La Celestina Como Contienda Literaria

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dad que tiene el narrador para escoger sus propios recursos técnicos,
aplica idéntico criterio al conflicto entre forma pura y contenido moral.
Por la vastedad y la seriedad del enfoque, por su fundamento en
los textos, que implica una revisión original de un importante con-
junto narrativo, y por la doble perspectiva -teoría literaria y "crítica
de la crítica"-, que señaláramos al comienzo, este libro de vVayne
C. Booth puede incorporarse dignamente a esa serie de obras clásicas
que los problemas de la narrativa han suscitado en los últimos cua-
ren.ta años.

E. DE ZULETA

AMÉRrco CASTRO: u La Celestina" como contienda literOJYia: (castas


y casticismos) . Madrid, Revista de Occidente, 1965. 17 S p.

Este libro de Américo Castro debe ser considerado dentro del con-
junto de su obra, como un nuevo cuerpo de la vasta arquitectura que
se viene erigiendo desde 1939, fecha en que escribe Lo hispánico y
el erasmismo, y que culmina con España en su historia 1948, más
tarde, La realidad histórica de España, 1954 y 1962), y con De la edad
conflidiva ( 1963) . Desde entonces se ha venido completando una in-
terpretación de España que se funda en el examen del proceso mismo
del vivir hispánico como coexistencia y conflicto de tres pueblos y de
tres creencias diferentes. El testimonio de la literatura ha tenido una
gran importancia en esta indagación de Castro, puesto que en las obras
literarias ha rastreado los elementos que integran el modo de vivir
--o "vivi dura"-, o la circunstancia histórica -"morada vital"- en que
se basa su interpretación. Así ha estudiado la obra de Berceo, el Libro
de Buen Amor, la obra de Cervantes, de Lope, La Celestina'. En las
primeras páginas del libro que comentamos, señala Castro que ha co-
menzado a escribir una obra de conjunto con el objeto de hacer visible
la unidad de la literatura española de los siglos xvr y XVII y su relación
con las circunstancias de tiempo y de lugar a las cuales respondía. An-
te el temor de no poder cumplir su proyecto, ha resuelto publicar este
ensayo sobre La Celestina, obra que representa uno de los aspectos
decisivos de esa etapa. Y a antes se había ocupado Castro de ella, so-
bre todo en sus libros La realidad histórica de España y De la edad
conflictiva, de modo que lo que aquí hallaremos guarda estrecha con-
tinuidad con lo anterior y representa, a la vez, la maduración de sus
conceptos acerca del tema.
El libro consta de dos partes y de un apéndice. En la primera,
Castro amplía con nuevas noticias y argumentos sus anteriores aná-
lisis de la pugna entre las castas españolas a partir de 1492. Particular
interés tienen las páginas que dedica a las relaciones entre la tensión
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existencial producida por el conflicto entre las tres castas y la litera-
tura que expresa esa situación. Castro señala una doble perspectiva
en esa literatura: la objetiva, de lo literariamente concebido, y la sub-
jetiva, del autor frente al público. Sobre esta base son interpretados
algunos aspectos de la literatura de "disparates" --que aparece en
Juan del Encina, CeTvantes y Fernando de Rojas-, la cual, a su jui-
cio, es el signo de una profunda desarmonía e incoherencia social. De
ese mismo desgarramiento -sostiene Castro-, habría de nacer una
gran literatura que es el resultado de la fusión de las tres castas como,
en síntesis, lo es también la singularidad de esa "cultura de fe, de
hombría y de belleza" (p. 91).
La segunda parte es la que lleva el título del libro, u La Celestina"
como contienda literaria. A juicio de Castro, La Cele~fina no es ni
medieval ni renacentista: surge de una ruptura de la tradición anterior,
y su intención, lejos de ser moralizadora o crítica, apunta a la per-
versión y trastorno de las jerarquías de valoración vigentes, de los
ideales poéticos y caballerescos. En resumen, se procura poner al des-
nudo la escueta voluntad de existir, destruyendo el marco típico y la
forma previa. Como prueba de su aserto, aduce la reelaboración del
romance "La Misa de Amor", en la escena de la entrada de Celestina en
la iglesia (acto IX). Esa misma intención preside la alternancia de
notas contrapuestas, de ascensos y descensos, tan característica en la
estructura de la Tragicomedia.
Desde el punto de vista de la creación de los personajes, añade
Castro, La Celestina significa la posibilidad de una literatura que de-
je la generalidad de los tipos por la expresión de situaciones y viven-
cias individuales. Desde el punto de vista de su ataque a las estructuras
literarias, representa un testimonio de liberación y de inconformidad
que Rojas manifiesta en lo literario, como otros contemporáneos su-
yos lo hicieron en otras dimensiones del vivir hispánico de esos días.
El apéndice contiene algunas adiciones sobre el contenido de la
primera y la segunda parte.
La obra de Américo Castro sigue creciendo en medio de la polémi-
ca:. Se discute, fundamentalmente, su visión de España como convi-
vencia de tres castas y la importancia que le asigna al elemento islá-
mico y judío, dentro de esa convivencia. Se discute también el mé-
todo, el " 'tenía que ser así' previo" de que habla en España en su
historia; y, aun, la viabilidad de su enfoque que consiste en captar la
fluencia misma del vivir. Pero por sobre estas discusiones de sus ad-
versarios, por sobre la unilateralidad de algunos planteas del propio
Castro, su inteTpretación del pasado español ocupa ya un lugar defi-
nitivo en la historiografía. Los estudios recientes sobre la historia y
la literatura judea-española y arábigo-española -recordamos en par-
ticular el descubrimiento de las "jaryas"-, confirman en muchos as-
pectos lo que en un momento pudo considerarse una hipótesis genial
pero aventurada.

E. DE ZULETA

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