Mario Benedetti y El Ensayo La Practica Discursiva

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América sin Nombre, n.

º 24 (2020): 13-22 Modo de citación de este artículo:


DOI 10.14198/AMESN.2020.24-2.01 Correa Lust, Constanza Inés. «“Mario Benedetti y el ensayo: la práctica
ISSN: 1577.3442 / eISSN: 1989-9831 discursiva de un intelectual comprometido”». La nueva novela latinoame-
Fecha de recepción: 06/02/2019 ricana sin límites. Lise Segas y Félix Terrones (coordinadores). América sin
Fecha de aceptación: 20/03/2019 Nombre, 24 (2020): 13-22, DOI: 10.14198/AMESN.2020.24-2.01
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«Mario Benedetti y el ensayo: la práctica discursiva


de un intelectual comprometido»
«Mario Benedetti and the essay: the discursive practice of a committed intellectual»

Constanza Inés Correa Lust*


Universidad Nacional de Cuyo (Argentina)

Resumen
El ensayo, en Latinoamérica, se presenta como discurso textual específico que permite el debate crítico sobre la cultura
y las distintas funciones socio-políticas de la literatura. Este género se presenta como un campo discursivo en el cual los
intelectuales intervienen asiduamente y, ya en la segunda mitad del siglo xx, representa la forma discursiva predominante
(aunque no excluyente) entre los «intelectuales comprometidos». La ensayística de un intelectual uruguayo de amplia
repercusión y difusión como Mario Benedetti, nos ofrece la oportunidad para analizar cómo este género se presenta como
una práctica discursiva privilegiada para el ejercicio de la función enunciativa de quienes defendieron el compromiso de
la literatura como un modo de lucha contra el neocolonialismo. Nos proponemos entonces analizar, mediante el análisis
del discurso, cómo la elección de un género específico como el ensayo, tiene una función pragmática que responde a una
manera particular de concebir el ejercicio intelectual.
Palabras claves: Benedetti, ensayo, intelectual, compromiso, práctica discursiva.

Abstract
The essay, in Latin America, is presented as a specific textual discorse that allows critical debate about the culture and the
different socio-political functions of literature. This genre is presented as a discursive field in which intellectuals intervene
assiduosly; during the second half of the 20th century, it represents the predominant (though not excluding) discursive
form among committed intellectuals.
The essay of a Uruguayan intellectual of wide repercussion and diffusion as Mario Benedetti, offers us the opportunity
to analyze how this genre appears as a privileged discursive practice for the exercise of the enunciative function of those
who defended the commitment of literature as a way of fight against neocolonialism. That’s why, we propose to analyze,
though discourse analysis, how the choice of a specific genre such as the essay has a pragmatic function that responds to
a particular way of conceiving the intellectual exercise.
Keywords: Benedetti, essay, intellectual, commitment, discursive practice.

* P
 rofesora de Grado Universitario en Lengua y Literatura, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
de Cuyo. Actualmente se encuentra realizando su último año del Doctorado en Letras en la misma casa de estudios, siendo para
ello becada por el CONICET. Se especializa en Literatura Hispanoamericana y su tesis doctoral aborda la relación entre ensayo y
compromiso en la obra del uruguayo Mario Benedetti. A lo largo de su formación académica ha realizado estancias de estudio en
México y Uruguay. Al mismo tiempo, ha participado de diferentes disertaciones en Montevideo, Madrid y diversas casas de estudio
de la Argentina.

Este trabajo se publica bajo una licencia de Creative Commons Atribución 4.0 Internacional. 13
http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Constanza Inés Correa Lust

Introducción en tanto tales, quizá sea conveniente hacer un breve


acercamiento a la categoría de «intelectuales» en sí
Mario Benedetti ha sido uno de los escritores más misma. Para ello consideramos conveniente remitir-
prolíficos y polémicos entre el grupo de escritores nos nuevamente a Altamirano, ya que él, en su libro
uruguayos que se conoció como ‘Generación del 45’. Intelectuales, realiza un pormenorizado relevamiento
Como escritor incursionó incansablemente en todos de los distintos matices que fue tomando esta defi-
los géneros literarios; participando activamente de nición. Dice el autor:
los debates ideológicos del país y del continente. Sin
embargo, todavía hoy, el ensayo y, en general, la «lite- El rótulo de intelectual (…) no es una clasificación
ratura de ideas» del autor —aquella en la cual hace socio-profesional, no remite a una ocupación determi-
explícitos sus posicionamientos y opciones estético- nada en algún sector del saber o de la creación literaria
éticas— es quizá el ámbito menos abordado de su o artística, sino al comportamiento de tales personas
producción. en relación con la esfera pública, es decir, el desem-
El compromiso intelectual que embanderó el peño de un papel en los debates de la ciudad» (11).
escritor uruguayo desde su filiación con las ideas
de la Revolución Cubana —y que lo acompañará Los intelectuales han representado a lo largo de la
durante su exilio en Cuba y España y hasta el final historia, según Altamirano, una especie particular
de sus días— tiene su correspondiente codificación de autoridad, de «tribunal de hombres de cultura»
en prácticas discursivas concretas, que permiten que interfiere en el campo cultural bajo la presun-
el debate crítico sobre la cultura y las ideologías; ción de que esa autoridad se justifica por un dominio
y sobre las distintas concepciones que la literatura de los bienes pertenecientes a la cultura legítima (y
ha tenido respecto de su función socio-política en aquí se expresa en términos de Bourdieu). Al mismo
nuestro continente. Es en esta práctica discursiva en tiempo, este dominio supone un derecho a desempe-
donde, en palabras de Larre Borges, se determinan ñar los roles de críticos sociales y moralistas públicos,
para Benedetti «las coordenadas de una literatura dotando a su interacción en la sociedad de un carác-
diseñada en el inconformismo, la crítica social, la ter ético, en cumplimiento de una misión particular.
desacralización del arte y la apuesta por la comu- Claudia Gilman, hablando ya particularmente de
nicación respecto a sus lectores» (Larre Borges 47). los intelectuales de la segunda mitad del siglo xx en
Latinoamérica, parece coincidir con estas aprecia-
ciones cuando dice que «Desde este lugar simbólico
El campo intelectual del intelectual como conciencia crítica, muchos de
los escritores del período fundaron su legitimidad»
En términos generales, es necesario partir del hecho (Gilman 73).
de que se está hablando de un campo intelectual que, También Bauman, al plantear la categoría de los
en tanto ámbito discursivo, tiene sus características intelectuales en tanto «legisladores», habla en simi-
propias que se ven reflejadas en los discursos que lo lares términos, diciendo que son
conforman. Carlos Altamirano describe este fenó-
meno del siguiente modo: (…) figuras públicas que consideran como su respon-
sabilidad moral y su derecho colectivo intervenir direc-
El campo intelectual (…) es a la vez un espacio de com- tamente en el sistema político mediante su influencia
petencia y de disputa. ¿Cuál es el objeto de estas que- sobre las mentes de la nación y la configuración de
rellas? La definición de la cultura legítima. Una lucha las acciones de sus dirigentes políticos» (Bauman 7).
que enfrenta a quienes ocupan diferentes posiciones
en ese espacio. (…) Aprehender sincrónicamente el Por lo hasta aquí expuesto, se puede apreciar que
campo es captarlo como un sistema de posiciones (…) una de las principales cuestiones en torno a la defi-
no todos tienen el mismo poder para definir la cultura nición de este grupo de «hombres de ideas» (que
legítima. Un poder que depende del capital simbólico, por otra parte, suele ser propenso a las autodefini-
(o prestigio, autoridad, reconocimiento social, ligado ciones) radica en la fuente de esa autoridad que se
a cada posición)» (Altamirano 97). funda como reguladora de su relación con los otros
campos de la sociedad. Al mismo tiempo, eso que
Sin embargo, y antes de avanzar más en los pro- se entiende por autoridad, visto desde un punto
cesos de legitimación que erigen a los intelectuales gramsciano, no es otra cosa que la hegemonía, es

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decir, «una dirección intelectual y moral de una La posibilidad del deslizamiento de la obra a la vida
clase sobre otra» (ctd. en Altamirano 75). Los inte- era inescindible de la noción de compromiso y, por lo
lectuales resultan, de este modo, «funcionarios tanto, la inclusión de la conducta y la autovigilancia
de la hegemonía (…) élites culturales [con] un como parte del pacto del intelectual con la sociedad
lugar medular en la estrategia del cambio social» era un curso posible; la actitud del escritor-intelectual
(Altamirano 75). fue el parámetro con el que se midió la legitimidad
Vista ya como un derecho adquirido, como político-ideológica de su práctica poética (149).
misión propia o como responsabilidad inherente, lo
cierto es que su influencia sobre la opinión pública, De las palabras de la autora se deprende que este
así como la visibilidad que hace de ellos mismos compromiso era un tópico que se traducía en una
«intelectuales» y no otra cosa, no es contingente ni práctica social que marcó a toda una generación, y
azarosa, sino que deviene de un proceso de construc- que estaba profundamente influenciado por las ideas
ción. Es mediante un proceso de legitimación que que Jean Paul Sartre volcó, sobre todo, en su obra
estos escritores asumen su rol; mediante la ejecución ¿Qué es la literatura? La idea de un escritor que no
de una práctica discursiva se va generando un campo puede sustraerse de la realidad que lo rodea a la hora
de poder. Elvira Blanco lo explica de la siguiente de escribir no solo repercute en lo que estos intelec-
forma: tuales escriben, sino también en la manera en que se
relacionan con sus pares y con el mundo en general:
La lucha por el poder es una lucha por el dominio
de los discursos y una de las vías de conquistas de (…) ya que el escritor no tiene modo alguno de eva-
ese poder, es el control de la producción simbólica, dirse, queremos que se abrace estrechamente con su
a partir de la desarticulación del discurso oficial. El época. Es su única oportunidad. Su época está hecha
poder letrado se legitima en editoriales, revistas, críti- para él y él está hecha para ella. Aunque nos mantu-
cos, académicos, y todo el complejo sistema de auto- viéramos mudos y quietos, como una piedra, nuestra
ridad cultural de la sociedad, que con el tiempo pasa misma pasividad sería una acción. Quien consagrara
a ejercer la canonización de esos discursos y de los su vida a hacer novelas sobre los hititas tomaría posi-
emisores. (…) de esta forma, la práctica discursiva se ción por esta abstención misma. El escritor tiene una
transforma en un proyecto que va oficializándose en la situación en su época. Cada palabra suya repercute
medida que al otro se le restringe el espacio de acción (Sartre 10).
en lo cultural y en lo político (85).
El rol del intelectual en la segunda mitad del siglo xx
Ahora bien, como ya se dijo anteriormente, la figura latinoamericano estaba entonces en estrecha relación
del intelectual adquiere, en la segunda mitad del con el campo político. La literatura se volvía también
siglo xx latinoamericano, características especiales un campo de batalla en el que los escritores deve-
en cuanto a su desempeño, así como también con- nían primero en intelectuales y luego en guías de un
diciones específicas que modificaron el proceso de público lector que se había afianzado con la ayuda
legitimación de estos grupos. del boom editorial propio de la época. Los escrito-
res estaban interpelados por ese mismo público al
que constantemente se sentían en el compromiso de
El intelectual comprometido conducir ideológicamente, instalando a través de la
polémica la batalla contra todas aquellas ideas que,
El advenimiento de los sesenta y la politización fuera del texto pero desde la misma lógica del dis-
de la vida cultural latinoamericana insertó nue- curso, impedían que se instalara la revolución en la
vos parámetros en los procesos de legitimación de sociedad. Gilman lo explica en el siguiente párrafo:
quienes se consideraban a sí mismos intelectuales.
La Revolución Cubana de 1959 funcionó en este La noción de intelectual comprometido conservaba la
sentido como un hito que reagrupó a la mayoría de alusión a la pertenencia profesional y se refería a los
los intelectuales en la opción política de la izquierda, intelectuales en tanto grupo de sujetos parcialmente
e instaló nuevas reglas de juego que pusieron en el especializados en torno a un tipo de saber. Pero, para-
centro una cuestión central: la del compromiso del dójicamente, también los convertía en portavoces de
intelectual. En este sentido, sostiene Claudia Gilman una conciencia humanista y universal que se desple-
que, en aquellos años, gaba más allá de las fronteras y de las nacionalidades.

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La doctrina del compromiso aseguraba a los intelec- boom, toma cuerpo una progresiva conciencia ideo-
tuales una participación en la política sin abandonar lógica bastante desmitificadora que, partiendo de la
el propio campo, al definir una tarea intelectual como asunción del subdesarrollo en América Latina, tiene
un trabajo siempre, y de suyo, político (72). fe en la transformación de la sociedad a través de la
revolución. Su base es el ideario internacionalista e
Cabe en este punto preguntarse qué se entiende integrador de Simón Bolivar y José Martí, a los que se
por compromiso. Iván Ulloa Bustinza sostiene al suman, con el paso del tiempo, los conceptos de Sartre
respecto, y en consonancia con las dificultades con- y Brecht respecto a la situación de los intelectuales en
ceptuales previamente comentadas, que tiempos de crisis. Los escritores revolucionarios defen-
derán el uso de la fuerza en un contexto revolucionario
(…) es imposible una definición a priori del concepto y muchos de ellos alternarán la producción literaria
de compromiso. Para que una determinada obra se con el activismo político y la lucha de guerrillas (91).
considere comprometida, no basta con que el pensa-
miento de la misma se adhiera al pensamiento oficial El ‘estar situados en su realidad’, para los intelec-
o que se inscriba sin más en un movimiento revolu- tuales latinoamericanos tiene una estrecha relación
cionario o de oposición. El compromiso, antes bien, con la reflexión sobre la propia identidad, con la
se establece entre el sujeto creador y su época, más allá interpretación de la propia dependencia y con un
de facciones ideológicas opuestas (Ulloa Bustinza 29). deseo de emancipación que, intermitentemente, se
percibirá unido a una integración continental. Todos
Como es de suponer, lo escurridizo del concepto del estos tópicos han tenido en el continente una espe-
compromiso supuso toda una nueva serie de debates cial vinculación con el género ensayístico.
dentro del campo cultural, en aras de poder deter-
minar cuáles eran los parámetros para medir si un
intelectual era comprometido o no y para asignarle El ensayo en la tradición latinoamericana
la consecuente legitimación que para estos años sig-
nificaba dicho calificativo. Es decir, se recurre nue- En este sentido, y con respecto al ensayo, es noto-
vamente a la construcción discursiva de un escenario ria su íntima relación con los procesos identitarios y
simbólico que otorgue autoridad a ciertos procesos de conformación de una consciencia tanto nacional
culturales. En palabras de Kurlat Ares: como latinoamericana. Miguel Gomes, en su ya clá-
sico Los géneros literarios en Hispanoamérica, llega a
El desplazamiento de la hegemonía (desde el libera- considerar al ensayo como uno de los géneros carac-
lismo clásico hacia la izquierda) en el campo cultural terísticos de Hispanoamérica, haciendo la siguiente
puso en marcha toda una serie de debates que suponía salvedad: «la originalidad, por supuesto, con respecto
la existencia de premisas tales como que el intelectual a los modelos genológicos de la antigua metrópoli,
era un agente cultural capaz de promover cambios que por entonces no conocían esta forma con clari-
sociales, que los debates intelectuales y los debates dad» (218). Es decir: no existía para el siglo xix en el
sobre la praxis política conformaban una unidad y que viejo continente un uso del género lo suficientemente
en el campo cultural se decidían las prácticas políticas desarrollado como para que sirva de modelo de trans-
que darían forma a lo social (54). ferencia cultural hacia la colonia, como sí lo había, en
cambio, para la lírica, el drama y la narrativa.
Por último, y con respecto a la idea del compromiso, Género que rehúye siempre a los encasillamien-
es preciso señalar que en Latinoamérica no solo se tos, comparte con nuestro continente esa naturaleza
mide en términos sartreanos, sino que al mismo compleja y plural, esa dificultad para definiciones
tiempo entran en juego premisas continentales de tajantes y cerradas. En Latinoamérica, el ensayo se
conciencia sobre la propia situación de colonialismo presenta como discurso textual específico que per-
aún en pleno siglo xx. En este sentido, la conscien- mite el debate crítico sobre la cultura y las ideologías;
cia del subdesarrollo viene al introducir en la lucha y sobre las distintas concepciones que la literatura
ideológica de estos intelectuales una filiación antiim- ha tenido respecto de su función socio-política en
perialista. Dice al respecto Ulloa Bustinza: nuestro territorio. Al respecto, Aínsa, en su obra
Ensayos, sostiene que «(…) el pensamiento ameri-
Frente a la mirada, algo mitificadora, de la realidad cano se expresa a través de este género marcado por
latinoamericana que encontramos en los escritores del la intensa conciencia de la temporalidad histórica:

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elabora diagnósticos socioculturales sobre la identi- textual incluye muchas formas discursivas), el ensayo
dad nacional y continental»(34). resulta clave como forma de articulación de distintas
De este modo, se ofrece como escenario propi- manifestaciones de la prosa y la literatura de ideas
cio para debates ideológicos en estrecha relación con (114).
el ejercicio del periodismo, que a su vez ha gene-
rado espacios de sociabilidad intelectual, e influyó No resulta extraño de este modo que dicho género
en la conformación de «grupos» y «generaciones». haya terminado por representar la discursiva predo-
Nuevamente en palabras de Aínsa: «El intelectual y minante (aunque no excluyente) entre los «intelec-
la sociedad, el intelectual y la política, la misión y el tuales comprometidos», ya que manifestaba ciertas
compromiso forman parte de la reflexión ensayística» regularidades y sistemas de relaciones que hacen
en América (48). posible una determinada legitimación de ese mismo
El género ensayístico ofrecía algunas caracte- discurso.
rísticas que incidieron en la predilección que los
intelectuales demostraron por su forma. Entre estas
características, podemos mencionar que el ensayo, El ensayo como práctica discursiva del intelectual
en primer lugar, construye el conocimiento desde la comprometido
asunción de un particular punto de vista del tema
tratado que, naturalmente, es subjetivo. La construc- De lo hasta aquí expuesto, se desprenden algunas
ción discursiva se observa marcada por una fuerte conclusiones parciales: en primer lugar, los intelec-
presencia del enunciador en el texto, el cual se pre- tuales, además de autodefinirse, producen todo un
senta como absolutamente identificado con lo que universo discursivo que funciona como legitimador
sostiene. El enunciador no busca sustraerse, sino que, de su propia práctica. En segundo lugar, el ensayo
por el contrario, asume su responsabilidad discur- representa, para estos intelectuales comprometidos
siva. Dice Aínsa al respecto: de nuestro continente en la segunda mitad del siglo
xx, una opción en tanto práctica discursiva para tal
El ensayista es siempre el núcleo vital de lo tratado, fin, ya que ofrece
un centro de irradiación germinativa a partir del cual
despliega su tema, aunque se disimule en un «noso- …un sentido de urgencia ideológica más persua-
tros» colectivo o en un «yo» nacional (50). sivo que demostrativo, y donde el conocimiento del
mundo no se puede separar del proyecto de transfor-
Por otro lado, la naturaleza dialéctica del ensayo marlo. El ensayo rehúye adoptar un cordial eclecti-
está siempre inserta en un presente de la enuncia- cismo y opta, en general, por una actitud militante,
ción (que también confluye en su caracterización de esa ‘poderosa carga estética y ética compuesta de
provisional). Tiene, de suyo, un carácter dialogal: acción’ (Aínsa 37).
un sujeto que construye el conocimiento de manera
persuasiva, apelando a un lector en tanto lo hace Al mismo tiempo, el ensayo ofrece un resultado per-
partícipe de la experiencia que protagoniza al ensa- formativo, en tanto práctica discursiva que busca
yar. Ambos caracteres, el dialógico y el dialectal, son generar resultados específicos (y extra textuales) en
al mismo tiempo distintivos de las letras de nuestro el auditorio a quien se dirige. En tanto práctica dis-
continente, según Gomes: «(…) desde que aparece la cursiva, el lenguaje se presenta como una acción,
noción de una literatura ‘propia’ de Hispanoamérica como una actividad social específica que tiene como
la búsqueda de la identidad se efectúa mediante sen- fin, para los llamados «intelectuales comprometi-
deros dialógicos, es decir, de discusión e intercambio dos», legitimizar su propia práctica y configurar un
activo con lo que se reconoce como alteridad» (212). universo simbólico que sustente la visión de mundo
Por último (y sin pretensión de agotar aquí la de la cual se quiere hacer partícipe al lector. En este
caracterización del género), traemos a colación sentido, pensar la ensayística del intelectual compro-
la siguiente observación de una de las principales metido como práctica discursiva,
teorizadoras del ensayo latinoamericano, Liliana
Weinberg: implica pensar a los discursos como acontecimientos
(en el sentido foucaultiano) que inciden de manera
(…) en su carácter de prosa artística mediadora entre fundamental en la producción y reproducción de la
otras formas de prosa (ya que su propia organización vida social, cultural, histórica (Haidar 144).

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Constanza Inés Correa Lust

Estas prácticas discursivas polemizaban a favor de de modo cabal su evolución ideológica. Sobre esto,
la consecución de una legitimación que permitiera dice Cunha Giabbai:
a los intelectuales erigirse como autoridades y des-
empeñar así su función de guías ideológicos de un Si bien el cimiento ideológico de la vasta obra literaria
determinado grupo social; como legitimadores de los de Mario Benedetti está formado por ideas políticas,
bienes simbólicos de la comunidad de la cual forman sociales y culturales (…) es en su ensayismo donde
parte. Es en el género ensayístico donde, en palabras las mismas se han sedimentado y formado un corpus
de Miguel Gomes, «(…) el deslinde de lo verbal y lo definido, sólido y de extraordinario valor (13).
ideológico se hace inadmisible» (121). Subyace a la
elección genólogica que del ensayo hace el intelectual La presencia de ciertas constantes temáticas (la crí-
comprometido no solamente una función transitiva tica al conformismo en oposición al compromiso,
cuyo objetivo es transformar el entorno, sino que la identidad latinoamericana, el antiimperialismo,
esta función se hace posible mediante aquello que el el compromiso, el rol del intelectual, la revolución;
crítico denomina «fusión retórica»: «la escritura y el por mencionar solo las más importantes) como
objeto de la escritura se identifican, hasta sugerir que así también una marcada y permanente manera
la única solución o la clave de los problemas plan- de emprender el hecho literario (la preocupación
teados está en la actividad literaria misma» (219). constante por el lector, el coloquialismo y la comu-
nicabilidad, la preponderancia de una dimensión
pragmática de la literatura, entre otras caracterís-
La ensayística de Mario Benedetti: hacia la ticas) hacen que sea posible abordar la ensayística
configuración de un macrotexto de Mario Benedetti como un macrotexto. Existe
una cohesión interna que está dada no solo por
La producción literaria de Mario Benedetti ha sus- las isotopías semánticas que le son propias, sino
citado en los diversos críticos que han estudiado su también porque estos textos se presentan como un
obra una coincidencia respecto determinados aspec- conntinum que persiguen un objetivo particular:
tos que la caracterizan. Se pueden mencionar como participar en los debates sobre la actualidad his-
constantes en el análisis de su obra, la observación tórica y política (primero de la Patria uruguaya,
de su vocación ‘comunicante’, su compromiso con la luego de la Patria Latinoamericana) y reflexionar
realidad y la coherencia de su literatura y su persona. sobre los problemas de los usos de la literatura y el
En palabras de Sylvia Lago, rol del intelectual. Sus constantes reflexiones sobre
la relación entre el contexto político y las prácticas
La globalidad de su obra se presenta como un macro- culturales condicionarán toda su práctica estética,
texto de ‘secreta armadura’, de ajustado equilibro. (…) pero es precisamente en el ensayo donde dichas
hoy no se vacila en considerar su producción como reflexiones se textualizan.
una totalidad aurítmica cuyos variados enfoques com- Al mismo tiempo, y siguiendo las categorizacio-
ponen una estructura coherente, un proyecto cultu- nes ofrecidas por Marc Angenot en La parole pam-
ral complejo y sólido de amplio espectro elucidatorio phlétarie, el macrotexto benedettiano comparte en su
(45). configuración una dimensión polémica del discurso,
ya que el mismo, en su generalidad, se presenta como
Ahora bien, saliendo de la globalidad de su obra persuasivo, doxológico, y supone en su propia estruc-
y centrándonos exclusivamente en el género ensa- tura un discurso antagonista. Este macrotexto, en
yístico, resulta evidente una gran deuda que hay tanto discurso agónico, participa en las luchas que,
respecto a su teorización. Este vacío de la crítica se junto con los de su generación, llevará a cabo por el
pone de manifiesto sobre todo cuando observamos poder simbólico. Centrándose en el lector, persigue
la utilidad que podría suponer un estudio más pro- una finalidad perlocutiva, en donde las estructuras
fundo sobre el ensayo benedettiano, ya que en dicho retóricas se ponen en función de la persuasión que se
abordaje pueden encontrarse las claves de lectura de busca conseguir y, en última instancia, la hegemonía
toda su poética, entendida esta como proyecto cul- cultural (hablando en función de la ‘generación de
tural determinado. El ensayo, dentro del marco de Marcha’) o la contrahegemonía (en tanto intelectual
la totalidad de la obra de Mario Benedetti, funciona revolucionario) que se persigue.
muchas veces como una poética explícita y una his- Esta cohesión interna que el macrotexto benedet-
toria intelectual implícita, en donde puede apreciarse tiano ofrece está determinada también por su mismo

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«Mario Benedetti y el ensayo: la práctica discursiva de un intelectual comprometido»

carácter ensayístico, ya que dicho género puede la poética y la dramática. De acuerdo a este punto de
abordarse como un espacio discursivo, en el cual, vista, la ensayística ofrece una regularidad y una arti-
a través del lenguaje, se materializan los diferentes culación del sistema de ideas respecto de las diferen-
posicionamientos de las luchas por el poder simbó- tes consideraciones que el autor va realizando sobre
lico. En el caso particular del escenario intelectual la literatura y su función social. Se puede entonces
latinoamericano de la segunda mitad del siglo xx, observar una coherencia respecto de su carácter de
el ensayo puede ser entendido como una práctica poética implícita e, incluso en algunos casos, explí-
discursiva que se pone al servicio de la consecución cita —como puede notarse en el caso del «tríptico»
de una legitimación que permita a los intelectuales Montevideanos (cuentos), Poemas de oficina (poesía)
(comprometidos, críticos, revolucionarios) erigirse y El país de la cola de paja (ensayo); o la relación El
como autoridades y desempeñar así su función de escritor latinoamericano (ensayo) y La casa y el ladrillo
guías ideológicos de un determinado grupo social; (poesía)—.
como legitimadores de los bienes simbólicos de la
comunidad de la cual forman parte.
En tanto ensayos, podemos considerar que este La función del intelectual y el compromiso en la
macrotexto benedettiano, en palabras de Arlandis ensayística de Mario Benedetti
López, «partiendo de una larga y plural tradición
literaria, se ajusta a unos principios organizativos y Como ya se sostuvo en el apartado anterior, el ensayo
a unas constantes temáticas y estructurales que los es para el autor un género en el cual hace explícitos
identifican precisamente como tradicionales» (320). sus posicionamientos éticos, estéticos y políticos. El
No se trata solamente de una continuidad de los análisis de estas «declaraciones de principios» inclui-
objetivos perseguidos, sino también de toda una das siempre y como una constante en sus ensayos,
isotopía temática que entronca con la tradición ensa- permite observar una evolución ideológica del autor1.
yística hispanoamericana: la identidad, el latinoame- Puede verse, como constantes que atraviesan tangen-
ricanismo, el rol del intelectual, el antiimperialismo. cialmente las diferentes etapas de su ensayística, dos
Hay, a través del tratamiento que la ensayística bene- características. La primera es una profunda coheren-
dettiana hace de estas temáticas, una interdependen- cia entre los postulados que hace explícitos en sus
cia de sentido que atraviesa todo el macrotexto y, al ensayos sobre la manera de entender la literatura y el
mismo tiempo, lo configura como tal. rol del escritor, por una parte; y la puesta en práctica
Siguiendo estas consideraciones, el macrotexto de esas afirmaciones en los otros géneros que aborda,
benedettiano se presenta como un conjunto articu- por otra. De este modo, funcionan como ejemplo de
lado en el cual el tono apelativo se conjuga con el lo anteriormente expuesto la identidad en la con-
compromiso y una particular concepción de la litera- cepción del hecho literario que subyace a la tríada
tura, con el objetivo de persuadir a los lectores sobre El país de la cola de paja (ensayo) — Montevideanos
la particular visión que el autor ofrece de la realidad (cuento) — Poemas de oficina (poesía); donde el ojo
literaria y social del contexto en el que se encuentra está puesto en la crítica a una sociedad (la uruguaya)
inserto. Al respecto, es de fundamental importan- cuyos valores habían caído en decadencia y en donde
cia destacar que en este macrotexto la producción todo parecía estar impregnado por un conformismo
textual está condicionada por una correspondencia y mediocridad que el autor denuncia, de manera
con una praxis cultural y política específica: tanto explícita, en el ensayo de 1960.
el ejercicio permanente del periodismo como su Este acento puesto en lo ético y lo moral que sub-
participación como embajador cultural en Casa de yace a toda la crítica que el autor realiza a la sociedad
las Américas, así como también su práctica política montevideana a través de dicho ensayo, nos lleva
revolucionaria son coordenadas vitales que dan a la a la segunda característica: toda la ensayística de
ensayística benedettiana una especial organicidad y
cohesión en tanto práctica discursiva de un intelec-
tual comprometido. 1. La periodización de las diferentes etapas de su producción
ensayística tienen como principales antecedentes los trabajos
Otra de las características de este macrotexto de Luis Paredes e Iván Ulloa Bustinza. Su análisis, que exce-
benedettiano es la sistematicidad que ofrece en tanto den los límites del presente artículo, pertenece a un estudio
ámbito de teorización y reflexión estética de aque- de mayor alcance: la realización de una tesis doctoral titulada:
llos parámetros literarios que serán experimentados «La ensayística de Mario Benedetti: práctica discursiva y com-
desde la ficcionalidad tanto en la narrativa como en promiso intelectual en el campo literario latinoamericano».

