Eswonderful Salvation
Eswonderful Salvation
Eswonderful Salvation
1
ÍNDICE
2
PREFACIO
Se han producido estas lecciones para que se utilicen en Clubs de 5 Días (clases al aire libre, cinco días
seguidos), pero esperamos que sean útiles para maestros en muchas otras situaciones. La meta es
enseñar a los niños su necesidad de la salvación, y cómo el Señor Jesucristo puede satisfacer esa
necesidad.
Aprecio las muchas horas de trabajo que hizo Didi Greiner en ilustrar estas lecciones con tanta atracción
y certeza. También agradezco la colaboración valiosa de Kay Denham (APEEN de Nueva Zelanda).
¡Que Dios utilice estas lecciones para que muchos niños experimenten Su maravillosa salvación! “No es
la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeños". (Mateo 18:14).
Jennifer Gowan
Departamento de Literatura
APEEN de Europa.
LA ORACIÓN
Ora mucho por los niños. Si Dios mismo no actúa en sus corazones, no se hará ninguna obra espiritual
Ora para que des cada lección en el poder del Espíritu Santo. Este es el secreto del evangelio eficaz.
Sugerimos que si se dan estas cinco lecciones en cinco días seguidos, que los niños sólo memoricen tres
versículos. Es mejor que los niños tengan aprendidos bien tres y no cinco aprendidos a medias. Por esa
razón se pone el mismo versículo para dos lecciones. Se sugieren otros dos versículos para utilizar si las
lecciones se enseñan individualmente.
LA PREPARACIÓN.
Se provee este guión detallado para ayudar a los maestros, pero no pretende sustituir a una preparación
hecha con oración y mucho cuidado. Estudia los pasajes Bíblicos señalados, antes de leer este guión.
Procura conocer la lección tan bien que no necesites muchos apuntes. Recuerda que es casi imposible
utilizar apuntes cuando estés al aire libre. También ensaya el uso de las láminas antes de dar la lección a
los niños. Hay un mapa en la última hoja de las láminas, para que puedas mostrar donde ocurrieron las
historias: Lección 1 en Gosén, Lección 2 en el viaje a Canaán, Lección 3 en Jericó, Lección 4 en Israel,
Lección 5 en Filipos.
DISPONIBILIDAD.
Puede ser que haya niños en tu clase que tengan anhelos de ser salvos pero no saben qué han de hacer.
Puede que haya niños que tengan preguntas y dudas. En algún momento durante el programa, di a los
niños que estás disponible para hablar con ellos después de la reuni6n. Explica exactamente donde
estarás. Pero ten cuida do de no dar la impresi6n de que es indispensable que se queden para poder ser
salvos. Deben saber que pueden confiar en Cristo en cuanto a la salvación en cualquier lugar y en
cualquier momento sin que haya presente uno para aconsejarles. Esta explicación de que estás disponible
para aconsejarles, se podría dar a los niños, por ejemplo:
- Cuando das otros anuncios durante la reunión.
- Después de enseñarles el versículo bíblico que trata el tema de la salvación.
- Durante la enseñanza de la lección bíblica, tal vez mejor durante la primera parte de la lección.
- En otro momento apropiado del programa.
3
Podrías decir por ejemplo: "Si tú deseas que el Señor Jesús te perdone los pecados, y todavía no sabes lo
que has de hacer, yo tendría mucho gusto en hablar contigo y ayudarte. Cuando se termine la reunión,
siéntate a la sombra de este árbol. De esa manera yo sabré que tú quieres hablar conmigo. Vendré y te
explicaré cómo puedes invitar al Señor Jesús a que te salve de tus pecados “.
A menudo hay niños que en un momento dado y estando a solas han confiado en el Señor Jesús como su
Salvador (sin que nadie esté con ellos para aconsejarles). Por lo tanto es bueno decir algo como esto al
llegar hacia el fin de la semana: "Si tú has confiado en Cristo como tu Salvador, y hasta ahora no me lo
has dicho, por favor dímelo después de esta reunión para que pueda ayudarte un poquito más. Estaré aquí
junto a este banco (u otro lugar).Ven y dime: "Quería que tú supieras que he pedido a Cristo que sea mi
Salvador".
De esta manera podrías asegurarte de que el niño recibirá la ayuda que has previsto para el seguimiento,
y allí mismo podrías hablarle un poquito en cuanto a la seguridad de la salvación y el crecimiento en su
vida Cristiana.
4
LECCIÓN 1
Versículo para memorizar: “Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que vivamos por Él" lª Juan
4:9.
Pasajes Bíblicos para estudiar: Juan 1:19-36; Lucas 3:1-3; Mateo 3:1-6; Éxodo 12.
“¡Está allí otra vez” gritó alguien en la calle. “¡Juan el Bautista está predicando otra vez. Está cerca del
río Jordán. Venid a escucharle!".
Al oír las noticias, la gente comenzó a salir de sus casas y tiendas hablando animadamente, mientras que
caminaban hacia el rio. Este rio, el Jordán, se encuentra en el país de Palestina. Juan, el famoso
predicador, vivió hace unos dos mil años.
Lámina 1-1
Pronto la gente podía oír la voz de Juan. "Arrepentíos" gritaba, "apartaos de vuestros pecados y
escaparéis del castigo de Dios". Presentaba un aspecto muy raro, vestido de pelo de camello y llevando
un cinto de cuero. La gente escuchaba mientras predicaba. Muchos creyeron lo que Juan decía y fueron
bautizados en el río, para mostrar que se apartaban de las cosas malas que habían hecho. Venían los
jóvenes y los viejos, los ricos y los pobres, los importantes y las personas normales y corrientes. Venían
de los pueblos cercanos y venían de lugares lejanos, aún desde la capital Jerusalén. Todos venían para
escuchar a Juan predicar. Algunos se preguntaban: "¿Quién será este hombre extraño?". "¿Podría este ser
el Cristo, que Dios había prometido enviar algún día para salvar a su pueblo?" "No”, contestó Juan, "No
soy el Cristo, el Salvador prometido por Dios. Si que viene el Salvador, y es tan grande que yo no soy
digno de agacharme y desatar la correa de su calzado". Dios había dado un trabajo muy especial a Juan,
que dijera a la gente que se preparase; porque el Cristo, el Hijo de Dios, venía muy pronto.
Lámina 1-2
Un día Juan se volvió y señaló una persona y dijo: "Mirad, allí está el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo" (Juan 1:29). La gente miró a quien indicaba Juan; y vieron al Señor Jesucristo.
Juan estaba diciéndoles que había llegado el Cristo, el Salvador prometido por Dios. En el Antiguo
Testamento (muéstralo en la Biblia), Dios había dicho a su pueblo muchas cosas acerca de la persona
escogida que Él había prometido mandar. Los israelitas habían esperado su llegada. Y ahora Juan estaba
diciendo que había llegado. Juan le estaba llamando "El Cordero de Dios". Seguramente estas palabras
recordaron a los que escuchaban, algo que había ocurrido hace muchísimos años. Os explicaré lo que
había pasado entonces. Nos ayudará a comprender lo que el Señor Jesucristo vino a hacer.
Lámina 1-3
El pueblo de Dios, los hebreos, vivían en el país de Egipto en aquel entonces. Al principio les trataron
bien, pero al pasar los años, los egipcios tuvieron miedo de ellos, porque nacían más y más hebreos. Por
fin los egipcios obligaron a los hebreos a trabajar como esclavos. Les trataron muy cruelmente y les
obligaron a trabajar muchísimo. Les utilizaron para construir las pirámides en Egipto; muchos hebreos
murieron por el trabajo tan terrible que tuvieron que hacer. Pero los egipcios siguieron pensando que
todavía había demasiados hebreos. Aún intentaron matar a todos los niños varones entre los hebreos.
5
El pueblo de Dios anhelaba ser rescatado. Dios veía su gran necesidad. Tenía un plan para salvarles de su
esclavitud, y volverles a su propia tierra. Dio a los hebreos un gran jefe, Moisés; le mandó para que
hablara al Faraón, el Rey de Egipto. Moisés rogó al Faraón para que pusiera en libertad al pueblo. Pero el
Faraón rehusó, no quería perder todos sus esclavos.
