Clínica de Adultos II - Resumen Unidad II

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UNIDAD II

EL SUJETO PSICÓTICO EN PSICOANÁLISIS. COLETTE SOLER.

Los hechos de la psicosis difieren de los hechos de la neurosis, esencialmente por su estructura.
Define entonces algunos términos:
Estructura – “La estructura es el efecto de lenguaje” que NO es equivalente a decir que “el Icc está
estructurado como un lenguaje”; esto último sirve para explicar que el síntoma se descifra y que al
descifrarse cambia. El síntoma es una manera de gozar.
Goce – es la satisfacción que se enlaza al síntoma, a pesar del displacer que provoca. Implica una pulsión
parcial, goce es la palabra que designa la satisfacción correlativa de la perversión. Esto es así porque,
precisamente, está la estructura; el efecto del lenguaje sobre el ser viviente, que padece por él, al que el
lenguaje hace sujeto, lo cual implica un efecto sobre el goce primario del viviente; tendrá que ser posible
deslindar un mecanismo de lenguaje específico para cada entidad clínica y distinguir sus efectos
diferenciales a nivel del sujeto y de su goce. Vemos dos mecanismos:
 Represión – mecanismo utilizado en la neurosis, que implica una sustracción de la satisfacción
pulsional. Lacan reconoce aquí un mecanismo significante de sustitución metafórica; un significante
expulsa a otro, esta es la estructura de la represión. El significante expulsado es el significante del
trauma sexual, que permanece latente en la metonimia de las asociaciones del paciente y es
correlativo con un efecto de pérdida, con la castración del goce.
 Forclusión – es la falta radical de un significante, el significante Nombre del Padre. Hay una falla,
un agujero simbólico que trae aparejado un defecto de sus efectos a nivel del goce y un defecto del
efecto de castración. Lazo del sujeto con un A no castrado implica un goce no regulado. Si hay
forclusión no hay regulación fálica del goce.
En la psicosis los sujetos padecen exceso de goce “sentimiento de muerte”. Hay un goce no
regulado.
En la psicosis no se puede trabajar de la misma manera que la neurosis. Una interpretación errónea
puede desencadenar un episodio psicótico.
En la psicosis hay un destinatario esto condiciona al psicoanálisis (lazo entre el intérprete y el sujeto, el
lazo del yo con el yo). Hay una relación imaginaria.
En la neurosis el psicoanálisis apunta al sujeto, no a un yo. A la enunciación icc del sujeto.
 Retoma el grafo del deseo. Acá el vector de la interpretación va del Otro al sujeto y el vector del
amor de transferencia va del sujeto al Otro SSS. EN LA PSICOSIS ESTO NO OCURRE.
Podemos decir que la libido viene del Otro, que el sujeto ocupa el lugar de objeto. (Objeto de goce
del Otro).
Lugar del analista:
1. El analista como el Dios de Schreber: (o lo amamos o lo perseguimos) el Otro que tomo al sujeto
por objeto. Otro sin barrar, de puro saber y goce.
2. El analista como Ste del ideal: Hay que aprovechar el ideal del sujeto psicótico, para operar y
limitar o promover el goce simbólico. El paciente se aloja bajo este Ste de ideal como garante del
orden del mundo, si el analista queda ahí sería como un doble del paciente. Con el analista la
misma relación que con las voces. Ojo que puede ser mortífero.
3. El analista como testigo: como el que escucha, el que contiene, en el registro de lo imaginario.
Como testigo, hay que refrenar el goce, orientarlo (sostener un proyecto).
Entonces ¿qué puede hacer el psicoanalista? Prestar su significante, su nombre de psicoanalista y
también su presencia, o sea, su capacidad para soportar la transferencia delirante. Para ello se espera
una maniobra: en el caso de neuróticos o perversos apunta a revelar y elaborar el goce reprimido.
En el caso de la psicosis, hay dos maniobras, una que incluye al analista y apunta a la elaboración
simbólica y otra que no lo incluye y que apunta a la sublimación y a la obra.
ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA PSICOSIS. ISIDORO VEGH

