DETECCIÓN DE MICROPLÁSTICOS EN ALMEJA AMARILLA (Amarilladesma

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UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA

FACULTAD DE VETERINARIA

DETECCIÓN DE MICROPLÁSTICOS EN ALMEJA AMARILLA (Amarilladesma


mactroides) EN LA COSTA ROCHENSE

Por

AZAMBUJA, Federico
EGÜEZ, Rodrigo

TESIS DE GRADO presentada como uno de


los requisitos para obtener el título de Doctor
en Ciencias Veterinarias Orientación: Higiene,
Inspección-Control y Tecnología de los
Alimentos.

MODALIDAD: Estudio de Caso

MONTEVIDEO
URUGUAY
2020
AGRADECIMIENTOS

Queremos agradecer a nuestras tutoras, la Dra. Cristina Friss de Kereki; co-tutora


Dra. Carina Galli por la dedicación, motivación y el respaldo, durante toda la
realización de la tesis, fundamentalmente en tiempos de pandemia. A José Pedro
Dragonetti, siempre referencia en momento de vacilaciones y dudas al igual que
Santiago Díaz, Gonzalo Crossi, Gonzalo Chalela y todos los integrantes del Instituto
de Investigaciones Pesqueras.
También debemos agradecer a nuestros compañeros de trabajo que sobrellevaron
nuestros días y horas de ausencia siempre estimulándonos en la realización del
presente estudio.
Por último y de importancia vital vaya el agradecimiento a nuestras familias y amigos
que soportaron y fueron soporte a lo largo de toda la carrera, fundamentalmente en
la culminación con este trabajo.
TABLA DE CONTENIDO

PÁGINA DE APROBACIÓN ............................................. ¡Error! Marcador no definido.


AGRADECIMIENTOS ............................................................................................................. 3
ÍNDICE DE FIGURAS........................................................ ¡Error! Marcador no definido.
ÍNDICE DE GRÁFICOS..................................................... ¡Error! Marcador no definido.
ÍNDICE DE TABLAS ............................................................................................................... 5
RESUMEN ................................................................................................................................ 6
SUMMARY ............................................................................................................................... 7
1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 8
2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA........................................................................................... 10
2.1 Plásticos ....................................................................................................................... 10
2.2 Microplásticos (MP) .................................................................................................... 12
2.3 Nanoplásticos .............................................................................................................. 14
2.4 Bivalvos......................................................................................................................... 14
2.4.1 Amarilladesma mactroides..................................................................................... 15
2.5 Depuración ................................................................................................................... 18
2.5.1 Principios fundamentales de la depuración......................................................... 19
OBJETIVOS ........................................................................................................................... 20
MATERIALES Y MÉTODO .................................................................................................. 20
RESULTADOS....................................................................................................................... 21
DISCUSIÓN............................................................................................................................ 24
CONCLUSIONES .................................................................................................................. 26
RECOMENDACIONES...................................................... ¡Error! Marcador no definido.
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................... 27
ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1. Ilustración de la concha de una almeja Amarilladesma mactroides ............ 16


Figura 2. Anatomía de Amarilladesma mactroides .......................................................... 16
Figura 3. Distribución de Amarilladesma mactroides y su zona de extracción en
Uruguay................................................................................................................................... 17
Figura 4. Porcentaje de muestras con presencia de microplásticos, según su forma
.................................................................................................................................................. 21
Figura 5. Efecto de la depuración sobre la presencia de microplásticos en almejas,
según su forma. ..................................................................................................................... 22
Figura 6. Fotografías tomadas con el microscopio digital. ............................................. 23

ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1. Cantidad y promedio de microplásticos en 10 g y su clasificación, para


ambos grupos (depuradas / no depuradas). …………………………………………. 22
Resumen

Es ampliamente conocida la infiltración de desechos plásticos en los ecosistemas


marinos provocando perjuicios a la fauna y flora. Los microplásticos, partículas entre
0.0001 a 5 mm, son un problema ambiental emergente en investigación. El objetivo
de este trabajo fue determinar la presencia de microplásticos en almejas amarillas
(Amarilladesma mactroides) destinadas al consumo humano (depuradas) y no
depuradas, de la costa rochense. Se determinó y cuantificó según su forma el tipo de
microplástico: esferas, fibras y fragmentos; y se evidenció si el mecanismo de
depuración habitualmente usado incidió en la presencia o no de microplásticos. Se
utilizó este recurso hidrobiológico por dos motivos fundamentales: en primer término,
por su forma de alimentación mediante la filtración de grandes volúmenes de agua,
convirtiéndolo en un excelente marcador del grado de polución del ecosistema que
le rodea. Por otro lado, las almejas se consumen en su totalidad, por lo que pueden
ser vehículo de plásticos para el ser humano. Si bien la zona de extracción de este
producto es en las playas más al este del Uruguay, alejado de las grandes urbes, su
depuración posterior es precaria, con el único fin de que expulsen la arena.
Para el presente estudio, se formaron dos grupos de 25 muestras cada uno de
almejas depuradas y sin depurar respectivamente, adquiridas en el mercado local de
La Coronilla. El análisis de las almejas para la búsqueda de microplásticos se llevó a
cabo mediante el método modificado de Mathalon & Hill (2014). La totalidad de las
muestras de almejas analizadas (100%) presentaron al menos un fragmento, 41
muestras de 50 presentaron al menos una fibra (82%), mientras que tan sólo 4
presentaron al menos un microplástico con forma de esfera (8%). Se realizó una
clasificación según la morfología de los microplásticos observados en los dos grupos
estudiados, en almejas sin depurar: fragmentos 1192, fibras 154, esferas 3; y en las
depuradas: fragmentos 986, fibras 140, esferas 4.
No se encontraron diferencias significativas (p>0,05) entre almejas depuradas y sin
depurar en cuanto a la cantidad de microplásticos observados, a diferencia de otros
estudios similares realizados en la región en los cuales se investigó con almejas
sometidas una depuración más exhaustiva. Se sugiere realizar estudios a nivel local
en relación a procesos de depuración más estrictos y su influencia en la cantidad de
microplásticos en almejas.
Summary

