Los Asesinos Del General Prim - Paul Angulo
Los Asesinos Del General Prim - Paul Angulo
Los Asesinos Del General Prim - Paul Angulo
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L O S A S E S IN O S
DEL
G E N E R A L PRIM
LA p o l ít ic a e n ESPAÑA
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LOS ASESINOS
D EL
GENERAL PRIM
L A P O L ÍT IC A E N E S P A Ñ A
PAÜL ANGULO
PARÍS
E. DENTU, LIBRERO-EDITOR
FA1.AJ»JtOTAL, O&LBftiA V» C»X.8At<K
I8S 6
LOS ASESINOS
GENERAL PRIM
LA P O L ÍT IC A E N E S P A R a
INTRODUCCIÓN.
enfrente, si hnbiese llegado al gobierno para hacer t Pero la habilidad que revelan los hechos consuma
lo qne hizo, estando nosotros en naestro puesto de dos, no quita que ello resulte escandalosamente in
combate. fame.
Im portaba, cuanto antes, arrojarnos de la posi Remito al lector, para que se convenza, á l a í í -
ción. gitndapar/e de este trabajo, donde toda la iniquidad
Yo fxá , según la prensa monárquica (y los desdi quedará de maniñesto.
chados jefes del partido republicano guardáronse bien En estajínm era me im porta seguir aclaran«
de protestar de la calumnia), prohahlmcnle él asesino f do la situación de nnos y de otros, no tan sólo en lo:<
del g e n ia l Frim. momentos del asesinato que nos ocupa, sino también
1Pobre pueblo español, con semejantes jefes liistó- en las circunstancias actuales, cuando de nuevo se
ricos! recurre á la más desvergonzada de las calumnias para
Y lo cierto es, qne aparecen incorregibles: los que evitar mi acfión revolucionaria; acción que á mi
restan hacen hoy lo mismo. vuelta á Am érica pretendía, como siempre, que tuvie
;Quince afios de impotencia no han bastado á corre se por base la unión del partido republicano espafiol;
girlos ! acción que nunca he querido dirigir con^grupomío
E l caso es que á la m uerte del general P rim , los determinado ó independiente; acción á la que renun
compañeros de gobierno de la víctim a fueron los que cio de nuevo, decidido a retirarm e como antes; pero
explotaron el asesinato en todos conceptos» y que los no sin dejar bien sentado: quz la iupotkncu y dks-
jefes históricos del partido republicano nada hicieron CRBIHISNTO DEL POBSB PUEBLO ESPAiiOl DE NUESTROS DUS,
para defendernos á los hombres de acción, ni para f KODKPEKDB SÓLO DE LA TRISTt^IUA HABILIDAD COBRUPTORA,
defenderse ellos, de la próxima anulación que les ame I^B&PLBQADA POR LOS POLÍTICOS DS OTICIO MONARQUICOS EV
nazaba como hombres de Estado; que no otra cosa E spaSa; sino TAXBIÉN T principalmente de la PALTA DE
aseguraba el vacío en que los hábiles monárquicos TIMO, POR NO DECm OTRA COSA, I>B LOS JEFES DEL PARTIDO
Jos dejaban, impacientando 6 destruyendo los ele* lEPÜRLlCANO ESPAi^OL.
mentos republicanos de unión y de fuerza, Bolorosa es la verdad á este respecto; pero hay
E l golpe fué habilidoso; hay que reconocerlo. ]Y ^ qae decirla.
qué bien ha sido sostenido después» aí\os y afiosí Tenga, pues, paciencia el lector, quien quiera que
sea: no se tra ta sólo de mí y de una calam uia más ó
menos grave que d ^ a ré bien destruida: se tra ta de
todo lo iiue im porta m anifestar respecto á los poderes y
también respecto á los hombres públicos de un pue
blo muy desgraciado. X III.
á Alfonso X I I 6 i Cüalquíera regencia que le susti dijo uno, he trascrito, más ó menos, lo que dijeron los
tuyese, capaz (le inspirar completa coiifiauza á todas demás:
las clases sociales del pueblo español, * L a Kepública española sucumbió por dos razones:
Ci gobierno francés uo se mostró onlo más mínimo la división del partido republicano y el apoyo que
ios carlistas encontraron entre los monárquicos de
contrariado. Su prensa oficiosa apoyó la idt;a. No se Francia y de Kélgica. Hoy día, los republicanos espa
trataba sólo, como el lector habrá comprendido, de ñoles, ilustrados por la experiencia, deben compren
tiuir á anos cuantos jefes del partido republicano der la necesidad de unirse y de buscar un punto de
español, más ó menos ambiciosos, ineptos como revo apoyo en el extranjero,
»Deben modificar su táctica y renunciar á las
lucionarios prácticos; se trataba además, de una cosa insurrecciones locales que los debilitan inútilmente.
