La Terapia Cognitiva en El Tratamiento de La Depresi+ N Mayor
La Terapia Cognitiva en El Tratamiento de La Depresi+ N Mayor
La Terapia Cognitiva en El Tratamiento de La Depresi+ N Mayor
Indicadores
Background. Cognitive theory conceptualized depression as associated
with negative thought patterns, specific distorted schemas, and cognitive Links relacionados
errors or faulty information processing. Aims. To review the theoretical
concepts and quantitative evidence of Cognitive Therapy for the treatment Compartir
of major depressive disorder. Method. To summarize the cognitive model Otros
of depression and consistent evidence of the effects of this treatment alone
Otros
or in combination. Results. Cognitive Therapy is a short-term, structured
therapy that involves active collaboration between the patient and the
Permalink
therapist in achieving set goals. It is oriented toward symptoms, depressive
information processing, current problems and their resolution.
Conclusions. Since the introduction of Cognitive Therapy almost 3 decades
ago, its efficacy has been demonstrated in numerous treatment-outcome studies that compared CT to no
treatment, wait-list control, formal psychotherapies, or antidepressant pharmacotherapy.
Key words: Cognitive therapy, major depression, efficacy, depressive information processing
Rev Chil Neuro-Psiquiat 2002; 40 (Suplemento 1): 46-62
Introducción
La Terapia Cognitiva (TC) de la depresión ma-
yor unipolar es un procedimiento psicoterapéutico de tiempo limitado, estructurado, con metas predeterminadas
que se van ejecutando en una secuencia precisa, que requiere la colaboración activa entre el paciente y el
terapeuta, y que se ha demostrado eficaz a través de numerosas investigaciones empíricas rigurosas (1, 2).
Antecedentes históricos
Aaron Beck se encontró insatisfecho con los postulados psicoanalíticos de la depresión. Habiendo recibido una
formación clásica freudiana, no pudo hallar en sus pacientes las temáticas de la pérdida del objeto con la
consiguiente regresión e identificación en su interioridad con él, la vuelta de la agresividad hacia el Yo con deseos
de autodestrucción. Más bien, constató que los depresivos se percibían como sujetos defectuosos, desvalorizados,
indeseables; en otras palabras, como víctimas de las diferentes situaciones que les tocaba vivir a causa de
distorsiones negativas contra su sí mismo. Desde sus primeras publicaciones de 1961 empezó a replantear el
modelo vigente de la depresión al amparo de las palabras del filósofo Epícteto en su Enchiridion: "No son las
cosas mismas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos de esas cosas" (3). Aunque él ha reconocido
que sus fundamentos teóricos se remontan a tres fuentes la corriente fenomenológica, la teoría estructural de la
psicología profunda, la psicología cognitiva, es notorio el predominio de la última y que se focaliza en las
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 1/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Su parentesco más estrecho es con el conductismo, que se empezó a producir a finales de la década de 1950
desde el momento en que éste se abrió a aceptar un determinismo recíproco entre el organismo y su entorno
(dejando de lado el determinismo ambiental exclusivo original) y postuló procesos básicos de cambio conductual
que implican mecanismos centrales de tipo cognitivo-simbólico. El primer teórico de la nueva perspectiva fue
Kelly al subrayar que la anticipación es la principal responsable de los procesos psicológicos del individuo, y las
estructuras de significado que configuran la personalidad lo que se conoce como constructos personalesdan un
nuevo sentido al sí mismo y al mundo (5). A continuación, la teoría del aprendizaje social de Bandura ha
acentuado los conceptos de expectativa de refuerzo, eficacias del sí mismo y desenlace, modelamiento,
aprendizaje vicariante (6); Mahoney, por su parte, ha llamado la atención sobre el control cognitivo de la
conducta (7), así como Meichenbaum en el papel determinante del autocontrol (en contraposición al control del
medio externo) (8).
Por último, la TC de Beck se ha ido acercando a otras variedades conductuales que se desarrollaron para curar
sintomatológicamente los enfermos depresivos, y, por tanto, la fecundación se ha hecho sentir más fuertemente
en los aspectos prácticos que en los principios. Las que han sido aplicadas con mayor éxito y son más afines son
la terapia de auto-control de Rem et al. (9), el tratamiento del manejo del estrés de Lewinsohn (10), la teoría del
aprendizaje social de Ferster (11) y, hasta cierto punto, puesto que se ha aplicado especialmente en limítrofes
con conductas suicidas, la terapia dialéctica conductual de Linehan (12).
La TC de Beck está inscrita en este cambio de paradigma al interior de la perspectiva del aprendizaje que tiene en
común el trasladar el énfasis desde lo observable a la "caja negra", desde las conductas a los procesos
inadvertidos internos, desde los estímulos a las unidades de información. En otros términos, el acento inicial
ubicado en el determinismo externo de la acción humana ha mutado hacia una visión interna y concentrada en
las representaciones, pensamientos, sentimientos, creencias, que dan a conocer el procesamiento de la
información. Empero, con frecuencia se habla de Terapia Cognitivo-Conductual de la depresión, ya que, como
veremos más adelante, la terapéutica es una mezcla más o menos armoniosa de ambas modalidades.
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 2/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Si ponemos un ejemplo sencillo que ilustre lo dicho hasta aquí, un pediatra recibe un llamado telefónico de una
madre informándole que su hijita no está marchando bien con el tratamiento que él le prescribió.
Inmediatamente piensa, aun antes de escuchar todos los detalles o examinar nuevamente a la niña, que ha
hecho algo malo, que no podrá solucionar el caso de manera satisfactoria, que se le culpará de descuido
irresponsable o ignorancia, que se le repetirá la humillación que experimentó con una enfermita hace más de dos
años, que lo mejor es derivarla inmediatamente a un colega antes que suceda una desgracia y así evitar una
posible demanda. El análisis de esta corta viñeta nos enseña que, previo a cualquier reflexión sopesada, se
produce un procesamiento cognitivo distorsionado que tiene una serie de características que han sido bien
estudiadas por Beck (Tabla 1).
