Martnez Del Cubo Nuria TFG Psicologa
Martnez Del Cubo Nuria TFG Psicologa
Martnez Del Cubo Nuria TFG Psicologa
UNIVERSIDAD DE JAÉN
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Yoga y meditación:
Cambios en el cerebro
Dpto.: Psicología
1 Junio, 2020
Índice
Resumen/Abstract………………………………………………………….……..………....... 3
Introducción……………………………………………………….………………...……..…. 4
4. Conclusiones....……....…...…………………………………………………………...…... 38
5. Bibliografía…...……..………………………………………………………….………......39
2
Resumen
La salud es un tema que preocupa por igual tanto al campo de la ciencia como a la
sociedad en general. Son muchos los estudios que han permitido descubrir la relación entre
cambios cerebrales y conducta, tanto factores genéticos como ambientales influyen en el curso
de una enfermedad y la calidad de vida de quién la padece. Se ha descubierto que algunas
técnicas de pranayama (ejercicios respiratorios), asanas (posturas) o meditación (toda una
amplia gama), incluidos en la práctica de yoga, aumentan la metaconciencia, la capacidad
cognitiva y retrasan el deterioro de algunas estructuras como el hipocampo y la amígdala.
Además, puede influir en la regulación del sistema nervioso autónomo, la homeostasis o los
niveles de neurotransmisores monaminérgicos, interviniendo en procesos como el sueño, la
digestión y alteraciones afectivas o del comportamiento. El yoga se presenta a priori, como una
herramienta accesible, adaptable y económica a tener en cuenta.
Abstract
Health is an issue that concerns both the field of science and society in general.There
are many studies that have revealed the relationship between brain changes and behavior, both
genetic and environmental factors influence the course of a disease and the quality of life of
those who suffer from it. Some techniques of pranayama (breathing exercises), asanas
(postures) or meditation (a whole wide range), included in the practice of yoga, have been found
to increase metaconsciousness, cognitive ability and delay the deterioration of some structures
such as the hippocampus and the amygdala. Furthermore, it can influence the regulation of the
autonomic nervous system, homeostasis or the levels of neurotransmitters monoaminergic,
intervening in processes such as sleep, digestion and affective or behavioral changes. Yoga is
presented a priori, as an accessible, adaptable and inexpensive tool to consider.
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Introducción
Si hay una razón para que el siglo XXI deba pasar a la historia, es sin duda su alta
representatividad en cuanto a avances tecnológicos y científicos. La revista Science define el
pasado año 2019 como “un año muy movido a nivel científico, en el que la humanidad ha
avanzado a pasos agigantados tanto en la comprensión del universo, como sobre el origen del
hombre” (Ingrassia, 2019). Descubrimientos como el origen de organismos multicelulares o
los medicamentos encontrados en la lucha contra el ebola; la realización de una fotografía a un
agujero negro, o la posibilidad de viajar a miles de kilómetros de la tierra gracias a la Nasa, son
algunos ejemplos de ello.
Sin embargo y en contraste, es, en este siglo, cuando la ciencia, la medicina y la
psicología se enfrentan con una realidad mesurable y alarmante. Frente al espejo de una
población envejecida, converge un aumento de población con enfermedades crónicas
(hipertensión arterial (19,8%), colesterol elevado (17,9%), obesidad (17,4%) y (7,8%) diabetes)
(Figura 1).
Figura 1. Aumento de las enfermedades crónicas en %. 1993-2017.
4
Figura 2. Dificultades para mayores de 65 años expresado por rangos.
5
Capítulo 1. Yoga y meditación: Origen y Filosofía
Hace falta viajar en el tiempo hasta el año 2.500 antes de Cristo para encontrar en los
Vedas, una amplia colección de escrituras de la India, y de forma más concreta, en su última
parte, los Upanishads, las primeras referencias al yoga y su filosofía, la filosofía Vedanta. En
esta filosofía, sobresale la idea de una realidad o conciencia absoluta conocida como Brahman
o creador que subyace en el universo entero (Lidell, Narayani y Rabinovitch, 1983).
En este sentido, la conciencia universal representa el estado más elevado de conciencia,
y se adquiere cuando el hombre se identifica con su auténtico “Yo”. A través de la evolución de
la mente, el hombre camina hacia un estado en el que no existe dualidad, ni objeto ni sujeto,
donde el conocedor, el conocimiento y lo conocido son todo una misma cosa. De esta forma, el
yogui libera al espíritu o alma de la dolorosa idea de separación y se desvincula de la ilusoria
relatividad del tiempo, el espacio y la causalidad.
Así, la esencia del Yoga puede percibirse en su definición: “Yoga” significa unión, y se
refiere a la cohesión del ser o conciencia individual (el sí mismo) con la conciencia universal
(el todo). Su filosofía sostiene que hombres, animales, árboles y tierra son uno, de manera que
no puede el hombre dañar a la naturaleza sin resultar dañado él también (Devananda, 1974). En
la rueda de la vida y la muerte se representa el continuo de nacimiento y muerte en la que el
hombre queda atrapado hasta evolucionar al Ser (Foto 1).
Para conseguir sus objetivos el Yoga cuenta con cuatro sendas o caminos principales:
1.-Karma Yoga, conocido como el yoga de la acción desinteresada; 2.- Bhakti Yoga, es el
camino de la devoción y la entrega motivada por el amor; 3.- Jñana Yoga, es el Yoga del
conocimiento o la sabiduría y 4.- Raja Yoga, es la ciencia del control físico y mental, que ofrece
un método global para controlar los procesos de la razón y convertirlos en energía mental, física
y espiritual ( Lidell et al., 1983).
Foto 1. Rueda de vida y muerte
La rueda de la vida y la muerte simboliza el ciclo de
la existencia:
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1.1 Las Ocho Etapas del Raja Yoga
En “The New Book of Yoga” (El Nuevo Libro de Yoga) (Lidell et al., 1983), se describe
un secuencia de ocho hitos o etapas que sirven de guía al neófito en el aprendizaje del yoga y
lo va introduciendo en el conocimiento de los distintos aspectos bajo los que se enmarca el más
practicado entre todos los tipos de yoga; el Raja Yoga (Yoga de las ocho etapas).