nneva, pero en extremo factible: poner frente A una En lo sucesivo no deben seguir conspirando, sino
monarquía combatida por el pueblo, defendida por las obrar públicamente, ante el mundo entero, consti
tuyendo un Comité permanente que será como un fu
bayonetas, un prefendienie republicano qae personi turo gobierno pin visión a l, dispuesto á recoger la he
ficase todo» absolutamente todo lo que el pueblo desea rencia de la monarquía.
y Decesita como inmediata revolución. »Toáoslos matices republicanos estarán en este
Y yo no sé, nadie sabe»ni puede saber qué remedio Comité representados, puesto que su aspiración supre
ma será la revolución ordenada.
tenga una nación podrida adm inistrativam ente como »No se hablará ni de federalistas, ni de posibilis-
lo está la nación española» nulsque ninguna en Euro tas, ni de intransigentes, ni de centralistas: se hablará
pa, qué remedio tenga m \s sencillo, más factible, más de las reformas indispensables como revolución. No
habrá sino republicanos sin calificativo, » etc., etc,
seguro que el qne indiqué é indico, por cierto sin {La I<'rancet 23 Julio d« 1885.)
esperanza y a de que por alio)*a pueda i'eallzarse. ¡Les
ha faltado, les falta y les seguirá faltando bondad y «L a cólerade la hoja alfonsista— dijo el mismo dia
nobleza, á los jefes históricos del partido republicano ro francés contestando á Jja Época— se explica por
español I el temor de ver realizarse un proyecto grandioso (el
¿Quiete saber el lector Jo que han contestado sus de Comité revolucionario espaflol) qne L a Éjxxut ba
comprendido tan práctico como seductor. L a Época
órganos eu la preusa?..... tiene la esperanza de que los republicanos españolea
Pero antes veamos lo que decía uno cualquiera de no lleguen á entenderse entre sí, qne el señor Ruiz
los diarios oficiosos en Francia. Con trascribir loque Zorrilla no queirá nnirse á los federalistas y qne el
señor Cas telar no consentirá nunca la reconciliación Veamos ahora la conductaque han seguido, también,
con sns antiguos enemigos de C aitagena. Y , sin em« los republicanos españoles (al menos sus jefes íústó*
bargo, L a Época no pai'ece muy tranquila á este res* ricos) ante esta inaudita desvergüenza de los monár*
pecto, puesto que provoca á Jos periódicos república*
nos españoles á que desaprueben el proyecto. quicos que tiemblan ante mi humilde personalidad.
«E ste proyecto, ejecutado con tenacidad, puede ser, Q uizás, y sin quizás, este pánico justificado, es co
en efecto, tan fatal á la monnixiuía, como saludable rnil n á moiiái-quicos y á republicamos, cuando éstos no
para e! pueblo espafiol y para la civilización europea.> son sino fai'santes políticos: todos los de este género
{L a Fronte t 81 de JuUo de 18$5.) temen la revolución verdadera del pueblo espafiol que
necesariamente ha de barrerlos un día ú o tro , si no
¿ Y no sabe el lector lo que á eso han re$spondído se modifican. Resueltos á no modificarse, como los
los políticos de oficio monárquicos en Espafia? hechos lo vienen demostrando, claro está que ni los
Prim ero, para concluir lo más pronto posible cou prohombres republicanos de España podían aceptar al
mi libertad de acción en F ran cia, inventaron la exia- revolucionario.
t encía de un complol dirigido po r m í, para asesinará Así b a sido y debo decirlo con franqueza.
Alfouso X II. Se gastó no poco dinero en falsas decla Ellos 1‘espondeíán ante la historia, quizás tengan
raciones que se le trasm itían al gobierno francés, y qne responder, en vida, ante el pueblo espafiol, de la
cuando éste empezó á dudar de si en efecto el comploí conducta que han seguido liace quince años, y de la
existiría, uno de los agentes de la embajada de que siguen hoy, á la m uerte del rey Alfonso.
España en P arís, descubre toda la tram a y se pu Vine á proponerles, como dejo dicho, un me
blica el engaño en uno de los diarios de esta ca dio de rehabilitarse, de aparecer grandes» prácti
pital. cos, los salvadores de una nación políticamente co
Entonces, el gobierno español idea, como la cosa rrompida. Ellos no han aceptado el medio, que no era
más sencilla del m undo, el pedir mi extradición al sólo unirse entre sí los cuatro pigmeos como revolu
gobierno francés, por la poderosísima razón de que cionarios, que hati conseguido inoportun<unente el
hace unos catorce años, un juez instructor en la causa privilegio del renombre universal; sino además y
por asesinato del general Prim , la había ya solicitado, principalmente, unirse á loshombi-es capaces de ayu
para obtener mis declarables. (T extual.) darlos á i*ealizar, con orden la revolución española.