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 3/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Las operaciones cognitivas son la manera cómo las "estructuras" y los "procesos" cognitivos participan de modo
interactivo para elaborar la información proveniente de los datos sensoriales, y gestan los "contenidos"
(pensamientos, creencias, ideas). En la depresión se influyen circularmente de acuerdo a una retroalimentación
negativa y deformada que se va perpetuando y causando los síntomas y quejas psicológicos así como las
manifestaciones somáticas. Beck propuso que los sujetos que padecían esta enfermedad se definían por tres
atributos en su pensar: 1) los esquemas, 2) los pensamientos automáticos y 3) la tríada cognitiva.
De acuerdo a una serie de experiencias en animales y humanos, Beck sugiere que en la depresión sucesos
estresantes infantiles estimulan la generación de estructuras o "esquemas" cognitivos estables negativos. En ese
sentido se asemeja lejanamente al modelo del desamparo aprendido de Seligman, pero aquí se gesta cuando los
sujetos no pueden controlar activamente los sucesos de la existencia (17). En cambio, los esquemas depresivos
son creencias o supuestos básicos disfuncionales, mantenidos, no explícitos, abstractos, que regulan la
información sobre sí mismo ("esquema de sí") así como los actos, emociones y creencias latentes ("yo soy chico
y gordo y sé que no tengo ninguna esperanza de que una mujer se fije en mí"). Esta información de los
esquemas está almacenada en la memoria de largo plazo bajo la rúbrica de proposiciones generales, juicios y
suposiciones distorsionados, e incluye reglas para la autoevaluación. Un depresivo puede tener una cantidad de
"autoesquemas" que permanecen latentes no están sujetos a análisis racional, sistemáticohasta que son
activados por eventos temáticamente interconectados ("soy débil, ayer de nuevo no le pude contestar al jefe,
tengo que controlar mi debilidad a toda costa o me hundiré como siempre en mi trabajo y mis amigos me
criticarán por dejarme pisotear", "hoy no me invitaron a una fiesta, otra vez me están insinuando que no valgo
nada"). Son estos esquemas los que precisamente subyacen a todas las condiciones negativas y constituyen el
núcleo de la afección (18).
Los esquemas dan origen al proceso cognitivo básico que se ha denominado "pensar automático". Con el nombre
de automático se quiere recalcar que este procesamiento no se da en forma deliberada, vale decir, que el
individuo no elige necesariamente atender a cierta información y pasar por alto o descalificar otra. Son
pensamientos que ocurren rápidamente, por momentos de manera subliminal, mientras se encuentra la persona
en una situación, y en que ésta no llega a darse cuenta del alcance que tienen en su vida hasta que el terapeuta
se los señala mediante preguntas dirigidas con habilidad ("me invitaron a jugar fútbol, todos se van a reír de mí
porque se van a dar cuenta que no le pego ni al tercer bote", "siempre tengo que estar en las buenas con toda la
gente"). Beck denomina "distorsiones cognitivas" a estas numerosas formas características de elaboración de su
experiencia de los pacientes deprimidos (inferencia arbitraria, sobregeneralización, etc.) y ha hecho notar que un
análisis detenido de su contenido habitualmente revela errores típicos de lógica, que corrientemente persisten a
pesar de evidencias que las contradicen ("soy un perdedor", "antes de la prueba ya sé que será un desastre", "si
no contesto todas las preguntas el profesor me va a dejar en ridículo frente a mis compañeros") (véase Tabla 1).
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 4/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Por último, el razonar negativamente distorsionado se expresa en tres áreas configurando la "tríada cognitiva":
del sí mismo, el mundo y el futuro. Wright y Beck han comprobado que los pensamientos pesimistas del futuro la
desesperanzason casi más importantes que la baja estima o las percepciones deformadas del ambiente (19). La
desesperanza es un núcleo especialmente importante y requiere de toda la atención del psicoterapeuta porque
está significativamente asociada al suicidio ("no tengo vuelta, nunca nada me sale bien, estoy liquidado") (20).
Sin embargo, el sujeto se percibe efectivamente como indeseable, inadecuado, deprivado, defectuoso, no valioso
("soy el hazmerreír de mi grupo") y ve al mundo como demandante, negativo, un lugar en que es habitual
experimentar el fracaso, la humillación y la derrota ("mi ambiente es cruel, sólo ganan los sinvergüenzas,
aprovechadores y arrastrados").
El modelo cognitivo propuesto hasta aquí sigue los postulados de Popper: es una aproximación novedosa, entrega
una cierta teoría factible de la realidad obedece a una racionalidad, puede progresivamente irse haciendo más
preciso recurriendo al recurso de la disconfirmación, y necesariamente es inadecuado y aun erróneo en ciertos
detalles (21). En la depresión, aunque ésta sea probablemente "una vía final común psicobiológica" en que
intervienen factores neurobiológicos, psicológicos, interpersonales y culturales en distinta proporción, son las
modificaciones del pensamiento y del procesamiento de la información las que aparecen como una de las más
importantes avenidas para su estudio empírico, y especialmente para la implementación de intervenciones
terapéuticas efectivas.