La Psicosis es una estructura diferente y diferenciable de la estructura neurótica y la perversa. El sujeto de


la psicosis, es alguien que sufre el desencuentro con la palabra. Hay un conjunto de significantes que está
en el origen de cada sujeto, en el origen de lo que c/u es; un significante sustituye a otro significante. A
este conjunto de significantes es lo que Lacan llama el Otro (A), ese Otro que tiene que ver con el Otro
materno. El Otro está desde el inicio, a esto es a lo que se refiere la frase “el Icc está estructurado como
un lenguaje”. Es algo que nos habita desde el comienzo, que está constituido por una cantidad de
elementos discretos, que se combinan y se sustituyen; cuando este conjunto carece de al menos un
elemento, podemos hablar de castración.
En el eje de aquello que nos constituye, está el Edipo, que culmina con la castración, por lo tanto, se
apelará al punto nodal de la estructura –a la castración-, para establecer una nosografía. Es como en un
tablero, por ejemplo el del Senku, donde cada uno de los cuadrados será ocupado por los significantes
que me llegan del Otro, pero siempre dejando un casillero vacío. Tomando este ejemplo podríamos pensar
así las tres estructuras;

NEUROSIS
X X X Tengo la palabra del Otro, estoy habitado por el lenguaje, y puedo armar mi juego;
X X X encuentro mi palabra, a condición de que un elemento del Otro falte (castración). El
X X Ø neurótico es el que tiene este conjunto -1; es la estructura del (-1).
(-1) GOCE PERDIDO

PERVERSIÓN
X X X Estos sujetos introducen en lo real, algo que funciona como un elemento que
X X X acude al lugar del elemento faltante; por ejemplo, taco alto que lo excita y lo lleva al
X X Ø goce. El perverso reniega en lo real de la castración simbólica. Es la estructura del
(+1 -1). LA FALTA LA OCUPA EL OBJETO FETICHE
(+1 -1)

PSICOSIS
X X X El psicótico es sujeto del lenguaje, también está sometido a
X X X la lógica que le impide tener todos los elementos; lo que
X X viene a ocupar el lugar vacío es el sujeto mismo, él ocupa el
x
casillero que tendría que quedar vacío. Donde tendría que
estar esa falta, hay un elemento (+1). PLUS DE GOCE QUE AQUEJA AL SUJETO
(+1)

En la neurosis, el lugar vacío le permite hacer su juego, le permite encontrar una combinación significante
que lo represente. En el caso de la psicosis, lo que aparece es un aplastamiento del sujeto en relación al
Otro; es la ausencia de una palabra, de un enunciado, de algo que a él lo represente. Lo que viene desde
el Otro, lo aplasta.
Freud señala que ante la dificultad de hacer su juego con el “tablero completo”, el sujeto inventa algo, que
tenga una consistencia como para que lo represente. Eso es el delirio como posición restitutiva.
Lo que nos habita desde el comienzo, que viene del Otro es el Deseo de la Madre, que posteriormente, en
la operación Metáfora Paterna es reemplazado por el Nombre del Padre. Si existe el Deseo de la Madre,
es porque ella tiene condición deseante, desea porque algo le falta; busca en principio ese falo que ella no
tiene.

NP DM Este DM es reprimido gracias a la eficacia de un tercer elemento; el


------ ------ Nombre del Padre, que inscribe al sujeto (X) en un orden Simbólico. Al
DM X principio, X valía sólo por ser el complemento del DM; constituida la MP
este Sujeto se inscribe en un intercambio simbólico. –neurosis-

El Otro primordial (A), para el cual su hijo ocupa el lugar de un X, el problema es cuando a ese Otro
no hay manera de barrarlo ¿Qué recursos tiene el sujeto para salir de ese lugar?
DELIRIO A
----------- ------ S2 = DM. X es el significante que falta. S1 elemento fuera del conjunto, es
A X el significante en + que muestra que el conjunto carece de por lo menos
uno. El S1 se pone en el mismo lugar que el NP. En el caso del
neurótico, este trazo lo representa y es lo que el psicótico no puede
conseguir, ya que el Otro que lo habita no se descompleta. Sólo
S1 S2 consigue producir una Metáfora Delirante, cuya producción es el Delirio
----------- ------ (valor restitutivo).
S2 X

El Sujeto, tanto para la psicosis como para la neurosis, es el efecto que responde al Otro. En la psicosis
hablamos de sujeto, en tanto tiene este delirio que a él lo representa. Para pensar una lógica en el campo
de la psicosis, hay que apelar a los tres registros, los cuales constituyen nuestra estructura;

SIMBÓLICO: Es el campo del Otro.