Pero Dios mostró su gran poder mandando unas grandes calamidades sobre Egipto. Pero el Faraón se
puso aún más rebelde y rehusó una y otra vez dar libertad a los hebreos.
Muchas veces Moisés y su hermano Aarón fueron a ver al Faraón, avisándole que Dios tendría que
castigarle aún más. Pero no podían cambiar a este hombre duro y cruel. Siempre respondía, "No, no os
dejaré salir de Egipto".
Lámina 1-4
Entonces Dios mandó a Moisés y a Aarón con un último aviso: "Así dice el Señor: Pasaré por el país de
Egipto. El hijo mayor de cada familia egipcia morirá; el hijo mayor del Faraón, y el hijo mayor de cada
familia del país, sea rica o pobre. Incluso habrá muerte entre los animales de los egipcios. Y habrá gran
clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá". (Ver Éxodo 11:4-6).
Moisés siguió diciendo: "Verás que pronto llegará el día que tus siervos vendrán delante de mí y me
dirán: “Vete hebreo, sal de Egipto y lleva contigo todo el pueblo de los hebreos". (Ver Éxodo 11:8). Y
salió Moisés muy enojado de la presencia de Faraón. Sin embargo el rey malvado no estaba dispuesto a
dejar en libertad al pueblo de Dios, aunque había escuchado un aviso tan grave.
¿Tal vez tú eres como ese Faraón? En la Biblia Dios nos da un aviso a todos, diciendo: "La paga del
pecado es muerte" (Romanos 6:23).Ya sabes que si alguien tiene un empleo, al final de la semana o del
mes, recibe la paga o el sueldo por el trabajo que ha hecho. La Biblia dice que si tú pecas, también
recibirás una paga o un sueldo; este sueldo es la muerte. Quiere decir que tu alma, esa parte de ti que vive
para siempre, será separada de Dios. Quiere decir que no podrás vivir con Dios. Es un castigo terrible,
pero tiene que ser así porque Dios y el pecado no pueden estar juntos.
¿Qué tienes que hacer para recibir el castigo? Pues pecar! Pecar quiere decir desobedecer a Dios. Él nos
dice en la Biblia que todos pecaron. (Rom 3:23). Eso significa que tú también has pecado. Y cuando lo
piensas, te das cuenta que es verdad. Puedes pensar en ocasiones cuando el odio y el mal humor llenaron
tu mente. "Le odio" habrás pensado alguna vez, refiriéndote a alguien. El Señor Jesucristo dijo que
cuando piensas de esta manera estás desobedeciendo el mandato de Dios que dice: "Ama a tu prójimo
como a ti mismo". Pensamientos de odio, mal humor, palabrotas… todas estas cosas son pecado y
desagradan a Dios. Él es tan perfecto y bueno que tiene que castigar el pecado. Nos avisa por la Biblia
que el castigo es la separación para siempre de Dios. Ten cuidado, escucha los avisos de Dios; no seas
como Faraón.
Lámina 1-5
Cuando Moisés y Aarón salieron de la presencia del Faraón, tuvieron que preparar a los hebreos para
todo lo que iba a suceder. Juntaron al pueblo y le explicaron lo que tenían que hacer: "Escuchad, el día
diez de este mes, que cada familia escoja un cordero. El animal será sin defecto, macho de un año. Mirad
que no tenga ningún defecto. Debe ser un corderito perfecto". (Ver Éxodo 12:3-5).
Este cordero nos hace pensar en el Señor Jesucristo. Juan el Bautista le llamó "El Cordero de Dios". Jesús
fue perfecto. No tenía un corazón pecaminoso que le llevaría a desobedecer a Dios. Nació limpio y sin
pecado, la única persona en el mundo nació de esa manera. Al ir creciendo, nunca hizo trampas; nunca
mintió; nunca fue respondón a su madre; nunca pecó. Así que el cordero del cual habló Moisés nos hace
pensar en el Señor Jesucristo. Era sin defecto.
6
Moisés siguió instruyendo al pueblo: "Luego, el día catorce del mes, tendréis que sacrificar el cordero.
Coged su sangre en una palangana y ponedla en los dos postes y en el dintel de la puerta de la casa". (Ver
Éxodo 12:6-7). El Cordero de Dios, el Señor Jesucristo, también murió. No había otra manera para que
todos nosotros pudiéramos ser salvos del terrible castigo de Dios, nosotros que merecemos el castigo de
estar separados de Dios para siempre.
Cristo, el único que nunca pecó, tomó el castigo que nosotros merecíamos. Jesús derramó su preciosa
sangre para que tú y yo pidiéramos ser salvos. Había una sola manera por la cual los hebreos podrían
estar seguros, cuando Dios pasara por la tierra llevando muerte como castigo por los pecados tan terribles
de los egipcios. Asimismo, sólo hay uno que puede salvarte a ti: el Señor Jesucristo.
El día catorce del mes, cada familia hizo lo que Moisés había dicho: sacrificaron los corderos. Como
Dios, por medio de Moisés les había mandado, cada familia tomó la sangre y la puso sobre los dos postes
y el dintel de la puerta de su casa. No era suficiente que guardaran la sangre en una palangana. Era
necesario que la pusieran en los postes de la puerta. Dios dijo: "Veré la sangre y pasaré de vosotros y no
habrá muerte en esa casa”.
Y en cuanto al Cordero de Dios, É1 también ha muerto, pero eso no significa que todo el mundo sea
salvo y que no será castigado por sus pecados. Si tú quieres ser salvo tendrás que confiar personalmente
en Cristo como tu Salvador. Tienes que aceptarle como el que murió por ti, igual que el cordero fue
castigado en lugar de los hebreos.
Y como los hebreos tenían que asegurarse de que la sangre estaba en la puerta, tú tienes que asegurarte
de que estás confiando en Cristo y su sacrificio por ti
.
Dentro de cada casa hebrea la familia asó el cordero y comieron juntos. Cada uno se puso los vestidos
para hacer un viaje. No tenían que preocuparse del juicio de Dios porque Dios había prometido: "Veré la
sangre y pasaré de vosotros" (Éxodo 12:13).
Lámina 1-6
Esa noche cada familia hebrea esperaba que Dios haría lo que les había dicho; y efectivamente a media
noche, el Señor pasó por la tierra. En cada casa donde no había sangre en los postes de la puerta, el hijo
mayor murió. Y en el mismo palacio se levantó un gran clamor. El príncipe, el hijo mayor del Faraón
había muerto. El mismo clamor subió de todas las casas egipcias cuando iban descubriendo que el hijo
mayor había muerto en cada familia. ¡Qué tristeza! ¡Qué lloros!
Que no seas tú como aquella gente. Confía tú en Cristo Jesús. El dio su sangre y murió por cada pecador
Pero si tú sigues en desobediencia y rehúsas confiar en Él, estarás separado de Dios para siempre. No
seas como esa gente que no había puesto la sangre sobre la puerta. Pero en cada casa donde sí habían
puesto la sangre sobre la puerta, no hubo nadie que murió. Todos se encontraron sanos y salvos,
exactamente como Dios había prometido.
Asegúrate de que tú eres como aquellas personas. No pienses que es suficiente que reces, o que vayas a la
iglesia o que intentes ser bueno. Todo eso no es suficiente para salvarte del castigo que mereces por tus
pecados contra Dios. Claro, es bueno ir a la iglesia, orar, procurar portarte bien, pero sólo el Cordero de
Dios, el Señor Jesucristo puede protegerte del juicio de Dios. La Biblia dice: "Ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús" (Rom. 8:1) Eso quiere de ir que si tú estás confiando en Jesucristo, el
Cordero de Dios, eres salvo del juicio o del castigo de Dios, como lo fueron los hebreos.
Los egipcios estaban llorando y gimiendo. El Faraón también estaba deshecho. Durante esa misma
noche, llamó a Moisés y a Aarón y dijo: "Salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los hijos de Israel, e
7
id servid a Dios como habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas e iros" (Éxodo 12:
31-32).
Lámina 1-7
Moisés estaba esperando esta orden. Él y su pueblo estaban preparados. En todo el país, los egipcios
estaban pidiéndoles: “Iros antes de que muramos todos”. Los hebreos pidieron a los egipcios vestidos y
joyas y con mucho gusto se lo dieron. Les entregaron joyas de oro y de plata, pendientes y cadenas, y
vestidos hermosos. De esta manera Dios obró para que los egipcios pagaran a los hebreos todos los años
de trabajo que habían hecho como esclavos. "¡Tomadlo, tomadlo!” clamaron los egipcios. “Pero
marchaos en seguida; no nos sentiremos tranquilos hasta que todos salgáis de este país".
