Filosofía Del Lenguaje - TEXTOS SOBRE CONCEPTOS, REPRESENTANTES Semestre II-2022

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FILOSOFIA DEL LENGUAJE

La filosofía del lenguaje es una rama de la filosofía que estudia el lenguaje. Es


filosofía en cuanto que estudia nociones tales como el significado, la verdad, el
uso del lenguaje (también llamado "pragmática"), el aprendizaje y la creación del
lenguaje, el entendimiento del mismo, el pensamiento, la experiencia, la
comunicación, la interpretación y la traducción, desde un punto de vista lingüístico.
Los lingüistas se han centrado, casi siempre, en el análisis del sistema lingüístico,
con sus formas, niveles y funciones, mientras que la preocupación de los ‘filósofos
del lenguaje’ fue más profunda o abstracta, interesándose por cuestiones tales
como las relaciones entre el lenguaje y el mundo, esto es, entre lo lingüístico y lo
extralingüístico, o entre el lenguaje y el pensamiento.1 De los temas preferidos por
la filosofía del lenguaje merecen ser destacados el estudio del origen del lenguaje,
la simbolización del lenguaje (lenguaje artificial) y, sobre todo, la actividad
lingüística en su globalidad, y la semántica en particular, la cual en la ‘filosofía del
lenguaje’ aborda las designaciones y la llamada semántica derivativa.

Concepciones del lenguaje

Ambas son las concepciones prearistotélicas del lenguaje: naturalismo y


convencionalismo. El naturalismo apuesta por la postura de la mimesis, en la que
el lenguaje (componentes lingüísticos y ontológicos) ofrece un reflejo fiel de la
realidad, y por tanto constituye un método heurístico para alcanzar el conocimiento
de la realidad. El convencionalismo niega una conexión directa de tal forma que la
utilización de los nombres es por convención social (nomoi construidos por ethoi).
Niega pues la capacidad del lenguaje de ofrecer un reflejo fiel de la realidad.

El significado es un concepto fundamental para la filosofía del lenguaje. El


concepto es mirado desde un punto de vista netamente filosófico y a veces
psicológico. Por lo general, no se estudia lo que palabras individuales u oraciones
puedan significar, cosa para la cual existen los diccionarios y enciclopedias. Así
entonces, con respecto al significado, han surgido las siguientes preguntas: ¿Cuál
es la naturaleza del significado?, ¿qué significa la palabra "significado"?, ¿cuál es
la razón por la cual las expresiones tienen los significados que tienen y no otro?,
¿qué expresiones tienen el mismo significado que otras? y ¿por qué?. ¿Cómo es
posible componer las oraciones en "todo" con sentido?, ¿tienen las partes de una
oración sentido? y ¿cómo pueden los significados de las palabras ser conocidos
por los hombres?

En una temática parecida surge el fenómeno de la verdad y su relación con el


significado. Más que estudiar qué oraciones son actualmente verdaderas, esta
rama de la filosofía estudia qué tipo de significados pueden ser verdaderos o
falsos. Así, entonces, pueden surgir preguntas tales como: ¿Qué significa que una
oración sea verdadera?, ¿pueden oraciones sin sentido ser verdaderas o falsas?,
¿pueden ser verdaderas o falsas la oraciones que se refieren a cosas que no
existen? y ¿son las oraciones las que son verdaderas o falsas, o es el uso de
estas el que determina su valor de verdad?

Con respecto al uso del lenguaje, un área de la lingüística llamada pragmática,


pueden surgir preguntas tales como: ¿Qué es lo que en realidad hacemos
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con el lenguaje?, ¿cómo es que lo usamos socialmente?, ¿cómo se
relaciona el lenguaje con el mundo? y ¿cuál es el propósito del lenguaje?