IMAGINARIO: Es el campo de las representaciones, del sentido, del yo de las instancias freudianas.
REAL: Es aquello que ni lo simbólico, ni lo imaginario; ni la palabra, ni la representación, pueden cubrir.

Lacan propone desde los 3 registros, tres tipos de identificación al padre:

IDENTIFICACIÓN PRIMARIA
- Identificación por incorporación, introducción del padre muerto. IDENTIFICACION AL PADRE REAL.
- Identificación a lo Real del Otro Real
- Incorporación, Identificación primaria a este padre Real que es el elemento fundante (a lo real del Otro
Real), el primero que establece en la MP, lo que salva al hijo de quedar a merced del goce de la madre.
Funciona como Agente de la Castración, fundante de la división entre neurosis y psicosis.
- Esta Identificación es necesaria, pero no suficiente, hace falta una segunda identificación.
- EL REGISTRO ES EL REAL

IDENTIFICACIÓN SECUNDARIA
- Identificación al rasgo unario.
Implica la introyección simbólica de la operación paterna.
- Esta introyección simbólica es necesaria para darle vigencia a la incorporación primera, que sin esta
segunda identificación no termina de cumplirse.
- Freud llama a esta identificación “rasgo unario”, RASGO QUE AL SUJETO LO REPRESENTA.
- Esta segunda Identificación es insuficiente sin una tercera.
- EL REGISTRO ES EL SIMBÓLICO

IDENTIFICACIÓN HISTERICA
- Identificación al deseo del Otro. IDENTIFICACIÓN HISTÉRICA (el ideal).
- EL REGISTRO ES EL IMAGINARIO

En el campo de la psicosis, no se produce ninguna de las tres identificaciones. La operación paterna


está afectada El primer tiempo, de identificación a lo real del Otro Real no se cumple; tampoco la
identificación Simbólica, por lo tanto se produce un desquiciamiento imaginario: una despersonalización,
des-realización, el mundo que se derrumba, la pérdida de sentido. Está afectada la operación paterna en
las tres identificaciones. La diferencia entre esquizofrenia, parafrenia y paranoia está en la forma del
delirio.

PARANOIA – Cuando el sujeto consigue constituir un delirio que lo representa, como en Schreber, quien
armó un delirio, encontró un sentido, y restituyó su posición.

ESQUIZOFRENIA – Cuando se produce un fracaso en la construcción de ese delirio, dominan los


fenómenos de disgregación corporal y del discurso, hay un fracaso de la sintaxis, de la semántica y una
abundancia del neologismo, una ausencia, por falla de lo imaginario, de lo afectivo.
PARAFRENIA – Los locos ‘normales’, que presentan una fachada (delirio muy armado en un punto y el
resto parece normal) que les permite funcionar, su imaginario restituye un continuo. Sin embargo, a pesar
de armar una fachada no hay nada que los ancle.

Estas tres formas de psicosis, sufren una falla en las tres operaciones. Si se interpreta la castración del
Otro en un psicótico, el hecho de interpretar, lo único que produce es más psicosis. Las distintas
psicosis reclaman distintos modos de intervención.
El psicótico, está a merced del goce del Otro como objeto; apelar a un ritmo quiere decir aquí, apelar a una
emergencia y a una caída del goce, un goce que aparece y un goce que cae, el ritmo como un goce.
Esperar que se instale una transferencia como en el caso de la neurosis, es un error, ya que no hay
capacidad de pregunta (no se interroga por el valor de verdad o falsedad de su delirio/alucinación); para él,
ese delirio que lo representa es de lo Real –certeza psicótica-. Esperar que acuda por un saber que se le
escapa de aquello que sufre, no se corresponde a su estructura; la psicosis es un punto donde no se
puede construir un saber, el psicótico carece de un saber con el que pueda responder en algún momento.

Una transferencia Real es posible, El psicótico es aquel que sufre en este lugar que lo deja a merced del
goce del Otro, o bien aquel que sufre de un delirio con el cual intenta acotar ese goce, pero que lo deja al
margen del lazo social. El analista se dispone al encuentro con un amigo, el analista no sostiene lo que
Lacan llama el lugar del SSS, ni el lugar del objeto a. El analista, si lo logra, será aquel que permita que,
más allá de su cuerpo, se encuentre, junto con su paciente, siguiendo a su paciente, ese objeto de goce
más allá.

El punto de desestabilización, es no tener con qué responder al goce del Otro, necesita de significaciones
para responder y en su lugar encuentra un agujero. La psicosis desencadenada, es la respuesta a ese
Real que se presenta. En la psicosis, no hay final de análisis, si uno acepta la invitación de acudir a la cita
con un psicótico, se trata de estar disponible cuando sea necesario.

MANIA/MELANCOLIA
Se cumple la 1º ID, (real del otro real), no se cumple la dimensión simbólica para un objeto pulsional,
tampoco se cumple la 3º ID.

LOCURA HISTERICA
Falla en la ID imaginaria (3º ID). Si se cumplen las otras 2 ID. Hay un quiebre imaginario (regresión
forcluyente)

NEUROSIS – PERVERSION
Se cumplen las tres ID.

¿Cuál es la dificultad?
Situación de riesgo de pasaje al acto hetero agresivo.
Evaluar internación
Como intervenir sin desacreditar la realidad de su delirio.

Intervenciones:
Lo artístico como vía sublimatoria
La orientación de goce: lo limitativo
Posición de testigo.

PSICOSIS: DE LA ESTRUCTURA AL TRATAMIENTO. BELUCCI.

No es válido en la psicosis hablar de una cura y que hay que preguntarse por la dirección del tratamiento.
Del lado del analista propone una política, una estrategia y una táctica como intervenciones.

POLITICA (libertad menor): posición con respecto a la falta en ser. El analista sabiendo de la falta está en
condiciones de operar sobre ella. Este saber determina la estrategia y las intervenciones.
ESTRATEGIA (libertad menor): condicionado por los lugares que la persona del analista ocupan.
TACTICA (máximo de libertad) en la “neurosis” tienen como paradigma la interpretación.

Lugares que puede ocupar el analista en la psicosis:


1. Secretario del alienado  se agrega una operación de escritura que a veces los propios
psicóticos requieren y otras veces realizan por su cuenta.
2. Lugar del testigo  el analista podría ser llamado a un lugar, por ej. En el caso Schreber: otorga a
los científicos el de destinatario de su testimonio. El analista estará en situación de sostener el
relato (delirante).
3. Analista, soporte de una serie de suplencias  fracaso de la ley del padre. Hablamos de
suplencia como “un acto” y las instancias y operaciones que se suple se ubican en el nivel de la
estructura.
Fundamental la posición del analista con respecto a la castración.

Suplencias que el analista puede soportar:


 Amistad Aristotélica (FERNANDEZ) los pacientes psicóticos ponen al analista en lugar de alteridad.
 Orientador del goce (SOLER) tiene 2 dimensiones:
1. Limitativa: el tratamiento será posible si el pasaje al acto queda excluido. Implica una
estrategia transferencial.
2. Positiva: suerte de sugestión benéfica.

"DUELO Y MELANCOLÍA"- FREUD

El duelo es el afecto normal paralelo a la melancolía. Es la reacción a la pérdida de un ser amado o de


una abstracción equivalente (libertad, ideales). Al cabo de algún tiempo desaparece por sí solo y es
perjudicial perturbarlo. Bajo estas mismas influencias, en la persona con una predisposición morbosa
surge la melancolía en lugar del duelo.
El duelo no deja nada para otros propósitos e intereses. En el duelo el examen de la realidad muestra que
el objeto amado no existe y demanda que la libido abandone todas sus ligaduras con el mismo.

