Química I IOI Práctica 1 Recristalización Acetanilida
Química I IOI Práctica 1 Recristalización Acetanilida
Química I IOI Práctica 1 Recristalización Acetanilida
Objetivos
Introducción
Elección del disolvente. El primer problema que se plantea al purificar un sólido por
recristalización es la elección del disolvente adecuado. El disolvente ideal será aquel en
que el soluto sea insoluble en frío y soluble en caliente. Por otro lado, las impurezas
deben ser insolubles en él, o bien muy solubles de forma que, una vez disueltas, no
precipiten de nuevo al enfriarse la disolución. En el caso de que haya varios disolventes
que cumplan estas condiciones se han de tener en cuenta otros criterios para elegir el
disolvente más adecuado. Por ejemplo, debe ser volátil para que pueda ser fácilmente
eliminado de los cristales una vez formados; debe ser barato y a ser posible, no
inflamable y poco tóxico. Para la elección del disolvente adecuado debe tomarse un
poco de producto a recristalizar y ensayar la solubilidad del mismo en varios disolventes,
primero en frío y a continuación en caliente, teniendo en cuenta que la solubilidad
aumenta al calentar. Lógicamente si el producto resultara soluble en frío ya no sería
necesario probar su solubilidad en caliente.
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Para la elección del disolvente adecuado para llevar a cabo una recristalización es útil
tener en cuenta que, por lo general, semejante disuelve a semejante. Esto quiere decir
que los compuestos polares se disuelven en agua (también polar), mientras que los
compuestos no polares no se disuelven apreciablemente en agua (por ejemplo:
hidrocarburos o derivados halogenados), a menos que puedan asociarse con moléculas
de agua a través de enlaces de hidrógeno (por ejemplo: aldehídos, cetonas, ácidos
carboxílicos y amidas de bajo peso molecular). La mayoría de los compuestos orgánicos
que carecen de hidrógenos capaces de formar enlaces de hidrógeno, se disuelven
fácilmente en disolventes poco polares como el éter etílico o el benceno. Los disolventes
hidroxílicos como el metanol, etanol y el ácido acético presentan un poder disolvente
intermedio entre el agua y el éter. Son buenos disolventes para compuestos con varios
grupos polares. El cloroformo y el tetracloruro de carbono también son excelentes
disolventes para compuestos no asociados, aunque debido a su alto contenido en cloro
son relativamente caros y tóxicos. Por último, la acetona posee un poder disolvente
mucho mayor que el etanol, aunque su comportamiento es muy parecido.
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Es mucho más adecuado utilizar un erlenmeyer que un vaso de precipitados porque se maneja con mayor
facilidad y además la pérdida de disolvente por evaporación o ebullición es mucho menor.
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caliente se debe filtrar para eliminar las impurezas insolubles y el carbón activo (si es
que lo hemos añadido). El método más habitual para eliminar estas impurezas insolubles
es por medio de una filtración a través de un filtro de pliegues sobre un embudo de
vidrio de “forma alemana”. La filtración debe ser lo más rápida posible para evitar que
el producto cristalice en el embudo. Una forma de evitar que esto ocurra es calentando
previamente el embudo de vidrio. Si aun así se observa la formación de precipitado en
el embudo al realizar la filtración es conveniente añadir un ligero exceso de disolvente
que puede eliminarse posteriormente por evaporación.
Separación de los cristales. Los cristales, una vez formados, deben ser separados de las
aguas madres2 que los contienen. Para la separación de los cristales se realiza una
filtración a vacío (a una presión menor a la atmosférica) empleando un embudo Büchner
acoplado a un kitasato. Una vez separados se deben lavar (en el mismo embudo de
filtración) con el mismo disolvente en el que se ha realizado la recristalización y se dejan
secar los cristales en el mismo Büchner manteniendo la succión.
Secado de los cristales. Por último, los cristales obtenidos deben quedar libres del
disolvente adherido. Para ello se recurre a un secado con papel de filtro, o en un
desecador a vacío.
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Las aguas madres es la disolución que queda después de haber filtrado el sólido precipitado.
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el par de disolventes más adecuado para efectuar la recristalización hay que tener en
cuenta, en primer lugar, que ambos disolventes deben ser miscibles entre sí en todas las
proporciones (por ejemplo: etanol-agua, éter-acetona, benceno-hexano, etc.). En
segundo lugar, el compuesto que se desea recristalizar debe ser soluble en uno de los
disolventes en frío, e insoluble en el otro disolvente tanto en frío como en caliente.
Materiales y reactivos:
Material:
-Vidrio de reloj
-Erlenmeyer 100 mL
-Pinza de madera
-Probeta de 100 ml
-Mechero Bunsen
-Trípode metálico
-Rejilla de asbesto
-Tubo de ensayo
-Embudo de vidrio
-Espátula
-Papel de filtro
-Embudo Büchner
-Kitasato
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Reactivos:
-Acetanilida “pura”
-Acetanilida impurificada con carbón activo y sulfato de cobre
-Agua destilada, acetona y hexano
Procedimiento experimental
Disolvente adecuado
¿Es la acetanilida ¿Es la acetanilida
Disolvente para recristalización
soluble en frío? soluble en caliente?
(Si/No)
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del Büchner. La acetanilida se deja secar en el embudo a vacío el mayor tiempo posible
y finalmente se deposita en un trozo de papel de filtro presionando con más papel de
filtro para que se termine de secar. Finalmente se pesa la acetanilida obtenida para
calcular la pureza de la acetanilida.
CUESTIONES