Esta secuencia o escalera de ocho etapas por los que ha de pasar cualquier persona que
busque la liberación de la enfermedad de la mente y el cuerpo son:
(1) Yamas: (Restricciones)
Nos ofrece una visión sobre nuestra relación con nosotros mismos a través de una serie de
limitaciones que pretenden destruir nuestra naturaleza inferior. Son 5:
1. Ahimsa: No violencia, no agredir o hacer daño físico, mental o verbalmente.
2. Satya: Veracidad; se contempla la mentira sólo en aquellos casos en que decir la
verdad haga daño y esa mentira no vulnere ningún derecho fundamental.
3. Brahmacharya: Control de los sentidos, enfocada en lo divino, el amor
Universal, la mente se aleja de los deseos y necesidades de los sentidos.
4. Asteya: No robar, codiciar ni ser celoso de lo ajeno.
5. Aparigraha: No aceptar sobornos ni regalos que impliquen coacción o
manipulación.
(2) Niyamas: (Observaciones)
Se refiere a nuestra relación con el mundo exterior, sirven de pautas preliminares ante cualquier
situación o acontecimiento (5):
1. Saucha: Pureza externa e interna.
2. Santosha: Contentamiento en las distintas situaciones y experiencias.
3. Tapas: Austeridades, o sencillez, reducir las necesidades, contener a la mente
cuando se vuelva caprichosa para reducir la esclavitud hacia los objetos.
4. Swadhyaya: Estudio de las escrituras.
5. Ishwara-pranidhana: Rendición del ego, adoración de lo Divino.
Las Yamas y Niyamas juntas reflejan un alto comportamiento moral, y una conducta
respetuosa con todo lo que nos rodea, personas, animales, cosas. Así, en esa armonía la mente
se eleva y purifica para la meditación profunda.
(3) Asanas: (Asiento o postura inmóvil.)
Las asanas se dividen esencialmente en dos grupos: Posturas de meditación (4),
padmasana, siddhasana, Swatiskasana y sukasana (foto 2) o posturas culturales (foto 3).
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Foto 2. Padmasana
Padmasana, también llamada la postura del loto es una de
las asanas indicadas para meditación.
Fuente: Blog.fiatc.es
(4) Pranayama: (Control de la energía vital)
Corresponde a un conjunto de ejercicios respiratorios que mejoran la capacidad
pulmonar, ayudando al equilibrio y regulación de los niveles internos de oxígeno y dióxido de
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Carbono. Entre los más comunes está Kapalabatti (se realiza la exhalación de gran cantidad de
aire) y Anuloma Viloma o respiración alterna (fotos 4,5). Además de los beneficios físicos,
aporta un estado de calma mental que sirve de preparación a la meditación. Los practicantes de
yoga lo llaman manejo de la energía vital porque “prana” en sánscrito significa energía.
9
1.2 Los Cinco puntos del Yoga
Sin embargo, el principiante que no se vea con la suficiente capacidad o ánimo para
enfrentarse a las dificultades de una completa y verdadera vida de yogui puede sin duda
apoyarse en cinco sencillos pasos y disfrutar de sus beneficios para acrecentar su calidad de
vida; Los cinco puntos del yoga (Devananda, 1974):
1. La relajación adecuada:
Cualquier persona que se levante temprano por la mañana para comenzar a realizar un
trabajo, sea del tipo que sea, va a provocar en su organismo un considerable gasto energético
con su correspondiente sensación de cansancio al final de la jornada. Tanto las acciones como
las emociones o los pensamientos suponen un gasto de energía y cierto grado de tensión. La
relajación está indicada para liberar tensiones y reparar energía, ofreciendo una sensación de
descanso y bienestar. Además enfría el organismo tras un trabajo físico y mental excesivo, y
ayuda así a recargarlo de forma natural
2. La respiración adecuada:
El cuerpo almacena su gran potencial de energía en el plexo solar, a través de ejercicios
respiratorios específicos (pranayama) libera esta energía y se fortalece física y mentalmente.
3. El ejercicio adecuado:
Las asanas (posturas) son el principal medio para influir metódicamente sobre todas las
partes del cuerpo, músculos, articulaciones, columna y huesos, tendones, fascias... Estirando,
tonificando y manteniéndolos flexibles, de forma moderada, se consiguen los beneficios de
cualquier otro ejercicio, a la par que aumenta la cantidad y el tiempo de duración de oxígeno
en la sangre sin que el corazón o el sistema nervioso tengan que sufrir por ello ninguna
alteración.
4. La dieta adecuada:
Nutritiva y equilibrada, a base de alimentos naturales y frescos, ideal para prevenir las
enfermedades y fortalecer la salud. La dieta yóguica es fundamentalmente vegetariana por
respeto a las escrituras (Ahimsa, no matar).
5. El pensamiento positivo y la meditación:
La verdadera meditación consiste en liberarse de las garras de los sentidos y de la mente
inferior. Por definición es trascendental, osea, se trata de trascender los temores, deseos,
ansiedades y emociones negativas. Es un estado donde no hay dualidad ni conciencia de cuerpo
o mente. El conocedor se funde con el conocimiento y lo conocido, ahí radica su belleza
(Devananda, 1974).
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1.3 Hatha Yoga y Actualidad
Aún cuando el yoga no fue concebido como una terapia, se han encontrado evidencias
de que sus técnicas benefician tanto al cuerpo como a la mente y aumentan la capacidad de
resistencia del sistema inmune. La modalidad de Yoga más extendida actualmente en América
y Europa se conoce con el nombre de Hatha Yoga o Yoga Físico y mental y está incluido en el
Yoga de las ocho etapas (Raja Yoga).
No hay límite de edad para la práctica de Yoga, niños, adolescentes, adultos y mayores
pueden beneficiarse de sus técnicas adaptándolas previamente, a la etapa de vida en la que se
encuentre y sus posibilidades cuando comience la práctica. Los ejercicios físicos y respiratorios
junto con la relajación van a mejorar tanto el sistema nervioso como el respiratorio o el
endocrino, sin olvidar el osteolocomotor.
Además de las asanas y pranayama, el hatha yoga incluye técnicas de limpieza del
cuerpo (shatkarmas o Kriyas) y técnicas de aprovechamiento de la energía (mudras o bhandas).
Estas técnicas centradas en la atención, se indican para prevenir desórdenes, regular las
funciones corporales, estabilizar principios vitales y desarrollar la conciencia.
A nivel psicológico, el yoga funciona como una toma de conciencia de las sensaciones
corporales y las emociones, el yogui aprende a descubrir sus condicionamientos internos, el
caos y la confusión de su mente, los observa imparcialmente y los transforma. Para los yoguis
la enfermedad es una ruptura del equilibrio energético, debido a malos hábitos, pensamientos
nocivos o actitudes desequilibradas (Calle, 2011).
En E.E.U.U lo practican más de veinte millones de personas por distintas razones,
aumento de energía (66%), para mejorar la respuesta inmune (50%), como mantenimiento de
la salud y prevención de enfermedades (28%), dolor de espalda (20%), artritis (6%) y estrés
(6%), estando considerado como una modalidad asequible para aliviar estas situaciones a un
bajo costo.
A través de esta conexión cuerpo-mente, la práctica de yoga ha sido contemplada como
una modalidad de tratamiento para el dolor segura y efectiva en personas con dolor crónico y
persistente que habitualmente suelen huir de tratamientos que exigen movilidad por la ansiedad
que les genera (Rivest y Boudrias, 2019).
En estudios recientes se ha comprobado que la meditación reduce la actividad cerebral.
Aunque hay estudios que comparan la meditación con el descanso, otros sin embargo han
contrastado los resultados entre grupos control en reposo y los patrones de actividad de
meditadores (Garrison, Zeffiro, Scheinost, Constable y Brewer, 2015).
11
Capítulo 2. Cambios Neurobiológicos y conductuales derivados del Yoga
Fuente: lifeder.com
12
Para poder replicar los resultados que confirmaran que los cambios en materia gris son
dependientes de la práctica de yoga y que a su vez, estos cambios estaban condicionados con el
tiempo de práctica semanal, la experiencia en años y la edad de los practicantes, se realizó un
estudio tomando población para un grupo yoga y para un grupo control con el comparar los
resultados obtenidos a través de imagen de resonancia magnética.
La Junta de Revisión Institucional de la Universidad McGill aprobó el estudio en el que
participaron 14 practicantes de yoga con experiencia (datos obtenidos de la población descrita
en el estudio de Villemure et al., 2013) y 14 controles (anuncios publicados en los clasificados
en McGill) físicamente activos, que se emparejaron de forma individual con los yoguis respecto
a la edad, índice de masa muscular, sexo, manos, educación y nivel de ejercicio fuera del yoga.
Se entrevistó a los sujetos telefónicamente (Figura 3) para conocer el número de años
de experiencia, horas de práctica semanales, horas de enseñanza y/o práctica personal, y las
proporciones de tiempo dedicados a los distintos componentes de la práctica, ejercicios físicos
y respiratorios, meditaciones (también los cantos) incluidas en yoga. Además, como parte del
estudio, los sujetos participaron en una sesión de exploración anatómica de diez minutos en la
que estaba incluida la Imagen de Resonancia Magnética (IRM) y una exploración de 15 minutos
de imágenes de tensión de difusión (DTI).
Figura 3. Reparto de los 3 componentes.
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con mayores niveles de GM en la ínsula izquierda, el opérculo frontal izquierdo, el giro
temporal medio derecho y la corteza orbitofrontal izquierda.
Figura 4. Relación edad/ % materia gris. Círculo negro y línea continua-
Grupo Yoguis.
Círculo hueco y línea discontinua
Grupo Controles.
Eje de abcisas: Edad de los
participantes.
Eje de ordenadas: Porcentajes
totales de materia gris.
Relación edad/materia gris.
Los hallazgos que relacionan años de experiencia en práctica de yoga y mayor volumen
de materia gris, se identifican mayormente en áreas con lateralización izquierda. Parece que el
prosencéfalo izquierdo está asociado con la alimentación de energía, la actividad parasimpática,
la relajación, los comportamientos de aproximación y las emociones orientadas al grupo
(afiliación), mientras que el prosencéfalo derecho se asocia con el gasto de energía, la actividad
simpática, la retirada de excitación en el comportamiento aversivo y las emociones orientadas
a la supervivencia como indviduo (citado en Villemure et al., 2015).
Esto sugiere, que la acumulación de años de práctica de yoga, va orientando el cerebro
hacia una prevalencia de activación parasimpática y estados emocionales más positivos.
Por otro lado, más horas de práctica semanal se asociaron con aumentos en el volumen
de GM en el S1 / SPL derecho, hipocampo izquierdo, precuneus / PCC de línea media y córtex
V1 derecho. En el análisis de las variables se observó que entre un 41 y un 45% de los resultados
se explicaba por la combinación de posturas de yoga y meditación, mientras que en el caso de
las variaciones de estructuras como el hipocampo, los cambios se debían en su mayoría a la
meditación. Además, se observó que la combinación de ejercicios respiratorios con ejercicios
de meditación contribuyeron al tamaño máximo de V1.
Los resultados se obtuvieron llevando a cabo una serie de pruebas tales como la
morfometría basada en voxel (VBM) para comparar las imágenes anatómicas (figuras 5 y 6),
un análisis de regresión común, análisis de correlación adicional, y distintas correlaciones de
Pearson en SPSS PASW Statistics 18.0, con las que los investigadores examinaron también,
qué aspectos de la práctica de yoga predicen mejor los volúmenes de MG de las áreas del
14
cerebro (Corteza Orbitofrontal izquierda, Opérculo frontal izquierdo, La ínsula izquierda y Giro
temporal medio derecho).