Y el pueblo de Dios comenzó a salir de Egipto. Por fin estaban libres. Dios les había protegido durante la
noche más terrible que jamás se había conocido en Egipto. La sangre del Cordero les había protegido.
Lámina 1-8
Ahora podrás ver por qué Juan dijo: "Mirad, allí está el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo".
¿Verdad? Estaba indicando al Señor Jesucristo, el Hijo de Dios. Había venido al mundo para morir, para
que todos los que confiaran en Él, estuvieran seguros en aquel terrible día cuando Dios va a castigar el
pecado. La Biblia dice: “Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por Él" (1" Juan
4:9).
Quizás en tu corazón, sabes que no estás protegido contra el castigo de Dios, pero deseas ser salvo y estar
protegido. ¿Estás dispuesto a apartarte de las cosas malas que no agradan a Dios? ¿Estás dispuesto a
confiar en que sólo Cristo Jesús puede salvarte y protegerte? ¿Quieres confiar en él ahora? Dile: "Señor
Jesucristo, Cordero de Dios, gracias por haber muerto en la cruz por mí, para quitar mis pecados. Siento
haber sido tan malo. Ahora confío en ti como el único que puede quitar mis pecados y protegerme del
castigo de Dios". Si tú confías en Él, la Biblia te promete, que “no hay condenación (o castigo por el
pecado) para los que están en Cristo Jesús".
8
LECCIÓN 2
Versículo para memorizar: En un Club de 5 días, repite 1" Juan 4:9. Si esta reunión no es parte de una
serie, enseña Juan 3:7: “Os es necesario nacer de nuevo”.
"Shhh....“ Era una noche tranquila y oscura. Un hombre estaba andando rápidamente por las calles
estrechas de Jerusalén. Era Nicodemo, uno de los jefes de los religiosos. ¿A dónde iba? Pues había oído
hablar de algunas cosas extrañas y maravillosas que estaban pasando en la ciudad. Mucha gente hablaba
de Jesús de Nazaret, que podía hacer cosas que nadie había hecho nunca. Nicodemo estaba seguro de que
Dios había enviado a Jesús, y quería saber más.
Es posible que tú también quieres saber más acerca de. Jesús y cómo Él puede perdonar tus pecados. Tal
vez nunca has pedido a Jesucristo que sea tu Salvador, pero ahora de verdad deseas que te perdone tus
pecados. Sin embargo no sabes exactamente lo que debes hacer. Con mucho gusto hablaré contigo
después de esta reunión, y te mostraré en la Biblia lo que Jesús quiere que hagas, y lo que Él quiere hacer
en tu vida. Si te quieres hablar conmigo sobre este asunto tan importante, estaré debajo de este árbol (o
indica otro sitio apropiado) cuando se termine la reunión. Puedes venir a mi debajo del árbol, y así sabré
que deseas hablar conmigo sobre cómo Cristo puede perdonar tus pecados.
Sí, Nicodemo tenía preguntas. Se paró a la puerta de una casa, y pidió al dueño si podría hablar con la
visita. ¿Puedes adivinar quién sería la visita especial? Sí, era el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios.
Lámina 2-1
El Señor y Nicodemo hablaron juntos aquella noche. Cristo le dijo: "El que no naciere de nuevo, no
puede ver el reino de Dios". No era suficiente que Nicodemo supiera algo de Dios; tenía que empezar
una nueva vida. Pero Nicodemo no podía hacer esto. Sólo Dios podría cambiarle, para que naciera en la
familia de Dios.
Este hombre tan religioso e inteligente estaba muy perplejo. "¿Tiene una persona que hacerse bebé otra
vez para tener esta vida nueva?" Nicodemo no podía concebir cómo podría ocurrir eso. Y por eso el
Señor Jesús le recordó algo que había ocurrido hace mucho tiempo. Era una historia que Nicodemo
conocía bien, y le ayudaría a entender lo que Cristo quería decirle.
Lámina 2-2
Hacía muchos siglos los hebreos habían salido de Egipto donde habían sido esclavos (¿Recuerdas la
lección dónde explique cómo los hebreos mataron los corderos y Dios les protegió para que tuvieran su
libertad?). Ahora salieron para una tierra nueva. (Maestro, muestra el mapa en la última lámina y muestra
el camino que el pueblo tomó de Egipto a Canaán).
Mientras que iban caminando, pensaron en lo bueno que Dios había sido. Había mostrado su gran poder
en sacarles de Egipto. ¡Cuánto se alegraban de pertenecer al único y verdadero Dios! No adoraban a
dioses falsos que no podían hacer nada. Su Dios era bueno y poderoso.
Por muchos años esta multitud caminó por el desierto. Un día llegaron a la frontera del país de Edom, Si
podían pasar por el país de Edom, llegarían mis rápido a su nueva tierra. Pero el rey de Edom no les dio
9
permiso para que pasaran por su país. Así que tuvieron que dar una vuelta muy grande. El viaje parecía
interminable. Se desanimaron mucho y olvidaron lo que Dios había hecho por ellos. "¿Por qué nos hiciste
subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua", se quejaron. (Ver Números
21:5).
Lámina 2-3
Pero sí tenían comida y agua. Dios había sido muy bueno con ellos. Cada mañana cuando se levantaban,
encontraban que Dios les había dado pan del cielo; era como bolitas blancas y redondas sobre la tierra.
Lo llamaron "maná" y llegaba cada día. Pero no s6lo eso, sino que cuando tuvieron sed, una vez Dios
sacó agua de una roca. Pero ahora se quejaban contra Dios.
¿No nos parecemos nosotros bastante a ellos? Dios ha sido muy bueno con nosotros. Tenemos amigos,
comida y casas. Tenemos buena salud. Dios nos manda el sol y la lluvia. Aún la misma vida, es un regalo
de Dios. El es muy bueno y amable con nosotros. Pero nosotros somos como esa gente hace tantos años;
nos rebelamos contra Dios. Él nos manda que le obedezcamos y le pongamos en el primer lugar de
nuestra vida. Nos dice por la Biblia: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”, pero no lo hacemos,
¿verdad que no? Jugáis cada día, vais al colegio, coméis y dormís, pero no pensáis mucho en Dios.
Vuestros amigos, vuestros juguetes, vuestros programas de la tele, son para vosotros más importantes que
Dios.
La Biblia nos dice que no debemos olvidar la bondad de Dios y quejarnos. Quizás tú digas cosas como:
“No me gusta que la maestra me diga lo que tengo qué hacer”. O “no me gusta tener que lavar los platos
para mamá”. O “no quiero hacer lo que Dios me dice en la Biblia; sólo quiero hacer lo que se me antoje".
¿Hablas tú así? Cuando lo haces, estás desobedeciendo a Dios. Es como si gritaras a Dios: “No quiero
que tú dirijas mi vida, y no me gusta lo que me has dado”, Pero tal vez tú dices: "Bueno, no digo esas
cosas muy a menudo". Pues es como una cadena que está rota. Si sólo hay un eslabón roto, toda la
cadena está estropeada. Desobedecer a Dios en una cosa es como desobedecerle en todo. Estás luchando
contra los mandamientos de Dios; le desobedeces igual como aquel pueblo hace tantos años.
Lámina 2-4
De repente alguien gritó en el campamento. Fue un grito de terror y dolor. Porque por todas partes habían
serpientes peligrosísimas que se lanzaban y mordían al pueblo. Les causaron un dolor terrible y la gente
moría. Dios mismo había enviado las serpientes para castigar al pueblo por su desobediencia y sus
quejas. Dios es amoroso y bueno, pero también es perfecto y puro. Cuando las personas le desobedecen y
se rebelan contra Él, tiene que castigar su desobediencia. Ahora esta gente estaba en peligro por su
desobediencia.
