pubertad y
pables de esa violencia son los propios niños. Por ser la edad adulta. Si bien es cierto que durante la edad
como son merecen el castigo. Los niños aprenden a adulta los insultos y apelaciones a la hombría entre
convertirse en verdugos de los otros. Los propios ni- pares se presentan solo rara vez y más bien como bro-
ños se vuelven vigilantes unos de otros de su propio ma (una forma sutil de violencia), en la mayoría de los
proceso masculinizador y hacen uso del término joto casos sigue estructurando los esquemas ya interiori-
para amenazar y castigar. Es obvio que el niño que es zados de percepción, pensamiento, sentimiento y ac-
verdugo de los otros ha sido ya verdugo de sí mismo, ción de muchísimos varones.
de sus propias posibilidades expresivas, humanas. Este temor infantil a la descalificación por ser o pa-
Lo que mi experiencia de investigación me ha mos- recer joto, puto, maricón, pareciera ser un temor du-
trado (Núñez, 2007) es que la violencia homofóbica radero en muchos hombres. Se trata de un temor, de
es, sobre todo en la infancia, una violencia de género una ansiedad no racionalizada, no reflexionada, no
dirigida a todos los varones y que encuentra en los consciente, como el proceso de masculinización mis-
niños afeminados o menos hombres el ejemplo pe- mo, que no se nombra y no es objeto de reflexión so-
dagógico. No es una violencia elaborada a partir de cial. Silencio comprensible bajo la ideología patriar-
una disidencia por preferencia sexual o, menos aún, cal, que naturaliza las identidades de género y borra
por homosexualidad. De hecho, los niños suelen te- la historia y la experiencia. De hecho, muchos hom-
ner una diversidad de juegos homoeróticos en la in-
fancia y en la pubertad, sin que eso dé pie a la violen- 2 Los términos choto y mampo son más comunes en algunas re-
giones del Golfo y del sureste de México, particularmente en Ve-
cia disciplinaria de género entre ellos las más de las racruz, Tabasco y Chiapas. Los términos muxhe, banchú y nahui-
veces. Durante la infancia y la pubertad, lo que in- lón son más comunes entre los zapotecas del Istmo en Oaxaca, la
quieta a los adultos y a otros niños es la presencia del población zoque de Chiapas y hablantes de náhuatl, respectiva-
niño afeminado, del niño menos hombre, débil. Esta mente.

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bres solo a través de una entrevista de investigación cuela en las agendas de activistas, gays, lesbianas, bi-
o de un proceso terapéutico recuerdan que de niños sexuales, transgéneros, etc., ya sea para cuestionar a
fueron objeto de increpaciones similares, e inclu- los gays afeminados o lesbianas masculinas (por re-
so que esas increpaciones les resultaban bastante hi- producir un estereotipo homofóbico), o para criticar
rientes y un constante desafío. Asimismo, que el mie- a los gays masculinos y a las lesbianas femeninas por
do a sufrir estos insultos y humillaciones los llevó a reproducir imágenes patriarcales. Algunas feminis-
suprimir actitudes y expresiones de debilidad, dolor, tas lesbianas incluso llegan a cuestionar la feminidad
ternura, amabilidad, alegría, miedo, precaución, ge- transgénero y drag queen por considerarla reproduc-
nerosidad, compasión, equidad, con la consecuencia tora de imágenes misóginas del patriarcado. No es
de instaurar en muchos varones dinámicas subjetivas menos cierto que algunas transgénero invocan una
que los incapacitan para escuchar al otro, para rela- mayor o mejor feminidad sobre otras transgénero e
cionarse con equidad, para ser solidario, para mante- incluso sobre otras mujeres. Lo que estas fobias dejan
ner relaciones de no violencia con la pareja, etcétera. ver es que se olvidan de que la expresión de género,
Me parece que la ansiedad, el estigma y la violen- como la preferencia sexual, no la elige uno, y de que
cia basada en el ser o parecer maricón o menos hom- no se cambia a discreción o a razón de la argumenta-
bre deben ser contempladas como el principio y el ción política, además de que, en todo caso, lo que de-
telón de fondo común de la subjetividad y la identi- muestra es la diversidad sexogenérica de los seres hu-
dad masculinas, y de la violencia homofóbica en to- manos y su carácter cultural, no natural, como dictan
dos los varones en México. Por lo tanto, me parece las ideologías patriarcales. Lo que olvidan es que lo
que el término homofobia debe ser utilizado en un cuestionable no es esta diversidad sino la pretensión
sentido más amplio, para incluir precisamente esta de jerarquía de unas expresiones sobre otras, la idea
forma de violencia socializadora en las identidades de que hay una representación única, verdadera, au-
normales de género. téntica o natural de la cual las demás son desviacio-
El carácter central de la homofobia en la construc- nes; esto es, lo cuestionable es el integrismo de géne-
ción de la masculinidad no debería, sin embargo, ro y con ello su androcentrismo y heterosexismo, con
ocultarnos la homofobia que mujeres y hombres no sus contrapartes, la homofobia y la misoginia.'
masculinos ejercen hacia otros hombres, mujeres o
personas trans. El integrismo de género lo constituye 3 La internet ha permitido el surgimiento de muchos grupos
un discurso (y una práctica) en el que todas las perso- de encuentro gays, lésbicos, etc., que se definen con diversos cri-
nas somos educadas desde la infancia en la sociedad terios: pasatiempos, fetiches o tipos de expresión corporal, expre-
sión de género, etc. A veces estos grupos se definen en función de
ft
patriarcal, con matices diversos dependiendo de las la masculinidad deseable de los integrantes: "gays heterolooks";
familias y grupos sociales, pero que está presente en de la no pertenencia a estilos de vida gay: "macho con macho no
el entorno y de alguna manera nos inocula. Incluso se gay", o de la pertenencia a estilos de vida masculinos: "macho

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LA DIVERSIDAD DE VIOLENCIAS

c. Hacia una definición incluyente de homofobia pas positivistas que esencializan o cosifican la reali-
Es a partir de las reflexiones anteriores que propon- dad, incluyendo las diferencias sociales, volviéndolas
go, no un nuevo término, sino una nueva concien- ahistóricas o naturales. La digresión ontológica nos
cia sobre las violencias que afectan el pleno recono- permite también derivar consecuencias políticas dife-
cimiento con igualdad de derechos de las diferencias rentes: en vez de asumir la realidad social y las distin-
sexuales, de género y de preferencia sexual como par- ciones y relaciones de poder que en ella existen como
te de la definición del vocablo homofobia: propongo hechos naturales, las asumimos como producciones
que se use para referirse, no de manera exclusiva a la históricas y políticas que podemos cambiar. La pers-
violencia o discriminación contra los homosexuales, pectiva que sostenemos en este ensayo nos permite,
sino para referirse de manera más amplia a las ideolo- por un lado, constatar las diferencias que existen en
gías y prácticas supremacistas que proponen y legiti- la sociedad y, por el otro, entenderlas como construc-
man las homologías macho-masculino-heterosexual ciones humanas, formas de organización de las dis-
y hembra-femenina-heterosexual como las únicas op- tinciones sociales, esto es, productos culturales.
ciones posibles y deseables de la sexualidad humana,
en detrimento de la diversidad sexual y afectiva real-
mente existente, y que desconocen, niegan legitimi- Este planteamiento filosófico (ontológico y episte-
dad o violentan a las personas y sus derechos huma- mológico) llamado construccionismo social, que sirve
nos en virtud de que su existencia sexual disiente, en como subtexto a este ensayo sobre la existencia sexual
mayor o menor grado, en uno o en varios aspectos de y las distinciones que permean el campo sexual, po-
ese sistema de homologías dominante. demos también utilizarlo para comprender otras ca-
El planteamiento que hemos realizado hasta aquí tegorías de distinción social.
sobre la diversidad sexual y amorosa parte de una
concepción sobre la cultura que nos salva de las tram-

vaquero". Es también cierto que, aunque estos grupos parecen


vehicular valores androcéntricos y "plumafóbicos" (esto es, de
desprecio a los gays o lesbianas "obvias", que "se les nota"), no
siempre es el caso y solo están impulsados por un deseo erótico.
Miembros de estos grupos lo aclaran: "No discrimino a los afemi-
nados, pero no es lo que más me erotiza", lo cual es también una
expresión legítima del deseo. Aquí, de nuevo, el valor que habría
que impulsar es el del respeto al erotismo de cada quien, algo que
no se cambia por corrección política, pero también se debe impul-
sar la igualdad en la diferencia, no la jerarquía androcéntrica.

