Cuentos Andrea

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LIBRO DE CUENTOS

CUENTOS

CER APODACA
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Plasma, el fantasma

Aquella noche, Plasma, el fantasma, salió por primera vez a recorrer los
pasillos del castillo. Plasma no tenía experiencia, era un fantasma novato.
Había heredado aquel ruinoso castillo de su tío Ernesto, el espectro. Un
espectro andrajoso, mugroso, ¡menos mal que se veía borroso!
Plasma, por el contrario, era un fantasma muy presumido. Pero su tío
Ernesto, el espectro, no le había dejado ropa decente en el armario. Así que
vestía una simple sábana blanca. ¡Estaba muy inquieto! ¡Era su primera
noche de trabajo! Plasma, el fantasma, sujetaba en la mano un candil y
arrastraba una bola de hierro sujeta a su tobillo por una cadena, ¡esa era su
condena!
De pronto, se quedó pálido. Pálido debajo de la sábana. Al fondo de la
galería había una niña. ¡Qué nervios! Iba a dar su primer susto y quería que
le saliera perfecto. Plasma retrocedió hasta detrás de la esquina. Se atusó la
sábana, sacó lustre a su bola y su grillete, hizo gárgaras y entrenó un poco
la voz:
-DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI, DOOOOOOO….
Cuando estuvo preparado, respiró hondo y comenzó a caminar por la
galería, ululando, levantando los brazos, arrastrando sus cadenas, poniendo

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cara de fantasma malo (aunque no se le veía porque estaba debajo de la


sábana).
La niña le vio acercarse, pero no se le movió ni un pelo del tirabuzón.
Estaba claro que Plasma, el fantasma, no le daba ningún miedo. Plasma
estaba avergonzado, abochornado, desconcertado…
-¡¡ATCHIS!!
¡Y constipado! Se sonó los mocos con el pico de la sábana. Davinia, la
niña, le miraba con desdén.
-¡No asustarías ni a un ratón! ¡Lárgate de aquí, principiante! -le gritó, muy
repelente.
Plasma, el fantasma, no pudo aguantarse más. Como fantasma novato
estaba muy agobiado, así que estalló en lágrimas. Lloró tanto y tan fuerte
que, a los pocos minutos, su sábana flotaba sobre un charco de lágrimas en
el suelo.
Davinia, la niña, recogió la sábana y se la dio a la doncella de la lavandería.
A Plasma lo sumergieron en agua ardiendo, lo llenaron de jabón, lo
restregaron por la tabla de lavar y lo aclararon con agua helada. Por si
aquello fuera poco, lo retorcieron para escurrirlo. ¡Qué paliza! Luego lo
colgaron de una cuerda a pleno sol, entre unos pololos y unos calzones.
¡Qué deshonra!
Al día siguiente, la doncella recogió de la cuerda a Plasma, el fantasma. Lo
almidonó, lo perfumó y lo planchó. No le dejó ni una sola arruga. ¡Quién
diría que tenía 1.200 años!
Plasma, el fantasma recorrió aquella noche de nuevo los pasillos del
castillo. Subió a las almenas, bajó a las mazmorras, descubrió pasadizos
secretos y ocultas escaleras de caracol. Se sentía hermoso, lustroso,
pomposo… tanto que pensó que ya no pegaba en aquel ruinoso castillo. Así
que, colgó un cartel del portón levadizo, un anuncio que decía: “Se necesita
fantasma”. Y así, sin nada de equipaje, se mudó al lujoso palacio donde
vivía su amiga Fátima, el ánima. Que, por cierto, le dijo que se quedara con
ella eternamente porque estaba muy, pero que muy, guapo.

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Caperucita Rebelde

NARRADOR: Érase una vez una preciosa niña que siempre


llevaba una capa roja con capucha para protegerse del frío. Por
eso, todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
CAPERUCITA: Vale, para, para, para. Yo creo que ya está bien,
¿no?
NARRADOR: Pero, ¿Quién es? ¿Quién habla?
CAPERUCITA: ¿Quién va a ser? Soy yo, Caperucita. ¡Llevas
más de 350 años contando esta historia, ¿ y ahora vas a decirme
que no me reconoces?!
NARRADOR: Ah, sí… pues… perdona, es que yo…

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CAPERUCITA: ¡Tú, nada! Estoy un poco harta ya de este


cuento. Para empezar, ¿Qué es eso de “Caperucita”, eso no es
un nombre. ¡Me llamo Antonia!
NARRADOR: Ah, Antonia, vale, bueno…
NARRADOR: Érase una vez una preciosa niña que siempre
llevaba una capa roja con capucha para protegerse del frío. Por
eso, todo el mundo la llamaba… Antonia.
NARRADOR: Oye, perdona, pero es que esto no pega.
CAPERUCITA: ¿El qué no pega?
NARRADOR: Pues lo de llamarse Antonia por llevar una
caperuza roja.
CAPERUCITA: ¡Esa es otra! Las capas con capucha hace
mucho tiempo que pasaron de moda. Prefiero… ¡Un jersey de
Hello Kitty!
NARRADOR: No sé yo si eso no me estropea un poco el
cuento…
CAPERUCITA: ¿Que te estropea el cuento? ¡PER-DO-NA! Llevo
unos cuantos siglos haciendo todo lo que tú dices. A partir de
ahora mando yo. Que vaya lata con el lobo para arriba y para
abajo…
NARRADOR: Está bien, está bien. Probemos…
NARRADOR: Érase una vez una preciosa niña que siempre
llevaba un jersey de Hello Kitty para protegerse del frío. Por eso,
todo el mundo la llamaba… Antonia Kitty.
NARRADOR: ¿Así?

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CAPERUCITA: Aham…
NARRADOR: Antonia vivía en una casita cerca del bosque. Un
día, su mamá le pidió que le llevara a su abuela una cesta con
dulces y un tarrito de miel, porque la anciana estaba enferma y
vivía sola al otro lado del bosque…
CAPERUCITA: Vale, para, para. Para, otra vez. Eso de mi
abuela enferma no me mola nada, ¿sabes? ¡Nos tienes todo el
día preocupados con este tema! Y, ahora que lo pienso, ¿Estás
diciendo que vaya a visitar a mi abuelita?
NARRADOR: Pues… sí
CAPERUCITA: ¿En serio? ¿Pero no sabes que hay coronavirus
y no me puedo acercar a mi abuelita?
NARRADOR: Ah, pues es que eso no lo había pensado, claro…
CAPERUCITA: ¡Si es que no piensas! Sólo repites el mismo
cuento, una y otra vez, como una letanía.
NARRADOR: ¿Y si le dejas la cestita en la puerta?
CAPERUCITA: Hmmm… vale. Así me da tiempo luego a hacer
unos recados PRI-VA-DOS que tengo que hacer.
NARRADOR: Un día, su mamá le pidió que le llevara a su abuela
-que estaba confinada- una cesta con dulces y un tarrito gel
hidroalcohólico, pero le advirtió que no se acercara a ella, porque
había coronavirus, y que le dejara la cestita en la puerta.
(PAUSA)
CAPERUCITA: ¿Qué pasa, narradora? ¡Sigue!

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NARRADOR: Hmmm, no sé, es que este cuento está quedando


un poco raro…
NARRADOR: Pero además de eso, su mamá le hizo otra
advertencia: debía tener cuidado con el lobo feroz que habitaba
en el bosque.
CAPERUCITA: ¿Feroz? ¿En serio? ¡Pero si es un triste! Le has
dado tanta caña con el cazador ese al final del cuento que ya se
me acerca acobardado. ¡Si es él quién se esconde cuando me
ve aparecer!
NARRADOR: ¡Pero es que sin lobo feroz, sí que no hay cuento!
(SUSURRA) Seguro que a él no le importa.
CAPERUCITA: ¿Que no le importa? Chssst, eh, lobo. Ven aquí,
ven.
LOBO: ¡Qué pasa! Si es que le ha ocurrido algo a tu abuela, yo
no he sido, ¿eh?
CAPERUCITA: Que no. Que es que estoy aquí discutiendo con
la narradora de nuestro cuento.
LOBO: ¿Ah, sí? ¡Pues yo, dimito!
NARRADOR: Un momento, no puedes dimitir. Eres el personaje
más importante del cuento.
CAPERUCITA: ¿El más importante? Oye, perdona, pero ¿Cómo
se llama el cuento?
NARRADOR: Caperucita Roja
CAPERUCITA: Pues eso. ¡A partir de ahora Antonia Kitty! No se
te olvide.

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LOBO: ¿Quién es Antonia Kitty?


ABUELITA: ¡Caperucita! Llevo una hora esperándote. ¿Se puede
saber qué haces aquí?
NARRADOR: ¡La que faltaba!
LOBO: Buenos días, doña Eustaquia
ABUELITA: ¡Tú, calla! ¡Que me tienes contenta!
CAPERUCITA: Pero, abuelita…
ABUELITA: ¡Si es que si no vengo yo…! Trae pa acá la cesta. Y
tú, largo.
LOBO: ¡No quiero! Narradora, quiero que cambien a esta señora,
sabe rancia.
ABUELITA: Uyyy, ¿Rancia, yo? ¡Pero cómo te atreves, lobo
mugriento! Que me dejas la cama siempre llena de pulgas.
NARRADOR: ¡A ver! Un poco de orden. Uno por uno. ¿Podéis
decirme qué es lo que queréis cambiar del cuento?
CAPERUCITA: Yo quiero que en la cesta mi madre meta
también patatas fritas y donuts de chocolate. Para el camino…
ABUELA: Yo, que me cambies a este lobo pulgoso por un animal
más, no sé, más original.
CAPERUCITA: ¡Un unicornio!
ABUELITA: No te pases
TODOS: (Discuten sobre lo que quieren)

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LOBO: El cazador que no lleve escopeta ¡Mejor una espada


láser!
CAPERUCITA: Lo de qué boca tan grande tienes y todo eso…
me hace parecer tonta. ¿Crees que este lobo se parece a mi
abuela en algo, por mucho que se ponga un camisón?
ABUELA: Yo no quiero vivir en una cabaña en el bosque. ¡Me
quiero ir a Benidorm!
LOBO: ¡Que me cambien a la abuela por una jovencita que esté
más tierna.
TODOS: (Discuten entre ellos de lo anterior).
NARRADOR: ¡Bueno! Ya está bien. O habláis de uno en uno, o
acabo con esto.
CAPERUCITA: Amenazas no, ¿eh?
TODOS: (Murmuran, indignados).
NARRADOR: Antonia Kitty iba por el bosque cuando apareció el
lobo. ¿A dónde vas Antonia? – preguntó. Ella le dijo que iba a
Benidorm, a dejarle a su abuelita una cesta en la puerta. El lobo
le propuso echar una carrera hasta Benidorm y a Antonia le
pareció muy buena idea. Pero el lobo, que era listísimo, la
mandó por el camino largo y llegó mucho antes al bungalow de
la playa de la abuelita tenía en la playa. que era una abuela
jovencísima. Se la comió, se bañó para quitarse las pulgas, se
puso su camisón y se metió en la cama. Cuando Antonia Kitty
llegó se dio cuenta enseguida de que esa no era su abuelita y le
puso un Whatsapp a un cazador que acudió en su auxilio, abrió
la barriga del lobo con una espada láser -que no deja cicatrices-
y rescató a la abuelita.

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NARRADOR: ¿Así?
(PAUSA)
CAPERUCITA: ¡Vaya birria!
ABUELA: Sí, no te has esforzado mucho, ¿eh?
NARRADOR: Está bien. Vosotros lo habéis querido…
TODOS: (Suplican que no).
NARRACIÓN: Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

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Don Lobo busca trabajo

Don Lobo no necesita presentación pues todos vosotros, niños y niñas, conocéis
más que de sobra de quién se trata: es el malo de todos los cuentos… y, además,
es el que, al final, siempre sale perdiendo.

Pero un buen día, don Lobo se hartó de su trabajo. No solo se aburría de llevar
siglos haciendo lo mismo, sino que empezaba a afectarle en el ánimo que todo el
mundo lo temiera y lo odiara.

Lo cierto es que, hasta hace pocos años, don Lobo no era muy consciente de esto.
Fue a raíz de abrirse un perfil en redes sociales cuando se dio cuenta del rechazo
que despertaba en las personas. No solo es que nadie le diera “me gustas” cuando
publicaba en su Instagram fotos de los platos que había cocinado con los
cabritillos, por ejemplo, o que recibiera un montón de tuits ofensivos algunos
vegetarianos radicales … ¡Es que hasta habían creado el hashtag
#BloquearAlLoboFeroz!

Todo aquello había comenzado a pasarle factura, y cada día estaba más nervioso,
más triste… ¡Y más harto! Así que decidió cambiar de trabajo.

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Don Lobo se dirigió aquella mañana a la Oficina de Empleo del Bosque. Tuvo
que madrugar muchísimo para conseguir cita y, aún así, todavía tuvo que esperar
tres interminables horas para ser atendido. Pero, por fin, llegó su turno.

– ¿Don Lobo Feroz? – preguntó una empleada apareciendo en la sala de espera.

– Sí, soy yo.

– Pase, por favor.

Don Lobo acompañó a la empleada al interior de una pequeña oficina. Tomó


asiento y entregó su currículum a la funcionaria. Se hizo un largo e incómodo
silencio mientras ésta estudiaba su experiencia laboral.

– Muy bien. Vayamos por partes. Aquí dice que ha trabajado usted en el cuento
de Los tres cerditos -comenzó la funcionaria con tono de estar muy aburrida.

– Así es…

– Bien… a raíz de esta experiencia… ¿Qué habilidades diría usted que tiene?

– Pues… ¡Una gran capacidad pulmonar! Derribé las casas de esos cerditos tan
solo soplando.

– Interesante… Le apunto entonces para el puesto de Soplador de molinos de


viento… ahora con todo esto de la energía verde hay muchos puestos
disponibles. ¿Qué tipo de casas derribó usted?

– Una de paja y otra de madera. Con la de ladrillo no pude. No soplo con tanta
fuerza…

– Aham… entiendo. Entonces, por si acaso, también le voy a inscribir es estos


puestos: Soplador en fábrica de vidrio, e Inflador de globos en parques de bolas
infantiles -informó la funcionaria mientras tecleaba sin cesar en su ordenador.

– También ha trabajado usted en el cuento de “Los siete cabritillos”. ¿Qué


destacaría de ello? -continuó la empleada.

– Bueno… pues, conseguí que los cabritillos me abrieran la puerta… resulté muy
convincente…

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– Ajá, ajá… A este puesto también puede postular: Vendedor a puerta fría.

– ¿Eso que es? -preguntó Don lobo, a quien le sonaba a trabajar dentro de una
nevera y pasar mucho frío.

– Es el que va por las casas intentando venderle a la gente cosas que no necesita.
Hace falta habilidad para lograr que las personas abran la puerta de casa a un
desconocido…

– Ah, vale, perfecto. Sí, yo creo que se me daría bien.

– ¿Y cómo logró usted convencer a los cabritillos para que le abrieran la puerta?

– Suavicé y blanqueé mi mano con harina… -respondió don lobo, muy orgulloso

– Buscaremos algo en el sector de la Cosmética… -concluyó, sin emoción, la


funcionaria.

– … y me aclaré la voz con yemas de huevo -interrumpió don lobo.

– Eso suena interesante, ¿podría hacerme una demostración?

– ¡Claro! ¿Tiene usted… ejem… huevos?

– Claro, en el sector público tenemos de todo. Aquí los tiene.

Don lobo comenzó a batir los huevos mientras se excusaba por el escándalo:

– Siempre los bato, ¿sabe? Me da menos… asquete que comerlos enteros crudos.

Una vez líquidos, se los bebió de solo dos tragos.

– Adelante, muéstreme lo que es capaz de hacer -animó la funcionaria.

Entonces don Lobo cantó con una voz maravillosa, angelical, aguda y suave.

– Sorprendente. Le apunto para trabajar como cantante -resolvió la funcionaria


de empleo sin dejar ver un atisbo de emoción en su aburrido tono de voz.-
Sigamos… aquí dice que es usted el lobo de “Caperucita Roja”. ¿Devora
abuelitas?

– Sí…
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– Bien, usted no puede postular a puestos que impliquen el cuidado de ancianos,


por seguridad. Lo voy a dejar aquí anotado. ¿Algo que destacar sobre su trabajo
en este cuento?

– Hmmm… muchas horas de espera en el bosque mientras aparece Caperucita.

De pronto, don lobo escuchó con mucha claridad una lejana voz que decía, con
enfado:

– ¡Que me llamo Antonia!

– ¿Ha oído usted eso? -preguntó don lobo a la funcionaria.

– No… ¿El qué?

– Eso de “Me llamo Antonia”…

– Si usted oye voces en su cabeza, me temo que voy a tener que quitarle como
postulante a Soplador de globos en fiestas infantiles…

– Volviendo al tema: soy un lobo con mucha paciencia.

– Paciencia, entiendo… Puede trabajar como Investigador científico…

– Eso aquí está muy mal pagado…

– En un vivero de bonsáis… Y aquí mismo, cara al público en la Oficina de


Empleo… ¡Un momento! ¿Me quiere usted quitar MI trabajo?

– ¡No, no! ¡Pero si lo ha dicho usted!

– ¡Ah, bueno! Pues eso lo tacho. Por si acaso… -dijo la funcionaria con todo
desconfiado.

– Finalmente, dice usted que ha trabajado en el cuento de “Pedro y el lobo”.

– Sí, tengo experiencia con mentirosos

– De-par-ta-mento de propa-ganda elec-toral… -musitó la empleada mientras


tecleaba en su ordenador.

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– Y con ovejas… sé cómo atraparlas y sujetarlas sin hacerles daño, que luego se
me tensan, se queda la carne dura y me hago daño en los dientes.

– Como esquilador tendría usted mucho futuro, ya apenas quedan profesionales


en el mundo.

– Una pena…

– Muy triste. Lo apunto- continuó la funcionaria con el mismo tono neutro en su


voz.

– ¿Idiomas?

– Todos a los que se han traducido mis cuentos.

– ¿Vehículo propio?

– Hmmm… no. Podría conseguir una bici… -aseguró don Lobo.

-¿Disponibilidad para viajar?

-Mire, es que con todo esto del COVID, a mí lo de que me metan el palito por la
nariz, no me hace mucha ilusión. Ponga que no.

– ¿Le interesan ofertas de teletrabajo?

– Tengo tres lobeznos (de 2, 4 y 6 años, ¿sabe? Mire, aquí tengo una foto…)
Teletrabajo, imposible.

– Muy guapos. Muy bien. Pues eso es todo.

– ¿Ya está?

– Sí, le llamaremos cuando nos comuniquen vacantes en algún puesto que se


ajuste a su perfil.

– Ah, fenomenal. Por si acaso, además de la foto de perfil, le dejo una en la que
aparezco de frente… ¡Que tenga usted buena tarde!

– Igualmente.

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Don lobo abandonó la oficina de empleo. Antes de salir por la puerta escuchó, a
lo lejos, la voz de la funcionaria en la sala de espera.

– ¿Don Capitán Garfio? -preguntó aquella voz aburrida y neutra.

– Sí, yo -respondió una voz rasgada por el ron.

– Adelante…

Don Lobo se fue a su cueva y se dispuso a esperar la llamada de la funcionaria.


Pero pasaban los días y nada, el móvil no sonaba. El único ruido que hacía el
teléfono era el de las notificaciones de tuits poniéndole verde.

Una semana y media después, Don Lobo había perdido la esperanza de poder
cambiar de trabajo. ¡Estaba condenado a ser el malo del cuento toda la eternidad!
Pero una mañana, sonó el teléfono.

– ¿Sí? ¿Dígame?

– Buenos días, ¿Don Lobo Feroz?

– Sí, soy yo.

– Le llamo de la Oficina de Empleo del Bosque. Tengo para usted el puesto


perfecto. Están interesados en la ONG “Salvemos al Lobo Ibérico”, necesitan a
alguien en el departamento de recaudación de fondos. Les ha gustado mucho su
perfil. Y también su foto de frente. -al otro lado del teléfono hablaba la
funcionaria, su tono seguía estando libre de toda emoción.

– Oh, esa es una gran noticia. Me da usted una alegría. ¿Cuándo empiezo? -
preguntó don lobo con gran entusiasmo.

– En cuanto usted pueda.

– Perfecto. Deje que hable con mis jefes, los narradores de los cuentos, para
presentar mi renuncia formal. Y en cuanto estén arreglados los papeles, me
incorporo.

– Muy bien, tan pronto haga usted el papeleo, se pasa por la oficina de empleo.

– Muchas gracias -finalizó el lobo la conversación. Y colgó.


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Nada más colgar, don Lobo se puso rápidamente en contacto con sus jefes para
presentar su renuncia. No hace falta decir la sorpresa y la conmoción que causó
en los narradores esta noticia. Le rogaron que se quedara, le ofrecieron un
ascenso y que tuviera su propio despacho en el bosque… ¡incluso prometieron
subirle el sueldo!

– ¡Sí! ¡Ahora! Ahora ya no me interesa…

– Pero nada, don Lobo estaba decidido. Y muy ilusionado. No sólo había
conseguido cambiar de trabajo, sino que había encontrado uno muchísimo mejor,
uno que le convertía en el bueno del cuento. ¡En una ONG! Eso era una auténtica
suerte. Pero entonces, pasó algo inesperado…

– ¿Hola? ¿Lobo?

– Sí, soy yo… ¿Quién es?

– Soy Antonia…

– ¿Qué Antonia?

– ¡Antonia Kitty!

Se hizo un silencio. Estaba claro que don Lobo no tenía ni idea de quién hablaba.

– ¡Caperucita Roja, leñe! -aclaró la voz, ya con cierta impaciencia.

– Ah, sí, Caperucita… dime, dime.

– Mira, me han llamado los jefes para contarme que vas a dejar el trabajo de lobo
de los cuentos. ¡Y eso no puede ser! ¿Sabes? Todos los personajes estamos
conmocionados. ¡No puedes irte!

– Lo siento Caperu… ejem… Antonia, pero está decidido.

– Yo siento mucho si te he tratado mal, a ver, ¿sabes? Es que soy de carácter


rebelde. Pero te quiero, atontao, eres mi amigo y no quiero que te vayas. Y a mi
abuelita… ¡La tienes contenta con esta decisión!

Caperucita estuvo un rato largo intentando disuadirle, pero nada, el lobo estaba
decidido a cambiar de empleo. Aunque lo sorprendente llegó después. Todos los
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personajes de sus cuentos se pusieron en contacto con él para convencerle de que


no se fuera: el pastor Pedro, la abuelita, los cerditos, el cazador, mamá cabra…
¡Hasta los siete cabritillos se presentaron en su cueva para tratar de convencerlo!

Entonces el lobo entendió lo necesario que era para sus compañeros y se dio
cuenta de cuál era el verdadero problema. Así que cambió de opinión: fue a la
oficina de empleo y rechazó el puesto, y, ¿sabéis lo que hizo justo después?
Cerró todos sus perfiles en redes sociales. Con un portazo.

Don Lobo se había dado cuenta de que las personas verdaderamente importantes
son las que te conocen de verdad, esas con las que se comparten momentos, las
que no te juzgan ni se meten contigo. Las que te ayudan. Don Lobo se había
ganado un gran prestigio como malo del cuento con el paso de los siglos ¡No
necesitaba cambiar de trabajo! Lo que don Lobo necesitaba era quitarse de
encima a toda esa gente desconocida y malvada. Y hacerlo fue muy sencillo. A
partir de ese momento vivió feliz y no le criticó nadie por comerse una perdiz.

Ah, y don Lobo contactó con la ONG para colaborar con ella gratis en sus ratos
libres. Porque si el jamón ibérico es importante… ¡El lobo ibérico, ni te cuento!

Este es un cuento del lobo feroz diferente porque, lejos de desarrollarse en un


entorno de fantasía, trae al protagonista al mundo real, por lo que los adultos
también disfrutarán con las ocurrencias que tiene la empleada de la oficina de
empleo.

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La verdadera historia de Hansel y Gretel

Buenas noches, queridos niños. Me presento: soy la bruja del cuento de Hansel y
Gretel. ¡Pero no os asustéis! No debéis tenerme miedo: todo lo que esos dos
niños contaron de mí es una mentira podrida. ¡Se lo inventaron todo! Si me lo
permitís, me gustaría contaros la verdadera historia, lo que realmente sucedió.

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LIBRO DE CUENTOS

Estaba yo un día tan tranquila en mi casita del bosque, cocinando mis pociones
mágicas, cuando dos niños aparecieron de la nada y comenzaron a arrancar
trozos de las paredes, de las puertas, de las ventanas… ¡estaban enloquecidos!
Por lo visto llevaban unos días perdidos en el bosque, sin agua ni comida, así que
supongo que eran presa del hambre y las alucinaciones. ¡Pensaban que mi casita
estaba hecha de chocolate! ¡Qué disparate! De ser así, yo misma me la habría
comido hace ya mucho tiempo! Mi casa es de ladrillos, de yeso y de pladur,
como la de todo el mundo.

Soy una bruja, y todo el mundo sabe que los niños y las brujas no se llevan bien.
Los niños crean mucho alboroto: desconciertan a los espíritus con sus gritos,
ahuyentan a los lagartos y los murciélagos (que son la base de toda poción
mágica que se precie), y usan nuestros gorros puntiagudos para disfrazarse todo
el tiempo. Pero Hansel y Gretel me dieron un poco de pena. Así que les invité a
pasar y les ofrecí una rica merienda: leche con bollos azucarados, manzanas y
nueces. Me contaron que su madrastra los había abandonado en el bosque con la
excusa de no tener dinero para alimentarlos. ¡Hay que ver, qué señora más
malvada! Entonces les dije que se podían quedar conmigo si me ayudaban con
algunas tareas.

¡Pero resultó que Hansel y Gretel eran unos auténticos trastos! A Hansel le pedí
que fuera al establo a hacerse cargo del ganado, pero el muy holgazán se
encerraba tras unas rejas para que no le encontrara y se pasaba todo el día
durmiendo. Luego contó que fui yo quien le encerró en una jaula para cebarlo y,
cuando estuviera gordito, comérmelo… ¡Encima de vago, mentiroso! A mí no
me gustan los niños, ¡Ni siquiera en la pizza!

A Gretel le pedí que me ayudara en la cocina, ¡pero ella hacía cosas para
fastidiarme! Me cambiaba el azúcar por la sal, por ejemplo. ¿Habéis probado la
leche con sal? ¡Puagggg! ¡Es asquerosa! Los huevos fritos con azúcar tampoco
os los recomiendo… También me giraba la boca del grifo y al abrirlo salía el
agua disparada y me daba en la cara, usaba mi escoba voladora para barrer (las
escobas voladoras son muy sensibles, no soportan tanta presión) o me echaba un
litro de jabón en la lavadora y la cocina parecía la fiesta de la espuma esa, de las
ferias. ¡Un desastre espantoso! Un día, cuando estaba a punto de meter en el
horno una hogaza de pan… ¡Gretel me empujó y trató de que me cayera dentro!
¡Esa fue la gota que colmó el caldero! Me enfadé mucho y los mandé de vuelta
con su madrastra. ¡Cuánto lo siento por esa pobre mujer!

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La historia que contaron después, ya os la sabéis: que su malvada madrastra les


había abandonado a su suerte en el bosque y que una mucho más malvada bruja
los había encerrado para engordarlos y después comérselos. ¡Habráse visto! ¡Qué
desagradecidos! Repito: las brujas no comemos niños, son todo huesos.
Preferimos los macarrones con tomate. ¡Ah! Y tampoco regresaron a casa
montados sobre un pato. ¿Qué tamaño tendría que tener un pato para poder llevar
a un niño sobre su lomo? ¿Es que nos hemos vuelto locos? ¡Los llevé yo misma
en mi escoba voladora y no me pagaron ni la gasolina! Y esta es mi versión del
cuento. La misma que le conté a los leñadores cuando, armados con hachas y
antorchas, vinieron a mi casa para apresarme. ¿Quién iba a creer a una solitaria
bruja antes que a dos niños, en apariencia, inocentes? ¡Nadie! Bueno, nadie
excepto su madrastra, que me miraba con compasión mientras querían prenderle
fuego a mi casita, que, repito, no era de chocolate, ni de golosinas, porque esas
cosas sólo existen en los cuentos y esta es una historia muy real.

Así que ya sabéis, niños, si alguna vez queréis saber cómo ocurrió de verdad una
historia, debéis preguntarle a todas las partes implicadas. Recordad: ni los buenos
son tan buenos, ni los malos son tan malos….

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LIBRO DE CUENTOS

La brujita Fuegoazul

Freya había descubierto que tenía poderes al cumplir 7 años. Durante aquel cumpleaños, más
que apagar las velas, las encendió. Sí, como lo oís. Antes de que su mamá pudiera acercar la
cerilla a la tarta, de los dedos de Freya brotaron unas llamas azules muy extrañas.

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LIBRO DE CUENTOS

Así fue como, el día de su séptimo cumpleaños, Freya ganó un año… y perdió un nombre: a
partir de ese momento todo el mundo la llamaría “Brujita Fuegoazul”.

La brujita Fuegozazul provenía de un importante linaje de brujas. Ya su tatara-tatara-tatara


abuela figuraba en el Árbol Genealógico Brujil de la familia, aunque es probable que su
estirpe brujesca viniera todavía de muuuucho más atrás.

La brujita Fuegozazul, sin embargo, tenía un problema: su única magia era ese tonto fuego
azul que no servía para nada más que para encender la lumbre de la cocina. ¡Vaya fiasco!

La brujita conocía, por el Gran Libro de Historia Brujesca, que las brujas podían volar
montadas en su escoba, convertir a la gente en rana o cambiar de forma. Pero ella, nada. ¡Es
más! Lo suyo ni tan siquiera era piroquinesis (que es el poder de prender fuego a distancia)
sino que simplemente tenía unos dedos que se encendían como si fueran un mechero. ¡Pues
menuda birria de magia que no servía para nada!

Así que cuando cumplió 18 años, la brujita Fuegoazul no fue a la Universidad, sino que se
matriculó en la Escuela Superior de Brujería, por si el motivo fuera que estaba haciendo algo
mal.

Pero su problema no desapareció. No sólo es que su talento individual no sirviera para nada,
sino que no poseía ninguno de los poderes elementales de las brujas.

En clase de Vuelo, prendió fuego a la escoba con tan solo tocarla. Y todas las brujas
estudiantes huyeron despavoridas para no salir ardiendo, porque las brujas tienen MUCHO
miedo de morir quemadas en una hoguera.

En clase de Transfiguración no logró convertir un ratón ni en sapo, ni en gusano,


ni tan siquiera en musaraña. Sólo logró quemarle la colita.

Y en clase de Huracanes y tormentas, únicamente generó una lluvia de chispas


que Madame Tronar tuvo que apagar provocando un copioso aguacero.

¡Pues vaya rollo! Su poder sólo le servía para encender el fuego del caldero.

– Vaya por Dios, no sé lo que he hecho con las cerillas… ¡Échame una
mano, Fuegoazul! -le pedía siempre la profesora de Ciencias pócimas

– ¡Ya voy, Madame Poción! -respondía la brujita Fuegoazul y corría, presurosa, a


encender el fuego del caldero.

La brujita se sentía inferior, pensaba que era tonta y que jamás lograría realizar ni
un solo hechizo. Suspendía todas las asignaturas: Telequinesis, Vuelo sobre
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LIBRO DE CUENTOS

escoba, Transfiguración, Ciencias pócimas, Hechizo oral… ¡Hasta Gimnasia


sobrehumana, que la aprobaba todo el mundo!

Los profesores estaban muy preocupados por la brujita Fuegoazul. Estaba claro
que se esforzaba, estudiaba muchísimo, se sabía de memoria todos los conjuros y
los recitaba sin cesar:

Nubes negras de tormenta,


aguaceros y relámpagos,
convierte en mares inmensos
toda el agua de los charcos.

Pero nada conseguía, más que hacer brotar su fueguito azul.

Entonces su tutora, Madame Cadabra, acudió al Alto Consejo de Brujería


Docente. Sus miembros, los brujos y brujas más sabios y poderosos de la Tierra,
ordenaron que se presentara ante ellos la brujita Fuegoazul.

Cuando la tuvieron delante, le pidieron que les mostrara su poder. Fuegoazul


obedeció. Llamitas azuladas surgieron de la punta de sus dedos.

-No es magia… ¡Es un fuego fatuo! -sentenció con sorpresa la Gran Bruja
Decana.

Un murmullo se extendió entre los hechiceros integrantes del Consejo.

-Ohhhh, ¡Increíble!
-¿Un fuego fatuo? ¡No puede ser!
-Nunca vi un caso igual en 100 años
-¡Asombroso! ¿De qué naturaleza?

– ¡Silencio! -ordenó la Bruja Decana

La sala quedó muda. Tan solo se escuchaba el vuelo de una mosca. Al cabo de un
rato, la Gran Bruja se dirigió a Fuegoazul:

– Niña, no se trata de un talento individual… ese fuego es el espíritu de un


antepasado muy, muy poderoso, que te dota del poder supremo: tu tatara-tatara-
tatara abuela. Gracias a su espíritu no sólo tienes los poderes elementales, sino
que posees TODOS los poderes superiores de la magia.

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LIBRO DE CUENTOS

– Entonces, ¿no soy tonta? -preguntó la brujita Fuegoazul con lágrimas de alivio
en sus ojos.

– ¡Claro que no! Al contrario. Lo que ocurre es que la Escuela Superior de Magia
se te queda pequeña. Este poder supremo necesitas entrenarlo en La Academia de
Brujas Superdotadas -le explicó la sabia hechicera.

Y así fue como la brujita Fuegoazul ingresó en La Academia de Brujas


Superdotadas para dejar salir sus magníficos poderes. Ya no se sentía un bicho
raro.

En tan solo un año se había convertido en una de las brujas más poderosas del
Mundo y cuando se graduó la nombraron Miembro de Honor del Alto Consejo de
Brujería Docente. Con el tiempo, llegaría a ser Bruja Decana. Y cuando murió,
con 160 años, se convirtió en un fuego fatuo de color morado a la espera de que
naciera su tatara-tatara-tatara nieta…

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LIBRO DE CUENTOS

El pequeño monstruo que vivía dentro del armario”

El pequeño monstruo que vivía dentro el armario no se podía dormir. Le daba


miedo. Mucho miedo. ¡Pensaba que vivía un niño fuera del armario!

Por las noches, cuando el pequeño monstruo que vivía dentro del armario se iba a
acostar, escuchaba ruidos fuera. A veces, pequeños llantos. Otras, una voz
llamando a su mamá. A menudo, golpecitos o ronquidos.

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LIBRO DE CUENTOS

-Mamá, tengo miedo- decía el pequeño monstruo que vivía dentro del armario
cada vez que se metía en la cama por la noche.

-Qué tontería, no vive ningún niño fuera del armario – le respondía su mamá, y
abría la puerta del armario de par en par para mostrarle una habitación oscura y
en silencio.

Una noche, el pequeño monstruo que vivía dentro del armario reunió todo el
valor que pudo y abrió la puerta despacito. Sólo una rendija. Y se asomó a la
habitación. No vio nada. No escuchó nada. Abrió un poquito más y sacó la
cabeza. Todo parecía en calma. Lentamente, salió del armario. Caminando de
puntillas, para no hacer ruido, atravesó la habitación y se acercó hasta la cama.
Bajo las sábanas había un bulto. Un bulto que era…. ¡el niño que vivía fuera del
armario!

De pronto, el niño se despertó. El pequeño monstruo que vivía dentro del armario
y el niño que vivía fuera del armario quedaron cara a cara, durante un instante en
silencio, mirándose el uno al otro con ojos abiertos como platos.

-¡Ahhhhhhhhhhh!

-¡Ahhhhhhhhhhh!

El pequeño monstruo que vivía dentro del armario corrió a esconderse dentro del
armario. El niño que vivía dentro del armario corrió en busca de sus papás.

-¡Mamá, mamá! – gritó el monstruo que vivía fuera del armario – ¡corre, ven!
¡Hay un niño fuera del armario!

Mamá monstruo, alarmada, se asomó a una habitación oscura y desierta.

-¡Qué tontería! No vive ningún niño fuera del armario. ¡Duérmete! -y cerró la
puerta.

En ese mismo instante, el niño que vivía fuera del armario apareció con su papá.

-¡Papá, papá! -exclamaba- hay un monstruo dentro del armario.

-¡Qué tontería! No vive ningún monstruo dentro del armario. Mira -y abrió la
puerta.

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LIBRO DE CUENTOS

Al escuchar el tirador de la puerta, el pequeño monstruo que vivía dentro del


armario se escondió en el cajón de los calcetines. Aterrorizado, cerró los ojos y
los apretó fuertemente para que el niño que vivía fuera del armario no pudiera
verle.

Comunicado Oficial de este cuento de monstruos para leer


Atención, este es un comunicado oficial para todos los
niños que creen que vive un monstruo dentro de su
armario:

Tenemos que recordar que se han reportado muy pocos


casos en el mundo de monstruos viviendo dentro de un
armario. En caso de que exista un monstruo viviendo
dentro del armario, éste tiene más miedo del niño que el
niño del monstruo.

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LIBRO DE CUENTOS

MONSTRUO DEL ARMARIO

Había una vez un niño llamado Pedro. Era un niño con una imaginación
desbordante que siempre le gustaba crear historias e inventar cosas, de hecho, de
mayor quería ser un gran inventor.

El mejor amigo de Pedro era Luisito, al que también le encantaba inventar. Luis
vivía en el apartamento de al lado. Ambos estudiaban juntos y siempre que
podían se juntaban para crear nuevos proyectos.

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LIBRO DE CUENTOS

Entre las ingeniosas cosas que habían construido estaban, un reloj de patata, una
resortera o tirachinas que disparaba por control remoto y muchas otras divertidas
curiosidades.

Un día ambos decidieron reunirse en casa de Pedro para terminar su siguiente


invento, una especie de tubo, que les serviría para enviarse mensajes y pequeños
objetos. Habían pensado que después de terminar su “Tubocomunicattor”, verían
una película.

– Mi madre nos ha hecho un bizcocho de chocolate para merendar mientras


trabajamos en nuestro invento — dijo Pedro.

– ¡Genial!, Yo llevaré helado para comer mientras vemos una peli — le


respondió Luis.

Después estuvieron hablando sobre qué película que iban a ver:

– ¡Ya sé! — Afirmó Pedro — podemos ver una de monstruos.

– ¿Seguro? ¿No dan mucho miedo? — preguntó Luis.

– ¡Va! ¡No seas miedoso! — le respondió Pedro — Además, ya somos grandes y


debemos dejar de temerle a cosas tan tontas como los monstruos.

– Bueno… , tienes razón ¡Hagámoslo! —respondió Luis no muy convencido—.

Esa tarde los amigos se reunieron como habían acordado. Tardaron un buen rato
en dar los toques finales a su proyecto y cuando por fin terminaron ya había
caído la noche.

El momento de disfrutar de la película de monstruos había llegado, así que


prepararon unos bocadillos y con el helado de postre, se pusieron cómodos.

Los dos amigos se asombraban con cada escena la película, de vez en cuando
incluso quitaban la mirada de la pantalla a causa de alguno de los sustos de la
película. Cuando finalizó, ambos amigos tenían cara de sorprendidos. A los dos
les había gustado, sin embargo, había dejado en ellos una extraña sensación
mezcla de nervios, temor y sorpresa.

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LIBRO DE CUENTOS

Pronto llegó la hora de dormir. Dormirían juntos en una litera que Pedro tenía en
su cuarto, litera que estaba justo en frente del armario. Ambos se colocaron sus
pijamas, se metieron en sus camas y apagando la luz se dispusieron a dormir.

Pero Pedro no conseguía dormir, en su memoria aparecían algunas escenas de la


película que lo ponían algo nervioso. ¡De repente! Pedro escuchó un leve crujido
y, automáticamente, se quedó paralizado. Escuchó entonces con más atención…;
le pareció que la puerta del armario se estaba abriendo… En ese momento se
quedó paralizado, muy despacio colocó su cara en la ranura que se formaba entre
la pared y la cama para llamar a su amigo Luis que descansaba debajo.

– ¡Psss! ¡Luis! – susurró Pedro.

En ese momento Luis dirigió su mirada a donde estaba Pedro.

– ¿Qué sucede? – preguntó Luis.

– Creo que hay algo dentro del armario.

Al escuchar esto, Luis asustado giró lentamente su mirada hacia el armario y


pudo ver la puerta un poco abierta. Dentro del armario se podía ver una oscura
silueta, parecida a una silueta humana, pero ésta tenía una forma extraña, como si
no tuviera huesos. En ese instante, Luis giró nuevamente su cabeza y le dijo a
Pedro.

– Si ¡Lo veo!

– Y ahora ¿Qué hacemos? – preguntó Pedro entre susurros.

Ambos estaban paralizados de miedo, podían incluso oír sus propios corazones
latir agitados, pero en ese momento Luis recordó que en la película habían visto
que los monstruos eran vulnerables a la luz.

– ¡Tengo una idea! – Dijo animado,- solo tenemos que encender una luz para que
el monstruo se desvanezca en el aire como humo.

El problema era que ambos estaban muy asustados, ninguno de los dos era capaz
de moverse para encender la luz.

Pedro vio en ese momento el tirachinas automático, la resortera a control remoto


que habían hecho hace unas semanas y casualmente el mando de control remoto
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LIBRO DE CUENTOS

estaba junto a la cama de Pedro, en el suelo. Solo tenía que estirar el brazo y lo
alcanzaría. Pedro, hizo señas a Luis para que viera el tirachinas y luego señaló el
interruptor de la luz.

Al captar la señal, Luis tomó cuidadosamente una pelotita que estaba también en
el suelo. La colocó en el tirachinas y apunto al interruptor. Pedro que estaba
preparado con el mando a distancia activó el botón de disparó y ¡Se encendió la
luz!.

Ambos se giraron rápidamente hacia el armario y para su sorpresa, el monstruo


no era más que un abrigo de Pedro que estaba colgando en una percha.

Ambos niños se miraron sorprendidos y después de unos segundos rieron


aliviados comprendiendo lo lejos que los había llevado su imaginación.

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LIBRO DE CUENTOS

La princesa y el dragón

La princesa repiqueteaba los dedos, nerviosa, sobre la enorme mesa de madera.


Unos golpecitos impacientes que se amplificaban en el eco de la cueva.

-¿Crees que vendrá alguno hoy? -preguntó.

Como respuesta, tan sólo recibió un bufido. El dragón no sabía hablar. Claro, era
un dragón. Pero eso a la princesa no le importaba. Su preocupación era otra bien
distinta: hacía meses que ningún caballero acudía a rescatarla. Los corderos ya no
eran suficientes para saciar el hambre del dragón. Y la princesa tenía miedo.

Hacía unos cuantos días, ya no recordaba cuántos, la princesa había escuchado


un sonido metálico fuera de la cueva creyendo que, por fin, había llegado su tan

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LIBRO DE CUENTOS

esperado caballero a rescatarla. El dragón se incorporó, rápidamente. Se puso al


acecho y se preparó para escupir su mortífera llamarada.

Pero nada. El ruido lo había provocado el viento al agitar la montaña de yelmos y


armaduras que pertenecieron a los tantos caballeros devorados por el dragón. Su
fuego se extinguió y dos ligeros hilillos de humo escaparon por los orificios de su
nariz.

-No pierdas la esperanza, tal vez aparezca alguno mañana -se decía la princesa.

Día tras día iba creciendo el tiempo. Y, con él, crecía también el hambre del
dragón. Cuando éste sentía que iba a desfallecer, masticaba los viejos huesos que
se amontonaban al fondo de la cueva. Pero la princesa sabía que no le durarían
mucho tiempo y se estremecía de miedo al pensar en su destino.

En otra ocasión, tan sólo unos días después de que llegara el último caballero que
intentó, sin éxito, rescatar a la princesa, habían escuchado unos cascos de caballo
que se aproximaba, galopando, a la cueva. Efectivamente era un caballo. Pero
sobre él no cabalgaba ningún caballero. Estaba ensillado y vestía una gualdrapa
con los colores y escudos del último jinete que devoró el dragón.

La princesa atrajo al caballo con dulzura y lo guio -ingenuo animalito- hasta las
hambrientas fauces del dragón. Por ahora sería suficiente, pero… ¿durante
cuánto tiempo lograría sobrevivir?

La princesa estaba preocupada. Hacía meses que ningún caballero acudía a


rescatarla y su adorado dragón estaba ya en los huesos.

-Nada puedo hacer, amigo mío – le decía con tristeza – para evitar que te mueras
de hambre.

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LIBRO DE CUENTOS

El viaje de Pingüi

Pingüi es una pequeña pingüina que vive en la Antártida. La blanca nieve y el


hielo azulado de los glaciares le parecen muy aburridos, por eso sueña con
conocer El Mundo de Colores. Lo que Pingüi no sabe es que, muy pronto, un
terrible acontecimiento le hará vivir una aventura extraordinaria.

Como todas las mañanas de verano, Pingüi juega con sus hermanos a la orilla del
mar. Este año está siendo muy caluroso, así que los pingüinos aprovechan
cualquier oportunidad para darse un chapuzón en las frías aguas antárticas.

Pero, de pronto, algo rompe la calma. Se escucha un ruido largo y profundo.


Todos los pingüinos se callan, se quedan inmóviles. El silencio de la Antártida se
hace aún más evidente. ¡Es el glaciar! Se está rompiendo el glaciar.

Pingüi no se ha dado cuenta, pero el enorme trozo de glaciar, al caer al mar, ha


provocado que se fracture la capa de hielo bajo sus pies. ¡Y la corriente la está
alejando de la orilla!

-¡Pingüi! ¡Pingüiiiii! Salta, rápido. Tienes que nadar hasta aquí.


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LIBRO DE CUENTOS

-¡Mamáááá! !Mamáááááá! No puedo, estoy muy lejos.

Hace rato que Pingüi flota, a la deriva. Ya no puede ver la capa de hielo de la
Antártida. Todo es agua y silencio a su alrededor. Un estremecedor silencio…

-¡Hola! ¿Te has perdido? -pregunta una extraña voz, de repente.

Pingüi pega tal respingo que casi se cae al mar. Frente a ella hay un cormorán.

-Sí. El trozo de hielo se desprendió y quedé flotando a la deriva. Quizá llegue al


Mundo de Colores.

-Oh, comprendo… Pues si continúas en esa dirección, llegarás a Tierra del Fuego
-responde el cormorán .

-¿Es bonita esa tierra de la que hablas?

-¿Que si es bonita? ¡Es preciosa! Hay altas y grises montañas, lagunas y lagos de
un azul increíble que parecen espejos, frondosos y verdes bosques…

-¡Parece un lugar maravilloso! Intentaré llegar allí. ¡Adiós, señor cormorán!

El cormorán agita sus alas dos veces pero en vez de echar a volar, se sumerge en
el mar y desaparece de la vista. No pasa mucho tiempo hasta que un gaviotín se
posa junto a ella, en el trozo de hielo.

-¡Hola! ¡Menos mal que estás aquí! Estoy agotado de tanto volar. Vengo del Polo
Norte -explica el gaviotín.

-¡Pero si eso está en la otra punta de la Tierra! ¡Entonces… tienes que conocer El
Mundo de Colores!

-Sobrevuelo América dos veces al año, lo conozco como la palma de mi mano.

-¿Y cómo es? Busco conocer otros lugares, estoy harta de ver sólo blanco y azul
por todas partes.

-¡Es increíble! Hay grandes cañones de arena rojiza, tranquilos mares de aguas
turquesa y peces amarillos, naranjas, rojos… ¡Hasta un géiser con todos los
colores del arcoíris!

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LIBRO DE CUENTOS

-Guuuauuuu. ¡Me encantaría conocerlo!

-Hmmm… me temo que está demasiado lejos como para llegar sobre este trozo
de hielo… y las corrientes podrían adentrarte en el océano Pacífico. -responde el
gaviotín, y añade: -Tendrías que ir volando.

Pingüi se queda muy triste. Sus ojos se llenan de lágrimas.

-¡Eh! Oye, pero no llores. Quizá si ejercitas un poco tus alas…

Al oír eso, Pingüi llora aún más fuerte. ¡Todo el mundo sabe que los pingüinos
no pueden volar! El gaviotín, para consolarla, promete contarle con todo detalle
cómo son los lugares más maravillosos de América. Le habla de las pirámides
incas y mayas, de la reserva de las mariposas Monarca, de los arrecifes de coral,
de un desierto de sal que es como un enorme espejo, del gran río Amazonas…

Pingüi está maravillada. Gracias a las precisas descripciones del gaviotín le


parece estar viendo cada lugar, con toooodos sus colores.

-Ahora tengo que irme. Debo llegar a la Antártida antes del anochecer. ¡Buena
suerte!

-Muchas gracias, señor gaviotín, espero volver a verle. ¡Suerte en su próximo


viaje!

Tras un buen rato más flotando a la deriva, Pingüi continúa sin avistar tierra
firme. De pronto, cree ver a lo lejos un islote. Pero cuando se acerca, se da cuenta
de que es una enorme ballena.

-¡Hola! ¿Qué haces aquí, tan sola?, pregunta la ballena.

-Se desprendió un trozo de hielo y me adentré en el mar. Busco llegar al Mundo


de Colores. ¿Conoces algún lugar bonito?

-Ohhh, claro que sí. Todos los años viajo hasta Ecuador. Las ballenas vemos en
blanco y negro, pero los habitantes de allí me han hablado de espectaculares
selvas con plantas de verdes y gigantescas hojas, pájaros con plumas rojas,
amarillas y verdes, y flores de todos los colores del mundo.

-¡Qué maravilla! ¿Crees que podré llegar allí?

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LIBRO DE CUENTOS

-Hmmm… lo dudo.

-Y eso, ¿por qué?

-Porque según avances hacia el norte hará cada vez más y más calor y tu barquita
de hielo se derretirá.

Pingüi se queda muy decepcionada. Está claro que nunca podrá conocer otros
lugares del mundo.

-Eh, oye. No te pongas triste -la consuela la ballena-. Es tarde, se va a hacer de


noche. Creo que deberías regresar.

-¿Cómo? Estoy perdida y seguro que a cientos de millas de mi casa.

-Sube. Yo te acercaré. Llegaremos en un periquete.

Pingüi se sube sobre la simpática ballena. ¡Viajan muy rápido! Al llegar a su


glaciar todos la reciben con gran alegría. Su papá y su mamá la abrazan y todos
sus hermanos bailan, en corro, a su alrededor.

-Muchas gracias, señora ballena. ¡Espero que lo pase bien en su próximo viaje a
Ecuador!

-Quizá a tus padres no les importe que me acompañes. ¡Pasaré a buscarte en


septiembre para que vengas conmigo! Adioooos…

¡Pingüi no se lo puede creer! Por fin podrá conocer El Mundo de Colores.

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LIBRO DE CUENTOS

El pirata Malapata

El pirata Malapata saltó desde la cubierta del barco hasta el bote y se mojó los
pies.

– ¡Rayas y centollos! Ahora volverán a olerme los pies a pescado podrido-


resopló.

El pirata llevaba tres meses navegando junto a su tripulación en busca de una isla
perdida. Y durante tres meses no había dejado de llover. Sólo los últimos dos
días había salido el sol y los piratas habían conseguido secar su ropa colgándola
en los cables del mástil. Más que un barco pirata, el galeón Boquerón parecía un
tendedero.

En circunstancias normales, el pirata Malapata se habría puesto furioso por


mojarse los pies y habría colgado del botalón a media tripulación. Pero hoy
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 49
LIBRO DE CUENTOS

estaba contento. ¡Al fin podrían enterrar el mayor botín con el que ninguna banda
de piratas se había hecho jamás! Tan espectacular era el tesoro que había estado a
punto de hundir el galeón “Boquerón”, por su gran peso!

-¡Por fin ha llegado el día! ¡Neptuno nos ha asistido! Contemplad, piratas, la isla
perdida- exclamó Malapata, triunfal.

-Mi capitán -dijo, tímidamente, un joven marinero – Me temo que esta no es la


isla perdida que buscábamos.

-¡Cómo lo sabes! -aulló el temible capitán.

-Porque ya lo dice la propia palabra: per-di-da. Esta isla ya la hemos encontrado,


luego no está perdida -argumentó el marinero.

El pirata Malapata dudó por un instante. Pensó que el grumete tenía razón. ¡En el
momento en el que encuentras una isla, ésta deja de estar perdida! El pirata
Malapata se quedó callado, se levantó el parche del ojo para poder mirar mejor la
isla. Después comenzó a dar vueltas en círculos, musitando palabras por lo bajo
mientras hacía ademanes con su garfio. Tras reflexionar un largo rato ante la
expectante mirada de su tripulación de malhechores, dijo casi para sí:

– No importa. Enterraremos aquí el tesoro de todas formas.

Y, dirigiéndose a la tripulación añadió:

-¡Os ordeno enterrar aquí el tesoro y, después, perder la isla!

-Pero mi capitán… si perdemos la isla, perderemos también el tesoro -rechistó,


tímidamente, el marinero.

El pirata Malapata volvió a quedar pensativo unos instantes. Luego, dijo:

-Entonces os ordeno enterrar el tesoro, perder la isla y volver a encontrarla.

-Pero mi capitán, si volvemos a encontrar la isla… ¡ya no sería una isla perdida! -
insistió el marinero.

El pirata Malapata resopló. Su cara se puso roja, morada y después azul. La


tripulación entera se estremeció.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 50


LIBRO DE CUENTOS

-¡ENTONCES….! – Aulló Malapata. – ¡Os ordeno enterrar el tesoro, perder la


isla y perder el tesoro!

Y así es como, en medio del océano, hay una isla perdida con un tesoro
perdido… ¡que nunca nadie ha logrado encontrar! Si alguna vez navegas por el
Atlántico, presta mucha atención al horizonte. ¡Tal vez logres encontrar la isla
perdida y desenterrar el tesoro pirata más magnífico que se haya conocido jamás!

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LIBRO DE CUENTOS

¡Este vikingo se marea!

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LIBRO DE CUENTOS

El pequeño vikingo era valiente. No conocía otra manera de ser: su padre, su


madre, sus hermanos mayores… todos eran valerosos guerreros que no le temían
al combate.

Al pequeño vikingo no le daba miedo la batalla. No le asustaba tener que luchar


para defenderse de sus enemigos. ¡Blandía la espada y empuñaba el escudo con
presteza!

El pequeño vikingo era aventurero. Como todo su pueblo, soñaba con descubrir
nuevos mundos, con embarcarse y surcar mares embravecidos para llegar a
lugares remotos llenos de sorpresas y grandes tesoros.

Pero el pequeño vikingo tenía un “pequeño” problema: no podía navegar porque


se mareaba. Cada vez que subía a un barco vikingo y notaba cómo el suelo se
balanceaba bajo sus pies, se ponía malíííísimo. En el mismo momento en el
comenzaban a remar, empalidecía y notaba como si el estómago se le hubiera
vuelto del revés. ¡Una vez que se atrevió a navegar entre los fiordos, echó hasta
la primera papilla! Pero lo peor no era el malestar, sino que todos aquellos brutos
vikingos se burlaban siempre de él. ¡Hasta Kÿorg, el temible guerrero… al que le
daban miedo las arañas!

El pequeño vikingo tenía miedo de no ser un auténtico vikingo. Pero le


preocupaba mucho más tener que quedarse en tierra mientras los demás guerreros
viajaban en busca de aventuras y de increíbles tierras lejanas. Así que decidió
que, cuando fuera mayor, construiría un barco vikingo antimareo. ¡Así fue como
comenzó a trabajar de aprendiz para el constructor de barcos!

Pasaban los años, pero al joven vikingo no se le pasaba el mareo. Ni siquiera era
capaz de salir a pescar besugos. Sin embargo, sentía que cada vez estaba más
cerca de lograr su propósito: diseñar un barco en el que fuera imposible
marearse. Fijándose mucho en las enseñanzas de su maestro había aprendido
cosas muy útiles sobre las técnicas vikingas de construcción de barcos y por eso,
un día, se le ocurrió una idea: diseñaría un tipo de cubierta que no se moviera con
el balanceo del barco, sino que siempre quedara recta, alineada con el horizonte.

No fue fácil encontrar la manera. Conseguir sujetar algo a algo a la vez que evitar
que ese algo quede sujeto a algo es muchíííísimo más complicado que su propio
trabalenguas. Pero finalmente, a través de un complicadísimo sistema de

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 53


LIBRO DE CUENTOS

ingeniería que no os voy a explicar ahora porque ni siquiera yo misma lo entendí,


el joven vikingo logró su propósito: un barco vikingo anti-mareo.

Llegado el día de hacerse a la mar estaba emocionadísimo. Había reclutado


valerosos marineros para que lo acompañaran en su primera incursión allende los
mares. Entre ellos, Kÿorg, el temible guerrero, quien inspeccionaba el barco en
busca de alguna tela de araña. Por fin se hicieron a la mar. El barco vikingo se
mecía al son de las aguas mientras la cubierta permanecía completamente
inmóvil.

¡Y entonces ocurrió que ninguno de los experimentados marineros que en él


navegaban fue capaz de permanecer de pie! Excepto el joven vikingo, claro está.
No sabían mantener el equilibrio, acostumbrados como estaban al bamboleo de
los otros barcos. Y según se ponían en pie, se iban al suelo. ¡Resultaba muy
cómico ver a todos aquellos fuertes y valerosos hombres desparramados por la
cubierta sin comprender que sólo tenían que comportarse como si caminaran
sobre la propia tierra!

Pero el joven vikingo no se reía. No tenía tiempo para eso. Estaba demasiado
abstraído disfrutando del viento marino en la cara, de la música del surcar de las
aguas, del sabor a sal en su boca, de la sensación de libertad de navegar, por fin,
rumbo a su sueño vikingo.

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LIBRO DE CUENTOS

El caracol atrapado en el tiempo

Floppy era un caracol. Y, como todos los caracoles, era muuuuy lento. Vivía en
un macizo de verdes y sabrosos tréboles. Pero Floppy era curioso. Se preguntaba
qué habría al otro lado del macetero. Además, ¡estaba harto de comer trébol,
quería descubrir otros sabores, otras texturas…! Así que un día decidió explorar
más allá de su macizo de tréboles.

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LIBRO DE CUENTOS

-¡Hola! -saludó Floppy a una hormiga.


-Aparta, por favor. Estás llenando de babas nuestro hormiguero.

Las hormigas eran muy educadas, muy disciplinadas, todas igualitas y trabajaban
con una coordinación envidiable. Floppy estaba seguro de que, más que
pequeños bichitos individuales, las hormigas eran piezas idénticas de un mismo
engranaje.

-Perdona. Lo siento mucho -dijo Floppy apartándose lentamente de la entrada del


hormiguero- ¿Sabes cómo puedo llegar hasta las matas de margaritas?
-¡Claro! Trepa hasta el borde del macetero y dirígete hacia la derecha.
-¡Gracias!

Con lento deslizar, Floppy se puso en marcha. Al cabo de un buen rato, llegó
hasta las margaritas. ¡Qué lugar tan bonito! Estaba a punto de dar un gran
mordisco a una de aquellas dentadas hojas, cuando notó que una sombra se
cernía sobre él. ¡Y se asustó!

Sin pensarlo, se escondió en su concha. Notó unos movimientos, unos ruidos


muy extraños… ¡Parecía como si su cuerpo flotara por el aire! Al fin, todo pasó.
Cuando estuvo seguro de que ya no había peligro, asomó con cautela los
cuernos. Miró a la izquierda y a la derecha. Sacó, poco a poco, el cuerpo de su
caparazón. ¡Qué extraño! De nuevo estaba en el macizo de tréboles.

-¡Hola! -saludó Floppy a la hormiga.


-Aparta, por favor. Estás llenando de babas nuestro hormiguero.

Floppy no entendía nada, pero era cierto. Estaba de nuevo sobre el hormiguero.

-Perdona. Lo siento mucho. No sé cómo he llegado hasta aquí… quería ir hasta


las matas de margaritas, pero…
-Para llegar a las margaritas, trepa hasta el borde del macetero y dirígete hacia la
derecha.
-¡Gracias!

Floppy se volvió a poner en camino. Y llegó, por segunda vez, hasta las
margaritas. Pero entonces, la misma sombra se abalanzó sobre él. Y, asustado,
volvió a esconderse en su caparazón. Una vez pasado el peligro, volvió a asomar
los cuernos, primero, y la cabeza después. La hormiga le observaba.

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LIBRO DE CUENTOS

-¡Hola! -volvió a saludar Floppy.


-Aparta, por favor. Estás llenando de babas nuestro hormiguero.

¿Otra vez? ¡Pero qué córcholis estaba pasando!

-Perdona… otra vez… yo estaba en las matas de margaritas pero…


-Para llegar a las margaritas, trepa hasta el borde del macetero y dirígete hacia la
derecha.
-¡Gracias!

No hace falta decir que Floppy, tan pronto llegó hasta las margaritas, apareció de
nuevo sobre el hormiguero.

-¡Hola!
-Aparta, por favor. Estás llenando de babas nuestro hormiguero.

Y lo intentó una y otra vez y otra vez…

-¡Hola!
-Aparta, por favor. Estás llenando de babas nuestro hormiguero.

Entonces Floppy se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo ¡Estaba atrapado en el


tiempo! ¡Sí, eso era! ¡Tan pronto llegaba hasta las margaritas, por arte de magia,
viajaba al pasado! Los mismos tréboles, la misma hormiga, encima del mismo
hormiguero… ¡Era de locos!

Aún así, no se dio por vencido y decidió intentarlo una vez más. Durante el
laaargo camino, Floppy pensó que, si quería un final diferente a su aventura,
debía actuar de manera distinta. Así que tan pronto notó la sombra abalanzándose
sobre él, se mantuvo firme… y no se escondió. Vio cómo, efectivamente, su
cuerpo se desprendía del suelo y comenzaba a flotar.

-¡Abuela, otra vez el caracol! Todo el rato se va hacia las margaritas -escuchó
decir a una vocecita infantil.
-Vuelve a ponerlo entre los tréboles, así no se comerá las flores -respondió la
abuela de la niña.

De nuevo sobre el hormiguero, Floppy comprendió: cada vez que llegaba hasta
las margaritas, una niña humana volvía a colocarlo sobre el hormiguero. ¡Estaba
claro que no lo querían allí! Pero, ¿y la hormiga?
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LIBRO DE CUENTOS

-¡Hola!
-Aparta, por favor. Estás llenando de babas nuestro hormiguero.
-Sí, ya me lo has dicho… VARIAS veces.
-No entiendo. ¿Varias veces? Es la primera vez que hablamos hoy -se sorprendió
la hormiga.

¡Entonces Floppy levantó sus cuernecitos y miró alrededor. Había un montón de


hormigas cerca del hormiguero. ¡Así que no había estado hablando con la misma!
Claro, es que TODAS le parecían IGUALES. Y todas se comportaban igual.

Una vez resuelto el misterio, Floppy entendió lo importante que era ser
observador, no dar nada por hecho y, sobre todo, que las situaciones extrañas
suelen tener una explicación sencilla, aunque, a veces, inventemos razones
descabelladas.

¡Ah! Pero no creáis que Floppy se rindió. Esperó hasta que se hizo de noche y los
humanos se fueron a dormir para llegar hasta las matas de margaritas y darse un
gran festín.

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LIBRO DE CUENTOS

“La Estrella de mar que viajó al Espacio”

Desde que era una pequeña estrella de mar, Centella soñaba con viajar al Espacio
y conocer el Universo. Esto era así porque su abuelo siempre le contaba una
historia antes de irse a la cama: Al principio, no había vida en los océanos. Sólo
había agua. Pero un día, hace millones de años, se desencadenó una fuerte
tormenta sideral. Era una lluvia de estrellas. Muchas de ellas cayeron en el mar.
Sus chispas se apagaron. Con el paso del tiempo, las estrellas que llovieron del
cielo se convirtieron en estrellas de mar. En recuerdo de tus orígenes, te llamas
Centella. Los puntos brillantes que ves en el cielo nocturno son tus antepasados.

Cada noche, Centella esperaba, impaciente, la puesta de sol. En cuanto el agua


del mar comenzaba a teñirse de naranja, amarillo y rojo, se arrastraba hasta la
playa y contemplaba el cielo hasta que se quedaba oscuro y comenzaban brillar
las primeras estrellas. Centella suspiraba.

-Ojalá algún día pueda viajar al Espacio y conocer mis orígenes y a mis
antepasados, las estrellas de cielo.

Una noche de gran temporal, Centella se subió a la cresta de una ola inmensa. La
fuerza de la tempestad hizo que la ola la empujara hacia el cielo con tanta fuerza
que consiguió traspasar la atmósfera y llegar al espacio.

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LIBRO DE CUENTOS

Centella quedó flotando en mitad de la nada. Le resultó muy extraño. En el


Espacio se flotaba de forma diferente a como se flotaba en el agua del mar. Allí
no era movida por las mareas o arrastrada por las corrientes. Flotaba estando
quieta y se sentía tan ligera como si estuviera hecha de piel de nube.

Lo siguiente que llamó su atención fue el silencio, si es que se podía describir así.
No sólo es que no se escuchara el canto de las ballenas o el chisporroteo de la
espuma de mar contra la arena de la playa. No. El silencio que conocía Centella
era el ruido sordo y monótono del fondo del océano. Pero en el Espacio… ¡era
como si se hubiera quedado completamente sorda!

De pronto, Centella sintió mucho frío. Era un frío distinto a cuando se quedaba
atrapada en una corriente de los mares del norte o a cuando el invierno enfriaba
el agua de su playa. El frío que sintió Centella era un frío perpetuo, la
temperatura de la eternidad; ¡un frío que le heló hasta el esqueleto! Centella
comenzó a mover sus cinco brazos para acercarse a una pequeña constelación
formada por un grupito de estrellas.

-Tengo frío, ¿me dais algo de calor? -les pidió.

Las estrellas no contestaron, pero brillaron más fuertes. Centella, que se había
acercado demasiado, se quemó.

-¡Ay! – dijo. Y después, dirigiéndose a sus antepasados: ¿No os aburrís aquí


arriba?

-Shhhh… -fue la única respuesta- estamos escuchando la eternidad.

Entonces, Centella se sintió muy sola. Quizá lo que menos le gustaba del Espacio
era esa sensación de soledad. Además, se dio cuenta de que el Universo era
inmenso, infinitamente más grande que el océano. Y tuvo miedo.

De pronto, pasó por su lado un meteorito. ¡Una estrella fugaz! Centella apretó
fuertemente los ojos y pidió un deseo. “¡Quiero volver a casa!”. Tan pronto lo
pensó, el meteorito se paró en seco.

-Sujétate a mi cola- le dijo el meteoro.

La estrella de mar se agarró a la cola de la estrella fugaz. Quemaba mucho, pero


decidió aguantar. A duras penas, consiguió regresar a la Tierra. Cuando estaba
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LIBRO DE CUENTOS

justo encima de su trocito de mar, Centella se soltó y se dejó caer. Extendió sus
cinco brazos para ofrecer más resistencia al aire. ¡Era fantástico! ¡Centella sentía
que podía volar!

¡¡SPLASH!!

Cuando Centella cayó en el agua se sintió muy bien. Volvía a estar calentita,
volvía a escuchar los chasquidos y silbidos de los delfines, volvía a flotar
meciéndose en el agua, volvía a sentirse acompañada. ¡Estaba en casa!

A pesar de su experiencia, Centella siguió subiendo, cada noche, a contemplar el


cielo estrellado. Entendía que el Espacio no era su lugar y que su sitio estaba en
el mar. ¡Pero estaba orgullosa de haber emprendido aquella aventura! Había
conocido un mundo distinto donde vivían seres muy diferentes, había
comprendido sus orígenes y había aprendido a valorar todas las cosas buenas que
tenía ser estrella de mar y vivir en el fondo del océano.

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LIBRO DE CUENTOS

“Luna de queso”

Alba, Rita y Román jugaban en su cabaña en el árbol cuando escucharon unos


ruidos que procedían de un claro del bosque. El sol se había puesto y la oscuridad
empezaba a caer sobre Villablue, pero de aquel claro emanaba un extraño
resplandor.
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LIBRO DE CUENTOS

Los niños se acercaron con sigilo, escondiéndose tras los arbustos para poder
observar sin ser descubiertos. Y lo que vieron les dejó helados: ¡Unos
extraterrestres correteaban alrededor de una nave espacial!

-¡Vámonos, si nos descubren nos llevarán a su planeta y experimentarán con


nosotros! Lo vi una vez en una película- dijo Román.

Rita permanecía muda. Estaba muy asustada. Pero lo cierto es que aquellos
extraterrestres no parecían una amenaza. Jugaban, saltaban y reían. Alba se dio
cuenta de que eran niños, como ellos.

-¡No nos harán nada! Sólo quieren jugar – les tranquilizó Alba.

Y antes de que ninguno de ellos pudiera reaccionar, Alba ya se dirigía hacia ellos
con decisión.

-¡Hola! Os damos la bienvenidoa a Villablue. ¿Os habéis perdido?

Los extraterrestres no hablaban su idioma, pero disponían de un sistema de


traducción automático para comunicarse con los terrícolas.

-No, conocemos muy bien la Tierra, solemos venir una vez al año de excursión
con el colegio.

Los extraterrestres le explicaron a Alba que, a veces, cogían “prestada” la nave


espacial de su padre y se aventuraban por el universo.

-¡Guaaaauuuu! Me encantaría conocer la luna. ¡He oído que está hecha de queso!

Los extraterrestres se miraron, contrariados, ya que no sabían lo que era el queso.


En su planeta no existían los mamíferos y, por lo tanto, no tenían leche para
hacer queso.

-Si queréis podéis acompañarnos- invitó el pequeño extraterrestre.

Alba estaba contentísima ¡No podía creerse que fuera a viajar al Espacio! Pensó
que sus padres no se preocuparían, ya que tenía permiso aquella noche para
dormir en la cabaña del árbol. Le costó un buen rato convencer a Rita y a Román,
pero, finalmente, los tres subieron a la nave. ¿Qué otra oportunidad en la vida
tendrían de subir a una nave espacial?

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LIBRO DE CUENTOS

El despegue fue espectacular. ¡Rapidísimo! Una vez atravesaron la atmósfera,


Alba vio cómo la Tierra se alejaba cada vez más y más. La nave extraterrestre era
increíblemente rápida.

No pasó mucho tiempo hasta que comenzó el descenso. ¡Habían llegado a la


luna! Los extraterrestres les dieron unos trajes espaciales antes de abrir la
compuerta.

¡La luna era alucinante! Más que caminar, había que moverse dando pequeños
saltos, casi como flotando. ¡Era muy divertido! Sin embargo, Alba quedó un
poco decepcionada al descubrir que la luna no estaba hecha de queso: su dura
corteza era de piedra y polvo. No había nada más que cráteres, no eran los
agujeros de queso Gruyere que parecían cuando se la veía desde la tierra.

Aún así, niños y extraterrestres lo pasaron en grande. ¡Jugaron y rieron tanto que
les entró un hambre de lobo! Afortunadamente, Alba, Rita y Román llevaban en
sus mochilas todos los víveres con los que pensaban pasar su noche especial en la
cabaña. Así que organizaron un inusual picnic. Galletas, sándwiches, aceitunas,
patatas fritas… ¡y distintos tipos de queso! ¡A los extraterrestres les encantó!

-Menos mal que la luna no está hecha de queso, si así fuera, hace tiempo que ya
nos la habríamos comido, dijo uno de los extraterrestres.

Todos rieron con ganas. ¡Terrícolas y extraterrestres habían pasado una noche
formidable! Una experiencia que no olvidarían jamás.

Desde aquella aventura, Alba siempre miraba al cielo en las noches de luna. Y a
pesar de haber comprobado por sí misma que se trataba de un cuerpo celeste
hecho de roca, nunca dejó de imaginar que era un gran queso Gruyere.

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LIBRO DE CUENTOS

El capricho del pequeño faraón

Todos sabían que el pequeño faraón era caprichoso, engreído y malcriado. ¡Pero
su último mandato había dejado a los egipcios con los ojos como platos!

El pequeño faraón había ordenado construir una pirámide: la más grande y


majestuosa que se hubiera visto jamás. Y quería que fuera negra como la noche:
de obsidiana, un vidrio volcánico del que se creía que tenía poderes
extraordinarios.

Hasta ahí no había problema: el arquitecto real contaba con experimentados


constructores egipcios y el Imperio tenía riquezas y recursos suficientes como
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LIBRO DE CUENTOS

para traer la exótica roca volcánica desde la lejana Anatolia… ¡Lo realmente
inaudito era que el pequeño faraón había pedido que construyeran la pirámide del
revés!

-¿Del revés? ¡Pero gran faraón, entonces no se va a sujetar!

– Quiero un vértice tan fino como la cabeza de un alfiler y que la coloquéis


bocabajo ¡Y quiero que esté terminada la próxima primavera! ¡Por Osiris!

El arquitecto real estaba muy preocupado. ¡Aquel capricho era aún más
descabellado que cuando ordenó pintar de colores a todos los cocodrilos del
Nilo! Lograr que una pirámide se sostuviera en equilibrio sobre su vértice era
físicamente imposible! Ni siendo una pirámide del derecho podrían lograrlo en
tan pocos meses, ¡necesitarían décadas! ¡Oh! ¡Si no cumplía el capricho del
pequeño faraón acabaría siendo el almuerzo de los coloridos cocodrilos del Nilo!

Desesperado, aquella noche invocó a Anubis, el dios funerario, para que le


ayudara a cumplir el capricho del pequeño faraón. Al día siguiente, hizo venir a
los mejores arquitectos desde todos los rincones de Egipto y comenzaron a
trabajar en los planos de aquella pirámide imposible.

¡Los arquitectos se desesperaban! Conseguir que la pirámide del revés se


mantuviera en equilibrio no era lo único que les preocupaba. ¿Cómo lograrían
sostener las enormes piedras unas encima de otras si lo empezaban por la base?
¡Eso era imposible de lograr hasta con un LEGO!

Sin embargo, con la ayuda divina de Anubis los trabajos de la construcción de la


pirámide invertida avanzaron a buen ritmo. Se reclutaron obreros hasta de
Mesopotamia, se construyeron grandes barcos que trajeron la obsidiana desde
Anatolia cruzando el Mediterráneo en línea recta y se ingeniaron unos andamios
especiales que mantuvieron la pirámide sujeta sobre su fina cúspide de cabeza de
alfiler.

Al llegar la primavera, el capricho del pequeño faraón era una realidad. Ante los
ojos de miles de hombres se alzaba, bocabajo, una gigantesca pirámide. Como
era negra, la pirámide desaparecía en la oscuridad de la noche, pero por el día, el
vidrio volcánico refulgía con los rayos del sol. Era de una belleza tan misteriosa
como deslumbrante.

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LIBRO DE CUENTOS

Con gran alegría, el pueblo egipcio inició los preparativos para su inauguración.
Se organizó la recepción del pequeño faraón con todo lujo de detalle. ¡La
pirámide de obsidiana sería reconocida como una de las mejores y más complejas
construcciones del mundo!

Al fin, llegó el gran día. El arquitecto real estaba muy inquieto. ¡Cuando, a lo
lejos, vio aparecer la caravana en la que viajaba el pequeño faraón se puso tan
nervioso que casi se hizo pis encima! Tras bajar del carro en el que viajaba, el
pequeño faraón se quedó parado frente a la portentosa pirámide. No dijo nada.
Guardó un misterioso silencio mientras la rodeaba y la observaba con interés.

Al cabo de un rato que al arquitecto real le pareció una eternidad, ante la perpleja
mirada de miles de súbditos, colocó su dedo índice en el vértice de la pirámide,
puso cara de pillo… ¡Y empujó!

– ¡Ya no la quiero! – dijo el caprichoso faraón.

La pirámide comenzó a tambalearse peligrosamente, perdió el equilibrio y cayó


con gran estrépito sobre uno de sus lados, levantando una gran nube de polvo.

Cuando el polvo se asentó, dejó ver la cara de la reina, su mamá. Estaba muy,
muy enfadada.

-¡Ramsés! ¡Castigado un mes sin pirámides! -le ordenó su mamá.

Y, agarrándolo de la mano, se lo llevó de nuevo hacia el carro, en plena rabieta.

Así fue como el pequeño faraón aprendió que no era la persona más poderosa del
reino. ¡La que tenía la última palabra era su mamá!

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LIBRO DE CUENTOS

Buscando a Papá Andersen

Hacía ya muchos años que El patito feo no veía a Hans Christian Andersen, su
papá. No es que fuera su padre, padre. Como sabéis, el patito feo es, en realidad,
un cisne. Lo que pasa es que Andersen fue el escritor que lo creó. Así que en vez
de decir que el patito feo nació de un huevo, sería más justo decir que nació de
una pluma: de la pluma y el tintero de Andersen.

El patito feo echaba mucho de menos a su papá. ¿Dónde se habría metido? No


sabía por dónde empezar a buscar, así que decidió preguntarle a sus hermanos (y
con sus hermanos no nos referimos a los patos que salieron de otros huevos
cuando él nació. Ni siquiera a los cisnes que nacieron en el nido donde debió
haber nacido). Sus auténticos hermanos eran todos los personajes de cuento que
nacieron de la misma pluma de la que nació El patito feo.

Aquella mañana, El patito feo se levantó temprano y se dirigió al mar en busca


de La Sirenita.

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LIBRO DE CUENTOS

-Sirenita, sirenita, ¿sabes dónde está papá Andersen? -graznó El patito feo.
-No. Hace muchísimo tiempo que no lo veo -respondió La sirenita.
-¿Podrías buscar en el fondo del mar? Yo no puedo respirar bajo el agua.

La sirenita se sumergió de nuevo entre las olas. Buscó en el arrecife de coral, en


cada rincón del barco hundido, en salas, salones y aposentos de su palacio
submarino… ¡Hasta en la tenebrosa casa de la Bruja del Mar! Pero nada.

-No hay ni rastro de él en las profundidades. ¡Qué raro! -contó la sirenita cuando
emergió de nuevo de entre las olas.
-¿Me acompañas a buscarlo?-pidió El patito feo.

-¡Claro! Pero tengo que pedirle las piernas a la Bruja del Mar. Y ya sabes que,
mientras las tenga puestas, me quedaré sin voz -recordó La sirenita.

-Ahora necesitamos más los ojos que la voz. Si no te importa… ¡a mí tampoco! -


zanjó El patito feo.

Una vez conseguidas las piernas, la sirenita muda y el patito feo se dirigieron a
casa de Pulgarcita.

-¡Pulgarcita, Pulgarcita! ¿Has visto a papá Andersen? -graznó El patito feo.


-No… Ahora que lo dices, hace muchísimos años que no sé nada de él -respondió
Pulgarcita, con voz diminuta.

Vamos en su busca. ¿Te vienes? He pensado que como eres diminuta podrás
mirar en lugares pequeños y estrechos, donde no podamos entrar. Pulgarcita
accedió a acompañar a La sirenita y a El patito feo. Gracias a su pequeño tamaño
pudo mirar entre las ramas que se amontonaban en el suelo, dentro de las grietas
de las rocas, en los túneles de los topos…

Buscó por todos los lugares minúsculos, pero no había ni rastro de papá
Andersen.
La sirenita muda, el patito feo y la niña diminuta acudieron a pedir ayuda a su
hermano El ruiseñor.

-Ruiseñor, ruiseñor. Buscamos a papá Andersen. ¿Lo has visto? -graznó el patito
feo.
-No, hace muchísimo tiempo que no lo veo -trinó el ruiseñor.

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LIBRO DE CUENTOS

Ayúdanos a buscarle. Puedes volar, podrías buscar desde las alturas. Y llamarle
con tu virtuoso canto.

El ruiseñor se sumó a sus hermanos en la búsqueda de papá Andersen. Mientras


ellos caminaban, el pequeño pájaro trinaba y observaba el mundo desde las
alturas, fijándose en cualquier detalle, por lejano que estuviera. Pero tampoco
desde el aire se notaba indicio alguno del paradero de Papá Andersen.

Así que la sirenita muda, el patito feo y la niña diminuta y el ruiseñor virtuoso
fueron en busca de La pequeña cerillera.

-Pequeña cerillera, estamos buscando a papá Andersen. ¿Sabes dónde está? -


graznó El Patito feo.
-No, hace años que no lo veo -negó La pequeña cerillera.
-¿Nos acompañarías a buscarle? Como tienes una caja de cerillas podrías mirar
en los sitios más oscuros.
-Sólo me quedan dos cajas. Si las gasto no tendré dinero para comer… dudó La
pequeña cerillera. ¡Pero se trata de papá! No puedo decir que no.

La pequeña cerillera se unió a la comitiva. Prendió un fósforo para buscar dentro


de la cueva, otro para mirar en el interior de un árbol hueco, uno más para
inspeccionar la madriguera de un conejo… ¡Y tampoco halló pista alguna sobre
el paradero de papá Andersen! Así que La sirenita muda, el patito feo, la niña
diminuta, el ruiseñor virtuoso y la cerillera pobre fueron en busca de El soldadito
de plomo.

-¡Soldadito de plomo, somos tus hermanos! ¿Has visto a papá Andersen? -graznó
El Patito feo.
-Es cierto que hace ya mucho tiempo que no sé nada de él -pareció caer en la
cuenta El soldadito de plomo.
-Lo estamos buscando por todas partes, ¿nos ayudas a encontrarlo?
-Solo tengo una pierna. Camino despacio y os retrasaría -advirtió el soldadito.
-Pero tienes un barquito de papel. Si navegas río abajo podrás buscar más rápido
por las orillas -argumentó El patito feo.

El soldadito aceptó acompañarlos. Subido en su barquito navegó por el río


peinando la ribera con la mirada. Pero como el barquito era de papel, pronto se
deshizo con el agua.

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LIBRO DE CUENTOS

Después de ese incidente, todos los hermanos estaban muy desanimados. ¡Nunca
encontrarían a papá Andersen, a no ser que…

¿Y si le preguntamos a La reina de las nieves? – dijo Pulgarcita.

Se hizo el silencio. La sirenita era la única que intentaba hablar, pero como no le
salía la voz, negaba enérgicamente con la cabeza mientras hacía gestos
descontrolados con las manos.

-Nuestra hermana tiene el corazón de hielo -graznó El Patito Feo


-Es muy peligrosa -trinó El ruiseñor
-¡Nos va a hacer daño! -se quejó El soldadito de plomo.
¡Pero tenemos que encontrar a papá Andersen! -Insistió Pulgarcita.

Finalmente, La sirenita muda, el patito feo, la niña diminuta, el ruiseñor virtuoso,


la cerillera pobre y el soldadito cojo se encaminaron al Palacio de La Reina de las
Nieves.

El paisaje se volvió frío, congelado. Nevaba tan fuerte que apenas podía
distinguirse, en lo alto de la montaña, el palacio de hielo de La Reina de las
Nieves

Llamaron al gran portón. Pero nadie contestó. Por arte de magia, la puerta
comenzó a abrirse. Los hermanos pasaron a un lóbrego y frío salón.

-¿Quiénes sois? ¿Cómo os atrevéis a entrar en mis dominios? -casi aulló La


Reina de las Nieves.
-Somos tus hermanos. Estamos buscando a papá Andersen. ¿Lo has visto? -se
atrevió a preguntar El Patito Feo.

La Reina de las Nieves los observó.

-¿Mis hermanos? ¡Yo no tengo hermanos!


-Sí, todos salimos de la misma pluma. De la pluma y el tintero de Papá Andersen.
Lo estamos buscando, ¿Sabes dónde podemos encontrarlo? -insistió La pequeña
cerillera.

Se hizo un incómodo silencio.

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LIBRO DE CUENTOS

-Está aquí -respondió La reina de las Nieves – Se vino a vivir a mi palacio


cuando me quedé completamente sola por mi maldad. Papá fue el único que
nunca me abandonó -dijo La Reina de las Nieves, notando cómo se le quebraba
la voz.
-¿Puedes decirle que hemos venido a visitarle? -preguntó Pulgarcita.

La reina de las nieves dudó.

-Ahora mismo está muy ocupado. Acompañadme, pero guardad silencio -accedió
finalmente La Reina de las Nieves.

Los hermanos la siguieron por intrincados pasillos, retorcidas escaleras de


caracol, oscuros túneles… Hasta que al fondo de una de las galerías, vieron el
resplandor de un candil que salía por una puerta. Se acercaron sigilosos. La reina
se llevó un dedo a los labios pidiéndoles silencio.

-Está escribiendo nuevos cuentos. Es mejor no molestarle -susurró La Reina de


las Nieves.

Allí estaba papá Andersen, sentado frente a su escritorio. De su pluma nacían


nuevos e increíbles personajes que, acto seguido, se desvanecían en el aire.
Alertado por un ruido, Papá Andersen levantó la mirada en dirección a la puerta.

-¡Mis queridos hijos! ¡Qué alegría volver a veros! ¡Oh! ¡Mírate, patito Feo! ¡Pero
si estás guapísimo! Y tú, Pulgarcita… ¡Cómo has crecido!

Entonces la sirenita muda, el patito feo, la niña diminuta, el ruiseñor virtuoso, la


cerillera pobre, el soldadito cojo, y hasta la malvada reina, corrieron a abrazar a
su padre.

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LIBRO DE CUENTOS

El Reino de Miriñán” para leer a los niños

En el Reino de Miriñán había una preciosa casa en la cumbre de una montaña


muy alta. Era el hogar de un niño extraordinario que crecía feliz junto a su
familia. ¿Adivinas su nombre? Mumablue, se llamaba.

Mumablue tenía un don especial: movía objetos con la mente, detenía la lluvia
para poder salir a jugar e incluso hablaba con Lori, su mascota.

Una noche, una luciérnaga entró por la ventana, despertó a Lori y le dio un
mensaje para Mumablue, que dormía a pierna suelta. Apenas asomaron los
primeros rayos de sol, Lori despertó a Mumablue.

– Una luciérnaga me ha dado un mensaje para ti. Dice que los unicornios
necesitan tu ayuda.

– ¿Unicornios? Pero si los unicornios no existen -se sorprendió Mumablue.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 73


LIBRO DE CUENTOS

Lori le explicó que hubo un tiempo en el que los unicornios convivían con los
habitantes del Reino de Miriñán, pero la codicia llevó a los hombres a apoderarse
de todos los huevos de oro de los que nacían los unicornios, provocando así su
desaparición. Solo uno de ellos quedó en el Reino. Su nombre es Otis.

La luciérnaga aseguró que los unicornios que lograron huir se escondieron en la


isla de las Oropéndolas y que había visto a Otis en el bosque púrpura. Mientras
Lori detallaba su encuentro con la luciérnaga, Mumablue se ponía sus zapatos.

– Mumablue, solo tú puedes ayudar a Otis a encontrar a su familia -explicó Lori.

Una vez partieron en busca de Otis, Mumablue pensó en su familia.

– Debería haberlos avisado para que no se preocuparan -se dijo.

De pronto, Mumablue escuchó un ruido. Se giró y entonces contempló al ser más


bello que
sus ojos habían visto jamás.

– ¡Hola, Otis! Soy Mumablue -saludó el pequeño.

Otis se llevó un susto tremendo y salió corriendo.

– ¡Espera, por favor, detente! ¡Solo quiero ayudarte a encontrar a tu familia! -


gritó Mumablue.

El unicornio se detuvo y escuchó las palabras de Mumablue, que logró


convencerle para ir en busca de su familia. Mumablue subió a lomos de Otis
como pudo, puesto que nunca antes había montado en unicornio.

Mumablue, Lori y Otis volaban hacia la isla de las Oropéndolas cuando se


toparon con un terrible monstruo marino. Uno de sus tentáculos atrapó a Otis.
Mumablue logró esquivarlo y, usando sus poderes, sacó a la superficie algas
marinas que apresaron al monstruo.

Cuando Mumablue consiguió liberar a Otis, subió a su lomo y juntos continuaron


el viaje hacia la isla de las Oropéndolas.

La isla de las Oropéndolas era un auténtico paraíso donde los unicornios trotaban
a sus anchas. Al ver a Otis uno de ellos se acercó.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 74


LIBRO DE CUENTOS

– Te reconocería en cualquier parte del mundo. He pensado en ti cada segundo de


cada día. Otis, soy Arlana, tu madre.

Otis y Arlana se dieron un fuerte abrazo. Mumablue y Lori no podían estar más
contentos. Después emprendieron el viaje de regreso a casa junto con Otis,
Arlana y el resto de los unicornios.

En cuanto regresaron, Mumablue corrió a abrazar a su familia. Les contó cómo


había derrotado al monstruo marino y su encuentro con los unicornios. Juntos,
movilizaron al reino entero para acogerlos de nuevo y vivir en armonía.

La historia de Mumablue y Otis corrió como la pólvora por todo el Reino de


Miriñán. Sus habitantes fueron más felices cuando aprendieron a querer y
respetar a los unicornios, a los que nunca más atacaron para hacerse con sus
huevos de oro.

Y con Arlana y Otis felices y contentos, AQUÍ ME DESPIDO hasta el próximo


cuento.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 75


LIBRO DE CUENTOS

¡Hay duendes!

La señora Bliss estaba desesperada. ¡Últimamente no encontraba las cosas! Sólo


en la última semana había perdido un dedal, una caja de cerillas y dos monedas
de un euro.

– ¡Eso es que hay duendes! – decía el señor Bliss

Y la señora Bliss se enfadaba todavía más.

– ¿Duendes? ¡A lo mejor el duende eres tú! ¡Todo el día cambiándome las cosas
de sitio!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 76


LIBRO DE CUENTOS

Pero lo cierto es que la señora Bliss estaba más preocupada que enfadada.
¿Estaría perdiendo la memoria? ¡¿Y si un día, al despertar, no recordaba ni
siquiera su nombre?!

La señora Bliss, todas las tardes se echaba la siesta. Y aquella tarde no era
diferente. Después de comer, como llevaba haciendo los últimos 30 años, se
sentó en su mecedora y se quedó dormida.

De pronto, una extraña criaturita asomó la cabeza por detrás de un radiador. Se


aseguró de que dormía y se dirigió hacia ella. Trepó a la mesita y miró hacia la
puerta. Ejercitó un poco los brazos, agarró las gafas de la señora Bliss y salió
corriendo.

– Te digo que hay duendes -repetía el señor Bliss –A mí también me ha


desaparecido un calcetín y estuche de las lentillas.

La tarde siguiente, mientras la señora Bliss dormía, la extraña criaturilla asomó


de nuevo por detrás del radiador. Caminó de puntillas. Agarró un pastillero que
se le había caído al suelo a la señora Bliss. Y corrió a esconderse detrás del
radiador.

– ¡Pues sí que hay duendes! -se lamentaba, ahora, la señora Bliss -Estoy segura
de que se me cayó al suelo antes de quedarme dormida.

La siguiente tarde, la señora Bliss, como todas las tardes durante los últimos 30
años, se sentó en la mecedora después de comer, pero no se durmió. Entornó los
ojos, fingió unos sonoros ronquidos, y se puso a esperar.

Al rato, la extraña criaturita volvió a asomar por detrás del radiador. Comprobó
que la señora Bliss dormía. Saltó a la alfombra y, con paso disimulado, caminó
hacia la caja de galletas de la señora Bliss.

– ¡Te pillé, ladronzuelo! – gritó la señora Bliss, dándole un susto de muerte.

La extraña criatura corrió como nunca y se escondió detrás del radiador.

El señor Bliss y la señora Bliss desmontaron el radiador para atrapar a la extraña


criatura.

– Te digo que es un duende, ¡es un duende! – repetía el señor Bliss.

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LIBRO DE CUENTOS

Cuando retiraron el aparato encontraron un agujero en la pared. El señor Bliss


alumbró con una linterna y acercó un ojo.

¡Lo que vio le dejó perplejo! ¡Parecía una preciosa casa de muñecas! El pastillero
era ahora una bonita mesa de comedor, con dos dedales por sillas. Los cristales
de las gafas se habían convertido en dos bonitos tragaluces que conectaban con el
jardín. El estuche de lentillas servía ahora como lavabo. Con las dos monedas de
un euro y un viejo mechero habían construido los fogones de una cocina. La caja
de cerillas era una confortable camita con mantita de calcetín y con las cerillas de
su interior habían construido una cuna diminuta. De pronto, el señor Bliss notó
que cuatro ojillos inquietos centelleaban a la luz de la linterna.

– ¡¿Qué hay?! ¡¡Qué ves!! – se impacientó la señora Bliss

– Efectivamente son duendes – respondió el señor Bliss -dos duendes recién


casados que están construyendo su nueva casa.

Desde aquel día, el señor y la señora Bliss depositaban detrás del radiador
diversos objetos diminutos para que siguieran amueblando su casa. Y todos los
domingos, además, les dejaban una sabrosa galleta de la caja de galletas de la
señora Bliss.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 78


LIBRO DE CUENTOS

Al unicornio se le ha caído su cuerno de leche!

Todas las mañanas se apartaba su flequillo de crin, buscaba su reflejo en las


cristalinas aguas del río y se miraba la frente. Pero nada. No se apreciaba ni un
bultito. ¡Ninguno de sus amigos había tenido que esperar tanto! Como mucho, a
los nueve días, a todos les había aparecido un pequeño bulto. Pero a él, nada. Ni
siquiera una puntita microscópica.

-Tienes que comer verduras de hoja verde y mucha gelatina de naranja – le decía
su mamá.

Eso no era problema, porque al pequeño unicornio le encantaban las verduras de


hoja verde, y también la gelatina de naranja. Así que comía espinacas, coles de
bruselas y mucha, mucha lechuga. Y se hartaba a gelatina.

Pero nada, del cuerno permanente no había ni rastro.

-Tienes que tener un poquito de paciencia -le decía su papá.

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LIBRO DE CUENTOS

Pero el pequeño unicornio no podía esperar. Día tras día, veía cómo a todos sus
amigos, poco a poco, les iban creciendo sus cuernos permanentes, brillantes, cada
uno de un color, y todos ellos preciosos. Porque los cuernos de leche son
completamente blancos… ¡pero los cuernos permanentes pueden ser de muchos
colores distintos! Azules, rosas, morados, amarillos… ¡incluso arcoíris! El
pequeño unicornio imaginaba de qué color sería el suyo y eso le hacía
impacientarse todavía más.

-Si todavía no sale es porque no tiene espacio para salir, ¡deja que vaya a su
ritmo o te saldrá torcido! – de decía su mamá.

-Si tarda tanto, seguro que es porque será maravilloso -le decía su papá.

La idea de que su cuerno sería maravilloso impacientaba aún más al pequeño


unicornio. Y así pasó un mes entero. En ocasiones sentía mucho miedo al pensar
que nunca le saldría el cuerno permanente; otras veces se preguntaba si su cuerno
sería feo o bonito y se ponía muy nervioso. Y mientras tanto no paraba de comer
verduras de hoja verde y gelatina de naranja.

Hasta que una mañana, al mirarse en el remanso del río, el pequeño unicornio
notó un bulto bajo su flequillo. ¡Ya asomaba su cuerno permanente! Cuando se
acercó a averiguar de qué color era, quedó muy decepcionado: su cuerno era
blanco. ¡No era justo! ¡Igual que su cuerno de leche! ¡Todos sus amigos
unicornios tenían bonitos cuernos de colores, menos él!

El pequeño unicornio estaba muy triste. No quería salir a jugar y, cuando iba al
colegio escondía la punta de su nuevo cuerno debajo de su flequillo de crin. Pero
un día le había crecido tanto que era imposible esconderlo, sobresalía,
imponente, entre sus crines. Cuando caminaba por el bosque, el pequeño
unicornio notaba que todo el mundo le miraba, que cuchicheaban y se quedaban
parados a su paso. Se fijaban en su cuerno. ¡Estaba muy avergonzado! ¡Odiaba su
cuerno! ¡Se lo quería cortar y no verlo nunca más! Hasta que su mejor amiga,
una unicornio de pelo blanco y cuerno azul y brillante se le acercó.

-Ohhhh, tienes el cuerno más espectacular y maravilloso que he visto nunca. ¡Es
precioso!

El pequeño unicornio no entendía nada. Trotó hasta el remanso del río y lo que
vio reflejado le dejó perplejo. ¡De su frente salía un precioso cuerno nacarado!

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LIBRO DE CUENTOS

Era blanco, sí, pero al reflejarse en él, la luz del sol producía brillos y tonos de
distintos colores. ¡Era increíble! Jamás había visto nada igual.

-¿Ves? -le dijo su papá- ¡Las mejores cosas llegan en el momento justo! Y
normalmente, suelen hacerse esperar.

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LIBRO DE CUENTOS

El hada del invierno

Aquel otoño no era un otoño normal. Las cosas no ocurrían como otros años, en
los que las hojas de los árboles se volvían amarillas, naranjas y rojas y adornaban
las copas durante semanas antes de marchitarse y cubrir el suelo con un manto
ocre y crujiente. No. Aquel otoño las hojas morían de repente y dejaban a los
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 82
LIBRO DE CUENTOS

árboles desnudos en cuestión de días. Estaba claro que algo muy extraño estaba
pasando en el bosque.

El Rey del Bosque, un ciervo rojo cuya gran cornamenta daba una pista de su
avanzada edad, convocó a los animales para informarles del problema e intentar,
entre todos, encontrar una solución para recuperar el otoño.

– ¿Alguien ha visto o notado algo raro? -preguntó el ciervo.

– No sé si os habéis fijado -dijo, tímidamente una ardilla- Entre las ramas de


algunos árboles se extienden unos finos hilos. Parecen telas de araña pero, si
miráis bien, veréis que están hechos de hielo.

Todos los animales alzaron la cabeza a un tiempo para observar las ramas. Y así
era. Lo que a simple vista parecían telas de araña eran, en realidad, complejos
entramados de finos hilos de hielo. Por si quedaba alguna duda, la ardilla trepó
hasta uno de los árboles y comenzó a golpearlos con su hábil manita. Los hilos se
quebraban con gemidos musicales.

– ¡Eh, oye! Pero, ¡¿qué haces?! ¿Tú sabes lo que me cuesta construir tan sólo una
de estas figuritas? ¡Fuera de mi árbol! -gritó una vocecita impertinente.

La ardilla dio un respingo y corrió, tronco abajo, a refugiarse junto al resto de


animales del bosque. Frente a ellos, una pequeña figura alada, de colores
azulados, revoloteaba sin ton ni son. Estaba muy enfadada.

– ¿Quién eres? – se atrevió a preguntar uno de los osos.

– Soy un hada del invierno -respondió la figurilla. Y mirando al oso de arriba a


abajo añadió, inquisidora: -La pregunta es: ¿Quién eres tú?

– ¿Yo? – respondió desconcertado el oso – Pues… soy… un oso.

– ¡Un oso! – exclamó el hada, revoloteándole alrededor, con curiosidad. -Nunca


había visto ninguno. ¿Y sabes por qué? Porque los osos no tenéis ni idea de lo
que es el invierno, os lo pasáis entero durmiendo en una cueva. ¡Así que, a callar!

– ¡Ni las hadas del invierno tenéis ni idea de lo que es el otoño! – salió en
defensa del oso la pequeña ardilla. ¡Según parece eres la responsable de este
desastre! ¡Queremos que nos lo devuelvas!

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LIBRO DE CUENTOS

Sin hacerle ningún caso, el hada del invierno se perdió, revoloteando, en la


espesura del bosque. ¡Como si no tuviera ya suficientes problemas! No entendía
qué manía les había entrado con el otoño a esos animales. ¡Claro que tenía idea
de lo que era el otoño! Una estación tonta que no servía para nada. ¿Para qué
esperar semanas a que se caigan las hojas de los árboles? Cuanto antes se acabara
con eso, mucho mejor. Más tiempo para disfrutar del fresquito del invierno, de la
blanca nieve, del olor de las hogueras y el humo saliendo las chimeneas… ¡Eso
es lo que realmente entusiasmaba a las hadas del invierno!

Al cabo de un rato, el hada se paró a descansar sobre el mullido musgo que crecía
en un viejo tronco muerto. Entonces escuchó una vocecita que se quejaba
constantemente. Era un ratoncillo que hurgaba entre las hojas muertas.

– Nada, ¡ni una! Esto es el fin. ¡Pero, ¿será posible?! -se lamentaba el roedor.

– ¿Por qué te quejas tanto? Me estás poniendo de mal humor con tus lamentos -se
quejó el hada.

El ratoncito levantó la cabeza y vio al hada, de pie sobre el tronco muerto, que lo
miraba con los brazos en jarras.

– ¿No sabrás dónde puedo encontrar avellanas este año? O nueces, o castañas…
¡Se acerca el invierno y no he conseguido nada para llenar la despensa! Si no
encuentro comida pronto, mis hijos y yo moriremos de hambre.

Al ratoncito se le quebró la voz y se puso a llorar desconsoladamente.

– Eh, oye. No llores – le dijo el hada del invierno, a quien los lloriqueos la
sacaban de sus casillas. – Encontrarás una solución. ¡Seguro que no es tan grave!

– ¿Que no es tan grave? No soy el único que tiene problemas desde que está
desapareciendo el otoño. Ven conmigo, te lo mostraré.

Con desgana, el hada siguió al ratoncito hasta lo alto de un enorme árbol. Desde
allí se veía gran parte del bosque. El ratón le iba señalando animales mientras le
contaba cuáles eran sus problemas.

Le dijo que este año no había bayas rojas y que los insectos que se alimentaban
de ellas habían perdido sus colores. También las plumas de los pájaros que se
comían a esos insectos se habían vuelto pardas. Los ciervos estaban
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LIBRO DE CUENTOS

desconcertados por la falta de otoño y no encontraban pareja, así que en


primavera no nacería ningún cervatillo. ¡Y lo más preocupante! No había ni una
sola seta. Sin los hongos, las hojas muertas no se descompondrían para facilitar
que germinaran nuevas plantas. El bosque se cubriría de un manto de
podredumbre y se convertiría en un lugar hostil en el que ningún ser podría
sobrevivir.

Tras escuchar todo aquello, el hada del invierno comprendió lo importante que
era el otoño para todos los animales del bosque. Había sido una ignorante y una
egoísta.

Entonces, agarró fuertemente su varita mágica y uno tras otro, fue apuntando a
los árboles del bosque. Tan pronto como los hilos de hielo estallaban, las hojas
iban recuperando su aspecto otoñal. Una vez deshecho el encantamiento, el
bosque lucía de nuevo como todos los otoños. Visto desde arriba, era un manto
de colores verdes, rojos, naranjas y amarillos. El hada del invierno, al
contemplarlo, quedó embelesada. Y entendió que el otoño no sólo era bueno para
la vida. También lo era para el alma.

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LIBRO DE CUENTOS

La Mariposa de los Hielos

Aquella mañana lucía el sol y comenzaba a oírse el canto de los arroyos. Los
pájaros, con su trinar, celebraban la llegada de la primavera y las flores se
desperezaban ya sobre el manto verde que cubría la pradera. Al mismo tiempo, se
desperezaban también las mariposas mientras abandonaban el capullo y
reaparecían vestidas de fiesta, con enormes alas de irisados colores. Todas,
menos una.

De uno de los capullos, el más alejado del árbol, salió una mariposa muy extraña:
nunca se había visto nada igual. No tenía bellos colores, como sus hermanas,
parecía, más bien, hecha por completo de cristal. No era fea, al contrario, era de
una belleza deslumbrante. Sus alas, recubiertas de pequeños cristales de hielo,
brillaban con el sol y lanzaban destellos en todas direcciones. ¡Era una mariposa
preciosa! Pero era diferente.

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LIBRO DE CUENTOS

-Qué raro es tu vestido -se burlaban sus hermanas.

-¿Dónde están tus colores? – le preguntaban las libélulas.

-¡Tus alas no son de terciopelo! – le advertían las arañas.

-¿Antes también eras distinta? – se extrañaban las orugas.

-Eres un bicho raro – sentenciaban los insectos palo.

La mariposa era preciosa, pero era diferente. Y, por ese motivo, nadie la tomaba
en serio. Sus hermanas no querían jugar con ella y el resto de insectos se la
quedaban mirando con compasión. De nada le servían sus cristalinas alas
transparentes, sus destellos brillantes, su fragilidad de cristal, el silbido de su
aleteo. Nadie la quería porque no era una mariposa de colores, con alas de
terciopelo y negro cuerpo azabache.

La mariposa se había quedado sola porque era diferente, así que decidió alejarse
de todos. Voló, voló y voló hacia los confines del mundo. Sus alas reflejaban el
sol con cada batir, fulgurando contra el intenso azul del cielo. Al cabo de un buen
rato, se posó cerca de un arroyo a refrescarse. Se encontraba ensimismada,
absorta en sus propios pensamientos, cuando notó que alguien la observaba. La
mariposa levantó la mirada y vio, frente a ella una termita muy anciana.

-¡No me lo puedo creer! ¡Eres una mariposa de los hielos! -exclamó la termita.

La mariposa no entendía a qué se estaba refiriendo.

-¿Yo? No, no. No soy una mariposa de los hielos. Sólo soy una rara mariposa
que nació sin colores -dijo la mariposa, entristecida.

La termita le insistió. Le dijo que su abuelo le contaba una historia que hablaba
de cómo, cada primavera, una sola mariposa nace diferente a las demás. No tiene
colores ni alas de terciopelo. Al contrario, es transparente y brillante como un
copo de nieve y sus alas son rígidas y frágiles como el hielo. Es diferente, sí.
Pero es única. Y tiene una misión: la mariposa de los hielos es la encargada de
guardar el invierno, para que sepa encontrar el camino de vuelta y no se pierda, y
pueda, así, regresar cada año.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 87


LIBRO DE CUENTOS

-No eres rara, eres especial. ¡Eres la guardiana del invierno! Sin ti, nada volvería
a empezar -le insistió la anciana termita.

-¿Empezar? ¡Pero si es en primavera cuando empieza todo! -se extrañó la


mariposa.

-No, en realidad todo empieza en invierno -continuó la termita- Se necesita la


nieve para que, con el deshielo, el agua se reparta por el mundo y puedan brotar
las plantas. El invierno no es el fin de la vida, sino el inicio de ella.

Cuando se corrió la voz entre los insectos, éstos comenzaron a mirar a la


mariposa con admiración. Ahora, todos se sentían afortunados por tener entre
ellos a una mariposa de los hielos. Aprendieron que ser diferente no quiere decir
ser raro, sino especial. Y que los seres especiales están en este mundo para
cumplir una importante misión. ¡Sólo hay que descubrir cuál es! Gracias a la
mariposa de los hielos, el invierno supo encontrar el camino de vuelta,
coloreándolo todo de blanco. Con la llegada de una nueva primavera, otra
mariposa muy especial comenzó a romper su capullo de hielo…

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 88


LIBRO DE CUENTOS

“Mi Cuento de Navidad”


Faltan pocos días para Navidad. Papá Noel y sus elfos trabajan contrarreloj en la
preparación de los regalos. Pero una carta ha hecho saltar todas las alarmas:
Mumablue no ha pedido ningún regalo para sí mismo. ¡No sólo está en la Lista
de los Buenos, sino que ha llegado al tope del medidor de generosidad!

Papá Noel contacta con Toulï, la elfa encargada de vigilar a Mumablue. Ésta le
confirma que el niño ha escrito una carta pensando antes en su familia que en él
mismo, y que, además, se ha portado muy bien todo el año.

Papá Noel y los elfos se reúnen para ver cómo abordan una situación tan
excepcional. Tras deliberar, deciden recompensar a Mumablue por su
generosidad: ¡Le invitarán a La Villa de Papá Noel y conocerá su mágico mundo!

– Toulï se encargará de guiarle hasta aquí – ordena Papá Noel.

Toulï conduce a un estupefacto Mumablue por un laberinto de puertas mágicas


que conectan todos los rincones del mundo con la Villa de Papá Noel. ¡Es
increíble! ¡Jamás hubiera imaginado que existiera algo así! – exclama
Mumablue.

Una vez que llegan a la plaza de la aldea, Mumablue no puede creer lo que ven
sus ojos. La Villa de Papá Noel está cubierta por capas de nieve mágica.
Duendes, renos y huskies están por todos lados trabajando duro para gestionar

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 89


LIBRO DE CUENTOS

hasta el último detalle de la fabricación y entrega de todos los regalos de Navidad


del mundo. ¡Que lugar tan mágico!

– Ho, ho, ho. Bienvenido, Mumablue. Nos hace muy felices conocerte. – saluda
Papá Noel.

Lo primero que le muestran es la Oficina de Correos, donde se clasifican todas


las cartas y los e-mails que envían los niños. Aquí es donde los elfos encargados
del correo reciben los informes semanales que otros elfos realizan sobre los niños
que vigilan durante todo el año.

– Aquí es donde llegó tu carta, Mumablue -explica Toulï.

Papá Noel lleva a Mumablue hasta el Taller de Juguetes. Habilidosos elfos


combinan inteligencia y magia para fabricar montañas de juguetes en tiempo
récord. Y lo hacen siguiendo las indicaciones de los ingeniosos elfos que los
inventan. ¡Es increíble la enorme pila de juguetes!

Lo que más sorprende a Mumablue es el Invernadero Encantado. En él se


cultivan Flores de Pascua muy especiales, ya que de ellas nacen los bebés elfo.

– ¡Es uno de los lugares más importantes del Polo Norte! -le explica Papá Noel.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 90


LIBRO DE CUENTOS

El Rancho Polar es alucinante. En sus acogedores establos descansan los renos


junto con los perros huskies y otros animales de la aldea como conejos y zorros.
Los elfos que viven con ellos se encargan de su cuidado protegiéndolos de las
tormentas y de los lobos.

¡Es increíble la majestuosidad de La Gran Biblioteca! En ella no sólo se


encuentran libros antiguos con la historia de la Villa, también se guardan los
Grandes Libros en los que está escrita la historia de cada niño que hay en el
mundo.

– Ojalá tuviera una así en mi casa – anhela Mumablue.

Pero lo realmente increíble es descubrir que el trineo de Papá Noel cuenta con un
compartimento mágico que se va haciendo más y más grande cuanto mayor es el
número de regalos que se metan en él. ¡Magnífico!

– ¡Así puedo repartirlos todos en un solo viaje! – se ríe Papá Noel.

Mumablue y Papá Noel se dirigen hacia el último lugar de la visita: la cocina de


la Villa. Pero parece que algo va mal. Tanto Gordot, el jefe de cocina, como
varios elfos encargados de cocinar para todo el poblado, flotan por los aires.

Un elfo aprendiz ha confundido los brotes para ensalada con el liquen mágico,
ese que deben comer los renos dos veces al día para poder volar y tirar del trineo
de Papá Noel. ¡Y se ha terminado!

– ¡Si no hacemos algo, ningún niño recibirá su regalo de Navidad! – se lamenta


Gordot.

Es un auténtico problema: la cosecha de liquen especial ya ha sido recogida. No


queda ni uno en las orillas del Lago Mágico. El liquen especial solo crece allí
porque hace mucho tiempo cayó una estrella del cielo y lo impregnó todo con su
polvo estelar. ¡Sin él, no se puede preparar liquen mágico!

Papá Noel se queda pensativo. Les dice que cree que existe otro lugar donde es
posible encontrar liquen especial, ¡pero no recuerda dónde ni por qué lo sabe!
Mumablue asegura que la respuesta a todas las preguntas del mundo está en los
libros:

-¡Miremos en la Gran Biblioteca! Allí descubriremos si existe ese lugar.


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LIBRO DE CUENTOS

Tras mucho buscar entre las altas y congestionadas librerías de la Gran


Biblioteca, dan con un antiquísimo y grueso libro donde parece estar la respuesta.
Son un montón de páginas, pero, finalmente, encuentran lo que buscan.

Mumablue lee: Cuando la gran estrella cayó del cielo, un gran fragmento se
desprendió al chocar contra la tierra y fue a parar a un lugar recóndito del
Bosque MerryGlow. Se dice que a su alrededor también crece el liquen especial.

-¡Ya lo recuerdo! ¡Ya sé dónde está ese lugar!- exclama, muy excitado, Papá
Noel.

Con la ayuda de los huskies, Papá Noel les guía hasta un lugar muy apartado del
bosque, oculto tras la maleza y detrás de unas enormes rocas. ¡Es increíble! Hay
suficiente liquen para llegar a Nochebuena. Papá Noel felicita a Mumablue:

– Gracias a ti, todos los niños podrán tener su regalo de Navidad.

Como recompensa, Papá Noel invita a Mumablue a acompañarle en Nochebuena


y recorrer todo el mundo repartiendo regalos. Al llegar la tan esperada noche, los
renos elevan el trineo por el cielo. Todos se despiden de Mumablue con gran
alborozo.

-¡Vuelve pronto! ¡Serás siempre bienvenido! – gritan los elfos, al unísono.

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LIBRO DE CUENTOS

La aventura de las emociones

Era una mañana de primavera. El sol se colaba a través de las ranuras de


la persiana y dibujaba figuritas de luz sobre la cama de Laura. De pronto, los
rayos de sol le hicieron cosquillas en la nariz y se despertó.

La niña abrió los ojos lentamente. Cuando éstos se acostumbraron a la luz,


observó que sobre su escritorio había un misterioso paquete. ¡Parecía un regalo
para ella! Laura se levantó de un salto, brincando de ALEGRÍA, con una enorme
sonrisa en la cara y dando gritos de emoción.

Mientras lo abría, pensó que iba a ser un gran día. En el interior del paquete
había un pequeño espejo acompañado de una nota misteriosa: ¡La ALEGRÍA es
contagiosa! Con este espejo podrás reflejar tu ALEGRÍA en los demás.

Laura lo sacó con cuidado. Debajo encontró una cuerda, un ábaco, un flotador y
un chubasquero. ¿Para qué servirían? ¡Laura supo que una gran aventura estaba a
punto de comenzar! Así que volcó el contenido de la caja en su mochila y salió
de casa dispuesta a encontrar gente a la que contagiar su alegría.

Iba tan abstraída que no se dio cuenta de que se adentraba en un pantano. Parado
en medio de la ciénaga observó un temible dragón. Laura se paró en seco. Sintió
que un sudor frío le recorría la espalda y su cuerpo se paralizaba. ¡Tenía mucho
MIEDO! El dragón giró la cabeza, la miró fijamente y… se puso a gritar de
terror.

– ¡No me hagas daño, por favor! -suplicó el dragón.

Laura se dio cuenta de que el dragón estaba mucho más asustado que ella. Aun
así, la gigantesca fiera le provocaba pavor.

– Quería reflejar mi alegría en ti, pero me provocas mucho MIEDO -dijo Laura,
con voz temblorosa.

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LIBRO DE CUENTOS

-¿MIEDO? ¿Yo? Vosotros, los humanos, sí que sois peligrosos. Durante siglos
habéis perseguido dragones para matarlos. ¿No has visto las películas? -
respondió, aterrorizado, el fiero dragón.

Al oír aquello, Laura entendió que el MIEDO te hace sentir pequeñito. No


importa lo grande o fiero que seas: si estás asustado, todo te parece peligroso,
incontrolable. La niña sintió lástima por el dragón. ¡Se le veía tan
asustado! Entonces sacó la cuerda de la mochila y se la ofreció.

– Con esta correa podrás atar el MIEDO y mantenerlo siempre bajo control -le
explicó Laura.

El dragón observó la cuerda, incrédulo. Pero luego la agarró son sus fauces y se
marchó muy contento, dispuesto a atar todos sus miedos.

Laura dejó atrás el pantano y llegó a un pequeño claro. Allí, un gigante con pinta
de bobalicón se divertía pisoteando amapolas. Laura se enfadó muchísimo. ¡Eran
sus flores favoritas! Sintió un intenso calor desde los pies a la cabeza, como si
todo su cuerpo encogiera y lo de dentro fuera a explotar.

– ¡Deja en paz las flores! Son muy frágiles y las estás rompiendo -gritó Laura,
llena de IRA.

El gigante se giró, asombrado. Al ver a Laura su rostro se puso rojo de rabia y su


ceño se frunció hasta hacer casi desaparecer sus ojos. Ya no soltaba risotadas
bobas, ahora apretaba mucho los dientes.

-¿Cómo te atreves a darme órdenes? ¡Oírte hablar así me pone furioso! -Se quejó
el gigante, muy enfadado.

– Quería proyectar en ti mi alegría, pero me provocas mucha IRA -le espetó


Laura.

-Tú a mí, más -replicó el gigante-

– ¡No! Tú a mí, más -contestó Laura

– ¡¡No!! ¡¡Tú, más!! -gritó el enorme ser.

Tras una larga y absurda discusión, Laura comprendió que cuando algo nos
molesta nos convertimos en una especie de olla a presión y, si no dejamos que
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 94
LIBRO DE CUENTOS

salga, la IRA puede desbaratar el resto de emociones y pensamientos. ¡Aunque


estaba claro que había que saber controlarla! Así que Laura dejó de
discutir. Buscó de nuevo en su mochila y sacó el ábaco.

– Toma, gigante bobalicón. Con este ábaco podrás contar hasta 10 antes de hacer
nada de lo que te puedas arrepentir -dijo la niña, con cierta condescendencia.

El gigante se puso completamente rojo de IRA. Pero como vio que Laura no se
inmutaba, cogió el ábaco y comenzó a contar hasta 10: uno, dos tres, cuatro,
cinco, seis, siete ocho, nueve y diez.

Laura continuó su camino, satisfecha. De pronto se encontró en el centro de una


extraña huerta. Todas las verduras y hortalizas que allí crecían eran enormes.
Entonces Laura vio una enorme col de Bruselas frente a ella. Sintió náuseas y
pensó que iba a vomitar.

– ¡¡PUAAAAGGG!! Coles de Bruselas -se quejó Laura, tapándose la nariz.

– ¡¡¡PUAAAGGGGG!!! Niñas de carne y hueso -respondió una estridente voz.

Laura dio un respingo. ¿De dónde había salido esa voz? ¡Estaba completamente
sola! Entonces la enorme col de Bruselas se levantó del suelo sobre dos patitas
como alambres. A pesar de que le había dado un susto de muerte, la col parecía
inofensiva.

– Quería proyectar mi alegría en ti, pero me das mucho ASCO -se excusó Laura.

– Tú a mí, más. Una vez me tocó una niña con las manos sucias… ¡Y me pudrió
cuatro hojas! -relató la col.

Laura se dio cuenta de que el ASCO es muy personal y que, en muchos casos,
nos mantiene alejados de los peligros. Entonces rebuscó de nuevo en su mochila
y sacó un chubasquero que le tendió a la col de Bruselas.

– Con este chubasquero evitarás que te toquen y mantendrás alejado de ti el


ASCO -explicó Laura.

– Uuuhhh, qué buen invento. ¡Gracias!

La col se puso el impermeable y se marchó tan campante, silbando alegremente y


dando pequeños saltitos.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 95
LIBRO DE CUENTOS

Laura dejó atrás el extraño huerto. Tras caminar un largo rato por la ribera de un
río de aguas cristalinas, llegó a un remanso. De pronto, escuchó algo. Sobre una
roca, en mitad del agua, un oso de peluche lloraba amargamente, lleno de
TRISTEZA. Laura sintió cómo se le encogía el corazón y un gran vacío inundaba
su interior.

– Quería reflejar en ti mi alegría, pero me das mucha pena, ¿Por qué lloras? -dijo
Laura, con voz quebrada por la TRISTEZA.

El peluche levantó la mirada. Al ver a Laura comenzó a llorar más fuerte. La


gran cantidad de lágrimas vertidas hizo que el río creciera aún más.

-Me llamo Peluso. Mi mejor amigo me olvidó en esta roca y nunca más volvió -
logró decir entre llantos el osito.

-Cálmate. No llores. Yo también perdí a mi peluche cuando era pequeña -le


consoló Laura.

-Es que le echo mucho de menos -lloriqueó Peluso.

Laura comprendió que la TRISTEZA aparece cuando sentimos que nos falta
algo. Y se dio cuenta, además, de que es el sentimiento más contagioso y de que
todos necesitamos pedir ayuda para no hundirnos en nuestra TRISTEZA. El oso
continuaba llorando sin cesar y el agua ya le llegaba a Laura hasta casi los
hombros, de manera que sacó rápidamente de su mochila el flotador y se lo
ofreció al osito.

– Con este flotador evitarás hundirte cuando estés triste. ¡Sube! ¡Te ayudaré! -
dijo Laura tendiéndole una mano al osito.

Laura y Peluso lograron agarrarse al flotador justo antes de que el río de lágrimas
los engullera. La corriente los arrastró hasta una verde pradera. Una vez a salvo,
Laura sacó de la mochila el espejo y, ofreciéndoselo al osito, preguntó:

– Peluso… ¿Quieres ser mi peluche mejor amigo?

En ese momento, del espejo brotó un intenso haz de luz que se reflejó sobre
Peluso.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 96


LIBRO DE CUENTOS

¡Al fin! ¡Laura había logrado proyectar su ALEGRÍA! El osito aceptó el espejo
con gran emoción.

-¡Claro que quiero! -gritó Peluso, muy contento.

Tras reír, cantar y dar saltos de alegría, Laura y Peluso se tumbaron sobre la
fresca hierba. Ambos se sentían en CALMA. En paz y armonía. Laura pensaba
en toda su aventura: no solo había conseguido reflejar su ALEGRÍA, sino que a
lo largo del camino había aprendido a identificar sus emociones: MIEDO, IRA,
ASCO, TRISTEZA, ALEGRÍA Y CALMA.

Al recostarse sobre su mochila, Laura notó algo duro en su interior. Metió la


mano y sacó un objeto que no había visto cuando abrió el paquete: era una
batuta. ¡Ahora lo entendía! Identificar las emociones no sirve de nada si no sabes
controlarlas.

– ¿Sabes, Peluso? Las emociones me recuerdan a los instrumentos de una


orquesta: cada uno suena diferente, cada uno tiene una función y TODOS son
necesarios. Pero deben entrar a tiempo para lograr la armonía. Con las emociones
ocurre lo mismo ¡Necesitan estar acompasadas para convertir la vida en música!

FIN

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 97


LIBRO DE CUENTOS

Burbujas”

Mumablue es un niño inteligente y feliz. Vive con su familia en una preciosa


casita muy cerca de la playa. A Mumablue le encanta correr, saltar y hacer
pompas de jabón.

Marena es una tortuga simpática y veloz. En su caparazón tiene una hermosa


mancha en forma de estrella, y lo que más le gusta es comer algas dulces con
sabor a caramelo.

Cada día, cuando sale del colegio, Mumablue va a jugar a la playa. Se lo pasa
genial recolectando conchas y viendo cómo caminan los cangrejos. ¡Son tan
graciosos!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 98


LIBRO DE CUENTOS

Marena también va a la escuela. Gracias a su profesor, el sabio delfín, aprende


cosas nuevas.
Otras veces, junto con sus amiguitos de clase, emprende emocionantes
expediciones submarinas.

En los días de calor, Mumablue y su familia no salen de la playa. Construyen


castillos de arena, juegan a la pelota y vuelan la cometa.

Marena disfruta con su familia de las carreras a nado bajo el agua. En ocasiones
pasan días y días aleteando sin parar.

Pero cuando llega la hora de meterse en el agua, Mumablue no pasa de la orilla.


Y cuando la familia de Marena llega a la playa, Marena no quiere salir del agua.

Mumablue piensa que en el mar hay monstruos terribles a los que no quiere
conocer.
Y Marena cree que la arena de la playa la atrapará y no le permitirá moverse.

Los amigos de Mumablue y Marena no los entienden y se divierten sin ellos.


Ambos están muy
asustados y, pese a que sus familias insisten en que nada malo les va a ocurrir, no
se atreven a dar el paso.

Hasta que, por fin, hartos de perderse la diversión, deciden intentarlo.

Mumablue camina con decisión hacia el mar, mientras Marena saca la cabeza del
agua y se dirige a la orilla. Y así continúan hasta que se encuentran.

– ¿Quién eres tú? Yo soy Mumablue.

– Me llamo Marena. Pareces muy asustado ¿Qué te ocurre?

– Me da mucho miedo el mar, hay monstruos horribles ahí dentro, responde


Mumablue.

– ¡Qué tontería! El mar es fantástico, ven conmigo, invita Marena.

La tortuga le guía por el fondo del mar y le presenta a sus maravillosos


habitantes.

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LIBRO DE CUENTOS

– Esta es la ballena Coralina, que nos despierta todos los días con su canto.
Subidos en ella vamos a la escuela. Este es Fito el Artista, toca la trompeta como
nadie junto al percusionista Pulpo Tintero.

Mumablue está completamente fascinado. ¡El mar es muy distinto a cómo él lo


imaginaba!

– El mar es muy divertido, Mumablue! Por eso no salgo nunca a la playa. Bueno,
por eso y porque me da un poco de miedo…

– ¿Miedo? Pero si la playa es genial, Marena. ¡Ven conmigo!

Mumablue sale del agua con Marena y juntos corren por la arena, bailan con los
cangrejos y disfrutan de la brisa marina.

Marena ya no tiene miedo a la playa y ayuda a Mumablue a construir castillos de


arena. ¡Lo están pasando genial!

Nunca sabes los amigos que puedes encontrar y los lugares que puedes descubrir
hasta que lo intentas.

Mumablue y Marena han comprobado que solo tenían miedo a lo desconocido,


pero ahora han hecho una amistad para toda la vida entre el mar y la playa.

Y con Marena y todos los habitantes marinos felices y contentos, Mumablue se


despide hasta el próximo cuento.

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LIBRO DE CUENTOS

El Museo del Silencio

El pequeño Valentín estaba fascinado por Gabriela. ¡Era la niña más lista,
simpática y maravillosa que había conocido nunca! Gabriela era nueva en el
colegio. Se había mudado hacía poco tiempo a la ciudad. Desde el primer día que
la vio, el pequeño Valentín soñaba con ser su amigo. ¡Pero le daba mucha
vergüenza acercarse a ella! No sabía cómo hacerlo y pensó que si organizaban
pronto una excursión en el cole, podría sentarse a su lado en el autocar y
preguntarle si quería ser su amiga.

¡Y por fin había llegado ese momento! La profe había anunciado que la próxima
semana visitarían el Museo del Silencio. Valentín no comprendía qué es lo que se
podría contemplar allí. El silencio no se podía ver, no se podía escuchar, no olía a
nada. Tampoco se podían reunir distintos tipos de silencio ni, mucho menos,
meterlos dentro de las vitrinas.

La curiosidad se apoderó de Valentín. Tanto, que casi se olvidó del viaje en


autocar junto a Gabriela. ¡Qué intriga!

-¿Qué guardan en el Museo del Silencio, mamá?, pero su mamá no contestaba.


ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 101
LIBRO DE CUENTOS

-¿Qué hay en el Museo del Silencio, papá?, y papá se quedaba callado.

-¿Qué veremos en el Museo del Silencio, seño?, pero la profesora respondía con
silencio.

Cuando llegó el día de la visita, el pequeño Valentín estaba muy nervioso.


¡Tanto, que casi había estado a punto de perder su oportunidad de sentarse al lado
de Gabriela! Pero al final lo había conseguido, cambiándole el sitio a Pablito, que
siempre buscaba el lado de la ventanilla. Sin embargo, cuando tuvo a Gabriela
cerca, Valentín no se atrevió a decir ni una palabra. Ni a mirarla, siquiera.

Al entrar en el Museo del Silencio, lo primero que llamó la atención de Valentín


fue un gran cartel en la puerta que decía “Prohibido guardar silencio”. Después,
toda la clase pasó a una sala enorme. En ella, se acumulaban botes y botes de
cristal que guardaban palabras, escritas con distintos tipos de letra y en diferentes
colores. Unos eran más pequeños y se exponían en largas vitrinas de estantería.
Otros, más grandes, estaban colocados sobre pedestales, en los rincones.

“No me gusta”, podía leerse dentro de un frasco, en letras azules. “Ven a verme
mañana”, era el mensaje que, con caligrafía caprichosa, se escondía dentro de
otro bote de cristal. “Lo rompí yo”, decía otro de los frascos. En medio de la gran
sala, justo en el centro, había una solitaria vitrina. “TE QUIERO”, era el mensaje
que guardaba.

Valentín no entendía nada. ¿Qué clase de museo era ese? ¿Qué interés tenían un
puñado de palabras encerradas en cristal? Entonces, su profesora habló:

-Bienvenidos al Museo del Silencio. Aquí se guardan las palabras que nunca se
dijeron, esas que se quedaron atravesadas en la garganta. Al convertirlas en
silencio, algunas de estas palabras acabaron separando a las personas. Otras,
hicieron perder una gran oportunidad. Por eso ahora se conservan en el Museo
del Silencio. Se guardan en frascos de cristal, porque es frágil, como los miedos.
Romper el temor de decir lo que se desea decir es más fácil de lo que parece.

Entonces Valentín comprendió. Lo entendió todo. Cuando finalizó la visita,


camino del autocar, reunió todo el valor que pudo y se acercó a Gabriela.

-¿Quieres ser mi amiga? -preguntó.

Y al decir lo que nunca había dicho, ocurrió lo que nunca había ocurrido.
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LIBRO DE CUENTOS

Juntos

Me llamo Mumablue y mis padres son los mejores padres del barrio. ¡Qué digo
del barrio! Del país. ¡No, no…! Del planeta. ¡Mejor! Del universo. Porque
cuando estoy con ellos vivo las aventuras más alucinantes que nadie pueda
imaginar.

Si llenamos el cesto de la ropa sucia, jugamos a la liga de los encestadores de


élite. A mamá no se le da mal y papá va mejorando, pero yo… ¡yo soy un hacha!

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LIBRO DE CUENTOS

Con una mano a la espalda, de medio lado, hacia atrás con antebrazo lanzadera…
Cuanto más complicado, más puntos. ¡Ya llevo diez!

Después viajamos en submarino, aventurándonos en una expedición de altísimo


riesgo para clasificar nuevas especies lavatrípedas, como nuestros últimos
hallazgos: el calcetipez, el guantócpotus o la cangremiseta.

Algunas especies son muy peligrosas; otras, solo raras y escurridizas. Y las hay
muy divertidas, como el pez pantis. ¡Mumablue! ¡Atrapa esa boafanda
constrictor! -apremia papá.

Ahora toca ir un rato al parque, debemos asegurarnos de que todo está en orden y
el mundo se encuentra a salvo.

Cuando parece que impera la calma… ¡Nos atacan! Rápido, tenemos que
improvisar un fuerte y protegernos…

Pero un buen sheriff sabe que debe velar por la concordia y devolver la
tranquilidad que el pueblo necesita. Así, hacemos las pompas de la paz y lo
festejamos merendando todos juntos en el parque. Indios y vaqueros
compartimos ricos sándwiches y queso.

El viaje de vuelta a casa siempre lo hacemos en globo. Nos gusta sentir el viento
acariciando nuestras mejillas mientras jugamos a hacerle cosquillas a las nubes.

De vez en cuando, alguna se ríe más de la cuenta y llora de la risa. Entonces


tenemos que sacar las botas y los chubasqueros.

– ¡Por fin en casa! -dice mamá- ¡Ahora, a la bañera, Mumablue! Y la aventura


continúa.

Me sumerjo entre peces de todos los colores, una tortuga cantarina, patos que
bailan y un cangrejo que toca el tambor.

Papá ha preparado una rica cena, pero antes de disfrutarla toca organizar un gran
desfile… ¡para poner la mesa a golpe de cacerola, con la cuchara y el cucharón!

Con la barriga llena, nos vamos de safari. Encontramos cocodrilos, cebras, jirafas
y monos, y acompañamos a cada uno de ellos a su guarida.

Después de lavarnos los dientes, preparamos nuestro gran viaje espacial.


ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 104
LIBRO DE CUENTOS

Dejamos los malos sueños encerrados en el armario y subimos con nosotros a la


nave solo aquellos que son dulces, sorprendentes y divertidos.

Nos tapamos la nariz para fingir voz robótica y comenzamos la cuenta atrás: 10,
9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1… ¡Despegamos! El piloto Mumablue y los comandantes
papá y mamá se preparan para el lanzamiento.

Al llegar a la Luna, alunizamos. Juntos nos acurrucamos para despedirnos de un


hermoso día mientras contamos estrellas.

Poco a poco voy cerrando los ojos y, con un beso de mis padres, bostezo y me
duermo.

Cada día es una aventura extraordinaria, porque lo mejor de un viaje son las
personas con las que viajas. Y mis padres son los mejores, ¡los súper mejores! Y
con todos felices y contentos, y yo me despido hasta el próximo cuento.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 105
LIBRO DE CUENTOS

“Unas extrañas medusas”

Parecía un día cualquiera en las profundidades del mar, pero aquella tarde había
llegado hasta Fondo Coral un extraño banco de medusas. No eran las medusas
transparentes y uniformes de siempre. Éstas no movían sus bracitos a la par, ni
tenían proporcionados cuerpos en forma de paraguas. Parecía como si estuvieran
muertas.

Los habitantes de Fondo Coral se pusieron muy nerviosos y acudieron a pedir


ayuda a Tritón, el rey del mar. En pocos días el problema se volvió aún mayor:
muchas tortugas marinas se habían puesto muy enfermas. Desde la superficie del
mar también llegaban noticias inquietantes: una enfermedad desconocida se
extendía entre los albatros. ¡Incluso la gran ballena jorobada se encontraba fatal y
no salía de la cama! Todos ellos tenían algo en común: habían comido alguna de
estas extrañas medusas.

Tritón convocó un consejo extraordinario. ¡Había que averiguar qué estaba


pasando y de dónde procedían aquellas medusas tan venenosas! Para ello, se creó
una comisión integrada por los más sabios del mar. La comisión citó a un gran
número de animales marinos, entre ellos a representantes de las especies más

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 106
LIBRO DE CUENTOS

afectadas. Fue un albatros errante que había dado la vuelta al mundo más de cien
veces el que les dio la clave: ¡No se trataba de medusas, sino de plásticos!

-Las aves también nos estamos envenenando. Esos plásticos se parecen mucho a
las medusas cuando quedan flotando en el mar y las especies que se alimentan de
ellas se confunden. ¡Es culpa de los humanos que arrojan al mar toda su basura!,
explicó el albatros.

Un murmullo de asombro se produjo entre los presentes.

-Es un verdadero problema -sentenció la anciana ballena.

Tras mucho deliberar fue una joven tortuga la que dio con la solución: todos los
habitantes del mar debían coordinarse para agitar las aguas y lograr expulsar
hacia la costa todo aquel plástico venenoso.

-Si provocamos una fuerte marejada, las olas limpiarán el mar.

Al día siguiente, hasta el último animal marino se hallaba en su puesto. Fue el


pez trompeta quien dio la señal. Todos los habitantes del mar, hasta el confín de
los océanos, comenzaron a agitar con fuerza sus colas y aletas, desde el pececillo
más microscópico hasta la gran ballena azul. El fondo del mar se convirtió en una
gran turbina. Pronto se formaron inmensas olas capaces de alcanzar el cielo. Se
produjo un espectacular maremoto, un tsunami como nunca antes se había visto.
Mares y océanos de todo el planeta, con rabia, escupieron hasta el último trocito
de plástico en las costas.

Cuando el mar se tranquilizó, los humanos se encontraron una imagen espantosa.


Millones y millones de toneladas de plástico se extendían a lo largo de la costa
amontonándose en las playas, colgando de los acantilados, sepultando los
litorales rocosos. Sólo así, al verlo todo de golpe, se dieron cuenta del problema.

-El mar nos ha devuelto lo que es nuestro -dijo un hombre muy anciano. Y
parecía estar contento por ello.

Los humanos tardaron años en recoger toda aquella basura. El “tsunami de


plástico” enseñó a los hombres a temer las consecuencias de sus actos.
Entendieron que la Madre Tierra se había revelado contra su irresponsabilidad y
egoísmo, devolviéndoles todo aquel veneno. Y así sería a partir de ahora, porque
el mar no quiere nada que no sea suyo.
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LIBRO DE CUENTOS

El cangrejito manco

Al pequeño cangrejo le faltaba una pinza. Un cangrejo abusón se la había


retorcido en el recreo y su pinza derecha se había quedado colgando. El médico
del colegio le había puesto una escayola y le había dicho que debía mantenerla
fuera del agua, que era muy importante que no se mojara.

El cangrejito se quedó en un pequeño remanso de agua que se había formado


entre las rocas. Era una piscina muy pequeña en la que podía mantener su pinza
fuera del agua, pero que le cubría las branquias para poder respirar.

Sin embargo, el pequeño cangrejo no se dio cuenta de que aquella noche había
luna llena, y la pleamar le pilló por sorpresa: subió mucho la marea mientras
dormía y la pequeña piscina se llenó de agua hasta los bordes… ¡antes de que
pudiera reaccionar, la escayola se le deshizo y su pinza se perdió entre las olas!

El pequeño cangrejo se quedó paralizado. Desolado. ¡Ahora era un cangrejito


manco! Y sospechaba la suerte que iba a correr… aunque sabía que las pinzas

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LIBRO DE CUENTOS

volvían a crecer con el tiempo, otros cangrejos mancos de los que había
escuchado hablar habían muerto antes de hambre al no poder cazar bien.

Aquella noche no pegó ojo. Pensó mucho en el futuro que le esperaba. Recordó,
incluso, una historia que contaban sus amigos sobre un cangrejo de río que, en
China, se cortó una pinza a sí mismo para escapar de la olla. Y pensó que él sería
capaz de hacerlo también, porque acabar guisado en su salsa le daba todavía más
miedo que ser manco.

Las siguientes semanas fueron muy difíciles para él. Sus compañeros de clase
cuchicheaban a sus espaldas. Le tenían compasión. Y tampoco faltó algún que
otro abusón que se burló de él. Hasta creyó notar que Antena, la cangrejita más
guapa de la clase, ya no le miraba tanto…

Pasaron los meses y su pinza seguía sin crecer. El cangrejito manco estaba
convencido de que se quedaría así para siempre y acabaría muriendo de hambre o
siendo presa de algún depredador. Ahora era un cangrejito triste.

Una mañana de verano, estaba descansando junto a otros cangrejos en una de las
piscinas que se habían formado en las rocas, cuando vio aparecer a dos humanos,
uno grande y otro pequeño. Llevaban una bolsa. ¡Estaban cazando cangrejos!
Cuando el cangrejito manco quiso avisar a los demás, ya era demasiado tarde.
Los humanos comenzaron a atraparlos con una red. ¡Cundió el pánico! El
pequeño cangrejo podría escuchar los gritos de los demás mientras los metían en
la bolsa. De pronto, se vio atrapado en la red y pensó que era el fin.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 109
LIBRO DE CUENTOS

– ¡Papá, mira, he atrapado uno!

– ¡Oh, fantástico!

El humano mayor agarró la red y lo examinó de cerca. El cangrejito manco se


tapó los ojos con la pinza que le quedaba. ¡No quería mirar!

– Hmmmm… A este, mejor, déjalo. Le falta una pinza, no nos sirve.

Y el niño lo devolvió al agua.

Cuando todo se tranquilizó, el cangrejito manco miró a su alrededor. Estaba solo.


Todos los demás cangrejos habían sido capturados. Aunque la situación era muy
preocupante, lo cierto es que sintió un gran alivio por haberse salvado. Supo que
había sido gracias a su pinza. Mejor dicho: gracias a su no pinza.

A partir de ese momento, el cangrejito manco comenzó a aceptar mucho mejor su


problema. ¡Incluso podía llegar a considerarse una ventaja si se pensaba bien!
Aprendió que hasta la mayor desgracia tiene un lado bueno aunque a veces haya
que buscar mucho para encontrárselo.

¡Ah! ¡Por cierto! Supongo que os gustará saber la suerte que corrió el cangrejo
abusón. El cangrejito manco se enteró poco después de que el cangrejo que le
había roto la pinza había sido capturado y que, seguramente, había acabado en la
olla.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 110
LIBRO DE CUENTOS

Chucheritis

Mumablue y Sara son dos hermanos a los que les encanta jugar juntos. Se lo
pasan fenomenal dejando volar su imaginación, inventando juegos y
protagonizando historias divertidísimas.

Un día, mientras paseaban por el parque, vieron una tienda de golosinas. A través
del escaparate contemplaron la variedad de chucherías más alucinante que habían
visto jamás. Sara le pidió a Mumablue algo de dinero para entrar y comprar.
Jo, no tengo nada, ni una moneda…

De pronto, pasó a su lado una ardilla disfrazada de superhéroe cuya capa era nada
más y nada menos que un billete: ¡era dinero! Mumablue y Sara observaron
cómo el curioso roedor se lanzaba una y otra vez desde lo alto de una cornisa
intentando volar sin ningún éxito.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 111
LIBRO DE CUENTOS

Sara y Mumablue se miraron. Ambos habían tenido la misma idea: convencer a


la ardilla para que les entregara el billete y así poder entrar en la tienda y comprar
un montón de caramelos.

– Hola, somos Mumablue y Sara. ¿Cómo te llamas?


– Me llamo Li y soy una superheroína.

– Si de verdad quieres ser una superheroína, nosotros podemos ayudarte -dijo


Mumablue.
– ¿Cómo?
– Con el billete que tienes por capa podemos comprar muchas nueces para que
las repartas entre todos tus amigos: ¡eso sí te convertirá en una superheroína de
verdad! -añadió Sara.

La intrépida ardilla tenía tantas ganas de ser una superheroína que la idea de las
nueces le pareció fantástica. Así que entregó su capa a Sara y a Mumablue.

Una vez tuvieron el billete en sus manos, Sara y Mumablue entraron en la tienda
a toda velocidad. Se les hacía la boca agua con tantos dulces por todas partes.

Comenzaron a pedir chucherías de todos los colores, sabores y formas, mientras


Madame Sugary iba sumando en su caja registradora. Cuando se dieron cuenta,
se habían gastado todo el dinero que tenían. Salieron de la tienda entusiasmados
con su gran botín.

De vuelta en el parque, corrieron a sentarse en un banco para admirar todos los


tesoros azucarados que habían adquirido. Mientras se llevaban una chuchería tras
otra a la boca y las tragaban sin apenas masticarlas, les interrumpió la ardilla.
¿Dónde están mis nueces?

Mumablue y Sara habían olvidado por completo las nueces de la ardilla Li.
Estaban tan embriagados por las suculentas gominolas, que no cumplieron su
promesa.
Para compensar a Li por semejante faena, le ofrecieron parte del botín; pero
como las ardillas no comen dulces, Li rechazó la oferta.

Li se alejó muy triste, abandonando su idea de convertirse en una superheroína.


Sara y Mumablue continuaron atiborrándose de golosinas sin prestar atención a
la tristeza de la ardilla.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 112
LIBRO DE CUENTOS

Y entonces sucedió algo muy extraño. Alrededor de los hermanos todo empezó a
ser cada vez más y más grande… ¿o eran ellos los que empequeñecían? ¡Se
habían vuelto diminutos!

Mumablue y Sara estaban asustadísimos. Ahora el césped del parque era


gigantesco y parecían hallarse en mitad de la jungla. En ese momento vieron
cómo se acercaba una araña del tamaño de un caballo.

– ¡Socorrooo! -gritaban los niños.

Li, que tenía un oído de ardilla muy fino, los escuchó y acudió rápidamente en su
ayuda. Sorprendida al ver lo diminutos que eran, les invitó a subir a su lomo y así
consiguieron alejarse de la araña. Sara y Mumablue respiraron muy aliviados.

Mumablue estaba seguro de que la culpa había sido de las chucherías, así que
Sara propuso ir a ver a Madame Sugary. Pero cuando llegaron a la tienda, ya
había cerrado. Repararon en un cartel en el escaparate que les daba una pista
sobre qué hacer.

La consulta del doctor no se encontraba muy lejos. Para llegar lo antes posible,
Li decidió corretear por techos, toldos y cornisas, evitando así el tráfico de
coches y los pisotones de los peatones. Sara y Mumablue tragaron saliva, ¡Li
corría veloz como un rayo!

Una vez llegaron y saltaron desde el lomo para entrar por el hueco de la puerta,
una red atrapó a la ardilla. Era Zamper, dueño de una tienda de mascotas, que
quería a Li para encerrarla en una jaula y colocarla en su escaparate. Mumablue y
Sara no pudieron hacer nada, ¡eran muy pequeños! Debían recuperar su tamaño
cuanto antes.

Junto a la puerta había un enorme botón rojo y un cartel que invitaba a llamar al
timbre. Lo hicieron y, súbitamente, apareció un doctor con una lupa, los colocó
en la palma de su mano y los subió a su mesa de diagnósticos.

– Está clarísimo: ¡otro caso agudo de chucheritis desenfrenada! -diagnosticó el


doctor -Debéis tomar una gota de este jarabe.

Tragaron el jarabe y recuperaron su tamaño original. Sara y Mumablue tuvieron


una idea para liberar a su nueva amiga Li. Regresaron al parque y, con lo que

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LIBRO DE CUENTOS

quedaba del botín de golosinas, montaron un pequeño puesto de venta de dulces.


Con el dinero que consiguieron, corrieron a la tienda de mascotas de Zamper.

Li se puso contentísima cuando los vio llegar. Mumablue y Sara pagaron su


rescate y le hicieron entrega de la sorpresa que habían preparado para ella: un
saco repleto de nueces.
Y con Sara, Mumablue y Li felices y contentos.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 114
LIBRO DE CUENTOS

Polvo de estrellas

Cuenta la leyenda que todos estamos hechos de polvo de estrella. Si hay más
estrellas que la suma de granos de arena de todas las playas del mundo, imaginad
lo difícil que es que dos almas gemelas se encuentren. Pero a veces ocurre.
Cuando dos seres provienen de la misma estrella se dice que están destinados a
encontrarse y que siempre existirá entre ellos una conexión especial.

Maya y Chispo se volvieron inseparables desde el momento en que se


conocieron. ¡Es indudable que estaban hechos del polvo de la misma estrella!

Chispo siempre esperaba paciente a que Maya regresara del colegio. Les
encantaba salir juntos de aventuras. Aunque Chispo ya era un perro bastante
viejecito, siempre estaba pendiente de su adorada niña.

Pero una mañana, Maya se despertó y Chispo no estaba. Buscó por todos los
rincones de la casa. ¡Pero no había ni rastro! Hasta pegó carteles por todo el
barrio y los vecinos le ayudaron a buscar. Pero Chispo no aparecía y Maya estaba
realmente triste.

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LIBRO DE CUENTOS

Paseando con desánimo, reparó en el único lugar donde no había buscado: una
casa de aspecto descuidado, oculta tras un jardín de espesa maleza. ¡Pareciera
como si no lo hubieran cuidado en años!

Maya se armó de valor y se dirigió hacia la casa. La hierba era tan alta que
apenas podía avanzar ni ver nada. Llamó a la puerta, pero nadie contestó.

Maya se dio cuenta de que la puerta estaba entornada, así que la empujó un
poquito, se asomó tímidamente y gritó:

-¿Hola? ¿Hay alguien?

Pero nadie contestó, de modo que Maya empujó un poco más la puerta, que se
abrió con un largo gemido de goznes, y entró en la misteriosa casa. Observó que
había extraños artilugios por todas partes, además de correas y jaulas de todos los
tamaños. De las paredes colgaban un montón de cuadros con retratos de mascotas

Maya pensó que quien vivía ahí había usado esos artilugios para capturar a los
animales y podría tener atrapado a Chispo.

De pronto, una figura emergió de las sombras. Era una mujer ancianísima. Su
pelo era ya blanco como la nieve y estaba recogido en un enorme moño que
había adornado con plumas de distintos colores. Estaba tan encorvada que casi no
podía mirar al frente y su piel estaba surcada por millones de profundas arrugas.
¡Es una bruja!, pensó Maya.

– ¿Puedo ayudarte, joven? -preguntó la anciana surgida de las sombres.


– ¡Ah! Devuélveme a Chispo. ¿Dónde lo tienes escondido? -acusó Maya.
-¿Quién es Chispo? -se sorprendió la mujer.
-¡Es mi perro y ha desaparecido! Sé que está aquí.

La anciana se quedó un rato mirando a Maya. Al cabo de unos segundos, dijo.

–Ven conmigo, quizá pueda ayudarte. Por cierto, soy la señora Estigia.

Entonces la señora Estigia dio media vuelta y con un movimiento grácil, casi
como si flotara sobre el suelo, desapareció por un pasillo.

Maya la siguió lo más rápido que pudo hasta llegar al jardín trasero. La
vegetación seguía siendo espesa y tuvo que atravesar varias enredaderas y zafarse

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LIBRO DE CUENTOS

de ramas de formas caprichosas antes de llegar a una enorme y misteriosa puerta


de piedra.

La puerta llevaba a un lugar extraordinario, un mundo lleno de flores, de colores.


La brisa era suave, lucía el sol y se escuchaba el canto de los pájaros. En él
corrían y saltaban todas las mascotas que uno pueda imaginar. Algunos animales
que Maya había visto en los cuadros corrieron a saludar a la señora Estigia.

Entre ellos se encontraba Chispo que, al ver a su amita, se lanzó sobre ella y le
llenó la cara de cariñosos lengüetazos. ¡Maya no podía contener las lágrimas de
alegría!

-¡Chispo, estás aquí! ¿Por qué te has escapado? Me has dado un susto de muerte -
sollozó la niña.

Entonces la señora Estigia intervino:

-No se ha escapado. A este jardín vienen a vivir las mascotas cuando ya son
demasiado viejas. Al llegar aquí sus enfermedades desaparecen: dejan de sentir
dolor en sus huesos, recuperan la vista y vuelven a ser tan ágiles como cuando
eran cachorros.

Maya se sintió muy aliviada al descubrir que a Chispo ya no le dolería nada


nunca más. También se puso muy contenta cuando vio lo bien que lo pasaba en
compañía de otros animales. Estuvieron toda la tarde jugando. Al caer el sol, la
señora Estigia le dijo a Maya que tenía que irse.

-¿Podré volver a visitar a Chispo otro día? -casi suplicó Maya.


Lo cierto es que normalmente no acepto visitas – respondió la señora Estigia.

La anciana estaba recostada contra una columna de piedra por la que trepaba una
brillante enredadera. Parecía muy cansada. Entonces dijo:

-No suelo hacer excepciones, pero me hago vieja, pequeña. Pronto no podré
cuidar de mis animalitos. ¿Qué te parecería venir a ayudarme todos los días al
salir del colegio?
-¡Me encantaría! -gritó Maya con entusiasmo.

Desde entonces, Maya iba muchas tardes a visitar a la señora Estigia. La ayudaba
con el jardín y a cuidar de los animales. Cada vez eran más y el mágico jardín se
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LIBRO DE CUENTOS

iba estirando hasta hacerse más y más grande. Maya creció y se hizo veterinaria.
Y cuando la señora Estigia murió, se quedó a cargo de aquel paraíso animal, con
su fiel amigo Chispo como ayudante. No cabe duda: ¡Maya y Chispo estaban
hechos del polvo de la misma estrella!

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LIBRO DE CUENTOS

“La piedra”

En lo alto de una bonita colina, muy cerquita del cielo, en una pradera de fresca y
verde hierba bañada por los rayos del sol, había una piedra.

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LIBRO DE CUENTOS

Era un bello lugar. Se elevaba sobre un valle de tupidas arboledas y


zigzagueantes riachuelos. Pero la piedra no podía verlo, porque era una piedra.

En aquella colina sólo se escuchaba el canto de los pájaros y el zumbido de los


insectos. Si el viento soplaba de poniente, podía escucharse también el rumor de
las hojas de los árboles del valle y el danzar de los ríos. Pero la piedra no podía
oírlo, porque era una piedra.

En los días de verano, los abrasadores rayos de sol quemaban. En invierno, el


clima se hacía duro y el frío inundaba las praderas. Pero la piedra no podía
sentirlo, porque era una piedra.

No veía, no oía, no sentía… no tenía corazón, pero de tenerlo habría sido un


corazón de piedra.

Así pasaba los días la piedra o, más bien, los días pasaban sobre ella. Y los años.
Y los siglos. La piedra era una piedra y no podía moverse.

Pero un día, algo cambió: en lo alto de aquella colina apareció un niño. El niño
vio la piedra, se acercó a ella y le dio una patada.

-¡Bruno! ¡No se dan patadas a las piedras!, le regañó su mamá.

La piedra rodó y rodó colina abajo. Cogió velocidad. Chocó contra una roca y
salió volando. Volvió a caer al suelo, rebotó tres veces y se paró.

¡Por fin! Después de miles de años la piedra había conseguido moverse y


cambiar de lugar. Ahora estaba debajo de un árbol, junto a un ramillete de
jacintos de los bosques. Frente al río. No era un sitio más bonito que el anterior,
tampoco más feo. Pero era diferente. En realidad, a la piedra no le importó. No
veía, no oía, no sentía. Seguía sin poder moverse.

Aunque puede que algo sí cambiara en ella. Os va a parecer una locura, pero si
hubiérais estado allí me daríais la razón: yo diría que la piedra sonreía.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 120
LIBRO DE CUENTOS

Una mamá nueva

A Lolita no le gustaba que su madre le ordenara comérselo todo. Tampoco se la


veía muy contenta cuando le pedía que recogiera su habitación, o cuando le
mandaba que apagara la tele, la obligaba a hacer deberes o cuando la regañaba
por hacer alguna diablura.

-Lolita, recoge tu habitación -le decía su mamá.

-¡No quiero!

-¡Oye, no apartes los guisantes! -le regañaba a la hora de comer.

-¡No me gustan!

-¿Y esto? ¿Quién lo ha roto? -preguntaba su mamá.

-¡Yo no! Lo comprarías así…

¡Ya estaba harta! Así que, aquella noche, cuando se metió en la cama y apagó la
luz, apretó mucho los ojos y deseó con todas sus fuerzas una mamá nueva.

Cuando abrió los ojos, vio un pequeño geniecillo flotando delante de sus narices.
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LIBRO DE CUENTOS

-¿Me has llamado? -preguntó el geniecillo- Me ha parecido notar que pedías un


deseo.

-Guauuuu, ¿Eres de verdad? -se asombró Lolita.

-¡Mucho más de lo que parezco! -bromeó el geniecillo.

-Me gustaría poder cambiar en mi mamá unas cosas que no me gustan.

-¿Estás segura?

-¡Segurísima!

-Bueno… -respondió el geniecillo con poco convencimiento en sus palabras-


entonces necesitarás esto.

Un destello luminoso rompió la oscuridad de la habitación. El extraño geniecillo


hizo aparecer una varita.

-Con esta varita mágica podrás cambiar en tu mamá todas aquellas cosas que no
te gustan.

-¿De verdad? -preguntó Lolita.

-Pero debes tener cuidado. Recuerda que los sueños de hoy serán las pesadillas
de mañana.

Tras pronunciar esas misteriosas palabras, el geniecillo se esfumó.

A la mañana siguiente, Lolita cogió su varita y se dispuso a desayunar. Su mamá


le había preparado una macedonia de frutas. ¡Pero ella quería galletas de
chocolate! Mientras revolvía las frutas del plato de un lado para otro, su mamá le
dijo:

-¡Lolita! No marees la comida -insistía su mamá.

-¡No quiero fruta!

En ese momento la varita desprendió un haz de estrellas luminosas. Entonces la


mirada de su mamá se quedó como perdida y, sin decir ni una sola palabra,
cambió el plato de frutas por un paquete de galletas. ¡Guau! Había sido increíble.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 122
LIBRO DE CUENTOS

La varita mágica era lo más maravilloso que se podía tener. ¡Mucho mejor que
los Superzings o el LEGO de Harry Potter!

Pasaron los días, Lolita utilizaba la varita ante cualquier situación, por poco
incómoda que fuera. ¡Pero lo más increíble es que los cambios que realizaba en
su madre no eran temporales, sino que se quedaban guardados para siempre! Sin
embargo, empezó a notar algo raro… era como si su madre ya no la viera, como
si Lolita se hubiera vuelto invisible. Le seguía dando besos y abrazos y jugando
con ella, eso sí, pero Lolita sentía que en el fondo era lo mismo que si viviera con
un robot. Aún así, parecía como si la varita tuviera también poder sobre ella. ¡No
podía dejar de usarla ante cualquier negativa o mandato de su mamá! Hasta que
un día su mamá dejó de existir.

No es que la mamá de Lolita desapareciera. No. Ella seguía allí, con su pelo
castaño y sus grandes ojos verdes. Su cuerpo sí que estaba… era más bien como
si le hubiera desaparecido el alma.

Al cabo de unas semanas Lolita no podía más. Echaba mucho de menos a su


mamá. Esta mamá nueva no le gustaba nada… y no es que no fuera cómoda, ¡Al
contrario! Pero no era su mamá. Entonces recordó las palabras del geniecillo:
“Los sueños de hoy serán las pesadillas de mañana”. Y, al fin, las comprendió.
Entonces se echó a llorar desconsoladamente.

-¡Quiero que vuelva mi mamá! -sollozó Lolita, entre lágrimas.

En ese momento apareció de nuevo el geniecillo.

-Vaya, con tantas lágrimas me he mojado las babuchas – dijo la extraña criatura,
saltando de un pie a otro sobre un pequeño charquito que se había formado en el
suelo.

-¿Eres tú? ¡Por favor, haz que vuelva mi mamá!

El geniecillo se quedó un rato pensativo.

-¡Dime algo! -sollozó Lolita.

-Para romper el hechizo debes decir las palabras mágicas.

-¿Qué palabras mágicas? ¡¡No me las sé!! -se desesperó Lolita.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 123
LIBRO DE CUENTOS

-Entonces no podrás recuperar a tu mamá.

Y diciendo esto, el geniecillo comenzó a desvanecerse. Antes de que


desapareciera por completo, Lolita decidió probar.

-¡Espera! -gritó la niña.

El geniecillo reapareció vestido de presentador de concurso.

-Solo tienes tres intentos -le advirtió.

Lolita estaba nerviosísima. ¿Cómo encontraría las palabras mágicas con sólo tres
intentos? ¡Necesitaría, por lo menos, cien mil millones de intentos! ¡Había caído
en las garras de un geniecillo malvado y medio loco!

-¿Abra cadabra?

-ERROR.

-¿Ábrete, Sésamo?

-ERROR. ¿Tengo cara de Ali Babá?

A Lolita sólo le quedaba una oportunidad. Cerró los ojos y se concentró al


máximo. Tanto, que pudo notar cómo sus neuronas chisporroteaban dentro de su
cerebro.

-¡¡Las pesadillas de hoy fueron los sueños de ayer!!

-¡COOOO-RRECTO! Anunció el geniecillo.

Y con unas risitas burlonas, desapareció, junto con la varita mágica.

En ese momento su mamá entró en la habitación.

-¡Lolita! ¿Se puede saber qué son esos gritos? Me has asustado.

-¡¡Mamá!!

Lolita corrió a abrazar a su mamá, entre lágrimas. ¡Había vuelto! ¡Había


recuperado a su mamá!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 124
LIBRO DE CUENTOS

Y así fue como Lolita aprendió tres cosas:

Que hay que tener mucho cuidado con lo que se desea… porque puede hacerse
realidad.

Que nuestra mamá, la auténtica, se compone de las cosas que nos gustan más y
las que nos gustan menos.

Y que…

-¡Tengo la mejor mamá del mundo entero!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 125
LIBRO DE CUENTOS

Aquella noche era lúgubre y cálida. El silencio era profundo, solemne. Nada se
escuchaba en el viejo cementerio, salvo el cantar de los grillos. Hasta que el
ruido de una losa descorriéndose rompió la quietud.

– Ayyyy, aaaaayyyyyyy… ¡Qué mal he dormido esta muerte! -se escuchó


quejarse a una voz de ultratumba.

El zombie salió de la tumba. ¡Le dolía todo el cuerpo! Hizo estiramientos…

-Un, dos, un dos, un dos…

Se recolocó un poco las vértebras y estiró las piernas dando pequeños saltitos.

-Un, dos, tres, cuatro, un dos, tres, cuatro…

Entonces se sacó del bolsillo (claro!) un espejo de bolsillo y se miró


aprovechando el tenue resplandor de una farola.

-Uhhhhh… ¡Qué mala cara tengo! -se lamentó

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 126
LIBRO DE CUENTOS

El zombie Malacara se peinó un poco con los dedos los sucios mechones de pelo
que todavía le
quedaban en la cabeza, se estiró ligeramente la piel y se pellizcó las mejillas para
darles un poco de color.

–Hmmm… ¡Un poco mejor! -dijo, sonriendo satisfecho.

-Uy, por Dios, Qué mala cara tienes. Estás un poco… ¡pocho! -le dijo una
fantasma muy pija que pasaba por allí.

-Parece que has pasado toda la muerte de fiesta -bromeó el viejo vampiro.

-¿Y qué quieres? ¡Lleva 50 años muerto! A estas alturas, lo raro es


que conserve la cara, por muy mala cara que tenga -respondió la fantasma, con
voz muy, muy, pija.

Al zombie malacara se le habían quitado las ganas de pasear. Regresó a su


tumba, se recostó en el ataúd y encendió la radio para escuchar un poco de
música. En ese momento la programación se encontraba interrumpida por la
pausa publicitaria y el zombie Malacara llegó a tiempo de escuchar un anuncio
que podría interesarle.

¿El paso de los siglos se nota en tu piel?


¿Tienes ojeras, bolsas, auténticos sacos? ¿Estás pálido por mucho que te tumbes
a tomar la luna? Si sientes que has perdido lustre, visita: Centro de belleza
MORILOLI. Especialistas en estética zombie, vampírica, fantasmal y en
peluquería licantrópica. Centro de belleza MORILOLI, el más chic del
cementerio. Centro de belleza MORILOLI. La muerte te sienta de muerte.

El zombie Malacara apagó la radio y se fue con su mala cara a ver a


la esteticista. Un viejo portón chirrió con cansancio de sus goznes al abrirse. La
esteticista saludó, emocionada.

–¡Pero qué tenemos aquí! Hmmmm… ¡Una cara realmente mala!

-Sí, me he levantado con unas pocas ojeras… -respondió el zombie Malacara con
un poquito de vergüenza.

-¡No se preocupe, con Moriloli, la muerte sienta de muerte! -respondió la


esteticista con tono cantarín y, acto seguido, le invitó a pasar
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 127
LIBRO DE CUENTOS

-Tome asiento. A ver, a veeer… Hmmmm… veamos por aquí… mal arreglo…
gire usted la
cabeza…

El zombie Malacara obedeció de inmediato y giró la cabeza tan rápido que esta
se le desprendió de las vértebras y salió disparada.

-¡No tanto! Espere, que yo se la recojo… -se ofreció amablemente Moriloli.

-¿Lo ves muy mal…? -preguntó el zombie conpreocupación.

-Pues… es que intento maquillar, pero es que la piel se va… -explicó la


esteticista mientras se quedaba con un trozo de cara del zombie en la mano. -¿Ha
visto? … ¡Mal asunto! Muy mal asunto…

El zombie Malacara guardó silencio. Se miró detenidamente en el espejo. Se


estiró un poco la piel… y se arrancó otro trozo.

-Ya… estoy muy pocho…

– ¡Efectivamente! Por suerte, tengo toda una gama de pieles postizas que
se puede usted probar. -respondió Moriloli, hurgando en un cajón. -¿Qué tal esta?
Es de vampiro.

-Hmmmm, demasiado pálida -declinó el zombie Malacara.

-¿Y ésta de hombre lobo?

-Demasiado peluda.

-¿De Frankenstein?

-A veeeer… noto un tono de piel tirando a verde. ¡No me gusta!

-¿De muñeca diabólica? -siguió intentando Moriloli.

-No, esa es de chica. No me pega con la voz…

– ¿Y el look MOMIA? Le vendo a usted la cara, y…

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LIBRO DE CUENTOS

-Claro, claro, pensaba pagarle. ¡No me la va usted a regalar! -interrumpió el


zombie, muy apurado.

-Nooo, quiero decir que se la vendo de vendársela, no que se la


vendo de vendérsela -rió la esteticista.

-¡Ah! Vale. No sé… ¡Muy aparatoso para vestirme por las mañanas!

-¡Ya lo tengo! Esta. La máscara de hombre invisible -concluyó Moriloli con gran
algarabía.

-El zombie Malacara dudó. Se puso la máscara de hombre invisible y se miró


en el espejo. No era mala idea: ¡si no podía conseguir una buena cara, lo mejor
era no tener ninguna!

-¡Me gusta! Me la quedo.

-¡Fantástico! Y ahora… habrá que hacer algo con esos cuatro pelos que a
usted le quedan… ¿Le doy cita?

-¡Sí, por favor!

– ¿El martes a las 3 de la madrugada?

-Tengo dentista -se excusó el zombie Malacara.

-Veamos… ¿El jueves a medianoche?

-Preferiría no madrugar… -respondió el zombie, tímidamente.

-Pueeees… ¡El jueves a las 2! Así no tendrá que venir usted tan temprano -hizo
su nueva oferta Moriloli, la mar de risueña.

-¡Perfecto!

Moriloli agarró el boli y anotó la cita en su agenda.

-Apuntado. Que pase usted buena noche -se despidió.

-Igualmente.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 129
LIBRO DE CUENTOS

Y así, mucho más tranquilo y confiado gracias a la ayuda de Moriloli, el


zombie malacara se fue a dar su paseo por el cementerio para presumir de
cara nueva.

-¡Pero si no se le ve! -se quejó una niña que, atentamente, escuchaba esta
historia.

-Shhhh… – la chistó el narrador, con ternura- Eso da igual. Lo importante es que


el zombie Malacara se sienta guapo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 130
LIBRO DE CUENTOS

La serpiente blanca, una adaptación del cuento de Hermanos


Grimm
Había una vez un joven bondadoso que trabajaba como criado del rey. Un día,
mientras paseaba por los jardines de palacio, se fijó en una serpiente blanca que
había quedado atrapada bajo una roca. El criado sabía que las serpientes blancas
son muy venenosas y que una mordedura del animal podría ser mortal. Pero su
bondad era más fuerte que su miedo, de modo que liberó a la serpiente blanca.

Muy agradecida por esta ayuda, la serpiente habló:


-Como premio por tu bondad, te concedo el don de poder entender el lenguaje de
los animales. -Dicho esto, la serpiente desapareció.

Pasadas unas semanas, el criado se marchó de viaje por orden del rey. Cabalgaba
por la ribera de un río cuando escuchó unos lamentos entre unos juncos. Se bajó
del caballo y observó que tres pececillos habían quedado atrapados entre las
cañas. El criado se sumergió en el río para liberarlos.
Coleteando de alegría, mientras se alejaban río abajo, los peces le gritaron:
-¡Nos acordaremos de que nos salvaste la vida, algún día te devolveremos el
favor!
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 131
LIBRO DE CUENTOS

El criado continuó su viaje cuando, de pronto, escuchó una voz proveniente de la


tierra del camino. Era el rey de las hormigas, quien se lamentaba de que el
caballo, a su paso, iba pisoteando a sus súbditos. Cuando el criado lo escuchó,
desvió su caballo, salvando a las hormigas.
-¡Nos acordaremos y te lo pagaremos! – le prometió el rey de las hormigas.

Más adelante en el camino, el criado encontró cinco polluelos de cuervo que se


habían caído del nido. Oyó que se lamentaban entre ellos de que, al no saber
volar, morirían de hambre por no poder conseguir comida. El criado se acercó a
ellos y les ofreció la mitad de sus provisiones.
-¡Nos acordaremos y te recompensaremos! – le dijeron los cuervos.

Unos días después, el rey promulgó un bando. Ya era un anciano y, como no


tenía hijos, buscaba un joven valeroso para sucederle en el trono: aquél que fuera
capaz de recuperar un anillo que había dejado caer en las profundidades del mar,
se convertiría el nuevo rey.

El criado se ofreció, pero el rey se lo tomó a broma: nadie en el reino le creía


capaz de lograr una misión tan complicada. Aquella tarde, frente a la playa, el
criado se dio cuenta de que recuperar el anillo iba a ser imposible. Cuando estaba
a punto de rendirse, reconoció a los tres peces que había salvado días atrás. Uno
de ellos llevaba el anillo en la boca y lo depositó en la orilla.

El criado corrió a llevárselo al rey, pero éste no estaba dispuesto a permitir que
su sucesor fuera un vulgar criado, así que le dijo que debería superar una prueba
más. Así, el rey esparció entre la hierba del jardín diez sacos de trigo y dijo:
-Mañana, antes de que salga el sol, debes haberlo recogido todo, sin que falte un
solo grano.
Dióse el joven por vencido al ver aquel desparrame y se durmió con la certeza de
que nunca sería rey. Pero con los primeros rayos del sol, los sacos se encontraban
completamente llenos, sin que faltara un solo grano de trigo. Durante la noche,
miles y miles de hormigas, agradecidas, se habían encargado de recoger hasta el
último de ellos.

Pero el rey tampoco se conformó y puso al criado una nueva prueba: ir en busca
de una manzana del Árbol de la Vida. El criado se puso en camino, durante
semanas recorrió todos los rincones del reino sin lograr su misión. Un día,
dándose por vencido, se tumbó a descansar a la sombra de un árbol. De pronto,

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LIBRO DE CUENTOS

una manzana de oro le cayó en las manos. El criado levantó la cabeza y vio a los
cuervos.

-Somos aquellos cuervos que salvaste de morir de hambre. Cuando nos


enteramos de tu misión, volamos hasta los confines del mundo para encontrar el
Árbol de la Vida y traerte la fruta.

Loco de contento, el criado puso rumbo a palacio para entregar la manzana de


oro. El rey, al ver que el criado había logrado cumplir una misión tan difícil, se
sintió orgulloso de él.
-Mi reino no podría tener mejor rey que tú. Eres valiente y cumples lo prometido.
¡Te nombro mi heredero! Mis súbditos quedarán en las mejores manos.

Y así fue como el criado, gracias a su bondad y compasión, se convirtió en el


mejor rey que tuvo jamás un reino.

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LIBRO DE CUENTOS

Biografía de Marie Curie para niños. Un cuento para


aprender

Hace más de 150 años, en la ciudad polaca de Varsovia, nació una niña muy
especial: María Salomea Sklodowska. María Salomea era la quinta de cinco
hermanos, pero a pesar de ser la pequeña, era la más inteligente de todos.

El padre de María era profesor de física y matemáticas, y su madre era maestra,


así que la niña pronto descubrió su amor por las ciencias naturales y la física. ¡Le
parecían alucinantes!

Así es. La pequeña María prefería leer y estudiar por encima de todo. Los libros
de ciencias eran su auténtica pasión. Y también su refugio.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 134
LIBRO DE CUENTOS

María no tuvo una infancia feliz. En aquella época, Polonia estaba bajo el
dominio del Imperio ruso y los polacos no podían practicar sus costumbres ni ser
ellos mismos: todo lo que hacían tenía que ser como los rusos querían que
fuesen. ¡Incluso se prohibió el idioma polaco en los colegios!

Pero Władysław el papá de María no estaba de acuerdo con renunciar a su


identidad, su idioma y su país. Cuando los rusos se enteraron, se enfadaron
muchísimo. Como castigo, solo le ofrecían trabajos mal pagados, por lo que el
dinero empezó a faltar en casa de María. Un buen día, su mamá tuvo una idea:
acogerían a niños en su casa para poder ganar un dinero extra. ¡Pero claro, eso
acabó siendo un poco locura!

La pobreza no fue el único motivo de tristeza: antes de que María cumpliera 9


años, su hermana Sofía murió de tifus, una enfermedad que transmitían los piojos
y las pulgas, para la que todavía no había vacuna. Y la desgracia fue a más:
cuando María tenía 10 años, su madre murió de tuberculosis, una enfermedad de
los pulmones, muy contagiosa, para la que tampoco existía una vacuna en
aquellos tiempos.

Pero la pequeña María no creía en Dios, sino en la ciencia. Así que no encontraba
consuelo en estas palabras. Sólo hallaba refugio en los libros de ciencias. Por eso
no paraba de leer y estudiar.

En la Polonia bajo dominación rusa estaba prohibido que las mujeres estudiaran
en la universidad. ¡Y resulta que el mayor deseo de María era estudiar Física en
la universidad! Así que ella y su hermana Bronislawa se matricularon en la
conocida como “Universidad Flotante”, una escuela secreta llamada así porque
cambiaba constantemente de lugar para que los rusos no la descubrieran.

Pasado un tiempo, Bronislawa se fue a estudiar a La Sorbona, una de las


universidades más importantes de Europa, que estaba en París. María deseaba
hacer lo mismo que su hermana. Trabajó muy duro para poder ahorrar y
matricularse en La Sorbona. ¡Y al fin lo consiguió! Sin embargo, el dinero solo le
alcanzaba para pagar el alquiler de una pequeña buhardilla sin calefacción, así
que María pasaba días enteros sin poder siquiera comer. Lo único que devoraba
era un libro tras otro.

A pesar de ello y de que no sabía hablar francés, pocos años después María se
licenció en Física. Y no sólo eso: ¡Fue la número uno de la clase! Pero la
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LIBRO DE CUENTOS

sociedad parisina de la época no estaba acostumbrada a reconocer los méritos de


las mujeres y no se lo pusieron fácil. María no estaba dispuesta a rendirse y
continuaba esforzándose con una idea en la cabeza: “Es más difícil cambiar lo
que está fuera que lo que está dentro”.

Un año después conoció a un hombre muy especial: Pierre Curie. Un científico


que, al igual que ella, era un apasionado de la física. Así que muy pronto se
hicieron buenos amigos y luego se enamoraron. Pronto se casaron y Maria
Salomea Sklodowska cambió su nombre por Marie Curie.

Pierre y Marie eran tal para cual, sabían reconocer las cosas importantes de la
vida. Por eso, en lugar de gastar dinero en un banquete de boda o en unos anillos,
compraron una bicicleta y se fueron de luna de miel a recorrer Francia subidos en
ella.

A pesar de que ya era licenciada en Física, Marie Curie quiso seguir estudiando y
comenzó un doctorado. En esa misma época, el físico alemán Wilhelm Roëntgen
había descubierto los rayos X, que servían para ver a través de los objetos; y el
científico francés Antoine Henri Becquerel, había descubierto la radioactividad.
Fue por casualidad. Antoine había guardado en un cajón unas placas fotográficas
junto a un trozo de uranio. Cuando volvió a abrir el cajón, las fotografías se
habían vuelto negras, lo que le hizo darse cuenta de que el uranio emitía una
potente radiación.

Estos descubrimientos maravillaron a Marie Curie, quien decidió comenzar sus


investigaciones sobre sustancias radioactivas. La investigación de Marie iba tan
bien, que su marido decidió aplazar sus estudios sobre magnetismo para
ayudarla. ¡Y fue una gran decisión! En poco tiempo, Marie y Pierre descubrieron
dos nuevos elementos químicos mucho más radioactivos que el uranio. Y,
además, tuvieron a su primera hija.

Marie y Pierre Curie pasaron cuatro largos años intentando demostrar a los
científicos el valor de su hallazgo. Por fin, en el año 1903, recién iniciado el siglo
XX, Marie se convirtió en la primera mujer de la historia en recibir el premio
más importante del mundo: el Premio Nobel de Física. Eso sí, fue un
reconocimiento compartido con su marido, Pierre, y con Antoine Becquerel.

A pesar de que Marie había contribuido mucho más que Pierre y Antoine a las
investigaciones sobre la radioactividad, no tuvo el mismo reconocimiento, pues
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 136
LIBRO DE CUENTOS

la sociedad de la época aún dejaba de lado a las mujeres. Un año después de


recibir el premio nació su segunda hija. Así que mientras que a Pierre Curie le
nombraron Catedrático de la Universidad de París, Marie cuidaba de sus hijas y
continuaba investigando por su cuenta.

Por fin, la vida parecía sonreír a Marie Curie, hasta que un día la desgracia volvió
a visitarla: un carro de caballos atropelló a Pierre y éste murió. De modo que
Marie tuvo que continuar con sus investigaciones sobre el radio ella sola.

Gracias a su empeño los siguientes años, Marie Curie realizó otro importante
descubrimiento: la radioterapia como tratamiento del cáncer. Y fue gracias a eso
que, en 1911, ganó otro premio Nobel; esta vez, de Química. Se convirtió
entonces en la primera mujer (y única hasta nuestros días) en ganar dos premios
Nobel.

Tres años después, estalló la I Guerra Mundial. Marie Curie pensó en cómo
podría poner sus investigaciones al servicio de los soldados heridos en combate.
Entonces tuvo una idea: ¡compraría viejos vehículos y máquinas de rayos X
portátiles y crearía ambulancias radiológicas para ayudar a los heridos! Su idea
funcionó y salvó la vida de muchos soldados al facilitar que los médicos pudieran
ver sus cuerpos por dentro, encontrar las balas y poder curarles.

Gracias a su iniciativa, Marie Curie se convirtió en directora del Servicio de


Radiología de Cruz Roja francesa durante la guerra. Cuando la paz regresó a
Europa, Marie continuó estudiando, formó parte de varias academias científicas y
recibió muchos reconocimientos.

Marie Curie murió con 67 años de leucemia, un tipo de cáncer que, seguramente,
desarrolló por estar tanto tiempo expuesta a la peligrosa radiación de los
elementos que estudiaba.

Pero Marie Curie no murió del todo: de ella nos quedan sus asombrosos
descubrimientos y unos cuantos cuadernos de laboratorio con anotaciones
científicas de su puño y letra. Cuadernos que, todavía hoy, siguen siendo muy
radiactivos. ¡Tendrán que pasar 1.600 años para que desaparezca gran parte de la
radiación que aún impregna sus páginas!

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LIBRO DE CUENTOS

Mitología romana para niños: El mito de Narciso

Narciso era hijo del dios Cefiso y de la ninfa Liríope. Cuando nació, sus padres
consultaron a Tiresias, el adivino, con el fin de conocer su destino. El adivino les
dijo que Narciso viviría una larga vida y llegaría a viejo siempre y cuando nunca
se contemplara a sí mismo.

Narciso creció y se convirtió en un joven de extraordinaria belleza. Era tan


apuesto que muchas ninfas se enamoraban de él. Pero Narciso sentía un total
desprecio por el amor y a todas las rechazaba. Entre ellas a Eco, una ninfa de
bella voz que acabó encerrándose en una cueva al no poder soportar tanta
tristeza.

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LIBRO DE CUENTOS

Precisamente fue este rechazo a Eco lo que provocó la ira de Némesis, la diosa
de la venganza. Némesis urdió un plan y, un día, mientras Narciso se encontraba
cazando en el bosque, le engañó para que se acercara hasta el borde de un arroyo
de aguas cristalinas.

Al inclinarse sobre el agua, Narciso se vio reflejado en la superficie. Lo que vio


fue un joven de tal belleza que quedó obnubilado. No podía dejar de mirarse, no
podía dejar de contemplar esa bella imagen en agua, hasta el punto de que el
joven Narciso, incapaz de amar a ninguna muchacha, se enamoró de sí mismo sin
darse cuenta de que era él.

Pero su imagen no le correspondía en el amor y cuanto más se contemplaba, más


triste se ponía. Así fue hasta que, de tanto mirarse en el reflejo del agua, Narciso
cayó al río y se ahogó. Dicen que en ese mismo lugar pronto creció una flor de
gran belleza, la flor que hoy lleva su mismo nombre: narciso.

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LIBRO DE CUENTOS

El mito de Medusa para niños

Medusa era una diosa de una belleza extraordinaria. Pero no era una diosa
cualquiera: Medusa era un espíritu del inframundo, una diosa de los infiernos,
una gorgona. Medusa tenía dos hermanas, Esteno y Euríale, que también eran
gorgonas.

De las tres hermanas, Medusa era la única mortal. Para compensar, los dioses le
habían concedido un poder especial: convertir en piedra a todo aquel que la
mirara directamente a los ojos.

A pesar de ser un terrible monstruo, Medusa tenía el aspecto de una mujer de


belleza extraordinaria. Es por eso que tenía muchos pretendientes, entre ellos

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LIBRO DE CUENTOS

Poseidón, el dios de los mares. Un día, Poseidón citó a Medusa en el templo de


Atenea, la diosa de la guerra. A Atenea no le gustó nada que utilizara su sagrado
templo como lugar de citas y, a pesar de que la idea había sido de Poseidón,
culpó a Medusa.

Para castigarla, quiso acabar con su belleza. Atenea transformó en serpientes


venenosas el hermoso cabello de Medusa. De este modo, nunca nadie se fijaría
en ella. La gorgona se recluyó en una cueva junto a sus hermanas, quienes
también habían sufrido la maldición.

Tiempo después el semidiós Perseo, hijo del mismísimo Zeus, recibió el encargo
de ir en busca de Medusa y cortarle la cabeza. Era una misión muy arriesgada, ya
que si miraba a la gorgona a los ojos, se convertiría en piedra. Para ayudarle en
su aventura, Perseo recibió varios regalos: Hermes, el mensajero de los dioses, le
dio unas sandalias con alas y una hoz muy afilada; Hades, el dios de los
infiernos, un casco de invisibilidad y Atenea, un escudo de bronce pulido como
un espejo. Además, Perseo recibió un zurrón mágico.

Perseo averiguó que Medusa se escondía en África, en una cueva, junto a sus
hermanas. Cuando Perseo llegó a la cueva de las gorgonas, éstas estaban
dormidas. Debía acercarse a Medusa en silencio y atacarla sin que se despertara.
Así, Perseo utilizó las sandalias con alas de Hermes para acercarse a Medusa
volando, sin hacer ruido. Utilizó el escudo de espejo de Atenea para acercarse sin
mirarla y no convertirse en piedra. Una vez estuvo sobre ella, con la hoz de
Hermes, le cortó la cabeza de un solo golpe. Inmediatamente, Perseo guardó la
cabeza de Medusa en su zurrón mágico, para evitar mirarla al transportarla. Pero
el ruido despertó a las hermanas de Medusa. Entonces Perseo, para no ser
descubierto, se puso el casco de la invisibilidad de Hades y así pudo escapar con
la cabeza de Medusa.

Se cuenta que parte de la sangre que brotó de la cabeza de Medusa cayó al mar
Rojo, creando un enorme arrecife de coral; otra parte cayó sobre la tierra, dando
lugar a las vívoras del desierto del Sahara.

Una vez conseguido su trofeo, Perseo regresó a Grecia y le dio la cabeza a


Atenea. La diosa de la guerra colocó la cabeza de Medusa en su escudo, de
manera que cualquier enemigo que quisiera atacarla, quedara, automáticamente,
convertido en piedra.

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LIBRO DE CUENTOS

El mito de Eco

Hace mucho, mucho tiempo, en un remoto lugar del Monte Helicón nació una
ninfa de la montaña llamada Eco. Allí fue criada por otras ninfas y educada por
las Musas, esas que dicen que inspiran a los poetas. Pasaron los años y Eco se
conviritó en una joven muy hermosa. Pero su mayor virtud era que poseía una
preciosa voz. De su boca salían las palabras más bellas jamás pronunciadas y
todo aquel que la escuchaba quedaba embelesado.

Tan bonita era su voz que la existencia de Eco llegó a oídos de Hera, la diosa de
la Guerra. Hera tuvo miedo de que Zeus, su marido y dios del Olimpo, se
enamorara de Eco al escuchar su maravillosa voz.

Un día, Zeus estaba en el bosque jugando con las ninfas cuando apareció Hera,
muy enfadada. Eco quiso ayudar a sus amigas, y entretuvo a Hera con su
agradable conversación mientras Zeus huía. Pero Hera no se dejó cautivar por
aquella preciosa voz y se dio cuenta del engaño. Muy enfadada, quiso darle a Eco
un escarmiento:

– Eco, has tratado de engañarme y mereces un castigo: a partir de este momento


perderás el control sobre tu voz. Y como veo que te gusta tanto tener la última
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LIBRO DE CUENTOS

palabra, te condeno a responder con la última palabra que escuches, por toda la
eternidad -condenó.

Cargando con la maldición de Hera, avergonzada, Eco se refugió en una cueva.


Hasta que un día, se enamoró de Narciso, un bello joven que pastoreaba ovejas.
Eco se dio cuenta de que, por culpa de su maldición, nunca podría declararle su
amor. Así que Eco le seguía, sigiliosa, escondiéndose entre los árboles. Se
conformaba con poder mirarle desde lejos. Pero una mañana, sin querer, Eco pisó
una rama y fue descubierta por Narciso. Eco le pidió, entonces, ayuda a los
animales para que le dijeran a Narciso el amor que sentía por él, pero éste se
burló de ella.

Desde entonces Eco vive recluida en su cueva, alejada del mundo, condenada a
repetir la última palabra que diga cualquier persona. Este es el origen del eco,
según la mitología griega.

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LIBRO DE CUENTOS

LA BRUJA RECHINADIENTES

Había una vez tres hermanos que se pasaban el día brincando de un lado para
otro. Su madre les decía siempre:

- ¡No se os ocurra ir al bosque! Allá en medio vive una bruja con dientes de
hierro, que se come a los niños; y con los huesos, hace un muro que rodea
su casa.
- Un día, el mayor dijo:
- - ¡Vamos al bosque! ¡Yo no les tengo miedo a las brujas!
- - ¡Yo tampoco! –dijo el mediano.
- Pero el pequeño, asustado, avisó:
- - Mamá dijo que no fuésemos…
- - No seas cagueta- se burló el mayor.
- Y allá se marcharon los tres. Andando, andando, fueron adentrándose en
aquel bosque enorme, oscuro, extraño. El viento silbaba entre las ramas y

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LIBRO DE CUENTOS

las sombras se hacían cada vez más largas. Empezaron a sentir miedo,
pero ninguno sabía cómo volver a casa. Entonces el pequeño dijo:
- - Me subiré a un árbol, a ver si puedo descubrir el camino
Desde lo alto del árbol, vio la luz de una casa, a lo lejos. Bajó deprisa y le
dijo a sus hermanos:
- Esa debe de ser la casa de la bruja.
- Qué va!- dijo el mayor- Aún falta mucho para llegar al medio del bosque.
¡Vamos!
- Cuando se acercaron a la casa, una mujer se asomó a la puerta:
- Bruja :jijiji jijiji
- Venid, venid, ¡pobrecitos! No tengáis miedo…jejeje
- El olor a comida les abrió el apetito.
- - Yo voy a entrar- dijo el mayor.
- - Yo también- dijo el mediano.
- Los dos mayores avanzaron, confiados; pero al pequeño aquella casa le
daba mala espina
- Mmmmmmmm Qué bien huele! – dijo el mediano.
- - Pasaréis aquí la noche y Mañana os llevaré a casa claro
- Cuando acabaron de cenar, se acostaron los tres en un cuarto. El mayor
enseguida se quedó dormido. El mediano tardó un poco. El pequeño daba
vueltas y vueltas, pero no podía pegar ojo.
- Entonces vio la luna que iluminaba el bosque, la huerta…. ¡y el muro de
huesos! Huesos de piernas, huesos de brazos, huesos de niños pequeños.
De pronto oyó que alguien se acercaba. (pasos)
- ¡Era la bruja! El pequeño se metió enseguida en la cama y se tapó. La bruja
entró despacito y preguntó en voz baja:
- - ¿Hay alguien despierto?
No se atrevió a decir que ni mu, pero la bruja se acercaba cada vez más; y,
cuando ya estiraba la mano para retirar las sábanas, el pequeño asomó la
nariz:
- ¡Yo estoy despierto!
- ¿Y cómo no te has dormido?

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LIBRO DE CUENTOS

- Es que… antes de acostarme, mamá siempre me da un huevo frito.


-Ay un huevo frito un huevo frito a verse visto
La vieja, arrastrando los pies, salió refunfuñando:- ¡Un huevo frito! Un
huevo frito Te traeré, además, un trozo de pan para que mojes…
El pequeño comió el huevo y se acostó; pero…¡imposible dormir! Al rato,
la bruja volvió a salir. (pasos)
- ¿Hay alguien despierto?
- Yo…
-pero bueno pero bueno otra vez tu
Es que tu no duermes
Es que, por las noches, mamá también me da higos pasos.
Y la bruja , gruñendo, se fue a buscar los higos
-higos pasos, higos pasos las madres modernas, higos pasos
Y esta bien esta bien le voy a llevar a ese niño higos pasos
-El niño temblaba de miedo
Y otra vez apareció la bruja

- ¿Hay alguien despierto?-jijiji

- Yo…

- ¿Pero qué rayos te pasa ahora?

- Es que mi madre siempre me trae… agua del pozo en un colador. Y, después de


beber, me duermo enseguida.

La vieja, resoplando,(fuuuu) se dio media vuelta

-agua de pozo, agua de pozo aver si consigo que se duerma de una vez este
niño me tiene loca ahhhhh

Cuando se inclinó a coger el colador, se le cayó una pastilla de jabón:

- ¡Mis objetos mágicos! Ay mis objetos mágicos será mejor que los guarde

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LIBRO DE CUENTOS

- Dejó el jabón, un peine y un cuchillo; y se fue a buscar agua. En cuanto el


pequeño oyó salir a la bruja , le gritó a sus hermanos
- Despertad Despertad esta es la casa de la bruja, es la casa de la bruja. Los
hermanos abrieron los ojos, sobresaltados( aaaa)
- Pero antes de salir corriendo, el pequeño dijo: momento momento
- - La bruja ha dejado unos objetos mágicos en la cocina. ¡Voy a buscarlos!
- Y cogió el jabón, el peine y el cuchillo
- La bruja seguía en el pozo intentando llenar el colador. Cuando vio a los
muchachos escapando echo a correr tras ellos haciendo rechinar los
dientes( rechino de dientes)
- Esta bruja se acercaba cada vez más a los hermanos. Entonces el pequeño
dijo:
- - ¡Le tiraré el jabón! ¡Ojalá lo pise y se caiga despatarrada!
- El jabón fue a caer justo justo delante de la bruja… y se convirtió en una
montaña de espuma. A la bruja le escocían los ojos; y, escupió burbujas
- Veréis cuando os pillé malditos niños (escupe espuma gruñendo)
- La bruja volvía a acercarse rápidamente.
- Entonces el pequeño lanzó el peine rápidamente - zas
- - ¡Ojalá se le clave en la cabeza!
- Y el Peine se clavó en el suelo… y se convirtió en una tupida hilera de
árboles. La bruja se abrió camino serrando los árboles con sus dientes de
hierro, y gritando: - Ey- ¡Veréis cuando os pille…!- ¡Veréis cuando os
pille…! Malditos niños
- Cuando ya la bruja estaba a punto de alcanzarlos, el pequeño lanzó lo que
le quedaba: el Ojalá le corte un pie!
- El cuchillo fue a caer justo justo delante de la bruja …y abrió una grieta
larga y profunda, imposible de saltar. Los niños no pararon de correr
- Los niños no pararon de correr hasta que salieron del bosque. Y la bruja,
con la cabeza gacha y arrastrando los pies, se fue a casa
- Y allí en medio del bosque se quedó para siempre
Fin.

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LIBRO DE CUENTOS

SOY EL LOBO

¡Auuuuu! ¡Auuuuu! Aulla el lobo.

(Ronquidos) El lobo está intentando despertar a una niña en su cama, pero no


hay manera.

-esta niña parece la bella durmiente. Dice el lobo y sigue aullando…. ¡Auuuuu!
¡Auuuuu!

-estupendo lobo, ¡Me has despertado! Y debajo de la cama salió un mounstro


horrible que es el que se ha despertado

-a ver tu quien eres, ¿Qué haces ahí?, canijo

-¡Quien voy a ser! Soy la pesadilla de esta niña, vivo debajo de la cama

- Ammm bueno, ¡Auuuuuu! ¡Auuuuu! Sigue aullando el lobo.

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LIBRO DE CUENTOS

-shhhht ¡Que la vas a despertar hombre! Y empezaron a discutir, el lobo porque


quería despertar a la niña para poder asustarla, y la pesadilla que estaba debajo
de la cama por qué la niña tiene que seguir durmiendo para poder darle miedo

-es que la tengo que despertar para darle miedo, dice el lobo.

-¡Que no, que no y que no! Tiene que seguir durmiendo porqué yo le tengo que
dar miedo porque yo soy la pesadilla.

-oye, oye, oye pesadilla aquí el que da miedo ¡Soy yo!, no tu.

-pero que va, yo también quiero darle miedo pero un miedo horroroso,
mounstroso, fabuloso, espantoso!

-bueno bueno, esto ya se acabó, esto ya es el colmo! Es el colmo, de los colmos.

Entonces el lobo se comió a la pesadilla de debajo de la cama de golpe.

¡Auuuu! ¡Auuuuuu! Aulla el lobo

-pas pas pas.

-mmmm? Oigo pasos, ya sé, esa debe ser la abuelita. Pero no es la abuelita, es
otro mounstro que salió de la habitación de al lado.

-shhht shhht shhht! Cállate ya hombre lobo! Que llevo un rato atormentando a
la abuelita y ahora ya quiero dormir.

-oye bueno lo siento, pesadilla de la a-bue-li-ta. La culpa es de esta pequeña,


que estoy intentando aterrizarla pero es que no hay manera de despertarla

-ayyyy, madre mía! Te voy ayudar lobo, los colegas están para echarse la mano.
Dice la pesadilla de la abuelita.

¡Auuuuuu! ¡Auuuuu! ¡Auuuuu!

¡Aurrrrrr! ¡Aurrrrrr! Gruñe la pesadilla de la abuelita.

¡Auuuuuuu! ¡Auuuuu!

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LIBRO DE CUENTOS

¡Aurrrrrre! ¡Aurrrrrr! Digo que ya me estoy empezando a cansar oye

-sabes es que ya es muy tarde, ¿Descansamos un poco? Dice el lobo

-pffff! Vale, es que este trabajo nocturno es agotador. Y se echaron a dormir

(Ronquidos). La niña se despierta con los ronquidos y se levanta y sale del


cuarto, mientras el lobo y la pesadilla siguen durmiendo.

La niña regresa con la abuelita, meten a la pesadilla y al lobo en dos bolsas


grandes, las bajan por la escalera y las tiran al camión de la basura.

En mitad de la oscuridad se escucha

¡ay, ay, ayyy! Uy, uy no!

-Que pesadilla más espeluznante, con este monstro peludo ahí adelante. Dice el
lobo que de golpe se a despertado

¡¿Qué, que!? ¿La niña sigue durmiendo? ¿Por dónde iba? ¡Ah! sí, si sí!

¡ Auuuuu! ¡Auuuuuu!

-¡Quieres dejar de hacer tanto ruido! Así no hay modo de descansar. Dice la
pesadilla de la abuelita al despertarse.

-bueno, yo me voy a mi cama. ¡Hasta mañana! Y se despide la pesadilla

-clushh, clushhh, clushhh.

-oooh! Esta vez es la abuelita, voy a darle el susto de su vida, un susto


horripilante jijijiji

-Ay, que ternura de perrito, mira como llora porque ha perdido a su mamá. Dice
la abuelita gigantesca agarrando al lobo por el pescuezo.

-Ven aquí pequeñín, la abuelita va a cuidar de ti

-Ay! Socorro, socorro! Dice el lobo al ver que la abuelita le había vestido con
ropa de color rosita y muchos moñitos. FIN
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LIBRO DE CUENTOS

Algo extraño estaba pasando en el bosque.

- ¡No te acerques que soy muy peligroso! Gritaba el oso Raposo cuando los
cervatillos pasaban por delante de su cueva.

Y todos salieron corriendo.

Sus padres, los grandes ciervos, les preguntaron:

- ¿Por qué corréis tan asustados?


Porque el oso Raposo nos ha gritado al pasar por su cueva, y nos ha dicho
que es muy peligroso acercarnos a el.

Los grandes ciervos se miraron entre sí y dijeron extrañados:

-¡Que raro! Raposo ha sido siempre un buen amigo.

Cuando éramos pequeños jugábamos juntos, y cuando la comida era escasa,


la compartíamos.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 177
LIBRO DE CUENTOS

Algo importante le debe pasar.

Así que los ciervos decidieron convocar una reunión con los otros animales
para intentar averiguar entre todos lo que estaba pasando al oso Raposo.

A la hora señalada los animales del bosque acudieron muy preocupados


porque también a sus crías las asustaba con sus gruñidos. Reunidos todos, el
ciervo más anciano tomó la palabra:

-El bosque siempre ha sido un lugar tranquilo, donde todos nos ayudamos y
aceptamos, y gritando no se resuelven los problemas tenemos que saber si
nuestro amigo Raposo tiene algún problema que lo haga comportarse de ese
modo.

Y tomaron la decisión la ardilla y la lechuza para ir hablar con el y para


averiguarlo: a la ardilla eligieron porque era muy rápida y la lechuza porque
podía volar.

Si las cosas se ponían feas ninguna correría peligro.

Al día siguente la ardilla fueron a verlo.

-¿Quién anda ahí?- Grito con voz fuerte y amenazadora del oso Raposo -¡No
os acerquéis que es peligroso!- aviso con un tremendo gruñido.

Temblando de miedo los dos animales le contestaron.

- Somos la ardilla y la lechuza. Venimos en nombre de los animales del


bosque para hablar contigo y saber qué te pasa.
- Tú nunca nos has gritado ni nos has hecho daño.
- Pero ahora todo es muy diferente Y quiero que me tengáis mucho miedo-
dijo el oso Raposo y volvió a gruñir con fuerza.
Los dos se dieron cuenta que Raposo estaba muy enfadado, pero ninguna
estaba dispuesta a marcharse sin cumplir con la misión que les había
encargado, así que dijeron.
- Por favor Raposo sal de cueva queremos verte y hablar contigo.

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LIBRO DE CUENTOS

Por fin el oso salió de mala gana de su cueva y les preguntó.


- ¿Dónde estáis? No puedo verlos ¿Acaso queréis jugar al escondite? ¡Pues
no estoy para bromas!
¡Que extraño! Pensaron la ardilla y la lechuza.
¿Cómo no las veía si estaban sentadas en una rama en frente de su cueva?
Entonces se dieron cuenta que el oso no veía bien.
-Oso Raposo ¿Por qué lanzas esos gruñidos? ¿Por qué quieres darnos
miedo?
-Porque así todos me respetaréis- contesto el oso muy enfadado.
-Pero, gran oso Raposo, todos en el bosque te queremos y respetamos.
Dinos que te pasa ¿Por qué quieres asustarnos?
-Me voy haciendo viejo, estoy perdiendo la vista y me canso mucho más.
Ya no soy el gran cazador de antes…, pero no me doy por vencido: si me
tenéis miedo es que todavía soy fuerte y poderoso.
La lechuza, al darse cuenta que no veía bien, se posó en una rama más
cerca y le dijo:
- Oso Raposo, si nos grita nos asustas, nos da miedo alejaremos de ti, y un
día te encontrarás completamente solo. ¿No crees que sería mejor pedir
ayuda a tus amigos?
El oso Raposo se sentó cabizbajo en la entrada de su cueva mientras
pensaba en lo que le había dicho la lechuza.
- Quizás tengas razón…, pero quiero seguir siendo el animal más fuerte del
bosque.
Entonces la ardilla se acercó y le dijo:
- Para nosotros siempre serás el gran oso Raposo el animal más fuerte del
bosque.
No creas que por pedir ayuda vamos a pensar que eres débil, no. Será una
señal que confías en tus amigos.
El oso comprendió que la ardilla y la lechuza tenían razón y a partir de ese
día decidió no gritar ni asustar a nadie. A cambio sus amigos del bosque le
llenaron la cueva de provisiones para el invierno.

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LIBRO DE CUENTOS

Recibió además muchas visitas que le hacían compañía, unos recordaban


los viejos tiempos, otros hacían planes para el futuro, y entre todos le
ayudaban a pasar el tiempo.
Aquel invierno el oso Raposo aprendió muchas cosas. Aprendió que no
hay que gritar ni asustar para que los demás te respeten y que no es más
fuerte quien más grita.
Aprendió también que es mejor pedir ayuda a los amigos cuando es
necesario y que eso no significa ser débil.
Volvió a jugar con los cervatillos y a dejar que la ardilla le rascara el lomo.
Y el gran oso Raposo paso los últimos años de su vida rodeado de todos
sus amigos del bosque.

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LIBRO DE CUENTOS

Ésta es la historia de Elfi, la mejor perrita del mundo.

Elfi y yo crecimos juntos pero ella creció mucho más a prisa que yo.

Me gustaba mucho apoyar la cabeza sobre su piel caliente.

Soñábamos juntos.

Mi hermano y mi hermana también querían mucho a Elfi.

Pero Elfi era mi perro.

Todos los días Elfi y yo jugábamos juntos.

A Elfi le encantaba perseguir a las ardillas y escarbar entre las flores del jardín
de mi madre.

A veces Elfi, hacia alguna diablura, y entonces mis padres se enfadaban y la


reñían. Pero la seguían queriendo mucho.

Solo que nunca se lo habían dicho. Pensaban que Elfi ya lo sabía.

Los años pasaron muy aprisa.

Yo crecía hacia lo alto, hacia lo alto, y Elfi crecía hacia lo ancho, hacia lo ancho.

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LIBRO DE CUENTOS

Cuantos más años tenía Elfi, más dormía.

Ya no quería salir de paseo como antes.

¡Aquello me preocupaba!

Llevamos a Elfi al veterinario.

No había nada que el pudiera hacer.

- Elfi se estaba haciendo vieja.


- Dijo el veterinario.
A Elfi cada vez le costaba más las escaleras.
¡Pero tenía que dormir en mi cuarto!
Le puse un almohadón muy blando para que estuviera más cómoda.
Cada noche, al acostarnos, le decía:
Yo siempre te querré.
Se que Elfi me entendía.
Una mañana me desperté y vi que Elfi había muerto durante la noche.
Entre todos enterramos a Elfi.
Lloramos y nos abrazamos para consolarnos.
Mi hermano y mi hermana querían mucho a Elfi, pero nunca se lo habían
dicho.
Yo también estaba muy triste, pero me consolaba pensar que cada noche
le había dicho:
-Yo siempre te querré.
Un vecino mío me ofreció un cachorro.
Se que Elfi no le hubiera importado, pero le dije que no.
Lo que hice fue regalarle la cama de Elfi.
Le hacía más falta que a mí.
Algún día tendré otro perro, o un gato, o un pez de colores.
Sea lo que sea, cada noche le diré:
-Yo siempre te querré.

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LIBRO DE CUENTOS

El ratón que se comió la luna

Una noche un ratoncito se asomó por el pequeño agujero donde vivía y


vio la
luna.
“Qué bonita es la luna”- pensó mientras se metía en la cama- Me
encantaría
tener un pedacito
A la mañana siguiente cuando el ratón se levantó vio algo que nunca
había
visto antes.
¡Ha caído un pedazo de luna del cielo!- exclamó el Ratoncito- ¡Mi deseo
se ha
hecho realidad!
El ratón salió corriendo y se acercó a luna, olía deliciosamente.
“Quizás se pueda comer-pensó el ratoncito-, Huele tan bien que solo le
daré
un mordisco".
Comió un bocadito, y otro, y otro, y uno un poco más pequeño, hasta
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LIBRO DE CUENTOS

que...
...Se hubo comido la mitad de la luna.
“¡Oh, no!- pensó el ratoncito-. Ahora la luna nunca volverá a ser redonda
--¿Qué te pasa, ratoncito?- le preguntó el conejo.
-Me he comido la mitad de la luna- respondió el ratoncito- y ahora nunca
volverá a ser redonda.
-Nadie 0puede comerse la luna- dijo el conejo.
-Pues ya me la he comido- contesto el ratoncito.
Pasó delante de la casa del topo.
-¿Qué te pasa, Ratoncito?- preguntó el topo
-Me he comido la mitad de la luna- dijo el Ratoncito- y ahora nunca
volverá a
ser redonda
-Nadie puede comerse la luna- dijo el topo, riéndose
-Pues yo me la he comido- contesto el Ratoncito.
El Ratoncito volvió a su madriguera y miró tristemente lo que quedaba de
la
luna. Empezaba a oscurecer.
Entonces, oyó al Conejo y al Topo que le llamaban:
-¡Ratoncito, sal de tu agujero!- gritaron-. Queremos enseñarte algo.
El Ratoncito acompañó al conejo y al Topo hasta lo alto de la colina. Se
sentaron y miraron el cielo estrellado. Y entonces algo brillante apareció
detrás de los árboles.
Era la luna, grande y redonda. El Ratoncito estaba contentísimo.
-¡Miren la luna!- gritó- ¡No me la he comido!
El Conejo, el Topo y el Ratoncito se sentaron y se comieron la otra mitad
de
la luna del Ratoncito bajo las estrellas. Estaba deliciosa. La gran luna
iluminaba el cielo porque, la verdad, nadie puede comerse la luna

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 184
LIBRO DE CUENTOS

La rabieta de Julieta

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 185
LIBRO DE CUENTOS

Julieta, tenía hambre. Entonces, vio un plátano, quería comérselo, pero


primero...
Tenía que pelarlo. Lo intento usando su manos, sus dientes, incluso
usando sus pies y de repente...
Julieta empezó a llorar- ¡Buaa! ¡Buaa!
Y a hipar- ¡Hiip! ¡Hiip!
A patalear-¡ Puum! ¡Puum!
Y a gritar-¡Ahh! ¡Ahh!
Hasta que por fin... Se calmó
-No hace falta ponerse así- le dijo el señor tucán- Mira te voy a enseñar
como se pela un plátano
El señor Rucan enseño a Julieta como pelar un plátano
Pero el plátano... era de Julieta y quería pelarlo ELLA.
Julieta miró el plátano, y miro al Señor Tucán, y miró otra vez el plátano,
y de repente...
Julieta empezó a llorar- ¡Buaa! ¡Buaa!
Y a hipar- ¡Hiip! ¡Hiip!
A patalear-¡ Puum! ¡Puum!
Y a gritar-¡Ahh! ¡Ahh!
Hasta que por fin... Se calmo de nuevo
-No hace falta ponerse asi- le dijo el señor Tucán- el próximo lo puedes
pelar tu sola
Julieta iba a comerse su plátano. Pero el plátano... ¡Se rompió!
Julieta empezó a llorar otra vez
Julieta empezó a llorar- ¡Buaa! ¡Buaa!
Y a hipar- ¡Hiip! ¡Hiip!
A patalear y a gritar incluso más fuerte que antes-¡ Puum! ¡Puum! ¡Ahh!
¡Ahh!
Hasta que por fin... Se calmo
-No hace falta ponerse asi- dijo el señor Tucan- ¿O prefieres que me lo
coma YO?
Julieta se tragó el plátano de un solo bocado...
¡Y el plátano era delicioso! ¡Que ricooo! Entonces de repente... Julieta vio
otro plátano
¿Quién se podía imaginar que un plátano provocaría un DRAMA tan
grande?

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LIBRO DE CUENTOS

La máquina de fabricar besos

iBesos de Cornelio. Galla y Cornelio fueron muy felices, comieron


perdices y a nosotros nos dieron con el plato en las narices.
Cornelio era un viejo que no había conocido el amor, a veces se
sentía solo y triste entonces se dedicaba a inventar semillas
voladoras, rastrillos mellados, flores con ruedas, jabones con
pompas de jabón. Pero un día con un trozo de cuerda, clavos y
papel Cornelio creo una máquina de fabricar besos de ella salían
miles y miles de besos , los besos volaban por los aires, daban
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 187
LIBRO DE CUENTOS

vuelta empujados por el viento y después se sentaban


tranquilamente en un banco, la gente los atrapaba y los regalaban,
los niños se los comían ¡porqué los besos eran
dulces como el azúcar! -Tome jovencita le regalo un beso . -Ohh
muchas gracias caballero.
Un día se juntaron todos los besos encima de una casa, era la
casita de Gala una viejecita que
todos decían que era una bruja, Gala era fea tenía arrugas y una
verruga en la nariz olía uyy
¡pero fatal! Y comía acetas que crecían en medio de las tablas del
suelo de su casa. Encima
de la casita de madera de Gala los besos comenzaron a reír y a
cantar, primero muy bajito y
después más y más y más fuerte -Dónde están las llaves
matarilerilerile , dónde están las
llaves matarilerilero sin pon. ¡Lárguense de aquí fuera ,fuera! -
Había una vez un barquito chiquitito. –Lárguense, lárguense de
aquí! Antes de que los convierta en carros gritó la bruja
cuándo se asomó por la ventana pero los besos volvieron a cantar
-Había una vez un barquito chiquitito, había una vez un barquito
chiquitito, qué no sabía que no sabía navegar. ¡Ay ay malditos los
voy a estrujar! Al terminar uno de ellos escapo y se deslizo por la
chimenea ¿Qué haces aquí vienes a ver a la bruja? Preguntó Gala
, el beso no dijo nada se acercó a ella lentamente y se posó sobre
su brazo ¡mua! Los besos son mágicos .Por si no lo sabían, y en
aquel momento Gala se transformo en una preciosa viejecita de
cabellos azules con una sonrisa encantadora -Ay gracias besito.
Dijo la viejecita -Cuando era joven y bonita un brujo me lanzo un
hechizo por que no quise casarme con él. Gala se miró al espejo -
Ohh es verdad me he hecho vieja ya no soy tan bonita como antes
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 188
LIBRO DE CUENTOS

pero tengo muchas historias que contar. Gala salió de su casa. -


Mire, miren no es una bruja gritaron los niños es una abuela muy
simpática. Y Gala empezó a contar su vida ¡Otra, otra! Le decían
todos. Y así Gala se convirtió en la cuenta cuentos del pueblo,
llegaba gente de
todo el país para escuchar sus historias, Y claro su cuento favorito
era La máquina de fabricar Besos de Cornelio. Galla y Cornelio
fueron muy felices, comieron perdices y a nosotros nos dieron con
el plato en las narices.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 189
LIBRO DE CUENTOS

No no, ¡No quiero este matojo de cabello rizado! Solo mira estos remolinos,
estos garabatos, estos espirales, demasiados rizos, demasiadas curvas.
Siempre está enredado ensortijado y enroscado se rizan y se encrespan ¡Esto
es muy cansado! Yo quiero que mi cabello sea liso, quiero que sea... quiero
que flote en el aire y que sea muy esponjoso, por eso me lo peino toda la
noche con un cepillo gigantesco por horas y horas y horas. A la mañana
siguiente estoy muy cansada, la mano con la que me he cepillado el cabello
me duele ¿Y sabes qué? Mi cabello está más rizado y enredado ¡Es que no
quiero tener el cabello rizado! Les pido a todos mis amigos que lo estiren bien
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 190
LIBRO DE CUENTOS

fuerte pero ¡Ay ay! ¡YA BASTA! Es inútil, qué mala suerte, intento utilizar
libros pesados para en chafar todos los cabellos rizados pero ¡NO! No es la
solución parece que los bucles no quieren entrar en razón... Ya está ¡Globos!
Qué gran idea los globos consiguen que mi cabello sea liso como la seda.
Pero, pero, un momento ¿qué está pasando? Ahora he acabado volando, he
ido en busca de la mejor cinta adhesiva ¡Esta debe ser la solución definitiva!
Pero NO cada mechón se enreda y serpentea creando formas extrañísimas
alrededor de mi cabeza , lo mojo con agua y... ¡SORPRESA! SE HA ALISADO
nada de rizos fastidiosos ¡Exactamente como siempre había soñado! Pero
cuando el cabello se seca, oigo el primer booing y los rizos surgen de la nada
¡con una rapidez que me deja asombrada! Que no quiero tener el pelo rizado,
abandono esta lucha incesante detrás de cada rizo eliminado hay otro
expectante. Lo mejor será colgarme de mi árbol favorito a ver si así mi cabello
se queda tranquilito. Mientras refunfuño malhumorada un ruido me hace bajar
la mirada, una chica se para de repente y se deja caer dando un golpe muy
potente y dice: ¡Mi cabello es muy soso! ¿Por qué no tengo ni un bucle
hermoso? Es aburrido y liso. No hay ni un solo rizo, he intentado doblarlo y
enmarañarlo (hasta con rodillos ondularlo) yo quiero un cabello bonito y
hermoso igual que... ¡tú! Y con una gran sonrisa exclamamos ¡Que tontas
hemos sido en medio de cepillos, cintas y demás utensilios! De repente veo
que mis rizos no están tan mal... De hecho ¡no he sido nada racional!
Pasamos todo el día entre clips y coletas creando nuevos estilos ¡cómo dos
princesas! Lazos y moños, colas y tocados ¡Pasamos horas y horas con
nuestros peinados! Ondas, mechones o rizos; no importa cómo sea... ¿Por
qué sabes qué? ¡Nuestro cabello es precioso!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 191
LIBRO DE CUENTOS

Bogo Quierelotodo,

Bogo vivía en las ramas de los árboles para poder ver todo mejor, ya que
era muy curioso.Observaba todo lo que le rodeaba. En el bosque vivían
muchos animales, algunos de ellos eran tan increíbles que hacían que
Bogo no se sintiera muy especial.
Un día decidió que inventaría cosas asombrosas para poder tener todo lo
que quisiera.
Bogo Quierelotodo (1)
El primer invento de Bogo fueron unas alas para volar como los pájaros.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 192
LIBRO DE CUENTOS

Pero con o sin pluma de águila, aquel invento no tuvo éxito. A la primera
batida de alas, Bogo se pegó un golpe tan fuerte que se le cayeron tres
muelas y se le torció el rabo.
¡Ay Bogo! ¡No se puede tener todo! ¡A quién se le ocurre que un zorro
vuele!
Bogo Quierelotodo (2)
El siguiente invento fueron unas lentes exclusivas para ver en las noches
sin luna como la lechuza. Pero no, el invento no funcionó.
¡Ay Bogo! ¡No se puede tener todo! ¡A quién se le ocurre que un zorro
use lentes!
El tercero fueron unos zancos para saltar tan alto como las ranas. Pero a
pesar de haber utilizado unos espirales fantásáticos, aquel invento tuvo
un contratiempo.
Al primer salto Bogo se estrelló contra un árbol, se dió tal golpe que cayó
desmayado.
¡Ay Bogo! ¡No se puede tener todo! ¡A quién se le ocurre que un zorro
salte tan alto!
Bogo Quierelotodo (3)
Bogo siguió insistiendo varias veces más pero fueron tantos los inventos
fracasados que finalmente se rindió. Muy triste, pensó que el no tendría
nunca nada especial. Se encerró en su casa y ni siquiera miraba por la
ventana.
Pero una noche se acercó al bosque un grupo de lobos. Bogo, que
dormía con la ventana abierta, se dió cuenta de inmediato.
Rápido y sigiloso, Bogo avisó a tiempo a los animales para que se
ocultaran en un lugar seguro.
Los lobos buscaron hasta en los rincones más insospechados del
bosque, pero estaban todos tan bien escondidos que no encontraron
nada. Cuando comenzó a amanecer, se fueron de allí.
Bogo Quierelotodo (4)
A la mañana siguiente estaban todos muy contentos y no dejaban de
admirar a Bogo.Le decían:
¡Ay Bogo! ¡Qué gran invento tu nariz de zorro!
¡Ay Bogo! ¡Qué gran invento tus orejas de zorro!
Bogo Quierelotodo (5)
¡Ay Bogo! ¡Qué gran invento tu astucia de zorro!
¡Ay Bogo! ¡Qué gran invento tus patas de zorro!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 193
LIBRO DE CUENTOS

El desenlace del libro os lo podéis imaginar. Bogo el Zorro no necesitaba


inventar nada para ser extraordinario. Su gran olfato, su oído, su astucia
y su rapidez son valores que le hacen único y gracias a los cuales ha
salvado a todo el bosque de ser devorado por los lobos.
Susanna Isern nos enamora de nuevo en Bogo Quierelotodo, un libro
que nos habla del valor que hay dentro de todos nosotros, de esas
cualidades que a veces no vemos pero que están ahí, nadadoras por
nuestro fondo, preciosísimas, como decía Pedro Salinas en La Voz a Ti
Debida. Porque no hay necesidad de cambiar para parecernos a otros
sino saber poner en valor nuestras cualidades y emplearlas para sacar
los mejor de nosotros mismos.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 194
LIBRO DE CUENTOS

Había una vez, un chico que tenía el pelo color blanco, pero blanco-
blanquísimo, como la nieve, como la crema, como el algodón. Nació un día de
sol brillante. Los papás estaban tan contentos que no dejaban de sonreír, y a
todos les comentaban emocionados, lo hermoso que era su bebé.Cuando
salieron del sanatorio, los rayos de sol iluminaron la cabeza de Ezequiel, y la
mamá le dijo al papá - Mira, parece un angelito - Sí, es el bebé más lindo, del
mundo- contestó radiante, el papá. Así creció Ezequiel, contento, querido y
orgulloso de su pelo blanco, blanquísimo.Vivió en el campo hasta que tuvo 5
años, allí se crío jugando con los animales, alimentando a las gallinas y sus
pollitos, hasta aprendió a andar en un caballito, que el papá le regaló,
especialmente para él, al que le puso de nombre Petiso, y se convirtió en su
mejor amigo. Una noche llena de estrellas, Ezequiel escuchó que los papás
conversaban en la galería de la entrada de su casa.Se acercó despacito
porque los notó preocupados, al verlo los papas le dijeron que era muy tarde y
debía ir a dormir. Ezequiel queda tan intrigado, que se escondió detrás de la
puerta para escuchar. ¡¡¡Qué sorpresa se llevo!!! Los papás estaban hablando
de mudarse, ¿mudarse? ¡Sí! Ir a vivir a otra casa, nada más ni nada menos
que a la ciudad, y todo el asunto era porque Ezequiel tenía que empezar a ir a
la escuela, y por allí donde vivían no había ninguna cerca. QUE ALEGRÍA!
Conocer la ciudad tener nuevos amigos, eso sí que parecía divertido. Así fue
que juntaron sus cosas y se mudaron a una linda casita en la ciudad que
quedaba muy cerquita de una hermosa escuela con sus paredes pintadas con
dibujos que habían hecho los chicos junto con las maestras. Ezequiel estaba
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 195
LIBRO DE CUENTOS

tan entusiasmado, que no podía quedarse quieto.Fue con su mamá a comprar


el guardapolvo y los útiles escolares, él eligió todos con la marca de su cuadro
favorito. Esa noche casi no pudo dormir, de tan entusiasmado que estaba.
Entonces llegó el día tan esperado, ¡el primer día de clases! Ezequiel se
levantó muy temprano, contento y nervioso. Se lavó la cara, los dientes y se
peinó su blanco-blanquísimo pelo blanco.Ese pelo que era su marca especial
en la vida, ese pelo que su mamá acariciaba todas las noches antes de que
se duerma, su hermoso pelo de nieve, como le decía su papá. Llegó a la
escuela junto con sus papás, lo besaron en la entrada, y Ezequiel, con paso
decidido, se acercó al patio a la fila de primer grado. Allí se empezó a sentir
raro, todos los chicos lo miraban, no sólo los de su grado, de todas las filas los
grandes, los chicos, y Ezequiel no entendía por qué, quería que lo tragara la
tierra. De pronto un chico se acercó y le dijo- Che, ¿por qué tienes el pelo
así?Ezequiel no contestó, no sabía qué decir, se preguntaba -¿así cómo, lindo
como la nieve?.- Ante su silencio todos lo miraron, algunos empezaron a
reírse y otros a cargarlo, le gritaban:- ¡Cabeza de crema, cabeza de papel,
cabeza de azúcar! Ezequiel miró a su alrededor y de pronto, con espanto
descubrió que no había ningún chico con el pelo blanco-blanquísimo como el
suyo y parecía que esto les molestaba a los chicos de la escuela. Lloró en
silencio, como para adentro, ya no le gustaba la escuela, se sentía triste y
quería volver a casa.La seño los saludó uno a uno con un beso y los llevó
hasta el aula de primer grado. El aula era lindísima, estaba decorada con los
nombres de todos los chicos, con dibujos, letras y números. Pero Ezequiel
estaba tan triste que no podía ver lo linda que era su aula, solo quería llorar y
salir corriendo.Se sentó solo, nadie quiso sentarse con él, porque todos
pensaron que su color de pelo lo hacía un chico raro. María Luz, la seño, les
dijo que iba a tomar lista, que a medida que los nombrara fueran parándose al
lado de su silla. María Luz comenzó - que se paren los altos- los chicos
desorientados se miraron? vamos, dijo la seño, párense los altos- Los chicos
se pararon.La seño siguió diciendo, ahora los petisos, los de pelo color rojo,
los que usan anteojos, los que no usan anteojos, los morochos, los pálidos,
los que tengan aparatos, los de pelo blanco, los de pelo marrón, los que
tengan dientes chiquitos, los de dientes grandes, los que se portan bien, los
que se portan mal, los simpáticos, los tímidos, los charlatanes, los calladitos y
así siguió con una lista interminable.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 196
LIBRO DE CUENTOS

Los chicos no hacían más que pararse, sentarse y volverse a parar, porque
todos, todos, todos, se sentían nombrados varias veces. Algunos eran bajitos,
charlatanes, de pelo amarillo y a veces se portaban mal. Otros eran calladitos,
altos, de dientes chiquitos y simpáticos. Todos tuvieron que levantarse tantas
veces que quedaron agotados.Pero faltaba lo último. María Luz dijo ? ahora
que se paren, los que quieran divertirse, los que quieran aprender, los que
quieran hacerse amigos, los que quieran jugar, los que quieran reírse- Se
imaginan lo que pasó, ¡SIII! Se levantaron todos juntos, gritando yo, yo, yo,
yo, seño. Entonces, María Luz dijo.- No importa las diferencias que tengamos,
miremos que tenemos en común para así poder respetarnos y pasarlo bien
todos juntos. Ezequiel había dejado de llorar. Otra vez se sentía contento y
con ganas de estar en la escuela.De pronto se acercó un chico y le preguntó
si podía sentarse con él. Ezequiel le contesto que sí. De ahí en más, lo que
conozco de esta historia es que Ezequiel se hizo muchos, muchos amigos, y
otra cosa que me contaron, es que cuando había que actuar de Papá Noel,
siempre lo elegían a él, lo que lo hacía sentirse muy, pero muy orgulloso de
haber nacido con ese pelo blanco- blanquísimo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 197
LIBRO DE CUENTOS

Un día, en la escuela, cuando Duncan iba a sacar crayones, encontró un


montón de cartas con su nombre.
Hola Duncan: soy yo, crayón ROJO necesitamos hablar. Me haces
trabajar más duro que a cualquiera de tus otros crayones. Todo el año
me desgasto coloreando camiones de bomberos, manzanas, fresas y
cualquier cosa que sea roja. ¡Trabajo hasta en vacaciones, Además,
tengo que dibujar todos los santas de navidad y todos los corazones en
san Valentín ¡NECESITO UN DESCANSO! ... El más ocupado de tus

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 198
LIBRO DE CUENTOS

amigos CRAYON ROJO Querido Duran: muy bien ESCUCHA, Me


encanta ser tu crayón favorito para las uvas dragones y sombreros de
mago, pero no soportó que mi hermoso color se gaste fuera de las
líneas. SI NO EMPIEZAS PRONTO A COLOREAR DENTRO de las
líneas ... vas a volverme loco. ¡Tu muy ordenado amigo CRAYON
MORADO! Querido Duran: Estoy harto de que me llamen” café claro”
o“color hueso” porque no soy nada de eso. SOY BEIGE y estoy orgulloso
de serlo. También estoy cansado de ser el segundón del Señor crayón
café. No es justo que él se lleve todos los osos, ponis y cachorros,
mientras que el único que me toca son los pavos para la cena (si tengo
suerte) y el trigo. Y seamos honestos, ¿Cuándo fue la última vez que
viste a un niño emocionado por pintar un trigo? Tú amigo CRAYON
BEIGE Duncan: soy crayón gris. ¡ME ESTAS MATANDO! Se que amas a
los elefantes. Y que los elefantes son grises...pero es Demasiado
espacio para colorearlo todo yo solo. Y nique decir de los rinocerontes,
hipopótamos y ballenas jorobadas... ¿sabes lo cansado que termino
después de rellenar tus cosas? Animales tan grandes...los pingüinos
bebes son grises ¿sabías? También las piedritas lo quejaros. ¿Qué tal si
pinto uno de esos de una vez en cuando para descansar? Tú
exhausto amigo. CRAYÓN GRIS Querido Duncan: me usas para
colorear, pero ¿Por qué? Casi siempre soy del mismo color de la
página en la que me usas BLANCO. Si en mi etiqueta no hubiera una
raya negra ¡ni notarias que estoy aquí. Ni siquiera aparezco en el
arcoíris. Solo me usan para colorear la Nieve o para llenar el espacio
vacío entre las cosas. Y esto me hace sentir...mmm...vacío. Necesitamos
hablar. Tú amigo vacío, CRAYON BLANCO Hola, Duncan: odio que
siempre me usen para dibujarle contorno de las cosas... cosas que por
dentro son de otros colores ¡que se creen más brillantes que yo! NO ES
JUSTO que me uses para hacer el contorno de una bonita pelota de
playa y que después la rellenes con los colores de TODOS LOS
CRAYONES. ¿Playa negra alguna vez? ¿Es mucho pedir? Tu amigo
CRAYON NEGRO Querido Duncan: soy crayón verde y te escribo por
dos razones. Una es para decirte que me encantan mis trabajos cuando
hago cocodrilos, arboles, dinosaurios y ranas. No tengo ningún problema
y quiero felicitarte por tu exitosa carrera “coloreando cosas verdes”. La
segunda razón por la que te escribo son mis amigos, crayón Amarillo y
crayón Naranja, pues ya no se hablan. Los dos piensan que deberían ser
el color del sol. Por favor arregla pronto este asunto, porque ¡nos están
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 199
LIBRO DE CUENTOS

volviendo locos! Tu feliz amigo, CRAYON VERDE Querido Duncan: Soy


crayón amarillo. Necesito que le digas a crayón naranja que yo soy el
color del sol. Yo se lo diría, pero ya no nos hablamos ¡además puedo
probar que soy el color del sol ¡el martes pasado me usaste para iluminar
el sol en tu libro para colorear: la granja feliz. Por si se te olvido, está en
la página 7. No puedes dejar de verme ¡Mi color brilla resplandeciente
sobre un campo de maíz Amarillo! Tu amigazo (y verdadero color del
sol), CRAYON AMARILLO Querido Duran: veo que crayón amarillo ya
hablo contigo el GRAN CHISMOSO. No importa ¿podrías aclararle al
señor soplón que el NO ES EL COLOR DEL SOL? Yo lo haría, pero ya
no nos hablamos. Los dos sabemos claramente que yo soy el color del
sol, pues el jueves me usaste para colorarlo en las páginas “la isla del
mono” y “conoce al guardián del zoológico” de tu libro de colorear, un día
en el zoológico ¿no te alegro tenerme aquí? ¿¡JA! Tu camarada (y
verdadero color del sol) CRAYON NARANJA Querido Duran: es genial
haber sido tu color favorito durante este año y el anterior y también el
anterior a ese. He disfrutado en serio todos los océanos, lagos, ríos,
gotas de lluvia y cielos despejados. La mala noticia es que estoy tan
corto y rechoncho que ni siquiera alcanzo a ver por el borde de la caja de
crayones ¡Necesito un descanso! Tu rechoncho CRAYON AZUL Duncan:
¡ESCUCHA NIÑO! No me has utilizado ni una sola vez en el año. ¿Es
porque crees que soy un color para Niñas verdad? Y hablando de eso,
por favor dile a tu hermanita que le agradezco por usarme en su libro
LINDA PRINCESA pienso que hizo un trabajo fabuloso sin salirse de la
raya regresando a lo nuestro podrías por favor usarme de vez en cuando
para colorear algún dinosaurio, monstruo e vaquero rosa no les caería
mal un poco de color. Tu no usado amigo CRAYON ROSA Oye, Duncan:
soy yo CRAYON DURAZNO ¿Por qué me quitaste mi envoltura? Ahora
estoy desnudo y me da pena salir de la caja de crayones. Ni siquiera
tengo ropa interior, te gustaría ir desnudo a la escuela necesito cubrirme
¡AYUDA! Tu desnudo amigo CRAYON DURAZNO. EL pobre Duncan
solo quería colorear y por supuesto, también quería que sus crayones
fueran felices. Esto le dio una idea, cuando Duncan le enseño a su
profesora su nuevo dibujo, ella le puso una etiqueta de ¡buen trabajo! Por
colorear y una estrellita por su creatividad

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 200
LIBRO DE CUENTOS

Hay un hilo en mi chaqueta dijo estirando un poquito y la chaqueta


encogió mientras crecía el hilito. Así, tirando, se deshizo la chaqueta,
pero aquel hilo seguía unido a su camiseta. De modo que aun tiro más
hasta que enseño el ombligo deshace que te deshace siguió su camino
el hilo y por mucho que tiraba no se acababa el follón y casi sin darse
cuenta, se quedó sin pantalón. Lo que fue de sus botines no te lo vas a
creer mientras tiraba del hilo, comenzaron a encoger. En calzón y en
calcetines ya tiritaba de frio. Pero aún tenía pendiente una cuenta con el
hilo. Así que dale que dale, sigue tirando y tirando y mientras el hilo
crece, su ropero va menguando. Al fin, sin ropa ninguna ya creyó haber
terminado pero el hilito aún estaba... ¡a un rayo de sol pegado! Y el
mismo sol descosió aquel hilo traicionero, después deshizo una nube y
más tarde el cielo entero. Descendió por una rama del abedul más
cercano, y desbarato aquel bosque, que estaba cosido a mano cuando
termino esta historia, se encontró solo y cansado, en una página en
blanco junto a un ovillo enredado. y así termina este cuento de un hilo
que consiguió desnudar al mundo entero y hasta los rayos del sol.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 201
LIBRO DE CUENTOS

Érase una vez un pequeño cocodrilo al que no le gustaba nada el agua.


Él quería jugar con sus hermanos, pero ellos estaban ocupados
aprendiendo a nadar y a bucear.
¡y a nuestro cocodrilo no le gustaba nadar mucho menos bucear
Lo que en realidad le gustaba era subirse a los arboles
Pero a nadie más le gustaba al no tener con quien jugar de modo que
tomó una decisión.
Había ahorrado dinero del ratoncito Pérez y sabía exactamente que
comprarse.
Al día siguiente se llevó su nuevo flotador a la piscina.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 202
LIBRO DE CUENTOS

¡Jugaría con sus hermanos y sus hermanas ¡


Pero no podía jugar a la pelota.
Ni tampoco nadar bajo del agua.
Y aunque subir por las escaleras era divertido.
No quería saltar, pero tampoco deseaba estar solo.
De modo que decidió intentarlo por última vez.
¡A la 1…a las 2…a las dos y medio y a las treeeeeeeeeees!

¡S P L A S H !
GLU GLU
¡SOCORRO!
Definitivamente este pequeño cocodrilo odiaba el agua.
Estaba fría.
Estaba mojada.
Y esto le avergonzaba.
Pero entonces sintió algo extraño.
La nariz le empezó a picar
Y crecía.
Y crecía.
Hasta que…
¡AAAACH HISSS!!
¡A este cocodrilo no le gustaba el agua porque no era un cocodrilo!
Era un dragón.
Y este dragoncito no había nacido para nadar.
Había nacido para echar fuego.
¡y también para volar!
Y colorín colorado nuestro cuento el cocodrilo que no le gustaba el agua
ha terminado.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 203
LIBRO DE CUENTOS

Esta mañana Juan el elefante, no se mueve tiene los glúteos cerrados


así: -(MMMMMMM)
Sobre todo para no tirarse un Pedo, SI , por que un pedo de elefante
es muy peligroso.
Juan es tan grande , que un solo pedo podría devastar toda la jungla ;
si se atreviera a soltar ese pedo –(PUFFF) , probablemente derribaría

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 204
LIBRO DE CUENTOS

a los animales como fichas de domingo –(PU , PU , PU )


Los pájaros volarían al revés , las palmeras tocarían el suelo , los
conejos cavarían grandes canteras , los peces cambiarían de rio , los
leones se quedarían sin melenas , las flores se marchitarían de
repente –(PUUP) , el suelo se volvería blando , las estrellas entrarían
en un agujero negro , La luna se escondería tras las nubes!!!
Si Juan se atreviera a soltar un Gran Pedo, la tierra estallaría en mil
pedazos y seria el fin del mundo e incluso del universo.
Por cierto es bien sabido que fueron los elefantes y no los meteoritos
los que hicieron desaparecer a los dinosaurios y a los mayas, en fin .
Aquí esta Juan , pegado al suelo y aguantándose , resistiendo para no
tirarse un pedo!!!
Pero de tanto aguantar Juan el elefante se puso Rojo, después azul y
luego .
Se zarandea se retuerce, ya es suficiente ya no puede más!!
Adiós al universo, El Pedo va y –( PRRRRRRR) Y ya está a soltado
su Pedo.
Pero sorpresa.!! , Nada se ha movido, ni la menor hierva, no grano de
arena se ha movido.
Nada de nada; Todo sigue igual –( UFF , UFF , UFF) – Suspira Juan
el elefante ya más tranquilo!
Se coloca suavemente en el suelo –(PUM , PUM ,PUM) , Para
echarse una pequeña siesta agotado de tantas emociones!!
Indudablemente tiene mucha imaginación!!!
-(AY QUE DESCANSO) (VOY A ECHARME UNA SIESTECITA)
Pero en ese instante –(TIKI , TIKI , TIKI) . Una pequeña hormiga
insignificante, llega a sus pies, levanta la pata Y ....... –(PRRRRRR) ,
Se tira un Pedo descomunal!!!
-AY ESO SI QUE OLIA MAL!! ¡¡¡SOCORRO!!!
-Opus, Perdón, dice la hormiga, pero TODOS se han desmayado,
del olor!!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 205
LIBRO DE CUENTOS

TE QUIERO CASI SIEMPRE.

Lolo es un bicho bola y Rita una luciérnaga.


Lolo lleva un traje fuerte y resistente.
Rita, en cambio, es ligera y delicada.
Dicen de él que es el rey del camuflaje; y de ella, que brilla como nadie.
Lolo es muy práctico, tiene siempre los pies en el suelo.
Rita es imaginativa, y vuela rápido por el aire.
Él lo tiene siempre todo controlado. Y a ella le gusta más improvisar.
Lolo la ve sincera y divertida. A ella le parece independiente y misterioso.
Lolo y Rita sienten que son muy diferentes, por eso se gustan.
Rita nota que el traje de Lolo es demasiado duro.
Y Lolo, que Rita brilla demasiado.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 206
LIBRO DE CUENTOS

Él cree que ella vuela demasiado rápido, y ella, que él siempre tiene que
controlarlo todo. Ahora...Lolo piensa que tal vez sea demasiado sincera,
y Rita, que él es demasiado independiente.
Él se pregunta si Rita no se pasa de espontánea, y ella está harta de
tanto misterio.
Lolo y Rita sienten que son muy diferentes, por eso se molestan.
Así que de pronto un día...
Lolo intenta ablandar un poco su armadura...
Y Rita procura no ser siempre la más luminosa.
Él confía y se deja llevar (una vez de cada veinte).
Y ella reduce un poco el ritmo de vuelo.
Rita aprende a respetar sus momentos independientes y de misterio.
Y a Lolo le vuelve a hacer gracia su capacidad de improvisar.
Ahora, Lolo y Rita sienten que a pesar de ser tan diferentes...
¡Se quieren mucho!.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 207
LIBRO DE CUENTOS

Noé vivía con su papá y seis gatos a orillas del mar.


Todos los días el papá de Noé se levantaba al alba y salía en su bote de
pesca a trabajar.
No volvería a casa hasta que se hiciera de noche.
Una noche, una furiosa tormenta remeció la casa.
En la mañana, Noé fue a la playa para ver qué había pasado luego de la
tormenta.
Mientras caminaba por la orilla, divisó algo a lo lejos.
A medida que se acercaba, Noé no podía creer lo que veía.
Una pequeña ballena había sido arrojada a la arena.
Noé se preguntó que podía hacer.
Sabía que para una ballena no era bueno estar fuera del agua.
"Tengo que actuar rápido", pensó.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 208
LIBRO DE CUENTOS

Noé hizo todo lo que pudo para que la ballena se sintiera como en casa.
Le contó historias sobre la vida en la isla. La ballena era muy buena para
oír cuentos.
La noche se dibujaba en el cielo y comenzaba a oscurecer.
Noé estaba preocupado: su padre se enojaría con él por tener a una
ballena en el baño.
Noé logro mantener el secreto durante toda la noche. Incluso se las
arregló para llevarle la cena a la ballena.
Sin embargo sabía que esto no duraría mucho.
El papá de Noé no estaba enojado. Vivía tan ocupado que no se había
dado cuenta de que su hijo se sentía solo. Pero le dijo que deberían
llevar a la ballena de vuelta al mar, donde pertenecía.
Noé sabía que eso era lo correcto... Pero le era muy difícil decirle adiós.
Se alegró de que su papá estuviera a su lado.
A menudo Noé se pregunta si volverá a ver a la ballena.
Espera que algún día, pronto vuelva a encontrarse con su amiga.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 209
LIBRO DE CUENTOS

Una noche, a la luz de la luna llena. Reposaba un huevecito sobre una hoja. El
domingo por la mañana nada más salir el sol del huevo salió una oruga diminuta
que tenía mucha hambre. uy que hambre tengo. Enseguida comenzó a buscar
algo que comer.

El lunes atravesó masticando una manzana, ñam, ñam, ñam pero aún tenía
mucha hambre.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 210
LIBRO DE CUENTOS

El martes atravesó masticando dos peras, ñam, ñam, ñam pero aún tenía
mucha hambre.

El miércoles atravesó masticando tres ciruelas, ñam, ñam, ñam pero aún tenía
hambre.

El jueves atravesó masticando cuatro fresas, ñam, ñam, ñam pero aún tenía
mucha hambre

El viernes atravesó masticando cinco naranjas, ñam, ñam, ñam pero aún tenía
hambre

El sábado atravesó masticando un trozo de pastel de chocolate, un helado, un


pepinillo, un pedazo de queso, una rodaja de salchichón, una paleta, una
porción de tarta de frutas, una salchicha, un pastelito y un trozo de sandía.
Aquella noche tuvo un tremendo dolor de barriga, como me duele la barriga
dijo la oruga.

Al día siguiente ya era domingo otra vez y la oruga atravesó masticando una
hoja verde ñam, ñam, ñam y se sintió mucho mejor, ya no tenía más hambre ni
era ya una oruga pequeña ahora era una oruga grande y gorda. Se construyó
una casa a su alrededor, un capullo, y se quedó allí encerada durante más de
dos semanas.

Un día hizo un agujerito en el capullo, luego empujo hacia fuera y…

¡Se había convertido en una hermosa mariposa!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 211
LIBRO DE CUENTOS

Este es Bert.

Hoy es su gran día.

Bert está bien preparado, mentalmente y físicamente.

Bert examina todo de una vez más.

¡a-ha! Bert está empezando a correr

No, no lo esta

Vamos, Bert

¿Bert?

¡Bert!

Ayudaaaa -splash-

¡He saltado!

-Siempre supe que lo harías.

-Yo también

-Puedes contar con Bert

-Cuando Bert dice que hará algo, él lo hace

-ese es nuestro Bert.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 212
LIBRO DE CUENTOS

Esta es la historia de una anciana encantadora que se llamaba “Desazón Zozobra” , la señora Zazobra vive en
una casita al borde de un bosque negro como la boca de un lobo. Para protegerse de todas las criaturas
horripilantes que viven en el bosque negro como la boca de un lobo, la obra solo tiene a la ranita que le hace
compañía.
Mira la pobre señora Zozobra se ha escondido en la cocina, a quien ha visto salir del bosque negro como la
boca de un lobo. Uy uy uyy!! Ahí viene el ladrón malvado el cacuno arigudo siempre dispuesto a robar a una
ancianita encantadora..
¡¡ turura turura si tengo suerte me llevaré un buen botín, Turura turura si tengo suerte me llevaré un buen botín!!
Hoy me encanta robar dinero y cualquier cosa reluciente, entro y salgo de tu casa en un ¡piz paz!
Dijo el cacuno: Que pone aquí , Mm cuidado con la rana jaja, a mi ninguna rana me impide llevarme lo que me
gusta aver si la robo también.
¡turura turura si tengo suerte me llevaré un buen motín!
Y así sigilosamente el cacuno arigudo abre la puerta (chillido de puerta) pero, uy uy uiyy a la rana no le hace
mucha gracia verdad (ñam) la rana se ha comido a cacunonari solo de un bocado ohhh, la pobre señora
Zozobra se ha escondido en el lavabo,
A quien ha visto salir del bosque negroo como la boca de un lobo. Uy uy uy si es el bicho apestoso, siempre se
mete en casa de una ancianita encantadora y apesta tanto que la echa.¡ chumba cachunbcachunbala voy
soltando pestes cachumba! La casa de esa ancianita es exactamente lo que buscaba, voy a echarme un tufillo

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 213
LIBRO DE CUENTOS

petido ¡off! Para que tenga que salir corriendo. Yyy que hay por aquí “cuidado con la rana" ja pues voy a dejar
una flatulencia taaan fuerteee que la rana también que irse saltando.
¡ch
umba caramba chumba cachumba voy soltando pestes y una peste que tumba!
Y así con una peste nauseabunda el bicho apestoso abre lapuertaa pfff!! Ohhhhhhhh pero, uy uy uiyy a la rana
no le hace gracia eso (REQUETEÑAM)
la rana se ha comido al bicho apestos4o de un bocado, ohhhhh
Mira, la pobre señora Zozobra se ha escondido en el dormitorio. A quien ha visto salir del bosque negroo como
la boca de un lobo, uy uy uiyy es el ogro sampabollos, tiene ganas de cenar y su plato será tu favorito, sabes
cual es? Ancianita encantadora
¡ catacumba catacamba tengo ganas de llenarme la panza, catacumba catacamba!
Que buena pinta tiene esto, me hacen mucho ruido las tripas, tengo que cenar algo
Uyyy me apetece mucho una ancianita jugosita con mucho ojo y perejil (ñamñamñam) Que hay por aquí?
“Cuidado con la rana"¿ cuidado con la rana ? Vaya vaya…
Con lo que me gustan a mi las sancas de rana encebolladas, ¡catacumba catacamba tengo ganas de llenarme
la panza!
Y así relamiendose el sampabollos (mmmm) abre la puerta ( ihhhhh) pero uy uy uy
A la rana no le causa gracia verdad (ROCOTEÑAMÑAM) ohhhhh!
Y esta a sido la historia de una ancianita encantadora que se llama Desazón Zozobra y vive en a lado de un
bosque negro como la boca de un lobo, ahora la señora Zozobra ya no tiene que pasarse el día escondida en
su casita
Y todo gracias a la ranita que le hace compañía, la señora Zozobra pregunta:
¿hay ranita mía corazoncito mío, como podría agradecérselo?
La rana piensa un poco y propone:
Quizá con un besito! Y dicho y hecho
la señora Zozobra le da un beso y (muack) y magia potagia la señora Zozobra se transforma en una rana
Eso sí se convierte en una rana muy encantadora pero, uy uy uiyy a la señora Zozobra no le hace mucha gracia
verdad y (jaaammm) de un bocado se come a la increíble rana ohhhh, y después se le escapa un eructo
(BURP)

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 214
LIBRO DE CUENTOS

Cuando me siento querido, siento como si hubiera cientos de mariposas


bailando en mi corazón.
Cuando me siento querido, quiero bailar y cantar y subir a la montaña
más alta y gritar… ¡TE QUIERO!
El amor es un sentimiento cálido, agradable y protector, cuando me
siento querido, estoy más contento y más seguro de mí mismo.
Algunas cosas me hacen sentir mucho amor:
Cuando un amigo me abraza y me da las gracias por ser tan buen amigo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 215
LIBRO DE CUENTOS

O cuando mi padre o mi madre me da un beso de buenas noches y me


dice que me quiere.
Cuando alguien me quiere, siento que pertenezco a este mundo y me
siento aceptado por lo que soy (incluso por las travesuras).
Sentirme querido hace que mis preocupaciones desaparezcan.
Sentirme querido me enseña a ser cariñoso con los demás y conmigo
mismo.
Cuando quiero a alguien, quiero cuidarlo y no hago nada que pueda
dañarle.
Quiero mucho a mi madre y a mi padre, a mi perro, y a mi mejor amigo.
Y hay muchas cosas que me gustan de mí.
*Recuerda: cuanto más te centres en imaginar que te llenas de amor,
menos espacio habrá para sentimientos como el odio y el miedo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 216
LIBRO DE CUENTOS

Todos los animales tienen una voz. Con ella pueden mostrarse cariño y
decirse cosas bonitas, El perro ladra, los cachorros responden ,El gato
maúlla, los gatitos también , La gallina cacarea. Los pollitos pian
El pájaro canta. Los pajaritos….. ¡También!
La vaca muge. Los becerros responden. La oveja bala los
corderos…¡también!
El caballo relincha. Los potrillos contestan. El lobo aúlla.
Los lobeznos…. ¡también!
El tigre ruge. Los tigrecitos lo hacen a su manera
El elefante barrita. ¡Los elefantitos lo intentan a su manera!
¿Y la jirafa? La jirafa no tiene voz. ¡Y la pequeña jirafa, menos!
Pero la jirafa tiene un cuello muy largo….
Tan largo que, con él, puede acariciar a su jirafita.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 217
LIBRO DE CUENTOS

Una vez una pequeña jirafa recibió muchas caricias de mama


Tanto le gustaron que, después le enseño a un pequeño elefante
El elefante le enseño a su amigo, el tigre
El tigre, al lobo, El lobo, al caballo
Así fueron aprendiendo los demás
Desde entonces, todos los animales saben que no hacen falta la voz
para decir: ¡Te quiero ¡

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 218
LIBRO DE CUENTOS

Si te invita una bruja a merendar a su casa no vayas.


Y sabes porque?, Porque en la cocina de una bruja es una cocina bien
rara.
Mira para empezar esta tarde cuando me a invitado
-Miro a su nevera-Ella a dicho un momento, ¡ABRA CADABRA PATAS
DE CABRA!.
Y yo iba abrir la nevera,pensando que me iba encontrar, ¡un rrico
queeso!, ¿Y sabés qué es lo que a pasado?
En su nevera había unos murcielagos piojosos!!, ¡Eww!, - Que asco, no
muchas gracias.
No podría merendar algo?

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 219
LIBRO DE CUENTOS

En un tazón? – Ella dijo, ¡mmmm por supuesto!,-Yo pensé, ayy que rico,
un pastel!!!, un tazón de leche mmm!!!.
-Ella dijo, “un momento “
¡¡¡ABRA CADABRA PATAS DE CABRA!!!
Sabés que me puso en el tazón, - Huevas de ranitas.
Eww que asquito, dije no no muchas gracias.
-No podria merendar itra cosa?.
-Ella dijo, “Si claro que sí “(X2).
Y entonces me llevo al horno, - Y yo pensé, Alomejor me va poner ina
rica pizza, ¡mmmmm!.
Oh quizá una rica tarta de guindas!!
Entonces ella dijo te voy a poner una cosa más rica
¡¡¡ABRA CADABRA PATAS DE CABRA!!!.
Y sabés que salió de ahí?
PEDOS de lagartija, Ewww, que ascooo!!!!
Ella dijo mm que rico, ¿no quieres unos cuántos?
Yo dije no no gracias, gracias.
La verdad, sabés que no tengo mucha hambre.
Ella dijo: Si si yo te tengo preparado una rica meriendita.
Y me llevo al salón, me sentó en un sofá y trajo una tetera.
Y yo pensé, - bueno alomejor me va servir un té.
Y la bruja, no me sirvió un té de fresa, no.
Ella dijo:¡¡¡ABRA CADABRA PATAS DE CABRA!!!
Y sabés que salió de ahí.
¡Un repugnante pis de vieja!
-Yo dije no gracias, no gracias,no quiero beber nada.
-Ella dijo que rico!!!
No no te vayas, porque guardo unas ricas cosas aquí dentro de esta
caja.
Y yo pensé-Alomejor tiene madalenas, que rico!
-Oh galletas!!, ay que rico!!
Y dije bueno.
Ella dijo :¡¡¡ ABRA CADABRA PATAS DE CABRA!!!
Y sabés que apareció?
Serpientes y arañas vivas!.
Dije no muchas gracias.
¡QUE ASCO DE VERDAD!.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 220
LIBRO DE CUENTOS

Entonces, ella me dijo no no te vayas, porque en esta tostadora, te


podemos hacer una rica merienda.
Y claro yo pensé que me haria un pan recién hecho.
Pero no, porque la bruja dijo:¡¡¡ABRA CADABRA PATAS DE CABRA!!!.
Y sabes que apareció.
Un fantasma quemado.
Ay dios mío, que cosas más raras meriendan las brujas.
No muchas gracias, tampoco quiero un fantasma.
De nuevo la bruja dijo:Tengo más cosas, tengl más cosas para darte!.
Y me llevo a una lavadora.
-Dije una lavadora?, pero quién merienda cosas de la lavadora?.
Entonces ella dijo:¡¡¡ABRA CADABRA PATAS DE CABRA!!!.
Y saben que me apareció?
Un esqueleto.
Entonces dije muchas gracias muchas gracias yo ya me voy.
Y te voy a contar otro secreto: cuando salgas de la casa de una bruja ten
cuidado porque al salir, te encontrarás con un gran ¡SUSTOO!!.
COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE ACABADO✨.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 221
LIBRO DE CUENTOS

El monstruo de colores hoy se ha levantado raro confuso, aturdido no


sabe muy bien que le pasa, ya
te has vuelto a enredar no aprenderás nunca, su amiguita lo va a ayudar
¡Vamos yo te voy a
ayudar querido monstruo! Para que ya no estés más enredado con tus
emociones el enredo que te
has hecho con la emociones no, así todas revueltas no funcionan tendrás
que separarlas y
colocarlas cada una de ellas en un bote, si quieres te ayudo a poner
orden en ellas ¡Si por favor
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 222
LIBRO DE CUENTOS

ayúdame! La alegría es contagiosa brilla como el sol y parpadea como


las estrellas ¿De qué color
esta el monstruo niños? Si, esta de color Amarillo esta alegré, cuando
estas alegré ríes saltas,
bailas y juegas quieres compartir tu alegría con los demás estoy tan
alegre oh cambiado de color
el monstruo ¿De qué color esta? Esta Azul esta triste, la tristeza siempre
está echando de menos
algo es suave como el mar y dulce como los días de lluvia, estoy triste,
cuando estas tristes te
escondes quieres estar solo no te dan ganas de hacer nada mira el
monstruo triste niños, quiere
estar solito esta triste oh ¿Pero aquí está el monstruo como ha cambiado
de color? ¿De qué color
esta? Esta de color Rojo tiene rabia, la rabia arde al rojo vivo y es feroz
como el fuego que quema,
y es difícil de apagar cuando estás enojado sientes que se ha cometido
una injusticia y quieres
descargar la rabia con los otros ¡¡¡oh tengo mucha rabia!!! A cambiado
nuevamente de color ¿De
qué color está el monstruo ahora? Estoy de color negro, tiene miedo el
es cobarde se esconde y
huye como un ladrón por la obscuridad, cuando tienes miedo te vuelves
pequeñito y poca cosa y
crees que no puedes hacer lo que se te pide hacer ¡Ay tengo miedo! Mira
como está el monstruo
ahí esta escondidito. Ha vuelto a cambiar de color ¿Qué color será este?
¿De color está el
monstruo? Esta de color verde muy bien está en calma, la calma es
tranquila como los árboles
ligera como una hoja en el viento, cuando estas en calma respiras poco a
poco y profundamente te
sientes en paz. Estas son las emociones, las emociones del monstruo y
tu emociones también
niños y niñas cada una tiene un color diferente ¿Se acuerdan? El Azul es
de la tristeza, El Rojo es
de la rabia, El negro del miedo, El Verde es de la calma y El Amarillo es
de la alegría ordenadas
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 223
LIBRO DE CUENTOS

funcionan mejor vez que bien ya están todas en su sitio el amarillo ¿Qué
era de la? Alegría, muy
bien ¿El Azul que es de la? Tristeza ¿El rojo que es de la? Rabia ¿El
negro que es del? Miedo muy
bien ¿Y el Verde que es de la? Calma muy bien... recuerden que todas
las emociones están bien
que son parte de ti de lo que tú sientes oh pero ahora ¿Me puedes decir
que pasa? Dice la amiga
del Monstruo.. Oh ¿Qué emoción tiene ahora? Adivinen el Monstruo se
ha enamorado y colorín
colorado este cuento de monstruo y emociones... se ha terminado.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 224
LIBRO DE CUENTOS

Chufa era una jirafa alta y delgada con un largo y bonito cuello, pero
tenía las rodillas torcidas y las
patas como palillos se pasaba el día de pie masticando hojas y hojas...
para comer de los árboles
era muy habilidosa, pero cuando intentaba correr, ¡CATAPLIE -PLOF-
PLAFFFF! La pobre chufa
siempre se caía al suelo, todos los años en África se celebra el baile de
la selva y a los animales, les
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 225
LIBRO DE CUENTOS

encanta bailar y hacer piruetas cuando llego el día del baile chufa se
puso muy triste ella quería
bailar, pero bailaba fatal los jabalíes bailaron un vals los babuinos
bailaron un baile escoses, los
leones atrevieron con un tango argentino, ¡Estuvieron de lo más
divertidos! Los rinocerontes un
rock, los chimpancés una sevillanas... ¡igualito que en Triana! Chufa se
armó de valor fue hacía la
pista de baile y como la recibieron los animales aaaah por ahí viene esa
patoza se riendo todos
fuera chufa fuera.... Las jirafas no pueden bailar buuuu fuera, con la
cabeza agachada y
arrastrando las patitas chufa volvió a casa, más triste y sola que nunca,
¡chufa! dijo un saltamontes
que la había visto bailando cuando eres diferente, necesitas música
diferente arriba ese ánimo
amiga levanta los ojos del suelo mira como la luna llena te sonríe desde
el cielo, escucha el rumor
de las hojas cuando las acaricia el aire hay sonido más bonito que el del
viento entre los árboles,
toda la selva canta solo la tienes que oír escucha su dulce música y eso
te ara feliz entonces el
saltamontes saco un violín y empezó a tocar una hermosa melodía chufa
empezó a sentir mucha
alegría comenzó a mover las patitas 1...2...3 hacia adelante 1...2...3
hacía atrás, 1...2...3 hacia
adelante. Como bailaba chufa ¡Nunca lo había hecho tan bien! Daba
brincos volteretas y saltos
mortales estaba tan contenta que empezó a gritar ¿QUIEN DIJO QUE
LAS JIRAFAS NO PODEMOS
BAILAR? Apoco llegaron todos los animales que se habían reído de ella,
se quedaron tiesos al ver a
chufa bailar vaya bailas fenomenal chufa ¿Cómo lo haces? Oh nos
encanta eres una artista, nada
de eso amigos sonrió la jirafa chufa es que todos podemos bailar al ritmo
que más nos gusta.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 226
LIBRO DE CUENTOS

Coco era un perro, pero no uno normal, coco era el perro más egoísta que te puedes
imaginar, no quería que nadie tocara su comida, coco vivía en un piso con un perro
salchicha, Nicolás. Pero ¿sabes cuándo lo trataba bien?
Yo te diré: JAMÁS
- Qué juguetes tan chulos tienes
-Decía el pobre Nicolás Coco se limitaba a gritar
-¡Son míos!¡No te acerques más!
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 227
LIBRO DE CUENTOS

-Sería más divertido si los compartiéramos le dijo Nicolás


Pero coco se puso a gruñir, saco los dientes y miro a Nicolás y le dijo
-No, son míos estás sordo o qué? Son míos y de nadie más
-Pero coco no te enfades yo sólo quería que jugáramos juntos dijo Nicolás
-Yo sé lo que quieres, a mí no me engañas tú quieres que aprenda a compartir
Y tras decir eso, coco se puso a recoger sus cosas hasta formar una montaña y en
cuánto terminó de ponerlos en un gran montón se subió corriendo a lo alto y sonrió con
satisfacción, coco se reía y ladraba de contento y en ese momento Nicolás vio con
espanto como la montaña de juguetes se estaba tambaleando y coco cayó desde lo
alto hasta el suelo, las cosas han cambiado Nicolás ahora puede jugar con los
juguetes de coco y así ya nunca se aburre los dos jugarán juntos, pero solo hasta que
coco se recupere.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 228
LIBRO DE CUENTOS

Un grupo de ranas andaba por el bosque cuándo de repente dos de ellas


cayeron en un pozo profundo, cuándo vieron lo profundo que era le
dijeron a las ranas caídas que sería imposible que lograran escapar con
vida, sin embargo ellas siguieron intentando con todas sus fuerzas
mientras que las otras continuaban diciendo que debían darse por
vencida, finalmente una de las ranas hizo caso a lo que las demás
decían, se rindió y murió la otra siguió saltando con tantas fuerzas como
le era posible, la multitud de ranas le gritaban que ya no tenía sentido
seguir luchando y le hacían señas para que dejara de sufrir y
simplemente se pusiera a morir pero la rana siguió intentando
con más y más fuerza hasta que finalmente de un gran salto logró salir,
una vez afuera las otras le preguntan, ¿no escuchabas lo que te
decíamos? La rana les dijo que era sorda y creía que la estaban
alentando a que pusiera su esfuerzo para salir del hueco.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 229
LIBRO DE CUENTOS

Un día el señor conejo tenía miedo acostarse había leído en el periódico


una noticia escalofriante
¡El lobo ha vuelto!
El señor conejo no lo pensó dos veces y cerro todas las puertas le dio
una y dos vueltas a la llave para que el lobo no entrara a su casa se
sentó en la mesa para empezar a cenar su comida favorita cuándo de
repente Toc,Toc,Toc

-oh dios mío el lobo dice el señor conejo


-abre deprisa

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 230
LIBRO DE CUENTOS

El señor conejo le era familiar, no podía tres voces a la vez eso estaba
claroEmpezaron a susurrar

-¡Somos nosotros los tres cerditos por favor señor conejo déjanos entrar
tenemos mucho miedo el lobo ha vuelto!
Bu
El señor conejo abrió la puerta principal y los dejo pasar
¡Entren amigos rápido, rápido! Y volví a cerrar la puerta los invitó a
sentarse junto a la mesa
Miraron aquella pieza crujiente, estaban a punto de comer cuando...
Toc,toc, toc

¡Es el lobo, es el lobo!


Detrás de la puerta se escuchaban que decían
-soy yo la señora cabra venimos a pedir que nos acoge en tu casa vengó
con mis 7 cabritos
-señor conejo has leído la terrible noticia el lobo ha vuelto, los 7 cabritos
echaron a llorar

El señor conejo abrió la puerta y los dejo pasar


-pasa querida amiga le dijo el señor conejo tranquilizándola
Y ahí se sentaron alrededor de la mesa el señor conejo, los tres cerditos,
la señora cabrá y los cabritos. Venia un olor tan Rico agarraron un trozo
de pieza y se lo llevaron a la boca le iban a dar un mordisco cuando de
repente Toc,Toc,Toc
¿Será el lobo quien toca la puerta? Seguro que el lobo debió haber olido,
dijo la señora cabrá

-soy yo el corderito estaba abajo junto al riachuelo pero no me atrevo a


volver a mi casa ¡que el lobo ha vuelto!
El señor conejo no dudó ni en un segundo, el señor conejo sabía que esa
voz era del corderito abrió la puerta y lo dejo pasar
¡Vamos, vamos! Corre, corre y volvió a cerrar la puerta y el corderito se
sentó junto con los demás alrededor de la mesa
Miraron la pieza y agarrón un trozo y se lo llevaron a la boca y de repente
Toc Toc Toc
!¿ay señor y ahora quién es?¡
Esta vez seguro, seguro que es el lobo
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 231
LIBRO DE CUENTOS

-soy Pedro he desobedecido al abuelo, quiero cazar al lobo ¿Está aquí?


El señor conejo le dijo que no ,que no estaba por aquí y que no esperaba
verlo jamás abrió la puerta y lo dejo pasar
Toc,toc, toc
Y ahora quién es!!! -dijo el señor conejo

-soy yo Caperucita roja abre abuelita que te traje galletitas y un bote de


mermelada
El señor conejo abrio la puerta y la dejo entrar
-corre!! Que puede venir el lobo

El señor conejo volvio a cerrar la puerta,una vez que todos estaban


dentro de la casa decidieron por fin tomar esa pieza deliciosa cuando
derrepente Toc Toc Toc
Al señor conejo le pareció muy extraño,no esperaban a nadien más
verdad el señor conejo abrio la puerta y era el lobo!!!

-lobo ya no nos das miedo métetelo en la cabeza si prometes contarnos


un cuento de brujas entonces te invitaremos a cenar con nosotros
El lobo acepto y decidieron pasar por fin sentarse todos juntos al rededor
de la mesa a cenar y así celebraron que el lobo ha vuelto

Colorín colorado este cuento se ha acabado

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 232
LIBRO DE CUENTOS

La bella Rosalía ha salido a pasear, y al mirar la lejanía ha descubierto


un castillo y decide investigar, una ardilla le hace señas
- la peor bestia del mundo es el terrible Facundo, cubierto de pelo negro
no
debes continuar, si lo ves te asustara
Rosalía es muy valiente y NO SE DEJA ASUSTAR
Sigue andando hacia el castillo y la ardilla…… va detrás.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 233
LIBRO DE CUENTOS

Pero un ciervo llega gritando


- la peor bestia del mundo es el terrible Facundo, con sus garras de
león, no debes continuar , si te ve, te apresara
pero Rosalía es muy valiente Y NO SE DEJA ASUSTAR
sigue andando hacia el CASTILLO y el ciervo …….va detrás.
y un conejo les avisa
- la peor bestia del mundo es el terrible Facundo con sus dientes
afilados , no debes continuar si te ve te comerá
pero Rosalía es muy valiente Y NO SE DEJA ASUSTAR
sigue andando hacia el CASTILLO y el conejo …..va detrás
un pájaro les advierte
- la peor bestia del mundo es el terrible Facundo , con su ronca voz de
trueno , si te ve te gruñirá
pero Rosalía es muy valiente Y NO SE DEJA ASUSTAR
sigue andando hacia el CASTILLO y el pájaro….. va detrás
y al entrar al castillo la bella Rosalía descubrió a su majestad
tiene toooodo el pelo negro y sus garras de león y sus dientes afilados y
un sonoro vozarrón
- ahora te querrás marchar con la ilusión que me hacía invitarte a
merendar
al instante la Rosalía se da cuenta que el pobre rey facundo es el rey
más infeliz que puede haber en el mundo y al instante le propone
-vayámonos a pasear que a todos los animales yo te voy a presentar,
Pero cuando salen del castillo no ven un solo animal, todos están
escondidos porque piensan que facundo se los va querer tragar
Así que les dice Rosalía
-déjense de tonterías salgan de su escondite
Pero el pájaro no se fía
-pero esa horrible voz que tiene ¿no te asusta Rosalía?
-amigo una voz bien potente es lo más útil del mundo
¡PARA QUE TE OIGAN DE LEJOS!¡ Que suerte tiene facundo!
Pero el conejo no se fía
-esos dientes afilados ¿no te asustan Rosalía?
-amigo unos dientes afilados son lo más útil del mundo ¿Qué suerte tiene
facundo!
Pero el ciervo no se fía
-pero Rosalía esas garras de león ¿no te asustan Rosalía?

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 234
LIBRO DE CUENTOS

-amigo unas de león son lo más útil del mundo para rascarse la espalda
¡qué suerte tiene facundo!
Pero la ardilla no se fía
-pero Rosalía todo ese pelo tan negro ¿no te asusta Rosalía?
-amigo un pelo negro y brillante es lo más útil del mundo si quieres ir
elegante ¿Qué suerte tiene facundo?
Así que el pájaro, el conejo el ciervo la ardilla y la chica deciden
organizar una merienda muy rica, ¡porque quieren celebrar que han
conocido a facundo el rey más feliz del mundo! y colorín colorado …

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 235
LIBRO DE CUENTOS

LAS 10 GALLINAS
Esta es la historia de las diez gallinas
las más hermosas y las más finas
ponen huevos a montones
y por todos los rincones
la gallina gris en la iglesia de san Luis
la gallina negra en el cuarto de su suegra
la gallina blanca en la rama más alta
y la color crema pone donde no se quema
la gallina roja pone donde no se moja
y la amarilla pone encima de su silla
pone la naranja ante toda la granja
la gallina verde pone un huevo y se le pierde
pone la gallina azul dentro de un baúl
la marrón tontuna se va a poner a la luna
luego las gallinas tan hermosas y tan finas
enseñan los pollitos a los niños chiquitos
esta es la historia de las diez gallinas
las más hermosas y las más finas
ponen huevos a montones
y por todos los rincones

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 236
LIBRO DE CUENTOS

COCODRILO VERDE
¿Quieres saber que hay en esta caja?
verde, verde ,verde, el cocodrilo que muerde
y se sube en un baúl azul ,azul ,azul
y el baúl en un castillo amarillo, amarillo ,amarillo
y el castillo en una piedra negra ,negra ,negra
y la piedra en un tejado morado ,morado, morado
y el tejado en una granja naranja naranja naranja
y en la granja un piojo rojo, rojo ,rojo
si quitamos el piojo rojo nos queda nos queda la granja naranja
si quitamos la granja naranja nos queda el tejado morado
si quitamos el tejado morado nos queda la piedra negra
si quitamos la piedra negra nos queda el castillo amarillo
si quitamos el castillo amarillo nos queda el baúl azul
si quitamos el baúl azul nos queda el cocodrilo verde
verde ,verde, verde, el cocodrilo que muerde

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 237
LIBRO DE CUENTOS

Bartolito CANTO

Bartolito es un gallo que vivía muy feliz,


Cuando el sol aparecía Bartolito cantaba así
¡Muuu! ¡No Bartolito esa es una vaca!
Bartolito es un gallo que vivía muy feliz,
Cuando el sol aparecía Bartolito cantaba así
¡cua cua cua! ¡No Bartolito ese es un pato!
Bartolito es un gallo que vivía muy feliz,
Cuando el sol aparecía Bartolito cantaba así
¡meeeeeee! ¡No Bartolito esa es una oveja!
Bartolito es un gallo que vivía muy feliz,
Cuando el sol aparecía Bartolito cantaba así
¡ahuuuuu! ¡No Bartolito ese es un lobo!
Bartolito es un gallo que vivía muy feliz,
Cuando el sol aparecía Bartolito cantaba así

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 238
LIBRO DE CUENTOS

La familia
El papá el papá
¿dónde está?
aquí esta
gusto en saludarte
gusto en saludarte
ya se va
la mamá la mamá
¿dónde está?
aquí esta
gusto en saludarte
gusto en saludarte
ya se va
el hermano el hermano
¿dónde está?
aquí esta
gusto en saludarte
gusto en saludarte
ya se va
la hermana la hermana
¿dónde está?
aquí esta
gusto en saludarte
gusto en saludarte
ya se va
el bebé el bebé
¿dónde está?
aquí esta
gusto en saludarte
gusto en saludarte
ya se va
la familia la familia
gusto en saludarte
gusto en saludarte
ya se va

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 239
LIBRO DE CUENTOS

El huevito
Este dedito tenía un huevito
este lo rompió
este sal le puso
y este lo meneo y lo meneo
y este gordo sinvergüenza
todito se lo comió
pobrecito del chiquito sin huevito se quedo
porqué este gordo sinvergüenza
todito de lo comió.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 240
LIBRO DE CUENTOS

Huevito
En este huevito
se oye un ruidito
se abre el huevito
y salta el pollito
pio pio por aquí
pio pio por acá
bajo las alas de mamá gallina
el pollito dormirá

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 241
LIBRO DE CUENTOS

Los pollitos dicen

Los pollitos dicen


pio pío pìo
cuando tienen hambre
cuando tienen frio
la gallina busca
el maíz y el trigo
les da la comida
y les presta abrigo
bajo sus dos alas
acurrucaditos
y hasta el otro día
duermen los pollitos

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 242
LIBRO DE CUENTOS

Cinco monitos

Cinco monitos
saltaban en la cama
uno cayo y se hizo un chichón
y el doctor le dijo a la mamá
en la cama nada de saltar
Cuatro
Cuatro monitos.
saltaban en la cama
uno se cayó y se hizo un chichón
y el doctor le dijo a la mamá
en la cama nada de saltar
Tres
Tres monitos saltaban en la cama
Uno se cayó y se hizo un chichón
Y el doctor le dijo a la mamá
en la cama nada de saltar
Dos
Dos monitos saltaban en la cama
uno se cayó y se hizo un chichón
y el doctor le dijo a la mamá
en la cama nada de saltar
Uno
Un monito saltaba en la cama
Uno se cayó y se le hizo un chichón
Y el doctor le dijo a la mamá
En la cama nada de saltar.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 243
LIBRO DE CUENTOS

La ballena Elena
La ballena Elena
es gorda y buena
nada por los mares
como una sirena (2)
la ballena Elena
cuando era una nena
también era gorda
también era buena
la ballena Elena
cuando almuerza o cena
se come un gran plato
de atole de avena
cuando está cansada
hasta el fondo nada
y descansa un rato
parada o sentada
la ballena Elena
nunca tiene pena
porque ella es alegre
y porque ella es buena
como es azulada
sueña que es un hada
cada vez que apoya su
cuerpo en la almohada
la ballena Elena
es gorda es buena
nada por los mares
como una sirena (2)

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 244
LIBRO DE CUENTOS

Blim blim blim


suena el violín
pom, pom, pom
Hace el tambor
pom, pom, pom
hace el tambor
turuleta la trompeta
turuleta la trompeta
din don dana
la campana
din don dana
la campana
pas, pas, pas
las manos al chocar
pas, pas, pas
las manos al chocar
muac, muac, muac
besitos de mamá
muac, muac, muac
besitos de mamá.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 245
LIBRO DE CUENTOS

Limón, limón, limón, limón Sorpresa


Limón, limón, limón, limón y fresa
Limón, limón, limón, limón sorpresa
Limón, limón, limón, limón cereza
Limón, limón, limón, limón sorpresa
Limón, limón, limón, limón princesa
Con la boca de fresa
y pendientes de cereza.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 246
LIBRO DE CUENTOS

La bruja cereza

La bruja cereza
es la más traviesa
se queda en la cama
y se despereza

Vuela por el cielo


Junto con su abuelo
Hacen mil piruetas
Comen caramelos

La bruja cereza
es la más traviesa
salta por el patio
corre por la pieza

Con su escoba vieja


toda dispareja
del piso y la alfombra
la tierra despeja

La bruja cereza
es la más traviesa
termina una cosa
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 247
LIBRO DE CUENTOS

y después la empieza

Y por puro juego


enciende un gran fuego
lo apaga primero
y lo prende luego

La bruja cereza
es la más traviesa
por ser la más bruja
¡por ser tan cereza!

Ya levanta el vuelo
y allá con su abuelo
se va por el aire
se va por el cielo

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 248
LIBRO DE CUENTOS

Luna

Luna, luna, luna, sol,


luna, luna, caracol
luna, luna, girasol
luna, luna, luna, sol
luna, luna, ruiseñor
luna, luna, corazón
luna, luna, luna, sol

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 249
LIBRO DE CUENTOS

5 patitos
1, 2, 3, 4, 5 patitos salieron a nadar
por la colina y más allá
mamá pata dijo cua, cua, cua
y solo 4 vio regresar
1, 2, 3, 4 patitos salieron a nadar
por la colina y más allá
mamá pata dijo cua, cua, cua
y solo a 3 vio regresar
1,2 3 patitos salieron a nadar
por la colina y más allá
mamá pata dijo cua, cua, cua
y solo a 2 vio regresar
1,2 patitos salieron a nadar
por la colina y más allá
mamá pata dijo cua, cua, cua
y solo a 1 vio regresar
1 patito salió a pasear
por la colina y más allá
mamá pata dijo cua, cua, cua
y a ninguno vio regresar
la pobre mamá pata salió a nadar
por la colina y más allá
la pobre mamá pata dijo cua, cua, cua
y a sus patitos vio regresar.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 250
LIBRO DE CUENTOS

Una luna y otra luna


fueron juntas de paseo
se subieron al columpio
a jugar el veo, veo
Veo, veo
¿Tú que ves?
Una estrella sobre un pez
Veo, veo
¿Que ves tú?
Un pez en la nube azul
Veo, veo
¿Tú que ves?
Una nube en un ciempiés
Veo, veo
¿Que ves tú?
El ciempiés en un iglú
Veo , veo
¿Tú que has visto?
el iglú que ya se ha ido
Veo, veo
¿Tú que ves?
el ciempiés que ya se fue
Veo, veo
¿Tú que has visto?
la nube que ya se ha ido
Veo, veo
¿tú que ves?
el pez que ya se fue
Veo, veo
¿Qué ha pasado?
la estrella se ha marchado
Veo, veo
¿qué ha pasado?
las dos lunas se han bajado
Veo, veo
¿Tú que has visto?
las dos lunas
se han marchado
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 251
LIBRO DE CUENTOS

Árbol
Un árbol un árbol
dos árboles son
encima de un árbol
dibujo un avión
encima del otro
dibuja un balón.

Un árbol un árbol
dos árboles son
debajo de un árbol
dibujo un tambor
debajo del otro
dibujo una flor.

