LIBRO La Vida y El Tiempo
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LIBRO La Vida y El Tiempo
y el tiempo
Prólogos de
Boaventura de Sousa Santos y Guadalupe Valencia
CLACSO - Secretaría Ejecutiva
Karina Batthyány - Directora Ejecutiva
María Fernanda Pampín - Directora de Publicaciones
Equipo Editorial
Lucas Sablich - Coordinador Editorial
Solange Victory y Marcela Alemandi - Gestión Editorial
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La vida y el tiempo: apuntes para una teoría ucrónica de la vida buena (Buenos Aires, 2022)
ISBN 978-987-813-301-0
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CC BY-NC-ND 4.0
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Asdi. La responsabilidad del contenido recae enteramente sobre el creador. Asdi no comparte necesariamente las
opiniones e interpretaciones expresadas.
ÍNDICE
Agradecimientos.............................................................................................11
Capítulo 4. El tiempo.....................................................................................103
Capítulo 8. Más allá del PIB: la esperanza de vida buena (EVB) ....................199
Anexos...........................................................................................................277
Bibliografía....................................................................................................281
Sobre el autor................................................................................................297
A Uzué y Ziara,
por ser mis tiempos, mis tempos y mis vidas
y, respectivamente, por los once
y ocho años de ser juntos.
AGRADECIMIENTOS
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René Ramírez Gallegos
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PRÓLOGO
Guadalupe Valencia García
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Guadalupe Valencia García
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Prólogo
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Guadalupe Valencia García
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PRÓLOGO
Boaventura de Sousa Santos
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Boaventura de Sousa Santos
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Prólogo
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Prólogo
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Boaventura de Sousa Santos
1 https://epistemologiasdosul.ces.uc.pt/?lang=1&id=34900
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Prólogo
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Capítulo 1
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René Ramírez Gallegos
Si una opción se elige en lugar de otra, que también pudo ser elegida, en-
tonces decimos que la primera opción se revela como preferida respecto
a la segunda. Si el consumidor siempre elige ciertas opciones, que puede
permitirse, esto significa que tales opciones son preferidas con respecto
a aquellas opciones que, aunque pudiera permitirse, no elige. (Varian,
1992, p. 135)
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Capítulo 1. La vida y el tiempo
3 Visto como variable que da cuenta del potencial de compra que tiene el individuo
y, por ende, del potencial de elección y libertad del mismo.
4 Cuando el texto se refiere a economía neoclásica alude a la perspectiva de ana-
lizar el bienestar a través de una mirada individual metodológica, marginalista, ra-
cional instrumental, en la cual el valor de los bienes es una función de utilidad de los
consumidores.
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5 Se entenderá por ucronía “el no tiempo”, en tanto implica una disputa social
deseada (posible) que debe ser conquistada, para lo cual se debe construir un nuevo
orden temporal.
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Capítulo 2
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leer y escribir, y hayan cumplido veintiún años” (art. 9). Este requisito
solo desaparece en 1979, lo cual no es un dato menor. Por ejemplo,
en 1950, el 44 % de la población era analfabeta y, a principios de los
ochenta, uno de cada cuatro ecuatorianos no sabía leer ni escribir.
Con esta restricción, quedaron fuera de la comunidad política entre
un cuarto y la mitad de la población.
Otra forma de discriminación y exclusión se impuso a través de
la religión, el género o el origen étnico. En la “Carta Negra” de 1869,
dictada por García Moreno, para ser considerado ciudadano se reque-
ría también ser católico. Además, la esclavitud de los negros fue abo-
lida recién veintidós años después de la primera Constitución. Solo a
partir de la Constitución de 1929 se reconoce la ciudadanía para las
mujeres y, por tanto, su derecho al voto.
La discriminación se aplicaba también en la arena del poder, pues
para ser presidente, vicepresidente o diputado se requería tener pro-
piedades o rentas de cierto valor (Paz y Miño, 2007).
Si bien únicamente a partir de la Revolución Liberal de finales
del XIX se moderniza el Estado y se avanza en términos de derechos,
no es sino hasta 1925, con la Revolución Juliana, que se rompe con el
compromiso estatal como garantía del poder oligárquico-terratenien-
te. Se instaura entonces un intervencionismo económico del Estado,
y los derechos civiles y políticos avanzan; pero los derechos sociales
son garantizados únicamente para los trabajadores formales. Así, la
Revolución Juliana –en el marco de dos Juntas Militares de Gobierno–
introdujo al país en un contexto internacional proclive a la moderni-
zación capitalista, dando forma a un Estado desarrollista.
Es a partir de la Constitución de 1998 que, si bien en el campo de
los derechos civiles y políticos se dan importantes saltos cualitativos,
en el campo social y económico se consagra un modelo en el que los
sujetos de derecho son el trabajador formal y el consumidor con ca-
pacidad adquisitiva. El sujeto potencial de cambio es el empresario,
encargado de dinamizar la economía y distribuir los beneficios del
desarrollo a través del mercado.
En la siguiente sección se analizarán la disputa política y los suce-
sos históricos que dieron paso a la nueva Constitución de la República
del Ecuador.
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EL CONTRATO (ANTI)SOCIAL
Este sentido común de la época impregna todos los ámbitos de la vida
social. Pero un punto de anclaje primordial se ubica en las definicio-
nes normativas de la ingeniería constitucional. En la tradición (neo)
liberal del (neo)contractualismo, la constitución se asume como un
acuerdo que define cómo se han de distribuir los poderes, que se en-
tienden como sustancias naturales discretas que se pueden poseer,
transferir y agregar a la manera de la libre concurrencia mercantil.
Más allá de esto, toda constitución es una instantánea del campo
de fuerzas –una correlación descriptiva tanto como normativa– en
un momento histórico concreto, y tiene efectos y consecuencias en
la vida social. En el caso de Ecuador, la instantánea neoliberal es la
Constitución de 1998, que fue elaborada por una coalición dominada
por la derecha-centroderecha (socialcristianos más democristianos
sumaron cuarenta de setenta asambleístas) y con una minoría débil
de centroizquierda (socialdemócratas más indigenistas).
La impronta de la constelación político-jurídica de 1998 es un
modelo ambiguo de “economía social de mercado”, que, en realidad,
fue un membrete abanderado por los democristianos, pero poco ex-
plícito de la situación concreta. Hacia el fin del período constituyente,
la coalición de derechas se rompió durante una disputa sobre la priva-
tización de la seguridad social. Los líderes democristianos dimitieron
y el bloque socialcristiano también se ausentó. Se formó una nueva
mayoría de centro, autodenominada “convergencia”, que se autopro-
rrogó ocho días más, durante los cuales se añadió a lo aprobado ante-
riormente un amplio catálogo de derechos.
En esta secuencia de poder dual, por un lado, la minoría de con-
vergencia promovió los derechos de tercera y cuarta generación (se
reconoce al país como “pluricultural y multiétnico”, lo que da cabida a
los derechos sobre tierras ancestrales, formas tradicionales de organi-
zación y patrimonio histórico, educación y administración de justicia
indígena en el marco de la ley). Pero, por otro lado, la centroderecha
redujo el margen de maniobra estatal en la economía y subordinó el
orden social al mercado. De esta manera, se omitió la reserva de “sec-
tores estratégicos”, abriendo la puerta para su expropiación: la explo-
ración y explotación de recursos naturales “podrán ser llevadas a cabo
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Para aclarar los términos, los autores señalan que “se denominan po-
líticas económicas populistas aquellas que, en contextos de gran des-
igualdad social, son implementadas por los gobiernos con el propósito
de compensar dichas desigualdades [y que] generan desequilibrios in-
sostenibles a la economía” (Lucero y Pozo, 1998, p. 29).
De esta inclinación a favor de la disciplina fiscal, la autonomía
financiera y el crecimiento mercantil para conjurar la “tentación po-
pulista”, se sigue que las pautas de bienestar se definen, a nivel micro,
por la utilidad individual a través del aumento del trabajo/consumo
(“el incremento y la diversificación de la producción orientados a la
oferta de bienes y servicios de calidad que satisfagan las necesidades”)
y, a nivel macro, por el “crecimiento sustentable de la economía”. Las
aspiraciones de justicia social se orientan, de esta manera, hacia la
asignación en el mercado y, marginalmente, a la asistencia estatal fo-
calizada para asegurar mínimos de supervivencia.
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Fuente: Encuesta nacional de empleo, desempleo y subempleo (ENEMDU) (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
[INEC], 2007)
Elaboración propia
(*): Urbano
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ANTAGONISMOS CIUDADANOS
El adelgazamiento del vínculo de representación iba de la mano con
la descomposición estatal, a la vez objetivo estratégico y flanco débil
del proyecto neoliberal. Esta debilidad permitió que la desafección
se tradujera en creciente movilización social al margen (y en contra)
de las instituciones representativas, movilización que a medida que
cobró fuerza se activó como un poder de veto del sistema político.
Entre 1996 y 2005 se sucedieron siete gobiernos, y los únicos tres
presidentes elegidos en las urnas fueron derrocados en medio de am-
plias manifestaciones sociales de rechazo, tras lo cual tuvieron que
huir del país para eludir juicios por corrupción (Abdalá Bucaram, el
5 de febrero de 1997; Jamil Mahuad, el 21 de enero de 2000; y Lucio
Gutiérrez, el 20 de abril de 2005). Un nuevo grafiti se repetía con
insistencia en las paredes urbanas: “La lucha nos da lo que las urnas
nos quitan”.
Fuente: CAAP
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Fuente: CAAP
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4 Todos los datos electorales se pueden consultar en la página web del Consejo
Nacional Electoral: http://cne.gob.ec/es/resultados/estadisticas.
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Es preciso resaltar que estos cambios van más allá del diagnóstico
superficial de “retorno del Estado”. Si bien es cierto que el nuevo pa-
radigma constitucional contrarresta ciertos puntos del anterior que
se valoran como negativos (la regulación de la economía, la reserva
de los “recursos estratégicos”, el interés por la redistribución, además
del crecimiento) y asume otros que se valoran como positivos (los tó-
picos del “pleno empleo”, la “erradicación de la pobreza” o los “gru-
pos de atención prioritaria”, ya no enunciados como “vulnerables”),
lo más relevante son las innovaciones que, con el antecedente de las
promesas incumplidas del proyecto neoliberal, generan el reposicio-
namiento estatal respecto a una topografía ciudadana más compleja y
diversificada. Una topografía que podemos analizar en la inscripción
constitucional del “buen vivir” como horizonte a “alcanzar”.
En consonancia con este postulado constitucional, el documento
de planificación expedido por la Función Ejecutiva luego de la apro-
bación de la Constitución se denominó Plan Nacional para el Buen
Vivir, 2009-2013. El “buen vivir” introduce así constitucionalmen-
te un cambio de la matriz de poder que involucra una nueva trama
de relacionamientos políticos, una nueva forma de reconocimientos
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la distribución (ver Const. 2008, arts. 276 y 284 inc. 1). Esta propuesta
centra su énfasis en un desarrollo endógeno para construir una econo-
mía social y solidaria, con una articulación inteligente en el mercado
mundial.
A nivel interno, se propone edificar una economía social y solida-
ria, que no niega el mercado, sino que lo subordina a la reproducción
de la vida y a otras formas de organización y producción. La econo-
mía social y solidaria “reconoce al ser humano como sujeto y fin”, y
se propone generar una relación dinámica entre Estado y sociedad
que permita realizar el buen vivir (ver Const. 2008, art. 283). No se
trata, por tanto, solo de una cuestión (re)distributiva, sino también
de garantizar los derechos humanos para fortalecer una sociedad más
igualitaria que permita profundizar la democracia. La economía so-
cial y solidaria se propone entonces “un modo de hacer economía orga-
nizando de manera asociada y cooperativa la producción, distribución,
circulación y consumo de bienes y servicios, no en base al motivo de
lucro privado, sino a la resolución de las necesidades” (Coraggio, 2011).
El camino para alcanzar la economía social y solidaria es cambiar
el monopolio de los medios de producción de la actual sociedad de
mercado, en donde los propietarios tienen el control de los procesos
de trabajo y de la producción e impiden que los trabajadores ejerciten
libremente sus virtudes. Tal monopolio los aliena de sus capacidades
y del producto de su trabajo. La nueva propuesta apela al florecimien-
to in situ del trabajador, a compartir los derechos de propiedad y a
cooperar en todo el proceso productivo. Se apela a la premisa de que
“la estructura de la distribución está completamente determinada por
la estructura de la producción” (Marx citado por Fleischacker, 2004,
p. 97). Esto se articula con una propuesta de inserción en el mundo
global a través de la política comercial soberana (ver Const. 2008, art.
304). Dentro de este marco, se puede señalar que este igualitarismo
no tiene como fin el Estado, sino la propia sociedad y los colectivos.
Desde su lógica, la economía es social y solidaria, no es de mercado,
sino con mercado, pues auspicia otras formas de propiedad y de orga-
nización. Entre ellas, las principales son: propiedad estatal, propiedad
gran-nacional, propiedad republicana, propiedad comunitaria, pro-
piedad social y propiedad capitalista. En dicho marco, es necesario
pensar todas las combinaciones de propiedad y organización que de
ellas surjan.
No obstante, el proceso (re)distributivo no se limita al campo pro-
ductivo. El objetivo igualitario consiste en repartir toda la carga de
trabajo, no solo la parte que se realiza como empleo y que beneficiaría
únicamente a los asalariados. Se trata de buscar la solidaridad en to-
dos los ámbitos de la vida cotidiana. Así, por ejemplo, el solo hecho de
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5 Dicha postura liberal es representada, por ejemplo, por J. Rawls, sobre todo, en
su segundo principio de “Justicia como equidad”.
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Si una opción se elige en lugar de otra, que también pudo ser elegida, en-
tonces decimos que la primera opción se revela como preferida respecto a la
segunda. Si el consumidor siempre elige ciertas opciones, que puede permi-
tirse, esto significa que tales opciones son preferidas con respecto a aquellas
opciones que, aunque pudiera permitirse, no elige. (Varian, 1992, p. 135)1
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Cuando los temas que dominan tienen que ver con distribución y cuando la
gente busca maximizar “lo que les toca” sin que le importe los demás, en-
tonces la decisión por mayoría tenderá hacia la inconsistencia total. Pero
cuando el asunto es uno que suscita la indignación de la nación (como
por ejemplo, en el caso de la reacción ante la incapacidad de un gobierno
democrático para prevenir una hambruna), el electorado puede ser razo-
nablemente unánime y totalmente consistente. De igual manera, cuando
la gente se agrupa en partidos con agendas y diálogos complejos, e involu-
crando la reciprocidad así como algunas actitudes generales hacia valores
como la equidad o la justicia, las inconsistencias ubicuas pueden ceder el
espacio a decisiones más congruentes” (Sen, 1999, p. 5).
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desde la historia; es decir, desde cómo construyen los pueblos las de-
finiciones que dan sentido a sus principios de convivencia y destinos.
En este marco, defenderemos que lo justo en el caso de nuestro análi-
sis pasa por construir la sociedad del vivir bien de acuerdo con la au-
todefinición (definición colectiva democrática) histórica realizada en
la Constitución de la República del 2008. En otras palabras, cuando la
sociedad ecuatoriana se preguntó “igualdad, ¿de qué?”, su respuesta
fue: de buen vivir. Como se analizará más adelante, dicha construc-
ción social se nutre de la disputa política de la construcción del sen-
tido común de lo que implica un nuevo valor social: la vida (buena).
La construcción de este valor social –a su vez− implica la edificación
de una métrica que dispute políticamente (como estrategia) el valor
social del dinero en tanto unidad de valor del capitalismo.
En este sentido, lo que se plantea es que el concepto del buen
vivir (o vivir bien) debe ser leído desde lo que consagra el pacto de
convivencia firmado por los ecuatorianos en el 2008. En efecto, frente
al debate teórico conceptual de la definición de justicia y bienestar,
lo que postula esta investigación es que se debe recuperar el análi-
sis histórico, punto de partida de donde provienen los conceptos que
viabilizarán la teorización. En este contexto, la propuesta de análisis
presentada en este estudio no responde a una u otra corriente o mar-
co teórico, sino que revela la deliberación producida por la sociedad
ecuatoriana en el marco de luchas históricas concretas. Una delibera-
ción que dio nacimiento a un pacto social en el cual se definieron las
prioridades, los grandes derroteros y el horizonte de sentido del por-
venir que quiere construir una comunidad política determinada. Es
así que para Ecuador la base de información y unidad de análisis que
permitirá juzgar las acciones sociales y sus prioridades será la vida
buena definida en la Constitución de la República del 2008.
Dentro de este enfoque, el ejercicio que sustenta la aproximación
de la presente investigación se basará en la reconstrucción históri-
co-social como entrada epistemológica. Mientras en las teorías del
bienestar la definición del mismo se sustenta en principios filosóficos
o normativos (utilitarismo, bienestarismo, enfoque de capacidades,
etc.), este estudio busca precisar el concepto de bienestar a partir del
análisis de los sucesos históricos que viven los pueblos y que configu-
ran los pactos de convivencia social en cada territorio. Es a partir del
análisis constitucional (visto como un hecho histórico) que se procura
hallar otra entrada teórica, metodológica y empírica que permita ce-
rrar las brechas entre realidad y teoría.
En el marco del debate sobre elección social, podríamos señalar
que fue posible la “agregación de preferencias” refrendada electoral-
mente en el Ecuador, puesto que en la Constitución de la República
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5 Los bienes relacionales son los bienes que generan disfrute cualitativo de sociabi-
lidad y son la base en que se fundamenta el adjetivo “bueno” de la vida. Se discutirá
más adelante el concepto.
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asalariados, realizan todas sus comidas fuera del hogar y contratan los
servicios de lavado, planchado y aseo del hogar. Es decir, los requeri-
mientos del tiempo de trabajo doméstico serían iguales a cero, nece-
sitando tiempo únicamente para el trabajo remunerado y el consumo
(Boltvinik citado por Damián, 2007, pp. 125-146). Desde el enfoque
neoclásico utilitario, en dicho consumo se podría afirmar que el tiem-
po libre sería, tácitamente, parte de la industria del entretenimiento
individual y social. De acuerdo con esta perspectiva, en una cita de
dos amigos para tomar un café lo importante sería la utilidad que se
obtiene de la venta del café, y no la amistad y el tiempo compartido.
Vale recordar que, desde la microeconomía del consumidor al
analizar el mercado laboral, el individuo busca maximizar su utilidad/
satisfacción en función del consumo y del ocio, sujeto a la restricción
del tiempo y el salario. Si bien parecería que aquí se incorpora la va-
riable tiempo, el análisis usualmente se circunscribe a cómo maximi-
zar el ingreso para poder consumir más, dado que el tiempo libre es
un bien más de consumo, para lo cual existe −por ejemplo− la indus-
tria del entretenimiento. No es casual que, en inglés, se suela decir
“let’s spend time” (“vamos a gastar el tiempo”) o, en castellano, “per-
der/matar el tiempo”. A lo que nos referimos es a que, en estricto rigor,
tal mirada supuestamente neutra implica una propuesta de vida: el de
la opulencia y el de la insatisfacción permanente (“acumular, tener
más canastas de bienes es siempre mejor”). Por eso, a manera de prin-
cipio, “vivir mejor” es preferible a “vivir bien”, de acuerdo a la teoría
del consumidor. La profecía se (auto)cumple en la medida en que se
construye un discurso hegemónico en donde el bienestar depende del
consumo y este del ingreso, razón por la cual se puede afirmar que
la mayor utilidad se consigue cuanto más ingreso/consumo obtenga
cada ciudadano.
En este punto podríamos preguntarnos: ¿cuáles son las circuns-
tancias objetivas y subjetivas que hacen posible que un país como
Ecuador se cuestione la noción utilitarista del bienestar? Podríamos
decir que en términos de intervención política en la sociedad, la teo-
ría sirve como mecanismo para moldear la realidad. Poniendo entre
paréntesis las diferencias culturales, podemos señalar que la distancia
entre teoría y realidad es muy grande en el caso de los países en vías
de desarrollo. En efecto, sucede que en un país como Ecuador (y en
países de Sudamérica en general), con estructuras de trabajo segmen-
tadas, el pleno empleo es una falacia en la mayoría de la economía y,
por lo tanto, también es falaz el supuesto trade-off en la pretendida
elección entre salario y ocio. No es casualidad que el promedio de ho-
ras de trabajo en el Ecuador sea de cuarenta y dos horas semanales,
ni que aquellos que tienen un segundo empleo trabajen en promedio
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quince horas semanales más, a pesar de que la ley señala que se debe
trabajar solo cuarenta. No olvidemos tampoco que el 10 % más pobre
según su ingreso solo trabaja treinta y cinco horas semanales de una
manera no voluntaria, que el 32 % de la población desearía trabajar
más horas y no puede, y que de las personas que se encuentran des-
contentas con el trabajo, el 32 % señala que se debe al exceso de horas
de trabajo. En la estructura social de los países latinoamericanos no
existe opción real entre ocio y trabajo, dado que no se suele cumplir el
supuesto de pleno empleo. La distribución del tiempo está en función
de procesos estructurales.
El capitalismo ha permitido a algunos alcanzar un altísimo es-
tándar de vida, pero al costo de una vida de trabajo mucho más exi-
gente o de nuevas formas de explotación social. La televisión a color,
el microondas, el iPod e internet muchas veces cumplen el objetivo
de ser instrumentos para dispersarnos y hacernos olvidar el trabajo
agotador. Sin embargo, son artefactos que viabilizan que las perso-
nas puedan seguir trabajando incluso en su supuesto tiempo libre.
En este sentido, no es suficiente con tener más vida, sino que esta
debe ser de calidad, “buena”. Construir una sociedad que reproduzca
más vida indigna claramente sería un despropósito político y social.
Consecuentemente, no hablamos de cualquier tipo de vida, sino de
una “vida buena”, una vida digna de ser vivida. Por ello, parece que la
disputa política entre full income y buen vivir radica en lo que otorga
valor. Para el primero, “el tiempo es dinero”; para el segundo, “el tiem-
po es vida (buena)”.
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[...] más allá de cualquier otra invención, el mercado nos emancipa a noso-
tros de la dependencia de las otras personas [...]. El mercado emancipa de
tal dependencia, pero, al hacerlo, remueve el locus de la genuina sociabili-
dad. (Bruni, 2006, p. 15)
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vivir una vida digna para todos, incluidas las generaciones futuras
(sostenibilidad en el tiempo). Parte de la garantía material pasa por
la sostenibilidad ambiental. De hecho, se podría señalar que uno de
los problemas más acuciantes para la democracia son los conflictos
socioambientales en el mundo. La decisión sobre cómo se manejan
los recursos naturales y se respetan los derechos de la naturaleza da
sostenibilidad a una democracia genuina. En otras palabras, la demo-
cracia humana sostenible se apalanca en una democracia deliberativa
y participativa, pero también en otra forma de organización y produc-
ción que garantice la reproducción de una vida digna sostenible en el
tiempo y que haga justicia histórica permitiendo romper las relaciones
asimétricas de poder (incluidas las generadas por el antropocentris-
mo). Para el buen vivir social es menester construir un Estado y una
sociedad democráticos. Tal Estado requiere instituciones políticas y
modos de gestión pública que den cabida a la deliberación pública y a
la participación social en la toma de decisiones y en el control social
de la acción estatal. Usualmente, la izquierda del siglo XX se preocupó
de la desigualdad económica y dejó de lado la desigualdad política.
En este marco, se busca conciliar ambos aspectos como parte de una
misma esfera de análisis (Ramírez, 2004).
En el marco del tiempo, la calidad de la democracia deliberativa y
participativa es incompatible con la sociedad del vértigo: “las sociedades
donde la gente no tiene tiempo no pueden permitirse la democracia de
calidad” (Riechmann, 2003, p. 37). En efecto, como señala el filósofo es-
pañol citado, la democracia deliberativa y participativa necesita frecuen-
cia cotidiana (tiempo) para informarse, contrastar pareceres, debatir y
deliberar públicamente, hacer seguimiento a lo acordado, votar, etc.
Un Estado democrático exige una readecuación institucional que
vaya más allá de las tradicionales instancias de la democracia repre-
sentativa. Representación política, participación social y satisfacción
de las necesidades van de la mano. Solo en la medida en que se abran
los debidos espacios de intervención y diálogo a los ciudadanos, mu-
cho más allá de la movilización social reivindicativa, estos acrecenta-
rán su poder de organización social autónoma y podrán constituirse
en un pilar para el cambio político y económico que requiere el país.
La democracia participativa parte del mutuo reconocimiento, lo
cual es incompatible con estructuras sociales que involucran niveles
flagrantes de desigualdad. Hay que hablar, entonces, de una demo-
cracia que implica una igualdad sustantiva entre sus miembros y re-
conoce la diversidad social existente en el país. La condición de una
democracia participativa es haber logrado un tipo de igualdad que po-
sibilite la reciprocidad entre sus miembros, respetando la diversidad
de las diferentes identidades sociales.
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nosotres). En otras palabras, la sociedad del buen vivir solo podrá ser
realizada si existe una apropiación del sentido histórico del proyecto
en el cual cada ciudadano se sienta no solo actor, sino también autor
del mismo.
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Capítulo 4
EL TIEMPO
Sé lo que es el tiempo,
pero si alguien me lo pregunta,
no sabría explicárselo.
San Agustín
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Capítulo 4. El tiempo
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con ello queda facilitado el empeño por investigar qué significa el tiempo y
por entender que la dicotomía del mundo en “la naturaleza” (área de estu-
dio de las ciencias naturales) y “sociedades humanas” (área de estudio de
las ciencias humanas y sociales) conduce a una escisión del mundo que es
producto artificial de un desarrollo científico erróneo. (Elias, 2015, p. 33)
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En una sociedad justa, las acciones y planes del presente tienen que tomar
en cuenta las generaciones futuras y las injusticias históricas. Tal situación
implica un pacto ambiental y distributivo que considere el impacto eco-
lógico y social que tiene el uso de los recursos naturales y las acciones y
decisiones económicas y sociales que se toman en el presente, así también
como la equidad de género y el reconocimiento de la diversidad cultural.
(Senplades, 2009a, p. 27)
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condición sine qua non construir una responsabilidad ética que per-
mita realizarse y florecer al ser humano como individuo, a las agrupa-
ciones sociales diversas y a la naturaleza para garantizar sus derechos
(individuales, colectivos y ecológicos). La concreción de esta justicia
temporal no puede hacerse realidad si no está en armonía con la espa-
cialidad, con la naturaleza, y sin romper la división sexual del trabajo.
En la justicia intergeneracional se articula la relación tiempo-es-
pacio: espacio en tanto sistemas ecológicos que garantizan la repro-
ducción de la vida intergeneracional, al igual que el trabajo del cui-
dado que usualmente realizan las mujeres. Es necesario tener claro,
entonces, que el dominio del tiempo no solo se articula en la acumula-
ción, sino también en las otras formas de relaciones de poder: patriar-
calismo, antropocentrismo, colonialismo y capitalismo. En efecto, en
la dominación del tiempo se expresan las formas básicas de poder.
Ahora bien, es necesario problematizar, dentro de lo que impli-
ca el mundo del vértigo, la apropiación del tiempo desde culturas no
occidentales. Podemos señalar que en términos de respeto a las dife-
rentes cosmovisiones, en el mundo indígena el tiempo es una variable
más valorada que el dinero. Conocer algo desde la racionalidad Abya
Yala implica tener “una comprensión espacio-temporal, simultánea;
las categorías temporales: ñawpa (pasado y tiempo que viene), kay
(aquí y ahora), quipa (después)” (Universidad Intercultural Amawtay
Wasi y UNESCO, 2004, p. 179). En la visión indígena, el antes y el des-
pués están presentes al mismo tiempo; la noción del tiempo es cíclica,
lo que acaba da inicio a lo que comienza. Es decir, se funde el pasado
con el tiempo que viene, sin que esto implique acumulación detrás.
En este sentido, desde esta racionalidad, el espacio-tiempo es multidi-
reccional (“ñawpapacha” es un vocablo común para antes y después).