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La diversidad sexual y amorosa
y las otras diversidades sociales

Las distinciones dominantes que organizan


el campo sexual con efectos de poder diversos
sobre la existencia sexual de las personas son
solo una dimensión de las muchas que orga-
nizan el campo social en general. Entre otras,
también existen las basadas en ese invento per-
durable de los racistas llamado raza, así como
las relativas a las diferencias de clase, étnicas
o nacionales, por edad, por capacidades físi-
cas, por origen regional, por giros lingüísticos,
por vestimenta, por religión, por preferencia
política, por tonalidad de la piel (o colorismo,
que no es lo mismo que el racismo, aunque
se le pueda asimilar), por nivel educativo, por
ocupación, por vivir con VIH-sida o por condi-
ción migratoria, por mencionar las que distin-
go como más relevantes en la actualidad. Estas
diferencias también son construcciones socia-
les y de igual forma involucran efectos de po-
der diversos que habría que analizar.
Un problema que se nos plantea en el ám-
bito teórico y político es cómo entender esta

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"feria" de distinciones en términos sociales y perso- esencializa a las personas con base en diferentes crite-
nales, cómo entender sus efectos en las relaciones de rios de distinción social y que termina por construir
poder, resistencia, complicidad o acomodamiento ciertos personajes sociales, de tal manera que la men-
en las que todas las personas estamos inmersas. Su ción de esta colección de personajes pretende recono-
análisis es muy complejo y rebasa las intenciones de cer (y hacer justicia) a la diversidad social. Como en
este ensayo; sin embargo, es importante mencionarlo el juego de la lotería, por donde transitan personajes
como asignatura pendiente, sobre todo porque, si es como "el catrín", "la dama", "el valiente", "el negri-
nuestro interés realizar acciones para la transforma- to", en esta concepción de la diversidad social transi-
ción del campo sexual, tenemos que tener un panora- tan personajes como: los gays, los pobres, los indíge-
ma más amplio de la manera en que estos asuntos se nas, las mujeres, los discapacitados, las personas de la
articulan con otros.' tercera edad, etc. El problema con esta lectura de lo-
Me interesa aquí compartir mis reflexiones sobre tería de la diversidad social consiste en que, aunque
dos concepciones equivocadas, pero comunes, con re- significa un avance respecto a la ignorancia general
lación a cómo pensamos esta articulación. Al primer de los diferentes ejes de distinción social, nos impide
equívoco lo llamo la lectura de lotería de las distincio- pensar la realidad y complejidad de las subjetivida-
nes sociales; al segundo, la lectura banal de la diversi- des, los poderes, las necesidades y las resistencias que
dad afectiva y sexual en el contexto de la diversidad construyen y son construidas por esos sujetos. Se tra-
social. Estas lecturas se encuentran relacionadas y las ta de una lectura muy pobre tanto de los individuos
dos tienen efectos empobrecedores en el activismo en y su posición en el campo social como de las relacio-
política sexual. nes y poderes que marcan a la sociedad en su conjun-
Con la lectura de lotería2 de las distinciones socia- to. Este empobrecimiento ocurre mediante un proce-
les me refiero a una lectura de la diversidad social que so de sinécdoque, por un lado, y uno de adscripción
de un discurso estereotípico a personas ya reducidas
1 En Vidas vulnerables: hombres indígenas, diversidad sexual y
a un aspecto de su vida, por el otro.
VIH-sida (2009), producto de un estudio en el que apliqué la meto- En general, la producción de personajes sociales y
dología de la historia de vida, intento una investigación que per- de la lectura de lotería de la sociodiversidad corres-
mita visualizar la manera en que se intersectan en la vida de una ponde a la sinécdoque, un recurso estilístico por el
persona su pertenencia étnica y el racismo, su trayectoria de cla-
se, sus procesos migratorios, su disidencia sexual y/o de género cual tomamos la parte de algo para representar su to-
y, en un caso, su condición de seropositividad. talidad. En realidad, lejos de representar el todo, em-
2 Me refiero aquí a la lotería mexicana, que consiste en una pobrecemos la visión de esa totalidad por el realce
serie de cartas con dibujos de objetos, plantas, animales o perso-
najes sociales cotidianos, desde el árbol, el tambor y el venado,
que damos a la parte. Los procesos de sinécdoque son
hasta el catrín, el valiente, el soldado, el negrito, el borracho, la comunes y por medio de ellos construimos las iden-
dama, etcétera . tidades. Los apodos, por ejemplo, son sinécdoques:

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"el chaparro", "el orejón", "la negra", son maneras las tardes, y ello nos impide ver a las abuelitas lesbia-
de referirse a una persona resaltando ciertas caracte- nas, a las abuelitas golpeadas, a las abuelitas homofó-
rísticas: es bajo de estatura, tiene las orejas grandes bicas y chantajistas, a las abuelitas abandonadas, etc.
o es de color oscuro. La humanidad de toda la per- La sinécdoque y el estereotipo oscurecen una realidad
sona se descarta y se reduce a una parte de ella. Eso que puede ser más compleja.
mismo hacemos cuando decimos "el homosexual" o, Las implicaciones de esta lectura de lotería de la di-
incluso, cuando decimos "mujer" o "varón", las si- versidad social son varias:
nécdoques más invisibles. En estos últimos casos, la
sinécdoque consiste en construir personajes sociales 1.Los personajes que emergen son reducidos a un
considerando solo una de sus características: su di- aspecto de su vida que representa la totalidad de
ferencia genital. su persona y que los convierte en sujetos parcia-
El segundo elemento de construcción de los per- les pues nada de su ser parece escapar a esa ca-
sonajes mediante los procesos de sinécdoque es la racterística de distinción privilegiada.
construcción de un discurso acerca de esa supuesta
2. Se construye un personaje social a quien se le
característica esencial con la que se define al sujeto
o al grupo en cuestión. La persona no solo es "cha- atribuye una subjetividad homogénea, estable y
parra"; además, se sospecha de ella, porque, como coherente, estructurada en torno a un elemen-
dice el dicho, "No hay chaparro que no sea malo". No to de distinción, de tal manera que se esconden
únicamente se reduce a la persona a sus genitales de las fracturas, los procesos de transformación, las
mujer; también se le ponen trabas a su participación tensiones internas, la multiplicidad, etcétera.
política porque "las mujeres son muy emocionales y 3.Se oscurece la manera en que estas múltiples con-
no son aptas para tomar decisiones importantes". Al- diciones sociales y subjetivas se condicionan y se
gunos otros apelativos parecen muy naturales e inclu- articulan alrededor de un sujeto para dar lugar a
so inofensivos, como los que se aplican a los ancianos diversas trayectorias de poder y resistencia. Esto
de "abuelitos" y "abuelitas". Sin embargo, hasta en es, al cosificar al sujeto, al simplificarlo y fijarlo
estos casos el proceso de construcción de personajes en el campo social en un eje de distinción y po-
sociales puede implicar un empobrecimiento del co- der, caemos en distinciones simplistas: lo conver-
nocimiento de la compleja realidad de las personas en timos en víctima o victimario, en bueno o malo,
cuestión, pues a esa realidad se encuentra íntimamen- en puro o impuro.
te asociado un sistema de representaciones, esto es, un
discurso estereotípico. Las representaciones de las an- Por el contrario, cuando hacemos a un lado la lectura
cianas como "las abuelitas de México", por ejemplo, de lotería y asumimos una visión integral de las dis-
nos hacen creer que todas solo hacen chocolate por tinciones sociales (en tanto que criterios de diferen-

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ciación y estructuración de relaciones de poder con infancia y juventud definió una vejez con mayores li-
efectos diversos en un mismo sujeto y en la sociedad mitaciones y desventajas sociales (no reconocimiento
y como simple colección de personajes sociales), nues- de sus uniones, no exenciones impositivas, no seguri-
tras posibilidades de comprensión y análisis se am- dad social derivada de las parejas, discriminación la-
plían. Podemos, por ejemplo, poner en perspectiva la boral e imposibilidad de adopción, entre otras).
complicidad que sujetos oprimidos en un aspecto pue- Por otro lado, esta comprensión integral de las dis-
den tener con el poder actuante en otros aspectos; avi- tinciones sociales nos permite evadir falsos dilemas
zorar las diferentes posibilidades de resistencia entre que a menudo se presentan cuando se discute la im-
sujetos que comparten una misma distinción social; portancia del reconocimiento de la diversidad sexual
imaginar puentes de solidaridad entre personas que y afectiva, como decir que "hay cosas más importantes
sufren discriminación en diferentes ejes de distinción; como la pobreza" o que "la situación de los indígenas
entender las razones y las dificultades para la solida- es más grave". Estos falsos dilemas tienen que ver con
ridad; comprender que alguien que es víctima en un la lectura de lotería porque surgen de haber construi-
eje de distinción y de poder, pueda ser victimario en do personajes diferentes, como los pobres, los indíge-
otro eje. Esto último es de suma importancia, pues es nas y los homosexuales, a raíz de tres ejes diacríticos
precisamente ese rasgo (como de calidoscopio) de las diferentes: la pobreza, la identidad étnica y la orienta-
posiciones sociales y esa circulación del poder lo que ción sexual, sin entender que estas condiciones pue-
mantiene en su conjunto a los sistemas de dominación, den existir en una misma persona. Hay indígenas po-
pues, al mismo tiempo, la solidaridad y las resisten- bres que tienen prácticas homoeróticas, pero también
cias se fragmentan. También estamos en mejores con- existen indígenas con deseos y prácticas homoeróti-
diciones de comprender las diferentes posibilidades cos que no son pobres, así como homosexuales po-
de resistencia de los sujetos. Por ejemplo, dos sujetos bres que no son indígenas, etc. Si privilegiamos un eje
definidos por la misma condición de mente pueden de distinción solamente, ¿qué hacemos con los otros?
tener diferentes posibilidades de resistencia según su ¿Hacemos como que no están allí? ¿Esperamos a que
posición en otros campos sociales: si son discapacita- la revolución o la democracia acaben con la pobreza
dos o no, si son indígenas o no; si son analfabetos o no; para luego seguir con la situación de los indígenas,
si viven en una comunidad rural o urbana; si son de y entonces sí nos podremos dedicar a la situación de
clase alta, media o baja; si tienen tal o cual preferencia quienes sufren discriminación homofóbica? ¿O pen-
sexoafectiva. El reconocimiento de esta diferencia es samos, como alguna vez pensó una vertiente machis-
lo que está permitiendo ya en varios países el estable- ta de la izquierda, que la revolución acabará, no solo
cimiento de programas especiales de bienestar social con la pobreza, sino también con la homosexualidad?
para hombres y mujeres homosexuales ancianos, en Me parece que detrás de estos dilemas sobre la prio-
el entendido de que la homofobia reinante durante su ridad social y política entre pobreza o identidad étnica

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y discriminación con relación a la sexualidad y a la ex- La importancia de las distinciones sexuales en la


presión de género existe un planteamiento homofóbi- vida de la gente pobre nos puede revelar cómo mu-
co oculto que visualiza a los pobres y a los indígenas chos marginados económicamente dan mucha ma-
como varones y mujeres heterosexuales (expresión yor importancia a la sexualidad como eje de distin-
de "su pureza moral") y coloca a la homosexualidad ción que a su condición económica, de tal manera que
como desorden capitalista o pequeñoburgués (rasgo su masculinidad se convierte en un recurso de poder
distintivo de su "decadencia"). Este falso dilema, que simbólico que les brinda, en muchos casos, una sen-
nos empuja a decidir entre una u otra situación, par- sación de bienestar y un poder que, además, tiene un
te del supuesto de que la condición de opresión de efecto de consuelo. La expresión escuchada en una
alguien es un asunto que solo compete al sujeto en cantina a un varón de apariencia proletaria y dirigida
cuestión. Algo totalmente falso. El racismo afecta de a otro varón proletario pero homosexual no deja lu-
manera principal e injusta al indígena o al afrodescen- gar a dudas en este sentido: "Seré pobre pero no ma-
diente, es cierto; pero no podemos dejar de lado que ricón". La distinción sexual suele ser más importan-
la subjetividad, las prácticas, las relaciones y las posi- te y un recurso de poder ejercido sobre otros sujetos
bilidades de desarrollo humano de los no indígenas entre los pobres mismos. La distinción entre homo-
también se ven afectadas por la ideología y la prácti- sexuales y pobres y la elección de realizar activismo
ca racistas. No solo la persona que sufre discrimina- contra la pobreza o a favor de la lucha contra la horno-
ción homofóbica resulta afectada; si bien es quien más fobia es un falso dilema. La homofobia y la pobreza
padece esta violencia, la homofobia también afecta al se integran en la vida de muchos sujetos afectándose
sujeto homofóbico en su dinámica emocional, en sus mutuamente, y, como realidades sociales, todos y to-
vínculos de pareja, en sus posibilidades de desarro- das tenemos que ver con ellas y a todos y todas nos
llo integral. Un estudio revelador en este sentido de- incumben.'
muestra que las ideologías de género machistas y ho-
mofóbicas de los jóvenes de clase obrera en Inglaterra 3 En la tradición literaria con temática homoerótica, las rela-

son un factor central en su fracaso escolar, que a su ciones transclasistas y transétnicas han sido particularmente ins-
vez les impide una movilidad social que les permiti- piradoras y reivindicadas abundantemente (Wilde, Genet, Novo,
Lorca, Passolini, Cavafis, etcétera). El poeta Abigael Bohórquez
ría trascender su condición de clase (Willis, 1977). Las ofrece un ejemplo elocuente de esta estética y erótica personal y
tecnologías de poder que operan con relación a los po- social en Navegación en Yoremito (2001) y en Poesía en limpio 1979-
bres, a los indígenas y a quienes tienen una preferen- 1989 (1990). En la historia del activismo "homosexual" se ha de-
cia homosexual alcanzan a toda la población, direc- nunciado en numerosas ocasiones el racismo y el clasismo de la
sociedad como formas de regular la circulación social del deseo y
ta o indirectamente, e inciden en última instancia en del afecto, y, por lo tanto, de regular las formas y posibilidades del
nuestras formas de convivencia, en nuestro bienestar contacto corporal y la solidaridad (véase al respecto Jagose, 1996).
personal y en la calidad de nuestra democracia. El mismo M. Hirshfeld, sexólogo campeón de los derechos horno-

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Este planteamiento nos permite también revisar la Es claro que las ideologías que sostienen al patriar-
cultura y el activismo gay, que en la última década se cado forman parte de la construcción de la hegemo-
ha centrado en un estilo de vida mediado por un con- nía social. Este es un tema ampliamente estudiado por
sumo cultural asequible, sobre todo, a la clase media."' las intelectuales feministas y por diversos estudiosos
No es casual que muchos varones y mujeres pobres de las políticas sexuales. Hay un vínculo complejo, sí,
con experiencias homoeróticas (preferentes o no) re- pero efectivo, entre la organización y el mantenimien-
chacen o sientan lejana la identificación con la cultu- to de las estructuras económicas y políticas más am-
ra gay y la adopción de su identidad. Algo que, a su plias y el sistema sexo-género. Es un tema muy amplio
vez, los margina de un discurso de derechos, de una que solo apuntaré aquí, pero que vale la pena no per-
noción de autoestima, de una conciencia sobre el sida; der de vista y seguir explorando. El androcentrismo y
en fin, de recursos sociales y simbólicos para sobrevi- la misoginia, el heterosexismo y la homofobia partici-
vir con sus deseos y placeres en mejores condiciones pan en el ámbito social de ese ejercicio del poder que
(Núñez, 2007). se instituye sobre el consenso de los dominados y
Por otra parte, una conciencia sobre el carácter pro- que llamamos hegemonía, pues estas ideologías y prác-
ducido de la identidad, gay en este caso, a través del ticas sexistas participan en la construcción del lideraz-
consumo, podría utilizarse para tender puentes de so- go moral, intelectual, económico y político que ciertos
lidaridad con quienes producen los objetos, bienes y grupos o cierta clase social ejercen sobre otros grupos
servicios que se usan para construir la identidad: los y clases sociales subalternos (Gramsci, 1971: 53-54).
y las trabajadoras de las maquiladoras que producen La lectura banal es la otra cara de la lectura pri-
jeans, camisetas, CDs; los empleados de las cadenas mordial que se deriva de la lectura de lotería. La lec-
de hoteles y restaurantes; las sobrecargos, etc., en el tura banal consiste en restarle importancia a la se-
país y a través del mundo (Joseph, 2002). xualidad, y particularmente a la preferencia sexual
y a la intersexualidad (creo que el criterio sexo, que
sexuales y fundador del movimiento homófilo alemán y mundial, muchas veces confunden los políticos con el térmi-
fue un estudioso y un crítico pionero del racismo, término que in- no género, ya ha adquirido al menos en el discurso
cluso se atribuye a su autoría (Fredrickson, 2002). un estatus de legitimidad), como ejes diacríticos im-
4 Ser gay en las últimas décadas ha venido a significarse
portantes para pensar el poder, la discriminación y la
cada vez más por consumir de cierta manera, ver programas de
televisión de paga, frecuentar discotecas y bares, leer determi- distinción social. Esta banalización se expresa como
nadas revistas, viajar en cruceros y a las "mecas gays" interna- silencio o como actitud de rechazo evidente. El ar-
cionales y nacionales, vestir ciertas marcas y estilos, visitar sau- gumento de que si se incluyera la preferencia sexual
nas y baños, hacer del gimnasio el paradigma del cuerpo y de la
como criterio de discriminación tendríamos que in-
vida. Esta forma de ser gay es también una construcción histó-
rica y social que genera ya sus propias violencias clasistas y ra- cluir preferencias como las culinarias, deportivas o
cistas internas. de otro tipo es un ejemplo claro de esta banaliza-

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?
LA DIVERSIDAD SEXUAL Y AMOROSA

ción.5 La lectura banal es, pues, un discurso conser- acto de arrogancia misógina y homofóbica típicamen-
vador que se apropia de las nociones democráticas te machista. Una actitud que solo puede producirse en
de tolerancia y no-discriminación, pero que sigue un entorno de privilegio respecto a la posesión de los
dejando de lado la preferencia sexual, y ni qué decir criterios de prestigio en el campo sexual y en el social
de la intersexualidad, que ni siquiera es conocida. en general. La banalización de su importancia es parte
La lectura banal olvida que no todas las preferen- de su expresión de poder. No solo se expresa una vio-
cias son igualmente significativas. La distinción entre lencia social en forma de violencia física, discrimina-
a los que les gusta el futbol y a los que les gusta el bas- ción jurídica, invisibilización cultural, sino que tam-
quetbol no acarrea las mismas consecuencias sociales bién, en un acto supremo de violencia, la sociedad le
y políticas que tener relaciones sexuales y amorosas resta importancia al hecho, al sufrimiento ocasionado
con alguien del mismo sexo o tenerlas con alguien de y a los efectos del poder.'
otro sexo, o las que acarrea ser intersexual o transe- En resumen, existe una diversidad sexual como
xual. Las distinciones que ocurren actualmente en el parte de la diversidad social que nos habita. La diver-
ámbito de la existencia sexual, de género y eróticas de sidad sexual se encuentra integrada en las personas a
las personas son altamente significativas, pues estruc- otras dimensiones de su sociodiversidad, y esto tiene
turan relaciones de poder y violencia mayúsculas que implicaciones de poder y resistencias con efectos di-
marcan el destino social de los sujetos. Nadie ha muer- versos en las condiciones de vida. La lucha por una
to por ataques sufridos por preferir los tacos y no las sociedad más equitativa, justa, respetuosa y demo-
tortas; en cambio, muchas personas sí son asesinadas, crática no puede darse en la descalificación, banali-
sí son vejadas, sí son discriminadas en su empleo, en zación o secundarización de la demanda de los otros.
su vivienda, por sus deseos eróticos y amorosos hacia Es importante llevar a la agenda política el asunto
personas de su mismo sexo biológico o por su prácti- de la justicia y la equidad en el campo de la existen-
ca transgénero. No podemos, ni debemos banalizar el cia sexual de las personas, hacer valer su importan-
asunto. Desconocer la relevancia de la preferencia se- cia, oír las voces que nos cuentan sus experiencias de
xual o la disidencia de género como criterio de distin- discriminación, segregación y violencia, así como ar-
ción social y como un asunto de primer orden en nues- ticular con claridad reflexiva los reclamos y las razo-
tra lucha por la justicia social, por la observancia de los nes. Este ensayo ha tenido el propósito de alimentar
derechos humanos, por la no-discriminación y por la dicho proceso.
democracia, es una actitud claramente patriarcal, un

6 Este funcionamiento del poder que se hace presente en lo


5 Este fue el argumento de un político conservador para no que llamo lectura banal me recuerda la expresión que a veces acom-
incluir la preferencia sexual en la reforma del artículo primero paña al acto más típico del hombre violento después de dar una
constitucional, que prohíbe la discriminación en México. tunda a su pareja: "Ya no chilles. No exageres, no es para tanto".

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La diversidad sexual
y de género en los pueblos
indígenas y afrodescendientes

A raíz de la epidemia del VIH-sida y del acti-


vismo de numerosas organizaciones de indí-
genas y afrodescendientes en América Latina
y otras regiones del mundo, el tema de las cul-
turas sexuales y de la diversidad sexual y de
género en estas poblaciones ha ido adquirien-
do mayor importancia social y política, aun-
que todavía no la necesaria como para lograr
acciones decididas de educación y prevención
de los gobiernos regionales.'

1 El interés creciente de las organizaciones civiles


de diferentes países por visualizar el tema se hizo paten-
te primero en la Conferencia Mundial de Sida realizada
en Toronto, Canadá, en 2006. En este evento se realizó
la primera conferencia sobre pueblos indígenas y VIH-
sida, gracias a la iniciativa de organizaciones canadien-
ses y australianas de pueblos aborígenes que ya venían
trabajando de forma organizada en sus propios países.
La perspectiva de que la próxima sede de la conferencia
mundial sería México, país con una población indígena
numerosa, se convirtió en aquel momento en la oportu-

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? LA DIVERSIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Los propios activistas indígenas y afrodescendien- sexualidad, de diversidad sexual, y al mismo tiempo
tes reconocen que no siempre es fácil abordar en sus combatir el estigma y la discriminación racista y ho-
propias comunidades el tema de la sexualidad, y en mofóbica. Lo que puede ser el peligro de mayor es-
particular el tema de la diversidad sexual y de género, tigma hay que convertirlo en una oportunidad para
por el miedo a atraer aún más estigmas a la comuni- luchar contra todas las formas de discriminación. De
dad y, con ello, más desprecio y discriminación. Como igual forma, la discusión de temas como la sexuali-
alguna vez escuché en voz de un indígena mixteco: dad puede ser ocasión para la discusión comunitaria
"Imagínate que, además de que nos digan indios, di- de asuntos que tienen que ver estrechamente con la
gan que somos maricones o pervertidos". Es cierto, pero propia historia colonial y poscolonial.
la alternativa no es más prometedora: que hombres y El pudor y recato que ahora caracteriza a muchas
mujeres, sobre todo jóvenes, adquieran una infección comunidades indígenas y afrodescendientes fue en la
sexual o un embarazo no deseado, sin haber hecho mayoría de los casos inducido y formó parte del pro-
nada para educarlos en la prevención y la atención ceso mismo de ser reducido en un sistema colonial.
oportuna, o que muchas personas indígenas que no Dicho de otra manera, el proceso de identificación ra-
cumplen con el ideal sexual dominante en esas comu- cista como indígenas y de sometimiento a un régimen
nidades sigan siendo golpeadas, discriminadas y has- colonial involucró paralelamente su conversión reli-
ta expulsadas, en una evidente violación de sus dere- giosa y la transformación de su moral, particularmen-
chos humanos. Por lo pronto, ante la amenaza de la te en lo relativo al cuerpo y a la sexualidad. Y digo que
epidemia del VIH-sida, las organizaciones coinciden fue en la mayoría de los casos porque hubo excepcio-
en señalar que no hay otra opción: hay que hablar de nes, como la de las élites mexicas, quienes tenían una
moral bastante rígida con relación a asuntos como las
relaciones extramaritales o las relaciones homosexua-
nidad de darle una mayor visibilidad al tema desde las organiza- les entre varones. La pasividad y el afeminamiento de
ciones civiles de América Latina y de otras regiones del mundo.
En ese contexto, se realizaron en México durante 2007 dos reu-
los varones llegaron a ser muy rechazadas en esta so-
niones preparatorias sobre el tema de los pueblos indígenas y el ciedad militarista e imperialista, lo que no quiere decir
VIH-sida en las que participaron representantes de organizacio- que no existiera; por el contrario, pues, como sabemos,
nes de distintos países y de diferentes pueblos indígenas de Mé- solamente se prohíbe lo que existe y tiene probabilida-
xico. En ellas se trabajó lo mismo sobre la identificación de pro-
blemas, perspectivas culturales y demandas, que en la planeación
des de aparecer de manera recurrente. A pesar de es-
de lo que llegó a ser la Pre-Conferencia Internacional de Pueblos tas excepciones, está claro que el actual pudor y mo-
Indígenas y Afrodescendientes, Sexualidad, Derechos Humanos destia sexual que caracteriza a muchas comunidades
y vix-sida, la cual se desarrolló en el marco de la Conferencia indígenas y afrodescendientes, y hasta el rechazo que
Mundial de Sida, realizada en la Ciudad de México en el verano
de 2008, y a partir de la cual las organizaciones participantes se
hoy en día pueden mostrar hacia la diversidad se-
agruparon en una red internacional. xual, no son producto de una herencia cultural propia.