Referente al aprendizaje y creación del lenguaje, ha cabido preguntarse, entre


otras cosas: ¿Es posible tener algún tipo de pensamientos sin tener vocabulario?,
¿qué tipos de pensamientos necesitan vocabulario para existir?, ¿cuál es la
influencia del lenguaje y el vocabulario en el conocimiento del mundo? y ¿puede
alguien pensar sin usar el lenguaje?

Tocando posteriormente el tema del pensamiento y la mente, también se ha


preguntado: ¿Cómo se relaciona el lenguaje con la mente del emisor y la del
receptor?, ¿cómo se relaciona el lenguaje con el mundo?, ¿cómo construye
nuestra realidad el lenguaje?

La filosofía del lenguaje es parte vital de una filosofía en general, debido a que
puede determinar noción de experiencia y la existencia del sujeto, así como
también la noción de uno mismo.

Filósofos del lenguaje – Representantes

Algunos de los filósofos del lenguaje más importantes son Frege, Russell,
Whitehead, Wittgenstein, Humboldt, Morris, Gadamer, John L. Austin y Mijaíl
Bajtín.

Los filósofos del lenguaje no están muy preocupados con el significado individual
de una palabra u oración. El diccionario más cercano o la enciclopedia pueden
resolver el problema sobre el significado de las palabras y cómo hablar
correctamente un lenguaje al saber cuál es el significado de la mayoría de las
oraciones.

Lo que más les interesa a los filósofos es la pregunta: ¿Qué significado tiene una
expresión que quiere decir alguna cosa?, ¿por qué las expresiones tienen el
significado que tienen?, ¿qué expresiones tienen el mismo significado que otras
expresiones y por qué?, ¿cómo puede conocerse el significado?, y la pregunta
más básica: ¿qué se ‘quiere decir’ cuando usamos el término "significar”?

En la misma línea los filósofos se maravillan sobre las relaciones entre el


significado y la verdad. Los filósofos están menos interesados en conocer qué
oraciones son realmente verdad, y más en qué tipos de significados pueden ser
falsos y cuales verdaderos. Algunos ejemplos sobre las preguntas orientadas a la
verdad que los filósofos del lenguaje se preguntan, incluyen: ¿Pueden oraciones
sin significado ser verdaderas o falsas? ¿Qué ocurre con oraciones sobre cosas
que no existen? ¿Son las oraciones las verdaderas o falsas? o ¿Es el uso de las
oraciones lo que las hace tales?

El lenguaje y la verdad son importantes no solo porque son usados en nuestra


vida diaria, sino porque el lenguaje forma el desarrollo humano desde la primera
infancia y continúa hasta la muerte. El conocimiento en sí mismo se entrelaza con
el lenguaje. Nociones de sí mismo, la experiencia y la existencia pueden depender
enteramente de cómo el lenguaje es usado y es aprendido a través del lenguaje.

El mismo tema del aprendizaje del lenguaje nos lleva a preguntas interesantes.
¿Es posible tener pensamientos sin tener lenguaje?, ¿qué tipos de pensamiento

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se necesitan para que el lenguaje ocurra?, ¿cuánto influye el lenguaje en el
conocimiento del mundo y como actúa en él?, ¿se puede, de algún modo, razonar
sin el uso del lenguaje?...

La filosofía del lenguaje es importante por todas las razones arriba mencionadas,
y también es importante porque es inseparable de cómo uno piensa y vive. La
gente, en general, tiene un conjunto de conceptos vitales, los cuales están
conectados con signos y símbolos, incluyendo todas las palabras (símbolos):
objetos, amor, bueno, Dios, masculino, femenino, arte, gobierno, etc. Incorporando
“significado”, cada uno ha formado una visión del universo y cómo ellas -las
palabras- tienen un significado dentro de él.

Temas mayores y sub-áreas

Es bien conocido que existen diferentes partes del lenguaje. Una frase común
está compuesta por sustantivos, verbos, adjetivos y otras palabras con
significancia gramatical. La pregunta más importante en esta área - quizás la
pregunta más importante para los pensadores generativistas (formalistas) y
estructuralistas- es: «¿de qué modo emerge el significado de la frase, como
resultado de cada parte?».

