Libro Derecho Procesal Civil - Gomez Lara
Libro Derecho Procesal Civil - Gomez Lara
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ISBN 970-613-812-9
A los licenciados
C G L
Mayo de 2005
1 Proceso y juicio
1 Proceso y juicio
Es común que los significados de los vocablos proceso y juicio se
confundan, se tomen uno por otro y que, en algún sentido, se hagan
equivalentes.1
En este último caso, la palabra juicio parece equivaler a lo que
hoy entendemos por proceso. Para explicar lo anterior es
conveniente recordar que en el siglo xix los códigos españoles no se
llamaron procesales o de procedimientos, sino leyes de
enjuiciamiento. El código español de 1855, por ejemplo, fue
denominado precisamente Ley de Enjuiciamientos Civiles. Aquí
están subyacentes los conceptos de juicio y de enjuiciar, es decir, de
proceso y de procesar.
Otra acepción de juicio, distinta de las anteriores, es la que se le
otorga cuando se quiere aludir a una parte del proceso. Y al
mencionar las etapas en que se divide el proceso, se habla de una
inicial a la que llamamos instrucción y de una segunda a la que se le
denomina juicio. Éste es otro contenido de la palabra juicio como
segunda parte del proceso.
¿De dónde le provino al derecho procesal la palabra juicio? ¿De
qué disciplina o rama del conocimiento procede este vocablo? Se
deriva de la lógica, entendida ésta como ciencia del conocimiento,
como ciencia del razonar, como ciencia del pensar. Y es que, en su
aspecto lógico, el juicio es un mecanismo del pensamiento. El
concepto original de la denominación juicio corresponde o proviene
de la lógica aristotélica y no es, en este sentido, sino un mecanismo
del razonamiento mediante el cual llegamos a la afirmación de una
verdad. Claro, a través de un proceso dialéctico que implica una
premisa mayor, una premisa menor y una conclusión.
Por lo que se refiere al proceso, resulta que la mencionada
segunda parte que llamamos juicio es, en este sentido, un
verdadero juicio lógico, que se actualiza en el momento de dictar la
sentencia, en cuya estructura están presentes la premisa mayor, la
premisa menor y la conclusión. La premisa mayor es la norma
general, la premisa menor es el caso concreto sometido a la
consideración del tribunal y, la conclusión, es el sentido de la
sentencia.
Es evidente que hay aquí un juicio lógico jurídico, porque en el
momento de sentenciar el juez toma como premisa mayor a la
norma; como premisa menor, el caso concreto y, por ese medio,
llega a la conclusión, que es el sentido de la sentencia.
7 Fase postulatoria
La primera fase de la instrucción es la postulatoria. Esta fase, por
razones lógicas, antecede a las demás. El juzgador sólo administra
justicia cuando se le requiere para ello. La jurisdicción, como función
estatal, sólo se despliega, exclusivamente se desarrolla, únicamente
se pone en movimiento cuando lo demanda un gobernado a través
del ejercicio de su derecho de acción, y nuncantes. Por ello, el
juzgador nunca puede administrar justicia sin que se lo requieran,
sin que se lo soliciten a través del ejercicio del derecho de acción.
Briseño Sierra3 afirma que el juzgador “no es un Quijote que sale
al mundo externo buscando entuertos que desfacer, sino que es un
juez requerido”. El juzgador está imposibilitado humanamente para
conocer de todos y cada uno de los litigios que en la sociedad
acontecen y ninguno puede conocer y decidir al instante todos y
cada uno de los litigios que se produzcan en la vida humana. No los
conoce porque no es omnipresente: sólo puede resolver los litigios
cuando se le ha pedido que así lo haga y cuando se le ha informado
que existen y se le han proporcionado datos e informes suficientes
sobre ellos. Nunca resuelve de oficio, esto es motu proprio. En la
fase postulatoria, las partes exponen sus pretensiones y
resistencias; sus afirmaciones y sus negaciones acerca de los
hechos, y finalmente invocan las normas jurídicas aplicables al caso
concreto. El objetivo que se trata de alcanzar no es otro sino el de
recoger el debate litigioso, esto es, se trata de precisar el contenido
del proceso, de determinar aquello que será objeto después de
lactividad probatoria y de los alegatos y, por último, objeto también
de una resolución jurisdiccional definitiva, que es la sentencia. Se
presenta la demanda o se presenta la acusación y se responde a la
demanda o se defiende contra la acusación.
La fase postulatoria puede ser simple o complicada y compleja; es
simple cuando solamente se integra por la demanda y por la
contestación a la demanda. Ésta es la regulación que establece el
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.4 El
proceso civil local tiene una fase postulatoria simple, puesto que se
compone solamente de una demanda y de una contestación; puede
ser compleja, puede ser más complicada cuando el debate litigioso
se completa, se precisa, además de la demanda y de la
contestación a la demanda, con las llamadas réplica y dúplica,
escritos que enmarcaban momentos procesales que han dejado ya
de existir en el Distrito Federal; o bien cuando además de la
demanda, de la contestación a la demanda, de la réplica y de la
dúplica, se forma un debate litigioso de apariencia interminable con
la tríplica y la cuadrúplica, y así sucesivamente.
8 Fase probatoria
La fase probatoria tiene una estructura y una función complejas. La
necesidad de esta fase radica en el hecho de que el juzgador
solamente tiene hasta la fase postulatoria un conocimiento parcial y
subjetivo de cada una de las posiciones de las partes contrapuestas
en el proceso. Esto es, el juzgador solamente conoce la opinión
personal respecto al litigio que le presentan tanto el actor como el
demandado. Por ello, es indispensable e imprescindible que el
juzgador se allegue un conocimiento objetivo sobre la controversia
de intereses. Este conocimiento lo obtendrá el juez mediante
lactividad probatoria que se desenvuelve en la fase que hemos
llamado probatoria. El juez tiene necesidad de recibir todos los datos
suficientes y necesarios por los cuales venga constatar, venga
corroborar y a confirmar la posición o posiciones de las partes en el
proceso. El juzgador va recibir de las partes los medios de prueba
que apoyen, que apuntalen, que sostengan sus respectivas
posiciones contrapuestas.
8A Ofrecimiento de la prueba
El primer momento de la fase probatoria es el ofrecimiento. En él,
las partes ofrecen al tribunal, al órgano jurisdiccional, los diversos
medios de prueba con los que suponen que llegarán a constatar o a
corroborar lo que han planteado en la fase postulatoria. Los medios
de prueba que pueden ofrecer las partes son, entre otros: la
confesional, la testimonial, la documental y la pericial.
Las partes han de relacionar los medios de prueba que ofrecen
con cada uno de los hechos que han invocado en la fase
postulatoria.
8B Admisión de la prueba
El segundo momento de la fase probatoria es el llamado de
admisión de la prueba. En este momento, el juzgador es el que
califica la procedencia de los medios de prueba que han ofrecido las
partes; en esta clasificación debe atenderse a la pertinencia y a la
utilidad de cada uno de los medios ofrecidos, así como a la
oportunidad del ofrecimiento (en tiempo).
8C Preparación de la prueba
Los actos de preparación de la prueba suelen ser de origen
complejo, ya que participan en ellos tanto el órgano jurisdiccional
como las partes e incluso algunos terceros. Citar testigos y peritos,
formular interrogatorios o pliegos de posiciones, fijar fechas para la
celebración de audiencia o diligencia, etc., son actos típicos de este
momento procesal.
8D Desahogo de la prueba
Este momento entraña una serie de actividades, también de
naturaleza compleja, en virtud de las cuales se asume la prueba y
ladquiere el tribunal. Según el medio de prueba de que se trate, así
es el trámite y la naturaleza de los actos: las preguntas a las partes
y a los testigos; los cuestionarios a los peritos y la respuesta de
todos ellos, así como la visita personal que el juez haga los locales o
sitios para ver por sí mismo las cosas. Todos los anteriores son
momentos de desahogo de las pruebas, y este extremo es de suma
importancia en cuanto al levantamiento de las actas en que se
consigna, es decir, se deja constancia en el expediente de los
diversos actos de desahogo de las pruebas señaladas.
8E Valoración de la prueba
La valoración de la prueba no pertenece, en rigor, a la fase de
instrucción, sino a la del juicio, puesto que la valoración de prueba
se hace al sentenciarse. Sin embargo, es necesario apuntar la
tendencia una valoración anticipada del material probatorio de
acuerdo con los principios de la oralidad cuando el juez, en virtud de
la identidad y de la inmediatez, vapreciando el material probatorio
paralelamente al desahogo.
9 Fase preconclusiva
La fase preconclusiva la integran los actos de las partes que se han
llamado tradicionalmente alegatos o conclusiones. Éstos son las
consideraciones, las reflexiones, los razonamientos y las
argumentaciones que las partes o sus abogados plantean al tribunal
acerca de lo que se ha realizado en las fases procesales anteriores
(postulatoria y probatoria).
Con tales elementos se persigue dar al juzgador una idea con
respecto a lo que se hafirmado o negado; acerca de lo que las
partes han pretendido y resistido y, lo que es más importante, se
trata de hacer ver al juzgador aquellas afirmaciones y negaciones
que han sido confirmadas, que han sido constatadas, que han sido
corroboradas o verificadas por los medios probatorios desahogados.
En resumen, como lo expresa Briseño Sierra,5 citando alsina, el
alegato sólo debe ser un examen de la prueba para orientar al juez,
quien personalmente sacará de ella las conclusiones que considere
pertinentes, porque el actor piensa que ha logrado su objetivo,
sustentar el derecho que le asiste y justificar la exigencia de su
tutela y el demandado sostiene una posición similar. De manera que
ambos están en la tesitura de creer que sólo puede recaer un
pronunciamiento: el que cada uno postula. En otras palabras, al
hacer cada una de las partes sus reflexiones acerca de lactividad
procesal realizada hasta entonces, se le está planteando al juzgador
la manera como debe llegar a resolver la controversia. Es decir, se
le trata de plantear, se le trata de proponer un pronunciamiento que
debe recaer en la controversia o sobre la controversia; se pretende
darle un proyecto de la sentencia, según entienden las partes, que
debe dictarse.
10 El juicio
Esta segunda etapa del proceso es aquella en la que solamente se
desenvuelve una actividad por parte del órgano jurisdiccional, etapa
en la que el juzgador o los juzgadores, si se trata de un órgano
jurisdiccional colegiado, emiten, dictan o pronuncian la sentencia
jurisdiccional definitiva que viene a terminar el proceso y a resolver
la contienda, el conflicto de intereses.
La etapa del juicio puede revestir caracteres de sencillez,
simplicidad y rapidez, o también puede revestir caracteres de
complejidad y de alargamiento. Es sencilla y breve en procesos con
tendencia la oralidad, en los cuales el juzgador dicta su sentencia
definitiva en la mismaudiencia en que se producen las pruebas y se
rinden los alegatos por las partes; también es más o menos sencillo
el pronunciamiento de la sentencia en los procesos de primera
instancia que tengan un solo titular, como es el caso de los juzgados
civiles y familiares del Distrito Federal. La sentencia la dicta el
mismo juez que ha seguido la instrucción, sin necesidad de una
mayor complicación, puesto que lo único que debe hacer el juzgador
es leer, estudiar y analizar el expediente para posteriormente dictar
su sentencia.
Por el contrario, esta segunda etapa reviste caracteres de mayor
complejidad y de mayor alargamiento cuando se trata de un órgano
jurisdiccional de segunda instancia y de carácter colegiado, como es
el caso de las Salas del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal.
La segunda instancia es dirigida en su etapa de instrucción por un
magistrado integrante de la Sala, pero la etapa del juicio es de la
competencia de todos los integrantes de la Sala. En otras palabras,
mientras que la instrucción la dirige o conduce un solo magistrado,
el juicio como parte final del proceso corresponde conocerlo a todos
los magistrados integrantes de la Sala y, por lo mismo, esta segunda
etapa del proceso se complica, pues es necesario que el magistrado
que ha conocido de la instrucción haga un proyecto de sentencia, el
cual se someta la consideración de los demás integrantes de la Sala
fin de que en una sesión se discuta y, en su caso, se apruebe.
La etapa de la instrucción termina con lo que se ha dado en llamar
el auto de citación para sentencia, esto es, el auto que ordena cerrar
la etapa de la instrucción, el cual dispone que se dicte sentencia
definitiva. Esto por lo que tocal proceso civil; en el proceso penal, la
instrucción termina con el auto que ordena el cierre de la misma.
Este auto se llama, en el proceso penal, auto de cierre de
instrucción.
Es de hacer notar que en el proceso civil del Distrito Federal ha
quedado suprimido el auto que cita para oír sentencia, puesto que
conforme a modificaciones al Código de Procedimientos Civiles, la
instrucción termina con laudiencia de pruebas y alegatos, y el
cómputo del plazo para que el juez dicte su sentencia corre a partir
del día siguiente aquel en que se realiza laudiencia de pruebas y
alegatos.6
1 Hacemos notar que pueden darse una serie de cuestiones preliminares al proceso.
2 Humberto Briseño Sierra, El juicio ordinario civil, vol. 1, Trillas, México, 1975, p. 294.
3 Esta idea se la hemos oído al profesor Briseño Sierra en sus conferencias y cátedras,
sin que la hayamos ubicado en su muy amplia obra escrita.
4 Lo cual se desprende del análisis de los arts. 255, 260 y 272 del ordenamiento referido.
5 Humberto Briseño Sierra, Derecho procesal, t. IV, Cárdenas, México, 1970, p. 537.
Véase edición de Oxford University Press, México, 1999.
6 Cfr. Art. 87 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
3 Cuestiones preliminares
Los arts. 193 a 254 del señalado ordenamiento legal son los que
reglamentan dichas cuestiones y quedarán, en lo pertinente,
comentados en los apartados siguientes.
16 La demanda judicial
La demanda podemos conceptuarla como el primer acto que abre o
inicia el proceso. La demanda es el primer acto provocatorio de la
función jurisdiccional, es el primer momento en el que se ejerce la
acción y debe entenderse como la actividad concreta del particular
frente a los órganos de administración, frente a los tribunales o
jueces.
El hecho de que la demanda se presente no debe confundirse con
el hecho de que la demanda se elabore. Alguien puede en su casa o
en su oficina elaborar un escrito de demanda y guardarlo en el cajón
del escritorio. Esto no tendrá trascendencia jurídica ni trascendencia
procesal. La trascendencia jurídico-procesal se viene a manifestar
cuando se lleva ese escrito de demanda y se entrega al tribunal; al
entregarlo y al ser recibido oficialmente, en ese momento se está
excitando la función jurisdiccional. Mediante esa presentación de la
demanda se desencadena una serie de actos procesales, todos los
cuales van a constituir en su conjunto un proceso. Por tanto, la
demanda es importante como acto de provocación de la función
jurisdiccional y como primer acto mediante el cual el actor provoca
precisamente la función jurisdiccional, echa a andar la maquinaria
del proceso.
17 Concepto, forma y contenido de la demanda
La demanda se define como el primer acto de ejercicio de la acción,
mediante el cual el pretensor acude ante los tribunales persiguiendo
que se satisfaga su pretensión. Este acto debe desligarse del escrito
material de demanda, porque hay ocasiones en que ni siquiera es
necesaria una demanda escrita, sino que puede haber una
demanda meramente oral, por comparecencia, por cuyo medio, y en
muchos procesos así se contempla, el actor simplemente se
presenta de manera personal ante el tribunal sin llevar ningún
escrito y de viva voz dice: “Vengo a demandar esto o lo otro”; en tal
caso, el tribunal debe levantar un acta, y esta demanda es una
demanda por comparecencia, o sea, una demanda oral.
Desde luego, la demanda es un primer acto de ejercicio de la
acción. Si bien es cierto que las acciones se agotan con su ejercicio,
de acuerdo con un viejo principio procesal también es cierto que no
todo el ejercicio de la acción se agota en la pura demanda. La
acción se comienza a ejercer en la demanda, pero continúa
ejerciéndose a través de todo el proceso; se sigue ejerciendo acción
cuando se ofrecen pruebas, cuando se impugnan tales pruebas,
cuando se alega, cuando en cualquier momento del proceso se
sigue empujando o impulsando el desarrollo o el desenvolvimiento
del mismo.
La demanda debe fundarse en la ley para que tenga éxito
posteriormente y las pretensiones exigidas por su medio sean
reconocidas por la sentencia.
Es muy importante que la demanda se haga bien, si es escrita, o
que se diga bien, si es oral, porque bien hecha, o sea, una demanda
ordenada, clara, precisa, congruente, sistemática, en una palabra,
bien expresada, no revestirá mayor complicación en la interpretación
que de ella haga en su oportunidad el tribunal. Este propósito de
claridad, de fijeza en los conceptos que se exponen a través de la
demanda, no se lograría si la demanda fuera oscura, fuera irregular,
fuera poco clara, fuera incongruente; y lo anterior suele suceder,
sobre todo si los que acuden a los tribunales son malos abogados.
En algunos casos, especialmente en los procesos de tipo laboral,
de propósito son presentadas demandas oscuras, irregulares, que
constituyen verdaderos buscapiés, a ver qué sale después. Esto
sucede porque en materia laboral tenemos la institución
denominada suplencia de la queja, por la que el propio tribunal va a
suplir las deficiencias de planteamiento, cosa que no sucede, en
términos generales, en el derecho privado, en los juicios civiles.
Tradicionalmente, si no está bien planteada una demanda, hay el
riesgo de que el asunto se pierda, precisamente porque el
planteamiento no se haya hecho con claridad, con congruencia, con
buena redacción. De ahí que, como postulado general, debe
sostenerse que la demanda habrá de ser clara, sistemática,
ordenada, bien redactada.
En cuanto a la forma, la demanda puede ser oral o escrita. En la
justicia de paz en el Distrito Federal, se postula en el art. 7o. del
título respectivo la posibilidad de que la demanda pueda ser escrita,
lo que debe interpretarse en el sentido de que también puede ser
oral, y con mucha frecuencia los jueces de paz admiten, y no
solamente lo hacen sino que propician la posibilidad de que las
demandas se formulen oralmente. Piénsese que esta justicia de
mínima cuantía es para las clases populares que muchas veces, y el
fenómeno desgraciadamente es agudo en nuestro país, son gente
analfabeta, y no podemos pedirle a un analfabeto que vaya a
presentar una demanda escrita, sobre todo en relación con
cuestiones de poco monto o de poca importancia económica. De ahí
que la facilidad de que la demanda pueda ser oral implica dar
acceso a la administración de justicia a gente que, sin ser
necesariamente analfabeta, también va posiblemente a tener
dificultad para redactar un escrito o para conseguir que alguien se
los redacte, y podrá ir al tribunal y de viva voz exponer al juez su
problema a través de una comparecencia, de una presentación oral
de la demanda. Otro caso que tenemos reglamentado en nuestro
sistema jurídico es el relativo al juicio de amparo: cuando hay peligro
de privación de la libertad o de la vida puede demandarse por
comparecencia la protección de la justicia federal ante los jueces de
distrito.
Por lo que toca al contenido de la demanda, debemos remitir al
texto del art. 255 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal. Este artículo establece en sus diversas fracciones
qué es lo que debe contener el escrito de demanda.1
Cabe advertir que la lectura del citado código o la exposición
catedrática de lo que una demanda debe contener no pueden dar la
idea cabal de lo que sea tal contenido, idea que sólo se logra al leer
con los propios ojos un escrito de demanda. Por ello, es
recomendable que paralelamente al desarrollo del curso se realicen
visitas a los tribunales; aquella idea se verá lograda cabalmente
cuando se tenga a mano un expediente y en él se vea el escrito de
demanda y se coteje el mismo, en sus diversos puntos, con las
distintas fracciones del mencionado art. 255, para que pueda uno
darse cuenta de si esa demanda reúne o no los requisitos que
señala este precepto.
La estructura de una demanda, y esto no lo establece el código,
implica necesariamente la existencia de cuatro apartados o de
cuatro partes, que son:
❖ El preámbulo
❖ La exposición de los hechos
❖ La invocación del derecho
❖ Los puntos petitorios
1 Este principio lo vemos plasmado en el segundo párrafo del art. 14 constitucional, que
establece: “... en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento...”
2 Cfr. con el art. 111 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
3 Cfr. con el art. 117 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, que
fue reformado por el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14 de
enero de 1987 y que entró en vigor a los 90 días siguientes al de su publicación.