Infiltration of plastic debris through marine ecosystems is widely known, injuring


fauna and flora. Microplastics, particles between 0.0001 and 5 mm, are an emerging
environmental problem that is being investigated worldwide The objective of this
study was to determine the presence of microplastics in purified yellow clams
(Amarilladesma mactroides) destined to human consumption (purified) and not
purified, from Rocha coasts. Microplastics were determined and quantified according
to its shape in: spheres, fibers and fragments; and evidenced if the used purifying
method had an impact on the presence of microplastics. Two main reasons have
determined the usage of this hydrobiological resource: first, because of their feeding
characteristics, filtering large amounts of water makes it an excellent ecosystem
pollution indicator. Furthermore, soft tissues from yellow clams are totally consumed,
therefore they might be a vehicle for plastic ingestion by humans. Even though this
product extraction zone takes place far east Uruguayan beaches, away from big
cities, its latter depuration seems poor, with the lone objective of the sand to be
purged.
For the current research, two groups of 25 samples each were assembled, one
constituted by purged clams and the other by non-purged clams, both acquired at La
Coronilla local market. The clams were analysed towards finding microplastics with a
modified Mathalon & Hill (2014) method. All of the analyzed samples (100%)
presented at least one fragment, 41 out of 50 presented at least one fiber (82%),
while just 4 out of 50 presented at least one sphere shaped microplastic. The
particles were classified by shape on both studied groups, in non-purged clams:
fragments 1192, fibers 154, spheres 3; and the purged clams: fragments 986, fibers
140, spheres 4.
This survey demonstrated that there was no significant difference in the observed
microplastic quantity between purged and non-purged clam groups, unlike other
similar investigation lines on the region that researched with clams who were put
through more exhaustive depuration procedures. It is suggested to perform further
studies locally relating stricter depuration processes and their influence on the
amount of microplastics found in clams.
1. Introducción

Los plásticos son materiales nuevos en relación a la historia de la humanidad, ya


que recién en 1862 Alexander Parkes presentó el primer plástico sintetizado por el
hombre en la gran exhibición internacional de Londres. Aunque su uso y producción
se hicieron masivos después de la segunda guerra mundial (Lozoya y col., 2015).
La producción actual oscila en el entorno de 320 millones de toneladas de plástico
por año, 40% de los cuales se generan como envases de un solo uso (Wright y col.,
2017). Esto tiende al acúmulo de residuos plásticos tanto en medios acuáticos como
continentales (Barnes y col., 2009; Jambeck y col., 2015).
Los residuos plásticos llegan a los océanos mayoritariamente a través de cursos de
agua, industrias, efluentes urbanos y rurales (Lebreton y col., 2017). Por otro lado,
actividades industriales llevadas a cabo en los océanos, tales como extracción de
petróleo y gas, pesca y acuicultura, y el ejercicio del turismo masivo aumentan la
deposición de dichos residuos en los mares (Barboza y col., 2018).
En la cumbre G7 en Elmau en 2015, se reconoció a la contaminación de los
océanos, particularmente por parte de materiales plásticos, como un reto a nivel
mundial debido al impacto directo en los ecosistemas y la potencialidad de afectar la
salud humana (Michida y col., 2019).
El perjuicio que causa la ingestión de desechos plásticos de mayor porte por parte
de animales en los océanos ha sido ampliamente difundido. No obstante, la erosión
y la radiación solar deteriora y fragmenta a partículas plásticas microscópicas,
pudiendo ser confundidas con fuentes de alimento por organismos marinos más
pequeños (Boerger. 2010). La proporción mayor de plásticos que se encuentran en
los océanos son microplásticos menores a 5 mm (Fernández y col., 2019).
Por otro lado, la producción de recursos hidrobiológicos tanto en la pesca como en la
acuicultura ha crecido 8 veces desde 1950 al día de hoy. En 2015, la producción
alcanzó un récord de alrededor de 170 millones de toneladas de productos animales.
En cuanto a la captura, los peces dominaron la extracción marina con 67,4 millones
de toneladas, seguidos de crustáceos con 6 millones de toneladas, cefalópodos con
4,7 millones de toneladas y otros moluscos con 2,4 millones de toneladas (FAO,
2017).
Los moluscos bivalvos se alimentan por filtración del agua que les rodea por lo que
son susceptibles de ingerir partículas plásticas. Esto último sería un mecanismo de
ingreso a la cadena trófica incluyendo el consumo por parte del ser humano
(Fernández y col., 2019).
La creciente presencia de los plásticos no hace más que aumentar la presión
ambiental a la cual se enfrenta el ecosistema marino. Debido a esto es importante
poner en la discusión pública el tema, para encontrar las alternativas que permitan
disminuir la producción y flujo de microplásticos hacia el medio marino (FAO, 2019).
Se confirmó a nivel nacional la presencia de microplásticos en contenido gástrico en
peces de la costa del departamento de Rocha (Limongi y col., 2019). Además,
Rodríguez (2019) halló microplásticos en mejillones Mytilus edulis en la misma
región.
El fin de esta tesis apuntó a confirmar la presencia de este contaminante en almejas
amarillas Amarilladesma mactroides que son capturadas en la misma zona, pero son
de hábitat infaunal, a diferencia de los mejillones que viven en la región intermareal.
De estar presentes las partículas plásticas en las almejas, serán ingeridas por el
consumidor ya que el recurso se consume en su totalidad. Al ser la almeja una
especie filtradora, tiene el potencial de acumular dichas partículas. Se investigó si la
depuración habitual previa al consumo disminuye en alguna medida el conteo de los
microplásticos. También se tuvo en cuenta las recomendaciones de la FAO sobre la
necesidad de mayores estudios sobre microplásticos en bivalvos: “hay un número
limitado de publicaciones sobre la ocurrencia de microplásticos en bivalvos marinos
y son, en su mayoría, referidos a mejillones capturados. Exceptuando el estudio por
Li y col (2016), los tamaños de muestreo son limitados. Los casos están restringidos
a Europa, Norteamérica, Brasil y China” (FAO, 2017).
2. Revisión Bibliográfica

