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Comentario “la confesión judicial espontánea y provocada”

Martin M. Montt Cayuqueo

Dentro del capitulo “la confesión judicial espontánea y provocada”del libro La prueba
ante la jurisprudencia de Emilio Rioseco, se desarrollan diversas materias, tales como la
oportunidad para absolver posiciones , el procedimiento que rige a la confesión
provocada y la confesión tacita. Sin embargo, este trabajo se centrara principalmente en
la distinción entre confesión judicial espontánea y provocada, para esto tendrán vital
importancia la casación de fecha 29 de abril de 1929 (n° 405 del texto) y la casación de
fecha 08 de septiembre de 1933 (n°406 del texto), sin perjuicio de otras que puedan ser
mencionadas.

Primero, es necesario comprender en que consiste una confesion judicial espontánea y


provocada. La primera es aquella que “se presta sin requerimiento del juez o de la parte
contraria”1, y la provocada “la que se produce mediante interrogatorio y bajo juramento
a pedido de la parte contraria o por disposición del juez”2.

Hoy en dia, la jurisprudencia reconoce algunas similitudes entre la confesión judicial


espontanea y provocada, ya que “Esta confesión judicial voluntaria o espontánea no se
halla reglada especialmente en la ley pero su existencia se deduce de los prescrito en el
artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, y en cuanto a sus requisitos de validez
y efectos, estimamos que se rige por los mismos principios de la confesión judicial
provocada”3.

En cuanto a sus requisitos de validez de toda confesión, siguiendo a Casarino Viterbo,


son los siguientes: que verse sobre hechos pertenecientes al juicio mismo; que el
confesante tenga capacidad suficiente para obligarse; que no exista disposición legal
que prohiba este medio probatorio o le asigne un efecto diverso al deseado; y que la
voluntad del confesase este exenta de vicio.

Por otro lado, tal como han reconocidos diversos autores, como Rodríguez Papic,
respecto a sus efectos se afirma que “tanto la confesión espontánea como la provocada
… producen en el proceso los mismos efectos probatorios” 4. Siguiendo esta misma
línea, Rioseco que a la casación del 16 de agosto de 1937 comenta que “el valor
probatorio de la confesión espontánea es el mismo de al provocada”5.

Ahora, considerando que el valor probatorio de la confesión tiene como limitación la


divisibilidad6 de esta prueba, cabe preguntarse si le son aplicables las reglas sobre la
1
Rodríguez (2010), p. 206
2
Rodríguez (2010), p. 206
3
Corte Suprema, 17/03/2016, rol n° 9344-2015
4
Rodríguez (2010), p. 219
5
Rioseco (2002), p. 234
6
Rodríguez (2010), p. 221
divisibilidad a la confesión judicial espontánea. A esto hace referencia la sentencia 406
que niega esta posibilidad señalando lo siguiente:

“Declaraciones consignadas por las partes en los escritos que son la base de los litigios,
por contener las acciones y excepciones sometidas a la decisión del juez, no le son
aplicables las formalidades y requisitos que la ley dispone para la validez yeficacia de la
confesión, por cuanto no son la confesión en juicio ni le son aplicables las reglas
relativas a al divisibilidad de la confesión”7.

Sin embargo, Emilio Rioseco comenta que esta postura “no se ha mantenido porque
posteriormente se resolvió que la norma del art. 401, inc. 1°, del Código de P. Civil
sobre indivisibilidad de la confesión es aplicable a la espontánea (Corte Suprema.
Queja, 7 de agosto de 1944. Rev., .t 42, sec. 1a, pág. 242)”. Para el autor, este criterio en
el que estas reglas son aplicables tanto para la confesión judicial provocada como para
la espontánea, donde solo se distingue “el desarrollo valorativo del mismo medio
probatorio que atribuye el art. 1713 citado”8.

Dentro de las definiciones revisadas, se observa estas difieren en las formalidades que
requiere la provocada para su admisibilidad, y en este sentido es imperante analizar la
sentencia 405.

Esta sentencia se refiere a que el juramento y las formalidades tienden “solamente a


garantir la verdad o eficacia de la confesión, cuando ella es reclamada como medio de
prueba de los hechos controvertidos”9.

Sin embargo, menciona que: “no obsta para que, con prescindencia o en defecto de esas
formalidades, se den por existentes tales hechos si las declaraciones producidas
libremente por las partes u otros antecedentes del juicio son bastantes, en concepto del
tribunal llamado a valorarlos, para acreditar su existencia” 10, lo que muestra que puede
darse una confesion valida, incluso sin el cumplimiento de las formalidades que se
requieren para la absolución de posiciones.

Respecto a lo anterior, el autor menciona que “uno de los elementos esenciales de la


confesión que el tribunal deberá tener en cuenta para calificar a la espontánea como una
probanza eficaz, será el "animus confitendi", puesto que no toda declaración emitida por
la parte lo involucra y al faltar tal elemento no se estaría ante una verdadera confesión
judicial”11. El comentario realizado por el autor, muestra un requisito de la esencia de
toda confesión que es el animus confitendi, por lo que si durante el juicio se da una
declaración que tenga este elemento y no cumpla con los requisitos de la absolución de
posiciones estaremos frente a una confesión judicial espontanea.
7
Rioseco (2002), p. 233
8
Rioseco (2002), p. 233
9
Rioseco (2002), p. 232
10
Rioseco (2002), p. 232
11
Rioseco (2002), p. 232
Bajo este mismo punto, tal como menciona Ignacio Rodríguez Papic, la confesion
espontánea “no está sujeta a formalidad alguna”12, sin embargo, como hace notar
Rioseco, esto no significa que esta carezca de requisitos ya que se debera evaluar el
elemento subjetivo entendido como el animista confítendi, que consiste en “con la
conciencia, con el conocimiento cabal de que mediante la confesión se suministra una
prueba al contrario”13.

En suma, lo comentado por Rioseco concuerda en su mayoría con lo expuesto


actualmente por doctrina y jurisprudencia respecto a la confesión judicial espontanea y
provocada, y como se planteo en este trabajo se reconocen las similitudes y diferencias
entre estas.

Referencias Bibliográficas

12
Rodríguez (2010), p. 206
13
Rodríguez (2010), p. 205
Casarino Viterbo, Mario (2007): Manual de derecho procesal: derecho procesal
civil, tomo IV (Santiago, editorial juridica)

Rioseco Enriquez, Emilio (2002): La prueba ante la jurisprudencia tomo II


(Santiago, editorial juridica de Chile).

Rodríguez Papic, Ignacio (2010): Procedimiento Civil. Juicio Ordinario de


Mayor Cuantía (Santiago, editorial juridica de Chile)

Jurisprudencia Citada

Corte Suprema, 17/03/2016, rol n° 9344-2015

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