Capitulo 6

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Capitulo 6

Tal vez mi abuela tenía razó n debía darme otra oportunidad, pero aun no me sentía
preparada, había pasado poco tiempo desde que Richard y yo nos separamos, y eso
conllevaba a crea una brecha de inseguridad en mi misma. Con Mishenka me sentía
segura, me sentía protegida, y por ese tiempo me había hecho la idea de olvidar y
dejar en el pasado las cosas horribles por las que había pasado a su lado.
Habiamos acordado pensar las cosas, salir y pasar tiempo juntos era lo ú nico que
había aceptado y parecía no incomodarle la idea. También habíamos mencionado el no
comentarle nada a nadie, me sentía horrible por no comentarle nada a Camila. Sé que
ella me estaría diciendo que si era lo que realmente quería, lo hiciera. Ella era buena
en consejos de amor le había funcionado con su esposo. Es de las que se arriesga por
lo que siente.
Describir que tipo de hombre es Mishenka me queda corto, es bastante maduro, un
caballero y sobre todo  sabe có mo tratar a una mujer. Por ese momento,só lo por ese
momento, dejo de ser el hombre intimidante al que le tengo en cierto modo temor,
dejo de ser el hombre peligroso, dejo de ser el criminal la palabra que lo encerraba.
Llevar dos trabajos definitivamente no había sido una buena idea, no me había
quedado otra opció n má s que renunciar al café – bar, me había gustado el tiempo en
que trabaje allí, las personas eran ambles, Daniel era amable. Así que fui directo al
local para pedir mi renuncia.
Llego a la cafetería y encuentro a Daniel abriendo la puerta, tiene una chaqueta de
cuero negro, un jean rasgado y su Harley esta aparcada a un lado.
- ¿Laurent? ¿Qué haces tan temprano aquí?
- Hola Daniel. He venido porque tendré que renunciar.
- ¿Que? ¿porque? Eres una excelente empleada.
- Me gustaría quedarme, pero no puedo manejar este horario.
- Puedo ser flexible con eso – me da una sonrisa y me invita a pasar adentro.
- Daniel...
- Al menos los fines de semana tres horas? ¿Que te parece?
- Gracias en verdad por darme la oportunidad.
- ¿Entonces?
- Está bien acepto tres horas los fines de semana – la verdad era que me sentía có moda
en ese lugar, era una especie de distracció n, el ambiente era de lo mejor.
- Un trato es un trato – dice extendiéndome la mano.
- Vale – sonrió .
- ¿Te molestaría si te invito un café?
- ¿Hecho por ti? – enarco una ceja.
- Yo fui el que creo el bar y también se hacerlos – guiñ a un ojo se te adentra en la
cocina-. Dime Laurent ¿no te aburres en el hotel de aguantar tantos clientes
quejá ndose? Ya sabes las toallas, el bañ o, los platos.
- Oh creo que he tomado algo de experiencia en ese á mbito.
- Yo no soportaría de una semana – Daniel sale al poco tiempo con dos cafés helados,
con crema chantillí por encima.
- Hm sabe delicioso - relamo mis labios limpiando la crema.
- Y sabe mejor con una cereza pero se han acabado.
En ese momento mi mó vil suena y refleja una llamada de Mishenka en el me disculpo
con Daniel y al contesto.
- ¿Hola?
- ¿Có mo estas mi musa?
- He estado bien, pensé que tensarías trabajo hasta tarde.
- He cerrado el trato en menos de tres minutos – casi lo puedo imaginar con una
sonrisa en sus labios-. ¿Dó nde está s? Pensaba en que podríamos ir a almorzar juntos.
- Estoy en la cafetería para la que trabajo
- ¿Para que la trabajas? Pensé que dejarías ese trabajo, espero que no este
considerando volver.
- He hablado con mi jefe y acordamos un horario diferente.
- ¿Ese miserable ahora te va colocar otras horas solo para generarle ganancias?
- No ha sido así, ha sido me decisió n. Ha sido muy amable, puedo ir contigo una vez
termine el café que me ha invitado.
- Dame la direcció n del sitio, pasare por ti.
- Puedo reunirme contigo.
- Dame la direcció n e iré por ti – rodeo los ojos y le termino dando la direcció n.
- Vale, te esperare – cuelgo la llamada y dejo a un lado mi mó vil para seguir hablando
con Daniel.
- ¿Era tu novio? – enarca un ceja.
- Bueno.. – hago un ademan con mis manos-. Acordamos almorzar juntos.
- Oh por mí no hay problema, si comienzas este fin des emana o el que viene.
- Gracias en verdad Daniel.
- No es nada y si necesitas alguien con quien hablar estaré acá , sentado detrá s de esa
barra haciendo las cuentas – ríe y lo hago en respuesta también.
Cerca de diez minutos veo el particular auto de Mishenka estacionado en frente, se
baja de el, tiene un traje color azul mediterrá neo oscuro, su bolsillo está adornado por
un pañ uelo amarillo, unos zapaos de charlo negro, y un reloj diferente al que siempre
usa.
Daniel me acompañ a a la salida y se queda observando a el hombre que tiene en
frente.
- Eso definitivamente supera a mi Harley – bromea con su comentario.
- Daniel él es ...
- Mishenka Novicov – estrecha la mano de Daniel y fija su vista en sus brazos llenos de
tatuajes.
- Soy Daniel Russell, el dueñ o del bar.
- Lo sé – una sonrisa se dibuja en sus labios-. Supe que le ha dado un horario diferente
a Laurent, ¿sabía que se enfermó por exceso de trabajo?
- Mishenka – susurro.
- Si, fui quien le dio el permiso ese día, Laurent ha aceptado trabajar solo tres horas los
fines de semana.
- Oh – enarca sus cejas-. No creo que eso hubiera sido necesario.
- Yo puedo tomar mis propias decisiones – respondo-. Es mejor irnos ya.
- Por supuesto, encantado Daniel.
- Hasta luego.
Subimos al auto y frunzo el ceñ o, no tenía por qué hacer ese comentario, Daniel no
tiene la culpa de que me haya enfermado fui yo a la que se le cubrió la brillante idea de
conseguir dos trabajos con solo una hora disponible para dormir.
- Quita esa cara – susurra con su voz ronca.
- Me siento avergonzada, Daniel solo fue amable.
- Claro..
- Y por favor baja la velocidad, puede ser peligroso.
- La vida esta llena de riesgos Laurent, vale la pena arriesgarse al menos una vez en tu
vida.
- Tal vez me he privado de ciertas cosas – suspiro.
- Eso cambiara, lo peligroso atrae o ¿me equivoco? – enarca una ceja y bufo.
- Si tú lo dices...
Hemos decidido almorzar en un restaurante reconocido de New York, cruza sus
manos por encima de la mesa y sonríe-
- ¿Qué?- enarco una ceja.
- Sé que te gustan las cosas sencillas, así que puedo traer miles de collares con
diamantes de todos los tamañ os y terminaras desechando todos. Por eso pensé en ti
cuando vi este – saca de su bolsillo un pequeñ a caja, tan diminuta que dudo que algo
quepa allí, la extiende y la coloca en mis manos-. Es para ti.
- Ya te he dicho que no..
- Solo míralo.
Ruedo los ojos y abro la caja. Dentro de ella hay un diminuto collar con un sol y con un
peuqeñ o diamante que simula lo que parece ser una luna, es realmente hermoso.
- Representa las dos facetas que podemos tener en la vida, luz y oscuridad. Á ngel o
demonio. Salvació n o perdició n.
- Deja de ver el mundo como si fuera el infierno.
- Hace añ os me hice una promesa, no sería el mismo hombre de antes.
- Las promesas se hicieron para romperse.
- No conmigo.
Sentía que ocultaba algo, eso que Ellie había mencionado, pero no me atrevía a
preguntar, porque sé que su estado emocional cambiada de forma inmediata, no
quería destapar una herida del pasado, porque yo era el claro ejemplo de lo que dolía,
cuando hablaba de ello, podría ser que Richard y yo no compartiéramos ahora má s
que el que habíamos estado casados. Pero los recuerdos seguían intactos en mi me
memoria.
Termino aceptando el collar, le sonrió y sostengo su mano. Sé que es un hombre
diferente al que mi mente creaba.
Una vez terminad la cena subimos al auto, de vuelta a mi casa, lo observo cuando e
deja allí. Y antes de despedirnos me planta un beso en la boca. Tan voraz, tan sensual,
tan adictivo como todo en él.