¿Sabes que tú estás en el mismo peligro? Claro que no te ha mordido una serpiente, pero sí que has sido
desobediente a Dios y mereces su castigo. Dios nos explica en la Biblia lo que es ese castigo. Dice: "El
alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel l8:4). No quiere decir que te mueres y te entierran. Quiere decir
ser apartado de Dios para siempre; es ser separado de Dios. Ese es el castigo por desobedecer a un Dios
que es bueno, perfecto y todopoderoso; y todos nosotros lo merecemos.
El pueblo en el desierto sabía que merecían lo que les pasaba. Comprendían por qué esas serpientes
venenosas estaban por todas partes en el campamento. Con una terrible preocupación vinieron a Moisés y
le rogaron: "Hemos pecado por haber hablado contra Dios y contra ti; ruega a Dios que quite de nosotros
estas serpientes" (Números 21:7).
10
Lámina 2-5
Moisés fue a hablar con Dios por el pueblo. Sabía que si Dios permitía que todos murieran sería
merecido. Nadie podría decir: “No es justo”.
E igual con nosotros. Si Dios mandara a cada uno de nosotros lejos de Él para ser castigado para siempre,
nadie podría decir: “No lo merezco". Somos tan desobedientes a Dios que la única cosa que merecemos
es su castigo, igual que ese pueblo por el cual oraba Moisés.
Dios escuchó la oración de Moisés y le dio unas instrucciones muy curiosas. Le dijo: “Haz una serpiente
de bronce y ponla sobre un palo, Levántala bien para que todo el mundo pueda verla. Cualquier persona
que quiera ser salva de ese veneno, tiene que mirar la serpiente de bronce, y seguir mirándola fijamente.
Si la miran, esperando que Dios les sane, vivirán”. (Ver Números 21:8) ¿Verdad que Dios fue bueno en
dar a esa gente que se quejaba tanto, una manera de ser salva de la muerte? Pero Dios ha dado un medio
mucho más maravilloso por el cual, tú y yo podemos ser salvos.
El Señor Jesucristo dijo a Nicodemo que de la misma forma que la serpiente de bronce fue levantada, Él
también sería levantado. Quería decir que él sería levantado en una cruz. Cristo nunca pecó, así que no
merecía ningún castigo. Pero Dios tomó nuestros pecados y los puso sobre Cristo. Dios castigó a su
propio Hijo querido, como si Él hubiera hecho todos esos pecados. Recuerda que dijimos que el castigo
por los pecados es ser separado de Dios. Y eso es lo que Cristo sufrió. Cuando moría sufrió un dolor
terrible, pero lo peor fue estar separado de Dios. Exclamó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?" Dios le había abandonado como castigo por nuestros pecados. ¡Cuánto nos amó Dios a
nosotros que dio a su propio Hijo para que muriera así, levantado sobre una cruz por nosotros! Luego,
tres días después, Dios le levantó de los muertos. Ahora vive en el cielo con Dios su Padre. Por eso el
Señor Jesús puede decirnos hoy: "Mirad a mí y sed salvos" (Isaías 45:22).
¿Quiere decir eso que todo el mundo es salvo del castigo de sus pecados? Pues, piensa en el pueblo en el
desierto.
Lámina 2-6
¿Qué tenían que hacer? Tenían que creer que Dios había provisto un remedio, sólo uno, para salvarles.
Tenían que mirar la serpiente si querían ser salvos de la muerte. Si alguien decía: "Yo no lo creo”, pues
no viviría. O si otro decía: “No creo que mirar la serpiente de bronce pueda salvarme" moriría. Pero
muchos se acercaron, sabiendo que estaban en peligro de muerte. Creyeron lo que Dios había dicho,
miraron la serpiente y en seguida fueron sanados, exactamente como Dios lo había prometido.
Y de la misma manera, el Señor Jesucristo puede salvarnos. El lo explicó a Nicodemo: “Así es necesario
que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna" (Juan 3:14-15). Es necesario que tú creas que Cristo fue castigado en tu lugar, y que confíes en él
para que te salve del castigo que tú mereces. Si de verdad miras al Señor Jesús de todo tu corazón (quiere
decir confiar sólo en Él) no te perderás eternamente. Tendrás la vida de Dios dentro de ti, y cuando
mueras, o cuando vuelva el Señor Jesucristo al mundo, tú irás a vivir con él para siempre.
Lámina 2-7
Nicodemo escuchó muy atentamente mientras que el Señor le explicaba cómo podía tener una vida
nueva. Se sorprendió mucho. Nicodemo era un hombre muy religioso, sabía mucho acerca de Dios; a
menudo oraba; pero el Señor Jesús estaba explicándole que todas esas cosas no eran suficientes para
prepararle para vivir con Dios. Cristo dijo que era necesario nacer de nuevo; tenía que ser una nueva
persona. Tenía que confiar en el Señor Jesucristo.
11
¿Comprendes tú cómo puedes obtener esta nueva vida? ¿Sabes por qué el Señor Jesús es el único que
puede salvarte de tu pecado? “Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él"
1ª Juan 4:9.
Lámina 2-8
¿Cuál es tu respuesta? Hoy has escuchado algunas de las maravillosas cosas que dijo el Señor Jesucristo.
Has visto que hay un sólo camino para no estar separado de Dios para siempre. Escucha estas palabras
maravillosas de la Biblia: “Mirad a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios y
no hay más" (Isaías 45:22). Obedece a Dios y mira al Señor Jesucristo hoy mismo. Dile que quieres
confiar en Él; algo así: "Señor Jesús, he desobedecido tus leyes. Sé que merezco tu castigo. Pero creo que
tú moriste en mi lugar. Por favor, sá1vame ahora”. Si tú confías en Él, te salvará, y sabrás que Dios te ha
hecho una nueva persona, una persona que puede vivir con él.
12
LECCIÓN 3
Versículo para memorizar: "Puede también salvar completamente a los que por Él se acercan a Dios".
(Hebreos 7:25).
Lámina 3-1
"Setenta, ochenta, noventa, cien...” A Zaqueo le en cantaba contar el dinero, porque sabía que podría
quedarse con una buena cantidad. Tenía un empleo bastante importante, trabajando para los romanos que
habían conquistado la tierra de Israel. Los romanos obligaron a los israelitas a pagar muchos impuestos.
Zaqueo era el jefe de los hombres que cobraban estos impuestos en la ciudad de Jericó. Él entregaba todo
el dinero que las autoridades pedían, pero cobraba más, y así se quedaba con bastante para él.
Este hombre rico e importante vivía en Jericó, una ciudad hermosa con palmeras elegantes y jardines
bonitos. Vivía mucha gente rica en ese barrio. Seguramente Zaqueo se alegraba de que hubiera tanta
gente rica porque podían pagar mucho dinero al gobierno romano, y eso significaba más dinero para él.
Zaqueo era un hombre importante, tenía mucho dinero y vivía en una casa hermosa; pero algo iba mal.
Era un ladrón y un embustero. Tomaba más dinero del que debía tomar y hacía trampas para
enriquecerse. Seguramente sabía el mandamiento de Dios: “No hurtarás”, pero lo desobedecía
constantemente. Cuando tú desobedeces a Dios, eso es pecado. El pecado nos separa y nos aleja de Dios.
La Biblia dice: "vuestros pecados han hecho divisi6n entre vosotros y vuestro Dios".
Ese era el gran problema de Zaqueo, que estaba muy alejado de Dios; estaba perdido en su pecado. Tal
vez a ti te pasa lo mismo. Pensemos un momento en este mandamiento: “No hurtarás" ¿Has cogido tú un
libro, un lápiz o un juguete que pertenece a otra persona? ¿Alguna vez has robado dinero a tu mamá ó
papá para ir a comprarte algo? Piensa en ese examen en el colegio, donde copiaste las respuestas. Has
desobedecido a Dios. Tú sabes que hay cosas así en tu vida que te separan de Dios. Tú también estás
perdido en tus pecados como Zaqueo. Tus pecados te separan de Dios.
Lámina 3-2
Un día Zaqueo vio una gran multitud de gente que se juntaba. Unos gritaban a otros: "Viene Jesús de
Nazaret". Las noticias corrían rápidamente de uno a otro. Casi todos habían oído hablar de Él. "Puede dar
la vista a los ciegos" exclamó uno. “Sí, y toca a los enfermos y en seguida mejoran". Otro recordó:
"Incluso puede dar 1a vida a los que han muerto".
