Los Sacramentos

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LOS SACRAMENTOS

Por Francisco-Manuel Nácher López

Max Heindel, en su Carta nº 4 a los Estudiantes, titulada ‘‘Una cruzada


por la Iglesia,’’ dice textualmente: ‘‘Algunos de los mejores obreros de la
Fraternidad Rosacruz son miembros, sí, y hasta ministros de iglesias. Muchos están
hambrientos del alimento que nosotros podemos darles. No podemos compartirlo
con ellos permaneciendo alejados y nos hacemos daño a nosotros mismos si
incurrimos en la negligencia de no aprovechar la gran oportunidad de ayudar a la
elevación de la iglesia’’. Añadiendo más adelante: ‘‘…si asiste a ella con espíritu
de ayuda, puedo prometer a usted que experimentará un maravilloso crecimiento
del alma en un corto espacio de tiempo.’’ Y luego: ‘‘Los grandiosos Ángeles del
Destino, que son los que dan a cada nación la religión más apropiada a sus
necesidades, nos situaron a nosotros en tierra cristiana, porque la religión cristiana
nos ayudará para el desarrollo del alma. Aún admitiendo que ha sido oscurecida
por el credo y el dogma, no debemos permitir que eso nos impida la aceptación de
aquellas enseñanzas que son buenas, porque eso sería tan tonto como el situar
nuestra atención sobre las manchas del sol rehusando ver su luz gloriosa.’’
- ¿Entonces eso quiere decir que debemos ir a la iglesia?
- Él dice que no es obligatorio para los miembros del la Fraternidad
pero, como ves, lo aconseja y razona el por qué.
- Ya lo he visto, ya. Pero, me parece como duplicar las cosas, ¿no?
- No. Ten en cuenta que hay dos clases de hombres en este sentido: los
que viven en base a la fe y creen lo que se les dice y eso les basta; y los que no
creemos si no comprendemos lo que se pretende que creamos. Pero, como
durante siglos la iglesia ha dominado en la sociedad y no ha permitido más
enseñanza religiosa que la suya - que había olvidado la parte oculta - y,
consecuentemente, todo el mundo se ha visto obligado a ‘‘creer’’, hay hoy
muchas personas, teóricamente cristianas, pero que no acaban de ver las cosas
claras, precisamente porque pertenecen al grupo de los que necesitan
comprender para regir sus vidas por lo que se les diga sin más. Y esas personas
hacen preguntas y la iglesia no sabe responderlas y, a esas preguntas les opone
el dogma. De modo que esa hambre del alma que las atormenta y esa
intransigencia de la iglesia - o crees lo que te digo sin razonártelo o te
condenas por toda la eternidad - hace que se vayan alejando de ella y queden,
así, privados de la parte positiva, que es mucha, que la iglesia ha conservado.
- ¿Qué iglesia? ¿La católica?
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- Todas las iglesias cristianas, es decir, las que siguen a Cristo. Pero,
especialmente, la católica. Max Heindel dice clarísimamente que las iglesias
protestantes se llevaron lo peor y dejaron lo mejor.
- ¿Y qué parte es ésa tan positiva?
- Toda la Enseñanza que Jesús impartió a Sus discípulos, según relata el
libro llamado Pistis Sophia, durante los once años que permaneció entre ellos,
en su cuerpo vital, tras la Resurrección, organizando la iglesia. Es lógico que,
si queremos hacer caso a Max Heindel, además de las Enseñanzas que él
mismo impartió, tratemos de conocer, por dentro, los ritos y los misterios de
la iglesia, para poder exponérselos a los propios cristianos, obligados durante
siglos a ignorar todo lo esotérico que su propia religión contiene.
- Pero yo no había oído hablar jamás de ese libro.
- Se conocía su existencia, pero no se había conservado ningún ejemplar
hasta que, el siglo pasado, apareció uno. Y causó una verdadera conmoción.
De haberse conocido cuando se decidió qué libros se considerarían dignos de
figurar en la Biblia, con toda seguridad, hubiera pasado a formar parte de ella.
Pero no fue así, seguramente porque era necesaria esa época de oscurantismo
que ha supuesto el olvido por la iglesia oficial de todo el contenido oculto de
la religión, que decía representar, y que es algo verdaderamente sublime.
- Entonces, ¿vamos a estudiar todas esas materias?
- No. Hoy vamos a tratar de los Sacramentos, su parte más importante.
- ¿Y qué son, realmente, los Sacramentos?
- Son unas ayudas maravillosas que Cristo estableció en favor de Sus
fieles.
- ¿Unas ayudas? ¿Sólo eso?
- ¿Te parece poco una ayuda directa de tu propio Dios para favorecer tu
evolución?
- Verdaderamente, me parece algo sublime. Pero, explícame qué hay
dentro de todo ello, cómo funciona, qué efectos produce...
- De acuerdo. Antes te diré que Cristo fundó la primera y única religión
para todos los hombres. Hasta Él, todas las religiones, sin excepción, incluso
la del Antiguo Testamento, si bien habían sido enviadas desde lo alto, fueron
religiones de raza.
- ¿Y eso qué es?
- Las religiones de raza se dieron a los distintos pueblos, adaptadas a las
características evolutivas de cada uno de ellos para que, con su ayuda,
desarrollasen las que les faltaban y fueran renaciendo, una vez agotadas las
posibilidades de la suya, en pueblos o razas con otra religión más avanzada.
- Me parece un sistema estupendo.
- Pero tenía un inconveniente grave.
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- ¿Cuál?
- Que, al ir destinadas cada una a un pueblo determinado, ello hacía que
sus fieles considerasen como herejes o idólatras o extraños o incluso enemigos
a los seguidores de cualquier otra religión, con las consiguientes secuelas de
guerras, matanzas, odios, etc. Claro, que eso sólo era a nivel popular.
- ¿Qué quieres decir?.
- En cada religión ha habido siempre, y sigue habiendo, unas
enseñanzas, unos conocimientos exotéricos, destinados al pueblo, a la masa, a
los que viven sin preocuparse demasiado de las cosas espirituales o del más allá
y sin preguntarse el por qué de la vida ni de la muerte, y que les sirven, a su
nivel, para ir evolucionando; y otras enseñanzas, otros conocimientos
esotéricos, ocultos, que se imparten sólo a los verdadera y honestamente
interesados en esos temas. Por eso en la Escritura se advierte aquello de que no
deben "echarse las perlas a los cerdos".
. ¿Y eso qué significa?.
- Significa que es inútil pretender enseñar lo oculto a quien no siente la
necesidad de investigarlo; que a todo hombre le llega un momento a lo largo
de su evolución, en que se plantea, con toda seriedad eso de "¿Quién soy yo, y
qué hago aquí?". Y que, a partir de ese momento, aunque no se le note
exteriormente, él sí sabe que va buscando una respuesta que le satisfaga. A este
hombre sí que se le deben dar las enseñanzas ocultas. Pero nunca antes de que
comience su aludida búsqueda. Porque lo único que hará será ridiculizarlas,
malinterpretarlas, despreciarlas y, en una palabra, poner de manifiesto que no
ha alcanzado la suficiente madurez espiritual para que esos temas le interesen,
aunque en otras materias como la ciencia, el arte, la política, la industria o los
negocios pueda ser un genio.
- ¿Entonces en todas las religiones existen esas dos vertientes de
conocimientos?
- En todas. Por eso era posible que un Pitágoras, iniciado en los
Misterios griegos, fuera a Egipto y se iniciase en los de allí, para luego hacer lo
propio con los de Caldea. Y que un Platón, iniciado igualmente en Grecia, se
iniciase luego en Egipto. Y tantos otros que pasan por ser sabios en la
antigüedad. Todos ellos habían recibido los conocimientos ocultos y por ello
todos hablaban el mismo idioma y estaban por encima de las razas y sus
religiones, los colores de la piel y la parte exotérica de la religión. Sólo los
seguidores de esa parte exotérica son capaces de fanatizarse y de ver diferencias
insalvables y crear problemas trágicos, precisamente porque ignoran lo que
subyace a los acontecimientos del mundo y son arrastrados por ellos en lugar
de dominarlos.
- ¡Qué claro lo veo ahora!
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- Bien. Visto esto, volvamos a lo que te decía: Cristo nos trajo la primera
religión que no distingue una raza de otra, ni entre el libre y el esclavo, el
pobre y el rico o el gobernante y el súbdito; una religión a la que le preocupa
sólo el hombre o, mejor dicho, el Espíritu que lleva dentro y que es quien, a
través de una serie de vidas, por medio de sus vehículos inferiores (los cuerpos
físico, etérico, de deseos y mental) ha de evolucionar y conseguir, primero la
autoconsciencia y, luego, el desarrollo de todas las facultades divinas que,
como parte de Dios que es, posee en potencia desde su nacimiento a la
existencia en el seno de Dios, como centro de conciencia Suyo.
- ¡Qué impresionante resulta este pensamiento!
- Es lo real. El único que cabe. Pues bien, también Cristo tuvo que
establecer unas enseñanzas para el pueblo, para la masa, para los muchos, para
los que no se acuerdan de estas cosas más que cuando tienen problemas; y
otras para los menos, para los que van más allá y quieren saber el por qué de
los acontecimientos y de la vida y de la enfermedad y del dolor y de la muerte.
Recuerda que, en varios pasajes de los Evangelios, se nos dice que Cristo
hablaba al pueblo en parábolas y que, luego, en privado, explicaba a Sus
discípulos la enseñanza oculta que en ellas se encerraba.
- Es cierto, se dice varias veces.
- Sí. Pero esas enseñanzas privadas no están en los Evangelios. De otro
modo no se haría en ellos esa afirmación.
- ¡Claro!
- Y, por otra parte, ¿qué piensas tú que quieren decir esas palabras, un
tanto enigmáticas, de Cristo cuando, tras Sus sermones o pláticas, decía: "El
que tenga oídos, que oiga y el que tenga ojos, que vea"?
- Pues... no sé. ¿Qué quieren decir?
- Precisamente, eso: Que en Sus Enseñanzas hay dos niveles, uno para el
pueblo, para la masa, para "los que no tienen ojos ni oídos"; y otro para los
que, al preocuparse por estos temas, al estudiarlos, han desarrollado ese "oído"
y ese "ojo" internos, capaces de discernir y comprender lo que las enseñanzas
encierran.
- ¡Lógico!
- La religión de Cristo, pues, es para todos los hombres. Pero no todos
los hombres se encuentran en el mismo grado de evolución. Sólo tienes que
comparar a un nativo australiano o a un pigmeo con un universitario europeo,
por ejemplo. No se trata de los conocimientos científicos ni del mayor o
menor refinamiento o cultura, sino de que hay espíritus que han vivido menos
vidas o que no las han aprovechado como otros para aprender las lecciones
que han de llevar al espíritu a despertar y a manifestarse en todo su esplendor.
- Es cierto. ¿Entonces, cómo lo resolvió Cristo?
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- Primero estableció un acceso, una entrada a Su iglesia, que es el
bautismo y que no es sólo una ceremonia sino, como todos los sacramentos,
un acto de magia blanca, algo que, manejando energías ocultas con fines
altruístas y para el bien, "marca" a ese espíritu y, como veremos en su
momento, lo acondiciona para participar de las ventajas de pertenecer a esa
iglesia. No es que se rechace a los demás, que en todo momento son libres de
ingresar en ella, ya que la iglesia no debe rechazar a nadie que a ella acuda en
busca de luz. Es que los demás, o no desean hacerlo, en el ejercicio legítimo de
su libre albedrío, o no han llegado al punto en que ese acceso y ese
acondicionamiento les puede beneficiar. Pero llegarán, todos llegarán, porque
la religión cristiana es para todos, como te he dicho.
- ¿Cristiana o católica?
- He dicho cristiana. Por tanto, se incluyen, strictu sensu, la católica, la
anglicana y la ortodoxa, y se aproximan mucho las demás que siguen a Cristo
con distintas variantes.
- ¿Y qué les pasa a estas últimas para que no las sitúes al mismo nivel de
las tres primeras?.
- Sencillamente, que no poseen la Transmisión Apostólica.
- ¿La qué?
- La Transmisión Apostólica. Cristo ordenó los primeros sacerdotes y
consagró los primeros obispos, los apóstoles. Y éstos consagraron, a su vez,
nuevos obispos que, por ello, recibieron todos los dones que la consagración
episcopal confiere, que son los que Cristo confirió a Sus apóstoles. Pero
cuando, en determinado momento de la historia y por los motivos que sea,
esa cadena se ha roto, los obispos de ese credo ya no lo son, desde el punto de
vista oculto, aunque externamente así se les denomine y se les respete. Es
decir, no poseen los dones ni la conexión directa con el propio Cristo que los
otros poseen y los sacerdotes que ellos ordenan tampoco reciben esos dones.
Por eso, si bien pueden seguir a Cristo, lo cual les hará mucho bien y, por
supuesto, es un modo estupendo para evolucionar, no pueden participar de
las ventajas de los que pertenecen a la iglesia establecida por el propio Cristo.
¿Comprendes?.
- Sí, claro que lo comprendo.
- Por eso, si bien un obispo puede ordenar sacerdotes, y puede consagrar
obispos, en ambos casos es preferible y en el último preceptivo, que
intervengan varios obispos. Y ello para tener la seguridad de que la ordenación
o la consagración se han recibido realmente, aunque alguno de los
consagrantes, por las causas que fuere, no hubiera realmente recibido esos
dones y, por tanto, no pudiera transmitirlos. Hasta ese punto es definitiva esa
Transmisión Apostólica.
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- Está claro. Perfectamente claro.
- ¿Y cómo se sabe que unos la tienen y otros no?.
- Por medio de la clarividencia. En eso no hay truco posible. Si se
producen los fenómenos que deben producirse, se posee, y si no, no. Así de
claro.
- Pero, ¿cómo te explicas la cantidad de sacerdotes y aún de obispos no
especialmente modélicos que ha habido a lo largo de la historia?.
- Eso no tiene nada que ver con Cristo. Eso ya depende de cómo cada
uno utilice su propia libertad y cómo aproveche las ventajas espirituales que la
ordenación o la consagración le ofrecen. Y ten en cuenta que a nadie se le
ordena o consagra sin que lo merezca, en esta vida o en otra anterior. Luego
vendrá, como te digo, cómo cada uno encarrila su vida y utiliza los "talentos"
que se le confían para que los administre.
- Es perfecto. Cuanto más lo pienso, más lógico es todo.
- No podía por menos de ser así. Pero seguimos con lo nuestro. Cristo
estableció, dentro del, digamos, enorme depósito de energía espiritual que
provee las necesidades de la humanidad, un departamento especial para los
fieles de Su iglesia.
- ¿Y eso por qué?.
- Porque Su iglesia, como te he dicho, responde a la religión más
avanzada de todas las conocidas y, por tanto, los que a ella pertenecen y
siguen sus enseñanzas, son los más evolucionados espiritualmente y se han
hecho por ello acreedores a mayor ayuda. Como siempre verás en todo lo
esotérico, a nadie se le regala nada sin esfuerzo. Pero ese esfuerzo hay que
hacerlo. Y hacerlo antes de recibir el premio.
- ¿Y ese depósito qué misión tiene?
- Ya te lo he dicho: Atender las necesidades de ayuda espiritual de los
fieles. Y de él sólo pueden extraer esa energía espiritual, precisamente los que
han sido ordenados sacerdotes o consagrado obispos. Y nadie más. Y
solamente pueden usar esa energía en beneficio de los fieles y nunca en
beneficio propio. Y sólo para fines de evolución espiritual, como verás cuando
estudiemos los sacramentos uno a uno por dentro.
- Es interesantísimo. Y tan lógico...
- Pero hay más. Tú te has referido antes a los sacerdotes y obispos que,
digamos, se han torcido. Pues hasta eso previó Cristo que, por haber
participado de la naturaleza humana, la conocía bien.
- ¿Y cómo lo previó?.
- Como las ayudas de los sacramentos son muy importantes y muy
necesarias para los cristianos, Cristo estableció las cosas de modo que, aunque
el ministrante no sea precisamente un modelo, aunque esté distraído, aunque
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ni siquiera crea en lo que está haciendo, siempre que utilice las materias
establecidas y pronuncie las fórmulas y ejecute los signos de poder prefijados,
el efecto se producirá. Porque lo importante aquí no es el ministro, sino el
fiel. Si el ministro es devoto y sabe lo que está haciendo y se esfuerza por
contribuir, tanto mejor. Pero el efecto, digamos, mínimo, previsto por Cristo
al instituir el sacramento, se produce de todos modos siempre. Y, otra cosa.
- ¿Qué?
- Que, debido a la conexión directa que en la ordenación y consagración
se produce, entre los principios del ordenado o consagrado y el propio Cristo,
aquél se convierte en un canal, a cuyo través, los fieles reciben, directamente
de Cristo, el beneficio que el sacramento en cuestión proporciona. Y aún otra
cosa que ya te imaginarás.
- ¿Cuál?
- Que cualquiera que no haya recibido la ordenación o consagración,
aunque utilice las materias, las palabras y los signos de poder con toda
corrección y aunque lo haga con la mayor devoción posible, no conseguirá
ningún efecto, salvo el de perjudicarse a sí mismo por pretender profanar algo
que está muy por encima de él. Las únicas excepciones que existen están
perfectamente determinadas.
- ¿Y cuáles son?
- Que el bautismo lo puede administrar alguien no ordenado, aunque
los efectos son distintos, como verás; y que los ministros del matrimonio son
los propios contrayentes. Pero todo llegará.
De acuerdo.

EL ORDEN
- Tras este preámbulo vamos a estudiar primero, para seguir un proceso
racional, el sacramento del Orden que es el que capacita, como hemos dicho,
para administrar ese depósito de energía espiritual específico para los
cristianos..
- Estupendo. Pero antes quisiera aclarar algo.
- ¿Qué?.
- ¿Cómo se llena ese depósito?.
- Se llena con las vibraciones de devoción de los fieles, con sus oraciones,
con sus cánticos, con las explosiones de amor y de compasión y de hermandad
que, sobre todo en la Eucaristía, se producen entre los hombres y los ángeles
que asisten al acto; con todas las buenas obras y los pensamientos positivos y
la fe y el amor de todos los cristianos y, en una palabra, con todo lo que los
fieles hacen ajustándose al supremo mandamiento de Cristo: "Ama a Dios
sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo".
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- Comprendo. Y es impresionante.
- Porque no pienses que la energía disponible es inagotable. Esa idea de
la infinitud es ajena a Cristo y a todos los conocimiento ocultos. En la
naturaleza, y lo oculto forma parte de ella, no hay nada infinito, salvo el
Absoluto, origen de todo. Por debajo de Él, todo es limitado y hay que
administrarlo con inteligencia y tino para obtener los mejores resultados con
el menor desgaste de energías. Por eso lo del depósito para los cristianos y por
eso que su contenido se derrame sobre los fieles en determinados momentos y
en determinados lugares y no cada vez que cada uno lo necesite. Para
materializar esas energías tan sublimes, procedentes de las más altas esferas, se
necesitaría un consumo de fuerzas enorme que se evita concentrando a los
fieles en determinado momento y lugar y derramándolas allí sobre ellos de
modo que cada uno reciba la cantidad y la calidad que es capaz de asimilar sin
malgastar nada. ¿Comprendes?.
- Perfectísimamente.
- Bien. Pues sigamos. Pero para que comprendas perfectamente todo lo
que va a seguir te quisiera hacer una exposición resumida de otra materia cuya
comprensión es previa y necesaria para que te des cuenta luego de lo que
verdaderamente hay dentro de los sacramentos.
- De acuerdo. Soy todo oídos.
- Nuestro Espíritu, cuando nace en y de Dios, es sólo una chispa de
materia divina. Ese Espíritu Virginal o esa Mónada, que así se lo denomina
también, se sitúa en el llamado Mundo de los Espíritus Virginales, que es el
segundo Mundo, contando desde arriba, de los siete que componen el Plano
Cósmico en el que estamos evolucionando y del que nuestro tan familiar
Mundo Físico no es sino la séptima capa, o sea, la inferior.
- Entonces el Espíritu Virginal está lejísimos, ¿no?
- Lejísimos, no. Porque, como tú sabes, todos los mundos superiores,
aparte de que ocupan más espacio que los inferiores, los interpenetran a todos.
Tu Mónada, pues, está dentro de ti mismo. Lo que ocurre es que ni tú eres
sensible a sus vibraciones, ni ella a las tuyas, en este plano. ¿Comprendes?
- Sí. Perfectamente.
- Pues bien, ese Espíritu Virginal envía, a imitación de Dios, del que no
es sino una parte, tres aspectos de sí mismo al Mundo inmediatamente
inferior, que es el Mundo del Espíritu Divino. Se convierte, pues, de uno en
trino: Un espíritu con tres aspectos.
- Eso es un poco difícil de concebir
- No tanto. Piensa en que, por ejemplo, la electricidad, si atraviesa una
resistencia produce calor, si pasa a través de una lámpara halógena, produce
luz y, si lo hace a través de un electroimán, produce magnetismo. La
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electricidad puede ser siempre la misma, pero la apariencia, el ropaje, el
aspecto con el que se manifiesta será distinto.
- Ya lo veo, sí.
- Si asignamos a la Mónada, que se encuentra en el Mundo de los
Espíritus Virginales, la letra A, sus tres aspectos o principios, situados en el
Mundo del Espíritu Divino, serán las letras B, C y D. ¿De acuerdo?
- De acuerdo.
- Pues bien. El aspecto B permanece en su plano y constituye lo que se
denomina el Espíritu Divino o primer aspecto de nuestro triple espíritu, un
reflejo del Padre, primera persona de la Santísima Trinidad. Los principios C
y D envían una parte de sí mismos al siguiente Mundo, el Mundo del
Espíritu de Vida, más denso que el anterior. Si a esas prolongaciones las
denominamos, les corresponderán las letras E y F. ¿De acuerdo?
- Sí.
- El aspecto E repite el proceso del B, es decir, permanece en ese plano y
se constituye en el Espíritu de Vida, segundo aspecto del Triple Espíritu,
equivalente del Hijo en la Trinidad. Y, por fin, el principio F envía una parte
de sí mismo al siguiente plano, situándose en la Región del Pensamiento
Abstracto del Mundo del Pensamiento, y constituye el Espíritu Humano,
tercer aspecto del Triple Espíritu, equivalente en él a la Tercera Persona de la
Trinidad, el Espíritu Santo, y al que asignaremos la letra G. ¿Me sigues?
- Completamente.
- Pues ahora piensa que el Espíritu Humano está comunicado con el
Cuerpo Mental, que está situado un escalón más abajo, en la Región del
Pensamiento Concreto del Mundo del Pensamiento y al que comúnmente
llamamos "la mente", mediante un fino hilo, al que asignamos la letra H.
¿Sigues comprendiendo?
- Hasta ahora, sí.
- Pues ya falta poco. Piensa que esa comunicación continúa desde el
Cuerpo Mental hasta el Cuerpo de Deseos, Astral o Emocional, situado un
Mundo más abajo y que es un duplicado del Espíritu Humano; que, aún
sigue la comunicación hasta el Cuerpo Etérico, situado en la Región Etérica
del Mundo Físico y que es un duplicado del Espíritu de Vida; y que sigue
luego hasta el Cuerpo Físico, que nos es tan familiar y que está situado en la
Región Química del Mundo Físico y es un duplicado del Espíritu Divino.
- ¿O sea que el conjunto es como simétrico?
- Exacto. Si consideras a la mente como un espejo que refleje lo de
arriba en la zona inferior, se ve clarísimo: Contando desde la Mente, hacia
arriba están el Espíritu Humano, el Espíritu de Vida y el Espíritu Divino; y
contando hacia abajo, el Cuerpo de Deseos, el Cuerpo Etérico y el Cuerpo
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Físico. Tú ya sabes, por otra parte que estos tres están unidos con el Mental
por el llamado Cordón de Plata. Por tanto, esa conexión, la H, entre el cuerpo
Mental y el Espíritu Humano es una continuación del Cordón de Plata hacia
arriba, que es lo que hemos de desarrollar.
- Es un poco complicado pero se comprende.
- Sí, pero es clave tenerlo claro para entender lo que ahora viene.
- Vamos a ver.
- Las órdenes sagradas pueden ser menores y mayores. Las menores
(tonsura, portero, lector, exorcista y acólito) no tienen ninguna particularidad
desde el punto de vista esotérico. Las mayores, sí. Y éstas son: el
Subdiaconado, el Diaconado, el Sacerdocio y el Episcopado, aunque el
Subdiaconado no es más que una preparación para el Diaconado y no otorga
ningún poder.
La ordenación del Diaconado convierte al diácono en una especie de
ayudante o aprendiz de sacerdote. El Diácono, como poder, adquiere el de
bautizar, aunque eso también lo puede hacer un laico, con menor efectividad,
como veremos.
La ordenación del sacerdote ya confiere a éste lo verdaderamente
importante y exclusivo.
- ¿Y qué es?
- El poder para utilizar la energía del depósito especial de que hemos
hablado; el poder para consagrar la Hostia; el poder de bendecir determinados
objetos o lugares; el poder de bendecir al pueblo en el nombre de Cristo; y el
poder de absolver los pecados.
En cuanto a la consagración Episcopal, confiere al obispo que,
previamente, ha de ser sacerdote y, por tanto, poseer sus poderes, la Sucesión
Apostólica; el poder de ordenar sacerdotes y consagrar obispos,
perpetuándola; el poder de administrar el sacramento de la confirmación; y el
poder de consagrar iglesias para dedicarlas al servicio de Dios.
- ¿Y los cardenales?.
- Los cardenales, así como los arzobispos, el propio Papa y los demás
títulos como archidiácono, deán, canónigo, vicario, etc., no tienen nada de
especial, salvo que se dedican a determinadas actividades. Pero no tienen más
poder del que otorgan el Presbiterado y el Episcopado.
- ¿Entonces para qué los títulos?
- Ten en cuenta que la iglesia tiene tras de sí una larga historia y que en
cada época su labor se ha interpretado de modo distinto. No es, pues, de
extrañar que existan todas esas denominaciones. Pero lo que estableció Cristo,
lo que subyace a todo es lo que te he dicho. Los clérigos, cualquiera que sea su
rango y poder, se establecieron para beneficio del mundo y están destinados a
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servir de canales para la distribución de la gracia de Dios. Su deber es explicar
la verdad tal como ellos la perciben y ayudar y aconsejar a quien lo necesite.
Lo que no pueden hacer es erigirse en directores de conciencias, imponiendo a
nadie lo que debe o no debe hacer. Eso es labor de cada uno, que es perfecta y
totalmente libre de orientar su vida como más le plazca con arreglo a sus
luces. Sólo de ese modo, errando y experimentando las consecuencias del
error en forma de sufrimientos, debe cada uno aprender. Y nadie puede dictar
la conducta a nadie porque, desde ese momento, se ha convertido en
responsable de todos los errores del otro y de su falta de esfuerzo y de
iniciativa y, por tanto, de adelanto. El clérigo debe ser un ejemplo, ahí está su
primera obligación, un duplicado de Cristo y, en base a eso, aconsejar a quien
se lo pida. Ni el mismo Cristo dijo a nadie lo que había de hacer. A todos los
dejó en libertad. Se limitó a indicar el camino, a decir ‘‘yo soy el camino’’, a
ser ejemplo y a prestar toda la ayuda que pudo. Y nada más.
- ¿Y la política?
- Ese ha sido el talón de Aquiles de la iglesia. Los Evangelios dicen bien
claro en Juan 3:17 que "Dios no mandó a Su Hijo al mundo para juzgar al
mundo". No obstante, a lo largo de la historia, ha fallado sistemáticamente en
eso y aún hoy reincide en tal postura, identificándose con determinadas ideas
o partidos o posturas políticas o incluso, frecuentemente, del lado de los más
fuertes, como si no existiesen hombres de buena fe en todas las corrientes de
opinión y si todas las corrientes de opinión no estuviesen constituídas por
hombres, materia prima de su apostolado. Desde el momento en que la iglesia
de Cristo, la que predicaba el "ama a tu enemigo", aceptó el convertirse en la
religión oficial de un estado que conquistaba, guerreaba, saqueaba,
esclavizaba, colonizaba y crucificaba, y bien conocido lo tenían los cristianos,
a medio mundo, se vio obligada a bendecir a los ejércitos y a impetrar la
ayuda de Cristo, precisamente de Cristo, para que les diese la victoria frente a
sus hermanos, a los que el propio Cristo les había ordenado amar como a sí
mismos. Las consecuencias fueron las lógicas: Los verdaderos cristianos, los
verdaderos seguidores y practicantes de la doctrina de Cristo fueron poco a
poco separados de la iglesia que, de ese modo, fue aprendiendo y ejerciendo,
hasta alcanzar la maestría, los métodos de la sociedad civil. Y estableció
mandamientos de la iglesia, enmendándole la plana a su propio fundador que
había reducido el Decálogo a sólo dos mandamientos que, a su vez, resumió
en uno: "Un solo mandamiento os doy: Que os améis los unos a los otros
como yo os he amado".
- Es verdad. Pero, ¿cómo ha podido actuar así?
- Precisamente por eso: Se eliminó o se obligó a ocultarse, a los
verdaderos cristianos; los obispos fueron designados por el poder civil; se
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eligió, consecuentemente, a los más "convenientes" en lugar de a los más
"aptos"; y, poco a poco los verdaderamente aptos, los evolucionados, los
honestos, los clarividentes, los iniciados en los Misterios Cristianos de que
habla Orígenes, los que conocían la religión por dentro, los que conservaban
aquellas enseñanzas privadas de Cristo a sus discípulos, los que tenían los
"ojos" y "oídos" a que Él alude, fueron teniendo que ocultarse para evitar ser
atormentados, expoliados, desacreditados, excomulgados y, muchas veces,
ejecutados. De ahí su denominación de "ocultistas". Y esos conocimientos,
que son los que estamos exponiendo, que son maravillosos, que una vez
conocidos y asumidos le hacen a uno comprender toda la grandeza y todo el
inmenso amor de Cristo por los hombres todos, los fue perdiendo la iglesia
oficial, aunque no se perdieron entre los verdaderos cristianos. Y ahí radica el
problema: Si al pueblo no se le dice en qué consiste la religión, qué ocurre
cuando clama a su Dios, cómo acude Éste en su socorro y por qué razón hay
desigualdades y hay dolor y hay sufrimiento, y solo se le exige una fe irracional
que, se le añade, Dios reparte arbitrariamente, el pueblo, que ha llegado en su
evolución a un momento en que plantea preguntas y desea respuestas, acaba
haciendo oídos sordos a todo lo que huela a religión, aunque en su fuero
interno clame por creer en algo, pero algo que resulte creíble, inteligible y
sugestivo y convincente, algo que uno mismo pueda manejar y comprender. Y
los clérigos, ignorantes de los poderes que poseen y de las fuerzas maravillosas
que están manejando, las relegan con frecuencia para dedicarse, con la mejor
intención, a otros problemas de la vida que se resolverían fácilmente con
explicaciones claras y racionales y el uso apropiado de las reservas de ese
depósito que Cristo preparó para los suyos. Por eso se ha creído que ha
llegado el momento de que, tanto el pueblo como los clérigos, conozcan todo
lo que Cristo hizo y pensó y previó para ellos y, una vez concienciados todos,
cada uno según sus luces, según su evolución, podamos tomar posiciones, con
entera libertad, pero con conocimiento suficiente de lo que está en juego.
Una de las diferencias fundamentales entre la religión del Antiguo
Testamento que era, efectivamente, una religión de raza, pero también un
adelanto, una preparación para la de Cristo, y la de Éste, consiste en que, así
como en el primero existe la Ley, una ley externa que hay que obedecer
externamente porque, de otro modo, se recibe el oportuno e inmediato
castigo, también externo, la religión de Cristo interioriza la Ley. Ya el Arca de
la Alianza, que no era sino un símbolo del hombre evolucionado, tenía el
Decálogo, o sea, la Ley, en su interior. La religión de Cristo elimina el pecado,
consecuencia de la Ley. Recuerda el pasaje de la mujer adúltera. Porque, si no
hay ley, no hay delito ni pecado. Y Cristo redujo todo el Decálogo a un solo
mandamiento: El del amor. Y eliminó, de un plumazo, los guías espirituales y
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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los gurús, y dejó fuera de lugar a los que pretenden decidir por los demás y a
los que juzgan a sus hermanos: "No juzguéis y no seréis juzgados". La Ley
pues, desde Cristo debe ser algo interno y debemos obrar bien, no por miedo
al castigo, sino por convencimiento, porque nos sale de dentro. Y eso sólo es
posible si uno sabe, porque se lo han explicado con claridad, cómo funcionan
los cuerpos y los espíritus y Dios y el universo todo. Y, una vez comprendido
todo y asimilado, ya no hacen falta mandamiento ni ley alguna, porque uno
obra espontáneamente el bien. Eso es lo que quiso Cristo. Y el clero no tiene
más papel que el administrar ese depósito maravilloso de energía espiritual; ser
un ejemplo viviente de lo que el cristiano ha de devenir, puesto que, gracias a
la ordenación, ha dado un paso gigantesco en la evolución; y ser un canal
permanente para aproximar a Cristo, cuyo representante directo es, a los
hombres. Nada más. Y ya es bastante responsabilidad.
- ¡Cuán cierto es todo esto y qué hermoso lo que dices!
- Pero, como te dije antes, Cristo ya previó esas desviaciones y, a pesar
de todo, cuando se administra un sacramento por una persona debidamente
consagrada, el efecto querido por Cristo se produce indefectiblemente. Lo que
ocurre es que ese efecto no es el mismo si el que recibe el Sacramento es
consciente de lo que hace y de lo que recibe, que si lo hace todo porque "hay
que hacerlo", porque "es costumbre" o por otro motivo similar y sin ningún
conocimiento de qué fuerzas se mueven en esa ceremonia.
- Está clarísimo. Pero aún tengo otra pregunta pendiente.
- Vamos allá.
- ¿Cómo desciende esa energía de arriba?
- La energía espiritual o gracia de Dios y la luz de Dios y la vida misma
de Dios emana de Éste en ininterrumpidas oleadas, inundando el plano o
Mundo de Dios. De ahí va descendiendo a los planos inferiores. Pero hay que
tener en cuenta cuatro cosas.
- ¿Cuáles?
- Primera, que esa energía espiritual se queda siempre en el plano en que
se encuentra, salvo que, desde otro inferior, se la haga descender.
- ¿Segunda?
- Que, al descender de un plano a otro inferior, esa energía disminuye su
efectividad, ya que cada vez se trata de medios más densos, que frenan la
altísima vibración de esas energías.
- ¿Tercera?
- Que para que esa energía descienda de un plano al siguiente ha de ser
atraída desde éste.
¿Y cuarta?

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Que la única forma de atraerla es mediante la devoción, el
pensamiento o el sentimiento inegoístas. Sólo estos tres utensilios humanos
son capaces de perforar en el techo de los distintos planos un agujero por el
que se derrame inmediatamente la energía espiritual. El agujero será del
diámetro apropiado a la intensidad de esa devoción, ese pensamiento o ese
sentimiento inegoísta. Y, por tanto, la cantidad de energía derramada,
también.
- ¿Y qué pasa con las oraciones pidiendo cosas?
- Si son para los demás, funcionarán. Si son para uno mismo, a no ser
que lo solicitado sea el discernimiento, la fe, la caridad o alguna virtud,
entrará en lo que se conoce como magia negra y, en vez de beneficiar al que
ora, le perjudicará considerablemente.
- ¿Y eso por qué?
- Muy sencillo: El pensamiento y el sentimiento son vibraciones. De
distinta frecuencia porque el primero actúa en el Mundo del Pensamiento y el
segundo en el Mundo del Deseo, que está por debajo. Pero, si se trata de un
pensamiento o un deseo egoísta, esa vibración sale del que la emite y, tras
recorrer un espacio en el plano correspondiente, vuelve al Cuerpo Mental o al
Cuerpo de Deseos del emisor, atraída por su propio egoísmo. En cambio, si se
trata de un pensamiento o un sentimiento altruísta, totalmente desinteresado,
o de devoción o amor a Dios, la vibración sale del vehículo correspondiente y
perfora el techo de su plano, abriendo un agujero en él, por donde la energía
espiritual se derrama inmediatamente. Por eso, cuanto más elevada es la
vibración emitida, más arriba puede llegar y más pura es la energía que se
recibe. Y cuanto mayor es la intensidad y más permanente, mayor es la
cantidad recibida. Y otra cosa: Siempre, siempre se recibe más de lo que se
emite.
- ¡Qué maravilla!. ¡Y qué claro!
- Y ten en cuenta que esa energía beneficia, no sólo al emisor de la
vibración inicial, sino a todos los que vibran como él. La energía espiritual,
pues, está siempre dispuesta para efundirse hacia abajo. Somos los hombres
los que, con nuestra ignorancia, no la utilizamos debidamente.
Esa lluvia de energía espiritual la puede provocar cualquiera de nosotros
en cualquier momento del día o de la noche. En ese sentido, si se conociese
por la gente la inmensa labor de ayuda a toda la humanidad que están, noche
y día, realizando con sus oraciones todas las órdenes contemplativas, no se
oirían las tonterías que se oyen, de quienes hablan sin conocer y, como dice el
Evangelio, siendo ciegos, pretenden servir de guías a otros ciegos, para acabar
todos en el hoyo.

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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Si se supiese las inmensas cantidades de energía espiritual que han
cosechado los santos, los fundadores de religiones, los ascetas, en beneficio de
todos, la gente se asombraría. Pero, como digo, cualquiera, con sus
pensamientos y sentimientos inegoístas, puede mantener abierta la puerta del
cielo y, en su parte más espiritual, ascender hasta el mismo trono de Dios y
contribuir a llenar el depósito que ayudará a toda la Humanidad. Hasta el
más débil y pobre de nosotros puede así auxiliar al mundo
- ¿Entonces, si esa efusión la podemos provocar todos, para qué los
clérigos?
- Por dos motivos principales. Primero porque cada hombre está en un
nivel de evolución y alcanza un nivel determinado de vibración y, por tanto,
puede evocar sólo determinada efusión. Entre los hinduístas, por ejemplo,
cada padre de familia es un sacerdote. Pero la heterogeneidad de vibraciones
que ellos evocan difícilmente sería canalizable y aprovechable para toda la
comunidad. Y, segundo, porque las órdenes sagradas proporcionan a los
distintos clérigos el poder para extraer del depósito especial reservado para los
cristianos, materias de distinta vibración, según el poder conferido.
- ¿Cómo es eso?.
- El depósito de que te he hablado, mejor dicho, el reservado especial
para los seguidores de Cristo, posee también distintos planos: Comenzando
por la parte inferior, contiene: Materia de los planos más elevados, o Primer
Cielo, del Mundo del Deseo o astral; materia de la Región del pensamiento
Concreto o Segundo Cielo; materia de la Región del Pensamiento Abstracto o
Tercer Cielo; y hasta materia del Mundo del Espíritu de Vida en la parte
superior.
- ¿O sea, que cada uno puede extraer materia espiritual de distinto
grado?
- Exactamente: El diácono puede extraer materia del Mundo del Deseo
y de la Región del Pensamiento Concreto que, en primer lugar le ayudará a él
a mejorar y a alcanzar la disposición necesaria para la ordenación sacerdotal
pero también, mediante su voluntad, puede transmitirla a otros para
auxiliarles astral y mentalmente.
El sacerdote que, debido a la ordenación, ha visto despertado
definitivamente su Ego, hasta entonces adormecido, y ostenta una conexión
directa con Cristo, puede extraer materia de la Región del Espíritu Humano,
lo cual le capacita para reorganizar el nudo creado en las corrientes
descendentes de energía como consecuencia de los errores cometidos, poder
que se conoce como el de "perdonar los pecados". Recuerda aquello de "lo
que desatares en la Tierra quedará desatado en el cielo". Se refería a esos
nudos que la vida fuera del sendero correcto produce en esa comunicación,
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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impidiendo o interfiriendo el paso de la energía del Espíritu a sus vehículos
inferiores. Puede asímismo el sacerdote celebrar la Eucaristía, que produce
una inmensa efusión de energía, destinada a los fieles que le han sido
confiados.
Y el obispo, debido a la definitiva e íntimísima relación creada entre su
Espíritu y Cristo, puede extraer materia del Mundo del Espíritu de Vida, lo
cual significa que ha de ser una verdadera manifestación del espíritu de Cristo,
y ha de ser capaz de irradiarlo sobre quienes con él se relacionen. El poder
espiritual que ello supone es infinitamente superior a lo que pudiera pensarse
y, por supuesto, resulta de todo punto indescriptible con palabras. Pero es así.
Y eso es lo que los obispos están obligados a tener en cuenta siempre,
convirtiéndose en duplicados del Maestro, preguntándose en cada momento
de su vida qué haría el propio Cristo en su lugar y dejando que su Yo
Superior, misteriosa pero potentemente ligado a Él, le responda.
- ¿Pero en qué consiste realmente la ordenación?. ¿Qué ocurre cuando
alguien recibe las órdenes sagradas?.
- Ya hemos llegado al punto en que se pueda entender perfectamente.
Lo que ocurre es lo siguiente: Cuando se ordena a un subdiácono, el efecto
oculto consiste, simplemente en la preparación para una próxima ampliación
de la conexión (¿recuerdas la letra H?) entre el Espíritu Humano y el Cuerpo
Mental.
Al ordenar un diácono, que ha de ser antes subdiácono, ese delgado hilo
de comunicación al que hemos asignado la letra H, se convierte ya en un
amplio canal. Al mismo tiempo, el Espíritu Humano, nuestra letra G, se
conecta con el correspondiente Principio de Cristo. Y, además, se despierta el
Espíritu de Vida, la letra E, y se conecta levemente con el Espíritu Humano.
- ¿O sea que con la ordenación se modifican los vehículos internos?
- Por supuesto. Si no, ¿de dónde iban a salir los poderes para manejar las
energías que se manejan? Ten en cuenta que el hombre es un ser creador, a
imagen de Dios mismo, pero son necesarios ciertos mecanismos para ejercer
ese poder.
- ¡Claro!. ¡Es asombroso!
- Más lo es lo que sigue. Al ordenar un sacerdote, el obispo ordenante le
impone las manos dos veces.
- ¿Y qué supone una imposición de manos?.
- Una imposición de manos supone siempre una transferencia de
energía de la persona que las impone a la recipiendaria. Por eso en los países
orientales está muy mal visto que nadie toque la cabeza de los demás, sobre
todo de los niños, pues puede transmitirles sus vibraciones, que podrían ser
nocivas.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- ¿Y eso es verdad?.
- Por supuesto. Todo depende de lo receptivo que uno esté. Pero los
niños tienen siempre muchas menos defensas.
- ¿Pero por qué las manos transmiten energías?
- Nuestros cuerpos, salvo el físico, tienen unos centros energéticos,
como remolinos, que transmiten la energía de uno a otro plano y que tienen
una determinada localización con relación al cuerpo físico. Son lo que los
orientales llaman chakras. Y, aunque en todos están abiertos, lo están,
generalmente, en el grado mínimo para cumplir su misión que consiste en
transmitir la fuerza proveniente de otros planos. Es una fuerza séptuple y, si
bien discurre por todos los chakras, cada uno está especializado
fundamentalmente en una de esas siete fuerzas o colabora en el desarrollo de
una facultad. Cuando el hombre avanza en la evolución, se van abriendo más
los chakras, al desarrollarse la facultad de que se trate. Hasta que todos brillan
como soles en el hombre evolucionado.
- ¿Y cuántos chacras tenemos?
- Tenemos muchos, unos más importantes y otros menos, unos que
transportan más energía y otros que transportan menos. Pero todos lo hacen,
entre el cuerpo astral y el etérico y entre éste y las glándulas de secreción
interna del cuerpo físico, al tiempo que todos los del cuerpo etérico están
conectados por líneas de energía etérica que cubren todo el cuerpo y lo
vitalizan constantemente. Esas líneas de energía etérica, mejor dicho, los
cruces de esas líneas son los puntos que la acupuntura localiza e interviene
para reanudar el paso de la corriente etérica, detenida o reducida por alguna
causa y que produce determinadas dolencias o carencias en la vida de quien las
sufre.
- ¿Entonces es verdad?
- Claro que es verdad. Todo tiene una razón de ser. Por eso la
acupuntura sirve en determinados casos. Lo que no se debe hacer es
convertirla en la panacea universal.
- Pero no me has dicho cuántos chakras tenemos.
- Te relacionaré sólo los principales. Son siete, situados, de abajo a
arriba, el primero, en el final de la espina dorsal, entre el ano y los órganos
sexuales; el segundo, en el plexo solar o epigastrio; el tercero, que es el que
especializa la energía solar, en el bazo; el cuarto, en el corazón; el quinto en la
glándula tiroides; el sexto en la frente, constituyendo lo que se llama el "tercer
ojo"; y el séptimo, en la coronilla. Aparte de ellos que, como te he dicho, son
los principales, existen otros en las plantas de los pies, en las rodillas, en las
palmas de las manos, etc.
- Pero, ¿de dónde procede esa fuerza?
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- Del segundo aspecto del Logos, es decir, del Hijo, de Cristo. Y es
realmente un rayo de Su propia vida que, a su vez, nos permite vivir. De todos
modos, hay que distinguir entre los chakras.
- ¿En qué sentido?.
- Los dos inferiores, el de la base de la espina dorsal o coxígeo, y el del
bazo o esplénico, y que podríamos llamar "fisiológicos", reciben,
respectivamente, la energía de la Tierra y la vitalidad proveniente del Sol; los
intermedios, que podríamos denominar "personales", y que son el del
epigastrio, el cardíaco y el tiroideo, se ocupan de las fuerzas que le llegan a
cada uno, provenientes de la propia Personalidad, o sea, respectivamente, del
astral inferior o Purgatorio, del Astral Superior o Primer Cielo y del Mental
Concreto o Segundo Cielo; y, los superiores, llamados "espirituales", y que
son el de la frente y el coronario, conectados con el cuerpo pituitario y con la
glándula pineal, se ponen verdaderamente activos cuando se alcanza cierto
nivel de desarrollo espiritual y se reciben mensajes del Triple Espíritu.
Precisamente, la apertura y refulgencia de este último chakra es el origen de la
aureola que se coloca, al representarlos, alrededor de la cabeza de los santos.
- ¡Es impresionante!. Pero, qué has querido decir con eso de que el del
bazo especializa la energía solar?
- Lo que he dicho. Tú sabes que los vegetales, mediante la función
clorofílica, aprovechan la energía solar, ¿no?
- Sí, pero ¿qué tiene eso que ver?
- Pues que nosotros también la especializamos. No la misma parte que
los vegetales precisamente, pero sí otra parte.
- Explícate, por favor.
- Los vegetales absorben y transforman una parte de la luz solar o, mejor
dicho, de la energía que los rayos solares transportan. Y expulsan otra parte.
Pues esa parte es precisamente la que nosotros absorbemos y especializamos.
Por eso la proximidad de determinados árboles, como los pinos o los
eucaliptos, que expulsan mucha energía "rosa", llamada así por los
clarividentes debido a su color, y que es la que nosotros absorbemos, nos
sienta tan bien y nos relaja. Y el punto por donde absorbemos la luz solar es,
precisamente, el chakra esplénico, el del bazo, que está abierto y en
funcionamiento, desde el momento de nacer, mientras que los otros se van
abriendo según el grado de evolución del interesado.
- ¿Y tan importante es eso?
- Sin esa energía solar no podríamos vivir en absoluto. Por eso son más
frecuentes las muertes de enfermos pasada la media noche, cuando la luz solar
ha perdido su fuerza. Y por eso las primeras horas de sueño, las de antes de la
media noche, son las más reparadoras. Y por eso una corta siesta después de la
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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comida de mediodía, equivale a veces a horas de sueño nocturno. Y te diré
más: El cuerpo etérico o vital, que es al que pertenece ese entramado de
nervios o canales de que hemos hablado antes, es una reproducción exacta,
átomo por átomo, del cuerpo físico, de modo que si se extirpa un órgano
físico, desaparece también su homólogo etérico. Pero con una excepción: Si se
extirpa el bazo físico, el bazo etérico continúa existiendo y funcionando
normalmente, porque es absolutamente necesario para especializar la energía
solar sin la cual la vida es imposible. Pero nos hemos vuelto a desviar de lo
que nos estaba ocupando: Las manos del obispo.
- Es verdad.
- Las palmas de las manos, pues, poseen también un chakra que nos
sirve para emitir energía. Y como el obispo, por medio de su consagración
como tal, ha establecido una conexión directa con el propio Cristo, esa
energía que recibe de Él es la que transmite, a través de los chakras de las
palmas de sus manos, al ordenar un sacerdote. Y sigo con la descripción de lo
que ocurre.
- Sí. Sigue, por favor.
- Con la primera imposición de manos del obispo, resplandecen el
Espíritu Divino, nuestra letra B, y el Espíritu de Vida, nuestra letra E;
además, se abre una comunicación entre ellos, al tiempo que se intensifica la
ya existente entre el Espíritu de Vida (E) y el Espíritu Humano (G); y se
ensancha el canal H, entre éste y el Cuerpo Mental
- ¡Parece mentira!
- Pero es rigurosamente cierto. Todo esto está investigadísimo por
montones de clarividentes serios y honestos. Sigamos, pues.
- Sigamos.
- Con la segunda imposición de manos se producen estos efectos: El
principio del ordenando se enlaza con el de Cristo y se fortalece el canal H
entre el Espíritu Humano (G) y el Cuerpo Mental; se intensifica la
comunicación entre los tres espíritus que componen el Triple Espíritu, las
letras B, E y G; y se establece una conexión entre la letra F y la letra G en el
Mundo de Pensamiento Abstracto.
- El sacerdote recién ordenado, pues, está claro que es un hombre
distinto, ¿no?
- Totalmente. Externamente quizás parezca el de siempre. Pero "por
dentro" no cabe duda de que ha dado un salto muy considerable en su
evolución, que le hubiera costado muchas vidas alcanzar, y que esos
despertares y esas conexiones de los distintos principios le han capacitado para
manejar las energías que intervienen en todos los sacramentos. Ha recibido el
Don del Espíritu Santo, ha establecido un lazo irrompible con Cristo, hasta el
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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punto de convertirse en canal Suyo, en un instrumento preparado para ser
utilizado por el Maestro. Tiene poder para convocar a los ángeles y que éstos
distribuyan la energía por él evocada. Y, sobre todo, puede, como he dicho,
administrar todos los sacramentos. Bueno, todos menos dos.
- ¿Cuáles?.
- El de la Confirmación y el del Orden. Un sacerdote no tiene poderes
para ordenar a otro hombre. Lo puede intentar pero el efecto deseado no se
producirá, porque eso sólo lo puede hacer un obispo, que ha recibido, con su
consagración como tal, los poderes suficientes para ello. Y, del mismo modo,
una vez ordenado sacerdote, nada podrá privarle de esos poderes mientras
viva, cualquiera que sea la vida que lleve y aunque pierda toda la fe. Y lo
mismo ocurre con los obispos.
- Qué gran responsabilidad, pues, el torcerse después de haber recibido
las órdenes sagradas, ¿no?
- Si las recibió es porque las merecía. Después, el uso que haga de ellas
dependerá sólo de su evolución y de su libre albedrío, que todos debemos
respetar. Lo verdaderamente triste es que los sacerdotes ignoren todo esto. Y
lo ignoran sencillamente porque la iglesia lo ignora. Y todo ha quedado
reducido a una ceremonia externa, muy solemne, muy hermosa, con toda la
emoción y la devoción que se quiera, mas sin que se sepa qué se está haciendo,
que se está consiguiendo y con qué finalidad. Pero vamos a estudiar la
consagración de un obispo.
- Veamos.
- Por supuesto, para ser consagrado obispo es preciso ser sacerdote,
naturalmente. Lo sabías, ¿no?.
- Sí.
- En el momento de pronunciarse la fórmula de la consagración, los
principios D y E se enlazan con los correspondientes de Cristo y comienzan a
brillar intensamente, y se intensifican los enlaces existentes entre F y G.
Y, al ungir con el crisma su cabeza, brillan intensamente los principios B
y C y se establece un triple enlace entre los principios D, F y G, lo cual
significa que un obispo puede actuar en el Espíritu Humano (G) y que
puede, mediante su bendición, transmitir el poder del Triple Espíritu. En el
obispo, pues, todos los principios están despiertos y refulgen como estrellas.
- Es una verdadera maravilla.
- Y vale la pena que todo el mundo lo sepa.
- Quisiera aclarar una cosa.
- ¿Cuál?
- ¿Es necesario el celibato de los clérigos?.

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Desde el punto de vista de lo que Cristo estableció, está claro que no.
Precisamente San Pedro, el designado como cabeza de los apóstoles, era
casado y como tal aparece en el Evangelio. De todos modos, hay razones,
externas e internas, que aconsejan el celibato.
- Me gustaría conocerlas. ¿Cuáles son las externas?
- No cabe duda de que si uno es cónyuge o padre de familia, parte de
sus pensamientos, de su tiempo, de sus cavilaciones, de sus ilusiones, etc. han
de ir destinados legítimamente a su familia. Si es célibe, por el contrario,
puede dedicar todas esas energías y ese tiempo al servicio del prójimo. Por
otra parte, si es padre de familia ha de atender una serie de necesidades
económicas que, de no poder hacerlo con suficiente holgura, le han de
plantear nuevos problemas, ajenos a su ministerio. Eso suponiendo que su
matrimonio sea modélico, cosa que nunca dependerá sólo de él.
- ¿Y las causas internas?
- Ocultas, sólo hay una causa: La conveniencia de reservar la energía
sexual para fines altruístas y de servicio.
- ¿Cómo?. ¿Qué quieres decir con eso?
- La energía sexual contiene la fuerza creadora, la fuerza de Dios, a cuya
imagen y semejanza está hecho el espíritu del hombre. Pero esa fuerza se
manifiesta, no sólo mediante el sexo, cuya exclusiva finalidad es proporcionar
cuerpos aptos a los espíritus hermanos que esperan su renacimiento, sino
también a través del pensamiento y de la palabra. Por eso la iglesia espera que,
dada su unión íntima y directa con Cristo, y que los legos pueden proveer de
cuerpos a los que los necesitan y atender sus necesidades materiales,
generalmente, mejor que los clérigos, éstos, mediante la elevación de su
corazón y mediante la devoción y el amor y el servicio al prójimo, transmuten
la fuerza sexual en pensamientos elevados, constructivos y de ayuda y en
palabras convincentes, auxiliadoras, confortadoras y generadoras de fe y de
confianza en Dios y en Su obra. Porque la familia, la verdadera familia de un
sacerdote la deben constituir las almas puestas a su cuidado.
- Ahora comprendo la razón de la iglesia para no permitir el matrimonio
de los clérigos. Y no es, ni mucho menos, caprichosa ni arbitraria, como se
suele decir.
- Claro que no. Lo que ocurre es que esa explicación no se conoce y,
claro, no se expone y, por tanto, cuando el profano dice que no lo entiende, la
iglesia se queda sin respuesta.
El sacerdocio no es obligatorio. Es una opción libre. Por tanto, el que
opta por él conociendo a qué se compromete, no tiene luego derecho a
pretender tener las dos cosas. Toda elección entre dos posibilidades supone
renunciar a la otra. Si no, no sería una elección.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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EL BAUTISMO
Vamos ahora a estudiar, también brevemente, el sacramento del
Bautismo.
- Te escucho con delectación.
- El Bautismo tiene tres objetivos principales, a saber: La apertura de los
chakras superiores del cuerpo a la influencia espiritual; la represión de las
tendencias negativas que se traen de otras vidas; y el dotar al neófito de una
especie de ángel de la guarda.
- ¿Y el pecado original?
- Eso es una de las historias derivadas de errores de traducción e
interpretación de la Sagrada Escritura. No podemos ahora dedicarnos a
estudiar ese tema. Te diré tan sólo que, dado que todos tenemos en nuestro
pasado una serie enorme de vidas, puesto que cada encarnación o
renacimiento no es sino como un día de clase en la escuela de la vida, nuestros
vehículos inferiores, el físico, el etérico, el de deseos y el mental, que forman
lo que se llama la Personalidad, traen al renacer determinadas tendencias,
unas positivas y otras negativas. Las negativas constituyen una especie de
elemental, un compendio de todo lo malo que aún conservamos, que se
denomina el Guardián del Umbral, contra el que uno ha de combatir la
primera vez que pasa conscientemente del plano físico al astral; y las positivas
forman otro elemental, pero positivo, resumen o compendio de todo lo bueno
que hay en nosotros. Pues bien, el bautismo tiene por finalidad el frenar, el
dificultar el renacimiento, durante la vida del bautizando, de ese "demonio",
de esas tendencias negativas, y de favorecer la proliferación de las positivas.
¿A ti te parece razonable que por culpa de un hipotético Adán, todos
tengamos que nacer en pecado?. El pecado, que no existe porque lo único que
existe es el error, es una cosa totalmente personal e intransferible, lo mismo
que la virtud o la evolución. Nadie, absolutamente nadie, tiene que responder
ante las leyes de Dios, que son las leyes naturales, más que por lo que él
mismo ha hecho. Y es inconcebible que se hable por un lado, de un Dios todo
amor y todo justicia y, por otro, de su ofensa por el pecado y de ese pago de
unos por otros. Se cae por su base. La finalidad, pues, del bautismo es la
lógica y la racional. Y la justa: Ayudarnos a evolucionar, mejorando nuestros
pensamientos, palabras y obras.
- ¿Entonces no existe el pecado?
- El pecado supone ánimo de pecar, como el delito supone dolo. Y el
hombre no pretende pecar ni, por tanto, ofender a Dios. El hombre
simplemente lo que quiere es vivir y en esa tesitura, por ignorancia, vulnera
una serie de leyes naturales y esa vulneración pone en marcha una serie de
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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causas que, en su momento le acarrearán las correspondientes consecuencias
en forma de enfermedades o deficiencias o problemas. Pero nunca se trata ni
de que uno quiera ofender a Dios ni, menos aún de que Dios se ofenda por
nuestros errores. ¿Qué clase de Dios sería ese?. ¿Puede ser ese el mismo Dios
que nos aconsejó o, mejor, que nos pidió perdonar siete veces siete a quien
nos ofenda, el mismo Dios que entregó Su vida por nosotros?.
Evidentemente, no. Ese no es el Dios que Cristo vino a mostrarnos. Ese es
Jehová, el Dios de Israel que, como espíritu de raza del pueblo escogido, en
una determinada época de su historia, consideró conveniente aparecer como
susceptible y vengador para desarrollar en su pueblo la voluntad, que tenía
aún muy débil. Y por eso precisamente, aparte de otros motivos, vino Cristo.
Y no se deben mezclar ambas cosas, sencillamente porque son distintas y sólo
llevan a todos a la confusión y al descreimiento.
- Es comprensible que así sea. Pero, ¿por qué se ha afirmado lo del
pecado original?
- Eso lo podemos tratar en otro momento. Hoy centrémonos en los
Sacramentos, que ya es bastante tema. ¿Te parece?.
- De acuerdo.
- Durante la administración del Sacramento del Bautismo se abren los
chakras superiores del neófito, como he dicho, o sean, el coronario, el de la
frente, el de la garganta, el del corazón y el del plexo solar. Sin embargo no se
toca el de la base de la espina dorsal porque encierra energías que no se deben
despertar hasta llegado un avanzado estado de la evolución individual.
- ¿Y el del bazo?
- Ese, como te he dicho antes, está abierto desde el nacimiento y
especializando energía solar y, por razones obvias, no puede abrirse ni cerrarse.
- ¿Pero cómo y para qué se abren?
- Se abren mediante la señal de la cruz, que es un signo de poder. Y se
abren para que penetre por ellos la energía que el sacerdote retirará del
depósito de que antes hemos hablado. Luego el sacerdote hace una crucecita
en el pecho del niño y otra mayor, que abarca toda la longitud del cuerpo y, a
continuación, otra pequeñita en la espalda y una grande de las dimensiones
del cuerpo. Con ello forma un escudo, una coraza protectora, de luz blanca,
por delante y por detrás.
- ¿Y cuándo se recibe la energía del Bautismo propiamente dicha?
- Al verter el agua sobre la cabeza del bautizando. Pero ha de ser agua
previamente magnetizada por el sacerdote, porque el agua magnetizada tiene
la virtud de vibrar de modo que aleja las vibraciones negativas y penetra en los
cuerpos etérico, de Deseos y Mental, purificándolos. Por eso el agua ha de
llegar a estar en contacto con la piel y no basta que toque los cabellos. En el
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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momento de verter el agua debe pronunciarse, necesariamente, la fórmula del
Bautismo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo". Con esta fórmula de poder, exactamente pronunciada, se produce una
gran efusión de energía que penetra, por los chakras abiertos, hasta vivificar
los tres Espíritus del neófito. Esa misma energía vivifica una forma mental,
que incorporará todo lo positivo que hay en el niño y se constituirá en una
especie de Ángel de la Guarda durante la infancia. A continuación, utilizando
el crisma, que es una mezcla de aceite y bálsamo que consagran los obispos el
Jueves Santo y que se usa en el Bautismo, en la Confirmación, en la
ordenación de sacerdotes, en la consagración de obispos y en la Extrema
Unción, el sacerdote cierra los chakras para que esa energía recibida no escape
y quede allí como una fuerza viva y vaya irradiando lentamente a todos los
que con él convivan. Se hace, además, una cruz especial, con el crisma, en la
coronilla.
- ¿Por qué?
- Porque cada vez que nos dormimos, los vehículos inferiores salen del
cuerpo físico precisamente por el chakra coronario; y por él se incorporan al
cuerpo cuando nos despertamos; y por él salen definitivamente al morirnos.
Por eso a ese punto se le denominaba tradicionalmente la "puertavía". Esta
unción con el crisma construye precisamente en ese chakra una especie de
cedazo que filtra las vibraciones excesivamente negativas.
- ¿Cómo funciona eso?
- Muy sencillamente: Si durante el día uno ha caído en vibraciones de
tipo iracundo o lujurioso o de odio o envidia o similares, que no llegan a
determinado nivel de vibración ‘‘espiritual’’ (porque, recuerda que cuanto más
intensa nos parece aquí abajo una pasión, más lentamente vibra desde el
punto de vista espiritual, y viceversa), no pueden atravesar esa malla e
incorporarse a los vehículos inferiores. Y si ello ha ocurrido durante el sueño,
porque uno ha estado en contacto con los estratos inferiores del astral, serán
igualmente rechazadas, al reincorporarse uno al cuerpo, las vibraciones más
groseras.
- ¿Con ello termina la parte interna del Bautismo?
- No. Aún hace el sacerdote una cruz, persignando la frente del
bautizado con el santo crisma para señalarlo "con el signo de la cruz".
- ¿Y eso qué significado tiene?
- Es como una marca, indeleble, que indica que esa persona pertenece a
la iglesia de Cristo. Esa cruz permanece toda la vida en la frente del cuerpo
etérico del bautizado, significando que está dedicado al servicio de Cristo y,
por tanto, de sus hermanos. Es, realmente, la marca del cristiano. Y por eso la

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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iglesia dice que el Bautismo es uno de los sacramentos que "imprimen
carácter".
- ¿Cuáles son los otros?
- La Confirmación y el Orden. Los tres realizan modificaciones
definitivas y permanentes en la estructura interna de quien los recibe.
- ¿Y por qué se nos aconseja bautizarnos de niños?
- Muy sencillo. Porque, como te he dicho, todos traemos tendencias y
vibraciones negativas de otras vidas. Si uno se bautiza, esas vibraciones se
mantienen a raya. Pero si no ocurre así y el niño muere sin bautizar, esas
vibraciones pueden conducirle a la zona inferior del astral, lo que la iglesia
llama el infierno y los esoteristas el purgatorio, y allí puede proliferar el mal y
perjudicar gravemente su evolución. Por eso se bautiza a los niños, sobre todo
si hay peligro de muerte.
- ¿Y qué pasa con el Bautismo administrado por un no sacerdote?.
- Si lo administra un diácono, como tiene recibidos poderes para
extraer materia espiritual de la porción astral del depósito, produce algún
efecto beneficioso. Pero como no ha realizado su conexión directa con Cristo,
esos efectos no son los que obtiene el sacerdote. Si lo administra un seglar, el
efecto es menor. De todos modos, si pronuncia las palabras sacramentales con
la firme decisión de bautizar, estimula los propios aspectos de su Espíritu
Trino, es decir, el Espíritu Divino, la intuición y la inteligencia, y hace vibrar
también los del infante.
No quisiera terminar sin decirte que el Bautismo puede ser
administrado hasta por un no bautizado. Sólo se exige el derramar agua pura
sobre la cabeza y el pronunciar la fórmula sacramental citada, al tiempo que se
tiene el firme deseo de bautizar al interesado. Pero esto sólo es aconsejable en
casos especiales. Lo conveniente es que el Bautismo lo administre un sacerdote
y, si es posible, que sepa lo que está haciendo y que lo haga con devoción.

LA CONFIRMACIÓN
- Vamos a estudiar ahora el Sacramento de la Confirmación que, como
su nombre indica, ratifica la pertenencia del confirmando a la iglesia de
Cristo.
- ¿Es aconsejable la Confirmación?
- Por supuesto. Lo que no es, es necesaria o imprescindible para recibir
los otros Sacramentos. Pero, tú piensa un poco: Si el propio Cristo en persona
la ha establecido como una ayuda gratuíta, fruto exclusivo de Su amor por
nosotros porque lo considera conveniente, ¿crees acertado prescindir de ella?.
- No, claro. Sería una insensatez.

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- De todos modos, cada uno es libre de actuar como crea que debe
hacerlo. Bien, vamos allá.
- ¿Y por qué se administra a los niños y no a los adultos?
- Porque su principal finalidad estriba en fortalecer los lazos, las
conexiones entre el Triple Espíritu y sus vehículos inferiores, en el momento
en que el niño está a punto de llegar a la pubertad.
- ¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra?
- Así como el cuerpo físico todos sabemos que tiene un período de
gestación de nueve meses, el Cuerpo Etérico lo tiene de siete años, el Cuerpo
de Deseos, de catorce, y el Cuerpo Mental, de veintiuno. Alrededor de los
catorce años, pues, nace el Cuerpo de Deseos y con él llega la pubertad. Y la
pubertad es la época más difícil de la vida.
- ¿Por qué?
- Muy sencillo. Porque el niño, emancipado psicológicamente de sus
padres, ya es él, se siente diferente y comienza a querer tomar y a tomar
realmente decisiones, y sus deseos y emociones y sentimientos, recién nacidos,
alcanzan, a veces, niveles y direcciones no aconsejables. Pero, como la mente
aún no ha nacido, no es capaz de usarla y, por tanto, ni de discernir por su
cuenta lo conveniente de lo que no lo es tanto, ni de seguir los consejos o
razonamientos de sus mayores que sí tienen mente y la suelen usar. De ahí el
peligro de la pubertad: Nos dominan los deseos y nadie los frena.
- Ya lo comprendo. Y es cierto. El adolescente no suele seguir más que
sus propios deseos y no suele admitir demasiados razonamientos sobre su
conducta.
- Exacto. Pues eso es lo que trata de mitigar la Confirmación.
- Entonces es algo muy interesante.
- Y muy conveniente. Ten en cuenta que la estableció el mismo Dios
que nos creó y que, por ello, nos conoce perfectamente. Hasta mejor que
nosotros mismos. Por eso resulta tristísimo que la iglesia, ignorando todo esto,
exija una preparación teórica a los confirmandos, a veces exhaustiva, y siempre
molesta por el tiempo que exige y que a veces va contra la dinámica familiar y,
por esa causa tan fútil, queden sin confirmar muchísimos niños a los que esa
"inyección" espiritual les haría mucho bien.
- Es cierto. ¿Y cómo funciona la Confirmación?
- En principio, te diré que sólo puede administrar este Sacramento el
obispo, lo cual ya te da idea de la potencia de la energía que confiere. Y que es
uno de los tres Sacramentos que "imprimen carácter", es decir, que no se
pueden recibir dos veces, porque su efecto dura toda la vida.
- Sí, lo sé.

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- Te añadiré que la parte principal de este Sacramento consiste, primero
en una imposición de manos por el obispo.
- ¿Y qué ocurre con ella?
- Como el obispo, en el momento de ser consagrado como tal,
estableció con Cristo un estrechísimo lazo, al impetrar la efusión de energía,
recibe e infunde a su través la propia del Espíritu Santo, la misma que los
apóstoles recibieron la noche de Pentecostés. Esa energía llega al Cuerpo de
Deseos, al Cuerpo Mental y al Espíritu Humano, alcanzando aún al Espíritu
de Vida y hasta al Espíritu Divino. Impregna, pues, el Triple Espíritu,
procedente de abajo.
- ¿Y en qué más consiste?
- En la segunda parte el obispo unge con una cruz la frente del
confirmando, mediante el santo crisma, al tiempo que dice: "Recibe por esta
señal al Espíritu Santo". Esto produce la efusión de energía principal que,
actuando esta vez de arriba a abajo, revitaliza de nuevo el Triple Espíritu y
luego, descendiendo, los vehículos inferiores, de modo que fortalece
definitivamente la conexión entre ambos.

LA PENITENCIA
Vamos a hablar ahora del Sacramento de la Penitencia.
- Este Sacramento está cayendo en desuso, ¿no?
- Quizá. Pero porque es un sacramento mal explicado y,
consecuentemente, mal entendido.
- ¿Por qué mal explicado?
- Porque parte de la base de que Dios está ofendido, como enfadado por
nuestros pecados y entonces nosotros hemos de pedirle perdón y luego pagar
con una penitencia la deuda contraída, y sólo así Dios se calma, olvida su
malhumor y todo vuelve a su cauce. Y no hace falta pensar mucho para darse
cuenta de que esa es la concepción del Dios del Antiguo Testamento, a lo
largo de todo el cual, campea la conveniencia y aún la necesidad del "temor de
Dios".
- ¿Y no es así?.
- ¿En qué pasaje de la vida de Cristo se insinúa siquiera que Dios se
ofende y que hay que desagraviarlo?. ¿Cómo es posible atribuir a Dios las
veleidades humanas de una forma tan infantil, o mejor, tan primitiva?. Dios
es nuestro Padre, el que nos ha hecho como somos, formamos parte de Él, y
cuando erramos, no se enfada, ni coge ningún berrinche, sino que sonríe con
comprensión, nos tiende la mano y nos ayuda y nos envía todo Su amor y su
compasión y su fuerza, para que no volvamos a caer en el error. Ese es el Dios

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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que, en nuestro fuero interno, todos deseamos y sabemos que existe. Pero el
problema viene de más lejos.
- ¿De dónde viene?
- De la doctrina de que sólo vivimos una vida en la Tierra, cosa que no
figura en ningún lugar del Nuevo Testamento. ¿Cómo es posible aceptar que
un Dios que merezca tal nombre, o sea, infinitamente más inteligente y
bueno y justo que el más perfecto de los hombres, pretenda que quien ha
nacido pobre, porque precisamente Dios lo ha querido así, y ha tenido una
vida de desgracias porque precisamente Dios lo ha querido así, y se ha
desenvuelto en un medio, no elegido por él, de vicio y podredumbre, muera
sin haberse arrepentido de sus errores y se condene por ello para siempre; y
que, quien, tras una vida en la opulencia, porque Dios lo ha querido, con
todo a su favor, porque Dios lo ha querido, pero dedicada a la crápula, se
confiese in articulo mortis y se asegure así el cielo para toda la eternidad?
Realmente, resulta increíble que se pueda defender una cosa así. Y ésa es la
causa de que este Sacramento esté cayendo en desuso y de que, los que lo
usan, en general, no lo hagan de modo del todo correcto.
- ¿Pero cómo es entonces este asunto? ¿Qué hay, de verdad, detrás de
este Sacramento?
- Para entenderlo hay que comprender antes que somos espíritus en
evolución, partecitas emanadas de y en Dios, que han de desarrollar la
autoconsciencia y todas las facultades divinas, que poseen en potencia. Y para
eso han de evolucionar, es decir, han de despertar y de crecer. Y para ello
utilizan en los mundos inferiores una serie de instrumentos o vehículos o
cuerpos, con los cuales van viviendo vidas y asimilando las enseñanzas de las
mismas, que son las que van haciéndoles despertar y desarrollar esas
potencialidades. Y hay que comprender que ese proceso evolutivo no puede
tener lugar en el espacio de una vida de sesenta, setenta u ochenta años.
- Esto parece más lógico.
- Y lo es. Durante esas vidas, lo único que nos hace aprender son los
errores que cometemos porque, al infringir la voluntad de Dios, plasmada en
las leyes naturales que gobiernan cualquier aspecto de la Creación, al pecar,
como dice la iglesia, ponemos en marcha, según esas leyes, una causa que, un
día u otro, volverá a nosotros haciéndonos experimentar el daño que con
aquel error causamos a otros. Tras cada muerte en este mundo, recibimos,
pues, en los mundos superiores, los efectos de nuestra actuación, unos buenos
y otros malos, de modo que el espíritu va así aprendiendo y, por tanto,
evolucionando.
- Sigue siendo muy lógico.

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Y, para que podamos recibir tras la muerte las consecuencias y, por
tanto, las lecciones, que se derivan de nuestra última encarnación, es preciso
que toda esa vida se conserve de algún modo, y eso se consigue mediante la
grabación de cada instante de nuestra existencia en lo que se llama el átomo-
simiente del cuerpo físico.
- Sigue pareciéndome racional y lógico.
- Y, como las leyes naturales lo que pretenden no es castigarnos, sino
enseñarnos, ya que son expresión de la voluntad de nuestro Padre, si una vez
cometido un error, nos damos cuenta del daño que hemos hecho y nos
arrepentimos sinceramente y restituímos lo que hayamos sustraído o
reparamos el daño causado y nos proponemos firmemente no reincidir, eso
quiere decir que hemos aprendido la lección; por tanto no tendremos
necesidad de aprenderla en la vida post mortem y, consecuentemente,
quedará borrado ese error del átomo-simiente. De modo que cuando, tras la
muerte, llegue, en el repaso de nuestra vida, el momento en que cometimos
ese error, no aparecerá, porque ya estará corregido, es decir "perdonado".
-. ¡Es perfecto! Y racional e inteligible.
- Y es la realidad, miles de veces investigada clarividentemente.
- ¿Entonces no hace falta confesarse con un sacerdote?
- La confesión ante un sacerdote, como dice la misma iglesia, no es
efectiva si no hay arrepentimiento sincero, restitución y propósito de
enmienda. Lo que perdona los pecado, pues, no es la absolución, sino la
concurrencia de esas tres condiciones.
- ¿Entonces?
- Tiene una explicación, de todos modos, la intervención del sacerdote.
- ¿Cuál?
- Verás. Lo que Cristo dijo, según la iglesia, para instituir el Sacramento,
fue: "Lo que desatares en la tierra quedará desatado en el cielo". No habló de
"perdonar", sino de "desatar". Y eso tiene una justificación oculta
perfectamente lógica y clara.
- Expónmela, pues, por favor.
- Claro. Te he dicho que la voluntad de Dios se manifiesta a través de
las leyes naturales, que lo rigen todo. Pues bien, la ley clave, a los efectos de
nuestra evolución, es la enunciada por el mismo Cristo: "Ama a tu prójimo
como a ti mismo". Todo lo que no se ajuste a esta ley es lo que la iglesia llama
pecado.
- ¿El pecado es, pues, sólo una infracción?
- Exacto. Ten en cuenta que el hombre sólo puede infringir esta ley por
tres motivos.
- ¿Cuáles?
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- El primero, la ignorancia, si no ha sido debidamente instruído o no
está lo suficientemente evolucionado. A un jíbaro, reductor de cabezas, no se
le puede pedir, de repente, que ame a su prójimo como a sí mismo.
- Claro. ¿Y el segundo?
- El segundo es la negligencia. Junto con el anterior, es el más corriente.
El hombre ve distraída su atención muy frecuentemente, por las cosas del
mundo: Dinero, poder, fama, influencia, etc. Pero no obra así por deseo
explícito de infringir la ley ni de hacer daño. Generalmente el daño es una
consecuencia no deseada pero inevitable de su elección.
- ¿Y el tercero?
- Éste ya es más grave. Es la magia negra. En ella hay verdadero
propósito de hacer daño, de infringir la ley. El ejemplo más gráfico y
conocido es el de los genocidios nazis. Pero, aunque desgraciadamente se dan
cosas así con más frecuencia de la que fuera de desear, los autores son un
porcentaje mínimo de la oleada de vida humana.
- Pero, ¿qué ocurre cuando pecamos y cuando se nos absuelve ese
pecado?
- El pecado, como te he dicho, es una salida de la línea debida, una
"transgresión" que sustituye a una "progresión", que es lo deseado. Bien
entendido que esa línea o, mejor, la energía divina que la atraviesa, nos
empuja permanentemente hacia adelante y hacia arriba. Recuerda que una de
las mejores definiciones de Dios es la que dice sencillamente que "Dios es
empuje".
- Es una buena definición.
- Y muy profunda. Pues bien, cuando erramos, cuando pecamos,
producimos una especie de "retorcimiento" o de recodo o, incluso, de nudo,
en las líneas que comunican el Cuerpo etérico con el Astral y éste con el
Mental, de modo que esa anomalía dificulta la libre circulación de la energía
divina evolutiva que permanentemente estamos recibiendo y nos empuja,
como te he dicho, hacia arriba y hacia delante. Consecuentemente, esa
tendencia, acorde con la ley natural, cede, se debilita y el hombre queda
desvalido y a merced de las fuerzas que en otros sentidos lo atraen.
- ¿Y ese retorcimiento cómo se arregla?
- Por supuesto, la fuerza constante proveniente de Dios, de que te he
hablado, con el tiempo, es capaz de restablecer la situación; pero entretanto, el
hombre víctima de ese retorcimiento a causa de sus malos pensamientos,
palabras u obras, queda más o menos indefenso. Para esos casos, pues, Cristo
estableció la absolución.
- ¿Así que la absolución restaura las comunicaciones?

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Por supuesto. Para eso es. El sacerdote, al ser ordenado, recibió poder
para restaurar esos retorcimientos y desatar esos nudos, restableciendo la
comunicación. A eso se refería Cristo cuando hablaba de "desatar" y no de
"perdonar". La finalidad del Sacramento, pues, es ésta y, consecuentemente,
la de desechar la actitud mental que nos aparta de Dios y sustituirla por otra
abierta y receptiva para que pueda penetrar Su luz.
- Está clarísimo. Pero entonces es preciso ir a confesarse cada vez que
producimos un retorcimiento, ¿no?
- Si se desea, claro. Pero ya te he dicho que el pecado queda borrado con
el arrepentimiento, la restitución y el propósito de enmienda. En cuanto al
retorcimiento, se corrige con la fórmula de la absolución pronunciada por un
sacerdote.
- ¿Entonces?
- Que Cristo, con el fin de que los fieles que asisten a las celebraciones
de la iglesia pudiesen hacerlo en la mejor disposición, estableció al comenzar,
y especialmente en la misa, la fórmula de la absolución. Con lo cual, si uno
reúne los tres requisitos citados y recibe la absolución al comenzar la misa o
cualquier otro oficio que la contenga, quedarán restauradas las
comunicaciones entre sus Espíritus y sus vehículos inferiores. Por otra parte, si
ya te he dicho que la presión normal y permanente de la fuerza divina puede
desenredar o desembozar las comunicaciones, lógicamente, si ese hombre,
además, eleva sus pensamientos y su corazón a Dios, Éste responderá
inmediatamente con una efusión de energía proporcionada y el efecto será el
mismo que el que se hubiera podido obtener con la absolución sacerdotal. La
única diferencia con la confesión personal estriba en que, si el sacerdote
conoce los pecados, podrá enfocar la energía que con sus poderes evoca,
directamente en ese punto y podrá, además dar unos consejos ad hoc al
penitente. Por otra parte, el sacerdote no tiene ningún interés en conocer esos
pecados e, incluso tiene obligación de guardar el "sigilo sacramental" aún a
costa de su propia vida. Y más de un sacerdote la ha perdido por negarse a
violarlo.

EL MATRIMONIO
¿Y qué me dices del Sacramento de Matrimonio?
- Que es muy hermoso, aunque mal expuesto y mal comprendido.
- ¿Por qué?
- Como siempre, porque no se conoce lo que hay detrás, su parte oculta,
y por eso no se ha explicado.
- Pero, ¿qué parte oculta tiene el matrimonio?

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- ¿A ti qué te parece? Si los hombres constituimos una oleada de vida
que va evolucionando a base de renacer miles de veces, y cada vez necesitamos
un cuerpo físico, y la única manera de obtenerlo es la que tú sabes, ¿cuál te
parece que ha de ser la finalidad del matrimonio?
- Está claro: La de proporcionar cuerpos físicos a los espíritus
evolucionantes.
- Y, si cada uno de nosotros, antes de comenzar el descenso a la vida,
desde los mundos superiores, elegimos uno, entre varios proyectos de vida que
se nos someten, porque queremos hacer aquí una serie de cosas y para eso
necesitamos un ambiente determinado y un cuerpo capaz de expresar unas
definidas facultades, y en ese proyecto de vida están previstos unos padres que
reúnen esos requisitos, ¿te parece que el matrimonio es algo para tomarlo a la
ligera, una especie, como se dice, de contrato que se rompe cuando no nos
conviene?
- No. Por supuesto. Supone una enorme responsabilidad el que un
espíritu, un hermano, nos haya escogido para que le proporcionemos un
cuerpo físico de unas características determinadas, y lo queramos, y lo
alimentemos, y lo eduquemos, y seamos sus protectores.
- Porque, ordinariamente, sólo se ve en un hijo la parte externa, es decir,
un bebé más o menos hermoso y más o menos llorón o tragón, un ser
desvalido que nos viene, no sabemos cómo, que es nuestro y que, tampoco
sabemos por qué, lo queremos por encima de todo y nos hace capaces de
hacer por él los mayores sacrificios. Eso, la mayoría. Pero también hay quienes
piensan que un hijo es una lata, una molestia, una carga, algo que va a
condicionar y a limitar sus vidas, sin saber que las va a completar en un grado
que ni siquiera pueden imaginar. Y aún hay quienes, ante esa visión ciega de
las cosas, deciden luchar contra ese ser no deseado y lo matan antes de verlo.
¿Qué te parece, cuando sabes que ese ser te escogió a ti, precisamente a ti y, lo
que es más grave, que tu Yo Superior, es decir, tú mismo, tu propio Espíritu,
dio su conformidad a esa ayuda?
- Me parece monstruoso.
- ¿Te extrañará que el Espíritu Superior, defraudado ante ese fracaso de
su Personalidad, corte su contacto con ella, como ocurre muchas veces, y
quede ésta a merced de los instintos más bajos, cayendo por un plano
inclinado y retrocediendo en su evolución entre sufrimientos, desgracias,
enfermedades y problemas, consecuencia directa, precisamente, de sus
desviaciones?
- En absoluto. Y comprendo lo que me dices porque hay muchas parejas
en ese caso y realmente, aunque disimulen, ya nunca más se sienten felices.

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Yo te puedo asegurar que no hay ni una sola mujer que haya abortado
voluntariamente y que no sea víctima, con mucha frecuencia, de pesadillas
durante el sueño, pesadillas que obedecen, sencillamente, al odio y el rencor y
la petición de explicaciones que el frustrado hijo siente y pide desde el Mundo
del Deseo en que se encuentra y al que vamos todos durante el sueño.
- Lo creo. Y es impresionante.
- Porque no hemos de ver en el hijo sólo a ese bebé rosado e inocente.
Hemos de darnos cuenta de que se trata de un espíritu con millones de años
de edad y miles de vidas a sus espaldas, que viene a desarrollar su personalidad
y a llevar a cabo una serie de cosas y a vivir una serie de experiencias, unas
agradables y otras no y, a través de ellas, a aprender una serie de lecciones que
condicionarán su evolución como espíritu pero que, al principio de su vida,
necesita de nosotros dos cosas: Un cuerpo físico y amor. Exactamente lo que
nosotros recibimos de nuestros padres cuando vinimos a este mundo.
- Eso es un matrimonio desconocido. Lo cambia todo. Conociendo
esto, todos los esquemas tradicionales se caen por su base.
- Pues eso es lo que de verdad hay tras el matrimonio y, como es algo
muy, pero que muy serio para nuestra evolución, la de los padres y la de los
hijos, y puede tropezar con muchos escollos de todo tipo, Cristo salió al paso
de ellos e instituyó el Sacramento como una ayuda excelente a los
contrayentes para que puedan, juntos, llevar a puerto esta maravillosa labor de
servicio desinteresado a los hermanos que necesitan y desean renacer y nos
escogen porque confían en nosotros.
- Verdaderamente, visto así, resulta sublime.
- El matrimonio es maravilloso desde todos los puntos de vista. Supone
la unión de un hombre y una mujer, de por vida, para ayudarse mutuamente
en la evolución.
- ¿Ayudarse?
- Por supuesto. En ese proyecto de vida que elegimos antes de nacer,
también está incluído el cónyuge. Y, como tal, escogemos a alguien que nos
pueda proporcionar lo que nos conviene y al que podamos corresponder del
mismo modo. Casi siempre por razones kármicas.
- Esto último no lo entiendo.
- Tú sabes que, a lo largo de todas esas vidas que hemos de vivir
mientras evolucionamos, estamos sometidos a las leyes naturales, como lo está
toda la Creación, ¿no?
- Sí, claro.
- Pues una de esas leyes es la llamada Ley de Retribución o del Karma,
que hace que recaiga sobre nosotros, en esta vida o en otra posterior, todo el
bien y todo el mal que hacemos a los demás. Es decir, que nos obliga a pagar
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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lo que debemos y a cobrar lo que nos deben, con el fin de que nuestro
Espíritu aprenda así lo que debe y lo que no debe hacer.
- Eso lo sabía también.
- Pues bien, ¿con quién piensas tú que se contraerán más deudas y más
créditos? ¿Con los que tratamos más o con los desconocidos?.
- Lógicamente, con los primeros.
- ¿Y quienes son las personas con las que más y más íntimamente nos
relacionamos?
- Nuestros parientes más próximos.
- ¿Entonces?
- ¡Claro!. Será con ellos con quienes tenemos más deudas contraídas. Es
lógico.
- Luego, tanto en el matrimonio como en la paternidad y en la filiación,
hay una carga kármica importante y, a veces, prácticamente total.
- ¿Y cómo funciona eso?
- De la manera más lógica. En la naturaleza no hay nada ni
incomprensible ni ilógico. Te podré unos ejemplos y lo comprenderás.
- Vamos a ver.
- Imagina que tú, y perdona que te ponga como protagonista pero así lo
vivirás más intensamente, imagina que tú eres padre de un niño. Un niño ‘‘no
deseado por ti’’ y, en consecuencia, no te portas bien con él: No lo alimentas
en la medida de tus medios, no le facilitas la educación y la formación
adecuadas, lo maltratas, y tu hijo, por culpa tuya, lleva una vida triste y muere
joven y enfermo sin poder llevar a cabo lo que le hizo renacer. ¿Qué crees que
él, según la ley de Retribución, tendrá derecho a recibir de ti?.
- Hombre, en ese caso está claro: Amor, asistencia, dedicación, medios...
- ¿Y tú qué deberás a ese Espíritu que era tu hijo?
- Lo mismo.
- Y si tú te mueres y pasas por los distintos mundos superiores y en ellos
te das cuenta del daño que le has hecho y te propones pagar esa deuda, ¿a qué
espíritu te parecerá más lógico pagarla que a ese mismo espíritu que fue tu
hijo?
- Es lógico. Si, desearé pagarle a él.
- Pero él entonces, a lo mejor, nace, esta vez como mujer, antes que tú y
eres tú el que llegas como hijo suyo.
- ¿Entonces qué ocurrirá?
- Entonces serás un hijo, que los hay, preocupado toda la vida por que
su madre no carezca de nada. Tú no sabrás por qué lo haces. Te nacerá de
dentro y lo harás y haciéndolo te sentirás feliz. Pero tu Yo Superior sí que lo
sabrá y estará satisfecho de pagar esa deuda y de haber aprendido esa lección.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- ¿Y mi madre?
- Tu madre en esta encarnación, que era tu hijo en la anterior,
considerará normales tus cuidados e incluso se considerará con derecho a ellos
y a que sacrifiques tu vida en aras de su comodidad.
- Está clarísimo.
- ¿Quieres que te ponga otro ejemplo?
- No me hace falta. Con éste ya tengo suficiente para imaginar todas las
otras situaciones que se dan en el entorno familiar y comprenderlas
perfectamente. Lo que me lleva a la conclusión de que, prácticamente, en este
campo casi siempre hacemos lo que queríamos hacer.
- Exactamente. Pero, como seres libres que somos, también podemos
fallar y, a pesar del propósito del Yo Superior cuando preparaba la
encarnación, no cumplir lo previsto, en cuyo caso habremos creado nuevo
karma y habremos retrocedido en nuestra propia evolución. Imagina que en
ese papel de hijo, tú te hubieras despreocupado de tu madre. ¿No hubieras
añadido nuevas deudas a tu cuenta corriente?
- Por supuesto. Lo que ocurre es que, sabiendo todo esto, la vida toda
cobra un sentido que no tenía. Porque resulta que todos venimos al mundo a
hacer algo determinado, es decir, con intenciones concretas y con cosas que
pagar y que cobrar.
- ¿Comprendes ahora el por qué de los problemas conyugales y las
causas del hijo no deseado?
- No del todo.
- Si tu Personalidad no está aún lo suficientemente evolucionada y
conserva las semillas del odio que nació entonces contra tu cónyuge de hoy,
¿no sentirá hacia él una aversión que no sabrá explicar, pero que será superior
a sus fuerzas y que producirá continuas desavenencias?
- Claro.
- ¿Y si intuye, como consecuencia de vagos recuerdos de otras vidas, que
ese hijo no deseado es aquel espíritu al que maltrató injustamente y que viene
a cobrar su crédito en forma de sacrificios y entrega y limitaciones por su
parte?:
- Está clarísimo.
- ¿Y qué conclusión sacas de todo esto?
. Muy sencilla y esclarecedora: Que cuando hay problemas entre los
cónyuges o con los hijos, en lugar de evitarlos, lo que hay que hacer es
afrontarlos con valentía y, sobre todo, con amor, sabiendo que con ello
estamos pagando una deuda, ayudando al otro a pagarla o a cobrarla y, en
todo caso, evolucionando todos y evitando tener que renacer otra vez, con

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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más deuda, más desgracias y más problemas, hasta que hayamos aprendido la
lección. ¿No es así?.
- Perfecto. Lo has visto con toda claridad. O sea que, tanto el cónyuge
como los hijos son importantísimos para nuestra propia evolución. Son, como
se suele decir, verdaderos maestros para nosotros y nos enseñan lecciones de
convivencia y, por tanto, de vida y, fundamentalmente, de amor, que es la
nota-clave del universo. Un hijo, pues, es un ser al que hay que tener mucho
amor, pero también mucho respeto y permitirle que desarrolle su
personalidad.
- Por cierto, ¿qué parte ponen los padres en ella?
- En el cuerpo físico ponen los genes. El hijo tendrá que soportar
parecerse a sus padres y tener las limitaciones físicas y sensoriales que
necesariamente le toquen por ser transmisibles aunque, como comprenderás,
también aquí interviene la Ley del Karma ajustado casos concretos. Pero con
el cuerpo y con la nutrición y con la educación y la preparación para la vida
termina la labor de los padres. Luego el hijo, que trae su propio Espíritu
consigo, con un determinado grado de evolución y un determinado grado de
comunicación con su Personalidad aquí abajo, ha de tomar las riendas de su
vida y hacer lo que vino a hacer, les plazca o no a los padres, que deben saber
retirarse a tiempo. Fíjate cómo los pájaros, que se matan por alimentar a sus
polluelos mientras lo son, apenas les crecen las alas y pueden volar, los
expulsan del nido para que se realicen ellos y saquen lo que tienen dentro. La
labor de los padres ha terminado. Nosotros, como humanos, no sólo por
razones kármicas sino también por amor, continuaremos nuestra relación
afectiva y de ayuda con los hijos, pero su vida es suya.
- ¿Entonces los padres no influyen en el carácter de los hijos?
- Genéticamente, no Las únicas lecciones que los padres pueden y deben
dar a sus hijos con visos de efectividad son los buenos consejos y los buenos
ejemplos. Sobre todo éstos últimos. Los hijos tienden a idealizar a los padres y
si éstos son consecuentes en su vida con los consejos que imparten a sus hijos,
éstos incorporarán unos y otros a sus propias vidas, debiendo ese aprendizaje
precisamente a sus padres. Pero lo que el hijo trae al nacer es exclusivo y ahí
los padres no pueden modificar prácticamente nada. ¿Tú no te has dado
cuenta de que, aunque una familia tenga muchos hijos y todos hayan recibido
el mismo amor y la misma educación y hayan tenido el mismo entorno, no
resultan dos hermanos iguales e, incluso, los hay completamente opuestos, y
surgen el dadivoso y el tacaño, el introvertido y el extrovertido, el arisco y el
mimoso?. ¿Por qué crees que será?
- Lógico. Porque cada uno es distinto.

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Exacto. Cada uno tiene tras de sí una serie de vidas y de experiencias
sólo suyas, y ha pertenecido a una serie de familias distintas y ha desarrollado
distintas facultades en distintos lugares y circunstancias, y ese conjunto no se
da en nadie más, ni siquiera en sus propios hermanos.
- Está clarísimo.
- A veces ocurre, sobre todo en los artistas que, cuando eligen su plan de
vida, necesitan unos padres que les proporcionen cuerpos con alguna
particularidad y, si quieren ser músicos, los eligen entre los que son músicos y
tienen muy desarrollado el oído y ese desarrollo lo pueden transmitir en sus
genes. Y si son pintores, buscarán unos ojos capaces de captar matices que la
generalidad de los hombres no ven. Y así en todos los casos.
- Pero, ¿no se dice que uno es lo que las estrellas marcan al nacer?
- Uno es lo que las estrellas marcan al nacer, en determinado lugar y
hora. Pero eso no funciona como generalmente se entiende. Se suele decir:
‘‘Yo soy así porque nací tal día a tal hora y en tal lugar’’. Pero lo correcto sería
decir: ‘‘Yo nací tal día a tal hora y en tal lugar porque tenía que ser así’’.
¿Comprendido?
- Clarísimo. Y es todo maravillosamente aclaratorio y lógico y
comprensible.
- Como te he dicho, la vida siempre ha sido maravillosa. Sólo la
ignorancia la hace incomprensible y fea.
- Se me ocurren una serie de preguntas y no sé por dónde empezar.
- Bueno, trata de elegir una.
- Allá va. Yo, por ejemplo, si soy hombre, ¿naceré siempre como
hombre?
- No. La regla general es que en cada encarnación alternemos los sexos,
aunque hay excepciones por razones kármicas.
- ¿Y por qué esa alternancia?
- Para adquirir cuanta más experiencia mejor. Y no cabe duda de que si
una vez somos hombre y la siguiente mujer, adquiriremos más comprensión y
más experiencia que si siempre aparecemos aquí bajo el mismo sexo, ¿no?
- Claro. Sigue siendo lógico.
- Ten en cuenta que el Espíritu no es macho ni hembra. El Espíritu es
bisexual. Posee los dos sexos, que no son sino la manifestación de las dos
polaridades, por tanto imperfectas y que, al unirse, dan lugar a la totalidad, a
la perfección. Pero como en este mundo sólo podemos expresar una de las
polaridades, necesitamos el concurso de la otra para poder producir el fruto.
Por eso la conveniencia de la alternancia de sexos.
- Entonces, si es así, se comprende la sinrazón tanto del machismo como
del feminismo, ¿no?
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
38
- Piensa un poco en la Ley del Karma y sacarás tus propias conclusiones.
- Es verdad. Otra pregunta: ¿Qué pasa con el Sacramento del
Matrimonio?
- Sí, vamos a estudiarlo concretamente por dentro. Desde el punto de
vista oculto, este Sacramento abre, una hacia la otra, las naturalezas de los
contrayentes en los niveles astral y mental, y traza luego en torno a ellos una
especie de anillo que los aísla del resto del mundo. Y pretende que la acción
recíproca active la vida interna de ambos, que vivan en perpetuo amor y que
aprovechen el honor de proporcionar cuerpos adecuados a quienes desean ser
sus hijos.
- Estoy pensando; entonces, ¿está limitado el número de hijos o no?
- Nadie tiene más hijos de los que ha aceptado su Yo Superior. Es un
error creer que, si no se ponen obstáculos a la fecundación, van a llegar hijos
sin fin. Sólo la ignorancia total sobre cómo funcionan las cosas ha hecho que
se llegue a esas prácticas que no hacen sino aumentar terriblemente la deuda
kármica de quienes las siguen. Pero vamos a la ceremonia.
- Espera, por favor. ¿No hay excepciones en esto de los hijos?
- Claro. Siempre hay excepciones y siempre por razones kármicas. Verás:
Cuando el Yo Superior está lo suficientemente despierto en el momento de
elegir su proyecto de vida, y en ese momento suele estarlo más que durante el
resto de la vida en las personas medias, comprende lo que ha hecho y lo que
debe y lo que quiere hacer. Pero cuando se trata de Espíritus aún muy
atrasados, prácticamente incapaces de discernir, ni siquiera en ese momento
trascendental, qué es lo que les conviene, entonces son las Jerarquías que rigen
nuestra evolución como oleada de vida las que les asignan la que más les va a
convenir para no retroceder en su evolución. Y como, precisamente, las
personas cuyos Espíritus Superiores están más adormecidos son las que aquí
ocupan los estratos menos formados espiritualmente, es frecuente que, por
razones kármicas, tengan muchas deudas familiares por pagar y,
consecuentemente, se vean rodeados de hijos, generalmente de poca evolución
también, y que exigen el cobro de sus créditos. Ese es el motivo de que las
razas más atrasadas en la evolución tengan muchos más hijos, incluso en las
circunstancias menos aconsejables. Y eso supone para nosotros, por supuesto,
una ocasión o, mejor, una obligación, que es la de ayudarles a sobrellevar esa
carga que es, por supuesto, suya pero que, como miembros de la misma
oleada de vida, recae sobre todos. Ahí está la razón de la necesidad de ayudar a
quienes están necesitados de ayuda. Y el no hacerlo pudiendo hacerlo, es un
karma que añadimos al que ya tengamos. Porque, míralo debidamente y verás
que son ocasiones que se nos están dando para evolucionar. Pero volvamos al
Sacramento.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
39
- De acuerdo.
- Lo curioso es que es el único Sacramento en que los ministros son los
mismos contrayentes.
El cura bendice los anillos, imprimiéndoles el sello de la sincera
fidelidad y el profundo respeto. Desde ese momento el anillo se convierte en
un talismán y, si está hecho de un metal noble, conservará esa particularidad
en el futuro e irradiará esa vibración en beneficio de su portador. No es, pues,
conveniente, desprenderse del anillo nupcial.
A continuación los contrayentes pronuncian la fórmula según la cual se
convierten en marido y mujer. Y ocurren entonces cosas muy hermosas.
- ¿Qué ocurre?
- Cuando el novio pronuncia la fórmula del matrimonio, su aura brilla y
se amplía hasta abarcar dentro de ella a la novia. Y lo mismo ocurre cuando es
ésta la que la pronuncia.
Cuando el novio coloca el anillo en el dedo de la novia, el anillo brilla
intensamente y vibra dentro del aura de ésta. Y otro tanto ocurre cuando es la
novia quien pone el anillo en el dedo del novio. Esto hace a los novios más
sensitivos a esa vibración.
Y cuando el sacerdote los declara marido y mujer y pronuncia la
fórmula de poder, brota de él un caudal de luz que se mezcla con las dos auras
y las funde en una sola. Esa luz y esa unión duran lo que el servicio y se
incrementan aún si se celebra a continuación una misa nupcial y los novios
comulgan debidamente preparados. Después, poco a poco, las auras recobran
su tamaño y brillo normales, pero siempre queda en cada una de ellas algo de
la vibración de la otra de modo que, a lo largo de la vida, les resultará siempre
más fácil vibrar al unísono con el cónyuge que con otras personas. Eso los
capacitará para auxiliarse mutuamente y los hará receptivos a la influencia,
necesidades y sentimientos del otro, de modo que, esa facultad, si conservan la
armonía, será una bendición, pero si no, aumentará las discordias.
- Es verdaderamente impresionante saber todo esto.
- Claro, todo esto es así si los novios están en una disposición apropiada
y deseando recibir realmente un Sacramento. Si están pensando en el traje de
la novia o en el convite o celebran la ceremonia como un acto social obligado,
aunque el efecto del Sacramento se produce, se reduce todo muy
considerablemente.
- Sí. La ignorancia de estas cosas es lo que hace que los novios no se
comporten debidamente y, precisamente en su propio perjuicio, pues ellos
son, en ese momento, los más interesados en que todo vaya como el
Sacramento hace lo posible por conseguir.
- Una cosa importante quiero añadirte.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- ¿Qué?
- Que la boda debe celebrarse antes de mediodía, antes de que el sol
atraviese su cenit. Pasado ese momento, las condiciones magnéticas ya no son
tan favorables.

LA EXTREMA UNCIÓN
- ¿Qué me dices de la Extrema Unción?.
- Que es otro Sacramento, como todos, mal entendido.
- ¿Por qué?.
- Porque se piensa que, una vez recibida la Extrema Unción, ya uno va
derechito al cielo, sin importar qué vida haya llevado. Y eso no tiene nada de
verdadero ni, por supuesto, de lógico ni de justo.
- ¿Entonces?
- ¿Recuerdas lo que te dije sobre los efectos de la absolución del
sacerdote al hablar de la Penitencia?
- Sí, claro.
- Pues lo que hace la formula de la absolución, que en este Sacramento
se emplea, es lo mismo: Desenredar las comunicaciones entre el Espíritu
Superior y sus vehículos. Y, en ese aspecto, nada más. Esa persona irá, como
todas, al Purgatorio y luego adonde proceda, de acuerdo con las vibraciones
más bajas que su Cuerpo Astral posea, e irá sufriendo el daño que hizo. Y
luego irá al Primer Cielo, etc., etc.
- ¿Entonces cuál es la finalidad, como Sacramento, de la Extrema
Unción?
- Tiene tres finalidades principales. La primera, muy olvidada sólo por
falta de fe y de conocimiento oculto, es la de restaurar la salud. Por eso
debería administrarse a todos los enfermos graves y no sólo a los terminales y
en el último momento. Es un sacramento que se puede repetir pues, aunque
se utiliza el crisma como en el Bautismo y en la Confirmación, y por eso se
llama Extrema "Unción", no imprime carácter. La efusión de energía
espiritual que supone, producida por la unión estrechísima del sacerdote con
su Maestro, puede, desde luego, si no se trata de un caso de karma maduro, o
sea, inevitable, restablecer la salud completamente pues, aunque no se trata de
producir milagros, sí refuerza las defensas naturales sin infringir ninguna ley,
al tiempo que abre al enfermo a la influencia espiritual. Y todos sabemos lo
definitivo que resulta el estado de ánimo en todos nosotros y, especialmente
en los enfermos. No olvidemos que los Sacramentos son ayudas. Pero ayudas
en todos los planos, incluso en el físico.
- ¿Y la segunda finalidad?

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Es la de preparar al enfermo para la muerte. A veces la separación de
los cuerpos Físico y Etérico es laboriosa y, si bien el Espíritu no la vive, sí son
momentos en que puede intervenir una influencia extraña, un desencarnado
que pretenda penetrar en el cuerpo, un elemental, etc. El Sacramento sale al
paso de esas posibilidades y facilita el desprendimiento, reduciendo los
estertores y la consiguiente angustia de los circundantes, médicos, parientes o
allegados.
¿Y cuál es la tercera finalidad?
- Darle un impulso, cargarlo de energía espiritual para que se vea
protegido de todo sobresalto y dolor innecesario en su recorrido por el astral
inferior. Es lo que pretendían los conocidos y antiquísimos Libros de los
Muertos egipcio y tibetano. Entonces, antes de Cristo y Su religión, el
sacerdote que asistía al moribundo era un clarividente, capaz de acompañar a
éste, en su cuerpo astral, y ayudarle a aprender a manejarse en ese mundo
nuevo. Después de Cristo, esa labor la realiza el Sacramento, que presta una
asistencia semejante, aunque potenciada porque viene del propio Cristo. Para
reforzar esa ayuda es muy recomendable que el enfermo reciba, a
continuación, la comunión que, en este caso se denomina Viático, que no
significa sino eso: Lo que se le da a alguien que ha de viajar, para atender sus
necesidades.

LA EUCARISTÍA
- Y, dicho esto, vamos a entrar en el Sacramento de la Eucaristía.
- ¿También éste ha sido mal entendido?
- Mal entendido y mal expuesto. Y, por ser el más frecuente y el más
necesario, esa ignorancia o esa deficiente explicación han hecho muchísimo
daño a los fieles y a la iglesia misma durante siglos.
- ¿Qué hay, pues, detrás de este Sacramento?
- Hay mucho, muchísimo. Es el Sacramento en que más actividad se
despliega en los mundos superiores; en el que más clara se ve la colaboración y
la interdependencia entre hombres y ángeles; en que la efusión de energía es
más grande e intensa y luminosa y a más seres beneficia.
- Pero, ¿cuál es el objetivo de este Sacramento?
- Antes de contestarte quiero aclararte que hay que distinguir entre la
sagrada misa, que es el rito establecido y necesario para consagrar las especies y
producir una efusión de energía divina única e indescriptible, y la Sagrada
Forma, la Hostia, que es lo que el sacerdote consagra y consume y los fieles
reciben durante la misa para participar más intensamente de los beneficios de
aquélla. Estudiaremos, pues, la misa y, dentro de ella, el Pan y el Vino
Consagrados.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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El objetivo de la santa misa es quíntuple. Por un lado, el construir una
especie de edificio etérico, astral y mental que aísle del resto del mundo a
todos los fieles y al entorno de la iglesia en que se celebra, para concentrar en
ellos toda la energía que se reciba de lo alto, produciendo un reparto
proporcional al adelanto y a la devoción de cada uno de los presentes, una
elevación espiritual, una maravillosa llamada de atención que afecta, desde el
Triple Espíritu hasta el Cuerpo Físico, es decir, a todo el hombre; en segundo
lugar, aislar, dentro de ese edificio, al sacerdote, en los momentos cumbre,
para que establezca el contacto directo con las alturas; en tercer término, y
éste es su fin principal, producir una efusión de energía divina, consistente en
la vida misma de Cristo; luego, distribuir esa oleada de paz y fortaleza entre
los asistentes; y, por último, acumular y canalizar hacia arriba toda la
devoción de los fieles, porque debemos adorar a Dios y darle gracias, pero
nunca pensar que Dios lo necesita o lo quiere y, menos aún, que le halaga. Es,
pues, un milagroso intercambio desinteresado entre Dios y Sus criaturas en el
que éstas salen, como siempre, maravillosamente beneficiadas, repletas de paz
interna, de devoción, de fe, de confianza y de amor.
- ¿Pero no es una repetición del sacrificio del Calvario?
- Eso es una interpretación posterior a Cristo y, además, ajena a Su,
digamos, estilo. En la misa no se conmemora la crucifixión de Cristo que,
aunque necesaria para que se cumpliese Su propósito, no fue el único en
sufrirla. Lo que la misa conmemora y reproduce es la venida a la Tierra y a
nuestra propia naturaleza humana, nada menos que del Verbo, segundo
aspecto de Dios. En la misa, además, se mezclan, sin orden ni concierto, la
religión del Antiguo Testamento con la del propio Cristo. Éste, Segunda
persona de la Santísima Trinidad, cuya nota-clave es el Amor, desea que
seamos felices, que disfrutemos, que extraigamos de la vida todo lo que tiene
de hermoso, de gozoso, de alegre, de feliz y, en modo alguno, que estemos
tristes y con descalificadores sentimientos, generalmente hipócritas, de ser
grandes pecadores, inclinándonos ante un Dios vengador y ofendido. Eso no
se parece en nada a lo que Cristo predicó. Él vino a mostrarnos a un Dios
Padre, todo ternura, todo amor, todo preocupación, si cupiera la expresión,
por que Sus hijos, que en un momento de su vida pidieron su parte de la
herencia y se lanzaron al mundo, vuelvan a casa. Ése es el Dios de Cristo, ése
es el Buen Pastor, ése es el Dios que, habiendo adoptado nuestra propia
naturaleza humana, nos comprende y nos ayuda y nos socorre y nos alienta y
nos consuela, pero que nunca se ofende ni nos amenaza ni se reconcilia con
nosotros, porque nunca, jamás, ha estado sino suspirando por nuestros
innecesarios sufrimientos que nosotros mismos nos creamos, hasta el punto de
ofrecer Su propia vida por redimirnos de esa absurda situación.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- ¿Entonces qué queda?
- Queda todo porque, como tú sabes, el efecto de los Sacramentos se
produce siempre que se utilicen las materias y los signos y palabras de poder
por una persona apta para ello. Y esos requisitos se dan. Lo que resulta
improcedente, por incongruente, es que, por ejemplo, al Dios que vino a la
Tierra a ayudarnos y dio Su vida por nosotros en el empeño, le pidamos ya en
el Kyrie, "que tenga piedad de nosotros". ¿Más piedad aún? ¿Qué se supone,
pues, que ha de hacer? Lo lógico es darle gracias, adorarlo, elevar hasta Él
nuestros corazones, unirnos al Suyo en provecho de todos nuestros hermanos,
puesto que para ayudar a todos, sin excepción, vino. Eso sería lo congruente y
lo conveniente y lo lógico.
- Es cierto. Y sería mucho más hermoso.
- Y más efectivo y edificante para los asistentes al acto. No es, pues, un
momento para darnos golpes de pecho y fingir un dolor que no sentimos (a
Dios no lo vamos a engañar con eso), sino para sentirnos todos uno,
formando con Él la verdadera iglesia de Cristo y sintiendo con Él que todos
los hombres, todos, sin exclusión de ideas, ni de razas, ni de posición social, ni
de cultura, somos uno. Y que los más afortunados en cualquier sentido deben
ayudar, sin excepción, a los más necesitados. Y vibrar con la nota crística del
amor, de un amor incondicional, de un amor total, que desborda el propio
corazón e inunda la iglesia y se eleva a las alturas para que Dios sea feliz al
vernos felices y ya en el camino de regreso al hogar paterno.
- ¿Y la parte esotérica u oculta de la Misa?
- La parte oculta es de tal envergadura que sólo voy a resumirte muy
brevemente lo que en una misa sucede a esos niveles.
- De acuerdo.
- Es preciso que nos consideremos colaboradores voluntarios de Dios en
la labor de crear, mediante la misa, una forma de pensamiento o edificio
eucarístico, por cuyo medio puedan efundirse mejor Su vida y Su energía
desde los mundos superiores. Y que consideremos el asistir a misa como un
inmenso privilegio, una fabulosa oportunidad que se nos da de trabajar, codo
a codo con Dios, en beneficio de Sus criaturas.
La Consagración, como te he adelantado, aparte de todo cuanto
veremos luego, simboliza la bajada de Cristo a la materia y simboliza Su
sacrificio al tomar forma física y vivir entre nosotros. Por eso a la misa se la
suele denominar el "Santo Sacrificio".
El asistir al Santo Sacrificio y el comulgar en la disposición apropiada
hacen, pues, avanzar muy considerablemente en la propia evolución, ya que el
ofrecimiento de sí mismo abre un canal por donde desciende inmediatamente

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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el divino amor. Porque, no nos engañemos: Ser verdaderamente religiosos es
ser inegoístas.
- Has hablado de un edificio crístico. ¿Qué es eso?
- El ritual de la misa trata, en primer lugar, como también te he dicho
antes, de aislar al sacerdote y los fieles del resto del mundo, con el fin de
limpiar el espacio interior de influencias desagradables, para que se pueda
concentrar la energía divina sobre ellos sin dispersarse y sin que del exterior
puedan perturbar el acto formas mentales o emocionales o cualquier ser o
acontecimiento negativo.
- ¿Pero cómo se forma ese edificio?
- En la misa rezada, el material lo ponen el sacerdote con su devoción,
los fieles de todo tipo con la suya y, además colabora en gran manera la
jerarquía angélica. En la misa cantada se suma la materia de las formas
mentales de los cánticos y la emoción que despiertan en los asistentes.
- ¿Qué quieres decir con eso de los "fieles de todo tipo"?
- Has de saber que los asistentes al Santo Sacrificio nunca son los que
parecen. Hay siempre alrededor del lugar verdaderas multitudes, no sólo de
ángeles de toda clase que, espontáneamente ayudan en cualquier labor
positiva, y éste es para ellos un magnífico medio de adelanto, sino multitud de
desencarnados que flotan sobre los fieles, y de elementales afines a las
vibraciones que allí se producen. Todos ellos asisten al acto, participan en su
desarrollo colaborando activamente y se benefician de una parte del fruto
recibido. Todos ellos, pues, aportan materia para el edificio eucarístico.
- ¿Es impensable!
- Pues es real. Y más te va a sorprender que la forma mental que se crea,
luego verás cómo, tiene al final del Servicio, la forma de una basílica antigua.
- ¿De una basílica?
- Sí: Una base cuadrada con una cúpula grande central y otras menores
en los ángulos, más algunos minaretes. Aproximadamente, como la iglesia de
Santa Sofía en Estambul que, como fácilmente se deduce, fue proyectada por
alguien que era clarividente.
- ¿Es posible?
- Lo es. Por supuesto, el número de asistentes y su devoción y los
cánticos influyen mucho en la cantidad de material, pero ese es el edificio
eucarístico que se forma en todas las misas. De más o menos grandiosidad,
con más o menos altura, con más o menos minaretes, pero siempre el mismo
y aprovechando todo el material existente.
- ¿Pero quién es el que utiliza ese "material?
- El llamado "Angel de la Eucaristía". No olvides que los ángeles son
maestros en el manejo de la materia etérica.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- ¿Cómo?. Pero todo esto es tan nuevo...
- No, no es nuevo. Data de los tiempos de Cristo. Lo que pasa es que no
se ha divulgado y hasta se ha, prácticamente, olvidado por la propia iglesia.
Por cierto, ¿cómo crees que apareció el estilo gótico en la Edad Media?
- No tengo ni idea.
- Fue una inspiración de quienes dirigen la evolución humana, para que,
aparte de expresar mediante él la alegría, el gozo del pueblo, la elevación y la
espiritualidad, sus paredes, sus columnas y su arquitectura toda canalizasen las
energías de la tierra y del cielo, de la manera más conveniente para la
colectividad allí reunida. Por eso todas ellas son verdaderos talismanes pues las
piedras acumulan la energía emocional y mental y la conservan y la difunden.
¿No has notado la vibración tan especial de devoción, de respeto, de paz que
se respira en las catedrales góticas?
- Sí, es cierto. Pero no sabía a qué atribuirlo.
- Pues esa es la causa. Además de que, cuando se construyeron por los
gremios de constructores, muchos de ellos ocultistas iniciados, el pueblo era
verdadera y sinceramente devoto y cada piedra era desbastada, tallada y
colocada en su sitio con verdadero fervor, como en un acto de amor y servicio
a la Divinidad. Y esas vibraciones están allí y se difunden permanentemente
entre quienes vibran del mismo modo. Todos los estilos de los templos, así
como las vestiduras sacerdotales y los materiales de que están hechos unos y
otras, están cuidadosamente elegidos entre los más apropiados para el fin
perseguido que es siempre, evocar energía, canalizarla, acumularla y efundirla
en el momento y a las personas indicadas o con el fin propuesto. No hay nada
caprichoso ni arbitrario. Y ello es así porque, como te he dicho repetidas
veces, en la naturaleza no hay nada sin motivo ni al azar y todo tiene su por
qué y su para qué. Otra cosa es que nosotros lo conozcamos o no y
elucubremos más o menos, basados en nuestra ignorancia. Pero eso es así y así
ha sido siempre.
- ¿Pero cómo se hace el edificio?
- Empieza siendo sólo una especie de burbuja transparente, que va
creciendo, como crece una ampolla de cristal fundido al soplarlo, Y, poco a
poco, a medida que avanza el servicio, van apareciendo las distintas partes del
mismo. Las oraciones preliminares, dan material para el suelo, las paredes y el
techo, resultando, al principio, como un gran cajón. Los Kyries dan lugar a las
cúpulas de los ángulos; el Gloria, a la cúpula central. Y el Sanctus las
incrementa todas.
- Es verdaderamente asombroso.
- Hay un aspecto desagradable pero frecuente que conviene tener en
cuenta: Dado que la misa fue concebida como un festival del amor y la alegría
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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por la indescriptible fusión de Dios y Sus criaturas, toda expresión de tristeza,
de pesimismo, de miseria, de desgracia, de compasión de sí mismo, de
desprecio del mundo, etc., todas provenientes del Antiguo Testamento,
producen distorsiones en el proceso normal, por lo que una serie de ángeles
han de dedicarse a, digamos, "barrer" esas inmundicias y transmutarlas en
algo positivo que no interfiera negativamente en el conjunto.
- Es lógico,
- La forma mental o edificio crístico hace las veces de un transformador.
- No entiendo eso.
- Está muy claro: Las energías que se evocan en la misa por el sacerdote,
debido a su íntima unión con Cristo, son de tal sublimidad, vienen de planos
tan altos, que no sería posible a los fieles recibirlas con aprovechamiento. Por
eso hace falta ese edificio que, lo que hace es, transformar la energía divina,
bajarla de nivel, lo mismo que el vapor de agua, que no es sino agua sin
impurezas, gracias al destilador, la pasamos al estado líquido porque no
podemos beber el agua en forma de vapor.
- Ya lo comprendo.
- Por otra parte, para que el Angel de la Eucaristía pueda saber cuánto
material hay y lo pueda distribuir convenientemente, es preciso almacenarlo
antes, cosa que se consigue también con el edificio etérico. Pero no creas que
siempre se puede obtener un edificio tipo Santa Sofía. Desgraciadamente, no.
Lo corriente es que resulte un edificio muy pobre porque hay muy poco
material, debido a la falta de devoción de los fieles, consecuencia, a su vez, de
su ignorancia, y a que tienen el pensamiento en otras cosas. La mayor parte de
los fieles aún van a misa a pedir algo y no a dar y, menos aún, a darse. Y,
como esos pensamientos y esos deseos, además de ser egoístas, vibran muy
bajo, sólo llegan a la capa inferior del astral, el Purgatorio y de allí regresan a
quien los ha creado, con lo cual éste recibe daño en lugar de bien. En cambio,
si el sentimiento o el pensamiento es de entrega sincera y altruista y de deseo
de servir y de devoción, se convierte en una fuerza cósmica que siempre recibe
de lo alto inmediata respuesta que nos beneficia y nos permite irradiarla en
nuestro entorno y rellenar el depósito destinado a los fieles cristianos.
- ¿Y cómo continúa la construcción?
- El ángel sitúa el altar en el centro y, con gestos de sus brazos que la
materia etérica obedece instantáneamente, prolonga por el oeste la burbuja
hasta el lugar que ocupa el último de los fieles y luego, tras el altar, hasta un
lugar simétrico que, ordinariamente cae ya fuera de la iglesia; luego la
ensancha hacia los lados hasta encerrar en ella a todos los fieles.
- ¿Y abarca terreno fuera de la iglesia?