2.1 Plásticos

La palabra “plástico” proviene del vocablo griego plastikos, que significa apto para
moldear refiriéndose a la ductilidad de un material.
Civilizaciones ancestrales tales como la china o babilónica utilizaban resinas
naturales como el ámbar o betún para la fabricación de diversos instrumentos para
múltiples funciones. Los egipcios, hace más de 3000 años impregnaban a sus
muertos con betún de Judea, que al exponerse a la luz se volvía firme e
impermeable, muy similar al proceso de vulcanización logrado miles de años
después (Gilbert, 2017). El historiador griego Heródoto (484-425 AC), escribe los 9
libros de la historia, dentro de los cuales en el libro II, Euterpe, describe el
mecanismo de embalsamamiento egipcio, y refiriéndose al cadáver “… se le faja,
bien lavado, con ciertas vendas cortadas de una pieza de finísimo lino, untándole al
mismo tiempo con aquella goma de que se sirven comúnmente los egipcios en vez
de cola”. A partir del siglo XVI AC, las civilizaciones precolombinas
centroamericanas lograban la coagulación de la resina formando un material flexible
y elástico, denominado caucho partiendo de un líquido pegajoso llamado látex,
producido por el árbol Castilla elastica, que mezclaban con extractos de una
enredadera nativa, Ipomoea alba. Estas culturas sustituyeron materiales como el
cuero, la piedra y la madera con el caucho para fabricar figuras humanas, pelotas y
agarradores de cabezas de hachas (Hosler y col., 1999).
En Inglaterra en 1839 Goodyear y Hancock lograron la vulcanización, agregándole
azufre al caucho brindándole así mayor estabilidad al material (García, 2008).
Durante la segunda mitad del siglo XIX se ofrece una recompensa para aquel que
creara un material sustituto al marfil en la fabricación de bolas de billar. Alexander
Parker en 1855 descubrió que al disolver nitrato de celulosa en alcanfor fundido y
aplicando calor se produce un compuesto moldeable que al enfriarse se endurece
conservando la forma deseada. Le dio el nombre de parkesita, pero olvido
patentarla. Wesley Hyatt en 1870 modifica parcialmente la parkesita dando origen al
celuloide, ganando la recompensa. (García, 2008).
Sin embargo, la baquelita, el primer plástico totalmente sintético, se obtuvo a
principios del siglo XX, nombrada así en honor a su creador Leo Baekeland. No era
estable ni adecuada para envases o embalajes. No obstante, aún se utiliza como
aislante de terminales eléctricos o mangos de sartén.
Las guerras mundiales y el avance en ingeniería química trajeron consigo la
expansión en la variedad de plásticos que se elaboraban. Según Gilbert (2017), se
dio el desarrollo industrial de los principales termoplásticos, los cuales se clasificaron
en:

- Poliestireno (PS) utilizado como aislante térmico, y embalajes protectores


de elementos frágiles.

-Policloruro de vinilo (PVC) con una amplia gama de usos, por su gran
resistencia al impacto y erosión, se lo utiliza en la construcción y en tuberías de agua
potable.
-Poliolefinas, polietileno de alta y baja densidad, polipropileno entre otros, son
los plásticos más económicos. Utilizados en la fabricación de bolsas plásticas,
envases desechables o aislantes eléctricos.
-Polimetilmetacrilato (PMMA), más conocido como acrílico, utilizado como
sustituto al cristal y en dentaduras postizas.
La producción en masa recién comenzó a partir de la década de 1960. Debido al
consumismo los materiales tradicionales como el vidrio, el papel o el metal fueron
reemplazados por los plásticos (FAO, 2017).

Por años, la contaminación ambiental por polímeros plásticos no fue tomada en


cuenta, la mayor parte del tiempo considerándose despreciable en comparación con
otros tipos de contaminaciones antropológicas y minimizando sus potenciales
perjuicios a la vida (Stefatos y col., 1999). Fue en la década del 1970 cuando
comenzaron a establecerse ciertas directrices a nivel de organizaciones
internacionales, así como individualmente por gobiernos locales, con el fin de
controlar o mitigar el impacto ambiental que comenzaba a advertirse en distintas
partes del mundo a causa de los desechos plásticos (Derraik, 2002). Claros
ejemplos de lo mencionado anteriormente fueron, el Convenio sobre la prevención
del mar por vertimiento de desechos y otras materias, acordado en el London
Convention and Protocol en 1972, y el Anexo V del Convenio Internacional para
Prevenir la Contaminación por los Buques (también conocido como MARPOL)
firmado en 1978.
Las cualidades que llevaron al plástico a ser un material tan noble y globalmente
utilizado, como ser su resistencia, impermeabilidad, baja degradabilidad, bajo costo
y accesibilidad, comenzaban a representar elementos sustanciales en la causalidad
del impacto al medio ambiente.
Se ha comprobado a lo largo de los años los diferentes perjuicios que este tipo de
contaminación le genera a la vida marina: 1) mortalidad directa por atrapamiento (por
las llamadas “redes fantasma”, embalajes de diferentes tipos, tanzas y cuerdas
sintéticas, etc.), 2) ingestión de detritos plásticos que laceran directamente el tracto
digestivo o evitan el normal pasaje del alimento por éste, 3) intoxicación por
compuestos hidrofóbicos como ser los bifenilos policlorados y otros generadores de
disrupciones endocrinas que causan esterilidad y/o demás problemas metabólicos
impidiendo el desarrollo a nivel individual como poblacional.
En las últimas décadas del siglo XX surgieron estudios de casos en especies que
sufrían el impacto de este tipo de contaminación, encontrándose residuos plásticos
en el tracto digestivo de aves, tortugas, mamíferos y peces, observándose muchas
veces una ingestión selectiva, al confundir los plásticos con alimentos (Moser y col.,
1992; Gramentz, 1988; Tarpley y col., 1993). El atrapamiento por equipos de pesca
descartados representa una gran amenaza para los animales acuáticos, incluso
mayor para aquellas especies curiosas, como los mamíferos, principalmente focas
(Mattlin y col., 1986). Si bien el enredarse puede no significar la muerte de manera
inmediata o a corto plazo, puede representar aumentos significativos en el gasto
energético y perdida de habilidad para desenvolverse en su medio, quedando
expuesto a depredadores, evitando migraciones, reproducción y otras actividades de
relacionamiento con sus pares (Laist, 1997, Feldkamp y col., 1989). Si bien los
plásticos flotan en el agua, luego de transcurrido un periodo de tiempo, caen y se
anexan a los sedimentos. Tanto en su etapa de flotación como en su etapa de
sedimentación, los plásticos podrían interferir con el normal desarrollo de los
organismos allí residentes.

Hoy en día, la temática de la contaminación ambiental por plásticos se enfoca hacia


un problema más recientemente descubierto, poniendo en la mira a los
microplásticos como agentes de estudio constante, debido a la gran dispersión que
éstos tienen en casi todos los rincones del planeta.

2.2 Microplásticos (MP)

“Mezcla heterogénea de materiales de distintas formas referidas como fibras,


fragmentos, esferas en el rango de 0.1-5000 micrómetros” (EFSA, 2016). Existe una
clasificación de los plásticos en primarios y secundarios. Los microplásticos
primarios son plásticos que fueron manufacturados de ese tamaño para un fin
industrial, mientras que los secundarios son generados mediante la erosión y
partición de objetos de mayor porte (EFSA, 2016).

El tamaño de estas partículas plásticas hace que estén disponibles para muchos
organismos que se alimentan por filtración, por ejemplo, bivalvos, llegando
posteriormente a niveles tróficos superiores al ser depredados por otros seres vivos
(Davison y col., 2011).

Existen tres mecanismos por los cuales generan perjuicios en el medio: el primero
se denomina fenómeno de adsorción, implica la capacidad de atraer y retener
agregados químicos o microbiológicos. Los compuestos plásticos son lipófilos por lo
que tienen el potencial de adsorber contaminantes orgánicos persistentes (COPs)
como el benzopireno, presente en el medio acuático, el cual se forma tras la
combustión de madera, y sustancias perfluoradas como el sulfonato de
perfluorooctano y ácido perflorooctanoico, sustancias sintéticas utilizadas en la
producción de cajas de cartón, indumentaria entre otros. Estos COPs tienen el
potencial de ser cancerígenos (O´Donovan y col., 2018). Se considera que los
plásticos se han convertido en una importante fuente de contaminantes orgánicos
persistentes, como lo son los pesticidas organoclorados, bifenilos policlorados,
hidrocarburos aromáticos policílicos, entre otros (Bouwmeester y col., 2015).
Los distintos tipos de plásticos como el policloruro de vinilo (PVC), tereftalato de
polietileno (PET), polietileno de baja densidad (LDPE), polietileno de alta densidad
(HDPE) y polipropileno (PP) tienen la capacidad de adsorber contaminantes
inorgánicos de la línea de los metales pesados (aluminio, plomo, cromo, cadmio,
entre otros) la única excepción es que el HDPE tiene una adsorción mucho menor al
cadmio que otros polímeros (Rochman y col, 2014). Tal similitud en la adsorción de
distintos metales a diferentes matrices de polímeros podría indicar que estos metales
no se ligan al polímero en sí, sino al biofilm generado sobre el plástico, lo que a su
vez justifica que en el correr de los meses, mientras el biofilm se desarrolla y
aumenta su biomasa, también aumente progresivamente la adsorción de los metales
(Rochman y col, 2014). Estas biopeliculas formadas por comunidades de diversas
bacterias y algas varían de acuerdo a factores climáticos en cuanto a su carga
microbiana y la composición de su matriz orgánica, lo que conlleva a diferencias
estacionales en la concentración de contaminantes, tales como metales pesados
(Tien y col., 2013).
Tanto los contaminantes plásticos como los metales pesados son persistentes en el
medio acuático, presentando baja o nula biodegradabilidad y además pueden
presentar bioacumulación y biomagnificación en la cadena alimentaria
(Akhbarizadeh y col., 2017). Los principales factores que controlan el grado de
bioacumulación de contaminantes en los organismos acuáticos son la
biodisponibilidad y concentración del plástico en el medio, así como la fisiología y el
comportamiento alimentario del organismo y el tiempo de exposición al mencionado
contaminante (Monikh y col., 2013).

