Conductismo Refuerzos y Castigos

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CONDUCTISMO: refuerzos y castigos

En el conductismo se denominan técnicas operantes a aquellas que implican la


manipulación de los antecedentes y consecuentes que controlan la conducta con el fin de
conseguir cambios en esta.

Un reforzador positivo es un procedimiento que consiste en presentar una consecuencia


contingente a la emisión de una conducta con el objetivo de incrementarla o mantenerla. En
otras palabras, es un estímulo (evento, conducta u objeto) cuya presentación es contingente a
una conducta lo que da lugar a un aumento o mantenimiento de esta.

El término contingencia hace referencia a la relación de dependencia entre una conducta y los
estímulos que la siguen. Un corolario de la noción de contingencia es que el reforzador debe
seguir a la conducta, no antecederla.

Pautas de aplicación del reforzamiento positivo

• Especificar claramente la conducta que se quiere incrementar. No conviene intentar


cambiar más de 2 o 3 a la vez.
• Seleccionar reforzadores, y asegurarse, que lo sean para la persona, lo cual sólo se sabe
observando los efectos de dichos reforzadores sobre la conducta
• Informar a la persona de la contingencia situación-conducta-reforzador y de las razones
por las que la conducta que se quiere incrementar es deseable.
• Seleccionar reforzadores que estén por encima de lo que la persona esté acostumbrada
a recibir libremente
• Entregar el reforzador inmediatamente después de la conducta.
• Utilizar reforzamiento continuo o muy frecuente para establecer una conducta, pero
para mantenerla, usar reforzamiento intermitente La transición de un programa de
reforzamiento continuo a uno intermitente debe ser gradual.
• No hay que añadir una crítica o comentario negativo a un reforzador positivo (p.ej.,
“me encanta que hayas comenzado a estudiar, pero podrías haber dedicado más
tiempo), ya que esto produce desaliento y reduce los efectos del reforzamiento
positivo.

REFORZAMIENTO NEGATIVO
El reforzamiento negativo consiste en retirar, reducir o prevenir un estímulo aversivo o
terminar o prevenir la pérdida de un reforzador positivo contingentemente a una conducta con
el objetivo de incrementarla o mantenerla; dicho de otro modo, es un estímulo (evento,
conducta u objeto) cuya retirada contingente a una conducta da lugar a un aumento o
mantenimiento de esta.
Existen dos clases de reforzamiento negativo:
a) Reforzamiento negativo por escape: Consiste en retirar o reducir un estímulo aversivo o
terminar la pérdida de un reforzador positivo contingentemente a una conducta con el objetivo
de incrementarla o mantenerla, por ejemplo, tomar una pastilla para aliviar el dolor intenso
de cabeza.
b) Reforzamiento negativo por evitación: Consiste en presentar un estímulo aversivo o retirar un
reforzador positivo contingentemente a la no emisión de una conducta, por ejemplo, hacer los
deberes escolares para no perder un programa de TV.
Pautas de aplicación del reforzamiento negativo

- Especificar la conducta que se quieren incrementar.


• Seleccionar uno o más estímulos aversivos que si lo sean para la persona.
• Informar a la persona por adelantado de las contingencias que van a estar en efecto.
• En el caso del procedimiento de escape, eliminar el estímulo aversivo inmediatamente
después de cada ocurrencia de la conducta. En el caso del procedimiento de evitación,
aplicar el estímulo aversivo cada vez que no se ejecute la conducta.

• Utilizar estímulos (p.ej., instrucciones verbales o escritas) que señalen a la persona que
si emite la conducta deseada podrá prevenir (en el caso de la evitación) o terminar el
estímulo aversivo (en el caso del escape).

• Los procedimientos de escape y evitación implican estímulos aversivos. Por lo tanto,


deben ser usados con precaución, ya que pueden producir efectos secundarios
negativos tales como agresión y temor (lo cual, entre otras cosas, interfiere con el
proceso de aprendizaje) y una tendencia a evitar o escapar de cualquier persona o
situación asociada con los procedimientos. Por ejemplo, un alumno puede hacer los
trabajos de cierta manera para evitar los gritos del profesor, pero puede cogerle miedo
a este, bloquearse cuando le pregunta e incluso llegar a tener miedo a ir a la escuela.

• Debe utilizarse reforzamiento positivo para la conducta meta en conjunción con los
procedimientos de escape y evitación. Esto ayuda a fortalecer la conducta deseada y
además contrarresta los efectos secundarios negativos mencionados en el punto
anterior.

EL CASTIGO
Es un procedimiento que consiste en la aplicación de presentar o retirar un estímulo (evento,
conducta u objeto) contingentemente a una conducta con el objetivo de disminuir o
desaparecer su emisión. Existen dos tipos de castigo:

Castigo positivo

Es el procedimiento que mediante la aplicación por presentación de un estímulo contingente a


la emisión de una conducta da lugar a la disminución o desaparición de esta.

Castigo negativo

Es el procedimiento por el que se retiran reforzadores positivos o se niega el acceso a los


mismos, para disminuir o desaparecer una conducta.

Pautas generales de aplicación del castigo

• Asegurarse de que realmente no funciona cualquier otra técnica más positiva.

• Combinar el castigo con la enseñanza y/o reforzamiento de conductas alternativas o


incompatibles con las castigadas; el componente de reforzamiento debe predominar
sobre el de castigo. Si no tiene medios alternativos para conseguir el reforzamiento, el
castigo será ineficaz o aparecerá una nueva conducta indeseada al desaparecer la
castigada o los efectos supresores del castigo cesarán al descontinuarlo.
• Reducir el grado de motivación para la conducta castigada. Siempre que sea posible,
hay que identificar los antecedentes y reforzadores que mantienen la conducta
inadecuada y eliminarlos o reducirlos.

• El castigo no debe aplicarse de forma arbitraria, sino contingentemente a la conducta.


La persona debe ser informada de qué conducta o conductas serán castigadas; además,
la eficacia aumenta si se le dan motivos razonables para no ejecutar la conducta
castigada.

• Es útil avisar de que se va a aplicar una consecuencia punitiva caso de hacer o persistir
en una conducta. Esto funcionará siempre que no se abuse de ella (no advertir más de
una o dos veces) y vaya apoyada por consecuencias reales si se ejecuta la conducta (no
amenazar en vano).

• La intensidad de la consecuencia punitiva debe estar en función de la conducta a


castigar y de la persona receptora.

• El castigo continuo es más eficaz que el intermitente para eliminar la conducta


objetivo, aunque, en contrapartida, esta conducta se recupera más fácilmente cuando
se descontinúa el castigo.
• No debe ser posible escapar o evitar la consecuencia punitiva. Una vez tomada la
decisión, hay que permanecer firmes, seguir adelante con el procedimiento e ignorar
por completo las protestas.
• No hay que pedir disculpas por haber castigado (si se piensa que es adecuado haberlo
hecho), ya que esto genera confusión en la persona castigada.

• Deben emplearse estímulos punitivos que sean aceptables en función de la conducta a


castigar y de las personas implicadas. Posibles ejemplos serían la crítica constructiva,
las reprimendas y la realización de actividades poco preferidas.

• Hay que intentar identificar estímulos punitivos que sean eficaces para la persona en
cuestión.

• En el caso de utilizar la crítica como estímulo punitivo, no hay que emplear


comentarios globales negativos (“eres tonto”, “no sirves para nada”, “eres un niño
malo”). Estos comentarios ofenden a la otra persona, hacen más negativa la relación
con el agente punitivo y pueden reducir la autoestima. Hay que criticar la conducta no
a la persona.

• El uso del castigo físico debe evitarse. Las razones para evitarlo es que…

➢ es posible, para el agente punitivo, excitarse y pasarse de la raya;

➢ las personas tozudas se vuelven aún más tercas, lo que puede llevar a castigos más
intensos;
➢ la persona castigada aprende el uso del castigo físico como estrategia de control.
Extinción

La extinción es un procedimiento afín al castigo, por su intención de suprimir la conducta,


que hace uso de la idea central del conductismo: las conductas mantienen su emisión por el
hecho de ser reforzadas. Lo anterior implica, en una lógica sencilla, que si no se refuerza la
conducta de modo consistente, ella desaparece.

En la extinción, la persona emite una conducta previamente reforzada, pero dejan de


presentarse los reforzadores contingentes a la misma; como consecuencia, la conducta
desaparece. En realidad, siempre hay una probabilidad baja de que la conducta vuelva a
aparecer, lo que lleva a insistir en el no refuerzo de dicha conducta.

Pautas de aplicación del procedimiento de extinción

• Decidir si la conducta a reducir puede someterse a extinción sin problemas.


• Informar a la persona de la puesta en marcha del procedimiento de extinción.
• Combinar la extinción con la enseñanza y el reforzamiento de conductas alternativas
• Identificar los reforzadores que mantienen la conducta y asegurarse de que será
posible suspenderlos o descontinuarlos.
• En el caso, más probable, de que el reforzador a retirar sea la atención, no hay que
reaccionar al comportamiento indeseado de ninguna manera, verbal o no verbal.
• El procedimiento de extinción debe ser utilizado consistentemente, ya que, si no, se
coloca la conducta bajo un programa de reforzamiento intermitente que la hará más
resistente.
• En ocasiones se produce durante las fases iniciales de la extinción un aumento
temporal de la frecuencia, duración o intensidad de la conducta. En estos casos, debe
continuar aplicándose el procedimiento, pues la conducta terminará por disminuir.

✓ La extinción no funciona bien con conductas que son normales en ciertas etapas del
desarrollo, tales como las rabietas a los dos o tres años.

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