4 Lluvia Acida
4 Lluvia Acida
4 Lluvia Acida
La lluvia ácida se forma cuando la humedad en el aire se combina con los óxidos de
nitrógeno y el dióxido de azufre emitidos por fábricas, centrales eléctricas y vehículos
que queman carbón o productos derivados del petróleo. En interacción con el vapor de
agua, estos gases forman ácido sulfúrico y ácidos nítricos. Finalmente, estas sustancias
químicas caen a la tierra acompañando a las precipitaciones, constituyendo la lluvia
ácida.
Los contaminantes atmosféricos primarios que dan origen a la lluvia ácida pueden
recorrer grandes distancias, trasladándolos los vientos cientos o miles de kilómetros
antes de precipitar en forma de rocío, lluvia, llovizna, granizo, nieve, niebla o neblina.
Cuando la precipitación se produce, puede provocar importantes deterioros en el
ambiente.
Un efecto indirecto muy importante es que los protones, H+, procedentes de la lluvia
ácida arrastran ciertos iones del suelo. Por ejemplo, cationes de hierro, calcio, aluminio,
plomo o zinc. Como consecuencia, se produce un empobrecimiento en ciertos nutrientes
esenciales y el denominado estrés en las plantas, que las hace más vulnerables a las
plagas.
Los nitratos y sulfatos, sumados a los cationes lixiviados de los suelos, contribuyen a la
eutrofización de ríos y lagos, embalses y regiones costeras, lo que deteriora sus
condiciones ambientales naturales y afecta negativamente a su aprovechamiento.
Un estudio realizado en 2005 por Vincent Gauci1 de Open University, sugiere que
cantidades relativamente pequeñas de sulfato presentes en la lluvia ácida tienen una
fuerte influencia en la reducción de gas metano producido por metanógenos en áreas
pantanosas, lo cual podría tener un impacto, aunque sea leve, en el efecto invernadero.2
[editar] Soluciones
Entre las medidas que se pueden tomar para reducir la emisión de los contaminantes
precursores de éste problema tenemos las siguientes: