La Voluntad de Dios Es El Espíritu Santo
La Voluntad de Dios Es El Espíritu Santo
La Voluntad de Dios Es El Espíritu Santo
Jesús les expresó a quienes anduvieron con Él por tres años que
era más beneficioso para ellos que Él se fuera y les enviara al
Espíritu Santo.
Fue la obra milagrosa del Espíritu Santo la que hizo de usted una
nueva criatura. De hecho, cuando aceptó a Jesús como el Señor de
su vida, el Espíritu Santo vino sobre usted y lo cubrió con Su
sombra, así como sucedió con María cuando ella concibió al «…
Santo Ser...» (Lucas 1:35).
«Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió
el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y
les dijo: Recibid el Espíritu Santo» (Juan 20:21–22). Después que
Jesús resucitó de entre los muertos, se les apareció a los
discípulos, quienes nacieron de nuevo cuando Él sopló la vida de
Dios sobre ellos, diciéndoles: «Recibid el Espíritu Santo» (Juan
20:22; compárelo con Génesis 2:7).
—Hechos 1:4–5,8
Ese poder del Espíritu fue el que vino sobre la Iglesia en el día de
Pentecostés; y en la actualidad, el mismo Espíritu todavía está a
cargo de ayudar a la Iglesia a cumplir su gran comisión. ¿Acaso
no dijo Jesús que el Santo Espíritu nos acompañaría para
siempre?
Jesús afirmó que no era Él quien realizaba las obras, sino el Padre
que actuaba a través de Él. Así que cuando Cristo expresó: «pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo...» (Hechos 1:8). ¡Ellos sabían a qué se refería!
«Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha
preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a
nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña,
aun lo profundo de Dios» (1 Corintios 2:9-10).
—Lucas 11:9–13
—Hechos 2:4
—Hechos 10:44–46
—Hechos 19:6
Sin embargo, dado que los labios y la lengua son los órganos que
usamos para articular palabras, y juntamente con las cuerdas
vocales forman los instrumentos físicos del habla; todos ellos
deben cooperar con su espíritu para darle sonido a las oraciones y
alabanzas que el Espíritu de Dios le provea. El lenguaje espiritual
está listo para que usted lo hable en el mismo instante en que lo
recibe.
Recuerde, no tiene nada qué temer porque Dios aseguró que usted
recibiría algo muy bueno. En Isaías 57:19 leemos que Dios
produce fruto de labios. No se preocupe por cómo suena, ya que
el Señor sabe qué desea expresarle usted. Además, en Mateo
21:16 se nos indica que de la boca de los niños y de los que
maman, Dios perfeccionó la alabanza.
¡Pida y reciba!
Confíe en su Consolador