La terapia cognitiva
Principios del tratamiento
La TC es un tratamiento de duración breve, focalizado en la comprensión de creencias disfuncionales
idiosincráticas, vulnerabilidades específicas asentadas en esquemas latentes distorsionados y cómo eventos
estresantes particulares chocan contra estas vulnerabilidades activándolas y así produciendo los síntomas y
signos depresivos. Su marco de referencia se puede caracterizar del siguiente modo (13):
2. INTERVENCIÓN BREVE. Dada la naturaleza focal énfasis en la reducción de los síntomas, se establecen
límites temporales precisos, de 16 a 20 sesiones (se están ensayando formatos de 8 para casos
moderados). Con ello se facilita la motivación, se fomenta la formulación de una meta terapéutica clara y
se mantiene una orientación centrada en problemas.
3. FOCO EN EL AQUÍ-AHORA. Como uno de los principales objetivos es la interrupción de los círculos
viciosos entre creencia, emoción y comportamiento que mantienen los estados afectivos negativos, no
interesa particularmente el material histórico (salvo en ocasiones muy determinadas). Las preocupaciones
cotidianas y cómo éstas configuran el pensamiento disfuncional son la materia prima a trabajar, incluida la
sesión terapéutica misma con sus procesos e intercambios interpersonales ("antes que le propusiera una
tarea concreta sobre su problema, Ud. me dijo que no podía hacerla porque sabía que era torpe").
4. EMPERISMO COLABORATIVO. El terapeuta establece una alianza terapéutica que tiene la misión de
trabajar en conjunto, para identificar los problemas nucleares, generar y ejecutar estrategias para el
cambio y evaluar estas maniobras. El paciente es estimulado a tratar sus creencias como hipótesis que
necesitan ser probadas, siendo su propia conducta la prueba última de su corrección o falsedad. La
colaboración estrecha les permite comparar y contrastar las expectativas, supuestos, deseos con los
comportamientos concretos y sus efectos ("Ud. cree que va a fracasar este semestre porque se siente malo
para las matemáticas. Yo tengo otra opinión porque obtuvo un alto puntaje en el último año de su
enseñanza media. Examinemos su manera de estudiar y cómo ejecuta sus ejercicios este año").
5. USO DEL PREGUNTAR SOCRÁTICO. Una orientación guiada por preguntas facilita el proceso de trasladar
los axiomas personales del depresivo en hipótesis tentativas y, con ello, poner a confirmación alternativas
auto-generadas que, a su vez, deben ser sometidas a experimentación ulterior. En lugar del
indoctrinamiento, la orden autoritaria o la disputa agresiva como en la terapia racional-emotiva de Ellis, el
preguntar dirigido sirve para promover una alianza colaborativa, respetuosa y activa ("¿La habrá él
rechazado o se habrá Ud. escapado antes por temor a que él no la invitara a salir juntos?").
6. TAREAS PARA LA CASA. Las hipótesis confeccionadas en conjunto sobre el significado de los hechos son
puestas a prueba en tareas que el paciente ejecuta en su casa entre las sesiones. Especialmente en las
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 5/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
entrevistas iniciales puede solicitarse que lleve un registro diario de sus actividades en su hogar para
hacerse una idea tanto de su estado basal como de qué manera va ejecutando los encargos. Además son
útiles estas tareas para generar nuevas interrogantes y, con ello, futuros experimentos conductuales, que
se utilizarán después con el psicoterapeuta para desarrollar novedosas habilidades de manejo y control. La
tendencia a completar las trabajos para la casa se correlaciona con un mejor pronóstico, como también
obtienen más éxito los terapeutas que revisan concienzuda y rutinariamente la ejecución de estos deberes
(22).
2. RESTABLECIMIENTO PSICOSOCIAL. Como cerca del 50% de los depresivos presenta importantes
disfunciones psicosociales, tanto de tipo conductual o funcional (por ejemplo ausentismo) como afectivo
(sentimientos de inadecuación o falta de interés), la TC se aboca sistemáticamente a trabajar en esta área
que es más tardía en volver a la normalidad, lo que ha alargado la terapia en ocasiones de 4 a 6 meses.
3. PREVENCIÓN DE RECAÍDAS. La TC tiene una fase de continuación destinada a evitar las recaídas
aprovechando la utilización de una serie de habilidades psicoterapéuticas adquiridas durante la fase aguda
de la terapia (ej. monitoreo de síntomas, resolución de problemas, reestructuración cognitiva).
4. PREVENCIÓN DE RECURRENCIAS. La frecuencia de las visitas posterior a finalizada la TC una vez cada 1
a 3 mesesbuscan impedir la recurrencia. La irrupción de pequeñas molestias o un restablecimiento
incompleto del funcionamiento psicosocial son señales que aconsejan reevaluar el caso desde el punto de
vista terapéutico y, si lo ameritan las circunstancias, recurrir a nuevas sesiones de refuerzo (23).
5. ADHERENCIA. La alta prevalencia de abandono que puede llegar al 50% para las distintas variedades de
psicoterapia y farmacoterapia ha estimulado el uso de la TC para aumentar la adherencia (24). No sólo se
recurre a medidas psicoeducativas para el paciente y los familiares, sino que se vale de técnicas
desarrolladas con la finalidad específica de fomentar la adherencia (ej. asegurarse del cumplimiento de
tareas, experimentos conductuales).
Aspectos didácticos
Los aspectos didácticos incluyen el explicar la tríada cognitiva, los esquemas y los errores de lógica al depresivo
en términos asequibles y mediante ejemplos concretos, preferentemente tomados de la historia y del actuar del
propio paciente ("los que sufren de depresión actúan como si siguieran una ley del todo-o-nada. Parece que Ud.
siente que su madre lo adora o lo odia y quiere perjudicarlo a Ud. a como haya lugar"). Además de proporcionar
un sentido racional a todo el proceder terapéutico, el médico establece una agenda de trabajo al comienzo de
cada sesión, asigna tareas específicas para desarrollar en casa entre las sesiones, revisa los deberes
encomendados y le enseña habilidades para la mejor manipulación y control de ciertas situaciones.