Muchos aspectos del problema de cómo están formadas las frases, están
dirigidas al área lingüística de la sintaxis. Filósofos semánticos, tienden a enfocarlo
en el principio de composicionalidad, para explicar la relación entre el significado
de las partes y la frase completa. El principio de composicionalidad, dice que una
frase puede ser entendida, sobre la base del significado de las partes de la frase
(por ejemplo: palabras, morfemas) junto al entendimiento de su estructura (por
ejemplo: sintaxis, lógica).

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¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE?
 
«Es asombroso lo que puede hacer el lenguaje. Con unas pocas sílabas, puede expresar un
incalculable número de ideas, de tal modo que una idea pensada por primera vez por un ser
humano puede ser vertida en forma de palabras que serán comprendidas por otro para quien la
idea es enteramente nueva. Esto sería imposible, si no fuésemos capaces de distinguir partes en
la idea correspondientes a las partes de una frase, de modo que la estructura de la frase es como
una imagen de la estructura de la idea.» Gottlob Frege.

¿Qué es el lenguaje?

Para entender lo que es la filosofía del lenguaje, debemos, antes que nada, definir
lo que es el lenguaje.

Sánchez Meca nos ofrece una definición en dos sentidos. En un sentido amplio,
como un medio de comunicación entre seres vivientes. En ese sentido, es
lenguaje la comunicación entre los animales, la comunicación no verbal entre
seres humanos, la música, los símbolos matemáticos, etc. Pero, en un sentido
restringido, el lenguaje es un conjunto de sonidos que portan sentido o significado.
El significado, es, pues, la condición básica del hecho lingüístico. Además, el
lenguaje nos plantea dos problemas fundamentales:

1. ¿Cómo un sonido -o conjunto- puede convertirse en portador de un significado


universal?
2. Si las palabras son algo distinto de las cosas a las que representan, qué
relación existe entre ambas y en qué medida el lenguaje es vehículo del
pensamiento para conocer la realidad
 
¿Qué es la filosofía del lenguaje?

Para resolver estas cuestiones necesitamos introducirnos en la filosofía del


lenguaje. La filosofía del lenguaje surge como un salto de la teoría del
conocimiento a la teoría del lenguaje. No podemos dar por hecho que cuando
hablamos de algo, esas mismas palabras estén llenas de contenido. A la filosofía
del lenguaje ya se anticiparon filósofos como Platón o Guillermo de Ockham. El
nominalismo medieval, por ejemplo, desechaba la idea de que la
palabra «humanidad» tuviera algún contenido. No hay «humanidad», sino
humanos. Es decir, cuando hablamos de «humanidad» estamos entendiendo que
hay un sustrato común, un universal. Pero, ¿dónde se encuentra ese universal?
Nunca percibimos la «humanidad», sino seres concretos. También la escolástica
budista y la antropología contemporánea son nominalistas. Para la antropología
contemporánea no hay «cultura», sino «culturas». 

En un principio, la filosofía del lenguaje se enfocaba en la tríada palabra-realidad-


mente. Es decir, qué relación existe entre estos tres ámbitos. Esta tríada implicaba
otras ramas de la filosofía:

¿Qué tiene que ver el mundo con la mente? Si mundo y mente no tienen ninguna
relación entre sí, ¿cómo podemos conocer?

Si el lenguaje se fundamenta en representaciones de la mente, pero la mente no


guarda relación con el mundo, ¿cómo puede ser el lenguaje algo significativo?

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¿Qué relación tiene la lógica con el lenguaje? ¿Puede haber un lenguaje
universal?
 