Un acercamiento a través del tiempo permite establecer puentes
para articular otras epistemologías y permitir una mejor compresión
intercultural y un mayor diálogo entre diferentes saberes (Whiteford
y Barns, 2002). Tratar el tiempo a escala humana es tratar también las
temporalidades que coexisten en un mismo tiempo, respetando la di-
versidad de sus creencias. Lamentablemente, la modernidad occiden-
tal ha silenciado tiempos milenarios de culturas diferentes como estra-
tegia para dominar y consolidar su hegemonía. Construir un Estado
plurinacional e intercultural como es mandato de la Constitución del
2008 implica respetar las temporalidades de las nacionalidades indí-
genas y pueblos afroecuatorianos.
En el marco de lo señalado, podemos afirmar que un nuevo orden
social implica un nuevo orden temporal. En efecto, la disputa de la eco-
nomía es cómo organizar el tiempo; la disputa de la crisis ecológica tie-
ne que ver con la disputa de cómo articularse con el tiempo y respetar
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En este marco, debe quedar claro que la disputa no solo es por el or-
den del tiempo (individual y social) del acontecimiento, sino también
por el orden del relato, de la narración. Aquí yace la doble perspectiva
ético-política del análisis del tiempo. En el caso de esta investigación,
y más allá del origen del nuevo pacto constituyente del 2008, la diputa
histórica está sobre todo en el futuro (para la acción en el presente),
tanto en los acontecimientos por construir como en las narraciones de
los mismos sucesos por disputar. El concepto de ucronía se enfocará
dentro de esta perspectiva. Es por ello que la investigación se enmarca
dentro de los límites de la teoría crítica, pero también en lo que cons-
tituiría la teoría utópica/ucrónica o en lo que Boaventura de Sousa
Santos ha denominado “sociología de las ausencias y sociología de las
emergencias” (Santos, 2006).
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1 Más allá de los problemas metodológicos que trae tal decisión (ver Damián, 2014),
los autores asumen que el sobretiempo de trabajo es una decisión libre y voluntaria,
razón por la cual no son considerados pobres porque podrían trabajar menos horas, lo
cual dista mucho de la realidad (sobre todo, de los países del Sur global).
2 En el índice multivariado de pobreza propuesto por Boltvinik, se incluye el ingre-
so, las necesidades básicas insatisfechas y el tiempo.
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7 En este componente podrían incluirse las horas dedicadas al estudio a nivel mi-
cro. No obstante, dado que las encuestas de uso del tiempo solo recogen desde doce
años en adelante, no permiten recoger tal información para niños y niñas menores
de esta edad. Por esto, en el EVB se usan los años de escolaridad de la población.
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esclavos a amos... Hombre y mujer, esclavo y libre, griego y extranjero, rico y pobre,
clase alta y baja –todos tienen el mismo valor, y este valor impone estrictos deberes
de respeto a todos nosotros... Cualquier visión aristotélica contemporánea necesita
incorporar una noción de este tipo desde el principio para ser moralmente adecuada”
(Nussbaum, 2001). También nosotros hemos procurado, como una posición ética,
política y científica consecuente, atender a este principio para realizar esta investi-
gación.
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Capítulo 4. El tiempo
(VI) DORMIR
En términos de cantidad, el tiempo para dormir solo se equipara con
el tiempo de trabajo. Es una de las actividades que mayor peso en el
día tiene en las sociedades. El dormir también es una decisión que
debe tomar el individuo. El no dormir el tiempo necesario, además,
tiene efectos sobre la salud de las personas. En la medida que es parte,
en la mayoría de casos, de una decisión individual y afecta a la salud
de la persona, se ha considerado como parte de la EVB, como un se-
gundo indicador en el análisis. La variable utilizada será el tiempo que
dedica cada persona a dormir.
Metodología de cálculo
Una variable proxy del buen vivir es el índice o la esperanza (prome-
dio) de vida buena (EVB), el cual tiene los siguientes componentes:
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Capítulo 4. El tiempo
Los estudios sobre el uso del tiempo se sirven de una variedad de mé-
todos para obtener información. Entre ellos, podemos considerar los
métodos cualitativos, que incluyen las etnografías. Estos métodos son
ricos en información, pero a la vez suelen ser muy costosos y con poco
alcance generalizador, debido a su propio enfoque microanalítico.
Podría decirse que la observación directa es el método más apropiado,
aunque resulta extremadamente costoso; y también hay que conside-
rar que el comportamiento de los sujetos observados puede alterarse
por la intromisión del observador. El diario de tiempo provee medios
más comprehensivos para obtener datos sobre el uso del tiempo: se
registran todas las actividades de un período específico, incluyendo
los momentos de inicio y final de cada actividad.
En esta investigación usaremos las encuestas sobre frecuencia y
duración de las actividades. Este método tiene ventajas porque al ti-
pificar las actividades abarca un gran número de personas y permite
extraer conclusiones más generales. A menudo, este método propone
una lista de actividades para que los sujetos provean información so-
bre la frecuencia y duración de su participación en cada una de ellas,
lo cual requiere que cada persona indique el tiempo dedicado a cada
punto de una lista completa de actividades que realiza a lo largo de la
semana, y que están predefinidas con anterioridad en el cuestionario.13
Para el análisis del tiempo se utilizará la Encuesta nacional de
empleo, desempleo y subempleo (ENEMDU) del año 2007 y 2012.
Estas encuestas son de carácter nacional y con representatividad ur-
bana, rural y provincial. Existen datos de 76.922 encuestados y 83533
para el 2007 y 2012, respectivamente. Se trabajará con las personas
mayores de doce años, puesto que solo este grupo de población res-
ponde al cuestionario sobre el uso del tiempo.
13 Para un análisis de los métodos para medir el uso del tiempo, señalando ventajas
y desventajas, ver United Nations (2004) y Pentland et al. (1999). Es importante seña-
lar que son tiempos no cronometrados sino relativos a lo que cada encuestado define
sobre cuánto tiempo dedicó a cada actividad a lo largo de una semana. Si bien se nor-
maliza, como se mencionará más adelante, para estudiar la distribución del tiempo
en una semana de 168 horas, uno de los temas centrales radica en la comparabilidad
del tiempo según variables socioeconómicas y demográficas a lo largo del tiempo y el
espacio.
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Capítulo 5
LA VIDA HUMANA
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1. METODOLOGÍA
El capítulo abordará la sección metodológica en dos partes. En la
primera, a través del análisis de componentes principales y de clasi-
ficación jerárquica, se pretende realizar una tipología cantonal para
describir qué rasgos socioeconómicos, ambientales y demográficos
permiten caracterizar a los diferentes cantones del Ecuador. Si te-
nemos casi cuarenta años de diferencia en promedios de vida a ni-
vel municipal, la pregunta que salta a la vista es: ¿qué caracteriza tal
diferencia?
En la segunda parte se realiza una regresión múltiple para expli-
car los determinantes significativos que influyen en el promedio de
vida de los cantones tomando en cuenta la complejidad de las diferen-
tes características sociales descritas en la primera parte. A continua-
ción, detallamos las metodologías.
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Capítulo 5. La vida humana
Sea,
(n: individuos representados por n puntos de un espacio euclidiano de di-
mensiones p; g: centro de gravedad; I: inercia total.)
Tenemos:
Sea,
Sea:
y I = I inter + I intra
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Al inicio, la partición está constituida por todos los elementos por se-
parado: la inercia intraclases es nula y la inercia interclases es igual a
la inercia total. Al final, la partición no contiene más que un elemento
que reagrupa todos los individuos: la inercia intraclases es igual a la
inercia total y la inercia interclases es nula. En cada etapa, se reagru-
pan los individuos (o las clases) minimizando la pérdida de inercia in-
traclases. Se muestra que, si se reagrupan las clases A y B, la variación
de inercia se mide mediante:
Vi = f (X, e)
Variable dependiente: Vida (V) = promedio de años de vida del cantón (i)
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SOBRE LA MUERTE
Si el centro del debate está en incrementar los años de vida, es ne-
cesario analizar su lado opuesto: la muerte. En Ecuador, aproxima-
damente sesenta y cuatro mil ecuatorianos murieron en el 2014 (ver
Gráfico 8).
En el opuesto de la vida, entre 1997 y el 2014, en términos abso-
lutos, ha crecido el número de muertes en 21 %. En el 2014, 274 mil
niños o niñas nacieron en el Ecuador. Como se puede observar en el
Gráfico 8, el número de nacimientos ha crecido en las casi dos últimas
décadas, pero si se compara con la población, esta ha decrecido. En
otras palabras, la fecundidad en Ecuador se ha reducido sistemática-
mente, pasando de veinticinco nacidos vivos a catorce por cada mil
habitantes.
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Clase 4. Son cantones que tienen el promedio de años de vida del país.
A pesar de ser el segundo grupo de cantones que más ha visto in-
crementar sus años de vida, se caracterizan por tener bajos niveles
de calidad de vida. Así, por ejemplo, tienen altos niveles de necesi-
dades básicas insatisfechas y bajas tasas de asistencia a la educación
superior. En comparación al resto de cantones, este grupo de muni-
cipios se caracteriza por tener una población mediamente agrícola,
pero sobre todo que trabaja como jornaleros. De la misma forma, la
participación de su población en el sector comercio se encuentra por
encima del promedio del país. Estos cantones se caracterizan por te-
ner el menor nivel de población que trabaja por cuenta propia en com-
paración con las otras clases de la tipología. Dos características que
podrían explicar el hecho de que, a pesar de tener condiciones no tan
favorables en el ámbito social, tengan el promedio de años de vida del
país con crecimientos relativamente importantes en los últimos años
son: sus bajos niveles de desigualdad y su buen entorno ambiental.
