Los Asesinos Del General Prim - Paul Angulo

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DEL

G E N E R A L PRIM

LA p o l ít ic a e n ESPAÑA
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LOS ASESINOS
D EL

GENERAL PRIM
L A P O L ÍT IC A E N E S P A Ñ A

PAÜL ANGULO

PARÍS
E. DENTU, LIBRERO-EDITOR
FA1.AJ»JtOTAL, O&LBftiA V» C»X.8At<K
I8S 6
LOS ASESINOS

GENERAL PRIM
LA P O L ÍT IC A E N E S P A R a

INTRODUCCIÓN.

Mucho tiempo lie esperado. Prim ero, más de catoree


aúos; después, días y m eses> antes de resolverme á
publicar este trabajo.
Primero ha sido, porque este trabajo significará,
irremisiblemente, la deshonra, ante el inundo, d éla
nación donde nací: una nación para los extrafíos, no
es sólo el pueblo más 6 menos noble y desgraciado;
además, su m anera de ser oficial, sus poderes
públicos.
Estos poderes públicos del pueblo español, yo
tengo que deshonrarlos con pruebas terribles. No
me decido sino poixiue me parece indispensable ya.
1
H a muerto Alfonso X I I, y la situación que se lia
producido resulta tan deshonrosa y fatal, como la
que antes existía.
Oreo ahora urgente decirlo todo, lo que se sospecha
y lo que no se sospecha también : porque creo que
urge mucho, muchísimo, separar en absoluto el honor
PRIMERA PARTE.
del desgraciado pueblo español, cuyas simpatías son
universales, del espantoso descrédito de sus hombres ANTECEDENTES HISTORICOS Y D E ACTUALIDAt).
públicos, monárquicos y i'epubHcanos.
Voy á piesentar á éstos, tales como han sido y
tales como son; uo con frases ó argumentos más ó •
menos habilidosos, sino con pruebas al alcance de I.
todos: matenuiticas.
Y publicado este trabajo, doy por term inada mi ClRCUNSTANCtAB EN QUE EL AUTOR CONOCIÓ
misión, por ahora al menos. PERSONALMENTE AL GENERAL PRIM.
; T riste misión en vei dad 1 Parecida á la del hombre
de corazón, obligado á separar el honor de un amigo
del de su esposa infiel, convertida en adúltera desea* En 1808, el general Prím había luchado largos
rada. Después de haber intentado por todos los n)e* años por destronar á Isabel II.
dios posibles de evitar, ó de corregir la infamia, para Sus intentonas revolucionarias habían sido prepa­
callarla, no queda más remedio que señalársela al ser radas casi exclusivamente en los cuarteles.
noble y querido, por duro qne ello sea y escandaloso ; Sin embargo, si el pueblo espaííol no había mani­
que resulte. festado, todavía ^ su tendencia hacia la forma de
P a ra mí el ser noble y querido, es el pueblo es­ gobierno i'epublicano y republicano federal, fácil era
pañol. adivinar esta tendencia.
Si se proyectaba arrojar una dinastía de su trono
secular; sí los hombres que habían de dirigir el mo-
t í miento se proponían autoiizar en las fachadas de
los mismos palacios borbónicos, la célebre frase: cayó
para siempre la rasa apürea de los Barbones; si
además el pueblo de que se tratab a tenía por su his*
toria 7 espíritu p rn ln c ia l, marcadísima tendencia Á II.
la federación, ¿cómo dejar de prevei' que ese pueblo
se despertaría republicano y republicano federal, al
día siguiente del destronamiento delsabel? ¿Podía, por OFRBCIMIEKTO DEL AUTOR PARA COOPERAR
ventara ese pueblo declararse partidario de un rey AL DESTRONAMIENTO DE ISABEL II.
extranjero?
E n tales circunstancias tuve ocasión de conocer ú
don Ju an Prim en Londres, á principios de 18t58. Tenía yo 26 años, era desconocido como político,
tenía algunos recursos pecnniaiios á mi disposición,
y me ofrecí al famoso conspirador para cooperar á la
caída de Isabel II.
Mis servicios podían sei' tanto más eficaces, cuanto
que mis excursiones por Espafia llamai'ían menos que
las de ningún otro la atención del gobierno; pero yo
exigí, desde luego» completo conocimiento de los tra*
bajos revolucionarios.
Prim vaciló algún tiempo, aceptó por fin, y puso á
mi alcance todos los hilos de la conspiración.
III.

CONFORMIDAD DEL GENERAL PRIM EN INICIAR


A. L09 HEPUBLICAN09.

Inmedlatamente que tuve conocimiento de los tra ­


bajos revolucionarios»advertí al general Prim de que
era necesario, en mí concepto, que nos ayudasen los
democrátas declaradamente republicanos.
Debo decir que el eterno conspirador de los cuarte­
les volvió i vacilar; pero que también aceptó y que
pareció hacerlo franca y leal mente.
Multitud de republicanos fueron por mí iniciados en
la conspiración, que se,hizo en extremo popular y
muy poco disimulada, con el program a de eícpukión
ác todos h s BorboneSf proclamación áe la soberanía
nacional y reunión de Cortes constitui^tes por su-
fragio universal.
iQué página tan bella pudo ser ésta para la historia
espafiola si aquella revolución de Setiembre de 18G8
hnbíese sido preparada tan sólo por los amigos del
general P iiin y por los demócratas republicanos!—
Prim y sus anaigos se hubiesen visto obligados á
dirigir con honradez, después del tiiunfo, ia$ tenden­
cias que necesariamente habían de m anifestarse en
toda ]a nación espafiula. IV.

LOS LLAMADOS mOHlSTAS ACEPTADOS POR EL


GBKERAL PRIM COMO COMPAKEROS.

Pero en esa época existían por desgracia en E s­


paña, como existeD boy, como existirán siem pre, por
grande que sea la i-esoluclón popular de exterminarlos
como elemento social, porción considerable de vivi­
dores políticos, trem enda calamidad que sobre el país
pesa: generales, ex-ministros, banqueros, especula-
dores, raercaderes todos de sus opiniones políticas y
religiosas, y cuyas posiciones elevadas dependen de
la perspicacia qae dem uestra cada cual en adivinar los
sucesos, para explotarlos impunemente.
Una parte de ese gj-emio fatal y numerosísimo en
el país de la empleomanía, previó á tiempo la calda
de Isabel I I , la previó cuando Ibamos ya á realizarla,
quiso ingerirse á áltim a hora como elemento conspi-
rador, y el general Prim cometió la gravísim a falta
(bien cara se Ja lian liecho pagar ellos mismos) de
aceptarlos como compañeros.
Con ellos, el general Prim aceptóla apostasía po­
lítica y la inmoralidad adm inistrativa, para después
del triunfo revolucionario; aceptó de antemano la anu« V.
Jación inm ediata y casi completa de la revolución que
intentábamos; aceptó sin sospecharlo, su propia muer­
te; y para Es paila, lo que él estaba ya más resuelto LOS POLÍTICOS DE OFICIO ANTE BL AMAGO
á combatir: la restauración borb<^nica. DE UNA REVOLUCIÓN VERDADERA.
;Pobre general P iim ! jQué caro lia pagado, él
mismo, y qué caro le ba hecho pagar al pueblo espa­
ñol que en él confiaba, su falta de fe en los movi­
mientos populares que no contasen con generales por Y no crea el lector que estas reseñas íutim as con
docenas y pilletes políticos por centenares l <»rácter bijítórico, por las que empiezo mi trabajo,
sean innecesarias al objeto que me propongo, de
esclarecer la verdad. Sin ellas, no podrían fácilmente
los que las ignoran explicarse ciertos hechos: la
habilidad desplegada para encubiirlos ha sido prodi­
giosa.
Mietiiras para los políticos de oficio sólo se trata de
sostener ó com batir á un ministi-o ó ministerio ; mien­
tras la intriga y los cabildeos bastan á procurarse y
asegurar cada cual su posición, aunque sólo sea un
grupo determinado el que se halle en el poder, los po­
líticos , mercaderes de sus propias opiniones, pueden
ser hasta cierto punto generosos con los conspirado­
res; pero tratándose de algo serio y trascendental,
de algo que pueda quitarles á todos y á cada uoo la
posición odiosa que altivos ocupan..... joh! | enton­
ces!... entonces se traiciona, se prescinde de am ista­
des 7 compromisos, se m iente, se engalla, se calum-
uia, se ñisila y sease^jina tam bién; y luego se com­
pra á la justicia histórica, se la humilla, se la extra­ VI.
vía y se vuelve a calum niar con toda desfachatez, con
tal de inutilizar al enemigo; porque todo es bueno»
todo es aceptable tratándose de la conser^’aclón para FÜÉ INEXPLICABLE QUE EL GENERAL PRIM CONFIASE
cada político de oficio, de la posición por muchos EN BUS FUTUROS ASESINOS.
usurpada, del palacio donde se vive, del carruaje
donde se pasea, de la mesa opípara donde se come,
de las galas de la setlora y de las más interesante:» Avanzado cor lia el varano de 1868, cuando don
aún de la querida, todo, jtodo ello pendiente de una Juan Prim me previno que debía entenderme en In
revolución verdadera! porque todo depende, directa continuación de los trabajos de conspiración con los
ó ludiré ctamen te , de un presupuesto que á la nació a amigos del general Serrano.
abruma. La verdad es que en ese momento estaba ya bien
Yamos á los hechos que im porta conocer, asegurada la caída de Isabel II.
Quizá este destrón amiento, real izado como lo tenía­
mos organizado, hubiere costado más sangre; quizá
hubiese sido necesario arm ar una parte del pueblo
espaííol, después de la iniciativa y antes del triunfo
definitivo; pero es lo cierto que en Julio de 18C8, la
revolución verdadera estaba asegurada.
¿Por qué el general Prim , que sabía esto mejor que
nadie, aceptó y nos impuso como compañeros á sus
mortales enemigos?
No se trataba de enemigos de un día, sino de ene­
migos históricos, políticos y hasta personales: de
enemigos irreconciliables. Jam ás he podido expli­
carme satisfactoriam ente la ceguera del general Prim
á este respecto.
jA lguna horrible fatalidad colocó i la víctim a entre vn.
sus verdugos!
P a ra que se comprenda lo ex trailo de la docilidad L 0 8 P A & T 1D .U II0S PA G A D O S B E L D U Q U E D E V tO ^^T fG K SIE A
del general P i im, voy á citar pruebas auténticas del
odio iiue le profesaban sus futuros asesinos.
No podi'é describir ciertas escenas durante la cons­
piración, trascribir íntegras ciertas conferencias, ha­
cer ciertos com entarios, porque se extendería dema­ ¿Quiénes fueron los nuevos amigos que el general
siado mí trabajo; pei'o jírobaró la exactitud de los Prim nos impuso compañeros de conspiración á últi­
hechos que cite, y el lector inteligente am pliará, co­ ma hora?— Eü prim er térm ino, ¡os generales SeiTa-
m entará y empezará á form ar juicio claro, Jio Domínguez (duque d éla Torre), Seirano Bedoya y
Caballero de Rodas. En segundo término, Jos señores
Ayala, Rancés, Vallíií y otros; entre ellos, el que por
eso había de ser famoso; el brigadier Topete, á Ja
¿^azón capitán de puerto en el apostadero marítimo
de Cádiz.
Lo que significaban los tres generales que dejo
citados, quizás algunos de mis lectores no lo sepan.
Eran la plana mayor m ilitar del célebre partido lla­
mado Unión Liberal, sin principios políticos, com­
puesto de un puñado de ambiciosos, capaces de
ametrallai’ ai pueblo en repetidas ocasiones, como lo
habían hecho cuandoel mismo general Serrano(duqne los medios prácticos de excluir la verdadera democra­
de la T orre), firmaba, hacía poco, las sentencias de f cia del gobierno, de coiTomper á muchos de los anti­
muerte de tos entusiastas partidarios d d general guos amigos del mismo general Prim ; los medios de
iVi’m. ametrallar al pueblo nuevamente en campos y duda«
E n caauto á los otros sefioi'es qae dejo citados des, como sucedió en toda Espaíla de noite á sur y de
tam bién, no eran sino políticos hambrientos de oro y este á oeste, en 1869; y los medies, en fin, de asesinar
de posición, partidarios declarados y pagados por el impunemente á su nuevo compaflero, cuando éste
duque de Jlontpensier, y ante todo y sobre todo, llegó á estorbarles.
enemigos personales del general Prim , al que tenían Pruebas, he dicho. Empecemos por mi añrmacióu
la audacia de calificar de la manera más soez en re« de que esos señores que dejo citados eran
nniones bastante numerosas, de los conspiradores, á partidarios del duque de M ontpensier, del cual perci*
últim a hora. hieren sendos millones.
X ada de afím aciones en el aire; pruebas al canto
inm ediatamente.
Que el lector se fije bien en las que voy á dar: son
irrefutables. Y si le parecen un poco pesadas las tras-
criciones que me ve^ obligado á hacer, debe discul­
parm e en atención á que se trata de algo verdadera­
m ente inci'eible, y que hay que evidenciar del modo
más absoluto; á saberr que un hombre como el gene­
ra l Prim conociese por mi conducto, no ya los antece­
dentes históricos de sus mievos aliados, sino la bru­
talidad de ellos para con él Itasta en los últimos
momentos de c o lo ra c ió n , y que, sin embargo, des­
pués del movimiento revolucionario, los aceptase
como compañeros en el gobierno provisional, impo«
Diéndoselos así á la Espaüa revolucionaria, y dándoles 1
VIII.

LOS MILLONES GASTADOS POR MOKTPENSIER,


SEGÚN BUIZ ZORRILLA.

Don Manuel E uiz Zorrílla, en un folleto que publicó


ei> Londres, en 1877, dirigido «Á sus amigos y á
sus advei*sarios >, dice textualm ente lo que sigue»
hablando de la revolución de Setiembre de 1S68:
«Cuando paso revista en mi mente á los sucesos
de aquellos días, uo me extrafla tanto el que se retai-
dara la constitución del país, y que no llegaran ú
término ciertas negociaciones, como me adm ira el
qae, con los iumensos obstáculos con que se luchó,
w hs medios que se pusieron en juego, y con la
idea que Europa tiene formada de nuestra patria, se
llegara hasta donde llegamos cotí algunas candidatU'
ras, y se consiguiera, por fin, ver coronada la*obra de
las Corles.
»Fueron necesarias la paciencia, el desinterés y
^liberalism o de don Ju a n Prim; la actividad y buen
deseo de algunos, muy pocos, de nuestros i-epresen*
D EL GENERAL PRIM . n
incluso el general P rim , recibieran un solo real del
tantes en el extranjero ; la habilidad y raras dotes di* I duque de Montpensier. N i Olózaga, ni A guirre, ni Sa­
plomáticas de nuestro m inistro eu Italia, y el auxilio ' gas ta, ni Ríos, ni ninguno de nuestros generales (los
ijue prestamos algunos diputados, para que la candi­ progre^sfas) recibieron entonces dinero del duque.
datura M ontpensierno se im piim ra, con traía volan* > Al llegar el momento crítico, el general Prim , con
tad de la España liberal. sas propios recursos, con los de afgnnos de 9us amv
»Y aquí conviene decir la parte que este príncipe go3 que le ayudamos, y con diez mil duros que le re*
tomó en la revoluci4n española (Setiembre de 1868) mitiej'on h s pa/rio(as de un pueblo independiente de
y la injusticia con que él y sus íw rrio/eí hau acu* ^ España, mandó los comisionados de últim a hora; ha­
sado de ídgratos á los hombres de Setiembre.........
»D esteirado el duque de M ootpensier por el g:o-
r bilitó á los jefes y oficiales que tenían punto señalado
y pagó el flete del buque que coudujo á Canarias en
busca de los generales Serrano Domínguez, Serrano
bierno de Isabel I I , hizo desde Lisboa una protesta Bedoya, y Rodas, á M ilans, Pavía, Hidalgo y Gaminde.
que á nada le comprometía, y comenzó á trabajar y Partimos de Londres con Prim , Sagasta y yo, sin que
á ofrecerse á los libe ízales emigrados en aquella ciudad, twíííe supiera que nos embarcábamos, y sin otros re­
como ya lo había hecho con llios llosas al detenerse cursos que los nuestros propios. •
en Cádiz, y con algunos de los m an nos de la fragata
que le condujo á O porto.
»Ya desde este día, y para desgracia de nuestra
revolución» no dejó de trabajar, aunque jam ás osten­
siblemente, y de dar, según stisamigos, g ran d escah * Mis lectores comprenderán que estoy inclníáo, vo­
TiDADES, para hacer triu nfarla causa qne había de ar luntaria ó involuntariam ente de parte del señor don
rojar del trono á J)uña Isabel II. Manuel 'Rxúz Z orrilla, entre esos atnigos que con sus
»Podrá Ser verdad que socorriera á algunos oscu­
ros emigrados (en Ijisboa), y no pródigamente, según propios recarsos lo hicieron todo en Setiembre de 1868,
mis uoticias; será cierto que gastó grandes sumas sin contar para nada con los millones de Montpensier;
en comprar y subvencionar periódicos nacionales y como que ese pueblo importante de España de que
extranjeros de distintos m atices; tengo pei-fecta evi­ bablael señor Ruiz Z orrilla no es otro quee! mío natal,
dencia de que, en los días que precedieron al movi­
miento (^tiem bre de 1868), repartieron algunas canti­ Jerez de la F ro ntera, y q n e, en efecto, el único que
dades sus agentes en España y fuera de ella; y creo sabía cuándo y cómo se embarcaba Prim con Sagasta
tam bién, poique así me lo aseguró uno de mis ínti­ y con Zorrilla pava iniciar en Cádiz la revolución era
mos, que ascendía á algunos MÍ¡bne$]o gastado hasta
el día que fué presentada al Congreso la candidatura yo, que precisamente lo había preparado así, para
del duque de A osta; pero lo que yo tengo derecho á imposibilitar los planes de los montpensieristas.
negar, es: que ios hombres im portantes de mi p an ido.
Voy á repetir, lo que al respecto dije, á la raíz ¿
misma de los acontecimientos en el diario L a Igual- |
dad, y además en un folleto que por m illares de
ejemplares circuló con mi finna, bajo el título de M e­
morias iníimoé. '
IX .

ACLARACION TERMINANTE 60BRB LOS MILLONES


GASTADOS POR EL DUQUE DE MOKTPENSIEB.

Decía yo en L a Igualdad^ y lo repetí en el folleto


^iemorias intim as, lo siguiente:
«Escasos ej’an en verdad los recursos pecuniarios
(le que podíamos disponer; tanto má-s, cuanto que ne­
cesitábamos reservar algo na respetable cantidad, para
atender á las necesidades del último momento. Siu
embargo, debemos consignar en este lu g ar, qae,
como no fkié necesario tntei'Hr ni la ntás mínima
suma en recompensar á ninguno de lo$ muchísimos
paisanos iniciados ni militf^es con guienes nos en-
iendíamos, pudimos cubrirlos gastos de arm as, viajes
y demás, sin usar de recursos ajenos, e x c b p t ü a n d o
UNA PEQUESA CANTIDAD CUrACIFBANO RECORDAMOS
EXACTAMENTE, PERO QUE ESTAMOS SEGUROS NO LLÉ-
G < iiD iE z MIL REALES VELLÓN; pequeña suma que
y a<*^piamos del seflor Asquerino ^antiguo progresista
quehasla entonces nada liabía tenido que ver con Mont-
pensíer ni con los tmüfnisfasj precisamente para com­ g baba de recibir del duque para disponer, por medio
p rar algunas annas de fuego que quedaban aún en las de giros sobre Londres, de sumas considerables á
arm erías de Cádiz. Dicho sefior nos aseguró déla ma­ cargo de los banqueros señores C ourtts y C .^ de la
nera más tem in ante, á los ciudadanos Cala, Guillén. casa de Orleans.
Saivoechea, L a Kosa (republicanos bien constantes y »Quería el señor A yala trasm itir esa clave y au­
conocidos, entonces compafterosmíos de conspiración) torización al brigadier Topete, á quien era ya difícil
y á mí mismo, que esc dinero le perteneeia particular- ver por lo avanaado de la hora, y habiemlo raanit^-
mente, no siendo m procedencia e^% manera alguna dcl Udo por mi parte cierta dificultad hasta para ser
duque de Montpensier. ^ mero portador de unos papeles, el señor Ayala hubo
y N ecesaria fuá esta afirmación, para que empleá­ ^ de entregarios al seftor A squerino, suplicándole los
semos en arm as la peqaefta suma que el señor Asque- pusiese en manos del brigadier Topete, recomendán­
riño nos ofreció como suya. H oy nos alegramos infi dole la orden para efectuar los giros que en efecto se
nito de aquella severidad de nuestra parte, al llegar realizaron en los días siguientes. Y para colocar en
á nuestros oídos una afirmación jnuy grave y que Cádiz ja fuerte suma que estos giros representaban,
tendríamos mucho gusto en ver desmentida. E sta puso en las letras su firma el seíior don Pedro López
consiste en que el seílor Asquerino hubo de disponer, Ruiz. (Era éste un rico comerciante de Jerez que
no sahemofi con qué ohjeio, de una parte respetable prestó este servicio de la firma por espíritu revolu­
de los millones positivamente facilitados por el duque cionario y sin ocuparse para nada de quienes eran
de Montpensier. los que percibían los millones.)
>Y debemos m anifestar sin referir­ iTales son los hechos que conocemos; hechos bas­
nos al informe de nadie, puesto que se trata de algo tante graves, por la importancia de las cantid'jdvs
presenciado por el inúimo que escribe esias Uneos, lo facilitadan por el actual pretendiente á la corona de
siguiente: En la misma noche de la calida del Bucna^ £spaua.
ventura (este faé un vapor que se fletó para trasladar •Lejos de nueÁtio ánimo el pedir cuentas al sefior
áC anariasálos generales estando reunidos P Topete (;sic!) ni á ningún otro (¡sic!) del empleo
en la casa habitación de un comerciante de Cádiz. ignorando que tuviesen por conveniente dar al dinero
el señor Asquerino y yo, vino á desi>edirse de nos­ de Monf})ensifir; inús lejos aún de nuestra mente,
otros el señor A y ala <de clarad o fnout2 >ensierista, que niiiguna idea injuriosa para esos setiores (; sicl); pero
después formó parte deí^oW erno provisional con don ellos deben comprender, y con ellos el país entero,
Ju a n Prim , hasta que éste por denuncia pública mía. qne interesaba muy mucho á la reputación de ta n ­
como el lector verá, obligóle á presentar su dimisión. tos btavos militares y de tantos ciudadanos entiisias-
> T raía el seftor Á yala la cifra de la clave que le tas patriotas que con sin igual desinterés expusieron
servía para entenderse con el señor Rancés ^otro unió- cuanto que exponer tenían, interesaba digo, el mani*
nistaj sobre los asuntos referentes al duque de Moot- ^ festar que ni un solo céntimo de aquel oro corpiptor,
pensier, y traía también nna autorizacióu que aca- W fué necesario ni empleado p o r e l l o s en seducir á uji
pueblo graude, ni en comprar lo que no se vende
jam ás: el noble desprendimiento de sí mismo, eu
aj'as del más puro amor á la libertad.*

Jlü parece, amable lector, que la cosa queda bien X.