La melancolía es el estado de ánimo profundamente doloroso, una cesación del interés por el mundo
exterior, pérdida de la capacidad de amar, inhibición de las funciones y disminución del amor propio. Se
produce un empobrecimiento del yo. La predisposición depende del predominio del tipo narcisista de
elección de objeto (regresión a la etapa oral). La melancolía desaparece con el tiempo pero deja secuelas,
en algunos casos se transforma en mania. La alternancia entre la mania y la melancolía es la locura
cíclica.

La manía se caracteriza por un estado de exaltación, disposición a la actividad, alegría y triunfo, pero en
donde el yo ignora qué y sobre qué ha conseguido tal triunfo. En la manía el yo tiene que haber dominado
el sufrimiento de la pérdida de objeto quedando emancipado de él y emprende con hambre voraz nuevas
cargas de objeto.

Los combates contra la ambivalencia hacia el objeto son desarrollados en el Inc., como así también las
tentativas de desligamiento del duelo. Pero en el duelo no hay impedimento para que las ideas fluyan
hacia lo Prec., como en la melancolía donde hay represión.

Las tres premisas de la melancolía son en suma:

La pérdida de objeto
Ambivalencia (motor del conflicto)
Regresión de la libido al yo (la más importante, esencia de la melancolía, pues las otras 2 pueden
hallarse en la obsesión luego de una muerte).

EL TRABAJO DE LA PSICOSIS. COLETTE SOLER.

Distingue en la psicosis, los fenómenos primarios de la enfermedad y los fenómenos secundarios, que son
elaboraciones que se les añaden, mediante las cuales el sujeto responde a estos fenómenos que padece.
Distingue un trabajo de la psicosis y un trabajo de la transferencia, en un caso estamos hablando de
psicosis y en el otro de neurosis.
Hay una diferencia fundamental entre neurosis y psicosis: en la neurosis hablamos de represión,
mecanismo de lenguaje fundamento del síntoma neurótico, en la psicosis hablamos de forclusión, como la
causa significante de la misma. El trabajo de la transferencia (neurosis) supone el vínculo libidinal con un
Otro hecho objeto, en el trabajo del delirio (psicosis) es el propio sujeto quien toma a su cargo, no el
retorno de lo reprimido sino los retornos en lo real. El delirio es una autoelaboración en la que se
manifiesta lo que Lacan denomina “eficacia del sujeto”. El delirio no es su única manifestación, esto se ve
en la Prepsicosis antes del desencadenamiento y de eventuales estabilizaciones después, indica que la
forclusión es susceptible de ser compensada en sus efectos, con formas que no se reducen sólo a la
elaboración delirante.

La pregunta para el analista es si el trabajo del psicótico puede insertarse en el discurso analítico y de qué
manera.

Colette Soler diferencia dos tentativas de solución:

1. El psicótico mártir del inconsciente. Llamarlo de esta manera es otra forma de designar el retorno
de lo real de lo que fue forcluido de lo simbólico y que se impone al sujeto, para su tormento y
perplejidad.
2. El psicótico trabajador.

El trabajo de la psicosis será siempre para el sujeto una manera de tratar los retornos en lo real, es una
manera que civiliza al goce haciéndolo soportable. Soler plantea 5 soluciones:

VIA LO SIMBOLICO SOBRE LO REAL

1. Vía la metáfora delirante o de suplencia: consiste en construir una ficción, distinta de la ficción
Edipica, y en conducirla hasta un punto de estabilización. El delirio como suplencia de la falta. Da el
ej de Schreber “ser la mujer de Dios”.
2. Vía un significante ideal: Consiste en tapar la cosa mediante una ficción colgada de un
significante ideal, no requiere la inventiva delirante del sujeto. Es una significación ideal, que vuelve
a dar al sujeto a la posibilidad de deslizarse bajo el significante que daba sostenía su mundo. El
sujeto no inventa, sino que toma prestado del Otro, casi siempre materno, un significante que le
permite, al menos por un tiempo, tapar, mediante un ser de pura conformidad, el Ser inmundo que
él tiene la certeza de ser.
3. Sublimaciones creacionistas: construcción de un nuevo simbólico para civilizar el goce.