4 Cfr. con la fracc. I del art. 259 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal.
5 Art. 2395 del Código Civil para el Distrito Federal.
6 Infra, numeral 124.
7 La participación activa del demandado
1. Allanamiento.
2. Resistencia u oposición.
3. Contraataque o contrademanda.1
4. Inactividad, rebeldía o contumacia.
31 El allanamiento
El allanamiento es, según lo ha explicado claramente Alcalá-
Zamora, una figura autocompositiva unilateral de solución de los
litigios. El allanamiento como forma autocompositiva se caracteriza
porque la parte resistente del litigio despliega una actividad
tendiente a resolver su conflicto. La actividad que despliega el
resistente en el litigio, en este caso, radica en consentir el sacrificio
del interés propio en beneficio del interés ajeno. Así pues, como
figura autocompositiva el allanamiento implica una actividad que
realiza el demandado en el proceso, actividad por la cual da
solución al conflicto en el que era parte resistente y se convierte en
parte sometida. Es conveniente dejar asentado que el allanamiento
como actitud de sometimiento no siempre implica el reconocimiento
del demandado respecto a la fundamentación de la pretensión del
actor.
1 El actual art. 272-A del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, por
reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de enero de 1987,
establece que una vez contestada la demanda o contestada la reconvención, el juez
señalará fecha y hora para la celebración de una audiencia previa y de conciliación
(infra, capítulo 10).
2 En el Diario Oficial de la Federación, el 27 de diciembre de 1983 se publicó el decreto
que reforma al art. 274. Dicha reforma exige la ratificación de los escritos de las partes
en que confiesen o se conformen con la contestación, exclusivamente en los casos de
divorcio. Es criticable que ese principio no se haya extendido a todo el derecho familiar.
Por otra parte, la referencia en el texto de la reforma al art. 271 del mismo código es
incongruente y absurda, pues este dispositivo alude a la rebeldía, cosa diversa de la
confesión y del allanamiento.
3 Infra, numeral 33C.
4 Lauro Aguirre González, Las actitudes del demandado en el proceso civil, tesis
profesional, UNAM, México, 1976, pp. 61, 64, 65, 67, 68, 69 y 71.
5 Ibídem, p. 65.
6 Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, “Notas tomadas en un curso de teoría general del
proceso”, Doctorado, UNAM, México, 1967, p. 312.
7 El criterio que se expondrá para clasificar una excepción como dilatoria o perentoria es
de índole doctrinal, por lo que ello es válido, a pesar del penelopeísmo jurídico, del tejer
y destejer legislativo, que suprimió la lista de las excepciones dilatorias, por reforma de
10 de enero de 1986, para resucitarlo en la reforma de 24 de mayo de 1996, pero con
el imperdonable desacierto de calificarlas ahora de procesales, cuando las fraccs. V, VI
y VIII del art. 35 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal aluden,
sin lugar a dudas, a excepciones sustantivas. Ello es consecuencia de tolerar que
personas no conocedoras preparen y conduzcan reformas legislativas.
8 Rafael de Pina y José Castillo Larrañaga, Instituciones de derecho procesal civil,
Porrúa, México, 1979, p. 189.
9 Loc. cit.
8 La reconvención
34 Concepto de reconvención
La reconvención o contrademanda es la oportunidad para el
demandado de plantear una nueva pretensión suya en el proceso en
contra del actor inicial. La reconvención no es una defensa; como
actitud del demandado significa que éste no sólo se limita a
oponerse a la pretensión del actor, sino que también asume una
posición de ataque. Mediante la reconvención, el demandado
adopta en el mismo proceso dos posiciones: la primera, como
resistente u opositor a la pretensión inicial del actor encaminada en
su contra y la segunda, de ataque en contra del actor inicial
dirigiéndole en su contra una nueva pretensión.
La reconvención se conoce también como contrademanda o
mutua petición. Por la reconvención se está introduciendo una
nueva cuestión litigiosa en un proceso preexistente. Por lo mismo, a
través de ese proceso se van a resolver dos litigios distintos, dos
conflictos de intereses diversos. Uno, el primero, que es aquél a que
ha dado lugar la demanda inicial que ha planteado el actor en el
proceso; y el otro, el segundo, el litigio a que ha dado lugar la
demanda reconvencional planteada por el demandado contra el
actor inicial del proceso.
Por la reconvención, cada parte en el proceso es al mismo tiempo
atacante y atacada. El actor inicial es demandado reconvencional y
el demandado inicial es actor reconvencional; ¿cuál es la finalidad
que se persigue con la reconvención? Básicamente alcanzar dos
objetivos: ahorrar actividad procesal, en la medida en que dos
litigios distintos se resuelvan a lo largo, a través de un mismo cauce
procesal y, segundo, evitar sentencias contradictorias en los asuntos
que tengan entre sí conexidad.
¿Cuáles son los requisitos de procedencia de la reconvención?
Según el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal,
son dos los requisitos que han de concurrir para que sea procedente
la proposición o el planteamiento de una contrademanda, a saber: 1.
que exista un proceso previo en el que el actor reconvencional haya
sido emplazado y 2. que el órgano jurisdiccional que conozca de la
reconvención sea competente.
El primer requisito resulta de la oportunidad única que existe, que
se admite, para proponer una contrademanda y esta oportunidad es
la del momento en que se conteste la demanda, conforme a lo
establecido en los arts. 260, fracc. vi, y 272 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. El segundo requisito
es consecuencia natural de la aplicación de las reglas de las
disposiciones de competencia relacionadas con el litigio
reconvencional.
La reconvención ha sido confundida con la compensación. Es
preciso, por ello, distinguir entre una y otra; a ese fin se pueden
señalar como distinciones las siguientes:
37 Concepto de contumacia
El proceso, contemplado desde un punto de vista estático, como lo
hizo Goldschmidt1 en su teoría de proceso como situación jurídica,
se presenta como un conjunto de cargas, posibilidades y
expectativas.
La carga es la necesidad que tienen las partes de realizar
determinados actos procesales a fin de evitar perjuicios procesales
e, incluso, una sentencia definitiva adversa; es la exigencia forzosa
que pesa sobre cada una de las partes de realizar actos en el
proceso que les eviten sufrir perjuicios procesales y perjuicios
sustantivos en la sentencia. Las cargas en el proceso son múltiples.
Podemos mencionar como ejemplos la presentación de la demanda,
la contestación a la demanda, el ofrecimiento de pruebas, la
preparación de pruebas, el desahogo de pruebas, los alegatos y la
interposición de recursos.
La institución o figura procesal estrechamente ligada a la carga
procesal es la rebeldía o contumacia. Se llama rebeldía o
contumacia a la situación producida por no realizar el acto en que
consiste la carga procesal. Se ha definido a la rebeldía como el
hecho de no desembarazarse de una carga procesal. En otras
palabras, la rebeldía o contumacia es la actitud de las partes
consistente en no realizar un acto procesal respecto del cual existe
la carga. La rebeldía o contumacia se produce tanto por el actor
como por el demandado al no efectuar actos procesales para los
que la ley ha concedido oportunidades limitadas en el tiempo,
medidas en plazos y términos.
1 James Goldschmidt, Derecho procesal civil, s. d., Barcelona, 1956, pp. 347 a 357.
2 Cfr. con el art. 347-VI del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
3 Cfr. con los arts. 271, 637 y 640 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal.
4 Cfr. con los arts. 171, tercer párrafo y 272-G del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal.
10 Audiencia previa y de conciliación
40 Concepto y denominación
Como quedó enunciado en el apartado 15, la doctrina y la práctica
procesal extranjeras han consagrado diversas instituciones que son
antecedentes y tienen paralelismo o correspondencia con lo que
ahora pretendemos llamar la audiencia previa. Así, Barrios de
Ángelis1 expresa que la denominación audiencia preliminar es la
expresión que puede caracterizar la reunión de partes y tribunal, ya
iniciado el proceso y antes de la etapa de prueba y conclusiones, a
los efectos de excluir el proceso mismo, reducir o precisar su objeto,
denunciar o adelantar pruebas. Plantea después la razón para
llamarla preliminar y no previa, y puntualiza otra serie de
denominaciones como la austriaca, que habla de una primera
audiencia; la alemana, que se refiere a una comparecencia personal
de las partes o la francesa, que habla de comparecencia personal;
o, por otra parte, el pre-trial procedure. Finalmente, el autor advierte
que las dificultades de traducción de los vocablos referidos a este
tipo de instituciones les dará un grado de imprecisión y que, en todo
caso, la calificación de la audiencia no es otra que la ya conocida de
previa.
Por su parte, Véscovi2 advierte que el nombre de audiencia
preliminar suscita a alguna perplejidad, pues lo preliminar da idea de
previo, lo que podría entenderse como anterior al proceso, esto es,
preprocesal. Y nos ilustra indicándonos que si se considera como
antecedente cercano el del régimen austriaco, debería traducirse
literalmente como primera audiencia dentro del proceso. Señala que
también se podría enfocar la comparecencia personal de las partes,
circunstancia a la que alude justamente la denominación alemana.
Se trata, pues, de una primera audiencia dentro del proceso a la que
deben comparecer ambas partes y que será presidida por el
tribunal, con un muy complejo contenido, pero con el fin primordial
de evitar el litigio, o limitar su objeto y depurar el procedimiento.
Zepeda3 ha advertido, con todo tino, que muchas de las
instituciones que ahora pretenden resumirse y amalgamarse en la
reglamentación específica de una audiencia previa preliminar han
tenido antecedentes aislados en la legislación mexicana, pues, en
efecto,
1 Santiago Sentís Melendo, Estudios de derecho procesal, EJEA, Buenos Aires, s. d., p.
605.
2 Cfr. con el art. 281 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
3 Rafael de Pina, Tratado de las pruebas civiles, Porrúa, México, 1981, p. 106.
4 Infra, capítulo 21.
5 Supra, numerales 47 y 50.
6 Cfr. con los arts. 19, 20 y 21 del Código Civil para el Distrito Federal.
7 Cfr. con el art. 284-bis del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
8 Cfr. con el art. 284 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
9 Cfr. con el art. 2o., fracc. III, de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.
15 Procedimiento probatorio
58 Preconstitución de la prueba
Preconstituir una prueba es producirla o desahogarla antes del
proceso. Hay razones que pueden llegar a justificar tal anticipación,
por ejemplo, que las personas o cosas que vayan a examinarse
estén en peligro de desaparecer o de desplazarse a otro lugar. Esto
da lugar a lo que se ha denominado prueba para futura memoria.
Nuestro Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal
reglamenta este tipo de pruebas preconstituidas en los arts. 193 a
200. En dichos dispositivos se encuentran reglamentadas acciones
de exhibición de cosas o documentos (fraccs. , , , y del art.
