I Lectio Divina

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Palabra y oración: Esenciales para la Nueva Evangelización

Agradezco a Carmen el haberme invitado a compartir con ustedes este tema de Palabra y
oración. Esenciales para la Nueva Evangelización, donde la Lectio Divina tiene un lugar
muy importante.
Hablar de la oración es un tema que me apasiona porque forma parte fundamental de mi
experiencia de Dios desde el despertar de mi vida, del llamado que Dios me hizo a la vida
religiosa y del llamado que Dios me sigue haciendo. Es hablar de la esencia de la relación
de cada uno de nosotros con Dios.

Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su primer párrafo de la sección dedicada a


la oración: la vivencia del misterio de fe que nos “exige a los fieles creer en él, celebrarlo y
vivir de él en una relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero”. Esta relación es
la oración.

¿Por qué oramos?


• Oramos, no para que Dios realice fiel y puntualmente mis planes, sino para conocer
y tener fuerza para cumplir sus planes.
• Pero sobre todo oramos porque Jesús con su vida nos mostró que orar es esencial
para que en el diálogo con el Padre descubramos su llamada. Jesús es el mayor
ejemplo de vida. La oración, según su enseñanza es indispensable para nuestra vida.
• El oró en todas las circunstancias y estados de ánimo: Lc 3,21 en el bautismo;
después de la predicación 5,16; antes de elegir a los doce incluso toda la noche 6,12;
antes de resucitar a Lázaro 11,41; En el huerto de los Olivos 22, 41; desde la Cruz
11,46.
• Y si perdemos el contacto con Jesús nos daremos cuenta que nos perdemos de todo
lo bueno. Decía Santa Teresa de Jesús agregando: que un alma sin oración es como
un cuerpo tullido, “que aunque tiene pies y manos no los puede mandar; que así
son, que hay almas tan enfermas y mostradas a estarse en cosas exteriores, que no
hay remedio ni parece que pueden entrar dentro de sí..”
• Oramos porque somos creaturas de Dios y necesitamos unirnos a nuestro Creador;
usar ese privilegio de poder comunicarnos con él el verdadero amigo, a quien le
hablamos y Quien nos responde. A ese amigo que vive en nosotros y por ello nos
transforma en la más bella de las criaturas. Santa Teresa de Jesús decía: “No hallo yo
cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad; y
verdaderamente apenas deben llegar nuestros entendimientos, por agudos que
fuesen, a comprenderla, así como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El
mismo dice que nos crió a su imagen y semejanza.” Somos como un castillo de claro
cristal donde Dios habita, hace de nosotros su morada, y por ello nos hace
hermosos.
• Oramos porque necesitamos a Dios, y porque Dios nos “necesita a nosotros” para
anunciar lo que él quiere. Sólo unidos a él podemos ser sus instrumentos. La oración
nos une íntimamente a Él.
• Este salón está lleno de seguidores de Jesús, de discípulos suyos que han oído su voz
llamándolos a evangelizar porque somos bautizados y evangelizar es esencial a
nuestro ser Iglesia y como Iglesia tenemos la misión y aún más la obligación de
Evangelizar todos y cada uno de nosotros -según nuestra vocación.
• Sin oración no podemos evangelizar. Porque en la Evangelización no nos vamos a
anunciar a nosotros, o no vamos a comunicar nuestras ideas o nuestros planes, sino
los planes de Dios y ¿cómo saber los planes de Dios? Escuchándole, y ¿Cómo le
vamos a escuchar? Leyendo su Palabra. Dice la DV 25 recordando las palabras de
San Ambrosio “a El hablamos cuando oramos, y a El oímos cuando leemos las
palabras divinas.”( CIC 2653, DV 25) En esas palabras divinas descubrimos su
mensaje y lo acogemos con esfuerzo y perseverancia si oramos.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda las palabras del monje cartujo Guido que
nos dice “Buscad leyendo, y encontraréis meditando; llamad orando, y se os abrirá por la
contemplación” (Guido El Cartujano, Scala claustralium, 2) (CIC 2654) Palabras que el gran
místico español San Juan de la Cruz repite en sus Dichos de luz y amor. (Número 36)