demostrada y que queda además bien probada; el si­
lencio de esos señores, entonces, cuando tres de ellos PRUEBA IRREPCTABLE DEL ODIO PUBLICO QUE AL
formaban parte del gobieí*no, significa cía rameute f GENERAL PRIM LE TENÍAN LOS UfllON/STAS.
que ese grupo de políticos de oficio ee vendió á la
candidatura de! duque de M ontpeusier para rey de
España.
Sólo nna cita haré para probar lo qae afirmo sobre
el odio público de los unionistas hacia el general
Prim ; y sepa el lector que esta trascrición como las
qne dejo hechas, está tomada al pie de la letra de
documento público qne todo el mundo leyó en E s­
paña > ó supo que se había publicado, á la raíz mis­
ma de los acontecimientos; qae todo el muudo pudo
contestar y que nadie osó desmentii*, porque no era
posible.
Dije yo lo siguiente en mi folleto Mentorias ínti­
mas:
«R1 general P rim , desde el momento que tuvo
conocimiento de la actitud tomada por los marinos
^ ( Agosto de 1B68), nos i'ecomeudó combinásemos con
* ellos el alzamiento que necesariamente no podía re-
D EL general P R Ití.
tardarse, atendido el estado de nuestros trabajos an ­
teriores y €l estado de los ánimos en la provincia (la monai-quía de Isabel) y de las tendencias peligro­
4e Cádiz.
>Por lo demás, y sin embargo de m anifestar lo sas de nuestros temibles aliados {la proclamación de
contrario el brigadier Topete, la verdad es que, aun­ M ontpensier), lejos de acceder á los planes de los
que éste se lanzase en la conspiración por su propia unionislas (que Prim no viniese á Cádiz), combinamos
iniciativa, pronto le vimos dirigido por el grupo de con el amigo A lcalá Zamora el avisar al general para
unionistas que le rodeaba. qne estuviese en di imposición de salir para Cádiz al
* Sólo así podemos explicamos que habiéndose recibir un telegram a nuestro. •
proyectado un alzamiento eu Cádiz para el 9 de Agosto,
y debiendo salir para Londres el sefior A lcalá Jíamora
(amigo y emisario de Prim , de acuerdo conmigM, se De este modo se inició la revolución de Setiembre.
le encargase o f ic ia l m e n t e : el recomendar á ^rim , Pero ¿qué cree el lector que hizo el general Prim,
q w no viniese á Cádiz Itasta despuh de iniciada la cuando yo, no contento con haberle informado priva­
revolución,
> Dijo el brigadier Topete qne: e l g e n e r a l Prim damente de la clase de enemigos que le rodeaban,
SIN LOS GENERALES TNIONISTAS SERÍA UN INCONVE­ informé también al público por mis escritos?
NIENTE BN LOS PRIMEROS MOMENTOS.— Dljo el bri­ E l general Prim creyó que satisfacía á su decoro,
gadier Pei’alta(otro de tantos} qne: e l g e n e r a l Prim
NO CONTABA CON ELEMENTOS EN LA PROVINCU PE arrojando al sefior don Adelardo López de A yala del
C á d iz (isic!), x a l g u n o s d is p u e s to s e n l a d e S e v i­ ministerio de U ltram ar, cuya cartera desempefiaba
l l a , TAL COMO EL GENERAL IZQUIERDO (OtrO dC taU- desde la constitución del gobierno provisional. Los
tos, á la sazón segando cabo en Sevilla) s e n e g a r í a n demás hombres públicos, corrotnpidos y corruplores,
A TOMAR PARTE k NUESTRO FAVOR, CON PRIM AL FRE N -
TE. Y , por último, dijo el señor Ayala, y lo dno á mu- . que manejaban los millones de M onipensier, quedaron
chos otros tam bién, pues de lo contrario caílariainos f como aliados, inconcebibles, de sus antiguos enemi­
la frase, que; e l g e n e r a l P rim e r a u n P IL L O . gos, á los cuales habían hecho en diferentes ocasiones
»Queda coníiimada en estas citas exactas, qae pu­
blicamos para justiñcar nuesti'os iuforiftes privados víctimas de la fuerza m ilitar, por ellos, por los unió-
al general P rim , la aseveración que hicimos de que nislag dirigida; quedaron éstos con los medios de
los unionistas pagaban su confianza con menosprecio, imponei’le todo lo que de fatal le ha ocurrido después»
groseros insultos y dicterios denigrantes.
> Nosotros, que confiábamos en el jefe progresista al pobre pueblo espaAol.
(general Prim) creyéndole revolucionario de vei*as, ^
por lo menos, el más enemigo de aquella situación "
XI.

OONSECUEKCtAS DE LA m O BBEK CIA P E LOS UV10£7ISTAS


E N L A BEVOLUCIÓN D E SETIE&IBBE.

Se produjo en Espafía un fenómeno harto (»nocido:


lie un lado qued<) el pueblo eii general, sin distinción
de clases sociales, anhelando algunas la paz» pero
todas la necesaiia revolución adm inistrativa; y del
otro lado quedarou con sua tendencias fatales, los po­
líticos de oficio más cínicos y más hábiles del mundo.
Proclamado el sufragio univei*sal y la soberanía de
la nación, se i'eunieron unas Cortea con carácter de
constituyentes, ctiya mayoría no aceptó reforma al­
guna trascendental.
Aquella may od a fabricada desde el gobierao pro­
visional por los llamaaos progresistas y por los lla­
mados unioniMas, en inconcebible unión víctimaa y
verdugos, no se ocupó en realidad de nada que satis­
faciese las justas aspiraciones del pueblo español.
Se pronunciaron muchos discursos, ; muchísimos!
Se habló mucho de libertad y de derechos individua­
les; pero se fundó al mismo tiempo una célebre par­
tida lì amad a de L a Forra, sostenida i>or el mismo
gobierno, siendo regente del reino el general Serra­
no, encargada de apalear y hasta de asesinar con todo XII.
descaro á los escritores independientes; y después de
haber provocado al combate en toda España al partido LO QUE OCÜBBIÓ DESPUÉS DEL ASESINATO
rcpoblicano federal y de haberlo vencido en campos y DEL GENERAL PRIM.
ciudades, gracias por supuesto al ^'órcito permanente,
se vot<^ una Constitución monárquica con el absurdo
calificativo de dem ocrática, se buscó una dinastía en
el extranjero, primero la de Hoheuzollern, luego la de Naturalm ente: á la m uerte del general P rim , ocu­
Amadeo de Saboya, y cuando este principe aceptó y rrió lo que estaba convenido entre sus asesinos: el
fué elegido rey, no por el pueblo español, sino por la duque de la T orre fué, no y a regente del reino, en
mayoría de las Cortes... entonces... el general Prim cuyo puesto no podía de ningún modo continuar;
fué asesinado, jH abía ciHnplido y a , este malogrado pero sí fué presidente del prim er co n sto de minis-
hombre público, ]a misión que le hablan impuesto ti*os de Amadeo I.
sasinconcebibles compañeros! Los republicanos no perturbamos el orden; como
que el asesinato de Prim fué para nosotros la más
grande de las sorpresas.
Pero como los republicanos estábamos todavía per­
fectamente unidos eu toda España y constituíamos
seria amenaza para los políticos de oficio, llevóse á
cabo el plan concertado para dividim os, pergaién-
douos judicialmente y por centenares, á los que tenía­
mos más significación como revolucionarios.
D eeste modo, el asesinato de Prim produ¡o el doble ^ para defender á los suyos, los je fes históricos del p ar­
efecto apetecido, gracias á que siempre fueron muy tido republicano espafiol».
poco lóceos, muy extrafios y originales, muy poco iCosa ra ra al parecer! ü n pueblo por naturaleza
apropiados para defender á los suyos, los jefes liistó« valiente y caballeroso |ten er semejantes jefes!
ricos del partido republicano espafío). Pero el pobre pueblo español no ha escogido sus
Llevados éstos á las Cortes coostitiiyentes por su­ jefes, l'evo!ucionarios siquiera en teoría. Son los jefes
fragio universal de una mayoría popular, resultamos ^ losi^ue se han declarado tales, como comunmente su­
minoría parlam entaría, por famosas habilidades elec­ cede. L a desgracia grande ha consistido, en que á
torales de aquel gobierno provisional que se decía ciertas entidades de extraordinario y subyugador ta ­
revolucionario y en el cual al lado del general Prim lento, como oradores, escritores, propagandistas, les
figuraban los mismos que^^^o le habían llamado» y ha faltado por completo otras dotes necesarias como
ñgurabau también políticos sin principi.)s, destinados jefes de partido.
á realizar, después del asesinato de su jefe, evolucio­ £1 pueblo ha aplaudido mucho, muchísimo, la elo­
nes indecorosas que de seguro don Ju a n Prim jamás y cuencia de Cas telar, y sobre todo, las ideas que este
¡jam ágf/jainúe! hubiese consentido, según sus famo­ orador imcomparable emitía, cuando era sincero revo­
sas y term inantes declaraciones. lucionario. (Por desgracia en E spaña, como luego
Me basta para designar á uno de los evolucionistas indicaré, lo primero que im porta es la revolución or­
indecorosos, traidores á la memoria del que los elevé, denada y verdadera.)
me basta citar al Excmo. seílor don Práxedes Mateo El pueblo ha aplaudido muchísimo también á P í y
S ^ a s ta , jefe hoy del ministerio borbónico que rige f M attali, cuando P í y M argall, ayudado de los inolvi­
los destinos del pueblo español. E^te caballero fué dables Orense y Fi güeras, em itía sus ideas de federa­
uno de los incaliñcables miembros de aquel gobierno ción, mezcladas con ideas revolucionarias > es decir,
provisional que autorizó, á la caída de Isabel 11, la con ¡deas esencialmente
%
i'efonnadoras de la empleo-
célebre frase: ¡cayópara siempre la raza espürea (k manía en Es pati a, del militarismo en España, de la
los Borlxjnes! estupidez y corrupción religiosa en España, de la
Y decíamos: cque siempre fueron muy poco lógi- s administración de justicia histórica en E spaña, etcé*
eos, muy extraños y orighiales, muy poco apropiados ' tera, etc., etc.
E l pueblo español ha aplaudido también á muchos ^ mados, doblan siempre el espinazo de la delicadeza y
otros, cuando jnutos predicábamos, ante todo y sobre i veces el de la decencia tam bién, por exigencias de
todo, la idea de la necesaria revolución administra« sos propias necesidades.
tira. Necesitaban todos los entonces monárquicos anular
Y los monárquicos espafioles, ó más bien, loa polí­ el partido republicano. Pues lo primero qne importaba
ticos de oficio, que de los fraudes y robos legalizados anular, dislocar, encarcelar, destruir» era el grupo de
y de la empleomanía, militarismo, clericalismo y ruina ^ acción revolucionaria que á mí me j'odeaba. De aquí la
de España querían vivir, aunque tuviesen que asesinar acusación que inmediatamente, sin prueba ni indicio
á un Prim y perseguir á inocentes por m illares, sa­ alguno, se lanzó sobi'e nosotros. ]Qué claro va á ver
bían pei*fectamente en qué consistía la fuerza, noble y el lector todo esto en la segunda paric de mi trabajo)
terrible, del partido republicano español, en 1870. Y debo hacer constar, que yo y los que m ás inme­
E sta fuerza dependía del espíritu revolucionario, y la diatamente me rodé aban, no representábamos tan sólo
sostenía la unión del partido. Prim la había mirado la acción, el sacrificio de la vida, siempre ofrecida,
con ojos codiciosos, con los misinos ojos de respeto y á las órdenes de los jefes históricos del partido; repre­
4uizá de sincero patriotismo que tiene bien abiertos sentábamos al mismo tiempo, la unión republicana;
hace algún tiempo el único revolucionario que ahora, como que esta unión podíamos y queríamos imponerla
como jefe improvisado, conspira desde el extranjero: y la impusimos en efecto á los Castelares y Pls, due­
el antes monárquico extraviado, don Manuel Ruiz ños nosotros, los hombres de acción, déla pi'ensa del
Zorrilla. ^ partido. ¡Pobre Cas telar, si, así la situación, se hu­
Pero entonces, el bienaventurado Zorrilla, como el biese atrevido él á hablar de demagogia como lo hace
que me veo en la triste necesidad de calificar de poco ahora, donde nuuca ha existido sem ejante fenómenoI
decente, elExcmo. señor don Práxedes Mateo Sagasta, Entonces Castelar no había sido aún el hombre de
eran compañeros, en el gobierno, de los vei-daderos gobierno capaz de buscar otros.partidarios, imitando
asesinos del general Prim (ya verá el lector en la sé- á sus predecesores en la España m onárquica: ofreci­
gitnáa parte de este trabajo cómo esto qne afirmo es miento de empleos, ruina de una nación trabajadora.
matemáticamente verdad), y claro está: los políticos Entonces Castelar nos tenía al lado á nosotros, álo s
de oficio en situaciones dadas, ante los hechos consu­ verdaderos revolucionarios; y á raí me hubiese tenido
DEL GENERAL PRIM . 89

enfrente, si hnbiese llegado al gobierno para hacer t Pero la habilidad que revelan los hechos consuma­
lo qne hizo, estando nosotros en naestro puesto de dos, no quita que ello resulte escandalosamente in ­
combate. fame.
Im portaba, cuanto antes, arrojarnos de la posi­ Remito al lector, para que se convenza, á l a í í -
ción. gitndapar/e de este trabajo, donde toda la iniquidad
Yo fxá , según la prensa monárquica (y los desdi­ quedará de maniñesto.
chados jefes del partido republicano guardáronse bien En estajínm era me im porta seguir aclaran«
de protestar de la calumnia), prohahlmcnle él asesino f do la situación de nnos y de otros, no tan sólo en lo:<
del g e n ia l Frim. momentos del asesinato que nos ocupa, sino también
1Pobre pueblo español, con semejantes jefes liistó- en las circunstancias actuales, cuando de nuevo se
ricos! recurre á la más desvergonzada de las calumnias para
Y lo cierto es, qne aparecen incorregibles: los que evitar mi acfión revolucionaria; acción que á mi
restan hacen hoy lo mismo. vuelta á Am érica pretendía, como siempre, que tuvie­
;Quince afios de impotencia no han bastado á corre­ se por base la unión del partido republicano espafiol;
girlos ! acción que nunca he querido dirigir con^grupomío
E l caso es que á la m uerte del general P rim , los determinado ó independiente; acción á la que renun­
compañeros de gobierno de la víctim a fueron los que cio de nuevo, decidido a retirarm e como antes; pero
explotaron el asesinato en todos conceptos» y que los no sin dejar bien sentado: quz la iupotkncu y dks-
jefes históricos del partido republicano nada hicieron CRBIHISNTO DEL POBSB PUEBLO ESPAiiOl DE NUESTROS DUS,
para defendernos á los hombres de acción, ni para f KODKPEKDB SÓLO DE LA TRISTt^IUA HABILIDAD COBRUPTORA,
defenderse ellos, de la próxima anulación que les ame­ I^B&PLBQADA POR LOS POLÍTICOS DS OTICIO MONARQUICOS EV
nazaba como hombres de Estado; que no otra cosa E spaSa; sino TAXBIÉN T principalmente de la PALTA DE
aseguraba el vacío en que los hábiles monárquicos TIMO, POR NO DECm OTRA COSA, I>B LOS JEFES DEL PARTIDO
Jos dejaban, impacientando 6 destruyendo los ele* lEPÜRLlCANO ESPAi^OL.
mentos republicanos de unión y de fuerza, Bolorosa es la verdad á este respecto; pero hay
E l golpe fué habilidoso; hay que reconocerlo. ]Y ^ qae decirla.
qué bien ha sido sostenido después» aí\os y afiosí Tenga, pues, paciencia el lector, quien quiera que
sea: no se tra ta sólo de mí y de una calam uia más ó
menos grave que d ^ a ré bien destruida: se tra ta de
todo lo iiue im porta m anifestar respecto á los poderes y
también respecto á los hombres públicos de un pue­
blo muy desgraciado. X III.

LO QUE BL AUTOR HA SIONIFICADO T SrONIPICA


COMO HOMBRE PÚBLICO EN ESPAÑA.

Naturalm ente, al ocuparme yo, cuando tenía veinte


y seis anos, en 18G8, de cooperar al destronamiento
de Isabel I I — y poi cierto que no me faltó tino y re­
solución, como que lo hacía con todo entusiasm o—lo
que me parecía más sencillo y natural, era, que á la
monarquía derrocada sucediera, después, la Repú­
blica.
Fíjese el lector: yo digo d e spo é s , es d ecir: no in­
mediatamente.
¿Qué había, pues, que hacer inm ediatam ente?
iRevoluciónl Eso éralo que yo calculaba indispen­
sable. Y eso que era indispensable entonces y que no
se hizo, es indispensable ahora, y lo será siempre,
para obtener de vei*as una Effpaña con
Ftjese el lector bien, y verá que no rae equivocaba
ni me equivoco.
¿Qaé es revolución? lo sostienen hoy intereses bastardos; ese orden es la
L a revolución no son las barricadas, ni las guerras deshonra y la ruina nacional; m ientras que la revolu­
civiles, ni siquiera los cambios de gobierno. La revo­ ción indispensable, necesaria para salvar al pueblo
lución es la reform a real y positiva de la adm inistra­ español de su relativa decadencia en el mundo, tiene
ción pública: 110en sus hombres, sino en su esencia. que ser al lado del orden,la reforma completa, no so-
¿N o la conoce el lector eii teoría? En la práctica ya cial, poi*que no es posible, sino politico-administra-
sé que no puede conocerla. Íío se ha hecho ni se ha , tiva.
pensado siquiera en realizarla, desde las alturas del ^ ¡O h, necios conservadores!— he dicbo y repetido
poder. Después de derram ar más ó menos sangre, mil veces en E spaña, y no refiriéndome á los poli­
pertnrbanilo el orden público, para alcanzar ese poder ticos de oficio, que por demás saben lo que se ha­
necesario, desde donde únicamente se llevan á cabo cen,— ¿cuándo vuestro comercio podrá ser impor­
revoluciones prácticas, na(He en Espafia h a sido, de tante? ¿cuándo podrán prosperar vuestras industrias
v eras, revolucionarlo. nacionales?
Y es muy sencillo y conocido lo que en Espaíia B e seguro no será, m ientras en España existan más
tiene que ser una revolución salvadora. generales con sueldo, políticos de oficio todos ellos,
Tiene que ser, ante todo, el orden social, la paz que en ningún país del mujido. D e seguro no será,
interna al realizarla; porque sin orden social, nadase m ientras el número de empleados que dependen del
puede destruir ni nada se puede crear, ni preparar el presupuesto nacional, sea diez veces— no exagero,
terreno para que se produzca; porque sin orden social, ^ no—diez veces m ayor del necesario para el buen
sin la paz interna, es tan imposible la revolución, seiTicio de todo lo queen España está detestablemente
como lo es la vida animal cesaudolas funciones regu« servido. L e seguro no será, m ientras el número de
lai'es del cuerpo orgánico, cesantes, con sueldo ó sin é l, esperando todos un em­
Pero esa revolución que todo ciudadano de buen pleo de un cambio de m inistros ó de gobierao, sea
sentido sabe necesaria en E spaña, ¿se puede realizar mayor también que en ningún país del mundo. De
tan sólo con el orden público sostenido, como lo pre* seguro no será, m ientras una nube de frailes y sacer-
tende la m onarquía? ^ dotes, incompatibles con la moderna civilización, re­
D e ninguna m anera: ese oi'den de la monarquía trógrados por necesidad, por educación y por siste-
ma, se encarg;aeD, ellos tam bién, de engrosar el feno­ T salvadora, qne haga d e ^ r s posible la libertad y la
menal presupuesto de gastos en la £spafía arruinada, república, ha sido en lo que he pensado ahora, al vol­
y se encarguen al mismo tiempo de entontecer 6 de ver por segunda vez de América.
prostituir á la generación que entre sus manos aga- De m anera, qne si yo he sido, soy y seré, repu­
n*an, inocente, como el ave de rapiti a á su presa sia blicano federal, esencialmente sócialista; semejantes
defensa- Y , en fin : de seguro la propiedad no alcan­ principios no me han impedido nunca, ni me impedi­
zará en Espafia al valor que debería tener, su comer­ rán en lo sucesivo, la condición de patriota español,
cio no prosperará, sns industrias no saldrán de su ' y por lo tanto» de práctico revolucionario en primer
atraso relativo, m ientras los negocios más escandalo­ término; puesto que entiendo, y lo tiene que entender
sos se realicen á la sombra del poder; sin prensa Ubre así todo el qne no sea un iluso ó un farsante como re­
que pueda denunciarlos, conservándose el orden pú­ publicano, que sin la previa revolución hedía co)i
blico, nada más qne el orden público como beneficio, energía desde el poder, por decretos dictatoriales de
y quedándose la nación sin recursos, sin m arina, sin un rápido gobiei*no provisional, decretos que real y
verdadero ejército que no sea el encargado de fusilar positivamente barran á m altitud de gandules de la
al pueblo, y sin otra adm inistración de justicia que nómina, decretos que concluyan no sólo con supues­
esa que á Espaüa deshonra. tos derechos, sino hasta con las ganas de recoi-darlos;
En esto era eu lo que yo pensaba en 1868, cuando sin esta revolución, digo, no hay ningún partido polí­
cooperé á la caída de Isabel I I ; en esto, cuando desde tico, Ininguno! y todos lo saben perfectam ente, que
las Cortes y desde la dirección de E l Comhaít, fusti­ ^ pueda gobernar con decencia en Espafía.
gaba con todas las fuerzas que me prestaba el patrio­ Y por lo tanto, todos y cada uno de los que aspiran
tism o, á los qne habían prometido la revolución y uo al poder sin aceptar la revolución pi^evia desde el
la realizaban; en esto también en lo que pensaba al poder mismo, saben mny bien que carecen de patrio*
volver de Am érica en 1873, cuando una república en tismo y de dignidad en la España políticamente co­
la qne mandaba como dictador Emilio C astelar, tuvo rrompida.
miedo — |tam bién ella I — del revolucionario, para Esto sentado, tan sentado como que no hay nn solo
entregarse m aniatada á la reacción; y en lo mismo, español, que no sea político de oficio, que lo ponga
en fin, en la revolución necesaiia, ordenada, verdad» en duda un solo momento, veamos ahora lo que ha
Ì
sucedido desde mi llegada á Europa hace pocos me*
se3. Preciso es que el mundo sepa i qué atenerse res­
pecto á ciertos hombres de renombre universal. A sí
el mundo comprenderá la impotencia y decaimiento
de todo un pueblo.
XIV.
f PftOYfiCTO D E COM ITÉ, PÜTÜBO Q O BISBiíO PBO VISION AI/,
£ 8 R K C U U ÍE K T E BETOLUCIOHABIO.

P ara que el lector conozca bien, todo lo que im­


porta que conste, voy á reproducir aquí un capí tuli to
de una coiTespondencia que oportunam ente dirigi á
on diario que ve la luz pública en Buenos-Aires:
« ÜN PBOTECTO EFICACismO.
»Apenas hice constar mi residencia en P arís, los
amigos del gobierno de Alfonso XXI manifestaroo la
esperanza de que mi personalidad sirviese á aum entar
la división entre los jefes republicanos.
*Qtte sea el hienvenidoy decía L a Época ú tener
conocimiento—erróneo, por supuesto— de que yo me
proponía presentarm e eu España de uua m anera osten­
sible.
>Pero yo no había venido sino para proponer el
único medio práctico de constituir uua república en
España, dando al mismo tiempo ejemplo al Portugal » El proyecto es nada menos que asegurar en
y á la Italia. brevísimo plazo, no sólo la proclamación de la Eepú-
»Reunidos algunos amigos políticos» he aquí lo que blica en España, sino además y antes de que éstapu*
acordamos, y que uno de ellos publicó en el diario La diei’a organizarse, asegurar también la revolución
Nación, en P a rís, el de Jnnio último: necesaria; es decir: el oj*deu social al lado de las
«Queremos qae d^'ando á un lado todo egoísmo y reformas adm inistrativas; porque es la teoría y el
*el doloroso recuerdo de luchas pasadas, nuestros prestigio de los nombres históricos, al lado de la
»hom bresde Estado republicanos españoles, seen- energía, de la acción y de la popularidad revolucio­
> tiendan entre sí y se unan á nosotros. naria; todo ello, hasta en sus más mínimos detalles
> Queremos qae en lugar de unirse y coaligarse con como decretos revolucionarios y orden asegurado, de
>los partidos monárquicos que se titulan liberales, antemano convenido, estipulado y hasta escrito, por
»para luchas parlam entarias qne frente á la monar* quienes correspoude.
> qnía borbónica no tienen razón de ser y no sirveii »¡Qué confianza la qne así iuspiraremos á lo s
»más que para sostenerla, nuestros hombres de Estado ignorantes conservadores que no ven tras de una
»republicanos se entiendan enti'e ellos y se unan a revolución sino el desorden siu resultado l
»nosotros para realizar la obra grande y seria de kw »¡ La Comuna de P a ris! ¡el C artagena de Espafla!
^revolucióH ordenada. lYa no asustai'áu á nadie como am enaza de sau*
»Queremos que Castelar, el prim er orador del gie y de ruina sin alcanzar el objeto!
»mundo en nuestra época; que P i y M argal l, el repn* »Convenido evitar la causa, es decir, la falta de
> blicano espafiol más querido en Europa y en Amé- revolución ordenada, el efecto de seguro no habrá
>rica, que R aíz Z orrilla, el hombre de Estado que de reproducirse. No hay pueblo que realice esfuerzos
» por su actitud republicana estos iiltimos años ba tan sangrientos, si oficialmente se satisface á.su s
»conquistado renombre n ni ver sal, y Salmerón, el filó* justas aspiraciones.
»sofo republicano, llegasen al fin á entenderse entre »Comprendido mi proyecto, la actitud de Tja Epo^
»ellos, persuadidos como deben estarlo y a, de qus «í y demás periódicos monárquicos en Espai)a, ha
»ninguno en particular ni los cuatro juntos, conse* cambiado instántaneam ente con relación á mi perso­
»gairán nada práctico, ninguno llegará á los fines nalidad.»
»qne queremos, sin el concurso necesarío é inoludi*
»ble de las masas populares.
»Queremos» pues, la constitución de un cmilé
»capaz de ser en breve oóbierno provisional, com*
»puesto, desde luego tam bién, de algunos república-
> nos revolucionarlos bien populai^es.......»
»Todo quedaba dicho, y fué escucliado con marca­
dísim a atención.
XV.

REPETICIÓN DB UNA CALU>rNIA OFICIAL


TRAIDORAMENTB LANZADA.

Ahora bien: yo comprendo el pánico qne un a idea


taa sencilla y al mismo tiempo trascendental, inspi
rase á los políticos de oficio, monárquicos eu España.
También comprendo el ter l'or que paiticu la r men te mi
personalidad les inspira. Pero en verdad he quedado
extático ante la desvergCieuza de que esos politices
ban becho alarde.
Ofreciéronme algunos jefes parlam entarios y perio­
distas del partido republicano radical en Francia, un
banquete, como expresión de sim patías á mi ideai
por todos aprobada, de un Comité republicano espafiol
qne significase desde la em igración, trem enda fuerza
moral y m aterial ; que significase un gobierno jw'ort-
eionaly de antemano constituido, capaz de destronar
D EL GKKEBAL PRIM. 53

á Alfonso X I I 6 i Cüalquíera regencia que le susti­ dijo uno, he trascrito, más ó menos, lo que dijeron los
tuyese, capaz (le inspirar completa coiifiauza á todas demás:
las clases sociales del pueblo español, * L a Kepública española sucumbió por dos razones:
Ci gobierno francés uo se mostró onlo más mínimo la división del partido republicano y el apoyo que
ios carlistas encontraron entre los monárquicos de
contrariado. Su prensa oficiosa apoyó la idt;a. No se Francia y de Kélgica. Hoy día, los republicanos espa­
trataba sólo, como el lector habrá comprendido, de ñoles, ilustrados por la experiencia, deben compren­
tiuir á anos cuantos jefes del partido republicano der la necesidad de unirse y de buscar un punto de
español, más ó menos ambiciosos, ineptos como revo­ apoyo en el extranjero,
»Deben modificar su táctica y renunciar á las
lucionarios prácticos; se trataba además, de una cosa insurrecciones locales que los debilitan inútilmente.
nneva, pero en extremo factible: poner frente A una En lo sucesivo no deben seguir conspirando, sino
monarquía combatida por el pueblo, defendida por las obrar públicamente, ante el mundo entero, consti­
tuyendo un Comité permanente que será como un fu­
bayonetas, un prefendienie republicano qae personi­ turo gobierno pin visión a l, dispuesto á recoger la he­
ficase todo» absolutamente todo lo que el pueblo desea rencia de la monarquía.
y Decesita como inmediata revolución. »Toáoslos matices republicanos estarán en este
Y yo no sé, nadie sabe»ni puede saber qué remedio Comité representados, puesto que su aspiración supre­
ma será la revolución ordenada.
tenga una nación podrida adm inistrativam ente como »No se hablará ni de federalistas, ni de posibilis-
lo está la nación española» nulsque ninguna en Euro­ tas, ni de intransigentes, ni de centralistas: se hablará
pa, qué remedio tenga m \s sencillo, más factible, más de las reformas indispensables como revolución. No
habrá sino republicanos sin calificativo, » etc., etc,
seguro que el qne indiqué é indico, por cierto sin {La I<'rancet 23 Julio d« 1885.)
esperanza y a de que por alio)*a pueda i'eallzarse. ¡Les
ha faltado, les falta y les seguirá faltando bondad y «L a cólerade la hoja alfonsista— dijo el mismo dia­
nobleza, á los jefes históricos del partido republicano ro francés contestando á Jja Época— se explica por
español I el temor de ver realizarse un proyecto grandioso (el
¿Quiete saber el lector Jo que han contestado sus de Comité revolucionario espaflol) qne L a Éjxxut ba
comprendido tan práctico como seductor. L a Época
órganos eu la preusa?..... tiene la esperanza de que los republicanos españolea
Pero antes veamos lo que decía uno cualquiera de no lleguen á entenderse entre sí, qne el señor Ruiz
los diarios oficiosos en Francia. Con trascribir loque Zorrilla no queirá nnirse á los federalistas y qne el
señor Cas telar no consentirá nunca la reconciliación Veamos ahora la conductaque han seguido, también,
con sns antiguos enemigos de C aitagena. Y , sin em« los republicanos españoles (al menos sus jefes íústó*
bargo, L a Época no pai'ece muy tranquila á este res* ricos) ante esta inaudita desvergüenza de los monár*
pecto, puesto que provoca á Jos periódicos república*
nos españoles á que desaprueben el proyecto. quicos que tiemblan ante mi humilde personalidad.
«E ste proyecto, ejecutado con tenacidad, puede ser, Q uizás, y sin quizás, este pánico justificado, es co­
en efecto, tan fatal á la monnixiuía, como saludable rnil n á moiiái-quicos y á republicamos, cuando éstos no
para e! pueblo espafiol y para la civilización europea.> son sino fai'santes políticos: todos los de este género
{L a Fronte t 81 de JuUo de 18$5.) temen la revolución verdadera del pueblo espafiol que
necesariamente ha de barrerlos un día ú o tro , si no
¿ Y no sabe el lector lo que á eso han re$spondído se modifican. Resueltos á no modificarse, como los
los políticos de oficio monárquicos en Espafia? hechos lo vienen demostrando, claro está que ni los
Prim ero, para concluir lo más pronto posible cou prohombres republicanos de España podían aceptar al
mi libertad de acción en F ran cia, inventaron la exia- revolucionario.
t encía de un complol dirigido po r m í, para asesinará Así b a sido y debo decirlo con franqueza.
Alfouso X II. Se gastó no poco dinero en falsas decla­ Ellos 1‘espondeíán ante la historia, quizás tengan
raciones que se le trasm itían al gobierno francés, y qne responder, en vida, ante el pueblo espafiol, de la
cuando éste empezó á dudar de si en efecto el comploí conducta que han seguido liace quince años, y de la
existiría, uno de los agentes de la embajada de que siguen hoy, á la m uerte del rey Alfonso.
España en P arís, descubre toda la tram a y se pu­ Vine á proponerles, como dejo dicho, un me­
blica el engaño en uno de los diarios de esta ca­ dio de rehabilitarse, de aparecer grandes» prácti­
pital. cos, los salvadores de una nación políticamente co­
Entonces, el gobierno español idea, como la cosa rrompida. Ellos no han aceptado el medio, que no era
más sencilla del m undo, el pedir mi extradición al sólo unirse entre sí los cuatro pigmeos como revolu­
gobierno francés, por la poderosísima razón de que cionarios, que hati conseguido inoportun<unente el
hace unos catorce años, un juez instructor en la causa privilegio del renombre universal; sino además y
por asesinato del general Prim , la había ya solicitado, principalmente, unirse á loshombi-es capaces de ayu­
para obtener mis declarables. (T extual.) darlos á i*ealizar, con orden la revolución española.
Y yo me explico m«y bien la falta de patriotismo, Pero lo que no se explica, es el medio indecoroso
de valor, de sinceridad, de audacia revolucionaria á que ban recurrido los órganos en la prensa de los
que losC astelares, P isy Z orriliashan demostrado en prohombres citados. F rente íl mi proyecto salvador
esia ocasi(5ii, P or desgracia los conozco, y temía que que á los monáiquicos espantaba, ellos, los Castela-
ahora, c o d io siem pre, limitasen sus aspiraciones á reK, P isy Zorrillas han contestado con el silencio res­
pretender todos y cada uno la jefatura teórica de lo pecto á lo esencial, descartándose de aceptar la idea
que ellos llaman partidos políticos» y que no son sino que el pueblo acoge, y al mismo tiempo sin valpr para
agrupaciones de pretendientes á empleos, sin prusti- rechazarla públicamente; pero designándome ó acep-
gio entre las m asas populares. Temía, y asi ha resul­ tándomc como los monárquicos me presentan para in­
tado , que la idea salvadora del Comité q u e , hoy por utilizar mi acción; es decir: judices
boy, necesita de ellos imprescindiblemente, se estre­ Y bien, lector, yo dejo á juicio del público seme«
llase aote la indolencia de un P i y M argall, el espíri­ jaute conducta. No quiero caliñcarla. Cualquiera po*
tu de exclusivismo de un Ruiz Z o rrilla, y el pánico, drá hacerlo después de leer la segunda parte de este
verdadero pánico que un C astelar expeiim enta ante trabajo.
la idea de una revolución que pudiera pedirle cuentas
á él de actos escandalosos con todo el aspecto de ini­
cuas traiciones. Sólo una leve esperanza loeqaedaba.
i E ra tau grande, tan necesaria, tan práctica la ideal
Quizás Castelar y Z orrilla llegarían á comprenderla
por completo, á confiar eu la nobleza del pueblo espa­
ñol y en la ayuda leal y francamente ofrecida de los
hombres en quienes este pueblo tiene todavía pleua
confianza.
Repito que ellos i^esponderáo, cuando menos ante
la historia, del desprecio que una vez más demuestran
Lacia las aspiraciones y necesidades del pueblo que
los elevó.
A LA PREN SA RK PU BLICA N A D E FRANCIA
PORTUGAL É ITA LIA .

A ntes de term inar esta primera parie que he creído


necesaria para que el lector comprenda la situacíóa
política en que me encuentit», y pueda explicarse el
dQísDio de tnls enemigos, cinismo inconcebible y
que palpable verá por las pniebas irrefutables que voy
i pi-esentarle ; antes de empezar tarea tan tríste, que
sólo por ser absolutam ente necesaria me decido á
emprender, puesto que si guiñeará la completa des­
honra de los poderes públicos del país donde nací;
antes, digo, yo debo una palabra que tienda á expre­
sar mi profundo agradecimiento hacia los republica­
nos franceses, sin distinción de matices, de la p m -
sa diaria.
Todos, absolutamente todos me han defendido, con
m¿s ó menos ardor, de la calumnia traidora, lanzada
do mievo, después deqoince años, contra mí. Lo mía* sióli é ineptitud de los jefes republicauos españoles,
rao L a Ftance qne IjB C ñ áu Fcapley L a Lantem c que á todos los que han adivinado la intriga esencialinente
L e Bappely L 'hüram igeant que L a Ucpuhlique J'Van- villana, yo me permito recomendarles la segunda par^
<;aÍ8e, L e Badical que VÍ^vcnement, L e VoUaire qae ie de este trabajo. •
L a Jusike; todos, absolutamente lodos, lo mismo ea ¡O h! ¡ley santa de las compensaciones para el co­
P arís que en las provincias, han estado á mi lado, no razón humano! Al lado de la pena desgarradora por
por lo qne mi humilde personalidad signifique por sq la impotencia á que me veo reducido y de la pena
honorabilidad ante el mundo, sino por lo que de sin* grande también, grandísim a, de tener que pisotear lo
cera tenía mi actitud revolucionaria, y por lo infames que debitara ser )ina honra nacional, ¡qué iumenso
que resultábanlas calumnias del gobierno monárquic# consuelo al mismo tiempo, pudieudo decir á mis ami­
espaflol, contra el práctico republicano. gos políticos en el mundo:
P or esto, no es s61o personalmente que consigno — ¿Lo veis? ¿Cómo be de ser yo un crim inal?
aquí la expresión del más profundo de los agraded* Lo qne resulta es, que yo soy demasiado tem ible como
mlentos, lo hago también en nombre del desgraciado revolucionario práctico, de orden, pero verdadero.
pueblo que me ama y en mi proyecto ha confiado; lo Eu cuanto á los asesinos del general Prim, ahí los
hago en nombre de la cansa mil veces bendita de la tenilvéis designados, en la segunda parte de este tra­
revolución en el mundo, á la que siempre he servido bajo, confesos unos, convictos otros. ¡Yo los entrego
con entusiasmo y abnegación. al odio público I
También debo dar las gracias con toda la efusión Se los recomiendo muy especialmente á la preusa
de mí alma y en nombre de la buena causa, á la preu* republicana en Francia.
sa revolucionaria en Portugal y en Italia, que ha sabido
comprender lo práctico de mis aspiraciones, tan hu­
mildes como individualidad, tan grandes como idea
necesaria y salvadora.
A todos los que han protestado de la calumnia arte­
ram ente lanzada contra mí, por un gobierno def^hou-
roso, sostenido por intereses bastardos y por la divi*
SEGUNDA PARTE.

I.
BEALIZACIÓN DEL CRIMEN SEGÚN LA ÚLTIMA VERSION
r>B LOS MONARQUICOS.

Entre todas las versiones que be leído del asesinato


del general Piím , citaré nna que me ha llamado mu­
cho la atención. Es reciente. L a encuentro en L e Fi-
g m del 25 de Agosto último pasado.
Hay en ella respecto á ciertos detalles de impor­
tancia, algo que yo no había visto en ninguna otra,
y que concuerda con lo que, ¿ fuerza de paciencia,
he llegado i descubrir por medio del sumarie que
durante quince años se ba pretendido consei’var en
sccreto.
No conozco personalmente á ninguno de los re* turevo y resuelto, acostumbrado 4 todos los peligros
del campo de batalla, donde tantas veces había afron­
dactoi*es de X e Fígaro. Iguoj*o quién pueda sei' el tado, impávido, la m uerte, unía, además de estas
qne, con las iniciales T n . d e G., firma la resefia qne vialidades brillantes, el más profundo desprecio hacia
voy á traducir literalm ente; y aseguro á mis lecto­ las bajas intrigas y cobardes amafios, Por eso, pres­
re s , que no debe ser uu republicano el que haya cindía de las advertencias que sus amigos le hacían
continuamente, demostrándole, de una m anera irrefu­
podido facilitar ciertos informes que contiene, i table, que MIS días estaban amenazados.
menos que del sumario en secreio no los haya reti­ » Pi im se encogía de hombros y pasaba adelante.
rado. • D urante este tiempo sus enemigos se agitaban
en la sombra, organizaban complots, y tomaban dis­
>ista es la resefia: posiciones para concluir bruscam ente con este hombre
de Estado, cuya habilidad tem ían, y que, pór la línea
«ASESINATO DB PRIM. de conducta política que seguía, iba con un -solo rasgo
de su genio, á hacer que abortasen los planes de
»L a orden de prisión, dictada contra uno de los todos los partidos en competencia.
presuntos asesinos del general P rim , da nn interés 'R n efecto: i a monarquía del duque de Aosta,
de actualidad á este acontecimiento, á propósito del tenía, sobre todo, las siguientes significaciones bien
cual, he aquí algunos detalles que creemos inéditos. características: primero, rechazar la mai’e a creciente
del republicanismo; segundo, destruir las preten­
»En el mes de Diciembre de 1870, el general siones de una regencia prolongada del general Se­
Prim era m inistro de la G u erra, lo que le obli* rrano; y eu fin, dejar en la más vaga iuceriidumbro
gaba á asistir frecuentemente á las Cortes, donde se Us esperanzas monárquicas de los miembros do la
discutía entonces, con mucha paf^ión. el pixJximo ad* dinasíia calida.
veni mien to del duque de A osta ai trono de Empatìa. * A pesar de la indiferencia que mostraba por su
* E l gen e]'al Piim había sido el principal instiga* propia seguridad, llegó un momento, sin embargo,
dor de esta dinastía extranjera. Repetidas veces, en que el ministro de la G uerra empezó á tener eu
bía solicitado del rey V íctor M anuel, su consentí* cuéntalos hechos, y los amagos de los asesinos de
miento. E l Rey, había rehusado primero; y concluyó pi'ofesión (cmtp jarreJs) lanzados contra él. Trabiyo
por acceder, después que la c^iíididaiura del príncipe le costaría decidirse; pero al fin accedió á las súplicas
de Hohenzollern se juzgó imposible. de los más íntimos que le aconsejaban precaverse.
> L a p em sten d a de Prim en sostenei* la iandida* »Entonces, nn inspector de policía, fué especial­
tu ra del duque de A osta había suscitado contra é) ^ mente at/achc Á su persona. E ste inspector tenía á
odios implacables. sus órdenes una sección de ageutes de policía, muy
» Pero dotado ante todo de un temperamento aven- seguros y resueltos, y cuya misión estaba circunv
evita i velar á toda hora y eu todo lugar por la vida 4e evitarle al nuevo rey, los desengaíios de una impo­
del general. pularidad presentida, el general llegó hasta hacerla
»Este inspector de policía babía recibido órdenes declaración siguiente, que pronunció con voz firme:
de uo comunicar uunca con Prim directamente. De* < — Pasaré, si es necesario, dijo, por encima de
b ía n , uno y otro, aparentar en público que no se »la Constitución para salvar la patria y la libertad:
conocían; pero estaba convenido que el general se >yo no soy irresponsable y sabré, si es necesario,
serviría de ciertas seilalea para indicar, principal­ »presentar mi diínisión al R ey .»
mente, o] camino que se proponía seguir al salir de »Algunos instantes después, el general Prim salía
las Cortes, para volver al ministerio de la Guerra. de la sala de sesiones para dirigirse al m inisterio de
»Cuando Pj-im salía del palacio de las Cortes y la (jnerra. Estaba muy agitado, nervioso, enti-egado á
antes de subir á su cam iaje, indicaba del modo si- las más grandes pi-eocupnciones. Uno de sus amigos
gniente el camino que se proponía seguir: si conser­ le acompañaba. A l llegar á la puerta de salida, el
vaba su ba^itón en la mano derecha, volvería á sn general se detuvo un momento para term inar la con­
CHsa-habitacióu (ministerio de la G uerra) por ol lado versación empezada. Su carruaje estaba allí, á algu­
derecho; si por el contrario, llevaba el bastón en la nos pasos de distancia; y cerca del carruaje un poco
mano izquierda, esto significaba que había decidido en la oscui'idad estaba el inspector de policía de qne
tom ar por el lado izquierdo. hemos hablado, espiando c ^ a uno de sus movi­
»Tales eran las indicaciones convenidas y riguro* mientos, á fin de saber, ese día, de qué lado debía
sám ente observadas hacía algunos días, por el ins* colocar los agentes.
pf'ctor de policía que siempre se colocaba convenieu- > Pero en este momento, en que, por decirlo así,
mente, para darse cuenta de ia¿5 intenciones del se decidía dol destino de su paí.., Prim había olvidado
general. por completo la seflal convenida con el agente. Lle­
vaba su bastón en la mano derecha; jw o era í w
«Kualidad; no liabía de su parte ninguna premedita­
> E l 27 de Diqiembre de 1870, la sesión de las ción; no pensaba eji su seguridad personal.* ^u pensa-
Cortes fué. de las más agitadas. E l duque de Aostft miéQlo estaba en otra parte, lo cual se concibe fácil­
había sido elegido rey de Espafia el IG de Xoviem- mente.
b ie y debía efectuar su entrada en el reino el »Sin embargo, el jefe de los agentes, desde que
de Diciembre, es decir, tres días después de la vió que el general llevaba su bastón en la mano de­
sfrsión de que nos ocupamos. Pero una gran oposi­ recha, se había apresurado á reunirse con sus hom­
ción se m anifestaba todavía contra esta dinastía pro­ bres y los habla escalonado en el camino indicado por
cedente del extranjero. Prim durante esta memoj-able la señal.
sesión— que debía ser la últim a á que asistiese— »Casi en el mismo momento, Prim hizo adelantar
hizo los más grandes esfuerzos por obtener un poco sn carretaje; subió y dló orden al cochero de volver al
de calma, alguna tregua. Impulsado por los desw)s ministeno de la G uerra, pasando precisamente por el
lado opuesto á aquel en que la policía secreta había Yo le prometo al lector que sobre este punto, no le
ido á colocarse. va á quedar duda alguna, después que haya fijado sn
»Pronto el carm aje se internó en la pequeña calle atención primero en las observaciones que ahora v o y
del Turco. E sta calle se extendía á lo largo de los
muros que cierran la casa del marqués de Casa Riera, á hacer; después, en las acusaciones y reéulíatkios
De pronto se oyó una descarga. Los asesinos tij-aban qne existen consignados en los d i e z t o c b o u i l p o l io s
con trabucos; el infoi tunado Prim se encontró rodeado de que consta ese famoso, famosísimo borrón, famosí­
de lina nube de proyectiles: su cuerpo quedó lleno de sima infamia, que se llama proceso de un asesinato,
heridas; había recibido, principalmente, siete balas
en el hombro izquierdo. y, que para el mundo va á resultar el proceso de una
> Sin embargo, PHm no murió sino (res días des- moffistraiura indigna.
pues, es decir, el mismo día, casi en el mismo moraenio
en qae el rey Don Amadeo colocaba su planta en terri­
torio espafiol.— Prim tenía 56 aflos.
>T r . d e G.»
Ahoj-a bien: la reseíia anterior es exacta hasta
<ñerto punto. Pnedo asegurarlo, según los datos qae
se desprenden del famoso sumario. Y a los conocerá
el lector, estos datos: qne sí el tal sumario nunca
estuvo en seci-eto, para los interesados en ocultar
la verdad, día había de llegar en que no lo estuviese
para nadie.
Pero existe nn detalle eiTÓneo en la resefia que
acabo de traducir literalm ente; un deíaUe erróneo en
üxtremo trascendental: se tra ta nada menos que del
prim er panto oscuro, oscurísimo, que importa escla­
recer: la parte que la policía tomó ó dejó de tomar,
un el crimen inicuo y esencialmente traicionero, de
que nos estamos ocnpaudo.
II.

UN NUEVO EMBROLLO DESTRUÍCO-

EL criuieu faé cometido á la siete y media de la


U rde, eu uno de los puntos más céntricos y concarri-
dos de Madrid.
Podría admitii-se, que la policía, en general, estu­
viese, ese día, distraída, hasta eS punto, de que ni
uno solo de ios asesinos fuese molestado; tan dis-
traída, que ninguno de los transeúntes aunque des*
pués hubiese de resultar inocente, fuese detenido.
Creo que, dadas las circunstancias del sitio y de la
bora> no se ha visto jamás» en el mando, un caso
semejante.
Pero yo doy de barato )a distracción de la policía.
Lo qae nunca se ba visto de un modo tan escanda­
loso, pudo ser el resultado de ia más extrafiacasuali-
dad. A sí lo admitiríamos, sino hubiese algo gravísimo » c e a ; pero era por casualidad: no había de su
que impide en absoluto nuestro buen deseo. »parte ninguna premedilación, etc., etc.
¿Es cierto que, sieudo recente del reino el general »Sin embargo, el jefe de los agentes, desde que
> vió que el general llevaba su bastón b n l a m a n o d e *
Serrano (duque de la Tot re), se constituyó ana sección >KBCUA, se había apresurado á reunirse con sus hom-
de policía secreta» exclusivamente dedicada á velar »bi'es y los había escalonado en el camino iudicado
por h s dias del goderai Frim ? »por la señal.»
Sí: es cierto. Lo que dice la reseña que he trascrito
de un diario monárquico bien infori:iado, aunque Con decir que ese camino fué, en efecto, el del l a d o
extranjero, es la verdad, y del sm iario resulta, co­ iiEBECHO de la salida del palacio de las Cortes; con
mo luego lo probaré, con documento auténtico. decir que ahí precisamente está la calle del Turco,
Pero esta sección de policía s e c r e t a , p o r creo que queda todo explicado respecto á la policía,
el Excmo. señor duque de la T orre y sus amigos, y que no necesito insistir m ás, para desvanecer este
esta sección de policía y sn jefe ¿sufrieron por ven­ Amago de oscuridad ó de embrollo, sobre el punto
tura, error, en la no che del veinte y siete de Diciembre, que vamo.s ya dilucidando.
á la puerta de salida del palacio de las Cortes?
X o; DO sufrió error, la sBCcióu de policia encar­
dada de ve h r por los dios del general Prim . Probaré
esto de seguida; y advierto que poco im poitaría el
detalle de unn seña que ge supone equivocada en los
supremos momentos, si ello uo encerrase como tal
suposición, el deseo cíe oscurecer desde un principio,
lo que im porta que aparezca muy claro.
Dice la reseña segiín hemos visto:
t Pero en este momento suprejno, en que, por de-
’»cirio así, s¿ decidía del destino de su país, Prim
»liabía olvidado por completo la señal convenida
» con el agente. Llevaba su bastóJi e n l a m a n o d e u e -
III.

AKTECEDENTE:^ DEL PROCESO.

No voy i convencer: voy ¿ probar.


Pero hay tanto de hecho, como embrollo sistem áti­
camente sostenido^ que necesito esclarecer los antece-
dentes, no ya como historia que dé ¿ conocer la sitúa-
ci<3n de cada cual en aquella época, lo que queda
hecho en la pj'iinera parle de este trabajo; sino eu
la cousQmacióu del atentado é instrucción del pro-
ceso.
Tres días estuvo herido y con vida el general Prim .
No se le lomó declaración.
—¿P or qué?— piMíguntaril el leccor.
Escuche el lector por qué. Lo dice el mismo ma­
gistrado encargado del asunto:
< Con el celo con que todos los jueces cumplen su
cometido, eu las cii'cnnstancias en que desempeñan
su oñcio; (ojo) y mucho m is honrándome el gobíei no
D E L GENERAL PBIM . 77
con nna deferencia qae no merecía, procedí á la ave- ; A h ora, en 18^5, después de quince aftos de escán­
liguación del delito (asesinato del general Prim ) cons-
Utuyéndonie en el gobierno civil de la provincia, dalo inaudito, se le ocurre á un jaez publicar en un
donde permanecí día y no che ^ relevándose los auxi­ comunicado á ]os diarios de la capital, la terrible pro­
liares del juzgado, para dar descanso á los que se testa que se escapa de las frases que dejo marcadas!
rendían; y prestándome toda clase de ayuda, además
<le las pesquisas qae practicaba por su cuenta (ójo) e! Lector, vamos ácuentas, para d e ja rá u u lado este
digno gobernador de la provincia. E l sumarlo se ini­ detalle im portante de la falta de declaración del gene­
ció bajo algunos datos, que nunca pudo j>rever fuesen ral Prim.
tan provechoáos (ojo) para el descubrimiento de los
autores del crimen. Alentado por tales circunstan­
cias, ellas me daban fuerzas para hora tras hora, per-
sega ir el bello ideal de los que se dedican con fe in­
quebrantable al cumplimiento de su deber. Llegaron
en esto las diligencias á un estado, que para prose­
guirlas con éxito, (ojú) necesitaba examinar al general
Prim y reconocer sas heridas tomando por base de
éstas dos im portantes actuaciones^ para las sabsi*
guien tes, que habían de engrosar las indicaciones
que el sumarlo arrojaba. A pesar de hasta
con 2 ‘esadeg, cerca dtl coiwejo de M inistivs, q ü b se
HALLABA CERCA DEL ILUSTRE HERIDO EN EL PALA*
CIO DB B u e n AVISTA, para cumplir la misión qoe el
cargo de juez me imponía, sin dnda la gravedad del
general, ó el le?ncr de causarle m am ohsfia que pudie-
ra empeorarlo, LO C IER TO ES Q U E NO PÜÜE
C U M P L IR M I CO M ETID O. Desde entonces expt^-
reverentemente que siendo excepcionales las diligencian
que yo formaba, debían acumularse á las incoadas
por el juzgado del Congreso, y ser éste el que obrase
h.\jo una sola acción.»
( C o iD Q o iO f td o p u b U c a á o 0n r * iio s p « r ló d l« o < d « U *- ^
d r l d o o a í*cbft 10
d e A g osto d » 1695
. f i n c a d o por '
d o n Frftaelteo G u e l * F r a a e o . p r i m a r jues- lottruo*
tor ¿oí BuiAikrio r¡m b c < o e u p » .)
IV.

LA CALUMNIA DE UN MISERABLE.

No se le tomó declaración al generai Priin dorante


ios tres días qne vivió después de herido, siendo pú­
blico y notorio que ]a desdichada víctima conservó
hasta el último momento todas sus facultades y ener­
gía.
¿Para qné hacía falta esa declaración jurídica?—
Un calailero mui/ decenle, supo la verdad i últim a
hora, de los labios del moribundo.
lEsto, lector, es inaudito! Y sin ftmbargc, asi está
consignado en el sumario; ¡como que ésa h a sido la
«nica declaración contra mí! Según el Excmo. sefíor
Moreno Ben i tez ( pai*écenie que este seílor es exc^entt-
sime) (¡uno de tantos 1) d general ÍV ííh, antes de mo­
rir, le hahki manifestado que C R E ÍA haher conocido
ti José Paúl Angulo, entre los asesinos de la calle del
Turco..................................................................................... ...
iConqne es nn Moreno Benitez, |>illete político que esas desvergüenzas que chorrean villanía insolente,
EspaCa entera conoce y desprecia, aunque la debili­ que se llevan á cabo, despreciando con sin igual im ­
dad de Prim lo hiciese gobernador y la debilidad del pudencia, no solo la propia dignidad, que no se co­
rey Alfonso lo acepta.'ie despaés como partidario; con­ noce, sino hasta el sentido común de las gentes!
que es ese cábdllero el qne se ha atrevido á desig­ j Pues qué! si el general Prim hnbitse sido capaz
narm e á mi. jurídicam ente, como asesino I de olvidar en los momentos más solemnes de la vida,
¿Y para acusai-me de asesino, osó calumniar al de olvidar lo que yo era como particular para él, lo
mismo general Prim ? qne yo era, soy y seré como hombre de honor, al que
Sí: jcalum niar su memoria! rindo un culto que nadie mejor que él conocía; si el
A nn cuando yo hubiese sido uno de los asesinos de general P n m hubiese sido capaz de olvidar todo esto,
la calle del Turco, ó que el general P iím hubie­ en los momentos críticos en que el alm a humana más
se creído cofiocerme, equivocándome con cualquier se eleva y dignifica— que me causa horror sólo el
o tro , ¿á quién le va á hacer creer el señor Moreno suponerlo — ¿iba el general Prim á escoger, para
B euítez, que P rim , en su lecho de m uerte, le esco­ confesarse, al seííor Moreno Benttez?
giese á él, á él solo, para, en la duda, infamarme i Pero ¿y sus amigos más íntimos é Importantes?
mí! A m í, á quien á pesar de nuestra diversidad de ¿dónde estaban? Y el jnez ¿por qué no enti-é á tomarle
ideas políticas, ó más bien, de teorías en la práctica declai-ación k-gal?
del momento, el general Prim estimaba mucho, como Clavo está, que si el juez no entró á tomarle decla­
lo dijo repetidas veces en publico; á m í, á quien d ración legal, fué poi'que Prim uo quiso. ¡Sí es público
general Prim qt(eria como á un Ayo (textual) y á quien y notoiio que conservó hasta el último momento sus
debía más esfaei-zos y más sacrificios que á nadie en facultades 1
política! Lo que hubo fué, y esto también es público y noto­
¿Infam arm e á mí el general P rim , eu su lecho de rio, que Prim manifestó á varios, que sospechaba
m uerte? quiénes fueran sus asesinos; es decir: de dónde ve-
V am os: u í ESO E S ilE N T IR A !!! nia el golpe traicionero; pero qm so guardaba bien de
. Pero no es nna m entira vulgar: es una mentira in­ decirlo.
fame, calumniosa para la víctim a y para mí; juna de No era difícil c a c h a r lo ; como que por el juzgado
6
del Congreso se estaba siguiendo > de antem ano, la
pista á algunos.
Se estaba siguiendo esta p ista , antes del atentado»
como lo daré á conocer oportunamente. ¡Calcule el
lector si ha existido ó no, un colmo de inaudita des-
vergtienza en este asunto! V,
Pero continuemos con la incalificable declaracíóD
del seflor Moreno Beni tez ; incalificable, porque no liay A N T E C E D E N T E S D E L EXCMO S E S O B MORENO B E N IT E 2
palabra apropiada en el Diccionaiio. CON B E LA CIÓ N A L AUTOB.

P a ra que así lo comprenda el lector, voy á manifes­


ta r cuáles eran las antipatías, cuál el odio que ese
caballero debía tenerm e, necesariamente.
En 1870 ( perdóneseme este agregado á los ante^
cedenies^ históricos) el Excmo. soílor Moreno Benítez.
á la sazón gobeniador civil de M adiid, me dijo, un
día, en el sal*in de conferencias del palacio de las Cor­
tes:
— Sefior P aú l, ¿no ha leído usted el comunicado
qae hoy traen los diarios, de Felipe Ducazcal?
— Naturalm ente qne lo lie leído, seQor goberna­
dor; pero lo que no me parece tan natural, es que
Hsfed me haga la pregunta.
— ¿Por qué esa extrafíeza?
— Por una razón muy sencilla; porque según se
dice de público, es usted mismo el autor ó inspirador
del comunicado soez, ñrmado por Ducazcal, en el que
se dice que me ha golpeado en la caíUy siendo tan
falso, que el tal Ducazcal, á pesar de tener á sus ór* Y como todo esto de la P artida de la po ira, E l
denes ana partida de asesinos 0& P artid a de la porra) Combate, Ducazcal, Moreno Benitez y yo, ha sido
jam ás se ha puesto frente á m í, ni yo le conozco per­ bastante célebre; como todo ello es conocidísimo,
sonalm ente; y como entiendo que á ese asesino de excuso entrar á probar lo que d ^ o indicado: ahí están
profesión me lo ecban ustedes como perro de presa las colecciones de los diarios de aquella época. £1
para que yo me bata en duelo con él; y como estoy lector sabe y a lo bastante, para caliñcar, si puede,
dispuesto ¿ ello, aanque extrafie ¿ mis amigos; más la declaración jurídica, contra m í, personal y única,
me extrafla á mí ahora, hoy, en este momento, que del Excmo. sefior Moreno Benítez.
usted, el principal oi^anizador y sostenedor de esa
infameí>ar/i(fíi asesinos vulgares, se atreva á ha*
blarm e de sus propias villanías. ¿O querría usted,
sefior gobernador, arrojar la m áscara, y en vez de
dejarme enfrente al píllete D ucazcal, ponerse usted
mismo, como verdadero responsable?
A estas palabras m ías, que si no son exactamente
las que entonces pronuncié^ estoy seguro que en-
cierran los mismos conceptos, el Excmo. sefior Mo*
reno Benltez contestó con otras que tampoco recuerdo
exactam ente; pero el lector puede calcular cuáles
serian, fijándose en que, en efecto, me batí en duelo
absurdo, no con el Excmo. sefior Moreno Benítez,
sino con el mísero Ducazcal, jefe inmediato de los
asesinos apaleadores; los cuales, si no se habían
atrevido á suprimirme asesinándome, era, primero,
porque el pueblo de M adrid estaba decidido á defen*
derm e; segundo, porque el mismo Prim había próhi’
biílo que asi se me suprim iese.
r

VI.

DESDE LA CÁRCEL SE INTENTÓ LA COMPRA


DE TESTIGOS FALSOS.

Después de lo que d ^o dicho sobre la declaración


del Excmo, sefior Moreno Benítez, quizás debiera
prescindir de las demá^ que contra mí se han iuten­
tado^ queriendo com prar testigos falsos; pero no debo
privar al lector de tan sabroso manjar.
¡Sabroso i Terriblem ente amargo, por la
vergüenza que todo espafiol debe seutir al ver des*
honrada ante el mundo > la administración de ju sti­
cia de su patria! ¿Y hay quien se haya extrañado
de mi tardanza eu denunciarla, tratándose de algo
tan brutal, tan espantoso? ¿Y cómo, sin hacerlo,
podía yo explicar la infamia que se ha intentado y
que se intenta?
Por lo demás, cuando el lector conozca por completo
la situación sin ejemplo, coinprenderá bien á las
claras lo qae y a debe ir suponiendo: que era, y es, nn documento firmado por los que en ella figuran,
literalmeuce imposible que yo me presentase al juez sino que es, también, documento oficial, que consta
en ningún momento, con el fin práctico de esclarecer en Ì03 auiós, eu los diez y ocho mil y pico de folios
la verdad. ;Sí ésta lia estado de manifiesto desde el del sumario en secreto. Á llí consta jurídicamente.
prim er momentoI ¡Sí á pesar de todo lo liecho por Ademán, los individuos que firman el acta, viven y
gran número de jueces, no ha sido posible ocultar están dispuestos á ratificar sus declaraciones de hace
jurídicam ente á los criminales! ¡Si á más de cien catorce afios; y el conocidísimo republicano, exd i-
inocentes^ declarados ta le s, se les ha tenido presos pntado á Cortes, Luis Blanc, que fué quien hizo cons­
anos y afios! ¡Si á algauos se les ha asesinado en la tar eu el sumario, el acta como declaración, está en
misma cárcel!— Y en fln, ¡si para buscar— fíjese Madrid, dispuei'to á ratificarla, tan^bién, en todas sus
bien el lector— pruebas jurídicas contra m í, se lia re- partes.
curado á intentar judicialm ente y por medio del oro, He aquí el documento:
testigos falsos I— como lo voy á probar basta la
evidencia,— ¿podía yo, en ningún njomento, puedo «Los que suscriben, Manuel Lestón, Victo nano
boy presentarm e ante semejante administración de Duráii, F élix M artínez y Vicente Lázaro, amantes de
justicia, con el fin práctica de esclarecer la verdad^ Au dignidad y su honra, reunidos en este día en la
casa del primei‘0, declaran juntos y por separado:
Alions done! como dicen los franceses. L a cosa es >Que hacia los últimos de Julio, fueron pre sen ta*
espantosa, la cosa es increíble; pero la cosa es ver­ »ios por don Luis Blanc, á don José López, en el Sala-
dad; sí; verdad todo lo que acabo de afirm ar; y voy dei'o (cárcel pública) á fin de servirles de dependien­
á probarlo todo, empezando por lo de los testigos tes, ya tomando parte en las oficinas de la adminis­
tración del periódico E l Jurado Federal, ya después
falsos que judicialm ente y por medio del oro, se han para que á las ói'denes del citado López, estuvieran á
buscado contra mí. la mira de los complois reaccionarios que se fragua­
Voy á trascribir ín teg ra, aimque sea un poco ban, así Ci)mo las asechanzas que contra la vida del
citado López se formaban por M adrid según él dijo.
larga y no esté bien redactada, un acta curiosísima. “ -El señor Blanc manifestó al seflor López, que
E lla sola basta á probar, una parte de lo que como éramos artesanos, si )io se ai'reglaba de noche,
afirmado. üo podíamos ocupamos.— Entonces el seílor López
Y advierto al lector que esta acta no es solamente dijo que se i'emunerai ía nuestro trabajo, pagándonos
el jornal seguro; y desde aquel día nos ocupó en reca-
dos del periódico y particulares.— Pero vieudo los presentásemos todos cuatro á las 7 de k m añana á
que suscriben que pasaban los días, acudimos i dicho seflor López.
don Luis Blanc para que éste le hiciera ver al sefior tR eunidos todos, íbamos con la mayor alegda
López que si su palabra de pagarnos no se realizaba, creyendo recibir la autorización ó salvo-conducto y
no podríamos continuar siendo sus dependientes. la paga de Agosto tantas veces ofrecida; pero al en­
>El día 18 de Agosto, acompañado el señor Blanc contram os en presencia del sefior López y después
de Lestón y de L ázaro, se presentò eu el cuarto del de subir de uno eu uno, como le había encargado á
Saladero que ocupa el señor López, y á presencia de D«rán, cerró el señor Lópex la puerta, echó la llave,
los citados, le manifestó que aquellos á quien él había cosa que nos chocó mucho, y d ijo ;— Así nadie se
presentado por encargo suyo, como buenos y leales enterará. Nos hizo sentar y agregó;— Señores: tengo
amigos, para desempeñar á sus órdenes servicios que hablar de uu asunto de mucha importancia... A
contra la reacción y á los cuales les habla ofrecida Bstedes les habrá ciiocado que uo les haya pagado á
sueldo como dependientes, le acosaban por ro haber últimos de m es, como les había ofrecido.— Sí señor,
visto formalidad en sus oferta«. A nte esta manera de respondimos los cuatro.— Pues bien, ya ha llegado
explicarse el sefior l^lanc, contestó el señor López k bora de que sepan n&tedes la verdad de por qué les
que se fuera descuidado, que sus amigos no quedaban he buscado. Cuando dije á Luis Blanc de colocación
sin sn sueldo, puesto que desde aquel mismo mes co­ eu este ü otro sentido, faé im preluxto para que uste­
menzaba i correrles, y que si no les había ya pagado, des vinieran. H e conocido eu el poco tiempo que les
era poixiue esperaba del ministerio de la OJobernación trato, que son ustedes hombres leales, y les voy á
unos Balvo-conñucloSy á fin de que cuando tuvieran decir, pani qné los quiero. Necesiio que mlcdfs de^
que habérselas cou los reaccionarios, pudieran ser declaren contra algunas personas en la causa del gene-
auxiliados por las autoridades civiles, con las cuales n ^a l Frim—¿N osotros? dijo D uran, al tiempo que
contaba él para combatir los planes carlistaa, (üfon- nos mirjthamos unos á otros, llenos de soi-presa.—
sinos y m(mti)emierÌ3las j que conspiraban contra 8f, re.^pon di ó el señor López; ustedes; pero no sin
la revolución de Setiembre. — Después de estas cla­ que este servicio les valga nuiy buenos miles reales.
ras explicaciones, manifestaron loa qne suscribeo, al No crean ustedes que vau á declarar exponiéndose á
señor Blanc, que quedaban satisfechos. A l día si­ perjuicios; porque yo los respondo de que no les ha
guiente, este seflor se fué de ila d ríd á su viaje de de pasar nadn. Lo que deseo es qne digan ustedes
lodos los veranos. que los sujetos que van en una lista que Ies voy á
> Nosotros continuamos presentándonos al señor entregar,/«i» «</o/(W de Frim , y que Paúl
López, el cual al concluir el mes de A gosto, tampoco Angulo y Fraucidco Huorta¿>, les buscaron á ustedes
nos dió la mensualidad, como había ofrecido; pero en para entrar eu una sociedad secreta que tenia por
los prim eiu? días del presente mes, al ir uno dt; objeto OiiOüinar á dicho general. Y para qne putdan
nosotros según costumbre á ver si le ocurría algo, If hacerlo ustedes sin tem or á ningún percance, como
encargó á Victojíano Duráu que al día siguiente nos ya les he dicho, les teaigo esciitas las declaraciones,
á fin de qae las aprendan de meraoria y no titubeen sin compromiso. — P or lo pronto, si ustedes se de­
al decirlas, dunque por él juez nohabria cuidado. ciden, antes de ir á declarar les daré mil reales á
i Àgregò el seAor Lópex que había que apreudm* cada uno para qne se hagan un vestido, y se pre­
bien las declaraciones, por el ei^cribano, que no estala senten decentes en el juzgado. En seguida de decla­
de acuerdo, y que por esta ra;5Óri no. debíamos extra­ rar, recibirán ustedes, cada uno, diez mil reales de mi
ñam os de que ti jueg nos preguntara con seriedad^' bolsillo, y después de acabar la causa, ó salir yo de
por lo cual no debíamos aturdim os. la cárcel, yo ó mi cuñado les prej^entaré á ustedes á
»Acto continuo nos entreg:ó en la hoja de un sobr» la duquesa de P rim , y ésta, estoy seguro, que como
iLmarillento, la lista que nos liabía dicho, en la cual creerá que son ustedes los que me han ayudado á
estaban los nombres de varios amigos y cor religione* descubrir los asesinos de sum ando, no bajará, por
no s nuestros, y m ientras los cuatro nos mirábamos, lo menos, de cuarenta mil reales la gratificación que
se volvió él A un ai'mario ó papelera, y de un cajott* lea dará. Ijuego, lo que además les podrá servir su
cito sacó las declaraciones que nos había dicho, y nos influencia, y la que después tendrá su h\jo.
las entregó diciéndonos que las copiásemos, sacando »Después de acabar de hablar el señor López,
una copia para cada uno á ñu de que así las apren­ ^dendo para alhagarnos mucho más de lo que aquí
diésemos de memoria con más facilidad, y que cuando decimos, D uran dijo: — M ire asted, sefíor López que
las tuviéramos bien sabidas, le avisásemos para que esto es muy serio; que en una cosa como ésta, no nos
el juez nos pudiera citar, y que inmediatamente que podemos compre meter. — A sí es, que si á osted le
sacáramos las copias, le devolviéramos aquellas que parece, y éstos están conformes, pnesto qae don
nos daba. Luis nos ha presentado á usted, podíamos escribirle
»Todos nos quedamos sin saber qué contestar. ó esperar á que él venga.
Pero D urán díjo:— Don Jo sé, ¿cómo quiere usted »M ientras hablaba así D urán, don José movía la
que nosotros declaremos en falso contra nadie, y cabeza, manifestándonos que no, y an tes de acabar le
mucho menos contra unos amigos? interrumpió diciendo: — P or eso mismo que el asunto
»Eutonces nos dijo el ^eñor López lo gue teuemo» es serio, no ilebe nadie enterarse más que nosotros,
muy pre-sente:— Y o, francam ente, no lo haría; pero, J de ninguna manera debe saberlo el señor Blanc;
ustedes, piénsenlo; ¡»orque no es cosa de despei*diciar pues el caso es que hagan ustedes su fortuna; y en*
en estos tiempos el que uno pueda, hacer su tortuna. tren nstedes ó no en c? asunto, les exijo no le escri­
sin tener que ir todos los días á solicitar un destino, ban al sefíor Blanc, ni á su venida le digan una
ó á im portunar á un m aestro pidiéndole trabajo. palabra.
»A l oir estas palabras, los cuatro manifestamos al »Sin daruos cueuta de lo que pasaba> salimos á la
señor López, nuestros escrúpulos como hombres hon­ ctlle, é inmediatamente dijo M artínez: — D e ninguna
rados, para aceptar sus preposiciones. Pei’o sin de­ manera debemos hacer tal infam ia; y lo qne con­
jarnos hablar, continuó diciendo: — Kepito que es tiene es escribirle inmediatamente á don Luis por
una fortuna la que pueden ustedes hacer y <iu6 ^ Uiás que al señor López no le gaste.
»Nos fuimos á casa de M artínez para escribir, j* quiénes quería acusásemos, y también acordamos
pensamos no poner en la carta codos los detalles, por qne el mismo M artínez volviese al otro día á ver al
si la carta no llega)>a ¿ m destino. Á sí es que no ie sefior López y le dijese que la lista de su letra y el
dijimos más al seüor Blaiic, sino <[ae el sefior López, original que faltaba lo habíamos quemado. D e esta
despu^^ de tajitas palabras de colocación, había des­ manera, nosotros lo podíamos guardar según convi­
cubierto una incógnita, muy mala, y que quería ríe nimos, con el objeto de poder enseflarlo á don Luis
nosotros cosas indigna«« conjo no se podía pensar, y cuando viniera, y que así verla la verdad de la infa«
que cuando viniese se las con tañam os. mia qne nos habían propuesto.
» À los tres días volvimos á escribir en el mismo >También acordamos formar esta acta y firmarla,
sentido, por si no había recibido la carta anterior; j como así lo hacemos, á fin de presentarla á quien
don Luis nos contestó á correo seguido, i»uy incomo­ corresponda, sí el seftor López pretendiese abusar del
dado diciéudonos que él nos había presentado á ese üempo que le conocimos, como ha abusado de la per­
sujeto, para cosas dignas y honradas» y que si este sona respetable que nos presentó para tan diferentes
señor pretendía de nosotros alguna cosa co n trariai propósitos de los que se han intentado.
la dignidad y á la honra, le dejáramos sin más con* »Así pues: aute la villanía é infamia de don José
sideraciones ni miramientos. López, levantamos los cuatro esta acta, para protestar
» A l ver esta carta, nos confirmamos en el propó* ti mismo tiempo contra las invenciones del sefior
sito de irnos alejando del seílor Lí^pez, y por acuerdo López, si pretende pei'der á lo s desgraciados amigos
de los cuatro, fué Martínez« al Saladero á decir al y correligionarios nuestros, cuyos nombres con ins-
sefior López, que de ninguna manera dábamos las tmcciones nos dió, para declarar en falso.
declaraciones que nos había dicho, y que allí tenía »Los que suscriben, pobres pero honrados, se
los originales que nos había e n tr^ a d o y algunas comprometen todos y cada uno de por sí, á elevar
copias que habíamos sacado. ^ ta acta ante un tribunal cuaudo sea necesario.
>Las cogió muy incomodado, y dijo: — Aquí we
falta una de las que yo les he dado. — H abrá qu^ >En M adrid, á 10 de Setiembre de 1871.>
dado por a llí, respondió M artínez. — Pues no d«ye
usted de traérm ela; porque la necesito, que si ns*
tedes no lo hacen, no me faltará quien lo haga.
>Se despidió M artínez y acudió á casa de Lestóa,
en donde le esperábamos los tres, y nos dijo todo lo
que López le había manifestado; y entonces» en \*ista Y se elevó, en efecto, esta acta, según dejo dicho,
de la disposición en que se ponía dicho sefior por no como declaración legal, por intermedio del er-dipu-
querer obedecerle, acordamos no subí ríe el original que tódo republicano seíior don Luis B lanc, aute el juz­
se había quedado en poder nuestro como igualmente
el sobre de carta en que constaban los nombres de gado donde se instruía el proceso.
T