El segundo se llama mecanismo de desorción, por el cual la sustancia previamente


retenida por el plástico es liberada al medio. En caso de que la partícula plástica sea
ingerida por animales, el contaminante puede ser liberado y adsorbido por el
organismo y generar alteraciones endocrinas o permear el sistema circulatorio y
alojarse en los tejidos. Y de esta manera escalar en la cadena trófica hasta llegar al
ser humano (Lozoya y col., 2015).

Por último, el mecanismo de filtración por el cual las sustancias químicas que se
emplean durante la fabricación de los plásticos se separan y se filtran al medio
circundante. Ya sea al agua o al tracto digestivo del organismo que lo ingirió. Un
ejemplo de esto es el bisfenol A, compuesto químico utilizado en la fabricación de
varios polímeros sintéticos y papel térmico. Este compuesto actúa como un
xenoestrógeno, causando disrupción del sistema endocrino, alterando el
funcionamiento tanto de hormonas sexuales como tiroideas o de la insulina. Dicha
alteración endocrina puede acarrear trastornos desde la obesidad y diabetes hasta
alteraciones teratogénicas (Michałowicz, 2014).
Los ftalatos son compuestos que agregados a los plásticos le añaden flexibilidad, lo
que hace que el PVC no se resquebraje, a su vez se emplean en productos
cosméticos. Este compuesto liberado al medio es capaz de provocar disrupciones
endocrinas como el bisfenol A y también se le adjudica la capacidad de inducir
aberraciones genéticas en varios organismos, así como alteraciones del desarrollo y
crecimiento, ya que se asemejan e interfieren con hormonas de crecimiento y
neurotransmisores (Olavarrieta y col., 2017).
2.3 Nanoplásticos

Los nanoplásticos son partículas plásticas de tamaño entre 0.001 y 0.1 micrómetros
(EFSA, 2016). Los impactos que éstos pudieran tener en la salud son los mismos
que conllevan los microplásticos, sumados a los que pudieran producir derivados de
su tamaño. El estudio de estas partículas resulta dificultoso por su tamaño y evaluar
los riesgos que el consumo de éstos ocasiona se encuentra en constante
investigación. Se ha comprobado que cuando estas partículas plásticas alcanzan un
tamaño de 150 nm o menos, pueden atravesar el epitelio intestinal de humanos y
otros mamíferos, implicando una exposición sistémica al agregarse al torrente
sanguíneo (EFSA, 2016). Si bien no ha habido hasta el momento pruebas
concluyentes de los perjuicios que este fenómeno pueda causar a la salud humana y
animal, se ha ratificado el hallazgo de plásticos en el tejido hepático de peces
capturados en su hábitat, así como de pireno en la hemolinfa y branquias de
mejillones (Avio y col., 2015a, 2015b). Recientemente se han realizado estudios que
confirman el pasaje de nanoplásticos al torrente sanguíneo de animales de
laboratorio, lo que podría traer trastornos circulatorios, y de coagulación, como, por
ejemplo, tromboembolismos (Collard y col, 2017).

2.4 Bivalvos

Los bivalvos son organismos que pertenecen al phylum Mollusca, junto a los grupos
o clases Gasteropoda (caracoles y babosas), Cefalópoda (pulpos y calamares) y
otros grupos menores. Este phylum representa más de 93.000 especies descriptas,
siendo el segundo más numeroso luego de los artrópodos.
Más de la mitad de estas especies habitan los océanos, desde las profundidades de
más de 8000 metros como la fosa de Puerto Rico, hasta las regiones intermareales y
costeras. También habitan áreas terrestres y dulceacuícolas en todo el mundo.
(Moretzsohn y col., 2009).
El grupo de los bivalvos, también llamados lamellibranchios o pelecípodos,
presentan características comunes. Son invertebrados celomados, presentan
aplanamiento lateral con dos valvas o conchas de carbonato de calcio que encierran
las partes blandas del animal (FAO, 2006). Son sedentarios y se alimentan filtrando
el agua que les rodea por lo tanto se encuentran sometidos a las alteraciones del
medio provocadas por el hombre y el cambio climático. Su mecanismo de
alimentación por filtración concentra componentes del medio, que pueden ser de
interés, como en este caso microplásticos haciéndolos excelentes biomarcadores de
la polución del medio en el que viven.
2.4.1 Amarilladesma mactroides