Técnicas cognitivas
Existe una variedad de técnicas que generalmente se comienzan a emplear después de que el cliente está
familiarizado con la mecánica de la técnica y en que los síntomas no son tan incapacitantes como para impedir
una adecuada ejecución de ellas (una depresión severa puede hacer imposible su correcta realización, con el
consiguiente aumento de la desesperanza y de las culpas que conlleva cualquier fracaso). Todas suponen un
auto-monitoreo del paciente, un dar vuelta la atención desde lo habitual hacia zonas que corrientemente no son
conscientes o están poco advertidas ("fíjese Ud. en que lo que acaba de afirmar parece implicar que para ser feliz
hay que ser perfecto"). En la Tabla 2 se señalan las principales técnicas cognitivas a disposición del clínico.
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 6/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Técnicas conductuales
La TC también se aprovecha de técnicas provenientes del conductismo y de la teoría del aprendizaje por su
eficacia comprobada, demostrando con ello que es un enfoque flexible y no dogmático. Aunque este proceder
pragmático es una carencia desde el punto de vista epistemológico, es útil en el momento de enfrentar los
complejos problemas clínicos de los depresivos, y ha hecho que la TC se inscriba al interior de la tendencia
integradora en psicoterapia que pretende superar las ideologías de mediados del siglo pasado (15). Las
principales técnicas a las que se recurre preferentemente se esquematizan en la Tabla 3.
luación de su eficacia, efectividad y eficiencia (1). El proceso terapéutico sigue una secuencia que, aunque se
tiene que adaptar a cada depresivo de acuerdo a su singularidad y a la etapa del tratamiento, es bastante
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 7/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
reglada, y los diferentes pasos y técnicas se han operacionalizado cuidadosamente, lo que diferencia la TC de las
otras psicoterapias alternativas.
A continuación damos un esquema de una variante que se desarrolló en la Universidad Vanderbilt y que está en
etapa de prueba en el Centro Médico Presbiteriano Rush-San Lucas para reducir su duración de 16 a 10 o 12
sesiones conservando su poder curativo (Tabla 4).
Terminada la sesión 8 se hace una pausa de alrededor de tres meses, pasada la cual se revisan una a una las
labores ejecutadas, se indagan los problemas surgidos, se retoman las tareas anteriores, se vuelve a trabajar los
aspectos fundamentales del modelo y se comienza a explicar la noción de prevención de recaídas.
El estudio individual metodológicamente más acabado representa el modelo con el cual han tenido que medirse
todos los posterioreslo representa el del Instituto de Salud Mental de Norteamérica (NIMH) que viene entregando
sus conclusiones a partir de 1985 hasta la fecha. Se comparó la TC con la Terapia Interpersonal (TI),
psicofármaco (PF) y placebo más manejo clínico (MC). Un primer análisis vio que la TC no era distinta a ninguna
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 8/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
de las otras condiciones, incluido el MC, en el porcentaje de mejoría en el tratamiento de la depresión mayor
unipolar no psicótica (29). Los reanálisis seriados posteriores de las cifras dadas por Elkin et al. apuntaron a que
habían diferencias en los rendimientos de la TC de acuerdo al sitio donde fue practicada, obteniendo puntajes
más altos los psicoterapeutas que se ceñían escrupulosamente a las prescripciones del manual; además, la TC
protegía mejor contra las recaídas en el período de seguimiento; sin embargo, en un análisis de regresión al azar,
se determinó estadísticamente la superioridad del PF sobre la TC en los sujetos más gravemente sintomáticos, lo
que ha sido avalado por otros investigadores y ha conducido a recomendar la TC específicamente para las
depresiones leves a moderadas (al menos cuando es monoterapia) (30-32). También Shea et al. advirtieron que
la TC fue menos efectiva en el ensayo del NIMH cuando la enfermedad depresiva se da en sujetos que padecen
trastornos severos de la personalidad, es más crónica y con características endógenas (33). Un reciente hallazgo
inesperado y que requiere ser replicado por su trascendencia es el de Ablon y Jones (34). Sometiendo a jueces
independientes las trascripciones reales de los procedimientos utilizados por los psicoterapeutas del NIMH,
midieron el proceso por medio de un cuestionario diseñado ad hoc y observaron que ambas psicoterapias (TC y
PI) se acercaban al ideal de la TC y, además, que la adherencia fiel a este prototipo gozaba de puntajes más
elevados de recuperación. La duda planteada es que el invocar el uso de nombres distintos no significa que se
apliquen, en la realidad clínica, técnicas psicoterapéuticas separadas y específicas en el fondo, la cuestión tan
debatida y no solucionada de los factores comunes (35).
La TC se ha probado no sólo eficaz (muestra doble ciego randomizada), sino efectiva (por ej. en la atención
primaria) y eficiente (en cuanto costo-beneficio), según lo revela un meta-análisis de Brown y Schulberg (36).
Mención especial merece el aporte de Scott y Freeman en Escocia (37). Un tratamiento de 16 semanas fue
llevado a cabo por 2 médicos generales de acuerdo a lo que hacían rutinariamente, 2 psiquiatras emplearon
amitriptilina en dosis no inferiores a 150 mgs, 2 psicólogos aplicaron la TC de Beck y 2 asistentes sociales
entrenadas proporcionaron apoyo, ayuda en comprender los sentimientos, consejo práctico, soporte social. Los
121 depresivos mejoraron con todos los procedimientos, siendo los ejecutados por los especialistas los más caros
y la TC detentó una mayor tasa de abandono, aunque no fue estadísticamente significativa.