A hora bien, amabilísimo lector,— i qaiende veras íntegro dejo copiado: llenaría con ellos muchas pá­
compadezco, porque no hay nadie qae deje de sentir ginas; y aunque sería carioso el consignar las veces
la herida social de ciertos actos de los poderes pú­ que eí López salió clandestinamente de su prisión,
blicos— ¿se pnede dar nada más claro ni nada más por orden verbal del ju ez, con infracción del regla­
infame, que loque resulta del anterior documento? mento de cárceles y sin ninguna justificación; y cu-
Y o no lo voy á comentar. ¿Para qué? ]si hasta rioso el consignar cómo fué asesinado en la misma
los más despreocupados han de sentir pena y asco cárcel Ruperto Merino Alcalde, cuílado del citado
después de so lectura! López; y cómo murieron presos y heridos, en el
Pero tengo qne hacer constar— ¡triste deber el hospital, otros tres en causados, JoséG inovésBrugues,
mío!— que el juzgado instructor del sumario ha Clemente Escobar y José Roca; y cómo José Menén-
sido, él mismo, el autor ó instigador de la infaroia dez Fernández falleció también, á consecuencia de
que se intentaba, según el acta que he copiado. una paliza que le propinó, al capturarlo, la G uardia
L a razón es sencillísima: el López designado eu civil, porque era tartam udo y no contestaba claro; y
el acta estaba detenido como complicado en el asesi­ cómo fué asesinado de tres trabucazos, al llegar á su
nato del general P rim ; cuatro ciudadanos lo acusaron pueblo, después de escarcelado, Tomás G arcía L a-
en dicha acta, de un modo tan term inante como te­ fuente ; y cómo fué asesinado también, en la misu;a
rrible, de algo que al juzgado mismo comprometía; á cárcel del Saladero, M ariano González, después de
los acusadores no se les enea osó por calumnia; pero haber sido escarcelado y siendo empleado tem poral­
el López fué absuelto, no sólo por el asesinato de Prim, mente en ella, aunque todo esto, digo, sería muy
sino que fué absuelto en absoluto, por no enconirár’ interesante para el lector, con los detalles que bien se
H h culpa alguna-. Luego la complicidad del juzgadlo pueden concebir, yo no puedo satisfacer, en este
en esta intentona de infamia, quedó por el juzgado punto, la natural curiosidad; porque la índolede este
mismo, implícitamente reconocida.— ¡Esto es es« trabajo no comporta la publicación de semejantes re ­
pantoso; esto es increíble; pero esto es, matemáti­ latos, que sin duda alcanzarían á conmover, pero
cam ente, verdad! que nanea resultarían apropiados como hechos con­
N o me atrevo á publicar aqoí otra porción de do­ cretos qne constituyeren piniebas iiTefutables.
cumentos que tengo á la vista, por el estilo del que Sólo puedo citarlos aquí como datos alarm antes,
7
según lo dejo hecho en el párrafo anterior; datos posi-
tivos, consignados en el mismo m nario; datos por
demás significativos y que dejan sospechar, en su con­
junto aterrador, hasta dónde es terrible y puede ser
sanguinario, nn juzgado criminai.

T
vn.

ESTADO DEL PROCESO DESPUÉS DE CUATRO AÑOS


DE SUMARIO.

Y para qne nada, absolutamente nada de lo que


voy consignando, tenga el lector que creerlo bajo la
fe de mi palabra, allá va In t^ r o , sin quitarle ni po­
nerle uua sola coma, uu artículo de E l Impardal,
diano monárquico, que hace muchos afios ve la luz
pública en Madrid, defensor de la m agistratura espa­
ñola en aqaella época, y que en su número del 23 de
Setiembre de 1874, dice así:
< CAUSA CÉLEBRE.
»A gradecerán nuestros lectores les suministretnos
algunas noticias más de las qne tenemos dadas refe­
rentes á la causa instruida en el juzgado de prim era
instancia dei distrito del Congreso, de esta capital, w n
motivo del asesinato del Excmo. sefior don Ja a u Prim,
á la que se hallan acumuladas otras dos por tenta*
tíva (le asesinato A dicho señor incoadas, una contra tiuez, Clemente Escobar Pérez, José Menéndez F er­
don Cayetano Domínguez, en 25 de Octobre de 1870» nández, Francisco Córdova y López, Miguel Pastor
y otra también por tentativa de asesinato, contra Casán, José Anselmo Clavé, M anuel T orregw sa Fio-
don José López Pérez y seis consortes, de 16 de No* ría, Eni'ique Pato Sáenz.
vipmbre de 1870: en esta cansa, en la que han > De estos, los tres primeros fueron asesinados,
actuado siete jueces propietarios y seis suplentes, los dos siguieutes en oixien, fallecieron en el hospital,
lí{:uran como procesados y han sido indagados los sala de pi'esos, y los i-estantes raurierou después de
sujetos siguientes: puestos en libertad.
<Han sido emplazados en rebeldía 37; y cinco
(Aquí, eu el articulo de E l Imparcial que copio también en rebeidía por hallarse prófi^os.
íntegro, aparece la relación de ciento cinco nombres, »Consta la causa de 11,247 foUos; más, 2,621 de
testimonios de apelaciones y suplicatorios, puestos á
casi todos de republicanos bien conocidos, entre ellos instaueias de once procesados, y de 610 folios más
los de Roque Barcia, Ramón de Cala, Francisco Cór- por los 172 partes de adelantos que se han dado á la
dova y López y otros jirohombies por el estilo, mez­ soperioridad: por consiguiente, eu la cansa se han
escrito 14,470 folios, sin incluir en ellos órdenes li-
clados en la relación, con los nombres de un José bi*adas por el juzgado, oficios y compulsorios, que
Jjópez P érez, famoso en este proceso; de un José aiTojau uu total de 734 folios.
M aría Pastor, reconocido jefe de la Policía secreta del >E n tal proceso, se han dictado 777 providencias
eu la pieza principal, y 20o en los demás ramos.
duque de la Torre, y el sefior don Felipe de Solís y >H a emitido .‘U dictámenes el promotor fiscal;
Canipuzano, antiguo secretario particular del duque los médicos forenses han practicado 24 reconocimien­
de M ontpensier,) tos, seluui hecho 1,210 notificacioues, se han reci­
bido 2,105 declaraciones en la pieza principal y 327
en las dem;W piezas de la causa.
»D e estos ciento cinco sujetos— sigue diciendo »Uno délos procesados ha rendido 44 declaracio­
Jíl Itnparcial— se hallan en prisión José López Pérez, nes, ocupando uua de ellas ^0 pliegos; y los careos
Esteban Saínz Leza, M artín Arnedo Fernández. José celebrados entre procesados son 89.
Ginovés E rogues, M anuel Rodríguez, G arcía ilel * Se han ocupado á algunos de los procesados has-
Campo, José M aría Pastor, Jaim e A l si na Sarán, Ci­ ta}\ies armas blancas y de fuego, y aunque pudiéra­
priano González Gutierrez, Pedro A ce vedo y P eris y mos dar más noticias nos abstenemos por causas que
Rafael Porcel y Blanco. comprenderán nuestros lectores, concluyendo por re­
»H an fallecido durante la snstanciación de la conocer el cclo del juzgado, que ha llegado hasta el
causa: Ruperto Merino Alcalde, Tomás G arcía La* extremo de leer lo que contenía uno de los tacos con
í » en t e>M aríano G on zál ez San M artín, José Roca M ar- que se cargó el arm a que hirió al ayudante del malo­
grado general P iim , don Angel González Nandío ticia se había equivocado, sin excepción, como pro­
cuyo taco fué extraído de la heiida inferida á dicho bado queda también por los hechos mismos.
seftor en la mano, por los asesinos. >
Y 4.® A sesinar ó dejar que se asesínase sin castigo,
á aquellos de los detenidos que pudiesen estorbar.
T ales son las conclusiones que nadie puede negar­
¡O h, amable lector l jqué útil resulta en el mundo me como lógicas, como evidentemente lógicas, de los
la prensa diaria ! ¡Qué cosas consigna cada día, en su heclios que d ^o probados.
afán de decirlo todo. Pero hay más, hay macho más; hay que ese jus^ga-
Nos encontramos con que está bien probado, queá do, cuyo celo acabamos de ver encomiaba E l Impar-
los cuatro aüos de sumario en secreto ^ los siete jueces dal; ese juzgado que después de la fecha á que E l
propietarios y seis suplentes, es decir, trece, número Imparciai se refiei*e, ha seguido más de diez afios
fatal, habían hecho escribir la enormidad de 14,478 fo­ burlándose del m undo; ese juzgado que no ha cono­
lios, que luego debían pasar de 18,000, puesto que cido lím ite en su impudencia política y criminal, SA­
quedaban más de diez aftos de íumafio, siempre en BÍA MUY BIEN, SABÍA PERFECTAMENTE. COMO
secreto; y esto, no tan sólo para poder d e c ir q u b n o JÜZGAJ)Ü,EN 1873, QUIÉNES ERAN LOS ASESINOS
SABEN TODAVÍA QUIÉNBS SON LOS CULPABLES, fiíno DEL GENERAL PKLM.
para haber hecho, entre tan to , lo siguiente: Esto, que es lo más im portante, yo lo voy á d ^ a r
l.o T ra ta r de ocultar, desde un principio, á los cri­ probado liasta la evidencia, en el capítulo siguiente.
minales, como lo probaré más adelante.
2.^ Perseguir á los republicanos de más acción en
toda España, arrancándoles de camino bastantes ar­
mas llancas y como queda constatado en
E l Imparciai.
3.® Conservar en prisión durante meses y aüos,
mezclándolos en un embrollo imposible con los cul­
pables, á los republicanos inocentes; para después
decirles á todos, juntos, que la administración de jus­
1
VIII.
i LOS CRIMINALES DE MANIFIESTO DESDE 1873
CON CONOCIMIENTO DEL JUZGADO.

Si yo pretendiese qne el lector exaiuinase conmigo,


Qna á «na, las fojas del w m sno, de seguro el lector,
faese quien fuese» no accedería á mí deseo: necesita­
ría dedicar á semejante trabajo, vaiíos aíios de su
vida, lo que da á entender bien á las claras, que la
administracií^n de justicia en este asunto»ba puesto
especial empefio, en que nadie fuese bastante osado á
descifrar su jeroglífico. ,
Y sin embargo, el jeroglífico está, hace muchos
aílos descifrado, y es sencillísimo.
Mas si yo, para euseílárselo al lector» lecurriese á
affjuua de las fojas del sumnrio; como las consecuen­
cias que se deducen son espantosas, habría quien di­
jese, y con razón: — P ara creer en esta enormidad
jurídica, no me basta la palabra de nadie: necesito
pruebas de que, en efecto, ea ese $w narh, existe lo todo, todo lo que constituye prueba plena; y lodo esto,
qae se me dice. todo, retirado del mismo wm arío.'
P o r eso no llevaré al lector directamente al suma- Pues bien, lector, vamos á que no sea suposición,
rio mismo, Y a he dicho que no pretendo que en nada absolutamente nada de lo que acabo de decir.
se me crea bajo la fe de ral palabra. H ay un medio: Copiaré á la letra y pondré al pie de cada articuüto,
jla prensa, la bendita prensa diaria, que en su afán el nombre del periódico y la fecha:
de decirlo todo, produce mayor numero de beneficios, «
que ninguna otra institución entre los hombresl «Algunos periódicos, á los treinta días de hallarse
preso el secretario de Montpensier, señor Solís, se
Figúrese el lector que yo le pusiese de manifiesto, lamentabaji porque habiendo interpuesto aquél recurso
aquí, literalm ente copiadas, las frases de varios artí­ de apelación conti a el auto de su prisión, no se había
culos de un periódico madrileiio, en el caal todos los remitido el testimonio correspondiente á la Audiencia
asesinos del general Prim hubiesen sido designados; del territorio.
»Nosotros preguntamos hoy ¿en qué ha consistido
nombrados, uno por uno, los autores; seflalados, con que las apelaciones que estaban iuter pues tas con más
sus nombres propios, los instigadores ú organizadores de cuatro meses de antelación á la prisión del seílor
Solís por algunos de los procesados en la misma causa
del crimen. Y esto, desde los meses de Enero y F e­ (asesinato del general Prim) no hau sido remitidas á
brero de 1873, es decir, ¡hace más de doce aüos! la Audiencia? Y si lo fueron ¿por qué no se han re ­
i Figúrese el lector, que estas frases ó artículos de suelto antes que la del señor Solís? ¿En qué ha con­
uu periódico que le voy á poner de manifiesto aquí, i sistido que un testimonio como el referente al señor
SoUs que por lo menos habrá llevado 500 folios de
publicado en ila d rid hace doce aüos, con su correspon» t escritura, se ha remitido á la Audiencia en menos de
diente pie de im prenta, redactado por los mismos pre- uum es? .,
sos ó detenidos como complicados eu el asesinato; »Tengan la bondad de contesUrnos aquellos penó-
dieos que tan enterados han estado del secreto del su»
que estas frases 6 artículos, digo, contuviesen, no m ario, que por nuestra parte ya procuraremos ente­
sólo los nombres de los instigadores y organizadores rarnos de cnanto haya habido sobre tan trascedental
del atentado y los nombres de los perpetradores del asunto, y á su tiempo daremos detalles....................»
crimen, sino además, los detalles todos que al asesi­
nato se refiei'en: las pruebas de sitio, hora, convenio »¿Se nos querrá decir quiénes componían la ronda
pí-evio, designación de las ai-mas y de los individuos; secreta del ex-regente del reino y su ayudante el se*
flor marqués de Ahnmada en el mes de Díciembi'e de »R esulta: que en las prim eras indagatonas qoe
1870, y quién era el jefe de ella?» ante el juzgado de la Audiencia prestaron, hallándose
incomunicados M artín A ruedo, Esteban Sanes, José
Ginovés y Tomás G arcía Lafuente, declararon serreo$
t S Í ^ c aw o d cr.— Uftdrid, v ifru o c , H d « G o e r o d « I S n .* *
Iiap. d9 F. B»cáiu«c, BftoU A^nftdik. 8.)
convictos y confesos en la tentativa rfe asesinafo en
Ja persona ñt don Juan Prim , traídos y pagados por
8
c AC V 08
AREM >
José liópez, E nriqae Sostrada y Pedro Ace vedo, los
» Como el arsenal de datos que tiznemos para acu­ cuales, según manifestación de los mismos, recibían
sar es inagotable, vamos á dentínar e.sta sección al è el dinero ij obraban por inspiración y mandato del
procesado don Felipe Solís y Campnzano, secretario secretario dcl duque de Montpensier, sefior Solís, al
del duque de ilontpensier. hoy encarcelado por la au­ que vieron algunos de aquéllos en una conferencia
diencia de este tenitorio, »ton motivo de la apelaciiín tenida en los jardinillosde Ja Cuesta de la Vega. (Su­
que interpuso del auto de prisión que contra él dictara mario.).
el tribunal de prim era instancia. > R esulta: que en el mes de Mayo de 1871 el juz­
y Al ocuparnos de este incidente sólo pensamos ha­ gado practicó un reconocimiento en la casa de un ami­
cerlo con sig n an do el ix*su Itado de 1us hechos .seg ú n h an go de José liópez y halló diferentes documentos que
llegado á nuestro poder (sumario) api’ecÍando<lespués tenían relación con la tentativa. (Sumario.)
segiín nuestro humilde erit*»rio, los considerandosque > Resulta: que llamado José López ante el juzgado
deduzcamos para que la opinión pública pueda luego para dar explicaciones acerca de los documentos ha­
pronunciar su fallo. bidos , óste Apesar de haber negado anteriorm ente ha­
> Y con el fin de qu« la apreciación y calificación ber tetiido participación alg^ina en el delito de que se
pueda ser con conocimiento de causa, vamos á con­ le acusaba» reconoció como de su pertenencia todos
signar el resultado que arrojan los datos referentes á los documentos aprehendidos en la casa de su amigo.
este incidente. I (Sum año.)
* Resalta: que el 15 de Noviembre de 1870 fueron ^ »R esulta: de los referidos documentos, hallarse
presos, como supuestos autores de tentativa de asesi­ nno que contenía los estatutos que una sociedad esta­
nato en la persona del Excmo. Sr. D. Ju an IMm, doo blecida en Francia había redactado para llevar á calw
José López, Ma r t íii A r ned o, Ru per t o G in ovés y To más cuanto estuviese en su posibilidad d fin de conseguir
García Laftieute. (Sumario.) el sostenimiento de la libertad adquirida por la revo­
»Resulta: que eu 27 de Diciembre de 1870 tuvo lución de Setiembre de 1868. (Sumario.)
lugar el vil asesinato de don Ju an Prim , y con este mo­ »Resulta: que esta sociedad, como viera en peli­
tivo el juzgado del distrito del Congreso se hizo cargo gro la libertad que queda mencionada por la agita­
de Ja causa que instruyera el de la Audiencia para con • ción qae se observaba en los campos reaccionarios,
ella formar cabeza, de la que principió á instruir, con constándole qae el duque de M ontpensier era el que
motivo del citado crimen. (Sunutrio.J mayor interés demostraba tener como aspiraiíte á la
T
coi-ona de E spaña, aqaella sociedad resolvió emplear ^ »aquellos que tengan esta misma idea.— Sí usteit
uno de los medios de sagacidad para consej^ir intro* »desea verlo, dentro de pocos días, tal vez cuando
ducirse en el campo y planes de este sefior, á fin de, > reciba usted esta carta estará en Madrid. Presenta-
en un día dado, poder sei* de alguna utilidad á Is > ción inm ediatamente, aviso á cualquiera de los que
bandera de la libertad, enarbolada por el desgraciado >le rodean, servirá de introducción. Cuando las
general Prim> á la que toda su vida habla venido >damas piden, nunca se las hace esperar. Madama
consagrado, y evitar á todo trance qqe el dnque de » Lu3^ podrá venir y será recibida. > H a y u n a r«-
Montpensier fuera rey de España. (Sum ario. De las hrica que fo rm a xina eme rm yífscula imperfecta.
declaraciones d d López.) (Sum ario )
»Resulta; que el prim er acuerdo que tomó aquella ^ * R esu lta: que en virtud de la carta que queda
sociedad faé el de autorizar á uno de sus socios para signada, la Sociedad acordó la presentación de
que viese el medio de introducirse en los trabajos que López ó sea Jánregoi en M adrid, á conferenciar con
el duque de M ontpensier pensara llevar á cabo. (Sit“ el duque de M ontpensier, y al efecto autorizó á aqnél
tnario.) y á don Enrique Sostrada para que le acompañase
>R esulta: que el socio autorizado por la sociedad por si en algo podía ser útil al Jánreguí. (Sumario.)
lo fué D. José L ópez, el que, con el nombre de Faus* >R esulta: que los mencionados Jáuregui y Sos­
tino Jáaregui, se dirigió en U de Mayo de 1870 trada se presentaron en M adrid, hospedándose en la
desde P arís al duque de Monípensier, manifestándole calle de Barrio-Nuevo, núm, 1, y el de Junio del
el acuerdo de la sociedad y medios con qne contaran mismo afio 1870, el primero visitó al Excmo. sefior
para contribuir á su elevación al trono de Rspaña. don Ju an B autista Topete, para que, si sabía ó podía,
E sta carta, con Inadvertencia de que. sí merecía con­ le indicase la m anera de hacer su presentación al du­
testación, fuese dirigida á Aladame Luz, rué Lauris- que de M ontpensier, puesto que era el sujeto que le
ton, la trasm itió al Excmo. sefior don Ju a n Topete, había desde P arís remitido una carta para aquél
cerrada y lacrada, con otra suplicatoria para que se (Sumario.)
dignase hacer qne llegase á mano del mencionado >R esulta: que el sefior Topete se hallaba almor­
sefior duque de M ontpensier. (Sumario.) zando, y al momento de ser anunciado el Jáuregui sa­
»R esulta: que en 15 de Mayo de 1870, madame lió á la antesala y le dijo que al día siguiente volviese
Luz recibió una carta fechada en Sevilla, cuyo conte­ para darle contestación; lo que verificado por el .Táo-
nido es el siguiente: «Señor F . G.: Si el duque regui, le fué entregada una tarjeta con la cual podía
> de M ontpensier tiene la ambición natural de ser hacer su presentación al duque. (Sumario.)
> elegido rey de España, es porque hace muchos afios i »R esulta; que.....Y a continuarem os».
»se lam entaba de las desgracias de este pobre país, \
» para el que desea toda clase de felicidad y prospe* '
«A C r S A R K U C S .

»ridad, sea su puesto el que quiera se le destine, él a(CoaUnuKÍAD.)


>está siempre dispuesto á recibir y escuchar á todos »R esulta: que presentado eli Jáuregui con la tar­
jeta que le dio el Excmo. sefior don Ju an B autista é Solís ir preparando los elementos que para en su día
Topete» en la casa que habitaba el duque de Montpen« ; fuesen uecesaiios. (Sumario.)
sier, calle de F u en carrai, iiüm, UB, fué au un ciado al »R esulta: qne el 29 de Junio de 1870, y hallán­
mismo por uno de sus porteros y llamado ante el du« dose en la casa de la calle de Jacom etrezo, el seílor
que en un cnartodel piso bajo de U lierech« SoUs manifestó al Jáureguí ia aceptación de elementos
»R esulta : que al poco rato se presentó el duque, y y de cuanto le había ofrecido en representación déla
después de haberle expuesto ja misión que ante ó He sociedad, y que al efecto se ib a á presentar unsnjeto
llevaba, previa !a exhibición de los documentos que le que, como persona de su m ayor confianza, sería la
justificAban, le prestó su asentimiento, y le presentò que fuese á los puntos qne se le indicase para enterar­
al señor Solís para que como persona de toda su con- * se de si era ó no cierto lo ofrecido por la sociedail, y
ñanza se entendiese con é l. Que era h mismo que ha* para que aceptase ó n o , aquello que fuese procedente.
cerio con el (hique, puesto que teniendo que salir de («Sumom.)
viíye, no podía intervenir personalmente en loé a¡>un~ >R esulta: que efectivamente se pi'eseutó un su­
ios que iatüo le interesaban^ Se qaedó con ]os e$tatu> jeto que dijo llamarse Fernando Pérez; que dados á
tos de la sociedad, á condicion de devolverlos. (Su­ conocer éste y el Jáuregui, convinieron en verse y
mario.) entenderse en la calle de Barrio-Nuevo, núm. 1, cuarto
> Resulta: que presentado el seOor Solís á Jáuregui, tercero. ( Sumario. )
conferenciaron ambos por espacio de más de una hora, >R esulta: que el seílor Solís enti'egóal Jáureguí
habiendo convenido el verse á los dos días, fin vez de 20,000reales en aquel mismo acto, para aten d erá
sacarle por la puerta principal, por donde había entra­ ga.^tos preventivam ente, y una carta orden para su
do, se le condujo por el jardín á salir por la i>uerta de amigo don Ju an Manuel Angulo, coronel de artillería,
éste, que da á la calle del Divinu Pa.stor. (Sumario.) que vivía en Barcelona, calle de la Victoria, nútn. 8,
»R esulta: que á los dos días se presentó el Jáuri^ para que le diese cuanto necesitase. (Sumario.)
gui, y se le di 6 orden, después de bab tr confei en ciado »R esulta: que al día siguiente 30, se vieron el
con el referido señor Solís, de que las noches, i Péi'ez y el Jáureguí, se dieron la clave y conuaseüa
las nueve, se presentara eu la calle de Jacometá'ezo, correspondientes para escribirse y demás que fuese
imm. 15, cuarto (Sum arie.) necesario para entenderse con el señor Solís. (5«w«r«>. J
y Resulta : que el citado Jáureguí se presentó y con* »R esulta: que el Jáui*eguí salió para Francia el
ferenció varias veces koíx el señor Solís en la calle de 2 de Julio, y desde Tolosa (Francia) escribió al señor
Jacom etrezo, y aJgunas tambitn con el serior dugue Pérez para que estuviese eu Barcelona del 11 al 12,
ante.s de m archarse á los baños con su hijo; y como adonde pensaban trasladarse. (Sumario.)
qniera que en aquella fecha anduviesen en negocia­ »Resulta que el 11 de Julio, llegó á Barcelona el
ciones con los hombres que le habían prometido elevar­ Jáui*egui, pi*esentándose el 12 eu la casa de don Ma­
lo al trono de España, hasta saber definitivamente las nuel Angulo, al que entregó la carta que llevaba del
resoluciones que éstos adoptaban, resolvió el señor señor Solís, el cual le manifestó que había estado don
fc'ernando P érezy selmbía vuelto á Madrid. (Sumario.) * eos días á Valencia con el objeto de enterarse de los
>ResnIta que elJóureguí puso un telegram a a) dicho trabajos de aquella localidad, y que, según cartas
don Fernando, en el que decía: cT ía de gravedad obrantes en la causa, fué altam ente satisfecho de la
véngase inm ediatam ente.— JA u reo ü i.» (Sumario.) adquisición de elementos que había hecho,
•R esulta: que el mismo día puso otro para que se > R esnlta: que á principios de Agosto el Jáui'egui
presentase también el encargado en Valencia, Enrique se presentó en .Madrid llamado por el Soiís.
Sostrada. ('Sumario./ i (Sum ar io j
»Ilesulta: que el 15 ó IG se presentaron en Barce- i »R esultar que á los dos días llegó una caja con
lona don Fem ando y el Sostrada; el primero se hos- una carabina am etralladora y que ésta fué entregada
pedó en la fonda de las Cuatro K ación es, en nn cuarto i al sefior Solís en la call^de Jacom etrezo, núm. 15.
del piso entresuelo derecha, y el segundo con su se- (SumarioJ
llora, que le acompañaba, en la del Caño, calle de Fren- »R esulta: que de las conferencias habidas entre el
taclaus. (Sumario.) Jáuregui y Solís, éste le dió la orden de que comprase
>R esulta: que los dos citados y el Jáareg u i se todas cuantas carabinas hubiese de aquella clase. ('5»-
reunieron en la fonda y cuarto de don Fernando, al mario.J
que el último saludó con el nombre de César, ponién­ VResulta: que habiendo regresado el Jáuregui á
dose ambos de acuerdo para que cuando el Pérez pa­ Barcelona, compró hasta seis, únicas que había, con
sase á investigar los elementos de V alencia, supiese cien tiros para cada una, á más de los de metal, cuya
de la manera que había de hacerlo. (Sum arh.J compra se hizo al armero don Domingo Acosta. (Stf*
> R esulta: que al día siguientey en la casa de don m arioj
AlaDuel Angulo, se reunieron con éste don Fernando >ResuUa: que careciendo de los fondos necesarios
Pérez y el Jáuregui, quedando el primero, previas las para el pago de éstas, el Jáuregui remitió algunos tele­
instrucciones que le habían traído del señor Solís, eu gramas al objeto, y por último, don Manuel Angulo
entenderle coji Jáuregui para todo cuanto fuese nece­ le entregó por orden del seílor Solís, 10,000 i'eales.
sario. (SiMiario.) A (Sum ario) ,
» R esu lta: que aquel mismo día 19 de Julio, don * R esulta: que del 8 al 15 de Setiembre se presentó
Fernando entregó en so cuarto al Jáuregui 20,000 rea­ en M adrid t'l Jáuregui. llamado también por el señor
les para gastos, exigiéndole el recibo, que le dió y es Solls, para que lo hiciese en unión de don Manuel
el sjguiente: «He i^ecibido de Don M anuel 20,000 rea- Angulo; lo que éste no pudo verificar hasta ds'Spués
•les. Barcelona, 19 de julio de 1870.— JX urbgui*. del 16 por tener que detenerse á consignar en el banco
(Sumario.J de Barcelona 30,000 dui'os que se habían de entregar
»R esulU : que el llamado C ésar y el Pérez m ar­ á cierto sujeto que se comprometía á prestar un im*
charon, el pj’imero para Valencia, y el segundo para portante servicio para la causa del duque de Moni-
M adrid. (Sum arh.J ^ pensier. (SMnario'j
»Resulta: que don Fernando Pérez pasó á los po- »R esulta: qne la venida de los dos anteriores á


M adrid, era con el objeto de trazar el plan que se grafió á V alencia para que se piesentase inm ediata­
habla de llevar á cabo para conseguir i toda costa que m ente I). Enrique Sostrada. (Sumario.)
fuese rey de Espafla el duque de M ontpensier. (Su- »R esulta: que presentado el Sostrada y su pariente
maric.) don Pedro Ace vedo, convinieron el día que se hablan
»R esulta: que en la reunión tenida entre los se* de presentar en M adrid con loe lumbres que el señor
flores Solfs, Angulo y Jáoregui en la calle de Jacome* Solis nscesilába jw ra los asesinatos indicados. (Su-
trezo, niim. i5 , se dijo por el primero que era pre­ tnario.)
ciso, en vista de q«e los hombre« que le habían ofrecido »R esulta: que convinieron además en que la pre­
su apoyo se negaban á cumplir por medio de la vota- L sentación habla de ser el 20 ó 30 del mismo raes de
ción que iba á tener lugar para la elección de rey, T Setiembre. (Sumario.)
«pelar á todos los medios posibles para conseguirlo »Resulta: que como el sefíor Solís no rem itiera los
por la fuerza. (Sumario.) fondoá qne convino con el Jáuregui para la condnc-
»R esulta: que en esta misma reunión ordenó el ción de los sujetos, éste con fecha 19, puso un tele­
seí^or Splís que la Sociedad comprometida para todo gram a al seflor don Fernaodo Pérez, que decía: «Gé-
con el duque ti ájese los hombres necesarios y de valor »ñeros á punto de sacar de almacén: rem ita fondos
suficiente con el fin de que oíteein<t$en al general Prim, »para pago letras.» (Sumario.)
á don Manuel Iluiz Z orrilla y al seflor Rivero, em­ »R esulta: que el 22 remitió el seüor Solís dos
pleando además todo medio para excitar á la rebelión letras, una de 12 y otra de 8,000 reales á favor de
íi los partidos reaccionarios y republicano, á fin de Pascual B arta, contra una administración de loterías
que, ccmpromeiidos conu) esUihan h s generales Se- sita en la ram bla de San José la una y la otra contra
irano, Tópele, Igquiei'do, Peralta y otros, pudiesen nna casa de banca de la misma población- (Sumario.)
aprovecharse de esta ocasión para conseguir sus fines. * y como esta sección de acusaciones sería interm i­
(Sumario.) nable por los muchos hechos que como resultandos
»R esulta: que eu vista de la oi'den antei ior eJ Jáu* tenemos que consignar, para dar cabida á otros asun­
jegui marchó inmediatamente á Barcelona, no sin tos de interés, hacemos por hoy punto final.
que antes entregara al sefior Soiísun baúl con cuatro • (Se continuará.)*
carabinas am etralladoras que recibió desde Barcelona (£t JevtadóT. — H$Áriá, miteeolM 6 i» Te-
A nombre de don Fem ando Pérez, y que desde la b r w o do 1979. — Icap . d e F .
(4 Aguttd«. 2.)
8«a*

calle de Barrio-Nuevo fueron conducidas por uu mozo


de cordel á la de Jacometrezo, y de ésta, en un coche ( ACUSARAMOS.
de plaza á la de Fuencarral, donde se abnó el baúl « ( }
con una de las llaves que pudo hallarse entre la¿ que
sacó el seflor Solís. Se hallaron presentes don Manuel ^ •R esulta: que la carta en que don Felipe Solís y
Angulo y otro cabaUero que allí había. (Sumario.) Ti Campuzauo incluía las letras de 8 y 12,000 reales,
> R esulta: que llegado áB arcelona el Jáureguí tele­ decía lo que publicaremos en el número inmediato.
• R esulta: que el Sostrada y Acevedo después de Jo sé Ginovés que era preciso asesinar á P jin i, para
haberse presentado eu Barcelona convinieron cou el cuyo efecto podían entenderse con R uperto Mciino,
Jáur»*gui 6 sea h6pez. en m archar á V alencia para que era el jefe de los riojanos, para que determina­
tener preparados los hombres que habían de hallarse sen la forma de haceiio. (Sumario,)
C o n «Dos en Madrid. (Sumario.) >R esulta: que habiendo acordado el Tomás La-
»Resulta: que López se presentó en M adrid el fuente verificarlo él solo, y dentro del m inisterio de
30 de Setiembi-c ó primero de Octubre, hospedándose la G uerra, se mandó hacer una cuchilla en forma de
la calle de Barrio-Nuevo, núm. 1. (Sumario.) hoz. (Sumario.)
• R esalta: que á los pocos días $e trasladó á la calle » R esu lta: que como el general Prim saliese de
del Duque de Alba, núm. 9, para que en la de Burrio- caza á Daimiel, y López tuviese una conferencia con
Nuevo se hospedasen Ruperto Merino, M artín Arnedo» Solís, y éste le dijera que el mejor medio que se
y Esteban Sáenz, que habían venido también de la podía adoptar era el de hacer descarrilar el tren cuando
Rioja. (Sumario.) regresase, en punto donde uo quedase un solo viajero
•R esu lta: que el Sostrada y Acevedo no pudieron vivo; se acordó comprar una arroba de pólvora, lle­
llegar á M adrid hasta el 8 ó 9 á causa de las inunda* n ar unos c lo n e s bien retacados y colocarlos en dife­
rirtnes acaecidas en Valencia en aquellos días. (S u ­ rentes trechos de la vía deb^o de los rails, á fin de
mario.) prender la mecha cuando los coches se hallasen en
• Resulta: que días antes que los citados Sostrada medio de los dos fuegos. (Sumario.)
y Acevedo, habían llegado á M adrid Tomás G arcía La- > Re-sulta: que se compró la pólvora por Acevedo;
fuente, José Ginovés y un tal Vicente, el que, según pero no pudo tener efecto el plan por no hallar quién
l<»s dos primeros tienen manifestado, se marchó á hiciera los cígoues con la prem ura que se necesitaban,
Vftlladolid, como jugador que era, á ciertos negocios habiendo regresado los cazadores sin novedad alguna.
en el ínterinllegaban Sostrada y Acevedo. (Sumario.) (Sumario.)
• Resulta: que el Tomás y el Ginovés se hallaban, »R esulta: que la misma operación se quiso hacer
hospedados en la calle de la Audiencia. (Sumario.) cuando á los pocos días el general Prim salió para
»R esulta: que habiendo llegado Sostrada y Ace­ Aranjuez» pero hubo quien le avisó, y los de la cotyu-
vedo, y parado en la calle de Preciados, se avistaron ración resolvieron apelar á otros medios. (Sumario.)
con López, y convinieron en que aquella noche y en y R esu lta: que en la arm ería que había en la
el Dos de Mayo (Prado) tendría íugar la presentación Cava-Baja, cerca de la plaza de San A ndrés, se com^
de los sujetos llegados de Valencia. Tuvo efecto á las praron cuatro irahucos^ que el M artín Arnedo llevó
ocho de la noche, y quedaron acoi-des en que al día dentro de una saca de cáñanjo» y en un coche á la
siguiente tendrían reunión todos los congregados en calle de L avapiés, donde se hallaban viviendo Sos­
los jai-dinillos de la Onesta de la Vega. (Sumario.) trad a y Acevedo con sus respectivas mujeres. (S u ­
»R esulta: que tenida la reunión antes citada, se mario.)
convino y se hizo creer á Tomás G arcía Lafuente y á > R esulta: qae acordado realizar el asesinato por
meáh de uím descarga de irahucos, éstos se dieron quilo (frente á la del Turco), otros en la PJaza del Rey
á cuatro de los compañeros, no sin que antes el Tomás y otros un poco más arriba del teatro de P aal, para
Lafuente mandase llamar á dos suJe¿os m<(s del reino esperar la llegada de Prim de regreso del Senado.
de Valencia, porque creía escaso el número de los (Swnario.)
qae había. (Sumario.) »R esulta; que Prim entró en el m inisterio de la
^ >R esulta; qae llegaron los dos s^'etos á que alu­ \ U uerra por la puerta de la calle del Barquillo sin nove-
dimos, y que entre todos se rej^artieron los Irahucos, ? dad alguna. {Sum ario)
revdlvers y cuchillos que se habían comprado. (Su- »R esulta: que al siguiente día, 15, fueron presos
mario.) José López, Tomás Lafuente, José Ginovés, Ruperto
• Resulta: que en la calle de F úcar, núm. 19, se Merino, M artín Arnedo, y PJsteban Sáenz, ocupando á
hallaban hospedados Tomás tiinovés y Jos dos valen­ unos dos trabucos y á otros puñales, i-evólversy ame­
cianos. (Sumario.) tralladora-revólver al primero. {Sumario)
»R esulta: que L<5pez, como tuviera un telegrama > R esu lta: que el juzgado de la Audiencia fué el que
de Barcelona que le anuo ciaba el próximo alum bra­ instruyó las prim eras diligencias. {Sumario. )
miento de su señora, se marchó el 19 ó 20 de Octu­ » (Se continuará.) >
bre, teniendo que regresai* el 2« ó 30 á causa de las
repetidas cartas y telegramas que el Sostrada le re­ ( E l A c > é M A a r.
— %áé
lábftdo. F«brttro

mitiera. (Sumario.) d e is r a .^ I i u p r e n U d * F .
A<u«aik.«.)
S *u M

» Resulta: que hasta el día 15 de Noviembre, todas


las noches se vigilaban las entradas y salidas del
general Prim , tanto á los teatros, Cuerpos colegisla­
do res, como casas particulares á que acudía, y por 8e continuará, decían los mismos presos desde la
más que iban preparados los conjurados, nunca pudo •cárcel del Saladero.
tener efecto el horrendo crimen. (Sumario.) 11 i Qué había de continuarse!! I
> R esulta: que viendo el sefior tío lis que trascu­
rrían días sin que se cometiese el asesinato de don Acusadores y acusados debían ser ABSÜELTOS POR
Ju an P rim , acercándose la votación de rey, en una 'E L JUZGADO. N i más ni menos.
conferencia tenida una noche del 8 ó 9 de Noviembre 1Portentoso l ¿N o es verdad, amable lector?
con el López en el P rado, le dijo qae si antes del 16
no se había quüado la rida u Frim , no se contase iSin ejemplo en los anales de la histórica jusHciaf
con él para nada, y que retiraba euanlo había ofre­ Pero hay, como español, qae tener paciencia y b ^ a r
cido en pago y recompensa. (Sumario.) la cabera ruborizándose. |Lo que acabo de consignar es
> R esulta: qne desde aquel día se redoblaron las tan brutal como el m ás brutal de los hechos I ;El juz­
vigilancias, y la noche del 14 se apostaron los conju­
rados, unos eu la calle de Alcalá, esquina á la del Bar- gado absolviendo, se reconoció, se declaró á sí mismo,
CRD í TNAIj ! porque aun admitiendo —que bien se com­ titulo Pruebas, etc,, y otros también con el título Acu^
prende que no es adm isible— la idea de la calumnia saretnos) con lo sucedidoen la noche de 27 de Diciem­
en absoluto, hay algo que no d«ja el más mínimo bre de 1870. (Noche en que fué asesinado el general
Prim.)
lugar á duda i'especto á la criminalidad del juzgado, (Pondré aquí, en este paréntesis» lo que E l Acusa-
y 6S, la ABSOLUCION TAMBIÉN DE LOS ACUSADO- dor había dicho en su número anterior. — «L oque
RKS. > sucedió la noche del 27 de Diciembre de 1870 en la
> calle de San V icente B aja, núm. 63, entre los hués-
Pero hay m ás, lector, hay mucho más todavía; » pedes que allí habla, desde las seis de la tarde á
¡que parece m entira que lo haya, tratándose de tales > las nueve de la noche, fué, que cenaron sobre las
pruebas, de tales hechos y de tam aña vergüenza para » cinco de la tarde, lo que nunca habían hecho, y
> Pastor para que qaedase alguien on casa, ordenó
un país entero 1... representado eo su administración » que lo hiciese M ille, para él poderse llevar la capa
de justicia. >de aquél, haciéndolo también de un sombrero pe-
Lo que hay de más aún, tampoco lo voy á dar á > queflo de su hijo, y él, Fenellosa y Roca dijeron
» que sallan á acompañar al general Serrano y al
conocer presentándolo directamente del suntarh. No > marqués de Ahum ada, según lo hacían todas las
debo, no quiero hacer esto, y y a he dicho por qué. » noches, debiendo observar que en aquélla llevaban
Voy á continuar el sistema que ya he segaido; voy .> taníbién lo que en niuguna otrá: dos retacos y nna
á trascribir, lo mismo que se ha publicado hace mis > lercerda,) *
> Aquella misma noche— continúa diciendo e\AcU‘
de doce aüos, redactavlo por algunos d élo s presos — ¿e ocho á nueve, volvieron á la casa de José
como complicados en el a.sesinato de Prim ; y que no M, Pa.«tor (E ste era el jefe reconocido de la policía
sólo h a sido leído oportunam ente por los jueces, sino secreta del i'egente del reino, general Serrano, el mis­
mo individuo que, designado en la resella que he pu­
leído también por cuantos en aquella época se toma­ blicado del asesinato, espicha las seflaedel g e n ia l
ron algún interés eu esclarecer la verdad sobre el cri­ P n m , como jefe de nna sección secreta de policía
en que nos ocupa. para vdar por sus dios, y el mismo que después de
cuatro aílos de prisióu preventiva ha sido absuelto por
el juzgado como todos los dem ás), y en unión de éste,
< PRUEBAS SON AHORXS Y ÜO INTSaRO G A O IO N CS. Joaqaln Fenellosa, Antonio Roca y el ya citado Ve-
lasco, volvieron muy azorados y ro velan do en el ros­
tro que algo de gravedad les había sucedido. En
* ( C o n t in n s c iA o .)

>Ed nuestro número anterior concluíamos este l efecto: así qne llegaron á la citada casa, el Pastor dió
artículo {E l Acusador había publicado varios bajo el orden de que nadie saliese de la misma hasta que él
volviese de casa de Serrano, adonde iba, y que tampoco ¿Qué le parece, pues, al lector lo que esas denun­
abriesen la puerta á nadie— el Velase o fué quien cias term inantes, precisas, sin género de duda, signi­
rompió el silencio diciendo:— ÍVim murió: acaban
de darte w t Uro— los dos retacos y la tercerola que fican?.............................................................................. ... • •
habían sacado horas antes no las trajeron á su re­
greso.— También es preciso hacer notar que aque­ L a evidertcia está ahí; la d^o clara; el juzgado
lla noche ya se hallaban de regreso de 8 á 9 en casa ha sido cómplice encubridor délos asesinos del gene*
de P astor todos los que componían la ronda secreta
del duque de la T o n « y marqués de Ahumada, siendo ' ral P rim : el juzgado al hacer escribir primero más de
a sí que antes regresaban á las tres de la m afiana....» ' 14,000 y luego 18,000 folios, ha rehusado sistemáti*
» d » F s b m o d « 1973.
f S l Á c u É O d c r. — 9 camente i'econocer á los asesinos, y sobre todo á los
0
Im p .
directores del crimen; el juzgado sistemáticamente ha
« F . E s o i o i M . 8«at«k A ^ « d 4 » I . )

pei’s egnido á los republicanos, á los cuales se ha tra ­


E ste número áe E l Acusador fué el último que vió tado de presentar como culpables, por medio de testi­
la luz pública. iN aturalm entel H e dicho ya que acu­ gos falsos sin alcanzar á conseguirlo, y teniendo que
sadores y acusados debían serabsneltos, todos sin ex­ absolverlos sin remisión, al mismo tiempo qne los
cepción, y de camino, los pobres inocentes rcpubli- jerdadei'os criminales eran absueltos también y que
oanos qne quedasen todavía bajo cerrojo, como com* míos cuantos desaparecían asesinados; el juagado en
pilcados en el asesinato del general Piim . fin, tendrá que responder ante el mundo contempo­
A hora bien: el lector debe haber tenido la pacien­ ráneo y ante la historia— jqué digo tendrá que res*
cia de recorrer .lín e a por líuea, todo lo que dejo tras­ i* pender! ha respondido y a, con los hechos consuma*
crito de un periódico qne oportuiiamente vió la luz dos, que d ^o claros, evidentes, incontrastables— de
pública en M adiid, de un periódico cuyos redactores la libertad constante de que han gozado los duques de
me guardaré bien de recomeodar á la estima públicai la Torre y de M ontpensier, jurídicam ente acusados y
m as cuyos suscritores, según la últim a p<(gina del jamás molestados por el juzgado; de la libertad y ab ­
penúltimo número que pudo aparecer, eran, por ejem­ solución jurídica de que gozan los asesinos, acusados
plo, el Excmo. seoor capitán general á la sazón de y acusadores, lo. cual prueba incontrastablem ente que
Valladolid, el Excmo. seftorgobem ador civilde Valen­ ^ dios idtlmos no fuero^i cdlumniadores', y tendrá que
c ia , y otros por el estilo. responder la administración de justicia española, ha
respondido y a con quince afios de un sumario escan«
daloso, sin arribar uuuca á la infame condena que iu*
tentaba, lia respondido, digo, de la honrí^ de .un par­
tido político pobre, pero dignísimo como raa$a social;
y de la lio n ra, también, del qne escribe estas líneas,
que ha demostrado siempre, más nobleza en cada uno IX.
de sus actos públicos, que habilidad y cinismo sus mi­
serables calumniadores. LA CALUMNIA DE CK JUEZ,

No hablemos del Excmo. seílor Moreno Benltez y


de sn declaración, indigna de un hombi-eqne se estima
i sí mismo. Lo qne dejo dicho al respecto, basta y
sobra á probar que ese excelentísimo señor no conoce
la dignidad.
Pero debo citar aquí, en primer término Ann sefior
don Francisco G arcía Franco, al que como primer
juez instinictor del famoso sumario lie citado aote-
riormente, á propósito de su protesta publicada ahora,
después de quince aflos, en los diarios de Madrid, cou
fecha del 10 de Agosto de 1885.
Además del párrafo que copié oportunamente, este
sefior G arcía Franco ha tenidola inconcebible audacia,
6 inconcebible estupidez, de.decir lo que el lector
v a á ver.
H abla el sefior G arcía Franco, prim er juez instnic* Y pregunto yo, José Paúl Angulo, calumniado por
tor del sumario; y como parecerá increíble qae este un cobarde que deja entre él y yo la fron tera; por un
sefior baya dicho las enormidades que voy á copiar, genuino representante de la jttsticia histórica espa-
advierto que yo las tomo del diario madrileño E l ñola: ¿qué merece á juicio del lector, quienquiera
Progreso; donde las encuentro, en efecto, firmada» qoe el lector sea, qué merece un juez letrado qne dice
por el susodicho seflor, en el número correspondiente y hace lo que el sefior G arcía Franco ha hecho y ha
al día U de Agosto de 1885. dicho?
H abla el representante en este asunto de la calum- ^ ] Conque en nombre de la justicia histórica espa-
nía manifiesta, sin duda en nombre de la magistra­ Hola, se me designa á mí como asesino, incontesta-
tu ra espafiol a y dice; hlementCy y sin ningún género de duda! ]y esto por
medio de la prensa l
«Sin en trar yo {el sefior G arda F ranco) en deta* iM iserablel... Pues si apareeco incontestablemente
lies de sumario, que uo en balde son secretos (ya
verá el lector lo en/íende e$te señor por secreto) y sin ningún género de duda como autor moicnul
y la causa hoy se encuentra en aquel estado, podré dél detifo, desde las prim eras actuacioneSy h a c b mAs
decir que desde las prim eras actuaciones, siempre, DB CATORCE Aftos, ¿cómo ese juzgado criminal no se
incontestablemente, y sin género alguno de duda {oio)
el sefior Paúl Angulo aparece como autor m aterial del ha dignado condenarme?
delito (asesinato del general Priin}*(¿<2íí/' tal, hondo' ¿Y ese centenar de cómplices míos, los de las den
dosisimo lector, te lias enterado del secreto?) lo cual carabinas? ¿dónde están? ¿cómo se desaparecieron el
no desmiente él mismo en sus comunicados (Se re­ dia del crimen? ¿qué hizo con ellos la policía? ¿por
fiere el señor García Franco <t h s comunicados pu-
hUcados en París por 7n¿, días antes y y él señor qué no los ha condenado el juzgado, á uno, á uno
García Franco al decir eso, estaba evidenteinenie siquiera?
loco: el calumniador necosila no ser (an desvcrgon- 1Sin comentarios, lector, sin comentarios!
sado anís el mundo entero.) y que si existieron coau­
tores y cómplices, no fueron sólo los que la prensa Después de todo lo que dejo probado en el capítulo
indica, sino machos más que constan en el proceso, anterior, no se necesitan.
los bastantes para proveerse de cien carabinas que
salieron de una casa de la calle de la Luna, y reunii-se
en punto determinado antes de cometerse el crimen.»
X.

OTBO CALUMNIADOK

m Progreso, que €S el periódico que contiene otra


acosación contra raí, dice en pu número del 7 de
Agosto de 18S5:
« A 8 1 8 IN A T O D E D O K JC A N P E IM .
» A l mediar el mes de Julio, un periódico lanzó á
la voracidad del público, ansioso de emociones fuertes,
la noticia d^ que en P arís se había constituido un
comité republicano al qae pertenecía Paúl Angulo, y
coy o prim ar acuerdo consistió en declarar destituido
al señor Ruiz Zorrilla de la jefatura deJ partido pro­
gresista democrático, cuya dirección quedaba á cargo
del referido comité.
»Nadie creyó que la noticia se habla de confirmar;
pero su publicación revelaba un propósito misterioso
que el tiempo se encargaría de aclarar.
Continuemos ahora con la trascrición del artículo de
» No debía pov consiguiente tardarse en averígoar E l Progreso. Continúa así:
en dónde y por quién se fraguaba el plan, aun no
bien defloiíio, que una inconcebible ligereza ó el deseo
de justificar méritos venían á evidenciar. c Dice este documento en la Gaceta de Madrid:
• Apenas trascurrieron aíganos días, y merced á - Don Emilio A yllóny A rtolaguirre, m agistrado de
la falta de discreción de un alto funcionario* llegó á Audiencia fuera de esta corte y juez de prim era
nn es tros oídos y cundió entre algunas personas, aun* instancia del distrito del Congreso de Madrid.
qoe pocas, Ja noticia de que P aúl Angulo se proponía » H ago saber: que abierta á excitación del minis­
regresar á España. terio fiscal, según auto de veintiséis del corriente,
• E l rum or á haberlo propalado persona menos la causa criminal que por asesinato cometido en
allegada á la situación qne el indiscreto funcionario, la persona del Excmo. seftor capitán general don
hubiera merecido escaso crédito, pero aquel que lo Ju an Prim en la calle del Turco de esta c o rte , la
difundía debía estar en autos, como vulgarm ente se noche del veinte y siete de Diciembre de mil ocho*
dice, para arriesgar tal anuncio, sin temor á verificar cientos setenta, se hallaba archivada en este juzgado
el tan conocido ejercicio gimnástico que ha dado nom­ y escribanía del qne refrenda, respecto del proce­
bre á los actos provocados por Ja ignorancia y la cre­ sado don José Paúl Angulo á consecuencia de su
dulidad exagerada. rebeldía, y con noticias que hacen presum ir á algu­
» Así, pues, aunque la noticia era de las que me­ nas autoridades, de que dicho procesado, contra el
recen ponei-se en cuarentena, y el colocarla en tal que se interesó su extradición aun pendiente y se
situación empresa fácil, ahora que tanto abundan los deci'etó su prisión en auto de nueve de febrero de
lazaretos, nosotros, ádecir verdad, ni siquiera le im* mil ochocientos setenta y uno, ha penetrado en te­
pusimos un día de obser%’ación. E ra una noticia de rritorio español, procedente de Francia: he acoi'dado
buena procedencia. L a confirmaba el siguiente edicto expedir el presente prim er nuevo edicto, por el que
que apareció el 31 de Julio úítimo en Ja Gaceia de se cita llama y emplaza al referido don José Paúl
M adrid sin causarnos Ja menor sorpresa, porqtie era A ngulo, para que eu el término de nueve días se
consecuencia inm edtaía, V>gica y necesaria de l<n presente eu la prisión celular de esta corte á res­
propósitos que se fraguaban en las regiones delpo* ponder de los cargos que se le dirigen como pi*e*
sunto coautor del expresado delito y ser oído en
defensa, apercibido, que, de no verificarlo, le pa­
rará el perjuicio que hubiese lugar.
» A l propio tiempo encargo á todas las autoridad«^
Y a comprenderá el lector más adelante, lo qne el civiles y m ilitares y á los agentes de policía ju d i­
diario titulado E l Progreso, ha querido decir en las cial , que procedan á la busca y captura del proce-
líneas que acabo de dejar m arcadas en bastai'dillaB. sado de que se tra ta , cuyas señas se expresan á
contionación ; lo pongan eu la mencionada prisión y Todas esla$ coincidencias podrán á los ojos del
á disposición de este juagado i los ânes ex­ vulgo parecer casuales, pero lien pudkra ser qtte
puestos; dando cuenta sin dilación de la captura conslUuifesen la trama de un plan esludiaJo con
por el medio más rápido (?) para acordar lo proce­ detenimiento.»
dente en interés de la pronta y recta («c> ad rain is-
ción dejusticia.
> Dado en M adrid, á 20 de Julio de mil ochocientos E l Progreso dice, E l Progreso insinúa en lo que
ochenta y cinco.— E m i l i o A y lló n .— Por mandado dejo marcado en bastardillas— y un periódico no pue­
de S. S. r— Jtm n Zoznija. »
de ignorar lo qne es la prensa en el mando moder­
no— que entre los actuales gobernantes de España y
Á renglón seguido de la publicación de este edicto. yo, hubiese un plan estudiado con detenimiento.
E l Progreso continúa su artículo en la foj-raa si­ Bn esto E l Progreso ha demostrado tan mala inten­
guiente :
ción como el jue? G arcía Franco la demostró en lo
« R E 7 L E X IONES. del sumario secreto, según él, pero no para calum­
> Bl anterior edicto del juzgado del Congreso, ade« niarme por medio de la prensa, y en sn categoría de
más de la publicidad que le dieron los di arios oficiales, primer juez instructor. Y E l Progreso para parecerse
alcanzó inmediatamente la de toda la prensa. Avisar en todo á este su letrado colaborador, resulta despre­
á un hombre por los medios jnás eficaces .d e que se ciando tam bién, en absoluto, el sentido común de las
le v a d detener, no parece procedimiento adecuado
para conseguir su captura. Pero la justicia hÍ5>t6ríca gentes. ¡Lo mismo que hizo el Bxcmo. señor Moreno
es así. Benítez al declarar que á él, solito, le había confiado el
»Sin pecar de cavilosos podemos pensar y con general Prim , el acusarme jurídicamente!
nosotros lo sospechan muchos, que no pndiendo ju sti­
ficarse al cabo de catorce años ia presentación volun­ Repito que estos sefiores prescinden por completo
taria de Paúl Angulo, st iniettfnba d a rá esfa presen- del sentido común de las gentes.
loción írts aparUnciiks de una captura. (?) Prescindamos nosotros de la novedad de E l Progreso
> P or sn parte la prensa ex tran jera, había anun*
dado días ha que el seftor Paúl se proponía publicar insinuando m is inteligencias con un gobiei’no monár­
un folleto dando curiosos detalles y haciendo inespei*a- quico, cosa qne nadie aceptará como posible, y vamos
das 1‘evel a Clones sobre el atentado contra el genei*al á lo que realm ente ha tenido de infame la conducta
Prim y muy esi?ecíalmenle, respecto de la causa que de este diario.
se sigue cou motivo de aquel tristísim o suceso.
Continúa diciendo E l Progreso en el articulo que lo ha recibido por el correo; y por consiguiente, el
nos ocupa: lector debe calcular, tratándose de gente de alguna
delicadeza, que, como periodistas, se guardaran bien
« E q todo caso, nosotros confesamos qae sentimos de publicar lo que á otros infame.... anónimamente.
desde luego cierta, curiosidad por volver á recordar
los trám ites que siguió tan célebre como^mis^teñosa 1A hora verá el lector! Y yo lo hago juez de la deli­
causa, 7 en nuestro empeño de relacionar lo antes cadeza de los seílores redactores de E l Progreso, que
ocurrido con lo que al parecer se traniaha ahora, b ^ o el anónimo advertido, han consignado lo siguien­
empezamos á rebuscar datos, noticias y periódicos de ;
aquella época. ‘ te , cou la sana intención de que el público lo lea:
» Empeñados nos Íiallábamos en tan ímproba tarea»
cuando, por inspiración propia ó por vernos entrega* < LOS AUT0BS9 DSL C R lH lK .
dos á tal íáeua» bubo alguien que casual ó intencio­
nadam ente— algún día lo averiguarem os— hizo por » Desde las prim eras actuaciones, subsiguientes á
cuenta suya, pero en benefìcio nuestro, el trabajo que la unificación de las mismas, se consiguió probar en
queríamos lievar á cabo, aunque sin grandes proba­ la causa con incontrastahle eHdencia, que el jefe de
bilidades de conseguirlo. los asesinos del general P i im había sido don José Paúl
>Este trabaio redactado en un cuadernillo de papel A ngulo, convicción que está desde los momentos del
de cartas, cuyos pliegos aparecían esciitos por laa delito en la conciencia de todos (AUÁ va la razón
cuatro carillas, llegó á nuestras manos bajo sobre por poderosísima), porque desapareció ocultándose desde
el correo interior. No era posible mandarlo á Jas c^ as el día a n te ñ o r, en que hasta se afeit^^ la barba en la
en la forma indicada; así ts , que al reproducirlo en calle de R elatores, núm. 14 pral-, bascando un barbero
cuartillas, abreviando algo ai original, pero sin aña­ de punto lejano que no le conociese............................»
dir ningún dato ni observación alguna por cuenta I
nuestra, nos limitamos áencabezar algunos párrafos *
con Jos títulos que aparecen al frente de los mismos. ¿N o es verdad que la delicadeza de los re<lactores
• H e aquí el trabajo de nuestro anónimo colabo*
rador. de E l Progreso, es evidente? ;Si serán esos señores,
»En todo é lse revela que quien lo ha escrito co* periodistas españoles I
noce i fondo el célebre proceso de que se trata.» Pero vamos ¿cuentas.
A ntes de llegar el anónimo colaborador de E l P ro -
Y a lo ve el lector: según E l Progreso mismo, lo ^ greso á la ijifame calumnia que dejo trascrita, y á la
que este diario va á poner á continuación, es anónimo, cual voy luego á contestar; antes, digo, el anónimo
colaborador hace una larga relación délos incidentes Y le advierto al lector para que se forme una idea de
del proceso. la delicadeza y buena fe de casi toda la prensa espa­
En ella se repite, panto por punto, todo lo que yo ñola, le advierto, digo, que m ultitud de diarios espa
dejo probado en los capítulos anteriores. fióles, entre ellos casi todos los madnleüos qae han
Dice E l P roffrm eu el mismo núm ero, en el mis* trascrito una parte de lo dicho por E l Progreso, se
mo articulo y autes de calumnim'mc á m í: han guardado muy bien de reproducir ó extractar todo
«Después de perpetrado el delito en las primera« el artículo que nos ocupa, jResultaba demasiado con-
horas de la noche del 27 de Diciembre, se perdieron tradictoj'io, demasiado inverosím il, demasiado ab.^nr.
iastiroosamente los primeros m om entos,» etc. do! Los señores periodusias de la E ^ p a ^ cor% honra,
2.^ » A ntes de pasar adelante, conviene advertir casi todos los políticos de oñcio de la peor ralea, han
qae el día 20 del referido mes, todos 6 la mayor parte creído que era lo más sencillo y natural, el repro­
délos jaeces de M adrid hablau sido trasladados. (jQué
casualidad!) E sta cireuní^tancía explica...» etc., etc. ducir tan sólo los párj afos que á mí y á media do­
3.® > E n el sumario que había dado principio á m ^ cena de republicanos inocentes, se referían, calum­
diados de Noviembre, aparecía esciita una indaga­ niándonos de un modo manifiesto.
toria pues, de perpetrado el cHmen, co m lo
he hecho constar en los capUulcs anteriores,) tomada Volvamos ahora al artículo de lü Progreí^o:
por el juez señor Dieste y Lois, uno ó dos días antes
de pedir su traslación, y en ella decía el indagado, 4 « « Al registrar el último domicilio de don Felipe
que al buscársele, trayéndole de provincia» con el viaje Solís. secretario dcl duque de M ontpensier, con quien
pagado y buenas asistencias en los dos meses qne lle­ decían los criminales de dicha tentativa que se hablan
vaban en M adnd con otros tres de la Rioja, para entendido, se encontró una especie de Memoria de
asesinar al general P iim , se le había dado por j*azón propia letra de dicho secretario, en laque día por día,
y objeto de este delito, que tan laego como se per­ d poco menos, consignaba todos sus trab ao s y los de
petrase, todas las tropas de la guarnici<5n proclatna- varios personajes políticos,» etc.
rian á M<mtpender rey de Espaiia. > b.o . Dlcese que esta Memoria ha desaparecido de
la causa
6 o .L o Que no admite duda y puede darse como
¿Qué tal? Pues eso lo consigna el mismo diario, hecho p().s-itivo, es qae al ser remitida de la Audiencia
en el mismo número y artículo eu que sus redactores al Juzgado la pieza de encarcelación de don Felipe
Solís escarcelación decretada merced & haher hecho
^ colaboradores tienen el descaro de calumniarmt*. que tres de los reos confesos se retraciasen sobre ha-
ber visto al sefior Solís en relaciones frecuentes con
don José López, que íoí había traído para el ascH- sonal el cambio del Juez xnsirudor, no dejó de Uamar
nato, en aquellos días en que esperaban órdenes sobre la atención,» etc.
el sitio y la hora de cometerlo, desapareció de la 12- >A l siguiente día de haber ocurrido el cambio
causa, 6 sea de la pieza de documentos^ media taijeta de gobierno, en Octubre de 1871, el nuevo ministro
cortada en foi’ma de triángulo, que era la contrasefia de G racia y Justicia, don Eduardo Alonso Colme­
con que dicho reo confeso don José López {ahsxulio nares, se cuidó de saber,» etc., «y no vaciló en variar
como todos los demús) decía haberse entendido y ser* al juez (Alguno entre tantos ft«6o decente.) con lo cual
vido para entenderse por mediación de tercero con el , se siguieron dos gravísimos perjuicios para el justo
citado don Felipe. I resultado de la investigación sum aria: el consi­
I .^ >Cuando se estaba practicando dicho re ^ stro guiente á no existir aún eu el sumario la últim a ges­
{ m el último domicilio dé don Felipe Solís, secreta^ tión que no podía por menos de tener éxito para el
rio del duque de Montpeneier) apareció en la casa coronamiento de la Averiguación de todo loque había
registrada, por casualidad ó llamado cou tal motivo, ocxirrido— ialy leciorf) y el que se siguió de
un alto funcionario del m inisterio fiscal de Madrid, la desaparición en cornos de on pliego de actuacio­
que sigue aún H O Y en gran predicam ento,» etc. nes (¡ojo!) cuya remisión por el presidente de la A u­
8.® »Las relaciones, ya directas, ya por medio de diencia al ju ez, coincidió con el cambio de la per­
tercero, entre don José López y don Felipe Solís, es­ sona de éste, > etc.
tán además protódrw en la causa, por propia confe­
sión de uno de estos interm ediarios, don Fernando
C osta, redactor que era del periódico L a FdU Y todo esto, todo, lo dice el al mismo tiempo in­
dea y» etc.
9.® »Lo cierto es que en la causa están recogidas fame y estúpido Progreso, en el mismo número y en el
de ciertas casas de B anca las letras de cambio que mismo artículo donde asegura que yo soy el asesino,
sirvieron para rem itir desde M adrid con el nombre del • pues qne m e quité la barba, etc.
imponente ó librador anónimo, la mayor parte de las
sumas que sirvieron p a ra traer á los principaU s Sigamos consignando lo que E l Progreso dice. Y“o
asesinos de la B io ja . • etc. trascribo y no hago más que num erar los conceptos
10. »D urante el curso de la causa, en el aflo de sucesivamente y suprim ir lo que en absoluto carece
1871 el m inistro de G racia y Ju sticia, señor ülloa,
caidóse mucho de saber si aparecía escrito en ella el de importancia.
nombre de una respetable dam a de la corte, > etc. 13. »Ni siquiera llegó á leer la cansa el juez don
I I . >Lacíi-cunstancia de ir nada menos quedos Sabino Ruiz de López, á quien se hizo venir de Tala-
hombres ^ lític o s en busca de semejante dato á raíz vera de la Reina pasa qux bx sobrbseyssk a^tes db la
de haber intervenido uno de ellos como jefe del per­ TRIMERA BODA B£AL.» (Matrimo7iio ds A lfo n so X II con
una de las hijas del duque de Monij^ensier.) (^ ’b Jtay Vamos: ¿debo continuar trascribiendo las frases,
nada más signijicativo.) los párrafos de una publicación donde de una manera
14, «Este juez se encontró con que el dignísimo
promotor fiscal don Joaquín Valiendo magis­ tan evidente se señala, se designa y se acusa á los
trado hahia de resultar decente.) tenía piesentado asesinos, donde de tai manera se le arranca la careta
tiscrito de acusación pidiendo que se elevase la causa á un juzgado encubridor y criminal, y donde al mis-
á plenario contra varios presuntos reos, que no esta­ mo tiempo, á mí y á varios republicanos, pública­
ban en rebeldía, entre ellos don Felipe Solís,* etc.
15.® «Esta petición fiscal era «n estorbo para el mente se nos calum nia?
sobreseimiento. F^scindiendo de la falta completa de decoro perio­
IG. »Entonces se recorrió como único medio de dístico, tratándose de uu hombre público evidente­
remover ese obstáculo, á reponer la causa á samarlo,
Inijú prdexio de faltar alguna diligencia y con logue mente calumniado, al cual será lógico que se le tema
dicha acusación quedaba sin efecto, y variando la y se le combata, pero no de una manera tan rastrera,
persona del promotor fiscal podía ser otra la acusa­ cobarde é infame, ¿dónde está, de todos modos, la ló­
ción.» (¡Adm irable franqueza/ Pero nada de esto
han dicJu> Íoí periódicos gue han reproducido las ca­ gica, la verdad, la posibilidad siquiera, de que sea
lumnias contra m i,) este hombre público, bien conocido, ela-sesino del ge­
17. «Y en efecto: se varió la persona del pro* neral P rim , cuando están de mamfiesto los que, en
m otor fiscal dejándole cesante (por honrado), y se le tal caso, hubieran sido sus cómplices?
dió un sQcesor que se apresuró á pedir respecto al in­
dicado secretario del duque el tan apelecido sobreseí* y no quiero, lector, d g a r nada, ni lo que parezca
tnietUo, continuándose por los trám ites de plenario más inverosímil ó iucreíble, sin completo esclare*
contra los demás acusados no rebeldes, entre ellos, cimientO-
don José López y los asesinos que había traído de la
Rioja.* Mis cómplices, según esto, hubiesen sido, el duque
18. >Cómo éstos llegaron á obtener sentencia de M ontpensier, su secretalio señor Solís, el famoso
absolutoria escando coi^fxsos t contictos dbl pbuto López y los asesinos de la R ioja, con el señor coronel
{j A dm irable t lector, adm irable!) s s u n « i s T a u o
a C w ... > etc.
don Manuel Angulo, E sto en la prim era tanda ó pe­
10. < E l tal don José López fué agregado después ríodo de intentonas frustradas.
de su escarcelacióny i l a p o l i c í a s e c r e t a , > etc. Después, en la segunda tanda, cuando algunos de
^ los asesinos de profesión, sólo los de profesión ,/m€-
ron descubiertos y encarcelados; al realizar el cri-
men, mis cómplices serían—y fíjese el lector en que todos s i n e x c e p c ió n , p o e n o e b s ü l t a t i c o n t b a e l l o s

esto es irrem isible, según los datos que dejo coosig- ¡ CARGO A LG U N O . (T e x iu o l)

nados en au capítulo anterior, datos del sumarie j Todos esos, algunos convictos y confesos, y todos,
datos publicados además en un periódico, á la luz del absolutamente todos los que dejo nombrados, sobre
día, con pie de im prenta, hace más de once años—< cuya criminalidad pesan cargos jurídicos irrefutables
m is cómplices serían, siempre el duque de Montpen­ y públicos hace más de once afios, cargos demostrando
sier que quedaba libre, y sa secretario que también que los unos fueron instigadores ó directores, y que
lo estuvo hasta después del atentado; también el fueron los otros los autores del crim en, todos, todos,
López, que desde su prisión funcionaba continua­ sin excepción, tienen que haber sido cómplices míos,
m ente á sus anchas y como lo tenía por conveniente ó yo de ellos, sin que á ninguno se le Laya ocui’rido
también el duque de la T orre, general Serrano, re­ denunciarme! ¡ Qué buenos para conmigo!
gente del reino, cuya policía secreta aparece tan evi­ ¡Estupendo! ¿N o es cierto?
dentemente complicada, tan evidentemente )a autora Pero ¿y el juzgado?— El juzgado también tiene
del crim en, como que á nadie puede caberle la más que haber sido cómplice mío y de mis conipafiei'os
mínima duda, después de haber leído lo que del los republicanos. Esto es evidente, puesto que á nin­
s u m a í i o resulta y he hecho constar, no como dicho
guno ha condenado, sin duda por el inmensísimo amor,
por m í, sino como publicado en letras de molde que á mí me profesa la j u s t i c i a h i s t ó r i c a e s p a ñ o l a , ó
por individuos á quienes no liubo más remedio que por el respeto que le habrá inspirado la posición é
absolver en absoluto, sin ser acusados ni perse- X influencia social de mis compañeros l o s r e p u b l i c a n o s ,
guidos por el fiscal como calumniadores, y sería tam­ los de las cien carabinas. ^
bién mi cómplice ¡por supuesto! el jefe de la policía Francam ente, lector: ;si el asunto no destilase
ó r o n d a s e c r e t a del general S errano, del regente del infamia y sangre, no dejaría de prestarse á comen­
reino, el J osó M aría P astor que h a m u e r t o inmediaüu tarios entretenidos!
m ente después de haber estado cuatro aflos detenido Y aquí term inaría i$ i s e g u n d a p a r t e de mi trabajo,
á p artir del día siguiente al del crim en, y de h&ber sino recordase aquello de l a b a r b a q u e m e q u i t é , b u s ­
sido, como los demás, que no fueron asesinados en c a n d o u n b a rb e r o d e p u n ió le ja n o .