La almeja amarilla taxonómicamente se ubica dentro de la clase Bivalva, subclase


Heterodonta, superorden Imparidentia, orden Veneroidea, Superfamilia Mactroidea,
familia Mesodesmatidae, genero Amarilladesma (Huber y col., 2010). Este género
monotípico se creó a partir de 2010 por Michel E. Huber, para dejar el anterior
Mesodesma.
El adulto mide 8 cm de largo promedio, y vive enterrado en la arena a profundidades
superiores a los 10 cm durante el verano, momento en el cual son usualmente
recolectadas. Una vez finalizada la temporada, migran a las zonas intermareales
donde permanecen durante el invierno para volver a las costas en los meses de
primavera y permanecer allí hasta que la temperatura descienda (Fiori y col., 2015).
Presentan cuerpo comprimido lateralmente, recubierto por el manto y protegido por 2
valvas finas en forma de cuña, constituidas por carbonato de calcio y proteína. Éstas
se caracterizan por tener su borde anterior extendido y su borde posterior truncado,
adecuado para su hábitat infaunal. La charnela tiene la función de ensamblar ambas
valvas mediante su posición dorsal. El periostraco es amarillento y poseen
condróforo en forma de cuchara, donde se ubica el ligamento (ver Figura 1)
(Darrigran, 2013).
Se alimentan y respiran mediante dos sifones que se encuentran en posición
posterior que comunican con las branquias que cumplen la doble función. En
posición anterior se encuentra el pie que utiliza para enterrarse en la arena (ver
Figura 2) (Proverbio y col., 2017).
Figura 1. Ilustración de la concha de una almeja Amarilladesma mactroides.

Figura 2. Anatomía de Amarilladesma mactroides. Fuente: Dragonetti, 2008.


Es habitante de la zona intermareal, de vida infaunal en las playas del océano
Atlántico desde Santos, Brasil al norte, hasta la desembocadura del Río Negro al sur
de la provincia de Buenos Aires, Argentina (ver Figura 3).
Históricamente en Uruguay desde 1940 se explotó en régimen abierto al recurso en
la franja de 20 km entre La Coronilla y la Barra del Chuy en las playas de Rocha (ver
Figura 4). A finales de la década de 1980 el recurso colapsó por sobre explotación,
cerrando la pesquería por 3 años. Desde 2009 se otorgan permisos personales para
la explotación del recurso, orientándose a la extracción de la almeja viva y su
posterior depuración para el consumo humano.

a b

Figura 3. Distribución de Amarilladesma mactroides y su zona de extracción en


Uruguay. a) Distribución de Amarilladesma mactroides. b) Zona de extracción de
almeja amarilla en Uruguay.
2.5 Depuración

La depuración, purificación, o purga se le llama al proceso en que se debe mantener


a los bivalvos en recipientes con agua de mar limpia, en un entorno favorable que
optimice la actividad de filtración para así excretar el contenido intestinal y de esta
manera fomentar la expulsión de contaminantes al agua y evitar que se
recontaminen los moluscos (FAO, 2010).
A finales del siglo XIX en Europa y Estados Unidos se desarrollaron brotes de fiebre
tifoidea relacionados al consumo de moluscos contaminados con la bacteria
Salmonella typhi. La depuración fue una medida, entre muchas, para atacar el
problema. Los alcances de la depuración están restringidos a eliminar muchas
bacterias fecales frecuentes en los moluscos bivalvos, no elimina patógenos como el
virus de la hepatitis A o el norovirus así como vibrios marinos naturales (por ej. Vibrio
vulnificus o Vibrio parahaemolyticus). Es ineficaz, o no es confiable, para el cometido
de eliminar biotoxinas marinas como la toxina paralizante de los moluscos (PSP), la
toxina diarreica de los moluscos (DSP) y la toxina amnésica de los moluscos (ASP).
Tampoco contribuye a la excreción de metales pesados o sustancias químicas
orgánicas (FAO, 2010).

En los mercados donde la producción y el consumo es significativo como la Unión


Europea, Japón o Estados Unidos, está reglamentado que el proceso de depuración
se realice según el resultado de una evaluación de riesgo sanitario realizada para
cada zona de extracción o cultivo. Además, son tomados en cuenta factores
fisicoquímicos tales como salinidad, temperatura y oxigeno favorables para la mayor
actividad de filtración del bivalvo. En dichos mercados, la normativa tiende a ser más
exigente debido a que son muchas veces ingeridos crudos. Es así que se realizan
muestreos donde se controlan los niveles de indicadores fecales como el
Escherichia coli, de patógenos como Salmonella y contaminantes como toxinas,
metales pesados, medicamentos veterinarios (FAO, 2010).

Según el reglamento CE Nº 853/2004 de la Unión Europea que establece normas


específicas de higiene de los alimentos de origen animal, se deben cumplir con los
siguientes preceptos “El sistema de depuración deberá permitir que los moluscos
reanuden rápidamente y mantengan su alimentación por filtración y que queden
limpios de residuos cloacales, no vuelvan a contaminarse y se mantengan con vida
en condiciones adecuadas para el envasado, almacenamiento y transporte que
precedan a su puesta en el mercado”. A posteriori cada estado miembro legislará en
función de dichos criterios. Esto mismo sucede en Estados Unidos, y se extiende
para aquellos países que pretendan exportar moluscos bivalvos a estas naciones.

Información recopilada hasta diciembre del 2006 por la Organización de las


Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, data que los países que
cuentan con mayor cantidad de plantas autorizadas para la depuración son Francia
con 1422 y Japón con más de 1000, posicionándose tercera y muy por debajo Italia
con unas 114, siguiéndola el Reino Unido con 82 y España con 60. Los sistemas
más comúnmente utilizados en dichas plantas son la recirculación, sistemas abiertos
y sistemas estáticos, empleando tecnología UV, ozono, cloro, yodo, electrolización o
aireación como modo de desinfección del agua de mar (FAO, 2010).
2.5.1 Principios fundamentales de la depuración (FAO, 2010)

A) Retomar la filtración normal por parte de los bivalvos, favorecerá la excreción de


contaminantes. Para esto es necesario optimizar las condiciones de temperatura,
salinidad, y oxígeno disuelto para cada especie.
B) Exclusión de contaminantes, esto se puede lograr generando un flujo de agua a
través de los moluscos o por sedimentación. En cada caso se deberá llevar a
cabo en un periodo de tiempo adecuado.
C) Impedir la recontaminación, es fundamental el manejo de lotes “todo dentro / todo
fuera”. Utilizando agua de mar limpia en cada ciclo de depuración.
Evitar que las partículas que los bivalvos expulsaron y precipitaron formando un
sedimento vuelvan a recircular. Para esto es fundamental la limpieza entre cada
ciclo de depuración.
D) La correcta manipulación de los ejemplares antes durante y después de la
depuración optimizara la viabilidad de los mismos para su posterior
comercialización.

