Fernando Milián Gimeno: Urbanalización. Paisajes Comunes, Lugares Globales
Fernando Milián Gimeno: Urbanalización. Paisajes Comunes, Lugares Globales
Fernando Milián Gimeno: Urbanalización. Paisajes Comunes, Lugares Globales
Francesc Muñoz
Barcelona: Gustavo Gili, 2008
En el origen encontramos que los modelos económicos derivados del capitalismo avanzado
se basan en la distribución de productos de forma masiva. En las grandes ciudades y sus
áreas metropolitanas se han impuesto una serie de pautas de relación con el espacio
urbano que dan respuesta a esta estrategia económica. El paisaje urbano resultante
pretende integrar al ciudadano en un comportamiento social de consumo, pero deja de lado
sus verdaderas necesidades.
Es en este punto en el que Muñoz nos propone el termino territoriante para definir la nueva
forma de relacionarnos con los espacios que nos rodean. Hemos dejado de ser habitantes
y, por tanto, de habitar la ciudad, para convertirnos en un elemento más de los que transitan
por el territorio.
“Los territoriantes son habitantes a tiempo parcial, que utilizan el territorio de distinta forma
en función del momento del día o del día de la semana y que, gracias a las mejoras en los
transportes y las telecomunicaciones, pueden desarrollar diferentes actividades en puntos
diferentes del territorio de una forma cotidiana. El territoriante multiplica así su presencia en
el espacio metropolitano hasta el punto de que su relación con él se establece más a partir
de un criterio de movilidad […] por tanto se define como territoriante entre lugares y no
como habitante de un lugar” (p. 34).
El nuevo paisaje urbano al que se refiere el autor se caracteriza por el desarrollo de redes
de autopistas y de otros sistemas de comunicación, tanto personal, como de servicios.
Alrededor de los centros urbanos más poblados crecen urbanizaciones inconexas, barrios
residenciales y polígonos comerciales y logísticos. Las ciudades se adaptan al consumo de
mercancías y pierden sus raíces culturales para convertirse en espacios aptos para el
comercio y la distribución de productos.
De todos los productos de consumo que nos propone la economía global, hay uno que
destaca por encima de todos: el turismo. Para ser centros de atracción turística, las
ciudades se miran en el espejo de los centros de entretenimiento y se vacían de sus
especificidades culturales, sociales, históricas, etc. Modifican su esencia para convertirse en
un producto fácil de consumir.
“Emerge así una nueva categoría de paisajes definidos por su aterritorialidad: estos es,
paisajes independizados del lugar, que ni lo traducen ni son el resultado de sus características
físicas, sociales y culturales, paisajes reducidos a sólo una de las capas de información que los
configuran, la más inmediata y superficial: la imagen” (p. 61).
El autor considera que se dan simultáneamente tres procesos que tienen como resultado la
urbanalización. En primer lugar, la especialización económica de los espacios urbanos.
Como consecuencia de esta especialización, en segundo lugar, se da una segregación del
territorio para poder adaptarlo mejor a esas especialidades económicas. Y, por último, una
tematización del paisaje para convertirlo en un producto de consumo más. El resultado es el
empobrecimiento de las ciudades como núcleos de desarrollo cultural, social y de servicio a
las personas que las habitan.
Para finalizar el autor elige cuatro ciudades como ejemplos de algunos de los procesos
anteriormente descritos: Londres, Berlín, Buenos Aires y Barcelona.
Por su parte, Berlín es definida por el autor como la ciudad logo. Tras la caída del muro y la
reunificación de las dos partes de la ciudad, Berlín vuelca todos sus esfuerzos en hacerse
un lugar en el competitivo mercado de las ciudades.
Buenos Aires, la ciudad cuarteada para el autor, se caracteriza por sufrir un proceso
extremo de segregación urbanística, resultado de su sometimiento a los intereses de las
fuerzas económicas internacionales. Esta situación ha elevado exponencialmente la
injusticia social entre su población.
Al inicio de la segunda mitad del siglo pasado, Buenos Aires era una ciudad rica. La
implantación de políticas neoliberales conllevó grandes procesos de privatización de los
espacios públicos. Si a ello le sumamos la corrupción política, el resultado actual es una
ciudad totalmente degradada en la que, por un lado, estarían las llamadas villas miseria y,
por otro, comunidades de carácter privado con vigilancia y acceso restringido.
“Buenos Aires es la ciudad cuarteada: ilustra los procesos de insularización y cuarteamiento del
espacio urbano y muestra las consecuencias territoriales y, sobre todo, sociales de los
procesos de urbanalización” (p. 128).
Muñoz señala como hitos de este proceso la creación de los ayuntamientos democráticos
en 1978, los Juegos Olímpicos de 1992 y el Fórum de las Culturas de 2004. En todos estos
momentos, el urbanismo ha sido un instrumento para comunicar los nuevos ideales
democráticos y la difusión de una marca de ciudad dinámica y progresista. El resultado es
una ciudad radicalmente remodelada, vinculada al Mediterráneo y a Europa, con Gaudí y el
Modernisme como elementos estilísticos, y una identidad basada en el catalanismo, el
multiculturalismo y el mestizaje. Estos rasgos prefabricados han acabado por fagocitar a la
propia ciudad y sus residentes. Los espacios más emblemáticos de la ciudad han sido
colonizados por los turistas mientras que los habitantes habituales han sido expulsados.
Con todos estos elementos Muñoz rebautiza la ciudad como Brandcelona.
Urbanalización. Paisajes comunes, lugares globales nos sitúa, en pleno siglo XXI, en un
escenario en el que se prioriza el consumo y la conexión entre los lugares que lo hacen
posible. Los procesos urbanos, culturales y sociales asociados están generando unos
paisajes adecuados a las necesidades del capitalismo: atractivos, limpios, suaves, etc. En
definitiva, paisajes listos para consumir.
Una vez expuestos los planteamientos del autor, cabe preguntarse hasta qué punto
estamos inmersos en ese proceso de banalización de los espacios públicos y en qué
medida nos afecta en nuestro día a día. ¿Realmente nos están desposeyendo de esos
elementos sociales y culturales que han conformado nuestra identidad colectiva a lo largo
de la historia? Evidentemente, la respuesta será diferente si viene de alguien que vive en
una gran ciudad o de una persona que vive en una zona rural.
En mi opinión, el concepto no tiene tanto que ver con la homogeneización de los propios
espacios urbanos, ya que podemos encontrar diferencias muy significativas en diferentes
grandes ciudades del mundo, como con el hecho de que hay un claro intento de gestionar
de una forma homogénea estas diferencias. Pero ante esa deriva del capitalismo más
salvaje, ya hay muestras claras de resistencia, basadas precisamente en la singularidad,
que nos permiten tener una cierta esperanza al respecto.
Formato de citación
Milián Gimeno, Fernando (2015). Reseña de Francesc Muñoz (2008) Urbanalización. Paisajes
comunes, lugares globales. URBS. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 6(1), 161-164.
http://www2.ual.es/urbs/ index.php/urbs/article/view/milian
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