Nerlin Andino Actividad4

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Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y


Contables
Carrera de Administración Aduanera

Tema:
Actividad 4

Catedrático:
JIMMY DAGOBERTO IRIAS MURILLO

Alumno:
Nerlin Nahem Andino Aguilar
Cta. Nº 20171000349

Ciudad Universitaria, 02 de Noviembre del 2022


PAÍSES QUE HAN SALIDO DEL SUB DESARROLLO
ECONÓMICO
El 1 de julio de 2013, el Banco Mundial catalogó las economías de Chile y Uruguay
como economías de ingresos altos, siendo la primera vez en la historia de América
Latina que países de la región comparten ese estatus (el Banco Mundial agrupa los
países en base al PIB per cápita método Athlas de 2013).
La situación de la economía de los países latinoamericanos varía mucho de un país a
otro, tanto en términos de PIB (en parte explicado por el tamaño de la población),
socios comerciales (debido en parte a factores geográficos), inflación, pobreza /
riqueza, productos exportados, etc.
Las economías de mayor tamaño en Latinoamérica, basándose en el PIB
PPA (paridad de poder adquisitivo), están encabezadas por Brasil, con 3,30 billones
de dólares, México, con 2,61 billones según las proyecciones del FMI en abril de 2021
Las economías más desarrolladas en términos de PIB per cápita PPA según las
PROYECCIONES del FMI en abril de 2021 son Panamá, con 30.390US$,y Chile, con
24.930US$. Además, los países con mejor índice de desarrollo humano (IDH) según
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en su último informe son
también Chile (0,851), Argentina (0,845) y Uruguay (0,817).
 PRINCIPALES PAÍSES EN DESARROLLO ECONÓMICO AMERICANO
1) Panamá
2) Chile
3) Argentina
PANAMA
Antes de la pandemia de la COVID-19, Panamá crecía a un ritmo cuatro veces mayor
que el promedio regional, lo que lo llevó a la categoría de país de ingreso
alto. De 2014 a 2019, su Producto Interno Bruto (PIB) aumentó a una tasa promedio
del 4,6 %, mientras que el de la región de América Latina y el Caribe se elevó un
0,8 % en promedio. Los servicios fueron el principal motor del crecimiento: aportaron
casi dos tercios del aumento del PIB.
Los sectores de transporte, comunicaciones y servicios financieros desempeñaron un
papel particularmente destacado, mientras que la industria fue el segundo sector en
importancia.
Este crecimiento también se vio impulsado por la construcción durante el período
comprendido entre 2014 y 2019, y más recientemente, por la minería (tras la apertura
de la mina de cobre más grande del mundo, Panamá Cobre, en 2019).
Sin embargo, antes de la pandemia, el sector de la construcción estaba
desacelerándose debido a la finalización de diversos megaproyectos y al exceso de
oferta de edificios residenciales y comerciales. Por el lado de la demanda, el
crecimiento ha sido equilibrado, con el consumo como principal factor, aunque con una
importante contribución de las inversiones y las exportaciones netas, en especial
entre 2018 y 2019.
La pandemia de la COVID-19 empujó al país nuevamente a la categoría de ingreso
mediano. Panamá ha sido el país de América Central más afectado por la pandemia;
no obstante, dado que más del 80 % de su población ha recibido al menos una dosis
de la vacuna, la enfermedad está retrocediendo.
En 2020 el PIB disminuyó un 17,9 % debido a que la construcción se detuvo entre
marzo y septiembre, y los aeropuertos panameños estuvieron cerrados desde marzo
hasta mediados de octubre de ese año. El desempleo alcanzó el 18,5 % en 2020, y el
índice de recuento de la pobreza aumentó al 14,8 % en 2020, mientras que en 2019
había sido del 12,1 % (en la línea de USD 6,85 al día, según la paridad del poder
adquisitivo [PPA]). Las estimaciones indican que la pobreza podría haber alcanzado el
18,8 % si no se hubiera establecido el programa Panamá Solidario.
La actividad económica se recuperó en 2021 y llevó al país nuevamente a la categoría
de ingreso alto, pero los impactos sociales de la crisis de la COVID-19 aún
persisten. El PIB creció un 15,3 % en 2021, impulsado por el aumento de la
producción de cobre (que se elevó un 61 %), de los movimientos en el Canal
(incremento del 11 % en el volumen de carga) y del número de pasajeros en los
aeropuertos (alza del 102 %), así como por el consumo y la inversión pública.
Los mercados laborales mostraron señales de recuperación en 2021; sin embargo, la
informalidad y el empleo por cuenta propia aún son elevados. Asimismo, el nivel de
ocupación siguió ubicándose un 8 % por debajo de los valores anteriores a la
pandemia, y la tasa de desempleo llegó al 11,1 % (mientras que en 2019 fue del 7 %).
La crisis de la COVID-19 provocó deflación en 2020, pero el repunte y las
conmociones posteriores revirtieron esta tendencia en 2021 y 2022. La crisis de la
COVID-19 mantuvo la inflación promedio en un 0 % a fines de 2020.
No obstante, debido al rebote de los precios del petróleo y otros productos básicos, la
tasa alcanzó el 3,2 % en julio de 2022 (promedio de 12 meses), impulsada por el
transporte (12,5 %; peso en la canasta del Índice de Precios al Consumidor [IPC]:
16,8 %) y los alimentos (2,8 %; peso: 22,4 %). Aun así, está desacelerándose como
resultado de los subsidios y los recortes tributarios a los combustibles y los alimentos
implementados en julio, que costarán unos USD 300 millones. La dolarización de
Panamá ha contribuido a que la inflación se mantuviera más baja que en sus pares de
la región, dado que las expectativas están bien ancladas.
Los resultados fiscales continúan mejorando en 2022: los ingresos registraron un
crecimiento del 7,8 % en el primer semestre, mientras que los gastos corrientes
aumentaron a un ritmo moderado, del 2,3 %. Las inversiones públicas, por su parte,
disminuyeron ligeramente (-2,9 %).
Se prevé que, en el mediano plazo, el crecimiento del PIB se estabilizará en torno al 5
%, impulsado por la inversión y el consumo privados, mientras que la inversión y el
consumo públicos deberían moderarse en un contexto de consolidación fiscal. La
previsión para 2022 es del 6,2 %.