15
No obstante, el haber obtenido estos resultados a través de estudios transversales
representa en sí mismo un obstáculo para atribuir estas diferencias entre grupos a la práctica de
yoga como evidencia empírica, ya que también se contempla la posibilidad de que determinadas
personas con estructuras cerebrales concretas se sientan atraídas por la práctica de yoga.
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participado en alguna de las formas de práctica 588 (15,7%) individuos, poniendo un punto de
corte de 1 hora por semana estaban 289 (Tabla 1), 98 sujetos practicaron yoga o movimientos
similares y 75 realizaron ejercicios de respiración. Entre los que habían participado en más de
una práctica se contaron 43 participantes, si bien, la meditación se contabilizó como la práctica
más frecuente con una muestra de 159 participantes. En las fotos (7,8) se muestran dos
ejercicios fáciles indicados para flexibilizar la espalda en personas con dificultades.
N 0 1 h semanales 96 37 106
N 1 2 h semanales 83 69 36
N > 2 h semanales 76 29 39
Duración media. Años 14,9 (15,5) 11,2 (10,6) 13,7 (13,2)
(SD)
N (%) 159 (55%) 98 (34%) 75 (26%)
Algunos participantes realizaron más de una práctica (por ejemplo, meditación y yoga.
Único N = 289, único total N = 588) a Corte: practique 1 hora o más por semana
En comparación con las personas que informaron ninguna forma de práctica (ni yoga
ni meditación), las que informaron una forma de práctica tenían una educación superior, el 73%
eran mujeres y menores de 61 años.
Aunque los participantes asignados al grupo “profesionales” (más de una hora de
práctica a la semana y/o más de un año de experiencia) presentaban niveles más altos en las
variables estrés y depresión, el 90% de ellos informaron que realizar sus prácticas les había
17
ayudado a combatir el estrés. Sin embargo, no hubo diferencia entre grupos en la variable
ansiedad. En cuanto a los síntomas depresivos, eran significativamente más altos en
meditadores pero no en practicantes de yoga o ejercicios de respiración.
Esto se contradice con lo encontrado en estudios previos con muestras más pequeñas
donde se halló que el yoga y la meditación reducen el estrés, la depresión y la ansiedad y
mejoran localidad de vida (citado en Gotink et al., 2018), lo que nos puede llevar a pensar, que
el tamaño de la muestra en este caso es demasiado grande tanto para poder realizar un buen
seguimiento de los sujetos (lo que se confirma al comprobar que sólo se tomaron medidas de
estrés una vez, y no había datos para el análisis longitudinal) como de su forma de realizar las
prácticas de yoga.
Se muestran (tabla 2. análisis transversales yoga/volumen, (n= 3742), entre 2008 y
2013) (Tabla 3. análisis longitudinal, tras cinco años, n= 2397) las mediciones del hipocampo
y la amígdala en distintas situaciones temporales.
18
sobre depresión, sino una escala Likert con un sólo ítem, sin olvidar la dificultad de realizar un
seguimiento a una muestra tan grande.
Por otro lado, la avanzada edad de la muestra y el gran periodo que comprende el
estudio, supone por sí misma otra de las limitaciones, ya que los sujetos podrían no estar tan
motivados para participar y mostrar una respuesta estructural diferente frente a la de los
participantes más jóvenes a causa de la disminución de la plasticidad cerebral. Probablemente,
la actividad física, que funciona como intermediario en esta asociación, no se tuvo en cuenta
como sugiere la metodología de inferencia causal (citado en Gotink y cols).
A pesar de las limitaciones, este gran estudio ofrece una dirección para seguir
investigando sobre las relaciones de la práctica de yoga y los cambios que produce en las
reducciones de estrés, ya que los participantes indicaron haber percibido un descenso en estrés
y un mayor bienestar con la práctica. Se ha demostrado que la práctica de yoga y meditación,
reducen la ansiedad, la depresión y el estrés, hecho que per se mejora la calidad de vida
Es difícil ofrecer un resultado causal para las variables planteadas en el estudio, ya que
el contexto en el que se realiza es complejo. La influencia de los factores estresantes
acumulados a los largo de los años hasta la vida adulta parecen tener un efecto creciente sobre
el volumen de la amígdala y un efecto decreciente sobre el tamaño del hipocampo (Foto 9) que
correlaciona con la edad (citado en Gotink et al., 2018).
Fuente: lifeder.com
La amígdala es una estructura que parece estar involucrada en el estrés y la ansiedad a
través de su conexión con la corteza orbitofrontal encargada de los procesos de adaptación y
aprendizaje y las relaciones estímulo respuesta dependientes del contexto por lo que estaría
involucrada con situaciones de lucha o huida, añadiéndole el valor emocional a la información
sensorial recibida, de ahí su importancia en procesos de ansiedad, estrés y depresión.
19
2.2 Práctica de Yoga y modificación de estructuras cerebrales: Hipocampo
(Hariprasad, Varambally, Shivakumar, Kalmady, Venkatasubramanian, y Gangadhar, 2013).
Los bajos niveles de materia gris en el hipocampo son un claro indicador de deterioro
cognitivo y funciona como factor predictor de demencias tipo Alzheimer, sin embargo, no todos
los mayores tienen que terminar presentando esta patología. Es posible hacer un seguimiento
preventivo observando los cambios que se van produciendo longitudinalmente y reducir así, la
vulnerabilidad de esta estructura asociada al envejecimiento e implementar programas que
retrasen este deterioro (citado en Hariprasad et al,. 2013).
Con una pequeña muestra de siete personas mayores (4 hombres y 3 mujeres), sanas, en
un rango de edad comprendida entre 69 y 81 años y residentes en hogares para mayores se
implementó un programa bajo consentimiento informado en el que se prestaron a realizar
pruebas de resonancia magnética antes y después de 6 meses de prácticas de hatha yoga.
En el programa, que realizaron los siete sujetos de la muestra, cinco días a la semana
durante una hora de duración estaban incluidos: ejercicios físicos adaptados (asanas), ejercicios
respiratorios (pranayama) y meditación (El instituto Nacional de Salud Mental y el Comité de
Ética de Neurociencia aprobaron el estudio).