En efecto, son los cantones con el menor nivel de desigualdad de las
cuatro clases de cantones, así como los municipios con la menor tasa
de personas con infecciones respiratorias agudas, lo cual da cuenta
de que conviven con un medio ambiente favorable. Pertenecen a esta
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LA VIDA BUENA
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participación Público
participación Público
autoconocimiento
autoconocimiento
Tiempo relacional
Tiempo relacional
Contemplación y
Contemplación y
Actividades de
Actividades de
Sociabilidad
Sociabilidad
2007 2012
Categoría de ocupación
Empleado público 17,3 12,3 4,6 29,4 15,6 9,0 4,9 24,1
Empleado privado 16,4 11,0 5,2 26,8 15,4 9,1 4,5 23,9
Tercerizado 13,9 11,3 2,9 24,5
Jornalero o peón 13,4 10,0 6,3 22,2 13,7 8,2 4,8 21,0
Patrono 16,1 11,7 4,7 27,2 17,4 9,9 5,4 26,5
Cuentapropista 14,4 10,2 6,0 23,8 14,0 8,6 5,3 21,9
Trabajador (no
13,4 9,6 6,0 21,9 12,8 8,1 5,6 20,3
remunerado) del hogar
Empleada doméstica 13,6 10,0 4,1 22,9 12,7 8,1 4,3 20,3
Tipo de contrato
nombramiento 17,1 12,0 4,6 29,1
contrato permanente
/ indefinido / estable o 15,8 10,9 4,2 26,1
de planta
contrato temporal,
15,3 10,5 5,1 25,0
ocasional o eventual
por obra, a destajo 14,7 10,7 7,0 25,0
por horas 15,1 10,4 7,0 24,8
por jornal 13,1 9,7 5,5 21,4
Seguridad social
Con seguro social 16,7 11,5 5,7 27,9 16,7 9,4 4,6 25,5
Sin seguro social 16,7 11,0 5,4 26,8 16,2 8,9 5,8 24,3
Sector
Inactivos 19,2 12,0 5,5 30,3
Sector formal 16,5 11,5 4,8 27,5
Sector informal 14,0 10,0 5,9 23,0
Autoidentificación étnica
Indígena 11,3 9,5 7,2 19,6 11,6 8,4 6,0 18,8
Afro 18,9 11,6 4,5 29,5 15,2 9,3 4,9 23,5
Meztizo 16,7 11,3 5,4 27,2 16,7 9,2 5,5 25,3
Otros 18,8 10,8 5,2 28,8 16,9 8,0 5,1 24,4
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participación Público
participación Público
autoconocimiento
autoconocimiento
Tiempo relacional
Tiempo relacional
Contemplación y
Contemplación y
Actividades de
Actividades de
Sociabilidad
Sociabilidad
Nivel educativo
Analfabeto/Ninguno 12,2 9,8 6,9 20,6 12,0 8,2 5,3 18,8
Educación básica 15,5 10,5 5,8 25,1 15,4 8,5 5,6 23,2
Educación media 18,2 11,5 5,0 29,0 17,2 9,6 5,4 26,3
Superior no
17,5 13,3 6,4 31,3 18,9 11,1 6,4 29,6
universitaria
Superior universitaria 19,9 13,2 4,9 32,9 19,7 10,3 5,0 29,6
Postgrado 22,5 15,5 4,1 38,9 18,0 9,2 4,3 27,0
Estado civil
casado(a) 14,9 11,5 5,8 26,0 14,6 9,3 6,1 23,6
separado(a) 16,1 10,0 5,9 25,2 16,3 8,4 5,7 24,0
divorciado(a) 19,3 11,8 7,0 30,9 16,8 8,9 5,6 25,1
viudo(a) 17,2 10,7 6,5 26,5 16,3 8,5 5,1 23,5
uniòn libre 14,7 10,5 4,8 24,3 15,2 8,7 5,1 23,3
soltero(a) 19,1 11,3 4,9 29,4 18,4 9,1 4,6 26,6
Quintiles de ingreso
Quintil 1 12,6 10,3 6,3 21,6 14,5 8,7 5,3 22,2
Quintil 2 15,0 10,0 5,7 24,1 15,3 9,0 5,1 23,5
Quintil 3 16,5 11,1 5,4 26,8 16,0 8,5 6,0 23,9
Quintil 4 17,7 11,1 5,8 28,3 16,4 8,8 5,5 24,7
Quintil 5 19,9 12,7 4,7 32,2 18,7 9,9 5,4 28,1
Necesidades básicas insatisfechas
# NBI = 0 16,6 10,69 0,48 27,78
# NBI = 1 13,45 8,62 0,41 22,47
# NBI = 2 10,27 8 0,55 18,82
# NBI = 3 9,93 8 0,47 18,41
# NBI = 4 9,54 7,8 0,32 17,7
TOTAL PAÍS 16,7 11,1 5,5 27,0 16,4 9,0 5,4 24,7
Nacional 16,7 11,1 5,5 27,0 16,4 9,0 5,4 24,7
Particpación 93% 94% 10% 91% 90% 7%
Fuente: ENEMDU (INEC, 2007, 2012). Elaboración propia
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que son los indígenas, los analfabetos, los trabajadores por jornada o
peones los que tienen menor ingreso laboral por hora y los que menos
tiempo tienen para vivir una vida plena. En el otro extremo, las perso-
nas que estudiaron postgrado tienen empleo con seguro social y nom-
bramiento, trabajan en el Estado o son patronos, son las personas que
reciben mayor ingreso laboral por hora y que, además, tienen mayor
tiempo relacional semanal.
Adicionalmente, como habíamos señalado, se da una doble ex-
propiación del excedente del trabajo en el mercado laboral. Por una
parte, el trabajador deja su plusvalor −en términos de Marx− en po-
sesión del dueño de los medios de producción, pero, a su vez, este
se lleva el excedente del trabajo de aquella persona que trabaja en el
hogar de una manera no remunerada y que es la que permite que el
trabajo remunerado del otro sea posible. De hecho, como se puede
apreciar en el Gráfico 14, la relación entre trabajo no remunerado y
productividad laboral (salario) es inversa. Como se había señalado,
los trabajadores con mayor salario por hora (individuos con postgra-
do, con nombramiento, patronos y que tienen empleo con seguridad
social) son los que menos tiempo dedican al trabajo no remunerado.
En el otro lado, aquellas personas que tienen “más baja productivi-
dad laboral” son aquellas que más tiempo tienen que dedicar a com-
pensar el salario con trabajo no remunerado. En este último grupo,
se encuentran los analfabetos, las mujeres, los indígenas, las emplea-
das domésticas y los trabajadores por cuenta propia (informales).
Está claro: los que tienen menores salario trabajan más, pero no
necesariamente remuneradamente.
Un tema que resulta importante para el debate público es el cál-
culo del salario por hora. Si suponemos que el trabajo de la mujer
–principalmente− es la materialidad que viabiliza el trabajo asalaria-
do, el “costo” por hora de trabajo se debería calcular sobre el trabajo
total (asalariado y no asalariado). Cuando se realiza tal operatoria,
dimensionamos con mayor claridad el verdadero plusvalor que se
apropia el capitalista. Así, por ejemplo, si tomamos en cuenta exclu-
sivamente el trabajo realizado por hombres, el salario por hora es de
8.45 dólares. Si incluimos al tiempo de trabajo asalariado, el tiempo
dedicado a la economía del cuidado el “costo laboral” sería de 0,875
dólares. En otras palabras, se podría señalar que la explotación, si
se visibiliza y reconoce el tiempo de trabajo en el hogar no remune-
rado (economía del cuidado), es 9,7 veces mayor de lo usualmente
existente. La negociación sindical debería tomar en cuenta el traba-
jo no remunerado del hogar al momento de disputar los incremen-
tos salariales, reconociendo que, sin este, no sería viable el empleo
remunerado.
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Tabla 5. Distribución del tiempo semanal entre población indígena y no indígena, 2007-2012
2007 2012
(población de 12 años y más) (población de 12 años y más)
Diferencia Diferencia
No (No No (No
Indígenas Indígenas
indígenas indígena - indígenas indígena -
Indígena) Indígena)
Necesidades
69,6 68,2 -1,4 65,4 64,2 -1,2
personales
Contemplación y
autoconocimiento
9,4 15,9 6,6 9,6 15,2 5,6
(tiempo libre
emancipador)
Mantenimiento del
4,3 4,3 0,0 3,8 3,6 -0,2
hogar
Actividades de
1,0 ,5 -0,5 ,6 ,3 -0,2
participación Público
Cuidado
,2 ,3 0,1 ,5 ,5 0,0
discapacitados
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cuatro horas a la semana, ya sea para dedicar más tiempo a una acti-
vidad, ya sea para reducir su disposición por realizar otras.
No es extraño que Quito, la ciudad capital, sea una de las ciudades
en que más decrece el tiempo para la buena vida. En gran parte, esto
es consecuencia de que, con la mejora de los estándares de bienestar
económico, hubo un incremento importante del patio automotriz pri-
vado. Tal situación aumenta las dificultades para movilizarse de un
lugar a otro, sobre todo como consecuencia del aumento del tráfico y
de falta de transporte público adecuado. La privatización del espacio
público tiene impactos −en este caso− en el tiempo para la vida buena.