Seguramente muy pocos en esa muchedumbre sabían qué la persona de quien hablaban era el Hijo de
Dios. Había vivido siempre con Dios su Padre en el cielo. Se había hecho hombre y había venido aquí a
la tierra. Como era Dios, podía hacer todas estas cosas maravillosas. Y aunque el pueblo no entendía todo
esto, estaba muy emocionado de que Cristo viniera a su ciudad.
Zaqueo sabía que Cristo venía y pensó: "Tengo que ver a este hombre". Tal vez había oído que Cristo era
amigo de los publicanos que todos los demás odiaban. Así que, Zaqueo fue corriendo para buscar lugar
para ver a Jesús. Pero había tanta gente. Zaqueo era un hombre muy bajito y no podía ver por encima de
los demás. Aún de puntillas, no podría ver al Señor. Desde luego nadie tenía interés en ayudarle. Nadie le
quería, porque era el jefe de los cobradores de impuestos.
13
Lámina 3-3
Seguramente Zaqueo estaba decepcionado. Quería ver a este hombre. No tendría otra ocasión, porque
Cristo sólo estaba de paso por su ciudad. Pero se le ocurrió una buena idea. En seguida se puso a correr
por la calle. ¿Qué iba a hacer? La idea de Zaqueo fue ésta: "Al lado de la carretera por la cual pasará
Jesús, hay un árbol sicómoro. Si subo en sus ramas, podré ver todo perfectamente". ¡Qué idea más rara,
que el jefe de los cobradores de impuestos se subiera a un árbol!
Pronto llegó al árbol. Cogió una de las ramas y subió. Se sentó cómodamente entre las hojas frondosas.
Ahora estaba muy bien situado para ver al Señor Jesús.
Lámina 3-4
Zaqueo observó a la gente acercándose más y más. Sí, allí estaba Jesús de Nazaret en medio de todos.
¿Por qué había venido a Jericó? Pues iba a Jerusalén y tenía que pasar en el camino por Jericó. Iba a
Jerusalén por una razón muy importante.
Él, el Hijo de Dios, había dejado el cielo para venir a este mundo para hacer algo maravilloso por
personas como Zaqueo, y como tú y yo, perdidos en nuestros pecados y muy lejos de Dios. Fue la única
persona que ha vivido en este mundo que nunca, nunca desobedeció a Dios. La Biblia dice que "no
conoció pecado" (2ª Corintios 5:21). Sin embargo se entregó para morir en la cruz, tomando el castigo
que nosotros merecíamos. El fue clavado en una cruz y fue abandonado por su Padre. ¡Qué castigo más
terrible! Pero resucitó de los muertos y es el único que puede rescatarnos para que no nos perdamos para
siempre. Vino a morir y a salvar a los niños perdidos en sus pecados y también a los hombres y a las
mujeres. Por eso iba a Jerusalén y por eso pasaba por Jericó.
Y también hubo otra razón por qué se encontraba en Jericó. Porque estaba buscando a alguien en esa
ciudad. Iba acercándose más y más al árbol donde estaba escondido Zaqueo. Zaqueo se alegraba mucho
porque podría observarlo todo.
Lámina 3-5
Pero luego la multitud que seguía a Jesús se paró, porque el Señor se había detenido al pie del mismo
árbol sicómoro. Miró hacia arriba y dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende porque es necesario que pose yo
en tu casa". Todo el mundo se sorprendió, y especialmente Zaqueo.
Zaqueo fue la persona que Jesús estaba buscando en Jericó. Amaba a este hombre y quería hacer algo
maravilloso en su vida. Conocía perfectamente a Zaqueo; conocía su nombre, sabía donde vivía; sabía
muy bien que estaba en ese árbol, en esa rama; sabía que había hecho trampas, que había robado, que
nadie le quería. Aunque el Señor Jesucristo está ahora en el cielo, todavía sigue buscando personas.
Todavía llama a las personas. ¿Está llamándote a ti hoy? No oirás una voz como oyes la mía. Pero si tú
sabes que estás perdido en tu pecado, y que todo lo que estás escuchando hoy es para ti, entonces el
Señor te está llamando. Muy adentro en tu corazón, sabes que te ama a ti; te está diciendo que vengas a
Él, para que ya no estés perdido en el pecado. ¿Te está llamando hoy, como en aquel día hace tantos
siglos llamó a Zaqueo?
Muy aprisa el hombre bajito descendió del árbol. Puedo imaginar que casi se cayó de las ramas. En un
momento estaba al lado de esa persona que tanto quería ver. ¿Hizo bien Zaqueo en venir cuando el Señor
le llamó? Claro que sí. Si el Señor está llamándote a ti, obedécele y haz lo que dice, igual que hizo
Zaqueo.
14
Lámina 3-6
Juntos, el Señor Jesucristo y Zaqueo salieron hacia el hogar de este hombre bajito. La gente del pueblo
estaban muy enfadados y comenzaron a murmurar, preguntando: "¿No sabe que Zaqueo es malo?
¡Imagínatelo! Va a quedarse en la casa de un embustero. Pero el Señor Jesucristo vino al mundo
precisamente para buscar y salvar a personas como Zaqueo. No quería que Zaqueo siguiera en su camino
de desobediencia y que se perdiera para siempre. Cristo es igual hoy; quiere salvar a los malos, sean
hombres, mujeres, niños o niñas.
¿Qué significa e realidad la palabra "Salvo"? Pues imagínate que estás en la p1aya y vas a nadar en el
mar. De repente una corriente te coge y te arrastra hacia alta mar. No puedes hacer nada para salvarte
porque la corriente es demasiado fuerte. Pero un salvavidas ve lo que pasa y viene nadando hacia ti.
Dentro de muy poco estás otra vez en la playa. Has sido rescatado o salvo del agua.
A causa del pecado en tu vida, estás en peligro de ser separado de Dios para siempre. Tu pecado te aleja
de Él y no puedes hacer nada para ayudarte a ti mismo. Necesitas a alguien que te salve, que te rescate de
tus pecados. Jesucristo es el único que puede hacer eso. Es el único Salvador. Aquel día, el Salvador iba
camino de la casa de este cobrador de impuestos.
Lámina 3-7
¡Zaqueo estuvo tan contento de recibir al Señor en su casa! Seguramente dijo a los siervos que
preparasen una buena comida para esta visita tan importante. Sin duda el Señor habló con Zaqueo y los
demás en la casa, pero la Biblia no nos cuenta lo que dijo.
Mientras que estaba allí, algo maravilloso ocurrió en la vida de Zaqueo. Al escuchar al Señor Jesucristo,
se dio cuenta de que era el Hijo de Dios, el Salvador. Vio cuán bueno y perfecto era el Señor y cuán malo
y pecador era él mismo. Quería que sus pecados fueran perdonados; quería que su vida fuera cambiada y
que no fuera tan llena de mentiras, trampas y egoísmo. Sencillamente Zaqueo confió en el Señor
Jesucristo para que le perdonara todos sus pecados. Y luego se levantó de repente. Todos dejaron de
hablar, esperando oír lo que iba a decir: "Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres" dijo Zaqueo "Si
en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado” (o sea, cuatro veces más).
Todos se quedaron de piedra. ¿Podría ser cierto? ¿Podría de verdad ser Zaqueo quien hablaba de esa
manera? ¿Qué habría pasado? Pues, el Señor lo explicó en seguida. Dijo a Zaqueo: "Hoy ha venido la
salvación a esta casa ... porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido"
(Lucas 19:9-10).
El Señor rescató a Zaqueo para que no fuera castigado para siempre por su pecado. Salvó a Zaqueo del
gran poder del pecado que le llevaba a mentir y a robar. Zaqueo fue salvo de sus pecados. Ya no estaba
separado de Dios. Su vida fue cambiada por el Señor Jesucristo. ¡Qué día más hermoso para Zaqueo!
Lámina 3-8
Seria un día maravilloso para ti, si tú, sabiendo que estás perdido en el pecado, quisieras apartarte de todo
lo que desagrada a Dios. Pide ahora al Señor Jesucristo que borre tu pecado y que te salve. Podrías decir:
"Querido Señor Jesús, he hecho cosas malas y he pecado. Te doy gracias que tú viniste a morir en la cruz
por salvarme. Estoy confiando completamente en ti como Salvador y Señor". Si tú confías en Él,
pidiéndole que te salve, Él lo hará. La Biblia dice: "Puede también salvar completamente a los que por
medio de Él se acercan a Dios” (Hebreos 7:25). Puede cambiar tu vida. Luego, como Zaqueo;
comenzarás a agradar a Dios.