Un árbol un árbol
dos árboles son
en medio de ellos
me dibujo yo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 252
LIBRO DE CUENTOS

¿Le ponemos un bigote?


Con una gran cereza haremos la cabeza
Serán tres las hormigas para hacer la barriga
Poniendo dos linternas pondremos las dos piernas
un pez y el otro pez así serán los pies
Con dos bonitos lazos haremos los dos brazos
de trigo y muchos granos para que tenga manos
Nariz ojos y boca es lo que ahora toca
y a este monigote ¿LE PONEMOS BIGOTE?

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 253
LIBRO DE CUENTOS

ñam ñam desayuno leche y pan


viene que viene el barco por el mar
ñam ñam frutas como en el jardín
vienen que viene en patín
ñam ñam hoy arroz para comer
viene que viene en un tren
ñam ñam merendar pera y yogurt
viene que viene en un autobús
ñam ñam cenando huevo con jamón
viene que viene el avión
ñam ñam¡ vaya menú!
yo no lo quiero ¿lo quieres tú?

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 254
LIBRO DE CUENTOS

Por la tierra tierra


que baila en la sierra
se asoma un conejo
y me voy con el lejos

por el agua agua


que baila en la fragua
nada una ballena
nadare con ella

por el aire aire


que baila en un baile
va volando un mirlo
voy a perseguirlo

la tierra en la sierra
el agua en la fragua
el aire en un baile
¿viene luego el fuego?

ante el fuego fuego


que baila en un juego
se ha dormido un gato
¿juguemos un rato!

pero… miro el fuego


miro al gato
y me duermo en un zapato

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 255
LIBRO DE CUENTOS

Era una mañana de sol


Caracol y Caracola
habían salido de paseo
Despacito ,despacito
avanzaban por el jardín
hacia la huerta de al lado
de pronto Caracola grito
-¡CUIDADO CARACOL!
Se escondieron los dos en el caparazón
y cerraron la puerta
era Fifi la perrita de la vecina
olfateaba por un lado
olfateaba por el otro
¡pensó que eran bombones!
en cuanto abrió la boca para probar uno…..
-Fifi -grito la hija de la vecina
¡Es hora de comer!
y la perrita se fue a buscar su comida
_ ¡Que susto! dijo caracol
_ ¡Que susto! dijo caracola
al poco rato caracol grito
-¡CUIDADO CARACOLA!
Se escondieron los dos en el caparazón
y cerraron la puerta
Era Marujo el gato de la vecina
saltaba por un lado
saltaba por el otro….
¡Pensó que eran canicas!
En cuanto echo la pata para jugar con ellas….
….la paloma blanca revoloteo sobre su cabeza
Marujo feliz fue tras ella
_ ¡Que susto! resoplo caracola
_ ¡Que susto! resoplo caracol
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 256
LIBRO DE CUENTOS

_Ha sido un paseo lleno de aventuras-dijeron


y habla que habla
anda que anda
despacito ,despacito
volvieron a su jardín
y colorín colorado este cuento de aventuras ha terminado
FIN

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 257
LIBRO DE CUENTOS

El sapo colorado
Esta es la historia de un sapo aburrido
que decidió verse más colorido
con tempera amarilla el sapito se pinto
en una silla muy contento se quedo
en el cielo se chocaron las nubes y lo mojaron
tanto, tanto había llovido que quedo todo desteñido
y como mucha vergüenza le dio colorado se quedo
ni verde ni amarillo ni mediado
ahora le llaman el sapito colorado

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 258
LIBRO DE CUENTOS

caracol caracol caracol


caracol caracol cocodrilo
caracol caracol cocodrilo
tortuga elefante pingüino
caracol caracol cocodrilo
jirafa pantera mosquito
caracol caracol cocodrilo
camello cigüeña y erizo
caracol caracol cocodrilo
forman juntos un corro de amigos.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 259
LIBRO DE CUENTOS

Gato ajedrez

Érase una vez un gato ajedrez que se cayó por la ventana pero fue
solo una vez
Érase una vez un gato azul que se pegó un gran susto y huyo hacia
el sur
Érase una vez un gato rojo que hacia caritas llenas de asombro
Érase una vez un gato amarrillo que olvido comer y se veía muy
flaquillo
Érase una vez un gato verde que era muy perezoso y dormía como
oso
Érase una vez un gato colorido que jugaba con amigos y era muy
divertido
Érase una vez un gato marrón que tenía una gata y hacia ron, ron
Érase una vez un gato rosa que se comió una sardina muy deliciosa
Érase una vez un gato blanco que era muy travieso y salto a un
barranco.
Érase una vez un gato ajedrez que si te gusto la historia la cuento
otra vez………y colorín colorado

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 260
LIBRO DE CUENTOS

El pez
Esta es la historia de un pez que cuando se moja se moja y se moja
se trasforma en una hoja ,y cuando la hoja se moja se moja y se
moja se trasforma en un pez , quieres que te lo cuente otra vez….
Esta es la historia de un pez que cuando se moja se moja y se moja
se trasforma en una hoja ,y cuando la hoja se moja se moja y se
moja se trasforma en un pez , quieres que te lo cuente otra vez….

EL REY QUE PERDIÓ SU CORONA


esta historia comienza en un bosque donde había un gran palacio rodeado de
arbustos hermosos y en ese palacio vivía un rey y a este rey lo que más le
gustaba en todo el mundo era su corona, todas las mañanas se sacaba su
corona le pasaba un trapito para hacerla brillar y se la volvía a poner para ir a
gobernar, todos los días hacia lo mismo tanto al levantarse como al levantarse
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 261
LIBRO DE CUENTOS

se quitaba la corona la ponía en su mesita de noche y se acostaba a dormir


tranquilamente, cuando salía el sol se levantaba, pero aquella mañana, cuando
el rey se despertó, trato de buscar su corona y no la encontró así que la busco
bajo la mesa y no la encontró, bajo la cama y no la encontró en los armarios no
la encontró busco en los baúles y nada , llamo desesperado a todos sus soldados
y sirvientes ¡BUSQUEN MI CORONA!!! Pero nadie la encontró, el rey
desesperado se fue a caminar al jardín real y se encontró al pato real t nadando
en el lago real y le pregunto
– eh pato has visto mi corona real
_ cua, cua, no su majestad yo no la vi pero si sube la montaña real y le
pregunta al zorro real es seguro que el la vio por qué está bien arriba
_oh buena idea; así que el rey subió la, montaña real y fue con el zorro real y le
pregunto
_he zorro haz visto mi corona
_no su majestad yo no la vi pero si baja al jardín real y le pregunta al ave real
que esta parada en el árbol real ella seguro la vio por qué ella siempre está
volando por ahí
_oh que buena idea, muchas gracias dijo el rey , y entonces se fue al jardín real
donde estaba el árbol real y el ave real y le pregunto
_ave real haz visto mi corona
-croac, no, no la he visto su majestad, pero si ud se sube a su barco y navega
por los 7 mares seguro la encontrara
-oh que buena idea dijo el rey y como a el le encantaba navegar se fue hasta el
puerto, se subió en su barco y se fue navegando y navegando, por los 7 mares a
buscar su corona, mientras pasaban los peses les preguntaba
–eh peses han visto mi corona
-glu,glu, glu no
Pasaban los delfines y les preguntaba, las ballenas y les preguntaba a los
tiburones, hasta las medusas, pero nadie había visto la corona del rey.
el rey se estaba poniendo cada vez más triste, de pronto llego la noche y con las
noches las estrellas, paso una estrella fugaz y el rey pidió encontrar su corona,
pero no la encontraba, de pronto aquella noche se llenó de nubes tenebrosas y
comenzó una tremenda tormenta, el rey se fue rápidamente a un buen puerto y
ahí le pregunto a todos los marineros presentes si habían visto su corona,
ninguno la había visto, pero uno le dijo , su majestad si sube a esa colina y llega

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 262
LIBRO DE CUENTOS

a la cas hermosa con techo de dos aguas ahí vive una adivina y seguramente ella
sabrá donde está su corona. el rey rápidamente subió la colina llego a la casa y
toco la puerta.
toc, toc, y la adivina abrió la puerta y le dijo
-su majestad lo estaba esperando
-ahh entonces tu sabes dónde está mi corona
_eh no, la verdad no, pero tengo un baúl mágico, que le puede pedir lo que ud
desee
el baúl le dará lo que Ud. necesita.
-ah seguramente mi corona pensó el rey, así que puso sus manos sobre el baúl
mágico y le pidió, BAÚL MÁGICO, DAME LO QUE NECESITO, DAME LO QUE
NECESITO, MI CORONA, y cuando el rey abrió el baúl no encontró una corona,
encontró una gorra.
Entonces el rey se puso la gorra y pensó –bueno tendré que modernizarme.
así que el rey nuevamente se subió a su barco, navego, navego y navego y
regreso a su gran palacio, cuando llego le preguntaban
-su majestad encontró su corona?
-no, no, no, no encontré mi corona, encontré algo mejor, encontré una gorra y
claro el rey mando hacer una nueva corona para gobernar , pero eso si todas las
mañanas y las tardes cuando salía mucho sol el rey se ponía su gorra para
protegerse del sol
y colorado colorín este cuento llego a su fin

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 263
LIBRO DE CUENTOS

Esta es la historia de un oso, este oso se siente muy a gusto y le gusta ser oso, le encanta
vivir y disfrutar de lo que hace un oso , asi que va al bosque y camina,por que el es un OSO,y
eso le gusta mucho

va por cualquier camino, va delante de los coches piiii pipi- y el oso va primero, asi, todo
contento, POR QUE ES UN OSO, Y LE ENCANTA SER UN OSO,el se siente
¡fantasticoooo!por que es UN OSO,

y el se siente muy bien, le encanta arreglarse, se va a la peluqueria y se arregla los cuatro


pelos que tiene en la cabeza y le tratan tambien la piel por que el es UN OSO,

le gusta verse en los charcos y decirse


-hola soy muy guapo, por que el ES UN OSO,

tambien le gustan las cosas pequeñas de la vida como por ejemplo una mariposa-¡uy que
bonita mariposa!Es UN OSO

y le encantan las cosas grandes de la vida, como por ejemplo un inmenso salmón -¡mmm! que
rico salmón Es UN OSO

y a este oso le encanta hablar un montón de idiomas como por ejemplo,

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 264
LIBRO DE CUENTOS

-hello, halo y sabe un monton de idiomas. Es UN OSO le encanta visitar un monton de


ciudades y es que es UN OSO,

le encantan tambien las sorpresas–cucu y es que ES UN OSO,

al oso tambien le gustan las fiestas -¡nos vamos de fiesta nos vamosde fiesta! ES UN OSO

y le gusta sentirse valiente y asusta a los perros es que es un oso

a este oso le gusta disfrutar de las cosas de la vida por ejemplo tirarse de un trampolon ES UN
OSO

le encanta pegar sustos sobre todo a los policias, tambien se asusta de cosas pequeñas
como una araña ES UN OSO

tambien le gusta darle cosas a la gente por ejemplo caramelos a los niños por que se siente
muy OSO.
este OSO corre a ayudar –mira este pollito por ejemplo se habia perdido de su madre y el oso
fue corriendo, corriendo, corriendo, y lo acerco a ella, ES UN OSO
este quiere a todo el mundo hasta los perritos callejeros siempre intenta darles un beso-mua
mua mua ES UN OSO

y aunque no lo parezca es muy listo se las sabe de todas, todas es que ES UN OSO.
a veces se siente muy solo aunque este rodeado de mucha gentey ESTE OSO
a veces se siente muy pequeñito ES UN OSO

a veces se pone inmediatamente en camino cuando se siente tanpequeñito, se monta en el


autobus y echa a correr y corre corre corre y atraviesa el bosque y sigue corriendo y corriendo
por todas partes hasta que por fin se encuentra contigo y ESTE OSO es muy feliz. que bien
que tu estes aquí y ES UN OSO y colorin colorado

https://youtu.be/L05pWiAHz_o

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 265
LIBRO DE CUENTOS

Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabia la
luna.
¿Sería dulce o salada? Tan solo querían probar un pedacito, por las
noches, miraban ansiosos hacia el cielo. Se estiraban e intentaban
cogerla, alargando el cuello, las piernas y los brazos, pero todo fue en
vano y ni el animal más grande pudo alcanzarla.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 266
LIBRO DE CUENTOS

Un buen día, la pequeña tortuga decidió subir a la montaña más alta para
poder tocar la luna. Desde allí arriba, la luna estaba más cerca; pero la
tortuga no podía tocarla.
Entonces, llamó al elefante
-Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna
La luna pensó que se trataba de un juego y, a medida que el elefante se
acercaba, ella se alejaba un poco.
Como el elefante no pudo tocar la luna, llamó a la jirafa
- Si te subes a mi espalda, a lo mejor la alcanzamos. Pero al ver a la
jirafa, la luna se distancio un poco más.
La jirafa estiró y estiró el cuello cuanto pudo, pero no sirvió de nada. Y
llamó a la cebra.
- Si te subes a mi espalda, es probable que nos acerquemos más ella.
La luna se empezaba a divertir con aquel juego. Y se alejó otro poquito.
La cebra se esforzó mucho, mucho pero tampoco pudo tocar la luna. Y
llamó al león
-Si te subes a mi espalda, quizá podamos alcanzarla. Pero cuando la
luna vio al león, volvió a subir algo más
Tampoco esta vez lograron tocar la luna, Y llamaron al zorro
- Verás cómo lo conseguimos si te subes a mi espalda- dijo el león.
Al avistar el zorro, la luna se alejó de nuevo. Ahora solo faltaba un
poquito de nada para tocar la luna. Pero esta se desvanecía más y más.
Y el zorro llamó al mono.
-Seguro que esta vez lo logramos. ¡Anda, súbete a mi espalda!
La luna vio al mono y retrocedió. El mono ya podría oler la luna, pero de
tocarla, ¡ni hablar! y llamó al ratón
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 267
LIBRO DE CUENTOS

-Súbete a mi espalda y tocaremos la luna


La luna vio al ratón y pensó:
-Seguro que un animal tan pequeño no podrá cogerme.
Y como empezaba a aburrirse con aquel juego, la luna se quedó justa
donde estaba.
Entonces, el ratón subió por encima de la tortuga,
del elefante,
de la jirafa,
de la cebra,
del león,
del zorro,
del mono y ... ... de un mordisco, arrancó un trozo pequeño de luna.
Lo saboreó complacido y después fue dando un pedacito al mono, al
zorro, al león, a la cebra, a la jirafa, el elefante y a la tortuga. y la luna les
supo exactamente a aquello que más les gustaba a cada uno.
Aquella noche, los animales durmieron muy muy juntos. el pez, que lo
había visto todo y no entendía nada, dijo;
-¡Vaya, vaya! Tanto esfuerzo para llegar a esa luna que está en el cielo.
¿Acaso no verán que aquí, en el agua, hay otra más cerca?
Y colorín colorado …….

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 268
LIBRO DE CUENTOS

Todo empezó cuando un día, el topo asomó la cabeza por su agujero


para ver si ya había salido el sol. Justo en aquel momento aquella cosa
que era gorda, marrón y parecida a una salchicha , le cayó justo encima
de su cabeza.
- ¡Qué ordinariez! -chilló el topo- ¿Se puede saber quién se ha hecho
esto en mi cabeza?
Pero era tan corto de vista que no pudo descubrir a nadie.
Por eso le preguntó a la paloma que volaba por allí en aquel momento
-¿Has sido tú la que se ha hecho esto en mi cabeza?
Y la paloma dijo;
-¿Yo? Ni hablar... ¡Yo eso lo hago así!
Y, plas, un goterón húmedo y blancuzco se estrelló en el suelo, justo al
lado del topo y le salpicó la pata derecha
Pero él descubrió que la paloma no había sido. Por eso le preguntó al
caballo que estaba en el prado
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 269
LIBRO DE CUENTOS

- ¿Has sido tú el que se ha hecho esto en mi cabeza?


-¿Yo? Ni hablar... ¡Yo eso lo hago así!- contestó el caballo.
Y, pof, pof, cinco bolas grandes y redondas cayeron pesadamente casi
rozando al topo, que se quedó muy impresionado.
Entonces el topo fue a preguntarle a la liebre.
-¿Has sido tú la que se ha hecho esto en mi cabeza?
-¿Yo? Ni hablar... ¡Yo eso lo hago así! -contestó la liebre.
Y ra ta ta ta ta, quince bolitas redondas cayeron en la hierba y silbaron en
los oídos del topo, que tuvo que dar un salto arriesgado para que no le
alcanzaran.
Fue donde la cabra quien acababa de despertarse de un sueño
agradable.
-¿Has sido tú la que se ha hecho esto en mi cabeza?- preguntó el topo.
-¿Yo? Ni hablar...-dijo la cabra- ¡Yo eso lo hago así!
Y, tac, toc, tac, un montón de bolitas marrones rodaron por la hierba. Al
topo casi le gustaron.
Así que fue a donde estaba la vaca quien estaba rumiando cómo siempre
-¿Has sido la que se ha hecho esto en mi cabeza?- le preguntó el topo.
-¿Yo? -dijo la vaca- Ni hablar... ¡Yo eso lo hago así!
Y, chaf, un pastelón marrón verdoso cayó en la hierba, muy cerca del
topo. El topo se alegró muchísimo de que no hubiera sido la vaca la que
le había hecho aquello en su cabeza.
Entonces el topo fue a donde estaba la cerda y le preguntó.
-¿Has sido tù la que se ha hecho esto en mi cabeza?
Y la cerda dijo.
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LIBRO DE CUENTOS

-¿Yo? Ni hablar... ¡Yo eso lo hago así!


Y, flop, una masa pequeña, oscura y blandita cayó en la hierba. El topo
se tapó la nariz y se marchó.
Cuando vio por allí revoloteando a dos moscas, iba a preguntarles si
había sido ellas las que habían hecho aquello en su cabeza pero cambió
de opinión y les preguntó:
-¿Saben quién se ha hecho esto en mi cabeza?- preguntó muy deprisa
-Espera un poco- zumbaron las moscas.
Y fueron allá arriba, investigaron, probaron y al finar dijeron:
-Está claro, ha sido un perro.
Por fin sabía el topo quien se había hecho aquello en su cabeza,
¡Hermenegildo, el perro del carnicero!
El topo, silencioso, se dirigió a la caseta donde Hermenegildo estaba
dormido. Se encaramó a lo más alto de ella y desde allí, ¡plìn!, una
habichuela diminuta y negra aterrizó justo en la cabeza del perro.
Y feliz y contento. el topo volvió a desaparecer dentro de su agujero

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LIBRO DE CUENTOS

Un huevito sorpresa
Mamá gallina dejo una sorpresa
justo debajo de la mesa
puso un huevito
en su tibio nidito
un ruido que estoy sintiendo
el cascaron se esta rompiendo
vamos a ver que sorpresa
nos dejo la gallina Teresa
abro un poquito veo un piquito
abro un pocote dos ojos grandotes
abro un monton un pollito barrigon
ahora cierro el huevito
y a dormirse mi pollito

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LIBRO DE CUENTOS

Hubo una vez hace muchos años, un país que acababa de pasar una
guerra muy dura. Como ustedes saben, las guerras traen consigo
rencores, envidias, muchos problemas, y mucha hambre. La gente no
puede sembrar ni segar, no hay harina ni pan. Cuando se acabó la
guerra, llegó a un pueblecito un soldado agotado, harapiento y muerto de
hambre. El soldado era muy alto y muy delgado. • Golpeó la puerta de
una casa y cuando vio a la dueña le dijo:
- “Señora, ¿no tendría un pedazo de pan para un soldado que viene
muerto de hambre de la guerra?” La mujer lo miró de arriba abajo y
respondió:

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LIBRO DE CUENTOS

- Pero ¿está loco?... - … ¿No sabe que no hay pan y que no tenemos
nada?,
¿Cómo se atreve?
Y a empujones, con un portazo, lo saco fuera de la casa. El pobre
soldado prueba fortuna en una y otra casa, haciendo la misma petición y
recibiendo a cambio peores respuestas y peores tratos. Pero el soldado,
no se dio por vencido. … Cruzó el pueblo de punta a punta y llegó al
final, donde estaba la fuente, ahí halló a dos muchachas y les pregunto:
- ¡Eh muchacha! ¿No han probado nunca la sopa de piedras? ellas se
rieron de él diciendo:
- ¿Una sopa de piedras?; … no hay duda de que estás loco - Pero había
unos chicos que estaban espiando y se acercaron al soldado .
- Soldado, ¿Te podemos ayudar?, le dijeron. - ¡Claro que sí! … Necesito
una olla muy grande, un puñado de piedras, agua y leña para hacer
fuego. … de la Sopa de Piedra
Rápidamente los chicos fueron a buscar lo que el soldado había pedido.
Encendieron el fuego, pusieron la olla, la llenaron de agua y echaron las
piedras. … -
¿el agua comenzó a hervir? Preguntaron impacientes los chicos.
- ¡calma, calma! El soldado la probó y dijo:
-Mmmm… ¡¡¡qué buena sopa, pero le falta un poco de sal!!!
- En mi casa tengo sal, dijo un chico. Y salió corriendo por ella, la trajo y
el soldado la incorporó poco a poco en la olla… Al poco tiempo volvió a
probar la sopa y dijo:-
Mmmm… ¡Qué rica!, ¡¡¡pero le falta un poco de tomate!!!. …
Daniel, uno de los chicos fue a buscar unos tomates y los trajo
enseguida.
En un momento más los chicos fueron trayendo cosas: papas, lechuga,
arroz y hasta un trozo de pollo. • La olla se llenó; el soldado removió una
y otra vez la sopa hasta que de nuevo la probó y dijo: -
¡¡¡Mmmm…. Es la mejor sopa de piedras que he hecho en toda mi vida!!!

-¡¡¡ Vengan, vengan; avisen a toda la gente del pueblo que venga a
comer!!! Dijo el soldado _ ¡¡¡ Hay para todos!!! … ¡traigan platos repartió
.Hubo para todos los del pueblo que, avergonzados, Reconocieron que si
bien era verdad que no tenían pan; pero juntos podían tener comida para
todos. Y desde aquel día gracias al soldado hambriento, aprendieron a
compartir lo poco que tenía.
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LIBRO DE CUENTOS

El caracol generoso ( ¿por qué hay caracoles y


babosas?)

¿Se han preguntado cómo es que hay caracoles sin concha? De hecho, los
caracoles sin caparazón se llaman babosas y la historia de las babosas es
bastante curiosa. Todo comenzó hace muchos años…
Cuando los sueños eran reales y lo imposible no existía, había un pequeño
caracol que vivía feliz y contento en su prado. Este caracol tenía todo lo que
necesitaba en el interior de su concha, dentro de su casa. Allí guardaba todo lo
que iba encontrando por el campo. Cualquier objeto que algún animal olvidaba,
cualquier cosa que alguna persona desechaba los recogía el caracol y los
guardaba en su casa.
El caracol era feliz; su vida transcurría tranquila junto a sus vecinos, pero un día
decidió que necesitaba más. El mundo era enorme y seguro que estaba lleno de
objetos perdidos o abandonados que él podría recoger y guardar en su casa. Así
que cargó todas sus cosas y partió de viaje.

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LIBRO DE CUENTOS

Anda que andarás, se encontró con una anciana sentada junto a un pozo. La
pobre viejecita lloraba desconsoladamente.
El caracol se acercó:
—¿Qué le pasa buena mujer? —le preguntó.
—Necesito sacar agua del pozo para cocinar y beber, pero el cubo es más viejo
que yo y está agujereado, ya no me sirve, y yo soy demasiado pobre para poder
comprar uno nuevo.
—Yo tengo un cubo en mi casa…, pero es mío. Me lo encontré un día paseando
por mi prado.
—¿Y no podrías dármelo? Tú no lo necesitas y, como puedes ver, yo sin cubo no
sobreviviré muchos días.
El caracol entró en su caparazón y salió con un cubo nuevo y dándoselo a la
viejecita le dijo:
—Tome, buena mujer, a usted le será de más utilidad. Seguro que durante mi
viaje encontraré otro aún más bonito.
El caracol continuó su viaje y pasados unos días se encontró con un búho que a
pesar de ser de día estaba bien despierto. El caracol lo miró y le preguntó:
—¿Qué haces despierto a estas horas, sabio búho? ¿No deberías estar
durmiendo?
—¡¿Cómo quieres que duerma?! El mundo es muy grande y está lleno de
sabiduría que yo ignoro. ¡No puedo dormir sin poseer todo ese conocimiento o
no seré el más sabio del bosque!
El caracol entró en su casa y sacó un libro, y luego otro, y otro y otro más hasta
un total de veintitrés.

—Esto es una enciclopedia. Aquí hay recogido todo el conocimiento del mundo.
Con esto no te hará falta estar despierto toda la noche. Yo ya hace tiempo que
me la leí, así que ya no la necesito. Además, seguramente está anticuada y
durante mi viaje encontraré una de más moderna.
Después de que el búho le agradeciera aquel regalo, el caracol prosiguió su
viaje.
A medida que caminaba iba encontrando más personas y animales que
necesitaban cosas. Una vez se encontró con unos niños que querían una pelota
para jugar al fútbol y él les regaló la suya. En otra ocasión, se topó con un lobo

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LIBRO DE CUENTOS

que estaba enamorado de la luna y el caracol le regaló su telescopio para que


pudiera contemplarla mejor.
Así, el caracol, poco a poco, se fue quedando sin nada, únicamente le quedaba
su viejo caparazón. Pero por muchas posesiones que hubiera regalado, el
caracol no era infeliz, todo lo contrario, era más feliz que nunca. En el corazón
sentía una cálida sensación, como nunca antes la había sentido y cuanto menos
tenía, más disfrutaba de las cosas que lo rodeaban: el olor de la lluvia, los verdes
colores de la hierba, la frescura de la noche o el calor del sol.
Un día, el caracol llegó a una playa desierta y allí se encontró con un cangrejo. El
cangrejo iba removiendo toda la arena, buscando algo que había perdido. El
caracol se acercó para ofrecerle su ayuda:
—¡Buenos días!, parece que buscas algo, ¿te puedo ayudar? —preguntó el
caracol.
—Buenos días —contestó el cangrejo—, estoy buscando una casa. Resulta que
he crecido y la casa que tenía se me ha quedado pequeña y ahora tengo que
encontrar otra.
El caracol se quedó pensativo un buen rato mientras observaba al cangrejo.
Entonces, una idea le vino a la cabeza. Despacio se fue estirando, estirando
hasta que su cuerpo salió por completo de dentro de su caparazón. Cuando
estuvo fuera por completo, llamó al cangrejo:
—Si quieres, puedes quedarte con mi casa. Es lo único que me queda, pero la
verdad es que me molesta porque como quiero seguir viajando, me moveré más
ligero sin ella.
El cangrejo examinó la casa, entró en ella y se sintió la mar de cómodo.
—¡Esta casa es perfecta! —exclamó—. ¡Muchísimas gracias!
Y dicho esto, el cangrejo, con su nueva casa a cuestas, se encaminó hacia el
agua y se alejó muy contento. Mientras, el caracol, que ya no tenía ni casa ni
nada, prosiguió feliz su viaje.
La historia del caracol que había regalado todas sus pertenencias, incluida su
casa, se fue extendiendo por el mundo. Otros caracoles quisieron seguir su
ejemplo y también empezaron a regalar las cosas que poseían, casa incluida.
Desde aquel día, gracias al caracol generoso, en los bosques y ciudades
podemos encontrar caracoles y babosas, que no son otra cosa que caracoles
que han regalado su casa siguiendo el ejemplo del caracol generoso.
FIN

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LIBRO DE CUENTOS

Un grillo en la oreja

A Mauro le encantaba dormir, todas las mañanas su abuela le


despertaba desde la cocina
-Mauro despierta!!!
Pero Mauro seguía durmiendo en su cama calientito, entonces su abuela
se acercaba de puntillas, le daba un beso ¡¡¡¡muack!!! le levantaba la
oreja y le gritaba
-Maurooo que te levantes!!!
Una mañana Mauro se levantó muy tarde, y tenía poco tiempo para
desayunar vestirse peinarse e ir al colegio, la abuela no dejaba de gritarle
-Mauro comete los cereales,- Mauro tomate el vaso de leche, -Mauro
átate los cordones de las zapatillas, -Mauro no te olvides de la mochila,-
Mauro la bufanda, Mauro los guantes, Mauro corre, corre que llegamos
tarde a la escuela, hayyyy!!! Mauroooooo!!!
y tanto le grito que las palabras gritonas de la abuela se le comenzaron a
amontonar en las orejas a Mauro que se le convirtieron en un grillo, y
Mauro
y mauro dejo de oír ya solamente oía -cri , cri
-Mauro corre, corre, pero Mauro no podía oir a la abuela, solo oía- cric cri
cri del grillo
-hay corre ,corre, corre que llegamos tarde al colegio!!! Gritaba la abuela

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LIBRO DE CUENTOS

y la abuela ya tenía la cara roja y saltaba, le hacía gestos con los brazos
, pero Mauro fue el último en entrar a su clase, así que la profesora le dijo
_Mauro que sea la última vez que llegas tarde!!!
pero las palabras gritonas de la maestra no podían entrar en las orejas
por culpa del grillo que tenía dentro, así que Mauro no se enteró de nada
de nada, solamente oía cric cri cri, Mauro comenzó a preocuparse,
porque ese ruido era un ruido muy raro, por la noche, Mauro se lavó los
dientes y los oídos y con el jabón el grillo salió de las orejas y Mauro
pudo escuchar el beso de buenas noches. y es a veces sin querer que se
nos taponan los oídos, por eso no se debe gritar a los niños, ni a las
niñas ni a la gente mayor, porque si no les crecerá un grillo en las orejas
y no podrán oírnos.
Fin.

https://youtu.be/L-PVFnvpTM8

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LIBRO DE CUENTOS

La cabra montesina

Érase una vez una madre que tenía tres hijas. Estaban las cuatro cosiendo un día
en la puerta de su casa cuando se les acabó el hilo. La madre le dijo a la hija
mayor:
—Sube al desván y coge más hilo.
La hija subió las escaleras y en el desván se encontró a una cabra que había
bajado del monte y que le dijo:

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LIBRO DE CUENTOS

—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te


comeré de un «bocao».
La muchacha no hizo caso a la cabra, se pasó de la raya y la cabra se la tragó de
un bocado.
La madre, al ver que su hija no bajaba, le dijo a la mediana:
—Anda, sube a ver qué le pasa a tu hermana que no viene y baja con el hilo.
Al llegar a lo alto de la escalera, la cabra le dijo a la hija mediana:
—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te
comeré de un «bocao».
La hija mediana no hizo caso a la cabra, se pasó de la raya y la cabra se la tragó
de un bocado.
La más pequeña de las hermanas, al ver que no volvían, le preguntó a su madre:
—Mamá, ¿quieres que suba yo a buscar el hilo?
—No, ya subiré yo y, de paso, veré qué es lo que les ocurre a tus hermanas.
Al subir la madre, la cabra le dijo:
—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te
comeré de un «bocao».
La madre no hizo caso de la cabra, se pasó de la raya y la cabra se la tragó de un
bocado.
La hija pequeña, al ver que no bajaban ni su madre, ni sus dos hermanas, se
puso a llorar. Pasó por allí un soldado que al ver a la niña llorando le preguntó:
—¿Niña, por qué lloras?
—Mi madre y mis dos hermanas han subido al desván a buscar hilo y no han
bajado, porque la cabra montesina se las ha tragado de un «bocao».
El soldado se rio, dijo que él lo arreglaría y subió al desván. En cuanto llegó
arriba, la cabra lo amenazó:
—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te
comeré de un «bocao».
El soldado se pasó de la raya y la cabra se lo comió de un bocado.
La niña se puso a llorar aún más fuerte, porque ya no sabía qué hacer para
librarse de la cabra montesina. En esto, paso por allí una hormiguita que le
preguntó:
—¿Niña, por qué lloras?
La niña le contó a la hormiga lo que ocurría y la hormiga le dijo:
—No llores más, yo subiré a buscar a tu madre, a tus hermanas y al soldado.

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LIBRO DE CUENTOS

—¿Tú? ¡¡Pero si eres demasiado pequeña!!


—Si lo hago, ¿qué me darás a cambio?
La niña le dijo:
—En el desván hay un saco de trigo que puedes quedarte entero si nos libras de
la cabra montesina.
Pero la hormiguita contestó:
—¡No, no, un saco de trigo no! ¡Que no cabe tanto en mi costalito, ni muele
tanto mi molinito!
La niña le dijo entonces
—Vale. Entonces te daré un puñado de trigo.
—¡No, no, un puñado de trigo no! ¡Que no cabe tanto en mi costalito, ni muele
tanto mi molinito!
Al final, la niña le dijo:
—¿Quieres entonces solo un granito?
—¡Sí, sí, un granito sí! ¡Que cabe en mi costalito, y lo muele mi molinito!

Subió entonces la hormiga y escuchó que la cabra le decía:


—Soy la cabra montesina que vive en Montepelao, si te pasas de la raya te
comeré de un «bocao».
La hormiga, que era muy valiente aunque fuera tan pequeña, pudo cruzar la
raya sin ser vista, subió por la pata de la cabra y empezó a hacerle cosquillas. La
cabra empezó a saltar y a reír hasta que, al final, reventó de la risa y pudieron
salir de su barriga la hermana mayor, la hermana mediana, la madre y el
soldado.
La hormiguita cogió su grano de trigo y se fue muy contenta a su hormiguero.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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LIBRO DE CUENTOS

Cuento de Miguel Hidalgo

Hace mucho tiempo, en un pueblito llamado Dolores había un cura


llamado Miguel Hidalgo, el cura Hidalgo era muy querido por la
gente, que por ser indios eran mal tratados por los españoles que
tenía poder, él cura quería y ayudaba a las personas
enseñándoles a hacer petates, cazuelas y hasta a leer y escribir,
una noche cansado de tantas injusticias, el cura salió por el balcón
de la iglesia ,exactamente a las once de la noche del 15 de
septiembre de 1810 y toco con mucha desesperación la campana
de la iglesia,
La gente espantada porque no sabía lo que pasaba, pensaron que
algo le había sucedido al padre corrieron rápidamente hacia la
iglesia, al llegar todos, vieron al cura ondeando una bandera con la
imagen de la virgen de Guadalupe, el cura les grito;
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 283
LIBRO DE CUENTOS

-¿Quieren libertad? Y todos gritaban –siiiii-¿Quieren una bandera? y


de nuevo todos gritaron –siiiii
-entonces luchemos por nuestra libertad! Les dijo
Vayan a sus casas por cosas para defenderse
y todos corrieron a sus casas a traer machetes, palos, y piedras
porque como eran muy pobres no tenían armas para defenderse, y
así lucho la gente por su libertad, al pasar por los pueblos se les
unían más y más personas, entre ellos se les unió Josefa Ortiz,
Ignacio Allende, José María Morelos, Vicente Guerrero, y muchos,
muchos más . Así paso el tiempo luchando para lograr la libertad y
esto duro exactamente 11 años y once días y el día 27 de
septiembre de 1821, logrando dejar a México como un país libre por
eso se conoce al cura Hidalgo como el padre de la patria. ¡Por eso
le cantan así!

Padre Hidalgo
Los niños te cantan
llevando en sus voces
palabras de amor
nos diste una patria
por eso tu nombre
se quedó grabado
en su corazón

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 284
LIBRO DE CUENTOS

Cuento de descubrimiento de América

Había una vez un joven marinero genovés llamado Cristóbal Colón que
vivía en España era muy inteligente, en ese tiempo la gente pensaba
que el mundo era plana, si plano como las tablas, Cristóbal Colón
pensaba que esto no podía ser posible, su teoría era que la tierra era
redonda, claro que todos se reían de él, un día cansado de todas esas
burlas decidió probar lo que él pensaba
-que la tierra era REDONDA y no plana como las tablas
Así que como era muy pobre decidió visitar a los reyes de España
Y les explicó que la tierra era REDONDA y no plana como las tablas, la
reina decidió escucharlo
Y le dijo
-yo te voy a ayudar para que compruebes que la tierra REDONDA y no
plana como las tablas y te daré mis joyas para que lo compruebes
Así Cristóbal Colón se compró tres carabelas
La niña la pinta y la santa maría

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 285
LIBRO DE CUENTOS

Y salió del puerto de palos con su tripulación


Pasaron días, meses y la tripulación comenzó a desesperarse y
acusaban a Cristóbal Colon de loco pues ellos tampoco le creían que la
tierra fuera REDONDA que va ellos pensaban que era plana como una
tabla y que cuando se acabara el mar se darían un ¡ ranazo! de aquellos
, claro si es que llegaban , pues su comida comenzaba a terminar y se
pusieron de acuerdo diciendo entre ellos
– Hay que acabar con este loco antes que muramos de hambre ¿Qué no
sabrá que esto es una locura que la tierra es plana como una tabla y no
redonda?
Así paso …..
Pero cuando estaban decididos y ya desesperados porque no tenían
comida alguien grito
-Tierra a la vista grito un marinero
Todos comenzaron a gritar de alegría
Cristóbal Colón llego a América y así probo su teoría que la tierra es
redonda y no plana como las tablas….por eso a Cristóbal Colón se le
canta así
Un navegante atrevido
Salió de palos un día
iba en sus tres carabelas
La niña la pinta y la santa maría
La niña la pinta y la santa maría
Viva el señor don Cristóbal
Que viva la patria mía
Vivan las tres carabelas
La niña la pinta y la santa María
La niña la pinta y la santa María.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 286
LIBRO DE CUENTOS

LA RATITA PRESUMIDA. Érase una vez una ratita muy coqueta y presumida que un día,
barriendo la puerta de su casa ("tralara...larita...barro mi casita"), se encontró una moneda de oro.
- ¡Qué suerte la mía!, dijo la ratita, y se puso a pensar
- ¿En qué me gastaré la moneda?, Ia gastaré, la gastaré,... ¡En caramelos y gominolas! No, no...
Que harán daño a mis dientes, la gastaré, la gastaré,... ya sé, la gastaré en ¡bizcochos y tartas
muy ricas! No, no... Que me darán dolor de tripa, la gastaré, la gastaré... ya sé, la gastaré en ¡un
gran y hermoso lazo de color rojo! Con su moneda de oro la ratita se fue a comprar el lazo de
color rojo y luego, pensó donde se lo pondría. Al final decidió ponérselo en la cola y sintiéndose
muy guapa, se sentó delante de su casa, para que la gente la mirara con su gran lazo. Pronto se
corrió la voz de que la ratita estaba muy hermosa y todos los animales solteros del pueblo se
acercaron a la casa de la ratita, proponiéndole casamiento. El primero que se acercó a la ratita
fue el gallo. Vestido de traje y muy coqueto, luciendo una enorme cresta roja, dijo
- Ratita, ratita, ¿Te quieres casar conmigo? La ratita le preguntó: ¿Y qué me dirás por las
noches? Y el gallo dijo
- Ki ki ri kiiii, cantó el gallo con su imponente voz. Y la ratita dijo
- No, no, que me asustarás... Y el gallo siguió su camino. No tardó mucho y apareció el cerdo.
- Ratita, ratita, ¿Te quieres casar conmigo? la ratita le preguntó ¿Y qué me dirás por las noches?
– Oinc, Oinc, oinc, gruñó el cerdo con orgullo. Y la ratita dijo:
- No, no, que me asustarás... Y el señor cerdo se marchó. No tardó en aparecer el burro.
- Ratita, ratita, ¿Te quieres casar conmigo? La ratita le preguntó
- ¿Y qué me dirás por las noches?
- Ija, ija, ijaaaa, dijo el burro con fuerza Y la ratita dijo:
- No, no, que me asustarás... Y el burro volvió a su casa por el mismo camino. Luego, apareció el
perro.
- Ratita, ratita, ¿Te quieres casar conmigo? La ratita le preguntó
- ¿Y qué me dirás por las noches?
- Guau, guau, guau, ladró el perro con mucha seguridad Y la ratita dijo:
- No, no, que me asustarás... Y el perro bajo sus orejas y se marchó por las montañas. No tardó
mucho y apareció el señor gato. y le pregunto
- Ratita, ratita, ¿Te quieres casar conmigo? La ratita le preguntó:
- ¿Y qué me dirás por las noches? - Miau, miau, miauuu, ronroneó el gato con dulzura. Y la ratita
dijo:
- No, no, que me comerás... Y el gato se fue a buscar la cena por otros lados. La ratita ya estaba
cansada cuando de repente se acercó un fino ratón.
- Ratita, ratita, ¿Te quieres casar conmigo? La ratita le preguntó:
- ¿Y qué me dirás por las noches?
- Pues me callaré y me dormiré, y soñaré contigo. Y la ratita, sorprendida con el ratón, finalmente
tomó una decisión:
- Pues contigo me casaré. Y así fue como la ratita felizmente se casó con el ratón. Y colorín
colorado, este cuento se ha acabado

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 287
LIBRO DE CUENTOS

Adivina cuanto te quiero

Era hora de dormir.

La liebre pequeña de color de avellana se agarraba fuertemente a las

orejas de la gran liebre de color avellana.

Quería estar segura de que la liebre grande la escuchaba.

“Adivina cuanto te quiero”, le dijo.

“Uf”, no creo que pueda adivinarlo”, contesto la liebre grande.

“Así”, dijo la liebre pequeña abriendo los brazos todo lo que podía.

La gran liebre color avellana tenia los brazos aún más largos: “Pues yo te

Quiero así”, le respondió.

“¡Uy…, cuanto!”, pensó la liebre pequeña.

“Yo te quiero hasta aquí arriba”, contesto la liebre pequeña.

“Y yo te quiero hasta aquí arriba”, contesto la liebre grande.

“¡Que alto…!
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 288
LIBRO DE CUENTOS

¡Ojala yo tuviese brazos tan largos!”, pensó la liebre pequeña.

Entonces tuvo una idea: se puso boca abajo apoyando las patas sobre el

Tronco de un árbol.

“Te quiero hasta las puntas de mis pies”, dijo.

“Y yo te quiero hasta la punta de tus pies”, dijo la liebre grande color

Avellana alzándola por encima de su cabeza.

“Te quiero todo lo alto que pueda saltar”, se reía la liebre pequeña.

Dando brincos arriba y abajo.

“Pues yo te quiero todo lo alto que pueda saltar” sonrió la gran liebre.

Y dio tal brinco que sus orejas rozaron las ramas de un árbol.

“¡Que salto!”, pensó la liebre pequeña.

“¡Como me gustaría saltar así!”

“¡Te quiero de aquí hasta el final de aquel camino, hasta aquel rio a lo

Lejos!”, grito la pequeña liebre.

“Yo te quiero más allá del rio y de las más lejanas colinas”, dijo la liebre

Grande.

“¡Que lejos!”, pensó la liebre pequeña color de avellana.

Tenía tanto sueño que no podía pensar más.

Entonces moro por encima de los arbustos, hasta la enorme oscuridad de la

Noche, nada. Nada podía estar más lejos que el cielo.

“Te quiero de aquí a la LUNA”, dijo la liebre grande.

“Eso está muy lejos”, dijo la liebre grande.

“Eso está lejísimos”.

La gran liebre color de avellana acostó a la liebre pequeña en una

Cama de hojas.

Se quedó a su lado y le dio un beso de buenas noches.

Llego se acercó un poco más y le susurro con una sonrisa:

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LIBRO DE CUENTOS

“Yo te quiero de aquí a la luna…

Y VUELTA.”