En contraposición, en nuestro país, la legislación vigente se rige por el Reglamento


Bromatológico y con respecto a moluscos bivalvos, destinados para consumo
humano solo exige que “se comercialicen vivos, con las valvas cerradas, que
contengan agua en su interior, con las mantas reactivas al excitarse. Se
decomisarán los bivalvos con sus valvas abiertas y que superen 80 g de toxina
paralizante de los moluscos cada 100g de pulpa” (Reglamento Bromatológico
Nacional, 1994).
Uruguay no cuenta con una reglamentación que determine parámetros
microbiológicos y/o fisicoquímicos para productos alimentarios provenientes de la
pesca ni de sus zonas de extracción, con excepción de las toxinas de la marea roja.
En la práctica, en Uruguay la depuración de moluscos bivalvos consiste en
mantenerlos vivos post extracción en bateas de 700 litros con agua extraída de la
costa por 48 horas con el fin de que expulsen las partículas de arena (purga)
(Proverbio y col, 2017).
Objetivos

 Determinar la presencia de microplásticos en almejas amarillas


(Amarilladesma mactroides) destinadas al consumo humano (depuradas) y no
depuradas, de la costa rochense.

 Determinar y cuantificar según su forma el tipo de microplástico: esferas,


fibras y fragmentos.

 Evidenciar si el mecanismo de depuración, habitualmente usado, incide en la


presencia o no de microplásticos.

Materiales y métodos

Obtención de muestras

Las almejas (depuradas y no depuradas) fueron compradas en el mercado local de


La Coronilla. Las mismas son extraídas por los recolectores a lo largo de los 20 km
de playa entre Barra del Chuy y La Coronilla. Fueron transportadas refrigeradas en
caja isotérmica para su posterior congelación hasta el momento del procesamiento.
Se analizó un total de 50 muestras, separadas en dos grupos, uno de 25 muestras
formado a partir de almejas depuradas y el otro restante sin depurar. Cada muestra
se conformó por un pool de 10 g de tejido blando de 5 almejas. La cantidad total de
ejemplares fue de 250.

Procesamiento de muestras

El análisis de las almejas para la búsqueda de microplásticos se llevó a cabo


mediante el método desarrollado por Mathalon & Hill (2014) modificado por
Rodríguez (2019). Cada muestra se colocó en un vaso de Bohemia con 200 ml de
una solución de peróxido de hidrógeno al 30% con el fin de digerir la materia
orgánica. Se llevó a plancha calefactora y agitación, por aproximadamente 12-18
horas, a una temperatura de 65°C en el centro de la solución.
Cuando el peróxido de hidrógeno se evaporó, se agregó 100 ml de solución salina
saturada (250 g NaCl/l H2O), se agitó vigorosamente por 1 o 2 minutos y se
separaron los plásticos por flotación. Se filtró con una membrana con un tamaño de
poro de 8 micrómetros utilizando equipo de microfiltración.
Se observó el filtrado en lupa estereoscópica Nikon SMZ-10, procediendo al conteo
discriminando los microplásticos en fragmentos, fibras y esferas (Naji y col, 2017).
Las imágenes fueron captadas con un microscopio digital Ecvilla SMicr500.
Los ensayos se realizaron en el laboratorio del Instituto de Investigaciones
Pesqueras (IIP) de la Facultad de Veterinaria, UdelaR.
Análisis estadístico

Se utilizó estadística descriptiva para análisis de los datos. Se realizó un test de t de


Student para muestras independientes para determinar si las medias de los grupos
presentaban diferencias significativas entre tratamientos (almejas depuradas y sin
depurar), con un nivel de confianza de 95% (α=0.05), discriminando entre tipo de
microplástico (fragmento y fibra). Se desestimaron las esferas para análisis
estadístico debido a su baja presencia.

Resultados

La totalidad de las muestras de almejas analizadas (100%) presentaron al menos un


fragmento, 41 muestras de 50 presentaron al menos una fibra (82%), mientras que
tan sólo 4 presentaron al menos un microplástico con forma de esfera (8%) (Figura
4).

Figura 4. Porcentaje de muestras con presencia de microplásticos, según su forma


(n=50).

Por otra parte, tal como se muestra en la Tabla 1 y la Figura 5, al evaluar las
muestras en forma individual, los microplásticos categorizados como fragmentos se
encontraron en mayor proporción comparado con los otros tipos de microplásticos
(fibras y esferas), tanto para el grupo sin depurar como también en aquellas almejas
con tratamiento de depuración.
Tabla 1. Cantidad de microplásticos según su forma y tratamiento.

Sin depurar Con depuración


Media Máx. Mín. Total Media Máx. Mín. Total
Fragmentos 48 154 13 1192 39 156 5 986
Fibras 6 43 0 154 6 29 0 140
Esferas 0 2 0 3 0 3 0 4

Figura 5. Efecto de la depuración sobre la presencia de microplásticos en almejas,


según su forma.