Los resultados de este estudio se basan en la comparación intersujeto de las pruebas pre
y post intervención. Se concluyó que tras seis meses de práctica de yoga se había producido un
aumento en el volumen de materia gris hipocampal, pero no en la corteza occipital.
No obstante, este estudio adolece de serias limitaciones; sumado al escaso tamaño de la
muestra, encontramos la falta de un grupo control, la ausencia de evaluación de algunos
parámetros neurobiológicos, como el neurotrófico BDNF, y la realización de correcciones de
comparación múltiple. También se esperaba una correlación conductual/ funcional con el efecto
neuroplástico observado.
Sin embargo y a pesar de estas limitaciones, se puede concluir que practicar yoga y
meditación reduce la vulnerabilidad de esta estructura por efectos del envejecimiento. Además,
hay evidencias de que también en adultos mayores sanos se van produciendo reducciones de
materia gris en el hipocampo, en torno al 1-2% anual (citado en Hariprasad et al. ,2013), lo que
sugiere que la práctica de yoga podría contemplarse como una medida protectora y de
prevención.
En cualquier caso, dada la aceptación cultural del Yoga, podría explotarse como
intervención de salud pública para combatir la neuro-senescencia y enfermedades asociadas.
20
2.3 Efecto de un programa de Hatha Yoga en pacientes con enfermedad de Alzheimer (EA)
(Rodríguez, Meneses, Quintero y Rodriguez, 2017).
21
Diversos estudios han puesto de manifiesto que la práctica de hatha yoga puede
aumentar los niveles de dopamina endógena en el estriado ventral y los niveles de GABA
talámico (citado en Rodríguez y cols.).
Los autores, para este estudio, tomaron una amplia muestra de 20 hombres y 41 mujeres
con una media de edad de 76,9 años. Todos con diagnóstico de Enfermedad de Alzheimer (EA)
y deterioro cognitivo global leve (36%). El programa se compuso de 32 sesiones de una hora
de duración tras la cual se obsequiaba con un refresco a los participantes y una ayuda para
transporte.
Las sesiones estaban distribuidas en un tiempo de concentración/concienciación en la
que se les pedía mantenerse concentrados en el aquí y ahora a través del seguimiento continuado
del flujo de la respiración, unos ejercicios de calentamiento previos a las posturas, combinadas
para realizar de pie, sentado o acostado, cuyo objetivo era proporcionar flexibilidad y fortaleza
progresivamente, y unos ejercicios de relajación en los que revisar y aflojar la musculatura, con
un cierre final de observación general del cuerpo.
Para evaluar el efecto de este estudio cuasi experimental de medidas repetidas (pre, post
y seguimiento) se utilizaron escalas de Calidad de Vida y otros instrumentos. Como resultado
se obtuvo que entre pre y post tratamiento se incrementaron las puntuaciones en Calidad de
Vida y atención, pero dichas medidas no se mantuvieron 6 meses más tarde, tras la intervención
(figura 7).
En el análisis de medidas repetidas (ANOVA) no se encontraron diferencias
significativas en ninguna variable, sin embargo en el análisis cualitativo de ocho grupos focales
de pacientes y cuidadores se percibieron cambios positivos en pacientes respecto a estado de
ánimo, atención, memoria episódica y procedimental. Como conclusión se infiere que para
mayor eficacia hay que realizar tratamientos más largos.
Figura 7. Seguimiento pre y post y seis meses sin tratamiento.
22
2.4 Efectos del yoga en el cerebro en relación con el rendimiento motor, la conciencia
corporal y el dolor (Rivest y Boudrias, 2019)
23
A cerca de la tradición yóguica, se incluyeron los artículos referentes a los ocho pasos
que describe Patanjali en sus 8 sendas o caminos (Yamas, Niyamas, Asanas, Pranayama,
Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi, descritos en la introducción de este trabajo) y a una
muestra de participantes (para la práctica de yoga) adultos y sanos o aquellos que sufrieran
alguna forma de dolor musculoesquelético.
En esta revisión narrativa se discuten los efectos del yoga en torno a tres situaciones
particulares, que para mayor comprensión se van a reflejar en los siguientes puntos de forma
individual y como conclusión final de forma conjunta.
Los efectos del yoga en el cerebro en relación con el rendimiento motor (n=10).
En un estudio, los investigadores eligieron un paradigma de imágenes motoras para
decodificar la intención del usuario que se origina en las cortezas somatosensoriales utilizando
señales de electro encefalograma (EEG).Tras examinar la experiencia en entrenamiento de
conciencia mente-cuerpo (MBAT), se asignó al grupo experimental a los participantes que
practicaban yoga y meditación al menos dos veces a la semana por más de una hora y media
durante el año anterior al estudio.
La tarea consistía en aprender una nueva habilidad, en este caso, aprender a usar una
interfaz cerebro-computadora (BCI), que habitualmente requiere un largo tiempo de
aprendizaje (citado en Rivest y Boudrias, 2019). Se reveló que el grupo MBAT, aprendió y
logró la tarea a un ritmo más rápido y con mayor precisión que el grupo control. Estos resultados
se asociaron con un mejor control de los ritmos sensoriales por parte del grupo MBTA.
Respecto a la consolidación de la memoria, se descubrió que los participantes que
aprendieron un estilo de yoga denominado Yoga de Sudarshan Kriya (SKY) mejoraron su
capacidad de memoria en comparación con el grupo control. También se demostró que la
práctica de SKY favorece la densidad espectral de potencia (PSD) en las bandas gamma, alfa y
theta, ésta última asociada con la consolidación de la memoria.
Además de las mejoras en memoria y rapidez en el aprendizaje, se encontraron
evidencias de una mayor activación del núcleo caudado y la corteza precentral, vinculada con
un mejor control motor y ejecución del movimiento (citado en Rivest et al., 2019).
Los efectos del yoga en el cerebro en relación con la conciencia corporal (n=14).