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Constanza Inés Correa Lust

Mario Benedetti estará siempre atravesada por una el trasfondo de la reflexión sobre el arte poética,
concepción ética del quehacer ensayístico (y de la siempre en profunda relación para Benedetti, con
literatura en general). De esta manera, su manera los fenómenos extraliterarios:
de abordar el ensayo coincide con lo que Liliana
Weinberg denomina como ‘la forma de la moral’: No creo en el compromiso forzado, sin profundidad
«para muchos ensayistas la clave misma del ensayo existencial; ni en la militancia que desvitaliza un tema,
sigue siendo la cuestión de la moral en el más gene- ni menos aún en la moraleja edificante que poda la
roso sentido del término, y que el ensayo no puede fuerza trágica de un personaje. Pero tampoco creo en
pensarse sin un nexo con la ética» (121). Sirva para el hipotético deslinde, en esa improbable línea divi-
ilustrar lo anteriormente expuesto la siguiente cita soria que muchos intelectuales, curándose en salud,
de El escritor latinoamericano…: ¨Casi por esencia, el prefieren trazar entre la obra literaria y la responsabi-
arte es muchas veces ambiguo; pues bien, lo que dará lidad humana del escritor (19).
un rumbo, un sentido, un color a esa ambigüedad
legítima, será la actitud cívica, la actitud como ente Podemos observar en esta cita que hace mención
social, del artista» (129). a los ‘intelectuales’, término que, si bien usará de
La constante temática del ‘compromiso’ no es, en manera equivalente al de ‘escritor’, irá utilizando más
última instancia, otra cosa para Benedetti que una asiduamente cuanto más se involucre con las ideas
deuda ética y moral que cada hombre tiene con su revolucionarias, y mientras más se convierta este
país, con Latinoamérica, con la Revolución; es decir mismo rol en un tema de principal debate. A partir
que este ‘compromiso’ representa un parámetro que de Letras del continente mestizo, se verá una marcada
también irá evolucionando a lo largo de los años. Así, preocupación no solo por la definición del intelectual
en El país de la cola de paja se ve una clara influencia en sí mismo —en cuanto categoría— sino en la dilu-
sartreana en esta noción de compromiso, como lo cidación de los alcances que tiene dicho rol, y cómo
explica Nuñez Artola: debe conjugarse el mismo con el hecho cultural en
general y literario en particular. Al mismo tiempo,
Enfrentada al examen de sus costumbres y hábitos, cabe señalar que ambos términos, escritor e intelec-
la práctica crítica, entre otras cosas, dará cuenta del tual, aparecen siempre ligados a una primera persona
oscilante sistema de reglas que hace posible su fun- plural que Benedetti utilizará en la mayoría de sus
cionamiento. Sobre el compromiso existencialista y la ensayos, y que va alternando con ese yo poético que
acusación a la moral tradicional regida por la razón, tanta identidad muestra, a su vez, con el Benedetti
Benedetti configura un definido proyecto ético. La de la vida real. De este modo, la primera del plural
práctica crítica obedecerá a una producción sistemá- será utilizada sobre todo para posicionamientos de
tica y reflexiva sobre distintos objetos discursivos y tipo ideológico; y será equivalente a ‘el pueblo’ o ‘los
sobre la misma práctica (2). revolucionarios’: «Nosotros2 por el contrario creemos
que la esencia del pueblo debe llegar a ser sujeto del
Ahora bien, si de evolución ideológica se trata, poder y de la política» (Benedetti, El escritor latino-
dentro de las diferentes etapas de la producción americano 140).
ensayística de Mario Benedetti existe —más allá de Ocurre, entre Letras del continente mestizo y
diferentes afiliaciones que va realizando el autor— El escritor latinoamericano… un cambio de pers-
un punto de inflexión determinante, y este es el pectivas que está relacionado directamente con el
advenimiento de la Revolución Cubana. El con- vínculo cada vez más estrecho que Benedetti irá
tacto del autor con las ideas marxistas será lo que forjando con la Revolución Cubana; pero también
determine el paso de una preocupación social desde con el distanciamiento del mismo Sartre después
siempre presente —aunque mayormente enfocada del incidente del caso Padilla y, concretamente, el
en el ámbito nacional y el aspecto moral— a una
crítica realizada desde un enfoque político, clara-
mente posicionado a nivel ideológico, y con la pre- 2. El subrayado es nuestro. En esta cita, Benedetti opone ese
‘nosotros’ a un ellos, representado en este caso por Paz y
ocupación sobre el destino ya no del ‘paisito’, sino Segovia, a quienes critica duramente por sus declaraciones en
del «continente mestizo». torno a la figura del escritor. Sobre este último dice, inmedia-
A partir del libro de ensayos denominado Letras tamente antes de la cita expuesta, «Hay que pensar entonces
del continente mestizo, el compromiso se reclama en que su presunta ideología es un izquierdismo con vocación de
términos continentales y políticos, pero sigue siendo derrota. O sea un izquierdismo sin razón de ser» (1974: 140).