VIA LO REAL DESDE LO REAL

4. Obra de arte: No se sirve del verbo sino te da a luz, un objeto que es nuevo, sin precedentes, por
eso la obra siempre está fechada, en el que se deposita un goce que de este modo se transforma
hasta volverse estético, mientras que el objeto producido se impone como real.

5. Pasaje al acto: PUEDEN SER Auto y hetero mutiladores. EXCLUYE AL ANALISTA. Negativización
del viviente. Acto de suplencia de la negativización del goce que la falta del NP produce. Da el ej.
De Van Gogh quien a punto de alumbrar una de esas obras maestras, corta en carne viva su
cuerpo y su imagen. Realiza el acto, a título casi de suplencia, el efecto capital de lo simbólico, el
efecto de negativización del ser viviente. Del daño causado en acto al cuerpo propio o también a la
imagen del semejante, de la agresión mutiladora hasta el suicidio o el asesinato, la mutilación real
emerge en proporción a la falta de eficacia de la castración, y eso hasta el punto de adquirir a
veces un alcance diagnóstico. y también podemos tomar como ejemplo a Fabricio quien quería
arrancar e ingerir una parte de su propio cuerpo.

¿QUÉ LUGAR PARA EL ANALISTA? - COLETTE SOLER.

La autora se pregunta a qué lugar es llamado el analista?

Sitial del perseguidor. Erotomanía mortífera. El paciente le ofrece al analista el sitial de aquel que sabe
y que al mismo tiempo goza. Si se instala en este lugar sobrevendrá la erotomanía mortífera. En el
tratamiento con psicóticos este lugar no es inevitable.
No se opera con la interpretación. Solo se interpreta el goce reprimido.

Plantea dos modos de intervención:

1. Silencio de abstención o Testigo: Un testigo es un sujeto al que se supone no saber, no gozar (ser
buen testigo) y presentar por lo tanto un vacío en el que el sujeto podrá colocar su testimonio. (no
encarnar al A).

2. Orientador del goce:

Limitativa: Intenta hacer de prótesis a la prohibición faltante, consistió en decir no, en poner un obstáculo.
Limite.
Positiva: Se emplea la sugestión, se la alienta a orientar el goce hacia determinado lugar, por ejemplo
sosteniendo un proyecto artístico, incitándola a considerar que ese era su camino.

La maniobra analítica que intenta en el caso clínico que describe consiste en, por un lado, abstenerse de
la respuesta cuando en la relación dual se llama al analista a suplir para el sujeto, por medio de su decir, el
vacío de la forclusión y a llenar este vacío con sus imperativos. Sólo así se evita la erotomanía.
En segundo lugar, intervine profiriendo una función de límite al goce del Otro, lo que no es posible sino a
partir de un lugar ya inscripto en la estructura. Es un decir en el que el analista se hace guardián de los
límites del goce, sin los cuales, lo que hay es el horror absoluto. El analista no puede hacerlo sino
sosteniendo la única función que queda: hacer de límite al goce, esto es, la de significante ideal, único
elemento simbólico que, a falta de la ley paterna, puede constituir una barrera al goce. El analista, cuando
se sirve de este significante, se lo toma al psicótico mismo, el analista no hace otra cosa que apuntalar la
posición del propio sujeto, que no tiene más solución que tomar el mismo su cargo la regulación del goce.
Esta alternancia de las intervenciones del analista entre un silencio testigo y un apuntalamiento del límite
es otra cosa que la vacilación calculada de la neutralidad benévola. Es lo que se llama la vacilación de la
implicación forzosa del analista.
Implicación forzosa, si no quiere ser el otro perseguidor, entre la posición de testigo que oye y no puede
más, y el significante ideal que viene a suplir lo que Lacan escribe P0 en su esquema l.

DEPRESIÓN – MELANCOLÍA – MANÍA – PSICOSIS MANÍACO DEPRESIVA. SELECCIÓN REALIZADA


DE LAS DIFERENTES ENTRADAS DE DICCIONARIOS DE PSICOANÁLISIS.

˜ La DEPRESIÓN es una modificación profunda del humor, en el sentido de la tristeza y el sufrimiento,


junto con un desinvestimiento libidinal de toda actividad.
En la depresión, el tiempo se torna monótono y uniforme, lo cual plantea la cuestión de cómo lograr
que el sujeto deprimido se comprometa con un análisis si no puede interrogar espontáneamente su
propia historia.

