Tema 1 La Dignidad de La Persona y Los Derechos Fundamentales
Tema 1 La Dignidad de La Persona y Los Derechos Fundamentales
Tema 1 La Dignidad de La Persona y Los Derechos Fundamentales
1. Referencias normativas:
a. Constitución Española, art. 10.1: “La dignidad de la persona, los
derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la
personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social”.
b. Declaración Universal de los Derechos Humanos:
i. Preámbulo: “Considerando que la libertad, la justicia y la paz
en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad
intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana (…)”.
ii. Art. 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos y, dotados como están de razón y
conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con
los otros”.
c. Carta de Derechos Fundamentales de la UE, art. 1: “La dignidad
humana es inviolable. Será respetada y protegida”.
2. El sistema axiológico positivizado por la Constitución Española de 1978.
a. STC 9/1981: “La Constitución es una norma, pero una norma
cualitativamente distinta de las demás, por cuanto incorpora el
sistema de valores esenciales que ha de constituir el orden de la
convivencia política e informar todo el ordenamiento jurídico”.
b. La dignidad de la persona es el valor sobre el que se construye el
complejo edificio jurídico-político del estado constituido por la Norma
Fundamental de 1978, fundamento del orden político y de la paz
social (art. 10.1 CE).
c. El entero orden jurídico-político diseñado por la Constitución está al
servicio de la dignidad de la persona, valor axiológico último y
síntesis de las notas definidoras del Estado.
d. Los valores que consagra la Constitución (los valores superiores del
art. 1.1 CE y la dignidad de la persona), aseguran la unidad de
sentido del ordenamiento, y tienen una primacía interpretativa
absoluta.
e. Opción axiológica constitucional influida por la Ley Fundamental de
Bonn, que, en expresión del Tribunal Constitucional Federal, “ha
decidido la tensión individuo-comunidad en el sentido de la
dependencia y vinculación sociales de la persona”.
f. STC 18/1981 “la Constitución incorpora un sistema de valores cuya
observancia requiere una interpretación finalista de la Norma
fundamental”.
g. La dignidad de la persona es “cualidad consustancial inherente a la
misma” (STC 244/2007).
3. La dignidad de la persona como valor jurídico fundamental.
a. STC 53/1985: “Junto al valor de la vida humana, y sustancialmente
relacionado con la dimensión moral de ésta, nuestra Constitución ha
elevado también a valor jurídico fundamental la dignidad de la
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persona, que, sin perjuicio de los derechos que le son inherentes, se
halla íntimamente vinculada con el libre desarrollo de la personalidad
(art. 10) y los derechos a la integridad física y moral (art. 15), a la
libertad de ideas y creencias (art. 16), al honor, a la intimidad
personal y familiar y a la propia imagen (art. 18.1). Del sentido de
estos preceptos puede deducirse que la dignidad es un valor
espiritual y moral inherente a la persona, que se manifiesta
singularmente en la autodeterminación consciente y responsable de
la propia vida y que lleva consigo la pretensión al respeto por parte
de los demás”.
b. STC 25/1981: “Proyectada sobre los derechos individuales, la regla
del art. 10.1 CE implica que, en cuanto valor espiritual y moral
inherente a la persona la dignidad ha de permanecer inalterada
cualquiera que sea la situación en que la persona se encuentre,
constituyendo, en consecuencia, un minimum invulnerable que todo
estatuto jurídico debe asegurar, de modo que, sean unas u otras las
limitaciones que se impongan al disfrute de los derechos individuales,
no conlleven menosprecio para la estima que, en cuanto ser humano,
merece la persona”.
4. Dignidad de la persona y derechos fundamentales.
a. La dignidad humana como criterio de fundamentación de los
derechos fundamentales.
b. La dignidad humana como criterio de extensión de la titularidad de
los derechos fundamentales.
c. La dignidad humana como criterio para especificar el contenido de los
derechos fundamentales.
d. La dignidad humana como límite a los derechos fundamentales.
i. STC 2/1982: “No existen derechos ilimitados. Todo derecho
tiene sus límites que, como señalaba este Tribunal en
sentencia de 8 de abril de 1981, B.O.E. de 25 de abril, en
relación a los derechos fundamentales, establece la
Constitución por sí misma en algunas ocasiones, mientras en
otras el límite deriva de una manera inmediata o indirecta de
tal norma, en cuanto ha de justificarse por la necesidad de
proteger o preservar no sólo otros derechos constitucionales,
sino también otros bienes constitucionalmente protegidos.
Pues bien, hemos de afirmar que ni la libertad de pensamiento
ni el derecho de reunión y manifestación comprenden la
posibilidad de ejercer sobre terceros una violencia moral de
alcance intimidatorio. porque ello es contrario a bienes
constitucionalmente protegidos como la dignidad de la persona
y su derecho a la integridad moral (arts. 10 y 15 de la
Constitu ción) que han de respetar no sólo los poderes
públicos, sino también los ciudadanos, de acuerdo con los
arts. 9 y 10 de la Norma Fundamental”.
e. La dignidad humana como criterio material de interpretación del
ordenamiento jurídico.
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LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y LOS DERECHOS INDIVIDUALES COMO
FUNDAMENTO DEL ORDEN POLÍTICO.
“Proyectada sobre los derechos individuales, la regla del art. 10.1 CE implica que,
en cuanto valor espiritual y moral inherente a la persona, la dignidad ha de
permanecer inalterada cualquiera que sea la situación en que la persona se
encuentre, constituyendo, en consecuencia, un “minimum” invulnerable que todo
estatuto jurídico debe asegurar, de modo que, sean unas u otras las limitaciones
que se impongan en el disfrute de los derechos individuales, no conlleven
menosprecio para la estima que, en cuanto ser humano, merece la persona”.
74. Seguramente no exista prácticamente ningún otro concepto jurídico que sea
tan difícil de aprehender desde un punto de vista jurídico como el de la dignidad
humana. En lo sucesivo, me propongo intentar apuntar al menos algunos de los
contornos de dicho concepto.
75. La «dignidad humana» constituye la expresión del máximo respeto y valor que
debe otorgarse al ser humano en virtud de su condición humana. Se trata de
proteger y respetar la esencia y la naturaleza del ser humano como tal, de la
«sustancia» del ser humano. Por tanto, en la dignidad humana se refleja el propio
ser humano; ampara sus elementos constitutivos. Sin embargo, la cuestión de
cuáles son los elementos constitutivos de un ser humano remite inevitablemente a
1
Sentencia del Tribunal Constitucional 53/1985, de 11 de abril.
2
Sentencia del Tribunal Constitucional 120/1990, de 27 de junio.
3
Conclusiones de la Abogado General Sra. Christine STIX-HACKL, presentadas el 18 de marzo de
2004, Asunto C-36/02. OMEGA Spielhallen- y Automatenaufstellungs-GmbH contra Oberbürgermeisterin
der Bundesstadt Bonn.
3
un ámbito prejurídico, es decir, en última instancia el contenido de la dignidad
humana viene determinado por una determinada «imagen del ser humano».
77. En tanto que origen último de los mismos, también comparte el trasfondo
histórico-filosófico y la fundamentación de los derechos humanos en general. En
esa medida, la exigencia de respetar los derechos humanos se opone a la idea de
que el valor del ser humano se encuentra a disposición del Estado, del pueblo o de
la mayoría, es decir, a la idea de que el individuo se define a partir de la
comunidad y debe entenderse como función de la misma. Se corresponde con la
idea de que, por el contrario, cada ser humano individual debe ser valorado como
locus originario de derechos no otorgados e inotorgables.