Las dos perspectivas de la filosofía del lenguaje

Algunos de estos interrogantes los trataron pensadores como Leibniz, Hume,


Locke, Frege y Russell.  Sobre la relación entre la teoría del conocimiento y la
filosofía del lenguaje se debe tener en cuenta que, por ejemplo, el debate sobre
las ideas innatas repercute en la adquisición del lenguaje. La filosofía previa al s.
XX ligó el lenguaje a la capacidad distintiva del ser humano de razonar. Así, por
ejemplo, Aristóteles diferencia en su Política al hombre del animal según
el logos (palabra/ razón).

La phoné (voz), por el contrario, es una expresión del dolor y del placer que
poseen también los animales. Pero la palabra, que solo emplea el ser humano, es
una herramienta por la cual podemos reflexionar sobre nuestro placer y nuestro
dolor, sobre lo que nos conviene y lo que no, y sobre lo justo e injusto.

Aristóteles podría estar planteando una relación entre el lenguaje y la ética. El


lenguaje, o bien nos ofrece la capacidad de establecer el sentido de lo bueno y de
lo malo, o bien es una expresión antropológica de esta capacidad de
discernimiento. Caben una gran variedad de reflexiones a este respecto:
¿podemos pensar sin lenguaje?, ¿comparte el lenguaje y el pensamiento una
misma estructura lógica?, ¿puede haber un lenguaje irracional? Descartes, por
ejemplo, prosigue la línea aristotélica de vincular el lenguaje a la racionalidad. El
ser humano tiene lenguaje porque tiene pensamiento. Además, el pensamiento a
partir de Descartes se vuelca sobre sí. Es un ser para sí. Con lo cual, parece que
en Descartes el lenguaje podría darse en la propia interioridad de la consciencia
sin necesidad de la cuestionada «res extensa».
El giro a la pragmática del s. xx

En el s. XX -además- lingüistas, psicólogos y filósofos empezaron a examinar los


fenómenos del aprendizaje y el dominio del lenguaje, y con los avances en sintaxis
y semántica se comprendió que conocer una lengua no era simplemente una
cuestión de asociar palabras con conceptos. También implica de manera crucial el
conocimiento de cómo unir las palabras, ya que normalmente son las oraciones
las que utilizamos para expresar nuestros pensamientos, no las palabras aisladas.

Por otro lado, en el s. XX, la filosofía del lenguaje toma otra perspectiva, y da un
giro de la teoría del lenguaje al contexto lingüístico: esas preguntas sobre la
relación entre mente, lenguaje y mundo, debemos ponerlas entre paréntesis y
atender a la cuestión del lenguaje en un contexto. Ya Austin nos advierte-y antes
que él, filósofos como Spinoza- que una mala interpretación del lenguaje da lugar
a muchos problemas filosóficos que podrían ser evitados. Es decir, el lenguaje
siempre se ve mediado por un contexto en el cual se incluye una multiplicidad muy
variada de factores: sociales, económicos, políticos, etc., que condicionan el uso
del lenguaje y el significado, y que dificultan, entre otras cosas, la traducción de un
lenguaje a otro. A esta corriente se la denomina «pragmática». En ella podemos
incluir a autores como Wittgenstein (en su segundo periodo), Peirce, Austin,
Searle o Quine.

Por ejemplo, uno mismo varía su lenguaje según se dirija a un amigo o según se
dirija a su abuela; no emplea el mismo registro y los significados de las palabras
pueden cambiar según el contexto. Además, introducen nuevos conceptos, como
la performatividad del lenguaje. Esto es: nosotros podemos crear cosas con las
palabras. Dar una orden, pedir matrimonio, etc. A esto lo denominan «actos del

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habla». Por concretar, si se cumplen unas determinadas condiciones
(consentimiento, promesa de los futuros cónyuges, que se articulen las palabras
requeridas, etc.) dos personas pueden casarse por medio del lenguaje.
 