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Capítulo 6. La vida buena
18 Debemos recordar que el coeficiente de Gini es una medida que permite evaluar
el nivel de concentración de una variable específica en una sociedad. Si el coeficiente
se acerca a 1, hay mayor concentración (una persona se apropia de la totalidad de los
ingresos, gastos, tiempo, etcétera), en tanto que, si es 0, se supone que hay equidis-
tribución. Asimismo, recordemos que, para el mismo año, el coeficiente de Gini del
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Tabla 6. Horas de tiempo bien vivido según deciles de tiempo relacional, 2012
Tiempo de
contemplación o Tiempo para la Tiempo público/ Tiempo
autoconocimiento sociabilidad político relacional
10% más pobre 0,75 0,80 0,02 1,56
20 5,08 3,82 0,11 9,02
30 8,40 5,22 0,16 13,78
40 11,28 6,35 0,20 17,83
50 13,89 7,60 0,28 21,76
60 16,77 8,58 0,38 25,73
70 20,07 9,72 0,34 30,13
80 23,30 11,59 0,51 35,40
90 28,10 13,97 0,52 42,58
10% más rico 37,55 20,69 0,96 59,19
Promedio 17,01 9,30 0,40 26,70
10% más rico / 10%
más pobre (veces) 50,23 25,94 50,48 37,94
Diferencia (horas) 36,80 19,89 0,94 57,63
Fuente: ENEMDU (INEC, 2012). Elaboración propia
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tbr = ƒ (tsn' Z)
tar objetivo y malestar subjetivo” tiene que ver con los procesos de “emulación pecu-
niaria” de la clase media a la “clase ociosa” (Veblen, 2010). Para un análisis empírico
que hace alusión a lo señalado, ver Bowles y Park, 2005.
21 Por ser una encuesta con mayores categorías de análisis, se estudiará los deter-
minantes de la buena vida en la ENENDHUR, 2007. Para analizar los coeficientes del
modelo ver Anexo 6.2.
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Gráfico 19. Tiempo dedicado al trabajo y la generación y disfrute de bienes relacionales por
semana según edad de la población, 2012
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Capítulo 7. La temporalidad del espacio
1 Si bien esta problemática se despliega a través del Estado, podría ser conside-
rada posestatal en la medida en que quizá no encuentre respuesta en los centros de
gobierno (como lo han demostrado las diferentes cumbres sobre cambio climático),
sino que se viabilizará a través de los movimientos sociales mundiales y del cambio
de comportamiento de una ciudadanía con conciencia ambiental.
183
René Ramírez Gallegos
de las mismas.
Conocer algo desde la racionalidad Abya Yala implica tener “una com-
prensión espacio-temporal, simultánea; las categorías temporales:
ñawpa (pasado y tiempo que viene), kay (aquí y ahora), quipa (después)”
(Amawtay Wasi, 2004, p. 179). En la visión indígena, el antes y después
están presentes al mismo tiempo; la noción del tiempo es cíclica, lo que
acaba da inicio a lo que comienza, es decir, se funde el pasado con el
tiempo que viene, sin que esto implique acumulación detrás. En este
sentido, desde esta racionalidad, el espacio-tiempo es multidireccional
(“ñawpapacha” es un vocablo común para antes y después). De hecho,
el mismo concepto de muerte en ciertas culturas indígenas no existe. Es
por esta razón que, por ejemplo, los cañaris enterraban a sus muertos
en posición fetal, dado que esta implicaba el regreso al vientre de la
“madre tierra”, la Pachamama, como se puede apreciar en las ruinas de
Ingapirca, templo del sol, la más importante edificación arqueológica
de origen inca en la actual República del Ecuador.
La civilización inca tenía un sistema sofisticado para medir el
tiempo. El antropólogo holandés Zuidema es quizá el científico so-
cial que más ha investigado la importancia significativa que el mun-
do indígena andino atribuía al tiempo y al espacio. Zuidema, en su
184
Capítulo 7. La temporalidad del espacio
185
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186
Capítulo 7. La temporalidad del espacio
187
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188
Capítulo 7. La temporalidad del espacio
189
René Ramírez Gallegos
en donde,
190
Capítulo 7. La temporalidad del espacio
función del grado de maduración y/o edad del territorio cuando se pierde
naturaleza a través de procesos como la deforestación u otras formas an-
trópicas de degradación ecológica.
191
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192
Capítulo 7. La temporalidad del espacio
193
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194
Capítulo 7. La temporalidad del espacio
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196
Capítulo 7. La temporalidad del espacio
197
René Ramírez Gallegos
198
Capítulo 8
Dime cómo mides y cuál es tu unidad de medida y te diré qué tipo de so-
ciedad quieres construir. Si el intercambio social y económico de bienes
o servicios se transforma y valora en unidades monetarias, la sociedad
que se quiere construir es una sociedad cosificada con un precio –gene-
ralmente en dólares– transado en el mercado. La riqueza de un país se
suele evaluar en función de cuán alto es su PIB. No obstante, a lo largo de
esta investigación hemos sostenido y sustentado por qué jamás se podrá
construir un nuevo orden socioecológico con una variable tan deshuma-
nizante como es el dinero. Basados en la discusión que hemos tenido a
lo largo de los capítulos anteriores, proponemos construir un indicador
sintético que dispute la construcción (narrativa) hegemónica al PIB.
Este indicador es la esperanza de vida buena (EVB), que tiene
como base la valoración de la vida digna y se cuantifica en tiempo
como proxy de la vida, único ser que tiene valor intrínseco por sí mis-
mo. El sistema capitalista sabe que el verdadero valor de cambio (bajo
su lógica) está en el tiempo, que al igual que cualquier otro bien es
cosificado a través del dinero y su acumulación. La construcción de
la sociedad del buen vivir necesita que el tiempo sea valorado por ser
tiempo. Es decir, que la vida sea valorada por ser vida, sin ser mediada
por nada ni instrumentalizado.
Como señalamos en el capítulo metodológico, el enfoque
de capacidades o el de florecimiento humano utilizan variables
199
René Ramírez Gallegos
200
Capítulo 8. Más allá del pib: la esperanza de vida buena (evb)
201
René Ramírez Gallegos
202
Capítulo 8. Más allá del pib: la esperanza de vida buena (evb)
203
René Ramírez Gallegos
204
Capítulo 9
TIEMPO Y SUBJETIVIDAD 1
205
René Ramírez Gallegos
206
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
Gráfico 22. Cambio porcentual del ingreso per cápita según deciles de ingreso, 1996-2006 y
2006-2016
A partir del 2006, y hasta el 2016, sucede por primera vez en la histo-
ria de los últimos veinte años una genuina reducción de la pobreza,
que vino de la mano con una reducción sistemática de la desigualdad
y de la polarización económica. A diferencia del período precedente,
el crecimiento económico fue propobre (Gráfico 22). En el caso de
este último período, se tiene la evidencia para señalar que suceden
tres fenómenos adicionales: cae la pobreza, se reduce la desigualdad
207
René Ramírez Gallegos
208
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
209
René Ramírez Gallegos
2006 2014
indigentes
indigentes
Indigencia
Indigencia
No pobres
No pobres
Pobres no
Pobres no
Total
Total
Déficit subjetivo Pobre 11,7% 22,5% 47,5% 81,8% 5,0% 16,8% 52,3% 74,1%
monetario
(Consumo<IMS) No pobre 1,1% 2,9% 14,2% 18,2% 0,7% 3,1% 22,1% 25,9%
Pobre subjetiva Pobre 12,9% 25,4% 56,1% 94,3% 5,7% 20,1% 60,8% 86,6%
social por
consumo (según
No pobre 5,7% 5,7% 13,4% 13,4%
LPS)
Autopercepción Pobre 8,2% 18,8% 39,7% 66,7% 3,50% 15,10% 66,10% 84,80%
de pobreza
No pobre ,4% 2,3% 30,6% 33,3% 0,00% 0,20% 15,00% 15,20%
Fuente: ECV, 2006-2014. Elaboración propia
210
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
211
René Ramírez Gallegos
212
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
Gráfico 23. Estados Unidos: ingreso real per cápita y satisfacción con la vida (1945-2000)
SOCIOECONOMÍA Y FELICIDAD
Si hacemos un recorrido de la bibliografía de investigaciones empí-
ricas sobre felicidad, dichas investigaciones empiezan alrededor de
1960. En el campo de la sociología, para analizar el desempeño del
sistema social se usaron indicadores sociales y subjetivos en donde la
felicidad fue el principal indicador para evaluar la calidad de vida de
la población (Andrews y Withey, 1976; Campbell, 1981). Este campo
213
René Ramírez Gallegos
5 Para una revisión de la relación entre economía y felicidad, ver Bruni y Porta,
2005.
214
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
MARCO METODOLÓGICO6
En la propuesta metodológica realizada por Van Praag y Ferrer-i-
Carbonell (2004) sobre cómo cuantificar la felicidad, se trata de evi-
denciar el impacto en la satisfacción con la vida como un todo, en
función de las múltiples áreas de la vida y de variables sociales, eco-
nómicas y demográficas de cada individuo. Para ello se realiza la si-
guiente pregunta:
¿Cuán satisfecho está usted ahora con las siguientes áreas de la vida? Por
favor conteste usando la siguiente escala, en el cual 0 significa totalmente
infeliz y 10 totalmente feliz…7: ¿Cuán satisfecho está usted con su trabajo,
con su situación financiera del hogar, ocio, salud, educación, vida familiar,
medio ambiente, vida social, participación público/política y gobierno…?