78. Como bases de esta valoración, cabe mencionar distintos principios religiosos,
filosóficos o cosmogónicos. En suma, la dignidad humana hunde profundamente
sus raíces en el nacimiento, en el ámbito cultural europeo, de una determinada
idea del ser humano que entiende a éste como un ser capaz de tener iniciativa
propia y con autodeterminación. En virtud de su capacidad para formar libremente
su propia voluntad, constituye un sujeto y no puede ser degradado a cosa, a
objeto.
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82. La idea de la protección de la dignidad humana se introdujo en el Derecho
positivo tanto internacional como nacional sobre todo como consecuencia del
movimiento de defensa de los derechos humanos de la segunda mitad del siglo
XX, habiendo adquirido esta recepción formas muy diversas. Así, tanto la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948 como
los dos Pactos de Naciones Unidas sobre los derechos civiles y políticos y sobre los
derechos económicos, sociales y culturales contienen en sus Preámbulos el
reconocimiento de la dignidad inherente a todas las personas como base de los
derechos fundamentales, sin consagrar, sin embargo, la dignidad humana como un
derecho humano separado. En el CEDH –que, sin embargo, en su Preámbulo se
remite a la Declaración Universal de los Derechos Humanos–, la dignidad de la
persona no se cita en ningún momento de manera expresa. Ahora bien, con
arreglo a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en lo
sucesivo, «TEDH») el respeto de la dignidad y la libertad humanas constituye «la
base y la finalidad general del Convenio».
83. Por lo que respecta, por otra parte, a los ordenamientos constitucionales de los
Estados miembros, desde luego el concepto de dignidad humana es reconocido en
todos los casos de una u otra forma, especialmente si se tiene en cuenta, como he
señalado antes, que dicho concepto puede expresarse conceptualmente de
diversas formas.
84. Sin embargo, de modo similar a lo que sucede con los citados instrumentos
internacionales, la dignidad humana se incorpora en los ordenamientos jurídicos
nacionales de los Estados miembros predominantemente en el marco de un
reconocimiento general como principio fundamental, de valoración o constitucional
–frecuentemente desarrollado en la jurisprudencia–, y no como norma jurídica
autónoma que pueda ser invocada ante los órganos jurisdiccionales. Por tanto,
debe considerarse como una excepción una norma como la que existe, por
ejemplo, con arreglo a la Constitución alemana, de acuerdo con la cual –al menos
según el criterio predominante– el respeto y la protección de la dignidad humana,
tal como está consagrada en el artículo 1 de la Ley Fundamental, no sólo
constituye un «principio constitutivo subyacente», sino también un derecho
fundamental autónomo.
85. Una razón fundamental para ello podría ser el hecho de que la dignidad
humana sólo adquiere un contenido material concreto a través de sus derivaciones
y formulaciones en los diferentes derechos fundamentales y actúa, en relación con
los mismos, como criterio de valoración y de interpretación. En efecto, el propio
concepto de dignidad humana –al igual que el propio concepto de ser humano, al
que se remite directamente– es un concepto colectivo que, como tal, no es objeto
de una definición o interpretación jurídica clásica en sentido estricto; por el
contrario, puede concretarse desde un punto de vista material, sobre todo,
mediante los pronunciamientos jurisdiccionales en relación con cada caso concreto.
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87. Ahora bien, por lo que respecta a la dignidad humana en el Derecho
comunitario, procede señalar que en el Derecho primario actualmente vigente no
ha encontrado ninguna mención (escrita) expresa. Sin embargo, al menos en
algunos actos jurídicos de Derecho derivado –como por ejemplo en los
considerandos del Reglamento (CEE) nº 1612/68 y en el artículo 12 de la
Directiva 89/552/CEE– sí se hace referencia a la dignidad humana, que en ese
contexto también ha sido incorporada a la jurisprudencia.
6
1 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. (66) Dicho
artículo tiene el siguiente tenor: «La dignidad humana es inviolable. Será
respetada y protegida».