15
16
LECCIÓN 4
Versículo para memorizar: En un Club de 5 días, repite Hebreos 7:25. Si esta reunión no es parte de una
serie, enseña: "Hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente". (Lucas 15:10).
Se fue a la puerta de la casa, su maleta en la mano su chaqueta sobre el hombro. Con un gesto
malhumorado gritó a su madre: “No volveré nunca por aquí. Ya no me gusta vivir aquí". Con tristeza la
madre de Toni le vio alejarse.
El Señor Jesucristo una vez contó una historia acerca de un chico que se parecía a Toni.
Lámina 4-1
“Papá, dame el dinero que me corresponde cuando tú mueras. No quiero esperar. Lo quiero ahora".
¿Podría ser su propio hijo quien le hablaba así? ¡Qué triste se sintió el padre! Había dado a su hijo un
buen hogar con siervos; le había dado buena comida y vestidos. Y ahora su hijo menor quería su dinero
quería salir de la casa para hacer lo que quería y alejarse por su propio camino. Ese padre me hace pensar
en Dios; es tan bueno con nosotros. ¿Podéis pensar en algunas cosas que nos ha dado? (Hablar juntos de
los regalos de Dios). Sí, todas las cosas que tenemos, las tenemos porque Dios es muy generoso y
cariñoso.
Lo lógico sería que amáramos y obedeciéramos a un Dios tan bueno y amante ¿verdad? Pero no lo
hacemos. La Biblia dice: "Cada persona se apartó por su camino" (Isaías 53:6). Eso quiere decir que a
pesar de que Dios ha sido tan bueno contigo, sigues en tu propio camino, y no en el camino de Dios. Dios
sabe lo que nos corresponde, y Él quiere que seamos felices. La Biblia nos manda que obedezcamos a
nuestros padres. Nos manda que digamos la verdad. Pero por ejemplo tu papá dice: "Vuelve a casa a las
ocho. No tardes más". Pero el partido de fútbol es tan divertido que no vuelves a casa hasta las nueve.
"¿A qué hora te dije que volvieras a casa?" Pregunta tu papá. "Oh papá, se paró mi reloj, lo siento",
contestas. ¿Fuiste por el camino de Dios o por tu propio camino? Sí, fuiste por tu propio camino.
Desobedeciste a Dios. ¿Y por qué? Porque naciste con un corazón pecador, que quiere hacer lo malo.
Nadie tuvo que enseñarte a desobedecer o a mentir ¿verdad? Encuentras que es fácil ir por tu propio
camino, igual que el chico en la historia.
Lamina 4-2
Con tristeza el padre le dio el dinero y después el hijo menor salió de casa. "Iré a un país muy lejos de
aquí", se dijo dentro de si. "Lo pasaré estupendamente, y haré todo lo que me venga en gana. Será
maravilloso cuando no tenga a nadie que me diga lo que tengo que hacer, nadie que me diga lo que es
bueno y lo que es malo. Podré hacer todo cuanto se me antoje".
En silencio y con tristeza el padre le observó mientras se apartaba. Su querido hijo iba por su propio
camino y el padre temía que le esperaban malos tiempos. Por fin le perdió de vista. Ya se había
marchado. Pero el hijo se iba feliz. Esperaba nuevas experiencias, nuevos amigos, momentos felices.
Esperaba incluso que haría mucho dinero. Estaba seguro de que todo le saldría muy bien.
17
Lámina 4-3
En el país lejano, sí que llegó a tener nuevos amigos. Esos amigos se alegraron mucho en ayudarle a
gastar su dinero. Junto con ellos, comió y bebió demasiado e hizo muchas cosas malas. Estaba muy lejos
de su padre y estaba haciendo cosas que habrían entristecido a su padre. Tú eres corno él. Cuando vas por
tu propio camino, haces cosas que entristecen a Dios. Por ejemplo cuando dices: “Mi reloj se paró", es
una mentira. Dios es perfecto y bueno; nunca miente; odia las mentiras. Esa vez cuando no volviste a
casa a la hora que te dijeron tus padres, no sólo desobedeciste a tus padres, también a Dios. ¿Dices
palabrotas? Cuando lo haces también estás ofendiendo a Dios y desobedeciéndole. Haces estas cosas
porque vas por tu propio camino. Tu pecado te aparta de Dios, igual que este hijo en la historia estaba
muy lejos de su casa.
Pensaba que lo pasaría muy bien pero pronto lo había gastado todo y sus amigos se habían marchado
también. Nadie estaba dispuesto a ayudarle. Y las cosas fueron de mal en peor. Hubo una gran hambre en
aquel país, y la gente no tenía suficiente para comer; había poca comida y costaba cada vez más El hijo
tenía hambre. Pronto su buena ropa se había convertido en trapos, y tuvo que vender todo lo que tenía.
No le quedaba nada. "Tal vez pueda encontrar trabajo, y ganar un poco de dinero”, pensó. Pero el único
trabajo que pudo encontrar fue como un siervo apacentando cerdos. Según sus leyes, los judíos no podían
tener un trabajo así.
Lámina 4-4
¡Qué vergüenza sentía! Día tras día miraba cómo comían los cerdos. Tenía tanta hambre que llegó a
comer lo que comían los cerdos. Si seguía así, moriría de hambre. Sí, había ido por su propio camino y
estaba lejos de su padre. Tú has ido por tu propio camino, no el camino de Dios. Has hecho muchas cosas
que desagradan a Dios. Estás lejos de Él. Es un asunto muy grave, porque la Biblia enseña que el alma
que pecare, ésa morirá. (Ez.18:4). Quiere decir que si continúas en tu camino, quedarás apartado de Dios
para siempre. Este es el castigo por el pecado. Tu propio camino no es el mejor; este joven estaba
dándose cuenta de ello también.
¡Cerdos malolientes! ¡Cómo los odiaba este joven! Comenzó a pensar en su casa. Recordaba su familia,
la comida tan buena, los siervos. Al mirar los cerdos, tuvo tanta vergüenza de sí mismo y de su manera
de vivir, que dijo: "Iré a mi padre, y le diré que he pecado contra Dios. Le diré que lo siento mucho, que
salí para ir por mi propio camino. Dejaré para siempre los cerdos y esta vida sucia y tonta; aunque fuera
solamente un siervo en mi casa, estaría mejor que aquí”.
¿No es hora de que tú comiences a pensar como él lo hizo? Piensa en tu pecado: tus mentiras, la
desobediencia, las palabrotas. No son cosas de poca importancia. ¿Ves que son pecados que Dios ha de
castigar? ¿En tu corazón sabes que debes estar dispuesto a abandonar tu pecado? ¿Estás pensando en la
necesidad que tienes de dejar tu pecado y volver a Dios, como este joven quería dejar los cerdos y el país
lejano y volver a su Padre?
Lámina 4-5
Pero sólo pensar en todo eso no le ayudaría nada. Tenía que hacer algo y un día lo hizo. Salió para ir a su
casa, dejando los cerdos, y el dueño de los cerdos y su trabajo feo y el país lejano. Seguramente pensaba:
“Más que nada quiero volver a casal”. ¿Estás tú diciendo: "Más que nada quiero que mis pecados sean
perdonados, y quiero estar bien con Dios?". Dios quiere que tú hagas lo que hizo el hijo menor. Quiere
que tú, en tu corazón te apartes de tu pecado: de las mentiras, la desobediencia, las trampas o cualquier
cosa en tu vida que está mal. Cuando sientas pena por haber pecado contra Dios y deseas apartarte de tu
pecado, eso se llama arrepentirse. Dios te manda arrepentirte. La Biblia dice: "Dios manda a todos los
hombres en todo lugar, que se arrepientan" (Hechos 17:30).
18
Eso es lo que hizo el hijo menor, al abandonar el país lejano, y salir en el camino hacia su casa. Tal vez
se preguntaba: "¿Qué dirá mi padre? ¿Me aceptará? ¿Podrá perdonarme? ¡He sido un tonto!".
Seguramente estaba nervioso y emocionado al ir caminando por esa carretera que le llevaba a su casa.