Y yo me explico m«y bien la falta de patriotismo, Pero lo que no se explica, es el medio indecoroso
de valor, de sinceridad, de audacia revolucionaria á que ban recurrido los órganos en la prensa de los
que losC astelares, P isy Z orriliashan demostrado en prohombres citados. F rente íl mi proyecto salvador
esia ocasi(5ii, P or desgracia los conozco, y temía que que á los monáiquicos espantaba, ellos, los Castela-
ahora, c o d io siem pre, limitasen sus aspiraciones á reK, P isy Zorrillas han contestado con el silencio res
pretender todos y cada uno la jefatura teórica de lo pecto á lo esencial, descartándose de aceptar la idea
que ellos llaman partidos políticos» y que no son sino que el pueblo acoge, y al mismo tiempo sin valpr para
agrupaciones de pretendientes á empleos, sin prusti- rechazarla públicamente; pero designándome ó acep-
gio entre las m asas populares. Temía, y asi ha resul tándomc como los monárquicos me presentan para in
tado , que la idea salvadora del Comité q u e , hoy por utilizar mi acción; es decir: judices
boy, necesita de ellos imprescindiblemente, se estre Y bien, lector, yo dejo á juicio del público seme«
llase aote la indolencia de un P i y M argall, el espíri jaute conducta. No quiero caliñcarla. Cualquiera po*
tu de exclusivismo de un Ruiz Z o rrilla, y el pánico, drá hacerlo después de leer la segunda parte de este
verdadero pánico que un C astelar expeiim enta ante trabajo.
la idea de una revolución que pudiera pedirle cuentas
á él de actos escandalosos con todo el aspecto de ini
cuas traiciones. Sólo una leve esperanza loeqaedaba.
i E ra tau grande, tan necesaria, tan práctica la ideal
Quizás Castelar y Z orrilla llegarían á comprenderla
por completo, á confiar eu la nobleza del pueblo espa
ñol y en la ayuda leal y francamente ofrecida de los
hombres en quienes este pueblo tiene todavía pleua
confianza.
Repito que ellos i^esponderáo, cuando menos ante
la historia, del desprecio que una vez más demuestran
Lacia las aspiraciones y necesidades del pueblo que
los elevó.
A LA PREN SA RK PU BLICA N A D E FRANCIA
PORTUGAL É ITA LIA .
I.
BEALIZACIÓN DEL CRIMEN SEGÚN LA ÚLTIMA VERSION
r>B LOS MONARQUICOS.
LA CALUMNIA DE UN MISERABLE.
VI.
A hora bien, amabilísimo lector,— i qaiende veras íntegro dejo copiado: llenaría con ellos muchas pá
compadezco, porque no hay nadie qae deje de sentir ginas; y aunque sería carioso el consignar las veces
la herida social de ciertos actos de los poderes pú que eí López salió clandestinamente de su prisión,
blicos— ¿se pnede dar nada más claro ni nada más por orden verbal del ju ez, con infracción del regla
infame, que loque resulta del anterior documento? mento de cárceles y sin ninguna justificación; y cu-
Y o no lo voy á comentar. ¿Para qué? ]si hasta rioso el consignar cómo fué asesinado en la misma
los más despreocupados han de sentir pena y asco cárcel Ruperto Merino Alcalde, cuílado del citado
después de so lectura! López; y cómo murieron presos y heridos, en el
Pero tengo qne hacer constar— ¡triste deber el hospital, otros tres en causados, JoséG inovésBrugues,
mío!— que el juzgado instructor del sumario ha Clemente Escobar y José Roca; y cómo José Menén-
sido, él mismo, el autor ó instigador de la infaroia dez Fernández falleció también, á consecuencia de
que se intentaba, según el acta que he copiado. una paliza que le propinó, al capturarlo, la G uardia
L a razón es sencillísima: el López designado eu civil, porque era tartam udo y no contestaba claro; y
el acta estaba detenido como complicado en el asesi cómo fué asesinado de tres trabucazos, al llegar á su
nato del general P rim ; cuatro ciudadanos lo acusaron pueblo, después de escarcelado, Tomás G arcía L a-
en dicha acta, de un modo tan term inante como te fuente ; y cómo fué asesinado también, en la misu;a
rrible, de algo que al juzgado mismo comprometía; á cárcel del Saladero, M ariano González, después de
los acusadores no se les enea osó por calumnia; pero haber sido escarcelado y siendo empleado tem poral
el López fué absuelto, no sólo por el asesinato de Prim, mente en ella, aunque todo esto, digo, sería muy
sino que fué absuelto en absoluto, por no enconirár’ interesante para el lector, con los detalles que bien se
H h culpa alguna-. Luego la complicidad del juzgadlo pueden concebir, yo no puedo satisfacer, en este
en esta intentona de infamia, quedó por el juzgado punto, la natural curiosidad; porque la índolede este
mismo, implícitamente reconocida.— ¡Esto es es« trabajo no comporta la publicación de semejantes re
pantoso; esto es increíble; pero esto es, matemáti latos, que sin duda alcanzarían á conmover, pero
cam ente, verdad! que nanea resultarían apropiados como hechos con
N o me atrevo á publicar aqoí otra porción de do cretos qne constituyeren piniebas iiTefutables.
cumentos que tengo á la vista, por el estilo del que Sólo puedo citarlos aquí como datos alarm antes,
7
según lo dejo hecho en el párrafo anterior; datos posi-
tivos, consignados en el mismo m nario; datos por
demás significativos y que dejan sospechar, en su con
junto aterrador, hasta dónde es terrible y puede ser
sanguinario, nn juzgado criminai.