Numerosas revisiones y meta-análisis han exhibido contradictorias cifras de acuerdo a los criterios de inclusión
/exclusión utilizados. Robinson et al. pasaron revista a 39 estudios con desenlace y constataron que la población
de enfermos sufría un cambio de 2.4 a 0.8 desviaciones estándar sobre la media cuando eran sometidos a TC, lo
que traduce un efecto clínico importante (38). El meta-análisis del Depression Guideline Panel estimó la respuesta
en informes de terceros, no sólo los del autor, lo que significó un efecto de 46,6%, siendo la TC 9,4% más
efectiva que el placebo-manejo clínico y 15,3% que la medicación basada en tres ensayos, según se puede ver en
la Tabla 5 (23). Jarrett y Rush desmenuzaron los hallazgos y su conclusión final se puede resumir diciendo que la
TC excedía a las listas de espera, no era diferente de las otras psicoterapias (psicoterapia interpersonal, terapia
conductual, psicoterapia no específica) ni de los fármacos (salvo en los casos menos severos en que obtenía una
ventaja) (39). Un meta-análisis más reciente abordó 65 investigaciones intentando controlar las distorsiones
potenciales provocadas por las alianzas de los autores porque, según se ha constatado en forma repetida, los
clínicos encuentran un mayor efecto cuando miden su "propia" terapia (40). Los resultados meta-analíticos
anteriores de Dobson habían inferido que la TC era tan efectiva como la farmacoterapia para la depresión, aún
mejor si se tomaban todos los estudios en conjunto, pero una parte de sus conclusiones fue cuestionadas
precisamente porque la respuesta superior pudo reflejar la alianza del investigador (41).
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 9/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Numerosos ensayos sugieren que los pacientes sometidos a TC después de la fase aguda desarrollan menor
porcentaje de recaída /recurrencia, lo que apunta a un posible efecto profiláctico en un trastorno que tiende a
repetirse hasta en la mitad de los casos (42). Desde la investigación de Kovacs et al. de 1981 se ha observado
que la recaída era menor para la TC que la medicación, siendo ambos discontinuados después de la respuesta
aguda (43). Lo mismo informaron McLean et al. en 121 pacientes que recibieron TC, terapia de relajación,
psicoterapia no directiva, o farmacoterapia (44). Después de 2 años de suspendido el tratamiento, el 64% de los
que habían sido sometidos a TC continuaron bien en sus escalas del ánimo, comparados con el 28% de fármacos
y 36% de psicoterapia no directiva. Ya mencionamos el estudio del NIMH y su seguimiento a 12 y 18 meses
favorable para la TC sobre las otras terapias y el MC (30). Una publicación reciente de Jarrett et al. perfeccionó la
Terapia Cognitiva de continuación (C-CT) destinada a enseñar habilidades para prevenir recaídas (45). Después
de 20 sesiones de TC, 94 respondedores no medicados divididos en dos grupos continuaron 8 meses con o sin C-
CT y un seguimiento ulterior de 16 meses. En el lapso de 8 meses la C-CT redujo significativamente la recaída
(10% vs. 31%) y en los 16 meses restantes de 16% vs. 67%.
Igual protección parece extenderse a los depresivos que se trataron inicialmente con drogas. Evans et al. vieron
que sólo el 15% de los que habían sido tratados con imipramina más TC recayeron en un período de 2 años
comparado con el 50% de los con imipramina sola (46). Pero la TC como única terapia tenía un 64% de riesgo
reducido para la recurrencia en relación con la imipramina. Al cabo de 1 año, Simons et al. obtuvieron un 28% de
recaídas en pacientes con TC frente a un 66% de aquellos que habían ingerido nortriptilina (47). Después de una
respuesta favorable a psicofármacos, una muestra se dividió de acuerdo a dos tipos de abordaje: TC o manejo
clínico, y se la trató durante 4 años por Fava et al. (48). El 70% de la con MC recayó frente a un 35% con TC. A
los 6 años la misma cohorte evidenció cifras parecidas de síntomas, pero la con MC acumulaba un mayor número
de recaídas en proporción a una sola en la con TC.
También la TC es protectora en casos de depresión recurrente, como lo señala el seguimiento a 2 años de Fava et
al. (49). Frente al MC, la TC se mostró con un 25% de recaídas frente al 80% en una población de depresivos
sanados previamente con antidepresivos.
En el mencionado ensayo de Evans et al. (46) se precisó que los predictores más confiables de recaída lo
constituyeron: mayor neuroticismo, más desesperanza, más terapeutas previos y mayor depresión residual al
término de la terapia. Jarrett et al. (50) y Thase et al. (51), en forma independiente, concluyeron que los
principales indicadores de una mala respuesta a la TC son: depresión melancólica, actitudes disfuncionales
importantes, desempleo, perfiles electroencefalográficos del dormir anormales, no supresión del cortisol
plasmático al test de la dexametasona, varones con depresión crónica, mujeres con patrones de conducta
desadaptativos.
Tema discutido es el posible aumento de la potencia cuando se combinan TC más PF, aunque es una práctica
habitual que se recomiende aduciendo motivos clínicos. Una revisión extensa no encontró ventajas por sobre la
psicoterapia y farmacoterapia solas (38), como tampoco Wexler y Cicchetti (52) y Manning et al. (53). El meta-
análisis de Thase comprendió 595 pacientes deprimidos ambulatorios usando CT o PI sola, o la combinación con
PF (54). Los que presentaban menos síntomas y episodios únicos obtuvieron un beneficio modesto, lo que se
revirtió cuando la enfermedad era recurrente y severa. El Depression Guideline Panel (23) sugirió, entre otras
conclusiones, que la combinación era especialmente indicada en los casos crónicos y complejos (ej. los que tenían
comorbilidad en los ejes I, II o una condición médica) (véase Tabla 6). Miller, Norman y Keitner probaron la
superioridad de la terapia conjunta en una muestra de 26 sujetos aquejados de "depresión doble" y que
continuaron posteriormente en forma ambulatoria (55). En un estudio multicéntrico Keller et al. comprobaron el
beneficio de la combinación en la depresión crónica que durase al menos 2 años (56). Nefazodona, TC y la
combinación se emplearon en 662 pacientes, y en las terapias solas se alcanzó una buena remisión en el 48%
frente al 73% del tratamiento conjunto, medidos con la escala de Hamilton. Como corolario se vio que la
nefazodona conseguía una respuesta más precoz, mientras que el mayor efecto de la TC se consolidaba después
de las 12 semanas de terapia. Como todos estos estudios son basados en el formato doble ciego randomizado
son más estrictos, lo que los diferencia de los análisis cuantitativos de la literatura especializada, que, como se
expresó antes, siguen abogando por la combinación (57).