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? LA DIVERSIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS

El aprendizaje del pudor fue de la mano con el pro- tre ellas había algunas que tenían hasta cinco o seis
ceso de la conquista. Algunos historiadores de la des- mujeres (Montané, 2002).
nudez en el México prehispánico, como Julio Monta- En este contexto de conquista y colonización que
né (2002), señalan que para los misioneros españoles tornaba al sexo como un elemento fundamental de
la desnudez era un signo de salvajismo y de pecado; conversión cristiana y sometimiento al nuevo régi-
el recato en la vestimenta era, en consecuencia, una men, no es casual que la resistencia indígena también
señal de pudor que se identificaba con la civilización tomara muchas veces la forma de rebeldía corporal y
y con la aptitud para la cristianización. Los misione- sexual. Un franciscano comenta que los varones in-
ros jesuitas que llegaron al noroeste de México, por dígenas de la parte baja del río Colorado se la pasa-
ejemplo, se inquietaban tanto ante la desnudez de ban tocándose el sexo, y que cuando se les llamaba
los hombres y las mujeres que encontraban a su paso la atención lo exageraban aún más, "perdiendo natu-
que no escatimaron en la compra de telas para ves- ralidad", como parte de una rebeldía provocativa y
tir a estos pueblos. Las mujeres y hombres indíge- ofensiva a la moral cristiana que se les pretendía im-
nas, por su parte, se preocupaban más por adornarse poner. El derecho a tocarse sus propios genitales era,
el cabello que por esconder sus genitales, pues nin- sin lugar a dudas, una forma muy contundente de
gún defecto veían en ellos. En otras ocasiones, dice reivindicar el derecho a la autonomía sobre el cuer-
este historiador, los misioneros se inquietaron tre- po, algo que se les empezaba a negar mediante repri-
mendamente ante las mujeres indígenas yumas que mendas sobre su sexualidad y —cuando se consolidó
lucían sus senos tatuados al aire (claro está, si los ta- la conquista y el sistema colonial— con las diferentes
tuaban eran para lucirlos no para esconderlos). Era formas de explotación laboral, como la esclavitud, la
tal la tentación que sentían los misioneros, que dise- encomienda o el repartimiento.
ñaron y hasta recomendaron a sus colegas una estra- La diversidad sexual de los pueblos originales tam-
tegia cuya efectividad aún se desconoce: que al mo- bién sirvió de pretexto para justificar la necesidad de
mento de sostener una charla con estos hombres y someterlos "a fin de enmendarlos sacándolos de las
úó
mujeres se acercaran tanto a ellos que solo pudieran garras del maligno", o sea, el demonio. Un demonio
verles el rostro y de esa manera evitar que su mirada del sexo que, paradójicamente, también llega junto
ru se desviara a las zonas del cuerpo consideradas pro- con los españoles a estas tierras. Con el propósito de
11,1 hibidas. Pero no solo la desnudez fue objeto de alar- constatar el grado de barbarie de los pueblos, su ap-
ma entre los misioneros; también lo fue la diversi- titud para la civilización y para llevar una vida cris-
dad sexual y de género. El jesuita Diego de la Cruz, tiana, al inicio de la conquista y de la Colonia algu-
por ejemplo, dice el historiador Montané, dejó cons- nos misioneros y militares españoles se dedicaron a
tancia de que ciertas mujeres del pueblo mayo "vi- recabar información sobre las prácticas sexuales en-
vían amancebadas unas con otras" y que incluso en- tre hombre y mujer, lo mismo que la que se observa-

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LA DIVERSIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS
¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

a la expropiación del derecho a la autonomía sobre el


ba entre varones. En su paso por el noroeste de Mé-
cuerpo, así como del derecho al desarrollo de la pro-
xico, dice este autor (Montané, 2002), los misioneros
pia cultura. No debemos olvidar que en el caso de los
van relatando la presencia de relaciones sexuales en-
afrodescendientes esa expropiación del cuerpo fue to-
tre hombres en distintos pueblos. Así, de los indios
tal, incluyendo de manera directa su sexualidad y re-
que viven en el río Petatlán dicen: "hay entre ellos
muchos sométicos", y cuando visitan a los indios del producción, en la medida en que esta era parte del ca-
pital de los esclavistas para sus políticas de "mejora
río de San Miguel de Culiacán señalan que "hay en-
generacional" de la mano de obra.
tre ellos muchos bujarrones, es decir sodomitas". Y
Si los indígenas inicialmente fueron representados
con mayor asombro aun señalan la normalidad con
por los conquistadores como pueblos con costumbres
la que anunciaban sus deseos: "Andaban desnudos
pecaminosas dirigidas por el demonio, avanzado el
y eran muy viciosos del pecado nefando, tanto que
proceso de sometimiento y dominación cultural em-
encima de los tejados de las casas ponían por ador-
no hombres pegados unos con otros". En este viaje pezaron a ser representados como menores de edad.
Una representación que no solo afectaba el reconoci-
refieren lo mismo las relaciones entre mujeres de los
miento de su capacidad de autonomía y de otros de-
pueblos cahítas de Sonora, en el noroeste del México
rechos, sino, de manera indirecta, su ser todo. La se-
actual, que la presencia de jóvenes vestidos con ropa
xualidad indígena, como la sexualidad de los niños y
de mujer con quienes los varones del pueblo tenían
niñas, desaparece de los registros. En el caso de la po-
prácticas sexuales. Un asombro mayor se llevó el es-
blación negra, se mantiene una posición ambigua de
pañol Remando de Alarcón cuando un jefe de la tri-
bu yuma le presentó con orgullo y muy contento a infantilización y de considerarla depositaria de una
sexualidad irreprimible, fuera de control, salvaje.
su hijo, uno de los cuatro jóvenes indígenas vestidos
de mujer que adornaban coquetamente con plumas Desde tiempos de la Independencia los indígenas de
México y de toda América Latina serán representados
de aves sus "partes traseras y delanteras". Hay que
mencionar que estas primeras constataciones de la alternadamente, algunas veces como seres oscuros,
diversidad sexual en los relatos de misioneros, ex- atávicos, anclados en el pasado milenario, encerrados
ploradores y conquistadores fueron posteriormente en sí mismos, casi inmóviles y desmotivados, esto es,
autocensuradas y censuradas en la medida en que se corrompidos en su voluntad y en su capacidad de de-
avanzó en el proceso de imposición colonial y de que sarrollo, y otras veces como seres primigenios, más
se fortaleció el tribunal del Santo Oficio, es decir, la cercanos que el resto de la población a una condición
humana "natural", incorruptible, impoluta, la cual,
Inquisición.
La expropiación o represión de las culturas de res- se supone, corresponde a un "orden moral" superior.
Esta representación, a veces tan socorrida por algu-
peto a la diversidad sexual en los pueblos indígenas,
se puede concluir de manera preliminar, fue paralela nos activistas pro-indígenas, le hace poco favor a la