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M adrid, era con el objeto de trazar el plan que se grafió á V alencia para que se piesentase inm ediata
habla de llevar á cabo para conseguir i toda costa que m ente I). Enrique Sostrada. (Sumario.)
fuese rey de Espafla el duque de M ontpensier. (Su- »R esulta: que presentado el Sostrada y su pariente
maric.) don Pedro Ace vedo, convinieron el día que se hablan
»R esulta: que en la reunión tenida entre los se* de presentar en M adrid con loe lumbres que el señor
flores Solfs, Angulo y Jáoregui en la calle de Jacome* Solis nscesilába jw ra los asesinatos indicados. (Su-
trezo, niim. i5 , se dijo por el primero que era pre tnario.)
ciso, en vista de q«e los hombre« que le habían ofrecido »R esulta: que convinieron además en que la pre
su apoyo se negaban á cumplir por medio de la vota- L sentación habla de ser el 20 ó 30 del mismo raes de
ción que iba á tener lugar para la elección de rey, T Setiembre. (Sumario.)
«pelar á todos los medios posibles para conseguirlo »Resulta: que como el sefíor Solís no rem itiera los
por la fuerza. (Sumario.) fondoá qne convino con el Jáuregui para la condnc-
»R esulta: que en esta misma reunión ordenó el ción de los sujetos, éste con fecha 19, puso un tele
seí^or Splís que la Sociedad comprometida para todo gram a al seflor don Fernaodo Pérez, que decía: «Gé-
con el duque ti ájese los hombres necesarios y de valor »ñeros á punto de sacar de almacén: rem ita fondos
suficiente con el fin de que oíteein<t$en al general Prim, »para pago letras.» (Sumario.)
á don Manuel Iluiz Z orrilla y al seflor Rivero, em »R esulta: que el 22 remitió el seüor Solís dos
pleando además todo medio para excitar á la rebelión letras, una de 12 y otra de 8,000 reales á favor de
íi los partidos reaccionarios y republicano, á fin de Pascual B arta, contra una administración de loterías
que, ccmpromeiidos conu) esUihan h s generales Se- sita en la ram bla de San José la una y la otra contra
irano, Tópele, Igquiei'do, Peralta y otros, pudiesen nna casa de banca de la misma población- (Sumario.)
aprovecharse de esta ocasión para conseguir sus fines. * y como esta sección de acusaciones sería interm i
(Sumario.) nable por los muchos hechos que como resultandos
»R esulta: que eu vista de la oi'den antei ior eJ Jáu* tenemos que consignar, para dar cabida á otros asun
jegui marchó inmediatamente á Barcelona, no sin tos de interés, hacemos por hoy punto final.
que antes entregara al sefior Soiísun baúl con cuatro • (Se continuará.)*
carabinas am etralladoras que recibió desde Barcelona (£t JevtadóT. — H$Áriá, miteeolM 6 i» Te-
A nombre de don Fem ando Pérez, y que desde la b r w o do 1979. — Icap . d e F .
(4 Aguttd«. 2.)
8«a*
mitiera. (Sumario.) d e is r a .^ I i u p r e n U d * F .
A<u«aik.«.)
S *u M
>Ed nuestro número anterior concluíamos este l efecto: así qne llegaron á la citada casa, el Pastor dió
artículo {E l Acusador había publicado varios bajo el orden de que nadie saliese de la misma hasta que él
volviese de casa de Serrano, adonde iba, y que tampoco ¿Qué le parece, pues, al lector lo que esas denun
abriesen la puerta á nadie— el Velase o fué quien cias term inantes, precisas, sin género de duda, signi
rompió el silencio diciendo:— ÍVim murió: acaban
de darte w t Uro— los dos retacos y la tercerola que fican?.............................................................................. ... • •
habían sacado horas antes no las trajeron á su re
greso.— También es preciso hacer notar que aque L a evidertcia está ahí; la d^o clara; el juzgado
lla noche ya se hallaban de regreso de 8 á 9 en casa ha sido cómplice encubridor délos asesinos del gene*
de P astor todos los que componían la ronda secreta
del duque de la T o n « y marqués de Ahumada, siendo ' ral P rim : el juzgado al hacer escribir primero más de
a sí que antes regresaban á las tres de la m afiana....» ' 14,000 y luego 18,000 folios, ha rehusado sistemáti*
» d » F s b m o d « 1973.
f S l Á c u É O d c r. — 9 camente i'econocer á los asesinos, y sobre todo á los
0
Im p .