CHILE
Impulsado por una fuerte respuesta fiscal, el PIB de Chile creció un 11,7 % en 2021,
una de las recuperaciones más rápidas del mundo. El crecimiento fue impulsado por el
consumo, alimentado por retiros de fondos de pensiones y apoyo fiscal directo que
alcanzó 9 por ciento del PIB. También contribuyó a la rápida normalización de la
actividad económica una de las tasas de vacunación más rápidas del mundo

Sin embargo, la recuperación del mercado laboral ha sido más lenta de lo esperado,
ya que solo el 60 por ciento de los empleos perdidos en 2020 se recuperaron en 2021
y muchas mujeres previamente empleadas (la mayoría de ellas poco calificadas)
siguen fuera de la fuerza laboral. La inflación se aceleró a 7,8 % interanual a febrero
de 2022, alimentada por fuertes presiones por el lado de la demanda, aumentos en los
precios de las materias primas, interrupciones en los suministros y la depreciación del
peso. A pesar de la recuperación de los ingresos, el déficit fiscal alcanzó el 7,7 % del
PBI en 2021 debido al elevado gasto público. A pesar del uso intensivo de los fondos
de ahorro público, la deuda pública alcanzó el 37 % del PIB, la más alta en tres
décadas.

Se espera que el crecimiento del PIB real se ralentice al 1,9 % en 2022 debido a la
reversión de las políticas de estímulo, en tanto que las condiciones financieras más
estrictas y la persistente incertidumbre política ejercerán presiones sobre la inversión.
Se espera que la liquidez de los hogares, que sigue siendo elevada, y las mejoras en
el plan de pensión universal proporcionen amortigüen en cierta medida la
desaceleración del consumo. Posteriormente, la eliminación de las transferencias
sociales directas, las condiciones financieras más estrictas, un mercado de capitales
deteriorado y una incertidumbre persistente debilitarían el crecimiento hasta 2024.
Por el fin de las transferencias de emergencia y las difíciles condiciones
macroeconómicas, se proyecta que la pobreza (US$5,5 por día) aumente a 4,7 % y el
coeficiente de Gini a 0,46 en 2022. No se espera que retornen al nivel previo a la
pandemia en el mediano plazo.

ARGENTINA
Argentina es una de las economías más grandes de América Latina, con un Producto
Interno Bruto (PIB) de aproximadamente US$490 mil millones.
Con abundantes recursos naturales en energía y agricultura, en su territorio de 2,8
millones de kilómetros cuadrados, el país tiene tierras agrícolas extraordinariamente
fértiles, cuenta con importantes reservas de gas y litio, y tiene un enorme potencial en
energías renovables. Argentina es un país líder en producción de alimentos, con
industrias de gran escala en los sectores de agricultura y ganadería vacuna.
Asimismo, tiene grandes oportunidades en algunos subsectores de manufacturas y en
el sector de servicios innovadores de alta tecnología.
La actividad económica se ha recuperado más rápido de lo esperado, con un
incremento del 10,4% del PIB en 2021, luego de una caída de 9,9% en 2020 en el
marco de la crisis desatada por la COVID-19. A mediados de 2022, la economía
superaba en un 7.5% el nivel de actividad anterior a la pandemia. El déficit fiscal se
redujo con respecto a 2020, principalmente como consecuencia de la reducción del
gasto relacionado con la COVID-19 y de ingresos extraordinarios, como los
provenientes del impuesto a las grandes fortunas, así como de una mayor recaudación
proveniente de los derechos de exportación, en un contexto de suba internacional de
precios de los commodities. Sin embargo, el déficit fiscal sigue siendo alto y la emisión
monetaria para financiar dicho déficit contribuyó a acelerar la tasa de inflación, que a
agosto de 2022 se encontraba en 71% anual. Así, la economía sigue mostrando
desbalances macroeconómicos que limitan la sostenibilidad del crecimiento
económico.
Luego de la reestructuración de la deuda privada en 2020, a comienzos de 2022 se
alcanzó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional por un nuevo Programa de
Facilidades Extendidas (EFF por sus siglas en inglés). Con una duración de 30 meses
y cuatro años y medio de gracia, este programa permite al país posponer sus
vencimientos con el organismo y fortalecer sus reservas en el corto plazo. Dentro de
los compromisos asumidos, se encuentra la consolidación fiscal gradual -alcanzando
el equilibrio en 2025- junto con la reducción del financiamiento monetario del déficit.

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