Abran Las Zanjas

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

ABRAN LAS ZANJAS - 2 Reyes 3:16-20

ORACIÓN

Padre, gracias que Tu Palabra nos enseña la verdad. Que toca nuestros corazones, y nos hace
cambiar. Gracias por darnos sabiduría e inteligencia, a través de las escrituras, porque estas son de
más provecho que el oro y la plata. Tu Palabra es más valiosa que las piedras preciosas. Es fuente de
vida.

Abre nuestros corazones, nuestros ojos y nuestros oídos para poderte ver… poderte escuchar, y
aprender de ti. Háblanos, Señor, Tus siervos te escuchan. En el nombre de Jesús, Amén.

2 Reyes 3:16-20

16 Así dice el SEÑOR: "Abran zanjas por todo este valle, 17 pues aunque no vean viento ni lluvia —
dice el SEÑOR—, este valle se llenará de agua, de modo que podrán beber ustedes y todos sus
animales." 18 Esto es poca cosa para el SEÑOR, que además entregará a Moab en manos de ustedes.

19 De hecho, ustedes destruirán todas las ciudades fortificadas y las otras ciudades principales.
Cortarán los mejores árboles, cegarán los manantiales y sembrarán de piedras los campos fértiles.20
A la mañana siguiente, a la hora de la ofrenda, toda el área se inundó con el agua que venía de la
región de Edom.

En este pasaje Dios les habla a los Israelitas mientras marchaban a la batalla contra los Moabitas. Y
como el equipo de fútbol, “en Desafiando a los Gigantes,” los israelitas también, se estaban
enfrentando a sus propios gigantes. Se encontraban en medio del desierto sin agua.

¿Cómo podían luchar contra los Moabitas, si ellos mismos y sus animales, se estaban muriendo de sed?
Entonces le piden a Eliseo que orara por ellos… y él lo hace. Y Dios responde: "Abran zanjas por todo
este valle, y este valle se llenará de agua.”

Humanamente, lo que Dios les estaba prometiendo parecía imposible -- pero nada es imposible para
Dios. Sin sonido ni señal, y de fuentes invisibles e imposibles, el agua fluyó la noche entera. Y a la
mañana siguiente, ¡ahí estaba! La tierra estaba llena de agua.

En esta área desértica y seca, la Palabra de Dios a los Israelitas era de abrir zanjas. Solo Dios
podía darles el agua, pero ellos tenían que surcar la tierra. ¡Este es un fundamento muy importante!

Tú tienes que abrir las zanjas en los tiempos secos… en los tiempos difíciles. Tienes que abrir las
zanjas diariamente, y el Señor las llenará en Su propio tiempo. Es un principio de Dios que es
irrevocable y absoluto. Dios llenará la zanja, ¡pero tú tienes que abrirla!

Si los israelitas solo hubieran rasguñado la tierra, esa hubiera sido toda el agua que hubieran
recibido. ¡Cuanto más abras las zanjas, más recibirás!
2 Reyes. (16-19) El mensaje de Dios.

Quien dijo: Así ha dicho Jehová: Haced en este valle muchos estanques. Porque Jehová ha dicho así:
No veréis viento, ni veréis lluvia; pero este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y vuestras
bestias y vuestros ganados. Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová; entregará también a los
moabitas en vuestras manos. Y destruiréis toda ciudad fortificada y toda villa hermosa, y talaréis
todo buen árbol, cegaréis todas las fuentes de aguas, y destruiréis con piedras toda tierra fértil.

a. Haced en este valle muchos estanques: Dios prometió enviar agua al valle, pero tenían que cavar los
estanques para atrapar lo que Dios proveería. Tenían que cavar los estanques antes de que el agua
fuera evidente, para poder beneficiarse de ella cuando llegara.

i. «El seco cauce del río debía tener trincheras cavadas para retener la inundación repentina».
(Wiseman)

ii. Cuando los reyes regresaron de su visita a Eliseo y les dijeron a sus comandantes que pusieran a
hombres a cavar los estanques, debió haber sido difícil de escuchar. Hombres sedientos, casi muertos
en medio del desierto, no esperan con ansias el trabajo duro de cavar estanques en el suelo seco. Sin
embargo, esta obra era esencial.

iii. Esto demuestra el principio de que Dios quiere que nos preparemos para la bendición que quiere
traer. Escuchándolo, debemos anticiparnos a su obra y estar listos para ella.

iv. Cavar estanques era algo que el pueblo de Dios podía hacer. Dios no les pidió que hicieran algo que
no eran capaces de hacer. Cuando Dios quiere que nos preparemos para la bendición que traerá, nos
da cosas que realmente podemos hacer.

v. «Si esperamos obtener la bendición del Espíritu Santo, debemos prepararnos para recibirla. “Llenen
este valle de estanques” es una orden que me ha sido dada esta mañana para los miembros de esta
iglesia. Alistémonos para recibir el poder del Espíritu Santo; estén preparados para recibir eso que Él
está a punto de dar; cada hombre en su lugar y cada mujer en su ámbito, llenen esta iglesia de
estanques para la recepción de las inundaciones divinas de agua». (Spurgeon)

vi. «Pero la mayoría de las personas dicen: “Bueno, claro que ustedes saben que, si Dios envía
bendición, entonces debemos extendernos”. Sí, ese es el camino de la incredulidad, y el camino de la
maldición. Pero el camino de la fe y el de la bendición es este: Dios lo ha prometido y nosotros nos
prepararemos para ello; Dios se ha comprometido a bendecir, ahora nosotros estaremos preparados
para recibir la bendición. No actúen solamente con la fuerza de lo que tienen, sino con la expectativa
de aquello que han pedido». (Spurgeon)

b. No veréis viento, ni veréis lluvia; pero este valle será lleno de agua:

Esta fue una promesa extraña de Dios. Agua sería provista, pero sin ninguna lluvia o tormenta
aparentes.

c. Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová:

Los reyes vinieron a Eliseo a consultar sobre el agua. Dios quería darles mucho más que su necesidad
inmediata. Dios quería darles victoria total sobre sus enemigos.
C. La derrota de Moab.

1. (20) Dios suple su necesidad de provisión cuando un agua misteriosa fluye a través del campo.

Aconteció, pues, que por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el
camino de Edom, y la tierra se llenó de aguas.

a. He aquí vinieron aguas por el camino de Edom: Parece que Dios envió una intensa lluvia sobre las
montañas cercanas, y esto provocó una inundación repentina en el desierto de Edom.

b. La tierra se llenó de aguas: El agua estuvo disponible solo porque fueron obedientes y cavaron los
estanques. Los estanques recolectaron el agua de la inundación.

i. Si Israel y Judá hubieran desobedecido la Palabra de Dios y no hubieran construido los estanques,
entonces la bendición de Dios les hubiera pasado de largo. Dios les dijo que se alistaran y prepararan
para recibir y alcanzar su bendición. Dios a menudo nos mueve a hacer cosas que pueden tener o no
mucho sentido en el momento, pero son cosas que nos prepararán para lo que Él hará en el futuro.

ii. La medida del agua disponible para estos sedientos hombres estuvo directamente conectada con
cuán fieles fueron en cavar los estanques. Mientras más y más grandes fueran los estanques, más
agua les sería provista. Aunque fue un trabajo duro y desagradable, mientras más hicieron más
bendición recibieron.

iii. Los estanques no fueron la bendición, ni la victoria; aunque fueron parte esencial tanto de la
bendición como de la victoria. Cuando Dios quiere que hagamos algo para prepararnos para la
bendición, no debemos confundir la preparación con la bendición. Sin la milagrosa bendición de Dios,
los estanques no significaban nada.

A veces es simplemente trabajo duro. Ya sea el estudio de la biblia, el ministerio, la oración, el


trabajo o el hogar, tú tienes que abrir las zanjas primero. Entonces el Señor las llenará en su debido
tiempo. Si quieres que Dios haga grandes milagros en tu vida, tú tienes que abrir las zanjas.

La victoria más grande de fe es poder estar de pie a la orilla del Mar Rojo, y escuchar al Señor
decir, en Éxodo 14:13, “No tengan miedo. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de
la salvación que el SEÑOR realizará en favor de ustedes.”

Cuando nos aventuramos por fe, sin ver ninguna señal o sonido, cuando tomamos nuestros primeros
pasos hacia el mar, veremos al agua dividirse. ¡Dios puede hacer eso! Con Dios, mientras caminamos
hacia adelante, veremos que el camino se abrirá en medio del mar… a través de tus circunstancias.

Dios dice, “¡Abran zanjas!” El rol de la fe no es de cuestionar… sino simplemente de OBEDECER. La


Biblia siempre requiere obediencia.

1 Samuel 15:22 dice, “¿Qué le agrada más al SEÑOR: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o
que se obedezca lo que Él dice? El obedecer vale más que el sacrificio.”

El Señor quiere obediencia de corazón. El sacrificio que El desea es un corazón contrito y


arrepentido. Sacrificio sin obediencia es simplemente hipocresía. Un ritual religioso vacío. Jesús mismo
dice en Juan 14:15, “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.”
El amor es siempre el primero y el último… el comienzo y el final de las enseñanzas de Jesús. Si lo
amamos, siempre haremos lo que Él dice. Siempre querremos complacerlo. Su más mínimo deseo será
nuestra ley. Esa es la verdadera esencia del amor.

El cristianismo no es una proposición teológica. Es escoger amar a Jesús. Y todo lo demás, caerá por
su propio peso. Observa a un hombre… o una mujer enamorada. Todo se centra en el amado. Como
complacer al amado, como conocer mejor a la amada; como decirle a otros acerca del amado, y como
poder estar con la amada.

Jesús pregunta en Lucas 6:46 “¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor,” y no hacen lo que les
digo?” Si tú has de llamar a Jesús “Señor,” necesitas escuchar Su voz, a través de las escrituras, y
ponerla a la práctica.

Por eso Santiago 1:22 nos exhorta… “No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se
engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.” Además, Jesús dice que si alguien te da una
bofetada en la mejilla, que vuelvas también la otra mejilla.

Que perdones ofensas, que rechaces la codicia, que toleres las debilidades de otros, y que sirvas y
ames a otros, como Jesús te ha amado. ¡Estas son las zanjas que tenemos que abrir!

Yo me acuerdo hace años, tal vez era en el 2003 o el 2004, cuando el ministerio de mujeres de mi
iglesia estaba organizando un festival, que se llevaría a cabo en Albuquerque. La oradora era una
persona de mucho renombre. ¡Y el evento salió de maravilla!

Pero, nunca me olvidaré, que me tuve que enfrentar a mi propio gigante durante los preparativos para
este acontecimiento. La organizadora del evento me pidió que me ocupara de la hospitalidad. Yo le
dije que SI. No tenía idea en el lío que me estaba metiendo.

Chequé con la secretaria del ministerio, y le pregunté ¿cuál era la mejor forma de reclutar a
voluntarias para este evento? Me dijo, que diera un té. Generalmente, ¿cuántas mujeres asisten a
estos tés? le pregunté.

Me dijo que 20. ¿Veinte? “Esperamos más de 2,000 mujeres en este evento, ¿qué puedo hacer con
solo 20 voluntarias?” “Bueno,” me dijo, “tal vez, sean 25.”

A la mañana siguiente, durante mi hora de devoción con el Señor, le oré, “Señor, Tú sabes que 20
voluntarias no son suficientes. ¡Ni siquiera 25! ¿Puedes doblar ese número? Y Él me contestó mientras
leía Génesis 18:14: “¿Acaso hay algo imposible para el SEÑOR? Le dije, “¡Señor no hay nada
imposible para Ti!

Mientras tanto, al comentarle a la organizadora de las posibles voluntarias que había invitado al té,
ella me preguntó: “¿Qué té? No hay dinero para un té. No hay presupuesto para tu té.” Me quedé
fría. ¡No lo podía creer!

¡Ya había repartido las invitaciones! Tenía que hacer algo. “Señor,” le dije, “nada es imposible para
Ti, ¿no es cierto?” Así que comencé a hacer lo que los Israelitas hicieron. A abrir zanjas para que el
Señor las llenara con agua.

Primero, me encontré con mis amigas. Todas se comprometieron a atender las mesas conmigo durante
el té.
Cada una traería su propio juego de té, una fuente de sanduchitos y otra fuente de dulcesitos para su
mesa. Una chica encantadora, que acababa de conocer en un matrimonio, se ofreció a preparar el té
para todas nosotras.

Ella trabajaba en un salón de té en Albuquerque. ¿Sería una coincidencia? No lo creo. ¡Dios estaba
obrando! Me encanta lo que el Señor dice en 1 de Reyes 9:3, “He oído la oración y la súplica que me
has hecho.”

Luego… todas nos pusimos al teléfono para dar seguimiento a las invitaciones de las voluntarias.
¿Adivinen cuántas voluntarias dijeron que vendrían? ¿20? ¿25? ¿40? ¿50? ¡Sí, efectivamente! ¡Cuando
abres las zanjas… cuando haces el trabajo, El Señor hace lo demás!

****************************************************************************

Y llegó el gran día del té. ¡Todo salió lindo! Cada voluntaria llevaba su sombrero puesto. Esa era
nuestra marca. ¿Saben cuántas voluntarias se presentaron al té finalmente? ¡62! ¿No es bueno el
Señor? ¡62 ayudantas! El hizo muchísimo más que todo lo que podíamos habernos imaginado o pedido.

Y finalmente, el día del gran evento llegó. ¡Todo salió precioso! Este había sido un esfuerzo de equipo.
Nosotras, las damas de la hospitalidad, habíamos sido solamente un pedacito del gran rompe-cabezas.

Hubo un gran número de voluntarias en diferentes áreas, que abrieron las zanjas, para que este
evento fuera un éxito, y para que nuestro Dios fuera honrado y glorificado.

Le dimos a Dios lo mejor de nosotras mismas, ¡y Él nos dio el éxito! Y en todo, lo alabamos. Nuestra
especialidad es orar, alabar… y abrir las zanjas. Y la especialidad de Dios es de dar bendiciones. ¡Y
cómo nos bendijo en aquel día!

Quiero que noten que este es un gran fundamento de Dios. Muchas de las promesas de Dios son
condicionales, requieren alguna acción inicial de nuestra parte. Una vez que comenzamos a obedecer, a
abrir las zanjas, Dios nos comienza a bendecir.

J. R. Miller dijo, “Grandes cosas le fueron prometidas a Abraham, pero ninguna se hubiera hecho
realidad si él se hubiera quedado esperando en Caldea. Él tuvo que dejar su casa, sus amigos, y su
país… viajar por caminos desconocidos, y avanzar en obediencia inquebrantable, para recibir las
promesas.

También, ¿se acuerdan de los diez leprosos que Jesús sanó? Jesús les dijo que fueran y se
presentaran ante los sacerdotes. Y Lucas 17:14 dice que mientras iban de camino, quedaron limpios.
Si se hubieran esperado… a ver si sus cuerpos se limpiaban antes de irse, sus cuerpos no se hubieran
sanado.

Dios estaba esperando para sanarlos, y en el momento que su fe comenzó a obrar, en el mismísimo
momento en que obedecieron, la bendición vino. Debemos aprender a creer en la Palabra de Dios, y
caminar en línea recta… en obediencia, aun cuando parezca que no hay forma de seguir adelante.

¿Quieres que Dios haga grandes cosas en tu vida? ¿Quieres alguna bendición espiritual? Entonces ora…
abre las zanjas, y Dios te las llenará. Pero Él lo hará en los lugares y formas más inesperadas.
¡Necesitamos esta clase de fe! Segundo Corintios 5:7 dice, “Vivimos por la fe, no por la vista.”

¿Y que hubo de David? Su padre le había dicho que fuera a checar a sus hermanos, mientras ellos
estaban en el campo de batalla. David obedece. David no va a donde sus hermanos esperando ser
usado por Dios de forma nacional.
El simplemente les estaba llevando un paquete de comida de su casa. Pero de repente, él se encuentra
en una situación de fe. A lo que escuchaba al gigante filisteo Goliat burlarse de Dios, su espíritu se
agita en su interior.

David tenía muchas razones para tenerle miedo a la situación. Él era un chico joven sin ninguna
experiencia militar. Basado en las escrituras, David no era muy alto. Por otro lado, Goliat, no solo
era gigante, sino soldado veterano también.

Físicamente, David no era competencia para Goliat, y no podía confiar en sí mismo, para ganar la
batalla. A pesar que David confiaba en Dios, él claramente tenía su parte en la batalla. Él tenía de
abrir las zanjas. ¿Cómo? Él tenía que bajar al valle y encontrarse con Goliat.

Tenía que correr a la línea de combate. Tenía que poner la piedra en su honda y arrojarla. David usó
el arma, que sabía usar, y confió en Dios para que Él impartiera energía a la piedra, y la hiciera
efectiva.

¿Te estás enfrentando a un gigante en estos momentos? ¿A lo mejor es una enfermedad, o depresión,
o miedo… o tal vez sea una preocupación? ¿O a lo mejor te estás enfrentando a un divorcio, o a la
muerte de un ser querido? ¿O a lo mejor se trata de un hijo o hija pródiga.

El Salmo 147:3 dice, “El Señor reanima a los descorazonados, y sana sus heridas.” Dios es el Dios de
toda consolación. Él te ama. Él quiere sanar tu corazón quebrantado.

Romanos 8:28 dice, “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es
decir, de los que Él ha llamado de acuerdo a Su propósito.” YO SE ESO. Y TU LO SABES TAMBIEN.
ASI QUE CONFIA EN LO QUE DIOS TE DICE…

Cuando comprendas que Dios es más grande que cualquier problema que puedas tener, esto reforzará
tu fe, y tú te enfrentarás a cualquier gigante con confianza y valentía. Así que ponte de rodillas…
ora… alaba al Señor… escudriña las escrituras, y luego, abre las zanjas.

Dios traerá sanación y bendición a tu vida… en su debido tiempo. Dios tiene un futuro lleno de
esperanza para ti.

¿Te estás enfrentando a una crisis económica… a un gigante económico? ¿Tienes mucha deuda, pocos
ahorros, y ningún sentido de control sobre tu vida? Entonces comienza a abrir las zanjas… ¡AHORA
MISMO! Abre las zanjas de gastar prudentemente, de ahorrar con sabiduría… y de no meterte en
más deudas.

******************************************************************************************

David tenía un jefe terrible. Un día, mientras David tocaba el arpa, el rey Saúl trata de clavarlo a la
pared arrojándole una lanza – no solo una o dos veces, sino tres veces.

Dándose cuenta que no lo querían en el trabajo, David se va, y eventualmente, termina en las cuevas
de Engadí. Cuando Saúl se entera que David estaba en Engadí, sale persiguiéndolo con un ejército de
tres mil hombres.

Cuando Saúl entra a una cueva para hacer sus necesidades, sin saber que David y sus hombres
estaban escondidos en esa misma cueva, David se llena de alegría. Sus hombres le dicen, “Dios ha
puesto a Saúl en tus manos,” “¡Córtale la cabeza!” En vez, David le corta el borde del manto de Saúl.
Pero aun así, las escrituras nos dice que David se sintió muy mal de haberlo hecho. David se dio
cuenta, que Saúl era un instrumento de Dios en su vida para producir paciencia, madurez, y
compasión. Dios le estaba enseñando, a través de Saúl, a depender más de El.

Te quiero preguntar. ¿Le has cortado el manto a tu jefe? ¿A tu maestra? ¿A tus padres? Ellos son
los instrumentos de Dios… los ungidos de Dios en tu vida para desarrollar profundidad, carácter, y
madurez en ti.

Córtales las cabezas provocando una revuelta, o perdiendo los estribos, o encontrando defectos, o
chismeando de ellos – y desperdiciarás lo que Dios quiere hacer en ti, y a través tuyo.

Puede que no respetes a la persona en autoridad sobre ti, pero tú tienes que respetar su cargo,
porque Dios lo ha puesto en tu vida. Si le cortas el manto a las personas en autoridad sobre ti, solo
conseguirás limitar, retrasar, o hasta malograr aquello que Dios quería hacer por ti.

Así que, humíllate, y di, “Lo siento. Por favor perdóname,” y Dios te honrará y te bendecirá.

El reconocimiento de culpa es una muestra de fortaleza, no una confesión de debilidad. Max Lucado
dice, “La humildad tiene un poder increíble. Disculpas pueden desarmar argumentos. Y contrición
puede contener la rabia.

Así que sirve a tu jefe, a tus padres, a tus maestros, y aún a tu esposo, como si estuvieras sirviendo
a Cristo. Abre las zanjas de honestidad e integridad, de lealtad, sinceridad, entusiasmo y
cooperación. Dale a Dios lo mejor de ti, ¡y Él se ocupará del resto!

Nuestra labor en el Señor es nunca en vano. Tú verdadero Jefe, nuestro Señor Jesucristo, está en el
cielo, y El ve todo lo que está pasando. Así que ¡No te des por vencida! ¡No pierdas la fe! Y valgan
verdades, ¿quién dijo que abrir zanjas fuera fácil?

En cualquier circunstancia, se rápida para orar, abre las zanjas, y observa como Dios hace milagros.
¿Hay algo muy difícil para el Señor? ¡Nada! ¡Con Dios todas las cosas son posibles!

Cada día es una decisión. Puedes escoger honrar a Dios, o a ti misma. Hacer las cosas a Su manera,
o a tu manera. Puedes escoger abrir las zanjas de la obediencia, o ser testaruda y no obedecer.
¿Cuál escogerás?

OREMOSLE AL SEÑOR

Padre, gracias que Tú quieres que colaboremos contigo para recibir tu bendición. Por eso tus promesas
son condicionales, y requieren alguna acción inicial de nuestra parte. Gracias que cuando obedecemos,
y abrimos las zanjas que requieres, Tú llenas nuestras vidas de bendiciones.

Cuando nos enfrentamos a gigantes en nuestras vidas, Tú nos exhortas ¡A nunca rendirnos! ¡A nunca
retroceder! ¡A nunca perder la fe! Gracias, Señor, que Tu Palabra nos enseña a ser buenas
administradoras del dinero. A ser esposas sumisas y respetuosas.

Padre, es fácil decirlo, pero no tan fácil, hacerlo. Ayúdanos a respetar los jefes que has puesto en
nuestras vidas. A representarte bien en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestras
universidades, y en nuestras iglesias. En el nombre de Jesús, Amén

También podría gustarte