Para cuando soy consiente hemos terminado adentro de mi casa, desnudos y follando
en mi habitació n. Me encanta todo en él, la mayoría de nuestras salidas terminan de
esta forma. Teniendo sexo. Lo disfruto, porque me hace sentir como ningú n otro
hombre lo había hehco. Me encanta tocar su cuerpo, y sentir la masculinidad que
trasmite cuando estoy entre sus brazos.
- Quiero que me acompañ es a una cena que se ha organizado en un reconocido casino
– se acomoda su traje y pasa sus manos por su cabello mientras recoge las llaves de su
auto.
- ¿Que? ¿una reunió n de mafiosos o algo así?
- No – ríe-. No es esa clase de "reunió n", es una cena de alguien al que conozco hace
tiempo, me ha invitado y seria descortés el no ir. ¿Qué dices?
- Está bien – me encojo de hombros.
- Puedes escoger el vestido que quieras.
- Tengo uno ya – sonrió .
- ¿Lo tienes?
Asiento.
- Ha sido un regalo de Camila.
- Está bien pasare por ti mañ ana a eso de las nueve.
- De acuerdo – sonrió y se acerca hasta mi para dejar un beso en mis labios acto
seguido nos despedimos.
***
Me encuentro en el hotel haciendo algunos registros, pero no puedo concentrarme, mi
abuela me ha llamado esta mañ ana y me ha dicho que Richard se encuentra en el
hospital, al parecer unos hombre lo golpearon y lo abandonaron en un lugar desolado
a su suerte.
No puedo decir que me siento bien con lo que le ha pasado, porque no es así, jamá s me
alegraría del sufrimiento ajeno, sé que ha sido obra de Mishenka, y me siento enojada,
porque puede terminar en la cá rcel, no puede ir y hacer ese tipo de cosas, ocasionado
problemas.
Es cierto que Richard me ha hecho mucho dañ o, pero no necesario que las cosas se
resuelvan de este modo.
- Ya deja de pensar en el cabró n ese – Ellie golpea en el escritorio y me retiro del
computador.
- Ellie casi se muere.
- Es lo mínimo que se merece esa basura.
Mientras continuo hablando con Ellie, un mensaje llega a mi mó vil al parecer alguien
ha saco todo el dinero que tenia en mi cuenta bancaria, eso es obra de Richard, es el
unico que haría ese tipo de cosas.
-¡Maldito!
- ¿Que sucede? - me pregunta Ellie.
Las lagrimas me invanden, todos mis ahorros estaban en esa cuenta, y ahora los habia
sacado, com parte del seguro. Tuvo que haber falsificado mi firma.
- Richard retiro mis ahorros del banco.
- ¡¿Que?!
- Es inú til él siempre me hara dañ o.
- Debes denunciar a ese maldito, por todo lo que te ha hecho.
- No valdría la pena, nadie creería eso, ni menos..
- ¿Ni mens que Laurent?
- Nada, eso fue hace tiempo,
- ¿Que mas te hizo ese idiota?
- Ellie.. yo no creo que sea...
- Oh Dios ¿no será lo que estoy penando?
Bajo la cabeza tratando de olvidar el recuerdo de esa noche.
- ¿Abuso de ti? ¿Ese infeliz lo hizo?
- Baja la voz – susurro.
- Debes denunciarlo Laurent, debe pagar por todo tu dolor.
La figura de Mishenka se hace presente por el vestíbulo, luce un traje negro pegado a
su figura, su cabello perfectamente peinado, y unos zapatos del mismo color.
No lo haia visto antes y mi cara de sorpresa no lo disimula, ha venido a recogerme asi
que rá pidamente limpio mis lagrimas y tomo mi bolso.
- Hablaremos después Ellie – me despido de ella y me acerco hasta donde se
encuentra.
- ¿Porque estabas llorando? – enarca una ceja y me mira serio.
- No ha sido nada, mi abuela me ha dicho que estaba enferma y solo me preocupe.
- Fingiré creer eso – suena molesto y lo siegue estando  hasta que conduce a mi casa.
Me cambio de ropa colocá ndome el vestido azul que Camila me dio para mi
cumpleañ os, acompañ dado del collar que él mismo me obsequio, junto a unos tacones
color crema. Mi cabello lo dejo suelto y aplico un poco de polvos compactos junto a un
labial color nude.
Salgo de allí y lo veo fumandose un cirgarillo, en cuanto me ve lo apaga y lo arroja con
brusquedad a un lado pisoteandolo.
- Ya estoy lista – susurro
- Te ves muy hemrosa – susurra y me da una leve sonrisa, se que esta cabreado, no se
como sospecha que todo en mentira. Como también se que es probable que ya es
cuestió n de tiempo para que descubra lo del robo.
- Mi abuela mencionó que Richard estaba en el hospital.
- Creí a esa basura muerta - acelera el auto y aprieta sus labios.
- Puedes ir a la carcel por ello.
- He evadido la justicia por añ os, ir a la carcel es la ú ltima cosa que sucedería. Veo que
aú n te preocupas por ese bastardo.
No me preocupo por él, me preocupo por Mishenka lo que pueda pasar, él tiene una
idologia totalmente opuesta a la mía y la manera en que actú a me da miedo.
- No es así - volteo mi vista hacia otro punto de la ventana.
La reunió n se ha hecho en un reconocido casino en la entrada hay varias mujeres
repartiendo fichas de juego, hay varios hombres de negocios allí, el sitio luce elegante
y sofisticado.
Atravesamos el enorme saló n de las má quinas expendedoras y nos hacemos en una
mesa en particular.
Una mujer peli roja voltea su vista hacia nosotros es hermosa, son ojos son oscuros y
tiene una hermosa piel blanca. Luce totalmemte elegante y refinada una mujer
completamente impresionante.
- Has venido - abraza a Mishenka y le sonríe calidamente.
- Lo prometido es deuda, ella es Laurent Devis mi acompañ ante.
- ¿Tú eres Laurent? Mishenka me ha hablado algo de ti,eres muy hermosa
- Muchas gracias.
- Laurent ella es Charlotte Donovan una buena amiga.
- Encantada de conocerla señ orita Donovan.
- El gusto es mío, Mishenka tengo algunos diseñ os de joyas nuevos por mostrarte.
- Eso suena excelente, ¿les molestaría si me retiro un segundo?
- Por supuesto que no - responde ella.
Mientras él se aleja a hablar con algunos hombres yo me quedo en esa mesa con
Charlotte. Se que me esta ignorando desde lo del hotel, esta actuando frío y distante
conmigo.
- Me alegra que Mishenka por fin haya decidido salir con una chica - Charlotte sonríe y
se queda viéndome.
- Bueno..
- Se que es un hombre muy temperamental, y algo... impulsivo, pero es una gran
hombre, por eso cuando mencionó que había conocido una chica me sorprendí.
- Se ve que lo conoce muy bien.
- Ocho añ os es suficiente - enarca las cejas-.  Mishenka es un hombre sincero, ha
estado lastimado por mucho tiempo. Sumido en un lago de lava hirviendo creado por
él mismo.
- Yo creo que es mejor evitar mencionarle ciertas cosas dolorosas.
- Tienes razó n,bueno que grosera soy, ¿quieres beber algo?
- Una margarita estará bien.
- Una margarita será - sonríe y se retira de la mesa hasta donde está la barra.
Me quedo allí sentada observando a todos los asistentes, me siento incó moda en
parte,ajena a todo ese ambiente.
Su figura de hombre deslumbrante e intimidante se hace presente de nuevo, fija su
vista en la mesa mientras toma un traho largo de su bebida. Que parece ser vodka.
- ¿Porque no has mencionado nada desde el auto? - mencionó finalmente rompiendo
el silencio creado entre los dos.
- No lo sé Laurent dímelo tú - fija su vista en la mía y me intimida con su mirada.
- No se que quieres que te diga.
Da un fuerte respiro y aprieta su mandíbula, coloca el vaso de manera fuerte en la
mesa y aprieta sus puñ os al punto en que sus nudillos se vuelven rojos.
- Podrías empezar en el ¿porque tu amiga mencionó que ese bastardo debía pagar por
todo el dañ o que te hizo?
- Ellie se refería a lo de serme infiel.
- ¡Eso es mentira! ¿porque mencionaria el que debias denunciarlo?
- Mishenka..
- Dime en este jodido instante ¿Qué má s te hizo ese bastardo?
Y su pregunta me deja paralizada en esa silla de metal.

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