la misma cárcel, absuelto tam bién, absuelto como Le advierto al lector que este detalle y la declara-
10
ción incalificable del Moreno Benítez, cuya fuerza
jorídica dejo á cargo del sentido com úo, es todo lo
que como pruebas de mi culpabilidad han reunido los
señores jueces en 18,000 foüos de actuaciones y 15
anos de sum ario en secreto, á pesar délos medios XI.
espantosos de que dispone en Espafía la administra­
ción de justicia que persigue á los crim inales, y de los
medios extraordinarios á qoc ha recurrido en este EL AVTOR V LA PRENSA ESPADOLA.
caso.
Snprímo siempre los comentarios.
Vamos á h de ¡a barba que necesita amplia expli*
cación; como que se tra ta de algo extraflo al asunto,
de algo que la prensa traicionera no ha tenido reparo E l pneblo español ha sido muy desgraciado desde
en divulgar como pnieba contra m í, conociendo muy 1868. Intentó entonces levantarse regenerado, enér­
bien la mayor parte de los sefioi'es periodistas que lo gico, unido y resuelto i borrar revoluciojiariamentc
han publicado reproduciéndolo de E l Progreso, 2a las consecuencias de su pasado monárquico, burocrá­
villana farsa que en ello se encierra. tico y clerical, y á constituir después una monarquía,
6 una república, que fuese, de todos modos, de­
cente como administracióu de los intereses y de la
justicia pública. E l esfuerzo del pueblo español tro­
pezó, de un lado, con la habilidad de los políticos de
oficio sostenedores con la forma monárquica, de la
empleomanía, inm oralidad adm inistrativa, burocracia
y m ilitarism o; y del otro lado, con la pusilanimidad
y ambición personal— las dos cosas en fatal consor­
cio— de los prohombres históricos qne desde luego
empezaron á dirigir el partido republicano.
Y sucedió, que los monárquicos fueron más hábiles * tiempo bondadoso y valerosísimo Gnillén,compaflero
y wás sang^uinarios y crueles. E l pueblo republicano nuestro de diputación, cuyo recuerdo hace saltar una
espaflol supo, sin embargo, luchar en 1869, o.n aflo lágrim a á mis ojos y debiera despedazar el corazón
después del movimiento triunfante en Setiembre de los traidores que han renegado de sus principios y
del 68; supo luchar en campos y ciudades como no lian negado su responsabilidad bistóríca.
se ha visto en ninguna parte del mundo civilizad'), Después de la derrota en campos y ciudades, que
desde que existen los ejércitos permanentes ai*mados ^ no concibo cómo cuatro hombres de talento pudie­
de fusiles remingtons y de callones cinjps. Más de ron ordenarla, el partido republicano federal se con-
W ,000 hombres, según declaración oficial, tomaron servó en toda España peifectamente unido y á las
las arm as en un mismo día por orden del directorio órdenes de los mismos cuatro jefes históricos y par­
del partido republicano espaílo!, que lo componían loi lamentarios que habían dispuesto de la sangre del
ciudadan os Orens e, Figu eras, Pi y M argal l y Cas tel a r . I pueblo, deri'amada por cierto sin piedad, ferozmente;
;Y qué arm as las qae tomaron! Escopetas de caza poi’ los políticos de oficio, monárquicos de convenien­
para colocai*se en batallas campales, frente á an ejér­ cia.
cito disciplinado, temeroso y obediente ante la or* E sta unión, casi imposible, del partido republicano
denauza m ilitar y los jefes que la representaban. ; espafiol»yo la sostuve, y o l a impuse en 1870, con­
Fué, pues, vencido el partido republicano en toda tando con millares de lectores y con la fueiza moral
España; el paitido republicano, unido, compacto, de mis compañeros en la redacción de E l Combate.
obedeciendo á sos cuatro jefes históricos y paríamen- ^ ¿Qué podía ser por lo tanto este diario m ío, titu­
tarios, de los cuales ni «no siquiera acompaOó al pue­ lado E l Combate? ¿Qué podría ser en el raes de D i­
blo en su sacrificio. — Todavía tengo en mi bolsillo, ciembre de 1870? Y, sobre todo, ¿cuál era entonces
porque este documento no lo abandono jam ás, la mi posición personal?
orden que por mi parte recibí, firmada por los cuatro Los hombres de E l Combate éramos lo que que­
jefes wpublícanos federales, y cuyo resultado fué, que daba como encamación de la idea proclamada en
en las provincias andaluzas m urieran, combatiendo ai Setiembre de IStJS, desconocida desde las alturas
lado mío, muchos valientes mai armados, y como es ^ del poder; idea culm inante, nacional, absoluta, lo
natural, peor organizados, enti-e ellos el al mismo •mismo para una monarquía que para una república:
la España con henra que todos habíamos esci ito en * batCs empezó la división, es decir, la impotencia del
nuestro km a revolucionario; la España c o d honra partido republicano espafiol. Empezó la división en
internacional, sin el rey extranjero que Jos gober- seguida, por discusión ridicula de principios, que no
nantesin tentaban; la Espafla con honra financiera, si» significaron sino la expresión hipócrita de ambiciones
deuda pública cada vez más despreciada; sin la ver- personales; y todavía, después de quince afios, nos
gonzosfi ju sticia histórica, la empleomanía, el milita- encontramos en la misma monárquica ruinosa situa­
rismo y las dilapidaciones oficiales. Todo esto era E l ción.
Combate quien lo pretendió en Diciembre de 1870, ^ iQ ué útil fué nuestra desaparición!
frente á uu gobierno que d o satisfacía en manera algu­ P ero yo, ¿ principios de Diciembre de 1870, estaba
na las esperanzas del pueblo español; era E l Combate en mi puesto. V arias veces se había intentado arro­
qnien encarnaba, por decirlo así, las aspiraciones pú­ jarm e de las C ortes, quitarm e la inmunidad que mi
blicas nacionales, de todos los españoles como honra i cargo de diputado me aseguraba ante el juzgado; se
apetecida, aunque fuese á nombre de un partido polí­ había intentado asesinarm e como á otros periodistas
tico determinado, á nombre del partido republicano que desgraciadam ente cayeron bajo los golpes de la
federal. partida oficial llam ada d t la P orra; se me
I Calcule, pues, el lector lo que sería E l Combate y , había arrastrado, por fin, en el mismo mes de Diciem-
lo que sería yo, su dii'ector, para los políticos de oficio bi*e de 1870 á un duelo ignominioso, haciéndole afir«
en Diciembre de 18701 m ar públicamente á un jefe do asesinos bien conoci»
y y a sabían ellos por qué deseaban mi desapari- ^ dos, que me había insultado en plena calle, cuando
ción tanto como la del mismo general Prím ; que si en i-ealidad jam ás se había presentado frente á mí;
éste les estorbaba con sa poderosa influencia en el y si tantos esfuerzos resultaron impotentes hasta
ejército, no menos les estorbábamos Jos hombres de fines de Diciembre de 1870. lo cierto es que en esos
E l Combate con nuestra bandera, nunca por nos­ días víme obligado á ocultarme para poder perujane-
otros desconocida, con nuestro lema á todos los repu­ cer en mi puesto, que era nada menos que el del jefe
blicanos im puesto: la unión del partido que para principal. quizá único como acción en aquellos mo­
honra de Esparta permanecía revolucionario. mentos, delvei'daderopm-tido revolucionado espaüol.
Á los pocos meses de dejar de publicarse E l Com^ P ero ¿qué tiene que ver que yo me ocultase á fines
de Diciembre de 1870, cuando solamente por mi direc­ calidad de diputado no gime aún en Ja cércel píibli-
ca, está amenazado de inm ediata prisit^n, p o b q v b l a
ción de E l Combate pesaban 28 causas criminales 91
OOMI ÓN DB DIPUTADOS QÜS TíBN B QUE INFORMAR SOBR*
con más de 170 denuncias contra mí; qué tiene que LAS SUFLICATOBIA» QUB PARA PRENDERLO EXISTEN , COM* hk
ver que yo me ocultase á fines de 1870, cuando los PONES MINISTERIALES EN SU MAYORÍA.*

suplicatorios de los jueces respectivos para poderme í f i l Combae«.— L u d m , 1« d » D lclam br« d é 1970.

prender obraban en las Cortes ante una comisión mo­


nárquica interesada y resueltaá arrancarm e mí inmu­ ¿Podía yo ausentarm e de M adrid, ni dejarme pren­
nidad de diputado; qué tiene que ver, pregunto yo,
mi lógica, mi necesaria, mi inevitable desaparicidn, der en aquellos días, cuando todo el panido de acción
revolucionaria y i-epublicana contaba con mi dirección
teniendo sin embargo, por honor político, que perma­ personal en caso de conflicto violento, de choque ar­
necer en M adrid; qué tiene qae ver, digo, con el ase­ mado? ¿Cómo deducir, pues, de un acto mío tan
sinato del general Prim? ¿Por dónde ni cómo se puede
deducir de este hecho una prueba contra mí? lógico y hasta necesario, justam ente en aquellos días,
Y para que el lector eu este caso, tampoco tenga lo que la prensa espaíiola ha tenido, ahora, la mala
que creer mis afirmaciones bajo la fe de mi palabra, fe de señalar?
voy á trascribir aquí Jo que el mismo Combate hacía E ntrego la dignidad de esa prensa, al juicio público.
constar: M e pasa con esta dignidad de la prensa madrileña,
lo que con la dignidad imposible de la m agistratura
< Sobre E l Combate pesan veinte y ocho causas española: yo quisiera arrojar estas líneas que la des­
con más de ciento setenta denuncias.........!
> El Combate no se recibe en provincias> porque trozan, l^ o s, muy lejos de los impresores que hayan
las órdenes de no dejarlo circular son term inantes: de darlas al dominio público; pero no puedo.
tenemos cartas de personas respetables denuncián­ Y francam ente: ¿será ó no, indigno y cobarde
donos estos robos legalizados de los números de E l
Combate. hasta lo increíble, lo hecho por E l Progreso f
* En M adrid se han arrancado violentamente de I Y o soy según este diario, el autor de un asesinato,
manos de los espendedores, encarcelando á cuantos y mis compañeros son, necesariamente, los Mont­
pretendían oponerse á este acto de fuerza. pensier, SeiTano, Solís, López, Pastor, los asesinos de
• E l Combate se roba, pues, en todas partes con
un descaro que asom bra, y su director, qué po r su la Rioja y los de la ronda secreta áe\ regente del reiuo
duque de la T orre! jQuó inteucióü tan estúpida! ¡Qué
calumnia tan de manifíestol
Y a estoy, adem ás, emigrado, tan emigrado que
todo el munilo cree que si de mí se apoderasen los
gobernantes en Eápaüa, quizás no me d^*arlaii vcíu-
ticoatro horas con vida, y sia embargo, se me acusa,
se me designa como asesino, ¡y esto asegurando que CONCLUSIÓN,
w cabe duda alguna t
¿Debo decir que los periodistas que así obran, sa­
biendo que calumnian y dejando entre ellos y yo ¡a
froateja española, son tinos miserables?.....................

Lector: no creas, no, qae el pueblo español me­ Doy por term inada, también, esta segunda parte
rezca sem ^ante representación en su prensa diaria. de mi trabajo.
Entiendo que ni resumen necesita. E l lector que
no haya querido comprender, pertenecerá A la catego­
ría de los qne tienen ojos y no ven, 6 de los que
tienen oídos y no oyen. Y o sé que digo dicho sobre los
asesinos dei general Prim, sus cómplices, encubrido­
res y aliados de hoy contra mi, todo lo que ha sido,
es y será.
E l lector lo ha ido viendo; primero, nn aspirante á
la corona de España invierte sumas considerables en
corromper á los futuros ministros y hasta al futuro
regente del reino, para despnés de una revolución;
anulada ésta en sus efectos benéficos, se asesina al
que mejor podía oponerse á la i-estauracióa borbé-
nica y al mismo tiempo se c.alamnia, se pei*sigue y se parteros de piim era fila, me han impedido la faena
destroza un partido político popnlar revoliicionano; 1 desde hace muchos aílos, y me la impiden hoy.
luego se intenta la compra de testigos falsos, se asesi« Dejo evidente la verdad. No puedo hacer otra co­
na tam bién á iin os cn;in tos o n 1a cái’cel p ública, y c o a n - sa, Y o he jurado eu bien de la revolución en Espa-
do una de las hijas dei duque de Montpensier va á ser fia, DO prestarm e jam ás á capitanear grupos ó fraccio­
recibida en el lecho nupcial de ¡a fa m ilia espúrea, se nes republicanas que no significan, que no pueden
nombran jueces especiales, capaces de absolver á to­ significar, sino desprestigio é impotencia. H e presen-
dos los calpables, muchos de ellos convictos y con­ ' tado un raedlo salvador, y sé que el pueblo republi­
fesos; y más tai'de aún, quince afios después del aten­ cano español, lo acepta, lo reclama. Sé también, que
tado; todavía no hay reparo en calaran lar me ¿ ra í, á mí, personalmente, se me teme demasiado: no me
con desvergüenza inaudita, ¡como si lo que yo dejo teme ese pueblo, me temen todos los políticos de oficio
probado en este trabajo no hubiese estado á mi al­ en España, monárquicos y republicanos. Confieso que
cance publicarlo! ;como si la verdad que podía dejar tienen razón, eji lo que se relaciona con sus mezqui­
y dejo evidente, no significase nada entre los hom­ nos intereses P or ahora me reconozco vencido, y al
bres! alejarme de nuevo, le dirijo un consejo á m siempre
Dícese qne de la calumnia algo queda. Y o me he qaeridü amigo, al pueblo délas grandezas históricas:
visto en la triste necesidad de que en esta ocasión Pueblo espafiol; tu situación es casi desesperada;
quede mucho, muchísimo: ;la deshonra pública, ante no tengo que decir porqué: el mundo entero lo sabe.
el mundo entero, de una administración de justicia ^ Pues bien: cuando Emilio C astelar te hable de evoUi-
vendida ¿ los crimínales! Clones hacia la república, dile que no es la república
Dos palabras para terminar. misma lo que más necesitas, siuo la revolución verda­
Los poeblos llamados latinos, sacuden hoy su pa­ dera, rápida y ordenada;jjoíiW e, m uy posible, puesto
sado, apenas descubren su porvenir, y e n el presente que se tra ta de cánceres oficiales y no del orden social
se revuelcan entre el fango de lo que fné. existente. — Cuando Rui/- Zorrilla te hable de sus
E n E spaña este fango es mortífero: im porta cegar intentonas de cuartel, dile que su personalidad no
el pantano. H e sido uno de los que se disponían á ha­ basta á inspirar confianza á los que saben que se nece­
cerlo: intereses bastardos y la ineptitud de mis com- sita ante todo una revolución adm inistrativa, dilequ^
SUS 1,500 comités que él decanta, no son, no pueden que por pequeñez de miras no se decida áreaH zar la
ser sino otros tanto» nidos de aspirantes ¿ em pkosy unión revolucionaria en España; sí, esencialmente
que con tales elementos la pobre E spaña deshonraría, i revolucionaria.
de nuevo, eu la práctica, el salvador principio que Los republicanos del mundo entero !a esperan; los
proclam ase.— Cuando P i y M ainali te hable de que republicanos del mundo entero la aplaudirían y l a
la república española debe ser la consecuencia de APOTARÍAK.
wn pacto sinalagmáticof conmutativo^ bilateral, dile N o consignaría la historia nada más bello, que la
qne guarde esos signos para tí cabalísticos ^ que los ' acción práctica de ese Comité bien constituido, futuro
guarde para después, para mucho después, puesto gobierno provisional de una nación muy desgraciada.
que lo primero que se necesita es la unión republicana P o r lo que respecta á mí en particular, es inútil que
entre los jefes históricos, y a que en el pueblo existe se busquen más pretextos ó calumnias para evitar mi
el deseo, y lo segundo, la revolución salvadora con cal­ acción política: me retiro muy tranquilo, con la con­
ma resuelta, m editada, que haya de realizarse desde ciencia del deber cumplido, deseándole á la nación
el poder, no s61o por esos tres prohombres que debie­ española, muchos hijos que se me parezcan; ¡muchos,
ran comprender su grandiosa misión en la historia, muchos!: Bien los necesita 1
que debieran recordar ios sagrados deberes que el
renombre de que goxan les impone; sino realizada
además, desde ese mismo poder por otros republica­ P aúl Angulo.
nos de más energía revolucionaria, puesto que eviden­
tem ente es esto lo esencial en España; por otros repu­
blicanos de verdadera popularidad, yaque los jefes his­
tóricos la han perdido por su ineptitud reformadora en
el terreno de la práctica. — Diles, en fin, á todos los
que te hablen de evoluciones, üq pactos ó de subleva^
ciones m ilitares, qne todo esto es absurdo, hoy por
hoy, frente á la triste realidad, y que re.sulta en defi­
nitiva traidor á la causa nacional española, todo aquel
INDICE

Párlai«
IsTBOOOCClÓN..................................................................... I

P R IM E R A PARTE.

A n ltcfd en lts kistó rito s y ¿4 acinaUéAd.

I . C ir c u n M a n c ia s e n q u e e l a a t o r c o n o c ió p e rs o n a J m c D te
f j g e n e r a l P r i m .............................................................................. 3
1 1 , O ír e c im ¡« n to d e l a u t o r p a r a c o o p e r a r a l d e s tr o D a m ie C '
t o 4 e I s a b e l I I ................................................................................ 5
I I I . C o n f o r m id a d d e l g e n e r a l P r i m e o i n i c i a r á lo s r e p u b li ­
c a n o s ..................................................................................................... 7
I V . L o s lla m a d o s unionhU ti a c e p t a d o s p o r e l g e n e r a l P r i m
T c o m o c o m p a ñ e r o s .........................................................................
V . L o s p o l it ic o s d e o f ic i o a n t e e l a m a g o d e u n a r e v o lu c ió n
9

v e r d a d e r a .......................................................................................... ix
V I . P a é in e x p l ic a b le q n e e l g e n e r a l P r i m c o n f ia s e e n s u s
f u t u r o s a w a i n o s .............................................................................. >3
V I 2 . 1 ^ p a r t i d a r i o s p a g a d o s d e l du<^ue d e M o n t p e n s i e r ,. 15
V I I I . L o s m illo n e s g a s t a d o s p o r M o n t p e n s ie r , segUin R a í z
Z o r r i l l a ................................................................................................ *9
I X . A c la r a c i ó n te r m in a n t e s o b r e l o s m illo n e s g a s t a d o s p o r
e l d u q u e d e M o n t M n s ie r ......................................................... 23
X . P i 'u e b a i r r e f u t a b le d e l o d i o p ú b lic o q u e a l g e n e r a l
P r i m l e t e n í a a l o s u n ic is ta s .................................................. 9?
Y X I . C o n s e c u e n c i a s d e l a io e e r e n c i a d e l o s unionisias e n la
r e v o l u c ió n d e S e t i e n i K e ...........................................................
X I I . L o q u e o c u n i ó d e s p u é s d e l a s e s in a t o d e l g e n e r a l P r i m 33

L.
PáCÍ*«l
X I I I . L o q u e e l a u to r h a s ig a iñ c a d o y s ig n ific a co m o h o m b re
p O b lic o e n E sp a rta ................................................................. 4’
X I V . p r o y e c t o d e C o m ité , fu tu ro g o b ie rn o p ro vision al, «sen
c ia lm e n te re v o lu c io n a r io ..................................................
X V . R e p e tic ió n d e a n a c a lu m n ia o fic ia l tra id o r a m e o te lan
z a d a ...........................................................................................

A h fríHSA ri^ M c á n a i¿ FfAHcia. Portugal é lU ilia .................... 58

SEG U N D A PARTE.

1. R e a liz a c ió n d e l c r im e n , según la úH im a v ersió n d e los


m o n á rq u ic o s ............................................................................. .....63
II. U o n u e v o e m b ro llo d e s tru id o ............................................... ..... * 7
III. A n te c e d e n te s d e l p r o c e s o ........................................................... 75
IV . L a c a lu m n ia d e u n m is e ra b le ............................................. ..... 79
V. A n te c e d e n te s d e l E x c m o . señ o r M o re n o B e n ít e z con
re la c ió n a l a u t o r .................................................... - . — fi
V I. D e sd e la c á r c e l s e in te n tó la c o m p ra d e te stig o s fa lsM . 97
VKI. E s t a d o d e l p ro c eso d e s p u é s d e c u a tro a n o s d e su m a rio . 99 ,
V III, L o s c rim in a le s d e m a n ifie sto d esd e 1^73 c o n co n o ci­
m ien to d e l J u z g a d o ............................................................... '
IX . L a c a lu m n ia d e un j u e s ..........................................................
X. O tr o c a lu m n ia d o r ....................................................................... * * 3
X I. E l a u to r y la p r e n s a e s p a ñ o la ............................................... M 7

C o n c l u s i ó n ............................................................................................... *55 ¿

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