Tema 12 La Guerra Civil 1936-1939

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TEMA 12

LA GUERRA CIVIL (1936-1939)


1. EL GOLPE DE ESTADO Y EL INICIO DE LA GUERRA.
Desde los inicios de 1936, grupos militares se habían reunido para planear un golpe de Estado en el caso en que los
partidos de izquierdas ganaran las elecciones. El general Mola, relegado por el gobierno de la República al Gobierno
Militar de Pamplona, actuó como organizador. Para alcanzar su objetivo contaba con muchos oficiales de la UME
(Unión Militar Española), que era una asociación clandestina de oficiales antirrepublicanos distribuidos por todo el
territorio español. El general Sanjurjo, entonces exiliado en Lisboa, tomaría el mando superior.
El pronunciamiento se inició el 17 de julio de 1936 en los cuarteles de Melilla y al día siguiente había triunfado en el
resto del Protectorado. El mismo día, el gobierno de Casares Quiroga fue informado, pero no se atrevió a tomar
ninguna medida. El 18 llegó el general Franco desde Canarias y tomó el mando del ejército de África, el más
preparado y mejor armado de la República. El mismo 18 se sublevaron otros jefes militares: Mola en Pamplona,
Queipo de Llano en Sevilla, Goded en Mallorca y Cabanellas en Zaragoza.
El pronunciamiento triunfó, en líneas generales en Castilla-León, Navarra, parte occidental de Aragón, Galicia,
Baleares, Canarias y algunas ciudades andaluzas. Pero fracasó en Cataluña, la Comunidad Valenciana, Región de
Murcia, La franja cantábrica (Asturias, Cantabria, País Vasco), en Castilla la Mancha, Extremadura y gran parte de
Andalucía. Fracasó sobre todo en la capital, Madrid, y en Barcelona que era la capital industrial del país.
El gobierno de la República tardó en reaccionar al levantamiento. A pesar de la gravedad de los hechos, ni el
Presidente de la República Azaña, ni el presidente del gobierno Casares Quiroga tomaron medidas los días 17 y 18 de
julio, perdiendo un tiempo vital para la defensa de la República. Casares Quiroga dimitió y Azaña nombró a José Giral
jefe del gobierno. Su primera medida, el 19 de julio, fue autorizar la entrega de armas a los sindicatos y a los partidos
del Frente Popular (anarquistas, republicanos, socialistas, comunistas, etc.). Fueron ellos, junto con una parte del
ejército leal a la República y la Guardia de Asalto, los que hicieron frente, especialmente en Madrid y Barcelona, a los
golpistas.
La República mantenía su dominio sobre los principales centros industriales, dominaba zonas de agricultura de
exportación (Comunidad Valenciana y Región de Murcia), disponía de la flota y de la aviación y de las reservas del
Banco de España. No parecía que los militares sublevados pudieran resistir demasiado si no lograban trasladar
rápidamente al ejército de África a la Península y aumentar su armamento.
Pero los sublevados consiguieron establecer en los últimos días del mes de julio y los primeros de agosto un puente
aéreo entre Tetuán y Sevilla. Se trataba de aviones alemanes e italianos, los dos estados fascistas más importantes
de Europa que, además, estaban dispuestos a facilitar armamentos, soldados y técnicos. En consecuencia, los
sublevados pudieron continuar las ofensivas militares. Se iniciaba así un conflicto civil que iba a durar 3 años.
1.1 CONSOLIDACIÓN DE LOS BANDOS.
La constatación de que se había entrado en una Guerra Civil conformó la formación de dos bandos:
*Los sublevados, eran militares conservadores, monárquicos de derechas, grupos católicos, falangistas, carlistas
tradicionalistas y todos aquellos que se habían opuesto a las reformas de la República. Estaban apoyados e
inspirados por el fascismo y se definían como "nacionales" (por su defensa de la unidad de España) y católicos. Los
organizadores del alzamiento militar manifestaron que su intención inmediata era "restablecer el orden", a través de
una dictadura militar y permitir, tras el tiempo necesario, la recomposición del poder civil en forma de una
monarquía o república. Los falangistas pretendían imponer un régimen fascista a la italiana y los carlistas esperaban
la anhelada instauración de una monarquía carlista.
*Los leales a la República, estaban constituidos por las clases populares: obreros y empleados, pequeña burguesía y
campesinado sin tierras. En su mayoría estaban afiliados o influidos por las organizaciones socialistas, comunistas y
anarcosindicalistas, y eran definidos por la derecha como "rojos". Junto a ellos estaban también las clases medias
republicanas y un nutrido grupo de intelectuales y artistas. Todos defendían la legitimidad republicana y habían dado

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apoyo al Frente Popular, pero representaban intereses muy diversos, desde sectores simplemente reformistas hasta
grupos revolucionarios deseosos de una revolución socialista o anarquista.
1.2 LA PARTICIPACIÓN INTERNACIONAL:
La Guerra Civil española tuvo una gran repercusión internacional. El conflicto fue visto como un enfrentamiento
entre las fuerzas democráticas y en parte revolucionarias (socialistas y comunistas) y los regímenes fascistas en
ascenso (Italia y Alemania).
La opinión democrática progresista del mundo estuvo a favor de la República. Igualmente, los partidos obreros y la
URSS se manifestarán decididamente a favor de la República.
Por el contrario, las fuerzas conservadoras de las democracias (Francia y Reino Unido) y los gobiernos fascistas (Italia
y Alemania) veían en el alzamiento militar un freno a la expansión del comunismo. También el régimen filofascista
portugués de Oliveira Salazar fue un fiel aliado de los sublevados. Por último, el catolicismo tradicional estuvo en
general con los rebeldes, y el Papado acabó pronunciándose a favor de Franco.
Los sublevados como el gobierno de la República recurrieron al exterior para buscar apoyos. Los sublevados enviaron
agentes a los países fascistas con el fin de pedir ayuda militar (aviones y armas). El gobierno republicano pidió
colaboración militar y política, en primer lugar, a Francia, que también tenía un gobierno de Frente Popular.
Pero los gobernantes de las democracias (Francia, Reino Unido y Estados Unidos) fueron muy prudentes por temor a
que el conflicto pudiera extenderse por Europa. El Reino unido defendía una política de apaciguamiento ante la
Alemania nazi y comunicó a Francia que si intervenía en España ayudando a la República no apoyaría la política
internacional francesa ante la amenaza de Hitler. Francia se plegó a estas exigencias e impulsó la creación de un
comité de No Intervención (agosto de 1936), con sede en Londres, al que se adhirieron 27 países.
La política de no intervención constituyó una inmensa injusticia para la República y una de las causas de su derrota al
negar a un Estado soberano y legítimo el derecho de adquirir armas para la defensa de la insurrección.
El apoyo internacional a la causa republicana vino a través de las llamadas Brigadas Internacionales. Fruto de un
verdadero movimiento de solidaridad antifascista, en torno a 40.000 brigadistas, llegados de todo el mundo,
tuvieron un importante papel, sobre todo en la defensa de Madrid y en los diferentes campos de batalla. En su
articulación tuvieron un importante papel las organizaciones comunistas internacionales. Entre los brigadistas había
voluntarios procedentes de Europa y América, y en su mayoría eran de ideología progresista o de izquierdas
(demócratas, socialistas, comunistas y anarquistas).
2. EL BANDO REPUBLICANO O "ROJO".
La necesidad de recurrir a las organizaciones políticas y sindicales de izquierdas para hacer frente al golpe de Estado
originó la aparición de una estructura de poder popular, única fuerza armada capaz de defender la legalidad
republicana, el gobierno decretó la disolución del ejército tradicional y la creación de batallones de voluntarios en los
que debían integrarse las milicias populares.
En el verano de 1936, el poder del Estado sufrió un desplome casi total y fue sustituido por organismos dispuestos a
imponer un nuevo orden revolucionario: consejos, comités y juntas. En algunas zonas, los comités se unificaron para
formar Consejos Regionales (Consejo Soberano de Asturias, Consejo de Aragón, Comité Ejecutivo Popular de
Valencia, Junta de Defensa de Madrid o Comité Central de Milicias Antifascistas en Cataluña). Se ocupaban de
organizar las columnas de voluntarios para el frente, del orden público o de la economía. Un hecho muy significativo
de la revolución social desencadenada fue, sin duda, la colectivización de la propiedad privada.
También se desarrolló un violento movimiento anticlerical y antiburgués, que se concretó en el saqueo e incendio de
iglesias, en el asalto a propiedades, en detenciones de empresarios o grandes propietarios. Y en el asesinato de
religiosos o de elementos sospechosos por su afiliación política de derechas. Estas acciones fueron protagonizadas,
en su mayor parte, por grupos incontrolados de tendencia anarquista.
2.1 EL GOBIERNO DE LARGO CABALLERO.
A finales del verano de 1936, los milicianos no conseguían detener el avance de los sublevados, y las fuerzas
republicanas eran conscientes de la necesidad de la formación de un gobierno capaz de aunar esfuerzos para ganar
la guerra. El 5 de septiembre de 1936 se logró formar un gobierno de concentración, presidido por Largo Caballero,

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secretario general de UGT, en el que estaban presentes republicanos, socialistas y por primera vez, comunistas. En
noviembre, entraron en el gabinete 4 ministros anarcosindicalistas, hecho sin precedentes en el mundo.
La etapa de gobierno de Largo Caballero duró hasta mediados de mayo de 1937, y tuvo una gran importancia en el
desarrollo de la guerra. Su proyecto era crear una "gran alianza antifascista" frente a los sublevados: recomponer el
poder del Estado, eliminando Juntas y Comités, pero reconociendo los Consejos Regionales y dirigir la guerra
militarizando las milicias de los partidos y creando el Ejército Popular.
Largo Caballero tuvo problemas con comunistas y anarquistas, por su empeño en dirigir la guerra de una manera
personal y por la persistencia de las prácticas de colectivización de los anarquistas y su negativa de que sus milicias
entraran en el ejército regular.
El enfrentamiento estalló en mayo de 1937 en Barcelona, cuando las fuerzas de la Generalitat intentaron desalojar a
los anarquistas del edificio de Telefónica que habían ocupado y desde donde controlaban las comunicaciones. Los
hechos derivaron en un enfrentamiento, en las calles de Barcelona, entre militantes de la CNT y el POUM y militantes
del PSUC, ERC y la UGT, que respaldan al gobierno. El gobierno central envió fuerzas a Cataluña para controlar el
orden público. El conflicto se saldó con más de 200 muertos, la derrota de los anarquistas y del POUM y una fuerte
crisis de gobierno.
2.3 EL GOBIERNO DE NEGRIN.
Los hechos de mayo restaron influencia a los anarquistas y fortalecieron las posiciones comunistas, que tenían una
gran influencia basadas, sobre todo, en la ayuda que la Unión Soviética prestaba a la República. De acuerdo con las
directrices soviéticas de perseguir a los trotskistas como enemigos de la revolución, los comunistas españoles
exigieron la disolución del POUM y la detención de sus líderes. Largo Caballero dimitió y se constituyó un nuevo
gobierno presidido por el socialista Juan Negrín. De la dirección de la guerra se encargaría el nuevo ministro de
Defensa, el también socialista Indalecio Prieto. En el gobierno no estarían los sindicatos, CNT y UGT, sino solo los
partidos políticos.
El gobierno de Negrín permaneció en el poder hasta el final de la guerra, y propuso una política de resistencia de la
República hasta el fin, aunque no dejó nunca de buscar un acuerdo con el enemigo que salvaguardara la República y
la democracia. Su célebre programa de los Trece Puntos preveía la permanencia de la República tras un proceso de
elecciones democráticas, cuando cesara la lucha armada. Franco no aceptó entrar en ningún tipo de negociación e
hizo saber públicamente que "solo aceptaría una rendición sin condiciones".
A partir de marzo de 1938, en el territorio republicano faltaban alimentos y productos básicos, los reveses militares
eran continuos y entre la población comenzaba a extenderse el cansancio de la guerra. Negrín, con casi la única
ayuda de los comunistas, insistía en la necesidad de resistir con la esperanza de que el inicio del previsible conflicto
en Europa entre las potencias democráticas y las fascistas aligerara sustancialmente la presencia alemana e italiana
en España. La pérdida de Cataluña entre enero y febrero de 1939 y el exilio de los gobiernos de la República de
Cataluña y el País Vasco evidenció que la República tenía los días contados.
3. LA ZONA SUBLEVADA O "NACIONAL".
En la zona dominada por los sublevados, conocida como "zona nacional", hubo desde el primer momento, un orden
mantenido por el ejército y por el estado de guerra. Aunque muy pronto organizaron una Junta de Defensa Nacional,
los generales sublevados actuaron con total libertad y plenos poderes en sus territorios (Mola en Navarra, Queipo de
Llano en Sevilla y en la parte de Andalucía ocupada, etc.).
La muerte del general Sanjurjo el 20 de julio de 1936 en Lisboa, y el hecho de que la insurrección no triunfara y diera
origen a una guerra, plantearon el problema del liderazgo en la dirección militar y en el gobierno del territorio
"nacional".
El 24 de julio se creó en Burgos la Junta de Defensa Nacional, integrada por militares (Mola, Franco, Quipo de
Llano...) y presidida por el general más antiguo entre los sublevados, el general Miguel Cabanellas. La misión de la
Junta era gobernar el territorio ocupado y sus primeras medidas fueron prohibir la actividad de todos los partidos
políticos, suspender la Constitución y decretar la paralización de la Reforma Agraria.
Para dirigir la guerra fue ganando cada vez más adeptos el general Francisco Franco. Su liderazgo dentro del ejército
se impuso, sobre todo, después de liberar el Alcázar de Toledo y de conseguir que Hitler y Mussolini lo reconocieran
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como único interlocutor válido para negociar su apoyo a la sublevación. El 30 de septiembre lo eligieron como Jefe
del Alzamiento y el 1 de octubre de 1936 se publicó el decreto que lo nombraba Jefe del Gobierno del Estado y
Generalísimo de los ejércitos españoles. La Junta de Defensa Nacional desapareció y se estableció una Junta Técnica
del Estado, con sede en Valladolid y en Burgos. El cuartel general de Franco se trasladó a Salamanca.
A partir de octubre, a diferencia de la zona republicana, existía en la zona sublevada un mando militar único e
incontestado, pero no una uniformidad política. Los sublevados habían prohibido todos los partidos políticos que
formaban parte del Frente Popular y todos los sindicatos de clase. Solo eran legales Falange Española y de las JONS,
cuyo jefe fundador, Losé Antonio Primo de Rivera, había sido fusilado por los republicanos, y la Comunión
Tradicionalista (los carlistas). Se toleraba la CEDA y los grupos monárquicos.
En abril de 1937, Franco, inspirándose en el modelo de Estado fascista italiano y alemán de partido único y con un
jefe con plenos poderes, dio a conocer el Decreto de Unificación por el que se creaba un partido único, Falange
Española Tradicionalista y de las JONS, unificado a falangistas y carlistas, y en el que se integrarían todas las demás
fuerzas "nacionales". Franco sería Jefe Nacional de este partido único, concentrando en sus manos otro poder más.
El nuevo partido adoptó el uniforme con la camisa azul de Falange y la boina roja de los carlistas y el saludo fascista
con el brazo en alto.