Se define la conciencia corporal como: “la conciencia sensorial que se origina en los
estados fisiológicos del cuerpo, procesos (incluyendo dolor y emoción) y acciones (incluido el
movimiento), y funciona como un proceso interactivo que incluye la evaluación de una persona
y está conformado por actitudes, creencias y experiencia en su contexto social y cultural” citado
en Rivest y Boudrias, (2019).
24
Como síntesis de los 14 estudios revisados para este apartado en el que se analizan
distintas formas de meditación, y prácticas yóguicas incluidas en las 8 sendas del yoga, se
encuentran atractivos resultados. Se encontró una reducción significativa de la amígdala
derecha, el área sensoriomotora y la corteza medial dorsal tras el análisis de medidas pre y post
utilizando escaneos con tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) que se
realizaron en situación de reposo y en estado de meditación.
A su vez, se evaluó el grosor cortical usando resonancia magnética estructural, lo que
proporcionó evidencia de plasticidad cortical dependiente de la experiencia relacionada con la
práctica de meditación. Se descubrió, que los grupos que meditaban una media de 40 minutos
al día en comparación con los grupos control o práctica de yoga, presentaban un mayor grosor
tanto en las regiones cerebrales asociadas con la atención, la interocepción, el procesamiento
sensorial como en la corteza prefrontal (PFC) y la ínsula anterior derecha (AI) (citado en Rivest
et al., 2019).
Para finalizar el resumen de este apartado, encontraron un considerable aumento (65%)
de la liberación endógena de dopamina en el cuerpo estriado ventral en yoguis experimentados
que se sometieron a Tomografía por Emisión de Positrones (PET) durante la meditación Yoga
Nidra. La concentración de dopamina correlacionó con la activación de las ondas theta
características de la meditación. Basándose en estos resultados, los autores propusieron la
posibilidad de que el estado consciente de meditación podría ser la causa de una supresión en
la transmisión glutamatérgica corticostriatal (citado en Rivest y Boudrias, 2019).
Los efectos del yoga en el cerebro en relación con el dolor (n=8).
Comparando la percepción de dolor inducido por un láser en dos grupos, en el que un
grupo correspondía a practicantes de meditación (alguna de las formas incluidas en las ocho
sendas del yoga) y el otro a grupo control, se encontró que fue el grupo de meditadores el que
percibió el dolor como menos desagradable frente al grupo control.
Los investigadores, a través de encefalograma (EEG) observaron en los meditadores una
mayor activación en la corteza prefrontal medial y en la corteza cingulada anterior, y asociaron
esta activación como una función cognitiva mejorada, indicación de que los meditadores
modulaban mejor la anticipación y la evaluación del dolor.
En esa misma dirección apuntaron los resultados de otro estudio, en el que a través de
resonancia magnética funcional, obtuvieron que la práctica de meditación disminuye la
sensación desagradable de dolor en un 22% y la ansiedad anticipada en un 29% y además, se
vio que se producía una reducción en la activación en PFC así como una activación de la ínsula
posterior derecha por la estimulación eléctrica dolorosa. Parece, que centrar la atención en
25
aspectos sensoriales del estímulo se vincula con el aumento de la activación observado en la
ínsula posterior, área involucrada en el procesamiento interoceptivo y sensorial (citado en
Rivest y Boudrias, 2019).
Efectos del yoga cuando se combinan los resultados de los tres elementos
El total de estudios revisados por los autores (n=32) evidencian que la práctica de yoga
tiene un efecto positivo en el aprendizaje, la precisión y la velocidad de una tarea motora a
través de una ventaja en el control de los ritmos sensoriomotores que aumentan la atención y
disminuyen el estrés (citado en Rivest y Boudrias, 2019).
Además se mostró que el yoga regula la entrada autónoma, aumenta la actividad
parasimpática y promueve la autorregulacion, reduce la señal de amenaza y por tanto la
ansiedad que se asocia a este estado, traduciendo la experiencia de forma positiva al crear una
disminución en la percepción del dolor y en el malestar ante el afrontamiento de su presencia.
Se conoce que áreas como la ínsula, la amígdala y el hipocampo están involucradas en
estas respuestas de dolor, pero aún no se ha esclarecido por completo y de forma precisa los
mecanismos fisiológicos que subyacen a los efectos mencionados. Con todo, se propone que el
yoga podría impulsar un cambio hacia el procesamiento interoceptivo de abajo hacia arriba,
además de incorporar un medio de autorregulación de los sistemas cardiovascular,
musculoesquelético y neuroendocrinos (arriba-abajo y abajo-arriba).
A cerca de los ejercicios de respiración se obtuvo, que la práctica de 30 minutos de
respiración alterna al término de una sesión de ejercicios o a las 24 horas, favorecía funciones
complejas como la memoria motora, o que una técnica simple de respiración profunda
facilitaba la retención de una habilidad motora recién aprendida, aunque este resultado parece
inconsistente con los resultados que obtuvieron los mismos autores en otro estudio en los que
necesitaban de sesiones de seis a once horas para obtener el mismo resultado. Por lo tanto, no
se pueden sacar conclusiones a cerca de la cantidad de entrenamiento específico y necesario
para que ocurran cambios funcionales y estructurales en el cerebro y es necesario realizar más
estudios para concretarlo.
Como conclusión, el yoga se presenta como una herramienta útil para aprender
conductas adaptativas, y desaprender las desadaptativas frente al dolor, la ansiedad y el estrés,
que son posibles como consecuencia de los efectos de resistencia de los circuitos neuronales de
los ganglios basales. Además, yoga enseña también a centrar la atención y alejarla de lo
inconveniente, lo que le ofrece un merecido valor para desarrollar como técnica de
neurorehabilitación, y para adquirir un nuevo conocimiento sobre sí mismo (citado en Rivest y
Boudrias, 2019).
26
2.5 Efectos del yoga versus caminar, sobre el estado de ánimo, la ansiedad y los niveles
cerebrales de GABA (Streeter, Whitfield, Owen, Rein, Karri, Yakhkind y Jensen, 2010)
27
informó haber realizado una clase extra semanal en casa, y el grupo caminar mostró una mayor
actividad diaria respecto al grupo de yoga.