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lucha contra el racismo, pues sigue colocando a los in- cho particularmente de los afrodescendientes y por
dígenas en el terreno de la naturaleza y no en el de la muchos afrodescendientes en una especie de horno-
cultura, propio de cualquier sociedad humana.2 Hay fobia racista interiorizada por los propios pueblos,
que decirlo y no caer en un discurso autocomplacien- para desgracia de muchas mujeres y muchos hom-
te y falso: ambas representaciones son parciales, fal- bres de estas comunidades que la padecen de mane-
sas y producto de prejuicios y actitudes racistas. ra especial.
Para la representación y el conocimiento de la se- Con esta historia de represiones, abusos sexuales,
xualidad de los pueblos indígenas, este tipo de va- prejuicios, estereotipos, representaciones equivoca-
loraciones tuvo muchas implicaciones. En el primer das, negaciones y silencios, no es casual que no tenga-
caso, los indígenas parecían no tener vida sexual, y mos suficiente información académica sobre la sexua-
en el segundo, eran considerados como poseedores lidad en los pueblos indígenas y afrodescendientes
de una sexualidad "natural", "normal". Dos supues- que pudiera servir de insumo para el diseño de polí-
tos ideológicos parecen estar detrás del silencio so- ticas públicas para la prevención de VIH-sida o para
bre la diversidad sexual en los pueblos indígenas, in- la defensoría de derechos humanos, o que en las pro-
cluso en algunos círculos de activistas y académicos pias comunidades indígenas exista una resistencia a
latinoamericanos: 1. Los indígenas son más "natura- abrirse a la discusión de temas urgentes en la medi-
les" o están "más cercanos a la naturaleza" (un su- da en que plantean retos para la propia salud de los
puesto racista) y 2. La sexualidad "natural" solamen- jóvenes y adultos que, no obstante, por otro lado, se
te es la que se da entre hombre y mujer (un supuesto están incorporando a través de la migración laboral
heterosexista y homofóbico). Por esta clase de pre- o estudiantil, o por medio del uso de nuevas tecno-
juicios muchas personas, sobre todo las que no vi- logías como el video o la internet, al mercado global
ven en comunidades indígenas o afrodescendientes, del sexo.
incluso algunas que pretenden ser sus voceras, ase- Ciertamente, hay excepciones a esta ignorancia, y
guran que la disidencia sexual y de género no existe en la antropología latinoamericana y mundial poco
entre indígenas o afrodescendientes o no es propia de a poco se han ido abriendo camino en el conocimien-
su sociedad, que solo es una expresión decadente to de las culturas sexuales y de género indígenas y
de la influencia exterior (Díaz, 2006). Esto ha sido di- afrodescendientes. Dos trabajos pioneros sobre di-
versidad sexogenérica en pueblos indígenas son el
2 También suele acompañar las posiciones moralistas y pa-
estudio de Gilbert Herdt, de 1981, sobre los sambia
triarcales que vuelven naturales las formas de organización an- de Nueva Guinea, y el de Williams, de 1986, sobre la
drocéntricas y heterosexistas de las comunidades, en detrimento institución berdache entre los pueblos nativos del su-
de las aspiraciones de las propias mujeres a participar con equi-
roeste norteamericano, que demuestran la existencia
dad en las instituciones locales y nacionales, así como resistir vie-
jas formas de explotación y violencia contra las mujeres. de sociedades con más de dos identidades sexogené-

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ricas. En México, los trabajos de Marinella Miano so- mencionar en este listado, para el caso de México, tres
bre los muxhes del istmo de Tehuantepec, aparecidos publicaciones sobre experiencias de intervención en
en revistas académicas (1998), le dan una visibilidad VIH-sida en comunidades indígenas: la de Álvarez
sin precedentes al tema a finales de la década de los y Sevilla, realizada en Zongolica, Veracruz (2003); la
noventa. La autora estudia la identidad muxhe de la de Elizabeth Maier (2007), efectuada entre la pobla-
sociedad zapoteca, que algunas personas consideran ción indígena migrante residente en la zona fronte-
que incluye no dos identidades sexogenéricas (hom- riza de Tijuana, Baja California, y la que resulta del
bre-masculino y mujer-femenina) sino cuatro (además diagnóstico sobre VIH-sida y pueblos indígenas rea-
de las anteriores: hombre-femenino, mujer-masculi- lizado en seis estados fronterizos de México y coordi-
na). Vinculados al interés creciente por los varones, la nado por Patricia Ponce, Guillermo Núñez y Mariano
masculinidad y la reproducción, aparecen dos estu- Báez (2011). En Colombia y Brasil destacan los traba-
dios significativos: el de Humberto Ruiz (1998), quien jos de Mara Viveros (2000), María Díaz (2006) y Luiz
pasa revista a los usos, creencias y valores en torno a Mott sobre poblaciones afrodescendientes, y en Ecua-
la sexualidad, el deseo, la seducción y la reproducción dor sobresale el ensayo de Rodrigo Ambrossi sobre la
en diferentes pueblos mesoamericanos, y la tesis de sexualidad indígena.
Martín de la Cruz López Moya (1999) sobre el proceso Lo que esta producción está mostrando es que, a pe-
de hacerse hombre en las poblaciones tojolabales de sar de la historia colonial que ha querido expropiar la
las cañadas chiapanecas. Aunque enfocado en las re- diversidad sexual y genérica de los pueblos indíge-
presentaciones dominantes de la masculinidad, la se- nas y afrodescendientes, en muchos de estos pueblos
xualidad y la reproducción entre ellos, la tesis permi- aún persisten términos propios para referirse a la di-
te vislumbrar algunos significados de la transgresión versidad en su propia lengua, concepciones y valores
a ese modelo de hombría ideal. Posteriormente han que las integran de manera parcial o total a la socie-
visto la luz artículos de investigación que abordan dad en su conjunto, durante toda la vida del indivi-
de manera más decidida el tema de las relaciones ho- duo o durante etapas de la misma, así como identida-
mosexuales en pueblos indígenas. Jesús Vaca descu- des o instituciones que difieren de las concepciones
bre la experiencia homoerótica entre los tarahumaras e identidades de la sexualidad de nuestros países y
(2003); Cosío y Fernández (2005) estudian la relación de sus identidades modernas o tradicionales (Núñez,
entre masculinidad y experiencias homoeróticas en 2001b y 2013). Es el caso, por ejemplo, de la propia
una comunidad purépecha; Núñez (2013) revela los identidad muxhe y de las fiestas, en las que es posible
significados de las relaciones sexuales entre varones observar grados de integración y aceptación, que no
en comunidades yoeme (yaqui) de Sonora, y Gómez se ven en la sociedad mestiza del entorno, de la iden-
(2013), por su parte, intenta conceptualizar la diver- tidad antsilvinik (hombre-mujer) de los tzotziles, de
sidad de sistemas sexuales indígenas. Vale la pena la identidad bachú de los zoques, de los seeve entre

