Falacias
Falacias
Falacias
Una falacia es “un tipo de argumentación incorrecta” (Copi, 1995, p. 81). Ya con esta
mínima introducción sabemos que, al ser un argumento, está formado por premisas y
conclusión: tenemos que observar entonces qué vínculo hay entre ellos. O más
precisamente, de qué modo se infiere la conclusión de las premisas. El supuesto aquí es
que hay un error en la inferencia. Copi añade que, además de haber un error, hay una
intención persuasiva para que sea aceptado el argumento, que “parece verdadero”
(Ibídem).
Falacias formales:
Falacias informales
- “Usted es filósofo, y el filósofo anda volando por el aire. Usted nada sabe
de la vida”.
- “Si Irán sostiene su derecho a usar energía atómica con fines civiles deberá
enfrentarse a las decisiones que tome la comunidad internacional”.
- “Hay cada vez más casos de contagio en los lugares en que no hay
contacto físico. Y esto es verdad porque lo dijeron los periódicos”.
- “Voy a discutirle hasta morir; pues, como dijo Sarmiento: las ideas no se
matan”.
- “Psicología es la carrera del futuro. Por ello es una de las más elegidas por
los estudiantes ingresantes de la UBA en los últimos años”.
- “No existe el alma. Sólo podemos conocer lo que podemos percibir con los
sentidos. El alma no se puede percibir, por ende no existe, ni podría existir
de ningún modo”.
- Post hoc, ergo propter hoc: esta falacia es muy común en la superstición. Diríamos que
toda superstición tiene aquí su fundamento. Y consiste en que ante ciertos hechos se dan
otros, o ante ciertas causas ciertos efectos. Pero el problema es que no se ofrece una
causa razonable para que ante ciertos hechos específicos se den otros, o ante ciertas
causas ciertos efectos. Veamos algunos ejemplos:
“Si vienen inversiones, aunque sean del mercado financiero, este país se
salva”.
- Petición de principio: este argumento falaz consiste en que se toma la conclusión como
premisa del mismo argumento. A ver: la conclusión debe inferirse de las premisas, pero
deben poder separarse una de otra, en que la conclusión se infiera de otros enunciados, a
saber: las premisas. Si la conclusión a su vez opera como premisa, caemos en una petición
de principio. Vayamos algunos ejemplos:
- Pregunta compleja: en ella, hay dos preguntas: una explícita y otra supuesta, en que al
contestar “sí” o “no” no se responde solamente a la pregunta explícita sino también –y
aquí está la trampa– a la que no está formulada, sino que está oculta, escondida. Veamos
ejemplos:
Hay más falacias, sin duda. Sólo trabajamos un número mínimo para introducirnos en el
problema que implica para la formación profesional no sólo saber argumentar
correctamente: esto es, que las conclusiones que construyamos se infieran de premisas
que puedan sostenerla razonablemente, sino para poder sopesar errores que a veces nos
lleva a que nos veamos presos de discursos.
Bibliografía mínima: