Grupo Ii - Tema Ii
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LAS NULIDADES.
La ausencia de una o varias de las condiciones requeridas, entraña la nulidad del
matrimonio.
Según la gravedad del caso, esa nulidad puede ser absoluta o relativa. La absoluta
puede ser invocada por cualquier interesado, así como por el representante del
Ministerio Público.
Nulidades absolutas y nulidades relativas.
La nulidad absoluta resulta de: la identidad de sexo, la ausencia de consentimiento de
los desposados, la bigamia o incesto, la clandestinidad en la celebración del matrimonio
o incompetencia del Oficial del Estado Civil.
La nulidad es de orden público.
La nulidad relativa puede resultar de: consentimiento dado por error o violencia, falta de
autorización de los padres, cuando se celebrado entre menores de edad.
El primer caso, solo puede ser alegado por el cónyuge cuyo consentimiento ha sido
viciado. En el segundo caso, la nulidad puede ser perseguida por el menor que necesita
la autorización, así como por los padres.
Consecuencias de las Nulidades.
Sea absoluta o relativa, la nulidad, una vez pronunciada, produce efectos retroactivos y
el matrimonio se considera como si nunca hubiera existido.
La Impubertad.
La impubertad es el período de la vida de los seres humanos anterior a la pubertad, a la
época en que comienza a manifestarse la aptitud para la reproducción. El concepto se
aplica lo mismo a las mujeres que a los hombres; sin embargo, existe una diferencia,
derivada de la duración de esta etapa en uno u otro sexo. Como regla general puede
decirse que la mujer comienza a ser púber a edad más temprana que el hombre.
La impubertad implica también incapacidad en el orden del Derecho Civil.
La mayoría de los códigos de esa materia entiende, siguiendo un criterio tradicional,
que el impúber es incapaz para todos o casi todos los actos que hacen a la esfera
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Así descrita, la inexistencia propuesta por Zachariae coincide con la nulidad propuesta
por Pothier; sin embargo, para Zachariae –salvo el caso de falta de solemnidades– la
inexistencia se refiere a una cuestión fáctica, la ausencia material de algún elemento
esencial (consentimiento, objeto, etc.), mientras que la nulidad de Pothier opera
también en casos de ausencia jurídica. De ahí se sigue que para Pothier tanto la
ausencia de causa, como la causa ilícita, conllevan la misma consecuencia. Para
Zachariae, en cambio, en caso de causa ilícita el acto existe, pero es vicioso y, por
tanto, adolece de nulidad.
En síntesis, para Zachariae la falta de eficacia de un acto puede provenir de su
inexistencia, de su nulidad ipso iureo bien de su anulabilidad o rescisión.
La diferencia entre la primera y las otras dos radicaría en que estas últimas necesitan
de un pronunciamiento judicial que las declare, mientras que la primera no. De esta
forma, para Zachariae, tanto la nulidad ipso iure (llamada también nulidad radical) como
la rescisión necesitan de una sentencia judicial, y divide las causales de ineficacia en
causas fácticas y jurídicas. Las causas fácticas (ausencia material de un elemento
esencial o ausencia de la solemnidad) conllevan inexistencia. Las causas jurídicas
producen la nulidad del acto, el cual puede ser nulo o anulable, pero en cualquier caso
necesita sentencia judicial que la declare.
Zachariae cierra su análisis con la confirmación del acto. Señala que para que esta
opere es necesario que el acto exista, pues no pueden confirmarse las obligaciones
naturales ni los actos inexistentes. Por el contrario, los actos anulables pueden siempre
confirmarse, salvo que se trate de un vicio de orden público (ejemplo, causa ilícita) o de
la falta de formalidades en la donación entre vivos, pues en estos casos las partes no
pueden con su simple voluntad sanear el vicio.
La causa de nulidad importa poco; incluso en las hipótesis que la doctrina tiene en
cuenta como casos de inexistencia, la jurisprudencia declara que el matrimonio puede
ser putativo.
Si ambos esposos son de buena fe, la nulidad actúa como una disolución pura y simple
del matrimonio. Cuando solo uno de los esposos es de buena fe, la nulidad no se
retrotrae más que con la relación al esposo de mala fe.
Relativo a los hijos.
Con respecto a los hijos estos son legitimo incluso cuando uno solo de los conyugues
es de buena fe; tienen en la sucesión de sus padres, los derechos de los hijos
legítimos. Por el contrario, el padre que sea de mala fe, no tendrá sino los derechos del
padre natural en la sucesión de sus hijos.
La jurisprudencia admite que el matrimonio putativo lleva consigo legitimación.
Relativos a los causahabientes de los esposos de buena fe.
Con respecto a terceros. Los esposos de buena fe pueden alegar el matrimonio putativo
contra los terceros. Los tercero pueden prevalerse de todo matrimonio aparente.
Demandas de nulidad del matrimonio.
El matrimonio realizado sin el consentimiento libre de ambos esposos o de uno de ellos,
no puede ser impugnado más que por los contrayentes o por aquel que cuyo
consentimiento haya sido libre. Cuando haya sido un error en la persona, el matrimonio
podrá únicamente ser impugnado por el cónyuge que haya padecido el error. No es
admisible la demanda de nulidad, si los esposos hubieren hecho vida común
continuada durante los seis meses posteriores al momento en que el cónyuge hubiera
recobrado su plena libertad de acción o que hubiere reconocido el error.
El matrimonio contraído sin el consentimiento de los padres, de los ascendientes, del
tutor o de consejo de familia en los casos que es necesario, no puede ser impugnado
sino por las personas cuyo consentimiento era indispensable o por aquel cónyuge que
tuviera la necesidad del consentimiento.
Tampoco puede intentarse la acción de nulidad ni por los cónyuges ni por aquellos cuyo
consentimiento era preciso, siempre que hubiesen previamente y de una manera
expresa o tácita, aprobado el matrimonio o que hubieran dejado transcurrir un año sin
hacer reclamación alguna a pesar de tener conocimiento del matrimonio.
El matrimonio no puede impugnarse cuando el matrimonio contraído por los esposos
que no tuvieren la edad exigida y cuando la mujer que no la tuviese haya concebido
ates de terminar los seis meses. No podrán pedir la nulidad los padres, ascendientes y
familiares que hayan consentido el matrimonio contraído en las condiciones anteriores.
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