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Sí. Ten en cuenta que la misa es para dar un baño de energía divina a
los fieles de determinada iglesia y su comarca. ¿Por qué crees tú que
antiguamente se construían los pueblos con las casas adosadas a la iglesia,
siempre en su entorno? Precisamente para aprovechar esa benéfica influencia.
- Claro. Siempre me había llamado la atención ese sistema de rodear la
iglesia, en lo alto, con las casas del pueblo. Pero no se me hubiera ocurrido la
causa.
- Una cosa importante. Antes de empezar la Eucaristía se procede
siempre a purificarse.
- ¿Y eso cómo se hace?
- De tres maneras. Primero, con el agua bendita, que se suele encontrar
a la entrada de las iglesias en una pila ad hoc.
- ¿El agua bendita purifica? ¿Qué tiene, pues, de especial?
- Por supuesto que purifica. Para eso está. Es agua normal
desmagnetizada y mezclada con sal, también desmagnetizada previamente.
- ¿Y quién las desmagnetiza y por qué?
- Las desmagnetiza el sacerdote, en virtud de los poderes recibidos con
su ordenación. Y lo hace para librarlas de cualquier vibración negativa que
pudiesen tener.
- Pero, ¿por qué precisamente agua y sal?
- El agua es un disolvente universal, que absorbe todo el magnetismo
circundante y que representa, además, las emociones. Y la sal es el vehículo
más asequible del cloro, ya que la sal común, como sabes, es cloruro sódico. Y
el cloro es un elemento ígneo, mental. La mezcla, pues, del agua y el fuego, de
las emociones y la mente, ambas purificadas, redobla el efecto de cada una por
separado y hace que nuestros pensamientos y nuestros deseos negativos huyan
al recibir la energía que, al bendecir la mezcla, le infundió el sacerdote. ¿Lo
comprendes ahora?
- Y es perfecto.
- El segundo sistema de purificación para la misa es, a la vez, palabra y
signo de poder.
- ¿Y cuál es?
- El santiguarse al tiempo que se dice:" En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo".
- ¿Y qué ocurre cuando uno se santigua?
- Cuando un sacerdote se santigua, evoca y actualiza su unión con
Cristo y provoca el descenso, sobre él, de un torrente de energía. Si es una
persona no sacerdote la que se santigua, llama la atención de su Triple
Espíritu o Yo Superior , éste fija su atención en la Personalidad y el espíritu, la
intuición y la inteligencia se ven libres de vibraciones negativas. Por eso es
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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conveniente santiguarse antes de comenzar cualquier cosa importante, al
iniciar un viaje, etc. Ayuda a que todo vaya bien.
- ¿Pero me puedes desentrañar el lado oculto del santiguarse?
- En realidad equivale a un pequeño Credo: Al tocar la frente primero, y
el plexo solar después, significamos que Cristo, como Dios, descendió desde
lo más alto hasta la Tierra, la parte inferior de su Creación, el plano más
denso; luego, al tocar el hombro izquierdo, recordamos que Cristo, tras Su
Resurrección, fue a los Infiernos, es decir, al Purgatorio, al lugar donde se
encuentran los que se sitúan a la izquierda de Dios; y luego, al tocar el
hombro derecho, simbolizamos que, a continuación, subió de nuevo al Trono
del Padre y se sentó a Su diestra. El signo de la cruz, pues, hecho sobre
nosotros mismos con devoción, nos libera de pensamientos y tendencias
negativos al tiempo que nos incrementa los positivos.
Los elementales son todos muy sensibles a las palabras y signos de poder
y los hay que, ligados magnéticamente al signo de la cruz, acuden
inmediatamente al que lo hace, fomentando en él el incremento de la
devoción y haciendo que huyan los elementales a los que esa vibración no
satisface.
- Está clarísimo. Y, ¿cuál es el tercer medio para purificarse antes de la
Eucaristía?
- La fórmula de la absolución, que el sacerdote pronuncia al principio y
que produce los efectos que ya te expliqué al hablar del Sacramento de la
Penitencia, desatando los retorcimientos entre los vehículos superiores y los
inferiores. Y aprovecho para recordarte que la absolución no nos releva de la
responsabilidad por nuestros actos ni hace desaparecer sus consecuencias
materiales. Dicho esto, volvamos a la misa. El Ángel de la Eucaristía construye
el pavimento etérico que tiene unas particularidades muy curiosas.
- ¿Cuáles?
- Es un enlosado como un tablero de ajedrez, pero en diagonal con
relación al altar que siempre está en el Este; es decir, las líneas rectas van de
noreste a suroeste y de noroeste a sureste. Las "baldosas" son, alternadas, de
color azul y carmesí. Y si la devoción de los fieles es muy elevada, azul celeste
y rosa. Estos colores son los producidos, respectivamente, por las vibraciones
de la devoción y del amor.
- ¿Y por qué esas direcciones precisamente?
- El altar ha de estar necesariamente, en todas las iglesias, en el lado del
Este. Pero es que en la Tierra hay, permanentemente, unas corrientes etéricas
que discurren de este a oeste y de norte a sur Y esas corrientes las utilizan el
Angel de la Eucaristía para distribuir los materiales del pavimento del edificio
etérico. Si la iglesia no tuviera esa orientación, el ángel necesitaría vencer una
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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serie de fuerzas que supondrían mucho más esfuerzo, como si tuviera que
nadar contra corriente. Pero hay aún otra particularidad con relación al
pavimento que construye y es que, si bien, vistas desde arriba, las baldosas son
cuadrados perfectos y parecen planas, la realidad es que cada baldosa no es
sino la base de una pirámide invertida que, por debajo de la superficie del
edificio, se ajusta perfectamente con otras cuatro iguales a ella pero de pie,
para formar una placa, sin instersticios, de pirámides de color alternado.
- Se me ocurre una pregunta, para mí importante.
- ¿Cuál?
- ¿Cómo Cristo puede atender a la vez a todas las misas que se celebran,
muchas de ellas simultáneamente, en distintos puntos y lugares del mundo y
derramar, en su momento, la energía correspondiente?
- Es algo que a nuestra capacidad de comprensión parece difícil y aún
imposible, debido a que nuestro cerebro físico no puede poner la atención en
dos cosas a la vez. Pero en otros planos más elevados, con cuatro, cinco y más
dimensiones, esas limitaciones no existen. No se trata tampoco de que Cristo
esté permanentemente con Su atención puesta en cada lugar donde se celebra
una misa. Piensa en tu propio cuerpo. Está formado por millones de células y,
por supuesto, tú no te fijas en todas y cada una de ellas. Pero como forman
parte de ti, si en algún lugar de tu cuerpo ocurre algo especial, y una misa es
algo especial para Cristo, te das cuenta y fijas en ese lugar tu atención. No es
exactamente esto pero algo similar. Es un estar en la conciencia, formando
parte de la conciencia de Cristo, de modo que, cuando lo desea, fija la
atención en nosotros y entonces recibimos el baño de energía divina, amorosa
y elevadora.
- Es impresionante todo lo que hay en torno a una misa. Pero sigamos,
que no hago más que interrumpirte.
- Bien. Hay otra fórmula de poder, que se llama la bendición menor,
que se encuentra en todos los servicios religiosos y que se repite en la misa
varias veces.
- ¿Cuál es?
- La de "El Señor esté con vosotros. Y con tu espíritu". Todo lo que se
hace y dice antes de la consagración va encaminado a acumular energía, y lo
que se hace o dice después de ella, a su conservación y distribución. Cuando el
celebrante pronuncia esa bendición menor se derrama sobre los congregados
una poderosa corriente de energía que vuelve enseguida al sacerdote
acrecentada con las vibraciones de todos y cada uno de los presentes. Se
utiliza, pues, siempre que hace falta una aportación de energía para acometer
cualquier cosa importante. Y esa energía la proporcionan, como ves, los
asistentes al acto. Pero eso tiene un inconveniente.
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- ¿Qué inconveniente?
- Que al sacerdote le llega energía de todas clases y de una variada gama
de vibraciones, lo cual la hace menos utilizable.
- ¿Y cómo se resuelve ese problema?
- En la Misa Mayor, con tres sacerdotes, los que hacen de subdiácono y
de diácono son los que reciben esas vibraciones y las filtran, enviándolas luego
al sacerdote ya homogeneizadas. También el incienso ayuda en esta tarea.
- ¿Cómo?
- Verás. Hay infinidad de clases de ángeles, como hay infinidad de clases
de hombres. Los hay que se expresan con música, igual que nosotros lo
hacemos con palabras y que, lógicamente, donde hay una música devocional o
amorosa o de cualquier tipo, siempre positiva pues los ángeles rechazan todo
lo que no lo sea, allí acuden a disfrutarla. Hay otros que se comunican
mediante colores, ráfagas irisadas y matices impensables y que, lógicamente,
acuden donde hay colores alegres y disfrutan con ellos. Los hay que se
comunican mediante aromas exquisitos y perfumes y que acuden donde se
encuentran. Y una especie éstos son los que acuden cuando se quema incienso
que ha sido debidamente compuesto y debidamente bendecido por un
sacerdote. Su aroma los atrae y ellos lo incrementan, disfrutan en él y lo
limpian de impurezas, realizando una especie de filtrado que elimina lo
negativo que pueda haber en el ambiente. Del mismo modo acudirán
elementales de esa vibración elevada que colaborarán con los ángeles en esa
labor, al tiempo que se alimentan y aseguran su supervivencia.
- Esto es asombroso. No sé qué decir. ¿Puedo interrumpirte con otra
pregunta?
- Por supuesto. De lo que se trata es de que no te quedes con ninguna
duda innecesariamente. Dime.
- Si lo que se pretende con la misa, según veo, es un derramamiento de
energía, ¿no podría Cristo enviar esa energía a cada uno directamente sin
necesidad de esperar a que estuvieran reunidos en la iglesia?
- Mira: Lo mismo que nosotros, Cristo obra siempre del modo más
racional y sin derrochar nada. Y como la energía que se derrama de los planos
elevadísimos en que Él mora, no sería aprovechable por nuestros vehículos
inferiores, salvo que se dedicase una cantidad enorme de esfuerzos a reducir su
vibración hasta la aceptable y asimilable por cada uno, lo que se hace es
emitirla, durante la consagración, a través del Ángel de la Presencia, en el
edificio etérico que ya te he dicho cómo actúa, reducir su frecuencia y luego
sí, dirigir a cada uno la que puede asimilar. Los fieles, pues, lo que
contribuyen a hacer es a construir el canal, lo más amplio posible, para ese

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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descenso de energía. Pero para eso han de actuar con plena consciencia y
pleno deseo de servir.
- Está claro.
- Bien, seguimos. No vamos a pormenorizar. Ya sabes que cada cosa que
se dice o hace redunda en beneficio del servicio. El Evangelio es una de esas
cosas. Y sobre los Evangelios quisiera hablarte un poco.
- Estupendo. Te escucho.
- Ninguno de los cuatro Evangelios pretendió relatarnos, como una
crónica histórica lo haría, la vida de Jesucristo en la Tierra. Los cuatro son
libros de texto de cuatro escuelas cristianas de misterios distintas, de distinto
nivel espiritual. Por eso a veces se detectan incongruencias y hasta alguna
contradicción entre unos y otros. Pero todos contienen, simbólicamente
expresada, la historia del alma humana desde lo más bajo hasta Dios. Es cierto
que Cristo dijo con toda propiedad, "yo soy el camino". Porque eso quiere
decir que cada acontecimiento de su vida, es un acontecimiento que todo
cristiano, todo hombre, tendrá que experimentar en algún momento de su
evolución. Y que Cristo es el modelo para todos. Por tanto, la lectura del
Evangelio en la misa tiene un efecto muy positivo. Fíjate que antes de
comenzar su lectura, nos signamos, es decir, hacemos, con el pulgar derecho,
tres cruces, una en la frente, otra en los labios y la tercera en el corazón. Con
ello simbolizamos la dedicación de la mente, la boca y el corazón a la tarea de
divulgar la verdad de Cristo. Y con esas tres cruces abrimos los chakras de la
frente, de la garganta y del corazón para que estén preparados para recibir la
energía que se va a efundir. Porque el libro de los Evangelios se convierte en
un centro de fuerza, canal apropiado para estimular nuestras facultades
mentales y ayudar con nuestros pensamientos en la construcción del edificio
eucarístico.
- ¿Y por qué se hacen las tres cruces con el pulgar?
- Porque el pulgar, como todos los dedos, está continuamente emitiendo
energía etérica y esa particularidad se emplea por la iglesia cuando desea
emplear una corriente pequeña, puntual, pero intensa, en determinados
momentos, como el Bautismo, la Confirmación, etc. o para abrir los chakras,
como ocurre en el momento que comentamos.
- ¡Qué impresionante y qué sencillo y lógico resulta todo!
- Así como al principio de la misa, las alabanzas a Dios provocan una
efusión de energía emocional que pone en movimiento el Cuerpo Emocional,
de Deseos o Astral; y la Epístola y el Evangelio hacen lo propio con la materia
mental y el Cuerpo Mental o Mente Concreta, el Credo vitaliza la Mente
Abstracta o Espíritu Humano, debido a lo profundo de los conceptos que en
él se contienen. Con ello tenemos ya a los tres vehículos y al Espíritu en plena
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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vibración. Y supongo que te habrás ido dando cuenta de que, poco a poco, se
va unificando la vibración del conjunto, de modo que llega un momento en
que todos, sacerdote, fieles, ángeles y demás asistentes al acto, están vibrando
en todos sus componentes o vehículos y al unísono.
- Sí. Y es impresionante.
- Cuando llegamos al momento en que el sacerdote nos dice que
levantemos el corazón hacia Dios, se produce una corriente que el Ángel de la
Eucaristía reparte por todo el edificio con gran dominio; y cuando la
respuesta de los fieles vuelve, la dirige a lo alto y la arremolina en la gran
cúpula, desde donde va descendiendo sobre la concurrencia.
- ¡Qué ignorantes estamos. Pero, ¿cómo hace todo eso el Ángel de la
Eucaristía?
- Con simples gestos de sus brazos y, por supuesto, con su voluntad. La
materia etérica obedece al instante sus órdenes y se sitúa dónde y como le
indica, todo ello con gran autoridad y dominio, dignos de verse. Ten en
cuenta que los ángeles, en su estadio humano, es decir, cuando adquirieron
una conciencia de vigilia similar a la nuestra y vivían en su vehículo más
denso, estaban usando un vehículo formado de éter. Ellos manejan, pues, el
éter con más soltura y maestría aún que nosotros empleamos para manejar la
materia física.
- Comprendo. ¡Y es tan lógico...!
- Vamos ahora a hablar del pan y del vino. Las investigaciones
clarividentes realizadas por numerosos investigadores en la memoria de la
naturaleza han demostrado que, durante la Última Cena, ciertamente, Cristo
utilizó pan ázimo, o sea, sin levadura, que era el que los judíos utilizaban en la
cena pascual. Pero, curiosamente, no utilizó vino, sino mosto, es decir, zumo
de uva sin fermentar, que era también lo que ellos usaban en aquellas fechas,
y, además, mezclado con agua.
También es preciso referirse, aunque sea someramente, a la serie de
puntos que, en una iglesia, sirven para canalizar, reflejar o condensar las
energías. Una de ellas es el ara, que se encuentra en el mismo altar; luego están
el cáliz y la patena, la cruz y los cirios situados sobre el altar, y una serie de
puntos distribuidos en determinados lugares del templo. Si celebra el obispo,
el pectoral, el báculo y el anillo se convierten también en activos talismanes en
el momento de la Consagración.
- Es verdaderamente grandioso.
- Antes de la Consagración, el celebrante cita los destinatarios de parte
de la energía a efundir, que suelen ser el Papa, los obispos, los monarcas, los
gobernantes, etc. y quienes el celebrante desee, vivos o muertos. A la
designación de cada beneficiario, el Ángel de la Eucaristía señala con su cetro
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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al ángel o grupo de ángeles que se encargará de transportar esa energía a su
destinatario. Producida la efusión, asigna a cada destinatario su parte y los
ángeles respectivos se adelantan, la suman a sus respectivas auras, que brillan
de modo deslumbrador, y quedan a la espera de recibir la orden de partir.
- ¿Y qué ocurre cuando alguien recibe esa energía?
- Depende de su estado. Si está vivo y sano, le ayudará limpiando su
aura de negatividad y fomentando todo lo positivo que en él haya, al tiempo
que frena lo negativo. Si está enfermo, tratará de restituirle la salud, siempre
que no se trate de karma maduro. Si está durmiendo o es un difunto que no
se encuentre en estado de coma, ordinariamente el Ángel de la Eucaristía no
tiene dificultad en encontrarlos y ellos mismos acuden al acto y reciben la
energía que les ha sido asignada. Si se encuentra en estado de coma será el
ángel portador el que decidirá entre dedicar parte de la energía para ayudarle a
salir de ese estado o dejarla a su lado para que, cuando despierte la pueda
utilizar. Nunca nadie queda sin la parte que le corresponda. Y siempre es
beneficiosa. Siempre. Incluso cuando la dedicatoria es "a los difuntos" o "a los
enfermos" o cosas similares. Hay, como te he dicho, ángeles de todas clases y
hay cohortes que trabajan con los enfermos y otras con los atribulados y otras
con los difuntos. Incluso cuando la misa se celebra por el sufragio de alguien a
quien el sacerdote no conoce, y puesto que el pensamiento del sacerdote es la
referencia que usa el Ángel de la Eucaristía, sabe éste seguir el hilo de los
acontecimientos hasta llegar a la persona que pidió la misa y, a su través, da
con el difunto en cuestión.
- Verdaderamente impresionante. Y totalmente consolador.
- Y llegamos al momento culminante. El acontecimiento del cual todo
lo anterior ha sido preparación: La Consagración.
- ¿En qué consiste, realmente?
- La fórmula de poder son las palabras "esto es mi cuerpo" y "este es el
cáliz de mi sangre". Pero antes de pronunciar la primera, en el Sanctus, los
fieles y el sacerdote dicen: "Bendito el que viene en nombre del Señor". Y ésa
es la fórmula de poder para evocar al Ángel de la Presencia.
- ¿Quién es el Ángel de la Presencia?
- Realmente no es un ángel; no es un ser vivo. Es una forma mental,
reproducción del mismo Cristo, que Él envía cada vez que se produce una
Consagración y con cuya ayuda tiene lugar ésta. Al aparecer el Ángel de la
Presencia, le acompañan huestes enteras de una clase especial de ángeles, que
se llaman contemplativos, y que acuden para bañarse en la luz radiante que de
la Hostia emana y engendran, a su vez, gran cantidad de energía con su
devoción. Cuando el sacerdote pronuncia la primera fórmula de poder, se