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«Mario Benedetti y el ensayo: la práctica discursiva de un intelectual comprometido»

manifiesto de ‘los 62’. A partir de entonces, el com- Continuar tratando de subvertir un orden que enton-
promiso para Benedetti ya no se medirá en términos ces sería socialista, significaría sencillamente pasar a
sartreanos, sino más bien marxistas, sobre todo bajo militar en la contrarrevolución. Es una regla mínima
los lineamientos gramscianos, como observamos en de coherencia (…). Dentro de la revolución cabe
esta cita de El escritor latinoamericano y la revolución perfectamente la literatura crítica, y sobre todo una
posible: actitud crítica, pero siempre dentro de la revolución
y no fuera de ella… (75).
O sea que la única forma de que el escritor venza su
soledad y supere su frustración o su egoísmo (meros El análisis exhaustivo de los ensayos benedettianos,
síntomas del subdesarrollo cultural) es que aporte su y la confrontación de los mismos respecto de la rela-
esfuerzo a la lucha de clases (…) Solo participando de ción que se establece entre la ideología que en cada
algún modo en la transformación colectiva, adquirirá uno subyace y la repercusión que la misma tiene en la
el escritor su inalienable derecho a sentirse transfor- particular poética de cada etapa, excede ampliamente
mado. Gramsci lo ha dicho de una manera impecable, los límites de este trabajo, pero se enmarcan en un
al hablar de la «lucha por una nueva cultura, esto es, estudio mayor que tiene ese objetivo como una de
por una nueva vida moral (…) (164-165). sus metas.

En ensayo de 1974, vemos ya una búsqueda intensa


por una manera de concebir el rol del intelectual que Conclusiones
pueda conciliar el compromiso con la literatura, y
con la Revolución. En el proceso de construcción La ensayística benedettiana puede abordarse como
de una literatura revolucionaria, los límites entre el un macrotexto en tanto presenta una cohesión que
hombre de acción y el hombre intelectual no serán está dada por una dimensión polémica del discurso,
fáciles de establecer. El dilema se establecerá entre ya que puede observarse en ellos un aspecto doxólo-
los dos extremos indeseables: el realismo socialista gico, un aspecto persuasivo y una constante apela-
y el hermetismo literario —del cual se comenzará ción a un contradiscurso.
a acusar sobre todo a los representantes del boom, En tanto género ensayístico, este Macrotexto res-
los que se refugian en «la palabra, esa nueva cartuja» ponde a una clara tradición continental de reflexión
(1974: 51). sobre la identidad de las naciones y del pueblo
Estas dos prioridades, la literatura y la Revolución, latinoamericano, como así también de lucha con-
en más de una oportunidad se presentarán como una tra el agente opresor que perpetúa el colonialismo
encrucijada y lo harán derivar en aparentes contra- y determina un subdesarrollo cultural y material.
dicciones o sucesivas reformulaciones. Un ejemplo Estos tópicos son asumidos desde una voz enuncia-
de dichas reformulaciones es el caso de su postura dora que no busca borrar su huella en el discurso,
sobre la función misma del intelectual y su papel sino que se asume como un sujeto particular que
dentro del proceso revolucionario. De este modo, en contribuye a la lucha desde su espacio discursivo
Letras del continente mestizo el autor sostiene: por instalar nuevas ideas que, con el devenir de los
sucesos latinoamericanos en general y de la vida del
El intelectual verdaderamente revolucionario nunca autor uruguayo en particular, se volverá también una
podrá convertirse en un simple amanuense del hom- lucha revolucionaria.
bre de acción; y si se convierte, estará en realidad Esta πολεμική (polimiké) presente en el
traicionando la revolución, ya que su misión neutral Macrotexto benedettiano, este constante combatir
dentro de la misma es ser algo así como su conciencia con un discurso antagónico, otorga un sentido prag-
vigilante, su imaginario intérprete, su crítico provee- mático a un discurso, y de ahí su abordaje como
dor (30). práctica discursiva. Los ensayos de Mario Benedetti
pueden analizarse como un espacio discursivo, en
Sin embargo, algunos años más tarde (y, sobre todo, donde, a través del lenguaje, se materializa un posi-
después de la ruptura ya mencionada que supuso cionamiento específico de las luchas por el poder
en el campo intelectual el caso Padilla) en El escritor simbólico. Es posible analizar estos ensayos como
latinoamericano… Benedetti se pronuncia entonces una práctica discursiva que se pone al servicio de la
en otro sentido (parafraseando a Fidel y rectificando consecución de una legitimación que le permita, en
sus propias palabras): tanto intelectual (primero desde la «generación de

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Constanza Inés Correa Lust

Marcha» y con un horizonte nacional, luego desde Gilman, Claudia. Entre la pluma y el fusil: debates y dile-
las filas revolucionarias y con un horizonte ya con- mas del escritor revolucionario en América Latina.,
tinental) erigirse como autoridad y desempeñar así Buenos Aires: Siglo veintiuno editores, 2012.
su función de guía ideológicos de un determinado Gomes, Miguel. Los géneros literarios en Hispanoamérica:
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