¿Cuán satisfecho está usted con la vida en general? (Van Praag y Ferrer-i-
Carbonell, 2004, p 4)
215
René Ramírez Gallegos
216
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
217
René Ramírez Gallegos
Parte 1
Parte 2
Parte 3
218
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
219
René Ramírez Gallegos
Gráfico 25. Ecuador: felicidad con la vida según deciles de ingreso, 2006-2015
(0=infeliz; 10=totalmente feliz)
220
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
Trabajo Sit. Salud Vivienda Tiempo Educación Medio Vida social Estado Comunidad Gobierno Vida Profesión Familia
financiera libre ambiente civil
221
René Ramírez Gallegos
Promedio
Nivel de
satisfacción 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Trabajo 5,37 5 8,12 10,7 10,3 19,9 7,93 8,18 10,5 4,55 9,49 5,19
Situación
financiera
4,3 8,04 12,5 16,4 15,5 21,5 8,04 6,4 4,12 1,2 2,02 4,09
Salud 1,61 3,51 6,34 9,05 9,74 18,9 10,2 10,5 14 6,5 9,64 5,78
Vivienda 2,97 4,76 8,31 11,1 11,2 18,5 8,98 8,99 11,3 4,41 9,59 5,34
Tiempo libre 1,89 3,52 8,01 10,8 12,3 19,8 10,8 10,7 10,3 3,87 8,15 5,38
Educación 4,28 6,56 10,8 12,6 12,1 17,3 8,07 7,63 8,48 4,51 7,81 4,89
Medio
Ambiente
1,77 2,74 5,43 9,13 12,2 22,4 12,5 11,8 10,4 4,5 7,12 5,54
Relaciones
Sociales
1,25 1,89 4,92 7,3 9,49 18,5 11,2 12,5 15 7,22 10,66 6,11
Estado civil 3,26 2,96 4,49 5,29 5,18 12,5 7,72 9,48 15,8 10,3 23 6,73
Participación
público/
política 3,45 3,11 5,6 8,31 9,53 18,8 11,1 10,9 13,1 6,23 9,85 5,74
(barrio,
comunidad)
Gobierno 7,99 5,78 8,36 9,91 9,48 20,2 9,49 9,29 9,2 4,27 6,01 4,85
Satisfacción
general
0,66 0,91 2,35 5,38 9,34 21,8 14,3 14,7 15,4 6,46 8,73 6,25
Fuente: ENEMDU (INEC, 2007). Elaboración propia
222
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
10 Con fines explicativos, se dividen los once rangos del siguiente modo: muy feliz =
mayor a 8; feliz = entre 6 y 8; neutro = entre 4 y 6; infeliz = entre 2 y 4; y muy infeliz
= menor a 2.
223
René Ramírez Gallegos
Mapa 5. Porcentaje de la población que se siente “muy feliz” con su vida, 2007
A través del Mapa 9, podemos observar que las provincias con ma-
yores porcentajes de personas “muy felices” –de mayor a menor– son
Tungurahua, Guayas, El Oro, Pichincha y Azuay. En el otro extre-
mo, las provincias con menor porcentaje son –de menor a mayor–
Cotopaxi, Esmeraldas, Loja, Cañar, Chimborazo y Bolívar. Vale men-
cionar que dicha diferencia no es menor. Así, por ejemplo, mientras en
Tungurahua el 38 % de su población se siente “muy feliz” con la vida,
en Cotopaxi, el 20,5 % afirma lo mismo.
224
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
Gráfico 29. Porcentaje del total de personas (in)felices según decil de ingreso, 2007
25
21,68
20
% del total de personas (in)felices
17,43
16,55
15 14,4
13,79
12,06
11,3
10,37
10
9,03 9,3
8,38
7,7
7,38 7,1 7,19
6,19
5,8 5,71 5,56
5
3,07
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Deciles de ingreso pc
225
René Ramírez Gallegos
Gráfico 30. Composición del nivel de felicidad según quintiles de ingreso, 2007
100%
12 13
17
90% 21,36
13 36,08
80%
18
20
70%
18 21,76
60%
19
21 27,6
50%
25 21,2
40%
24
30% 22
20,46
17,62
20%
34
11,23
10% 22 20
14,88
8,63
0%
20% mas pobre 2do quintil 3er quintil 4to quintil 20% mas rico
226
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
35
30
25
Frecuencia (%)
20
15
10
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Nivel de satisfacción
227
René Ramírez Gallegos
228
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
229
René Ramírez Gallegos
230
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
231
René Ramírez Gallegos
Coeficientes P>|z|
Satisfacción con la vida 0,000
Ingreso per cápita 0,000 0,024
Condición de ocupación -0,035 0,004
Nivel de educación 0,212 0,000
Sector del empleo -0,052 0,010
Constante 6,367 0,000
Satisfacción con tiempo libre 0,000
Tiempo libre 0,012 0,000
Constante 5,630 0,000
Satisfacción con su salud 0,000
Tiempo de enfermedad -0,032 0,000
Constante 6,025 0,000
Satisfacción con su vida social 0,029
Tiempo para la sociabilidad 0,007 0,029
Constante 6,602 0,000
Satisfacción con el trabajo 0,015
Tiempo de trabajo 0,004 0,042
Edad2 0,000 0,046
Edad 0,258 0,006
Constante 5,161 0,000
Satisfacción con su participación pública 0,000
Tiempo para participación pública 0,014 0,157
# Personas dentro del hogar 0,074 0,000
Constante 5,923 0,000
Satisfacción con su educación 0,000
Años de escolaridad 0,181 0,000
Constante 3,927 0,000
Variables endógenas: Satisfacción con la vida, satisfacción con el tiempo libre, satisfacción con la salud, satisfacción con
la vida social, satisfacción con el trabajo, satisfacción con la participación pública, satisfacción con la educación.
Variables exógenas: Ingreso per cápita, condición de ocupación, nivel de educación, sector de empleo, tiempo libre,
tiempo de enfermedad, tiempo de sociabilidad, tiempo de trabajo, tiempo de participación pública, años de escolaridad.
Fuente: ENENDHU, 2007. Elaboración propia
232
Capítulo 9. Tiempo y subjetividad
233
René Ramírez Gallegos
234
Capítulo 10
235
René Ramírez Gallegos
Gráfico 32. Ingreso per cápita según deciles de ingreso o deciles de tiempo relacional, 2007
236
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
Gráfico 33. Horas de trabajo semanal según deciles de ingreso o de tiempo relacional, 2007
237
René Ramírez Gallegos
Gráfico 34. Horas dedicadas semanalmente al buen vivir según deciles de ingreso o de
tiempo relacional, 2007
1 Si se usa la base de datos del 2012, las conclusiones son similares. Como se men-
cionó en el Capítulo 4, la base de datos del 2007 es más robusta para el 95 % de la
población, razón por la cual, para los fines de esta sección, se usa la base de este año.
238
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
Tabla 12. Composición y promedio del quintil más rico según deciles de tiempo
relacional 2007
239
René Ramírez Gallegos
3 ESTRATIFICACIÓN SOCIOTEMPORAL
¿Cómo se estructura la composición del 20 % más rico/pobre según el
ingreso o el tiempo relacional cuando se analiza el tipo de trabajo al
cual pertenece? ¿Existe diferencia en su composición cuando se elige
una diferente unidad de análisis? Como se puede observar en la Tabla
13, efectivamente se describen dos estructuras sociales diferentes si se
usa el dinero o el tiempo como variable focal.
Comparemos el quintil más pobre utilizando diferentes unidades
de análisis. Si observamos, por ejemplo, el 20 % más pobre según in-
greso, podemos señalar que el 32 % de este quintil es jornalero o peón.
En su defecto, si usamos la estratificación del 20 % más pobre según
tiempo relacional, podemos afirmar que apenas el 5,7 % del quintil
más pobre según tiempo pertenecen a este grupo de trabajo. En este
mismo grupo de trabajadores, mientras el 0,3 % pertenece al quintil
más rico de ingresos, el 1,5 % es parte del quintil más rico de tiempo
bien vivido. Asimismo, existe una gran diferencia cuando analizamos
la participación de los patronos en la configuración de los estratos
más pobres, ya sea de ingreso o de tiempo. En efecto, mientras el 2 %
del 20 % más pobre de ingreso es patrono del quintil más pobre según
tiempo, el 31% está conformado por ciudadanos que pertenecen a esta
categoría de trabajo. Este tercio de la población cae en la tipología de
personas con riqueza de ingresos y pobreza de tiempo. Lo que se deja
entrever en la Tabla 13 es que la composición de los estratos sean po-
bres o ricos cambian según la unidad de análisis que se utilice (dinero
o tiempo).
240
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
20% más pobre 20% más rico 20% más pobre 20% más rico
según ingreso pc según ingreso pc según tiempo según tiempo
relacional relacional
Empleado / Obrero 1,3% 8,2% 5,2% 8,4%
de Gobierno / Estado
241
René Ramírez Gallegos
Tabla 14. Composición del tiempo relacional de los empleados públicos y patronos según
quintiles de ingreso o tiempo, 2007
Empleado / Obrero de
Gobierno / Estado Patrono
20% más pobre 1,8% 2,8%
Quintil 2 3,9% 5,2%
242
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
Gráfico 35. Coeficiente de Gini del ingreso frente al coeficiente de Gini del tiempo
relacional según zona geográfica, 2007
243
René Ramírez Gallegos
244
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
245
René Ramírez Gallegos
246
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
247
René Ramírez Gallegos
248
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
249
René Ramírez Gallegos
5 Para observar los estimadores puntuales sin simulación, ver Ramírez, 2019.
250
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
251
René Ramírez Gallegos
Tabla 17. Coeficiente de Gini de las horas promedio de trabajo y del ingreso salarial e
ingreso salarial promedio (PPP): estimación puntual y simulación, 1993-2001
252
Capítulo 10. La unidad de análisis importa
253
René Ramírez Gallegos
254
Capítulo 11
255
René Ramírez Gallegos
256
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
257
René Ramírez Gallegos
promedio siete años más que los hombres. Se pudo constatar que los
altos niveles de necesidades básicas insatisfechas (sobre todo en servi-
cios básicos), altos niveles de desigualdad o bajas tasas de asistencia a
la educación explican negativamente los años promedios de vida de la
población ecuatoriana. A su vez, si el municipio es predominantemen-
te agrícola o tiene población dedicada a la manufactura, más años de
vida tendrá la población. No sucede lo mismo con aquellos cantones
en donde predomina la minería. Si el cantón tiene población que suele
trabajar en el sector minero, este municipio tendrá menores años pro-
medio de vida. Asimismo, se constata que la mala calidad ambiental y
aquellos territorios que tienen mayor crecimiento demográfico tienen
una probabilidad más alta de vivir menos años de vida.