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 10/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Los reportes no siempre son favorables, o, en todo caso, son más ambiguos. Shapiro et al. siguieron durante 1
año a 107 pacientes que habían completado exitosamente su farmacoterapia (58). No se encontraron cifras
distintas en la mantención o desenlace entre TC y terapia interpersonal, salvo que una exposición más
prolongada a la TC tuvo un resultado final mejor a mayor tiempo. Blackburn y Moore siguieron durante 24 meses
a tres grupos que se sometieron a medicación y TC en distintas combinaciones (59). Los tres se beneficiaron por
igual durante la fase aguda y en el lapso de seguimiento fueron subiendo sus cifras progresivamente en forma
paralela.
Conclusiones
La TC se ha constituido en un arma poderosa y de primera línea en el tratamiento de la depresión mayor unipolar
no psicótica y está avalada por un impresionante número de investigaciones empíricas. La aplicación a los
trastornos de personalidad (60) y al abuso de sustancias (61) amplía sus indicaciones y utilidad clínica por la
importante comorbilidad que es inherente a esta afección del ánimo.
Los datos duros y la experiencia clínica acumulada durante los últimos años permiten formular el siguiente
algoritmo en la terapéutica de la depresión y en el que la TC ocupa un lugar preeminente (Figura 2). Las
recomendaciones están en consonancia con otras investigaciones procedentes de áreas con distintas
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 11/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
orientaciones, lo que asegura que estas directrices representan el estado actual de la terapéutica (23, 32, 42,
63).
Los problemas metodológicos pendientes son múltiples y necesitan ser abordados en los próximos años en un
trabajo conjunto, de preferencia multicéntrico (control con píldora-placebo, potencia relativa frente a terapias
inespecíficas como biblioterapia o couseling de apoyo y psicoterapias formales como Terapia Interpersonal y
Psicoterapia Psicodinámica, indicaciones y contraindicaciones clínicas distintivas, posibles efectos nocivos,
interrelación con variables neurobiológicas, énfasis mayor en investigaciones sobre efectividad y eficiencia,
estudios prospectivos controlados a largo plazo, profundidad requerida en el entrenamiento de psicoterapeutas
clínicos, etc.). Sin embargo, como dicen Hollon y Beck "aunque aún necesitan ser resueltos problemas de
especificidad, moderación y mediación, surgen las intervenciones cognitivas y cognitivo-conductuales ya no más
como simples promesas sino que han llegado a la mayoría de edad" (63).
Antecedentes. La teoría cognitiva concibió a la depresión como asociada con patrones de pensamiento negativo,
esquemas distorsionados específicos y errores cognitivos o falso procesamiento de la información. Objetivos.
Revisar los conceptos y la evidencia cuantitativa de la Terapia Cognitiva para el tratamiento del trastorno
depresivo mayor. Método. Resumir el modelo cognitivo de la depresión y la evidencia consistente de los efectos
de este tratamiento solo o en combinación. Resultados. La Terapia Cognitiva es una terapia breve, estructurada
que compromete la colaboración activa del paciente y el terapeuta en alcanzar metas definidas. Está orientada
hacia la resolución de los síntomas, el procesamiento depresivo de la información y los problemas cotidianos.
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 12/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Conclusiones. Desde la introducción de la Terapia Cognitiva hace casi 3 décadas, se ha demostrado su eficacia
en numerosos estudios que compararon la TC con sin terapia, listas de espera y farmacoterapia antidepresiva.
Referencias
1. Beck AT, Rush AJ, Shaw BF et al. Cognitive therapy of depression. New York: Guilford Press, 1979
[ Links ]
2. Deckersbach T, Gershuny BS, Otto MW. Cognitive-behavioral therapy for depression. Psychiat Clin North
America 2000; 23: 795- 809 [ Links ]
3. Beck AT. A systematic investigation of depression. Compr Psychiatry 1961; 2: 163-70 [ Links ]
4. Ellis A. Reason and emotion in psychotherapy. New York: Lyle Stuart, 1962 [ Links ]
5. Kelly GA. The psychology of personal constructs. 2 Vols. New York: Norton, 1955 [ Links ]
6. Bandura A. Social learning theory. Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1977 [ Links ]
7. Mahoney MJ. Cognition and behavior modification. Cambridge: Ballinger, 1974 [ Links ]
9. Rehm LP, Fuchs CZ, Roth DM et al. A comparison of self-control and assertion skills treatment of depression.
Behavior Therapy 1979; 10: 429-42 [ Links ]
10. Lewinsohn PM. A behavioral approach to depression. En: Friedman RM, Katz MM, editors. The psychology of
depression: contemporary theory and research. Washington: Winston/Wiley, 1974 [ Links ]
11. Ferster CB. A functional analysis of depression. Am Psychol 1973; 28: 857-70 [ Links ]
12. Linehan MM, Kanter JW, Comtois KA. Dialectical behavior therapy for borderline personality disorder. Efficacy,
specificity and cost effectiveness. En: Janowsky DS, editor. Psychotherapy. Indications and outcomes.