directores del crimen; el juzgado sistemáticamente ha
« F . E s o i o i M . 8«at«k A ^ « d 4 » I . )
OTBO CALUMNIADOK
esto es irrem isible, según los datos que dejo coosig- ¡ CARGO A LG U N O . (T e x iu o l)
nados en au capítulo anterior, datos del sumarie j Todos esos, algunos convictos y confesos, y todos,
datos publicados además en un periódico, á la luz del absolutamente todos los que dejo nombrados, sobre
día, con pie de im prenta, hace más de once años—< cuya criminalidad pesan cargos jurídicos irrefutables
m is cómplices serían, siempre el duque de Montpen y públicos hace más de once afios, cargos demostrando
sier que quedaba libre, y sa secretario que también que los unos fueron instigadores ó directores, y que
lo estuvo hasta después del atentado; también el fueron los otros los autores del crim en, todos, todos,
López, que desde su prisión funcionaba continua sin excepción, tienen que haber sido cómplices míos,
m ente á sus anchas y como lo tenía por conveniente ó yo de ellos, sin que á ninguno se le Laya ocui’rido
también el duque de la T orre, general Serrano, re denunciarme! ¡ Qué buenos para conmigo!
gente del reino, cuya policía secreta aparece tan evi ¡Estupendo! ¿N o es cierto?
dentemente complicada, tan evidentemente )a autora Pero ¿y el juzgado?— El juzgado también tiene
del crim en, como que á nadie puede caberle la más que haber sido cómplice mío y de mis conipafiei'os
mínima duda, después de haber leído lo que del los republicanos. Esto es evidente, puesto que á nin
s u m a í i o resulta y he hecho constar, no como dicho
guno ha condenado, sin duda por el inmensísimo amor,
por m í, sino como publicado en letras de molde que á mí me profesa la j u s t i c i a h i s t ó r i c a e s p a ñ o l a , ó
por individuos á quienes no liubo más remedio que por el respeto que le habrá inspirado la posición é
absolver en absoluto, sin ser acusados ni perse- X influencia social de mis compañeros l o s r e p u b l i c a n o s ,
guidos por el fiscal como calumniadores, y sería tam los de las cien carabinas. ^
bién mi cómplice ¡por supuesto! el jefe de la policía Francam ente, lector: ;si el asunto no destilase
ó r o n d a s e c r e t a del general S errano, del regente del infamia y sangre, no dejaría de prestarse á comen
reino, el J osó M aría P astor que h a m u e r t o inmediaüu tarios entretenidos!
m ente después de haber estado cuatro aflos detenido Y aquí term inaría i$ i s e g u n d a p a r t e de mi trabajo,
á p artir del día siguiente al del crim en, y de h&ber sino recordase aquello de l a b a r b a q u e m e q u i t é , b u s
sido, como los demás, que no fueron asesinados en c a n d o u n b a rb e r o d e p u n ió le ja n o .
la misma cárcel, absuelto tam bién, absuelto como Le advierto al lector que este detalle y la declara-
10
ción incalificable del Moreno Benítez, cuya fuerza
jorídica dejo á cargo del sentido com úo, es todo lo
que como pruebas de mi culpabilidad han reunido los
señores jueces en 18,000 foüos de actuaciones y 15
anos de sum ario en secreto, á pesar délos medios XI.
espantosos de que dispone en Espafía la administra
ción de justicia que persigue á los crim inales, y de los
medios extraordinarios á qoc ha recurrido en este EL AVTOR V LA PRENSA ESPADOLA.
caso.
Snprímo siempre los comentarios.
Vamos á h de ¡a barba que necesita amplia expli*
cación; como que se tra ta de algo extraflo al asunto,
de algo que la prensa traicionera no ha tenido reparo E l pneblo español ha sido muy desgraciado desde
en divulgar como pnieba contra m í, conociendo muy 1868. Intentó entonces levantarse regenerado, enér
bien la mayor parte de los sefioi'es periodistas que lo gico, unido y resuelto i borrar revoluciojiariamentc
han publicado reproduciéndolo de E l Progreso, 2a las consecuencias de su pasado monárquico, burocrá
villana farsa que en ello se encierra. tico y clerical, y á constituir después una monarquía,
6 una república, que fuese, de todos modos, de
cente como administracióu de los intereses y de la
justicia pública. E l esfuerzo del pueblo español tro
pezó, de un lado, con la habilidad de los políticos de
oficio sostenedores con la forma monárquica, de la
empleomanía, inm oralidad adm inistrativa, burocracia
y m ilitarism o; y del otro lado, con la pusilanimidad
y ambición personal— las dos cosas en fatal consor
cio— de los prohombres históricos qne desde luego
empezaron á dirigir el partido republicano.
