El Monacato en Asia Menor
El Monacato en Asia Menor
El Monacato en Asia Menor
A lo largo de los primeros siglos de la Historia de la Iglesia, las regiones centrales de Asia
Menor: Paflagonia, Ponto y Armenia, habían sido escenario de ciertos movimientos
escéticos de tipo rigorista, unos autóctonos y otros de importación, desviando a muchos
cristianos incautos de los auténticos senderos de la ascética cristiana. Uno de los grandes
maestros del ascetismo en estas regiones fue Eustasio de Sebaste.
De Eustacio de Sebaste es muy poco lo que se sabe con certeza, porque nadie escribió en
su tiempo su biografía ni él tampoco dejó escrito alguno.
Eustacio ha sido definido como un «camaleón dogmático»2, que pasaba por todos los
matices doctrinales, tan pronto muy próximo al arrianismo como con la misma rapidez
pasaba a la proximidad de la fe de Nicea.
Durante sus años de estancia en Alejandría, como discípulo de Arrio, Eustacio tuvo la
oportunidad de conocer bien el monacato egipcio. Poco después de su ordenación
episcopal para la sede de Sebaste, emprendió un largo viaje para informarse
cuidadosamente de las formas monásticas de Siria, Mesopotamia y Egipto.
San Basilio de Cesárea, Basilio nació el año 329 ó 330 en Cesárea de Capadocia, La
educación religiosa de Basilio fue muy esmerada, impartida por su madre y por su abuela
paterna. Su educación fue eminentemente bíblica, Después frecuentó las escuelas de
Cesárea de Capadocia, donde conoció y entabló una profunda amistad con San Gregorio
Nacianceno.
Al ser nombrado nuevo Obispo de Cesárea, Eusebio, que todavía era catecúmeno, tuvo el
feliz acierto de llamar junto a si a Basilio, a quien ordeno de presbítero en el afio 364,
tomándolo como consejero habitual.
Las fuentes de la ascesis monástica de San Basilio, Él fue uno de los hombres más cultos de
su tiempo, El platonismo es una de las componentes de su doctrina ascética: la conciencia
de la purificación espiritual, el dualismo muy acentuado entre el cuerpo y el alma. El
ascetismo Basiliano tiene profundos vestigios platónicos.
Después de su conversión al ascetismo, Basilio emprendió un viaje a las fuentes más
puras del monacato, no consta que Basilio haya visitado los monasterios pacomianos
personalmente, pero pudo conocer algunos de sus monjes durante su permanencia en
Alejandría y en otras regiones del Delta del Nilo. Es cierto que San Basilio no acepta el
cenobitismo (Método de vida que observan los cenobitas).
Las Regias de San Basilio, el contenido fundamental, se halla delineada en dos cartas
dirigidas, entre ellas, una a su amigo Gregorio Nacianceno, La primera escrita hacia el 358-
359, le presenta a su amigo un espejo perfecto de la vida monástica y los medios para el
seguimiento de Cristo en esa forma de vida (la renuncia al mundo, la ascesis y el esfuerzo
del alma por escuchar a Dios en la oración), La segunda no lleva el nombre de ningún
destinatario, no es propiamente una carta, sino un pequeño tratado sobre la perfección de
la vida monástica, una especie de catecismo de los deberes y obligaciones del monje, esta
carta ha sido considerada como el primer borrador de las Regias.
El Ascetikon constituye la obra fundamental de San Basilio sobre la vida monástica, San
Basilio demuestra una cierta experiencia monástica, pero parece que no ha recibido aún la
consagración episcopal, por lo cual hay que fecharlo antes del año 370. El Gran Ascetikon
sería la redacción definitiva del Ascetikon.
De acuerdo con la familia de manuscritos más importante, el Gran Ascetikon se divide en
dos partes: 1) Regulae fusius tractatal, que contiene 56 cuestiones y 2) Regulae brevius
tractatae, con 313 cuestiones. Esta es la forma en que se presenta el Ascetikon. El
Ascetikon tiene un carácter ocasional.
