El Dolo

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El DOLO

CONCEPTOS GENERALES DE DOLO


Tanto en el error como en el dolo existe por parte de la víctima una falsa
representación de la realidad que atenta contra el requisito antes mencionado. La diferencia
entre uno y otro está en que, en el primero, la falsa representación que se hace el sujeto
surge en forma espontánea; en el segundo, en forma no espontánea y sí provocada por las
maquinaciones o maniobras fraudulentas fraguadas por otra persona para engañar e inducir
a error al sujeto.
El dolo es un vicio del consentimiento constituido por la maquinación fraudulenta
destinada a que una persona preste su consentimiento para la celebración de un acto o
contrato.
El dolo “consiste en el artificio utilizado para engañar a una persona provocando en
ella un error o aprovechando el error en que la misma se halla, a fin de inducirla a realizar
un negocio jurídico”
CLASIFICACIÓN DEL DOLO
A) Dolo bueno y dolo malo
El dolo bueno consiste en “el comportamiento lícito, realizado con astucia, malicia,
halagos, jactancias, propaganda, incitaciones e insistencias que se consideran permitidas en
la vida de los negocios o, en general, en las relaciones sociales o jurídicas; para el mismo,
cualquier sujeto del mundo del derecho está preparado y habituado”
El dolo malo, en cambio, supone un comportamiento ilícito constituido por el
engaño que una persona hace a otra para inducir a esta última a una manifestación de
voluntad que sin el dolo no habría efectuado, o habría efectuado en condiciones menos
onerosas.
B) Dolo positivo y dolo negativo
El dolo positivo es aquel en que el engaño se realiza a través de razonamientos o
actos tendientes a representar como verdaderas circunstancias falsas o a suprimir o alterar
las verdaderas.
El dolo negativo es aquel en que el engaño consiste en ocultar sagazmente hechos
verdaderos.

C) Dolo determinante y dolo incidental


Dolo determinante, principal o inductivo, es aquel que induce en forma directa a
una persona a realizar una declaración o manifestación de voluntad que, de no mediar el
dolo, se habría abstenido de realizar.
El dolo incidental, en cambio, no es determinante para la manifestación de
voluntad, que la víctima hubiera formulado de todas maneras, aunque, de no existir el dolo,
la hubiera formulado en condiciones menos onerosas

EFECTOS DEL DOLO


Para que el dolo vicie el consentimiento, debe reunir los siguientes requisitos:
a) Existencia de un engaño o artificio;
b) A dicho engaño o artificio se recurre para inducir a una persona a celebrar un acto
jurídico;
c) Las maquinaciones engañosas deben tener éxito, es decir, la víctima celebra el
acto a que se la indujo, acto que surge como consecuencia inmediata y directa del error
provocado;
d) Si el acto jurídico es bilateral, el dolo debe provenir de la otra parte, o a lo menos,
debe ser conocido por ésta. En caso de que dicha parte no hubiera fraguado el dolo y éste
fuera obra de un tercero, el dolo no vicia el consentimiento de la parte que celebró el
contrato inducido por él, a menos que aquélla hubiera estado en conocimiento del engaño
del tercero, caso en el cual debió informar del mismo a la víctima, constituyendo su silencio
un dolo negativo que vicia el consentimiento de la parte que lo sufrió si fuera determinante
para ésta.
DE QUÉ PERSONAS PUEDE PROVENIR EL DOLO
a) En los actos jurídicos unilaterales, el dolo debe provenir necesariamente de una
persona que no es parte en el acto. Por ejemplo, el dolo que se ejerce sobre una persona
para que otorgue testamento debe necesariamente provenir de un tercero, beneficiado o no
con la disposición testamentaria.
b) En los actos jurídicos bilaterales, el dolo puede provenir de una de las partes o de un
tercero. Si proviene de una de las partes y es determinante, vicia el consentimiento. Si
proviene de un tercero, no vicia el consentimiento, salvo que la parte que haya conocido el
dolo del tercero no lo haya puesto en conocimiento de su contraparte; reticencia que, de ser
determinante, vicia el consentimiento.
c) En los actos jurídicos plurilaterales, el dolo puede provenir de una de las partes o de un
tercero. La nulidad por dolo puede solicitarla solamente la parte directamente engañada, en
cuyo caso el acto o contrato plurilateral no se invalida para todas las partes que
intervinieron en su celebración, sino sólo para aquella que fue víctima del dolo, “salvo el
caso que la participación de ésta en el contrato deba considerarse esencial para las otras”.
EL DOLO EN EL CÓDIGO CIVIL CHILENO
El legislador conoce el término dolo con tres acepciones o significados diferentes:
a) Como uno de los vicios de que puede adolecer la voluntad;
b) Como una circunstancia agravante de la responsabilidad del deudor que no cumple la
obligación asumida emanada de un contrato (art. 1558). El deudor que infringe la
obligación con dolo, esto es, con la intención de perjudicar al acreedor, debe indemnización
por los perjuicios directos, tanto previstos como imprevistos; en cambio el deudor que
infringe la obligación por culpa o negligencia, responde solamente por los perjuicios
directos previstos.
c) Como uno de los elementos que integran el supuesto de hecho del delito civil, y que
consiste en la intención de causar daño (art. 2284)
El dolo está definido en el artículo 44 del Código Civil como la intención positiva de inferir
injuria a la persona o propiedad de otro.
EL DOLO COMO VICIO DEL CONSENTIMIENTO
El Código Civil reglamenta el dolo como vicio del consentimiento en dos
disposiciones: los artículos 1458 y 1459.
El inciso primero del artículo 1458 establece que el dolo no vicia el consentimiento
sino cuando es obra de una de las partes, y cuando además aparece claramente que sin él no
habrían contratado.
De la disposición transcrita se desprende que para que el dolo vicie el
consentimiento debe reunir dos requisitos copulativos: ser determinante y ser obra de
una de las partes.
La exigencia que formula el Código en el sentido de que el dolo debe ser obra de
una de las partes revela que el legislador se refiere en el artículo 1458 a los actos jurídicos
bilaterales y, más concretamente, a los contratos.
La voluntad puede también encontrarse viciada en los actos jurídicos unilaterales.
No lo dice en términos explícitos la ley, pero no cabe otra conclusión si se considera que el
Código admite la posibilidad de dolo en actos jurídicos unilaterales, tales como la
aceptación o repudiación de una herencia (arts. 1234 y 1237); la renuncia de los
gananciales hecha por la mujer o por sus herederos (art. 1782) y el testamento (art. 968 Nº
4º).
EFECTOS QUE ATRIBUYE EL CÓDIGO CIVIL AL DOLO
El dolo vicia la voluntad cuando es determinante y obra de una de las partes, este
último requisito solamente si el acto jurídico en que incide es bilateral.
El dolo como vicio de la voluntad se sanciona con la nulidad relativa o rescisión
(art. 1682 inciso final).
No reuniendo el dolo los requisitos expresados, o sea, cuando no es determinante o
cuando teniendo tal carácter no es obra de una de las partes en un acto jurídico bilateral, no
vicia el consentimiento, no afecta a la validez del acto jurídico.
Sin embargo, el dolo que no reúne las condiciones requeridas para viciar la voluntad
da derecho a la víctima para exigir indemnización por los perjuicios sufridos como
consecuencia del dolo.
La víctima del dolo, para obtener reparación de los perjuicios sufridos, tiene dos
posibilidades: demandar a la persona que fraguó el dolo por el total de los perjuicios; o
demandar a la persona que, sin haber fraguado el dolo, ha obtenido provecho de él, pero
sólo hasta concurrencia de dicho provecho. (1458 CC inciso 2)
PRUEBA DEL DOLO
Dispone el artículo 1459 que el dolo no se presume sino en los casos especialmente
previstos por la ley. En los demás debe probarse.
La regla general, de acuerdo con el precepto transcrito, es que el dolo debe probarse
por quien alega haber sido víctima de él.
CONDONACIÓN DEL DOLO
De conformidad con lo dispuesto por el artículo 1465, el dolo no puede perdonarse
o condonarse anticipadamente, es decir, antes de que se cometiere. La condonación del dolo
futuro adolece de objeto ilícito y se sanciona con la nulidad absoluta.
Nada obsta, en cambio, a que el dolo sea perdonado una vez que se haya cometido y
haya sido conocido por la víctima.

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