Definición de lo que es la filosofía del lenguaje

Según Katz, la filosofía tiene como objeto de estudio los sistemas conceptuales
desarrollados por científicos, matemáticos, críticos del arte, moralistas, etc. Los
filósofos abordan esta tarea describiendo la estructura de esos sistemas
conceptuales, analizando los métodos empleados por tales sistemas y apreciando
la validez de sus propósitos. Actualmente, este análisis de sistemas conceptuales
particulares relativos a diversas disciplinas académicas se llevan a cabo en
distintas ramas de la filosofía: filosofía de la ciencia, filosofía de la matemática,
filosofía del arte (estética), filosofía de la moralidad (ética), etc.

Pero los sistemas particulares considerados por la filosofía no son independientes


el uno del otro, sino que se integran en una sola estructura de conocimiento
conceptual. Así, la filosofía, en su sentido más amplio, se encarga de estudiar esa
estructura integradora del conocimiento conceptual (los resultados de cada
investigación contribuyen, necesariamente, a los de otra), y la filosofía del lenguaje
sería, por tanto, una de las ramas de la investigación filosófica del conocimiento
conceptual. Trata de entender lo que puede ser aprendido acerca del
conocimiento conceptual, a partir de la manera en que ese conocimiento es
expresado y comunicado en el lenguaje. Por consiguiente, la premisa fundamental
de la filosofía del lenguaje es que existe una estrecha relación entre la forma y el
contenido del lenguaje, y la forma y el contenido de la conceptualización (Filosofía
del lenguaje, Jerrold. J. Katz).

Es decir, la necesidad de estudiar la filosofía del lenguaje radica en que por medio
del lenguaje accedemos a todos los sistemas conceptuales, y si no sabemos cómo
se vincula el lenguaje con los conceptos y la realidad, nunca podremos llegar a ser
rigurosos -¿cómo sabremos si usamos un lenguaje significativo?, entre otras
muchas preguntas-, por lo que el lenguaje merece ser estudiado en sí mismo.

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FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
EL LENGUAJE, PATRIMONIO EXCLUSIVO DEL HOMBRE

Por Alejo Urdaneta

“Un arte que se sirve del lenguaje como instrumento producirá siempre creaciones
extremadamente críticas, pues la lengua es en sí misma una crítica de la vida: la
nombra, la toca, la designa y la juzga, en la medida en que le otorga vida” Thomas
Mann

“La lengua y la literatura son la puerta y la ventana al mundo”.


Dámaso Alonso

El tema del lenguaje suscita una pregunta: ¿En el futuro existirá aún esa línea que
divide al hombre de las formas de la vida animal? El habla, como forma racional
de comunicación entre los humanos, nos convierte en los únicos en tener ese
privilegio. El hombre, que para Aristóteles es el ser de la palabra, inaugura con el
verbo un nuevo modo de relación entre sus congéneres. El animal puede percibir
con los sentidos lo que le rodea, pero es incapaz de hacer relaciones entre las
diversas sensaciones. No había el mundo de la representación que consiste en la
creación de nuevas formas de existir (ex sistit), estar allí, fuera de sí mismo e ir
hacia el otro para crear la imagen, y con ella la relación. El hombre añade a las
impresiones sensoriales las categorías de tiempo, espacio y causalidad, para
representarlas individualmente en su propio mundo y luego comunicarlas mediante
la palabra. Pero esa consciencia de crear mundos trajo consigo la imposibilidad de
hallar algo de plena certeza, definitivo, y lo colocó ante una realidad que sólo al
ser humano pertenece.

La voz articulada y significante le dió el pensamiento y la flaqueza de sentirse


mortal, y liberado del gran silencio pudo pensar y decir, y tuvo la consciencia de
estar vivo y desear la inmortalidad, querer siempre vivir, como lo expresó Miguel
de Unamuno en el desgarrado grito de su ensayo: Del sentimiento trágico de la
vida. Todo ello es privilegio y fragilidad del hombre, para colocarlo como centro de
la pugna con los dioses, al convertirlo en hacedor de otros hombres mediante la
imaginación aliada de la palabra.