Cuando en tu corazón abandonas el pecado (te arrepientes) no vas andando por ninguna carretera al
volver a Dios. Sólo hay un camino a Dios, es por medio de una Persona, el Señor Jesucristo. Siempre
había sido el Hijo de Dios en los cielos, pero vino al mundo para que abriera el único camino para volver
a Dios. Permitió que hombres crueles le clavaran a una cruz. Allí, al morir y derramar su preciosa sangre,
tomó el castigo terrible por nuestros pecados. Murió para que Dios pudiera perdonar a los pecadores. No
había cometido ningún pecado. Nunca hizo las cosas de las cuales hablamos antes; pero murió por el
pecado del mundo. Por eso podía decir: “Yo soy el camino... nadie viene al Padre sino por mí" (Juan
14:6). Pero resucitó de los muertos y está vivo para siempre. Así que casi 2000 años después de su
muerte y su resurrección, son ciertas las palabras: "Puede salvar completamente a los que por É1 se
acercan a Dios" (Heb.7:25). ¿Tú quieres que Dios te perdone tus pecados? ¿Deseas estar bien con Dios?
Apártate de tus pecados y ven al Señor Jesucristo. Dile que de verdad sientes haber cometido los pecados
contra É1, y que tú crees que murió por tus pecados. Pídele que quite tus pecados y que controle tu vida.
Esa es la manera de volver a Dios.
El hijo menor esta en el camino de regreso a su padre. Aun cuando estaba todavía muy lejos, le vio su
padre. Seguramente estaba buscándole y esperando su regreso. Lejos, en la distancia vio una figura
harapienta y sucia que venía hacia él. Al acercarse más esa persona, se dio cuenta de que era su hijo.
Lámina 4-6
Con los brazos abiertos, corrió a su encuentro. Le abrazó y le besó, llorando de alegría. "Oh Padre",
exclamó el hijo, "he pecado contra el cielo y contra ti. No merezco ser tu hijo". Pero su padre no le
permitió decir más. Le aceptó, como hijo y no como siervo. 'Había pecado y lo sabia; pero el padre le
había perdonado. No lo tendría ahora en cuenta contra él. ¡Qué bienvenida más buena! No merecía tanto
amor y perdón.
¿Quieres que todo tu pecado sea perdonado y olvidado por Dios? ¿Te alegrarías si nunca más fuera
tenido en cuenta contra ti? Eso es lo que pasará si tú te apartas de tu pecado y vuelves al Señor. Pide al
Señor Jesús que te salve de tus pecados. No mereces que Dios te perdone, pero eso es lo que Dios
promete hacer para todo aquel que se arrepienta y ponga su confianza en el Señor Jesucristo. ¡Oh! Su
amor es muy grande, aún más que el amor del padre en la historia que contó Cristo.
Lámina 4-7
“Sacad el mejor vestido para mi hijo". Los siervos corrieron para obedecer. "Poned un anillo en su mano.
Mi hijo no es esclavo para qué vaya descalzo, traed calzado para él". "Traed el becerro gordo, matadlo
para que tengamos una fiesta. Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido y es
hallado". ¡Cómo amaba el padre a su hijo!
Si tú vienes a Dios por medio de Jesús, tal como estás con tu pecado, entonces todo te será perdonado
Dios te ama y quiere traerte a vivir con Él en el cielo cuando mueras. Le da mucha alegría a Dios cuando
un pecador se arrepiente; la Biblia dice que hay gozo entre los ángeles en el cielo cuando alguien pide al
Señor que le borre los pecados.
Lámina 4-8
¿Habrá alegría hoy en el cielo? ¿Quieres que tus pecados sean perdonados? De todo corazón obedece el
mandato de Dios de apartarte de tus pecados y de venir a Él, o sea de arrepentirte. Ven ahora al Señor
Jesucristo, diciéndole que sientes haber ido por tu propio camino y no por el camino de Dios. Dile que
19
crees que murió en tu lugar; pídele que te borre los pecados. Si haces eso y lo haces de corazón, tu
pecado será perdonado. Dios te recibirá. Habrá alegría en el cielo. La Biblia dice: "Hay gozo delante de
los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente" (Lucas 15:10).
20
LECCIÓN 5
Versículo para memorizar: "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” (Hechos 16:31).
¡Apedreados por una multitud rabiosa... Escapándose de un complot malvado... sacados de una cárcel por
un ángel... naufragados! Estas fueron algunas de las aventuras que pasaron los primeros misioneros
cristianos. (Un misionero es alguien que va a explicar el evangelio de Jesucristo). Pablo y Silas eran
misioneros. La vida para ellos llevaba muchos peligros y muchas emociones.
Lámina 5-1
Vamos a acercarnos a ellos al entrar en una ciudad de un país que no habían conocido. La ciudad de
Filipos estaba llena de gente, pero Pablo y Silas no conocían allí a nadie. Pero estaban seguros de que
debían estar en ese lugar al que Dios les había traído.(Maestro, puedes indicar Filipos en el mapa).
Podían observar que la mayoría del pueblo no sabía nada en cuanto al único Dios verdadero. Adoraban a
dioses falsos. Pablo y Silas tenían muchas ganas de hablarles acerca de Dios y su Hijo, Jesucristo. Pablo
y Silas eran misioneros, que iban de lugar en lugar hablando a la gente acerca de Cristo y explicándoles
cómo podrían llegar a conocerle. ¿Pero dónde empezarían su trabajo en esta ciudad? Por fin encontraron
un grupo de personas que se reunían para orar cerca de un río.
Lámina 5-2
Eran mujeres que sabían algo de Dios pero no sabían que Dios había mandado al mundo a su Hijo, el
Señor Jesucristo. A Pablo y a Silas les pareció que había llegado el momento para contarles esta noticia
maravillosa. Sin duda los misioneros les explicaron cómo el único Hijo de Dios había muerto en la cruz,
y fue castigado por el pecado del mundo. ¡Con qué emoción contarían a las mujeres que el Señor
Jesucristo no quedó muerto sino que resucitó y que ahora vive para siempre! Por primera vez en sus
vidas esas mujeres oyeron que sólo por Cristo podrían acercarse a Dios.
Tal vez al escuchar estas cosas acerca del Señor Jesucristo, hay algunas cosas que no comprendes. Tal
vez deseas pedir al Señor que te perdone los pecados, pero no sabes cómo. Con mucho gusto te ayudaré.
Ven a hablar conmigo cuando termine el Club. Estaré aquí cerca de esta mesa plegable (u otro lugar
apropiado).
Mientras que Pablo y Silas explicaban estas cosas algo maravilloso ocurría en una de las mujeres que
escuchaba. Se llamaba Lidia, y era una persona importante y rica. La Biblia nos dice que mientras que
escuchaba, Dios comenzó a trabajar en su vida, para que comprendiera lo que Pablo y Silas estaban
explicando. Creyó el evangelio y deseó de verdad conocer a Jesucristo como Su Salvador. Confío en Él,
y su vida fue cambiada.
Entonces dijo a los dos misioneros: “Si me aceptáis como creyente, os pido que vengáis a mi casa para
quedaros". Dios había trabajado en la vida y en el corazón de Lidia; ahora conocía al Señor Jesucristo
como su Salvador. Dios también le dio amor por otros creyentes. Porque Dios cambia a los que salva. La
Biblia dice: "Si alguno está en Cristo nueva criatura es" (2" Coro 5:17). Eso quiere decir que si confías en
Cristo como tu Salvador, eres una nueva persona. Por fuera pareces igual, pero de dentro eres distinto.
Serás cambiado de una persona que es pecadora y desobediente, a una persona que quiere obedecer a
21
Dios. No quiere decir que nunca más desobedecerás a Dios, pero ya no serás una persona que se interesa
poco en Dios; le amarás. Dios no sólo te muestra cómo debes vivir; viene a vivir dentro de ti, para
ayudarte a hacerlo. Eso es lo que le pasó a Lidia.