193), o bien examen anticipado de testigos (fraccs. , y del
propio artículo) o prueba confesional anticipada (fracc. del mismo
art.). Fuera de estos casos puede surgir la duda respecto de la
posibilidad de ofrecer, antes de que el juicio se inicie, desahogo de
otro tipo de pruebas: dictámenes periciales, reconocimiento o
inspección judicial, otros registros y demás elementos que
produzcan convicción en el juzgador; el código no reglamenta estos
extremos y habrá que examinar la procedencia de un ofrecimiento y
desahogo anticipado de estos medios, en cada caso.
De tal suerte y para que el medio ofrecido pueda tener efectos
probatorios eficaces, se deberá desahogar con citación de la parte
contraria,1 con objeto de respetar el principio de igualdad de las
partes; si esto se viola, la prueba que se hubiere desahogado sin la
debida citación de la parte contraria no tendrá ninguna eficacia en el
juicio.
60 Ofrecimiento de pruebas
De acuerdo con lo establecido en el art. 290 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal hay un plazo, según
se ha dicho ya anteriormente, de 10 días. Conforme al nuevo
sistema, ese plazo empezará a contarse desde el día siguiente al de
la notificación del auto que manda abrir el juicio a prueba; debe
relacionarse el art. 290 con el 277 a la luz de las reformas
publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 14 de enero de
1987.
El ofrecimiento de prueba es el primero de los cuatro momentos
en que se desenvuelve la etapa probatoria; los otros tres
consecutivos son la admisión, la preparación y el desahogo.4 El
ofrecimiento de prueba es un acto procesal característico de la
parte; y el oferente, en nuestro sistema, debe relacionar las pruebas
que haya ofrecido con los hechos de la demanda o de la
contestación que pretenda confirmar o refutar. En el anterior sistema
procesal y tratándose del extinto juicio sumario, no existía este
plazo; las pruebas debían ofrecerse precisamente en los escritos
que fijaban la controversia. La regla anterior sobrevive actualmente
para los asuntos familiares que conservan una tramitación especial
y respecto del anuncio previo que las partes deben hacer respecto a
documentos y a testigos desde los escritos iniciales de demanda y
contestación, según la reforma de mayo de 1996.5
61 Pruebas supervenientes
Las pruebas supervenientes son aquellas de las que no se tenía
conocimiento en el momento normal del ofrecimiento, o bien, se
refieren a hechos no sucedidos hasta entonces. Las reglas en
relación con estas pruebas, sobre todo documentales, están
contenidas en los arts. 95-III, 98 y 99 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal. Parece más correcto hablar de
hechos supervenientes que de pruebas supervenientes. Claro está
que pueden darse dos supuestos: uno es el de que no se tuviera
conocimiento de la existencia de determinado medio probatorio en el
momento del ofrecimiento; y otro es el caso propiamente del hecho
superveniente que consiste en que haya un acontecimiento posterior
al ofrecimiento de la prueba y que ese acontecimiento, ese hecho o
acto sea de tal importancia para el litigio que venga a determinar en
forma muy decisiva la suerte del mismo, de tal manera que entonces
la parte le dice al juez que ha habido un hecho nuevo, un acto
jurídico nuevo que modifica totalmente el planteamiento inicial; este
hecho es un hecho superveniente y sobre el mismo, sobre su
existencia, se ofrece esa otra prueba.
El art. 98 del código prescribe la regla general de que haya una
serie de documentos que deben presentar las partes desde los
escritos en que se fija la controversia; sin embargo, el propio artículo
da reglas de excepción: a) escritos con fecha posterior a los que
fijen la controversia (aquí tendríamos que imaginar que, desde
luego, son documentos producidos en los que se hace constar actos
posteriores a los de los escritos que fijan la controversia); b)
documentos anteriores respecto de los cuales, bajo protesta de
decir verdad, se declare no haber tenido antes conocimiento de su
existencia (la parte que los presente va a decirle al juez, bajo
protesta de decir verdad, que no tenía conocimiento de la existencia
de estos documentos); c) los que no haya sido posible adquirir con
anterioridad, por causas que no sean imputables a la parte
interesada y siempre que se haya hecho oportunamente la
designación.
Desde luego, el art. 99 del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal también completa las anteriores reglas, al advertir
que a ninguna de las partes se le admitirá documento alguno
después de concluido el desahogo de pruebas, porque de lo
contrario el juez repelerá de oficio todoslos documentos que se
pretendan agregar, mandando devolverlos a la parte sin ulterior
recurso, es decir, los rechazará, no admitiéndolos como medios
probatorios, todo lo anterior sin perjuicio de las facultades
amplísimas que los tribunales tienen para conocer o para investigar
la verdad de los hechos controvertidos.
1 Cfr. con el art. 198 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
2 Este artículo fue reformado por el decreto publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 24 de mayo de 1996.
3 Cfr. Reforma a este artículo publicada el 27 de enero de 2004 en la Gaceta Oficial del
Distrito Federal.
4 Cipriano Gómez Lara, Teoría general..., pp. 115 y 116.
5 Cfr. con los arts. 255-V, 260-III y 943 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal.
16 Prueba por confesión
65 Sujetos de la confesión
Desde luego, los sujetos de la confesión solamente pueden ser las
partes contendientes en el proceso. Y aquí los papeles pueden
cambiarse por cualquiera de las partes: en un momento dado,
puede ser la que pregunte y también cualquiera de las partes puede
ser la que conteste el interrogatorio. Por eso, a los sujetos de este
drama confesional se les llama el absolvente y el articulante. El
articulante es el que formula las preguntas y el absolvente es el que
las contesta. Se cita a una parte a absolver posiciones; el que va a
absolver es el que debe responder y el que está articulando es el
que formula las preguntas; como se dijo, los papeles pueden
siempre cambiarse, porque el que articula en un momento dado
puede convertirse en absolvente y el que está absolviendo puede
cambiar su situación y convertirse en articulante. En realidad, quien
articula no es el propio litigante —porque en la mayoría de los casos
no sabría ni cómo hacerlo—; casi siempre el que articula posiciones
es el abogado de la parte quien habla y actúa por ella, y se las
articula directamente a la otra parte, que va a ser la absolvente. Las
posiciones no se pueden absolver, más que en casos
excepcionales, por otra persona. La prueba confesional es
personalísima; claro que hay manera de dar poder u otorgar
mandato a otra persona para que pueda absolver posiciones en
nombre de una tercera. Este poder o mandato debe otorgarse
precisamente con cláusula especialísima: “Autorizo a Juan para que
pueda absolver posiciones por mí en un juicio.” Esto se ha discutido
por la doctrina. Debe verse hasta dónde es posible que una persona
pueda absolver posiciones por otra. Si los hechos son
personalísimos, esa absolución de posiciones no podría valer. Por
ejemplo, en materia de juicios de divorcio o de cuestiones familiares,
¿cómo sería posible, si se trata de cuestiones personalísimas
involucradas, que una persona vaya a absolver posiciones por otra?
66 Confesión y litisconsorcio
Se puede definir al litisconsorcio como la situación surgida en el
proceso por el fenómeno que podemos llamar de pluralidad de
partes. Cuando los litigantes en una posición procesal son dos o
más, entonces se habla de que son colitigantes o, lo que es lo
mismo, litisconsortes. Los colitigantes o litisconsortes son, pues, dos
o más partes que están litigando en una misma posición procesal.
Este litisconsorcio como fenómeno de pluralidad de partes puede a
veces ser activo, si son varios los actores, y puede ser pasivo, si son
varios los demandados. Además, y esto completa nuestro análisis
del fenómeno, hay veces que es meramente voluntario, porque les
conviene a las partes litigar unidas y la ley se los permite o no se los
prohíbe, y hay otras veces en que no es voluntario sino forzoso,
necesario o legal; es decir, las partes por la naturaleza del problema
involucrado deben forzosamente litigar unidas.
La relación que podemos establecer entre el litisconsorcio y la
prueba confesional es la que encontramos reglamentada en el art.
314 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Si
fueren varios los que han de absolver posiciones al tenor de un
mismo interrogatorio (se sobreentiende que son varios actores o
varios demandados), las diligencias se practicarán separadamente y
en un mismo acto, evitando que los que absuelvan primero se
comuniquen con los que han de absolver después. Vale la pena
hacer un análisis comparativo entre el art. 314 y el art. 364 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal; este
último referido a los testigos y que contiene una regla paralela para
su examen, cuando también son varios los que deban declarar.
67 Formas de confesión
68 Objeto de la confesión
El objeto u objetivo de la confesión es que el sujeto pasivo, el
absolvente de la prueba, reconozca hechos propios; además, como
se verá más adelante, esta prueba confesional a través del medio
de prueba de la confesión constituye, de tener éxito, una típica
confesión provocada. A través del interrogatorio se provocará que
quien declara reconozca hechos que le pueden, en un momento
dado, perjudicar; en muchas ocasiones, sobre todo si la parte
absolvente es hábil o si además se conduce con verdad y el
contrario no tiene razón, no se va a lograr la finalidad de hacer que
la contraparte reconozca hechos que le son perjudiciales. Otras
veces el absolvente, incluso, al ir contestando lo va haciendo de
manera que niega los hechos y se afirma en su declaración.
Habiéndose tenido un desahogo de la prueba confesional, no hubo
confesión, confesión como resultado, es decir, como reconocimiento
de hechos propios que perjudiquen al que declara, aunque sí haya
habido confesión como prueba desahogada.
Es evidente, pues, que una cosa es el desahogo de una prueba
confesional y otra cosa bien distinta es un resultado que puede
consistir, precisamente, en que se haya provocado, en que se haya
logrado ese reconocimiento, o bien, en que ese intento o ese
propósito haya fallado.
Es muy importante la forma en que el absolvente da respuesta a
las posiciones que se le formulen por la contraparte. El código
establece4 que las contestaciones deben ser categóricas, en sentido
afirmativo o negativo. Después de la contestación, después del sí o
del no, el absolvente podrá agregar todas las aclaraciones que
juzgue pertinentes; es decir, tiene libertad, pero debe inicialmente
definirse por un sí o por un no; las respuestas deben ser categóricas
y es muy peligroso para el absolvente adoptar actitudes evasivas,
por ejemplo, actitudes que suelen ser muy comunes en personas
que están siendo interrogadas. Entonces el tribunal debe instar al
que está contestando a que responda positiva o negativamente,
porque esas evasivas (quién sabe, no me acuerdo...) pueden
conducir a que se declare confeso al que está absolviendo las
posiciones.