Y sucedió, que los monárquicos fueron más hábiles * tiempo bondadoso y valerosísimo Gnillén,compaflero
y wás sang^uinarios y crueles. E l pueblo republicano nuestro de diputación, cuyo recuerdo hace saltar una
espaflol supo, sin embargo, luchar en 1869, o.n aflo lágrim a á mis ojos y debiera despedazar el corazón
después del movimiento triunfante en Setiembre de los traidores que han renegado de sus principios y
del 68; supo luchar en campos y ciudades como no lian negado su responsabilidad bistóríca.
se ha visto en ninguna parte del mundo civilizad'), Después de la derrota en campos y ciudades, que
desde que existen los ejércitos permanentes ai*mados ^ no concibo cómo cuatro hombres de talento pudie
de fusiles remingtons y de callones cinjps. Más de ron ordenarla, el partido republicano federal se con-
W ,000 hombres, según declaración oficial, tomaron servó en toda España peifectamente unido y á las
las arm as en un mismo día por orden del directorio órdenes de los mismos cuatro jefes históricos y par
del partido republicano espaílo!, que lo componían loi lamentarios que habían dispuesto de la sangre del
ciudadan os Orens e, Figu eras, Pi y M argal l y Cas tel a r . I pueblo, deri'amada por cierto sin piedad, ferozmente;
;Y qué arm as las qae tomaron! Escopetas de caza poi’ los políticos de oficio, monárquicos de convenien
para colocai*se en batallas campales, frente á an ejér cia.
cito disciplinado, temeroso y obediente ante la or* E sta unión, casi imposible, del partido republicano
denauza m ilitar y los jefes que la representaban. ; espafiol»yo la sostuve, y o l a impuse en 1870, con
Fué, pues, vencido el partido republicano en toda tando con millares de lectores y con la fueiza moral
España; el paitido republicano, unido, compacto, de mis compañeros en la redacción de E l Combate.
obedeciendo á sos cuatro jefes históricos y paríamen- ^ ¿Qué podía ser por lo tanto este diario m ío, titu
tarios, de los cuales ni «no siquiera acompaOó al pue lado E l Combate? ¿Qué podría ser en el raes de D i
blo en su sacrificio. — Todavía tengo en mi bolsillo, ciembre de 1870? Y, sobre todo, ¿cuál era entonces
porque este documento no lo abandono jam ás, la mi posición personal?
orden que por mi parte recibí, firmada por los cuatro Los hombres de E l Combate éramos lo que que
jefes wpublícanos federales, y cuyo resultado fué, que daba como encamación de la idea proclamada en
en las provincias andaluzas m urieran, combatiendo ai Setiembre de IStJS, desconocida desde las alturas
lado mío, muchos valientes mai armados, y como es ^ del poder; idea culm inante, nacional, absoluta, lo
natural, peor organizados, enti-e ellos el al mismo •mismo para una monarquía que para una república:
la España con henra que todos habíamos esci ito en * batCs empezó la división, es decir, la impotencia del
nuestro km a revolucionario; la España c o d honra partido republicano espafiol. Empezó la división en
internacional, sin el rey extranjero que Jos gober- seguida, por discusión ridicula de principios, que no
nantesin tentaban; la Espafla con honra financiera, si» significaron sino la expresión hipócrita de ambiciones
deuda pública cada vez más despreciada; sin la ver- personales; y todavía, después de quince afios, nos
gonzosfi ju sticia histórica, la empleomanía, el milita- encontramos en la misma monárquica ruinosa situa
rismo y las dilapidaciones oficiales. Todo esto era E l ción.
Combate quien lo pretendió en Diciembre de 1870, ^ iQ ué útil fué nuestra desaparición!
frente á uu gobierno que d o satisfacía en manera algu P ero yo, ¿ principios de Diciembre de 1870, estaba
na las esperanzas del pueblo español; era E l Combate en mi puesto. V arias veces se había intentado arro
qnien encarnaba, por decirlo así, las aspiraciones pú jarm e de las C ortes, quitarm e la inmunidad que mi
blicas nacionales, de todos los españoles como honra i cargo de diputado me aseguraba ante el juzgado; se
apetecida, aunque fuese á nombre de un partido polí había intentado asesinarm e como á otros periodistas
tico determinado, á nombre del partido republicano que desgraciadam ente cayeron bajo los golpes de la
federal. partida oficial llam ada d t la P orra; se me
I Calcule, pues, el lector lo que sería E l Combate y , había arrastrado, por fin, en el mismo mes de Diciem-
lo que sería yo, su dii'ector, para los políticos de oficio bi*e de 1870 á un duelo ignominioso, haciéndole afir«
en Diciembre de 18701 m ar públicamente á un jefe do asesinos bien conoci»
y y a sabían ellos por qué deseaban mi desapari- ^ dos, que me había insultado en plena calle, cuando
ción tanto como la del mismo general Prím ; que si en i-ealidad jam ás se había presentado frente á mí;
éste les estorbaba con sa poderosa influencia en el y si tantos esfuerzos resultaron impotentes hasta
ejército, no menos les estorbábamos Jos hombres de fines de Diciembre de 1870. lo cierto es que en esos
E l Combate con nuestra bandera, nunca por nos días víme obligado á ocultarme para poder perujane-
otros desconocida, con nuestro lema á todos los repu cer en mi puesto, que era nada menos que el del jefe
blicanos im puesto: la unión del partido que para principal. quizá único como acción en aquellos mo
honra de Esparta permanecía revolucionario. mentos, delvei'daderopm-tido revolucionado espaüol.