La oración es don de Dios, alianza y comunión como lo dice el Catecismo y como nos lo
han dicho los santos a través de los siglos, ellos nos han dejado un riquísimo testimonio de
su encuentro con Dios vivo, de ellos aprendemos diferentes métodos que podemos
emplear para orar. La Lectio Divina es uno de esos métodos que nos puede ayudar a hacer
una relectura de la Palabra de Dios para nuestra vida. Para el aquí y ahora de esa Palabra.
Para vivir en profunda unión con Dios e ir a lo concreto de la vida diaria.

Voy a hacer un breve recorrido por la historia de la Lectio Divina para comprenderla y
poder introducirnos también a hacer un breve ejercicio de oración con este método.

¿Qué es la Lectio Divina?


Es un método para hacer una Lectura orante de la Palabra de Dios utilizado a lo largo de
muchos siglos.
Los orígenes de la lectura orante de la Biblia la tenemos en la misma Sagrada Escritura. En
ella tenemos numerosos ejemplos de un pueblo que relee los acontecimientos desde la fe
en Dios siempre presente y actuante. En el AT, tenemos por ejemplo el libro del
Deuteronomio aplicando a la nueva realidad la intervención de Dios narrada en el Éxodo.
En el NT tenemos también numerosas referencias de la importancia que las comunidades
dieron a la Palabra de Dios escrita que como dijera San Pablo es “Inspirada por Dios y útil
para enseñar, reprender, corregir, e instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, equipado para toda buena obra. “. 2 Tim 3,14-16
La primeras comunidades cristianas se veían alentados en su fe, esperanza y amor a
través de la lectura de la Biblia, dejándose guiar por el Espíritu del que Jesús había dicho
“Él les recordará todo lo que les dije y los guiará a la verdad plena.” De hecho el NT es
resultado de la relectura que los primeros cristianos hicieron del AT. A la luz de Jesucristo
Los Padres de la Iglesia
El primero en utilizar el término Lectio Divina fue Orígenes (teólogo y padre de la Iglesia
griega. s. III d.C). quien afirmó la necesidad de leer la Biblia. Más tarde, la Lectio Divina se
convertiría en la columna vertebral de la vida religiosa. Las reglas monásticas de Pacomio,
de Agustín, Basilio y Benito harían esta práctica, junto con el trabajo manual y la liturgia, lo
que formó la triple base de la vida monástica.
La sistematización de la Lectio Divina en cuatro pasos proviene de s. XII de un monje
cartujo llamado Guigo, escribió un libro titulado “La escalera de los monjes” exponiendo la
teoría de los cuatro pasos: Lectio, Meditatio, Oratio, Contemplatio.
La lectura es el estudio asiduo de las Escrituras, hecho con espíritu atento.
La meditación es una actividad diligente de la mente, con la ayuda de su propia razón,
busca el conocimiento de la verdad oculta.
La oración ferviente es el impulso del corazón a Dios.
La contemplación es una elevación hacia Dios para saborear las alegrías de la dulzura
eterna.

A estos pasos volveremos más tarde.

Edad media
Los creyentes perdieron el contacto directo con la Palabra, por lo que surgieron varias
prácticas de piedad.

Época actual
El Concilio Vaticano II en la constitución dogmática “Dei Verbum” (1965) recuperó,
felizmente, la tradición antigua e instó insistentemente a los fieles a leer las Escrituras con
regularidad. De ahí en adelante tenemos numerosas referencias de documentos eclesiales
donde se enfatiza la importancia del encuentro con Jesús vivo en su palabra dirigida a
nosotros.1

El papa emérito Benedicto XVI dijo, 16 septiembre 2005: «Si se promueve esta práctica
(Lectio divina) con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera
espiritual en la Iglesia» -

Él hizo el llamado a un estado permanente de misión en el Continente: En el año 2007, en


Aparecida, Brasil, como conclusión de la V Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe.. Donde se enfatiza nuestro llamado a ser Discípulos y
Misioneros. El documento Aparecida dice en el número 249:
“Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que
todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada
Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce
al encuentro con Jesús-Maestro,
al conocimiento del misterio de Jesús-Mesías,
a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y
al testimonio de Jesús-Señor del universo. Con sus cuatro momentos (lectura, meditación,
oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo al
modo de tantos personajes del evangelio:” Para que esto sea el “alma de la propia
evangelización y del anuncio de Jesús a todos.”