La comunidad basiliana está compuesta por un grupo relativamente pequeño de monjes
en comparación con los monasterios pacomianos. Estos monjes vivían juntos, comían
juntos y oraban juntos; trabajaban en las tareas agrícolas para proveer a su sustento;
estudiaban las Sagradas Escrituras y leían a los santos Padres, especialmente a Orígenes.
San Basilio no establece en sus Regias ningún límite numérico para sus comunidades. pero
éstas tenían que ser cortas en número, dado el sistema de relaciones fraternales que él
exige a los monjes.
Basilio ha reflexionado mucho sobre las relaciones fraternas, en este sentido, Basilio
rechaza expresamente la vida anacorética, porque nadie puede bastarse a sí mismo y
porque el amor mutuo no busca el propio interés sino el de los hermanos. El advierte que
es muy difícil cumplir todo esto en la vida solitaria.
San Basilio no pretendía crear un tipo nuevo de vida en la Iglesia, pero, de hecho, sus
comunidades monásticas se convirtieron poco a poco en una institución particular en la
Iglesia.
La comunidad monástica es una renovación de la comunidad primitiva de Jerusalén.
Basilio está obsesionado por este ideal de vida descrito en los Hechos: unión de corazones,
pobreza voluntaria y fe gozosa, enriquecidas por los carismas concedidos por el Espíritu
Santo, Por eso él quiere restaurar lo más fielmente posible aquella fraternidad primera en
la que todo era común, se distribuía a cada uno según sus necesidades y los carismas
personales eran para utilidad de todos.
Castidad, pobreza y obediencia:
Basilio entiende la castidad religiosa como renuncia, como lucha directamente
comprometida contra la concupiscencia de la carne; pero también tiene un aspecto
positivo, como perfección del alma.
El fundamento de la pobreza basiliana es la invitación de Cristo al joven rico: «Si quieres
ser perfecto, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres, ven y sígueme» (Mt 19,21). El
monje, desde su entrada en el monasterio, debe renunciar formalmente al derecho de
poseer como propia cualquier cosa, El monje debía ganar su sustento en el trabajo agrícola
o en otros oficio propios y necesarios para la comunidad: sastres, carpinteros, herreros,
etcétera.
La obediencia basiliana era, por supuesto, exigencia de la misma vida cristiana; pero
cuando él fundó sus monasterios la obediencia era una exigencia social. La obediencia,
para San Basilio, es la virtud por la cual el monje somete humilde y totalmente su propio
yo, su propia voluntad, todos sus deseos y aspiraciones a la voluntad misma de Dios, que
se expresa en los mandamientos de Dios consignados en la Sagrada Escritura. Basilio exige
una declaración explícita de obediencia al superior del monasterio27. La obediencia del
monje basiliano, no obstante, es más una obediencia mutua de los monjes que no una
obediencia vertical dirigida únicamente al superior.
l monasterio basiliano era, como el pacomianos, una casa de vida en fraternidad y de vida
de oración: relaciones entre los hermanos cimentadas en el amor y relaciones de todos los
hermanos con Dios cimentadas también en el amor que tenía su expresión en la oración,
sobre todo en la oración litúrgica.
San Basilio no encierra a sus monjes en la contemplación enclaustrada, sino que los
impulsa también a un servicio eclesial. Para equilibrar el espíritu se exige a los monjes el
trabajo manual y el trabajo intelectual.
fundó San Basilio un monasterio que comprendía, además del edificio destinado a los
monjes, una hospedería para recibir a los peregrinos, un hospital para atender a los
enfermos pobres, sobre todo a los leprosos, que eran muy abundantes en aquella región,
un hospicio y talleres para los pobres y los desempleados.
Los monasterios basilianos cumplieron, además, otra importante misión eclesial: proveer
de obispos a las iglesias locales. Basilio acudió con frecuencia a sus monasterios en busca
de Pastores para las iglesias de su provincia eclesiástica.