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

la población yoeme-yaqui, o simplemente de formas de 9 años; jóvenes tsotsiles que se ponen la ropa de
de cercanía corporal, afectiva o erótica que se permi- sus hermanas y no encuentran comprensión en sus
ten los hombres o las mujeres entre sí, al margen de padres y terminan prostituyéndose en las cantinas de
identidades específicas que escapan a los parámetros San Cristóbal de las Casas; hombres zoques masculi-
convencionales de nuestras sociedades dominan- nos que buscan el amor con otros hombres y sufren
tes (como caminar tomados de la mano, compartir la por el racismo en las ciudades a donde migran; jó-
desnudez o la cama, hacerse cariños). Estos, y mucho venes afrodescendientes de la costa de Guerrero que
más, son ejemplos de la persistencia de una diversi- han aprendido a sentir que es incompatible ser negro
dad cultural que coexiste, a veces de manera decidi- con ser homosexual y terminan ahogando sus fanta-
da, a veces con ambigüedades, a veces solo para los sías y deseos en el alcohol o construyendo relaciones
nativos y casi siempre oculto para los extranjeros, en impersonales a través de la prostitución; varones tsel-
medio de un empuje creciente tanto de puntos de vis- tales migrantes que tienen indistintamente relaciones
ta conservadores y homofóbicos de origen cristiano, con hombres o mujeres y carecen completamente de
como de formas culturales ajenas, consumistas, de la información sobre infecciones de transmisión sexual
sexualidad, con implicaciones de clase y racistas que, o sobre el condón... Conocer y empezar a nombrar es-
aunque ofrecen a muchos jóvenes alternativas de ex- tas realidades permitirá elaborar estrategias adecua-
ploración y afirmación, lo hacen a menudo a costa de das de reconocimiento de la diversidad sexogenérica
la propia pertenencia y orgullo étnico. y de educación y salud sexual integrales que pudie-
La producción de conocimientos sobre la sexuali- ran incorporarse a su vez a sus propios procesos de
dad en los pueblos indígenas nos permitiría revelar afirmación cultural y de resistencia a viejas o nuevas
violencias y malestares emocionales y sustentar rei- formas de colonialismo y explotación.
vindicaciones de derechos humanos y políticas públi- Asimismo, el conocimiento de la diversidad sexual
cas de educación y salud en la prevención y atención y de género en los pueblos indígenas plantea retos
del VIH-sida. En mi propia investigación, publicada importantes para las organizaciones y movimientos
LGBTTI en América Latina en cuanto a la necesidad
en el libro Vidas vulnerables: hombres indígenas, diver-
sidad sexual y VIH-sida (Núñez, 2009), he podido co- de enriquecer su propia perspectiva de la diversidad
nocer que muchos hombres y mujeres indígenas y y del poder —su agenda de lucha y de demandas—
afrodescendientes se enfrentan a los prejuicios de sus con las percepciones y necesidades de los indígenas,
propias comunidades en relación con su disidencia quienes, además, son disidentes en su sexualidad o en
sexual o de género. Niños o jóvenes de la comunidad su género. También plantea el reto de discutir las for-
chol que son golpeados brutalmente por sus herma- mas obvias o inadvertidas de racismo y clasismo en
nos porque prefieren hacer tortillas o coser ropa que los colectivos, culturas y organizaciones LGBTTI, una
ir al campo a trabajar e intentan suicidarse a la edad de las cuales es la no imposición de formas modernas

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y occidentales de comprender la sexualidad y su di- te a quienes el propio sistema económico excluyente


versidad a otras poblaciones indígenas o no, rurales margina o es incapaz de ofrecerles las mismas posibi-
o urbanas, y, en todo caso, apoyar sus propios proce- lidades. Es en esa diferencia respecto a los que no tie-
sos de afirmación y empoderamiento en el marco de nen la misma libertad y estatus distinguido que nues-
la comprensión de sus particulares condiciones eco- tra experiencia de libertad capitalista adquiere su más
nómicas, sociales, políticas y culturales. pleno sentido.
A veces la población gay, incluyendo a los pro- Estas dimensiones de clase y étnicas de la identi-
pios activistas, olvidan o desconocen que esta iden- dad gay permiten crear condiciones de sociabilidad,
tidad es política y que ha sido integrada en mayor o reconocimiento y bienestar que antes eran inasequi-
menor grado, pero de manera efectiva, en casi todas bles para los miembros de estas clases, además de una
las ciudades grandes y medias de nuestros países, al experiencia de libertad y de empoderamiento que
mercado de bienes y servicios de nuestras socieda- se expresa en las políticas que privilegian la identi-
des capitalistas (un capitalismo de tercer mundo, de- dad ("el orgullo gay"). Sin embargo, al mismo tiem-
ficiente en más de un sentido, habría que agregar). po, excluyen de estos beneficios de libertad y empo-
Esa integración, aunque marginal, todavía ofrece el deramiento a las personas pobres y de otros grupos
sentido de libertad, de afirmación, de certidumbre étnicos que no pueden acceder a esos niveles de con-
hacia las propias elecciones propio de las socieda- sumo cultural. Bajo este planteamiento teórico, pode-
des capitalistas, como lo ha estudiado el teórico Zyg- mos decir que la libertad que muchos gays viven es
munt Bauman. un privilegio y una distinción que se disfruta a costa
Se trata de una libertad determinada por el con- de otros en el contexto del funcionamiento del capita-
sumo y la elección dentro del consumo que permite lismo como un todo, que no tienen ni probablemente
construir y reconstruir estilos de vida e identidades, tendrán nunca libertad en un sistema que construye
en este caso, gays o lésbicas (las otras identidades se- las inequidades profundas en el plano económico, so-
xogenéricas disidentes se encuentran mucho menos cial y político. La identidad gay es, pues, en nuestros
integradas), que, además, son vividos como ejercicios países, más que en muchos de los países desarrolla-
de afirmación y de conquista social y política por gran dos (aunque allí también lo sea, pero con otras impli-
parte de sus integrantes, y en muchos sentidos lo son, caciones, en la medida en que la capacidad de consu-
pues se abrieron paso, no solo impulsados por la ló- mo de los pobres es mayor), una identidad de clases
gica de la fase más reciente del capitalismo, sino pa- medias y altas, y con el claro subtexto étnico de estas
ralelamente a un creciente movimiento de liberación clases sociales, esto es, una identidad blanca o blan-
homosexual en el mundo. Sin embargo, como señala queada, así sea mestiza.
el propio Bauman, en nuestras sociedades capitalis- Para estas poblaciones excluidas o marginadas por
tas la libertad es un privilegio y una distinción fren- el propio sistema capitalista la identidad gay o lésbi-

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ca dominante se presenta como algo tan ajeno como ral, indígenas o afrodescendientes, las políticas de la
cualquier otra mercancía que no se puede comprar, identidad gay a menudo resultan ajenas o insuficien-
o bien, propio de otra cultura que resulta inaccesible tes ante una realidad cotidiana avasallada por la pre-
e incomprensible; ni qué decir de la dificultad de en- cariedad del empleo, la pobreza, la falta de acceso a
tender o vincularse con su discurso político, que a ve- educación y servicios, así como por la discriminación
ces se pretende universal. Un ejemplo claro de ello lo clasista y racista del entorno. Se trata de realidades
da un joven zoque a quien entrevisté en el transcur- sociales de la diversidad sexual que nos alertan acer-
so de una investigación sobre la vulnerabilidad de ca del carácter limitado de una política sexual que
los hombres indígenas con prácticas homoeróticas. Al solo privilegia la afirmación de la diferencia sexual
preguntarle a este joven trabajador de la construcción y que no incluye en sus demandas las políticas rela-
cómo se identificaba, me dijo que definitivamente no cionadas con la distribución y retribución económi-
era gay, aunque sintiera atracción por las personas de ca, así como con el cuestionamiento del orden racial.
su mismo sexo. Contestó que no era gay porque no te- Existe una larga tradición literaria —pienso en Whit-
nía dinero "para ser gay": para pagar un taxi a media man, Kavafis, Passolini— que refiere a esta experien-
noche, cuando ya no hay transporte público, para ir a cia transclasista y transétnica que puede servir de
una disco gay y regresar a su casa de madrugada, "ni base para la construcción de nuevos puntos de vista,
para pagar el cover" (costo de entrada) "o la cerveza" identidades, solidaridades, agendas y políticas.
(que es más cara que en las cantinas proletarias), "ni Por otra parte, bien valdría la pena alertar también
para comprar la ropa gay que allí se usa, de diseña- sobre otros peligros, como la descalificación de la ex-
dor". Pero tampoco tenía, dijo, "los rasgos ni el color periencia liberadora que ha traído la identidad gay y
de piel que son atractivos allí", pues él es indígena y la manera en que esto también ha sido posible debido
allí no resultaba atractivo sino, en el mejor de los ca- a la modernidad y sus valores de respeto a la indivi-
sos, "exótico". Un transgénero indígena, por su parte, dualidad, así como las posibilidades económicas que
me comentó que intentó ingresar a una disco gay en han permitido la existencia de familias unipersonales
el estado de Chiapas, pero que no pudo entrar, aun- gays en un entorno de industrialización y economía
que no sabe si fue por sus rasgos indígenas o por ser de mercado. No se puede negar que la experiencia gay
afeminado. En cualquier caso, su comentario remite urbana es un atractivo para muchos individuos indí-
al carácter excluyente que tiene el modelo actual de genas con deseos y prácticas homoeróticas que no en-
identidad y de estilo de vida gay en muchas ciudades cuentran cabida en sus comunidades de origen y que,
de nuestros países latinoamericanos (y probablemen- por el contrario, viven en el rechazo, la negación, la
te en otras partes del mundo). segregación y la violencia cotidiana. La urbe y la mo-
Para estos hombres y mujeres disidentes en su se- dernidad, con sus posibilidades de anonimato y con
xualidad o género, pero de clases bajas, de origen ru- su mayor aceptación de la diversidad sexogenérica,

