El gnosticismo cristiano se desarrolló en Alejandría en los siglos II-III d.C. como una doctrina filosófico-religiosa que enseñaba que la salvación proviene de un conocimiento superior (gnosis) más que de la fe. Los gnósticos identificaban al Dios del Antiguo Testamento con un demiurgo malvado y al Dios del Nuevo Testamento con el Dios perfecto. El gnosticismo moderno incluye una variedad de movimientos derivados del gnosticismo antiguo que enfatizan el conocimiento
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El gnosticismo cristiano se desarrolló en Alejandría en los siglos II-III d.C. como una doctrina filosófico-religiosa que enseñaba que la salvación proviene de un conocimiento superior (gnosis) más que de la fe. Los gnósticos identificaban al Dios del Antiguo Testamento con un demiurgo malvado y al Dios del Nuevo Testamento con el Dios perfecto. El gnosticismo moderno incluye una variedad de movimientos derivados del gnosticismo antiguo que enfatizan el conocimiento
El gnosticismo cristiano se desarrolló en Alejandría en los siglos II-III d.C. como una doctrina filosófico-religiosa que enseñaba que la salvación proviene de un conocimiento superior (gnosis) más que de la fe. Los gnósticos identificaban al Dios del Antiguo Testamento con un demiurgo malvado y al Dios del Nuevo Testamento con el Dios perfecto. El gnosticismo moderno incluye una variedad de movimientos derivados del gnosticismo antiguo que enfatizan el conocimiento
El gnosticismo cristiano se desarrolló en Alejandría en los siglos II-III d.C. como una doctrina filosófico-religiosa que enseñaba que la salvación proviene de un conocimiento superior (gnosis) más que de la fe. Los gnósticos identificaban al Dios del Antiguo Testamento con un demiurgo malvado y al Dios del Nuevo Testamento con el Dios perfecto. El gnosticismo moderno incluye una variedad de movimientos derivados del gnosticismo antiguo que enfatizan el conocimiento
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El gnosticismo actual
El gnosticismo cristiano fue un movimiento importante del cristianismo antiguo, y que se
desarrolló especialmente en Alejandría en el siglo II-III; era una doctrina original, que es diferente de la teológica prevalente en los otros sitios principales del cristianismo antiguo: Roma, Antioquía y Constantinopla. Esta forma de pensamiento filosófico-religioso se formó en Alejandría, una ciudad cosmopolita del Imperio Romano, donde existían escuelas teológicas paganas (neoplatonismo), cristianas y judías. De la absorción del gnosticismo dentro de la teología cristiana nació la nueva doctrina. De hecho, según la "Gnosis cristiana", la salvación depende de una forma de conocimiento superior e iluminado (Gnosis), fruto de la experiencia personal en la búsqueda de la verdad. En general, los gnósticos tendían a identificar al dios del Antiguo Testamento, con el poder inferior del demiurgo malvado (Satanás), el creador del mundo material, mientras que el dios del Nuevo Testamento con el Libro del Dios perfecto y eterno, el generador de los eones, Cristo y Sofía (el Espíritu Santo), según algunas escuelas gnósticas encarnadas en la Tierra como Jesús y María Magdalena. De la concepción docética inherente a la mayoría de las religiones gnósticas surgiría entonces el rechazo de la resurrección del cuerpo de Jesús, ya que después de su muerte, regresaría a la Tierra solo en su forma divina, liberado del cuerpo material. El gnosticismo moderno o neognosticismo incluye una variedad de movimientos religiosos, derivada de la antigua sociedad helenística en torno al Mediterráneo. En el siglo XIX se publicaron estudios populares que hicieron uso de textos recientemente redescubiertos. Según esta doctrina los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo, sino que se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. ... El gnosticismo es una mística esotérica de la salvación. Llegados a este punto, ¿cuál es la verdadera gnosis? El gnosticismo es una visión filosófico- religiosa, que trata de conocer (de ahí la gnosis) la verdadera naturaleza del mundo, del ser humano y de Dios, creyendo encontrar en el conocimiento la salvación. El origen del gnosticismo es de carácter psicológico e histórico. . Usa tres métodos: el más importante, pues el fin del obispo de Lyon es ante todo precaver a los cristianos contra las falacias, consiste en hacer patente la oposición de las doctrinas gnósticas a la Escritura. Con el segundo desenmascara las múltiples contradicciones internas de sus enseñanzas. Y, por último, con un carácter irónico, el Santo caricaturiza muchas de sus doctrinas. . No existe un Pléroma sobre el Dios Creador (II, 1-11). San Ireneo antepone el primer artículo de la "Regla de la Verdad": sólo hay un Dios y Padre Creador de todo, y que todo lo contiene: es el Pléroma (cf. II, 1,1-2) (15). No hay una separación radical entre Dios y el mundo, ni éste es extraño a Dios, ni pertenece a otro Demiurgo. Y no es posible afirmar que algo exista fuera de su dominio, porque caeríamos en el absurdo de una serie infinita de seres (cf. II, 1,3-4). O se confiesa el único Dios de la fe cristiana, o tropezamos en la aberración de una multiplicidad de dioses, encerrado cada uno en su propio dominio, que no harían sino limitar al Dios uno (cf. II, 1,5). Es absurdo que los Ángeles o un Demiurgo diverso hayan fabricado los seres fuera del dominio del Padre (cf. II, 2,1-2) y sin contar con su voluntad (cf. II, 2,3). Ni Dios los necesita como instrumentos, pues tiene a su Verbo, por medio del cual ha hecho todas las cosas (cf. II, 2,4-6). El único creador es, pues, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Con esto San Ireneo ha destruido toda la base de las doctrinas gnósticas. Sin embargo, luego afina el ataque contra algunos detalles. Verdadera y falsa gnosis (II, 25-28). La doctrina de la verdad se funda en el orden y medida que el único Dios y Creador quiso imprimir en el mundo, desde los orígenes de la creación hasta el final de su historia. San Ireneo usa aquí su famosa comparación de la melodía de la cítara: sus sonidos son diversos, pero con ellos se construye una única melodía, así como es uno y múltiple el plan divino. El hombre es demasiado pequeño para comprender todos los planes y la vida íntima del Creador; por eso debe con humildad acoger la Palabra de éste, cuando y en la medida en la que él quiere revelarlo (cf. II, 25) El orgullo de la gnosis. San Ireneo empieza recordando que es más valioso el amor del ignorante que el orgullo del sabio. Ellos, porque el Señor dijo: "Buscad y hallaréis" (Mt 7,7), pretenden tener la capacidad de conocer toda la verdad divina, incluso la que el Señor no ha querido revelarnos (cf. II, 26). Es verdad que hay una legítima búsqueda de la verdad, cuando está abierta a acoger con sencillez, y dentro de los límites de la propia capacidad humana, la Palabra del Dios que se nos revela. Pero eso supone que no abusamos de las parábolas de la Escritura, para, manipulándolas, probar nuestras ideas preconcebidas, que en tal caso se tornan contradictorias. Además, una sana actitud ante el conocimiento es aprender que existen muchas verdades que sobrepasan nuestra capacidad y que hemos de reservar a Dios, el cual revelará las que a él le parezca conveniente, según su Economía. El problema de los herejes es que pretenden tener el dominio de la ciencia, de modo que se elevan a sí mismos hasta el rango de Dios (cf. II, 27-28).