Esto nos exige un acercamiento a la Sagrada Escritura que no sea sólo intelectual e
instrumental, sino con un corazón “hambriento de oír la Palabra del Señor” (Am 8, 11).

Nuestro obispo Thomas J. Olmsted nos pide que celebremos este año de la fe, y señala 5
formas para hacerlo, estas son: 1) redescubriendo la alegría de nuestra fe, 2)
proclamándola,
3) redescubriendo la alegría del Sacramento de la confesión, 4) redescubriendo la alegría
de la Santa Misa y 5) Redescubriendo la alegría de la oración lo que significa –dice nuestro
obispo- tener una relación viva con Él. Esta relación con Él, madura y crece como cualquier
relación sana. Al rezar, dialogamos con nuestro amado Señor, hablamos y lo escuchamos
[…] – Y nos invita a dedicar tiempos especiales para orar- “Podría usted hacer tiempo
diariamente para el Señor y desarrollar un hábito de cortos y largos momentos de oración.
Descubrir el rico patrimonio de las diversas formas de la gracia de la oración, el Santo
Rosario, la oración antes de las comidas, la adoración al Santísimo Sacramento y Lectio
Divina y otras formas de hablar y escuchar a nuestro Señor.”
1
Instrucción de la Comisión Bíblica 1950. Pío XII. El papa recomienda a los clérigos la Lectio divina para alimentar su amor
efectivo y constante a la SE fuente de vida interior y de fecundidad apostólica.
DV; Interpretación de la Biblia en la Iglesia de la Pontificia Comisión Bíblica 1993.
Primero: redescubra la alegría de la fe.

Segundo: Proclamen su fe. Espero que este año de la fe motivara a cada católico a
estudiar con más ardor su fe para vivir, compartir y ser testigos de su fe.

Tercero: Redescubrir la alegría del Sacramento de la confesión. El Santo Padre, Papa


Benedicto XVI nos recuerda que "La nueva evangelización" comienza en el confesionario.
Nuestro encuentro con Cristo comienza con el reconocimiento de nuestra necesidad de Él,
el reconocimiento de que no podemos hacerlo solos, que estamos quebrados y
necesitados de su perdón y sanación.

Cuarto: Redescubrir la alegría de la Santa Misa. Como católicos tenemos un almacén


inagotable de riquezas. "fuente y cumbre" de nuestra fe católica. Es en la Santa Misa, la
celebración de la Sagrada Liturgia, que nosotros adoramos a nuestro Señor, y a través de
la cual El se convierte en presencia entre nosotros de una manera muy real y hermosa.

Quinta: Redescubrir la alegría de la oración: Tener fe, tener confianza en Dios, significa
tener una relación viva con El. Esta relación con El, madura y crece como cualquier relación
sana. Al rezar, dialogamos con nuestro amado Señor, hablamos y lo escuchamos. Es
nuestra esperanza que el Año de la Fe pueda inspirar a cada uno de los fieles a una vida
más estable y creciente en la oración. Podría usted hacer tiempo diariamente para el
Señor y desarrollar un hábito de cortos y largos momentos de oración. Descubrir el rico
patrimonio de las diversas formas de la gracia de la oración, el Santo Rosario, la oración
antes de las comidas, la adoración al Santísimo Sacramento y Lectio Divina y otras formas
de hablar y escuchar a nuestro Señor.

será el sábado 3:30pm-5:00pm en el Salón principal 3er piso (Ballroom).