No se encontraron diferencias significativas (p>0,05) entre las medias de cantidad de


microplásticos en almejas depuradas y sin depurar, tanto para la variable fragmentos
como para la variable fibras. Para el caso de la variable fragmentos, si bien la media
de almejas depuradas (39,4) es menor a la media de las no depuradas (47,7).
aa b

c d

e f

Figura 6. Fotografías tomadas con el microscopio digital. a y b) Fibras de color rojo.


c) Fibra de color negro medida con una regla de intervalos de 1 mm. d) Visualización
de una fibra y un fragmento. e) Fragmento de color verde. f) Fragmento menor a 0,5
mm.

En las imágenes tomadas con el microscopio digital se observaron fibras de color


rojo (Figuras 6a y 6b). En la figura 6c se midió una fibra negra con un tamaño
estimado de 3-4 mm. Se evidenciaron también fibras de color negro en las Figuras
6d y 6f).
Los fragmentos fotografiados presentaron distintas formas, colores y tamaños
(Figura 6d, 6e y 6f), Se observaron fragmentos de colores verde-turquesa (Figura
6e). En la Figura 6f se observó un fragmento oscuro menor a 0,5 mm.
Discusión
No hay evidencia estadísticamente significativa que indique que la depuración
(purga) de las almejas sirve como tratamiento para reducir la presencia de
microplásticos en el producto.

En el presente trabajo se confirmó la presencia de partículas plásticas en todas las


muestras coincidiendo con Birnstiel y col. (2019), donde verifican la presencia de
microplásticos en el 100% de las muestras de mejillones capturados en Río de
Janeiro. En el caso de estos autores la depuración redujo la presencia de
microplásticos a un 46,79%, hecho que no se verificó en las almejas analizadas.
Esto está probablemente relacionado con el proceso de depuración que llevaron a
cabo en dicho estudio. La duración fue de 93 horas en agua marina previamente
filtrada con filtros de una porosidad de 11 micras, a diferencia de la purga que se
llevó a cabo por los recolectores en la estación depuradora de La Coronilla.

Por otro lado, estudios realizados por Cho y col. (2018) en diferentes bivalvos del
Este asiático, revelaron la presencia de microplásticos en el 95% de las muestras.
Distinguen entre 4 tipos de bivalvos cada uno asociado a un hábitat diferente
(mejillones, ostras, vieiras y almejas), encontrando mayores concentraciones de
microplásticos en almejas.

En el 2014, Mathalon y Hill utilizaron una técnica para detección de microplásticos


en mejillones, con resultados positivos en todas las muestras analizadas
concordando con los resultados obtenidos en almejas.

En el 2019, Rodríguez en el Instituto de Investigaciones Pesqueras investigó la


presencia de microplásticos en mejillones (Mytilus edulis), capturados en la misma
zona de extracción que en el presente estudio, resultando el 100% de las muestras
positivas. Sin embargo, la proporción de las diferentes formas de partículas plásticas
no coincide. En el caso de Rodríguez el 52,6% correspondieron a fibras y el 47,4% a
fragmentos, mientras que en el presente estudio los fragmentos fue el grupo más
representativo. Tales variaciones en las proporciones de microplásticos podrían ser
explicadas por diferencias anatómicas relacionadas al sistema de filtración de los
distintos géneros de bivalvos. Además, no habitan el mismo nicho ecológico, el
mejillón vive adherido al sustrato en la región intermareal estando expuesto a
periodos de tiempo fuera del agua, mientras que la almeja amarilla se ubica en la
región subtidal, gran parte del tiempo enterrada en la arena. Esto podría aumentar la
exposición de aquellas partículas plásticas que sedimentan en la arena.

Davidson y col en 2016, en almejas evidenciaron la presencia de microplásticos en


una proporción de 90% para fibras, 5,3% para films y 4,7% para fragmentos. A su
vez encontraron una mayor proporción de fibras en almejas de cultivo (59%) en
relación a las recolectadas en playas (41%). Esto puede estar relacionado a una
mayor polución de la zona de cultivo, procedente de las propias mallas plásticas
donde son cultivadas. Por otro lado, Davidson y col. (2016) realizaron su estudio en
aguas del estrecho de Georgia en cercanías de grandes urbes como la ciudad de
Vancouver, lo que aumenta los niveles de polución del agua. Esto podría explicar las
diferencias halladas en las proporciones de microplásticos entre el trabajo de
Davidson y col. (2016) y el presente estudio, que se realizó alejado de grandes
urbes e industrias y fueron recolectadas de las playas.
Los resultados de Cho y col en 2018 resultaron similares al presente trabajo. Los
porcentajes de microplásticos encontrados en bivalvos correspondieron a 76% de
fragmentos y 24% de fibras. Estos autores determinaron que la prevalencia de la
forma de fragmentos se presentó también en agua de mar y sedimentos.
Conclusiones

Se confirmó la presencia de microplásticos en almejas comercializados en Uruguay


para consumo humano, destacando que la totalidad de las muestras contenían
microplásticos. Se observó mayor proporción de fragmentos en relación a fibras o
esferas.

El procedimiento de purga que se realiza en el país para estos bivalvos no demostró


ser efectivo para la reducción de microplásticos en este producto. Sin embargo, se
visualizó una diferencia entre los grupos depurados y sin depurar, razón por la cual
sería recomendable realizar estudios similares tras una depuración controlada para
evaluar en qué medida se podría disminuir la presencia de microplásticos en este
recurso de la costa oceánica uruguaya.
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