El proceso de formación del nuevo Estado franquista culminó en enero de 1938 con la desaparición de la Junta
Técnica y la formación, en Burgos, del primer gobierno de Franco, que concentraba en su persona la jefatura del
Estado y la presidencia del gobierno. El nuevo Estado se inspiraba en el fascismo y defendía un modelo social basado
en el conservadurismo y el catolicismo. Se abolió la legislación republicana en materia económica, social y laboral. Se
suprimieron las libertades religiosa, política y sindical y se impuso la censura en la prensa y en los medios de
comunicación. Se suprimieron los estatutos de autonomía y se restableció la pena de muerte.
La construcción del Estado franquista fue acompañada de una violencia extrema que formaba parte de las directrices
fijadas por los dirigentes de la sublevación y que comportó la aniquilación de los vencidos en los territorios que se
ocupaban.
En marzo de 1938 se aprobó la primera de las Leyes Fundamentales, el Fuero del Trabajo, inspirada en el fascismo
italiano, con un único sindicato que agrupaba a empresarios y trabajadores, y se prohibieron las huelgas y las
reivindicaciones obreras.
La Iglesia fue uno de los pilares de la España franquista. En julio de 1937 hizo pública una Pastoral Colectiva de
Obispos en apoyo de los sublevados. El nuevo Estado era claramente confesional y derogó las leyes del matrimonio
civil y del divorcio, estableció el culto religioso en la enseñanza y en el ejército e instituyó una retribución estatal al
clero.
En definitiva, la zona "nacional" se había convertido en un Estado totalitario.
4. LA EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO BÉLICO.
- El primer objetivo de los sublevados era la toma de Madrid, capital y símbolo de la República. Después de cruzar
el Estrecho (julio 1936), las tropas de África, legionarios y regulares al mando del general Yagüe, consiguieron el
enlace con la zona sublevada del norte, una vez eliminada la resistencia de Badajoz.
En septiembre, Franco, nombrado jefe del ejército del sur tras la muerte de Sanjurjo, ocupó Toledo y puso fin al
cerco del Alcázar, donde resistían unos centenares de militares sublevados con sus familias. A finales de octubre, se
hallaba a las puertas de Madrid.
La conquista de la capital podía ser inminente por lo que el 29 de octubre el gobierno de la República decretó la
movilización general para salvar Madrid. Miles de hombres y mujeres fortificaron los accesos y el interior de la
ciudad, y mientras se cavaban zanjas, nacían consignas que se hicieron míticas como "No pasarán".
El 6 de diciembre, el gobierno republicano se trasladó a Valencia, dejando la ciudad en manos de una Junta presidida
por el general Maiaja. Pese a los ataques aéreos, Madrid resistió desde noviembre a enero el ataque frontal, gracias,
también, a la llegada de las primeras Brigadas internacionales y de una columna de anarcosindicalistas desde
Barcelona, la columna Libertad, al mando del líder sindical Durruti, que encontró ahí la muerte.

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La resistencia de la ciudad de Madrid concluyó la fase de la guerra llamada de "columnas", en la que las tropas
republicanas estaban básicamente compuestas de columnas de milicias integradas por voluntarios de partidos y
sindicatos.

- Batalla de Guadalajara. Fracasado el intento de entrar en la capital, los sublevados emprendieron maniobras para
aislar Madrid y cortar sus comunicaciones con Valencia. Una primera maniobra produjo la batalla del Jarama
(febrero 1937), en la que los sublevados cruzaron el río, pero no consiguieron su objetivo de incomunicar la ciudad.
En la batalla de Guadalajara (marzo 1937), las tropas italianas, aliadas de Franco, sufrieron una espectacular derrota
a manos del reconstituido Ejército Popular de la República. Fue la primera victoria republicana de gran resonancia.