69 Confesión extrajudicial
La doctrina la define como la confesión hecha fuera de juicio, en
conversación, carta o en cualquier documento que en su origen no
haya tenido por objeto servir de prueba del hecho sobre el que
recae; también se ha considerado así la confesión hecha ante juez
incompetente; se ha extendido esta calificación a la confesión
desahogada ante un juez competente, cuando faltan algunas
formalidades legales.5 Vale la pena considerar el caso de la
confesión desahogada ante juez competente y cumpliéndose todas
las formalidades; pero en juicio distinto de aquel en que se ofrece.
La calificación de extrajudicial equivaldría, en este caso, a fuera de
juicio.
1 Humberto Briseño Sierra, Derecho procesal, t. IV, Cárdenas, México, 1970, p. 442.
2 Carlos Arellano García, Derecho procesal civil, Porrúa, México, 1981, p. 193.
3 Cfr. con el art. 318 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
4 Cfr. con el art. 316 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
5 Rafael De Pina y José Castillo Larrañaga, op. cit., p. 319.
17 Prueba documental
1 Humberto Briseño Sierra, Derecho procesal, t.IV, Cárdenas, México, 1970, pp. 415 a
435.
2 Art. 289. Este artículo fue reformado por decreto del 10 de enero de 1986; se suprimió
la lista de los medios de prueba, para quedar como sigue: “Son admisibles como
medios de prueba aquellos elementos que puedan producir convicción en el ánimo del
juzgador acerca de los hechos controvertidos o dudosos.”
3 Francesco Carnelutti, La prova civile, Athenaeum, Roma, 1915, p. 141.
4 Cfr. con el art. 327 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
5 Cfr. con el art. 334 del mismo ordenamiento.
6 Cfr. con los arts. 326 y 359 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal.
7 Cfr. con el art. 132 de la Ley de Amparo.
8 Cfr. con el art. 149 de la Ley de Amparo.
9 Cfr. con el art. 98.
18 Prueba pericial
87 Clases de inspección
Se puede hablar de dos tipos de pruebas de inspección, deduciendo
esta clasificación del código distrital;3 la inspección puede ser a
petición de parte, si es que ésta ha sido solicitada por alguna de las
partes, pero también puede ser de oficio, o sea, no a petición de
parte, sino cuando la prueba es provocada u ordenada por el propio
tribunal.
1 Humberto Briseño Sierra, Derecho procesal, t. IV, Cárdenas, México, 1970, pp. 435 a
442.
2 Cfr. con el art. 354.
3 Cfr. con los arts. 279, 354 y 355 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal.
20 Prueba testifical
88 Reglamentación legal
Los artículos del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal que de manera especial se refieren a la reglamentación de
este medio de prueba son, primero, del 356 al 372, que regulan
concretamente a la prueba testifical; otra disposición es el art. 392,
que establece cómo debe ser levantada el acta de la audiencia en lo
que toca al desahogo de esta prueba de testigos, y finalmente, el
art. 354, en su párrafo tercero, que se refiere a los testigos de
identidad en la prueba de la inspección judicial.
Hay otras disposiciones que nos hablan de distintos tipos de
testigos, como la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal,1 que alude a los testigos de asistencia; estos
testigos de asistencia sustituyen ausencias de los secretarios y
actúan al lado del juez, dando fe de sus actuaciones, ya que el juez
no debe actuar solo, sino tener a su lado a alguien que dé fe de su
actuación. Esos testigos de asistencia no desempeñan el mismo
papel que los otros testigos que son medio de prueba.
98 Tacha de testigos
Lo que se llama tacha de testigos es un trámite que ha caído en
desuso. La tacha (tachar significa cancelar, borrar, invalidar, como si
se tachara una cifra, se tachara una letra; así se tacha un testigo) es
pues un procedimiento para restar o nulificar el valor de la
declaración de un testigo. La tacha son las objeciones que se hacen
a la eficacia o a la veracidad de las declaraciones de un testigo,
fundadas en circunstancias personales del declarante, por ejemplo,
que tenga parentesco con los litigantes, que sea amigo o que tenga
enemistad con alguno de ellos, que tenga interés en el asunto y por
ello se le pueda tachar. También se le podrá tachar por defectos en
sus declaraciones, porque haya incurrido en contradicciones en sus
afirmaciones, etc. Entonces, la tacha de testigos consiste
precisamente en invalidar o impugnar la validez de la declaración de
un testigo porque se presuma la parcialidad en su testimonio o se
presuma su falsedad.
Hoy se considera poco práctico, inútil, retardador el trámite de la
tacha de testigos, como un trámite que pretende atacar la
credibilidad de sus declaraciones. Además, existen dos expedientes
para atacar esa credibilidad; por un lado, las repreguntas que la
contraparte puede hacer para desbaratar la declaración del testigo;
y ya después, y por el otro, una vez concluida la etapa probatoria,
los alegatos, en los que se va a poder hacer un análisis del valor de
las declaraciones y determinar y sugerir al juez cómo debe valorar la
declaración de los testigos.
100 Etimología
Etimológicamente, presunción proviene de la preposición latina prae
y del verbo summo, y significa “tomar anticipadamente las cosas”.
En este sentido, la presunción jurídica debe entenderse como la
inferencia o la conclusión que se tiene acerca de las cosas o de los
hechos, aun antes de que éstos se demuestren o aparezcan por sí
mismos.
En otras palabras, la presunción, en el sentido jurídico que es el
que nos interesa, se entiende como el mecanismo del razonamiento,
como el raciocinio por el cual se llega al conocimiento de hechos
desconocidos partiendo de hechos conocidos.
Por la prueba presuncional, entonces, se llega al conocimiento
indirecto de los hechos controvertidos, independientemente de que
se desconozcan, de que no se pueda comprobar directamente su
existencia. Desde luego, como inferencias, como conclusiones, las
presunciones pueden no verse correspondidas en la realidad con la
certeza con que se asumen. De aquí que las presunciones siempre
impliquen márgenes de incertidumbre, probabilidades de error.
La prueba presuncional así llamada no es más que un método
reconstructivo de inferencia o de deducción de los hechos materia
de la controversia.
101 Determinación de si las presunciones son
reglas de prueba
De Pina1 define a la presunción como la operación lógica mediante
la cual, partiendo de un hecho conocido, se llega a la aceptación
como existente de otro desconocido, y por tal se entiende a la
presunción. Debemos concluir que la presunción por sí misma no
aporta información nueva ni adicional al proceso, en el sentido en
que aportan esa información nueva y adicional todos y cada uno de
los otros medios probatorios. Esto es, por la presunción no se le
allegan al juzgador nuevos materiales informativos, sino que, por el
contrario, por la presunción, a partir del material informativo
recabado, se llega a extraer nuevas implicaciones, si bien éstas
pueden tener el carácter de novedosas.
El Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal
regula la presunción en sus arts. 379 a 383. No es posible estimar a
la presunción como medio probatorio.
Alcalá-Zamora2 distingue dos significados que se dan al vocablo
presunción. Uno de ellos es el que tiene la llamada presunción legal
y está relacionado con la carga de la prueba. El otro, que es el que
corresponde a la llamada presunción humana, se relaciona con la
fuerza probatoria de los medios de prueba. El autor citado sostiene
que la única presunción es la legal. La llamada presunción humana
no es tal porque cuando los medios probatorios permiten llegar
directamente a la prueba no se hace necesario ningún raciocinio, ni
se hace indispensable ninguna operación lógica; pero cuando los
medios probatorios por sí mismos directamente no permiten llegar a
la prueba, entonces se hace indispensable acomodar, en vez de
interpretar y adecuar los datos que brindan los medios probatorios
desahogados para llegar a obtener la prueba de un hecho. En otras
palabras, por sí mismos, cuando no se trata de una prueba directa,
los medios probatorios no prueban nada, o sea, se trata
simplemente de medios probatorios semiplenos e indirectos. Será
necesario que con la conjunción, con el agrupamiento de todos esos
medios probatorios y de su interpretación, se llegue a una
presunción. Pero por esa vía no se llega a la presunción legal que
hemos definido, sino a un hecho inferido de los datos y de las
informaciones proporcionadas por los medios probatorios. La
presunción, pues, por sí sola, no produce prueba plena, pero un
conjunto de presunciones sí pueden llegar a ella, es decir, un
conjunto de presunciones pueden permitir llegar a una prueba plena.
Una suposición que hace la ley dando a una persona o cosa una
calidad que no le es natural, para establecer en su consecuencia
cierta disposición que de otro modo parecería repugnante. La
ficción obra los mismos efectos que la verdad, y por lo tanto debe
imitarla sin presentar cosa alguna que sea contraria a la
verosimilitud, y sin que se extienda a lo que por la naturaleza de las
cosas es imposible[...]
1 Cfr. Alberto Saíd, Los alegatos, Oxford University Press, México, 2004.
2 Cfr. Arts. 1388 y 1055, fracc. I, del Código de Comercio.
3
Por reforma del art. 393, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de enero
de 1987, el texto de dicha disposición quedó redactado de la manera siguiente:
Artículo 393. Concluida la recepción de las pruebas, el tribunal dispondrá que las
partes aleguen por sí o por sus abogados o apoderados, primero el actor y luego el
demandado; el Ministerio Público alegará también en los casos en que intervenga,
procurando la mayor brevedad y concisión. No se podrá hacer uso de la palabra por
más de un cuarto de hora en primera instancia y de media hora en segunda.
4 Art. 394 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
5 Loc. cit.
23 Citación para sentencia
1 Cfr. con los arts. 685 y 686 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal.
2 José de Vicente y Caravantes, Tratado histórico crítico filosófico de los procedimientos
judiciales en materia civil, t. III, Gaspar y Roig, Madrid, 1858, p. 438.
3 Rafael de Pina y José Castillo Larrañaga, Instituciones de derecho procesal civil,
Porrúa, México, 1979, p. 371.
4 Cipriano Gómez Lara, Teoría general..., p. 129.
5 Cfr. Título decimotercero de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal.
27 El recurso de apelación en particular
1 Cfr. con Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, “La teoría general del proceso y la enseñanza
del derecho procesal”, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal, s. d., p. 24.
2 Cipriano Gómez Lara, Teoría general..., p. 341.
3 Infra, capítulo 31.
4 Cfr. con los arts. 510, 548 a 552 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal.
30 Ejecución de la sentencia
1 Semanario Judicial de la Federación, Apéndice 1975, cuarta parte, Tercera Sala, tesis
185, pp. 554 y 555.
2 Cfr. con el art. 543 reformado por decreto en el Diario Oficial de la Federación del 14 de
enero de 1987, que entró en vigor 90 días después de su publicación.