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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produce la Transubstanciación del Pan, que es el acontecimiento más
impresionante que se puede uno imaginar.
- ¿En qué consiste?
- Para explicártelo voy a dar un rodeo necesario.
- De acuerdo.
- Cada átomo de materia física está permanentemente ligado por una
especie de finísimo hilo con su sustancia correspondiente del mundo astral, y
cada uno de los átomos de ésta, con la correspondiente sustancia del mundo
mental, y así sucesivamente, hasta llegar al mismo Dios. De modo que puede
decirse que todo átomo participa de la misma vida de Dios. Pero la cosa se
complica más: Cada cuerpo simple de este plano físico, en el mundo astral
resulta ser un cuerpo compuesto. Y cada cuerpo simple astral es, a su vez, en el
mundo mental, un compuesto. Puedes imaginar, pues, la complicación que
ello supone. Pero, curiosamente, si un cuerpo físico compuesto está formado
por dos cuerpos simples, cada uno de los átomos de esos cuerpos simples,
aunque estén formando parte de otra sustancia, sigue conectado, a través de su
hilo particular, con el mismo Dios. ¿Lo entiendes?.
- No estoy muy seguro.
- Te lo expondré con un ejemplo. Imagina una molécula de sal común.
Como tú sabes, la molécula de sal común está compuesta de una molécula de
cloro y otra de sodio. Pues bien, a pesar de estar ambas formando la sal, cada
uno de los átomos de la molécula de cloro, seguirá tan unido a Dios a través
de su hilo, como lo estaba cuando aún no se había unido al sodio para formar
la sal. Y a cada átomo de la molécula de sodio le ocurre lo mismo.
- Ya lo he comprendido. Y es admirable y hace fácil comprender eso de
que, en el fondo, todos somos partes de Dios o de que en Él vivimos, nos
movemos y tenemos nuestro ser.
- Pues bien. En el momento de la transubstanciación lo que ocurre es
que el Ángel de la Presencia retira los hilos correspondientes a cada uno de los
átomos de todas las sustancias que componen la Hostia y los sustituye por un
rayo brillante como el sol, que desciende de lo más alto conteniendo la vida
misma de Cristo. Por tanto, la apariencia del pan, lo que la iglesia llama los
"accidentes" será la misma que antes. Pero la "sustancia" ya no, la sustancia
será completamente otra.
- Ahora comprendo la célebre Transubstanciación. ¿Y con el vino ocurre
lo mismo?
- Exactamente lo mismo, al hacer el sacerdote la segunda cruz y
pronunciar la segunda fórmula de poder. Pero los fenómenos ocultos son
distintos en cada caso.
- ¿Distintos? ¿En qué sentido?
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- En el momento de la Transubstanciación, la Hostia refulge como un
sol. Y, cuando el sacerdote la eleva para que los fieles la adoren, surgen de ella
tres clases de energía diferentes.
- ¿Es posible?
- Sí. La primera, blanco y oro deslumbrante, se expande en todas
direcciones, llegando a todos los puntos del templo y, atravesando sus paredes,
se expande por los alrededores del templo hasta una considerable distancia, de
lo cual se deduce lo conveniente que es vivir cerca de una iglesia. Esta energía
produce un estímulo muy fuerte en el Espíritu Humano o Mente Abstracta,
incrementando la intuición. El efecto de esta energía en los fieles es
proporcional a su desenvolvimiento espiritual, aunque el Yo Superior recibe
siempre una gran ayuda que, en su adormecimiento en la mayor parte de los
casos, no sabe discernir. También el cuerpo de Deseos, en sus más elevados
estratos, queda intensamente influenciado. Y ocurre que quienes caminan o
trabajan a cierta distancia del templo, repentinamente experimentan un
estremecimiento de afecto o de devoción al pasar por ese lugar la oleada amor
y de paz espiritual. Y nunca relacionarán ese sentimiento con la misa que se
está celebrando en el templo próximo. Con ello, cada pueblo, cada parroquia,
recibe, por lo menos una vez al día, esa efusión de energía que fomenta el
adelanto de que cada uno es capaz.
- ¿Y la segunda energía?
- La segunda, es como las llamas de la corona solar y, así como la
anterior se derrama sobre todos los concurrentes, sin distinguir su estado de
ánimo ni su evolución, esta segunda es selectiva, o sea, que sólo se actualiza en
los devotos. Sale de la Hostia como una serie de rayos y se dirige a cada uno
de los asistentes que están experimentando un sentimiento de devoción. Al
recibir el rayo, el cuerpo de Deseos del destinatario refulge intensamente,
transmitiendo su vibración al Espíritu Humano.
- ¡Qué maravilla!
- Como ves, el pan se ha convertido en el vehículo de Cristo, en una
avanzada de Su conciencia.
- Exacto. ¿Y cómo es la tercera energía?
- La tercera, a diferencia de las dos anteriores, que manan
ininterrumpidamente sin intervención de nadie, es la que los ángeles han de
distribuir y se ve como un arroyo de fuego líquido, de polvo de oro o de
estrellas. Pero es limitada en su cantidad.
- Es maravilloso.
- Pues añade a todo esto que todos los puntos especiales como el ara, y
las paredes, así como los utensilios consagrados como el cáliz, la patena, la
cruz, los cirios, etc., brillan, a su vez, e intercambian sus rayos componiendo
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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un festival de energía luminosa de todos los colores. Y ello con la
particularidad de que, así como la energía física se desgasta y termina por
agotarse, la energía de los planos superiores se multiplica a sí misma al
relacionarse con otra. De modo que el templo todo acaba siendo un mundo
de luz, de amor y de devoción. Bien entendido que la luz y los colores no son
en sí la energía, sino sus ropajes, pues la energía es tan invisible en los planos
superiores como en este mundo. Y que si la misa la celebra el obispo, entran
en el juego de luces el anillo, el pectoral con sus siete joyas y el báculo con sus
otras siete, todas emanando la energía y luz de los distintos rayos.
- ¿Y qué pasa con el vino al ser consagrado?
- Con el vino se produce la Transubstanciación del modo descrito, pero
el rayo que desciende no es de blanco y oro deslumbrante como antes, sino
que se parece a una espada de color carmesí intenso. Esta energía se derrama
entre los asistentes. Pero es una energía más cercana al hombre medio, pues
las vibraciones del vino pertenecen al astral superior y las del agua son
vibraciones etéricas. La energía de la Hostia procede de la mónada y afecta a
lo que en nosotros representa fortaleza, exactitud y ritmo, mientras que la del
cáliz es más propia del Ego, del Triple Espíritu. Las dos nos son necesarias y
cuando, como en la misa, actúan de consuno, estimulan todo bien y hacen
desaparecer todo mal.
- ¡Cuánto he aprendido con todo esto! ¡Y qué maravilloso!
- Hay una cosa que conviene tener en cuenta y que la ignorancia ha
hecho que se olvide.
- ¿Cuál?
- Todo el plan de la Eucaristía está previsto de modo que se sincronice
con las corrientes magnéticas solares.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Que entre el Sol y la Tierra hay un flujo y reflujo permanente de
corriente magnética. De medianoche a mediodía circula del sol hacia la
Tierra; y desde mediodía hasta medianoche, de la Tierra al Sol. La Eucaristía
ha de aprovechar la corriente del Sol hacia la Tierra. Por tanto, si se celebra
pasado el mediodía, no tiene lugar la Transubstanciación. Será un acto
devocional, pero no la Eucaristía. Deberá, por lo menos, haber comenzado el
acto antes de mediodía porque, recién comenzado el reflujo hacia el Sol, aún
no es lo suficientemente fuerte para anular la energía que evoca la misa. Y, por
tanto, las formas consagradas después de mediodía no quedan debidamente
consagradas.
- Pues eso no se está poniendo en práctica.

LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López


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- Es, como te he dicho, otra de las consecuencias de haber perdido el
conocimiento esotérico la iglesia. Y aún te diré otra cosa, también muy
discutida.
- ¿Cuál?
- Que la Eucaristía está concebida y estructurada para que sea
ministrada por un organismo masculino. Por eso la ordenación de mujeres
sacerdotes, si bien no tendría nada de particular en cualquier otro aspecto, no
sería lo mismo en cuanto a la Eucaristía, ya que el cuerpo de la mujer tiene
otra configuración interna distinta de la del hombre. Me refiero, claro, a la
relación de fuerzas en los distintos vehículos.
- ¿Pero cuál es esa correlación? ¿Podrías profundizar un poco en ello?
- Sí, claro. Verás: Empezando por los vehículos más densos, y siguiendo
hacia los superiores, lo que ocurre es que el Cuerpo Físico es positivo en el
hombre y negativo en la mujer y por eso el hombre posee más fuerza; pero, el
Cuerpo Etérico es positivo en la mujer y negativo en el hombre, por lo que
aquélla posee más resistencia, soporta mejor el dolor y vive más tiempo; el
siguiente vehículo, el Cuerpo de Deseos, es positivo en el hombre y negativo
en la mujer y, por eso, los deseos son más acuciantes e intensos en aquél; el
siguiente Cuerpo, el Mental Concreto o Mente, es positivo en la mujer y
negativo en el hombre, lo que produce que la mujer sea más "práctica", más
observadora y tenga "los pies en el suelo"; el siguiente, es el Mental Abstracto
o Espíritu Humano, que es positivo en el hombre y negativo en la mujer, por
lo que al primero se le dan mejor las matemáticas, la filosofía y las grandes
concepciones abstractas; el siguiente Cuerpo es el Espíritu de Vida, positivo
en la mujer y negativo en el hombre, lo que hace posible la proverbial
intuición femenina; y, el último, el Espíritu Divino, es positivo en el hombre
y negativo en la mujer y por ello aquél tiene una voluntad más fuerte y activa.
- Es asombroso, pero lo explica todo.
- Claro. Como te he dicho, el Espíritu es bisexual pero, según encarne
como hombre o como mujer, expresa el lado positivo o negativo, según
proceda, de cada uno de sus vehículos. Y la Eucaristía, como te he dicho
también, está concebida para la relación de fuerzas que se da en la expresión
que llamamos hombre. Esa es la razón oculta de la no conveniencia de la
ordenación de mujeres, y que la iglesia tampoco explica porque la ignora.
- Pues también es interesante conocer esto.
- Concluída la consagración, las energías primera y segunda están en
plena actividad, mientras que la tercera se acumula hasta que llena el edificio
todo y se transmuta o materializa en las manos del Ángel de la Presencia. El
Pan y el Vino se han convertido en las joyas más valiosas del mundo, un
regalo impensable y directo de Dios. El divino Ángel, que no es sino una
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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prolongación de la conciencia del mismo Cristo, recibe, como respuesta,
todos los sentimientos y pensamientos de gratitud, de devoción y de amor de
los fieles, los modifica un tanto para acondicionarlos y, cuando se retira con
una luminosa sonrisa, los deposita a los pies de Su Señor. De ese modo
contribuimos a llenar el depósito del que luego los sacerdotes harán uso al
administrar los Sacramentos o a través de los distintos servicios religiosos.
- Veo que, prácticamente, la misa nos relaciona con Cristo, la Segunda
Persona de la Santísima Trinidad. Pero, ¿qué pasa con las otras Personas?
- Es una buena pregunta. Siempre son necesarias la sabiduría para
concebir, la fortaleza para realizar y la belleza para adornar. Y en todas las
religiones participan las tres. Lo que ocurre es que, según lo que en cada caso
y pueblo se ha creído conveniente, la religión que se les ha dado destaca uno
de los tres aspectos de la Deidad. Y así, por ejemplo, el aspecto saivita del
hinduismo, la religión de Jehová y la de Mahoma rinden culto a la Primera
Persona, al Padre, al aspecto fortaleza; las religiones con cultos femeninos
como las de Isis, Astarté, Venus, Vesta y Palas Atenea se enfocan en la
Tercera Persona, o sea en el aspecto Belleza; mientras que la tendencia
vaishnita del hinduismo, la religión de Mitra y el Cristianismo tributan su
culto a la Segunda Persona, al Logos, al Verbo, a Cristo, o sea, al aspecto
amor-sabiduría.
- Comprendo. En eso se ve la mano de Dios tratando de ayudar a cada
pueblo según lo necesita.
- Exacto. Quisiera decirte algo también muy interesante. Lógicamente la
fórmula para la consagración del Pan y el Vino que, como has visto, es muy
simple, ha de pronunciarse con consciencia de lo que se está haciendo. Pues
bien, nunca, en ninguna investigación clarividente, se ha encontrado que
ningún sacerdote haya dejado de estar consciente y concentrado al
pronunciarla. Pueden haber estado distraídos durante el resto de la misa o
actuando mecánicamente o, incluso, sin ser conscientes de lo que hacían o no
creyendo en ello; pero, al llegar ese momento todos, todos sin excepción, se
han concentrado y han pronunciado las fórmulas de poder debidamente. Y
eso quiere decir que ese enlace directo con Cristo que desarrollaron con la
ordenación, actúa en los momentos en que es necesario por razones de
servicio.
- Es verdaderamente impresionante.
- Llegamos al momento en que, rezado el Padrenuestro, la más
maravillosa de las oraciones, recomendada por el mismo Cristo y que ahora
no podemos desentrañar y, tras comulgar el sacerdote bajo las dos especies,
son los fieles los que tienen acceso a recibir la Sagrada Forma.
- ¿Y qué ocurre entonces?
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- El que comulga atrae hacia sí la línea del viviente fuego divino que está
emanando directamente de Cristo. Con él recibe estímulo y fortaleza y
experimenta un cambio que conviene pormenorizar.
- ¿Qué cambio?
- La energía altísima que recibe y que conmueve todos sus vehículos,
desde los más elevados hasta el mismo cuerpo físico, produce en todos ellos
una elevación de vibración. Desgraciadamente, la densidad de los más
inferiores hace que esa vibración no dure mucho y que, con mayor o menor
celeridad, descienda a la tasa habitual. Pero no es exactamente así si se
comulga con frecuencia pues, en ese caso, la elevación es lenta, quizás
lentísima, pero permanente y cada uno de sus vehículos se va convirtiendo en
un centro de difusión de energía divina, que va influyendo en su entorno de
modo constante y haciendo que vaya mejorando en todos los sentidos.
La cantidad y calidad de energía que cada uno recibe al comulgar
depende de su propia evolución y de la disposición en que se acerque al
Sacramento, pues eso marca la que es capaz de asimilar. En todo caso,
cualquiera que sea su grado de adelanto, todos experimentan una aceleración
en su propia evolución. Recuerda que Teresa Neumann y el Padre Pío, por
ejemplo, acabaron alimentándose cada día, exclusivamente con la Eucaristía.
Hasta el punto de que su aparatos digestivo y excretor se atrofiaron.
A cada comulgante le sigue siempre algún ángel que revolotea
bañándose en esas vibraciones que, por su elevación, no pueden alcanzar de
modo normal. Y ello contribuye a aumentar aún el aura de paz y devoción
que rodea a cada comulgante, lo perciba él o no, lo cual dependerá de su
propia evolución.
- ¿Y qué ocurre luego en la iglesia?
- El sacerdote pronuncia las palabras de despedida que se interpretan
mal.
- ¿Por qué?
- Porque ordinariamente se cree que van dirigidas a los fieles y no es así.
Van dirigidas a las huestes angélicas y es la orden de que se pongan en camino
para transportar la energía que cada uno de sus miembros ha recibido, hasta
entregarla a su destinatario. Esa frase de despedida, "Idos, la misa ha
terminado", produce un revoloteo irisado y, rápidamente, todos los ángeles
mensajeros desaparecen. Entonces el Ángel de la Eucaristía deshace el edificio
para que toda la devoción y el amor en su construcción empleados se
derramen por el mundo junto la energía generada por la última bendición.
- Una última pregunta, por favor.
- Adelante.
- ¿Produce la Comunión los mismos efectos que la meditación?
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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- No. Son esencialmente cosas distintas. La energía de la Eucaristía
armoniza y fortalece, como te he dicho, los distintos vehículos de quienes la
reciben. En cambio, mediante la meditación, y me estoy refiriendo al
meditador altruista, uno mismo, con su propio esfuerzo, va desarrollando las
potencialidades de sus vehículos superiores para servir de auxilio al prójimo.
- ¿Y qué es preferible o más aconsejable?
- Corresponden a las dos clases de hombres que tradicionalmente ha
habido y, a lo largo de la Historia, han alternado su colaboración o su
incompatibilidad: Los llamados "Hijos de Set" o "Hijos del Hombre", que
han evolucionado por el lado de la devoción y la fe, desarrollando una
polaridad del espíritu, la del corazón; y los llamados "Hijos de la Viuda" o
"Hijos de Caín", que han carecido de fe y han buscado por sí mismos la
verdad desarrollando, consecuentemente, las facultades de la otra polaridad
de Espíritu, la del intelecto.
¿Entonces cuál es la mejor?
- Ninguna de las dos es perfecta. El que desarrolló el corazón tendrá que
recorrer de nuevo el sendero de múltiples existencias para desarrollar la
inteligencia. Y el que desarrolló la mente, habrá de hacer lo propio hasta que
desarrolle el corazón.
Lo ideal, por tanto, es desarrollar ambas polaridades a la vez: Ser devoto,
amar al prójimo desinteresadamente y actuar de modo inteligente y no
llevado sólo por la emoción. Esta es la actitud que pretendió Cristo para Sus
seguidores, puesto que les exhortaba a amar al prójimo para desarrollar el
corazón, pero también les explicaba "en privado" los misterios divinos para
fomentar el conocimiento y, con él, el intelecto, doctrina que, además, les
expuso, primero, en privado a Sus discípulos durante su vida pública y luego,
desde la Resurrección hasta la Ascensión, que fue cuando estableció la esencia
de los Sacramentos e inició a una serie de primeros cristianos. Esos son, sin
embargo, los conocimientos que, desgraciadamente, hubo que ocultar a causa
de la conversión de la religión cristiana en la oficial del Imperio Romano y del
consiguiente sometimiento de la iglesia al poder político. La iglesia, ya
sometida, se desvió, lógicamente, a lo que a éste le convenía: Fe ciega,
fanática, sin ningún elemento racional ni ninguna explicación inteligible.
Es llegado el momento de que esos conocimientos salgan a la luz e
iluminen a todos.
Con relación a tu pregunta concreta sobre la Eucaristía y la meditación,
si piensas un poco, obtendrás la respuesta por ti mismo.
- ¿Cómo?. No veo cómo.
- Tú sabes que la meditación es algo antiquísimo y que se practicaba en
el Lejano Oriente y en el Antiguo Egipto y en Mesopotamia y, en general, en
LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López
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todos los pueblos con una religión digna de tal nombre, y ello muchos siglos y
aún milenios antes de Cristo, ¿no?
- Sí.
- Entonces, si la Eucaristía no fuera infinitamente más conveniente y
más efectiva, Cristo hubiera dejado la meditación como único medio de
adelanto. La Eucaristía es algo nuevo, algo incluso inconcebible en la
antigüedad. Es un descenso de Dios al hombre, es una electrocución espiritual
a lo que nada existente antes ni nada creado después se puede comparar. Lo
que ocurre es que hay hombres que no quieren seguir el sendero religioso y
esos disponen, para su evolución, de la magnífica herramienta que es la
meditación. Lo lógico, sin embargo, lo racional y lo más aconsejable, es seguir
simultáneamente las dos vías, utilizar las dos herramientas y obtener una
evolución equilibrada y armónica, como quiso el propio Cristo. La doctrina
de esta postura, en cuanto al sendero hacia el hombre ideal, puede muy bien
resumirse en esta frase: "Una mente pura, un corazón tierno y un cuerpo
sano".

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LOS SACRAMENTOS.- Francisco-Manuel Nácher López

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