˜ MELANCOLÍA “DOLOR EN ESTADO PURO” (Lacan) Es una pérdida subjetiva del Yo mismo (hay
pérdida del amor propio), afecta profundamente al deseo, cesa el interés por el mundo, se inhiben las
funciones, y hay autorreproches. Se puede distinguir del DUELO porque este es una reacción a una
pérdida conocida y aceptada, mientras que la melancolía es una reacción a una pérdida inconsciente,
desconocida, relacionada con algo conocido. Hay una regresión libidinal que lleva al sujeto al estadio
del narcisismo primario, donde el yo y el objeto de amor son uno solo. La posición subjetiva que la
melancolía trae consigo es la de renunciamiento del Yo, que lleva a un renunciamiento general que
puede llevar a un pasaje al acto radical. Lacan sitúa la melancolía del lado de las psicosis, en ella el
sujeto ocupa la posición de dolor en estado puro, dolor de existir. También ayuda a distinguir pérdida
de falta. La falta es fundante del sujeto, de su deseo (se desea aquello que no se tiene); la pérdida trae
el sentimiento de que el objeto perdido era el que realmente deseaba, con lo cual lo presentifica, tapa
su falta. Al revés del neurótico, posee a su objeto en la pérdida misma y al poseerlo ahoga todo deseo.

Kaufmann señala que la MELANCOLÍA para el DSM está incluida dentro de la depresión mayor. Freud
señaló que en la melancolía hay una tensión sexual, que termina por excavar un agujero o remolino en
la psiquis, por el que se escurre la libido. La MELANCOLÍA implica un cierto fatalismo (el sujeto no
trata de aliviar su sufrimiento). Hay una identificación con la nada. La sombra del objeto recae sobre el
yo. Ej.: Tótem y Tabú: culpa melancólica por la muerte del padre y la identificación a ese padre terrible
y amado.
˜ MANÍA, Kaufmann señala que sería la fase inversa da la MELANCOLÍA, aquella en la que triunfa el
Yo. “celebración”: el sujeto ocupa el lugar del padre. Hay inscripción e incorporación. Es lo contrario de
la DEPRESIÓN el paciente se interesa por todo, pero al mismo tiempo, no se interesa por nada, no
mantiene una verdadera relación con el objeto. No es un modo de reducción de la melancolía, sino otra
variante del mismo complejo psíquico; el Yo sucumbe al complejo en la melancolía (el Yo, recubierto
por la sombra del objeto, queda a merced del Súper Yo), mientras que en la manía, lo domina (el Yo
parece reconciliado con el Súper Yo. La manía provoca al Súper Yo, el individuo cae en acuerdo con
sus instintos y el Yo se une al Ideal, esto genera exaltación. El hecho de que la manía libere al Yo, no
resuelve la patología narcisista. En vez de permitirle encontrar nuevos objetos, dificulta su relación con
el mundo exterior, lo que implica que permanece el conflicto psíquico de la melancolía. La manía no
está necesariamente atada a la melancolía, representaría una versión más económica de la
melancolía, con un Yo ávido por investir. La realidad aparece también desvitalizada, la castración
aparece desmentida en la fase fálica, forma inversa de la renegación de intención, que hace que el
paciente crea que toda la realidad se le ofrece a sus intereses.

˜ PSICOSIS MANÍACO DEPRESIVA, hay una disociación de la economía del deseo de la del goce. En
la fase maníaca, se confunde con el ideal, hay puro deseo. En la fase melancólica, se reduce al
objeto, hay puro goce. La culpa del melancólico se distingue, porque la acusación que va dirigida
contra sí mismo, tiene características de comprobación, no de queja. En la manía, la expresión verbal o
escrita parece haber perdido cualquier resistencia y orientación; está acelerada, pero distraída. Las
acciones son inadecuadas y estériles, pues se ha perdido el sentido de lo imposible. Estos estados
siempre son potencialmente mixtos. El asesinato edípico no cumplido, se perpetra a intervalos, tanto
en la manía como en la melancolía.

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