San Basilio no fundó una Orden propiamente dicha, al estilo de la pacomiana, sino que el
prestigio de su doctrina y la autoridad de su propia persona, adornada de una santidad
sobresaliente, hicieron que se impusiera en todo el Oriente primero, y después en los
países eslavos, la observancia monástica implantada por él en Annisia y en Cesárea de
Capadocia.
El monacato en Armenia, Según el historiador Garabed Amadouni, el cristianismo fue
llevado por primera vez a Armenia por dos grupos de santos que padecieron el martirio:
los osghiank y los soukiassank. Los osghiank eran de origen griego.
El jefe de estos emisarios recibió en el momento de su bautismo el nombre de Soukias, y
todo su grupo fue llamado por su nombre, los soukiassank. Tanto los osghiank como los
soukiassank fueron martirizados por orden de la Corte de Armenia35. El evangelizador
propiamente dicho de Armenia fue San Gregorio el Iluminador.
San Gregorio el Iluminador, después de haber establecido la jerarquía en Armenia, se
preocupó de restablecer el culto en aquellos lugares consagrados antes de su predicación,
reconstruyendo las memorias martiriales de los primeros cristianos que habían confesado
con sangre la fe en Cristo. Después en estos mismos lugares se establecieron anacoretas y
se fundô algún monasterio: eremitorio de los osghiank y el monasterio de Soukaw, que
recibio el nombre de la montafla donde los soukiassank habían practicado la ascesis y
padecido el martirio.
Algunas fuentes aportadas por Zénop de Klag afirman que Leoncio de Cesarea de
Capadócia envió a Epifanio, sucesor de Antonio y Gronités en la dirección de su
monasterio, un grupo de 40 monjes para que le ayudaran en la evangelización, pero con la
condición de que la Iglesia armenia no siguiera en la fundación de monasteries la corriente
egipcia, es decir, anacorética, sino más bien la vida cenobítica que estaba en vigor en
Capadócia.
El primer Concilio Nacional de la Iglesia Armenia se ocupò de los monjes. Se celebro en
torno al ano 354. El monacato arménio no fue estrictamente contemplativo, como lo
atestigua la gran obra de evangelización llevada a cabo por sus monjes, con fuertes
influencias capadócias y sirias, sino que se dedico también a otras de asistencia, como era
propio en el monacato basiliano.
A princípios del siglo V, el monacato arménio hace presentes dos personajes que marcaron
para toda la posteridad la vida de la Iglesia y la vida misma de la nación. Fueron San
Mesrop Vartapet y San Sahak, el Católicos, que habían recibido una formación griega y
conocían muy bien la organización eclesiástica de Antioquía y de Cesarea de Capadócia.
Mesrop había experimentado también la influencia siríaca. Inventaron el alfabeto arménio
y tradujeron a este idioma la Sagrada Escritura y las obras de los santos Padres. Pero su
mérito principal con respecto al monacato está en haber sabido modelar una nueva línea
de apostoles. Son los llamados vartapets. Este término significa doctor o maestro en el
sentido evangélico.
La vida monástica arménia experimento un extraordinário florecimiento.
Ei monacato en Geórgia, Geórgia, conocida en el mundo antiguo como Ibéria, se extiende
entre el mar Negro y el mar Cáspio, se convirtió al Cristianismo, bajo el rey Mirian, hacia el
ano 337. El primer monje georgiano conocido fue Evagrio Póntico (345-399), Otro monje
georgiano que se hizo célebre fuera de su tierra fue Pedro el Ibero (409-488), hijo dei rey
Bosmario de Geórgia.
Enviado como rehen, a la edad de 12 anos a Constantinopla, huyó a Jerusalén, donde fue
acogido por Santa Melania.