Á los pocos meses de dejar de publicarse E l Com^ P ero ¿qué tiene que ver que yo me ocultase á fines
de Diciembre de 1870, cuando solamente por mi direc calidad de diputado no gime aún en Ja cércel píibli-
ca, está amenazado de inm ediata prisit^n, p o b q v b l a
ción de E l Combate pesaban 28 causas criminales 91
OOMI ÓN DB DIPUTADOS QÜS TíBN B QUE INFORMAR SOBR*
con más de 170 denuncias contra mí; qué tiene que LAS SUFLICATOBIA» QUB PARA PRENDERLO EXISTEN , COM* hk
ver que yo me ocultase á fines de 1870, cuando los PONES MINISTERIALES EN SU MAYORÍA.*
suplicatorios de los jueces respectivos para poderme í f i l Combae«.— L u d m , 1« d » D lclam br« d é 1970.
Lector: no creas, no, qae el pueblo español me Doy por term inada, también, esta segunda parte
rezca sem ^ante representación en su prensa diaria. de mi trabajo.
Entiendo que ni resumen necesita. E l lector que
no haya querido comprender, pertenecerá A la catego
ría de los qne tienen ojos y no ven, 6 de los que
tienen oídos y no oyen. Y o sé que digo dicho sobre los
asesinos dei general Prim, sus cómplices, encubrido
res y aliados de hoy contra mi, todo lo que ha sido,
es y será.
E l lector lo ha ido viendo; primero, nn aspirante á
la corona de España invierte sumas considerables en
corromper á los futuros ministros y hasta al futuro
regente del reino, para despnés de una revolución;
anulada ésta en sus efectos benéficos, se asesina al
que mejor podía oponerse á la i-estauracióa borbé-
nica y al mismo tiempo se c.alamnia, se pei*sigue y se parteros de piim era fila, me han impedido la faena
destroza un partido político popnlar revoliicionano; 1 desde hace muchos aílos, y me la impiden hoy.
luego se intenta la compra de testigos falsos, se asesi« Dejo evidente la verdad. No puedo hacer otra co
na tam bién á iin os cn;in tos o n 1a cái’cel p ública, y c o a n - sa, Y o he jurado eu bien de la revolución en Espa-
do una de las hijas dei duque de Montpensier va á ser fia, DO prestarm e jam ás á capitanear grupos ó fraccio
recibida en el lecho nupcial de ¡a fa m ilia espúrea, se nes republicanas que no significan, que no pueden
nombran jueces especiales, capaces de absolver á to significar, sino desprestigio é impotencia. H e presen-
dos los calpables, muchos de ellos convictos y con ' tado un raedlo salvador, y sé que el pueblo republi
fesos; y más tai'de aún, quince afios después del aten cano español, lo acepta, lo reclama. Sé también, que
tado; todavía no hay reparo en calaran lar me ¿ ra í, á mí, personalmente, se me teme demasiado: no me
con desvergüenza inaudita, ¡como si lo que yo dejo teme ese pueblo, me temen todos los políticos de oficio
probado en este trabajo no hubiese estado á mi al en España, monárquicos y republicanos. Confieso que
cance publicarlo! ;como si la verdad que podía dejar tienen razón, eji lo que se relaciona con sus mezqui
y dejo evidente, no significase nada entre los hom nos intereses P or ahora me reconozco vencido, y al
bres! alejarme de nuevo, le dirijo un consejo á m siempre
Dícese qne de la calumnia algo queda. Y o me he qaeridü amigo, al pueblo délas grandezas históricas:
visto en la triste necesidad de que en esta ocasión Pueblo espafiol; tu situación es casi desesperada;
quede mucho, muchísimo: ;la deshonra pública, ante no tengo que decir porqué: el mundo entero lo sabe.
el mundo entero, de una administración de justicia ^ Pues bien: cuando Emilio C astelar te hable de evoUi-
vendida ¿ los crimínales! Clones hacia la república, dile que no es la república
Dos palabras para terminar. misma lo que más necesitas, siuo la revolución verda
Los poeblos llamados latinos, sacuden hoy su pa dera, rápida y ordenada;jjoíiW e, m uy posible, puesto
sado, apenas descubren su porvenir, y e n el presente que se tra ta de cánceres oficiales y no del orden social
se revuelcan entre el fango de lo que fné. existente. — Cuando Rui/- Zorrilla te hable de sus
E n E spaña este fango es mortífero: im porta cegar intentonas de cuartel, dile que su personalidad no
el pantano. H e sido uno de los que se disponían á ha basta á inspirar confianza á los que saben que se nece
cerlo: intereses bastardos y la ineptitud de mis com- sita ante todo una revolución adm inistrativa, dilequ^
SUS 1,500 comités que él decanta, no son, no pueden que por pequeñez de miras no se decida áreaH zar la
ser sino otros tanto» nidos de aspirantes ¿ em pkosy unión revolucionaria en España; sí, esencialmente
que con tales elementos la pobre E spaña deshonraría, i revolucionaria.