3 Art. 544, fracc. VII, del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
4 Art. 524.
31 El juicio ejecutivo
1 Cipriano Gómez Lara, Estudio comparativo de los juicios ejecutivo mercantil y civil, tesis
profesional, UNAM, México, 1955, pp. 13 y 17.
2 Rafael de Pina y José Castillo Larrañaga, Instituciones de derecho procesal civil,
Porrúa, México, 1979, p. 427.
32 El remate de bienes
1. Juicio ejecutivo.
2. Juicio hipotecario.
3. Juicio especial de desahucio.2
4. Juicio arbitral.
5. Juicio en rebeldía.
6. Tercerías.
7. Divorcio por mutuo consentimiento.
8. Concursos.
9. Juicios sucesorios.
10. Jurisdicción voluntaria.
11. Controversias del orden familiar.
12. Controversias en materia de arrendamiento inmobiliario.
13. Procedimiento especial de la justicia de paz.
14. Pérdida de la patria potestad de menores acogidos por una
institución pública o privada de asistencia social.3
1 Cfr. con el art. 2893 del Código Civil para el Distrito Federal.
35 Desahucio
a) Lo emite un particular.
b) Aunque es obligatorio para las partes, carece de
ejecutabilidad e imperio.
c) Necesita de la homologación para ser ejecutado.
a) La emite un juez.
b) Tiene el imperio de la potestad pública.
c) No necesita de la homologación para ser ejecutada.
a) Concepto.
b) Naturaleza jurídica.
c) Clases.
d) Personas que pueden desempeñar la sindicatura.
e) Funciones.
f) Honorarios.
g) Responsabilidad.
170C Clases
En cuanto a la clase de síndicos, éstos pueden ser: síndico
provisional, designado por el juez una vez declarado el concurso; y
síndico definitivo, que es aquel nombrado por los acreedores en la
junta de rectificación y graduación de créditos, aunque también
puede llegar a ser nombrado por el propio juez en defecto de las
personas asistentes.
170E Funciones
Se advierte que éstas son diferentes, si se trata del síndico
provisional o del definitivo. A aquél le corresponde hacer un breve
informe para presentarlo al principiar la junta de rectificación y
graduación de créditos. En dicho informe se referirá al estado
general del activo y pasivo del deudor común; a los documentos
justificativos de cada uno de los créditos; a la clasificación de los
créditos de acuerdo con sus privilegios, y a su dictamen acerca de
cada uno de los créditos presentados con anterioridad a la junta y
de los cuales haya tenido conocimiento. Finalmente, este síndico
provisional podrá, previa autorización del juez, enajenar bienes o
valores del concursado que corran el riesgo de perderse,
deteriorarse, disminuir su precio, etc. Por lo que se refiere al síndico
definitivo, deberá tomar posesión bajo inventario de los bienes,
libros y papeles del concursado; entenderse de todas las
operaciones que correspondan a toda cuestión judicial o
extrajudicial que el concursado hubiere tenido pendiente, así como
de las que deban iniciarse; dar fianza dentro de los 15 días
siguientes a su aceptación de cargo; ejecutar personalmente o por
medio de un mandatario todas las funciones que deban realizarse
fuera del asiento del juzgado; depositar mensualmente el dinero que
hubiere percibido como resultado de su administración; presentar al
juzgado dentro de los 10 primeros días de cada mes un estado de la
administración de los bienes del concursado.7
170F Honorarios
Se informa que el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal no regula los honorarios que deberá percibir el síndico y que
de esta omisión adolece también la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, por lo que se considera que
estos honorarios deberán fijarse por convenio celebrado entre el
síndico y la junta de acreedores. En este caso, Mejía Salazar8
sostiene que “es necesario que la Ley Orgánica establezca un
arancel para quienes ejercen el cargo de síndicos, albaceas o
interventores, ya que sus funciones son muy distintas aun siendo
abogados de las que se ejercen en un juicio singular como
procurador o patrono de una de las partes contendientes”.
170G Responsabilidad
Advierte el mismo autor que el síndico es responsable del exacto
cumplimiento de las funciones que la ley le encomienda y señala,
específicamente, que si el mismo falta al cumplimiento de sus
obligaciones o facultades, podrá ser removido de su encargo y
perderá el derecho de cobrar honorarios; independientemente de lo
anterior, el síndico puede incurrir en responsabilidad por la
realización de actos ilícitos civiles o penales, y estará obligado al
pago de daños y perjuicios causados a los acreedores por su
conducta, por lo que será merecedor de las sanciones
correspondientes.
Podemos afirmar que los sujetos acreedores del concurso son los
destinatarios del procedimiento concursal mismo y, en última
instancia, sus beneficiarios; el procedimiento concursal tiene como
meta primordial satisfacer los intereses de los acreedores en la
medida en que lo permitan los activos del deudor común sujeto a
concurso.
177 Atractividad
La atractividad de los juicios sucesorios es, en todo caso, un
fenómeno de acumulación procesal en el cual:
179 El interventor
En realidad, el legislador del Distrito Federal, en materia procesal
civil, ha sido bastante desafortunado al utilizar el vocablo interventor
en diversas disposiciones del código refiriéndose, en rigor, a figuras
diferentes. Por una parte, una verdadera figura de interventor se
daría cuando, tal como lo advierte Ovalle Favela,7 tal denominación
corresponde al nombrado por el heredero o los herederos
inconformes con el nombramiento previo de albacea hecho por la
mayoría y que “tiene como función vigilar ‘el exacto cumplimiento del
cargo de albacea’”. Es decir, la verdadera figura del interventor
corresponde a la de un funcionario que tiene como primordial
atribución la de vigilar, fiscalizar y verificar el funcionamiento y el
desempeño del cargo de otro funcionario. Tal es el caso del
interventor en los concursos, en que éste tiene como atribución la de
vigilar los actos de los síndicos. Por ello, el verdadero interventor, en
las sucesiones, sería el que vigile, en cualquier forma, el
desempeño del albacea. Por lo demás, las otras denominaciones
que usa el Código se refieren a diversos tipos de funcionario y de
atribuciones, como con todo acierto lo indica el propio Ovalle, en los
diversos casos sancionados por la legislación procesal, que son:
1 Rafael de Pina y José Castillo Larrañaga, op. cit., pp. 475 y 476.
2 José Ovalle Favela, op. cit., p. 414.
46 Jurisdicción voluntaria
I. Disposiciones generales.
II. Del nombramiento de tutores y curadores y discernimiento de
estos cargos.
III. De la enajenación de bienes de menores o incapacitados y
transacción acerca de sus derechos.
IV. Adopción.
V. De las informaciones ad perpetuam.
VI. Apeo y deslinde.
VII. Disposiciones relativas a otros actos de jurisdicción voluntaria.
I. Disposiciones generales.
II. Del nombramiento de tutores y curadores y discernimiento de
estos cargos.
III. De la enajenación de bienes de menores o incapacitados y
transacción acerca de sus derechos.
IV. Adopción.
V. De las informaciones ad perpetuam.
VI. Apeo y deslinde.
VII. Disposiciones relativas a otros actos de jurisdicción voluntaria.
Conviene señalar que el art. 138 bis del Código Civil, introducido
con las reformas de 1979, permite la aclaración de las actas del
estado civil por la Oficina Central del Registro Civil, cuando “existan
errores mecanográficos, ortográficos o de otra índole que no afecten
los datos esenciales de aquéllas”.
El art. 939 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal autoriza el depósito de menores o de incapacitados que
sean maltratados por sus padres o tutores, que reciban de éstos
ejemplos perniciosos a juicio del juez, o que sean obligados por
ellos a cometer actos reprobados por las leyes. Asimismo, el citado
precepto faculta al juez para decretar el depósito de huérfanos o
incapacitados que queden en abandono por la muerte, ausencia o
incapacidad física de la persona a cuyo cargo estuviesen. También
puede solicitar su custodiael menor de edad que, deseando contraer
matrimonio, necesite acudir a la autoridad competente para suplir el
consentimiento de sus padres. El artículo señalado permite que en
estos casos el juez decrete el depósito sin “formalidades de ninguna
clase, asentándose solamente en una o más actas las diligencias
del día”.
En rigor, el depósito decretado conforme al art. 939 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal debería ser sólo una
medida cautelar personal, similar a la separación de la persona que
intente demandar o presentar denuncia o querella contra su
cónyuge (arts. 205 a 217) la cual no implica una decisión sobre la
patria potestad o la tutela, cuya pérdida, suspensión o remoción sólo
podrá ser resuelta en un juicio contencioso.2
Por ello, y para un mejor entendimiento de estas cuestiones,
consideramos útil reproducir el cuadro resumen que contiene la obra
de Ovalle Favela, respecto de los diversos procedimientos de
jurisdicción voluntaria,3 y que es el siguiente:
Según el orden del autor citado, haremos al respecto las
consideraciones críticas siguientes.
Disposiciones generales
Éstas se encuentran contenidas en los arts. 893 a 901 bis del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Entre
dichas disposiciones, mencionaremos solamente las cuestiones
relativas a que la jurisdicción voluntaria comprende todos los actos
en que por disposición de la ley o por solicitud de los interesados se
requiere la intervención del juez, sin que esté promovida ni se
promueva cuestión alguna entre partes determinadas (art. 893). En
estos trámites deberá oírse precisamente al Ministerio Público,
cuando la solicitud promovida afecte intereses públicos, se refiera a
la persona o a los bienes de menores o incapacitados, tenga
relación con los derechos o bienes de un ausente y cuando lo
dispusieren las leyes (art. 895). En los casos de oposicióna la
jurisdicción voluntaria, después de efectuado el acto respectivo, se
reservará el derecho al opositor para que lo haga valer en la vía y
forma que corresponda por lo que el negocio deberá irse al trámite
que también le corresponda (art. 896). Cuando las cuestiones de
jurisdicción voluntaria impliquen negocios de menores e
incapacitados, deberán intervenir los jueces de lo familiar y los
demás funcionarios que determine el Código Civil (art. 901). Se
establecen las reglas para que la institución de asistencia social
reciba a un menor para ser dado en adopción (art. 901 bis).
Adopción
Los arts. 923 a 926 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal tratan la cuestión referida al trámite relacionado con
la adopción, remitiendo, desde luego, a las disposiciones del Código
Civil sobre la materia.