Presupuestos:

 Recordemos que la La Biblia tiene una unidad, donde cada libro, cada frase tiene su
lugar y su función para revelarnos el Proyecto de Dios. Por eso no podemos aislar
esos textos.

 La actualidad o encarnación de la Palabra. Los cristianos no podemos vivir sin darnos


cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor. Así la Biblia nos enseña cómo vivir cada
día. Teniendo la vida delante de los ojos, descubrimos en la Biblia el reflejo de
aquello que nosotros mismos estamos viviendo.

 La fe en Jesucristo, vivo en la comunidad. Jesús es la clave principal de la lectura que


hacemos. Nuestra fe en él nos ayuda a entender mejor la Biblia.

El método de la Lectio Divina

Volvemos a los peldaños o escalones de la Lectio Divina para después hacer un ejercicio
con este método de oración. Pues como agentes de la Nueva Evangelización necesitamos
la novedad encarnada de la Palabra de Dios en nuestras vidas, en el aquí y ahora, para vivir
y tomar decisiones según su voluntad.

Recordemos estos peldaños:

Lectio, Meditatio, Oratio, Contemplatio.

La lectura. Lectio En este momento leemos el texto bíblico buscando ¿qué dice el texto?
Leer y releer el texto para conocer bien lo que está escrito. No lo que quiero ver, o lo que
me han dicho, o lo que dijo alguien que ese texto dice, qué dice. Hasta tratar de penetrar
al sentido con el que fue escrito el texto.

Nos pueden ayudar preguntas como ¿Quién habla? ¿A quién le habla? ¿Qué dice? ¿Por
qué? ¿Cuándo? ¿Cómo lo dice? ¿Con qué medios? Con mucha atención de la inteligencia y
del corazón.

Dejando que cada palabra penetre en nuestra vida como dicha para la realidad en la que
estamos en sentido amplio y de manera personal. Sabiendo que estamos ante la Palabra
de Dios, por lo tanto debemos leerla con actitud de fe.
Nos pueden ayudar las notas de la Biblia o comentarios bíblicos. Pues esos comentarios
nos pueden ayudar a escuchar el sentido que pretendió darnos el autor inspirado en el
texto bíblico. Así no manipulamos o reducimos el texto a nuestras ideas.
El magisterio de la Iglesia nos pide: considerar la intención del autor humano (géneros
literarios)
Considerar la historia del texto y la narrada en el texto.
Considerar su relevancia para la vida de fe, esperanza y caridad.
La meditación. Meditatio. ¿qué dice el texto para mí, para nosotros hoy? Deja actuar al
Espíritu Santo, que nos inspira e infunde en nosotros los sentimiento de Jesucristo.
Es un ejercicio por actualizar el texto y traerlo a nuestra vida personal y social.
Aquí se puede ver qué otros pasajes de la Biblia o de nuestra vida nos evoca. Le podemos
hacer preguntas al mismo texto para entenderlo mejor. Quizá el significado de lo narrado
para la gente de su tiempo.
En la lectura vimos qué pasó allá, qué mensaje tenía para ellos, lo que significó. Aquí
vemos cómo eso pasa aquí y ahora, en mí o en la sociedad, o en mi familia, o en esta
situación concreta.

Se puede tratar de resumir lo que he leído en una frase. De preferencia del mismo texto
bíblico, para ser llevado a la memoria por la repetición, hasta llevarlo de la cabeza al
corazón.

La oración. Oratio Eso que he entendido en la meditación me llevará a decirle algo a Dios
¿qué me hace decir el texto a Dios?. Puede aquí surgir una oración espontánea de
alabanza o acción de gracias, o de súplica, quizá de perdón. O me puede llevar a recitar
una oración ya existente, un salmo…

La contemplación. Contemplatio. Es el momento del gustar, del rumiar lo que mi corazón


a comprendido. Este paso me llevará a permanecer ahora admirando y percibiendo a ese
Dios que me ha hablado y al que he hablado.

Lectio personal Mt 5,13-16.


Lectio por equipos Mc 10,46-52

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