- Franja cantábrica. Franco decidió cambiar la estrategia, abandonando el ataque a Madrid, trasladó la lucha a la
franja cantábrica. Los combates principales se produjeron entre abril y octubre de 1937 y los frentes de combate
fueron desplazándose de este a oeste: Guipuzcua, Vizcaya, Cantabria y Asturias. Los sublevados, al mando del
general Mola, desencadenaron un ataque desde Vizcaya en los últimos días de marzo. En abril se producía el primer
bombardeo aéreo del mundo sobre una población civil, Guernica, realizado por la aviación alemana e italiana por
orden del cuartel general de Franco, y que produjo un gran número de víctimas civiles.
Bilbao fue ocupada en el mes de junio de 1937 gracias a la superioridad en medios, armamento y aviación de los
sublevados.
- La República, para aliviar la presión militar en el norte, desencadenó el ataque a Brunete, cerca de Madrid, y más
tarde a Belchite, junto a Zaragoza, pero no consiguió evitar que las tropas de Franco entrasen en agosto de 1937 en
Cantabria y luego en Asturias, donde la batalla se llevó a cabo entre septiembre y octubre del mismo año. Toda la
franja norte quedaba en manos de los rebeldes.
- En diciembre de 1937, el ejército republicano había sido reorganizado con la creación de las Brigadas Mixtas, y
tenían a su frente a un destacado general, Vicente Rojo, el defensor de Madrid. Se pretendía afianzar la organización
castrense y dotar al ejército de la necesaria eficacia para dar un giro a la guerra. A tal fin, el ejército se dotó de
mandos profesionales y en él se integraron los cuadros procedentes de las milicias populares (Juan Modesto, Enrique
Líster, Valentín González, etc.).
El nuevo ejército republicano intentó tomar la iniciativa desencadenando diversas ofensivas, la más importante fue
la batalla de Teruel que llevó a la ocupación republicana de la ciudad, que se mantuvo hasta febrero de 1938. El
ejército de Franco desencadenó entonces la Campaña de Aragón en tierras de Teruel, atravesando el maestrazgo y
llegando al Mediterráneo en el mes de abril.
El territorio republicano quedaba dividido en dos zonas, una de las cuales era Cataluña. Franco podía haber atacado
Cataluña y haber terminado la Guerra, pero optó por continuar la ofensiva hacia el sur, manteniendo los fuertes
combates en Castellón y Valencia, capital de la República.
- La batalla del Ebro, fue el inició de la última fase de la guerra, y terminó con la derrota definitiva de la República,
definitivamente abandonada por las grandes potencias tras la conferencia de Múnich de 1938.
La batalla del Ebro fue uno de los mayores episodios militares de la guerra. Empezó en día 25 de julio de 1938 con el
ataque republicano donde un primer avance hacia el sur los llevó a ocupar Gandesa, donde lograron resistir unos
meses. Franco envió grandes refuerzos, incluida la aviación alemana e italiana, y consiguió detener el ataque. Luego
contraatacó y a principios de noviembre el ejército republicano tuvo que replegarse en la otra orilla del río Ebro,
mientras el ejército de Franco avanzaba ocupando todo el sur de Tarragona y la desembocadura del río. El 16 de
noviembre de 1938 se dio por terminada la batalla. El ejército republicano había quedado gravemente mermado.
Entonces Franco decidió emprender definitivamente la ofensiva sobre Cataluña. El 26 de enero entraba en Barcelona
sin lucha. La caída de Gerona significó la huida hacia Francia de miles de refugiados, entre ellos el gobierno
republicano, con el jefe de gobierno, Juan Negrín y el presidente de la República Manuel Azaña.
4.1 EL FIN DE LA GUERRA.
En febrero de 1939, a la República no le quedaba más territorio que la llamada zona centro, que comprendía Madrid
y toda la región mediterránea, desde el norte de Valencia hasta Almería. A pesar de que el jefe del ejército
republicano, Juan Negrín, había regresado de Francia y quería continuar la guerra, apoyados por los comunistas, ya
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no hubo ninguna batalla importante. A finales de este mes, el Reino Unido y Francia reconocieron al gobierno de
Franco, y a primeros de marzo, Manuel Azaña presentó en Paris su dimisión como presidente de la República.
A comienzos de marzo se produjo en Madrid una sublevación contra el gobierno de la República dirigida por el
coronel casado, jefe de la defensa de la capital. El coronel venía preparando este golpe desde hacía meses y había
entrado en contacto con el servicio de espionaje enemigo. Casado creía que la influencia de los comunistas en la
República era la causa de la prolongación de la guerra y que sería posible terminarla mediante una negociación con
Franco.
Casado, con el falso pretexto de que el presidente Negrín iba a nombrar altos cargos exclusivamente comunistas
para el ejército, se sublevo y controló Madrid, tras una fuerte lucha con las unidades comunistas. Junto con el
socialista Julián Besteiro, entre otros, y el apoyo de parte de la UGT se creó una Junta de Defensa, con el objetivo de
negociar con Franco, pero este no aceptó condición alguna y obligó a entregar las armas. El 28 de marzo, las tropas
de Franco entraron en Madrid sin ninguna resistencia.
En los días posteriores de la entrada en la capital, se ocupó toda la zona mediterránea. La resistencia de las escasas
tropas controladas por los comunistas no pudo impedir la ocupación de Albacete, Alicante y Valencia. El 1 de abril de
1939, Franco firmó en Burgos el último parte de guerra, dando por concluido el conflicto.
5. CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO.
La guerra alteró la vida de la población española. Las dificultades de supervivencia, el hambre y la falta de productos
básicos se convirtieron en una constante, mucho más grave para la zona republicana, privada de alimentos básicos
como el cereal. Igualmente, los bombardeos terrestres o aéreos, la ocupación de pueblos y ciudades por el ejército
enemigo, las muertes y los heridos provocaron enormes sufrimientos. En ocasiones los habitantes huían ante el
avance de las tropas, sobre todo en la zona republicana, casi en constante retroceso desde finales de 1936, y se
convertían en desplazados o refugiados, con las condiciones de miseria e inseguridad que eso generaba.
Otros factores venían a completar la tragedia de la Guerra Civil. En primer lugar, la persecución a la que muchas
personas se vieron sometidas por sus ideas políticas o religiosas. Esto ocurrió en ambos bandos, pero mientras en la
zona republicana esta violencia se ejercía por parte de grupos incontrolados, en el bando nacional formaba parte de
la política institucional del nuevo régimen, como forma de controlar a la población mediante el terror.
El papel de la mujer también sufrió cambios importantes. En la zona republicana, se vivió un ambiente de mayor
libertad e igualdad durante la guerra. Muchas mujeres se alistaron como milicianas, sustituyeron a los obreros en las
fábricas y trabajaron en hospitales, oficinas, en la prensa, etc. En la zona nacional, el papel de la mujer se volvió a
reducir al cuidado del hogar, a la actuación en los hospitales o a la distribución de avituallamiento, siendo eliminadas
la mayoría de las conquistas republicanas.
El 1 de abril de 1939 la guerra había concluido, pero sus terribles consecuencias iban a estar presentes durante
decenios en España. En primer lugar, la guerra dejó un terrible saldo de víctimas, muertos (unos 400.000), heridos,
mutilados, desaparecidos, etc. Además, entre el 27 de enero y el 3 de febrero de 1939, aproximadamente medio
millón de españoles entraron en Francia, mientras otros miles huían hacia América, norte de África, u otros destinos.
La guerra arruinó el país, las infraestructuras y las comunicaciones se destruyeron, así como miles de viviendas
afectadas por los bombardeos. La actividad económica se paralizó y la ayuda recibida por los nacionales debía ser
pagada ahora endeudando al país.
Por último, la guerra destruyó la convivencia y el frágil sistema democrático alumbrado por la Segunda República, y
fue sustituido por una dictadura militar, de inspiración fascista, que se prolongará durante 40 años.

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