El solicitante, al iniciar su trámite deberá manifestar si se trata de
adopción nacional o internacional, el nombre, la edad y el domicilio,
si lo hubiere, del menor o incapacitado, así como el nombre, la edad
y el domicilio de quienes, en su caso, ejerzan sobre él la patria
potestad o tutela, o de la persona o institución que lo hayan acogido,
y acompañará un certificado médico de buena salud de los
promoventes y del menor. Una vez rendidas las justificaciones y
obtenido el consentimiento de las personas que deban darlo, el juez
deberá resolver lo que proceda respecto de la adopción. También se
reglamenta lo relativo a la solicitud de revocación de la adopción,
que habrá de tramitarse a través de una audiencia en la que se
deberá oír nuevamente a las personas que hubieren prestado su
consentimiento, y también al Ministerio Público.
Informaciones ad perpetuam
Los supuestos para la procedencia de este tipo de solicitudes son
muy amplios e implican que no tenga en ello interés más que el
promovente y se trate de justificar algún hecho o de acreditar un
derecho, o bien, se pretenda justificar la posesión como medio para
acreditar el dominio pleno de un inmueble, o cuando se trate de
comprobar la posesión de un derecho real. Deberá citarse en los
dos primeros casos al Ministerio Público y, tratándose de posesión
de un derecho real, al propietario y a los demás participantes del
mismo.
El aspecto fundamental es el examen de testigos a los cuales les
constan los hechos que se quiera acreditar. Éstos deberán ser
identificados y si no fueren conocidos por el juez o por el secretario,
deberán otros testigos, a su vez, abonar la identidad de los
primeros. Las informaciones levantadas se protocolizarán y el
testimonio respectivo se inscribirá en el registro público de la
propiedad, si se trata de bienes raíces y, finalmente, no podrán
admitirse en jurisdicción voluntaria informaciones de testigos sobre
hechos que fueren materia de un juicio ya iniciado (arts. 927 a 931).
Por último, respecto a las informaciones ad perpetuam cabe
advertir la necesidad de relacionar las disposiciones que se acaban
de analizar, con el art. 122, fracc. iii del propio Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y con los arts. 3046,
fracc. i, y 3047 del Código Civil para el Distrito Federal.El actual
texto de la fracc. iii del art. 122 del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal a nuestro entender no establece un juicio
contencioso. Las reformas del año 1964, a las que Ovalle Favela se
refiere, simplemente establecieron un procedimiento más completo y
que cubre más extremos, respecto de las llamadas informaciones de
dominio.Éstas no son otras que las aludidas en la fracc. II del art.
927, ya señalado.
Estamos de acuerdo con Ovalle en lo impropio de ubicar esta
reglamentación en una disposición que debería limitarse a
reglamentar las notificaciones por edictos, o sea, el art. 122 del
Código de Procedimientos Civiles; pero, independientemente de
este error de ubicación, respecto de las disposiciones contenidas, lo
cierto es que la referida fracc. iii del art. 122 del Código de
Procedimientos Civiles, en relación con el texto actual de los arts.
3046, fracc. i, y 3047 del Código Civil, están estableciendo un
procedimiento que no llega por necesidad a ser contencioso;
simplemente, lo importante es que cite mediante los edictos a las
personas que puedan ser consideradas perjudicadas, llamándose
asimismo a la persona de quien se obtuviera la posesión o a su
causahabiente, al Ministerio Público, a los colindantes, al delegado
de la Secretaría de la Reforma Agraria en el Distrito Federal y a la
Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. Además deberá abrirse
la dilación probatoria a que alude dicha fracción y, finalmente,
pronunciarse la resolución que corresponda. Agotado el trámite sin
que haya oposición,deberá declararse que el poseedor se ha
convertido en propietario, en virtud de la prescripción, y tal
declaración se tendrá como título de propiedad y será protocolizada
e inscrita en el Registro Público, tal como lo dispone el último
párrafo del art. 3047 del Código Civil, ya señalado. Ahora bien, si en
dicho trámite se presentase cualquier oposición, deberá aplicarse la
regla general de los trámites de jurisdicción voluntaria, en el sentido
de que, si surge cuestión alguna que sea de carácter contencioso,
deberá tramitarse todo ello en la vía que corresponda y como, por lo
tanto, no podrá continuar la jurisdicción voluntaria, en los términos
de lo dispuesto por los arts. 893, 896 y 900 del Código de
Procedimientos Civiles yen los términos del párrafo segundo del art.
3049 del Código Civil.
Apeo o deslinde
Las diligencias de apeo o deslinde tienen lugar siempre que en
relación con algún inmueble no se hayan fijado los límites que los
separen de otro u otros o, habiéndose fijado, haya motivo para creer
que no son exactos, porque se hayan naturalmente confundido, o
bien porque se hubieren destruido las señales que los marcaban o
se hubieren colocado éstas en lugares distintos de los primitivos
(art. 932); tienen derecho a promover estas diligencias el propietario,
el poseedor con título bastante para transferir el dominio y el
usufructuario (art. 933); en la petición, el solicitante deberá indicar el
nombre y la ubicación de la finca que deba deslindarse, así como la
parte o partes en que el acto de deslinde deba ejecutarse, los
nombres de los colindantes que puedan tener interés, el sitio donde
estén y donde deben colocarse las señales y, si éstas no existen, el
lugar donde estuvieron y, además, los planos y demás documentos
que puedan servir para la diligencia y designación de un perito por
parte del promovente (art. 934). Una vez hecha la solicitud el
tribunal deberá notificarla a los colindantes para que en un plazo de
tres días presenten títulos o documentos de su posesión y nombren
perito si quisieren hacerlo, y se señalará el día, hora y lugar para
que dé principio la diligencia de deslinde (art. 935); en la fecha en
que se señale para la celebración de la diligencia respectiva, el juez,
acompañado del secretario, peritos, testigos de identificación e
interesados que asistan, desarrollará la diligencia practicando el
apeo, que no tiene otro propósito que el de ir enmarcando y
delimitando los linderos del fundo de que se trate. El propio tribunal
otorgará la posesión al promovente de la propiedad que quede
comprendida dentro de dichos linderos, si ninguno de los
colindantes se opusiera, omandará que se le mantenga en la
posesión que viniere disfrutando. Si hubiere oposición de algunos de
los colindantes,el juez oirá a los testigos de identificación y a los
peritos e invitará a los interesados a que se pongan de acuerdo; si
no lograre que lo hagan, se abstendrá el juez de hacer declaración
alguna, respetando la posesión que se disfrute en ese momento y
reservando los derechosa los interesados para que los hagan valer
en el juicio correspondiente (art. 936).
Como puede fácilmente observarse, esta diligencia puede ser
muy útil para delimitar, fijar y precisar los linderos de un predio,
siempre que no exista oposición de los colindantes, porque si existe
cualquier oposición, como ha quedado ya apuntado, la diligencia
deberá suspenderse y los derechos de las partes se reservarán para
que los hagan valer en juicio y en la oportunidad que corresponda.
Divorcio administrativo
Previene el art. 272 del Código Civil para el Distrito Federal que si
los consortes, habiendo transcurrido un año o más del matrimonio,
convienen en divorciarse y son mayores de edad, y además no
tienen hijos o éstos son mayores de edad y no requieren alimentos y
han liquidado de común acuerdo la sociedad conyugal, si se
hubieren casado bajo ese régimen, se presentarán personalmente
ante el juez del Registro Civil del lugar de su domicilio comprobando
su matrimonio y su mayoría de edad y manifestando de manera
terminante y explícita su voluntad de divorciarse. La cónyuge no
debe estar embarazada y ambos consortes no han de requerir
alimentos. El juez del Registro Civil, previa identificación de los
consortes, levantará un acta en que hará constar la solicitud
respectiva y citará a los cónyuges para que se presenten a ratificarla
a los 15 días. Hecha la ratificación, el juez del Registro Civil los
declarará divorciados, levantando el acta respectiva y haciendo la
anotación correspondiente en el acta del matrimonio anterior.
El numeral 962 dispone que en caso de que dentro del juicio a que
se refiere este título se demande el pago de rentas atrasadas por
dos o más meses, la parte actora podrá solicitar al juez que la
demandada acredite con los recibos de renta correspondientes o
escritos de consignación debidamente sellados, que se encuentra al
corriente en el pago de las rentas pactadas y si no lo hace se
embargarán bienes de su propiedad suficientes para cubrir las
rentas adeudadas. En el caso de que al contestar la demanda se
acredite que se encuentra al corriente en dichos pagos, el juez
concluirá el juicio.3
El numeral 963 señala que para los efectos de este título siempre
se tendrá como domicilio legal del ejecutado el inmueble motivo del
arrendamiento.
El numeral 964 establece que los incidentes no suspenderán el
procedimiento. Se tramitarán en los términos del art. 88 del código,
pero la resolución se pronunciará en la audiencia del juicio
conjuntamente con la sentencia definitiva.
El numeral 965 dispone que para la tramitación de apelaciones
respecto del juicio a que se refiere este capítulo, se estará a lo
siguiente:
a) De la justicia de paz.
b) Emplazamiento y citaciones.
c) Identidad de las partes.
d) Del juicio.
e) Ejecución de las sentencias.
f) Incidentes.
g) Reglas generales.
199F Incidentes
Solamente hay dos disposiciones que se refieren a los incidentes:
los arts. 37 y 38. En ellos se establece que las cuestiones
incidentales en la justicia de paz se resolverán juntamente con lo
principal y no formarán en ningún caso artículo, sino que se
decidirán de plano. También se establece que la conexidad sólo
procederá cuando se trate de juicios que se sigan ante el mismo
juez de paz, y se resolverá luego que se promueva, sin necesidad
de audiencia especial ni de otra actuación, y se proscribe
definitivamente la posibilidad de acumulación de autos llevados ante
juzgados de paz diferentes. Finalmente, las promociones de nulidad
de actuaciones por falta o defecto de citación o notificación deben
ser desechadas de plano, esto sin perjuicio de las facultades
saneadoras que el juez de paz tiene y que han quedado
comentadas previamente.
