Educación para La Salud-Valadez Figueroa

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EDUCACIÓN PARA LA SALUD (EpS): LA IMPORTANCIA DEL CONCEPTO – VALADEZ FIGUEROA

INTRODUCCIÓN

Los Conceptos  En términos más sencillos podemos decir que son un recurso mental para
aprehender una realidad que en sí misma es una totalidad compleja e indivisible. Por ello,
cuando el concepto adquiere distintos sentidos y significados, dificulta la comunicación
induciendo al error, situación en la que consideramos se ha visto inmerso el concepto de EPS.

La EPS integra conceptualmente los términos educación y salud, pero este hecho no implica la
suma aritmética de los dos conceptos, cada uno nos habla por sí solo de instrucciones ligadas a
la estructura política y social de un país, sin que uno prevalezca sobre el otro.
Como disciplinas particulares, la educación y la salud tienen en común que ambas son el
resultado de una profunda revolución filosófica y social.

ARTICULACIÓN DE LA EDUCACIÓN Y LA SALUD

La educación y la salud se desarrollaron durante mucho tiempo como dos disciplinas paralelas
pero aisladas, adoptando distintas formas y prácticas como producto de los requerimientos del
desarrollo histórico de una sociedad. Durante el siglo XVIII la medicina comenzó a transformar
su concepción acerca de la causalidad de las enfermedades.
El descubrimiento de los microorganismos y las primeras leyes de la genética fueron
acontecimientos que orientaron el camino de la causalidad. No obstante, el desarrollo de las
ciencias de aquella época no permitía la integración de estos conocimientos con los que
provenían de la actividad económico-social y psicológica para entender su papel en el
condicionamiento de la salud y la enfermedad (paradigma biologicista de la medicina). A
finales del siglo XVIII, se aceptaron los factores externos vinculados a las actividades cotidianas
del hombre.
Este avance en el conocimiento fue decisivo para el surgimiento de un nuevo paradigma en las
Ciencias Médicas, el modelo médico-social, que a lo largo de su desarrollo fue facilitando el
nacimiento de la Epidemiología alrededor del estudio de la historia natural de la enfermedad,
lo que en breve tiempo originó a su vez el nacimiento de la Higiene Social, la Medicina Social y
la Salud Pública, disciplinas que fueron aportando nuevos conocimientos sobre la
determinación social de la salud. Esta nueva concepción del proceso salud-enfermedad abrió
las puertas a la incorporación de las Ciencias Sociales a la Medicina. Con ello, el abordaje
sociológico de la enfermedad, junto con la epidemiología, facilitó el establecimiento de las
relaciones existentes entre las condiciones de vida, determinadas conductas y factores de
riesgo, La epidemiología en términos generales se ha postulado siempre como pilar
fundamental de las políticas de prevención en salud y éstas usualmente se montan sobre
dispositivos de transmisión y divulgación de ciertos saberes a la comunidad. De esta forma se
logra vislumbrar la articulación de la educación con la salud para el bienestar de la
colectividad. La EpS como ciencia, como campo de acción y como doctrina, constituye la
orientación básica en lo conceptual y en lo práctico de la relación e interacción de las Ciencias
de la Educación y la Salud.

LA EPS Y LAS DISTINTAS CONCEPCIONES EN SU ARTICULACIÓN HISTÓRICO-SOCIAL.

La EpS como término genérico se ha usado para describir casi cualquier esfuerzo de
proporcionar información y conocimientos relativos al mantenimiento y promoción de la
salud, por tanto, esto implica que tiene aspectos formales e informales. Sin embargo, aunque
reconocemos la importancia de la transmisión informal del conocimiento empírico en torno a
la salud realizado de generación en generación, a través de la familia y sociedad, en este
trabajo estamos mas interesados en su sentido formal, que implica actividades planificadas y
programadas.
Se distinguen dos grandes etapas o períodos en la evolución del concepto y contenido de la
EpS, que transcurren paralelamente con los cambios sociopolíticos y con la evolución de la
nosología y de los factores de riesgo, obedeciendo cada una de ellas a planteamientos
epistemológicos que las conforman, en los que subyacen determinadas concepciones acerca
de la educación, del aprendizaje, del hombre y de la salud.
El primer periodo dio lugar a dos enfoques de la EpS, en el primero, identificado como
informativo prescriptivo, se encuentran definiciones conceptuales que implican un proceso de
transmisión de información con una intención perceptiva. Se trata de la forma más
convencional de orientar actividades educativas, en este caso son los profesionales de la salud
los únicos poseedores de los conocimientos necesarios para el cuidado de la salud y los
individuos deben estar dispuestos a aceptar y cumplir con precisión sus indicaciones.
El segundo enfoque del primer período se considera que surge como producto de la
preocupación de la medicina por la conducta y su resultado en la salud. En él encontramos a
una EpS basada en el comportamiento. Se concibe a la EpS como una serie de intervenciones
destinadas a facilitar cambios en la conducta y en los estilos de vida. Su objetivo es conseguir
comportamientos saludables y proporcionar información como parte del proceso. Entre los
modelos educativos más representativos de este enfoque que tenemos.

