Penal

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Conciliación dentro del proceso

En el proceso penal por falta se ha establecido que la conciliación o la celebración de


un acuerdo es la primera alternativa que debe intentarse en la audiencia (Sánchez
Velarde 2009, 403) para componer el conflicto entre las partes (art. 484.3 del CPP
2004).

Siendo el de falta un proceso judicial que se inicia a instancia de la parte agraviada (en
virtud al principio de autonomía de la voluntad) y que puede concluir por desistimiento
si esta lo desea, la conciliación es posible sobre la base del mismo principio.

La conciliación es una institución consensual y su aplicación es fomentada por el CPP


2004 a través del Juez (art. 463.3): “Instalada la audiencia se instará a las partes, en
sesión privada, a que concilien y logren un acuerdo”. Ya que predomina el interés
particular, el Juez expresa el interés nacional en la “institucionalización y desarrollo
de la conciliación como mecanismo alternativo de solución de conflictos” (Ley n.o
26872, art. 1).

El art. 484.2 del CPP 2004 prescribe que producida la conciliación o acuerdo, éste se
homologará, concluyendo las actuaciones, pero si fracasa, debe proseguir la audiencia.

El Juez debe verificar que la conciliación entre las partes no afecte derechos
indisponibles y se refiera a los puntos objeto del conflicto.

De conformidad con los arts. 328 y 329 del TUO CPC 1993, de aplicación supletoria al
proceso penal, la conciliación surte el mismo efecto que la sentencia judicial, por lo
que tiene la autoridad de cosa juzgada, siendo instrumento pleno para el ejercicio de
los derechos allí contenidos. Queda para la discusión si es que esta conciliación puede
servir también para valorar la reincidencia en faltas, teniendo en cuenta que implica la
aceptación de responsabilidad por el hecho denunciado, pero no es en estricto una
sentencia condenatoria.

Conciliación pura
La conciliación que denominamos pura es aquella que se produce por voluntad de la
persona agraviada, que en el acto de audiencia perdona el agravio causado por la
falta. Este es pues, el elemento esencial de esta conciliación.

Por tal característica esta conciliación se diferencia del desistimiento, ya que precisa
del reconocimiento de la responsabilidad del procesado y de la renuncia a la
reparación civil. Otra variante implica requerir además el ofrecimiento de disculpas al
querellante particular. Incluso, es posible que ambas partes o una de ellas, soliciten al
Juez la imposición temporal de reglas de conducta a las que voluntariamente la
contraparte del querellante particular se somete, de acuerdo a la naturaleza del
conflicto que las enfrentó (útil para efectivizar el fin preventivo del art. I del TP CP
1991, como medio protector de la persona humana y de la sociedad).
El efecto de la conciliación pura sobre la vigencia de la acción penal es claro: ya no se
pronuncia la pena. Al renunciar expresamente al derecho indemnizatorio, tampoco se
estima la reparación civil. La conclusión del proceso, con la consiguiente cancelación
de antecedentes policiales y el archivo definitivo, es la consecuencia legal de esta
opción.

Conciliación civil o acuerdo reparatorio

La conciliación que denominamos civil (acuerdo reparatorio o transacción) es aquella


que se propicia por voluntad de la persona agraviada, que en el acto de audiencia
reclama únicamente la indemnización como condición para desistir de la pretensión
penal.

No perdona ni exige el ofrecimiento de disculpas. Tal es su nota característica.

Implica, como en cualquier clase de conciliación, la aceptación del procesado y la


admisión de su responsabilidad.

Su efecto sobre la acción penal se pronuncia la sentencia condenatoria, pero sí se


consigna el reconocimiento de responsabilidad y el compromiso indemnizatorio. El
pago puede realizarse en efectivo en el mismo acto de audiencia o mediante depósito
judicial administrativo. En este último caso se suele consignar, como parte del acuerdo,
el establecimiento de fechas de pago y cuotas. Finalmente, es posible el establecimiento
de reglas de conducta según la naturaleza del caso, a pedido de una o ambas partes,
pero siempre con su aceptación y conformidad.

Conciliación mixta
La conciliación mixta es aquella en la que se combinan las dos modalidades previas.

El agraviado perdona y exige la indemnización, como condiciones para disponer de la


pretensión penal; en tanto que el procesado reconoce su responsabilidad y se
compromete a prestar la reparación.

El procesado reconoce su responsabilidad y se compromete a prestar la reparación.

Las variantes son admisibles: el requerimiento para ofrecer disculpas y el pedido para
la imposición temporal de reglas de conducta (recomendamos que sea por un año, en
referencia con el término mínimo de la reserva del fallo condenatorio en el que también
se imponen reglas de conducta y para inhibir la reincidencia).

Del juzgamiento

De no ser posible la conciliación, en la búsqueda de una terminación anticipada del


proceso, el Juez, preguntará al imputado si admite culpabilidad y si acepta los cargos
y no exista necesidad de actuar otras pruebas, inmediatamente se dictará sentencia,
pudiendo pronunciarse verbalmente y protocolizarse en el plazo de dos días.
Este mecanismo se cree es el más adecuado para el Juzgamiento inmediato cuando el
procesado, en audiencia reconoce responsabilidad.

Distinto es el caso cuando el procesado no admite los cargos, La norma prevée que se
efectúen los interrogatorios tanto a procesado como al agraviado y la actuación de los
medios probatorios que hubieren presentado las partes, teniendo en cuenta la
“brevedad y simpleza” del proceso por faltas. La audiencia recalcamos, no debe
exceder de dos sesiones. Finalizada la actuación de pruebas se recibirá los alegatos
orales, entendiéndose en estos casos que el procesado o su defensa serán los últimos en
formular alegaciones (teniendo en cuenta lo señalado en los artículos 390 Alegato oral
del abogado defensor del acusado y 391 Autodefensa del acusado del CPP)

La finalidad del proceso penal es la de dar solución a una controversia jurídica


sometida al poder de decisión de los Jueces y nacido de un conflicto social de
relevancia criminal. Esta finalidad sistémica se conduce vía la declaración (en sentido
afirmativo o negativo), de la responsabilidad penal de una persona sometida a proceso,
que primero ha sido imputada y acusada de un cargo penal en etapa de investigación
preparatoria y –en su caso- en el respectivo enjuiciamiento oral (juicio oral).

Conclusión:

El Juez debe priorizar y propiciar la conciliación como forma estelar de culminación


del proceso penal por falta (cuando es posible), ya que contribuye al restablecimiento
de la paz entre las partes, en concordancia con el fin abstracto del proceso y con la
propia nomenclatura de su cargo.

Bibliografía:

-SANCHEZ VELARDE, Pablo: El nuevo proceso penal, IDEMSA, Lima, 2009.

-San Martín Castro, César, Derecho Procesal Penal, Editorial Grijley, Lima 2006
pg1261

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