Historia de La Seg. Social
Historia de La Seg. Social
Historia de La Seg. Social
Uno de los grandes éxitos sociales y económicos del principio del siglo 20, fue el
esfuerzo conjunto para establecer leyes substanciales de seguridad social. En
los años 30, ser viejo significaba frecuentemente ser pobre; muchas personas
de ambos sexos confrontaban los que llegaron a llamarse “el horror absoluto de
una vejez sin un centavo y sin esperanza”. Las leyes de Seguros Sociales
llegaron a cambiar todo eso. Cuando Roosevelt firmó la ley original dijo, “la
civilización de los últimos cien años, con sus increíbles cambios industriales, ha
tendido ha hacer la vida mas y mas insegura. Los jóvenes han empezado a temer
lo que será de ellos cuando les llegue la vejez”. Hoy, gracias al Seguro Social, la
gente sabe que tendrán una base de ingresos fija cuando se jubile.
El siglo 21 trae con él nuevos desafíos, incluyendo el de una nación que se
avejenta y la necesidad constante de proveer ingresos seguros a los
trabajadores y sus familias en la jubilación o en el caso de incapacidad o muerte
del cabeza de familia. Creo que esta breve historia del Seguro Social nos
ayudaré a ver con perspectiva y comprensión el papel de la seguridad social en
nuestras vidas, y nos ayudará a construir un programa que responda a los
cambios necesarios de un nuevo siglo.
2.3. La extensión de los seguros sociales fuera del continente europeo: los
Estados de América Latina.
Entre las dos guerras mundiales de 1914 y 1939, el Seguro Social deja de ser
una institución específicamente europea. No obstante, y contrariamente a lo que
en un principio pudiera pensarse, no es en los Estados Unidos de América ni en
Canadá, dado su grado de industrialización, donde el sistema de seguros
sociales se introduce más fácilmente. Muy al contrario, lo va a hacer en América
Latina, en África del Sur, en Australia y en Nueva Zelanda.
La aparición de los Seguros Sociales atraviesa en América Latina por no pocas
dificultades: escaso desarrollo industrial, dispersión de la población (con
excepción de algunos grandes centros), problema en las comunicaciones
(grandes distancias), dificultad de acceso a determinados sectores de la
población que habitan en zonas, en muchos casos inexploradas, etc. Será Chile
quien inaugure la política de Seguros Sociales en 1925, creando los seguros de
enfermedad, maternidad e invalidez e instituyendo un Ahorro Obligatorio para
sustituir al seguro de vejez. De todas las ramas del aseguramiento social, Chile
desplegó un esfuerzo particular en los problemas de la enfermedad, organizando
servicios de asistencia tanto en las ciudades como en el campo. Estas medidas
no constituían sino un anuncio de la Ley de 1938 sobre medicina preventiva, por
medio de la cual el Estado abría una nueva vía que conduciría a los modernos
servicios médicos de salud. Perú, siguió el ejemplo de Chile, instituyendo por la
Ley de 12 de agosto de 1936 un Sistema de Seguros Sociales Obligatorio. Brasil,
por su parte, organizó a partir de 1933, regímenes más o menos completos de
seguros sociales, esencialmente enfermedad y vejez, a favor de determinados
grupos profesionales, extendiéndose, posteriormente, a favor de empleados de
comercio (Decreto núm. 274, de 22 de mayo de 1934) y de empleados de la
industria (Ley núm.367, de 31 de diciembre de 1936). Con posterioridad en el
tiempo, se introducirían sistemas de seguros sociales en: Venezuela (Ley de 14
de junio de 1949), México (Ley de Seguridad Social de 31 de diciembre de 1942
y 19 de enero de 1943), Paraguay (el Decreto núm.17071, de 13 de abril de
1943, establecía el seguro de enfermedad-maternidad-invalidez-vejez, así como
el de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales), Bolivia (Ley de 7 de
enero de 1949, establece los principios de un Régimen General de Seguros
Sociales obligatorios), Colombia (Ley de 26 de diciembre de 1946 instituye por
primera vez un régimen de seguros sociales), Costa Rica (Ley de 1 de noviembre
de 1941, es la primera que instituye en América Central el seguro social
obligatorio), etc.
Esta situación de crisis de los sistemas de Seguridad Social, conlleva, sin duda,
una necesidad de cambio en los actuales sistemas que, con carácter general, se
mueve en las siguientes direcciones:
Convergencia de los dos sistemas antagónicos: el de raíz bismarkiana,
concebido como un sistema de garantía de las rentas profesionales, y los que
tienen sus orígenes en Beveridge, que como hemos visto, puede concebirse
como el sistema de garantía de un mínimo vital.
Reglamentaciones y condiciones más estrictas para el acceso a los dispositivos
de apoyo de la renta y limitación del derecho a las prestaciones a los casos más
justificados.
Revisión al alza de las edades de jubilación y, en determinados casos,
ampliación del acceso, voluntario u obligatorio, a la jubilación anticipada.
Reducción de la carga financiera, mediante la reforma de las reglas de cálculo
que determinan la prestación media de los sistemas.
Clarificación de las fuentes de financiación, vinculando, las pensiones
contributivas a las cotizaciones sociales; y las pensiones asistenciales a los
impuestos generales (redistribución de renta).
Reducción de las cargas sociales que afectan a las empresas, especialmente los
costos no salariales de la mano de obra.