de nuevo, eu la práctica, el salvador principio que Los republicanos del mundo entero !a esperan; los
proclam ase.— Cuando P i y M ainali te hable de que republicanos del mundo entero la aplaudirían y l a
la república española debe ser la consecuencia de APOTARÍAK.
wn pacto sinalagmáticof conmutativo^ bilateral, dile N o consignaría la historia nada más bello, que la
qne guarde esos signos para tí cabalísticos ^ que los ' acción práctica de ese Comité bien constituido, futuro
guarde para después, para mucho después, puesto gobierno provisional de una nación muy desgraciada.
que lo primero que se necesita es la unión republicana P o r lo que respecta á mí en particular, es inútil que
entre los jefes históricos, y a que en el pueblo existe se busquen más pretextos ó calumnias para evitar mi
el deseo, y lo segundo, la revolución salvadora con cal acción política: me retiro muy tranquilo, con la con
ma resuelta, m editada, que haya de realizarse desde ciencia del deber cumplido, deseándole á la nación
el poder, no s61o por esos tres prohombres que debie española, muchos hijos que se me parezcan; ¡muchos,
ran comprender su grandiosa misión en la historia, muchos!: Bien los necesita 1
que debieran recordar ios sagrados deberes que el
renombre de que goxan les impone; sino realizada
además, desde ese mismo poder por otros republica P aúl Angulo.
nos de más energía revolucionaria, puesto que eviden
tem ente es esto lo esencial en España; por otros repu
blicanos de verdadera popularidad, yaque los jefes his
tóricos la han perdido por su ineptitud reformadora en
el terreno de la práctica. — Diles, en fin, á todos los
que te hablen de evoluciones, üq pactos ó de subleva^
ciones m ilitares, qne todo esto es absurdo, hoy por
hoy, frente á la triste realidad, y que re.sulta en defi
nitiva traidor á la causa nacional española, todo aquel
INDICE
Párlai«
IsTBOOOCClÓN..................................................................... I
P R IM E R A PARTE.
I . C ir c u n M a n c ia s e n q u e e l a a t o r c o n o c ió p e rs o n a J m c D te
f j g e n e r a l P r i m .............................................................................. 3
1 1 , O ír e c im ¡« n to d e l a u t o r p a r a c o o p e r a r a l d e s tr o D a m ie C '
t o 4 e I s a b e l I I ................................................................................ 5
I I I . C o n f o r m id a d d e l g e n e r a l P r i m e o i n i c i a r á lo s r e p u b li
c a n o s ..................................................................................................... 7
I V . L o s lla m a d o s unionhU ti a c e p t a d o s p o r e l g e n e r a l P r i m
T c o m o c o m p a ñ e r o s .........................................................................
V . L o s p o l it ic o s d e o f ic i o a n t e e l a m a g o d e u n a r e v o lu c ió n
9
v e r d a d e r a .......................................................................................... ix
V I . P a é in e x p l ic a b le q n e e l g e n e r a l P r i m c o n f ia s e e n s u s
f u t u r o s a w a i n o s .............................................................................. >3
V I 2 . 1 ^ p a r t i d a r i o s p a g a d o s d e l du<^ue d e M o n t p e n s i e r ,. 15
V I I I . L o s m illo n e s g a s t a d o s p o r M o n t p e n s ie r , segUin R a í z
Z o r r i l l a ................................................................................................ *9
I X . A c la r a c i ó n te r m in a n t e s o b r e l o s m illo n e s g a s t a d o s p o r
e l d u q u e d e M o n t M n s ie r ......................................................... 23
X . P i 'u e b a i r r e f u t a b le d e l o d i o p ú b lic o q u e a l g e n e r a l
P r i m l e t e n í a a l o s u n ic is ta s .................................................. 9?
Y X I . C o n s e c u e n c i a s d e l a io e e r e n c i a d e l o s unionisias e n la
r e v o l u c ió n d e S e t i e n i K e ...........................................................
X I I . L o q u e o c u n i ó d e s p u é s d e l a s e s in a t o d e l g e n e r a l P r i m 33
L.
PáCÍ*«l
X I I I . L o q u e e l a u to r h a s ig a iñ c a d o y s ig n ific a co m o h o m b re
p O b lic o e n E sp a rta ................................................................. 4’
X I V . p r o y e c t o d e C o m ité , fu tu ro g o b ie rn o p ro vision al, «sen
c ia lm e n te re v o lu c io n a r io ..................................................
X V . R e p e tic ió n d e a n a c a lu m n ia o fic ia l tra id o r a m e o te lan
z a d a ...........................................................................................
SEG U N D A PARTE.
C o n c l u s i ó n ............................................................................................... *55 ¿