258
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
259
René Ramírez Gallegos
260
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
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Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
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René Ramírez Gallegos
264
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
EL TIEMPO Y LA SUBJETIVIDAD
¿La asignación del tiempo impacta en el bienestar subjetivo? Si
bien, como se ha argumentado en estas páginas, la felicidad es un
inadecuado evaluador del bienestar, principalmente, porque puede
esconder graves problemas estructurales como la adaptación de las
preferencias a condiciones de miseria, no se puede dejar a un lado el
análisis de la subjetividad en su relación con el tiempo. La economía
bienestarista sostiene que la felicidad está en función de maximizar
el consumo de la mayor cantidad de bienes y servicios, considerando
una restricción presupuestaria determinada. La paradoja de Easterlin
demostró que “el dinero no compra la felicidad”. A partir de tal estu-
dio, surgieron otros estudios sobre los determinantes de la felicidad
de las personas. En este marco, Van Praag y Ferrer-i-Carbonell estima-
ron la función acumulada de la felicidad que depende de las múltiples
satisfacciones que tiene el individuo en cada una de las subactividades
que realiza. En otras palabras, la felicidad general con la vida depende
de las subfelicidades en el ámbito del trabajo, la familia, la educación,
la salud, etc.
El análisis del tiempo y la subjetividad en Ecuador también tiene
un carácter político. En la paradoja del bienestar objetivo y malestar
subjetivo se pudo constatar que, si bien la sociedad mejoró sus con-
diciones materiales entre 2007-2016 (vía consumo, ingreso, democra-
tización de derechos, necesidades básicas satisfechas, etc.), la clase
media no pobre se siente (subjetivamente) más pobre. Esto no es un
fenómeno generalizado en la sociedad, dado que –por ejemplo− en
los indigentes o pobres (que también mejoraron sus condiciones de
vida objetivamente) mejoró el bienestar subjetivo y se redujo el sen-
timiento de pobreza subjetiva. Tal hecho pone en el debate un tema
fundamental. Los cambios materiales no necesariamente producen
cambios subjetivos o, si lo hacen, pueden ser prohegemónicos, lo que
limita la posibilidad de cambios sociales estructurales.
La sociedad del buen vivir es una propuesta de nuevo orden so-
cial. Como se ha argumentado, difícilmente pueden configurarse nue-
vos sentidos comunes si no cambia la subjetividad de las personas. En
este marco, además de la importancia que de por sí tiene analizar la
relación entre satisfacción con la vida y tiempo, adquiere relevancia
exminar si la distribución del tiempo puede o no influir en la subje-
tividad de los ciudadanos. La no influencia sería un gran problema
para seguir avanzando en estudiar al tiempo como instrumento teó-
rico-metodológico evaluador y constructor de sentidos acordes con la
filosofía de la vida buena. Es por esto que la evaluación de la eficacia
del tiempo como instrumento de impacto en la subjetividad resulta
prioritario.
265
René Ramírez Gallegos
266
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
267
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268
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
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270
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
social, este no será posible sin un nuevo orden temporal puesto que en
la estructuración y sentido que demos al tiempo nos estamos jugando
el futuro de las mismas vidas: la de la humanidad y la de la naturaleza.
Desde esta perspectiva la ucronía no se considera un género li-
terario, sino un marco epistémico-político que genera herramientas
conceptuales, metodológicas y empíricas alrededor del análisis del or-
den (cronos) y sentido (kairos) del tiempo en un determinado territo-
rio para acompañar procesos sociales utópicos y políticos en disputa.
5 UCRONÍAS Y CRONOPOLÍTICA
Ucronía I. Una esperanza de vida (buena) no dependiente del azar: Hay que
construir temporalidades que incrementen la esperanza de vida, pero ade-
más, es necesario que los territorios tengan igual tiempo de vida (prome-
dio). La ucronía está relacionada con que el tiempo de vida no depende del
azar de dónde se nace ni del sexo, etnia, clase social o religión.
Ucronía II. Otro orden temporal implica una nueva división sexual del tra-
bajo: Las brechas de carga de trabajo entre los sexos, sobre todo en la es-
fera de la economía del cuidado, estructuran el tiempo autónomo para la
vida buena en la sociedad. Respetando la diversidad de tempos, la ucronía
radica en una igual distribución del tiempo de trabajo asalariado y, sobre
todo, no asalariado entre ambos sexos. En la esfera del mercado, eso
implica igual valoración salarial entre hombres y mujeres, y que el deno-
minado “costo laboral” reconozca al momento de la negociación salarial
271
René Ramírez Gallegos
Ucronía IV. El horizonte debe ser una ecología de ucronías: El nuevo hori-
zonte temporal en la sociedad del buen vivir debe construir una ucronía
donde quepan pluralidad de ucronías. Es decir, construir una temporali-
dad que permita la convivencia en igualdad de múltiples temporalidades
culturales y sociales. El respeto para la convivencia de la pluralidad de
temporalidades requiere el reconocimiento de la subjetividad sobre la in-
tensidad del tiempo. Pero además, la generación y el disfrute de bienes
relacionales implica el respeto irrestricto a que, en la simultaneidad de la
historia, existen ritmos temporales diferentes. En otras palabras, aceptar
que existen muchos tempos en un mismo tiempo. Acoger una convivencia
de ucronías es condición de posibilidad de la construcción de un Estado
y una sociedad plurinacionales e interculturales, así como de la construc-
ción de un cronos y un kairós verdaderamente democráticos.
272
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
273
René Ramírez Gallegos
Ucronía IX. Otra subjetividad temporal para la vida buena: Con la subje-
tividad que genera el capitalismo sobre el tiempo, difícilmente se podrá
construir otra ucronía. Esta subjetividad empieza con otra distribución
del tiempo, pero no se agota en la misma. El nuevo orden temporal debe
articularse con un nuevo sentido común sobre la nueva temporalidad en
disputa. La subjetividad del tiempo debe transformarse para dejar de ser
un mecanismo instrumental de acumulación de capital, para edificar una
ucronía que recupere al tiempo como vida buena en el marco del recono-
cimiento de la pluralidad de ucronías que confluyen en un mismo tiempo.
274
Capítulo 11. A manera de epílogo: ucronías para la vida buena
275
ANEXOS
ANEXO 6.1 DISTRIBUCIÓN DEL USO DEL TIEMPO SEGÚN SEXO
2007 2012
Actividades Nacional Hombre Mujer Nacional Hombre Mujer
Necesidades personales 72,24 73,81 70,88 73,73 76,45 71,38
Trabajo 26,25 35,84 17,91 25,21 34,47 17,21
Contemplación y
autoconocimiento 16,45 17,97 15,13 17,01 18,41 15,81
Tiempo comprometido 11,37 13,00 9,95 13,90 16,02 12,06
Sociabilidad 11,04 11,57 10,58 9,31 9,67 8,99
Actividades culinarias 9,10 2,31 14,99 8,91 1,98 14,90
Cuidado niños/as 5,12 2,23 7,64 4,97 1,79 7,71
Mantenimiento del hogar 4,51 2,93 5,89 4,12 2,29 5,71
Cuidado de ropa 3,71 1,23 5,87 2,95 0,91 4,71
Compras 1,65 1,44 1,84 1,42 1,20 1,61
Gerencia del hogar 1,73 1,49 1,93 2,18 1,46 2,81
Autoconsumo 1,58 1,38 1,75 1,34 1,17 1,49
Actividades de participación
Público 0,55 0,49 0,60 0,41 0,26 0,53
Construcción vivienda 0,34 0,57 0,13 0,16 0,29 0,06
Cuidado discapacitados 0,33 0,15 0,49 0,63 0,27 0,94
Enfermedad 1,48 1,15 1,77 1,15 0,96 1,31
Otras actividades 0,56 0,44 0,66 0,60 0,40 0,77
Tiempo relacional 28,04 30,03 26,31 26,73 28,34 25,34
Fuente: ENENDHUR, 2007-2012
Elaboración propia
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René Ramírez Gallegos
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Anexos
Es el indicador del 2016 con las condiciones del 2006 para el individuo i.
Es la medida del indicador del 2006 con las características asignadas a
través del proceso de simulación para el individuo i.
Es el valor del indicador del 2016 con las características asignadas a través
del proceso de simulación para el individuo i.
Corresponde al indicador medido en el 2016 para el individuo i.
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BIBLIOGRAFÍA
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282
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Bibliografía
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Bibliografía
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SOBRE EL AUTOR
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“Las dos premisas centrales del libro son: ‘a quien entregas tu tiempo, entregas
tu vida’ y ‘quien se queda con tu tiempo, se queda con tu vida’. A partir de ellas
construye una propuesta teórico-metodológica que constituye una contribución
muy importante para edificar una nueva economía política y una nueva filosofía
política.
(...) Este libro va ser un marco no solamente en la economía política sino tam-
bién en las ciencias sociales en su conjunto. En este vastísimo campo de es-
tudios habrá un tiempo antes y un tiempo después de La vida y el tiempo de
René Ramírez”