1) Modelo basado en las creencias en la salud, en el cual subyace el supuesto de que las
creencias de las personas influyen de manera significativa en la toma de decisiones
que adoptan en relación con la salud, en la aceptación de medidas preventivas
recomendadas por las autoridades sanitarias y en la cooperación con los planes
terapéuticos propuestos por el médico. Este modelo contempla la necesidad de algún
tipo de “estímulo a la acción” para que la nueva conducta se ponga en marcha. Este
estímulo sería la información que proporcionarían las instituciones de salud.
2) Modelo basado en la comunicación persuasiva. Parte del supuesto de que las actitudes
condicionarían los comportamientos.
3) Modelo precede, es considerado como un modelo para planificar las intervenciones de
salud, consiste en una guía para la realización de un diagnóstico epidemiológico y
social, tratando de identificar las necesidades prioritarias de salud de una comunidad y
distinguir factores internos que predisponen al individuo, factores que lo hacen posible
y los factores de refuerzo que influye en el comportamiento que se pretende adquirir
o incorporar.
Este diagnóstico da lugar a una serie de objetivos educacionales que en el supuesto de
lograrse tienen un impacto en los objetivos del comportamiento.

Estos modelos educativos en salud parten de la concepción del proceso salud-enfermedad


como un fenómeno biológico e individual, y ubican los problemas de salud en los
individuos, situando en la conducta la solución de los mismos, con una nula y/o escasa
atención a las condiciones sociales. Asumen que las variedades sociodemográficas y
estructurales no ejercen influencia directa sobre la conducta. Contienen implícita o
explícitamente una concepción de la educación como un proceso vertical y autoritario en
el cual los individuos deben aceptar la información que las autoridades de salud juzguen
conveniente proporcionar. Los comportamientos son el objetivo utilizado, como vehículo
para el cambio de éstos, la modificación de conocimientos y actitudes mediante acciones
educativas y persuasivas dirigidas exclusivamente al individuo, remarcando la
responsabilidad de su propia salud.
Este primer período, llamado clásico, se inicia a principios del siglo y llega hasta mediados
de la década de los años 60. Se encuentra fundamentado en el paradigma positivista con
base en las teorías psicosociológicas de la modificación de comportamientos, y parte de
dos interpretaciones teóricas del aprendizaje. Una es el conductismo a través del
condicionamiento clásico y condicionamiento operante, y de las posiciones
neoconductistas del aprendizaje vicario representadas por Bandura. Y la otra es el
cognitivismo que otorga preponderancia al sujeto en el acto del conocimiento, cuyas
acciones dependen en gran medida de las representaciones o procesos internos que él ha
elaborado como producto de las relaciones previas con su entorno físico y social.
El segundo periodo parte de reconocer el fracaso de los anteriores modelos, los cuales
están dirigidos sólo al individuo y al cambio de sus conductas. Plantea la necesidad de
reconocer la influencia de los factores sociales, ambientales y de desigualdad económica
con respecto a las condiciones de salud de las clases sociales. Conforma un modelo radical
político, económico, ecológico o crítico que tiene como objetivo reducir las desigualdades
sociales ante el proceso salud-enfermedad. Se considera a la EpS como un recurso que no
sólo afecta cuestiones pedagógicas sino sociales, económicas y políticas, que contempla
una perspectiva de búsqueda participativa. Trata de no limitar el proceso educativo en
salud a la transmisión de un saber, sino de situarlo en el desarrollo de la conciencia, de
ubicarlo en el marco de su propio descubrimiento respecto a su contexto de vida,
colocándolo en el espacio de las prácticas de las personas en relación con las distintas
esferas en que se desenvuelve su vida. Del contexto anterior surge el concepto de una EpS
participativa, crítica, emancipadora, cuyo modelo más representativo lo constituye la
Educación Popular, que se refiere al trabajo educativo que se realiza para y con los
sectores populares desde su práctica cotidiana, dentro de una perspectiva de clase. Como
instrumento pedagógico, se vincula con dos movimientos, la investigación participativa y la
organización popular. Se preocupa por la interacción dialéctica entre las personas y su
realidad, así como del desarrollo de una conciencia social.
Rechaza las intervenciones “neutrales” y enfatiza la participación. El objeto de
intervención no es ya la conducta sino la estructura social, porque en ella es donde se
encuentra el “tejido causal” de los patrones de morbilidad y mortalidad.
Este modelo se encuentra abordado epistemológicamente desde una visión crítica y
socioconstructivista, fundamentado en una concepción holístico-dialéctica de la realidad y
del proceso salud-enfermedad, como fenómenos que conforman un proceso histórico,
superando lo meramente biológico.

CONSIDERACIONES FINALES

La EpS puede ser entendida como la transmisión y recepción pasiva de conocimientos para
paliar problemas concretos del ámbito de la enfermedad como elemento central y
prioritario para el desarrollo nacional en salud. En lo particular, consideramos que la
información en salud puede contribuir a dar solución a algunos problemas, pero la
principal razón de la EpS no es informativa. Su importancia debe radicar en generar
elementos positivos que potencialicen la lucha social por el bienestar y la salud individual y
colectiva.
La conceptualización de la EpS que se asuma tiene implicaciones directas en dos instancias
importantes: la práctica educativa en salud y la formación de recursos humanos. En la
práctica educativa en salud, conocer los modelos que se utilizan en ella, analizando las
concepciones subyacentes o el discurso teórico epistemológico que les da forma, no sólo
es deseable sino imprescindible para entender cómo se lleva a cabo el acto educativo,
cuáles son sus objetivos y sus finalidades y en qué sentido se desenvuelve este acto.
En consecuencia, determina hacia dónde se dirigen los esfuerzos del educador, lo que a su
vez determina el papel que asume el educando.

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