Texto LILI
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AJÍ DE LENTEJAS
Ingredientes
500 gr de lentejas
1 diente de ajo
1 cebolla
2 colas de cebolla
1 pimiento rojo
1 pimiento verde
700 gr de carne de cerdo
2 papas
300 gr de zapallo
1 y 1/2 cdta de ají molido
1 y 1/2 cdta de orégano
sal y pimienta negra
aceite
Preparación
Dejar la lenteja en remojo la noche anterior. Desechamos el agua de remojo, y las
pasamos a una cacerola. Cubrimos con abundante agua (el doble de agua que de
lentejas). Llevamos al fuego y dejamos hervir por treinta minutos (30 min.) hasta
que estén tiernas, retirar y dejar reposar por quince minutos (15 min)
En una cacerola grande colocar el aceite, el ajo, las cebollas y los pimientos,
poner a rehogar 5 minutos. Luego agregar la carne y el, dejar cocinar 2 minutos.
Condimentamos. Cubrir con agua hasta cubrir todo.
Tapar y dejar cocinar durante una hora (1 h). Luego agregar el zapallo, las papas,
volver a cubrir con agua (1 litro) sí fuera necesario. Dejar cocinar durante 7
minutos. Agregar la lenteja, revolver bien y dejar cocinar 5 a 10 minutos más para
que se mezcle todo.
A partir de este momento el agua que se va a consumir es muy poca, o sea que la
cantidad depende del gusto de cada uno, si lo prefiere más o menos espeso.
PREGUNTAS
¿Cuánto de agua entro a nuestra preparación de ají de lentejas?
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¿Cuáles son las medidas unidades de medidas que utilizamos para saber la
cantidad de agua necesaria en la receta?
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kilogramo. - El kilogramo es una de las
unidades básicas del Sistema
Internacional de Unidades, considerada
como la unidad de masa.
ACTIVIDADES
OBSERVA Y COMPLETA
PROBLEMA 1
Una mujer humilde vivía con su nieta Margarita, que estaba muy enferma. Como
no tenía dinero para llevarla con un médico, y a pesar de su esfuerzo en hacer
todo lo posible para que sanara, la niña empeoraba cada día; con mucho dolor y
tristeza en corazón decidió dejarla sola e ir a pie hasta al pueblo de Punilla más
próximo en busca de ayuda.
En el único hospital público San Lazaro de la región, le dijeron que los médicos no
podían trasladarse hasta su casa, que ella tenía que traer a la niña para ser
examinada.
Desesperada por saber que su nieta no conseguiría siquiera levantarse de la
cama se retiró y, al pasar por una parroquia decidió entrar.
Las señoras Genoveva, Carmen y Gertrudis estaban arrodilladas rezando el
rosario, Ella también se arrodilló. Escuchó las oraciones de aquellas mujeres y
cuando tuvo oportunidad, también alzó su voz y dijo: Hola Dios, soy yo, María.
Fíjese Señor, que mi nieta está muy enferma, yo quisiera que usted fuese para
allá a curarla. Por favor, Diosito querido, anote la dirección.
Las señoras que estaban escuchando se sorprendieron con ese tipo de oración,
les sonaba todo muy raro, ya que consideraban que no era la manera de orar.
María, continúo: Es muy fácil, solamente es seguir el camino de las piedras y
cuando pase el río con un puente, usted entra en la segunda calle del terraplén,
pasa la tiendita, mi casa es la última cabaña de esa callecita.
Las otras señoras, que estaban pendientes de la oración se esforzaban para no
reír.
Ella siguió: Mire Dios, la puerta está cerrada, pero la llave está abajo del tapetito
rojo de la entrada. Por favor Señor, cure a mi nietecita. Gracias.
Y cuando todas pensaron que ya había acabado ella agregó: Ah! Señor, por favor,
no se olvide de colocar la llave de nuevo abajo del tapetito rojo, si no, yo no voy a
poder entrar a la casa. Muchas, muchas gracias.
Después que María se fue, las demás señoras soltaron la carcajada y se quedaron
comentando lo triste que es ver que las personas no saben ni orar.
Cuando llegó a su casa no pudo contener las lágrimas de tanta alegría al ver a la
niña sentada en el piso jugando con sus muñecas.
-¿Ya estás de pie?, le dijo. La niña, mirándola con una sonrisa, le contestó: -Un
médico estuvo aquí abuelita. Me dio un beso en la frente y dijo que iba a mejorar.
¡Él, era tan hermoso abuela! Su ropa era tan blanca y brillante como el sol. ¡Ah!, te
mandó decir, que fue fácil encontrar nuestra casa y que iba a dejar la llave debajo
del tapetito rojo como tú se lo pediste.
Esta reflexión nos deja una gran lección de cómo comunicarnos con Dios. No
necesitamos tener un dialogo como los de un profesional en oratoria, o esos
interminables rezos, que nunca llegan a los oídos de nuestro Creador. Lo que
mueve a Dios es la simpleza, como la de María.
Cuando necesites un milagro, no uses palabras refinadas y bonitas, solo ten fe y
haz como la protagonista de esta historia.
ANALISIS DE LA LECTURA EL TAPETITO ROJO
¿Quiénes son los autores del cuento?
¿De que manera el contenido del texto se relaciona con nuestra realidad?
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