Lo dicho parece haber sido admitido sin reservas. Hemos vivido dentro del acto
del discurso racional que se expresa con la palabra que otros reciben y
comprenden de modo imperfecto: nunca alcanzamos la plenitud de la expresión
del otro. Pero hoy no es aceptado de manera unánime que la verbal sea la única
matriz donde concebir la articulación del intelecto. Y menos para otras culturas en
las que prevalece el silencio: “Conocemos el sonido de dos manos que dan
palmas… ¿Cuál será el sonido de una sola?”. El budismo tiene el silencio como
vehículo de ascenso desde lo material, el alma contemplativa trata de abandonar
el lenguaje para acceder a lo inefable.

En uno de sus libros más difundidos: Después de Babel, el filósofo George Steiner

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ha formulado el elogio de la diversidad de lenguas y ha sugerido la conveniencia
de derogar mitos que, como el de la Torre de Babel, dicen lo contrario de lo que
parecen decir. En el planeta hay más de veinte mil lenguas, lo que implica que la
multiplicidad de las formas verbales para expresarse procura la riqueza de
adaptación de la humanidad. “Con la desaparición de una lengua, perdemos para
siempre ciertas negociaciones con la esperanza”, ha dicho Steiner.

La simplificación del lenguaje a que tiende la cultura occidental contiene el peligro


de ir reduciendo el poder de comunicación humana. Si observamos, por ejemplo,
de qué modo el inglés que se habla en todo el mundo ha simplificado la sintaxis de
la lengua, para convertirla en fórmulas abstractas y simbólicas limitadas en el uso,
nos vemos llevados a una uniformidad de la cultura. El angloamericano se ha
constituido en una lengua predominante, quizás por el sustrato político que lo
sustenta, enlazado estrechamente con la idea de progreso. Puede verse cómo la
electrónica en el medio masivo de comunicación en las computadoras utiliza de
modo exclusivo ese inglés concreto y unívoco para su manejo (aunque leamos
después en otras lenguas el producto), y no nos deja más que la opción de formas
limitadas de expresión, y debemos acatarlas si deseamos convivir adecuadamente
en el nuevo estadio de las relaciones interpersonales. Todo esto sin hablar de la
penetración de las matemáticas y las ciencias en todos los órdenes de perspectiva
de las humanidades. La filosofía, la historia, la literatura se han visto invadidas por
el código de la física o la química, y no nos asombra que se haya generalizado
una variante de la lógica, denominada Lógica Simbólica, que se ha propuesto la
creación de una sintaxis liberada de las imprecisiones del verbo, obra humana
cargada de conceptos que no siempre logran ser totalmente aprehensibles por el
intelecto pero que expresan al hombre con libertad en su situación contradictoria.

Con la implantación de la Lógica Simbólica se ha ido imponiendo el razonamiento


rígido matemático o científico en las manifestaciones del lenguaje y en las
literarias de toda índole.

Quizás esa inclinación hacia lo abstracto sea un distanciamiento respecto de lo


humano, con la intención de combatir el nihilismo moderno que vaticinó Nietzsche.

En la antigüedad, el nihilismo era epicúreo y escéptico; sólo aspiraba a la


serenidad del espíritu ante la adversidad; era en todas sus actitudes filosóficas un
acercamiento a la religión. El de hoy día, el nihilismo total, juega al superhombre
que desprecia los valores y celebra la insignificancia de la vida. Pudiera decirse
que lo que vivimos es una actitud de hedonismo resignado, una dimisión ante la
vida. El hombre no halla saciedad ni aceptación de su mundo y desea escapar de
la realidad y disolverse en la nada. En la huida, arrastra al lenguaje y, aun sin
pretenderlo, corroe sus formas para dañar también sus significados múltiples.

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