Washington: American Psychiatric Press, 1999 [ Links ]
13. Segal ZV, Shaw BF. Cognitive therapy. En: Dickstein LJ, Riba MB, Oldham JM, editors. American Psychiatric
Press Review of Psychiatry, Volume 15, 1996; 15: 69-90 [ Links ]
14. Wright JH. Cognitive therapy of depression. En: Frances AJ, Hales RE, editors. American Psychiatric Press
Review of Psychiatry, Volume 7, 1988; 7: 554-70 [ Links ]
15. Feixas G, Miró MT. Aproximaciones a la psicoterapia. Una introducción a los tratamientos psicológicos.
Barcelona: Paidós, 1993 [ Links ]
16. Rush AJ, Beck AT. Cognitive psychotherapy. En: Sadock BJ, Sadock VA, editors. Kaplan & Sadock's
Comprehensive Textbook of Psychiatry. 2 Vols. 7th edition. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2000
[ Links ]
17. Peterson D, Seligman MEP. The learned helplessness model of depression: current status of theory and
research. En: Beckham EE, Leber WR, editors. Handbook of depression: treatment, assessment and research.
Homewood: Dorsey, 1985 [ Links ]
18. Kovacs M, Beck AT. Maladaptative cognitive structures in depression. Am J Psychiatry 1978; 135: 525-33
[ Links ]
19. Wright JH, Beck AT. Cognitive therapy of depression: theory and practice. Hosp Community Psychiatry 1983;
34: 1119-27 [ Links ]
20. Biggs MM, Rush AJ. Cognitive and behavioral therapies alone or combined with antidepressant medication in
the treatment of depression. En: Janowsky DS, editor. Psychotherapy. Indications and outcomes. Washington:
American Psychiatric Press, 1999 [ Links ]
21. Popper KR. The logic of scientific discovery. New York: Harper & Row, 1968 [ Links ]
22. Neimeyer R, Feixas G. The role of homework and skill acquisition in the outcome of group cognitive therapy
for depression. Behavior Therapy 1990; 21: 281-92 [ Links ]
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 13/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
23. Depression Guideline Panel. Clinical Practice Guideline, Number 5. Depression in primary care. Vol. 2.
Treatment of major depression. Rockville: Department of Health Services, Agency for Health Care Policy and
Research, AHCPR Publication N 93-0551, 1993 [ Links ]
24. Basco MR, Rush AJ. Compliance with pharmacotherapy in mood disorders. Psychiatric Annals 1995; 25: 78-82
[ Links ]
25. Figueroa G. Psicoterapia y farmacoterapia en el tratamiento de la depresión mayor. Rev Chil Neuro-Psiquiat
[En este número] [ Links ]
26. Rush AJ, Beck AT, Kovacs M, Hollon SD. Comparative efficacy of cognitive therapy and pharmacotherapy in
the treatment of depressed outpatients. Cognit Ther Res 1977; 1: 17-37 [ Links ]
27. Blackburn IM, Bishop S, Glen AL, Whalley LJ, Christie JE. The efficacy of cognitive therapy in depression: a
treatment trial using cognitive therapy and pharmacotherapy, each alone and in combination. Br J Psychiat 1981;
139: 181-9 [ Links ]
28. Teasdale JD, Fennell MJ, Hibbert GA, Amies PL. Cognitive therapy for major depressive disorder in primary
care. Br J Psychiat 1984; 144: 400-6 [ Links ]
29. Elkin I, Shea MT, Watkins JT et al. National Institute of Mental Health treatment of depression collaborative
research program. General effectiveness of treatments. Arch Gen Psychiatry 1989; 46: 971-82 [ Links ]
30. Elkin I, Gibbons RD, Shea MT et al. Initial severity and differential treatment outcome in the National Institute
of Mental Health treatment of depression collaborative research program. J Consult Clin Psychol 1995; 63; 841-7
[ Links ]
31. Shapiro DA, Barkham M, Rees A et al. Effects of treatment duration and severity of depression on the
effectiveness of cognitive-behavioural and psychodynamic-interpersonal psychotherapy. J Consult Clin Psychol
1995; 62; 522-34 [ Links ]
32. American Psychiatric Association. Practice Guidelines for the Treatment of Patients with Major Depressive
Disorder (Revision). Am J Psychiatry 2000; 157 (suppl): 1-45 [ Links ]
33. Shea MT, Elkin I, Sotsky SM. Patient characteristics associated with successful treatment. Outcome findings
from the NIMH treatment of depression collaborative research program. En: Janowsky DS, editor. Psychotherapy.
Indications and outcomes. Washington: American Psychiatric Association, 1999 [ Links ]
34. Ablon JS, Jones EE. Validity of controlled clinical trials of psychotherapy: findings from the NIMH treatment of
depression collaborative research program. Am J Psychiatry 2002; 159: 775-83 [ Links ]
35. Winston A, Muran JC. Common factors in the time-limited psychotherapies. En: Dickstein LJ, Riba MB,
Oldham JM. American Psychiatric Press Review of Psychiatry, Volume 15. Washington: American Psychiatric Press,
1996 [ Links ]
36. Brown C, Schulberg HC. The efficacy of psychosocial treatments in primary care. A review of randomized
controlled trials. Gen Hosp Psychiatry 1995; 17: 414-24 [ Links ]
37. Scott AI, Freeman CP. Edinburgh primary care depression study: treatment outcome, patient satisfaction, and
cost after 16 weeks. BMJ 1992; 304: 883-7 [ Links ]
38. Robinson LA, Berman JS, Neimeyer RA. Psychotherapy for the treatment of depression: a comprehensive
review of controlled outcome research. Psychol Bull 1990; 108: 30-49 [ Links ]