Lámina 5-3
Seguramente Pablo y Silas estuvieron contentísimos al saber lo que Dios estaba haciendo. Siguieron con
su trabajo de hablar a otros acerca de Cristo. Otro día al ir a un lugar donde la gente solía orar, se
encontraron con una muchacha esclava que adivinaba (o sea que decía lo que ocurriría en el futuro, tal
vez usaba cartas u otras cosas). La Biblia nos dice que hacer adivinanzas es algo que desagrada a Dios y
no debemos meternos en eso (Deut. 18:10-12). Había un espíritu malo que controlaba a esa chica y le
daba esta habilidad de decir lo que iba a pasar. Cuando vio a Pablo y Silas comenzó a gritar: "Estos
hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación". Lo que decía era la
verdad, pero por su forma de chillar y su forma de vivir, sabían que estaba controlada por Satanás. Pablo
y Silas se pusieron muy tristes al escucharla gritar. Día tras día les seguía y gritaba.
Por fin Pablo estuvo tan triste, que se detuvo, se volvió y le dijo: "Te mando en el nombre de Jesucristo
que salgas de ella". En ese momento el espíritu malo salió de la joven. ¡Cuán poderoso es el nombre del
Señor Jesucristo! Es mucho más potente que el diablo y los espíritus majos. Cristo había cambiado la
vida de esta muchacha y puede cambiarte a ti.
Tal vez sabes que tu vida no está bien. Dices mentiras, piensas cosas feas, desobedeces a tus padres,
pronuncias palabrotas, eres egoísta. Leemos en la Biblia: "no hay justo ni aun uno" (Rom.3:10). Hace
falta que seas cambiado. El Señor Jesucristo puede hacer eso para ti. Sabemos que es todopoderoso
porque resucitó de los muertos. Vive ahora; tiene el poder para cambiar tu vida. No importa lo que hayas
hecho o como eres, el Señor Jesús puede cambiarte totalmente.
Si confías en Él, para que te salve, perdonará tu pecado y cambiará tu vida. Te ayudará a vivir para Él.
Quizás tienes mal genio y todo el mundo lo sabe. Pero si tú vienes a Jesucristo, y confías en Él como tu
Salvador, Él puede darte el poder que necesitas para controlarte. Pertenecer a Cristo no sólo significa que
estás preparado para ir al cielo. Quiere decir que eres una nueva persona que vive para Dios ahora y cada
día. La esclava fue muy cambiada cuando salió el espíritu malo.
Lámina 5-4
Pero no todos estuvieron contentos por lo que había ocurrido. Esta muchacha había trabajado para unos
hombres que habían ganado mucho dinero con sus adivinanzas. Se enfadaron cuando se dieron cuenta de
que ya no podrían hacer dinero con sus adivinanzas. Cogieron a Pablo y a Silas y les trajeron hasta la
plaza pública, ante las autoridades. Les acusaron diciendo: "Estos hombres son judíos y están
alborotando nuestra ciudad. Proclaman costumbres que van en contra de la ley". Era una mentira pero no
había nadie para defender a Pablo y a Silas. Toda la gente que estaba allí comenzó a gritar e insultar a los
misioneros.
Las autoridades decidieron castigarles severamente. Sus vestidos fueron arrancados y fueron azotados
duramente. Después, fueron echados en la cárcel y se dio órdenes al carcelero que les vigilara mucho.
Lámina 5-5
Para asegurase de que no podrían escaparse, el carcelero les puso en el calabozo de más adentro.
También sujetó sus pies en unas tablas de madera que se llaman cepos. Pues allí se encontraron
sangrientos, magullados y muy doloridos. Tenían los pies y las manos encadenados. No había ninguna
esperanza de escaparse.
22
Pero en aquel calabozo sucio, oscuro y húmedo no se oyeron ni quejas ni murmuraciones. Pero sí que se
oyó algo muy nuevo: ¡Canciones! Pablo y Silas estaban cantando alabanzas a Dios. ¿Cómo podían
hacerlo? Porque sabían que Dios estaba controlando todo lo que ocurría. Sabían que las murallas de la
cárcel no podían excluir a Dios. Él estaba con ellos. Tenían alegría en sus corazones. ¡Qué diferencia
entre ellos y los demás presos!
Los que confían en Jesucristo como su Salvador son distintos, porque Dios les ha hecho nuevas criaturas.
Si tú confías en Cristo, habrá momentos en que te será muy difícil vivir para Él. Seguramente también
habrá enfermedades y otras dificultades. Pero podrás estar muy seguro de que Dios está contigo. Él
promete: “No te dejará ni te abandonaré" (Heb. 13:5). Dios estará a tu lado. Por esa razón Pablo y Sila
pudieron cantar al Señor.
¡Qué sorpresa se habrán llevado los otros presos al escuchar esas canciones! No fue algo que oían a
menudo dentro de esas murallas gruesas de la cárcel.
Lámina 5-6
Pero de repente a medianoche, algo tremendo ocurrió. Todo el edificio comenzó a moverse. Los
fundamentos de la cárcel se sacudían; las puertas se abrieron; los cepos de madera se separaron. Las
cadenas cayeron de los brazos de los prisioneros. Dios había hecho algo muy grande: había enviado un
terremoto.
El carcelero se despertó de repente. Cuando vio abiertas las puertas de la cárcel se aterrorizó.
“Seguramente todos los prisioneros se habrán escapado", pensó, “me matarán por haberles dejado salir”.
En seguida sacó su espada para matarse. Pero en ese momento oyó a alguien que le gritaba: "no te hagas
daño, todos estamos aquí". Fue la voz de Pablo.
Cuando el carcelero oyó a Pablo, llamó para que alguien trajera luz. Seguramente corrían por su mente
muchísimos pensamientos. “Esos hombres deben ser siervos de Dios, o se hubieran escapado cuando les
fue posible; su Dios debe tener mucho poder si podía enviar un terremoto tan grande". El carcelero sabía
que no estaba preparado para enfrentarse con un Dios tan potente. Al entrar corriendo en el calabozo, el
carcelero hizo una pregunta muy importante: "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?”.
Lámina 5-7
Pablo contestó: "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo" (Hechos 16:31). Sin duda Pablo y Silas le
explicaron lo que eso significaba: Que Jesús el único Hijo de Dios, había muerto en una cruz siendo
castigado por el pecado del mundo. Había resucitado de nuevo de los muertos y ahora estaba en el cielo
con Dios su Padre. El sólo podía preparar al carcelero para estar con Dios. Tendría que pedir a Jesucristo
que le perdonara y le borrara sus pecados.
Al escuchar lo que explicaban Pablo y Silas acerca del Señor Jesús y lo que hizo por nosotros, ¿pensáis
vosotros que el carcelero habría dicho: ¡Qué interesante! pero eso no es para mí?" No. La Biblia nos
cuenta que creyó de todo su corazón en el Señor. Creyó que Él podría perdonar sus pecados y le pidió
que le salvara. Y no sólo él, la Biblia nos dice que su familia también creyó en Jesucristo, confiando que
Él les salvaría también a ellos. No es suficiente que tú sepas mucho acerca de Cristo, debes confiar en Él
como tu propio Salvador y pedirle que te salve.
Si de verdad el carcelero había confiado en Cristo, entonces su vida sería cambiada ¿verdad? Pues sí que
fue cambiada. Tomó a Pablo y a Silas y con mucho cuidado lavó las heridas de sus espaldas. Les trajo a
su propia casa. Les dio comida. Les cuidó con mucha atención. ¡Qué cambio! Cuando el Señor Jesucristo
salva a alguien de sus pecados, hay un cambio verdadero en su vida. Dios, el Espíritu Santo viene a vivir
en su vida en el momento que cree en Cristo. Cambia a niños desobedientes para que sean niños
23
obedientes. Cambia. a los que no tienen ningún interés en la Biblia para que sean personas que quieren
saber más y más acerca de la Palabra de Dios.
Lámina 5-8
Dios puede cambiarte para que seas una nueva persona. Puede hacerte amable como lo hizo con Lidia.
Puede darte el poder para apartarte del pecado como lo hizo para la muchacha que adivinaba. Puede
ayudarte a agradarle como hizo con el carcelero.
¿Deseas que tu vida sea diferente? ¿Te da tristeza pensar que no vives como Dios quiere? Pide al Señor
Jesús que te perdone y que controle tu vida. Confía sólo en Él para que te salve.
Entonces Cristo Jesús vivirá en tu corazón por medio del Espíritu Santo, y verás que eres una nueva
persona. "Cree en el Señor Jesús y serás salvo" (Hechos 16:31).
24