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LIBRO DE CUENTOS

EL POLLITO COCORICO

Picotín, picotan. Hoy he merendado un bizcocho muy rico. Bueno, tan


rico como este cuento que hoy les traigo.
La mamá de Cocorico, la mamá gallina, estaba muy contenta con
Cocorico.
Y un día el pollito Cocorico le pidió a su mamá que le hiciera un bizcocho
muy rico. Así que la mamá gallina se dispuso a preparar un bizcocho
muy rico para Cocorico
Pero le dijo
- Para poder hacerlo necesito leña para calentar el horno.
-¡Yo voy!, dijo Cocorico.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 297
LIBRO DE CUENTOS

Y la mamá le dijo:
-“Pero mira, ten cuidado con gato pelao” “que cuando dice tres veces
miau ““es para comer de un bocao.”
Y Cocorico se fue al bosque y fue viendo rama a rama. Y pica, pica fue
recogiendo todas las ramitas, cuando de repente escucho: Marramiau,
Marramiau, Marramiau.
Y Cocorico se quedó sin mover las plumas y dijo
- Ay, no me comas, gato pelao, que soy un pollito muy chiquitito y mi
madre me va a hacer un bizcochito y necesito leña para calentar el
horno.
-“Está bien “, dijo el gato pelao.” No te comeré si me das medio bizcocho.
“Cocorico volvió a casa muy triste y le conto todo a su mamá y ella le dijo
- “Ay, no te preocupes, Cocorico, mira, yo voy a hacer un bizcochito
grande, grande, y le daremos la mitad al gato pelao.
Así queda mamá gallina y Cocorico empezaron a batir huevos por aquí y
huevos por allá, tamizaron harina y luego le echaron azúcar y azúcar, y
azúcar, azúcar, azúcar, azúcar y salió un bizcochote enorme
Cocorico se puso adelante del bizcocho Picoti, picota,
-¡ay!, ¡que rico! Dijo Cocorico Picoti, picota, picoti, picota, picoti, picota,
picoti, picota, ¡Que se lo comió todo!
-¡Pero bueno! Dijo la mamá gallina muy enfadada.
-Cocorico, te lo has comido todo y no has dejado nada para el gato
pelao, y te va a comer de un bocado.
Y en ese momento se escuchó la puerta y apareció el gato pelado en
busca de su medio bizcocho. La mamá gallina y Cocorico se escondieron
dentro de una olla de barro. Y escucharon una voz que decía:

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 298
LIBRO DE CUENTOS

- Marramiau. Soy gato pelao, y estoy oyendo a un pollito, y me lo voy a


comer de un bocao
Y Cocorico estaba muerto de miedo y no dejaba de piar. La mamá de
Cocorico le tapo el pico y lo abrazo. Y Cocorico empezó a temblar de
miedo y con el temblor se empezó a mover la olla de barro y el gato
pelado dijo:
- Marramiau Estoy oliendo un pillito y me lo voy a comer de un bocao.
Y Cocorico siguió temblando dentro de la olla escucharon por tercera
vez encima de la tapa al gato pelado:
-Marramiau. Estoy viendo un pollito y me lo voy a comer de un bocao.
Y en ese momento el gato pelao metió la cabeza dentro de la cazuela de
barro, y Cocorico que ya no podía dejar de respirar hizo:- ¡atchís! Y
estornudo tan fuerte que se rompió toda la vasija de barro en mil
pedazos.
-¡ Ay,! ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, dijo el gato pelao. Por qué los trozos de barro
empezaron a dar en un diente y se lo rompió, le dejaron un ojo morado. Y
el gato pelao salió corriendo de allí por temor a que también le aplastara
el tejado. Y la mamá gallina se puso muy contenta y le hizo a Cocorico
un bizcocho para celebrarlo. Un bizcocho muy rico, pero esta vez
Cocorico sabía que no lo podía comer todo empezó Picoti, picota y partió
el bizcocho en dos, Una mitad para Cocorico, y la otra mitad para su
mamá.
Y colorín colorado, Picoti, picota este cuento se ha acabado.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 299
LIBRO DE CUENTOS

Era Cocorico un pollito chiquito, era tímido y miedoso y de todo se


asustaba….cuando el gavilán volaba sobre el gallinero Cocorico era el
primero que corría muerto de miedo.
-mamá viene el gavilán déjame esconderme dentro de tu alón…
-Cocorico no seas cobarde no es el gavilán ese es un avión.
En el corral todos se burlaban del pobre Cocorico y bromas le gastaban.
-Miau- miau le hacia el gatito…..y corría Cocorico.
-Cua- cua le hacia el patito…y corría Cocorico
-Oinck- oinck le hacia el cerdito…..y corría Cocorico
-Gua -gua le ladraba Sultán y el pobre Cocorico corría sin descansar.
--Corría Cocorico y corrieron los días y sin darse cuenta, Cocorico crecía,
y un día Sultancito el hijo del buldog le hizo una zancadilla y Cocorico se
cayó al lodo; al ver a su hijo todo sucio y maltratado la mamá gallina se
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 300
LIBRO DE CUENTOS

enojó mucho y correteo al grosero perrito para castigarlo, pero el perrito


corrió a pedirle auxilio a su papá el feroz Sultán, guau-guau, ladraba
furioso el buldog ,se echó encima de la gallina y de un mordisco le
arranco las plumas de la cola, Cocorico no pudo tolerar que maltrataran a
su mamá y se engallo decidido…y con bravura y decisión ataco a Sultán
ya l feroz perro le dio Cocorico picotazo en las orejas picotazo en las
costillas le jalo la cola y le hizo cosquillas en todita la barriga y Sultán
huyo vencido.
-Mamá le gane a Sultán y ahora mis amigos me respetaran!!!
-Mi hijo es un buen gallito viva Cocorico.
Fin…
Cocorico cuento infantil mexicano de YouTube.

https://youtu.be/eB_zhBrZkPo

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LIBRO DE CUENTOS

El gato tragón

Había una vez una vieja con un gato, y era un gato que siempre,
siempre, siempre estaba hambriento así que la vieja para almorzar le
preparo una olla grande de papas ,estaba la vieja preparando las papas

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 302
LIBRO DE CUENTOS

cuando el gato no puedo esperar y el gato se comió las papas la olla y a


la vieja….. también,
El gato se fue a pasear y se encontró a un hombre montando un burro y
el hombre le pregunto oye gato ¿porque estas tan gordo? Y el gato le
contesto porque me comí la olla, me comí las papas y me comí a la vieja
y ahora que estoy aquí te voy a comer a ti ¡aum! Y el gato se comió al
hombre y al burro también
El gato siguió paseando en el bosque y se encontró a 5 enanitos uno de
ellos le pregunto oye gato ¿porque estas tan gordo? Y el gato le dijo Por
qué me comí lpapas, ME COMI LA OLLA,ME COMI LA VIEJA ,ME COMI
a un hombre montado en un burro y ahora que estoy aquí te voy a comer
a ti ¡aum! Y el gato se comió al enanito y a los otros 4 también
El gato siguió caminando por el bosque se sintió cansado y se sentó de
bajo de un árbol y se encontró con 5 pajaritos uno de ellos le pregunto
oye gato ¿porque estas tan gordo? El gato contesto porque me comí la
olla de las papas, me comí la vieja, me comí a un hombre montado en
un burro a 5 enanitos y ahora que estoy aquí te voy a comer a ti y ¡aum!
el gato se comió al pajarito y a los 4 también,
El gato se sintió un poquito lleno y vio a una niña y la niña le pregunto
oye gato ¿porque estas tan gordo? por qué me comí la olla de papas ,
me comí la vieja me comí a un hombre sentado en un burro, me comí a
los 5 enanitos, me comí a los 5 pajaritos y ahora que estoy aquí te voy a
comer a ti y ¡aum! Y de un bocado se comió a la niña también
El gato siguió paseando por el bosque pero seguía teniendo hambre se
encontró a una mujer con un rebozo blanco y esa mujer le pregunto oye
gato ¿porque estas tan gordo? El gato le respondió porque me comí la
olla, me comí las papas, me comí la vieja, me comí a un hombre sentado
en un burro, me comí a los 5 enanitos, me comí a los 5 pajaritos, a la
niña y ahora que estoy aquí te voy a comer a ti ¡aum! Y de un bocado se
la comió y al rebozo blanco también

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 303
LIBRO DE CUENTOS

El gato seguía paseando y aun no se sentía tan lleno y se encontró a un


cura con una sotana y el cura le pregunto oye gato ¿Por qué estás tan
gordo? Por qué me comí, la olla, me comí las papas, me comí la vieja,
me comí a un hombre sentado en un burro, me comí a los 5 enanitos, me
comí a los 5 pajaritos a la niña a la mujer con un rebozo blanco y ahora
que estoy aquí te voy a comer ati ¡aum! Y se comió al cura y a la sotana
también

El gato seguía paseando casi se arrastraba la panza por el bosque pero


aún seguía teniendo hambre y se encontró al leñador con una hacha le
pregunto oye gato ¿Por qué estás tan gordo? Por qué me comí la olla,
me comí las papas, me comí la vieja, me comí a un hombre sentado en
un burro, me comí a los 5 enanitos, me comí a los 5 pajaritos a la niña
me comí al cura y ahora me voy a comer a ti ¡aum! Y se comió al
leñador, pero el leñador traía su hacha y con ella le rajo la panza y de ahí
salió el leñador, el cura con sotana ,la mujer de rebozo blanco , la niña
,los cinco pajaritos los cinco enanitos, el hombre sentado en su burro, la
vieja con su olla de papas y la vieja como había pasado mucho tiempo
ahí salió corriendo con mucha hambre con su olla de papas , las puso a
calentar r y……….quien creen que llego , si el gato y es que esta es la
historia de un gato maltes que se cosió la barriga y volvió a nacer. Y
colorín colorado

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 304
LIBRO DE CUENTOS

El pollo pepe come mucha cebada


Por eso tiene una enorme………….BARRIGA

El pollo pepe come mucho, mucho trigo


Por eso tiene un grande y fuerte………..PICO

El pollo pepe come muchísimo maíz


Por eso tiene unas grandes…………PATAS

Pero si crees que el pollo pepe es grande


Mira como es su………..MAMÁ

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 305
LIBRO DE CUENTOS

Veo ,veo un ratón, erase una vez un ratón…….Ratón que te pilla un rato,
ratón que te pillara, si no te pilla esta tarde, mañana te pillara
Este es el ratoncito Mariano que come queso con la mano sin plato le
gusta un rato y sin tenedor mucho mejor ¿a dónde, y va? va a ver el
elefante Samir que no puede dormir…… ti ti ri, ti ti ri, ti ti ri, ti ti ri y en su
camino se encontró con un pingüino
-Hola yo soy el ratoncito Mariano que come queso con la mano sin plato
me gusta un rato y sin tenedor mucho mejor, voy a ver al elefante Samir
que no puede dormir ¿quieres venir?
-Si pero si voy , voy asi tetere, tetere, teteretere
-Que bien por que yo voy ti ti ri, ti ti ri, ti ti ri, ti ti ri
- tetere, tetere, teteretere
Y los dos amigos se encontraron con un mono.
-Hola yo soy el ratoncito Mariano que come queso con la mano sin plato
me gusta un rato y sin tenedor mucho mejor, vamos a ver al elefante
Samir que no puede dormir ¿quieres venir?
-Por supuesto pero si yo voy , voy asi boing boing boing
-Que bien por que yo voy ti ti ri, ti ti ri, ti ti ri, ti ti ri
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 306
LIBRO DE CUENTOS

- tetere, tetere, teteretere


- boing boing boing
Y contentos iban los tres amigos cuando se encontraron con una
serpiente
-Hola yo soy el ratoncito mariano que come queso con la mano sin plato
me gusta un rato y sin tenedor mucho mejor voy a ver al elefante Samir
que no puede dormir ¿quieres venir?
-siiii pero yo si voy, voy asi sssssh ssssh ssssh
Que bien por que yo voy ti ti ri, ti ti ri, ti ti ri, ti ti ri
- tetere, tetere, teteretere
- boing boing boing
- sssssh ssssh ssssh
Ya han llegado, ¿dónde está el elefante Samir?
¡Aquí esta! Y para que el elefante
Samir se pueda dormir le cantan la canción
Un elefante se columpiaba
Sobre la tela de una araña
Como veía que resistía fueron a llamar
Otro el elefante
No, ,no ,no ,más elefantes mas no, que el elefante Samir al fin puede
dormir,pues despacito se fueron ssssshh, boing boing, tetere tetetre titiri
titiri
Porqué este cuento ha llegado a su fin.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 307
LIBRO DE CUENTOS

Madre loable pericotable

Esta es la historia de la madre loable pericotable tatarantable, que tenía


cuatro hijos, Tijo, Cotijo, Petijo y Tarantatijo.
Un dia la madre loable pericotable llamo a sus hijos, ¡Tijo!, ¡Cotijo!,
¡Petijo! ¡Tarantatijo!
Y los mando al monte godante tarantantable, a buscar una liebre gotiebre
pericotieble tatarantieble.
Y fueron los cuatro hijos Tijo, Cotijo, Petijo y Tarantatijo y trajeron la
liebre gotiebre pericotieble tatarantieble.
Y Esta es la historia de la madre loable pericotable tatarantable, que
tenía cuatro hijos, Tijo, Cotijo, Petijo y Tarantatijo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 308
LIBRO DE CUENTOS

CAMUÑAS

Había una vez un brujo que vivía en una casucha vieja que estaba al otro lado
del bosque que había al otro lado de la montaña que se alzaba al otro lado del
rio que corría al lado del pueblo.

Se llama Camuñas porque nunca se corta las uñas y que además las tiene
afiladas como cuchillas. Tampoco es que haga cosas increíbles, es un brujo

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 309
LIBRO DE CUENTOS

normal, suele hacer pociones normales, con ingredientes normales…. Lengua


de sapo, patas de mosquito, mocos de araña.

En las noches de luna llena salía de casa corriendo, atravesaba el bosque, subía
la montaña, bajaba la montaña, saltaba el rio y llegaba al pueblo.

Y como todo malvado que se precie, le encanta hacer de las suyas….en este
caso lo que Camuñas hacia era ir al pueblo cercano a comerse los niños. Le
encantaban todos, gordos, flacos, altos, bajos, rubios, morenos, y pelirrojos.

Una de aquellas noches entro en el pueblo, la luna brillaba blanca y redonda


como una bola de nieve, en una ventana vio a Blanca, que podía ser verde como
un pimiento pero era blanca como su nombre además era astuta como un zorro
y lista como un búho y miraba la luna antes de acostarse.

Camuñas afilo sus uñas y trepo como un gato por el árbol para entrar por la
ventana, entre las ramas y atreves de los cristales vio a la niña dormida, hizo
palanca con la uña del meñique y zaz!!!! La ventana se abrió, muuuy despacio y
sigiloso Camuñas se acercaba a la cama, avanzaba encorvado y con los brazos
extendidos y apretando los dientes, ya muy cerca de Blanca levanto el índice
para cortar su garganta y de pronto……pppppiiiiiiii!!!!!

Se le escapo un pedoooo!!!!

La niña se despertó se froto los ojos y sonriendo exclamo

- vaya el brujo pirujo

-no soy pirujo soy Camuñas que nunca se corta las uñas respondió indignado

- no me tomes el pelo, eres pirujo

-que no, soy Camuñas

-no sabes lo que dices anda mírate las narices

- qué le pasa a mi nariz

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 310
LIBRO DE CUENTOS

-Pues que es grande como una berenjena la nariz del brujo pirujo

- que no soy Camuñas, ¿no quieres verme las uñas?

- que no, que sí que eres cara dura, acaso no ves tu dentadura

-¿que tienen mis dientes?

-son pocos y están podridos son dientes del brujo pirujo

-son mis dientes!!!! Grito el brujo, -soy camuñas acaso no me vez las uñas

-pirujo eres un cabezotas mírate los ojos que no te enteras

-¿qué pasa con mis ojos?

-que son saltones y rojos los ojos de brujo pirujo

-¿estas segura? Pregunto con dudas,-yo creo que soy camuñas

Blanca insistió con paciencia

-no pongas cara de lelo y mírate el pelo

El brujo se quitó el sombrero y casi llorando dijo

-¿qué pasa con mi melena?

- que melena si son cuatro pelos, los pelos del brujo pirujo

El brujo se encogió de hombros se rasco la cabeza y dijo

- A lo mejor si soy pirujo, pero da igual yo venía a comerte


- Estás loco!! Dijo Blanca, no puedes si comer niños, si lo haces te saldrán
granos hasta en el ombligo
- Brujo pirujo no seas pesado y vete a dormir!
El brujo olio a Blanca y como se moría de hambre le dio un lametazo en la
cara, y al momento en la punta de la lengua le salió un grano del tamaño
de una aceituna
- Soy pirujo! soy pirujo, grito
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 311
LIBRO DE CUENTOS

- Vaya que bruto soy que no recuerdo ni mi nombre


Con la cara desencajada salto por la ventana, salió del pueblo, cruzo el rio,
subió la montaña, bajo la montaña, y atravesó el bosque para llegar a casa,
se fue derecho al desván y busco algo en un viejo baúl , tenía que salir de
dudas y entonces vio su nariz grande como una berenjena sus dientes
rotos y podridos y sus ojos saltones y rojos
- Vaya soy pirujo, creía que era Camuñas pues tendré que cortarme las uñas
dijo con resignación
- Y colorín colorado este cuento se ha acabado, porque Blanca con ternura
fue a casa de aquel brujo y le hizo la manicura y para acabar un consejo,
no olvides mirarte de vez en cuando al espejo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 312
LIBRO DE CUENTOS

Este es Felipe y es un cactus redondo y con pinchos, Felipe descendía de una


antigua y conocida familia que le gustaba dar buena imagen y siempre se
comportaban correctamente y su familia tenía todo limpio y ordenado, todos
creían que uno no podía invadir el espacio personal de los demás.
A Felipe le enseñaron a estar calladito, en silencio y lo animaron a que se dejara
admirar, le contaron que un día crecería y tendría una buena posición como su
tío Alfredo el gran cactus del salón de la embajada, pero Felipe pensaba que su
familia se preocupaba por cosas así sin importancia y ninguno se dio cuenta que
lo que quería Felipe era un abrazo, pero su familia no era de esos de los que
daban abrazos, ni besos, ni cariños, ni nada. Así que él deseaba que alguna vez
alguien lo rodeara con sus brazos, aunque fuera una simple mariposa…pero
nunca nadie lo hizo.
Un día Felipe conoció a alguien que era valiente y seguro al final de una cuerdita
y ese era un problema porque se trataba de un globo amarillo, se hicieron
muuuy amigos hasta que un día ocurrió un desastre, el globo se pinchó y fue a
dar al hospital, Por supuesto, su familia estuvo más preocupada del qué dirán
que de los sentimientos de Felipe. Todos le culparon por el accidente con el
globo y le hicieron sentir muy mal. Si antes no le daban cariño, ahora tampoco
iban a hacer una excepción. Felipe no consiguió que nadie le diera un abrazo.
Es más, aunque decidió marcharse de aquel lugar, allá donde iba nadie quería
saber nada de él.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 313
LIBRO DE CUENTOS

Terminó por vivir sin más compañía que la suya propia, intentando convencerse
de que no necesitaba a nadie más.
Durante todo aquel tiempo, Felipe se sintió muy solo.
Pero lo que no sabía era… que alguien más también se sentía solo…como el , era
una piedra que lloraba y Felipe supo inmediatamente lo que necesitaba y así
que se acercó despacio y PUM!! Le dio un gran abrazo.
Se hicieron amigos para siempre y nunca más volvieron a estar solos

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 314
LIBRO DE CUENTOS

La oruga Clementina

La oruga clementina
tejió hilo de seda fina
para hacerse una frazada
amarilla y colorada
después que la termino
toda ,toda se enrolló
y que cosa más curiosa
se transformó en mariposa.

https://youtu.be/1NP22PNBfkI

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 315
LIBRO DE CUENTOS

La cara que tengo yo


parece una casita.

Los pelos de la cabeza,


parece que son las tejas.

Los ojos son dos ventanas,


que se abren cada mañana.

Las pestañas, con muchas ganas,


suben y bajan como persianas.

La boca es la puerta
que siembre tengo abierta ¡Aaaaah!

Las orejas son los balcones,


por donde no entran los ladrones

También tengo una nariz


que es un timbre y hace:

¡Din! ¡Dong! ¡Ring!

Las manos son el bosque


donde mi casa se esconde.

¡Cucú!

¡Si dejo entrar el sol,


aparezco yo!
¡Tras!

Las ilustraciones les sirven de apoyo para entenderlo. En este caso aparece una casita
sin elementos en la fachada para que a medida que se va narrando el cuento, se
vayan incorporando los componentes de la casa imaginando el niño que son las partes
de la cara.

https://youtu.be/128lRMbjL6M

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 316
LIBRO DE CUENTOS

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 317
LIBRO DE CUENTOS

Los animales también bostezan


https://youtu.be/_l5dQblUt3c

El gato tiene sueño


¿Lo ves?
Mira el gato bosteza

La serpiente también bosteza


¡Que lengua más divertida!!

¿Tiene sueño el mapache?


¡Oh sí!
Mira el mapache bosteza

El conejito bosteza silenciosamente


Mira que dientes más divertidos
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 318
LIBRO DE CUENTOS

El cerdito bosteza ruidosamente,


Gruñe un poco
El cerdito está muy cansado

El cocodrilo muestra todos sus dientes cuando bosteza


Y tiene un montón

¿Y el hipopótamo?
El hipopótamo también bosteza
Tres veces

Vamos a la cama zorro ártico


¿Ves como bosteza el zorro ártico?

La tortuga bosteza muy despacio


La tortuga está a punto de irse a dormir

y el niño
¿tambien esta a punto de irse a dormir?

¡Oh si! otro bostezo y….


¡a dormir se ha dicho¡

shhh susurra el búho

TODOS DUERMEN.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 319
LIBRO DE CUENTOS

Ricitos de oro y los tres osos


Hace mucho tiempo, existió una niña hermosa de cabellos largos y tan rubios,
que todos le llamaban Ricitos de Oro. Como era costumbre cada mañana, Ricitos
de Oro se levantaban temprano para recoger flores en el bosque, pero un buen
día, la niña caminó tanto entre los árboles que se perdió. Cansada y triste, Ricitos
de Oro llegó a una cabaña pequeña que se alzaba a los pies de un arroyo, y al
descubrir que la puerta de aquella cabaña se encontraba abierta, decidió entrar.
Una mesa grande ocupaba el centro de la sala, y encima de ella la niña pudo ver
tres tazones de sopa, uno grande, otro mediano y el último, el más pequeño de los
tres. Al ver aquella sabrosa comida, Ricitos de Oro se dispuso a beberla,
comenzando por el tazón más grande de todos.
“¡Qué caliente!” – exclamó con sorpresa la niña, y decidió probar del tazón
mediano. “¡Este también está caliente!” – dijo con pesar

y se dispuso finalmente a saborear la sopa del último tazón, el más pequeñito de


los tres. “¡Este sí que está delicioso!” – repitió una y otra vez con cada bocado
hasta que no dejó una sola gota de la sopa.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 320
LIBRO DE CUENTOS

Cuando terminó de comer, Ricitos de Oro sintió ganas de descansar y descubrió


tres sillas en la esquina de la sala, una grande, otra mediana y la última, la más
pequeñita de las tres.
Al probar la silla grande, descubrió que sus pies no tocaban el suelo, por lo que
decidió sentarse en la silla mediana, pero esta era muy ancha para ella. Por
último, se dejó caer en la silla más pequeñita de todas, pero lo hizo con tanta
fuerza que la rompió.

Dentro de la casita pequeña, también había un cuarto con tres camas. Una grande
y ancha, otra mediana y alta, y una tercera bien pequeñita. Entonces, Ricitos de
Oro quiso probar la cama más grande y ancha, pero era tan dura que desistió al
momento. Seguidamente, saltó hacia la cama mediana y alta, pero esta también
era muy dura para la niña, así que no tuvo más remedio que irse a dormir a la
cama más pequeñita de todas. Como la camita era tan suave, la niña se quedó

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 321
LIBRO DE CUENTOS

dormida en poco tiempo.

Al cabo de las horas, llegaron tres osos pardos. Eran los verdaderos dueños de la
casita: Papá Oso, grande y fuerte, Mamá Osa, mediana y hermosa, y finalmente,
Bebé Oso, pequeñito y saltarín.

Cuando se acercaron a la mesa para desayunar, Papa Oso exclamó sorprendido:


“¡Alguien ha probado mi sopa!”, a lo que Mamá Osa también replicó: “¡Alguien
también ha probado mi sopa!”, y finalmente, el Bebé Oso terminó por decir entre
sollozos: “¡Alguien se ha tomado toda mi sopa!”.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 322
LIBRO DE CUENTOS

Triste y desconsolada, la familia de osos se dispuso a sentarse en las sillas de la


casita, pero al llegar, Papa Oso gritó furioso: “¡Alguien se ha sentado en mi
silla!”, y Mamá Osa tampoco demoró en protestar: “¡Alguien también se ha
sentado en mi silla!”. Sin embargo, la mayor sorpresa fue para Bebé Oso, quien
no pudo contener las lágrimas cuando exclamó: “¡Alguien ha roto mi silla!”.

Los tres osos no sabían ya qué hacer, estaban tan tristes y afligidos que
decidieron acostarse un rato en sus camas para descansar y olvidar lo ocurrido.
Entonces, Papá Oso tumbó su enorme cuerpo en la cama grande y ancha, pero al
instante exclamó: “¡Alguien se ha acostado en mi cama!”.
Mamá Osa, al acostarse en su cama alta y ancha se apresuró a decir: “¡Alguien
también se ha acostado en mi cama!”, pero la mayor sorpresa fue para Bebé Oso,
quién al llegar a su camita, pequeña y suave, chilló con todas sus fuerzas:
“¡Alguien está durmiendo en mi cama!”.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 323
LIBRO DE CUENTOS

Ante tanta algarabía, Ricitos de Oro se despertó asustada, y al ver a los tres osos
mirándola se asustó tanto que salió a toda velocidad por la ventana del cuarto, y
tanto corrió la pequeña niña que en pocos minutos atravesó el bosque y pudo por
fin encontrar el camino de regreso a casa.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 324
LIBRO DE CUENTOS

Ahora mismo Arturo y la verdad no son muy amigos porque hoy ha


pasado estoque ha llevado a esto, La verdad es que Arturo sabía que
había hecho mal porque su mamá le había dicho que no montará en la

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 325
LIBRO DE CUENTOS

bici grande de su hermano Así que su amigo Noé le pregunto qué había
pasado, Arturo trato de retorcer la verdad un poquito una princesa sub
genial me pidió si podía probar la bici de mi hermano nunca había
montado una igual y chocó con el coche de mi mamá ni siquiera se
disculpó
-¡HUUUY! Seguro que tú mamá se enfadara mucho -dijo Noé no era
exactamente lo que Arturo quería oír, Así que cuando su amiga Lula le
pregunto que había pasado Arturo empezó a dispersión nada es la
verdad estaba probando la tesis de mi hermano con un extraterrestre me
pidió si se la prestaba dijo que la necesitaba para volver a su casa para
mí que pensó que podía volar Bush el muro que tú no le hará ninguna
gracia -dijo Lula eso tampoco era exactamente qué Arturo quería oír
Arturo decidió que había tomar medidas más contundentes trato de tapar
la verdad disfrazándola ocultando la ¡pero no había manera de que la
verdad se quedará tapada, disfrazada, oculta!
Así que cuando Feli le preguntará a Arturo que había pasado, Arturo
decidió No hacer caso a la verdad sin más – yo no he tenido nada que
ver.
La bici de mi hermano se transformó en un Robot gigante y el coche de
mamá también hubo una pelea tremenda ¡..Y ganó el coche de mamá! -
¡Qué guay! Seguro que tú mamá se pondrá contenta -dijo Feli, - Hummm,
ojalá – dijo Arturo, -¡Arturo! Era mamá.
Arturo debía enfrentarse a la verdad miro a la verdad a los ojos.
La verdad le sostuvo la mirada – Arturo, ¿No tienes nada que contarme?
– pregunto la mamá. ¿Qué hará Arturo? ¿Qué harías tú? Y Arturo dijo
algo de lo que incluso se sorprendió.... -¡He sido yo! Lo he hecho yo
perdón.
Y no pasó nada del otro mundo aunque a mamá no le gusto lo del coche
y la bici, se alegró de que Arturo le hubiera dicho LA VERDA. Así que lo
que empezó con mal pie por Arturo termino lo más bien y ahora, Arturo y
la verdad son muy amigos

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 326
LIBRO DE CUENTOS

Iba el pequeño Pepincho de la familia Repúa al bosque en busca de amigos.


Andaba muy despacito, pensando, triste y con dudas: ¿Querrá alguien jugar
conmigo?

-Mis pinchos son un espanto. ¡Cuántas púas! ¿Para qué? ¿Tendré cien? ¿O
ciento y tanto? ¿Así quién me va a querer?

De repente, tras un pino, se asomó el zorro Rufino, que, del morro hasta los
pies, le hizo un examen muy fino.

-¡Qué bonitas son tus púas!

-le dijo con interés.

Él se puso colorado.

-Muchas gracias, ¡qué corté!

Y se dijo alborozado: ¡Un amigo ya encontré! Pepincho estaba feliz. ¡Nos


quedaremos jugando! ¡Qué bonita es su nariz! Pero… ¿cómo? ¿Está llorando?

-¡Ay, pobrecito de mí! ¡Aaaaay, qué gran amargura! Se me ha roto el calcetín ¡y


no tengo ni una aguja! ¡Ay!, si tuviera una púa para poderlo zurcir…

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 327
LIBRO DE CUENTOS

El erizo, que era majo, echó mano a sus espinas, eligió la de la esquina ¡y tiro
fuerte hacia abajo!

Tras la gran escabechina, sonrió con gran trabajo.

-Toma, zorrito, una púa. ¿Puede servir de agu..?

-Gracias- le dijo Rufino. Y se fue por donde vino.

Qué lástima que Rufino hoy tuviera tanta prisa…

Siguieron por su camino el erizo y su sonrisa.

De repente lo saluda una montaña peluda que resultó ser Inés, una gran perra
peluda.

-¡Qué bonitas son tus púas!

-dijo Inés con interés.

Él contestó sonrojado:

-Muchas gracias, ¡qué cortés! Y se dijo entusiasmadísimo: ¡Otra amiguita


encontré!

La miró desde muy cerca: Media nariz, media lengua, cero dientes, ¡menos mal!,
tres toneladas de greñas, ¿y los ojos?, ¿dónde están?.

-Con estas largas melenas yo ya no puedo vivir: los pelos me hacen cosquillas y
veo el mundo muy gris. Si tuviera unas horquillas…

Para quitarle la pena él se apresuró a decir:

-Yo tengo púas sencillas, quizá te puedan servir…

Inés se marchó en seguida, él siguió andando también. Jugaremos otro día, no


tiene tiempo esta vez…

Se paró de pronto al ver, bajo dos grandes orejas, dos ojos fijos en él.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 328
LIBRO DE CUENTOS

Eran del conejo César.

Uy, ¿Qué mira?, ¿qué tendré?

-¡Qué bonitas son tus púas!

-dijo al fin con interés.

Pepincho estaba asombrado.

-Muchas gracias, ¡qué cortés!

Para sí pensó admirando: ¡¡Y con este ya van tres!!

-Además, parecen fuertes, y me irán fenomenal para limpiarme estos dientes.


Es que al comer hierbecillas, entre las dos paletillas algo se suele quedar.

Luego el conejo calló, pero lo miró insistente.

Pepincho se quitó dos:

-Toma, ¿tendrás suficientes?

Como el conejo se fue, siguió Pepincho el camino.

¡No me lo puedo creer! ¡Tengo tres nuevos amigos!

¡Uy, qué susto! De repente, en el medio del camino se cruzó una gran
serpiente… ¡Ah, que no! ¡Que era Rufino!

-¡Dame más agujas, anda! ¡Para acabar mi bufanda! ¡Dame! ¡Dame más, amigo!
Y un día te haré un abrigo.

-¡Y qué tal el calcetín?

-¿Qué calcetín? ¡Ah! Bien, gracias.

Al poco tiempo de irse Rufino oyó unos ladridos.

-¡Qué suerte, al fin te he encontrado¡ ¿Me queda bien mi peinado? ¡Necesito


otras poquitas! ¿Y si me pongo trencitas?
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 329
LIBRO DE CUENTOS

-Pues... tú misma, las que quieras…

-¡Una para cada patita!, ¡un par para las orejas!, ¡cuatro para la colita!, ¡y una
para la cabeza!

Dando gritos desde lejos vino corriendo el conejo:

-¡Es urgente, muy urgente! ¡Ay, madre, lo que me pasa! Diez invitados en casa…
¡Necesito mondadientes!

Pues ya lo veis: solo hay seis.

Se fue el conejo enfadado, dando saltos, ¡ofendido! ¡Cuatro de sus invitados no


iban a tener palillo!

Pepincho estaba cansado. Y además muerto de frío.

Caminó buscando al zorro, ¿no le prometió un abrigo?

-¿Tú quién eres?- dijo el morro que asomó medio dormido.

-Perdón si te he despertado, ¡es que estoy muerto de frío!

-Te haré un abrigo barato. Por ser tú, precio de amigo. Cerró los ojos y al rato ya
volvió a quedarse frito.

Y ahora ¿qué voy a hacer? Ya sé, ¡me ayudará Inés! La encontró frente al espejo:

-Si te sobran unos pelos, podría hacerme un jersey.

-Ay, calvete, mal momento, ando ocupada, ¿no ves? Y quedó viendo el reflejo.

Así me resfriaré… ¡Iré a casa del conejo!

Cuando entró Águila en escena, vio que lo del resfriado no era su mayor
problema.

Lo estoy siguiendo hace un rato y este animal no me suena, y aunque es un


bicho muy raro la carne parece buena… ¡Y, total, no he merendado!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 330
LIBRO DE CUENTOS

Llegó corriendo a la cueva, temblaba y no era de frío.

-¡Socorro! ¡Estoy en un lío! ¡Por favor, abre la puerta!

-¿Quién eres? - preguntó César.

-¡Pepincho! – No hubo respuesta.

Tuvo una idea, una sola. Tratar de hacerse bola, como mamá le enseñó. Pero al
rato comprobó que, sin púas, no funcionaba.

¡Aún parece más sabrosa esta albondiguilla rosa!

¡Esto no puede ir peor! ¡Adiós, mundo! ¡Se acabó!

Cuando parecía el fin llegó de pronto la ayuda.

-¡Corre, aprisa! ¡Ven aquí!

-dijo Rauda, la tortuga-.

¡Ponte debajo de mí! ¿No eres Pepincho Repúa? ¿Cómo has acabado así?

-¡Regalé todas mis pinchos!

- le respondió avergonzado-.

Por miedo a ser rechazado decía a todo que sí. Quería tener amigos, ¡pero me
olvidé de mí!

-Estas son cosas que pasan, ¡así puedes aprender! Te acompaño hasta tu casa.
Paciencia habrás de tener!

De púa y caparazón y decir que sí o que no trató la larga, larga, larga muy larga
conversación.

Rauda lo dejó en su cueva y Pepincho se quedó soñando con púas nuevas, que
cuidaría mejor. Días y meses durmió, metido en su madriguera. Y al llegar la
primavera, ¿queréis saber qué pasó?

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 331
LIBRO DE CUENTOS

¡Oh, qué bien!, ¡tiene pinchitos! ¿Tendrá cien? ¿O ciento y tanto? V a contento
paseando por el camino del charco cuando se encuentra un Sapito que se le
queda mirando.

-¡Tus púas son muy bonitas!

-le dice con interés.

-Hoy las estoy estrenando, muchas gracias, ¡qué cortés!

-Son como doraditas… ¡Me van a quedar muy bien!

-Dame diez pinchos de nada y tu amiguito seré. Una corona me haré… ¡Como de
rana encantadora!

Pepincho primero calla. ¿Qué puedo hacer esta vez?

Respira profundamente y responde con valor:

-Lo siento, los necesito yo. Los pinchos a los erizos nos sirven de protección.

¿Qué contestará Sapito? ¿Se enfadará con Pepincho por haber dicho que no?

-¡Vaya, pues no lo sabía! ¡Claro, los has de cuidar! Yo con corona… ¿qué haría?
¡Se me caería al nadar!

Luego les entra la risa y no pueden casi hablar.

Y al fin le dice Sapito:

-¿Quieres quedarte a jugar?

-¡Te enseño a hacerte una bola!

-¡Y yo te enseño a cantar!

fin

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LIBRO DE CUENTOS

Había una vez en el país de los elefantes... una manada en que las

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LIBRO DE CUENTOS

elefantas eran suaves como el terciopelo, tenían los ojos grandes y


brillantes, y la piel de color rosa caramelo. Todo esto se debía a que,
desde el mismo día de su nacimiento, las elefantas sólo comían
anémonas y peonias. Y no era que les gustaran estas flores: las
anémonas- y todavía peor las peonias- tienen un sabor malísimo.
Pero eso sí, dan una piel suave y rosada y unos ojos grandes y brillantes.
Las anémonas y las peonias crecían en un jardincillo vallado. Las
elefantitas vivían allí y se pasaban el día jugando entre ellas y comiendo
flores. “Pequeñas”, decían sus papás, “tienen que comer todas las
peonias y no dejar ni sola anémona, o no se harán tan suaves como sus
mamás, ni tendrán los ojos grandes y brillantes, y, cuando sean mayores,
ningún guapo elefante querrá casarse con ustedes”. Para
volverse más rosas, las elefantitas llevaban zapatitos color de rosa,
cuellos color de rosa y grandes lazos color de rosa en la punta del rabo.
Desde su jardincito vallado, las elefantitas veían a sus hermanos y a sus
primos, todos de un hermoso color gris elefante, que jugaban por la
sabana, comían hierba verde, se duchaban en el río, se revolcaban en el
lodo y hacían la siesta debajo de los árboles. Sólo Margarita, entre todas
las pequeñas elefantas, no se volvía ni un poquito rosa, por más
anémonas y peonias que comiera. Esto ponía muy triste a su mamá
elefanta y hacía enfadar a papá elefante. “Veamos Margarita”, le decían,
“¿Por qué sigues con ese horrible color gris, que sienta tan mal a un
elefantita? ¿Es que no te esfuerzas? ¿Es que eres una niña rebelde?
¡Mucho cuidado, Margarita, porque si sigues así no llegarás a ser nunca
una hermosa elefanta!” Y Margarita, cada vez más gris, mordisqueaba
unas cuantas anémonas y unas pocas peonias para que sus papás
estuvieran contentos. Pero pasó el tiempo, y Margarita no se
volvió de color de rosa. Su papá y su mamá perdieron poco a poco la
esperanza de verla convertida en una elefanta guapa y suave, de ojos
grandes y brillantes. Y decidieron dejarla en paz. Y un buen día,
Margarita, feliz, salió del jardincito vallado. Se quitó los zapatitos, el
cuello y el lazo color de rosa. Y se fue a jugar sobre la hierba alta, entre
los árboles de frutos exquisitos y en los charcos de barro. Las
otras elefantitas la miraban desde su jardín. El primer día, aterradas. El
segundo día, con desaprobación. El tercer día, perplejas. Y el cuarto día,
muertas de envidia. Al quinto día, las elefantitas más valientes
empezaron a salir una tras otra del vallado. Y los zapatitos, los cuellos y
los bonitos lazos rosas quedaron entre las peonias y las anémonas.
ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 334
LIBRO DE CUENTOS

Después de haber jugado en la hierba, de haber probado los riquísimos


frutos y de haber comido a la sombra de los grandes árboles, ni una
sola elefantita quiso volver nunca jamás a llevar zapatitos, ni a comer
peonias o anémonas, ni a vivir dentro de un jardín vallado. Y desde aquel
entonces, es muy difícil saber viendo jugar a los pequeños elefantes de
la manada, cuáles son elefantes y cuáles son elefantas, ¡¡ Se parecen
tanto!!

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LIBRO DE CUENTOS

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LIBRO DE CUENTOS

El elefante llego al rio. Sus patas


Se hundieron en el barro, sintió
El fresquito y cerró los ojos de placer.
Luego metió la trompa en el agua y
Bebió despacio.
¡Qué rica! ¡Qué bien se está aquí!
¡Qué rica tranquilidad!

Entonces se escuchó un sonido desagradable


El elefante miro al rio y vio como una gran
Burbuja se deshacía y dejaba escapar un pedo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 337
LIBRO DE CUENTOS

El pedo enorme de un enorme hipopótamo


Que en ese instante sacaba la cabeza del agua.

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LIBRO DE CUENTOS

El elefante pensó que el hipopótamo era un


Cochino, aunque le había hecho gracia el
Pedo submarino.
Adémas, el llevaba unos minutos sintiendo
Un dolorcillo en su enorme barrigota y,
Mirando al hipopótamo, soltó un pedo
Gigante que sonó como un trueno pequeño

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 339
LIBRO DE CUENTOS

Los dos gorditos animales se rieron un buen rato,


Hasta que apareció una jirafa que, sin mirarlos, se
Acerco para beber cuando bajo la cabeza y
Estiro el cuello, levanto el trasero y, claro, se le
Escapo un pedo un pedo que no fue demasiado potente, pero sí muy
largo,

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 340
LIBRO DE CUENTOS

En ese mismo instante, un mono algo


Locuelo se colgó boca debajo de la rama
De un árbol y, entre risas, exclamo:

-¡Que variedad de pedos! ¡Son ustedes


Unos maestros en la música de viento!
La jirafa se puso colorada.

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LIBRO DE CUENTOS

-Se me ha ocurrido una idea


Al escucharlos- siguió el
Mono-. Podríamos celebrar
Un concurso de pedos.

Los tres animales se miraron.


Y entonces se escuchó la voz
Ronca del cocodrilo:
-Muy bien. Yo seré el jurado.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 342
LIBRO DE CUENTOS

El mono desapareció entre los arboles gritando:


-¡Mañana!,!concurso de pedos! En el rio, a
Mediodía, ¡concurso de pedos!
En unos minutos, todos en la selva se
Había enterado.

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LIBRO DE CUENTOS

Al día siguiente, antes de la hora, algunos


Animales ya rondaban la orilla del rio.
El mono locuelo comenzó a gritar:
-¡Ya es mediodía!

El cocodrilo se deslizo hasta la orilla y proclamo:

-¡Que comience el concurso!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 344
LIBRO DE CUENTOS

El rinoceronte se colocó en medio de todo y, sin decir Nada, soltó un


sonoro pedo. No fue un estallido, pero se podía decir que era un pedo
grande, tan grande como el mismo rinoceronte. Todos los animales
aplaudieron Muchísimo. El rinoceronte estaba muy contento.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 345
LIBRO DE CUENTOS

El hipopótamo, dentro del rio, cerró un poco


Los ojillos, movió sus orejas y soltó una bomba
Submarina, una gorda burbuja que estallo dentro de él.
El aplauso fue espectacular.
El hipopótamo sonreía de placer.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 346
LIBRO DE CUENTOS

En ese momento llego la cebra y dijo:


-Espero que sepan valorar la diferencia
De tamaño entre los participantes y
No me comparen con el pedo de un
Rinoceronte. Seguro que sabrían apreciar
La delicadeza de mi intervención.
Entonces, solo una serie de pequeños
Pedos de la misma duración, como si

Fueran petardos.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 347
LIBRO DE CUENTOS

Tras los grandes aplausos a la cebra, le tocaba a la


Gacela, que estaba algo nerviosa. Cuando vio como el
Leopardo la miraba, sonreía y se relamía los bigotes, la pobre no se pudo
aguantar y soltó una pequeña pelotilla.
-¡Descalificada! – Dijo el cocodrilo-, esto es un
Concurso de pedos.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 348
LIBRO DE CUENTOS

El gorila golpeándose el pecho, consiguió


Un gran silencio. Se giró lentamente
Mirando a todos los animales y, entonces,
Soltó un pequeño pedo. Casi no se oyó.

Nadie aplaudió
Un pequeño erizo dijo:
-Pedo pedito no es de gorila, es de monito

Todos estallaron en carcajadas.

El gorila, avergonzado, se apartó rápidamente.


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LIBRO DE CUENTOS

En ese momento llego el león empujando a la leona.


-¡Que no-protestaba ella-.Aunque seas el rey de la
Selva no puedes pedirme eso. Tú eres el de los grandes pedos. Si te da
vergüenza, te aguantas. Y si quieres ganar este ridículo concurso, el
pedo te lo tiras tú.

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LIBRO DE CUENTOS

El elefante aprovecho la ocasión y se situó en


El centro. Apretó la barriga y soltó un enorme,
Descomunal, estereotipó, monstruoso…Un pedazo de
Pedo que provoco una tremenda conmoción.

Cuando terminaron los aplausos, el cocodrilo cerró


Los ojos. Un poco después los abrió y dijo:

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 351
LIBRO DE CUENTOS

-Después de una intensa y complicada reflexión, el


Jurado ha decidido que…No puedo terminar. En este momento se
escucho un sonido tremendo, el eco de un cañonazo, el cielo
rompiéndose, la tierra gritando, los ríos llorando…Se escuchó el pedo
más grande, poderoso y tremebundo que nunca antes se había podido
oír en todo el mundo.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 352
LIBRO DE CUENTOS

Todos los animales, asombrados,


Se dirigieron hacia el origen de
Aquel sonido tan extraordinario.
Fue el rinoceronte el que,
Apartando un arbusto, descubrió
El origen del pedo más descomunal
Que nadie hubiera oído jamás.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 353
LIBRO DE CUENTOS

Allí estaba un ratoncillo, frotándose la barriga.


-¿Has sido tú el del pedo?-pregunto el cocodrilo.
-¿tu? ¿Has sido tú?- insistieron el león, la gacela, el elefante y el
rinoceronte, la jirafa y el mono.
-No es posible-coreaban los animales.
El pobre ratoncillo muy avergonzado, comenzó a temblar.
¿Qué le importaba a nadie si se había tirado un pedo o no?

Pero como seguían insistiendo y preguntando


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LIBRO DE CUENTOS

Tanto, el ratoncito no pudo aguantar más y grito


Todo lo que pudo con su vocecilla de roedor:
-Sí, he sido yo. ¿No puede uno tirarse un pedo si le duele la barriga?

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 355
LIBRO DE CUENTOS

El mono concluyo:
-el pedo de ratón, ¡pedo campeón!
Y todos se echaron a reír.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado
¡Fin!

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 356
LIBRO DE CUENTOS

-¡Arriba, Néstor! ¡Qué niño más lento!

Tam, tam, tam, oye Néstor, y se levanta a su ritmo, pasito a pasito.

-¡Por favor ya acábate el desayuno! ¡Qué niño más lento!

Tam, tam, tam, oye Néstor, y desayuna a su ritmo, paso a pasito.

-¡Llegamos tarde al colegio! ¡Pero qué niño más lento!

Tam, tam, tam, oye Néstor, y camina a su ritmo, paso a pasito.

ESTE LIBRO PERTENECE A LA MAESTRA ANDREA YANETH SANTIAGO MORALES Página 357
LIBRO DE CUENTOS

-¡Pasa el balón Néstor! ¡ Qué niño más lento!

Tam, tam, tam, oye Néstor, y juega a su ritmo, pasito a pasito.

Pero un día el tam, tam, tam, desaparece.

Néstor oye a su madre…

También a su padre y su hermana.

Oye a la maestra y a sus compañeros de clase.

¡QUÉ NIÑO MÁS LENTO!

Néstor ya no se levanta temprano, no desayuna, no va al colegio, no juega con


sus amigos. Se vuelve un niño triste, enojón y de color gris.

Hasta que un día, oye de nuevo un tam, tam, tam muy bajito… pero ¿De dónde
viene?

Viene de un lugar inmenso donde todo marcha a su propio ritmo.

Tam, tam, tam, escucha. Tam, tam, tam, responde. Y continúa a su ritmo, paso a
pasito.

FIN

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