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

se convierten para ellos en un espacio de mayor li-


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bertad frente a usos y costumbres patriarcales, horno-
fóbicos e intolerantes. Lo mismo podemos decir de Discursos finales:
muchos migrantes de comunidades rurales y parro-
quiales. Por lo mismo, antes de reivindicar a ultranza ética y diversidad sexual
las nociones románticas de la "comunidad" (indígena
o popular, rural o urbana, con sus respectivas ideolo-
gías antimodernidad) como un supuesto espacio de
equidad, autenticidad, decolonización, resistencia o
pureza, habría que revisar cuáles son las políticas se-
xuales y de género que realmente organizan esa "vida
comunitaria". Para decirlo de otra manera, si la iden- El concepto diversidad sexual es un concep-
tidad gay urbana y moderna, como se vive a menudo, to socioantropológico y político que cuestio-
involucra un subtexto racista y clasista, no es menos na el orden sexual y de género dominante y
cierto que la identidad indígena o la "comunidad", condensa la aspiración a una sociedad que no
que con frecuencia se erigen como alternativa en el discrimine y que garantice el reconocimiento
marco de ciertos movimientos políticos e ideológicos y la equidad para las diferentes variantes de
indigenistas y "decolonizadores", constituyen un es- la existencia sexual, de género y erótica. Es un
pacio homofóbico y misógino que pone en peligro la concepto que cuestiona el poder patriarcal en
vida misma de los sujetos disidentes en su sexualidad su sistema de representaciones e identidades
y género, cuyos líderes siguen afirmando ingenua y sexuales, en sus criterios de distinción sexual
equivocadamente que el deseo homosexual es un de- y social, en sus ideologías integristas de ori-
sorden burgués, capitalista o blanco (Núñez, 2015). gen religioso; además, el concepto de diversi-
La moneda está en el aire. El reto es construir socieda- dad sexual y afectiva, en lugar de los valores pa-
des de pleno respeto a los derechos humanos, respe- triarcales, coloca valores democráticos como
tuosas de la individualidad y del libre desarrollo de la el reconocimiento de la pluralidad, el respeto,
personalidad, pero también solidarias y con equidad. la equidad y la justicia social. Valores que, di-
cho sea de paso, solo pueden garantizarse en
un Estado laico.
El concepto de diversidad sexual no signifi-
ca, por lo tanto, que "todo se valga" con rela-
ción a la sexualidad. El dilema entre "solo se
vale el sexo heterosexual, reproductivo y falo-

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL? DISCURSOS FINALES: ÉTICA Y DIVERSIDAD SEXUAL

céntrico, entre mujer femenina y hombre masculino y de diversidad sexual y afectiva hunde sus raíces en
nada más" y "todo se vale" es un dilema propio de las una tradición democrática de lucha contra un sistema
sociedades patriarcales, autoritarias, rígidas. La ame- autoritario y excluyente, de tal manera que las prácti-
naza de la anarquía es una amenaza del sistema auto- cas de violencia, abuso y humillación (como el acoso
ritario cuando existen planteamientos que disputan y la violación) no forman parte del campo semántico
su hegemonía. El término libertinaje es el espantapá- del concepto.
jaros de una sociedad asustada, generadora de culpa, En realidad, el concepto de diversidad sexual y afec-
mortificante, desinformada y sexofóbica, que teme a tiva que propongo, retomando diversas luchas socia-
sus propias pulsiones sexuales porque no las cono- les y planteamientos teóricos, pone de relieve tres di-
ce. La represión crea el miedo a las propias pulsacio- mensiones de la existencia sexual: el sexo, el género
nes sexuales. y el erotismo, con sus implicaciones en el mundo de
Frente a estos miedos es importante tener la capa- los afectos y de la organización familiar, porque estos
cidad de ofrecer con claridad nuevos valores, los va- son los elementos centrales sobre los que se monta el
lores que, de hecho, la tradición sexológica y los sistema sexista. La propuesta con relación a estos ele-
movimientos de lucha en el nivel de la sexualidad, fe- mentos ya ha sido esbozada líneas arriba: el respeto
ministas y de varones antisexistas, han ido constru- a esa diversidad, la equidad en la diversidad y el re-
yendo con base, no solo en las reflexiones teóricas y conocimiento a la diversidad interior. Muchos otros
en los análisis políticos, sino retomando tanto las ex- aspectos relacionados con la vivencia sexual quedan
periencias sufridas de represión expresiva, de abuso por reflexionarse y discutirse en los movimientos de
sexual, de deseo y dominio a través de la sexualidad, política sexual y en la sociedad en general.
como las experiencias de placer y bienestar. Esos va- Algunos asuntos ciertamente resultan muy polémi-
lores se han expresado ya en diferentes documentos cos, al grado de que se han convertido en los ejemplos
que, no está por demás decirlo, retoman el espíritu y preferidos de quienes pretenden descalificar el con-
los conceptos de la Declaración Universal de los De- cepto diversidad sexual. Se trata del sexo público, el
rechos Humanos y de muchas otras convenciones in- sexo intergeneracional (sobre todo cuando involucra
ternacionales.' En estas declaraciones, el respeto a la personas por debajo de la edad legal), la pornogra-
integridad corporal, emocional y cultural de las per- fía y el sadomasoquismo (véase Weeks, 1985). Estos
sonas adquiere una gran relevancia, lo mismo que la temas, en la medida en que movilizan fuertemente
equidad y el respeto a la privacidad y a la libre auto- las emociones asociadas a la privacidad y la violen-
determinación. Para decirlo llanamente, el concepto cia física o emocional, pueden ser utilizados por una
agenda conservadora con el fin de socavar el concep-
1 Véase, por ejemplo, la Declaración de Derechos Sexuales de to que aquí hemos discutido, de ahí la necesidad de
la Asociación Mundial de Sexología (wAS). hablar no solo de diversidad sexual sino de diversidad

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¿QUÉ ES LA DIVERSIDAD SEXUAL?

sexual con respeto y equidad. De ahí también la impor-


tancia de que sigamos reflexionando y construyendo
una discusión ética y estética con relación a estos te- Bibliografía
mas, y otros que también puedan ser controvertidos,
basados en la noción de derechos sexuales y reproduc-
tivos y en el espíritu mismo de los derechos humanos.
En este ensayo he querido presentar una discusión
sobre el concepto diversidad sexual. He revisado lo que
considero son sus usos y significados más comunes,
y he tratado de mostrar sus implicaciones ideológi- ÁLVAREZ, N. y M. L. SEVILLA (2003), "Zongolica:
cas y políticas. Asimismo, he insertado el concepto en diseño de una estrategia participativa para el
un planteamiento teórico comprensivo de las ideolo- combate al VIH / sida en comunidades nahuas
gías patriarcales sobre la existencia sexual a fin de en- de la sierra", en C . Magis, E. Bravo-García y A.
contrarle usos más democráticos y justos. Desde este Carrillo, La otra epidemia. El sida en el área rural,
análisis, propongo que usemos el concepto diversidad México, Censida.
afectiva y sexual para trascender los binarios sexuales AMBROSSI TENORIO, RODRIGO (2004), La intimidad
de género y eróticos dominantes, y para reivindicar desnuda. Sexualidad y cultura indígena, Quito,
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