Del monacato georgiano propiamente dicho, es decir, dentro de sus fronteras no dicen
nada las fuentes antes dei siglo v. El primer testimonio lo refiere la historia dei rey
Vachtang. Este rey, deseoso de tener un nuevo Católicos al frente de la Iglesia de Geórgia,
hizo venir de Grécia a dos sacerdotes: Pedro y Samuel. Este último era monje, y fue
consagrado Obispo de Mzcheltha sucediendo después de algún tiempo al propio Pedro en
el cargo de Católicos. El rey Vachtang fundó también un monasterio en Opiza que se hizo
célebre posteriormente.
la primera forma monástica georgiana fue el anacoretismo sin regia alguna ni superior
propiamente dicho.
El anacoretismo, sobre todo en su forma itinerante, conservo siempre un buen número de
adeptos entre los monjes de Geórgia, incluso después de haberse generalizado la vida
monástica cenobítica.
El monacato en Constantinopla y en el Monte Athos, La entrada del monacato en
Constantinopla fue tardía, a pesar de que algunas leyendas pretenden remontar sus
orígenes hasta los tiempos del fundador de la ciudad, Constantino (muerto en 337).
Ahora bien, el primer monasterio ortodoxo de Constantinopla se remonta al año 382,
siendo su fundador el monje sirio San Isaac. El monasterio tomó el nombre de su sucesor
San Dalmacio, a quien el Concilio de Éfeso nombró exarca o inspector de todos los
monasterios de la región.
Entre los monasterios más importantes, a e San Dalmacio o de San Isaac, hay que
mencionar el Monasterio de Rufinianes y el de los Acemetas. El monasterio se Rufinianes
fue fundado por Flavio Rufino, El monasterio de los Acemetas fue fundado por San
Alejandro Acemeta.
Esté Pasó siete años en el desierto llevando la vida solitaria más estricta. Pero al leer el
pasaje evangélico del siervo inútil, abandono la soledad para recorrer como evangelizador
toda Mesopotamia, fundando un monasterio en las riberas del Éufrates, dividiendo el
monasterio en cuatro secciones lingüísticas para que los monjes pudieran alabar a Dios
cada uno en su propio idioma: sirios, griegos, coptos y latinos.
San Alejandro con sus monjes llega a Constantinopla. Del monasterio constantinopolitano,
fundado junto a la Iglesia de San Menas, fueron expulsados, a causa de las continuas
pendencias con sus adversarios.
San Alejandro había intentado que la única ocupación del monje fuese la oración, la
salmodia. Pero el monje necesita dormir, aunque sea por muy poco tiempo al día. Los
Acemetas: los no-durmientes acabaron por instaurar 24 grupos que se iban turnando a lo
largo de las 24 horas del día; de este modo, la comunidad como tal estaba siempre en
oración, siempre en vela, alabando al Señor.
, San Daniel. Era este un monje sirio, nacido en torno al año 409 en Maratha, cerca de
Samosata. Ingresó en un monasterio a los doce años. Conoció a San Simeón Estilita el Viejo
y queriendo imitarlo, abandono su monasterio dirigiéndose a Constantinopla. Allí en las
ruinas de un templo pagano empezó a vivir como solitario; pero al recibir el manto de San
Simeón Estilita por medio de uno de sus discípulos, empezó a vivir sobre una columna;
después pasó a otra más alta, y finalmente a una tercera construida expresamente para él
por el emperador León I.
La fundación de un monasterio depende del permiso del Patriarca de Constantinopla, el
cual tiene jurisdicción general sobre todos los monasterios, vigila la observancia y controla
la economía a través de representantes suyos.
Los monasterios constantinopolitanos y los de su región alcanzaron su máximo esplendor
en el tiempo que va del siglo X al XlV. En relación con el monacato constantinopolitano
está el monacato de la Santa Montaría del Athos.
El Monte Athos está situado en el más oriental de los tres dedos que la península Calcídica
lanza hacia el mar Egeo al sur de Salónica.
esta República del Athos consta de 20 monasterios principales, 12 secundarios, algunos
más modestos idiorítmicos, es decir, cada uno se gobierna según sus propios gustos, y
además unas 200 celdas.