Los datos obtenidos del análisis estadístico en el que se utilizó la prueba t para dos
muestras, un contraste de hipótesis con 0,05 nivel de significación con un intervalo de confianza
del 95% y desviaciones estándar, arrojan resultados significativos para la tres variables medidas
(estado de ánimo, ansiedad y GABA talámico).
Concretamente, se obtuvo un aumento casi significativo en los niveles de GABA
talámico (Fig.8), si bien no se encontraron diferencias significativas en los niveles agudos o
tónicos de GABA ni en el grupo yoga ni en el grupo caminar (fig. 9).
28
Figura 9. Cambios tónicos y agudos en los niveles de ácido gamma-aminobutírico talámico
29
2.6 Hemodinámica cerebrovascular durante la práctica de Pranayama
(Nivethitha, Mooventhan, Manjunath, Bathala y Sharma, 2017).
Los diversos desafíos fisiológicos ante los que el organismo se enfrenta continuamente,
generan cambios en los parámetros hemodinámicos cerebrales que requieren continuas
adaptaciones para mantener un flujo sanguíneo cerebral constante (CBF) sobre la dilatada gama
de oscilaciones de la presión arterial. Esto afecta mayormente a la arteria cerebral media, con
una velocidad de flujo superior a cualquier otra arteria intracraneal, responsable de irrigar la
mayor parte del hemisferio cerebral. Hoy es posible seguir estos cambios y características del
flujo sanguíneo y la hemodinámica cerebral en tiempo real y de forma no invasiva utilizando
ultrasonido Doppler Transcraneal (TDC) (citado en Nivethitha y cols.).
El Yoga, una antigua ciencia de la India, incluye entre sus prácticas: ejercicio físico
(asanas), meditación (dhyana), y una serie de técnicas de ejercicios respiratorios (de los que
existe una amplia gama) llamada “pranayama”. Se puede definir pranayama como: “un arte de
control y prolongación de la respiración”, que se refiere a la capacidad de regular de forma
consciente la respiración y que para este estudio se compone de cuatro aspectos importantes:
1- Poorakha (inhalación); 2- Rechaka (exhalación); 3- Antar Kumbhaka (retención de la
respiración tras la inhalación profunda) y 4- Bahir Kumbhaka (retención de la respiración tras
la exhalación) (citado en Nivethitha y cols.).
Se demostró que algunos tipos de pranayama lento producen una reducción de la
frecuencia cardíaca (HR) mientras otros modos rápidos, la incrementan. También se ha
demostrado su efecto en funciones pulmonares, cardiovasculares y funciones autónomas o
cognitivas entre otras (citado en Nivethitha y cols.).
Tras conocer los resultados en hemodinámica cerebrovascular de estudios previos sobre
algunos tipos de pranayama; Bhastrika pranayama y Antar-Kumbhaka (Nivethitha et al., 2017),
los autores de este estudio evaluaron los efectos de otros tres tipos de pranayama: Bhramari
pranayama (aliento de zumbido de abeja, un tipo de pranayama lento y con vibración),
Kapalhbati ( limpieza frontal del cerebro a través del aliento, una técnica de yoga de respiración
rápida) y Bahir-Kumbhaka (retención de la respiración tras la exhalación), sobre la
hemodinámica cerebrovascular.
Para ello eligieron a 18 sujetos sanos, (Varones y Hembras) con una media de 23,78
años y con un mínimo de 1 año de práctica de yoga. Todos los participantes eran voluntarios de
una universidad residencial de Yoga del sur de la India y todos firmaron consentimiento
30
informado tras conocer las características del estudio. Cada uno de los participantes realizó las
tres técnicas de pranayama seguidas y en distinto orden, seleccionado al azar.
Antes de comenzar el estudio, se instruyó a los participantes sobre la secuencia de cada
uno de los tres métodos, aunque no todos tuvieron los mismos tiempos para realizarla, porque
se adaptó a la capacidad individual. Si tuvieron en común 5 minutos de descanso entre una
técnica y otra para restablecer los niveles hemodinámicos basales. Los tiempos de la
intervención eran 5 minutos para (1) Bhramari pranayama que se evaluó en el segundo 0,
primer, segundo, tercer, cuarto y quinto minuto; 1 minuto para (2) Kapalbhati, tomando medidas
en los 15, 30, 45 y 60 segundos de la práctica, en la que se tomó como control la respiración
normal, y 30 segundos de práctica para (3) Bahir-Kumbhaka, medido a los 10, 20 y 30
segundos.
Se estableció un seguimiento continuo de los parámetros de velocidad máxima sistólica
(TCD), velocidad diastólica final (EDV), velocidad media de flujo (MFV) e índice de
pulsatilidad (PI), que se registraron tres veces; antes, durante y después de la práctica de
pranayama. Para monitorear los cambios en el flujo sanguíneo utilizaron ultrasonido Doppler
transcraneal (TCD).
Los resultados de este estudio de medidas repetidas de un solo grupo, mostraron
parámetros hemodinámicos cerebrovasculares estables y sin cambios significativos durante la
respiración normal y Bhramari pranayama en PSV, EDV, MFV y PI. Quizá este efecto esté
relacionado con el equilibrio del sistema nervioso autónomo y el mantenimiento de los niveles
de presión parcial de dióxido de carbono arterial (PaCO 2) (citado en Nivethitha y cols.).
Sin embargo, hubo una reducción significativa en EDV y MFV con un aumento de PI
en Kaphalbati (Tabla 4), aunque esos valores volvieron a la normalidad a los pocos segundos
(30,45) tras el cese de la práctica. Kapalbhati, conocida también como respiración de yoga de
alta frecuencia (> 60 respiraciones / min), puede conducir a hipocapnia, esto es, una reducción
de (PaCO2) adecuado al aumento de la frecuencia de la respiración con exhalación forzada y
así modificar el estado autonómico aumentando la actividad simpática y reduciendo la
parasimpática (citado en Nivethitha y cols.). En la Tabla 4 y 5 todos los valores están en media
± desviación estándar, y corresponden a: velocidad sistólica máxima (PSV), velocidad
diastólica final (EDV), velocidad de flujo promedio (MFV), e índice pulsátil (PI).