Absolvente, 110
Acreedores
definición, 299
pago a los, 214
Actividad probatoria procesal, 85
Activo, 204
Acto(s)
de jurisdicción voluntaria, 327
impugnación, 331-332
jurídico, 116
prejudiciales, 22-23
Actuaciones, concentración de las, 5
Acumulación por atractividad, 300-301
Adjudicación, 211, 322
Administración de la sucesión, 319
Admisión
de la demanda, 42
de la prueba, 18, 106
efectos de la, 178
Adopción, 338
Agravios
contestación a los, 179
expresión de, 178
Albacea, 308
convencional, 309
definitivo, 309
funciones, 310
legítimo, 309
provisional, 309
rendición de cuentas, 320
testamentario, 309
Alegatos, 19, 145
de oreja, 147
Allanamiento, 51, 109
Almoneda, 211
Amigable composición, 259
Amparo
directo, 49
para efectos, 186
Apelación, 175
adhesiva, 177
características, 176
extraordinaria, 172, 183
y juicio de amparo, 185
Apeo, 340
Apremio judicial, 198
Arbitraje, 257
condiciones de realización del, 260
de derecho, 258
etapas del, 260
Arraigo, 29
Arrendamiento, 345-346
Articulante, 110
Asociación de pruebas, 129
Atractividad de los juicios
de concurso, 300
sucesorios, 307
Audiencia
de conciliación, 75, 77
preliminar, 31, 71-72
previa, 71, 75, 77
Auto
de cierre de instrucción, 21
de citación para sentencia, 21
Autonomía de la acción, 57
Autoridad central, 238
Avalúo, 316
Averiguación previa, 22
Beneficio de la pobreza, 81
Carga de la prueba, 94
distribución, 95
inversión, 95-96
Carga procesal, 94
Cédula, 47
Citación para sentencia, 148
Cláusula compromisoria, 259, 261
Código
de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, art. 393, 145n
Procesal Civil modelo para Iberoamérica, 253-256
Comparecencia obligatoria, 74
Compensación, 82
y reconvención, 64
Compromiso arbitral, 261
Concepto de violación, 180
Conclusiones, 19
por escrito, 146
Concursado común, 294
Concurso
de acreedores, 292-293
necesario, 294
voluntario, 294
Condena en costas, 82
Conferencia Interamericana
sobre arbitraje comercial internacional, 234
sobre competencia en la esfera internacional para la eficacia extraterritorial de las
sentencias extranjeras, 243
sobre conflictos de leyes en materia de adopción de menores, 238
sobre cumplimiento de medidas cautelares, 237
sobre domicilio de las personas físicas en el derecho internacional privado, 235
sobre eficacia extraterritorial de las sentencias y laudos arbitrales extranjeros, 235
sobre exhortos y cartas rogatorias, 231
protocolo adicional a la, 238
sobre normas generales de derecho internacional privado, 236
sobre obligaciones alimentarias, 246
sobre personalidad y capacidad de personas jurídicas en el derecho internacional
privado, 241
sobre prueba e información acerca del derecho extranjero, 236
sobre recepción de pruebas en el extranjero, 232
protocolo adicional a la, 240
sobre régimen legal de poderes para ser utilizados en el extranjero, 231
sobre restitución internacional de menores, 244
sobre tráfico internacional de menores, 247
Conferencia Interamericana de Derecho Internacional Privado
I, Panamá 1975, 229
II, Montevideo 1979, 229
III, La Paz 1984, 230
IV, Montevideo 1989, 230
V, México 1994, 230
Confesión
como prueba desahogada, 112
como resultado, 112
desahogada, 113
extrajudicial, 113
judicial, 51
Confesión (cont.)
mediante posiciones, 111
nulidad de la, 113
objeto de la, 112
provocada, 112
Conjetura, 143
Consignación, preliminares de, 27
Contrademanda. Véase Reconvención
Controversias familiares, 277-278
Contumacia, 67
bilateral, 68
total, 68
unilateral, 68
Correr traslado, 41
Cosa juzgada
como excepción, 59
definición, 156, 188
formal, 157
nulidad de la, 187
sustancial, 157
Costas procesales, 81
Cuestiones preliminares, 22
Declaración
de concurso, 294
de saneamiento, 73
en rebeldía, 69
Defensa, 54
Defensorías de oficio, 81
Demanda, 32
admisión, 42
ampliación, 43
defectos subsanables, 37
definición, 33
desechamiento, 45
desistimiento, 45
efectos de su presentación, 40-41
escrita, 34
estructura, 35-36
fundamentación, 38
interposición, 39-40
oral, 34
preámbulo, 35
procedencia, 38
rechazo, 45
requisitos legales, 42
rubro, 35
transformación, 43
Demandado, actitudes del, 50
Denuncia del pleito, 286
Depositario interventor con cargo a caja, 206
Depósito de persona. Véase Separación de personas
Derecho
de contradicción, 53
privado, 3
probatorio, 88
procesal familiar, 4
Desahogo de la prueba, 18
Desahucio, juicio de, 217n, 224-225
Deslinde, 340
Despacho
regulador del proceso, 74
saneador, 73
Desistimiento, 44
de la acción, 45
de la demanda, 45
de la instancia, 45
Deudor común. Véase Concursado común
Dirección de Consignaciones Civiles, 28
Divorcio
administrativo, 341
judicial por mutuo consentimiento, 342
Doble pertenencia de la acción, 56
Documento(s)
autenticidad, 119
auténticos, 118
definición, 115, 117
fundatorios de la acción, 41
notarial, 121
oficial, 120
privados, 118-119
públicos, 118-119
simples, 119
Due process of law, 53
Dúplica, 44
Edicto, 48
Ejecución(es), 195
de sentencias, 201-203
definitiva, 199
provisional, 200
universales, 204
Embargo, 205
y remate, 199
Emplazamiento, 46
efectos, 48
formas de, 47
nulidad, 49
por correo y por telégrafo, 47
Excepción(es), 54
de fondo, 59
de rito, 59
dilatoria(s), 60-61
simples, 60
perentoria, 60-61
Expresión de agravios, 178
Fase
confirmatoria, 144
postulatoria, 16
preconclusiva, 19, 145
probatoria, 17
reafirmatoria, 144
Fe pública, 120
Ficción legal, 142
Hecho(s)
a cuyo favor existe una presunción legal, 100
confesado, 99
derivados de las máximas experiencias, 100
notorios, 100
Herederos, 315
legítimos, 315
testamentarios, 315
Herencia, liquidación de la, 321
Hipoteca, 220
Hipótesis, 143
Impugnación, 122
de sentencia aparente o fraudulenta, 192
medios de, 161, 163
procedencia, 164
procesal, 160
recursos de, 161
teoría de la, 159
Incidente de nulidad de actuaciones, 49
Indemnización, 82
Indicio, 142-143
Informaciones ad perpetuam, 338-339
Informe de autoridad, 121
Inhibición, 206
Iniciación de la audiencia de pruebas y alegatos, 149
Inmediatez física, 7
Inspección judicial, 127-129
a petición de parte, 130
de oficio, 130
pericia anexa a la, 129
sujeto de la, 128
Instrucción, 1
fases, 15
Instrumento, 118
Inter allios acta, 158
Interpelación judicial, 48
Interrogatorio
directo, 112
judicial, 137
por las partes, 137
recíproco, 112
Interventor, 311
judicial. Véase Depositario interventor con cargo a la caja
Intestados, 305-306
Inventario, 316
Jueces
de lo familiar, 268-269, 276
pupilares, 268
Juez de instrucción y juez de decisión, identidad del, 6
Juicio(s), 1-2, 20
arbitral, 257
Juicio(s) (cont.)
civiles, 288
de amparo y apelación extraordinaria, 185
de concurso
atractividad del, 300
fases, 301
tramitación de los, 303
de desahucio, 217n, 224-225
de equidad, 258
de lanzamiento. Véase Juicio de desahucio
de paz, 357
ejecución de sentencias, 358
incidentes, 360
del fuero federal y del fuero común, 288
ejecutivo, 198, 209
preparación, 24, 210
reglamentación del, 210
y vía de apremio, 197
en rebeldía, 69
especial(es), 215, 217
de desahucio, 217em n
hipotecario, 219, 221
lógico jurídico, 2
mercantiles, 288
preparación, 23
sucesorios, 288-289, 305
atractividad de los, 307
secciones de los, 306
tramitación notarial, 324
sumario(s), 216
de desahucio. Véase Juicio de
desahucio
universales, 287
naturaleza jurídica, 290
Juramento de mancuadra, 40n
Jurisdicción
contenciosa, 328
mixta, 197
voluntaria, 327, 330, 333-334, 336
procedimiento de, 335
sujetos de la, 331
Justicia
de martillo, 353
de paz, 352-354
ejecución de sentencias, 358
incidentes, 360
Juzgados
de lo familiar, 267, 270
de paz, 352
pupilares, 267
Medio(s)
de acreditamiento, 87, 115
de confirmación, 115
de convicción, 87, 109
de mostración, 88
de prueba, 86, 88
forma, lugar y modo de desahogo, 107
Medios de impugnación, 161
extraordinarios, 172
internos, 163
ordinarios, 172
restricción de, 8
Memoranda, 147
Ministerio público en materia sucesoria, intervención del, 312
Mora, 49
Mutua petición. Véase Reconvención
Norma
procesal, 4
sustantiva, 4
Novela 84, 74
Nulidad
de la cosa juzgada, 187
procesal, 162
Objeción, 122
Objeto de la prueba, 98
Ofrecimiento de la prueba, 18, 104
Oposición de defensas y excepciones, 52
Órganos parajudiciales, 291
Saneamiento
de la evicción, 285
declaración de, 74
procesal, 69
Secuencias, 75
Secuestro convencional, 199, 205
Sentencia(s)
clasificación, 155-156
citación para, 148
congruencia de la, 154
Sentencia(s) (cont.)
definición, 150-151
definitivas, 155-156
ejecución de, 201-203
Sentencia(s) (continuación)
ejecutorias
por declaración judicial, 158
por ministerio de ley, 158
estructura, 153
exhaustividad de la, 154
firmes, 156
interlocutoria, 155
motivación de la, 154
que cause ejecutoria, 166
requisitos, 152, 154
sujeta a impugnación, 166
y laudo, diferencias, 263
Separación de personas como acto prejudicial, 25
Síndico, 296
definitivo, 297-298
honorarios, 299
naturaleza jurídica, 296-297
provisional, 297-298
requisitos, 297
responsabilidad, 299
Sistema
de la prueba libre, 8
de la sana crítica, 8, 139
de litis abierta, 43
de vencimiento puro o simple, 82
del prudente arbitrio del juzgador, 9
legal o tasado, 8
ordálico, 8
sancionador de la temeridad o mala fe, 82
Sospecha, 143
Sujeto(s)
acreedores del concurso, 300
de la confesión, 110
de la inspección, 128
Supertercería excluyente de dominio, 285
Suplencia de la queja, 10, 33
Valoración de la prueba, 19
Vía de apremio, 198
y juicio ejecutivo, 197