39. Jarrett RB, Rush AJ. Short-term psychotherapy of depressive disorders: current status and future directions.
Psychiatry 1994; 57: 115-32 [ Links ]
40. Gaffan EA, Tsaousis I, Kemp-Wheeler SM. Researcher allegiance and meta-analysis: the case of cognitive
therapy for depression. J Consult Clin Psychol 1995; 63: 966-80 [ Links ]
41. Dobson KS. A meta-analysis of the efficacy of cognitive therapy for depression. J Consult Clin Psychol 1989;
57: 414-9 [ Links ]
42. Rush AJ, Thase ME. Psychotherapies for depressive disorders: a review. En: Maj M, Sartorius N, editor.
Depressive disorders. Chichester: John Wiley & Sons, 1999 [ Links ]
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 14/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
43. Kovacs M, Rush AJ, Beck AT, Hollon SD. Depressed outpatients treated with cognitive therapy or
pharmacotherapy. A one-year follow-up. Arch Gen Psychiatry 1981; 38: 33-9 [ Links ]
44. McLean PD, Hakstian AR. Relative endurance of unipolar depression treatment effects: longitudinal follow-up.
J Consul Clin Psychol 1990; 58: 482-8 [ Links ]
45. Jarrett RB, Kraft D, Doyle J et al. Preventing recurrent depression using cognitive therapy with and without a
continuation phase. A randomized clinical trial. Arch Gen Psychiatry 2001; 58: 381-8 [ Links ]
46. Evans M, Hollon S, DeRubeis R et al. Differential relapse following cognitive therapy and pharmacotherapy for
depression. Arch Gen Psychiatry 1992; 49: 802-8 [ Links ]
47. Simons AD, Murphy GE, Levine JL et al. Cognitive therapy and pharmacotherapy for depression: sustained
improvement over one year. Arch Gen Psychiatry 1986; 43: 43-8 [ Links ]
48. Fava GA, Grandi S, Zielezny M et al. Four year outcome for cognitive behavioral treatment of residual
symptoms in major depression. Am J Psychiatry 1996; 153: 945-7 [ Links ]
49. Fava GA, Rafanelli C, Grandi S et al. Prevention of recurrent depression with cognitive behavioral therapy.
Arch Gen Psychiatry 1998; 55: 816-20 [ Links ]
50. Jarrett RB, Eaves GG, Grannemann BD et al. Clinical, cognitive, and demographic predictors of response to
cognitive therapy for depression: a preliminary report. Psychiatry Res 1991; 37: 245-60 [ Links ]
51. Thase ME, Simons AD, Reynolds CF. Psychobiological correlates of poor response to cognitive behavior
therapy: potential indications for antidepressant pharmacotherapy. Psychopharmacol Bull 1993; 29: 293-301
[ Links ]
52. Wexler BE, Cicchetti DV. The outpatient treatment of depression. Implications of outcome research for clinical
practice. J Nerv Ment Dis 1992; 180: 277-86 [ Links ]
53. Manning DW, Markowitz JC, Frances AJ. A review of combined psychotherapy and pharmacotherapy in the
treatment of depression. J Psychother Pract Res 1992; 1: 103-16 [ Links ]
54. Thase ME. Integrating psychotherapy and pharmacotherapy for treatment of major depressive disorder:
current status and future considerations. J Psychother Pract Res 1997; 6: 300-6 [ Links ]
55. Miller IW, Norman WH, Keitner GL. Combined treatment for patients with double depression. Psychother
Psychosom 1999; 68: 180-5 [ Links ]
56. Keller MB, McCullough JP, Klein DN et al. A comparison of nefazodone, the cognitive behavioral-analysis
system of psychotherapy, and their combination for the treatment of chronic depression. N Eng J Med 2000; 342:
1462-70 [ Links ]
57. Gabbard GO. Combined psychotherapy and pharmacotherapy. En: Sadock BJ, Sadock VA, editors. Kaplan &
Sadock's Comprehensive Textbook of Psychiatry. 7th edition. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2000
[ Links ]
58. Shapiro DA, Rees A, Barkham M, et al. Effects of treatment duration and severity of depression on the
maintenance of gains after cognitive-behavioural and psychodynamic-interpersonal psychotherapy. J Consult Clin
Psychol 1995; 63: 378-87 [ Links ]
59. Blackburn IM, Moore RG. Controlled acute and follow-up trial of cognitive therapy and pharmacotherapy in
outpatients with recurrent depression. Br J Psychiat 1997; 171: 328-34 [ Links ]
60. Beck AT, Freeman A et al. Cognitive therapy of personality disorders. New York: Guilford, 1990 [ Links ]
61. Beck AT, Wright FD, Newman CF et al. Cognitive therapy of substance abuse. New York: Guilford, 1993
[ Links ]
62. Otto MW, Pava JA, Sprich-Buckminster S. Treatment of major depression: applications and efficacy of
cognitive-behavioral therapy. En: Pollack MH, Otto MW, Rosenbaum JF, editors. Challenges in clinical practice:
pharmacologic and psychosocial strategies. New York: Guilford, 1996 [ Links ]
63. Hollon SD, Beck AT. Cognitive and cognitive-behavioral therapies. En: Bergin AE, Garfield SL, editors.
Handbook of psychotherapy and behavior change. 4th edition. New York: John Wiley & Sons, 1994 [ Links ]
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 15/16
19/8/22, 15:25 La terapia cognitiva en el tratamiento de la depresión mayor
Dirección postal:
Gustavo Figueroa
Casilla 92-V Valparaíso
Fono/Fax: (5632) 508550
E-mail: [email protected]
Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons
Santiago - Chile
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272002000500004 16/16