En dirección opuesta se hallaron los resultados de Bahir-Kumbhaka (tabla 5), ya que se
obtuvo un aumento significativo en EDF y MFV y un descenso de PI, que también recuperó los
valores normales a los pocos segundos de la práctica (15, 30).
31
Tabla 4. Hemodinámica cerebrovascular durante Kapalbhati.
32
Capítulo 3. Cambios Neurobiológicos y conductuales derivados de la Meditación
33
Tras analizar los resultados de comportamiento obtuvieron que respecto a la tarea activa
no se encontraron diferencias significativas en los tiempos de reacción entre ambos grupos. Los
grupos meditadores tuvieron menos errores en la condición Bcase que los controles, sin
embargo en la condición Bself no se encontraron diferencias significativas.
Como era previsible, los meditadores informaron menos distracción mental que los
controles durante la meditación. Respecto a los resultados de imagen con resonancia magnética
se encontraron diferencias entre los grupos. Los meditadores (fig. 11) mostraron una reducción
de la activación respecto a la línea base, de la corteza cingulada anterior (ACC), la corteza
cingulada dorsal (dPCu) y ventral posterior (VpCu) frente a una mayor activación al realizar la
tarea en ACC y Pcu. La interacción grupo/tarea (fig. 12) reveló efectos en la corteza cingulada
anterior (ACC), y el precuneus dorsal (Pcu) entre grupos y condiciones de tarea.
34
3.2 Red de modo predeterminado, meditación y cambios cerebrales asociados con la edad
(Barrantes, Arancibia, Stojanova, Sanchez, Córdova y Hernández, (2019)
35
la toma de perspectiva, a través del entrenamiento mental bajo el concepto de prácticas
contemplativas que incluye distintos métodos (citado en Barrantes y cols.).
En este estudio se observan algunas de las prácticas contemplativas y sus mecanismos
cognitivos primarios (Figura 13), basadas en tres familias: I-familias constructivas (toma de
conciencia y reevaluación); II- familias deconstructivas (indagación y perspicacia) y III-familia
atencional (regulación de la atención y metaconciencia). La familia atencional se divide en dos
subcategorías. La primera, atención enfocada (FA) implica atender un objeto sensorial o mental
elegido, la segunda se llama monitoreo abierto (OM) e implica mantener la atención a lo que
surja en el campo de la conciencia. Ambas influyen en la actividad DMN.
Figura 13: Tipología de prácticas de meditación y papel de la familia atencional en la
regulación de redes DMN y TPN.
36
temporal inferolateral. Esta red, muestra un alto nivel de activación simultánea durante el
descanso y un bajo nivel de activación durante la realización de tareas dirigidas a objetivos
(citado en Barrantes y cols.).
De esta manera, se podría interpretar que un entrenamiento tanto en OM como en FA,
mejorarían la atención sostenida y los mecanismos de control cognitivo, osea que produciría
una mejora en la eficiencia del funcionamiento del cerebro. Se pueden observar los efectos
teóricos de la meditación sobre distintas áreas como el tálamo, la amígdala, el hipocampo, la
ínsula y la corteza cingulada anterior y su relación sobre la preservación cognitiva frente a los
cambios asociados con la edad y en base a ello se proponen modelos de promoción (Fig.14).
Figura 14. Modelo de efectos de meditación para promover el envejecimiento activo
37
4. Conclusión
Tras comparar la práctica de yoga, con tareas activas, caminar u otros ejercicios, se han
encontrado evidencias de, que de forma significativa produce cambios neurobiológicos y
conductuales que son específicos de su práctica por la combinación de elementos que influyen
en ella y en relación con grupos control.
Entre otras, se encontró que la práctica continuada de yoga ( incluyendo todos sus
componentes: posturas, respiración, relajación y meditación), a largo plazo, genera cambios
estructurales relacionados con aumentos en el volumen de materia gris en regiones como el
hipocampo, las cortezas somatosensoriales primaria y secundaria (S1,S2), la corteza
orbitofrontal (OFC), corteza prefrontal medial, giro temporal superior, cerebelo, la corteza
insular, el corte cingulado anterior y posterior (ACC y PCC) y las cortezas parietales inferiores
y superiores correlacionando conductualmente con beneficios en tareas cognitivas y habilidades
motoras correspondientes con las áreas involucradas.
Practicar yoga, se asoció con la reducción de algunas estructuras como la amígdala, y
así los síntomas de estrés, depresión o ansiedad. Se reconoció un aumento en la liberación de
dopamina en el estriado ventral y mayores niveles de GABA talámico como efecto de la práctica
de meditación, que además influyó en una activación reducida en la red de modo
predeterminado (DMN) o el sistema nervioso simpático y aumentos en el parasimpático.
También se ha descubierto que algunos ejercicios de respiración (pranayama) pueden
influir en la hemodinámica cerebral, modificando las presiones parciales de CO2 y O2
intracraneal, mediando en la presión arterial y el ritmo cardíaco, e interviniendo como un agente
de protección ante problemas cerebrovasculares.
En relación con estos resultados se puede sugerir que practicar yoga se presente como
un factor de neuroprotección ante el deterioro y la vulnerabilidad asociados a la edad, un
elemento auxiliar en la reducción de sensaciones de dolor y ansiedad generadas por patologías
crónicas. Asimismo, puede considerarse, como una rutina de mantenimiento de las funciones
cognitivas, ayudando tanto en la conservación de la memoria como en la consolidación en los
procesos de aprendizaje.
Para finalizar, resaltar que la práctica de yoga, supone un apoyo indispensable en el
mantenimiento físico osteolocomotor como elemento fundamental en la prolongación de la
independencia y autonomía de las personas y la percepción que aporta respecto a su calidad de
vida. Queda menos camino entre la ciencia y el yoga, por ello, es preciso seguir caminando en
esa dirección en favor de la salud y el bienestar de la humanidad.
38
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